Published

2010-01-01

RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL

RELIGION, MEANINGS AND ATTITUDES TOWARD SEXUALITY: A PSYCHOSOCIAL APPROACH

Keywords:

actitud, confesión religiosa, representación, seguimiento de las ceremonias religiosas, sexualidad. (es)

Authors

  • José Moral de la Rubia Universidad Autónoma de Nuevo León

El objetivo del estudio fue determinar la relación de la confesión religiosa, la convicción en las creencias religiosas y la frecuencia de la asistencia a los servicios religiosos con los significados asociados a la palabra “sexualidad” y las actitudes frente a la sexualidad y la homosexualidad. Se realizó una encuesta a una muestra incidental de 395 estudiantes universitarios. Se encontró que una representación relacional del sexo se asociaba con una mayor práctica religiosa; además, que, a mayor religiosidad, se valoraba más la virginidad, se condenaba la pornografía, se experimentaba más vergüenza sexual y se aceptaba menos la homosexualidad y la masturbación. Mientras las personas sin religión eran las más liberales, los cristianos eran los más conservadores y los más practicantes. Las asociaciones con los contenidos verbales eran débiles, pero moderadas con las actitudes.

Religión, significados y actitudes hacia la sexualidad: un enfoque psicosocial*

Religion, meanings and attitudes toward sexuality: a psychosocial approach

José Moral-de la Rubia**
Universidad Autónoma de Nuevo León, México
** Correspondencia: c/Mutualismo 110. C.P. 64640. Monterrey, Nuevo León, México.
jose_moral@hotmail.com

Recibido: 16 de junio del 2009 -Aceptado: 20 de abril del 2010


Resumen

El objetivo del estudio fue determinar la relación de la confesión religiosa, la convicción en las creencias religiosas y la frecuencia de la asistencia a los servicios religiosos con los significados asociados a la palabra “sexualidad” y las actitudes frente a la sexualidad y la homosexualidad. Se realizó una encuesta a una muestra incidental de 395 estudiantes universitarios. Se encontró que una representación relacional del sexo se asociaba con una mayor práctica religiosa; además, que, a mayor religiosidad, se valoraba más la virginidad, se condenaba la pornografía, se experimentaba más vergüenza sexual y se aceptaba menos la homosexualidad y la masturbación. Mientras las personas sin religión eran las más liberales, los cristianos eran los más conservadores y los más practicantes. Las asociaciones con los contenidos verbales eran débiles, pero moderadas con las actitudes.

Palabras clave: actitud, confesión religiosa, representación, seguimiento de las ceremonias religiosas, sexualidad.


Abstract

This study was intended to determine how confession as a religious practice, the level of religious conviction and the frequency of religious service attendance relate to the meanings associated with the word “sexuality” and the attitudes toward sexuality and homosexuality. An incidental sample of 395 undergraduates completed the survey. The results showed that a relational representation of sex was associated with a more frequent religious practice. Besides, when religiousness was higher, virginity was more appraised, pornography was condemned, more shame concerning sexuality was experienced and homosexuality and masturbation were less accepted. The subjects without religion were the most liberal, while Christians were the most conservative and the most practicing. The associations with verbal contents were weak, but moderated by attitudes.

Keywords: attitude, frequency of religious service attendance, religious confession, representation, sexuality.


Actitudes y representación desde una perspectiva psicosocial

Las actitudes son predisposiciones aprendidas para actuar selectivamente y conducirse de determinada manera en la interacción social ante un objeto, como puede ser la sexualidad. Indican direccionalidad, haciendo referencia a un objeto frente al cual la persona toma posición; generan polaridad afectiva, esto es, implican la aceptación o rechazo del objeto; operan como parte de un sistema de representación de la realidad; se adquieren en la interacción y, una vez incorporadas, regulan la conducta. Son estables, pero pueden ser modificadas por influencias externas, variando en permeabilidad a estas influencias (Breckler & Wiggins, 1992).

Las representaciones sociales son esquemas cognitivos que articulan significados, creencias y actitudes; pertenecen a un grupo con su historia e identidad; son respecto a un objeto relevante en la vida social de ese grupo y se forman en procesos de comunicación verbal y no verbal (Jodelet, 2002). Existen varios métodos para estudiar su estructura; uno consiste en distinguir el núcleo central de los elementos periféricos. El núcleo central tiene características rígidas que lo hacen muy resistente al cambio, con una determinación grupal fuerte, que resulta relativamente independiente del contexto social específico. La periferia es flexible, dinámica y más permeable al cambio, tiene una determinación más personalizada y contextualizada, y permite un anclaje psicológico a la realidad mediata (abric, 2003).

La teoría de las representaciones sociales nos indica que las redes de significados, así como las actitudes y conductas asociadas a un objeto, están articuladas desde la identidad social y se subordinan a elementos cognitivos de orden superior, como la ideología y los valores (Moral & ortega, 2009). La identidad social es aquella parte del autoconcepto de un individuo que se deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo o grupos sociales, en conjunción con el significado valorativo y emocional asociado con esta pertenencia (ajzen & Fishbein, 2005). Así, la identidad social es un referente importante para entender el significado de las conductas, ya que las representaciones sociales se vuelven activas cuando se elaboran dentro de una identidad social, como puede ser la religiosa. El salto entre el discurso verbal (lo que se dice, aunque sea por conveniencia), el afecto (lo que se siente, aunque uno se lo calle) y la acción (lo que se hace, aunque sea a escondidas), muy evidente en la sexualidad, lo cierra la identidad (Duveen, 2000), sin restar peso a los aspectos biológicos de la motivación, así como al balance de costos y beneficios (ajzen & Fishbein, 2005).

