https://doi.org/10.15446/anpol.v29n87.60715
ESTRATEGIAS DE MOVILIZACIÓN, RECLUTAMIENTO Y COMPOSICIÓN DE LISTAS EN ELECCIONES LOCALES*
STRATEGIES FOR MOBILIZATION, RECRUITMENT, AND COMPOSITION OF ELECTORAL LISTS IN LOCAL ELECTIONS. MANIZALES CITY COUNCIL, 2011
Juan Manuel Castellanos-Obregón**
David Osorio-García***Omar Tapasco-Alzate****
* Resultados de la investigación "Políticas del desinterés: el juego de las disposiciones y los incentivos en la movilización al Concejo de Manizales 2011", financiado por la Vicerrectoría de la Universidad de Caldas en la convocatoria 2012.
** Profesor Asociado en el departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Caldas, Colombia. Correo electrónico: Juan.castellanos@ucaldas.edu.co
*** Profesor en el departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Caldas, Colombia. Correo electrónico: David.osorio@ucaldas.edu.co
**** Profesor asistente, Departamento de Matemática, Universidad de Caldas. Correo electrónico:omar.tapasco@ucaldas.edu.co
RESUMEN
Objetivos: comparar las estrategias de reclutamiento y selección de candidatos en unas elecciones al concejo municipal en relación con la estructura y el volumen de los capitales movilizados con los resultados obtenidos. Al final se analiza la relación entre la posición en la estructura de dominación del campo, el esfuerzo de movilización de especies de capital y los resultados electorales obtenidos.
Metodología: se realiza un análisis comparativo de las inversiones de capital ampliado en el conjunto de las nueve listas de candidatos de partidos presentadas a la elección del concejo municipal. Se combinan acervos de información electoral de la Registraduría Nacional, información de prensa del diario La Patria y encuestas a miembros de las listas de candidatos analizada. El análisis básico combina procesos de series históricas, análisis descriptivos, Análisis de Correspondencias Múltiples y algoritmo CHAID.
Resultados: Se demostró la organización polarizada del espacio político diferenciada entre partidos que han estado en el poder y partidos emergentes con pocos resultados en las elecciones anteriores y en el poder local. Se relacionó esta estructura con el espacio ideológico, con el conjunto de las estrategias de movilización de especies de capitales incorporados (edad, género, escolaridad y procedencia), con las especies de capital político movilizado (fidelidad, militancia, experiencia en cargos de elección popular, experiencia burocrática y trayectoria política) y el dinero declarado como gastos de campaña. Al final se revisa la relación entre el volumen de la inversión y los resultados electorales y se demuestra cómo hay una inercia del campo, que se reproduce en la capacidad de movilización de recursos.
Palabras clave: Movilización, reclutamiento de candidatos, selección de candidatos, elecciones locales, concejo municipal, partidos políticos, Manizales, Colombia.
ABSTRACT
Objectives: compare the strategies for recruitment and selection of candidates in a number of elections for the municipal council as they relate to structure and volume of mobilized capital and the results obtained. Finally, the relationship between position within the dominant structure in the field, mobilization strength of different types of capital, and the electoral results obtained is analyzed.
Methodology: a comparative analysis is conducted of increased capital investments in conjunction with the new lists of candidates from parties present in the city council election. Archives of electoral information from the National Register, media information from the daily newspaper La Patria, and surveys given to members of the candidate list were combined and analyzed. The basic analysis is a combination of historical series processes, descriptive analysis, multiple correspondence analysis (MCA), and/or CHAID algorithms.
Results: The polarized organization of the political sphere, as well as differentiation between parties who have been in power and emerging parties with few results in previous elections and in local power were demonstrated. This structure is related to ideological space in conjunction with the mobilization strategies of different types of incorporated capital (age, gender, education, and origin), different types of mobilized political capital (fidelity, militancy, experience with popular election responsibilities, bureaucratic experience, and political trajectory), and money declared as campaign spending. Finally, the relationship between investment volume and electoral results was reviewed, demonstrating how an inertia in the field is reproduced with respect to the capacity to mobilize resources.
Keywords: mobilization, candidate recruitment, candidate selection, local elections, municipal council, city council, political parties, Manizales, Colombia.
INTRODUCCIÓN
Este artículo trata de revisar los procesos de reclutamiento y selección de candidatos a partir de un evento de elección de miembros un concejo municipal. Se centra en las cualidades de las personas interesadas en la participación política local a partir de su incorporación en las listas de diferentes partidos, comparando sus cualidades sociodemográficas, las carreras y las lógicas de inversión, compromiso y movilización electoral. Surge de la pregunta inicial por quienes son las personas que se interesan por la representación política, por eso se fija en uno de sus primeros escaños: los concejos municipales. Para las elecciones municipales de 2011 fueron candidatos a los concejos municipales casi 36.000 personas de los 1112 municipios de Colombia. Poco sabemos de ellos y ellas. Para inscribir su candidatura envían una carta con la fotocopia de su documento de identidad, con información de su nombre y edad.
Este ejercicio analítico se hace con el fin de comprender una dimensión del funcionamiento práctico de la democracia local, no desde el punto de vista institucional, sino del conjunto de elecciones que la ordenan, en este caso, a través del juego entre las posiciones y las posesiones diferenciales que tienen al momento de postularse los distintos candidatos. El proceso de selección y reclutamiento de los partidos políticos en las elecciones locales hace parte de una combinación de características de la historia de la composición de las unidades partidarias que se enfrentan en los eventos electorales, las condiciones de la agenda política en que el evento se da y las aspiraciones de agentes nuevos y viejos del espacio político. Proponemos que hay una diferencia significativa en los procesos de movilización (reclutamiento y selección de candidatos) entre los miembros de los partidos que han vencido en los periodos anteriores (dominantes) y los de los partidos emergentes o subordinados.
Para ello se realizará el examen de algunas de las variables de las hojas de vida de los candidatos al Concejo de Manizales, una ciudad intermedia y capital departamental, en 2011, conducentes a la revisión de las estrategias de reclutamiento, cooptación y movilización expuestas en la conformación de las listas. Para su desarrollo se acopio información publicada en la prensa local a partir de la cual se realizaron procesos de análisis componencial y la utilización del algoritmo CHAID para caracterizar las modalidades de la movilización política electoral a las elecciones locales. Tres momentos tiene el análisis: 1). La caracterización y la comparación de los partidos a partir de las cualidades y perfiles sociodemográficos de sus candidatos. 2). La agregación de los partidos en tipos de composición que relacionan las cualidades sociodemográficas con las trayectorias políticas de los candidatos. 3). La comparación del efecto diferencial que tiene la inversión, la composición y la trayectoria en el logro principal, los votos y los resultados de campaña.
Una revisión de la literatura sobre reclutamiento político nos propone un panorama de tres entradas principales, casi todas con una mirada institucionalista que se centran en las condiciones formales y propias del sistema de partidos existente y, especialmente, en las consecuencias de las normas y del proceso de institucionalización o de constitución del sistema democrático. Una variante se desarrolla sobre los procesos de selección de candidatos y el comportamiento leal después de la elección y, otra perspectiva que anuncia los procesos de reclutamiento y selección de candidatos como parte de las estrategias de los partidos para responder a los retos de las distintas elecciones. Al final incorporamos otra posibilidad que anuncia interrogantes sobre el punto de partida de las carreras políticas y el conjunto de recursos con los que cuentan los distintos agentes movilizados hacia las lides electorales.
RECLUTAMIENTO Y SELECCIÓN DE CANDIDATOS
Un buen panorama de los procesos diferenciados de organización política en distintos entornos normativos nacionales en América Latina ha sido tratada por Alcantara & Fleiderberg (2001), quienes acopian investigaciones sobre los sistemas de partidos en América Latina, incluido Colombia. En este trabajo es posible diferenciar los procesos de transición a la democracia, especialmente en el cono sur en la década de los ochentas y otros espacios políticos con distintos modelos de partidos, por ejemplo, antiguos que cohabitaban con nuevos, con otros dos conjuntos de países con problemas de organización, representación y debilidad partidista históricas. De estas diferentes configuraciones en las que se encontraban las democracias latinoamericanas iniciando el siglo XXI, se proponen interrogantes sobre el proceso de institucionalización de los partidos, el cual se ve particularmente reflejado en cómo el reclutamiento y la selección de candidatos representa a la sociedad y es determinado o mediado por las instancias organizativas, formales e informales de cada partido. Emerge específicamente la pregunta por "… los cursos de acción (decisiones y actividades) organizativas que los dirigentes o estrategas diseñan para alcanzar sus metas" (Alcántara & Fleiderberg, 2001, pp. 20-22). Una de estas estrategias centrales va a ser la selección de los candidatos, y la composición de las listas para los distintos episodios electorales (Sousa Braga & Bolognesi, 2013).
Diversos autores insisten en la permanencia de prácticas informales y coyunturales, dependientes del estado de las relaciones de fuerza en la Cámara y en Senado en el periodo electoral anterior, en la mayoría de los países de Latinoamérica, en especial en Colombia (Montilla, 2011). Aun así, reconocen que el sistema de partidos en Colombia ha experimentado una serie de reformas legales que empezaron a ser trascendentales en la dinámica interna de los partidos, tratando de aumentar los niveles de formalización y de participación en su constitución, los cuales exigen procesos de reconocimiento, avales y seguimiento formal de los procesos de selección de candidaturas (Duque, 2009).
Identificado como uno de los procesos más significativos en el interior de una organización partidaria, la selección de candidatos fue durante mucho tiempo ignorada por los estudiosos sobre los partidos políticos. La manera en que se presenta este proceso da luz no sólo sobre cómo es la dinámica interna de cada partido, sino también sobre cómo se estructura y funciona el sistema político en su conjunto o dónde se sitúa el poder político en un país determinado. (Freidenberg & Sánchez López, 2002, p. 159)
En otra compilación dirigida por Fridebberg y Alcántara (2009) se reconoce que el proceso de selección de candidatos es un "caja negra" sobre la cual hay poca información. Pocos estudios se han realizado en esa dirección, especialmente por la dificultad de acceso a información que registre el proceso. Asunto que vuelve a retomar Alcántara (2012, p. 77) con una investigación centrada en la persona que hace política y no tanto en las instituciones. Ahora bien, desde el punto de vista planteado por Scott Mainwaring y Mariano Torcal, hay una relación entre el grado de institucionalización y el afianzamiento del partido. En la literatura sobre el tema, habría un conjunto de supuestos que vendrían de la experiencia histórica de algunos países europeos y anglosajones, en los cuales se encontraría una mayor relación del votante con el partido, el comportamiento del voto sería menos volátil y los procesos de elección más programáticos, partidistas y menos personalistas. Ellos afirman que en estos contextos "muchos votantes eligen candidatos basándose en sus características personales sin tener en cuenta partido, ideología o propuestas programáticas" (2005, p. 143). Desde esa perspectiva analítica, las estrategias de composición de las listas dependen de la institucionalización de los partidos y del sistema de partidos. Desde la perspectiva de Mainwaring (1999, pp. 22-39), la institucionalización del sistema de partidos incluye cuatro dimensiones: estabilidad, arraigo (que limita la volatilidad electoral), legitimidad de los actores políticos y formalización de las organizaciones partidistas (Sousa Braga & Do Amaral, 2013). La evidencia empírica esbozada propone la necesidad de representar la capacidad explicativa del voto ideológico en ciertas democracias, especialmente las latinoamericanas, en donde la relación votantes, voto y competencia partidista está fuertemente determinada por dinámicas personalistas. "Esto es clave pues la composición y la propaganda política toma el matiz personal, dándole poca relevancia al partido, excepto por cuestiones de financiación [y]…El descrédito generalizado de los partidos ha abierto las puertas a cruzadas antipartidistas de carácter personalista" (Mainwaring & Torcal, 2005, p. 159).
