Las universidades en la construcción de territorios del conocimiento en Manizales*
Universities in the Territories of Knowledge Building in Manizales
Luis Fernando Acebedo Restrepo
Profesor asociado de pregrado y posgrado de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales, colombiano.
lfacebedor@unal.edu.co
* Artículo derivado de la investigación “Territorios del conocimiento en la Ecoregión Eje Cafetero. Calidoscopios a partir de tres espejos de representación: Sociedad + Espacio”, llevada a cabo por la UCV y la UN, sede Manizales y culminada en 2008. La investigación se propone diagnosticar las características espaciales y territoriales que tiene la Ecoregión Eje Cafetero (Colombia) dentro del propósito de ser considerada como un territorio del conocimiento, y formular unas líneas estratégicas de actuación para avanzar en esa dirección desde una visión endógena y sinergética.
Recibido: 7 de diciembre de 2010 Aprobado: 22 de abril de 2011
Resumen
Desde mediados del siglo XX Manizales está buscando alternativas para convertirse en ciudad del conocimiento. En este artículo se analizan críticamente los diferentes proyectos emprendidos y las razones de su fracaso. Se propone cambiar el rumbo y emprender la formulación de un sistema territorial de innovación regional bajo una visión endógena, sostenible y sinergética.
Palabras clave: universidad, ciudad, conocimiento, sistema territorial de innovación regional, sinergia, sostenibilidad.
Abstract
Since the middle of the 20th Century, Manizales has been looking for ways to become a knowledgebased city. In this article, different projects that were initiated, and the reasons for their failure, are critically analyzed. This article also proposes to change course and initiate the formation of a Territorial System of Regional Innovation, in accordance with an endogenous, sustainable and synergistic vision.
Keywords: university, city, knowledge, system.
1. Introducción
La historia moderna de la ciudad de Manizales, en Colombia, está articulada a tres ejes importantes de la vida nacional que transformaron significativamente al país durante todo el siglo XX: el café, principal renglón de la economía nacional hasta hace un par de décadas y uno de los más importantes motores de la expansión industrial manufacturera de los años cincuenta; la infraestructura de movilidad, especialmente con los sistemas más avanzados de transporte en cada momento histórico: el ferrocarril, el transporte fluvial, el cable aéreo y la red principal de carreteras, entre otros; y la consolidación de los proyectos de universidad como soporte intelectual de una idea de progreso que encontró eco con el triunfo de la modernidad como proyecto político, expresado, entre otros aspectos, en la consolidación de la formación profesional y laica universitaria.
Dentro del llamado “Triángulo de oro” que conforman las principales ciudades colombianas (Bogotá, Medellín y Cali), surgieron tardíamente otras tres ciudades (Manizales, Pereira y Armenia) que encontraron en la economía del café una importante fuente de riqueza y progreso, principalmente durante la primera mitad del siglo XX. Hoy por hoy, constituyen epicentros de un intento de organización regional llamada Ecorregión Eje Cafetero, orientada a lograr una mayor integración de su territorio1 para fortalecerse en el escenario nacional.
En ese contexto, cada ciudad capital del Eje Cafetero ha estado construyendo alternativas que las hagan más competitivas frente a las demás. Manizales orienta sus esfuerzos hacia los servicios del conocimiento y la tecnología, Pereira se ha posicionado como ciudad comercial por estar en un cruce de caminos de la red de movilidad vial nacional y Armenia avanza en la senda de convertirse en el epicentro de un gran polo ecoturístico del departamento del Quindío.
Este modelo, inspirado en una visión exógena de la globalización basada en la competitividad de los mercados locales y en la atracción de capitales extranjeros para la promoción de las actividades de servicios y comercio, está produciendo una enorme crisis a nivel de la Ecorregión Eje Cafetero traducida en altos índices de desempleo, pérdida del tejido industrial, bajas capacidades de inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación –CT&I–, retroceso en la calidad y acceso a la educación en los diferentes niveles e incremento de los conflictos espaciales, territoriales y ambientales.
Vale la pena analizar la evolución histórica de Manizales como “ciudad del conocimiento”, para comprender la crisis de los proyectos que le dieron origen a ese planteamiento, los conflictos actuales y sus posibles alternativas de solución.
