Territorio - Ciudad - Universidad*

Territory - City - University

María Patricia Rincón Avellaneda
Coordinadora académica y profesora en la maestría en Ordenamiento
Urbano-Regional, Universidad Nacional de Colombia, colombiana.
mprincona@bt.unal.edu.co

* Artículo de reflexión.
Recibido: 7 de diciembre de 2010 Aprobado: 22 de abril de 2011


Resumen

En este ensayo se cuestiona sobre la manera en que las transformaciones producidas en las metrópolis contemporáneas afectan a las universidades. Para responder a esta pregunta se estudia el sistema de mutuas relaciones en que ambas están insertas, a partir de los siguientes tres factores: el alto flujo de las comunicaciones, la hiper-movilidad de los capitales y la globalización económica. Éstos se convierten en el hilo conductor de las dos primeras partes del ensayo. Como reflexión final se hace un acercamiento a la relación universidad-ciudad para el caso bogotano. Se comparan las posibles bondades o deficiencias de dos modelos de espacios universitarios: aquellas que poseen un campus y aquellas que están insertas en el tejido urbano.

Palabras clave: universidad-ciudad, campus universitarios, globalización económica, hiper-movilidad de capitales, alto flujo de comunicaciones.

Abstract

This essay questions the ways in which universities are affected by the transformations produced within contemporary cities. The system of mutual relations between both is analysed through the following three factors: the high flux of communications, the hyper mobility of capital, and economic globalization. These become the principal thread of the two first parts of the essay.

As a final reflection, the university-city relationship in Bogota is considered. Comparisons are made between the possible benefits or deficiencies of two models of university space; those which possess a campus and those which are inserted within the urban fabric, but do not have a campus.

Keywords: city-university relationship, university campus, global economy, hyper mobility of capital, high flux of communications.


Introducción

Este ensayo parte de la siguiente pregunta ¿Son afectadas las universidades por los cambios producidos en las metrópolis contemporáneas? Para responderla se mostrará el sistema de mutuas relaciones en que ambas están insertas. Su desarrollo se apoyará en dos componentes del Seminario de Teorías Urbanas “Universidad-Ciudad”, adelantado para el doctorado en Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela –UCV– por los profesores Marco Negrón y Frank Marcano, arquitectos urbanistas. El primero, centrado en las metrópolis contemporáneas su evolución y cambios. El segundo, en la relación universidad-ciudad desde la perspectiva de los “campus universitarios” vs. las universidades “ciudadanas”1. La hipótesis de partida se apoya en los argumentos formulados a lo largo del seminario, el primero de ellos por la profesora de la Universidad Nacional de Colombia, Silvia Arango, quien afirmó que los campus en Latinoamérica, más que la concreción de un modelo ideal evidencian el proceso de construcción de nuestras ciudades, y el segundo por el profesor Giovanni Caudo, de la Universidad Roma 3, quien planteó la estrecha relación entre el sistema social y el sistema universitario, de forma que cuando uno de estos dos elementos cambia modifica al otro.

El ensayo se resuelve en dos partes: la primera, dedicada a las transformaciones urbanas; la segunda, al impacto de estas transformaciones en las universidades. Para finalizar, y a manera de colofón, se retoma la relación universidad-ciudad para el caso bogotano, planteando que si bien los “modelos” de campus universitarios y universidades ciudadanas presentan deficiencias en sus relaciones urbanas, éstas se han tornado más precarias en las segundas, pudiéndose afirmar que la proximidad física no garantiza una mejor relación con el entorno.

Parte I

Transformaciones del territorio

Los procesos de transformación a que han estado sometidas las metrópolis contemporáneas determinan su denominación. Se las llama “metrópolis de tercera generación” (Martinotti, 1994), haciendo alusión a la historicidad y recurrencia de los cambios que experimentan; otras veces son llamadas “ciudades globales” (Sassen, 2001a; Hall, 2001) refiriéndose a su papel de primacía en la escena mundial; algunos más piensan que hay necesidad de utilizar un nombre más genérico que abarque mejor sus características, por ello utilizan el nombre “territorios” (Solà-Morales, 2002). Según los analistas mencionados, los factores que más contribuyen a estas transformaciones son el alto flujo de comunicaciones, la hiper-movilidad de los capitales y la globalización económica. Serán entonces estos tres factores el hilo conductor de esta exposición.