En la línea de investigación institucionalista, como la planteada por Siavelis y Morgenstern, interesados por explicar el comportamiento de las lealtades al partido y a la bancada, una vez elegidos los representantes, se señala que es propicio observar el proceso de reclutamiento y selección de candidatos a largo plazo, pues dicen, "… suelen ser las mismas élites las que cultivan, identifican y nombran a los candidatos, comenzando un proceso que culmina con la selección y la potencial consolidación de lealtades" (2009, p. 91). Continuando con esta línea de argumentación, es importante proponer una breve diferencia entre el reclutamiento político y la selección de candidatos. El proceso de reclutamiento, puede ser comprendido, como "… la manera en que los candidatos son atraídos para competir por cargos políticos" (Siavelis & Morgenstern, 2009, p. 92). Algunas de las dimensiones analíticas propuestas por ellos como cualidades significativas del proceso de reclutamiento de los candidatos son: educación, contactos políticos y cargos anteriores. El proceso de selección de candidatos incluye variables del sistema, como las constricciones legales y partidistas y las reglas asociadas a ello. Un conjunto de condiciones es pertinente para ambos procesos, como el sistema de partidos, las estructuras de organización partidista, los cálculos de coaliciones y las inclinaciones ideológicas del partido.
Siguiendo con esta línea de investigación, el trabajo de Barrero (2014), sobre la elección de candidatos en algunos departamentos de Colombia en las elecciones de 2011, nos permite especificar el contexto del reclutamiento y la selección de candidatos potenciales en las distintas regiones y las reglas que las organizan. Este autor parte de la idea analítica, basado en North (2006), en el cual "los procesos de selección de candidatos tienden a estar enmarcados en un conjunto de reglas del juego, o instituciones formales y/o informales a partir de los cuales se disminuye la incertidumbre de aquellos actores que buscan entrar en contienda" (Barrero Escobar, 2014, p. 124). Ello va en conexión con lo ya anunciado por Sartori (1997) acerca de que uno de los papeles centrales de los partidos políticos es presentar candidatos a las elecciones, por lo que este proceso se vuelve central en su dinámica organizativa. La manera como "toman las decisiones" para componer las listas y otorgar avales suele estar determinado por la aplicación de "reglas partidistas (y de facciones y de coalición) formales, estatutos federales y normas o procedimientos informales que guían la implementación de las leyes formales" (Helmke, Levitsky, & Eds., 2006, en Barrero Escobar, 2014, pp. 125). Entre los análisis que se plantean en esta lógica está la idea de la rutinización en los procesos de selección, de la correspondencia entre las reglas estatutarias y el carácter contingente, situacional o estándar de los procesos de selección de candidatos para los distintos eventos electorales. El texto de Barrero, atrae de Ranney (1981) una concepción de la selección de candidatos como un "proceso predominantemente extralegal, mediante el cual un partido político decide qué persona legalmente elegible para ocupar un cargo público de elección debe ser designado en el tarjetón y en la comunicación electoral como su recomendado y cómo el candidato o lista de candidatos apoyados" y los complementa con la idea de que "se refleja como causa y efecto de las dinámicas de poder de los partidos" (Ohman, 2004 en Barrero Escobar, 2014, pp. 125). Este trabajo, como el revisado de Alcántara y Fleiderberg (2001), recupera las cuatro dimensiones propuestas por Hazan y Rahat (2009) respecto de los métodos de selección de candidatos: selectorate, candidatura, descentralización y votación versus nombramiento (Barrero, pág. 126).
Los escasos trabajos que se tenían en esta materia, obedecían a que como señala Freidenberg (2003) existen problemas para la consecución de la información, hay tensiones entre lo formal y lo informal de las instituciones, se dan continuos cambios en los procedimientos, y finalmente, se evidencia una falta de interés académico para analizar la toma de decisiones de los partidos políticos, en este caso de la selección de candidatos. En la literatura nacional e internacional que analiza el caso de la selección de candidatos por parte de los partidos políticos se tienden a estudiar los procesos de selección para los cargos uninominales nacionales (presidente) y más recientemente para cargos uninominales subnacionales (alcaldías). (Barrero Escobar, 2014, p. 127)
El alto dinamismo de la organización y el sistema de partidos en Colombia, con la acumulación sucesiva de reformas, parece haber generado poca rutinización en las dinámicas de selección de candidatos, lo que expone procesos altamente contingentes y situacionales (Barrero, pag. 127): "… los partidos políticos crean sus propias reglas de juego conforme con la coyuntura política y las pugnas internas, entre otros por los grises que presentaban las reglas formales" (Acuña, 2009). Otras evidencias muestran que los partidos no logran un pleno control de este proceso (Losada, 2007), pues los partidos se mueven en marcos regulatorios permisivos, poco claros y particularistas, efecto en parte de las reformas políticas, especialmente de la de 2003 en Colombia. Este panorama se especifica con el análisis que realizara Montilla (2011), quien resaltó la preponderancia de "negociaciones informales", que desplazan a los líderes y órganos centrales de los partidos en la selección. Este punto de vista se fortalece con la afirmación que hacen Wills, Batlle y Barrero quienes a partir del análisis de las elecciones de 2011 consideran que la selección de candidatos es afectada por "factores formales, informales y contextuales… [pues] la mayoría de partidos da un amplio margen de maniobra a las élites de los partidos en la selección de los candidatos" (2012). En los procesos de selección de candidatos prevalecerían procesos de pacto entre caciques, listas, componendas y composiciones como estrategias para dirimir disputas.
Con independencia de mecanismos y marcos legales de formalización de los procedimientos de democracia interna de los partidos, se ha establecido que, para el caso de Colombia, el "…tránsito de partidos fraccionales a partidos atomizados, una de las funciones centrales de los partidos, la selección del personal político, se ha ido esfumando" (Barrero Escobar, 2014, p. 130). Pareciera que los candidatos se presentaran a sí mismos, organizaran ellos a propias expensas sus estrategias de campaña y la relación con los partidos fuera únicamente alrededor de los avales. Es en este contexto que aparece importante analizar la dinámica de reclutamiento y selección a partir de las cualidades de los candidatos, de sus trayectorias e inversiones y no solo las estrategias partidarias o institucionales de tal proceso.
Respecto de la dinámica de los procesos de selección, para cargos uninominales o para cuerpos colegiados y, en las dimensiones nacionales o subnacionales, la injerencia de los congresistas, como ya se dijo, termina siendo determinante (Barrero Escobar, 2014, p. 130; Sousa Braga & Bolognesi, 2013). Aunque para el caso de las elecciones a Concejos municipales, las dinámicas de composición de las listas, objetivo principal de este escrito, ha sido poco el interés académico que se ha suscitado. Aun así, se ha propuesto, a partir del trabajo de entrevistas con militantes en algunas regiones del país, que en la dinámica de los partidos "jóvenes", las escasas normativas que tienen, prevén amplios "márgenes de movilidad" que consultan una diversidad de particularidades locales, "posicionamiento, posibilidades de éxito e incluso alianzas y coaliciones se escojan candidatos con verdaderas alternativas de poder" (Barrero Escobar, 2014, p. 132). La composición de las listas suele ir orientado de manera determinante por "criterios electorales, más que ideológicos o programáticos". En el caso de los partidos tradicionales, es importante el antecedente propuesto por Javier Duque Daza (2009), quien analizando los procesos de selección de candidatos presidenciales entre 1974 y 2006, para los partidos Liberal y Conservador, propone la existencia de una subinstitucionalización organizativa. Esta condición de los partidos más antiguos y representativos del sistema político colombiano generaliza, en parte, la inexistencia de "patrones estándares de aplicación y acatamiento en los caminos de acción… [por los cuales impera] la contingencia y la modificación o adaptación de las reglas de selección, lo que genera, con frecuencia, desacatos, indisciplina y disidencias intrapartidarias" (Duque, 2009).
Es pertinente entonces plantearse las preguntas con las que se abre un dossier sobre reclutamiento político: ¿Qué tan frágiles son los partidos en la elección de las candidaturas? ¿Se limitan a dar avales? ¿Eso es válido sólo para elecciones unipersonales? (Sousa Braga & Bolognesi, 2013). A estas preguntas generales, podemos agregar algunas para nuestro nivel de análisis: ¿Tienen más control los partidos en la composición de listas múltiples, como la del Concejo municipal compuesta por 15 o más personas? ¿Aumenta la competición entre los candidatos según la posición del partido en el espacio político local?
Por el cociente electoral, preceptivo imperante en muchas normativas institucionales en América Latina, los candidatos de la lista necesitan los votos de los otros para poder llegar. Esto convierte el proceso de composición de las listas en un ejercicio de minucia y cálculo estratégico. Pues es un trabajo cooperativo, que implica a la vez una doble competición: externa, con otras listas, interna, entre candidatos del mismo partido. Por eso el proceso de composición de las listas implica un triple proceso: movilización, reclutamiento y selección. El contexto de doble competición constituiría un conjunto de incentivos para los partidos en la composición de las "formulas electorales", como formulas ganadoras, en primera instancia y como posibilidad de mayor o menor control de su comportamiento político (Samuels, 2011). Entre las estrategias de los partidos, en esa lógica de conectar los dos intereses: del candidato y del partido, se combinan de distintas maneras dos criterios para la selección de los candidatos: geográfico (para que no compitan en la misma área) y de diversidad social", para llegar a los distintos segmentos del electorado potencial (Sousa Braga & Do Amaral, 2013, p. 34).
O argumento é que, em um sistema eleitoral proporcional com lista fechada, os partidos têm pleno controle sobre esse processo, pois além de escolherem os candidatos que vão disputar as cadeiras parlamentares por sua legenda, também ordenam previamente a lista de candidatos.
La lista abierta aumenta la influencia de los electores en el proceso de selección. Lo contrario la cerrada. Influencia relativa, pues escogen de una lista predefinida… No hay relación directa de elección. (Sousa Braga & Do Amaral, 2013, p. 34)
En esa misma dirección, la diferencia entre las estrategias partidarias y la condición de lista abierta o lista cerrada con la que se presente el partido, pone en escena el cálculo real o pospuesto de la capacidad de arrastre o el caudal electoral de cada miembro de la lista y de la eficacia del funcionamiento centralizado o descentralizado que tenga el partido. Como hemos revisado, la escasa formalización de los partidos hace que se comporten de manera particular para cada episodio y lugar electoral. El reto por ganar ayudaría al surgimiento de partidos con estrategias electorales típicamente pragmáticas, frente a las estrategias programáticas que anunciaran Mainwaring y Torcal (2005), como paradigma valorativo del funcionamiento ideal en las "democracias desarrolladas".
Segundo Mainwaring ( (1999) a irrelevância das organizações partidárias nacionais na escolha de candidatos causaria a emergência de partidos de tipo "catch-all", com bancadas ideologicamente heterogêneas e dirigentes nacionais com pouco poder sobre os deputados, o que redundaría em baixa disciplina parlamentar.
Carey e Shugart (1995) verificaram que a combinação de representação proporcional e lista aberta maximiza a influência dos eleitores na seleção de quais candidatos serão eleitos. Para eles, esse tipo de sistema contribuiria para diminuir o poder dos grupos dirigentes partidários. (Sousa Braga & Do Amaral, 2013, p. 35)
La combinación de estos elementos vuelve a atraer a la discusión el carácter personal e individualista de la composición de las listas y de las estrategias electorales, en detrimento de las estrategias colectivas de partido. Ello tiene como consecuencia el debilitamiento de los partidos centralizados, fuertes e institucionalizados y la tendencia a la conformación de partidos descentralizados, programáticamente inconsistentes, con poco control de las decisiones y de las dinámicas regionales y municipales (Sousa Braga & Do Amaral, 2013, p. 35). En un contexto semejante, aparece el caso de interés en el que nos ocupamos en este texto.
