Urbanismo para futuros arquitectos.
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas[1]
Urbanism for future architects.
Some reflections and methodological strategies
Urbanismo para futuros arquitetos.
Algumas reflexões e estratégias metodológicas
L’urbanisme pour les futurs architectes.
Quelques réflexions et stratégies méthodologiques
Lorena Vecslir
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
lorena.vecslir@conicet.gov.ar
https://orcid.org/0000-0003-0130-7808
Constanza Tommei
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
ctommei@conicet.gov.ar
https://orcid.org/0000-0002-2466-2901
Cómo citar este artículo:
Vecslir, L. y Tommei, C. (2023). Urbanismo para futuros arquitectos. Algunas reflexiones y estrategias metodológicas. Bitácora Urbana Territorial, 33 (I): 153-167. https://doi.org/10.15446/bitacora.v33n1.104515
Fuente: Fotomontaje que resume las etapas de trabajo en el taller en sus variadas escalas, y la presentación de los estudiantes del trabajo final.
Recibido: 30/08/2022
Aprobado: 21/10/2022
ISSN electrónico 2027-145X. ISSN impreso 0124-7913. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá
(1) 2023: -167
[1] Investigación de las autoras, docentes del Taller de Urbanismo del Instituto de Arquitectura y Urbanismo, Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, Universidad Nacional de San Martín e investigadoras del CONICET.
Autoras
10_104515
Este trabajo se centra en la experiencia de enseñanza de urbanismo en un taller proyectual, dentro de la formación de futuros arquitectos en una universidad nacional emplazada en el Conurbano Bonaerense. En este marco, se proponen abordar algunos aspectos conceptuales y metodológicos vinculados a la enseñanza de grado en este campo disciplinar, estructurados en torno a tres ejes: la especificidad de la ‘mirada proyectual’ del arquitecto dentro de equipos interdisciplinares para el estudio y planeamiento urbano; la noción y práctica de la ‘lectura propositiva’ para el abordaje de dinámicas territoriales contemporáneas, incluyendo aquellas de carácter social y ambiental, y las posibilidades de temas y lugares de trabajo que surgen desde un compromiso con las problemáticas específicas del Conurbano Bonaerense. Se concluye con una reflexión acerca de las capacidades y limitaciones del taller como espacio de estudio crítico y de investigación vía diseño, sobre las demandas de las ciudades y los territorios urbanos en estas latitudes.
Palabras clave: arquitectura, formación profesional, planificación urbana, enseñanza superior, taller (método pedagógico)
This work focuses on the experience of teaching urbanism in a design workshop, within the training of future architects in a national university located in the Conurbano Bonaerense. In this context, it is proposed to address some conceptual and methodological aspects related to undergraduate teaching in this disciplinary field, structured around three axes: the specificity of the architect’s ‘project gaze’ within interdisciplinary teams for urban study and planning; the notion and practice of ‘purposeful reading’ to tackle the contemporary territorial dynamics, including the social and environmental ones, and the possibilities of topics and workplaces that arise from a commitment to the specific problems of the Conurbano Bonaerense. The article closes with a reflection on the capacities and limitations of the workshop as a space for critical study and research via design, on the demands of cities and urban territories in these latitudes.
Keywords: architecture, vocational training, urban planning, higher education, workshop (pedagogical method)
Resumo
Este trabalho se concentra na experiência de ensino de urbanismo em uma oficina de design, dentro da formação de futuros arquitetos em uma universidade nacional localizada na Conurbano Bonaerense. Nesse contexto, propomos abordar alguns aspectos conceituais e metodológicos relacionados ao ensino de graduação neste campo disciplinar, estruturado em torno de três eixes: a especificidade do ‘olhar projetivo’ do arquiteto dentro de equipes interdisciplinares para o estudo e planejamento do espaço urbano; a noção e prática da ‘leitura proposta’ para a abordagem da dinâmica territorial contemporânea, incluindo as de natureza socioambiental, e as possibilidades de tópicos e locais de trabalho que surgem de um compromisso com os problemas do Conurbano Bonaerense. Conclui-se com uma reflexão sobre as capacidades e limitações do workshop como espaço de reflexão crítica e pesquisa via design, sobre as demandas das cidades e territórios urbanos nessas latitudes.
Palavras-chave: arquitetura, formação profissional, urbanismo, ensino superior, oficina (método pedagógico)
Résumé
Ce travail se concentre sur l’expérience d’enseignement de l’urbanisme dans un atelier de design, dans le cadre de la formation des futurs architectes dans une université nationale située dans le Conurbano Bonaerense. Dans ce contexte, nous proposons d’aborder certains aspects conceptuels et méthodologiques liés à l’enseignement de premier cycle dans ce champ disciplinaire, structuré autour trois axes: la spécificité du ‘regard planificateur’ de l’architecte au sein d’équipes interdisciplinaires d’étude et aménagement de l’espace urbain ; la notion et la pratique de la ‘lectures ciblées’ pour l’approche des dynamiques territoriales contemporaines, compris ceux de nature sociale et environnementale, et les possibilités de thématiques et des lieux de travail qui découlent d’un engagement envers les problèmes spécifiques du Conurbano Bonaerense. Il se conclut par une réflexion sur les capacités et les limites de l’atelier en tant qu’espace de réflexion critique et de recherche par le design, sur les demandes des villes et des territoires urbains sous ces latitudes.
