Publicado

2011-07-01

Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI

Residential segregation in Greater Santa Fe at the beginning of 21st century

Segregação residencial no Grande Santa Fe no início do século XXI

Palabras clave:

Segregación residencial, dimensiones, manifestaciones, Gran Santa Fe. (es)
Residential segregation, dimensions, manifestations, Santa Fe Metropolitan Area. (en)
Segregação residencial, dimensões, manifestações, Gran Santa Fe. (pt)

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Autores/as

  • Néstor Javier Gómez Universidad Nacional del Nordeste
En el presente estudio se analiza la magnitud y las características espaciales de la segregación residencial socioeconómica –SRS– del Aglomerado Gran Santa Fe –AGSF– a comienzos del siglo XXI y, se establecen relaciones entre esos aspectos y las transformaciones socioterritoriales experimentadas por el aglomerado hasta el presente. Con esa meta se extraen, del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC, 2001), dos indicadores con el propósito de identificar dos grupos representativos de sectores socioeconómicos diferenciados. Se concluye que los grupos con categoría laboral y nivel educativo contrastados se localizan en ámbitos específicos y diferentes, y ambos muestran “segregación por localización de grupo” y “macro-segregación”. A su vez, respecto de la “segregación por exclusión”, los resultados señalan que las fracciones censales donde reside el grupo cuyos miembros presentan inferior categoría laboral y menor nivel educativo exponen mayor grado de homogeneidad social.
This study examines the magnitude and spatial characteristics of socioeconomic residential segregation –SRS– of the Santa Fe Metropolitan Area –AGSF– at the beginning of 21st century. It also establishes relationships between these aspects and the social and spatial transformations experienced currently. With that aim, two indicators are extracted from the National Population and Housing Census (INDEC, 2001); in order to identify two groups representing different socio-economic sectors. It is concluded that groups with different employment status and educational level reside in specific and opposite areas, exposing both "segregation by group location" as "macro-segregation". In turn, the results indicate that fractions census inhabited mainly by the group whose members have lower employment status and low education levels, presented greater degree of social homogeneity, exposing "exclusion segregation".
Este estudo analisa a magnitude e as características espaciais da segregação residencial socioeconômica (SRS) do Aglomerado Gran Santa Fe (AGSF) ao começo do século XXI e estabelece relações entre estes aspetos e as transformações socioterritoriais acontecidas no aglomerado até agora. Com este objetivo extraem-se do Censo Nacional de População, Lares e Moradias (INDEC 2001), dos indicadores com o objetivo de identificar os grupos representativos de setores socioeconômicos diferenciados. O artigo conclui que os grupos com categoria laboral e nível educativo contrastado estão localizados em âmbitos específicos e diferentes, expondo os dois a “segregação por localização de grupo” e a “macro-segregação”. Ao respeito da “segregação por exclusão”, os resultados assinalam que as frações do censo onde mora o grupo cujos membros apresentam menor categoria laboral e níveis educativos expõem maior grau de homogeneidade social.

Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI*

Residential segregation in Greater Santa Fe at the beginning of 21st century

Néstor Javier Gómez
Jefe de trabajos prácticos del Departamento de Geografía, Argentina
jgomez@fhuc.unl.edu.ar

* El presente trabajo se deriva de la tesis doctoral del mismo autor, denominada Diferenciación intraurbana, segregación residencial socioeconómica y fragmentación socio-espacial en el Gran Santa Fe a comienzos del S. XXI, presentada en la Universidad Nacional del Nordeste –UNNE–, el 31 de marzo de 2011.
Recibido: 6 de junio de 2011 Aprobado: 7 de octubre de 2011


Resumen

En el presente estudio se analiza la magnitud y las características espaciales de la segregación residencial socioeconómica –SRS– del Aglomerado Gran Santa Fe –AGSF– a comienzos del siglo XXI y, se establecen relaciones entre esos aspectos y las transformaciones socioterritoriales experimentadas por el aglomerado hasta el presente. Con esa meta se extraen, del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC, 2001), dos indicadores con el propósito de identificar dos grupos representativos de sectores socioeconómicos diferenciados.

Se concluye que los grupos con categoría laboral y nivel educativo contrastados se localizan en ámbitos específicos y diferentes, y ambos muestran “segregación por localización de grupo” y “macro-segregación”. A su vez, respecto de la “segregación por exclusión”, los resultados señalan que las fracciones censales donde reside el grupo cuyos miembros presentan inferior categoría laboral y menor nivel educativo exponen mayor grado de homogeneidad social.

Palabras clave: Segregación residencial, dimensiones, manifestaciones, Gran Santa Fe.

Abstract

This study examines the magnitude and spatial characteristics of socioeconomic residential segregation –SRS– of the Santa Fe Metropolitan Area –AGSF– at the beginning of 21st century. It also establishes relationships between these aspects and the social and spatial transformations experienced currently. With that aim, two indicators are extracted from the National Population and Housing Census (INDEC, 2001); in order to identify two groups representing different socio-economic sectors.

It is concluded that groups with different employment status and educational level reside in specific and opposite areas, exposing both "segregation by group location" as "macro- segregation". In turn, the results indicate that fractions census inhabited mainly by the group whose members have lower employment status and low education levels, presented greater degree of social homogeneity, exposing "exclusion segregation".

Keywords: Residential segregation, dimensions, manifestations, Santa Fe Metropolitan Area.

Resumo

Este estudo analisa a magnitude e as características espaciais da segregação residencial socioeconômica (SRS) do Aglomerado Gran Santa Fe (AGSF) ao começo do século XXI e estabelece relações entre estes aspetos e as transformações socioterritoriais acontecidas no aglomerado até agora. Com este objetivo extraem-se do Censo Nacional de População, Lares e Moradias (INDEC 2001), dos indicadores com o objetivo de identificar os grupos representativos de setores socioeconômicos diferenciados.

O artigo conclui que os grupos com categoria laboral e nível educativo contrastado estão localizados em âmbitos específicos e diferentes, expondo os dois a “segregação por localização de grupo” e a “macro-segregação”. Ao respeito da “segregação por exclusão”, os resultados assinalam que as frações do censo onde mora o grupo cujos membros apresentam menor categoria laboral e níveis educativos expõem maior grau de homogeneidade social.