Visto este panorama de la dinámica formal e informal del proceso de selección es pertinente plantear la perspectiva a partir de la cual realizaremos nuestro análisis. Para ello proponemos analizar las diferencias entre los candidatos, a nivel de los "recursos" con que disponen en el punto de partida al aparecer inscritos en una lista a una elección de concejo municipal y de estos en relación con los otros miembros de la lista y de los candidatos en general. Vamos en primera instancia a proponer un conjunto de herramientas analíticas y luego las dimensiones específicas examinadas.
LA MOVILIZACIÓN POLÍTICA COMO MARCO ANALÍTICO
Analizar las condiciones en que se produjo la movilización política como candidatos a un Concejo municipal implica sopesar las condiciones en que se realizó, quiénes hicieron y qué logro tuvo. Si bien sospechamos, como conciudadanos, que hay pocas disparidades entre los candidatos y los partidos que se enfrentan en la contienda electoral, esas semejanzas hay que exponerlas. La propuesta analítica implica revisar las condiciones de la candidatización como un proceso doble de movilización política: reclutamiento y selección, como acabamos de revisar en el acápite anterior.
El análisis del proceso de movilización propone revisar la reforzada acción de producir y producirse para la acción política (Castellanos Obregón, 2011). Involucra por lo tanto una relación de integración entre condiciones para la acción política, como un marco de reglas, opciones y estructuras de movilización, partidos y movimientos y, en congruencia no perfecta con ello, la existencia de un conjunto variado de disposiciones, en tanto capacidades y propensiones para la acción política y la militancia (Wacquant & otros, 2003; Bourdieu, 2000 (1972)).
La movilización política no es un acto de mera voluntad e interés por las cosas comunes, además de ello, existen condiciones externas que fungen como marco de constricción y estímulo para tal actuación. Estas condiciones del juego de la política hacen más fácil o más difícil la ejecución de tal intención, así como más lejanas o cercanas las probabilidades de éxito. Se trata de ver cómo estas condiciones desiguales se relacionan con las estrategias de movilización y modifican las cualidades de la composición de las listas de los partidos, así como del resultado de ello.
Dos ámbitos de diferenciación de las formas de movilización es preciso tener en cuenta: los partidos y los candidatos, los cuales se hacen visibles a partir del cambio de unidades y de escalas de observación. La distinción entre las cualidades y patrimonios de los partidos, el capital objetivado, en la propia dinámica histórica del campo político, genera distinciones de entrada entre los candidatos. Lo que en el argot de futbol se llama "ganar con la camiseta"1. Por otro lado, la misma dinámica interna de los partidos y movimientos, como subcampos de índole nacional, regional o local de las políticas partidarias, genera distinciones entre los aspirantes. Luego, semejanzas aparentes entre los candidatos adquieren valores específicos al interior de espacios concretos de apuesta y competición, inter e intra partidos. Estas cualidades deben ser tenidas en cuenta cuando analizamos partidos o candidatos con cualidades aparentemente semejantes. Mantener la tensión relacional y circunstancial de las cualidades, de las posiciones y de las posesiones es una necesidad del marco analítico que asumimos.
Podemos señalar que la dinámica política colombiana ha estado canalizada por un sistema de partidos sustentado en un bipartidismo fluido, sin ningún tipo de polarización ideológica, lo cual le ha dado al conjunto del sistema una orientación centrípeta y poco proclive a estimular la participación electoral (Alcántara & Fleiderberg, 2001; Vargas, 2011). Para algunos analistas, la Constitución de 1991 puede considerarse una reglamentación antipartido, por cuanto, al buscar estimular la participación ciudadana, terminó debilitando el sistema de partidos políticos. En efecto, luego de su promulgación se produjo una fragmentación de la representación política cerca de 80 partidos con personería jurídica en los noventas, lo cual llevó a que progresivamente se fueran promoviendo mecanismos legales para forzar la reagrupación política. Pero igualmente en la última década del siglo XX irrumpieron con fuerza en la escena política los llamados outsiders, nuevos actores que ingresaron a la política desde diversas procedencias: empresarios, académicos, líderes sindicales, artistas, deportistas, sacerdotes, entre otros. Algunos de ellos triunfaron, fueron bien evaluados como gobernantes y han permanecido en el escenario político; otros, por el contrario, experimentaron fracasos y regresaron a sus actividades iniciales (Vargas, 2011, pág. 123).
No hay duda de que el sistema de partidos político colombiano ha vivido una crisis con intentos de recomposición: los partidos tradicionales han perdido su carácter de fuerzas hegemónicas y se ha registrado la presencia esporádica de outsiders, así como la recurrente creación de nuevos partidos, que en general se caracterizan por su precaria duración. Por ello, la última reforma política, la de 2003, buscó cohesionar y fortalecer a los partidos políticos, para lo cual se implementaron medidas como la lista única por partidos, el umbral electoral, la cifra repartidora y la ley de bancadas, para frenar el transfuguismo. Sin duda, la reforma política de 2003 y la Ley de Bancadas contribuyeron, por lo menos en parte, al fortalecimiento de los partidos políticos y a frenar la práctica del transfuguismo, de tal manera que el desarrollo de la actividad de los partidos de oposición no se vea debilitada por las seducciones individuales de los dirigentes políticos, como se ha visto en el pasado inmediato (Vargas, 2011, p. 126).
El espacio político de Manizales no escapa de las dinámicas políticas nacionales que se debate, desde los años setenta, entre la pervivencia y la superación de una estructura electoral bipartidista. Si bien, han coexistido pequeños partidos, que han aprendido a sobrevivir en un campo monopolizado por dos grandes estructuras electorales, reajustadas con coaliciones temporales, son claras las condiciones desiguales entre los partidos que han accedido a las corporaciones públicas y los que no. La configuración actual del campo político local continúa reflejando la predominancia de estructuras partidarias que reproducen y mantienen el caudal electoral y tienen una posición dominante en el campo político. En resumen, nos interesa proponer una forma complementaria al análisis estadístico de los votos y de las condiciones desiguales del campo político, estableciendo correlaciones entre las cualidades políticas de los candidatos y la posición de los partidos políticos que representan.
ESPECIES Y SUBESPECIES DE CAPITAL POLÍTICO
Para el análisis que sigue trataremos de relacionar las condiciones del juego de la política a través de un análisis relacional del campo electoral y del poder político, con las cualidades de los candidatos, de las listas por estos compuestas, para tratar de diferenciar las estrategias de reclutamiento, cooptación y composición de las listas y, con ello, acercarnos a las formas de movilización política partidaria. El campo político tiene su propia historicidad y su propio régimen de valor, por ello, la composición o estructura del campo varía y, con ella, el principio de diferenciaciones; es decir, el conjunto de las propiedades y recursos que pueden y deben movilizar los participantes, así como las disposiciones y competencias que deben tener para actuar efectivamente en él. Ello se realiza "… analizando los recursos de los que disponen los individuos que forman parte de la élite política, los que se encuentran en el origen de agentes desigualmente competentes para ascender y circular entre posiciones de poder, en la medida que estos recursos dibujan distintos tipos de trayectorias probables en diferentes momentos del tiempo para un mismo individuo, en función de las coyunturas históricas y de las propiedades del campo político" (Joignant, 2012, p. 590).
La teoría del campo político propuesta por Bourdieu (1995) y desarrollada por varios autores (Wacquant & otros, 2003), propone evidenciar las lógicas prácticas de los procesos de diferenciación social, que están en la base de la selección acumulada por las distintas instituciones y campos sociales. Este análisis de las génesis de las condiciones objetivas y subjetivas de las prácticas sociales propone dar "… cuenta de las lógicas de acumulación de recursos, de las trayectorias que prefiguran y de las bifurcaciones que pueden producirse a lo largo de una carrera" (Joignant, 2012, pág. 590). En esta perspectiva interesa preguntarse por los "recursos de los que disponen los individuos y enfocarse en las fuentes políticas y sociales que se encuentran en el origen de la ambición, de las carreras y del poder asociado a un agente o un grupo de agentes (Joignant, 2012, p. 590). Como hemos planteado, el proceso de movilización es un doble movimiento, de producción de subjetividades dispuestas para algo, en conexión con las condiciones adecuadas para ello (Castellanos Obregón, 2011). Esta perspectiva, si bien supone un conjunto de cualidades de los sujetos, especialmente la propensión, el deseo y la ambición, estas no son suficientes para explicar su elección, personal y colectiva.
¿Cómo explicar que sean aún menos los individuos que se muestran dispuestos a ingresar a un partido y a partir de allí emprender una eventual carrera política?
¿Cuáles son las razones que explican la desigual distribución del interés, la vocación, la virtud y la competencia para ingresar al campo político, permanecer en él y, tal vez, conquistar posiciones de dominación en una o varias de sus arenas? (Joignant, 2012, p. 592)
Vamos a sintetizar los elementos de la teoría del campo político, para luego especificar las dimensiones y los procedimientos analíticos que realizaremos. En primer lugar, es preciso recordar que el campo es un sistema de posiciones objetivas históricamente constituido. Este sistema es fundamentalmente relacional, "sistemático", lo que implica la "puesta en relación de todos los elementos de la misma clase" (Bourdieu, 1991, p. 18). Las diferencias entre los agentes y las posiciones que ocupan, y quieren ocupar, y el conjunto de disposiciones en juego es múltiple, pues "… en el campo político no existe nada parecido a un recurso único mediante el cual se compita para llegar a posiciones de elección o de designación gracias a las cuales se domina en este espacio" (Joignant, 2012, p. 593). No se ganan los "juegos políticos" simplemente acumulando grandes cantidades de un solo recurso, por ejemplo, la probabilidad de reelección entre quienes hubieran ganado en elecciones anteriores (Botero Jaramillo, 2008). Ello tiene una consecuencia:
… en el campo político confluyen distintas especies de recursos sobre las que se funda la competencia de quienes se sienten autorizados a involucrarse en política y a transformarse en profesionales de esta actividad, lo que generalmente es descrito en el lenguaje ingenuo e irreal de la vocación, el desinterés y la virtud. Ingenuo porque el lenguaje del virtuosismo es equivalente al vocabulario que destaca las habilidades del agente, lo que conduce a callejones sin salida a la hora de explicar lo que origina la virtud, salvo si es considerada como una cualidad innata, o como una esencia excepcional de unos pocos agentes inimitables: si es ésa la opción del investigador, nos enfrentaríamos nuevamente a las aporías de los enfoques motivacionales, en donde el interés y la virtud son concebidos como datos sobre los que se asientan recursos subordinados a una voluntad de poder que no requiere ser explicada. (Joignant, 2012, p. 593).
Esta presunción tiene varias consecuencias:
1. para acceder duraderamente al campo político se requiere estar en posesión de un capital en alguna de sus especies pertinentes en este espacio, así como de una cierta competencia que el primero prefigura.
2. En el campo político confluyen distintas especies de recursos sobre las que se funda la competencia
3. La filosofía del desinterés de los agentes que compiten los unos con los otros lleva a desconocer que detrás del desinterés existen capitales que tan sólo unos pocos agentes pueden detentar, con todo lo que ello implica en cuanto a exclusión y segregación.
4. Se requiere estar en posesión de un capital en alguna de sus especies pertinentes en este espacio, así como de una cierta competencia que el primero prefigura.