2. Manizales: de “ciudad universitaria” a “eje del conocimiento”
Durante toda la segunda mitad del siglo XX, Manizales ha transitado por un camino orientado a ser una ciudad con una oferta educativa importante, especialmente a nivel universitario. Dentro de ese esfuerzo podrían identificarse tres momentos clave que han orientado los discursos y acciones en torno a esas políticas:
2.1 Manizales “ciudad universitaria”
Desde comienzos de la década de los años cuarenta, la ciudad se comprometió con la creación de la “universidad popular” como expresión del interés por consolidar una cultura técnica, industrial, agrícola y pecuaria en la ciudad y la región2. Este esfuerzo constituyó el germen de lo que hoy es la Universidad de Caldas. Igualmente, al finalizar esa década se creó la Facultad de Ingeniería como dependencia de la Universidad Nacional de Colombia. Los años cuarenta, por tanto, representaron para la ciudad y la región el inicio de la universidad pública como tal, tanto en su expresión regional como nacional. La persistencia en este esfuerzo se mantendría hasta finalizar la década de los años ochenta cuando se adoptó el Acuerdo 052 (diciembre 7) de 1989, “Por medio del cual se declara a Manizales Ciudad Universitaria”, un título que ya se le reconocía de hecho, aunque no vino acompañado de nuevos instrumentos de financiación y gestión para su consolidación.
Los primeros edificios universitarios e infraestructuras educativas se construyeron articulados a la concepción de un Plan Maestro de Obras para la celebración del centenario de la ciudad al iniciar la década de los años cincuenta. Se partía del criterio de considerar los equipamientos colectivos como motores del crecimiento, organización y progreso de la ciudad con una visión modernizadora, orientada a pasar de aldea a ciudad cosmopolita. Una visión infraestructuralista del desarrollo de la ciudad se impuso sobre las presiones por adoptar un plan urbano que le diera proyecciones en el tiempo.
Durante más de dos décadas, y bajo este enfoque, la ciudad se empeñó en unas transformaciones sustanciales aprovechando la prosperidad de la economía cafetera. El ensanche de las principales arterias de tráfico urbano y la construcción de nuevas avenidas estuvieron acompañados del mejoramiento sustancial de todos los servicios públicos y la renovación o construcción de algunos de sus principales equipamientos urbanos3. Bajo esta idea comenzaron a aparecer las sedes de 8 universidades públicas y privadas –de un total de 14 que hoy tiene la ciudad4– y el ensanche de algunas de ellas.
Varias universidades decidieron localizarse al occidente, en el área pericentral de Manizales, muy cercano de los servicios y comercio del centro tradicional. Dentro de este conjunto se encuentran la Universidad de Manizales (1972) y la Universidad Antonio Nariño (1976) que, junto con el edificio de Bellas Artes de la Universidad de Caldas (1949), representan un conjunto de infraestructuras universitarias localizadas en el área de influencia de la Autopista del Café, principal sistema vial de comunicación con la llamada Ecorregión Eje Cafetero.
La tipología edificatoria de este conjunto corresponde a la de grandes equipamientos educativos de carácter cerrado, a excepción del edificio de Bellas Artes, cuya localización estratégica, uso y valor patrimonial le dan una connotación de edificio público. En el extremo oriental del área pericentral de la ciudad también se encuentra la Universidad Autónoma de Manizales (1979), que aprovecha los antiguos edificios de la Estación del Ferrocarril y algunas bodegas anexas para conformar un bello conjunto de edificios universitarios en un lugar de muy buena accesibilidad urbana (fotos 1 y 2).


Otro núcleo de aglomeración de universidades –sin duda el más importante de la ciudad– se dio en el sector de Palogrande, una centralidad urbana5 en proceso de consolidación cuyas principales actividades se desenvuelven alrededor de la vida académica (colegios y universidades, principalmente), junto con la localización del estadio de fútbol y otras infraestructuras deportivas y recreativas construidas sin los más mínimos estándares urbanísticos internacionales.
