El
artículo describe el estado del conocimiento sobre la enfermedad
coronaria en las mujeres en el departamento de Nariño. La consulta a
expertos, las visitas institucionales y la revisión documental a nivel
regional, permitieron estructurar una visión general de la enfermedad
coronaria en las mujeres en comparación con los hallazgos encontrados
en estudios nacionales e internacionales, además visualiza algunas
concepciones culturales que condicionan los comportamientos. Se
concluye que en Nariño comienza a esbozarse el intento de llenar el
vacío investigativo respecto al tema desde el objeto de estudio del
enfermero.
Palabras clave: angina de pecho, factores de riesgo, hábitos (Fuente: DeCs, Bireme).
Abstract
This
article describes the state of knowledge about the coronary disease in
women from the Department of Nariño. Expert consultation, institutional
visits and document review at regional level allowed structuring an
overview of the coronary disease in women in contrast with the findings
of national and international studies. Likewise, it considers some
cultural conceptions conditioning behaviors. It was found that in
Nariño an attempt to fill in the research void about the issue is
originating from the nurse subject of study.
Key words: Angina pectoris, risk factors, habits (Source: DeCs, Bireme).
Resumo
O
artigo descreve o estado de conhecimento sobre a doença coronária nas
mulheres no departamento de Nariño. A consulta de especialistas, as
visitas institucionais e a revisão documental a nível regional
possibilitaram a estruturação de uma visão geral da doença coronária
nas mulheres a respeito dos achados encontrados em estudos nacionais e
internacionais, além de visualizar algumas concepções culturais que
condicionam os comportamentos. Conclui-se que em Nariño começa a se
manifestar a tentativa de fechar a brecha nas pesquisas relativas a
este tópico desde o objeto de estudo do enfermeiro.
Palavras chave: angina de peito, fatores de risco, hábitos (Fonte: DeCs, Bireme).
INTRODUCCIÓN
A
partir de la revisión de las estadísticas mundiales respecto a la
enfermedad coronaria en la mujer, se hace una descripción contextual
del departamento de Nariño, la cual pretende mostrar la
multiculturalidad existente en la región y el comportamiento
estadístico de la isquemia coronaria en la población femenina;
igualmente, algunos estudios respecto al tema, los cuales apuntan
básicamente al estudio de factores de riesgo para esta, en ellos se
deja entrever cómo los arraigos culturales influyen en la percepción de
un cuerpo sano o enfermo y condicionan el comportamiento de las mujeres
frente al factor de riesgo cardiovascular, dichos resultados se
contrastan con resultados de estudios nacionales e internacionales.
CONTEXTO MUNDIAL
Las
enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte de las
mujeres en gran parte del mundo. Según la Organización Mundial de la
Salud (oms), más de ocho millones de mujeres mueren cada año por causa
de enfermedades relacionadas con el corazón y entre ellas la enfermedad
isquémica coronaria, la cual está relacionada con un largo historial de
factores de riesgo de tipo personal y familiar. En la actualidad un 64
% de las mujeres que mueren de forma súbita por enfermedad
cardiovascular, no habían experimentado síntomas previos de la
enfermedad (1).
En Europa, el 55 % de las muertes femeninas son
causadas por enfermedades cardiovasculares, especialmente de tipo
coronario e infartos, según la Sociedad Europea de Cardiología (1).
Para la sociedad occidental, las enfermedades del aparato circulatorio
constituyen la primera causa de muerte. Los dos componentes más
importantes son las enfermedades cerebrovasculares y la enfermedad
isquémica del corazón (1).
De acuerdo con datos poblacionales en
Estados Unidos y Canadá, los investigadores encontraron un aumento del
1,5 % anual en la mortalidad por cardiopatía coronaria entre el 2000 y
el 2002 en mujeres entre 35 y 54 años. Entre el grupo más joven (35 a
44 años), la tasa de mortalidad ha comenzado a aumentar desde 1997, en
promedio el 1,3 % cada año (2).
En América Latina la
problemática no se vislumbra más alentadora, en países como Venezuela,
anualmente, el 22,86 % de las mujeres mueren por enfermedad
cardiovascular. Para el 2001, veintisiete mujeres de cada 9962 fallecen
cada día por infarto del miocardio (IM) y doce de cada 4242 mueren por
enfermedad cerebrovascular (3).
En Chile cada año mueren
alrededor de 11.000 mujeres debido a enfermedades cerebrovasculares,
isquémicas del corazón e hipertensivas, además de otras patologías
cardiacas, según el Ministerio de Salud de este país (2).
