Cómo el gobierno ha enfrentado en estos 180 días los problemas, restricciones y amenazas
Con 180 días de gobierno, ya podemos evaluar cómo los problemas, restricciones y amenazas, que he denominado trampa para el gobierno de Lula, en una serie de artículos y debates, se están manifestando y cómo se están enfrentando.
Como he enfatizado en varios de los artículos, no podemos evaluar los desafíos enfrentados por el gobierno con expectativas muy altas sobre las posibilidades de romper la cantidad de nudos que lo atan. Sin embargo, sigo creyendo que es necesario alcanzar un nivel mínimo de logros para evitar el regreso de la derecha en las elecciones de 2026, incluso con el líder inelegible según la decisión del Tribunal Superior Electoral (TSE). Estoy de acuerdo con la apuesta del gobierno de centrarse en promover una recuperación del desarrollo económico como estrategia para aislar a la derecha y romper, al menos parcialmente, la burbuja bolsonarista de la extrema derecha. Aún falta definir en qué consistirá esta propuesta de desarrollo y cómo se llevará a cabo.
Podemos comenzar evaluando cuánto ha avanzado Lula y su gobierno en esta agenda económica. Aparentemente, la economía se está reactivando, con expectativas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para este año entre el 2 % y el 3 %; más cerca del 2 % según el mercado, y más cerca del 3 % según el gobierno. La caída de la inflación está dentro de la meta y las expectativas apuntan hacia una tasa que se acerca al centro de la meta este año. El empleo está creciendo, aunque a un ritmo menor que el año pasado, cuando el país salió de la crisis de la pandemia.
Es preocupante que poco más de un tercio de la fuerza laboral tenga un empleo formal. Por otro lado, aunque todos los sectores económicos han iniciado una recuperación, los índices de crecimiento son más significativos en el sector primario (agroindustria y minería) y en el sector de servicios, mientras que el sector industrial avanza muy lentamente. La bolsa está en euforia, con aumentos en el Índice Bovespa no vistos desde 2016; sin embargo, la inversión en la economía real no sigue estemovimiento y oscurece las perspectivas a medio plazo.
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Según el gobierno, el principal obstáculo para esta recuperación es la altísima tasa Selic, que impone un interés real cercano al 10 % anual y consume una parte enorme del presupuesto anual, acercándose al billón de reales gastados en rentismo. La evaluación es correcta, aunque los obstáculos no son solo financieros. El endeudamiento, tanto de agentes económicos como de consumidores, es muy alto y esto frena las inversiones y el gasto de las familias. Esto se atenuaría con la caída de los intereses, ya esperada según las expectativas del mercado; pero, aun así, no sería una solución completa.
Hay una sombra sobre la capacidad del gobierno para financiar su proyecto de estímulo al desarrollo, sujeto a un modelo de control de gastos que, parcialmente, relajó el infame techo de gastos. El control de la deuda pública todavía no está resuelto y “valorado” por el mercado, lo que genera preocupaciones en Faria Lima.
Finalmente, el gobierno tuvo que sacrificar una parte significativa de su presupuesto para complacer al poderoso Congreso, y la lucha de poder (que comentaremos más adelante) entre este y el ejecutivo apunta a un proceso continuo de concesiones que puede diluir el poder de inducción del gobierno en la recuperación económica.
Los observadores más conservadores o pesimistas hablan de una “subida y caída” en la economía y temen por el futuro cercano. Pero hay otros elementos preocupantes en el análisis de esta recuperación económica.
Lo más importante de estos elementos es la aparente desconexión entre las medidas tomadas por el gobierno y la falta de una visión clara del proyecto y de los caminos a seguir para promover un desarrollo inclusivo y sostenible, dentro de los límites de nuestro capitalismo, por supuesto. La reforma tributaria aprobada recientemente se centró en la simplificación de los impuestos. Esta es una medida importante, pero cuyo efecto beneficia principalmente al sector productivo. No se espera que esta reforma afecte significativamente el bolsillo del consumidor, ni que aumente la recaudación, al menos a corto plazo. Por otro lado, el gobierno aceptó la imposición del vicepresidente Artur Lira, posponiendo la discusión de otros puntos fundamentales en la reforma, lo que la dejó incompleta y desbalanceada. En resumen, la reforma es limitada y probablemente insuficiente para la promoción de un desarrollo económico más equitativo.
El segundo punto preocupante es el costo ambiental de la recupera-ción en curso. El gobierno, aunque reconoce el problema, no tiene una estrategia clara para conciliar el desarrollo económico con la sostenibili- dad. El sector primario, que lidera el crecimiento, es el principal responsable de los ataques a la Amazonía y otros biomas y, aunque el gobierno hace declaraciones a favor de la sostenibilidad, no presenta medidas efectivas para detener la deforestación y promover una producción agropecuaria y minera responsable y sostenible.
En resumen, el gobierno de Lula está avanzando, pero con dificultades, particularmente en la creación de una visión y estrategia claras para el desarrollo inclusivo y sostenible del país. Los avances son parciales y pueden no ser suficientes para aislar a la derecha y a la extrema derecha y romper la burbuja bolsonarista. El gobierno se enfrenta a problemas que van más allá de lo económico y que requieren soluciones políticas y sociales urgentes, pero el juego de poder que domina el escenario políti- co brasileño dificulta la formulación e implementación de políticas con- sistentes y coherentes para abordar estos desafíos.
Traduccióndeloriginal: https://aterraeredonda.com.br/seis-meses-de-go- verno-do-presidente-lula/?utm_source=newsletteryutm_medium=emai-lyutm_campaign=novas_publicacoesyutm_term=2023-07-16
Jean Marc Von Der Weid
Ex-presidente da une (1969-71).
Fundador da organização não governamental Agricultura Familiar e Agroecologia (ASTA).