Sexualidad y religión

La familia, así como las instituciones educativas y religiosas controlan la conducta sexual a través de la vigilancia, el castigo y la estigmatización. En el proceso de socialización, estos controles son internalizados como normas y se convierten en criterios de autorregulación (ellingson, Van Haitsma, laumnn & tebbe, 2004). Las tasas crecientes de conducta sexual prematrimonial y liberalización de las actitudes a lo largo del siglo XX sugieren que estos controles de la religión y la familia han perdido fuerza. No obstante, las variables religiosas siguen constituyendo predictores importantes de conductas y actitudes sexuales (Davidson, Moore, earle & Davis, 2008; Davidson, Moore & Ullstrup, 2004; Meier, 2003).

En una muestra de 155 estudiantes de una universidad cristiana estadounidense, rosik, Griffith y Cruz (2007) estudiaron las actitudes frente al celibato y las personas con conducta homosexual. Hallaron que el énfasis de la distinción persona-conducta (un tema aceptado en la ideología cristiana conservadora) generaba una actitud de mayor rechazo hacia la mujer lesbiana, pero de mayor aceptación hacia el hombre homosexual, siendo esta relación significativa tras parcializar el efecto del género en la varianza de las actitudes. Así, los autores remarcaban la importancia de considerar las creencias religiosas al estudiar las conductas y actitudes sexuales, por los matices explicativos que introducen. Davidson et al. (2008) también realizaron, en una población de universitarios estadounidenses, un estudio de actitudes, pero centrado en relaciones sexuales prematrimoniales y conductas sexuales de riesgo. Los autores investigaron el impacto de la religión en la conducta y en las actitudes sexuales. Integraron una muestra de 1,915 mujeres y 1,111 hombres solteros. Observaron que ante actitudes más liberales aparecían conductas sexuales prematrimoniales con más frecuencia. Los varones afroamericanos, las personas que procedían de familias monoparentales y los que se declaraban sin religión eran los que presentaban las actitudes más liberales e incurrían más en prácticas sexuales de riesgo y relaciones prematrimoniales. Los latinos, las personas pertenecientes a las confesiones cristianas y católicas y que procedían de familias tradicionales, mostraban una actitud menos liberal y menor actividad sexual. Por otra parte, Joffe y Bettega (2003) estudiaron la representación social del SIDA entre adolescentes de Zambia. En la representación se destacaron elementos religiosos (un castigo de Dios por conducta disoluta o perversa) e ideológicos (un mal traído por occidente), en los que los varones adolescentes y adultos deben hacerse responsables, siendo las mujeres las víctimas, lo que daba finalmente un bajo sentido de vulnerabilidad personal.

De estos estudios, se colige que la religión constituye un aspecto de creencias y de identidad social de gran peso en la sexualidad, de ahí que el estudio de la conducta sexual, sin considerar la religión, cae en una limitación importante. La convicción (fe) y la frecuencia con que se siguen los rituales religiosos (práctica) son las variables religiosas más estudiadas, siendo la práctica religiosa la variable más relacionada con una actitud más conservadora hacia la sexualidad y una menor frecuencia de conductas sexuales de riesgo. Lefkowitz, Gillen, Shearer y Boone (2004) observaron que los cristianos conservadores que asisten con más frecuencia a la iglesia tienen una actitud de mayor rechazo a la sexualidad que los católicos y cristianos de las corrientes dominantes en estados Unidos de américa, siendo equivalentes los promedios de actitudes entre católicos y protestantes de las corrientes dominantes. Davidson et al. (2004) y Moral, Álvarez e ibarra (2009) observaron que, a mayor religiosidad y práctica religiosa, se reporta mayor culpa y vergüenza ante conductas sexuales.

La presente investigación se desarrolla en estudiantes universitarios mexicanos y tiene como objetivos determinar la relación de la confesión religiosa, la convicción en las creencias religiosas y la frecuencia con que se acude a los servicios religiosos, con los significados asociados a la palabra-estímulo “sexualidad” y las actitudes hacia la sexualidad en general y hacia la homosexualidad. El estudio integra una metodología mixta, cualitativa y cuantitativa, proporcionando datos sobre un país de cultura latina, cuando la mayoría de los estudios sobre estas variables se han hecho en población anglosajona, donde domina la religión cristiana no católica. Desde los estudios revisados, se espera una representación de la sexualidad ligada a la relación y los preceptos morales de las personas más religiosas, y al placer y la libertad sexual en personas sin religión (Meier, 2003; rosik et al., 2007); asimismo, mayor valoración de la virginidad, homofobia, rechazo de la masturbación y desnudez en las personas más religiosas, especialmente entre aquellas que practican su religión con mayor frecuencia, al tener una identidad religiosa más definida (Davidson et al., 2008; Moral et al., 2009). Este estudio toma especial relevancia en la medida en que los países occidentales, entre ellos los latinos, sufren una crisis religiosa, con un abandono de los cultos tradicionales frente a posiciones ateas o muy personales, donde las creencias religiosas pierden influencia en la configuración de la persona (armendáriz, 1994).