Las tipologías edificatorias de las universidades son variadas: la Universidad de Caldas combina la idea de campus universitario cerrado, integrado a un jardín botánico, con algunos edificios descentralizados localizados dentro de la trama urbana de la ciudad. La Universidad Nacional cuenta con un campus abierto de libre tránsito y circulación y un edificio público de valor patrimonial, fuera del anterior, que alberga la Escuela de Arquitectura y Urbanismo. Las demás sedes de universidades localizadas en este sector6 corresponden a una idea de equipamientos educativos de tamaño mediano (foto 3).
En su área de influencia se desenvuelven las más variadas actividades de servicios a la actividad educativa como librerías, papelerías, bares y restaurantes, gimnasios, tiendas de computadores y mantenimiento de los mismos, cafés internet, entre otros. Todas estas actividades, consolidadas legalmente, han transformado la estructura parcelaria de la vivienda para el ofrecimiento de locales comerciales y contribuyen a dinamizar uno de los paseos urbanos más usados por la comunidad estudiantil. Los barrios tradicionales de diferentes estratos se han adaptado espontáneamente para ofrecer una de las más importantes y variadas infraestructuras de residencias universitarias en la ciudad, sin que medie ningún tipo de control sobre la calidad misma de los espacios y mucho menos de planeación urbana en su desarrollo.
Un tercer núcleo de aglomeración de universidades se encuentra en el extremo oriental de la ciudad, muy cerca del aeropuerto La Nubia y la zona industrial manufacturera más reciente (Juanchito y Maltería), localizada sobre la vía regional que conduce a Bogotá y al lado del barrio La Enea, uno de los asentamientos populares de vivienda estatal más importante de la ciudad, construido en los años setenta. Allí se encuentra el campus La Nubia de la Universidad Nacional, ocupado para fines educativos desde 1995, sobre un lote del antiguo Distrito No. 5 del Instituto Nacional de Vías –Invías– que se ha ido acondicionando para las actividades académicas mediante el reciclaje de algunas edificaciones y la construcción de nuevas infraestructuras7. También se localiza la granja de la Universidad de Caldas (hacienda Tesorito), en donde se desarrollan prácticas e investigaciones relacionadas con la agricultura. Como complemento se localizan el Sena8 y el Recinto del Pensamiento9, dos equipamientos educativos de gran importancia para la ciudad y la región (foto 4).
Son todos terrenos en proceso de consolidación e integración urbana con la trama de la ciudad. Tanto el Sena como el Recinto del Pensamiento están pensados como ecoparques y centros de experimentación de actividades agrícolas y recursos naturales propios. Por su localización periférica, el campus La Nubia es autárquico e introvertido. Lo mismo sucede con la granja de la Universidad de Caldas.
Las localizaciones universitarias en la ciudad no han respondido a una idea preconcebida, ni a una intencionalidad clara; obedecen, principalmente, al aprovechamiento de oportunidades coyunturales, como la donación de infraestructuras o la recuperación y reciclaje de edificaciones que han entrado en desuso.
Hoy por hoy, las universidades están distribuidas físicamente en toda la ciudad, ofrecen variadas tipologías de funcionamiento en su inserción urbana, pero se encuentran desarticuladas entre sí, no solo desde el punto de vista físico-espacial, sino también como servicio y proyecto colectivo de ciudad. Es por esto que la idea de “ciudad universitaria” sigue siendo un proyecto más que una realidad, por lo cual su definición más precisa podría ser una “ciudad de universidades”.
2.2 Manizales “ciudad educadora”
Al tenor de la “Carta de las ciudades educadoras”, suscrita como conclusión del Primer Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, celebrado en Barcelona en 1990, Manizales se vinculó al objetivo de trabajar en proyectos tendientes a desarrollar el valor educativo del ámbito urbano en todos sus espacios, intentando transformar la ciudad en una escuela abierta a toda la comunidad en las distintas áreas de actuación.
En desarrollo de esta política también se hizo un esfuerzo significativo por dotar los colegios oficiales de salas de internet con el fin de masificar el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones –TIC–, lo que les permitió, al comenzar el siglo XXI, alcanzar una cobertura promedio de 86,6% en acceso a internet en el área urbana (Crece, 2001). Esto, en términos reales, se tradujo en la existencia de 1,8 computadores por cada 100 estudiantes en la ciudad, lo cual era un indicador todavía muy bajo para una ciudad que pretendía basarse en las TIC como principal fuente de desarrollo.
