Publicado

2011-01-01

Entrevista a Nathalie Heinich

Palabras clave:

formación, sociología del arte, sociología pragmática, trayectoria intelectual (es)

Descargas

Autores/as

  • Valéry Rasplus Le Nouvel Observateur
En esta entrevista, Nathalie Heinich traza su trayectoria intelectual como partícipe de la tendencia de la sociología pragmática. Define distintos momentos de su formación, desde sus comienzos en la sociología y en la historia del arte, y los problemas y temas que se han aplicado, así como su relación con sus maestros.

Entrevista a Nathalie Heinich*

Interview with Nathalie Heinich

Valéry Rasplus**
Le Nouvel Observateur
Traducido por Jorge Enrique González***

* Se publican aquí algunos apartes de la entrevista de Valéry Rasplus a Nathalie Heinich, publicada en Le Nouvel Observateur (enero 5 de 2011). Nathalie Heinich (1955) es una de las sociólogas del arte y la cultura más prolífica en la época contemporánea. Sus contribuciones se destacan por el detallado trabajo de investigación empírica, así por sus aportes conceptuales. En particular, es conveniente resaltar los aportes que ofrece sobre las relaciones entre arte y reflexión sociológica, en la medida en que ofrece una sólida argumentación sobre el papel de los códigos y prácticas estético-expresivas como actividades de actores concretos en situaciones concretas, que aportan un valioso material para estudiar, desde una perspectiva comprensiva, algunas de las principales orientaciones de la acción en nuestra vida cotidiana. [N. del T.]
** Periodista a cargo de Ciencia y Cultura en Le Nouvel Observateur.
*** Profesor de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá ∙ jegonzalezr@unal.edu.co

Artículo de reflexión. Recibido: marzo 8 del 2011. Aceptado: abril 15 del 2011.


Resumen

En esta entrevista, Nathalie Heinich traza su trayectoria intelectual como partícipe de la tendencia de la sociología pragmática. Define distintos momentos de su formación, desde sus comienzos en la sociología y en la historia del arte, y los problemas y temas que se han aplicado, así como su relación con sus maestros.

Palabras clave: formación, sociología del arte, sociología pragmática, trayectoria intelectual.

Abstract

In this interview Nathalie Heinich traces her intellectual journey as a representative of the trend of pragmatic sociology, focusing on different moments in her development since the beginning of her career in sociology and history of art, as well as on the problems and topics she has dealt with and her relationships to her mentors.

Key words: intellectual development, pragmatic sociology, sociology of art.


Valéry Rasplus: ¿Podría presentarse e indicar su trayectoria universitaria?

Nathalie Heinich: Soy socióloga del Centre nationale de rechercehe scientifique (cnrs) desde 1986. Hice estudios de Filosofía en Aix-en Provence y luego estudie en la École des hautes études en sciences sociales (ehess). Mi tesis la dirigió Pierre Bourdieu y fue sustentada en 1981. Nunca tomé cursos de Sociología en el pregrado de la universidad y mi formación se hizo a través de lecturas y con la asistencia al seminario de Bourdieu durante varios años, de donde me surgió un persistente complejo de autodidacta.

v. r.: Una gran parte de sus trabajos tratan sobre la sociología del arte. ¿Fue ésta una imposición o fue una elección voluntaria?

n. h.: Tal como lo narro en un pequeño libro de entrevistas con Julien Ténedos (La sociologie á l’épreuve de l’art, éditions aux lieux d’etre, 2006-2007), yo inicié mi monografía del Diploma de profundización de estudios (dea)1 sobre los coleccionistas de pintura en la época clásica, y luego hice mi tesis doctoral sobre la transformación del estatus de pintor en el sistema académico, esencialmente porque mi tradición cultural familiar me condujo a esos temas, pero con la perspectiva crítica que permitía el enfoque histórico y relativista de Bourdieu. Como también he sido autodidacta en historia del arte, me interesaba continuar en este campo, dado el trabajo intelectual que tuve que hacer. En particular, luego de mi ingreso en 1981 al “mercado” profesional, casi no había reclutamiento para universitarios, entonces fue necesario vivir durante varios años como “intelectual en estado de precariedad”, aunque en esa época no se denominaba así, gracias a contratos de investigación y algunos cursos aquí y allá. Ahora bien, también fue el momento de la llegada al poder de la izquierda2 y hubo dinero para la investigación y la cultura, lo que me permitió trabajar para diversas instituciones culturales de manera inmediata. De otra parte, fue entonces cuando verdaderamente aprendí el oficio de socióloga, investigando, bien fuera que se tratara de encuestas estadísticas sobre el público que asistía a los museos, o encuestas más cualitativas con entrevistas u observaciones de terreno.