Método

Participantes

Se trabajó con una muestra de 395 estudiantes de una facultad de psicología de una universidad pública del noreste de México. 83% fueron mujeres y 17% hombres. La edad mínima fue de 18 y la máxima de 28, con una media de 19.53 y desviación estándar de 1.46. El 98% eran solteros y 2% eran casados o vivían en unión libre. 80% eran estudiantes de tiempo completo y 20% tenían trabajos remunerados de tiempo parcial.

Instrumento

Como instrumento de medida se empleó un cuestionario de sexualidad para adolescentes y temprana juventud, creado para este estudio. Dicho cuestionario comenzaba con preguntas sobre datos demográficos; seguía con un test de asociación libre de palabras, dos escalas de actitud (hacia la sexualidad en general y la homosexualidad) y preguntas sobre conducta sexual. El cuestionario terminaba con una pregunta cerrada sobre el nivel de sinceridad en las respuestas dadas (de 1 totalmente sincero a 4 no sincero en general). El 61% de los encuestados dijo haber respondido de forma totalmente sincera, y el 39% se reservó cosas. En el test de asociación se pedía asociar espontáneamente cinco palabras a la palabra-estímulo “sexualidad”, luego ordenarlas por grado de representatividad y definir cada una de ellas. Los reactivos de las escalas de sexualidad y homosexuales eran de tipo Likert con un recorrido de 5 puntos (de totalmente en desacuerdo a totalmente de acuerdo). La mitad estaban redactados en un sentido de aceptación y la otra mitad en un sentido de rechazo. No obstante, todos se puntuaban en un sentido de rechazo. El contenido de los 20 reactivos de la escala de actitud hacia la sexualidad cubrían: masturbación, desnudez, pornografía, placer y valoraciones sobre la sexualidad como buena/mala, sucia/natural, placentera/angustiante. Se eliminaron los referentes a la infidelidad por ser inconsistentes con la escala. El contenido de los 10 reactivos de la escala de actitud hacia la homosexualidad cubría: aceptación/exclusión de los homosexuales como individuos, de la homosexualidad como orientación sexual y las manifestaciones públicas de los homosexuales. Todos estos reactivos se generaron desde un estudio cualitativo con tres grupos focales (uno de hombres, otro de mujeres y otro mixto), integrados por ocho estudiantes de licenciatura cada uno. La duración de los grupos era de hora y media. Había un moderador y un ayudante que grababa la sesión y tomaba notas. Como preguntas clave se hicieron: ¿qué entiende por sexualidad?, ¿qué le gusta de la sexualidad?, ¿qué les genera más rechazo de la sexualidad?, ¿qué es lo que más temen de la sexualidad?, ¿qué cosas cambiarían sobre la sexualidad en su sociedad?, ¿qué piensan de los hombres homosexuales? y ¿qué piensan de las mujeres lesbianas? (Moral & Martínez-Zulvarán, 2010). Los valores relacionados con la validez y la confiabilidad del instrumento y las categorías de análisis se expondrán en la sección de resultados.

Procedimiento y Análisis estadísticos

Se realizó un estudio descriptivo-correlacional con un diseño ex pos facto transversal. Se empleó una muestra incidental de participantes voluntarios, obtenida en los salones de clases con una aplicación colectiva del cuestionario. La fracción de muestreo fue del 33%, en una población de 1200 estudiantes. Al principio del cuestionario se informaba de la naturaleza del estudio y se pedía el consentimiento. El encuestado señalaba si deseaba o no participar. En caso de que no, se le preguntaba por qué. La participación fue muy alta, del 98%, y los motivos alegados para no participar fueron: falta de tiempo, desidia y rechazo de la encuesta. Se tardaban unos 30 minutos en responder al cuestionario.

Los subgrupos de representación se determinaron por análisis de clúster jerárquico. El análisis se realizó a nivel de participantes por el método de Ward. Se usó la distancia euclídea al cuadrado como medida de similaridad. Los factores de las dos escalas de actitud se determinaron por ejes principales y rotación Promax. El número de factores se estableció desde el punto de inflexión de la curva de sedimentación de los autovalores (criterio de Cattell). Se contrastó el ajuste de la estructura factorial hipotetizada con base en el resultado exploratorio por medio de análisis factorial confirmatorio (AFC), empleando el método de máxima verosimilitud desde la matriz de correlaciones. Los factores se consideraron interrelacionados y los errores, independientes. Las consistencias internas de las escalas y los factores se calcularon por el coeficiente alfa de Cronbach. Las puntuaciones en la escala y los factores se definieron por suma simple de ítems, puntuando todos hacia el polo de rechazo. El ajuste de las distribuciones a una curva normal se contrastó por la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Los cálculos se realizaron con el SPSS16, salvo el AFC, con el STATISCA7.