2.3 Manizales “eje del conocimiento” –MeC–
El ingreso al siglo XXI significó para la ciudad un mayor compromiso con la llamada sociedad de la información. Se trata de un nuevo paradigma tecnológico basado en las telecomunicaciones globales y en considerar que la generación y procesamiento estratégico de la información se han convertido en los factores esenciales de productividad y competitividad en la nueva economía (Borja y Castells, 1997).
En el contexto local, el Instituto de Financiamiento Promoción y Desarrollo de Manizales –Infi-Manizales–, una entidad pública del orden municipal que surgió por la fusión de recursos y políticas de varias empresas de servicios públicos de la ciudad, se dio a la tarea de formular un macroproyecto orientado al uso y aplicación de las TIC para la ciudad como un factor determinante del desarrollo local. Conforme a ello, el Plan de Ordenamiento Territorial de Manizales10 (2003) planteó en su visión a 25 años la idea de fortalecer “la prestación de servicios del conocimiento y al [sic] desarrollo tecnológico de la industria y de la agroindustria” y propuso establecer “la conectividad física entre todos los centros del conocimiento del municipio y la región a través de intervenciones del espacio público, que conforme una red regional que los identifique, tipifique y conecte físicamente”. Para ser una política de tanta importancia y continuidad en la ciudad, las referencias a ella en el POT fueron más bien pobres y deslucidas, y los logros alcanzados también.
En desarrollo de esta iniciativa se avanzó en el proyecto de incubadora de empresas de base tecnológica11, en algunos aspectos como la distribución de la red de interconexión de fibra óptica siguiendo las dinámicas de localización de las universidades, la dotación de computadoras en los colegios públicos, algunos avances en la virtualización de las bibliotecas de la ciudad y el proyecto del Parque Tecnológico de Software -ParqueSoft- en las que participan unas 14 entidades de los sectores público y privado reunidas en las instalaciones del colegio Inem de la ciudad, entre otros.
En esa misma dirección, un grupo de investigación de la Universidad Nacional, sede Manizales, se propuso la creación y puesta en marcha del Parque Tecnológico Empresarial con el fin de “desarrollar soluciones orientadas a dar respuesta a las necesidades de la región del eje cafetero en el ámbito de la investigación y las innovaciones tecnológicas dentro del marco de la sociedad de la Información”12, como una posibilidad de articular en red los procesos de Investigación y Desarrollo –I&D– que se generen en la relación universidad-empresa.

Más recientemente se impulsó el Proyecto Arcano, liderado por la gobernación de Caldas, cuya misión es transformar los colegios agrícolas del departamento en colegios agroindustriales, a través de una estrategia que involucra la modificación de los Proyectos Educativos Institucionales – PEI–, la capacitación a profesores, la intervención física para incorporar los espacios de laboratorios, la creación de un portal de internet para apoyar los procesos formativos, la generación de ideas de negocios y el apoyo de un equipo de asesores instalados en las plantas piloto de biotecnología y agroindustria de la Universidad Nacional, entre otros.También la gobernación de Caldas y la alcaldía de Manizales se unieron para impulsar la Ciudadela del Conocimiento en los predios del aeropuerto La Nubia, una vez se termine la construcción del nuevo aeropuerto en el municipio de Palestina.
La industria manufacturera, en particular, no se ha quedado atrás. La Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica revelada por el Dane (2005) demuestra que las empresas manufactureras, especialmente las pymes, han hecho sus mayores esfuerzos en adecuaciones tecnológicas e innovaciones incrementales y organizacionales; mientras que un grupo más reducido de grandes empresas lograron avanzar en innovaciones radicales. En Caldas, de los 153 establecimientos encuestados en 2004 –de un total de 171–, 15 (9,80%) realizaron innovaciones radicales, 13 (8,50%) realizaron innovaciones incrementales, 70 (45,75%) hicieron adecuaciones tecnológicas, 10 (6,54%) realizaron innovaciones organizacionales y 45 (29,41%) no hicieron ningún tipo de innovación (ver cuadro 1).