Palavras-chave: Segregação residencial, dimensões, manifestações, Gran Santa Fe.


1. El contexto

La segregación residencial socioeconómica –SRS– refiere a la diferencial localización geográfica de los diversos grupos socioeconómicos. El concepto alude a las formas de desigual distribución de grupos de población en el territorio urbano dando lugar a la “aglomeración en el espacio de familias de una misma condición social” (Sabatini, 2003: 11). Massey y Denton (1988: 282) señalan la existencia de “dimensiones” de la segregación, la igualdad, la concentración, la exposición y la centralización. La primera dimensión mide la “igualdad” en la distribución de un grupo en el conjunto de la ciudad, tomando como referencia una escala de subdivisión interna. Calcula las diferencias entre la proporción de cierto grupo en cada unidad de análisis y la proporción de ese grupo en el conjunto de la ciudad.

De modo complementario, Massey y Denton (1988: 289) plantearon la dimensión “concentración”, con la intención de medir la diferencia entre la proporción de la población de un grupo en cada unidad respecto al total del grupo en la ciudad y la proporción de la superficie de cada unidad con el total de la ciudad. Es decir, que cuanto mayor es la densidad de las zonas en que habitan los miembros de un determinado grupo, mayor sería el grado de segregación.

En tanto, la dimensión “exposición” tiene en cuenta la representatividad de los grupos de interés en la población total y miden la probabilidad de contacto en el interior de las unidades espaciales entre miembros de un mismo grupo (aislamiento) y entre miembros de dos grupos diferentes (interacción) (Massey y Denton, 1988: 287).

Finalmente, la dimensión “centralización” refiere al grado en que un grupo está espacialmente localizado en el centro de una ciudad. A pesar de las discusiones que pueden plantearse acerca de la delimitación del área central en las ciudades, la importancia de este índice radica en que toma en cuenta la actual distribución de un grupo determinado en el espacio (Massey y Denton, 1988: 292).

Más recientemente, nuevos planteos han señalado que la desigual distribución de grupos de población en el territorio urbano tendría diferentes “manifestaciones”. En ese sentido, según planteamientos actuales, el proceso segregatorio se produciría, por una parte, cuando (1) se presentara concentración de un grupo socioeconómico en ciertas áreas específicas de una ciudad, o bien, cuando (2) existiera homogeneidad socioeconómica en tales áreas (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001: 7). A su vez, la segregación tendría una tercera manifestación, denominada “percepción”, que alude a los aspectos subjetivos (estigmas, reputación) que los habitantes construyen acerca de las áreas socio-espaciales y que intervendrían en el proceso segregatorio. Cabe consignar que este análisis se detendrá en las manifestaciones objetivas.

La primera manifestación de la segregación tiene lugar cuando todos (o la mayoría) de los miembros de algún grupo social se localizan únicamente en una zona determinada de la ciudad.

Es lo que Rodríguez Vignoli (2001: 12) denomina “segregación por localización de grupo”. En tanto, la segunda manifestación, también denominada “segregación por exclusión”, atañe estrictamente a aquellas situaciones donde un grupo social habita en áreas en las que residen escasamente miembros de otros grupos, dando lugar a la aparición de áreas de marcada “homogeneidad” social.

Si bien en el caso específico de esas áreas homogéneas la idea de segregación carecería de sentido, debido a que ningún grupo estará segregando a otro, las citadas áreas constituirían un conjunto notablemente segregado a escala del conjunto de la ciudad, dado que aparecería como un área contrastante con otras. Este razonamiento conduce a incluir en la definición de la segregación la influencia de las escalas de análisis y el concepto de “modalidad de la segregación” (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001: 8).

Al respecto, los citados autores distinguen entre segregación a pequeña escala –disposición no contigua de tales unidades espaciales en el conjunto del espacio urbano– y a gran escala – cuando las unidades espaciales con una misma condición se disponen en forma contigua, conformando áreas extensas con cierta condición social–. La importancia de esta consideración radica en la necesidad de reducir la posibilidad de interpretaciones equívocas de los escenarios de la segregación. En esta propuesta, se adoptarán las nociones de “segregación micro” y “segregación macro” para evidenciar esas situaciones, respectivamente. En las ciudades latinoamericanas los grupos sociales de situación socioeconómica relativa más favorable manifiestan una clara segregación a “gran escala”, es decir, este sector social está radicado principalmente en un área específica: es el caso, por ejemplo, de los distritos centrales (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001: 7).

Otro de los debates actuales se construye acerca del grado de homogeneidad social que presentan los barrios de diferente condición socioeconómica. En ese sentido existen evidencias contrapuestas respecto del grado de homogeneidad social que reúnen los barrios “ricos” y los “pobres”. Sabatini, Cáceres y Cerda (2001: 4) han encontrado evidencias que las áreas donde residen los grupos más acomodados “se caracterizan por una notable diversidad social (baja segregación)”y “las áreas donde se concentran los amplios estratos de pobreza informal se caracterizan por su homogeneidad social (alta segregación)”. Las evidencias encontradas por los citados autores indicarían que en dicha área no reside ese sector social en forma exclusiva, sino que lo hace compartiendo con otros grupos socioeconómicos de menor jerarquía (como las clases medias e incluso, las medio-bajas). Contrapuestamente, Rodríguez y Arriagada (2004: 10) sostienen que “en la región [latinoamericana] hay evidencia de que existe una escasa mezcla social en los espacios donde reside la elite”. En consecuencia, surge la necesidad de una mayor indagación en procura de aportar nuevas evidencias en este aspecto.

Una cuestión derivado de tal aspecto es si la segregación residencial puede significarse como un “problema”. Sabatini (2003: 1315) sostiene que “la segregación residencial es un fenómeno, no un problema” en el sentido que sus efectos pueden ser tanto positivos como negativos. Trata de dilucidar en qué situaciones se torna nociva y es necesario revertir para preservar los intereses de la sociedad en su conjunto; y en cuáles casos pueden no resultar tan perjudiciales. Los efectos negativos estarían relacionados básicamente con los sectores sociales asociados a la pobreza: cuanto mayor es el tamaño de las áreas homogéneas de pobreza, los problemas urbanos y sociales para sus residentes se agravan “conduciendo a una situación de desintegración social y a una subcultura de la desesperanza”, la denominada “nueva pobreza”.