Mots-clés : architecture, formation professionnelle, urbanisme, enseignement supérieur, atelier (méthode pédagogique)
Introducción

Si bien en Argentina existen licenciaturas y tecnicaturas específicamente destinadas a la formación en temas urbanos[1][2], así como también se imparten contenidos vinculados a esta disciplina en las carreras de geografía, sociología, historia, derecho, economía, entre otras, en este artículo nos centraremos en la enseñanza de urbanismo dentro de la formación en arquitectura y, más específicamente, en su dictado en forma de taller de proyecto. Es decir, en espacios donde se trabaja de manera colaborativa y se construye conocimiento a partir de la interacción dinámica entre docentes y alumno/as en torno de una problemática e intervención urbanística. Inés Moisset define el taller o laboratorio de proyecto como “un espacio institucional donde se interrelaciona enseñanza con investigación, el conocimiento se construye colectivamente, se elabora la teoría a partir de la experimentación y se realiza una observación consciente de los procesos” (Moisset, 2015, p. 63).
La utilización del proyecto como una modalidad de investigación, propia de las disciplinas del diseño (Frayling, 1993), viene siendo teorizada como research by design (investigación vía diseño). Este tipo de investigación se distingue por reconocer en la práctica y el proceso proyectual, mediante sus recursos o métodos específicos (incluidos los dibujos, mapeos y demás recursos gráficos de representación), la capacidad de producir nuevo conocimiento (Hauberg, 2011; Roggema, 2017). Una metodología que nos parece especialmente adecuada para abordar la escala urbana, dada la incertidumbre y variabilidad de las condiciones territoriales (ambientales, sociales, económicas) que no permiten prever programas funcionales ni organizaciones espaciales predefinidas, cuestionando la idea de la planificación lineal del entorno construido (Rosemann, 2008).
Dentro de este marco, y a partir de la experiencia del dictado del Taller de Urbanismo en el Instituto de Arquitectura y Urbanismo (IA), perteneciente a la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad (EHyS) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM)[3], nos proponemos indagar en algunos aspectos conceptuales y metodológicos vinculados a la enseñanza de grado en este campo disciplinar. En primer lugar, ponderaremos la ‘mirada proyectual’ del arquitecto como una habilidad adquirida a lo largo de toda la carrera, que lo diferencia de otros perfiles profesionales y le permite generar un aporte específico dentro de equipos interdisciplinares, quizás no tanto vinculado a un conocimiento técnico o teórico especializado, como a un método adquirido de exploración e investigación vía diseño. En línea con lo anterior, nos detendremos en la noción y práctica de la ‘lectura propositiva’ y su modo de implementación en el taller, mediante técnicas de relevamiento y dibujo intencionado del territorio para el abordaje de dinámicas territoriales contemporáneas, incluidas aquellas de carácter social y ambiental. En tercer lugar, dada la ubicación de la UNSAM y su declarado compromiso con las problemáticas del Conurbano Bonaerense (CB)[4], en especial del municipio de pertenencia[5], observaremos las posibilidades de temas y lugares de trabajo que esta situación facilita y promueve, seleccionando cuatro ‘figuras territoriales’ que han sido escasamente abordadas desde miradas prospectivas o proyectuales. A manera de cierre, reflexionamos sobre las capacidades y limitaciones del taller como espacio de reflexión crítica y de investigación vía diseño, sobre los problemas e interrogantes que plantean las ciudades y los territorios contemporáneos de estas latitudes.
La Mirada Proyectual
En un cuadernillo de Cátedra escrito en 1969, Manuel de Solà-Morales reflexiona acerca de la distinción de cuño anglosajón entre planificador (planner) y diseñador urbano (urban designer). El primero, con una formación general en ciencias sociales y económicas, es quien realiza el diagnóstico a partir del análisis de datos estadísticos, actividades productivas, grupos y perfiles sociales, normativas e instrumentos legales, y propone los objetivos a seguir. Por su parte, el diseñador es el especialista de la forma, encargado de traducir esos objetivos en una intervención física y, por dedicación y formación, se identifica plenamente dentro de la disciplina arquitectónica (Solà-Morales, 1969, p. 9-10)[6].
Esta caracterización ha dado lugar a un debate aún abierto, que se dirime en las incumbencias y campos disciplinares de la planificación, el urbanismo y la arquitectura. De hecho, en América Latina, la formalización de programas de enseñanza e institutos de capacitación de profesionales en la temática se ha debatido, alternativamente y con variantes epocales, entre la hegemonía de las dimensiones espaciales y los objetivos funcionales y estéticos del urbanismo, y el enfoque más científico y multidisciplinario de la planificación (Kullock, 2021). Así, por ejemplo, mientras que al final de la década de 1920 el urbanismo se consolidaba en Colombia —y en general en América Latina— como una disciplina vinculada a la arquitectura, alejándose de la ingeniería (Botti, 2019), en Argentina, la cuestión fue muy discutida entre fines de 1950 y principios de 1970. En ese entonces, se enfatizaba en la construcción de teorías y modelos locales en clave interdisciplinaria para la formación de profesionales, docentes e investigadores en planificación urbana y regional (Monti, 2015).