Alto flujo de comunicaciones -dispersión sobre el territorio

¿Cómo es afectado el territorio por estas nuevas realidades? El automóvil impactó la ciudad del siglo XX y permitió su expansión; las telecomunicaciones han dado un nuevo impulso a la tendencia de salir de la ciudad histórica, o al menos de alejarse de ella, así se han dispersado y relocalizado actividades en periferias urbanas cualificadas o en poblaciones menores, con condiciones ambientales favorables, ventajas fiscales planteadas por los gobiernos locales; y alternativas de comunicación y movilidad tales como autopistas, redes de trenes rápidos tipo Intercity o aeropuertos de tráfico nacional e internacional, las hacen competitivas. Este sería el tipo de desarrollo creado a partir de parques tecnológicos o enclaves de innovación en sistemas informáticos, como lo fue en su momento Silicon Valley, ubicado en la costa oeste de los Estados Unidos, que se convierten en nuevos polos de desarrollo y en referentes de escala internacional.

Tras esta tendencia hacia la dispersión y desconcentración de diversas actividades urbanas sobre el territorio subyacen algunas contradicciones, la primera consiste en que la dispersión está asociada a la desregulación económica y por tanto no se traduce en una democratización del poder y de la propiedad, sino por el contrario en su creciente concentración.

La dispersión espacial de la actividad económica, hecha posible por la telemática, contribuye a una expansión de funciones centrales, sin embargo esta dispersión tiene lugar bajo la continua concentración de mando, propiedad y apropiación de ganancias que caracterizan el sistema económico actual (Sassen, 1998).

La segunda se evidencia en que al tiempo que posibilita el aislamiento físico de amplios grupos de empleados dispersos en el territorio, cuya comunicación se torna cada vez más virtual, establece una fuerte necesidad de contacto directo entre la elite de dirección, lo que fortalece las geografías de concentración de poder, mejor conocidas como ciudades globales, en las cuales se asientan las funciones directivas y de innovación.

Por regla general, aquellas empresas que se dedican a actividades más rutinarias, con mercados predominantemente regionales o nacionales, resultan cada vez más libres para trasladar o instalar sus sedes fuera de las ciudades, mientras que aquellas que se dedican a actividades altamente competitivas e innovadoras, y con una fuerte orientación al mercado exterior, les beneficia estar ubicadas en el corazón de los centros comerciales internacionales más importantes, por más elevados que sean los costes (Sassen, 2001b: 19).

Hipermovilidad de los capitales y transformaciones urbanas

Una tendencia contraria a la de dispersión de actividades sobre el territorio está reflejada en los grandes esfuerzos e inversiones estratégicas que hacen las ciudades por recuperar zonas decaídas, obsoletas o subutilizadas, esfuerzos encauzados hacia operaciones de renovación y reciclaje que buscan no solo aprovechar el potencial de estas áreas, sino también y ante todo, atraer los grandes capitales del sector privado para que invierta en ellas. Esta tendencia se ha reforzado, en ocasiones, debido a los llamativos resultados de algunas de estas operaciones, son los casos de Bilbao, Berlín o Barcelona, entre otros muchos. Cabe aclarar que este ímpetu renovador está ligado al cambio de paradigmas de las últimas décadas, que en la ciudad industrial de los siglos anteriores, hecha y pensada fundamentalmente para el trabajo, ha introducido oferta de servicios actividades relacionadas con el ocio y recuperación de la calidad ambiental del entorno urbano, lo que los convierte en factores fundamentales para su reconversión y puesta a tono, tal y como se expresa en la siguiente cita:

La ciudad industrial, capitalista, gris y humeante, ya no tiene razón de existir. La ciudad contemporánea, basada en una economía simbólica, en la gestión y en el intercambio está orientada hacia el exterior. Ella debe, antes que nada, gustar para atraer personas y capitales y para estimular el consumo (Amendola, 2000).

Las dos tendencias anteriores nos remiten a la revalorización en el campo del urbanismo, de la discusión sobre los modelos de ciudad concentrados o dispersos; los concentrados, que enfocan sus estrategias en los procesos de renovación y reciclaje de estructuras existentes y en la permanencia de la actividad y relevancia de los centros urbanos. Los dispersos, que privilegian la relocalización y dispersión de actividades sobre un amplio territorio con la consabida expansión de las fronteras urbanas y creación de nuevos polos de desarrollo.

Privatización de lo público

En el ámbito físico espacial, la concentración de capital financiero y el ascenso de las corporaciones privadas son evidentes por el mayor peso que adquieren las edificaciones de entidades y corporaciones financieras o de seguros frente a las de entidades públicas, así las primeras compiten por erigir el hito más representativo y marcan el perfil urbano con sus rascacielos, o, en contextos con mayor regulación, con edificios que sin ser los más altos resultan emblemáticos de una ciudad.