Finalmente, otro aspecto central retoma la cuestión de la producción de estudios sobre segregación residencial socioeconómica en América Latina. En ese sentido, si bien se reconocen numerosos trabajos –entre los que pueden mencionarse los estudios de Villaça, 2001; Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001; Sabatini, 2003; Rodríguez y Arriagada, 2004; Sabatini, Wormald, Sierralta y Peters, 2007; Salinas Arreortua, 2008 y Agostini, 2010–, se ha planteado paralelamente la escasez de “estudios sistemáticos sobre la magnitud de la SRS en América Latina y el Caribe […] los debates sobre sus tendencias suelen apoyarse –si acaso– en experiencias específicas y, con frecuencia, en el uso de medidas diferentes” (Rodríguez y Arriagada, 2004: 7). En un sentido similar se ha expresado el PNUD, por medio de un reciente e importante trabajo denominado Aportes para el desarrollo humano en Argentina / 2009. Segregación residencial en Argentina. Tal organismo pone énfasis en “el esfuerzo que realiza el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) por ampliar el diagnóstico de la problemática del desarrollo, crear conciencia sobre el tema y apoyar políticas públicas que permitan superar las condiciones de privación y de pobreza que inhiben el progreso humano en Argentina” (PNUD, 2009: 2). En suma, se ve la necesidad de contar con estudios que logren evidenciar y cuantificar la segregación junto a la identificación de sus manifestaciones espaciales, para conocer las particularidades de las diferentes ciudades y, a su vez, profundizar en las indagaciones de largo plazo sobre la evolución de la segregación residencial, muy analizada en otros contextos regionales. De este modo, complementariamente, la utilización de enfoques e instrumentos aplicados ya en otros casos, significaría trabajar hacia la convergencia lo que permitiría mayor comparabilidad entre los resultados obtenidos en diferentes contextos.

Es ese contexto, este estudio tiene el propósito de constituirse en una contribución al conocimiento de los rasgos que la segregación adquiere particularmente en el Gran Santa Fe (Argentina) y se entiende que tales rasgos se sustentan en la historia económico-social del Gran Santa Fe. En ese contexto, la primera hipótesis señala que la segregación a gran escala que manifiesta el AGSF tiene sus bases en el proceso de construcción histórico del territorio urbano. Simultáneamente, este estudio intenta aportar nuevas evidencias acerca de las manifestaciones y modalidades de la segregación residencial en el contexto urbano latinoamericano. Al respecto, la segunda hipótesis en relación con la homogeneidad de las áreas ocupadas por los grupos socioeconómicos, señala que las áreas donde residen los “patrones con nivel de instrucción máximo alcanzado universitario completo” reúnen mayor homogeneidad que las áreas en que residen los “asalariados con nivel de instrucción máximo alcanzado primario o menos”. Habiendo quedado explicitados los objetivos e hipótesis, a continuación se presentan los criterios metodológicos del estudio.

2. Métodos

2.1 La fuente de datos, la escala de medición y los indicadores

La necesidad de contar con datos referidos a las condiciones socioeconómicas del conjunto de la población nos remite a la elección como fuente de información al último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de Argentina (Instituto Nacional de Estadística y Censos, INDEC, 2001) para el cual están los datos disponibles. Como unidad de análisis se adopta a las fracciones censales dado que, si bien no son la unidad mínima en que la información se encuentra desagregada y disponible, en numerosos casos presentan cierta correspondencia territorial con los barrios del aglomerado –que, aunque presentan cierta uniformidad social, carecen de delimitación formal y precisa–. En ese contexto, las 27 fracciones del Gran Santa Fe –cuya población y superficie promedios son de 15.300 habitantes1 y de 7,41 km2,, respectivamente–, se resuelven como una posibilidad relevante de aproximación al conocimiento socioeconómico de los barrios.

En ese sentido, para el análisis de la SRS, dado que la línea divisoria para establecer los grupos de población no es tan evidente, es necesaria la fijación de ciertos criterios para su determinación. Portes, Roberts y Grimson (2008: 46), recuperando un informe de Portes y Hoffman (2003), señalan que “la evolución de la estructura de clases en América Latina mostró que las clases dominantes –definidas como patrones, grandes y medianos empleadores, administradores y ejecutivos de estas firmas y profesionales de elite– constituían aproximadamente un décimo de la PEA [población económicamente activa] latinoamericana”. En contraste, señalan los autores, los proletarios informales incluyen aproximadamente el 40% de la PEA. La desigualdad en Latinoamérica es una de las mayores del mundo e incluso ha aumentado durante la década de los años noventa, en la cual fue implementado el modelo neoliberal. Según Portes et al. (2008: 47) “durante la década de 1990, la razón ingresos/empleo de las clases ‘dominantes’ se incrementó de 2,3 a 2,7 mientras que el proletariado informal, permaneció estancada” y agregan que el índice de Gini en Argentina (urbano) en 2002/3 era de 0,52. Cabe mencionar, tal como señalan Sabatini, Cáceres y Cerda (2001: 3) que “la realidad de las ciudades de América Latina ha estado marcada por la presencia simultánea de fuertes desigualdades sociales y una notoria segregación social del espacio”. Corresponde preguntarnos ¿qué indicadores son capaces de denotar grupos con situaciones socioeconómicas disímiles?

El problema adquiere mayor complejidad dado que los censos de población en general no relevan la variable “ingresos”, que reflejaría de modo más directo la diferente situación socioeconómica. De este modo, usualmente se ha considerado adecuada la utilización de variables proxy del ingreso, concretamente aquellas relacionadas con el nivel de instrucción de la población y la calificación laboral de los trabajadores, como ha sido planteado en otras propuestas similares (Rodríguez y Arriagada, 2004: 8; Kaztman, 1999: 7). En efecto, es conocida la relación cercana entre tales variables con la capacidad económica de la población, dado que “los bajos niveles de instrucción generan pobreza, mientras que, por otro, la situación de pobreza se resuelve como una limitante a la hora de adquirir capital educativo” (Arriagada, 2000: 15).

