ACTIO NÚM. 4 | Enero - Diciembre / 2020

Sebastián Martínez Barco

Diseñador industrial - Universidad Nacional de Colombia. Candidato aspirante magister en Derechos Humanos y Cultura de Paz - Pontificia Universidad Javeriana Cali.

jsmartinezb@javerianacali.edu.co

jsmartinezb@unal.edu.co

Introducción

La sensación de inseguridad en los espacios públicos, los índices de violencia en las ciudades y la desconfianza de los pobladores, como una enfermedad del entorno social, son causados por la ruptura del tejido humano y el deterioro de los bienes públicos debido al olvido por parte de las administraciones locales, esto termina con el abandono de algunas zonas de la ciudad por parte de los pobladores, las cuales quedan desiertas y se tornan inseguras (Manzini, 2001).

El espacio público es el lugar común para el encuentro de los diferentes grupos poblacionales. Cada grupo tiene diferentes metas y expectativas que podrían ser contrarias entre unos y otros, sumado a la poca satisfacción de las necesidades cuando la oferta no es suficiente o consecuente con la cotidianidad de los asentamientos humanos cercanos, lo cual desencadena situaciones de conflicto (López-Mosquera, García y Barrena, 2014; Manzini, 2003). El conflicto es la divergencia entre objetivos, necesidades o deseos que produce la imposibilidad de satisfacer las necesidades o anhelos, y se expresa como malestar o tensiones sociales entre las personas (Comins, 2008), cuya posibilidad de evasión o trámite depende de las condiciones socioculturales de las poblaciones (Max-Neef, et al., 1986).

El espacio público se ha creado para ser el lugar para el reencuentro con la esencia propia y el respeto mutuo en las relaciones de las personas, la abundancia y calidad de estos espacios dignifica la vida en las ciudades, elevando la sensación de seguridad de los ciudadanos al reconstruir los lazos rotos por conflictos, mediante el diálogo, la sana convivencia y la resolución diplomática de diferencias, que generan el empoderamiento sobre el territorio y el desarrollo a nivel humano (Minambiente, 2005a).

Esta investigación se realizó en cinco parques urbanos de Palmira, ciudad satélite de Santiago de Cali, que está ubicada al sur occidente de Colombia. Los parques seleccionados hacen parte de la principal oferta de bienes públicos que tiene la ciudad. Dos de ellos, el parque Bolívar y el parque de La Factoría, están ubicados en el centro urbano de la ciudad y los otros tres, el Bosque Municipal, el parque del Prado y el parque Obrero, están distribuidos entre zonas residenciales y barrios populares. Cada uno de estos brinda al público una serie de instalaciones que permiten desarrollar actividades como caminar, pasear a las mascotas, recrearse activamente, encontrarse y charlar con un conocido. Ofrecen también espacios para la contemplación y son circundados por establecimientos comerciales, móviles y permanentes, donde los usuarios del parque compran alimentos para ser consumidos en el lugar.

Adicionalmente, cada parque posee unas singularidades que le hacen diferente y modifican la manera en que la población se asienta sobre ellos. El parque del Prado, por ejemplo, está equipado con una pista de skateboarding y es preferido por jóvenes que practican este deporte; el parque Obrero está ubicado en una zona por donde circulan omnibuses de transporte intermunicipal, lo que hace que sea frecuentado por habitantes de otras poblaciones, cuenta con algunos establecimientos comerciales y es el refugio natural de iguanas silvestres. En contraste, gracias a su vegetación, el Bosque Municipal cuenta con grandes extensiones de zonas verdes, una granja en miniatura con animales domésticos y un lago artificial. Estas características, sumado a los grandes espacios y recorridos, son principalmente atractivas para desarrollar actividades deportivas.

Ubicado en el centro urbano, el parque de La Factoría cuenta con una serie de establecimientos que comercializan alimentos, tiene una gran circulación de personas durante toda la jornada y, además, allí se realiza una gran cantidad de eventos culturales en sus nodos. El parque Bolívar también está ubicado en la zona del centro urbano de Palmira, donde hay gran actividad comercial, como tiendas de vestimenta, bancos y se encuentra una zona peatonalizada. No muy lejos de allí, el parque Bolívar está ubicado cerca de la catedral de Palmira. Es un lugar muy significativo para la población donde hay tiendas tradicionales para la compra de vestimenta o calzado, y otros establecimientos importantes como bancos e instituciones prestadoras de servicios públicos, es el punto de conexión para la vida cotidiana de muchos pobladores.