La combinación de alto flujo de comunicaciones (internet, fax, celulares, comunicaciones vía satélite) y la creciente concentración de poder, se trasluce en la tendencia de privatización de lo público que pierde peso, efectividad y margen de acción, no solo ante las grandes corporaciones, sino también en el imaginario de sus habitantes, quienes pierden credibilidad en la capacidad de los gobiernos nacionales para controlar su territorio y aumentan su obsesión por el tema de la seguridad. Esto se expresa en el éxito de los centros comerciales como lugares más seguros que la calle y en el deseo de la población de ingresos altos y medios, de vivir en condominios y urbanizaciones cerradas y controladas, de abandonar los lugares centrales tradicionales y trasladarse a periferias cada vez más lejanas donde parece posible el sueño de alejarse de los conflictos propios de una urbe.

De seguir consolidándose las diversas formas de privatización de lo público como tendencia frente a otras de sentido contrario, transformarán de forma profunda la esencia de la vida en las ciudades, en tanto uno de los mayores atractivos urbanos ha sido la riqueza y diversidad de su espacio urbano.

Hipermovilidad de capitales -mediciones y síndrome Cenicienta

Si la acción conjunta de la telemática y la creciente concentración de poder y capital en manos privadas puede trasformar la vida en las ciudades, debemos ahora preguntarnos de qué otra forma las afecta la hipermovilidad de los capitales.

Cada vez es más evidente, lícito y posible que el capital busque su máxima ganancia sin atender argumentos que tengan que ver con sus países de origen o con factores de solidaridad con una nación, un territorio, una determinada población y su situación social y económica, o que atiendan a regulaciones establecidas por los gobiernos nacionales. Lo anterior permite que a la hora de movilizar los recursos financieros prevalezca la elección de aquellos sitios donde se obtendrán las mayores ganancias, mediante la financiación de proyectos que dinamizan aún más su economía, los demás, así requieran capital financiero para avanzar, no tendrán opción de obtenerlo.

En este contexto, alguien debe señalar los lugares estratégicos y los factores que miden de forma confiable los territorios que ofrecen condiciones favorables al capital. Esto nos conduce a señalar el imperio de dos formas distintas de control, una, encarnada en las aseguradoras de riesgo que han experimentado un crecimiento vertiginoso en las dos últimas décadas puesto que no dejan sector estratégico de la economía sin evaluar.

Dos agencias dominan este mercado, gestionando 3 billones de dólares c/u: Moody’s Investors Service y Standard and Poor’s Rating Group; hace unos años no tenían representantes fuera de EE.UU., en 1993 ambas tenían 1.900 en Europa, Japón y Australia (Sassen, 2001b: 30).

La otra, modelada por los indicadores establecidos bajo puntos de vista ajenos a las ciudades y sus gobiernos, conocidos como los rankings, en los cuales solo los territorios mejor posicionados logran atraer importantes inversiones. Esta situación ha acelerado la competencia entre las distintas ciudades, que con tal de atraer los grandes capitales para que inviertan en ellas, así sea por periodos inciertos como ocurre con los llamados “capitales golondrina”, ofrecen ventajas tales como: flexibilización laboral, cero aranceles, cero impuestos y exigen menos a cambio, o si tienen alguna forma de obtener recursos, buscan canalizarlos en el desarrollo de grandes proyectos o megaproyectos que las vuelvan atractivas, es decir, competitivas. De manera figurada podría decirse que muchas ciudades, especialmente si han sido marginales, padecen del síndrome de Cenicienta, aquella pobre y bella jovencita del cuento infantil de Charles Perrault, quien luego de ser apoyada por su hada madrina para participar en el baile del palacio real y ser descubierta por el príncipe, es elevada a la condición de dama importante, puesto que el príncipe al quedar rendido ante sus encantos y casarse con ella, la saca de la triste condición en que se encontraba.