Los Aportes del Urbanismo Morfotipológico
En el marco de este debate, y con el fin de avanzar en la reflexión acerca de estrategias metodológicas pertinentes a un taller de urbanismo para futuros arquitectos, nos interesa mencionar el aporte realizado por las escuelas morfologistas italiana y catalana, a partir de los escritos de Aldo Rossi y del movimiento de la Tendenza[7], y del Laboratorio de Urbanismo de Barcelona (LUB)[8]. En un contexto en que abundaban los intentos por convertir al planeamiento en una disciplina científica, y en que la ciudad era considerada como un hecho socioeconómico sujeto a determinadas leyes, los morfologistas italianos partirían de un entendimiento de esta como hecho histórico y como realidad espacial (Sainz Gutiérrez, 2006). Esto sentaría las bases de un análisis y la comprensión de la estructura urbana, fundamentados en el estudio de las relaciones entre morfología urbana y tipología edificatoria, y, por lo tanto, más cercanos a los principios de la geografía y la arquitectura. En relación a la contribución del LUB, Antonio Font destaca que “lejos de defender una visión sectorial o alejada del resto de las disciplinas que contribuyen al conocimiento y a la transformación de la realidad urbana y territorial”, lo que se buscó proponer en aquel momento fundacional de la escuela catalana de urbanismo fue, ante todo, “un conocimiento coherente con los instrumentos metodológicos y capacidades del arquitecto: una actitud proyectual, una capacidad de observación y valoración de las formas, un entrenamiento en relacionar imagen y función” (Font, 2012, p. 3).
En el caso de Argentina, este urbanismo de enfoque arquitectónico —o morfotipológico— llegó durante los años ochenta de la mano de la noción del ‘proyecto urbano’, como contratara del plan totalizador y la abstracción del zonning cuantitativo, siendo sus dos hitos más relevantes el Concurso de las Veinte Ideas para Buenos Aires (1986), organizado por la Municipalidad mediante un Convenio de Cooperación Técnica con la Comunidad Autónoma de Madrid, y la operación Puerto Madero (1986-2005), para cuya propuesta de Plan Maestro intervino en un inicio el Ayuntamiento de Barcelona (Novick, 2011). Casi paralelamente, desde inicios de los noventa, se fueron sistematizando los principios de la Planificación Estratégica, cuya caja de herramientas (matrices FODA, árboles problemas, mapas de actores, escenarios prospectivos, técnicas participativas, mecanismos de gestión público-privada, etc.) sirvió para elaborar numerosos documentos diagnóstico y lineamientos de desarrollo urbano.
En el ámbito académico, el proyecto urbano de ‘escala intermedia’, entre el plan y el objeto arquitectónico, se instaló en los talleres de diseño de los últimos años de la carrera de arquitectura, los cuales se enfocaron en el trabajo sobre el equipamiento y el espacio público, en detrimento de los temas habitacionales. Se trató, en general, de operaciones de renovación urbana de una pieza o fragmento específico de la ciudad mediante el aprovechamiento de espacios de oportunidad (predios ferroviarios, militares, industriales obsoletos o infrautilizados). Estos ejercicios comenzaron a diferenciarse así de aquellos propuestos en materias como planificación urbana o planificación territorial, más vinculados a la producción de diagnósticos multidimensionales y propuestas de nuevos desarrollos urbanos en estrecha relación con su gestión e interacción con los actores involucrados.
Especificidades Disciplinares
Conscientes de esta tensión entre diseño y planificación urbana, tanto en la praxis como en la enseñanza universitaria, nuestra búsqueda dentro del Taller de Urbanismo de la UNSAM se ha centrado en ‘capitalizar’ el entrenamiento proyectual adquirido por los estudiantes de arquitectura a lo largo de la carrera[9], aplicado ahora a temas y ámbitos de escala urbana y territorial. Sin soslayar la importancia del conocimiento proveniente de otros perfiles profesionales cuyo campo de acción también es la ciudad y el territorio (ingenieros, geógrafos, sociólogos, economistas, entre otros), se considera que el aprendizaje y ensayo sostenido de un proceso de diseño les permitirá a los estudiantes, como futuros arquitectos, asumir un rol de articulación, espacialización y ‘manipulación’ de información proveniente de otras áreas disciplinares con fines proyectuales.
Desde un enfoque holístico de la cuestión urbana, se plantea la necesaria articulación de saberes, miradas y metodologías para abordar la complejidad de las actuales dinámicas territoriales, buscando superar los aspectos de orden estrictamente formal o funcional. Al tiempo, se intenta proveer a los estudiantes de herramientas específicas para el análisis interpretativo, junto al desarrollo de capacidades para integrar y fortalecer la comunicación dentro de equipos interdisciplinares desde el inicio del proceso de planeamiento.
En este sentido, tal como lo desarrollaremos en el siguiente apartado, nos interesa hacer énfasis en la imposibilidad de separar, tanto en la praxis del planeamiento como en cualquier ejercicio de simulación proyectual, la etapa de diagnóstico de la estrictamente destinada a la intervención física o propuesta espacial. La pretendida neutralidad de un análisis científico, basado en ‘datos duros’ de la realidad (demográficos, económicos, de tráfico y transporte, etc.), crea una falsa ilusión de estudio objetivo, despojado de intencionalidad proyectual, la cual, en cambio, resulta inherente —y deseable— a todo proceso de diseño.