Objetos y convivencia

Siguiendo a Keane (2013), durante la interacción con objetos y con otros seres humanos, las personas desarrollan lenguajes no verbales, sistemas de expresión y percepción del mundo, cuyo acento —si este lenguaje es grueso o sutil— dependen de condiciones que se referencian en la formación social o académica de los individuos y se exteriorizan durante el proceso de uso de los objetos como productos o bienes de uso público. Es decir que el performance que se desarrolla en torno al uso varía según el perfil que construye cada persona a partir de sus experiencias, educación, interacciones y convivencias. Aunque dos personas estuvieran desarrollando la misma actividad, con el mismo objeto y en condiciones similares, todas las situaciones alrededor de este serían influenciadas por el nivel de formación, la conducta, las afinidades sociales y hasta el lugar de donde proviene cada una de las personas.

De acuerdo con lo anterior, los conflictos durante el uso de bienes y espacios públicos podrían generarse cuando una persona, con un comportamiento menos tolerante, impida las actividades de otras personas. Así mismo, se considera que los objetos constitutivos del espacio público, que dan forma a las ciudades, determinan la manera en que los seres humanos se relacionan con el espacio, es decir que, cuando los desarrollos materiales son amables con los individuos, toman la forma de los recorridos, responden a la cantidad de usuarios y a los hábitos diarios de los seres humanos, se facilita la afiliación y la convivencia (Minambiente, 2005b).

Figura 1. Lenguaje y uso.

Figura 1. Lenguaje y uso.

Bienestar en espacios de contemplación

El estado de bienestar se cumple cuando las personas satisfacen sus necesidades gracias a las cualidades del hábitat humano, que se divide entre entorno físico —conformado por los satisfactores materiales como objetos y espacios de acceso libre— y el entorno social —donde se entreteje la dimensión social y humana— (Manzini, 2001). El entorno físico y su acceso están amenazados por la privatización y el cierre del espacio público, especialmente generado por agentes comerciales que obstaculizan y reducen los espacios de reunión y el espacio de acceso al público (Minambiente, 2005b).

El entorno social se deteriora por la propagación de bienes de consumo privado que invaden el tiempo libre de las personas, produciendo el «fenómeno del uso del tiempo», que se define como la necesidad de sentirse siempre ocupado e intentar hacer la mayor cantidad de cosas durante el tiempo disponible (Manzini, 2003).

Este último tiene el efecto secundario de provocar el desvanecimiento del tiempo libre utilizado para socializar, reconocerse y reunirse con otras personas, deteriorando las redes sociales. Por otra parte, los bienes públicos son todos los objetos y espacios constitutivos del paisaje urbano que deben centrarse en la calidad y cantidad de los servicios ofrecidos para proyectar un estado de bienestar, de esto depende la articulación de una red social que usa el espacio como plataforma y su calidad tiene efecto sobre la permanencia o repulsión (Manzini, 2003). Algunos atributos que influyen en la percepción de calidad del espacio público yacen en la capacidad de brindar el mismo acceso y oportunidades de desarrollo de actividades a todas las personas, excluyendo las capacidades económicas o físicas como factor generador de diferencia (Minambiente, 2005a).

Sin embargo, aunque el nivel socioeconómico y los ingresos de las personas no afectan el acceso a los bienes públicos, son factores determinantes en la percepción de satisfacción con lo que se ofrece en relación con la calidad esperada del servicio prestado por los parques. Este fenómeno es llamado «la paradoja de las aspiraciones» (Lora, 2008). Para complementar esta idea, Easterlin (2001) observó cómo los altos ingresos económicos de personas con vidas muy agitadas son proporcionales al aumento de sus expectativas, lo que los hace infelices o intranquilos al no poder satisfacer sus necesidades. Otro aspecto importante es la edad y las necesidades derivadas de esto, específicamente en las personas mayores, ya que la satisfacción de las necesidades y el bienestar están estrechamente relacionados con la salud, las habilidades motoras y las dificultades relacionadas con el acceso a los espacios (Martínez, Short y Ortíz, 2015).