5. Los recursos valorados en el campo político variaban históricamente, lo que explica el valor inconstante de las distintas especies de capital mediante las cuales los agentes buscaban acceder al campo político y permanecer en él, conquistando posiciones de dominación. (Joignant, 2012, pp. 593-4)
Es posible hacer una diferencia, que ya había planteado Bourdieu y Passeron (1998 (1979)), entre capital incorporado y el objetivado. En el caso del campo político, el capital incorporado es del agente y el objetivado es del partido (Offerlé, 1987: 26 en Joignant, 2012, págs. 595). De acuerdo al tipo de partido y al momento que viva la arena política, variará el peso y la importancia de uno u otro capital, y "…el peso relativo del partido respecto al candidato" (Joignant, 2012, p. 594). Ello implica ser sensibles a las variaciones de las cotizaciones de las distintas especies de capitales en los distintos momentos y lugares del campo político.
Tenemos pues dos clases de unidades de análisis, el sujeto, poseedor de capitales incorporados (notoriedad, reconocimiento y capitales homólogos en el campo como experiencia, formación, reconocimiento) y del partido, que delega o transmite capital objetivado (fama, localización ideológica, trayectoria, dominación en elecciones anteriores, relación con la institucionalidad gobernante). Algunos de esos capitales podrán tener, a título de desposesión o de pasivo, valores negativos: descrédito, desafección, inestabilidad, invisibilidad o desconocimiento por parte de los electores.
Las estrategias de incorporación en el campo político regularmente implican apuestas por la conversión de cualidades detentadas y adquiridas en otros campos (intelectual, escolar, burocrático, organizativo, social, comunicativo, entre muchos), con los cuales se trata de entrar a la competición electoral. Estos procesos no son solamente de conversión de capitales, sino también de reconversión de carreras y trayectorias biográficas (Tissot, et al., 2005; De Saint Martin, 2001).
Naturalmente, la reconversión exitosa de estos capitales que se originan al exterior del campo político no está garantizada, puesto que depende de la historia de cada espacio político nacional, de las coyunturas y de la naturaleza de lo que se encuentra en juego (enjeu) en un momento determinado. (Joignant, 2012, pp. 601-603)
Son muchas las especies de capital que entran en el juego. Entre las especies de capital que más se ponen en escena y se relevan en las campañas, están las "especies burocráticas", especialmente asociadas a las experiencias anteriores en cargos de elección o cargo públicos. Algunos autores distinguen entre "tecnocracia y technopols" por las dotaciones desiguales de capital educativo al inicio de las trayectorias políticas (Joignant, 2012, p. 606).
Algunas especies de capital son heredadas, especialmente las que vienen de la transferencia de patrimonios familiares o de la herencia pública de patrimonios políticos, dados por ejemplo a través de acciones de apoyo y "endoso" de zonas de votación, relaciones, redes de apoyo, clientelas, donantes y "maquinarias". En parte se transmiten como capital objetivado, en parte se aprende producto de un proceso de participación y aprendizaje en campañas anteriores, por lo cual hace parte del savoir faire y tiene el carácter de capital incorporado. Se mezclan en este punto, regularmente, la condición de heredero y de aprendiz. Otra especie es el capital político militante (Matonti & Poupeau, 2004):
… adquirido mediante formas de inmersión en la vida partidaria durante periodos prolongados de tiempo sin que ello se exprese en la ocupación de posiciones de liderazgo al interior de la organización, lo que se traduce en el aprendizaje de un know-how y de destrezas prácticas que pueden ser susceptibles de valoración por parte de un partido con el fin de ingresar al campo político (aunque no por todos los partidos, y sobre todo no siempre" y el capital burocrático, tecnocrático y en algunos momentos tecnopolítico". (Joignant, et al., 2012; Joignant, 2012)
Tenemos elementos para formular la tesis de este análisis: las reglas de composición de una lista, en el sistema de normas políticas vigentes en un periodo particular, son el resultado de la combinación de las "cualidades estructurales" del partido (composición, condición de clase, etc.), con las circunstancias históricas, coyunturales, por ejemplo las asociadas al ciclo de formación (envejecimiento, renovación de sus filas, reestructuración luego de una crisis) y las condiciones de la competencia del momento de las elecciones para el que se organizan. Todo esto pone en escena el valor y la oportunidad de ciertas disposiciones y capitales adquiridos y objetivados por los agentes políticos que se enfrentan en un episodio electoral.
METODOLOGÍA
Para construir una analogía cercana, lo que nos interesa analizar son las variaciones en las composiciones anuales de los equipos en competencia en alguna disciplina. Hay oportunidades para las cuales logran "reclutar" o están disponibles para la competición nuevos o viejos jugadores, porque ya maduraron nuevos cuadros o los maduros no quieren retirarse o les llegó la edad de retiro 2. Las composiciones de las listas en un contexto electoral específico serán entonces el fruto de una suerte de "azar estructural" o estructurado, que, aunque suena paradójico, es tanto un arreglo temporal, pues mantiene ciertas cualidades de la lógica de composición institucional partidaria, expresa el movimiento y la adecuación a la situación a la que se enfrentan. Esta es el modelo analítico con el cual trabaja este artículo.
Para lograr estos objetivos relacionaremos dos corpus principales de evidencias: información de series históricas de resultados electorales y su comportamiento, información de partidos, movimientos, listas y candidatos de las elecciones al Concejo de Manizales del 2011. En este episodio electoral se inscribieron un total de 151 personas en 9 listas. Logramos reconstruir los datos básicos analizados de un total de 140 de ellas a partir de la información publicada en un diario local.
Los procesos de análisis revisan la conformación de posiciones y composiciones partidarias con mayor o menor capacidad de incorporación y participación en la vida política. Luego de ello, mediante procesos de análisis de clasificación, de correspondencias y discriminante desarrollamos la hipótesis de la correlación entre posiciones dominantes o no y las diferencias entre las estrategias de reclutamiento y las trayectorias y carreras políticas que estas anuncian. Un segundo eje de observación tiene como epicentro las elecciones de 2011, centrado en dos unidades de análisis: los partidos a través de las listas y los candidatos con sus hojas de vida extraídas del diario La Patria en publicaciones sucesivas entre junio y octubre de 2011. La información de la inversión en campaña se tomó de la página del Consejo Nacional Electoral, de la información entregada por los partidos y candidatos con posterioridad a las elecciones. La información de los votos logrados se tomó de la página de la Registraduría Nacional 3 De esta se deriva el comportamiento electoral y los resultados de las elecciones. Con ello realizamos un doble ejercicio de comparación y clasificación de partidos, trayectorias y estrategias electorales para analizar las diferencias en la selección y reclutamiento de candidatos. La información fue completada con una encuesta aplicada a una muestra de candidatos de todas las listas de cada partido. Para ello el modelo de análisis contiene las siguientes variables. Tabla 1.
Tres momentos tiene el análisis: 1. La caracterización y la comparación de los partidos a partir de las cualidades y perfiles sociodemográficos de sus candidatos. 2. La agregación de los partidos en tipos de composición que relacionan las cualidades sociodemográficas con las trayectorias políticas de los candidatos. 3. La comparación del efecto diferencial que tiene la inversión y la composición de los capitales movilizados (estructura y volumen) y la trayectoria en el logro principal: los votos y los resultados de campaña.
Los procesos de composición de las listas de candidatos por los distintos partidos se inscriben en la lógica de las campañas electorales, la discusión actual sobre ello está centrada en los procesos de organización interna de los partidos (Acuña, 2009), en las estrategias de agregación de las diferencias internas (entre las facciones o partes de las coaliciones) y externas (los segmentos de interés y agregados sociales que representan en los votos potenciales, u ofrecen los diferentes candidatos (Sousa Braga & Bolognesi, 2013). En términos analíticos, las diferencias en la composición pueden ser comprendidas como la interacción entre posiciones distintivas, estados diferenciados y regímenes de adscripción propios que, ajustados, producen distintas estrategias de reproducción y producción de capitales políticos. Para desarrollar este proceso realizamos dos momentos de análisis multivariado para variables predominantemente categóricas: la detección automática de interacciones del Chi cuadrado o algoritmo CHAID y un análisis de agregación y clasificación vía correspondencias múltiples.
El algoritmo CHAID (Chi-square Automatic Interaction Detection) es una técnica que hace uso del estadístico ji-cuadrado para la selección de los mejores pronosticadores, especialmente indicado cuando las variables usadas son de tipo nominal. Entre los pasos que contempla dicha técnica están: la preparación de las variables de interés, en donde se selecciona el conjunto de posibles pronosticadores relevantes, teniendo en cuenta que, si hay variables cuantitativas, éstas se deben categorizar de antemano por intervalos. La primera segmentación, en la cual se selecciona la mejor variable pronosticadora, la cual se lleva a cabo calculando para cada una de las variables sus correspondientes estadísticos ji-cuadrados y se comparan las significancias; las segmentaciones sucesivas, de forma análoga a como se procedió en el paso anterior, se realiza la búsqueda de las variables con más poder discriminante dentro de los grupos generados en las segmentaciones precedentes. Se finaliza el proceso iterativo con el uso de los criterios de paro o "filtros de selección". Los filtros de selección para el estudio aplicado corresponden a las categorías "partido dominante" y "partido no dominante", hasta cuando no se detecten diferencias significativas entre las variables de interés.
El Análisis de Correspondencias Múltiples (ACM) es una técnica de interdependencia que tiene por finalidad la reducción dimensional mediante la elaboración de mapas perceptuales. Esto se logra realizando una cuantificación óptima de los objetos y las modalidades de respuesta, buscando que dichas modalidades estén separadas unas de otras en las dimensiones estudiadas tanto como sea posible y, a su vez, con puntuaciones equivalentes cuanto más homogéneas entre sí. Dicho proceso conduce a establecer las modalidades de las variables en las que se presentan similitudes en las respuestas de los encuestados, es decir, permite determinar cuáles son los perfiles de los encuestados con relación a conjuntos o a configuraciones de las variables estudiadas.
RESULTADOS: LAS ESTRATEGIAS DE MOVILIZACIÓN, RECLUTAMIENTO Y COMPOSICIÓN DE LAS LISTAS DE LOS PARTIDOS
No encontramos alguna línea de base comparativa de la conformación y las características, así como de las cualidades de los procesos de reclutamiento de los partidos políticos en Colombia, salvo un par de estudios sobre el senado (Hoskin, et al., 2011; Freidenberg, et al., 2009), y biografías de dirigentes políticos nacionales y regionales (Arboleda González, 2012). Tienen en común anunciar un primer momento inaugural en la política como "concejales de pueblo", la cual es una posición política modesta que recuerda un momento de entrada al juego electoral y de inicio en las lides de la representación partidista. Esta condición se afirmaría con el escaso y limitado capital político militante de los candidatos a las listas del concejo, analizadas en donde los primerizos y aparentes outsiders son una proporción importante.
El campo político local: dinámica y estado de oposiciones
La configuración del campo político local para la elección 2011 en Manizales refleja la predominancia de dos estructuras partidarias que reproducen y mantienen el caudal electoral y la participación activa en el aparato estatal. Para sustentar esta afirmación vamos a revisar las condiciones del juego político con relación a los periodos anteriores. Como se puede observar en la Tabla 2, los partidos Liberal y Conservador han mantenido la mayoría de los escaños en este cuerpo colegiado, aunque distribuido entre diferentes fracciones intrapartido, que se presentan a unos u otros comicios. Es claro como el campo político se ha diversificado, partiendo de un momento típicamente bipartidista en 1990, a un escenario multipartido en la primera década del siglo XXI, aunque mantiene una estructuración polar, en la dimensión de dominación contínua. Históricamente se ha presentado en Manizales un número semejante de partidos, lo que ha variado en la composición final del órgano colegiado. Durante las elecciones 2011 para Concejo en Manizales, el espectro político de opciones partidistas estaba reducido a 9, frente a 16 en momentos electorales anteriores.