Resultados

Distribución de las variables religiosas

El 78% de los participantes se declaró de religión católica; 6%, cristiana o bíblica, y 3%, perteneciente a otra, como judía, islámica o budista. El 13% no creía en ninguna religión. De las 344 personas que pertenecían a alguna religión, el 7% creía poco, 33% algo, 37% bastante y 23% mucho; a su vez, el 17% acudía a los servicios religiosos con muy poca frecuencia, 36% con poca frecuencia, 34% con frecuencia y 13% con mucha frecuencia. Los cristianos eran los que promediaban más alto en práctica (H: χ2(2, N = 344) = 11.10, p < .01) y creencias religiosas (H: χ2(2, N = 344) = 13.96, p < .01). Los promedios de convicción en las creencias religiosas más bajos aparecían en los católicos; y los promedios de frecuencia de práctica religiosa más bajos, en aquellas personas pertenecientes a otras religiones.

Grupos semánticos de significados asociados con la palabra-estímulo “sexualidad”

Por análisis de contenido, desde las temáticas de las definiciones dadas por los encuestados, se crearon 15 categorías semánticas específicas y una residual de significados asociados con la palabra-estímulo “sexualidad”. Entre paréntesis se especifica la confiabilidad entre jueces, estimada por el coeficiente phi o correlación entre la ausencia (0) o presencia (1) de la categoría entre dos jueces en un subconjunto de 100 encuestas escogidas aleatoriamente. Los coeficientes φ variaron de .88 (relación interpersonal) a .99 (anticoncepción), con una mediana y una media de .93 y una desviación estándar de .04. Por el coeficiente kappa se calcula la confiabilidad para el conjunto de las 15 categorías, resultando una κ = .92. Por lo tanto, podemos afirmar que el sistema de categorías presenta confiabilidad alta:

Amor, intimidad y confianza. El amor, la intimidad, la confianza, el cariño o el respeto, como sentimientos que llevan a la persona a emparejarse y deben estar presentes en las relaciones sexuales. La sexualidad como un potenciador de estos sentimientos (φ = .89).

Anticoncepción. Asociación del uso de anticonceptivos con el ejercicio de la sexualidad. Se puede afirmar que son importantes para evitar el embarazo o infecciones de transmisión sexual (ITS) (φ = .99).

Besos, caricias y juegos sexuales. Actividades sexuales no coitales de pareja, como besos o caricias, destacándose el componente de excitación o lúdico (φ = .92).

Coito. Relaciones sexuales entre hombre y mujer en términos generales que incluyen el coito o el acto concreto del coito. Incluye los símbolos que hacen referencia al coito por el lugar donde se realiza (cama) o momento del día (noche) (φ = .95).

Erotismo corporal y biología. El cuerpo entendido como el espacio donde se vive la sexualidad o como una totalidad erótica. Partes corporales contempladas como elementos eróticos (piernas, senos, glúteos, labios). Emanaciones corporales como fluidos, olores y gemidos. El cuerpo y la sexualidad como impulso biológico (φ = .93).

Hijos. El fin de la sexualidad es la reproducción o deseo de tener hijos (φ = .96).

Identidad y orientación sexual. Bases para distinguir entre hombres y mujeres, así como las diferencias asociadas con el género. Presencia del sexo contrario como necesario para una relación sexual. Afirmación del propio género en oposición al contrario (φ = .92).

Madurez sexual. La adolescencia como el momento de la vida en que se alcanza la madurez sexual. Necesidad de madurez sexual, social o personal para tener relaciones sexuales (φ = .89).

Mensajes de educación sexual. Mensajes comunes en programas de educación sexual como sexo responsable; respeto por sí mismo y el otro, e higiene sexual. Proclamar la necesidad de tener una información suficiente y clara para vivir la sexualidad sin complejos. El sexo no es malo, sino natural. Asociaciones con materias y prácticas de psicología sobre educación sexual. Excluye el tema de los preservativos (φ = .95).

Miedos y angustias. Miedo al contagio de ITS, a tener una primera relación sexual, a lo desconocido en el sexo. La sexualidad como algo prohibido sobre lo que no se puede hablar; que la gente vive con confusión, complejos e inhibiciones; como un mito lleno de mentiras y engaños; o como algo sucio asociado con prostitución, alcohol o drogas (φ = .91).

Placer. El placer como fin del sexo o asociar sensaciones, como orgasmo (φ = .97). Pareja. Se asocia con relaciones estables, como noviazgo y matrimonio (φ = .97).

Pasión o excitación. Asociación con la pasión y la excitación pasional (φ = .98).

Relación integral. La sexualidad como relación integral entre dos personas (φ = .88).

Sexualidad sin pareja. Manifestaciones de la sexualidad sin necesidad de pareja física, como abstinencia, masturbación o fantasías sexuales (φ = .90).

Cada categoría semántica se definió como una variable ordinal, ponderando el orden de representatividad asignado a la categoría (de 5 para el primer orden a 1 para el quinto) y sumando en cada participante estos valores ponderados. Así, la puntuación en la categoría podía variar de 0 a

15. La puntuación de 15 supone que el encuestado empleó la misma categoría en las 5 asociaciones (5 + 4 + 3 + 2 + 1) y una puntuación de 0 en ninguna.