Luego de mi ingreso al cnrs intenté utilizar todo aquello que había acumulado con mi tesis doctoral y mis investigaciones y, entonces, pude aprovechar algunas propuestas que me hicieron en ese momento. De esta manera pude trabajar no sólo sobre el estatus de los pintores en la época clásica, sino también en la época moderna y contemporánea, así como sobre los escritores, los cineastas, sobre el patrimonio y, también, sobre la identidad femenina, utilizando la literatura de ficción y materiales de mis investigaciones. Todo ese trabajo fue, pues, una mezcla de predisposiciones familiares, oportunidades tomadas al vuelo y mi interés personal en algunos temas que consideré importantes.

Luego de todo este tiempo he puesto en práctica el principio de que lo importante para mí no era solamente el “arte”: éste se convirtió para mí menos en un objeto de investigación que en un terreno para intentar desarrollar la sociología de los valores, apoyándome sobre los materiales de investigación que había acumulado.

v. r.: Su nombre aún continúa asociado, tal vez a pesar suyo, al de Pierre Bourdieu. ¿Cómo llegó usted a frecuentarlo y cuáles fueron sus relaciones?

n. h.: Descubrí la Sociología leyendo su revista, Actes de la recherche en sciences sociales, que se creaba más o menos en el momento en que yo ingresaba la universidad. Enseguida, al leerla comprendí que éste era el tipo de trabajos que me interesaban, mucho más que la Filosofía. Pero no pensaba poder ser capaz de hacer una tesis de sociología, puesto que no tenía la formación. Por esa razón comencé por presentarle mi proyecto de tesis a Hubert Damisch3, quien me aconsejó presentársela a Pierre Bourdieu.

Tengo un grato recuerdo de los cuatro años de preparación de mi tesis. Sólo veía a Bourdieu luego de sus seminarios, dos veces por mes, pero desde mi punto de vista nuestras relaciones fueron excelentes: él estaba siempre disponible para los “jóvenes” y los animaba en sus trabajos. Él reconoció que no conocía mucho sobre el tema de mi tesis, razón por la cual me sugirió que contactara a Louis Marin4 para que supervisara mi tesis. Luego de la sustentación de mi tesis, Bourdieu me repetía que nunca había logrado vincular a nadie en el cnrs, pero por lo menos me había ayudado a obtener varias investigaciones y una beca en la École francaise de Roma.

Nuestras relaciones se deterioraron en circunstancias que he descrito en el libro Pourquoi Bourdieu5, pero aún me consideré vinculada intelectualmente por varios años a él, incluso luego de mi ingreso en el Centro de investigación de Luc Boltanski en 1986. Me llevó varios años tomar distancia, aunque ¡creo que todos y todas quienes recibimos sus enseñanzas hemos tenido el mismo problema!

v. r.: Cinco años después de la muerte de Pierre Bourdieu usted publicó Pourquoi Bourdieu?, que marca una ruptura radical con este sociólogo y su obra. ¿Por qué no publicó este libro cuando él aún estaba vivo y no esperar tanto tiempo?

n. h.: La ruptura se produjo mucho antes, desde la publicación de mi libro La glorie de Van Gogh, del cual varios de los discípulos dijeron que se trataba de “una máquina de guerra contra Bourdieu”, lo que no era realmente mi intención y su publicación en la editorial Minuit en 1991 coincidió (según Jerome Lindon) con la salida de Bourdieu de la editorial Seuil. Todos mis trabajos a partir de 1990 han tratado de alejarse de su “sociología crítica” y a poner en evidencia este alejamiento, tal como lo hice en Ce que l’art fait á la sociologie6, de 1998. A este propósito ayudó mi cercanía con todos aquellos que en ese momento desarrollaban una tentativa semejante para sacar la sociología francesa de la alternativa Boudon7/Bourdieu, en particular la cercanía a Luc Boltanski, quien me había recibido en su Centro de investigación de Sociología política y moral, así como Bruno Latour, de quien seguí durante varios años su seminario en la Escuela de Minas, desde finales de la década de 1980.