En el caso de las ciudades, también ellas quieren participar en el baile, no en el de “palacio” pero si en el de los grandes capitales, donde posiblemente consigan atraer a los “nuevos príncipes”. El sueño es alentado por los ejemplos de algunas ciudades-cenicienta que de forma inusitada y además muy publicitada, logran atraer grandes capitales para realizar inversiones que les permiten sobresalir en el contexto mundial, así pasan de ser ciudades poco conocidas, o al menos no conocidas por sus oportunidades y atractivos sino por sus problemas, a entrar en la lista de las más llamativas para realizar inversiones. ¿Quiénes hacen parte de este selecto grupo brillante y glamoroso? La siguiente nota nos lo aclara:

La más poderosa de estas nuevas geografías de centralidad a nivel global está comandado por los centros financieros y comerciales internacionales: Nueva York, Londres, Tokio, París, Frankfurt, Zürich, Ámsterdam, Los Ángeles, Sydney, Hong Kong, entre otros. Pero esta geografía también incluye ahora ciudades como Bangkok, Taipei, São Paulo y Ciudad de México (Sassen, 2001a).

¿Lados oscuros?

Lo imposible es cada vez más posible, la hipermovilidad del capital y el poder de las transnacionales, llámense nuevos príncipes, tienen la opción de transformar rápidamente una realidad oscura y gris en algo brillante y glamoroso. Sin embargo, detrás de esto subsisten aspectos menos llamativos que debemos mencionar.

Uno de ellos es que las ciudades emergentes del contexto global, en general atraen mucho menos funciones de dirección e innovación, y mucho más maquilas o zonas libres de aranceles, y frecuentemente resultan atractivas por la libertad otorgada a las empresas para contratar mano de obra a bajos precios y de forma bastante más flexible que como se haría en sus países de origen. Otro está ligado al papel y condiciones en que se mueven los empleados de servicios, trabajadores bajísimamente remunerados, involucrados en el funcionamiento del engranaje productivo concentrado en las ciudades globales y quienes, aunque no pareciera, dan sustento al proceso. Un aspecto adicional es el de la creciente desvalorización de las actividades productivas e industriales y de los habitantes y territorios a ello asociados, aspectos muy importantes y sobre los que con mayor énfasis ha continuado investigando Sassen en sus últimos escritos.

En relación con los rankings, es claro que quienes no quedan bien clasificados reciben los efectos negativos, pues si bien serán los más necesitados de grandes inversiones que les permitan superar su condición, son los que menos la recibirán, y tendrán que contentarse con canalizar las escasas “ayudas para el desarrollo” que en realidad apenas tienen carácter asistencial. Otro aspecto negativo de los rankings, verdaderas agendas globales, es el de quitarle peso a la necesidad de solucionar los problemas específicos de cada territorio, puesto que los puntos que privilegian los gobiernos locales o nacionales son dominados, no por la especificidad de sus necesidades, sino por los indicadores que miden las estadísticas, que corresponden, generalmente, a los empleados tanto por los organismos internacionales de ayuda para el desarrollo como por los grandes capitales en búsqueda de nuevas y jugosas inversiones.

Parte II

Transformaciones de la universidad

¿De qué manera factores como el alto flujo de las comunicaciones y la hipermovilidad de capitales modifican la universidad? ¿Podríamos afirmar que las universidades empiezan a ser factores que contribuyen a la dispersión de actividades sobre territorios periféricos, constituyéndose por lo tanto en motivadoras o intensificadoras de la tendencia a la relocalización de actividades?

Alto flujo de comunicaciones - dispersión

La anterior pregunta será respondida en el contexto de las dinámicas urbanas experimentadas en Bogotá en las últimas décadas, donde a pesar de la predominante concentración de universidades en tres zonas, el centro histórico, la calle 45 y el entorno de la calle 72, también se están empezando a producir nuevos polos universitarios en municipios vecinos, y relocalización de universidades en áreas periféricas.

Algunas universidades privadas bogotanas parecen estar repitiendo el patrón seguido por los estratos sociales altos de la ciudad, que desde inicios del siglo XX, pero de forma más fuerte hacia los años cincuenta, comenzaron su progresivo abandono de la ciudad central y su traslado hacia sectores cada vez más al norte, inicialmente dentro de los límites del municipio y luego fuera de ellos.

En las últimas décadas el agotamiento de terrenos de expansión urbana hacia el norte ha vuelto a impulsar a los promotores de vivienda de altos ingresos, desarrollada en condominios de muy baja densidad, a salir de la ciudad encontrando atractivo su desplazamiento hacia municipios vecinos, ubicados también sobre el eje norte y nor-occidental, tal es el caso de los municipios de Chía, La Calera, Cajicá, Cota y Sopó, paralelo a ello, municipios como Chía, situado al norte de la ciudad, propusieron en su Plan de Ordenamiento Territorial –POT– de 2002, vigente por 10 años, centrar su estrategia de desarrollo en la consolidación de tres aspectos, el turístico, el agrícola y el universitario.