Desde el modelo de abric (1993), las categorías semánticas de frecuencia alta y orden de representatividad alto forman el núcleo de la representación. La primera periferia está constituida por categorías de frecuencia alta y representatividad baja; la segunda, por categorías de frecuencia baja y representatividad alta, y, finalmente, la tercera, por categorías de frecuencia baja y representatividad baja. El orden de representatividad corresponde a la media aritmética de cada categoría semántica tratada como variable ordinal. La mediana de las frecuencias fue de 72 y la media de categorías semánticas fue 2.86. En el núcleo central, tenemos: identidad y orientación sexual; coito; amor, intimidad y confianza; mensajes de educación sexual; erotismo corporal y biología, así como pareja. En la primera periferia solo encontramos una categoría semántica de placer. En la segunda periferia aparecen: relación integral, madurez, así como sexualidad sin pareja. En la tercera periferia se encuentran: hijos, miedos y angustias, anticoncepción, pasión, así como besos, caricias y juegos sexuales (tabla 1).

Por el análisis de clúster jerárquico, se definieron cinco grupos, con base en las 15 categorías semánticas específicas tratadas como variables ordinales. El número de grupos se fija tras la revisión del dendograma, estando los 5 grupos a una distancia de 5 unidades frente a las 30 unidades de la agrupación general de todos los participantes. Estos 5 grupos se caracterizan por medio de comparaciones de tendencia central (Kruskal-Wallis) en cada una de las 15 categorías semánticas (específicas) ordinales. Así, para cada grupo se genera un perfil con categorías de promedios altos y bajos que lo diferencian de los demás grupos.

El primer grupo, de 147 participantes, muestra los promedios más altos en las categorías de coito; erotismo corporal; miedos y angustia; besos, caricias y juegos sexuales, así como placer. Refleja un concepto físico o corporal de la sexualidad que integra riesgos, como embarazo e infecciones de transmisión sexual. Lo denominamos sexo físico.

El segundo, de 52 participantes, presenta los promedios más altos en mensajes de educación sexual, y los más bajos en identidad y orientación sexual; coito; relación integral, así como besos, caricias y juegos sexuales. Parece reflejar una aceptación de la sexualidad sin preocupaciones por la identidad y orientación sexual, pero con cierta distancia de la actividad sexual. Lo denominamos mensajes de educación sexual.

El tercero, de 84 participantes, presenta los promedios más altos en amor, pareja y pasión, así resalta la sexualidad como expresión del amor en pareja. Lo denominamos sexo relacional.

El cuarto, de 44 participantes, promedia alto en relación integral, madurez sexual, diferencias de género y mensajes de educación sexual. Es el que menos promedia en pareja y pasión. A su vez, promedia bajo en coito, erotismo corporal, besos, caricias y juegos sexuales, así como placer. Así, lo denominamos madurez y temas académicos asociados.

El quinto de 68 participantes tiene los promedios más altos en identidad y orientación sexuales, y los más bajos en mensajes de educación sexual, amor, besos y caricias, así como placer. En las categorías de coito y erotismo corporal se aproxima al primer grupo. Este grupo puede reflejar un concepto de la sexualidad muy ligado a la diferencia de géneros en un plano físico y social más que emocional. Lo denominamos diferencias de género.

Diferencias en significados por variables religiosas

Al comparar las 15 categorías por grupos de confesión religiosa solo aparece diferencia significativa en placer (H: χ2(3, N = 395) = 10.97, p = .01) y pasión (H: χ2(3, N = 395) = 7.92, p = .04) (tabla 2). Las personas pertenecientes a otras confesiones religiosas (distintas a católicos y cristianos) promedian más alto en placer y pasión, es decir, conceden más representatividad a esta categoría. En placer promedian más bajo los cristianos y en pasión más bajo los católicos (tabla 3). La categoría amor correlaciona tanto con práctica religiosa (rS = .16, p < .01) como con convicción (rS = .13, p = .01). Las categorías de coito (rS = -.16, p < .01) y placer (rS = -.12, p = .03) correlacionan con práctica religiosa. A más convicción religiosa, se da más valor de representatividad al amor. Cuanto más practicante es la persona, concede más valor al amor, pero menos al acto sexual del coito y el placer (tabla 2).

Las personas sin religión están más representadas en los grupos de sexo físico y mensajes de educación sexual; los cristianos, en sexo relacional y diferencias de género; los pertenecientes a otras religiones, en madurez y temas académicos asociados; asimismo, los católicos, en sexo físico y diferencias de género, aunque estas diferencias no alcanzan significación estadística (χ2(12, N = 395) = 13.59, p = .33) (tabla 3).

Aparece diferencia significativa de medias en la frecuencia con que las 344 personas que declaran pertenecer a alguna confesión religiosa siguen las ceremonias religiosas entre los cinco grupos semánticos de significados asociados con la sexualidad (H: χ2(4, N=344) = 19.17, p < .01, η = .23, η2 = .05), y la convicción religiosa se aproxima a la significación estadística (H:χ2(4, N=344) = 9.09, p = .06, η = .16, η2 = .03). Los grupos de sexo relacional y diferencias de género presentan los promedios más altos en práctica religiosa, y los grupos de madurez y temas académicos asociados y sexo físico, los promedios más bajos. El grupo de mensajes de educación sexual queda intermedio. De forma parecida, los grupos de sexo relacional y diferencias de género tienden a presentar los promedios más altos en convicción religiosa, y el grupo de madurez y temas académicos asociados, el promedio más bajo. Los grupos de mensajes de educación sexual y sexo físico se posicionan intermedios (tabla 4).