Por esas razones se considera conveniente establecer los grupos socioeconómicos mediante la combinación de la variable “nivel de instrucción máximo alcanzado” con la “categoría ocupacional”. Ello posibilita de modo adecuado, tal cual lo han planteado Rodríguez y Arriagada (2004: 8), identificar grupos de población con caracteres socioeconómicos disímiles, pudiendo detectar particularmente a aquellos grupos ligados a la pobreza, entendida como una privación al desarrollo o “la imposibilidad de realizar una vida digna. La pobreza así entendida no es solo una condición socioeconómica sino una privación de ciudadanía, ya que remite a la falta de titularidad de derechos sociales y de participación en el desarrollo” (PNUD, 2009: 3). Concretamente se seleccionó, por una parte, el indicador “patrones con nivel de instrucción máximo alcanzado universitario completo”, representativo de las personas con mayor probabilidad de pertenecer a grupos de mayores ingresos. Por otra parte, mediante la consideración del indicador “asalariados con nivel de instrucción máximo alcanzado primario o menos”, se procuró captar a los miembros de los grupos sociales de menores ingresos, entendiendo que la escasa formación educativa actúa como una limitante para mejorar su situación socioeconómica2.

Respecto del tratamiento estadístico de los datos originales de ambos indicadores, cabe consignar que para el cálculo de los índices de segregación, se utilizaron los datos en valores absolutos, mientras que en la segunda parte, para analizar las manifestaciones y modalidad de la segregación, los valores fueron transformados en proporcionales, para cada una de las 27 fracciones censales, adoptando como grupo de referencia a la población económicamente activa –PEA–. En ese sentido, conforme a los datos censales, en cada fracción censal residen, en promedio, 51 “patrones con educación universitaria” y 1.276 “asalariados sin educación secundaria”. A su vez, tales grupos exhiben un coeficiente de variación de 94,28% y 72,03%, respectivamente.

2.2 Los instrumentos para la medición

En primera instancia, se evalúan las dimensiones de la segregación. Para la dimensión igualdad, se adopta el índice de disimilaridad (D) (Massey y Denton, 1988: 284).

Tal índice varía en un rango entre 0 y 1, valores que corresponden a una distribución exactamente igualitaria y a una de máxima segregación, respectivamente. Además, este indicador puede ser expresado en porcentaje, en cuyo caso, naturalmente, varía entre 0 y 100.

Para la dimensión concentración, se utiliza para el índice Delta (Massey y Denton, 1988: 284).

El valor del índice varía entre 0 y 1, donde este último valor implica segregación máxima. De modo complementario, es posible expresar el resultado en términos porcentuales y leerse como el porcentaje de población del grupo en estudio que ha de cambiar de residencia para obtener una densidad uniforme en toda la ciudad.

En efecto, para el caso de la dimensión de exposición, se han propuesto dos índices: el de aislamiento y el de interacción. El primero mide la probabilidad que un individuo comparta la unidad espacial con un individuo de su mismo grupo. Por su parte, el segundo mide la probabilidad que un individuo comparta la misma unidad con un individuo de un grupo diferente. Los elementos necesarios para el cálculo e interpretación de los indicadores de aislamiento y de interacción son los siguientes:

Los valores posibles de ambos índices varían entre 0 y 1. Para el caso del índice de aislamiento, su valor máximo significa que el grupo X está aislado en las unidades espaciales en donde reside. En cambio, la interpretación del índice de interacción es diferente, ya que “en las situaciones más segregativas tomará valores pequeños” (Martori i Cañas y Hoberg, 2004: 8).

Finalmente, para la dimensión centralización, se utiliza el índice de centralización, que consiste en el cálculo de una proporción:

Expuestas las consideraciones metodológicas, se considera apropiado explicar sucintamente procesos y factores relevantes que estarían relacionados con la segregación residencial socioeconómica actual del aglomerado.

3. Antecedentes y descripción actual del AGSF durante el siglo XX

Entendemos que la expansión y transformaciones territoriales experimentadas por el AGSF hasta el momento presentan relaciones con el proceso de segregación de los grupos socioeconómicos. La ciudad de Santa Fe se fundó en 1573 durante el período de conquista española con la finalidad de constituirla en puerto. Ese origen le asignó una fisonomía colonial de ciudad portuaria que se mantuvo durante tres siglos cuando se vio alterada profundamente a partir del desarrollo de la denominada etapa de economía primaria exportadora. Así, se convirtió en epicentro de una región que experimentaba un proceso de poblamiento protagonizado por el asentamiento de familias inmigrantes de origen europeo y de dinamización económica producto del desarrollo agrícola. Esos procesos se asociaron con la consolidación de la ciudad de Santa Fe como capital provincial –que coadyuvó en la construcción de importantes edificios públicos– y la construcción, hacia 1885, del primer puerto de ultramar, factores que sentaron las bases de un centro político y ferro-portuario regional.

Esos acontecimientos, junto a caracteres propios del emplazamiento del aglomerado, como la presencia de ríos y áreas inundables, plasmaron un patrón de segregación residencial que si bien se fue modificando a lo largo del tiempo, mantiene sus raíces en procesos históricos y ambientales. Hacia finales del siglo XIX, la ciudad quedó circunvalada por los trazados ferroviarios. Al mismo tiempo, el centro, corazón de la ciudad y lugar donde residían las clases sociales más acomodadas, se equipaba y modernizaba, simultánea y paulatinamente migraba desde la “plaza mayor” hacia la zona portuaria, sitio que, finalmente, se consolidó como el sector urbano más equipado que albergó a los grupos sociales más acomodados junto a las actividades comercial y financiera. El original trazado urbano “colonial” se continuó expandiendo hacia el norte, impulsado por la apertura del bulevar Gálvez, eje de modernidad frente al cual se comenzaron a desarrollar notables edificios residenciales de alta sociedad, en tanto que la anexión al resto de la ciudad del barrio Candioti, ubicado al sur de dicho bulevar, gestó un sector industrial-portuario que captó la radicación de familias de obreros y la formación de nuevos distritos mixtos de talleres ferroviarios y viviendas. De este modo la ciudad, al trasponer el anillado ferroviario, logró “romper” su histórico trazado rectangular (mapa 1).