Al comparar la localización de estas industrias con la de los centros universitarios y de investigación, se encuentra que sus patrones de localización coinciden mucho y están determinados por características clásicas de accesibilidad en torno a las principales vías de comunicación urbana de la ciudad en dirección oriente-occidente, aglomeración en áreas de centralidad urbana y en zonas periurbanas aledañas a las principales vías de carácter regional o nacional (ver planos 1 y 2). Razón de más para proponerse alianzas más sólidas entre el sector productivo y la academia con el apoyo del Estado, especialmente con las pymes, cuyas debilidades financieras y humanas para desarrollar investigación e innovación son más notorias.
3. Entre el conocimiento y la competitividad para construir ciudades y territorios del conocimiento
Manizales, como el resto de ciudades colombianas, se debate entre dos grandes visiones para abordar el proyecto de ciudad y territorio del conocimiento: la exógena y la endógena.
3.1 la visión exógena
Esta concepción parte de entender la Sociedad del Conocimiento como un paradigma tecno-científico basado en la competitividad y el libre mercado, en el cual los estados, las regiones, las ciudades y en general los territorios, pueden hacerse merecedores de dicho calificativo si cumplen con unos estándares de consumo de TIC, de economías basadas en los servicios avanzados y de flexibilidad en los procesos de gestión que faciliten el flujo libre de capitales.
Bajo esta concepción particular de entender la sociedad del conocimiento, el territorio del conocimiento adquiere una connotación de nicho, dado que no es un fenómeno que se generaliza a todos los niveles y sectores de la sociedad y, por lo tanto, se vuelve excluyente en términos de su accesibilidad, y homogeneizador en cuanto a sus características fenomenológicas.
El conocimiento como tal se incorpora a las redes del mercado y adquiere el valor que le imprime su estrecha relación con el uso y apropiación de las TIC. Se cree que el grado de relación que tengan los territorios con este paradigma tecnocientífico les permite estar dentro de la categoría de “ganadores” o “perdedores” y pertenecer o no al exclusivo sistema global de comando desde el cual se trazan las líneas generales para la selección de los medios innovadores o se reciben sus beneficios.
Los territorios se lanzan en una carrera veloz por intentar alcanzar estándares mundiales que permitan atraer las inversiones extranjeras como máxima expresión de crecimiento y desarrollo, sin importar las condiciones locales de tiempo, espacio e innovaciones sobre las cuales una sociedad determinada moviliza sus energías productivas. Las principales manifestaciones de esta corriente del pensamiento son los aeropuertos internacionales para la movilización de pasajeros y carga, las zonas francas, los puertos de exportación, las maquilas, la red de telecomunicaciones avanzadas, las bolsas de valores, los paraísos fiscales y los servicios financieros en general, junto a la oferta de suelo equipado para la localización de industrias extranjeras de alta tecnología y servicios.
En Manizales esta visión ha permeado la formulación del POT y sus planes de desarrollo. En la formulación de la visión estratégica debía estudiarse la posición relativa con respecto a los principales ejes de los mercados globales para determinar cuál era su posición privilegiada, o el epicentro de algo, o el eje de alguna tendencia mundial. Y, obviamente, bajo estos parámetros concluyó que:
[…] Colombia y dentro del país Manizales y la Ciudad Región “Ecorregión eje cafetero, tienen la más incomparable posición geoestratégica: El país como “Geocentro Oceánico”, articulador de las Américas (o el Alca) y las dos principales cuencas oceánicas, y punto estratégico de la biosfera. Esta posición bisagra está recayendo directamente sobre la región que se convierte a la vez en el centro del Triángulo y Círculo Dorado de Colombia (Concejo Municipal de Manizales, POT, 2003).
Esta idea absurda de considerar por asociación a Manizales como “punto estratégico de biosfera” implica un peso demasiado grande para la ciudad y la región, difícil de sobrellevar, y habría que consultar a las ciudades verdaderamente globales para ver si tienen esta misma percepción de este rinconcito del planeta.