Actitudes hacia la sexualidad y hacia la homosexualidad

Al factorizar los 20 reactivos de la escala de sexualidad se define una estructura de 5 factores con base en el criterio de Kaiser (autovalores iniciales mayores a 1). Estos cinco factores explican el 37.2% de la varianza total. No obstante, con base en el criterio de Cattell, resulta una estructura más sencilla de tres factores y con una interpretación más clara, que explica el 31.6% de la varianza total.

Al rotar la solución por un método oblicuo (Promax), el primer factor de siete reactivos (2, 4, 6, 8, 11, 15 y 19), en sus puntuaciones altas, refleja valoración de la virginidad y condena de la pornografía, tiene una consistencia interna alta (α = .75) y su distribución se ajusta a una curva normal (ZK-S = 0.94, p = .34). El segundo de seis reactivos (1, 7, 9, 13, 14 y 17) indica rechazo de la masturbación y del sexo como algo sucio que genera angustia, tiene una consistencia interna alta (α = .72) y su distribución es asimétrica positiva (ZK-S = 2.12, p < .01). El tercero de siete reactivos (3, 5, 10, 12, 16, 18 y 20) se asocia con timidez, vergüenza, pudor y rechazo del placer sexual, tiene una consistencia interna adecuada (α = .67) y su distribución es asimétrica positiva (ZK-S = 1.70, p = .01). La escala de sexualidad de 20 reactivos obtiene una consistencia interna alta (α = .84) y su distribución se ajusta a una curva normal (ZK-S = 1.10, p = .17) (tabla 5). Los tres factores están interrelacionados con correlaciones directas y moderadas. Por AFC, la estructura de tres factores relacionados presenta unos índices de ajuste adecuados (Moral, 2006): el cociente entre chi cuadrada y sus grados de libertad (χ2 gl = 2.61) fue menor a 3, el residuo estandarizado cuadrático medio (RMSSR = .06) y el error cuadrático de aproximación (RMSEA = .07) fueron menores a .08, asimismo, el índice gamma poblacional (PGI = .93), gamma poblacional ajustado (APGI = .91) e índices de bondad de ajuste Jöreskog (GFI = .93 y AGFI = .91) fueron mayores a .90.

Los 10 reactivos de la escala de actitud hacia la homosexualidad presentaron una estructura unifactorial, con base en el criterio de Kaiser, que explica el 40.9% de la varianza total, una consistencia interna por la alfa de Cronbach de .87 y su distribución se ajustó a una curva normal (ZK-S = 1.30, p = .07). Por AFC, la estructura de un factor muestra índices de ajuste adecuados: χ2/gl = 2.37 (< 3), RMSEA = .07 y RMSSR = .04 (< .08), así como PGI = .96 y APGI = .93, GFI = .94 y AGFI = .91 (> .90).

Diferencias en actitudes por variables religiosas

Al realizar el contraste de medias de las escalas de actitud por grupos de confesión religiosa se halla diferencia significativa en todas ellas. La diferencia más definida surge en la actitud hacia la virginidad y la pornografía; la menos definida, en la actitud frente a la masturbación. Los cristianos y católicos son los que muestran actitudes de más rechazo; aquellos sin religión y los pertenecientes a otros cultos, las de más aceptación (tabla 6).

Hay una asociación significativa y directa de convicción y práctica religiosas con las actitudes. La asociación más fuerte (moderada-baja) es con la valoración de la virginidad y la condena de la pornografía. La más débil, con timidez, vergüenza, pudor y rechazo del placer sexual. También el rechazo de la homosexualidad aparece con una asociación débil. Las asociaciones son más fuertes con práctica que con convicción religiosa (tabla 7).

 

Discusión

Según los datos de un censo del año 2000, en la población mexicana, 88% de los ciudadanos son católicos, 9% son evangélicos o bíblicos, 1.5% pertenecen a otros cultos y 1.5% se declaran sin religión (INEGI, 2003). Al contrastar los porcentajes poblacionales con los porcentajes de la muestra, por la prueba chi cuadrada, se constata una clara divergencia (χ2(3, N = 395) = 355.30, p < .01). En la presente muestra integrada por jóvenes estudiantes universitarios hay menos católicos y más personas sin religión. No obstante, Martínez-García (2008) indica que hasta un 10% de la población católica mexicana es muy crítica con sus creencias y solo siguen las ceremonias religiosas de forma nominal, esto es, cuando se ven obligados por fuertes compromisos sociales. Este grupo de católicos descontentos, estudiantes universitarios, en los cuales se ha desarrollado un pensamiento crítico más definido y una mayor autonomía intelectual, puede originar el descenso en 10 puntos porcentuales del grupo de católicos y su incremento en personas sin religión. Por lo tanto, estos porcentajes reflejan una realidad social, no solo presente en universitarios, sino en toda la población mexicana. Precisamente, SEGOB e INEGI (2009), dentro de la encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2008 (ENCUP2008) reportaban 73.5% de católicos, 17% sin religión, 9% cristianos y 0.5% otra religión. Estos porcentajes son diferenciales con los del censo de 2000, e incluso con los encontrados en la presente muestra (χ2(3, N = 395) = 50.08, p < .01). El grupo de personas sin religión es mayor en el ENCUP2008 que en la muestra.