Conformación de grupos bajo la norma social

De acuerdo con Espinosa (2000), los asentamientos poblacionales tienden a organizarse en torno a hábitos comunes entre individuos, además de metas, ideales y actividades compartidas que generan afinidad. Esto ayuda a enfocar sus decisiones y acciones para satisfacer las expectativas del grupo. Adicionalmente, son las normas sociales dentro de cada conjunto las cuales establecen patrones de comportamiento (figura 2), reglas y acuerdos sociales sobre las expectativas grupales, definiendo así situaciones y decisiones que se consideran fracasos o aciertos dentro del comportamiento de cada individuo (Morris, Chiu y Liu, 2015).

Figura 2. Las necesidades y objetivos percibidos forman una perspectiva grupal.

Figura 2. Las necesidades y objetivos percibidos forman una perspectiva grupal.

Los seres humanos, según Kim, Kang y Choi (2014), son organismos altamente sociales que atribuyen más prioridad a los objetivos colectivos, lo que les permite consolidar su lugar en un grupo (figura 3). Las personas no viven sus vidas de manera independiente, muchos de los satisfactores de las necesidades humanas son accesibles solo mediante un esfuerzo social independiente (Bandura, 2002). Por lo tanto, dentro de un grupo hay una tendencia a sumar conocimientos, habilidades, recursos, alianzas y capacidad de trabajo para alcanzar un estado de autoeficacia y alcanzar la realización personal a partir de satisfactores físicos o sociales.

Figura 3. Establecimiento de patrón de comportamiento acorde con el grupo.

Figura 3. Establecimiento de patrón de comportamiento acorde con el grupo.

Metodología

Se realizaron 150 entrevistas distribuidas en 5 parques urbanos de Palmira. Estas se aplicaron a ciudadanos con edades entre 10 y 80 años, que se encuentran entre los niveles de estratificación socioeconómica 1 y 5 (Dane, 2017). Además, hubo presencia de personas con niveles educativos inferiores a la escuela primaria, otras quienes alcanzaban un nivel de secundaria (bachillerato), también pregrado y posgrado (Mineducación, 2017). Se les hicieron preguntas sobre el orden demográfico y sobre su experiencia en los parques.

Se realizaron dos sesiones a la semana durante tres meses en cada uno de los 5 parques, distribuidos en dos turnos, uno por la mañana y otro en horas de la tarde, durante los cuales se aplicaron entrevistas semiestructuradas a diferentes grupos de usuarios o usuarios individuales, dependiendo de la situación o la actividad que se encontraran realizando. Los grupos fueron formados por personas que compartían patrones de comportamiento, edades, necesidades o una respuesta a motivaciones y objetivos similares.

Resultados

Entre los grupos generacionales, con la edad como categoría, presentaron comportamientos conflictivos distribuidos de la siguiente manera (tabla 1): el grupo de adultos mayores mostró un 98 % de conductas conflictivas en sus miembros, con edades de 51 años en adelante, seguido por el 68 % de los adultos, cuyas edades tenían entre 18 y 50 años más que los adolescentes, quienes mostraron comportamientos de este tipo solo en el 63 % de sus miembros.

Tabla 1. Relación de conflictos dentro de cada grupo generacional

Grupo generacional

infantes

Jóvenes

Adultos

Adultos mayores

Porcentaje de conflicto por cada grupo

1 %

63 %

68 %

98 %

Al comparar el nivel socioeconómico como categoría y la representación de conflictos para cada nivel (tabla 2), se encontró que, de acuerdo con lo planteado por Lora (2008), el nivel de estratificación 4, el más alto en la muestra, presentó el porcentaje de conflictos del 92 %. Esto indica que su expectativa en los bienes ofrecidos en el espacio público y el comportamiento de otros usuarios en el parque es mayor y los hace sentir descontentos e insatisfechos. Del mismo modo, las personas pertenecientes a niveles de estratificación socioeconómica más bajos presentaron comportamientos conflictivos elevados distribuidos de la siguiente manera: 61 % de las personas de nivel 2 de estratificación, 66 % de las personas de nivel 3 de estratificación y 78 % de las personas de nivel 1 de estratificación. Según lo expresado por Keane (2013), las personas de los niveles de estratificación 1 podrían reproducir patrones de expresión, referenciados en sus entornos sociales, que dificultan encontrar medios diferentes a la tramitación conflictiva de las diferencias, como la tolerancia y, en consecuencia, manifestaron su insatisfacción a través de este comportamiento (figura 4).

Figura 4. Diferencia de metas y conflicto por solapamiento.

Figura 4. Diferencia de metas y conflicto por solapamiento.