Pero las reputaciones tienen una fuerte inercia y me tomó mucho tiempo desprenderme de la imagen de “discípula de Bourdieu” que, debo decirlo, ¡me molesta considerablemente, tomando en cuenta mi trayectoria intelectual durante los últimos veinte años! Cuando uno es mujer, sobre todo si es joven, el problema es que la gente tiene dificultades para imaginar que uno puede tener un pensamiento propio...

¿Por qué no haber publicado antes Pourquoi Bourdieu? ¡Pues porque no lo consideré pertinente! Además, porque no quería retornar sobre esa parte del pasado, justo cuando buscaba alejarme de él. El principal estímulo para publicarlo vino de mi editor, Pierre Nora, quien me preguntó en qué había consistido el éxito de Bourdieu y me sugirió que yo era una de las personas mejor dispuestas para responder a esa pregunta. Por cierto, ese era el tipo de preguntas que yo había intentado responder en mi libro sobre van Gogh. Ya que soy muy sensible a los halagos, no me faltó más para lanzarme en ese proyecto...

Dicho esto, aunque hubiese tenido la idea antes, no hubiera podido escribir ese libro estando vivo Bourdieu. Era necesario hacer el cierre de su obra, de su carrera, de su vida, para que ese retorno al pasado tuviera sentido. Además, uno no habla de los vivos como habla de los muertos: no me hubiera sentido suficientemente libre de expresar mi pensamiento respecto de él sí me lo hubiera imaginado leyendo mi trabajo... Y, como no creo en la vida eterna, salvo a nivel simbólico, escribí ese libro para quienes se interesan en su obra y también para mí, sobre todo para mí.

v. r.: Desde hace varios años existe un tema que retorna regularmente en numerosas polémicas: el de la conspiración. ¿Ha analizado usted este tema, y, cuál es el enfoque que tiene al respecto?

n. h.: Yo trato ese tema en un libro reciente, Le betisier du sociologue8. Considero que se trata de una exacerbación del discurso crítico que se ha convertido en la forma principal de pensamiento en la última generación y que ha encontrado en la obra de Bourdieu un amplificador formidable. [79] Esa compulsión crítica ha conocido, de otra parte, una formidable caja de resonancia con la tecnología de la Internet, la cual ofrece a los rumores unarápida y eficaz circulación, cosa que, evidentemente, jamás había tenido en el pasado. Ahora bien, nada resulta más atractivo para la compulsión a los rumores que la hipótesis del secreto, de la conspiración, del complot, que impulsa la hipótesis de una división sistemática del mundo entre los “fuertes” que “están en el secreto” y los “débiles” que están excluidos. La denuncia de esos supuestos decretos se convierte entonces en el arma por excelencia de los débiles. Este simplismo no puede menos que atraer a los espíritus simples y, más aún, si tienen además tendencia a la paranoia...

v. r.: ¿Para usted la Sociología es una ciencia?

n. h.: El asunto no es tanto saber si es una ciencia, sino si debe serlo y, eventualmente, cómo hacer para que lo sea. Mi respuesta a la primera pregunta es afirmativa, sin vacilaciones. Al estar ubicada por mis temas de investigación más cerca de las “humanidades” y, por mi disciplina, más cerca de las “ciencias sociales”, estoy en condiciones de apreciar los aportes del segundo polo. Desde el momento en que hay un diseño de investigación sobre fenómenos empíricos; procedimientos de control sobre los enunciados; clara distinción entre la descripción, la interpretación y los juicios de valor; obligación de referirse a los trabajos existentes sobre el tema tratado; en síntesis, desde que se utilizan verdaderos métodos de investigación y de tratamiento de datos, el trabajo se vuelve mucho más apasionante y, evidentemente, más productivo.