En la
última década, Colombia ha visto reflejada la transición demográfica en
sus indicadores de mortalidad, presentando un repunte progresivo de las
enfermedades crónicas degenerativas, principalmente las del sistema
cardiovascular (4), es así como estas ocupan el primer lugar en
mortalidad para la población general y en el sexo femenino la
enfermedad isquémica cardiaca ocupa el primer lugar como causa global
siendo de mayor impacto a partir de los 45 años (5).
En el país
se observa una tendencia al incremento de la mortalidad por cáncer,
diabetes, y enfermedades crónicas de vías aéreas respiratorias
inferiores, mientras que las cardiovasculares mantienen su elevada
mortalidad. También se han identificado algunas diferencias en la
distribución de mortalidad de estas enfermedades en las distintas
regiones del país; en general, las regiones más desarrolladas presentan
la tasa de mortalidad más alta para enfermedad cardiovascular (6).
En
relación con el segundo estudio Nacional de factores de riesgo de
enfermedades crónicas, y entre ellas las cardiovasculares, realizado en
1998 (Enfrec II), la prevalencia de los factores de riesgo representan
un problema de altas proporciones (6), tal como lo es tabaquismo, la
hipercolesterolemia de mayor notoriedad en las mujeres, al igual que el
sedentarismo y la hipertensión arterial, esta última muestra mayor
tendencia al incremento con la edad y es mayor en personas con menor
nivel educativo. La prevalencia de diabetes mellitus es mayor en el
área urbana que la rural (7).
CONTEXTO REGIONAL
Para
lograr una ubicación en el contexto, es importante conocer que Nariño
presenta variedad en su territorio, posee tres regiones fisiográficas,
correspondientes a la llanura pacífica, la región andina y la vertiente
amazónica. La llanura del Pacífico se caracteriza por altas
temperaturas, abundantes lluvias y exuberante vegetación; se subdivide
en el andén aluvial o zona de mangle y la llanura del bosque húmedo,
que se extiende hasta las estribaciones de la cordillera Occidental
(8). Igualmente, presenta variedad en sus pobladores y una de sus
características principales es la condición pluriétnica de estos: 166
531 (10,8 %) son indígenas; 289 888 (18,83 %) afrodescendientes, y 1
085 537 (70,4 %) mestizos. según datos poblacionales del Departamento
Administrativo Nacional de Estadística (dane), para el 2005 (8). En
este mismo sentido, todas estas características propias de su cultura
influyen en la percepción hacia la experiencia de salud y enfermedad,
hábitos, costumbres y demás.
La mayoría de la población indígena
se ubica en sesenta y siete resguardos que ocupan una extensión de 467
000 hectáreas, los que se encuentran en la jurisdicción de veinticuatro
municipios. Dichos pueblos indígenas corresponden a: Los Pastos, Inga,
Awá, Eperara-Siapadara, Kofán y Quillacingas.
Desde el punto de
vista cultural de los pueblos indígenas, hay que destacar su
cosmovisión integradora de la naturaleza, la economía, el hábitat y la
vida espiritual; asimismo, su capacidad de resistencia , su sentido
comunitario y de solidaridad expresado en las mingas que, en buena
hora, sobreviven en los Andes latinoamericanos (4).
La población
afrodescendiente habita principalmente en Tumaco, Barbacoas, el Charco,
La Tola, Magüi- Payán, Mosquera, Olaya Herrera, Francisco Pizarro,
Roberto Payán y Santa Bárbara, también existen importantes
asentamientos de estas comunidades en Leiva, Cumbitara y Policarpa. La
población afrodescendiente le aporta a la cultura el cimarronaje
libertario, su amigable relación con un territorio particularmente
biodiverso, al igual que la fiesta y la alegría que le son propias.
En
las comunidades campesinas confluyen pobladores enraizados en sus
territorios, colonos caracterizados por labrar su futuro en lugares
distintos a los de sus ancestros y artesanos que viven de su capacidad
creativa; conformadas, de esta manera, esas comunidades, con sus
valores, conocimientos, costumbres y manifestaciones artísticas, las
cuales contribuyen a fortalecer la riqueza multicultural del
departamento. A pesar de ello, el carácter mayoritariamente rural de la
población ha sido siempre visto como sinónimo de atraso, timidez y
rezago frente al desarrollo de la modernidad (4).
Esta
interculturalidad es la que a dado paso a la coexistencia de dinámicas
sociales muy propias de las poblaciones de nariño, donde se encuentran
procesos de diversificación cultural que enriquecen y que se
diferencian en “ritos, costumbres, vestuarios, expresiones
lingüísticas, hábitos de vida, grados de progreso, tal como lo expresa
Alberto Quijano Guerrero, al referirse a los hitos históricos del
departamento.