En tanto, el crecimiento urbano hacia el oeste estaba condicionado por la cercanía del río Salado, cuyo valle de inundación estrechaba notablemente el territorio. Sin embargo, la cercanía al centro de ese sector propició su ocupación y urbanización, en este caso, protagonizada por la radicación de “instalaciones [servicios urbanos] de gran desarrollo espacial que demandan tierras de bajo precio” inmobiliario (Gallardo, 1995: 215) durante las tres primeras décadas del siglo XX. Al mismo tiempo, se produjo paulatinamente la radicación de grupos de medios y bajos recursos en los intersticios vacantes entre los edificios públicos. En forma paralela, también se transformó el entorno cercano de la ciudad, por medio del desarrollo de los tendidos ferroviarios al punto que, hacia 1895, ya se encontraban todas las “localidades” que en la actualidad integran el AGSF.

A finales de la década de 1920 y, fundamentalmente, luego de 1930, la puesta en cuestión del modelo agroexportador a partir de la Gran Depresión de 1929-1930, junto con el paulatino desarrollo industrial, gestó nuevas transformaciones urbanas, las cuales fueron protagonizadas de modo importante por el asentamiento de migrantes internos provenientes del interior provincial e incluso de otras provincias vecinas. En efecto, durante estas primeras décadas del siglo XX la ciudad experimentó altas tasas de crecimiento poblacional –superiores al 30 por mil anual– (Gómez, 2011.: 30). Estos procesos dieron lugar a una importante expansión horizontal de la ciudad hacia el norte y hacia el oeste. En el primer caso, al norte de bulevar Gálvez se gestaron amplios barrios de obreros ferroviarios que se tejían por sobre los trazados de líneas férreas en ese sector.

En tanto, en el oeste de la ciudad –y también en terrenos situados en la ribera oriental de la Laguna Setúbal frente al puerto–, el hecho de tratarse de sectores urbanos propensos al riesgo hídrico no fue impedimento para el afincamiento de barriadas más humildes que, en varios sectores, significó la aparición de las primeras villas miseria en el oeste de la ciudad de Santa Fe (Gioria, 2009). La creciente urbanización en estas zonas ambientalmente inestables, conllevó a que hacia 1950 se realizaran las primeras obras de infraestructura de protección contra las crecidas del Salado, las cuales, al brindar a la población una cierta seguridad, favorecieron la expansión más hacia el oeste (Gallardo, 1995).

De este modo se produce gradualmente el proceso de consolidación de la segregación residencial socioeconómica, diferenciándose el centro como el lugar predilecto por los sectores más acomodados, que también ocuparon el bulevar Gálvez y, gradualmente, el frente ribereño occidental sobre la laguna Setúbal. En tanto, al norte del citado trazado, se consolidaron barrios obreros y de clases medias y, finalmente, en el oeste, se afinaron aquellos grupos de menores recursos, en un medio urbanístico de escaso valor inmobiliario.

Ese esquema de segregación continuó durante la década de 1950, a pesar de cierta atenuación en las tasas de crecimiento –25 por mil anual– (Gómez, 2011). Como novedad, la generalización de algunos cambios técnicos favorables para la expansión urbana, especialmente el desarrollo de la red vial local y regional –construcción de avenidas urbanas y rutas– junto al desarrollo de transportes públicos –ferroviario, primero, y buses, más tarde–, propiciaron el crecimiento de la zona norte de la ciudad y de las localidades vecinas en torno a la citada red (Gallardo, 1995).

Tales localidades, fundamentalmente las ubicadas hacia el sur, como Santo Tomé y Sauce Viejo, desde principios de la década de 1960 y hasta la década de 1970, y en el marco de la decisión política de los gobiernos de Frondizi y Sylvestre Begnis de industrializar el país, se convirtieron en protagonistas de la radicación de talleres e industrias metalmecánicas. Ese proceso de desarrollo, junto a la continuación de la expulsión de mano de obra en áreas rurales producto de la mecanización agraria, conllevó a la aceleración de la expansión horizontal en Santo Tomé, localidad que comenzó a consolidarse como el ámbito de residencia de sectores sociales obreros y de clase media y, por ende, comienza a evidenciarse una estructura centro-periférica similar, aunque en menor escala, a la desarrollada en Santa Fe.

En esa zona del aglomerado, las acciones del gobierno de facto y la aplicación de las políticas económicas neoliberales hacia finales de la década de 1970, dieron comienzo a un proceso de “desindustrialización” por el desmantelamiento de las plantas industriales metalmecánicas. Entre 1974 y 1985 la zona centro de la provincia de Santa Fe, en la que se ubica el AGSF, perdió 804 establecimientos que representaron el 18,31% del total existente en esa zona (Fernández et al., 2005). El impacto en el mercado laboral fue brutal: si bien en la onda abril-mayo de 1981 el índice de desempleo fue del 4,8%, un año después fue del 10,7% (INDEC e IPEC). El AGSF se convirtió en uno de los primeros centros urbanos del país que tuvo dos dígitos de tasa. En tanto, la paralización del puerto desde 1978 cuando fue anulada la ley que comprometía al Estado Nacional a mantener su calado, lo dejó prácticamente inactivo.

En ese contexto económico, la población experimentó un crecimiento más atenuado con tasas en torno al 20 por mil anual (Gómez, 2011.: 30) y, a su vez, un notable deterioro social. De este modo, la expansión urbana, en el caso de la ciudad de Santa Fe, se caracterizó por una densificación hacia el sector norte a partir del surgimiento de barrios periféricos en un medio urbanístico carente de servicios públicos, dando lugar a un contexto de precariedad. En tanto, esos caracteres se acentuaban hacia el oeste, principalmente por la precariedad, más que por la expansión urbana. Como novedad se destaca la ocupación de la ribera oriental de la laguna Setúbal, debido al desarrollo de áreas urbanas planificadas sobre la traza de la Ruta Nacional No. 168, como barrios de viviendas y complejos universitarios financiados por el Estado. Finalmente, un factor importante en el crecimiento urbano fue la necesidad de los sectores medios de contar con esparcimiento, así experimentó un notable desarrollo por la radicación de casas para pasar los fines de semana –“segundas residencias” (Gutiérrez Puebla, 1992)– en el sector más oriental del AGSF, en las localidades de Colastiné y Rincón, en el marco del paisaje ribereño e isleño. Una segunda área con estas características se comenzó a desarrollar hacia la década de 1980, hacia el sur, en la localidad de Sauce Viejo.