En el aspecto universitario, Chía, con aproximadamente 55.000 habitantes, cuenta con la sede de tres universidades privadas bogotanas, y un instituto de enseñanza superior no universitaria. La Universidad de la Sabana (Opus Dei) recientemente localizada allí, es la de mayor impacto debido al número de programas académicos que ofrece. Mencionemos que previo a consolidar su campus, esta universidad empezó como universidad “ciudadana” inmersa en el tejido urbano residencial de un barrio bogotano tradicional, con facultades dispersas y acomodadas en las amplias casas de estilo inglés del barrio Quinta Camacho de la localidad de Chapinero, es decir, tuvo su inicio como “universidad de garaje”2.

La Universidad de la Sabana, al igual que la Escuela de Ingeniería, el Colegio Odontológico Colombiano y la Escuela de Arte Taller Cinco, instituciones universitarias ubicados en áreas del mismo municipio y conectadas directamente con Bogotá a través de la Autopista Norte, orientan su oferta hacia estudiantes de ingresos medios y altos, de allí su decisión de ubicarse cerca de los sitios que ellos ocupan. Otro ejemplo de relocalización de actividades educativas de nivel universitario, esta vez en áreas periféricas bien dotadas, se da en la localidad de Usaquén, al norte de Bogotá, colindante con el municipio de Chía, allí están ubicadas las sedes de universidades como la del Bosque, la Militar, una sede de La Salle, y la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales –Udca–.

Aunque esta tendencia a la relocalización total o parcial está ligada casi exclusivamente a la actividad de las universidades privadas, el departamento de Cundinamarca

se ha planteado la necesidad de crear su propia universidad. La ubicación de sus sedes sería distribuida en municipios que conforman sub-centralidades regionales. Se pretende con esta iniciativa ofrecer una alternativa de educación superior a las poblaciones que están en el área de influencia de estos municipios, crear programas que estén en mayor relación con las actividades de agroindustria que allí predominan y descentralizar la oferta educativa de nivel superior concentrada en Bogotá. La propuesta se inscribe en el marco de los estudios adelantados conjuntamente por las administraciones de Bogotá y Cundinamarca, tendientes a conformar una entidad tipo ciudad-región, dentro de un escenario de desconcentración del desarrollo.

Universidad vs. Alto flujo de las comunicaciones

Teniendo en cuenta el número de universitarios conectados a través de las redes virtuales de comunicación ¿Podríamos hablar de desterritorialización del conocimiento y dispersión de sus usuarios? ¿Qué datos manejan las universidades sobre alumnos virtuales frente a alumnos tradicionales? ¿Qué cantidad de universidades ofrecen cursos virtuales?

Para responder a esta última pregunta podemos citar el caso de la Jones International University, en Denver Colorado, que en 1999 se convirtió en la primera universidad totalmente virtual acreditada en EE.UU., mientras que un año más tarde más de 350 universidades de aquel país ofrecían estudios on line a nivel de licenciatura, posgrado y doctorado, incluidas aquellas que más resistencia parecían ofrecer como las de Columbia, Harvard o Stanford. En la actualidad Estados Unidos se consolida como el país con el mayor número de programas de educación virtual y universidades virtuales, 8.000 cursos y 350 diplomas y programas certificados, según datos de 2010 del Catálogo de Campus Electrónico. En España, la Universidad Abierta de Cataluña fue pionera en este aspecto, y para 2003 eran ya muchas las universidades españolas que ofrecían enseñanza virtual en pregrado, posgrado y doctorado (Baigorri, 2003: 23). En Latinoamérica, países como Argentina, México y Chile van a la vanguardia de la enseñanza o educación virtual. Se destacan la Universidad Virtual de Quilmes y la Universidad Virtual del Instituto Tecnológico de Monterrey, pionera de la educación virtual en la región.

Es claro que no estaríamos del lado de las voces que ante el auge de lo virtual predicen la desaparición de lo físico, el libro, para el caso de la lectura, o la universidad física frente a la virtual, sin embargo es evidente que este cambio tecnológico que ha introducido cambios en las ciudades, también introducirá transformaciones en nuestras universidades modificando la relación estudiante-universidad y universidad-ciudad toda vez que ésta no será exclusivamente de carácter físico. Lo anterior induciría a pensar que a la relación ciudad-universidad planteada en el seminario como dicotomía ciudades universitarias-universidades ciudadanas se le debería introducir el componente de lo virtual en la relación estudiante-universidad-ciudad. Tema de interés para otro ensayo.