Aun así, en el ámbito local sí implicó un cambio en el modelo socio-productivo, orientado hacia la creación de oportunidades para algunos sectores de comercio y servicios, tales como los almacenes de cadena de grandes superficies, los servicios informáticos (call centers, entre otros), el turismo internacional y los servicios ambientales; todo ello bajo el supuesto de convertir a Manizales en una “ciudad de talla mundial”. La consecuencia ha sido la destrucción paulatina de empleo productivo industrial; el aumento del desempleo (15 a 18%), la pobreza (45,4%) y la pobreza extrema (11,7%); y el deterioro de la calidad en la educación en los niveles básicos, medio y superior, entre otros factores medidos por el Dane y el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas.
Este modelo dominante en el POT y en los planes de desarrollo municipal ha mostrado su tendencia al fracaso después de más de una década de acciones en esa dirección. Su detonante no está en la innovación como nuevo factor de desarrollo sino en lo que algunos autores (Puig, 2009; Nordstrom y Ridderstrale, 2004) han llamado el karaoke del conocimiento, es decir, la habilidad para repetir o imitar descontextualizadamente un recetario de “fórmulas de éxito”, cuyos “lugares de enunciación” poco o nada tienen que ver con las realidades nacionales, regionales y locales.
3.2 la visión endógena
La perspectiva endógena se fundamenta en el valor del territorio como objeto y sujeto en la generación de conocimientos e innovación. Esta relación de interdependencia e interacción le da al territorio una connotación dual entre objeto material, que es transformado por la sociedad, y sujeto generador de conocimiento y cultura, que a su vez contribuye a transformar las relaciones sociales.
Su punto de partida no es la competitividad sino el conocimiento que en su esencia debe llevar implícita una relación de cooperación-solidaridad como base para la solución de los problemas que impiden el fortalecimiento de las relaciones sociales y productivas para la generación de equidad, bienestar social, cultura y desarrollo. Plantea el aprendizaje colectivo como la posibilidad de introducir procesos de innovación en la sociedad, lo cual hace que las TIC sean consideradas como una de las variables –no la única– para desarrollar innovaciones en el territorio. Es a partir del conocimiento y del aprendizaje colectivo para la solución de problemas locales (ciudad, región, país) como el territorio puede interactuar en las redes de la globalización, muchas de las cuales no están regidas por el mercado.
La visión endógena parte de rechazar la idea de una homogeneización universal de las economías y de los territorios, así como el Nuevo Regionalismo en la geografía comenzó a reconocer los ríos y montañas, los valles y los climas como importantes en el sistema de relaciones globales; asimismo, el desarrollo endógeno, y especialmente la Teoría Territorial del Desarrollo, identificó que todos los territorios disponen de un potencial de desarrollo que adquiere un valor diferente en cada caso, tienen un entramado de intereses, una historia, unas tecnologías y formas de organización de la producción que le dan identidad. Esto quiere decir que en cada país, región o ciudad se definen las características de los procesos de innovación de acuerdo con sus particulares condiciones de desarrollo de las fuerzas productivas; con las posibilidades y potencialidades que tengan según las características de tiempo, espacio y técnicas; y con las dinámicas propias que le imprimen los actores sociales en términos de la velocidad y dirección de tales cambios. El territorio del conocimiento, por lo tanto, es heterogéneo, como lo es la sociedad, y se define a partir del conflicto de intereses que se desarrollan sobre él.
Las perspectivas de materialidad del territorio del conocimiento están dadas por el reconocimiento del carácter sistémico, integral y en red que tienen los diferentes procesos de innovación en la sociedad. Sin embargo, esta concepción reconoce que los procesos productivos, especialmente los industriales, son el motor que le imprime dinamismo y le da el sustento material y económico a la sociedad y al territorio. Es la identificación del tipo de producción que se impulsa en el territorio en torno al cual es posible determinar el grado de conocimiento que la sociedad tiene para afrontar los retos en la construcción de futuros posibles.