Para las elecciones de 2011 se presentaron nueve partidos con listas conformadas entre 5 y 16 personas. En cuanto a los resultados, hubo un avance importante de los partidos independientes, logrando 3 de 19 escaños. Aunque se mantenga un predominio bipartidista, especialmente del partido Conservador. Al proceso de agrupación anterior, anunciado por ciertas semejanzas respecto del origen de los partidos (Liberal, Conservador, Independientes y Religiosos), con la que compusimos la dinámica reciente de los resultados del Concejo local, le agregamos un criterio relacionado con representación lograda en esas elecciones. De ese ejercicio sale una clasificación propuesta en la Tabla 3. La composición de las opciones electorales mostraba cinco clases de partidos, que se constituían en las posiciones y oposiciones del campo político en ese momento. Delinean un escenario liderado por los partidos hegemónicos tradicionales y sus fracciones, y la emergencia de dos nuevas coaliciones producto de la unión de segmentos y miembros provenientes del bipartidismo tradicional 4
Ahora bien, si comparamos el autoreconocimiento ideológico que hacen los miembros de dichos partidos tenemos que son pocas las distinciones entre los partidos tradicionales y las coaliciones de partidos. Lo mismo sucede con los partidos de avales y los cristianos. La oposición interna entre las coaliciones alternativas muestra un leve desplazamiento del espectro político a la izquierda, aunque bastante moderado. Esta concentración de opciones partidistas y de resultados electorales hacia la derecha, reduce el espectro político a un espacio ideológico y práctico de pocos contrastes. Si bien hay que considerar que cada partido internamente es un espacio de diferenciación interna, que no representa un punto específico, sino una amplitud de opciones, se produce un mapa de la dispersión ideológica de los partidos en el campo político local con una orientación concreta (Ilustración 1). Resalta la dispersión de la mayor parte de los candidatos a lo largo de un espectro a veces contradictorio en el mismo partido y la unidad ideológica de dos partidos, el MIRA y el PDA. Como puede observarse, al poner comparativamente la auto localización política, la mayor parte de los candidatos de los partidos hegemónicos se plantan a la derecha del espectro político, solamente se separa de este grupo el conjunto de candidatos del partido Liberal, con un leve desplazamiento hacia la centro izquierda. Hay un conjunto de partidos de centro, emergentes, de avales y uno religioso localizados en el centro, hacia la izquierda, con unanimidad, los candidatos del PDA.
Si ponemos en relación las últimas dos tablas y la ilustración anterior, se dibuja un espacio político local dominado por partidos tradicionales, que ha hegemonizado la mayoría de las curules y votos de las elecciones al Concejo en las tres últimas décadas. En ese escenario, si bien ha habido una ampliación y diversificación del espacio de posibles políticos, estos son marginales, en tanto resultados emergentes, circunstanciales e informales. En ese orden de ideas, es posible presagiar que hay diferencias en las estrategias de movilización de las distintas unidades partidarias, expuestas en las diferencias de estructura y volúmenes de capitales movilizados con cada uno de sus candidatos, especialmente relacionadas con el lugar que ocupan en el campo político. Estas diferencias están asociadas a compromisos de inversión/inmersión, a procesos de conversión de capitales y, en últimas, a la capacidad de movilización de recursos eficientes para las lides electorales, que se ven reflejadas y medidas de manera efectiva en los votos conseguidos y el "costo" de cada uno de ellos. Vamos a revisar ahora los capitales movilizados y luego el resultado de esas inversiones.
Especies de capitales movilizados
Como planteamos en la introducción, para ingresar al "juego político" se necesita una serie de habilitaciones, competencias y haberes directamente políticos o en proceso se cambio/conversión, o lo que es lo mismo y que en palabras de Joignant serían "los orígenes sociales de la ambición" (2012, p. 590). Estos capitales se pueden haber desarrollado en los espacios propiamente políticos o cercanos, como los ámbitos institucionales públicos. Así mismo, la composición del partido se ve reflejada en la elaboración de sus listas, aunque en algunos momentos unos sean los candidatos y otros los directores de los partidos, y los candidatos simplemente sean sus representantes. Para efectos del análisis comparativo de las cualidades movilizadas a unas elecciones locales, hemos recuperado algunas cualidades, limitados por el marco de la evidencia empírica disponible.
Cuando revisamos las cualidades de los candidatos al Concejo de Manizales en 2011, en tanto dispersión de las frecuencias observadas de sus características sociodemográficas hay diferencias entre ellos y en entre los partidos a partir de su agregación. Nos preguntamos entonces por los orígenes o la extracción de clase, la ascendencia y procedencia, no todas con respuesta por fata de indicadores adecuados en el corpus disponible. En la introducción propusimos una metáfora futbolera, planteando que no era lo mismo candidatizarse en uno u otro partido, que había unos que "ganaban con la camiseta", impulsados por la inercia, el poder y la condición de hacer parte de partidos históricos y consolidados. Ahora, enfrentados a la pregunta ¿De dónde salen, y que tienen los candidatos escogidos de los distintos partidos?, asalta la imagen de la cantera de los equipos de fútbol, para continuar con analogía, como los espacios de preparación, cooptación y reclutamiento. Vamos a ingresar en este análisis con un movimiento que parte de los capitales incorporados a los objetivados o propiamente políticos, un razonamiento que va del sujeto al quehacer político y lo que se necesita y se acumula con ello.
Capitales incorporados
Iniciemos por los dos diacríticos más comunes para la caracterización de las personas: la edad y el sexo. Ambos están asociados a márgenes de representatividad legalmente establecidas, el 30% de las listas debe ser femenino, con un umbral mínimo de ciudadanía: ser mayor de edad (18 años). Estos dos primeros descriptores expresan la composición de la lista y, a través de ella, del partido, en dos dimensiones de articulación del poder político: el género y la generación. Luego, si bien no son cualidades del partido, se convierten en cualidades de la lista, al atraer calificaciones como juvenil, equitativa, renovada, representativa, que se aplican para referirse a ellas.
En cuanto al género, la mayor parte de las conformaciones políticas, no solamente en los ámbitos de elección popular, sino de las burocracias partidarias e institucionales, suelen tener una sobrerepresentación masculina. De ahí el surgimiento de leyes de representación y paridad en las listas y en las burocracias 5 Para el caso de interés, lo que se revela es que hay una escasa participación de mujeres en las elecciones al Concejo de Manizales 2011, dado que las tasas de participación femenina, en la mayoría de los partidos apenas logran el 31,6%. Se salen de esta tendencia solamente dos partidos: el PDA con un 40% de mujeres (dos de cinco candidatos que inscribió en la lista eran mujeres) y el MIRA. Con respecto a este último partido se observa un comportamiento activo de participación femenina, dado que aproximadamente dos terceras partes (61.5%) de los candidatos de esta colectividad fueron mujeres, es decir, en esta colectividad se invierte la tendencia de los otros partidos 6 En este partido, en el cual se movilizan fundamentalmente mujeres, representantes de iglesias regidas por pastores, la participación de más mujeres no implica una transformación o crítica feminista a la representación y composición paritaria de los partidos; más bien hace parte de una dinámica interna de articulación de disposiciones evangélicas (Castellanos & otros, 2013).
En la dimensión de la edad o grupo etario se ponen en escena varios procesos que pueden estar sucediendo al interior de cada partido y en el campo político en general. El primero y más visible es la presentación de jóvenes con aires de renovación en la mayor parte de los partidos. Eso podría estar asociado a dos fenómenos sobre los cuales no tenemos evidencia. El momento de cambio que esté sufriendo el partido, con tendencia de renovación de su militancia o simplemente un proceso de recambio generacional, que continúa la misma línea. Esta antinomia aparece con más fuerza en algunos momentos del campo político, cuando en general todos los partidos apuntan a reciclar sus banderas ofreciendo caras nuevas; presentándose una oposición aparente entre experiencia versus innovación. Esta característica de los candidatos se puede asociar, por ejemplo, a estrategias de rejuvenecimiento de la "clase política", para presentarse como "gente nueva", "vino nuevo en odre viejo". Pasó primero en el Partido Liberal y luego está ocurriendo en el Partido Conservador. Del lado emergente surgen algunas formas de cooptación de outsiders de la política (gente sin trayectoria que viene de otros campos de acción).
Con relación a la edad de los candidatos se registra que el promedio fue de 43 años, con un coeficiente de variabilidad del 27.5%, correspondiente a un grupo medianamente homogéneo. El promedio de edad más alto fue de los candidatos del PDA, con 55 años, y el de más bajo promedio el partido de la U con 36.6 años. En cuanto a la variabilidad intralista, el partido de mayor heterogeneidad fue el Verde, con un coeficiente de variabilidad del 33.5%, mientras que el grupo de mayor homogeneidad en las edades de los candidatos es el Conservador con un coeficiente de 18.8% de variabilidad (Tabla 4, anexos).
En cuanto a la representación de los rangos de edad de los candidatos en las listas se observa una composición homogénea entre los grupos etarios, Tabla 4, en tanto hay un equilibrio entre los tres grupos etarios, con matices al interior de algunos partidos. Se advierte la apuesta del Partido Liberal por la juventud en sus candidatos, dado que aproximadamente el 58% de ellos eran menores de 40 años, mientras que el partido Cambio Radical respaldó candidatos de más edad, casi la mitad de ellos (47.4%) en el grupo de edades entre 40 y 49 años. Entre tanto, los partidos Verde y MIO apostaron a la experiencia con alto porcentaje de candidatos (47.1%) con edades de 50 o más años.
Queda la pregunta, si la edad representa experiencia o reconversión, nuevos en la política o políticos tardíos, outsiders o reciclados-expulsados de otros partidos. Cuando revisemos los capitales políticos, las trayectorias y la fidelidad, podemos acercarnos un poco más a estas especificidades. Pensemos por ahora en la juventud, no como situación de edad, sino como condición social (Castellanos Obregón, 2011), lo que atrae la idea de que no es la edad un marcador absoluto, sino relativo, lo que nos incorpora en nuevos campos, con independencia de ella, como novatos o con trayectorias ascendentes. Esta sería una cualidad común para la mayor parte de los candidatos al Concejo del 2011, en tanto éste es uno de los primeros eslabones de las trayectorias políticas. Entonces, si pertenecen a generaciones distintas, puede que estén iniciando trayectorias políticas tardías o expongan procesos de conversión biográfica hacia la política 7
La procedencia, es tanto lugar de origen y de nacimiento, es un indicador imperfecto del ámbito geográfico de reclutamiento, para una elección local. La selección de personas con orígenes geográficos diferentes está en primera instancia determinada por la diversidad de orígenes de la composición de la población adulta. El análisis de las tablas de relación entre ciudad de nacimiento y residencia en Manizales en el censo 2005 arroja que un bajo porcentaje de la población adulta del censo 2015 provenía de fuera de la ciudad. Con niveles de inmigración menores ("Manizales tiene un 5,7% de inmigración y un saldo negativo en la relación inmigración-emigración en el periodo censal anterior a la elección analizada", Red de observatorios regionales de mercado de trabajo, 2001, p. 15. Aunque como Manizales ha sido una ciudad universitaria, los profesionales con origen en otras ciudades han sido una constante en la constitución de sus élites, así no constituyan una población porcentualmente importante.