De acuerdo con Rosemann, el pensamiento proyectual
es necesario no sólo para hacer un plan, sino sobre todo para entender las oportunidades y amenazas futuras. En este sentido, tal vez más que en el pasado, el proceso de diseño se ha convertido en un proceso de exploración de nuevas posibilidades espaciales e investigación de nuevos enfoques metodológicos. (Rosemann, 2008, p. 267)
Esto tiene que ver sobre todo con el mayor peso que asume el análisis a una escala de actuación urbana o territorial respecto de la arquitectónica. Tal es dicho peso que el diagnóstico y la elaboración del programa, es decir “la formulación misma del problema que se trata de resolver”, pueden llegar a considerarse el momento clave del planeamiento (Font, 2003, p. 209).
Lecturas Propositivas

En continuidad con lo anterior, el ‘análisis intencionado’ del territorio metropolitano a través del trabajo de campo, la búsqueda de información y sobre todo del redibujo de algunos de sus procesos de transformación y configuraciones urbanas resultantes, constituyen la principal estrategia metodológica ensayada en los cursos del Taller de Urbanismo de la UNSAM. Se confía en este tipo de ‘lectura propositiva’ de la ciudad y el territorio contemporáneo como herramienta de reflexión crítica y problematización de los temas que allí se detectan, y como momento inseparable del proyecto de intervención.
Un Proceso Entrelazado de Investigación y Diseño
En este sentido, la etapa de lectura no constituye un momento escindido, sino que ya forma parte del proceso proyectual. El proyecto territorial, en consonancia con las nuevas perspectivas acerca de las configuraciones metropolitanas, muestra que no se trata de trazar diagnósticos para traducirlos en proyectos sino, en cambio, de identificar los problemas, las dimensiones de análisis y las respuestas posibles en el acto mismo de proyectar (Novick y Vecslir, 2015, p. 95). El análisis propositivo resulta de esta manera el desencadenante de un proceso en el que lectura, diagnóstico y propuestas se entrelazan y superponen, en un camino sinérgico de investigación vía diseño (ver Figura 1).
El nivel de aproximación al territorio también resulta un desafío que se presenta durante el ejercicio del taller. Si bien los estudiantes han trabajado con diferentes escalas desde los inicios de la carrera, lo novedoso de este trabajo reside en la relativa simultaneidad y niveles de acercamiento/alejamiento del territorio que deben manejar constantemente durante los momentos de análisis y propuesta. Estas etapas se entrelazan y nunca se consideran cerradas, siendo frecuente que lecturas o propuestas realizadas a pequeña escala exijan revisar los diagnósticos y operaciones urbanas formulados a nivel macro, y viceversa. Se trata de una aproximación multiescalar que busca coherencia entre la estrategia territorial y el desarrollo de proyectos urbano-arquitectónicos, donde la escala no está en el tamaño o dimensión de la intervención, sino en las relaciones que esta es capaz de desencadenar (Solà-Morales, 2008).
Descripciones como Proyecto
Contra la connotación negativa que de entrada se adjudica a la ‘simple’ descripción de las formas y procesos urbanos, el taller busca recuperar el valor del relevamiento, la exploración y el redibujo a fin de develar las problemáticas, las oportunidades y los desafíos subyacentes en el territorio metropolitano.
En este sentido, son lecturas que encierran hipótesis de cambio y priorizan los hallazgos tendientes a la generación de escenarios proyectuales, más que a la de compendios exhaustivos de informaciones sectoriales (económicas, sociales, medioambientales, etc.). Se considera que, por más completa que sea nuestra búsqueda de datos y estadísticas, la complejidad del territorio difícilmente se reconstruye a partir de la simple agregación de capas estáticas y especializadas, de “mapas temáticos imbuidos de información ordenada e inútil, incapaz de soportar la naturaleza multidimensional y dinámica de los fenómenos urbanos” (Boeri, 2003, p. 182). Tal como nos alerta Secchi (1992), mientras que los inventarios, los censos o las biografías pueden indicarnos, en el mejor de los casos, cómo reparar u ordenar lo existente de acuerdo con las áreas y las problemáticas ya establecidas, el carácter exploratorio de la descripción permite revelar lo ‘nuevo’, y procesar la información disponible dentro de una serie de imágenes proyectuales.
A diferencia de los análisis-diagnóstico que intentan alcanzar la máxima cantidad de información posible, las lecturas propositivas buscan seleccionar, filtrar y relacionar datos, a fin de construir nuevas descripciones. Esta forma de aproximación interpretativa del territorio cobra especial valor en el caso del CB, debido a la escasez de relevamientos previos y estudios de base que describan unidades o sectores de la región metropolitana de manera intencionada. Esto comporta para ciertos ejercicios un trabajo de reconstrucción cartográfica en base al cruce de información cuanti y cualitativa, de fechas y escalas diversas (imágenes satelitales, estadísticas, documentos de planeamiento, archivos históricos, entrevistas, etc.), en un recorrido propio de las metodologías de investigación (ver Figura 2).
El dibujo constituye, entonces, una forma no solo de representación, sino de investigación y generación de conocimientos sobre el sitio. Se propone redibujar el territorio para comprender la dimensión física de los procesos y a la vez para actuar (Corboz, 2004 [1983], p. 31), ya que su reconocimiento minucioso y selectivo supone interpretación y propuesta (Sabaté Bel, 2002).
La Dimensión Social y Ambiental de las Transformaciones
El foco de atención del taller está puesto sobre las formas metropolitanas, entendiendo que cuando se habla de las formas de la ciudad, del paisaje o del territorio, no solo se hace referencia a los aspectos físicos o espaciales, sino también a “las formas de la sociedad que en ellos habitan, de las relaciones que se construyen o se puede imaginar construir, de las formas de las instituciones, de la economía, de lo político y del poder” (Secchi, 2008).