La perspectiva endógena para Manizales está asociada a dos sectores clave en donde existe alta tradición y perspectivas de desarrollo: el productivo y el cultural. Desafortunadamente está subordinada a la visión exógena y sin suficiente apoyo institucional para su desarrollo. El sector productivo, ligado a la industria y agroindustria de alimentos procesados, implica un alto compromiso con los temas ambientales, la protección de bosques y la biodiversidad; el cultural está asociado a la educación en todos los niveles, y al desarrollo de la CT&I en aspectos clave como la biotecnología y las industrias creativas, junto con la promoción del multiculturalismo, materializada en el reconocimiento de la diversidad étnica. Cada uno de estos sectores no se desarrolla de manera independiente o compartimentada, sino todo lo contrario, en un proceso de encadenamiento hacia adelante y hacia atrás, lo cual le permite lograr una gran diversidad en la economía articulando el comercio y los servicios como expresión de las cadenas productivas más dinámicas.
Manizales requiere construir un sistema territorial de innovación regional –Sitr– como parte de la dinámica de la Ecorregión Eje Cafetero, y las universidades tienen un enorme papel por cumplir en esta búsqueda para consolidar verdaderos territorios del conocimiento. El Sitr debe ser entendido como un conjunto de iniciativas, planes y procesos de innovación tecnológica articulados en torno a una política donde se impulsa la generación de nuevo conocimiento para ser aprovechado socialmente con el propósito de solucionar problemas complejos, cualificar la producción y elevar la calidad de vida en un contexto espacio-temporal determinado. Actualmente hay dinámicas interesantes pero desarticuladas entre sí o en franco choque por estar movilizadas por la competitividad. Lo que sucede es que se pretende avanzar desde iniciativas individuales y aisladas por parte de cada uno de los actores, incluso de las instituciones de gobierno que deberían ser las más indicadas para diseñar la política pública en esta materia.
Esta aproximación facilita la definición de una línea base de lo que podrían ser los territorios del conocimiento para la Ecorregión Eje Cafetero. Sus principales componentes podrían ser las siguientes:
Los territorios metropolitanos del conocimiento. En Caldas corresponden a los municipios de la subregión centro-sur. En Risaralda podría ser la subregión I, aunque de manera particular los municipios del Área Metropolitana de Centro Occidente –Amco–, es decir, Pereira, Dosquebradas y La Virginia. En Quindío, los municipios de Armenia, Calarcá y La Tebaida. En estas subregiones se concentra el mayor acumulado de conocimientos y productividad que ha adquirido la ecorregión a lo largo de su historia. Es necesario buscar mayores alianzas entre ellos y con la sociedad organizada.
Las áreas naturales protegidas. Correspondientes a todo el sistema de páramos que comparten los tres departamentos y las áreas naturales protegidas que cada departamento ha declarado. La protección es la primera medida inteligente, su articulación en torno a verdaderos corredores biológicos debería ser la segunda, y la tercera, su investigación para fines científicos que pueden ir desde la clasificación exhaustiva de las especies, pasando por el conocimiento de las propiedades de algunas de ellas para fines medicinales, hasta su consolidación como pulmones verdes que garanticen la reproducción de las especies del planeta.
Las cuencas hidrográficas principales. Son: el río Cauca, como eje estructurante de los territorios del conocimiento en los tres departamentos. La cuenca del río Chinchiná, en la subregión centro-sur de Caldas. Las cuencas del río Otún y Consota, en Risaralda. Y la cuenca del río Quindío, en Quindío, tributaria del río La Vieja. Todos ellos constituyen la base de la supervivencia de las generaciones presentes y futuras de la Ecorregión Eje Cafetero en lo que al recurso agua se refiere, lo cual amerita toda suerte de esfuerzos por proteger y cualificar estas cuencas hidrográficas.
El sistema de infraestructura de movilidad. Especialmente la Autopista del Café, los aeropuertos, las líneas activas del ferrocarril, los sistemas de transporte masivo de pasajeros. Dentro de un sistema de prioridades deben consolidarse aquellas infraestructuras que garanticen una verdadera integración regional y, a partir de ésta, con los principales ejes de movilidad nacional.
Las zonas de producción de café. Específicamente las zonas propuestas por el paisaje cultural cafetero, es decir, la zona principal y la zona de amortiguación como las áreas de producción agroindustrial más sólidas y consolidadas de la ecorregión.