El origen local, regional o extraregional del candidato, es una especie de capital geográfico de dudoso valor, en tanto tiene que ver con arraigo, origen o una suerte de capital telúrico, que no es eficiente en arenas políticas urbanas altamente diversificadas como Bogotá, pero que podrían adquirir valor en ágoras políticas más parroquiales y regionales, como Manizales. Aquí la dispersión geográfica de la lista no es una estrategia efectiva, en tanto los votos no están repartidos en ese espacio. Desglosando un poco más los datos de las hojas de vida, se observa que aproximadamente uno de cada tres candidatos era nacido fuera de Manizales. En particular, el MIO es el partido que presenta una mayor participación de candidatos procedentes de fuera de Manizales con un 55.6%. Mientras que el partido Liberal es el que convoca a más candidatos nacidos en Manizales (89.5%). En general, el 68.3% de los candidatos al Concejo 2011 eran oriundos de Manizales, lo que establece un ámbito de reclutamiento mayoritariamente local (Tabla 4).
Con respecto a la escolaridad de los candidatos, descrita por grados, tenemos un total de 21(15%) bachilleres, 106 (77,5%) profesionales8 y 13 (9,3%) con estudios de postgrado. Se percibe una prevalencia hacia la selección de candidatos profesionales. Esta situación es distinta en espacios locales en la cual la proporción de profesionales es mucho menor, como en los pueblos de menor población9 Al desagregar los datos por colectividades, se detecta un comportamiento claramente heterogéneo: el partido Conservador sobresale con una alta participación de candidatos profesionales (80%), mientras que a la orilla contraria se ubica al grupo MIRA con un 69.2% de candidatos no profesionales (ver Tabla 4).
Mientras que la escolaridad promedio de los candidatos es de 15.1 años, equivalente a un nivel de últimos semestres universitarios, con un coeficiente de variabilidad del 20.1%, correspondiente a un grupo medianamente homogéneo. Por partidos se observa que el partido de más alto nivel de escolaridad promedio fue Cambio Radical con 16.4 años, mientras que por el contrario los de más baja escolaridad fueron los candidatos del partido MIO y PDA con 13.8 años. El grupo más heterogéneo era el MIRA con un 26.1% de variabilidad interna, es decir, mientras que el colectivo de mayor homogeneidad era el MIO, con un 16.6% de variabilidad, lo que indica que los candidatos de dicho partido presentan una escolaridad consistentemente baja, en comparación a los demás candidatos (Tabla 7). Los de menor porcentaje de profesionales entre los miembros de la lista eran el Partido MIO (35,3%) y MIRA (30%). Lo que hace plantearse la idea de que éstos últimos no solo representan a mayorías excluidas de los partidos, sino a otros segmentos sociales, pues en los datos del censo 2005, solamente el 7,5% de la población nacional tenía un título profesional (PORTAFOLIO, 2015). Los profesionales están sobre-representados, en términos de la composición de los niveles de educación logrados en la población nacional. En relación con las otras especies de capital incorporado, la escolaridad baja es mayor entre los mayores de 40 años, entre los candidatos de fuera de Manizales y entre los hombres (Tabla 11, anexa).
Un primer balance de la composición de capitales incorporados movilizados afirma diferencias entre los partidos. Por ejemplo el género, que tiene una exigencia de ley, no propone contrastes sino con una colectividad política. Son la edad y los estudios universitarios los marcadores de mayores diferencias en la composición de las listas. La procedencia geográfica caracteriza o separa a un partido político, pero se comporta de manera más o menos semejante en el resto. Veamos las agrupaciones que surgen de la relación entre las especies de capitales incorporados a partir de un análisis multivariado (ACM, Ilustración 2):
Un primer grupo de candidatos profesionales jóvenes de Manizales compuesto por casi la mitad de los candidatos (55%).
Un segundo grupo de candidatos con estudios universitarios mayores de 60 años (20%).
Un tercero de edad intermedia (40-49 años), con formación postgraduada (10%).
Y, un cuarto grupo con educación secundaria, de todos los grupos de edad y con origen local y externo (15%).
Capitales políticos movilizados
Revisamos en el acápite anterior los capitales incorporados, construyendo al final una tipología por posesiones iniciales de la trayectoria política marcada por el eslabón Concejo. Ahora avanzaremos en el análisis, revisando indicadores de capitales políticos: aspiraciones al Concejo, si ha ocupado cargos de elección popular (CEP), indicadores de trayectoria política como militancia, fidelidad al partido y experiencia burocrática. De igual modo revisaremos cada una de las especies de capital y al final compondremos las tipologías que emergen de su posesión-desposesión, asociándolos a algunas dimensiones del capital incorporado, así mismo repasaremos las semejanzas entre los partidos, para de allí ir delineando las diferencias en las estrategias de movilización.
La Tabla 5 registra las frecuencias observadas en distintas variables que dan cuenta de las especies de capital político de los candidatos seleccionados en los distintos partidos. Estas diferencias anuncian características y estrategias empleadas por los partidos en relación a sus candidatos. En primera instancia, se evidencia la alta proporción de candidatos primerizos, con poco capital político anterior, dado que aproximadamente para tres de cada cuatro de los candidatos (74.3%) ésa era su primera aspiración al Concejo de la ciudad. Esta evidencia sirve para mantener la afirmación realizada respecto de que la aspiración al Concejo suele ser un primer escalón en la composición de las trayectorias políticas. Esta condición de neófito destaca especialmente en los partidos Verde y MIRA con una altísima proporción de candidatos novatos, con un 94.3% y 92.3% respectivamente. Mientras que, por el contrario, se observa una estrategia totalmente opuesta entre los conservadores al componer una lista combinada de candidatos con experiencia y otros nuevos, el 53.3% había tenido otras aspiraciones en elecciones pasadas. Esta diferencia anuncia la dinámica propia de los emergentes en los que, al no tener estructuras políticas de largo plazo y ser altamente descentralizadas, la selección de sus listas se realiza combinando dinámicas internas de una coalición de movimientos, como es el caso del Partido Verde, PDA y del MIRA. Llama la atención el Partido Liberal, en el cual el 82% de sus candidatos se presentan por primera vez. Esta condición se colige con la composición "juvenil" de su lista, pues más de la mitad de sus candidatos (57,9%), tenían menos de 39 años. Una situación semejante tenía el partido Cambio Radical, una fracción del Partido Liberal. La combinación de estas dos dimensiones pone de manifiesto que en ese momento y en esta ciudad, estos dos partidos estaban experimentando una suerte de relevo generacional.
En relación a la subespecie de capital político burocrático, representado en la pregunta de si se ha desempeñado en cargos de elección popular anteriormente (CEP), se observa que en su gran mayoría no lo han hecho (80.1%). Al explorar los partidos, se detecta que nuevamente el partido Conservador sobresale con un 43.8% de candidatos que han desempeñado cargos de elección popular, mientras que por el contrario el partido ASI registra que ninguno de sus candidatos ha tenido esta experiencia (100%). Esto tiene una relación directa con lo que planteamos al inicio del acápite de resultados, en relación con la composición histórica del campo político en la ciudad, en la cual, los dos partidos tradicionales, Conservador y Liberal, han tenido una posición dominante, al ser mayoría en el Concejo y mantener a lo largo de varias décadas el control de la alcaldía de manera directa, con candidatos propios o indirecta, a través de coaliciones (Gonzales Aristizabal, 2015).
En cuanto a la trayectoria de los candidatos en sus partidos, lo que hemos anunciado como capital político militante, el tiempo de afiliación en sus colectividades, medido en años de militancia, se registra que la mayoría llevaban pocos años de militancia: el 65.7% de ellos tenía menos de cinco años en sus respectivos partidos. Puntualmente se observa que en los partidos ASI y MIO el 100% de sus candidatos tenían menos de un año de afiliación al partido, mientras que, por el contrario, los partidos Conservador y MIRA presentan candidatos de larga trayectoria en sus colectividades, registrándose respectivamente el 86.7% y el 84.6% con más de cinco años de vinculación a sus partidos. Esto anuncia no solo estrategias distintas en la composición de los partidos, sino y fundamentalmente partidos distintos. Unos formales e institucionalizados, como el Conservador y el MIRA, y otros informales y circunstanciales, como ASI y MIO, para poner el acento solamente en los bordes.
Una variación en el capital militante la anuncia el indicador que hemos llamado fidelidad, que tiene ver con la trayectoria en un partido político y en la política. La continuidad en un partido anuncia un tipo de capital paradójico: la experiencia militante acumulada en distintas arenas políticas, que puede ser capitalizada para las nuevas gestas políticas; pero que al mismo tiempo advierte la posibilidad de un conjunto de apoyos internos, viejas "deudas" y retribuciones esperadas, que surgen de haber estado en las campañas de otros 10 Con relación a la participación en uno o varios partidos políticos se encuentra que el 42.3% de los candidatos ha militado únicamente en el partido que lo postula, mientras que el restante 57.7% ha estado en otro u otros partidos. Ello expone no solamente una baja acumulación de esta especie de capital, sino también cómo, en la coyuntura política que propone la elección a los concejos municipales, se da una activa movilidad inter-partido o lo que es lo mismo, una alta informalidad de los procesos de reclutamiento y selección. Esto es más claro en algunos tipos de partido, que podemos catalogar a partir del análisis de la Tabla 5 de la siguiente manera: alta fidelidad (MIRA, Conservador, Liberal), Mediana fidelidad (Verde, Cambio Radical, PDA), Baja Fidelidad (MIO, ASI, Partido de la U).
La movilidad entre partidos es alta, más de la mitad (57,7%) de los candidatos han estado en dos y tres partidos antes. Este tipo de patrimonio tiene un valor diferencial entre los partidos, de acuerdo a su grado de formalización y luego, seguramente, en la jerarquía interna de la composición de las listas y de la asignación de recursos para la campaña. La continuidad es una ganancia en los partidos más formales, la defección pierde valor, como estigma, cuando es una característica común a los miembros de la lista. Aunque en los mentideros políticos, la alta movilidad entre partidos, más que ser una fuente de reconocimiento y respeto, conlleva todo lo contrario.
Para la variable que hace seguimiento a la trayectoria en cargos públicos de los candidatos, se registra un comportamiento bastante parejo, con un 47.9% de personas que se han desempeñado en cargos públicos y de un 52.1% de candidatos que no han tenido dicha experiencia. De lo que resulta una combinación, aparente, entre novatos y experimentados en la "cosa pública". Los datos evidencian un comportamiento de alta participación de candidatos con experiencia en cargos públicos (84.2%), especialmente en un partido de coalición conformado por antiguos militantes de los partidos dominantes (Liberal y Conservador), como es el caso del Partido de la U. El lado opuesto lo representan los candidatos del partido MIRA, quienes exponen un alto porcentaje (84.6%) de inexperiencia en cargos públicos.
En general, tenemos una caracterización de los candidatos por los capitales políticos objetivados expresado en las Ilustración 3. En ellas se plantean cuatro clases de configuración de capitales políticos:
Un grupo de candidatos con experiencia en elecciones anteriores, que han sido electos a cargos, que tienen experiencia en cargos públicos y tienen más de dos aspiraciones.
Una segunda clase que tiene más de dos aspiraciones, en partidos distintos, que caracteriza especialmente a los candidatos del MIO (18,6%). Una tercera agrupación de candidatos con experiencia pública burocrática, primerizos (28%)
Y, finalmente, una cuarta agrupación de candidatos sin experiencia pública, que se presentan por primera vez y que han militado en un solo partido. Los candidatos del MIRA representan bien este conjunto, pero no son los únicos, pues son la mayoría, con un 49% del total de candidatos.
Para analizar la manera como se articulan los capitales entre sí y en relación con la posición en el campo, nos propusimos estudiar la interacción y la preponderancia de los capitales, considerados en una lógica económica amplia. Esa es la tarea que sigue, para empezar a cerrar.
