Ciencia Política
2389-7481
Universidad Nacional de Colombia
Colombia
https://doi.org/10.15446/cp.v17n33.62278

Recibido: 2 de julio de 2020; Aceptado: 30 de agosto de 2021

Outsiders políticos en Colombia, el caso de Cali

Political Outsiders in Colombia, the Case of Cali

L. Rojas, https://orcid.org/0000-0002-9688-2399J. Murillo,

London School of Economics and Political ScienceLondonInglaterra
InnopolíticaCaliColombia

Resumen

Este artículo explora las causas que incidieron en el ascenso de un outsider político en la ciudad de Cali en el año 2000, Jhon Maro Rodríguez. A través de un estudio de caso, empleando herramientas cualitativas como el análisis documental, la entrevista, el análisis de redes y desde una perspectiva analítica, se relacionan cuatro factores considerados necesarios para la ocurrencia del fenómeno. La hipótesis central es que la crisis de representación no es una condición explicativa suficiente para el ascenso de los outsiders políticos y que la mediación del entorno político, social y económico son factores que inciden significativamente. Igualmente, se asegura que la elección del año 2000 representa un punto de quiebre en las lógicas de la competencia electoral para el cargo ejecutivo municipal.

Palabras clave: crisis de representación, competencia electoral, outsiders políticos, partidos políticos subnacionales, política subnacional.

Abstract

This article explores the causes that influenced the rise of a political Outsider in the city of Cali, Colombia in the 2000, Jhon Maro Rodríguez. Through a case study, using qualitative research tools like documental analysis, interviews, and network analysis, from an analytic perspective, the article relates four necessary factors for the occurrence of the phenomenon. The hypothesis is that the crisis of representation is not the only condition for the rise of this Outsider and the political, social and economic context are factors that played a crucial role. Likewise, the article ensures that the election of the 2000 portray a landmark in the electoral competition logics.

Palabras clave: crisis of representation, electoral competition, political outsiders, subnational politic, subnational political parties.

Introducción

El ascenso de los outsider políticos ha sido un tema ampliamente abordado por los estudios politológicos en América Latina, pero han estado enfocados siempre en el nivel nacional, es decir, en los líderes que ocupan las presidencias de los países (Barczak, 2001; Mainwaring, Bejarano y Pizarro Leongómez, 2008; Mayorga, 2008; Cerna Villagra, 2012; Carreras, 2012, 2014; Brown Araúz y Rosales Valladares, 2014). Algunos han puesto énfasis en las causas que inciden en el ascenso de estos, mientras que otros se enfocan en las consecuencias de su llegada al poder (Rodríguez Andrés, 2016).

En los estudios del primer tipo (Mainwaring, Bejarano y Pizarro Leongómez, 2008; Mayorga, 2008; Carreras, 2012) hay una relación directa entre variables institucionales y el ascenso de outsiders. Cerna Villagra (2012) y Mayorga (2008) le añaden a sus análisis variables contextuales. En los del segundo tipo (Carreras, 2014) se pone el énfasis en la relación conflictiva entre el poder legislativo y el poder ejecutivo.

Esta investigación explora la primera senda y realiza un trabajo tomando como base otras variables, no solo la institucional. Además, se explora un caso de estudio a nivel local, a saber, Jhon Maro Rodríguez, quien fue alcalde de Cali en el año 2000 y se convirtió en el primer outsider político exitoso de la ciudad desde que se instauró la elección popular de alcaldes en el país en 1988.

La importancia de un análisis de los outsiders políticos es que per-mite evidenciar aspectos que son cruciales para las democracias occidentales: en primer lugar, el ascenso de los outsiders tiene una estrecha relación con las crisis de los partidos y la crisis de representatividad que se vive en las sociedades latinoamericanas. En segundo lugar, estudiar estos fenómenos políticos también es un mecanismo para analizar las consecuencias que la ocurrencia de este ascenso trae para los regímenes democráticos; en tercer lugar, es un fenómeno que se ha presentado en diversos escenarios y comprenderlos es entender el funcionamiento de la democracia. Adicionalmente, los outsiders políticos tienen una estrecha relación con los populismos, pues muchos construyen su discurso político desde perspectivas maniqueas y presentan características propias de los líderes populistas.