Esto no quiere decir que la labor de los “ensayistas” no aporte trabajos que den claridad, fulgurantes a pesar de que sean fruto de la intuición, o de la sensibilidad, o de la cultura de sus autores. Pero, en conjunto, la proporción de lo que subsiste durante un buen tiempo en las “humanidades” es débil respecto de lo que se produce, en tanto que los aportes de la Sociología o de la Antropología que perduran provienen todos de trabajos de investigación, bien sea de diseños historiográficos y archivísticos como en Weber o Elias, o bien de diseños estadísticos como en Durkheim, o bien de compilaciones de trabajos etnográficos como en Mauss, o trabajos de observación como en Goffman.

En cuanto a la segunda pregunta, es decir, cómo hacer para que la Sociología se convierta en una verdadera ciencia, respondería invocando dos imperativos: en primer término, se debe recurrir a la investigación empírica aunque sólo trate sobre textos (que deben ser abundantes y razonados); en segundo término, la neutralidad valorativa, es decir, la clara distinción entre juicios de valor de los actores y juicios de valor del investigador y la suspensión de estos últimos en tanto se refieran a la conducta de los actores (no sobre los trabajos de otros investigadores, que llevan por supuesto al elogio o a la crítica), en el marco del trabajo de investigación o de la enseñanza (lo que no quiere decir abstenerse de cualquier juicio de experto, ni de cualquier toma de posición en la esfera pública).

Estoy íntimamente convencida que entonces, y sólo entonces, tendremos la clave que permitirá a la Sociología salir de su “Edad Media” en la que aún tiende a chapucear. Los etnólogos lo han comprendido hace mucho tiempo (al menos los mejores de ellos), pero los sociólogos se resisten a aceptarlo, en la medida en que la expresión de opiniones continúa siendo muy importante en nuestra sociedad. Pero, aunque nos tome varias generaciones, estoy convencida de que el progreso intelectual va en el sentido del abandono de una posición normativa. En todo caso, es a lo que me atengo en la medida de lo posible y ¡de esa manera el trabajo resulta muy interesante!

Dicho esto, la “cientificidad” de las ciencias humanas y sociales no debe considerarse como una extensión de las normas de las ciencias naturales. Considero que existe especificidad en el estudio de la experiencia humana que exige abrir la noción de cientificidad más allá del paradigma en el que surgieron inicialmente. El enfoque comprehensivo, en particular, me parece una de las vías que permiten afirmar que se puede producir conocimiento, riguroso y acumulable, sin adherirse de manera exclusiva a la forma explicativa de las ciencias “duras”, las que aparecerán, tal vez, algún día como un simple caso del trabajo científico.

v. r.: A menudo se indican cuáles han sido los autores de mayor influencia de uno u otro sociólogo en su disciplina. Frecuentemente se trata de autores del pasado (Durkheim, Weber, Elias, etc.). Quisiera preguntarle sin mirar al pasado, sino enfocándome en el presente, ¿cuáles son para usted los sociólogos más influyentes en la actualidad?

n. h.: He estado muy influenciada por el enfoque de Boltanski y su tránsito de “la sociología crítica a la sociología de la crítica”9, razón por la que he estado infinitamente decepcionada por las recientes inflexiones normativas de sus trabajos luego del Nuevo espíritu del capitalismo (con excepción de su libro sobre el aborto), que luego retorna con sus mejores libros. De la justificación, el libro que escribió con Laurent Thévenot, ha sido para mí un punto de apoyo muy importante en mi interés por la sociología de los valores, aunque ellos rechazan ese término.

También continúo leyendo con mucho interés a Bruno Latour, aunque no adhiero a la totalidad de sus trabajos, pero lo considero como un modelo de trabajo de investigación, particularmente La vie de laboratoire y La fabrique du droit. Igualmente me intereso por el trabajo de Alain Ehrenberg, que no teme a los altos niveles de generalización y mantiene un cierto “espíritu del tiempo”, apoyándose sobre resultados de investigación que le permiten mantenerse riguroso y así evitar el “ensayismo”. Sus libros resultan siempre muy sugestivos.