El grupo de participantes cristianos de la muestra era el más religioso, es decir, más creyente y practicante. El grupo de participantes católicos era el menos creyente, y se le podría calificar como menos religioso, ya que las personas pertenecientes a otros cultos que eran las menos practicantes, seguían con menos frecuencia sus ceremonias por dificultades de acceso y por estar fuera de su contexto cultural, no tanto por desgana o desmotivación. Esto también refleja el hecho de que el catolicismo se halla en crisis y que la religión, en un país mayoritariamente católico, como es México, pueda estar revitalizándose con el cristianismo. La encuesta ENCUP2008 refleja que el porcentaje de cristianos se mantiene cuando aumenta dramáticamente las personas sin religión a expensas de los católicos (SEGOB-INEGI, 2009).

Aunque el perfil diferencial de los grupos semánticos por confesión religiosa no alcanzó significación estadística, las diferencias de los grupos semánticos sí fueron estadísticamente significativas al considerar la práctica religiosa, que es el indicador más fuerte de identidad religiosa. Las personas más practicantes tenían una representación relacional del sexo, alejándose de una representación más física. La tendencia, como se esperaba, fue hacia una representación física del sexo entre las personas sin religión y relacional entre los más religiosos (cristianos y otros cultos). Las personas pertenecientes a otros cultos parecen ser los que tuvieron una imagen más integral de la sexualidad. Esto puede estar motivado por su mayor distanciamiento de la cultura dominante que es represora de la sexualidad (trueba-lara, 2008). Por otra parte, estas diferencias remarcan los pequeños matices de significado que introducen las creencias religiosas, como señalan rosik et al. (2007).

Ya que los perfiles diferenciales de significados por confesión religiosa están poco definidos, podemos señalar una representación compartida por el conjunto de la muestra de estudiantes. Desde el enfoque social de la representación de abric (2003), lo más central o probablemente más resistente al cambio en la representación de la sexualidad fueron los temas de ser hombre o mujer, el coito heterosexual como la forma sancionada de actividad sexual, el amor como elemento necesario para llegar a esa actividad y los principios de respeto y cuidado en el ejercicio de la sexualidad; es decir, una imagen positiva, muy socializada y acorde con los preceptos morales de una cultura moldeada por el catolicismo. Los elementos periféricos, diversos y heterogéneos, pero que pueden desestabilizar el núcleo central, fueron: el placer, contemplar la sexualidad como una forma amplia de relación con los demás, así como asociar la sexualidad con madurez puberal, formas solitarias de ejercicio, deseo y pasión. Lo cual es consonante con la etapa de la vida (adolescencia tardía e inicio de la juventud) (Bee & Boyd, 2005), así como con la escasa actividad sexual de esta muestra, constituida en su mayoría por mujeres. Solo un tercio de la muestra había tenido relaciones voluntarias de pareja con coito vaginal, la mitad habían mantenido relaciones voluntarias de pareja sin coito vaginal y dos tercios se masturban (Moral et al., 2009). Como elementos heterogéneos, más periféricos y con muy escasa influencia en el núcleo central, estarían el placer; el fin reproductivo; miedos asociados con perder la virginidad, contraer infecciones de transmisión sexual y la desinhibición a través del alcohol; el uso de anticonceptivos; así como actos sexuales de pareja correspondientes a la fase de excitación, como besos y caricias. Por lo tanto, las connotaciones más negativas toman un carácter periférico.

Esta imagen positiva, muy ligada al amor y al respeto, es consonante con otro estudio en parejas jóvenes católicas u ortodoxas de Francia y Grecia (apostolidis, 1994). Debe resaltarse que están ausentes las asociaciones de contenidos moralistas de corte religioso a la palabra-estímulo “sexualidad”, en su lugar aparecen contenidos de educación sexual. Esto se puede atribuir a las características de la población, que son estudiantes de una carrera del campo de la salud y entre sus roles profesionales está la educación sexual. No obstante, también puede influir el contexto académico de la encuesta que activó esos esquemas. Otro escenario, como la aplicación del cuestionario por un sacerdote ayudado por religiosas, podría activar otros aspectos verbales de la representación.

Así, en este estudio, la asociación de la religión con los contenidos verbales fue débil y parece existir una representación bastante compartida, más relacionada con el rol profesional e identidad colectiva que con la identidad religiosa. No obstante, la asociación de la religión con la actitud fue moderada-baja, es decir, toma más peso la identidad religiosa. Asimismo, en otro estudio realizado en esta misma población (Moral et al., 2009), también se observó que existía una relación moderada de las variables de religión con la conducta sexual, sobre todo con masturbación, relaciones sexuales de pareja sin coito vaginal, conductas homosexuales, menos culpa sexual y más satisfacción-placer. Estas conductas y afectos se daban más en el grupo de personas sin religión y en los menos practicantes.