Hipermovilidad de capitales -mediciones - concentración de poder

Volviendo a los posibles paralelos entre las transformaciones territoriales y su relación con la universidad, es muy posible que lo relacionado con la creación de nuevas geografías de centralidad y marginalidad sea reforzado desde la universidad, presentándose una nueva re-configuración del poder y del saber. ¿Podría afirmarse esto con base en la estrategia de desarrollo masivo de programas virtuales de algunas universidades norteamericanas y europeas? ¿O debería verse, por el contrario, como una tendencia conducente a la democratización del conocimiento y la dispersión del saber? ¿Esta dispersión solucionaría por otra vía los problemas de comunicación ciudad-universidad? O, por el contrario, ¿los reforzaría?

En la llamada sociedad del saber, la universidad parecería ocupar el rol principal. ¿Realmente, qué papel juega? Detengámonos en las metrópolis globales y en el hecho evidente del grupo elite de ejecutivos súper especializados, profesionales con altísimos sueldos y un consumo por encima del promedio. Si estos profesionales súper especializados han sido formados en las universidades, preguntémonos ¿En qué tipo de universidades? ¿En qué ciudades están ubicadas estas universidades? ¿Los rankings de universidades proporcionan estos datos?

Recordemos que en un mundo cada vez más sometido a unos parámetros externos de medición, las ciudades, al igual que las universidades, están sometidas a las estadísticas que producen los rankings, y en ambos casos son las mejor posicionadas por estar en los niveles más altos las que resultan más atractivas, tanto para los estudiantes de más altos ingresos como para las empresas y los laboratorios que invierten en proyectos de investigación de tecnología de punta.

Se ha hablado frecuentemente del ranking de las mejores universidades, si vemos los resultados 2010 del Ranking Académico de Universidades del Mundo3 se confirman las tendencias, evidenciadas ya en años anteriores, sobre el amplio predominio de las universidades estadounidenses y anglosajonas, encabezadas por la Universidad de Harvard, y seguidas por Cambridge y Oxford en Europa y en Asia con la Universidad de Tokio y la universidad de Kyoto; Los rankings para América Latina confirman la situación establecida ya el año precedente con el predominio de las universidades brasileñas (la de São Paulo en particular) por sobre las universidades mexicanas representadas por la Unam; le siguen la Universidad de Buenos Aires y, por último, entre las 500 primeras de la lista, aparecen dos universidades chilenas (Universidad de Chile y Pontificia Universidad Católica).

Como ocurre frecuentemente con los rankings, se conocen y difunden sus resultados y no los parámetros con los cuales se han hecho las mediciones, ni los criterios para escoger estos parámetros, ni quienes los han establecido. Lo que en todo caso se hace evidente es la primacía de los patrones externos de medición y la competencia entre las universidades por ajustar sus parámetros a los allí establecidos, frecuentemente, sin medir las consecuencias de esto en los contextos específicos en que están inmersas, ni sus limitaciones y potencialidades particulares.

¿Responde al rol de la universidad en la sociedad del saber, la tendencia actual de convertir algunas universidades en centros de especialización en maestrías y doctorados? ¿Está ligada esta tendencia a la formación de elites súper especializadas? ¿A la configuración o reconfiguración de las nuevas geografías de centralidad? ¿A la competencia entre universidades? ¿Serían las llamadas universidades de segundo piso, es decir aquellas dedicadas exclusivamente a programas de maestrías y doctorados, en correlato de los bancos de segundo piso? Las respuestas a estos interrogantes solo podrán ser dadas a través de una mirada en mayor profundidad de estas cuestiones.

Una de las particularidades de las universidades consiste en que el conocimiento ha estado tradicionalmente más cerca de lo global; es decir, en términos culturales y de comunicación, la globalización ha sido a lo largo de la historia un factor importante en la producción de conocimiento, en su difusión a través de medios especializados a los cuales se llega luego de filtros muy exigentes y en la conformación de redes de investigación. El tradicional intercambio de conocimientos, su carácter universalista y generalmente desligado de fronteras nacionales, ha permitido que con frecuencia y en épocas de predominio de poderes autoritarios se le haya visto como aquello que subvierte el orden establecido, cuestionando las doctrinas elevadas a la categoría de dogmas. De otra parte, este mismo carácter universalista ha permitido la conformación de bloques dominantes y dependientes, estos últimos poco capaces de producir su propio conocimiento. ¿Qué cambios introduce en la producción del conocimiento esta nueva etapa de la sociedad? Es otra de las preguntas sobre las cuales es importante reflexionar en el momento de pensar la universidad –sin embargo, solamente la dejamos planteada toda vez que su resolución nos alejaría de la preocupación principal de este ensayo–.