Para el 2005, la densidad de población en Nariño
fue de cuarenta y cinco habitantes por kilómetro cuadrado (9). Según
los datos suministrados por el dane, la población del departamento para
el 2008 asciende a 1 599 646 habitantes, de los cuales 801 807 son
hombres que corresponden al 50,13 % y 797 759 mujeres, equivalentes al
49,87 % (4).
Nariño es un departamento que afronta problemas
socioeconómicos, desempleo, subempleo, carencia de empresas generadoras
de trabajo; el departamento tiene un alto porcentaje de la población
con necesidades básicas insatisfechas en las que los ingresos
económicos son menores alcanzando lo mínimo, esto genera problemas
sociales como: delincuencia, prostitución, violencia intrafamiliar ,
sin dejar de lado el sector salud, el cual resulta afectado en la
calidad y los servicios que presta por falta de recursos económicos y
más aún por la falta de empoderamiento por parte de la población con
respecto a su autocuidado.
La situación de la salud en la
población nariñense corresponde estructuralmente a sus condiciones de
vida, que para la mayoría son precarias, como lo demuestra el hecho de
que el 57 % pertenece al nivel 1 de Sisbén, el 15 % a nivel dos, y el
1,7 % al nivel tres, esto según las estadísticas presentadas por la
Secretaria de Planeación Departamental, en el 2007, para cuando la
población total ascendía a 1 187 273 habitantes (4).
Según las
estadísticas presentadas en el Plan de Desarrollo Departamental,
sobresalen tres grupos de enfermedades crónicas del sistema
cardiovascular, con el 20,8 % del total, afectan principalmente a
personas mayores de cuarenta años, constituyéndose estas en la segunda
causa de muerte. A nivel departamental, la Red Hospitalaria de Mediano
Nivel registra baja capacidad resolutiva (4) para enfermedades
cardiovasculares e isquémicas coronarias, entre otras, y las cuales
requieren tecnología elevada, por lo que son, en su mayoría, remitidas
a la ciudad de Pasto para su respectivo manejo; es por ello que a las
instituciones de salud de mayor complejidad en San Juan de Pasto,
llegan pacientes procedentes de diferentes municipios, incluso del
departamento del Putumayo para su manejo.
De acuerdo con las estadísticas del Instituto Departamental de Salud, se encontró1
que para el 2007, se presentaron 368 casos de angina de pecho en
mujeres, de los cuales el mayor numero: 136 corresponden a mujeres
entre 15 a 44 años, 107 a mayores de 60 años y 100 casos entre los 45 a
59 años. al comparar lo anterior con los datos arrojados para el 2008,
se observa una tendencia de aumento en el número de casos puesto que se
presentaron 397 casos de mujeres con esta alteración, de las que 150
estaban entre los 15 a 44 años, 131 mayores de 60 años y 107 de 45 a 59
años. Lo anterior permite ver una tendencia semejante a la que ocurre
en países desarrollados como Estados Unidos, “donde se observa un
creciente aumento en la tasa de muertes por enfermedad coronaria en la
mujer, incluso se observa que se ha duplicado al comparar mujeres de 40
años con las de mayor edad” (10).
Esto evidencia que la
enfermedad está afectando cada vez y con mayor frecuencia a mujeres
jóvenes en edades productivas, además el hecho de que países como
Colombia muestre altas tasas estadísticas respecto a la morbilidad por
esta patología, va en contra de una creencia largamente sostenida de
que las mujeres hispanas tenían menor riesgo coronario que las mujeres
caucásicas a pesar de tener un mayor nivel de factores de riesgo, y la
tendencia a tener un menor nivel socioeconómico; en la práctica se
observa lo contrario, parece que las pacientes hispanas desarrollan la
enfermedad coronaria antes que las caucásicas, esto demostró el estudio
de Teeters y Cols, donde sugieren que los factores de riesgo se
presentan a edad más temprana en las hispanas y por ello los autores
recomiendan un tratamiento más agresivo y la aplicación de medidas para
prevenir la enfermedad coronaria a edades más jóvenes (11).