Se trata, por lo tanto, de lecturas centradas en un territorio ‘usado’, al decir de Milton Santos, que intentan integrar los aspectos espaciales y sociales, las cosas y las acciones (Santos, 2000, p. 87). Visto así, el espacio producido por las prácticas cotidianas puede ser muchos lugares a la vez, de acuerdo al tipo de actividad, recuerdo o vivencia que se tenga de él. En el espacio viario, por ejemplo, pasear, circular, trabajar, consumir o vivir se manifiestan como formas de uso y percepciones espaciales diferentes (Depaule, 1983), que incluyen aspectos como la seguridad (ver Figura 3).
Esta mirada casi etnográfica de lo urbano encierra un desafío disciplinar que excede nuestro taller, pero que intentamos suplir en esta instancia promoviendo una simultaneidad de análisis sobre la morfología de los trazados, el parcelario, las tipologías edilicias, el sistema de espacios libres y las redes de infraestructura, pero también sobre las actividades —formales e informales—, los patrones, intensidades y frecuencias de uso de esos espacios.
Descubrir lógicas de organización, patrones espaciales y funcionales recurrentes, permanencias y transformaciones, condiciones específicas de ese contexto y tendencias homologables a otros territorios, son algunas de las premisas que guían el análisis. Se trata de una estrategia de atención hacia ‘lo cotidiano’, con el fin de registrar aquello que, desde una mirada entrenada, permite romper con algunas ideas preconcebidas, con imágenes idealizadas o monolíticas de lo urbano: la calle, el barrio, la plaza, el centro, que en CB, y más en particular en el municipio de San Martín, encuentran modalidades propias. De allí el valor adjudicado a la leyenda de los planos elaborados, en cuanto a definición de nuevas categorías de lectura y proyecto (ver Figura 4).
Junto a las demandas sociales, ciertas problemáticas ambientales (como las inundaciones, la contaminación del agua y el aire, la creciente generación de basura con bajo o nulo tratamiento, las emisiones producidas por el uso masivo del transporte privado, etc.) han ido cobrando cada vez mayor relevancia, tanto en el Taller de Urbanismo como en las materias destinadas al proyecto arquitectónico de la UNSAM[10]. Por ejemplo, la falta de suelo absorbente y demanda de espacios libres cualificados, característica de este sector del CB, vincula ambas dimensiones —social y ambiental— y está presente en diversos ejercicios de simulación proyectual desarrollados a lo largo del plan de estudios y en la indagación de respuestas a aquellos conflictos a través de las herramientas del diseño y el ordenamiento urbano-territorial (ver Figura 5a).
Compromiso con el Territorio

La creación de la carrera de Arquitectura en el 2013, y del IA en el 2017, dentro de la UNSAM, dio continuidad a un compromiso con el territorio que existe desde los orígenes de esta institución. Así, al estudio del escenario socioambiental del partido de San Martín, el IA agregó su preocupación por el ordenamiento y usos de ese territorio, temas propios de las disciplinas proyectuales. Con el fin de superar los límites jurisdiccionales y lograr una aproximación a escala metropolitana, el área de estudio fue ampliada, hasta abarcar la cuenca del río Reconquista. A partir de entonces, el estudio de la misma ha servido para nuclear a alumnos e investigadores, sentando las bases de ejercicios y proyectos de investigación.
En este marco, los trabajos del Taller de Urbanismo se plantean siempre en esta porción del territorio metropolitano que, dada su proximidad física, nos brinda la posibilidad de recorrerlo y analizarlo ‘desde abajo’, en la cotidianeidad de sus relaciones horizontales y verticales (Dematteis, 1995)[11]. Este tipo de aproximación, necesariamente más sensible a las especificidades contextuales que las miradas cenitales a escala de toda la aglomeración, permite matizar la idea de la ciudad capital como único centro, contrapuesto a un conurbano homogéneo, construido sobre el par polar ‘country-villa miseria’ (Gorelik, 2015), reconociendo la existencia de múltiples procesos de urbanización y configuraciones metropolitanas.
Permite, en nuestro caso, la reflexión sobre un tejido de grano menudo donde convive una gran diversidad de usos y transformaciones de pequeña escala, parcela a parcela. A diferencia de las dinámicas que se han venido desarrollando en el eje norte del CB, basadas en la accesibilidad provista por una gran arteria viaria que ha promovido el desarrollo de barrios cerrados y nuevos enclaves de ocio y consumo, los partidos del noroeste metropolitano, entre los que se incluye San Martín, cuentan con buenas posiciones dentro de las redes ferroviarias metropolitanas y sus centros sirven a amplios sectores de clases media y media-baja (Blanco y Vecslir, 2021). Junto con Lanús y Avellaneda, San Martín configura uno de los municipios con mayor concentración de PyMEs del CB, presentando una particular mezcla de usos industriales, logísticos y comerciales en estrecha relación con la vivienda y pequeños talleres. Como producto de un proceso de urbanización específico, la ‘manzana híbrida’ de morfología irregular y usos mixtos aparece como la unidad fundamental, cuya repetición caracteriza el tejido urbano predominante (Kozak y Vecslir, 2013). A pesar de las crisis socioeconómicas y la elevada tasa de construcciones deshabitadas y establecimientos sin actividad, los tejidos conservan una cierta vitalidad y también reflejan la identitaria historia industrial del CB.