Los resultados de la investigación que aquí se exponen tienen un aspecto que los hace valiosos: la importancia que se le asigna al entorno. El fenómeno estudiado es un hecho que está sujeto a lo que ocurre en el contexto en el que se desarrolla. Como se aprecia en el artículo, no solo los aspectos de crisis de partidos y de representatividad tienen incidencia, las condiciones socioeconómicas, las estrategias de campaña y el liderazgo político son otros elementos que juegan un rol capital.

Un análisis de caso sobre un outsider político que llegó a la alcaldía de la tercera ciudad más importante de Colombia va a permitir a académicos, e incluso a políticos, comprender las causas de un fenómeno político que se ha hecho frecuente en las democracias occidentales. América Latina no ha sido ajena a esta realidad: Perú, Venezuela, Brasil, entre otros, han experimentado gobiernos de políticos outsiders, antisistema y populistas que han impactado sus respectivos sistemas políticos.

Con este panorama de fondo, la investigación establece, como tesis principal, que hay una relación de cuatro factores que inciden en el ascenso de los outsiders: i) la crisis de representación política (entendida como la pérdida de confianza hacia las instituciones democráticas); ii) la crisis socioeconómica (como variable contextual); iii) las estrategias de campaña (analizadas bajo el enfoque de redes) y iv) el liderazgo político (visto desde el concepto de populismo como estrategia política).

En cuanto a la metodología, esta depende del objetivo que se persigue: ya sea que se desee reconocer patrones, predecir en qué condiciones se podría presentar un fenómeno o conocerlo a cabalidad, entonces esta será diferente. Para la investigación se seleccionó el estudio de caso que, como establece Venesson (2013), tiene cuatro tipos: descriptivo, interpretativo, generador de hipótesis y evaluador. El primero permite una indagación profunda de un fenómeno en particular y conocerlo en sus más mínimos detalles, sin embargo, no tiene pretensión explicativa; el segundo emplea marcos teóricos para ofrecer una explicación de un caso especial. El primero responde al cómo y el segundo al por qué. El trabajo se ubica entre estos dos tipos.

¿Por qué un estudio de caso? Con él se puede modelar un diseño metodológico que permite una descripción profunda del contexto y la relación con el fenómeno estudiado (Ragin, 2007). Es constructivista, no solo por su naturaleza, sino por sus herramientas, ya que permite una construcción subjetiva del conocimiento sin dejar de lado la pretensión de objetividad (Baxter y Jack, 2008).

El desarrollo del artículo estará dividido así: en la primera parte se hace una definición del concepto de outsider; en la segunda, se realiza una breve descripción del contexto político de las elecciones del año 2000; en la tercera, se describe el sistema de partidos y la crisis de representación de este mismo periodo en la ciudad de Cali; en la cuarta, se describe la situación económica y fiscal que atravesó la ciudad en ese mismo año; en la quinta sección se ejecuta un análisis de redes de las alianzas políticas para analizar las estrategias de campaña; en la sexta se describe el tipo de liderazgo del outsider; finalmente, se encuentran las conclusiones donde se debate la hipótesis inicial.

Desarrollo

La delimitación del concepto

Lo primero que debe advertirse es que el concepto de outsider es polémico y no tiene una definición única. Su origen como categoría de análisis, tal como lo explica Rodríguez Andrés (2016), está ligado a una noción geográfica, pues implica que quien se define bajo esta etiqueta proviene de fuera de un sitio específico. Pero es Becker (1973), uno de los pioneros en abordar la categoría desde una perspectiva sociológica, quien la definió como la correspondiente a aquellas personas que rompen las reglas sociales establecidas de un grupo específico.

En la ciencia política, como en la sociología, su definición es igual de problemática, pues el concepto puede definirse de múltiples maneras, dependiendo de la perspectiva epistémica: si se ve desde el punto de vista del origen del líder político (seminal), se refiere entonces a aquellos políticos que conquistan el poder sin experiencia previa de ningún tipo;1 si se analiza desde el discurso, se habla entonces de aquellos candidatos o líderes antisistema que están fuera de las convenciones tradicionales de la política y estructuran su liderazgo a partir de un discurso antiestablecimiento; si se estudia desde las instituciones democráticas, un outsider es todo aquel que se enfrenta a las elecciones sin una etiqueta partidista y representa, incluso, una amenaza para el sistema de partidos; desde la teoría de las élites, el concepto puede verse como aquellos líderes que son la antítesis de la clase política2 (Rodríguez Andrés, 2016; Weyland, 2001).