ESTUDIOS EN NARIÑO
Los
estudios epidemiológicos han señalado, una estrecha asociación entre
las enfermedades coronarias y la presencia de factores de riesgo como
la hipertensión, el colesterol, el consumo de tabaco, la obesidad o la
inactividad física y junto con estos factores otros de naturaleza
psicosocial y ocupacional (12); en la mujer, los principales factores
de riesgo para enfermedad coronaria, además de la diabetes mellitus, la
hipertensión arterial, la obesidad, el sedentarismo, incluye la
posmenopáusia y el colesterol HDL. Al respecto, en Nariño existen
algunos estudios:
En 2003, el estudio realizado en Pasto por
Cristina Pabón a un grupo de personas que sufrieron angina de pecho e
infarto agudo de miocardio, encontró asociados como factores de riesgo
dentro de la mayor parte de la población objeto de estudio: la
hipertensión arterial, seguido de sedentarismo y estrés, sin descartar
diabetes, alcoholismo y tabaquismo, en promedio se observó dos y tres
factores de riesgo asociados. Teniendo en cuenta el aspecto demográfico
en el grupo de estudio, la proporción de mujeres fue mayor que la de
los hombres y su edad oscilaba entre 54 y más años. Es importante
resaltar que entre otros factores eran mujeres con problemáticas y
conflictos familiares (13).
Respecto a la menopausia como factor
asociado a la coronariopatia, siempre se ha pensado que la mujer,
durante su vida fértil, estaba protegida contra la aterosclerosis por
efecto de las hormonas femeninas: estrógeno y progesterona, luego se
aceptó la gran utilidad del uso de la terapia de reemplazo hormonal,
entre otras razones para continuar con la protección cardiovascular
durante la menopausia (14, 15, 16, 17).
Muchos estudios han
demostrado que el reemplazo estrogénico en la mujer posmenopáusica
disminuye en forma significativa la incidencia de enfermedad isquémica
cardiaca, por lo que decrece la morbilidad y mortalidad por esta causa
(18). Si bien es un hecho que las mujeres de edad media y de edad
avanzada tienen un riesgo tres veces mayor de desarrollar enfermedad
cardiovascular luego de la menopausia, es de mucha importancia que se
impartan conocimientos y educación al respecto por parte del personal
de salud en relación con la menopausia como factor asociado a la
coronariopatia.
El trabajo de Eraso Mari, realizado en Pasto en
el 2003, permite entrever cómo el comportamiento y actitudes de las
mujeres mayores de 51 años, frente a la menopausia como factor de
riesgo para enfermedad coronaria, estaban influenciadas por
deficiencias en cuanto a conceptos, costumbres y creencias arraigadas a
la tradición de la región (19), lo que posiblemente puede repercutir
luego en el evento de que si el síntoma de enfermedad coronaria se
presenta, la sintomatología sea tomada sin importancia; el estudio
encontró que de las ochenta y un mujeres participantes, cuya edad
promedio era de 55-57 años, en su mayoría procedentes del área rural, y
quienes cursaban por los cambios propios de la etapa menopáusica,
desconocían las complicaciones derivadas de esta, no se les brindaba
una adecuada educación, control y evaluación por parte del personal de
salud para prevenir posibles complicaciones, entre ellas las
coronariopatías, aunado a lo anterior, traían consigo costumbres y
creencias respecto a la menopausia, difíciles de manejar (19):
“Afirmaban que la menopausia es una enfermedad grave, y asociaron los
sofocos con problemas de hipertensión, respecto a lo formulado por el
médico, consideran que no les produjo el efecto que ellas
esperaban”(19).
La hipertensión fué asociada a vínculos
netamente familiares y no como un posible efecto derivado de esta etapa
y de hábitos alimentarios y de salud acumulados a lo largo de su vida.
Finalmente, dicho trabajo sugiere que toda mujer en esta edad debe ser
incluida en un programa preventivo integral e interdisciplinario cuyo
objeto sea mejorar la calidad de vida que le permita modificar factores
de riesgo y, por ende, prevenir el desarrollo de enfermedades de
reconocida morbimortalidad como las cardiovasculares y entre ellas la
isquémica coronaria (19).
En el 2004, la Alcaldía Municipal de
Pasto, y el Instituto Nacional de Salud desarrollaron un estudio cuyo
objetivo era crear un diagnóstico de la distribución de los factores de
riesgo de comportamiento para enfermedades crónicas, entre ellas la
enfermedad coronaria, con el fin de contribuir a orientar sus políticas
en intervenciones de salud pública y que a su vez permita generar un
sistema de vigilancia y seguimiento de las intervenciones. El estudio
estuvo conformado por una muestra representativa cuya distribución por
género y estrato socioeconómico fue similar a la proyectada por el DANE
para la cuidad de San Juan de Pasto en ese año (7).