Tabla 2. Relación de conflictos dentro de cada nivel socioeconómico

Nivel socioeconómico

Nivel 1

Nivel 2

Nivel 3

Nivel 4

Porcentaje de conflicto por cada nivel

78 %

61 %

66 %

92 %

Además, se encontró que las personas con niveles educativos más bajos, cuyo nivel educativo máximo fue el de primaria (tabla 3), tenían mayor cantidad de conflictos en la muestra (84 % de las personas), seguido por los que alcanzaron la secundaria (67 %), que presentaron una frecuencia similar a las personas que alcanzaron un nivel de pregrado (64 %).

Tabla 3. Relación de conflictos dentro de cada nivel educativo

Nivel educativo

Primaria

Bachillerato

Pregrado

Posgrado

Porcentaje de conflicto por nivel

84 %

67 %

64 %

Menos del 1 %

Se registró la menor cantidad de conflicto de la muestra en el parque del Bosque Municipal con un 16 % de sus usuarios. En el parque del Prado se registró el 42 % de los conflictos en su población. Entre los parques urbanos ubicados cerca del centro se registraron el 52 % de los conflictos en el parque La Factoría, el 57 % de los conflictos en el parque Obrero y el 59 % en el parque Bolívar.

Tabla 4. Relación de conflictos para cada parque

Parque urbano

El Bosque Municipal

La Factoría

Prado

Obrero

Bolívar

Porcentaje de conflicto para cada parque

16 %

52 %

42 %

57 %

59 %

El procesamiento y análisis de los datos recolectados se estableció con el propósito de determinar las expectativas resultantes de las diferentes experiencias vividas en los diferentes parques y cómo podrían satisfacerse estas expectativas. Las tablas dinámicas se hicieron para incluir individualmente el nivel socioeconómico, el nivel educativo y la edad, contra la cantidad de conflictos reportados. Esto se hizo con el propósito de identificar cuál era el factor o factores de insatisfacción dentro de los usuarios del parque, los bienes y servicios que proporcionan los parques, y por qué es incómodo para los diferentes grupos compartir el parque.

Durante el proceso de recopilación de datos se observó que las personas que fueron entrevistadas de manera grupal mostraron un patrón en la forma en que respondieron preguntas y transmitieron sus expectativas a los demás miembros. Se puede explicar este comportamiento debido a que la postura pública del individuo frente a una situación particular sigue las expectativas del grupo (Bandura, 2004) y patrones de comportamiento planificados que buscan la aceptación (López-Mosquera, García y Barrena, 2014). Estos factores provocaron que la respuesta de cada individuo influyera en la posición y el desarrollo de la entrevista y, por lo tanto, las personas entrevistadas dedicaron menos tiempo a comunicar sus propios juicios y opiniones al responder las preguntas. Por ejemplo, durante las preguntas sobre «¿Cómo se sentirían felices en los parques?», las personas que solían acudir en familia expresaron que los parques deberían ofrecer un ambiente familiar y más garantías con respecto a la seguridad de los niños.

Fue atestiguado un profundo apego con el territorio, particularmente en las zonas residenciales que eran influenciadas por la cercanía de los parques. Las personas que compartían un sentido de propiedad del espacio, cuyas actividades desarrolladas de reunión y contemplación diaria en las áreas de descanso de los parques, tenían fortalezas más claras, mostraron más necesidades del parque y sus respuestas fueron más asertivas durante las encuestas. Además, estos parques presentaron un choque generacional y de actividades, por ejemplo, en el parque del Prado hay un espacio compartido con una pista de patinaje, y en el parque del Obrero hay un lugar utilizado como bahía vehicular para empresas privadas de transporte intermunicipal que invade los espacios, además de bares ubicados en los alrededores, lo que explica el aumento de la insatisfacción de las personas y la existencia de niveles medios de conflicto.

En los parques más conflictivos se registraron personas con altos niveles socioeconómicos y educativos, nivel de estratificación 5 y posgrado, sin embargo, no hubo suficientes individuos o el registro de un porcentaje significativo que superara el 1 %. Por lo tanto, es un factor presente, pero no representativo en la muestra, que permitiera establecer una relación causa-efecto.

Propuestas de diseño de parques urbanos para disminuir conflictos

Estos resultados se utilizaron como soporte para establecer requerimientos configuracionales para el diseño de parques urbanos que acercaran la oferta actual de bienes y espacios públicos a las necesidades de la población. De acuerdo con esto, se hicieron cinco propuestas de configuración espacial para los parques urbanos y su mobiliario (figura 5). Se consideraron las características y conceptos de conflicto registrados en cada parque para describir las propuestas descritas a continuación.