Es en torno a estos cinco componentes que se deben estructurar los principales territorios del conocimiento de la ecorregión y sobre ellos podría desarrollarse un ejercicio de planeación-gestión del territorio para potenciar de manera organizada todas sus posibilidades cognitivas. Otros territorios emergentes podrían irse incorporando en la medida en que reúnan unas condiciones básicas de innovación y procesos sinergéticos que impacten positivamente en la elevación constante de la calidad de vida de la población. En esa dirección trabajan las industrias del papel y la guadua, por ejemplo, tro, el Festival de la Imagen, el Carnaval de Riosucio, entre otros.
1 Hasta la década de los años sesenta, estas tres ciudades hacían parte de un solo departamento (El Gran Caldas). A partir de entonces, cada ciudad se volvió capital de un departamento: Manizales, capital de Caldas; Pereira, capital de Risaralda; Armenia, capital de Quindío. El fenómeno no deja de ser interesante, pues fueron tres ciudades que tuvieron desarrollos similares dentro de una misma unidad territorial, cuando la característica del desarrollo urbano colombiano ha sido, y continúa siendo, la de la primacía de la ciudad capital de los departamentos, muy por encima de otras ciudades.
2 Ordenanza del 24 de mayo de 1943.
3 El edificio de Derecho de la Universidad de Caldas, por ejemplo, fue en sus inicios el Seminario Mayor. Asimismo, el edificio de El Cable, donde funciona la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional, sede Manizales, fue la Estación del Cable Aéreo desde la década de los años veinte, cuando este sistema de transporte se inauguró en la ciudad para movilizar la producción de café hacia el río Magdalena. El edificio de la Universidad Autónoma fue la Estación del Ferrocarril de Manizales hasta su desmonte a mediados del siglo XX.
4 Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales; Universidad de Caldas; Universidad de Manizales; Universidad Autónoma; Universidad Católica, Universidad Antonio Nariño; Esap y Universidad Luis Amigó. Las universidades Javeriana y Santo Tomás cuentan con oficinas en desarrollo de proyectos específicos en la ciudad. Más recientemente se localizó la Universidad Cooperativa de Colombia y algunas instituciones universitarias. Actualmente, todas ellas representan una población estudiantil cercana a los 30 mil, mientras en el conjunto de la ecorregión existen unos 60 mil estudiantes universitarios.
5 Actualmente, la ciudad de Manizales se estructura alrededor de tres centralidades importantes: el centro tradicional, en el extremo oriental de la ciudad, es una centralidad de influencia metropolitana por la confluencia de los principales servicios administrativos, financieros y comerciales; la centralidad Cristo Rey, que se comenzó a constituir a partir de los años cincuenta como centro expandido, especialmente orientado a los servicios de salud; y finalmente, la centralidad Palogrande, en donde comienzan a localizarse sedes alternas de las principales actividades del centro tradicional, tales como bancos, centros comerciales, servicios de comunicaciones, hoteles, restaurantes, entre otras. Todas ellas se han estructurado alrededor de la avenida Santander, principal eje de comunicaciones en sentido oriente-occidente. Las dos últimas fueron apareciendo sin un proceso previo de planeación.
6 Universidad Católica de Manizales y Universidad Luis Amigó.
7 Con el inicio de la construcción del nuevo aeropuerto en el municipio de Palestina, la Universidad Nacional está proponiendo el planeamiento de un parque tecnológico o ciudadela del conocimiento articulado a otra serie de actividades y servicios que complementen el desarrollo del barrio La Enea como una nueva centralidad en la ciudad.
8 Servicio Nacional de Aprendizaje, institución estatal para la capacitación técnica.
9 Una infraestructura del Comité de Cafeteros de Caldas para la realización de eventos y seminarios de distinta naturaleza, en donde se combinan actividades de investigación, educación y consulta del Centro de Estudios Regionales Cafeteros y Empresariales –Crece–.
10 Acuerdo 508 de diciembre de 2003.
11 En la financiación de este proyecto se encuentran algunas universidades privadas como la Universidad Autónoma y la Universidad de Manizales.
12 Consultado el 28 de mayo de 2011 en: www.cibersociedad.net/congres2004/grups/fitxacom_publica2.php?idioma=es&id=547&grup=46 y consultado el 25 de mayo de 2011 en:
http://intranet.manizales.unal.edu.co/parque/
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