ESTRATEGIAS DE RECLUTAMIENTO Y SELECCIÓN
Con el objetivo de realizar una caracterización de los partidos políticos en términos de las variables estudiadas y de acercarnos a las estrategias de reclutamiento y selección de candidatos a través de los capitales movilizados por las personas y los partidos, realizamos un análisis de agregación a través de la aplicación del Análisis de Correspondencias Múltiples (ACM). Para este examen pusimos juntas todas las cualidades, sin discriminar entre capital incorporado y capital político objetivado.
Para realizar este ejercicio multivariado hay que identificar las variables que orientan la agrupación y la generación de las diferencias, eso es, analizar la composición de los ejes. Las variables que mayor incidencia tienen en la conformación de la primera dimensión son en su orden: los gastos de campaña y la militancia en el partido. Mientras que aquellas que tienen más alta participación en la construcción de la dimensión 2 son en su orden: el número de aspiraciones al Concejo, el grupo etario y el haber sido elegido anteriormente a cargos de elección popular (Ilustración 4). Mientras que el partido político pesa en la composición de las dos dimensiones. La pertenencia a varios partidos, la condición de escolaridad acumulada como profesional, el lugar de procedencia y la trayectoria burocrática influyen menos y, cuando lo hacen, es en la dimensión dos. Con esta distinción podemos decir que hacia la derecha del eje de la Ilustración 5 se encontrarán los candidatos con altos valores en estas variables, mientras que sobre la dimensión 2 se ubican principalmente, las variables: número de aspiraciones, grupo etario, si ha sido elegido a cargos de elección popular, si ha desempeñado cargos públicos y la fidelidad al partido. Sobre esta distribución en un mapa perceptual surge un conjunto de cualidades y de agentes de la política, los partidos, descritos por la cercanía de sus posesiones y trayectorias.
Del mapa perceptual obtenido del ACM (Ilustración 5) y mediante un análisis por cuadrantes, se desprenden las siguientes consideraciones:
» El cuadrante I agrupa a los partidos MIRA y Liberal, los cuales se caracterizaron en ese escenario electoral por postular candidatos jóvenes (menores de 40 años), con alta fidelidad al partido, candidatos que han militado únicamente en el partido que los postula y realizar gastos de campaña inferiores a $2.512.000.
» En el cuadrante II se ubica el partido Verde, el cual se caracterizó por avalar candidatos mayoritariamente no profesionales, primerizos en elecciones al Concejo y que no han desempeñado anteriormente cargos de elección popular.
» En el cuadrante III se localizan los partidos ASI y MIO, los cuales se caracterizan por avalar candidatos que llevan menos de un año militando en el partido, que mayoritariamente no reportan gastos de campaña, con un alto porcentaje con edades superiores a los 50 años, que provienen de fuera de Manizales y que han militado en otros partidos (transfuguismo).
» En el cuadrante IV congrega a los partidos Conservador, Cambio Radical y la U, los cuales se caracterizan por tener candidatos que experiencia en cargos de elección popular, no primerizos en elecciones al Concejo, que presentan altos gastos de campaña, en edades maduras, superiores a los 40 años y predominantemente profesionales.
Surgen de estas agrupaciones cuatro estrategias de reclutamiento distintas, que componen volúmenes de capitales diferenciados y estrategias de movilización distintivas. Se separa del pronóstico inicial el Partido Liberal, que se aleja de las estrategias de movilización de los partidos tradicionales y dominantes, representados en el cuadrante IV, al estar en un claro proceso de renovación política de sus cuadros. Vamos ahora analizar el impacto de la condición de dominancia en el campo político para cerrar con un análisis del impacto del volumen de capital 0en la rentabilidad electoral
Posición y estrategias: la relación dominante/no dominante y las estructuras del capital movilizado
Para poner a prueba la relación entre estrategia y lugar en el campo, construimos una dimensión descriptiva de la posición en el campo político, atendiendo al volumen de capital político disponible por estar o no en un partido o coalición que ha detentado el poder local/nacional en las dos últimas décadas. De esa variable dicotómica, anunciada en la Tabla 3, surge una agrupación, que fue propuesta como predictor de conjuntos diferenciados de capitales movilizados para la candidatización, mediante el algoritmo CHAID, descrito en el acápite de metodología.
Para la aplicación del Algoritmo CHAID se tomó como variable respuesta la Dominancia, la cual asume dos categorías; dominante y no dominante. Como variables independientes se tomaron: el lugar de procedencia, el género, grupos etarios, haber desempeñado cargos de elección popular, ser o no profesional, años de militancia en el partido, la pertenencia a uno o varios partidos, haber desempeñado cargos públicos y los gastos de campaña categorizados.
El diagrama de árbol obtenido (Ilustración 6) muestra la conformación de los grupos que presentan diferencias significativas en las variables bajo estudio y que permite la elaboración de perfiles diferenciadores entre los candidatos avalados por un partido dominante y los avalados por un partido no dominante. Los resultados del procedimiento conlleva a que en la primera segmentación se obtenga que la variable filiación del partido, medida en años de militancia, es en la que se presentan las mayores diferencias, conformándose dos grupos (nodo 1 y nodo 2), los cuales se componen por candidatos con una militancia corta en el partido que lo avala, menos de un año de militancia (nodo 1), compuesto en su mayoría (73.4%) por candidatos de partidos no dominantes, mientras que el segundo grupo (nodo 2), conformado por candidatos de militancia larga en el partido, más de un año en las filas del partido, conformada por candidatos de partidos dominantes (67.8%).
Se detectan en la misma ilustración cinco nodos o grupos terminales (nodos 4, 5, 6, 7 y 8), los cuales muestran que las variables con mayor poder discriminante, es decir, en las que se diferencian más los candidatos de partidos dominantes y no dominantes, son en orden de relevancia: filiación al partido en años de militancia, gastos de campaña, haber desempeñado cargos públicos y el género. De acuerdo a los nodos terminales obtenidos se elaboran los siguientes perfiles:
» El nodo 4 está conformado por 34 de los candidatos, los cuales son predominantemente personas que llevan menos de un año de militancia en el partido que los avala y que en su mayoría reportan gastos de campaña.
» Entre tanto el nodo 5 está compuesto por 45 de los candidatos, los cuales se caracterizan por llevar más de un año de militancia en el partido y no haber desempeñado cargos públicos. Entre ellos hay una participación de candidatos afiliados a partidos dominantes y no dominantes.
» Mientras que del nodo 6, conformado por 42 candidatos, se desprende que el llevar más de un año de militancia en el partido que lo avala y el haber desempeñado cargos públicos, son características distintivas de candidatos pertenecientes a partidos dominantes.
» Finalmente, de los nodos 7 y 8, los cuales están compuestos por 18 y 12 candidatos respectivamente, se desprende que el llevar menos de un año de militancia en el partido que lo avala y el no haber reportado gastos de campaña son características claramente distintivas de pertenencia a un partido político no dominante.
De la tabla de clasificación (Tabla 6) se deduce que el modelo obtenido describe bien las características asociadas a un candidato de un partido no dominante, dado que clasifica correctamente al 93.3% de ellos, mientras que no funciona bien a la hora de describir las características de un candidato de un partido dominante, acierta únicamente con el 48.7% de los candidatos de dichos partidos. Esta diferencia la aporta en el bloque dominante, las estrategias de reclutamiento distintas del Partido Liberal 12
La Ilustración 7 muestra una clara diferenciación entre los perfiles de los partidos dominantes y no dominantes en relación a los años de militancia de los candidatos que ellos avalan. Puntualmente, se observa que los partidos dominantes se caracterizan por avalar candidatos que lleven más de un año de militancia en el partido, mientras que, por el contrario, en los partidos no dominantes se registra una tendencia a avalar candidatos que lleven menos de un año de militancia en el partido. Esta relación se mantiene, en la Ilustración 8, cuando se muestra que los partidos dominantes tienden a avalar candidatos con alta fidelidad, mientras que los miembros de los otros partidos han pasado por varias huestes partidarias.
EL RESULTADO DEL JUEGO: PÓKER CON CARTAS MARCADAS
Las estrategias de reclutamiento de los partidos tienen una condición formal de partida: la representatividad de la sociedad a través de ellos, si recogemos lo planteado por Duverger (1957). Se ven así mismo reflejadas en el carácter más o menos abierto o cerrado que tengan las agrupaciones políticas y, finalmente, en el resultado de las apuestas electorales. Examinaremos ahora la relación entre la inversión del capital movilizado, los costos de campaña y los votos logrados. Para ello proponemos un análisis no monetarista de la actividad política, proponiendo una lectura del conjunto de los capitales invertidos en sentido amplio y no solamente el dinero, como costo de campaña declarado. Para poder realizar este ejercicio calculamos el volumen del capital de cada candidato y del total de la lista, entendido como la suma de las especies de capital de cada candidato. Este proceso se realizó mediante un ejercicio de interpolación de escalas 13
Si tomamos la variable volumen de capital, tenemos que la lista del PDA no contaba con propiedades equivalentes, mientras que el Partido Liberal (PL) tenía la lista de candidatos con las mayores propiedades descritas. Los partidos U, Conservador PC, Cambio Radial CR y Verde se ubican sobre la escala, lo que implica que sus listas tenían un valor intermedio para el juego político en la campaña del 2011. El ASI, el MIRA y el MIO son partidos que se ubican en el centro de la escala, asunto que se puede explicar por la ausencia de uno de dos capitales en el total de la lista, por ejemplo, los candidatos en general del MIRA no tienen experiencia en puestos públicos ni han sido electos en CEP, ni cuentan con estudios universitarios y provienen de Manizales. En el caso contrario tenemos al MIO y ASI quienes en general han estado en varios partidos y tienen poca militancia en sus partidos, poca escolaridad acumulada y una proporción importante proviene de fuera de la ciudad (Ilustración 9). Se asemejan cercanamente a los partidos que componen listas con mayor volumen de capitales movilizados el Partido Verde y Cambio Radical, cercanos a los dominantes, en esta cualidad.
Los partidos dominantes cuentan en general con mayor volumen de capital entre sus candidatos como se puede observar en la Ilustración 10, lograron componer listas con mayores capitales políticos e incorporados que los partidos excluidos del poder político. Asalta a la vista la baja inversión que realiza el PDA en la composición de su lista en las elecciones a esta ciudad. Si bien las probabilidades de éxito son bajas (han tenido un concejal electo en las dos últimas décadas), parece que tampoco tienen capacidad o voluntad de competición. Compusieron una lista con cinco candidatos, cuyos bajos resultados revisaremos en un momento.
El sentido común, intuitivo, dice que el capital eficiente en el funcionamiento de la política, es el dinero. Vamos a revisar brevemente, a modo de corolario, cual fue la relación entre el dinero declarado como inversión en campaña y el resultado final. Proponemos indagar con ello por los costos de campaña, para finalmente establecer la relación entre la inversión total y el éxito en votos. Eso genera una medida descriptiva del rendimiento de la estrategia de reclutamiento, teniendo implícito que la estrategia de campaña es determinante, pero en este caso solo está representada por su costo.
Como se puede observar en las ilustraciones anteriores (9 y 10), hay una relación directa entre la localización en la oposición dominante/no dominante y en el campo de oposiciones izquierdaderecha, con la inversión en las campañas y con los volúmenes de capital global movilizado. Emerge una relación directa entre volumen de capital global y la capacidad para movilizar inversiones de dinero, que puede ser producto de apoyos reales, así como de la ilusio o del investment (en la lengua de Bourdieu, 1991), en tanto los candidatos con más capital invierten más capital, se comprometen más con el juego. Aunque es necesario también ver la posición ocupada en la relación dominante/ no dominante como una máquina de movilización de recursos, en tanto capitales incorporados y en tanto inversión directa en campaña, pues se juega y se pierde también con la camiseta. Esta relación la tratan de modificar partidos emergentes como MIO y MIRA con altas inversiones, publicidad y logística, pero no llegan a acercarse a los partidos del bloque dominante (Conservador, Liberal y de la U, ver Ilustración 10).