Privatización de lo público

Un último punto por desarrollar se centraría en establecer relaciones entre la creciente privatización de las actividades urbanas, entre ellas, la educación. Este aspecto lo ubicamos al contrastar los contextos de Caracas y Roma, caracterizados por la fortaleza de la educación pública frente a la privada, con el colombiano, donde se establece una creciente privatización de la educación desde los años cincuenta, reforzada en la pasada década mediante la expedición de la Ley de Educación Superior (Ley 30 de 1992), que permite la proliferación de toda suerte de entidades educativas.

Por ello, mientras en Caracas y Roma, la universidad pública sigue representando el sector mayoritario de la educación universitaria, en Colombia, y específicamente en Bogotá, el crecimiento de la educación privada deja atrás numéricamente a la pública, aunque no tenga el mismo peso en cuanto a calidad, según el análisis consolidado de los resultados de los Exámenes de Calidad para la Educación Superior –Ecaes– entre el período 2004 y 2009. Allí aparece que de las 15 carreras examinadas mediante la prueba y existentes en universidades públicas, 10 se ubicaron en el primer lugar, 7 de esos primeros lugares corresponden a carreras de la Universidad Nacional (arquitectura, contaduría, ingeniería civil, ingeniería electrónica, odontología, psicología y zootecnia)4.

El aspecto más diciente de la privatización y predominio de lógicas de mercado en el manejo de la educación colombiana, puede establecerse al comparar el planteamiento de la Universidad Central de Venezuela –UCV– y su zona rental con el de la universidad privada bogotana pensada como negocio inmobiliario. La sustentación de esta afirmación está basada en el hecho de que mientras la zona rental de la UCV, constituida por una serie de bienes inmobiliarios pertenecientes a ella, tiene como función producir rentas para el sustento de la universidad buscando su autonomía económica y facilitando el desarrollo de su actividad académica e investigativa, la universidad privada colombiana, cuyo crecimiento en las últimas dos décadas ha sido abrumador, ha generalizado la mezcla de ambas lógicas haciendo de la universidad un negocio inmobiliario que permite consolidar sus rentas. Esto último, obviamente facilitado por la permisividad y miopía del Estado en el establecimiento de sus políticas educativas.

La educación universitaria como negocio inmobiliario ha primado especialmente en las universidades privadas que iniciaron su funcionamiento como “universidades de garaje” sin contemplar las condiciones adecuadas para su funcionamiento, ni invertir recursos en la creación de espacios y servicios necesarios para la población estudiantil que se proponía albergar. Este ahorro de recursos a partir de la mínima calidad ofrecida, va generando una acumulación de capital, y en la medida que las universidades van generando recursos, van comprando casas adyacentes que se adecúan para ampliar su oferta académica que cada vez produce más recursos y permite mayores y mejores inversiones. Los lapsos en que este proceso se han venido produciendo son variables, en los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo XX, el proceso es relativamente lento, tal y como se pudo ver en algunos ejemplos mostrados durante el seminario y se puede generalizar para el caso de universidades como La Sabana, Católica, Inpahu o Sergio Arboleda, entre las más conocidas. La evidente rentabilidad de la educación privada ha producido no solo una explosión en la oferta de universidades privadas, sino también un acortamiento del período en que la nueva universidad pasa de iniciar en una casa hasta consolidarse en un sector de ciudad. Este período de cinco décadas se ha reducido a una o dos. Esto se pudo deducir del análisis del desarrollo histórico de las universidades del eje de la calle 45 presentado por la profesora Beatriz García. La excepción está representada por las universidades Javeriana y de los Andes, que desde su inicio contaron con área para su desarrollo, aun cuando poco a poco ven agotarse su terreno por la construcción de nuevas edificaciones.