Figura 5. Distribución de la relación entre necesidades y parques.

Figura 5. Distribución de la relación entre necesidades y parques.

Primera propuesta: activos

Esta propuesta (figura 6) se diseñó para las necesidades del parque del Prado, que presenta el más alto nivel de actividad entre sus usuarios. Se proyectaron barreras físicas a partir de muebles removibles y áreas verdes para amortiguar el ruido y el movimiento en el transcurso hacia áreas de recreación pasiva (figura 6). Las zonas de usos múltiples se diferenciaron de las zonas de estar, ubicadas alrededor de las áreas verdes, para así generar un lugar tranquilo para las personas mayores y cerca de las zonas utilizadas por los niños. Se colocaron muebles multifuncionales en el núcleo para permitir el desarrollo de festivales deportivos y la instalación de plataformas, entre otras posibilidades que enriquecerán el espacio (figura 7).

Figura 6. Parques activos, vista sin vegetación.

Figura 6. Parques activos, vista sin vegetación.

Figura 7. Transición física desde zonas de alta actividad hasta zonas de baja actividad.

Figura 7. Transición física desde zonas de alta actividad hasta zonas de baja actividad.

Figura 8. Mobiliario removible.

Figura 8. Mobiliario removible.

Segunda propuesta: ecocéntricos

Este espacio considera la conexión entre las áreas de descanso, las zonas deportivas y las rutas, generando zonas de piso estable para realizar caminatas (figura 8) y evitar la erosión del suelo en áreas verdes. Se generó un gran lago central, basado en la distribución original del parque del Bosque Municipal (figura 9), para refrescarse y ofrecer otras actividades como pesca o paseo en bote. Se crearon áreas de permanencia a lo largo de las rutas para crear espacios sociales y alrededor de las áreas de juego que brindan seguridad a las actividades de los niños (figura 10).

Figura 9. Uso de caminos, áreas verdes reservadas. Generación de zonas de reunión. Vista sin vegetación.

Figura 9. Uso de caminos, áreas verdes reservadas. Generación de zonas de reunión. Vista sin vegetación.

Figura 10. Tienda, zonas verdes y lago central.

Figura 10. Tienda, zonas verdes y lago central.

Figura 11. Zonas de juegos infantiles con mobiliario cercano.

Figura 11. Zonas de juegos infantiles con mobiliario cercano.

Tercera propuesta: reflexivos

El orden en este espacio está basado en la armonía con el alto flujo de peatones que provienen del centro de Palmira (figura 12). Se colocó una fuente de agua en el centro espacial como núcleo de todas las actividades pasivas y para refrescar el espacio. Se utilizaron barreras físicas y transiciones para graduar los niveles de actividad de altos a bajos, manteniendo la calma en las áreas de permanencia (figura 13).

Figura 12. Parque rodeado por un área de piso duro y un área verde suave en el medio. Vista sin vegetación.

Figura 12. Parque rodeado por un área de piso duro y un área verde suave en el medio. Vista sin vegetación.

Figura 13. Múltiples capas de amortiguación hasta la zona de baja actividad del parque.

Figura 13. Múltiples capas de amortiguación hasta la zona de baja actividad del parque.

Cuarta propuesta: eufóricos

Los caminos de transición se utilizaron para poner orden en el alto flujo de personas proveniente de las escuelas cercanas (figura 14). La parte más importante fue generar un espacio multifuncional porque este parque tiene la demanda de actividades más diversa (figura 15).

Figura 14. Eje central y varias áreas de descanso conectadas.

Figura 14. Eje central y varias áreas de descanso conectadas.

Figura 15. Diferentes niveles del suelo y grandes espacios para actividades culturales.

Figura 15. Diferentes niveles del suelo y grandes espacios para actividades culturales.

Quinta propuesta: sociales

Como resultado de la gran demanda de espacios para reuniones en el parque Obrero, se priorizó la mejora de las áreas de permanencia (figura 16). Se diseñó un espacio con un lugar central donde convergen las rutas, también el uso de muebles removibles con el objetivo de hacer que el espacio sea multifuncional para las actividades familiares y tranquilo para las personas mayores (figura 17). Las áreas de juego están rodeadas de áreas verdes y sillas para absorber el ruido, proteger a los niños cuando juegan y permitirles cuidar a los niños todo el tiempo (figura 18).