Con respecto a los gastos de campañareportados 14, en miles de pesos, se observa que en promedio los partidos invirtieron $ 6.629.000 por campaña. Debe tenerse en cuenta que se presenta una altísima variabilidad, 151.6%, lo que nos indica que el comportamiento de esta variable presenta grandes diferencias entre los partidos; incluso estas diferencias se encuentran también entre los candidatos del mismo partido. Es decir que el monto invertido en la campaña dependerá tanto del partido como del mismo candidato. El partido de más alta inversión en la campaña fue el Conservador, con un monto de $13.263.000 en promedio por candidato, mientras que el de menor inversión fue ASI con $1.784.000 en promedio por candidato. Como se mencionó, hay gran variabilidad inter e intra partidos; el que registra menor heterogeneidad es el PDA, con un 53.8% de homogeneidad interna, mientras que aquel partido que presenta mayor heterogeneidad al respecto es el MIO con un 219% de diferencia entre los miembros de su lista. Surgen dos estrategias de reclutamiento y campaña distinta: una con pocos candidatos reales, comprometidos, otra con varios candidatos, muchos de ellos poco comprometidos o de relleno.
Vamos a revisar brevemente la dispersión de los votos intra e interpartido. En el diagrama de cajas de la votación obtenida para los distintos partidos en contienda se observa que los partidos Conservador, Liberal, PDA y ASI no presentan datos atípicos, es decir que no hubo un candidato dentro del partido que obtuviera un caudal electoral muy superior al resto de candidatos. Mientras que para el caso de los partidos MIO y la U se observa un comportamiento opuesto, en donde uno de los candidatos obtiene una votación significativamente superior al resto de candidatos del grupo, una mujer y un outsider (Ilustración 11).
¿Qué tan eficientes son estas estrategias de reclutamiento y movilización-inversión de capitales? La Ilustración 12 registra la dispersión de los gastos de campaña y la votación obtenida. Con el objetivo de hacerle seguimiento al impacto de los montos invertidos sobre el caudal electoral, se muestra una relación positiva, el incremento en los gastos de campaña incide en el aumento de la votación obtenida. El resultado estadístico que sustenta la anterior aseveración, obtenido del Análisis de Varianza (Anova), evidencia que existe una relación lineal estadísticamente significativa entre los gastos de campaña y el caudal electoral obtenido (P=0.000). Aunque es importante reseñar que en la Ilustración 12 se observa una gran variabilidad, con un coeficiente de correlación (r=0.572) que indica una relación débil, por lo que la conclusión sería que los gastos de campaña si influyen en el caudal electoral, pero no es el único factor explicativo, es decir, que existen otros factores que también inciden en el nivel de la votación 15.
En general, los partidos ubicados en posición dominante, a excepción de Cambio Radical, son los que más altos gastos de campaña reportaron, con promedios de inversión que superan $10.000.000. De igual forma estos mismos partidos se localizan en la parte superior de la obtención de votos. Adicionalmente se puede observar el comportamiento de un indicador que apunta a la medición de la retribución obtenida en votos por la inversión de capital en la campaña. Es así como los partidos de más altas inversiones: Conservador, Liberal y U, al igual que ASI presentan una baja retribución en votos proporcional a la inversión realizada, menos de 10 votos por cada $100.000 invertidos. Mientras que los partidos PDA y Cambio Radical presentaron mayor índice de retribución, aproximadamente 30 votos para el PDA y 24 votos para Cambio Radical por cada $100.000 gastados.
Es preciso insistir en la idea expuesta acerca de la relación evidente entre los volúmenes de capitales movilizados, los gastos de campaña, como capital eficiente pero no determinante, y la posición en el campo. En el diagrama de dispersión (Ilustración 13 e Ilustración 14) se observa un comportamiento claramente diferenciado entre los partidos dominantes, Conservador, U y Liberal, y los no dominantes, en donde los partidos dominantes, resultado de las tensiones que surgen de la necesidad de mantenerse en el poder, recurren y logran hacer grandes inversiones de campaña. Se mantiene la relación general entre volumen de capital invertido y volumen de votos logrados 16. Hay una clara diferencia entre las inversiones globales de capitales y los logros electorales de tres partidos, que se separan entre si de un conjunto intermedio y de otro de inversión pequeña o marginal y resultados semejantes. Esta lógica tiende a mantener el orden construido en el espacio político local, sin grandes sorpresas.
CONCLUSIONES
La composición de los partidos es variable, manteniéndose por lo regular un pequeño grupo de militantes entre episodios electorales; más pequeño y dramático para los perdedores. Esto ocasiona y se fortalece a la vez, en la situación de que la mayor parte de los partidos no dominantes tienen una estructura altamente informal. Los candidatos y militantes vuelven a sus vidas laborales durante la resaca electoral, ocupan puestos en la burocracia cuando pueden y entran y salen de la política circunstancialmente. Eso en parte vuelve azarosos e inestables los mecanismos de selección y composición de las listas.
Hemos propuesto que hay dos lógicas básicas de composición y agregación de las listas, como estrategias de movilización de capitales: una típica o propia de los partidos dominantes o tradicionales y otra de los partidos emergentes o no dominantes. Los primeros movilizan grandes volúmenes de especies de capital incorporado y movilizado, y con ello invierten más dinero en sus campañas. Los segundos no logran componer listas dotadas de los mismos capitales, aunque puedan estar compuestas por otros que no medimos, y no juntan suficiente capacidad de inversión en las campañas. El modelo logra explicar y caracterizar a los segundos de manera más fuerte.
Logramos establecer una correlación entre las posiciones dominantes y las diferencias entre las estrategias de reclutamiento, las trayectorias y carreras políticas de los candidatos con que se componen las listas. Con ello mostramos que la lógica de organización del espacio político generada en la relación anterior de dominancia se convierte en una fuerza inercial que perdura. Los partidos dominantes movilizan volúmenes de mayores capitales para reproducir su dominación.
El proceso de composición de las listas implica un triple proceso de movilización, reclutamiento y selección. En un mapa ideológico y organizativo, relativamente concentrado, homogéneo o poco diferenciado, las estrategias de campaña se semejan y se concentran más en las cualidades de los candidatos, que de los partidos. No existe un marco de oposiciones y contrastes, las opciones de incorporación en las listas se diferencian por cortas historias de organización y militancia electoral, pero no existen barreras infranqueables entre ellos. Son más las semejanzas que las diferencias.
La concentración de opciones partidistas y de resultados electorales hacia la derecha reduce el espectro político a un espacio ideológico y práctico de pocos contrastes. El marco de oposiciones es reducido, pues la mayor parte de los candidatos son ideológicamente cercanos. Hay una barrera clara entre los partidos que han tenido opciones de poder en el nivel local, regional y nacional, los dominantes y los que no lo han tenido. Los partidos con mayores grados de organicidad e institucionalización, con dinámicas organizativas propias, los tradicionales, muestran más homogeneidad en los procesos de reclutamiento y selección de candidatos. Se le suman dos partidos de reciente formación, sin acceso real al poder, pero que recogen tradiciones de militancia de izquierda, el PDA, y uno confesional, el MIRA, que los hace partidos con algún grado de formalidad, institucionalización y continuidad. Una conjetura por desarrollar: la elección de los candidatos en estos dos últimos partidos obedece a acuerdos programáticos, más que a cálculos de éxito electoral directo, de ahí su unidad en la doctrina.
Algunos partidos anunciaban procesos de renovación interna en la composición de sus listas. La juventud de la lista anuncia el momento de cambio que está sufriendo el partido, con tendencia de renovación de su militancia o simplemente de recambio generacional. Esta antinomia aparece con más fuerza en algunos momentos del campo político, cuando en general todos los partidos apuntan a reciclar sus banderas ofreciendo caras nuevas; presentándose una oposición aparente entre experiencia versus innovación.
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NOTAS
1 "¿Cuánto pesa la historia de la selección brasileña sobre la chilena? ¡Nada! Se está viendo en este Mundial que la historia está diciendo poco. Todos están jugando parejo, los rivales sin tradición han evolucionado muchísimo. Es que ya no se gana con la camiseta, sino que hay que hacer un trabajo tremendo para lograrlo" (Ramírez, 2014).
2 O porque se quemaron en un episodio anterior o tienen problemas legales o impedimentos.
3 http://www.registraduria.gov.co/-Historico-de-Resultados-.html.
4 En Caldas y en Manizales ha habido una serie de tres coaliciones dominantes, derivadas una de la otra, que tiene su origen en los años 1960, con la alianza entre los senadores Barco del Partido Liberal y Yepes del Partido Conservador. Esta coalición fue hegemónica en los gobiernos locales y regionales del departamento hasta la última década del siglo XX, momento a partir del cual surgió una segunda coalición que le disputó la Alcaldía de Manizales. De esa segunda coalición se forman las actuales representadas por el Partido de la U y Centro Democrático. Las otras opciones partidarias han sido minoritarias y poco exitosas en los resultados electorales (Gonzales Aristizabal, 2015).
5 http://www.semana.com/politica/articulo/ley-cuotas-lejos-su-objetivo/265956-3
6 Sobre la relación entre religión, representatividad femenina y movilización política electoral en el caso de Manizales consultar (Castellanos, et al., 2013).
7 Estas pequeñas distinciones entre los partidos y a su interior, no es susceptible de análisis con esta información, a la cual nos acercaremos con otros indicadores en otro escrito en proceso.
8 Incluye técnicos, tecnólogos y estudios universitarios sin terminar.
9 "La Escuela de Administración Pública, Esap, acaba de presentar unas cifras que, por decir lo menos, son absolutamente preocupantes: lo que ha dicho la Esap es que "el 70% de los concejales del país no tiene escolaridad a nivel de secundaria". El dato no solamente sorprende, sino que debe poner a pensar tanto a la opinión como a las estructuras mismas del sistema democrático colombiano" (Vanguardia Liberal, 2012).
10 Sobre este particular insisten varias de las entrevistas a candidatos de estas listas, que realizamos a lo largo del proyecto del cual hace parte este escrito.
12 De manera formal, y acudiendo a la prueba de independencia Ji cuadrado se obtiene que existe una asociación estadísticamente significativa entre pertenecer o no a un partido dominante y los años de militancia en el partido (P=0.000), el reportar gastos de campaña (P=0.000) y el haber desempeñado cargos públicos (P=0.000). Mientras que el género, no resulta ser una variable distintiva de candidatos de partidos dominantes y no dominantes.
13 Luego del proceso de transformación de las variables a indicadores numéricos mediante el escalamiento de las respuestas, se agruparon las respuestas en la variable Capital Político, entendido como el promedio de los capitales antes descritos: =(Aspiraciones+Fidelidad+Elegido a CEP+Cargos públicos)/4. El resultado es una variable en una escala de 0 a 100, donde los datos cercanos a cero indican la posesión de pocos capitales políticos y cercanos a 100 una mayor posesión de capitales políticos.
14 Datos tomados http://www.transparenciacolombia.org.co/POLITICA/Fortalecimiento/tabid/128/language/es-ES/Default. aspx
15 Esto también tiene que ver con dineros no declarados, inversiones no contabilizadas sobre las cuales solo hay denuncias y noticias de prensa.
16 Se interpoló la variable Votos Candidato que está categorizada de la siguiente manera: <400, 400 -799, 800 1199, =>1200=(100/1-4)/(Votos candidato-1).