La evolución histórica de las universidades privadas evidencia que los dineros para invertir en inmuebles, en adecuaciones, en construcciones nuevas o en adquisición de terrenos para construir finalmente un campus, son producidas justamente por la actividad académica, y lo que se trasluce al analizar el caso de cada universidad es el momento de consolidación financiera en que se halla cada una.

figura 1

Dentro de esta evolución, un caso que empieza a mostrar efectos positivos en su entorno sería el de la Corporación de Universidades del Centro que, conjuntamente con la Secretaría Distrital de Planeación –SDP–, estableció la conveniencia de integrar los resultados de los planes de regularización y manejo que cada una de ellas debe realizar. Con esa finalidad, la Corporación realizó el Plan de Regularización y Manejo para la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano5 y la Universidad Libre (sedes La Candelaria y Bosque Popular), y el componente urbano para los planes de regularización y manejo de las universidades del Rosario y Autónoma de Colombia. La integración de los planes mencionados con los de otras instituciones del sector, así como con la información suministrada por parte de las entidades distritales involucradas (Departamento Administrativo de Planeación Distrital, Secretaría de Tránsito y Transporte, Transmilenio, Instituto de Desarrollo Urbano, Renovación Urbana, Defensoría del Espacio Público), permitió formular una propuesta integrada, al nivel del componente urbano de los planes de regularización y manejo, que será insumo para el Plan Zonal del Centro de Bogotá, que se ha propuesto lograr la Corporación.

Como ejemplo de estos avances se puede mencionar la Universidad Jorge Tadeo Lozano que ha iniciado un proceso de generación de equipamientos como auditorio, biblioteca, galería de arte y, además, afianza la renovación del entorno en que se encuentra ubicada y permite el acceso de público no exclusivamente universitario. El análisis histórico de esta universidad muestra no solo su inicio en 1954 en una casa, y su expansión luego de 50 años, sino también una opción de generar una positiva relación entre ciudad y universidad.

Sin embargo, lo más frecuente en el país es que las universidades privadas planteadas como negocio inmobiliario, muy frecuentemente hayan propiciado el deterioro de los entornos donde se insertan, ocasionando la consiguiente desvalorización de las viviendas y el desplazamiento de la población residente afectada por estos impactos negativos, situación frecuentemente aprovechada por ellas para comprar predios y empezar así su expansión. Esta visión de la educación como negocio rentable, característico de la universidad privada colombiana, nos ubica a la delantera de las actuales tendencias a la privatización y desregulación de los diferentes ámbitos de la vida, toda vez que llevamos más de cuatro décadas en ello.

Colofón

En el caso colombiano la relación universidad ciudad depende más del carácter público o privado que ésta tenga que del modelo urbano del cual ha surgido. En Bogotá, el modelo de universidad ciudadana ha sido empleado de forma casi exclusiva por parte de las universidades privadas y éstas, al ser pensadas más en términos de rentabilidad que de servicio, mantienen nexos muy débiles con la ciudad, no desarrollan equipamientos utilizables por los habitantes, impiden la entrada a personas ajenas y conforman anillos de seguridad y vigilancia privada con la idea de brindar seguridad a sus usuarios directos. Estas limitaciones hacen que su relación con la ciudad sea más pobre que la de universidades tipo campus, caso específico del campus de una universidad pública como la Nacional, toda vez que su programación cultural y académica es tan llamativa, que frecuentemente su escenario mayor, el auditorio León de Greiff, no da abasto a la cantidad de público que acude a él. Para ilustrar se mencionan las siguientes actividades:

Lo anterior permite corroborar que la universidad privada bogotana, salvo contadas excepciones, a pesar de estar frecuentemente inserta en el tejido urbano, ha sido muy poco ciudadana en términos de brindar servicios de calidad y mantener una oferta cultural y académica variada y abierta al público, es decir, aparte de la inevitable intensificación de flujos y transformación del vecindario a través de la concentración de bares y comercios a estudiantes, mantiene una deuda muy grande con los sectores urbanos donde se ubica, contrario a la Universidad Nacional, ejemplo de ciudad universitaria cerrada, no por decisión autónoma sino como resultado de una política estatal en los años setenta, que logra una mejor relación da y de calidad para la ciudadanía en general.


1 Denominación empleada durante el Seminario de Teorías Urbanas “Universidad-Ciudad” para nombrar aquellas universidades dispersas dentro del tejido urbano.

2 Nombre dado de forma peyorativa en Bogotá a la tendencia de querer transformar una casa de familia o un edificio de renta en universidad.

3 Academic Ranking of Word Universities. Consultado el 12 de noviembre de 2010 en: http://www.arwu.org/ARWU2010.jsp

4 Consultado el 12 de noviembre de 2010 en: http://www.universidad.edu.co/index.php?option=com_content&view=frontpage&Itemid=1

5 Consultado el 12 de noviembre de 2010 en: http://www.utadeo.edu.co/dependencias/publicaciones/tadeo_69/44.corporacion.pdf.


Bibliografía

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