En consonancia con otros estudios, las actitudes fueron diferenciales entre los distintos grupos por culto religioso, y la asociación más alta se dio con práctica religiosa que es el indicador fuerte de identidad religiosa (Davidson et al., 2008; lefkowitz et al., 2004; Meier, 2003). A más religiosidad, más se valoraba la virginidad y se condenaba la pornografía, más pudor se experimentaba ante la desnudez y menos se aceptaba la homosexualidad y la masturbación. El grupo de personas sin religión fue el más liberal. La identidad religiosa hacía adoptar a los creyentes actitudes más conservadoras y conductas más cerradas a la experiencia sexual, especialmente a los cristianos, al estar más comprometidos con sus pastores y parroquias; por el contario, la identidad de las personas sin religión, que son críticas con la visión religiosa de la sexualidad, adoptó actitudes más liberales y conductas sexuales más abiertas.

Antes de cerrar la discusión con las conclusiones, debemos señalar las limitaciones del estudio y alcances de los resultados. Los datos manejados son de autorreporte. Con datos proyectivos, de procesamiento automático u observacionales, las conclusiones podrían ser distintas. La población objeto de estudio fueron jóvenes universitarios de una carrera socio-sanitaria de una universidad pública mexicana, por lo que las conclusiones, en un principio, se circunscriben a esta. Para un estudio a un nivel poblacional, se podría revisar el estudio del INEGI (2003) y la base de datos del ENCUP2008 (SEGOB-INEGI, 2009). Los aspectos considerados de la religión (confesión, convicción y práctica) son de índole cultural; no se contempla la dimensión espiritual, es decir, la esfera privada y personal de la religión (Underwood & teresi, 2002), la cual también podría ser diferencial. Finalmente, aunque el 39% de los participantes en la encuesta se reservó cosas, al eliminar a este grupo y repetir los análisis, las tendencias de promedios y porcentaje son las mismas. No obstante, las pruebas de contraste pierden potencia estadística, de ahí que se retengan a esos 155 participantes.

En conclusión, la religión influye en los significados y actitudes frente a la sexualidad, siendo la relación más definida con las actitudes y más tenue con los significados. La actitud más liberal aparece entre las personas sin religión, y la más conservadora, entre cristianos y personas que siguen con más frecuencia las ceremonias religiosas. En esta población de estudiantes de psicología no aparecen asociaciones espontáneas de contenidos moralistas de corte religioso ante la palabra-estímulo “sexualidad”, pero sí de educación sexual, tanto en personas con o sin religión, en lo cual el contexto de aplicación (académico) seguramente es un determinante. Dentro de la muestra, se pueden distinguir cinco agrupaciones de participantes con base en los significados asociados con sexualidad: sexo físico, mensajes de educación sexual, sexo como expresión de amor, madurez y temas académicos asociados, y diferencia de género. Los cristianos y las personas con religión más practicantes valoraban más la virginidad, condenaban más la pornografía y aceptaban menos la masturbación. Las personas sin religión, consonante con su identidad, adoptaban una actitud de mayor aceptación.


* El autor agradece al M. C. Juan Carlos Sánchez-Sosa por su apoyo en la captura de datos y el cálculo de la confiabilidad, y a las Lic. Lidia Eréndira Álvarez Lorena y Lic. Elizabeth Ibarra por su apoyo en la búsqueda de información.


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Moral de la Rubia, J. (2010). RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL. Revista Colombiana de Psicología, 19(1), 45–59. https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/9746

ACM

[1]
Moral de la Rubia, J. 2010. RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL. Revista Colombiana de Psicología. 19, 1 (Jan. 2010), 45–59.

ACS

(1)
Moral de la Rubia, J. RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL. Rev. colomb. psicol. 2010, 19, 45-59.

ABNT

MORAL DE LA RUBIA, J. RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL. Revista Colombiana de Psicología, [S. l.], v. 19, n. 1, p. 45–59, 2010. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/9746. Acesso em: 29 mar. 2024.

Chicago

Moral de la Rubia, José. 2010. “RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL”. Revista Colombiana De Psicología 19 (1):45-59. https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/9746.

Harvard

Moral de la Rubia, J. (2010) “RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL”, Revista Colombiana de Psicología, 19(1), pp. 45–59. Available at: https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/9746 (Accessed: 29 March 2024).

IEEE

[1]
J. Moral de la Rubia, “RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL”, Rev. colomb. psicol., vol. 19, no. 1, pp. 45–59, Jan. 2010.

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Moral de la Rubia, J. “RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL”. Revista Colombiana de Psicología, vol. 19, no. 1, Jan. 2010, pp. 45-59, https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/9746.

Turabian

Moral de la Rubia, José. “RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL”. Revista Colombiana de Psicología 19, no. 1 (January 1, 2010): 45–59. Accessed March 29, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/9746.

Vancouver

1.
Moral de la Rubia J. RELIGIÓN, SIGNIFICADOS Y ACTITUDES HACIA LA SEXUALIDAD: UN ENFOQUE PSICOSOCIAL. Rev. colomb. psicol. [Internet]. 2010 Jan. 1 [cited 2024 Mar. 29];19(1):45-59. Available from: https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/9746

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