Figura 16. Mobiliario dispuesto de manera convergente.

Figura 16. Mobiliario dispuesto de manera convergente.

Figura 17. Zonas de contemplación y corredores interconectados. Vista sin vegetación.

Figura 17. Zonas de contemplación y corredores interconectados. Vista sin vegetación.

Figura 18. Los árboles y las zonas verdes generan protección y absorción de ruido para las zonas de juego infantil.

Figura 18. Los árboles y las zonas verdes generan protección y absorción de ruido para las zonas de juego infantil.

Consideraciones finales

A partir de este primer acercamiento al conflicto urbano, se encontraron niveles de conflicto especialmente altos en los estratos socioeconómicos más bajos, como el nivel 1, que podría llegar a indicar que los conflictos están relacionados con el poder adquisitivo. Sin embargo, se destaca que haya una menor concentración de conflictos en parques ubicados en barrios con asentamientos poblacionales de estratos 1, 2 y 3. Por el contrario, hay una mayor concentración en parques ubicados en zonas cercanas al centro, donde sus usuarios habituales provienen de otras partes de la ciudad. Se destaca entonces la importancia del encuentro, la calidad ambiental y de los diseños que permiten la interacción. Las comunidades precisan de estudios que se cristalicen en bienes, servicios y espacios que representen sus necesidades comunes y les ayuden a tramitar sus diferencias hacia una armonización de los territorios sobre los cuales se pueda construir y fuerte tejido social.

La edad de las personas incluidas en este estudio fue un factor determinante, puesto que los adultos mayores presentaron un porcentaje mayor de conflictos con las actividades de personas de otros grupos generacionales, como consecuencia de los espacios sin intenciones de acceso y uso equitativo en su diseño. Es necesario reconocer a este grupo generacional sus capacidades, necesidades y habilidades, puesto que la edad es un factor fundamental a la hora de diseñar proyectos en espacios urbanos. Se proyecta en las propuestas de parques un solo nivel en los accesos y el manejo de espacio suficiente para la maniobrabilidad con ayudas técnicas (muletas, bastones o sillas de ruedas). Se manejan frecuentes espacios de descanso que aparecen con un ritmo constante durante los recorridos. Además, es indispensable la prestación de servicios como el acceso a baños y agua potable en estos espacios, que son requeridos constantemente por adultos mayores y niños.

Para el caso de los niveles altos y sus expectativas, en general, el estudio indica la fuerte influencia de las condiciones del espacio para que ellos se sientan satisfechos o no. Fue necesario que la configuración de los espacios permitiera generar actividades de cohesión, es decir, que se dieran encuentros que inviten al reconocimiento dentro del espacio a partir de la disposición convergente, pero holgada, del mobiliario. Además, se utilizaron amortiguaciones vegetales y espaciales para evitar la interferencia entre actividades con diferentes niveles de ruido y movimiento.

De acuerdo con esto, se contempla que la flexibilidad, la percepción de calidad y durabilidad son factores determinantes para proyectar materialidades que retrasan el desgaste mediante la resistencia al impacto y a la corrosión basadas en concreto reforzado con fibras AR (Carvalho, 2011). Además, se piensa en anclajes que no estén fundidos con las superficies del parque para flexibilizar la distribución de mobiliario, permitiendo así una adaptabilidad progresiva de la oferta según sea conveniente para el asentamiento poblacional.

Teniendo en cuenta situaciones como el apego con el espacio y que el uso frecuente de las instalaciones destinadas a la permanencia promueve la construcción de una red social que influencia una baja conflictividad, se propuso llevar los espacios de encuentro de nuevo a las zonas centrales de la ciudad, por medio de la generación de amortiguaciones, se desplazan las actividades que poco aportan a la convivencia, como el rápido tránsito de peatones hacia la lateralidad, y se generan zonas de asentamiento hacia el interior de los parques.

En casos como el parque del Bosque Municipal, se muestra la falta de enraizamiento y ausencia de fuertes redes sociales para el encuentro ya que las personas lo usan casi en su totalidad para actividades deportivas. Esto podría explicarse debido a una amplia oferta espacial, pero un pobre manejo de las zonas de asentamiento que permiten la convivencia. Por ello, se generan materialidades, niveles y mobiliario que invitan a la convivencia, al reconocimiento y al encuentro en esas extensas zonas.

References

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