Por lo demás, admiro mucho los libros del estadounidense Randall Collins, aunque sólo conozco parcialmente su obra. Me parece un modelo de imaginación e inventiva, al mismo tiempo que mantiene la sistematicidad y el rigor. Además, no es un ideólogo, porque es más la [81] curiosidad lo que lo impulsa, que la voluntad de defender una posición.

Igualmente, he utilizado ampliamente los trabajos del alemán Axel Honneth sobre el reconocimiento, aunque él practica la sociología al estilo alemán, es decir, entendida como una “filosofía de lo social”, más que una sociología propiamente dicha, es decir, entendida como una disciplina que utiliza la investigación empírica. Pero, a partir de la Filosofía hegeliana y la Antropología estadounidense él ha sabido desarrollar su intuición sobre la importancia de la necesidad de reconocimiento y las formas que esta puede adoptar. Dicho esto, es necesario reconocer que Tzvetan Todorov había elaborado este tipo de reflexión en un libro memorable La vie en commune, aunque él no es sociólogo. Me detengo allí, ¡porque de lo contrario será necesario que haga la lista completa de todos los autores vivos que para mí son importantes en la actualidad!

v. r.: ¿Podría referirse brevemente a sus proyectos futuros?

n. h.: Hace poco terminé un libro sobre la celebridad, que constituye la continuación de L’élite artiste en el que trabajé durante veinticinco años. A finales de 2011 aparecerá (en la editorial Les Impressions Nouvelles), una recopilación de mis artículos sobre el tema de la deportación, un problema que he trabajado desde la década de 1980 gracias a mi colaboración en las investigaciones de Michael Pollak. Luego quisiera poner un punto final a mis trabajos sobre el arte contemporáneo, desarrollando una idea que me parece que resume lo esencial de lo que éste ha representado y los problemas que plantea. Si todo marcha bien, el siguiente libro será un ensayo más literario, más “libre” sobre un tema que igualmente estudio desde hace bastante tiempo y que subyace en el libro sobre la celebridad. Después de esto, podré por fin consagrarme a una serie de investigaciones sobre los valores, que retomarán lo esencial de los materiales acumulados gracias a los estudios sobre el arte, pero que se centrarán sobre algunos valores. No le diré sobre cuales: ¡los descubrirán cuando sea el momento oportuno! (Un poco más —algunos años— de paciencia).


1. En la anterior organización de los estudios de posgrado en Francia el dea era la primera etapa de la formación de doctorado. [N. del T.]

2. Se refiere al triunfo electoral del candidato presidencial François Mitterrand, del Partido Socialista ps. [N. del T.]

3. Profesor francés (1928), especialista en temas de filosofía, estética e historia del arte, vinculado a la ehess. [N. del T.]

4. Filósofo francés (1931), especialista en historia del arte francés y análisis semiológico, vinculado a la ehess. [N. del T.]

5.Editado por Gallimard en 2007. [N. del T.]

6.Editado por Minuit. Traducción en lengua española Lo que el arte aporta a la sociología. México: conaculta. [N. del T.]

7. Se refiere a la influencia del sociólogo francés Raymond Boudon (1934). [N. del T.]

8. París: Klincksieck. [N. del T.]

9.Véase en este número la reseña de J. E. González sobre el libro de L. Boltanski De la contradiction. [N. del T.]


Libros de Nathalie Heinich

Heinich, N. (1991). La Gloire de Van Gogh. Essai d’anthropologie de l’admiration. París: Éditions de Minuit. Heinich, N. (1993). Du peintre à l’artiste. Artisans et académiciens à l’âge classique. París: Éditions de Minuit. Heinich, N. (1995). Harald Szeemann un cas singulier. Entretien. París: L’Échoppe. Heinich, N. (1996). Être artiste. Les transformations du statut des peintres et des sculpteurs. París: Klincksieck. Heinich, N. (1996). États de femme. L’identité féminine dans la fiction occidentale.

París: Gallimard. Heinich, N. (1997). La sociologie de Norbert Elias. París: La Découverte. Heinich, N. (1998). Ce que l’art fait à la sociologie. París: Éditions de Minuit.