Buscando reconocer y trabajar sobre estas complejidades contextuales, desde el inicio del taller en el año 2018 hasta la actualidad, se han seleccionado cuatro figuras territoriales que, en el caso del CB, han sido escasamente abordadas desde miradas prospectivas o proyectuales: avenidas metropolitanas, líneas de escurrimiento de arroyos, antiguos distritos productivos de tejidos mixto y centralidades vinculadas al transporte público.
Avenidas Metropolitanas
A diferencia de las calles o avenidas tradicionales de la ciudad de Buenos Aires, el CB presenta un potencial espacio de proyecto en torno de antiguas rutas que han perdido su rol de tráfico de paso y se han convertido en verdaderos ejes estructurantes del territorio metropolitano. Se trata en muchos casos de corredores con ‘espesor’ urbano[12] y gran dinamismo económico que atraviesan uno o varios partidos, tales como la Ruta Provincial 8 (que une San Martín con Pilar) o la Ruta Provincial 23 (desde San Fernando a Moreno), cuya exploración proyectual constituyó el nodo problemático propuesto para los Talleres de 2018 y 2022. La dimensión y extensión de estas infraestructuras implica considerar más allá de su función técnica o ingenieril y elaborar estrategias complejas, que atiendan a la vez demandas sociales, económicas y ecológico-paisajísticas. (ver Figura 3)
Infraestructura Azul y Verde
Con objetivos similares, en el 2019 nos propusimos trabajar con la principal línea de escurrimiento del Arroyo Medrano, rectificado y entubado entre 1937 y 1942 en su paso por el municipio de San Martín. En el marco de la denominada Infraestructura Azul y Verde[13], el ejercicio planteaba proteger el tejido urbano asociado a esta cuenca, recurrentemente afectado por las inundaciones, incrementando la capacidad de absorción del suelo y mejorando al mismo tiempo el sistema de espacios públicos (ver Figura 5a).
Antiguos Distritos Productivos
A semejanza de lo que sucede en otros municipios del CB de temprana industrialización, existen en San Martín antiguas áreas industriales, como Villa Lynch o Villa Maipú, que han quedado insertas en el continuo urbano de la ciudad compacta y donde aún perviven actividades productivas en estrecha convivencia con usos residenciales, comerciales y de servicio. Las regulaciones de los códigos urbanísticos vigentes, fijadas en función del uso del suelo dominante, no se condicen con dicha mixtura funcional y tipológica, así como tampoco consideran los conflictos ocasionados por el tráfico pesado, el nivel de ruido, la polución del aire y el agua, la progresiva impermeabilización del suelo, etc. Las estrategias del taller buscaron hacer frente a estas carencias, partiendo de diversas experiencias nacionales e internacionales de distritos tecnológicos y de promoción de ‘economías creativas’[14]. Se trató de pensar en renovados ‘paisajes productivos’ (Crosas y Clúa, 2018), capaces de articular beneficios económicos, con objetivos de carácter ambiental, respetando la identidad industrial y la hibridez programática del tejido urbano existente (ver Figura 5b).
Centralidades Metropolitanas
La última figura territorial remite a una temática clásica de los estudios y el planeamiento urbano: el proyecto del centro. Se considera que la especificidad en este caso, reside en la valoración de los entornos de las estaciones ferroviarias dentro del sistema de centralidades del CB, reconociendo las dinámicas sociales, económicas y espaciales que confluyen en estos nodos del transporte público. Las teorías del Desarrollo Orientado al Transporte (DOT) han sistematizado los atributos y lineamientos de actuación en estos lugares que se ofrecen como alternativa a las nuevas centralidades desarrolladas en torno a las autopistas y grandes superficies de consumo (Quintero-González, 2019).
Reflexiones finales. Alcances y
limitaciones del Taller como Espacio de Investigación vía Diseño

A manera de cierre, la experiencia de enseñanza en el Taller de Urbanismo de la UNSAM nos permite reflexionar acerca de sus capacidades como espacio formativo donde se genera una hibridación entre investigación y diseño, habiendo podido avanzar en, primero, el relevamiento y redibujo intencionado de un territorio escasamente explorado como es el CB y en especial el municipio de San Martín, lo cual ha colaborado en un mayor conocimiento del mismo, corroborando la vigencia de sistemas tradicionales de representación (planimetrías, perspectivas, axonometrías, diagramas) para comprender, en clave propositiva, la dimensión física de dinámicas territoriales poco conocidas, incluidas aquellas de carácter social y ambiental. Segundo, fue posible reflexionar de manera crítica, a través del proyecto como herramienta de transformación, sobre los problemas e interrogantes que allí se plantean, los cuales se encuentran estrechamente relacionados con las infraestructuras, las formas de producción y los modos de habitar que se despliegan en el mismo. En tercer lugar, a partir de ejercicios de simulación proyectual, se ensayaron operaciones de renovación urbana —más que proyectos de nuevo crecimiento y trazado urbano— en sectores con problemáticas complejas, que requieren de múltiples escalas de aproximación y miradas disciplinares, introduciendo el debate acerca del rol del arquitecto dentro de procesos proyectuales multidimensionales.