Ya contemporáneamente, la nueva contracción del sector industrial, que profundizó la expulsión de mano de obra a partir de la reafirmación del proyecto neoliberal –década de 1990–, conllevó al creciente deterioro social de los grupos medios y medio-bajos. El Censo Económico de 1994 mostró que en la zona cercana al AGSF se cerraron 563 establecimientos industriales, el 15,70% del total existente en esa zona. La ola de privatizaciones, en tanto, alcanzó a la banca pública provincial y una parte de las empresas públicas prestadoras de servicios públicos. El proceso de enajenación del dominio y control de servicios públicos llevó a una lógica mercantilista de los servicios y a la conformación de monopolios que poco contribuyeron a la tan mentada competencia y eficiencia.

Durante esta década, la expansión urbana del aglomerado, con tasas de crecimiento medias anuales en torno al 10 por mil (Gómez, 2011.: 30), continuó fundamentalmente en los sectores periféricos. Hacia el noroeste de Santa Fe, a lo largo de las avenidas Blas Parera, Teniente Loza y Gorriti, y alcanzó prácticamente su término municipal en contacto con el distrito de Recreo. También continuó la expansión horizontal en torno a las avenidas Facundo Zuviría y Aristóbulo del Valle, de la mano, conjuntamente, de barrios planificados estatales y de surgimiento “espontáneo”. En tanto, fue escasa la expansión urbana hacia el oeste de la ciudad de Santa Fe, pues prácticamente ya había alcanzado el eje de la avenida de Circunvalación Oeste.

En lo que refiere a las localidades periféricas, Recreo se expandió hacia el oeste de la planta urbana original y hacia el sur, sobre el eje de la Ruta Nacional No. 11, hasta conformar un continuo urbano entre Santa Fe y Recreo. Santo Tomé, en tanto, se expandió en buena medida de la mano de la radicación de barrios planificados estatales, a los que se fue agregando edificación espontánea en los intersticios, exponiendo un claro proceso de crecimiento por expansión horizontal y densificación, procesos que llevaron a la consolidación de la estructuración centro-periférica. En los casos de Sauce Viejo, San José del Rincón y el barrio de Colastiné, en Santa Fe, son sectores que hacia la década de 1990 han conllevado también el afinque permanente de nuevos habitantes de sectores sociales medios, lo que ha impulsado su crecimiento demográfico. Ello se evidencia, particularmente, en el sector oriental del AGSF con la creación de los dos distritos más “nuevos”: Arroyo Leyes en 1990 y San José del Rincón en 1991.

Simultáneamente, la segregación residencial adquirió nuevas complejidades y mayores contrastes a partir del crecimiento, en la zona norte del municipio de Santo Tomé, de una serie de emprendimientos residenciales de características cerradas promovidos por grandes inmobiliarias y orientados a grupos sociales medio-altos. Durante la primera década de este siglo este proceso cobró notable auge a partir del crecimiento inmobiliario en la ciudad producto de la bonanza económica experimentada, desde 2003, por el sector agrícola orientado al mercado externo. Tal desarrollo fue impulsado también por la conectividad física entre este sector y la ciudad capital por medio de la autopista Brigadier López.

En suma, la segregación residencial actual del AGSF, que pretende ser dimensionada en este artículo, presenta vinculaciones con el proceso de crecimiento y expansión a lo largo de complejos procesos económicos, demográficos y sociales.

4. Segregación residencial socioeconómica en el ASGF: dimensiones y caracteres actuales

En la primera parte del análisis que sigue, se muestran los resultados derivados de la aplicación a los dos grupos analizados de los índices relacionados con las dimensiones de la segregación (Massey y Denton, 1988). El índice de disimilitud para los “patrones con educación universitaria” arrojó un valor de 0,50, que expresa una pauta de segregación relativamente alta entre las fracciones censales del Gran Santa Fe, si se toma como referencia el valor 60% (o 0,6) establecido como umbral e indicativo de segregación fuerte

o “hipersegregación” (Martori i Cañas y Hoberg, 2004: 11). Mientras que el grupo de “asalariados sin educación secundaria” expone un valor de 0,16, que denota una baja desigualdad en su distribución. Lo anterior puede interpretarse del siguiente modo: el 50% de los miembros del primer grupo (y el 16% del segundo) debería redistribuirse entre las fracciones censales para alcanzar una distribución igualitaria en el Gran Santa Fe3.

En segundo lugar, con respecto de la dimensión “concentración”, los valores de los índices obtenidos son similares entre sí, aunque el grupo de “asalariados sin educación secundaria” evidencia un mayor grado de concentración (0,42). En tercer lugar, con respecto a la “exposición”, los muy bajos valores obtenidos mediante el índice de aislamiento (0 para los patrones y 0,1 para los asalariados) y los valores medios a partir de la aplicación del índice de interacción (0,5 para los patrones y 0,4 para los asalariados) serían indicativos de la relativamente alta probabilidad de los miembros de ambos grupos de compartir la unidad estadística en que residen. En cuarto lugar, el 25,37% de los miembros del grupo de “patrones con educación universitaria” reside en las tres fracciones censales que han sido consideradas como parte constitutiva del centro del aglomerado, por lo que se constituye como el grupo más centralizado y, a la vez, en una notable proporción.

En la segunda parte del estudio se analizaron las manifestaciones y modalidades de la segregación de ambos grupos, considerando las distribuciones proporcionales de ambos grupos entre las 27 fracciones. Al respecto, las proporciones del grupo de “patrones con educación universitaria” señalan una clara heterogeneidad. Prácticamente la mitad (47,08%) de los miembros de ese grupo reside en solamente cinco fracciones censales, las cuales reúnen a su vez, solo el 10,16% de la PEA (cuadro 1).

Se denota claramente la desigualdad existente entre las distribuciones de la PEA del grupo analizado, y queda expuesta la “segregación por localización” del grupo de los “patrones con educación universitaria”. Adicionalmente, dado que las cinco fracciones donde reside mayoritariamente este grupo son contiguas, se identifica la “modalidad” de “segregación a gran escala” o “macro-segregación” para este grupo. En efecto, en el mapa 2 se evidencia que son las fracciones localizadas fundamentalmente en el “centro” y “macrocentro” de Santa Fe las que presentan las más altas proporciones, que si bien son relativamente bajas –en torno al 3,80%– contrastan con las que se ubican en la periferia que apenas superan el 0%.