Participaron
738 personas, cuya edad osciló entre 15 y más de 60 años, elegidas por
un método sistemático aleatorio. Entre otros resultados, y haciendo
énfasis en la población femenina, se encontró que
… para la realización de actividades físicas moderadas las proporciones son mayores en los hombres que en las mujeres, estas últimas presentan niveles mas elevados de sedentarismo. En este mismo sentido los profesionales de la salud no están aconsejando a la población con la frecuencia que era de esperarse sobre la realización de la actividad física, cerca de la mitad de los encuestados refirieron no haber recibido consejo a este respecto. (7)
En
relación con el peso corporal, la proporción de sobrepeso fue mayor en
las mujeres, especialmente en aquellas con un nivel de escolaridad
inferior. Si bien la diabetes mellitus es responsable del desarrollo de
una enorme incapacidad y complicaciones como factor de riego para la
enfermedad coronaria, resultó preocupante que una tercera parte de los
que han sido diagnosticados con diabetes no estén llevando a cabo algún
tipo de tratamiento para su control; lo mismo ocurre con pacientes
diagnosticadas con hipercolesterolemia (7).
El estudio de
Martínez, realizado en Pasto, permitió observar que las personas de
sexo femenino que padece, diabetes asiste al médico solo cuando este se
lo indica, a pesar de que el 70 % de los participantes tiene
conocimiento sobre la diabetes como factor de riesgo para enfermedad
cardiovascular; se corrobora así la necesidad de la existencia de
programas educativos acerca de los factores de riesgo que exponen a la
mujer a sufrir enfermedad coronaria (20).
Cabría suponer que
esto también generaría una escasa atención al síntoma, dado el evento
de que se llegue a desarrollar, al atribuirlo a causas menos serias y
de origen extracardiaco (21, 22). Visto así, la gente no identificaría
tempranamente signos y síntomas derivados de estos factores de riesgo
para coronariopatía (20).
Erazo también concluye que la mujer en
etapa menopáusica, no acude al personal de salud en forma preventiva, a
parte de que consideran que el centro de salud es lejano, le tienen
miedo al médico y asisten cuando consideran estar enfermas (19). En
este orden de ideas, las percepciones y conceptos que se tengan sobre
lo que es salud y enfermedad, “la percepción del cuerpo sano o enfermo”
(23) influyen también en la forma cómo se actúe o encamine actividades
y hábitos de prevención.
Si bien se dice que las dimensiones y
acciones corporales difieren en el caso del hombre y la mujer, la del
hombre es más instrumental: emplea el cuerpo para hacer cosas, desea
que funcione bien, que no falle pero muy a pesar de ello no está muy
pendiente de él, la mujer sin embargo se identifica más con su cuerpo,
no solo por cuestión hormonal sino además por aspectos antropológicos:
la mujer por decirlo de alguna manera le dedica más atención a su
cuerpo y por eso dedica tanta acción y cuidado a todas y cada una de
sus partes, ya que es dedicación de ella misma; si lo realizara el
hombre, se entendería como pérdida de tiempo o afectación, esto resulta
contradictorio con los hallazgos citados en párrafos anteriores
respecto a la prevención de determinantes que condicionan la aparición
de la enfermedad, por cuanto la dimensión y acción de la mujer no es
instrumental como la del hombre (24).
En la actualidad el grupo
de investigación: Cuidado de la vida, salud y gestión: Visage i, del
programa de Enfermería de la Universidad Mariana, participa en el
proyecto multicéntrico denominado Comparación de la angina de pecho en
siete ciudades de Colombia, liderado por el Grupo de Cuidado de La
Mujer con Enfermedad Coronaria, de la Facultad de Enfermería de la
Universidad Nacional de Colombia, el cual pretende caracterizar la
problemática en mujeres que han padecido este síntoma a partir de las
categorías emergentes en cada una de la siete ciudades del país; a
nivel regional se pretende comprender lo que entraña esta realidad para
la mujer nariñense y lograr un acercamiento a sus significaciones y
representaciones facilitando un diálogo abierto, una aproximación a la
diversidad de conceptos secretos, íntimos, particulares, privados, que
constituyen evidencias de sus imaginarios (25). A partir de este
concepto, la información procedente de mujeres diagnósticadas con
enfermedad coronaria, sus prácticas relacionadas con el autocuidado,
desarrollado bajo un aprendizaje personal y empírico, para la “curación
de enfermedades” (26), entre ellas la enfermedad coronaria, puede
resultar importante y enriquecedora para los profesionales de
enfermería a la hora de planear sus cuidados y fortalecer la disciplina.
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