En relación con este último aspecto, y volviendo a la discusión teórica inicial, desde los años 2000, las críticas al ‘urbanismo morfológico’ se han centrado mayoritariamente en sus limitaciones para la interpretación y abordaje de este tipo de problemáticas, que los ODS 2030 han ayudado a instalar en las agendas locales y a divulgar en los ámbitos académicos[15]. Cuestiones tan significativas como los riesgos ambientales y el cambio climático, pero también los desafíos tecnológicos, las nuevas demandas de la movilidad y las crecientes desigualdades sociales, entre otros, se presentan difícilmente asequibles desde los andamiajes y conocimientos teórico-prácticos adquiridos en la carrera de arquitectura.
Sin embargo, y aun reconociendo la dificultad de emular en un Taller de Urbanismo, dirigido exclusivamente a futuros arquitectos, este contexto de integración de saberes y experiencias profesionales, hemos destacado la ‘mirada proyectual’ y la potencial capacidad del arquitecto para incorporar de manera proactiva información y metodologías provenientes de otras áreas de conocimiento, constituyendo ésta una fortaleza y especificidad para su desempeño dentro de equipos multi e interdisciplinares.
La ‘investigación vía diseño’ resulta, en este sentido, una aproximación compatible e incluso necesaria para planificar el futuro, especialmente en proyectos que implican desafíos ambientales complejos. En primer lugar, porque la planificación se enfrenta a condiciones territoriales y programas cambiantes, y, en segundo término, porque problemas como el cambio climático, e incluso la economía y ciertos procesos sociales, pueden caracterizarse como problemas sin solución final, que deben tratarse y redirigirse continuamente para generar mejoras. Estos problemas no se pueden abordar de manera lineal, sino que requieren de un pensamiento contraintuitivo (Roggema, 2017).
Así, sobre la base de que las problemáticas urbanas ya no pueden afrontarse con enfoques analíticos tradicionales, consideramos de suma importancia formar profesionales con habilidad para explorar, a través de los métodos del diseño y mediante recorridos iterativos de producción de conocimiento, escenarios espaciales y programáticos alternativos que permitan aprovechar las oportunidades detectadas para la reconversión de antiguas rutas de alcance metropolitano, la rehabilitación de tejidos productivos degradados, la revitalización de centralidades vinculadas al transporte público, entre muchos otros temas que plantean los complejos territorios del CB. Allí se combinan antiguos y nuevos procesos de crecimiento urbano en una suerte de layers solapados temporal y espacialmente, cuyo reconocimiento y abordaje no se resuelve dentro de los límites convencionales de los municipios, sino que requiere una relativa simultaneidad de escalas —del edificio al fragmento urbano y la región—, e implica muchas veces pensar en nuevas formas de representación y categorías de lectura.
Referencias

BLANCO, J. Y VECSLIR, L. (2021). Movilidad cotidiana y comercio de calle en las centralidades del noroeste de la región metropolitana de Buenos Aires. El caso del municipio de San Martín. VIII Seminario Internacional Ciudad, Comercio y Consumo. Comercio, consumo y ciudad en la post-globalización.
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Abreviaturas, acrónimos o siglas
3iA: Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental
CB: Conurbano Bonaerense
CONICET: Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
DOT: Desarrollo Orientado al Transporte
EHyS: Escuela de Hábitat y Sostenibilidad
FODA: Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas
IA: Instituto de Arquitectura y Urbanismo
INTEPH: Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat
IT: Instituto del Transporte
LUB: Laboratorio de Urbanismo de Barcelona
ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible.
UBA: Universidad de Buenos Aires
UNSAM: Universidad Nacional de San Martín
[2] Licenciatura en Urbanismo, Instituto del Conurbano, Universidad Nacional de General Sarmiento; Licenciatura en Gestión para el Desarrollo Urbano y Regional, Facultad de Turismo y Urbanismo, Universidad Nacional de San Luis; Tecnicatura Universitaria en Planificación y Ordenamiento Territorial, Universidad Nacional de los Comechingones, entre otras.
[3] Taller de Urbanismo es una asignatura de 64 horas lectivas que se imparte en el primer cuatrimestre del quinto año de la carrera de Arquitectura. Es correlativa de Instrumentos de análisis y regulación urbana y antecede el Taller de Gestión Urbana, junto con las cuales integra el Área de Planeamiento.
[4] Se le llama Conurbano Bonaerense (CB) al territorio conformado por los 24 municipios que hacen parte de la 1.ª y 2.ª corona de la región metropolitana de Buenos Aires y que, en su conjunto, comprenden un área de 3,630 km2 y una población actual de aproximadamente diez millones de habitantes.
[5] El municipio de General San Martín es el más poblado del ‘primer cordón’ del CB (414,196 habitantes y 7,356 hab/km2 según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2010). Se caracteriza por un tejido urbano muy heterogéneo, con alta actividad industrial y presencia mayoritaria de medianas y pequeñas empresas.
[6] El binomio profesional se condice a nivel académico con la diferencia que se realiza en Estados Unidos e Inglaterra entre escuelas y escalas de planeamiento (Town Planning, City Planning y Regional Planning), y los diversos programas de diseño urbano (City Design, Urban Design, Urban Form, etc.).
[7] El movimiento autodenominado la Tendenza se originó en Italia en torno a las ideas de Ernest N. Rogers en los años 60, y nucleó a importantes referentes en el campo teórico y profesional como Guido Canella, Aldo Rossi, Giorgio Grassi y Carlo Aymonino. En su crítica a los preceptos del movimiento moderno, replanteó el modo de entender la ciudad y de intervenir en ella (Sainz Gutiérrez, 2006).