En consecuencia, se evidencia que el área central, la de mayor antigüedad, y donde tradicionalmente han residido los grupos más acomodados, es uno de sectores urbanos de marcada preferencia para residir por parte del grupo de población de “patrones con educación universitaria”. Sin embargo, una fracción censal periférica, localizada al noreste del municipio de Santa Fe, sobre la laguna Setúbal, es la que registra el mayor valor proporcional (3,78%). Se trata de Guadalupe, que desde la década de 1970 es un barrio residencial de baja densidad demandado por los grupos de mejor posición socioeconómica. Como se afirmara en los estudios sobre segregación residencial, se ha identificado una segunda “manifestación” asociada a la existencia de homogeneidad socioeconómica en ciertas subdivisiones territoriales urbanas. La bajas proporciones de “patrones con educación universitaria”en cada una de las 27 fracciones censales, señala que este grupo convive con otros, lo que no manifiesta exclusividad. Por lo tanto, no se presentarían signos de “segregación por exclusión” para este grupo social.

En suma, este grupo presenta claramente alta concentración y “macro-segregación” y, por otra parte, las fracciones donde habitan manifiestan escasa “homogeneidad” social, es decir, que este grupo si bien reside específicamente en ciertas fracciones censales, lo hace junto a otros grupos, lo que en definitiva denota escaso grado de “segregación por exclusión”.

Esta serie de resultados permite plantear, no obstante las limitaciones de comparabilidad –producto de la utilización de diferentes unidades de análisis y de la considerable diferencia de escala y de contextos socio-económicos–, similitudes en la magnitud de la segregación residencial de los grupos considerados, entre el AGSF y tres capitales latinoamericanas (México, Lima y Santiago) (Rodríguez y Arriagada, 2004).

Con respecto a la distribución proporcional del grupo de “asalariados sin educación secundaria” en las 27 fracciones censales, se encontró que, al igual que el grupo social de mayor calificación laboral y nivel educativo, presenta notable heterogeneidad. Las cinco unidades de análisis con la mayor proporción de este grupo representan aproximadamente un tercio (30,02%) de los “asalariados con nivel educativo primario o menos”, mientras que solo el 21,31% de la PEA. Se denota, al igual que con el grupo anteriormente analizado, la desigualdad entre las distribuciones de la PEA y de este grupo, aunque se observa que es más atenuada que para el caso de “patrones con educación universitaria”.

Es apreciable, en ese sentido, la segregación por “localización de grupo” de los “asalariados sin educación secundaria”, si bien las fracciones censales donde primordialmente residen exponen proporciones de, como máximo, entre el 25 y 30%, las áreas habitadas por este grupo presentan mayor homogeneidad social relativa, en comparación con las de “patrones con educación universitaria”. Si bien las fracciones en que se presentan las mayores proporciones del grupo no son completamente contiguas, se ve claramente la conformación de encadenamientos de ellas. En efecto, la distribución geográfica muestra que el grupo de “asalariados sin educación secundaria” se localiza en fracciones censales ubicadas en áreas urbanas “periféricas” del AGSF: tres fracciones del cordón oeste del municipio de Santa Fe y dos del flanco este, sobre el sector isleño ribereño al río Paraná de este municipio, y también en las comunas de San José del Rincón y Arroyo Leyes (mapa 3).

Es dable recordar que se trata de zonas urbanas que tradicionalmente han servido de afinque de importantes grupos de baja cualificación laboral y de escasos niveles de instrucción y que, desde el punto de vista ambiental, se trata de zonas ribereñas aledañas al río Salado, en el primer caso, y al río Paraná, en el segundo; pero que en ambos casos, desde hace décadas, presentan el lastre del riesgo hídrico. Estas condiciones, sumadas a la carencia de servicios públicos, reflejan el carácter urbanístico estructuralmente “inmaduro” que reúnen estas áreas del Gran Santa Fe.

Tales indicios corroboran la existencia de “segregación por localización” del grupo de “asalariados sin educación secundaria” y, dada la notable contigüidad espacial de las fracciones en que mayoritariamente reside, el grupo presenta una modalidad de segregación “a gran escala”, es decir “macro-segregación”. Por otra parte, sabiendo de las mayores limitaciones materiales del grupo de “asalariados sin educación secundaria”, es posible inferir las restricciones de los miembros de este grupo para optar por su lugar de residencia, lo que adjuntaría un carácter forzado a esta segregación.

5. Conclusiones

A partir de los resultados obtenidos se deduce que las condiciones socioeconómicas consideradas en este estudio (categoría ocupacional y nivel de instrucción) son atributos que dividen no solo socialmente sino que, además, expresan una clara fragmentación del espacio, generando una diferenciación socio-territorial. A su vez, los niveles de segregación muestran, en general, notable heterogeneidad según el grupo socioeconómico que se considere.

En primera instancia, los resultados señalan que la segregación residencial de la población en el Gran Santa Fe está relacionada de modo importante con aspectos socioeconómicos referidos a la categoría laboral y al nivel educativo. Tanto el análisis mediante las dimensiones de la segregación, como de las manifestaciones y de las modalidades han expuesto la existencia de una distribución segregada de los grupos analizados. El análisis de la segregación a partir de las “dimensiones” señala que el grupo de “patrones con educación universitaria” presenta mayor grado de segregación en comparación con el grupo de “asalariados sin educación secundaria”, primordialmente en lo que atañe a la dimensión “igualdad”, cuyo valor estaría, a pesar de que las escalas utilizadas y los contextos socioeconómicos probablemente sean muy diferentes, en sintonía con los encontrados para Santiago de Chile, México D.F. y Lima.

Respecto de las dos “manifestaciones” de la segregación residencial explicitadas en la literatura, los resultados señalarían que en el AGSF la SRS opera primordialmente en la primera de ellas, la denominada “por localización de grupo” y que, a su vez, derivado del análisis cartográfico, se evidenció que los grupos analizados residen primordialmente en zonas opuestas del aglomerado.