Heinich, N. (1998). Le Triple Jeu de l’art contemporain. Sociologie des arts plastiques. París: Éditions de Minuit.

Heinich, N. (1998). L’art contemporain exposé aux rejets. París: Jacqueline Chambon (reeditado en poche en 2009).

Heinich, N. (1999). L’Épreuve de la grandeur. Prix littéraires et reconnaissance. París: La Découverte.

Heinich, N. (2000). Pour en finir avec la querelle de l’art contemporain. París: L’Échoppe.

Heinich, N. (2000). Être écrivain. Création et identité. París: La Découverte.

Heinich, N. (2001). La Sociologie de l’art. París: La Découverte.

Heinich, N. y Caroline Eliacheff. (2002). Mères-filles, une relation à trois. París: Albin Michel.

Heinich, N. y Bernard Edelman. (2002). L’Art en conflits. París: La Découverte.

Heinich, N. (2003). Face à l’art contemporain. París: L’Échoppe.

Heinich, N. (2003). Les Ambivalences de l’émancipation féminine. París: Albin Michel.

Heinich, N. y Jean-Marie Schaeffer. (2004). Art, création, fiction. Entre sociologie et philosophie. París: Jacqueline Chambon.

Heinich, N. (2005). L’élite artiste. Excellence et singularité en régime démocratique. París: Gallimard.

Heinich, N. (2006-2007). La sociologie à l’épreuve de l’art. Entretien avec Julien Ténédos (2 vols.) Montreuil: Aux Lieux D’être.

Heinich, N. (2007). Pourquoi Bourdieu. París: Gallimard.

Heinich, N. (2007). Comptes rendus... París: Les Impressions nouvelles.

Heinich, N. (2009). Le Bêtisier du sociologue. París: Klincksieck.

Heinich, N. (2009). La Fabrique du patrimoine. De la cathédrale à la petite cuillère. París: éditions de la msh.

Heinich, N. (2009). Faire voir. L’art à l’épreuve de ses médiations. París: Les Impressions nouvelles.

Heinich, N. (2010). Guerre culturelle et art contemporain. Une comparaison franco-américaine. París: Herma.

Cómo citar

APA

Rasplus, V. (2011). Entrevista a Nathalie Heinich. Revista Colombiana de Sociología, 34(1), 75–82. https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/22488

ACM

[1]
Rasplus, V. 2011. Entrevista a Nathalie Heinich. Revista Colombiana de Sociología. 34, 1 (ene. 2011), 75–82.

ACS

(1)
Rasplus, V. Entrevista a Nathalie Heinich. Rev. colomb. soc. 2011, 34, 75-82.

ABNT

RASPLUS, V. Entrevista a Nathalie Heinich. Revista Colombiana de Sociología, [S. l.], v. 34, n. 1, p. 75–82, 2011. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/22488. Acesso em: 19 mar. 2024.

Chicago

Rasplus, Valéry. 2011. «Entrevista a Nathalie Heinich». Revista Colombiana De Sociología 34 (1):75-82. https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/22488.

Harvard

Rasplus, V. (2011) «Entrevista a Nathalie Heinich», Revista Colombiana de Sociología, 34(1), pp. 75–82. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/22488 (Accedido: 19 marzo 2024).

IEEE

[1]
V. Rasplus, «Entrevista a Nathalie Heinich», Rev. colomb. soc., vol. 34, n.º 1, pp. 75–82, ene. 2011.

MLA

Rasplus, V. «Entrevista a Nathalie Heinich». Revista Colombiana de Sociología, vol. 34, n.º 1, enero de 2011, pp. 75-82, https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/22488.

Turabian

Rasplus, Valéry. «Entrevista a Nathalie Heinich». Revista Colombiana de Sociología 34, no. 1 (enero 1, 2011): 75–82. Accedido marzo 19, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/22488.

Vancouver

1.
Rasplus V. Entrevista a Nathalie Heinich. Rev. colomb. soc. [Internet]. 1 de enero de 2011 [citado 19 de marzo de 2024];34(1):75-82. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/recs/article/view/22488

Descargar cita

Visitas a la página del resumen del artículo

505

Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.