[8] El LUB fue fundado por Manuel de Solá-Morales en 1968 y contó en sus inicios con urbanistas de la talla de Joan Busquets, Antonio Font y José Luis Gómez Ordoñez, entre otros. Sus líneas de interés se enfocaron en el estudio de la morfología y las formas de crecimiento urbano, el desarrollo de la Barcelona moderna, la teoría y la práctica del proyecto urbano (Capel, 2012).
[9] La carrera de Arquitectura en la UNSAM está organizada en seis años, con Talleres de Proyecto Arquitectónico del I a VII, y luego se cierra ese ciclo con un Taller de Experimentación Proyectual. Además, los estudiantes cursan Forma Urbana I y II, e Historia y Teoría de la Arquitectura; ambas nutren el contenido del Taller de Urbanismo.
[10] Desde esta perspectiva, la creación en el 2021 de una EHyS que integra al IA, junto al 3iA y el IT abre oportunidades para promover el trabajo inter y multidisciplinar en temáticas vinculadas al desarrollo sostenible.
[11] De acuerdo con Dematteis, el desarrollo regional solo puede ser descrito como valorización de condiciones naturales e históricas preexistentes y recursos locales (relaciones verticales) que interactúan con un entramado de relaciones de producción y de intercambio a nivel territorial (relaciones horizontales) (1995, p. 52).
[12] Nos referimos al espacio de ancho variable, compuesto por el canal viario y los tejidos urbanos, equipamientos y espacios libres asociados, que usufructúan de la accesibilidad y/o visibilidad provista por la infraestructura (Vecslir, 2007).
[13] En oposición a la infraestructura gris como abordaje tradicional de la ingeniería hidráulica, el concepto de Infraestructura Azul y Verde remite al reconocimiento e intento de emulación de los mecanismos naturales de los cursos de agua y las capacidades innatas de absorción y retención del espacio verde y los ecosistemas en que están inmersos (Kozak et al., 2022).
[14] Se revisaron, entre otros ejemplos, el Poble Nou 22@ en Barcelona, el Distrito Tecnológico Parque Patricios en Ciudad de Buenos Aires, los antiguos Mataderos de Madrid, el distrito industrial Kreis 5 en Zúrich, la operación urbanística de Hafencity en Hamburgo y Porto Maravilha en Río de Janeiro.
[15] Entre los cuales se incluyen metas relativas a: Salud y bienestar (ODS 3), Agua limpia y saneamiento (ODS 6), Energía asequible y no contaminante (ODS 3), Industria, innovación e infraestructura (ODS 9), y Ciudades y Comunidades Sostenibles (ODS 11), en estrecho vínculo con las temáticas expuestas.
Autoras
Lorena Vecslir
Arquitecta (UBA), Máster y Doctora en Urbanismo (Universidad Politécnica de Cataluña, España). Investigadora independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Profesora Titular de Urbanismo y coordinadora del Área de Investigación del Instituto de Arquitectura perteneciente a la Escuela de Hábitat y Sustentabilidad de la Universidad Nacional de San Martín (EHyS, UNSAM). Directora del Centro de Investigación sobre Territorio, Transporte y Ambiente (CITTA, EHyS, UNSAM). Su investigación hace foco en las recientes transformaciones metropolitanas, la movilidad y la centralidad urbana.
Constanza Tommei
Arquitecta (UBA) y Doctora en Filosofía y Letras (área Geografía) por la UBA. Investigadora Asistente del CONICET. Integrante del Grupo Paisaje cultural, urbanismo y arquitectura del NOA de los siglos XVI al XXI: teorías, inventarios y catálogos como instrumentos de gestión para conservar el patrimonio e incentivar el desarrollo estratégico de la región de la Universidad Nacional de Tucumán; y del Programa de Historia Urbana y Territorial (IAA, FADU, UBA). Su investigación se centra en las transformaciones en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina), en relación a su patrimonialización y turistificación.
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas
Urbanismo para futuros arquitectos.
“…En primer lugar, ponderaremos la ‘mirada proyectual’ del arquitecto como una habilidad adquirida a lo largo de toda la carrera, que lo diferencia de otros perfiles profesionales y le permite generar un aporte específico dentro de equipos interdisciplinares, quizás no tanto vinculado a un conocimiento técnico o teórico especializado, como a un método adquirido de exploración e investigación vía diseño.”
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas
Figura 1.Síntesis gráfica del proceso de trabajo en el taller
Fuente: Elaboración propia, 2022.
Figura 2. Relevamiento de las actividades económicas en torno del entubamiento del Arroyo Medrano
Fuente: Carlos Hugo Pacheco, 2019.
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas
Figura 3. Percepción de la seguridad en torno de la Ruta Provincial 8
Fuente: Priscilla Vargas, 2018.
Figura 4. Espacios de sociabilidad y grados de integración vivienda - industria. Villa Lynch
Fuente: Diego Alcázar, 2020.
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas
Figura 5. a. Análisis de la superficie absorbente en torno del entubamiento del Arroyo Medrano
Fuente: a. Giuliana Lemme, Marina Bonanno, 2019.
Algunas reflexiones y estrategias metodológicas
Figura 5. b. Antiguos y nuevos espacios para la producción: Villa Lynch
Fuente: b. Agustina Martorell, 2020.