En el caso del grupo de “asalariados sin educación secundaria”, las fracciones censales donde habitan corresponden claramente con la periferia y, en buena medida, se disponen espacialmente en forma contigua. Lo primero, sería indicativo de “segregación por localización de grupo” y, lo segundo, de la existencia de una modalidad de segregación a gran escala o “macro-segregación”. Dada la conjunción de ambas “manifestaciones”, los indicios muestran que el grupo de población de los “asalariados con primaria o menos”, presenta “segregación reforzada” en el AGSF. Entre las razones de esa situación podría sugerirse la existencia de condicionamientos económicos de los miembros de ese grupo social a la hora de elegir su lugar de residencia.

En el caso del grupo de “patrones con educación universitaria”, su localización se restringe espacialmente a escasas fracciones del aglomerado, especialmente aquellas ubicadas en el área central y el macrocentro, y también en el sector ribereño sobre la laguna Setúbal. En efecto, se pudo apreciar que ocupan primordialmente aquellas zonas del aglomerado de mayor antigüedad y que tradicionalmente sirvieron de ámbito de residencia de los grupos más acomodados. Estas evidencias revelan que la segregación de este grupo se manifiesta por “localización de grupo”, y dado que las fracciones en que residen muestran clara contigüidad, se presenta una modalidad “macro-segregada”. Ahora bien, es dable pensar que esa “segregación por localización” se relaciona con la mayor capacidad que sus miembros poseen para decidir y elegir su ámbito de residencia, que optan por aquellas zonas más tradicionales y próximas al centro, y que como se mostró, reúnen mayor seguridad frente al riesgo hídrico, el mejor equipamiento de infraestructura y servicios y son las más atractivas desde el punto de vista paisajístico.

La distribución espacialmente contrastada de los grupos estudiados, responde en buena medida a la distribución histórica de los grupos socioeconómicos en el aglomerado, por lo que los resultados sustentan la primera hipótesis de este estudio, la cual señala que la segregación a gran escala que manifiesta el AGSF tiene sus bases en el proceso de construcción socio-histórico del territorio urbano. Es de suponer que, por una parte, las migraciones intraurbanas podrían explicar la diferencial localización socioeconómica de la población, porque la mejora económica de los ciudadanos que residen en barrios menos favorecidos, producto de haber accedido a altos niveles de capacitación y empleo, muy probablemente interviene sobre la decisión de migrar a otros barrios de la ciudad y poder elegir localizaciones específicas (aquellas urbanísticamente más consolidadas y tradicionales). Sin embargo, por otra parte, el factor espacial podría intervenir negativamente en las posibilidades que la población residente en barrios menos favorecidos tiene para acceder a mayores niveles de instrucción y/o a trabajos de mayor categoría, retroalimentando el proceso de rezago social y limitando las posibilidades de cambio.

Sobre la segunda hipótesis en relación con la homogeneidad de las áreas ocupadas por los grupos socioeconómicos, los resultados señalan que, si bien ninguno de los grupos presenta alto grado de exclusividad en las fracciones censales en que habitan, la homogeneidad social es mayor en las unidades estadísticas donde principalmente residen los “asalariados sin educación secundaria”. Estas evidencias de mayor homogeneidad de las áreas donde habitan los grupos con menor instrucción y categoría ocupacional podría generar un duro condicionamiento no solo en términos económicos, sino también para el desarrollo pleno de la ciudadanía, en virtud de las posibles dificultades de esta parte de la población para interactuar y establecer lazos con otros grupos sociales con mayor capacidad para la inserción socialmente plena, entendiendo que esta posibilidad podría aumentar las chances para el ascenso social y el desarrollo.


1 En tanto, la población económicamente activa –PEA– promedio por fracción censal es de 6.951 personas.

2 No obstante, es válido suponer que este grupo social no sea el más deprimido de la escala social, el cual probablemente esté integrado por los desempleados o subocupados. Sin embargo, con el objeto de permitir la contextualización de los resultados obtenidos con los encontrados para otras ciudades latinoamericanas, se conserva el citado indicador.

3 Los valores están en sintonía con los encontrados para tres capitales latinoamericanas, así quedaron por encima de México D.F. (10%) y por debajo de Lima (18%) y Santiago (23%) (Rodríguez y Arriagada, 2004).


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IGM: Instituto Geográfico Militar (Argentina)

IGN: Instituto Geográfico Nacional (Argentina)

INDEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina

IPEC: Instituto Provincial de Estadísticas y Censos del Gobierno de Santa Fe

PEA: Población Económicamente Activa

PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

SRR: Segregación Residencial Racial

SRS: Segregación Residencial Socioeconómica

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Gómez, N. J. (2011). Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI. Bitácora Urbano Territorial, 19(2), 63–74. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/27978

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[1]
Gómez, N.J. 2011. Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI. Bitácora Urbano Territorial. 19, 2 (jul. 2011), 63–74.

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(1)
Gómez, N. J. Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI. Bitácora Urbano Territorial 2011, 19, 63-74.

ABNT

GÓMEZ, N. J. Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI. Bitácora Urbano Territorial, [S. l.], v. 19, n. 2, p. 63–74, 2011. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/27978. Acesso em: 25 abr. 2024.

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Gómez, Néstor Javier. 2011. «Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI». Bitácora Urbano Territorial 19 (2):63-74. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/27978.

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Gómez, N. J. (2011) «Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI», Bitácora Urbano Territorial, 19(2), pp. 63–74. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/27978 (Accedido: 25 abril 2024).

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N. J. Gómez, «Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI», Bitácora Urbano Territorial, vol. 19, n.º 2, pp. 63–74, jul. 2011.

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Gómez, N. J. «Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI». Bitácora Urbano Territorial, vol. 19, n.º 2, julio de 2011, pp. 63-74, https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/27978.

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Gómez, Néstor Javier. «Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI». Bitácora Urbano Territorial 19, no. 2 (julio 1, 2011): 63–74. Accedido abril 25, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/27978.

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Gómez NJ. Segregación residencial en el Gran Santa Fe a comienzos del siglo XXI. Bitácora Urbano Territorial [Internet]. 1 de julio de 2011 [citado 25 de abril de 2024];19(2):63-74. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/27978

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