En definitiva, no hay una definición única de lo que el concepto denota: Barr (2009), desde la mirada institucional, asegura que un outsider es aquel que conquista el poder político desvinculado de un partido político; Samuels y Shugart (2010), desde la postura seminal, se enfocan en la carrera política previa de los presidentes o primeros ministros y definen al outsider como aquel que: a) no ha tenido experiencia política ni en la administración pública y b) participa en las elecciones con un partido nuevo o como independiente.

Es por eso que el trabajo que aquí se plantea se posiciona en la definición de Carreras (2012), quien retoma elementos de las tradiciones previamente identificadas y ofrece una definición del concepto que es gradual y tiene cuatro niveles basados en dos dimensiones: experiencia política y partido político. Esta clasificación se materializa en una matriz que retoma los elementos de la postura institucional, discursiva, seminal y de la teoría de élites, y las fusiona para definir cuatro tipologías: full outsider, aquel que no ha tenido experiencia política y se presenta con un partido nuevo; el segundo nivel es el amateur, aquel político que no ha tenido experiencia pero participa con un partido existente; los disidentes son los que han tenido experiencia y compiten electoralmente con un partido nuevo; por último, el insider tiene experiencia y llega al poder por un partido establecido.

Tabla 1.: Tipos de outsiders políticos

Partido político Sin experiencia política Con experiencia política
Nuevo Full Disidente
Establecido Amateur Insider
Nota. Elaboración propia con base en Carreras (2012).

El escenario político caleño: el contexto del análisis

La ciudad de Santiago de Cali3 ha transitado, desde 1990, de un sistema de partidos bipartidista hacia uno multipartidista, el cual ha atravesado diversos momentos y etapas, tal como ya se demostró en Gutiérrez Rojas (2016). Acorde a estos primeros hallazgos, la ciudad ha tenido las siguientes etapas: 1990-2000: el dominio de los tradicionales, periodo en el que se inscribe la presente investigación y en el cual los partidos Liberal y Conservador fueron dominantes en el concejo y la alcaldía; 2003-2011: el cambio en el sistema, momento en que la reforma al sistema electoral indujo cambios en el sistema de partidos y se transita al multipartidismo, asimismo, los tradicionales pierden todas las elecciones a alcaldía subsiguientes; 2011-2015: el multipartidismo, el sistema se reafirma en un multipartidismo con nuevos partidos políticos que se apropian de los espacios de poder de los tradicionales.

El primer periodo, que es la cronología donde la actual investigación se inscribe, se caracterizó por la predominancia de dos partidos políticos (Liberal y Conservador) que se encontraban divididos y atomizados en su interior con múltiples facciones que orbitaban alrededor de la figura de líderes personalistas. Esta fase fundamenta y es donde se ubican las causas que promovieron el ascenso del outsider político que se analiza: en primer lugar, el alcalde del periodo 1994-1997 renunció por el escándalo del proceso 8000,4 en el cual se vio involucrado; en segundo lugar, el alcalde del periodo 1998-2000 terminó su gobierno con altos índices de impopularidad debido a la crisis fiscal y económica que enfrentó el municipio. Estas dos circunstancias, sumadas a otras del orden nacional y local, erosionaron la imagen de los partidos y de las clases políticas, tal como se verá más adelante.

Las elecciones del año 2000, donde sale elegido el político outsider, representaron un punto de quiebre en la política local: esta campaña estuvo marcada por la crisis económica, fiscal, social y política que caracterizó este periodo; los partidos tradicionales perdieron la alcaldía y nunca más volvieron a recuperarla; la atomización de los partidos fue evidente, especialmente del partido liberal, que compitió con seis candidatos. Jhon Maro Rodríguez resultó victorioso con el 44% de la votación, con un movimiento independiente y con un discurso antipolítico.

La crisis de representación política

Uno de los primeros factores analizados es la crisis de representación política. Los partidos políticos son el principal referente de las democracias contemporáneas, a tal punto que no se puede pensarlas sin ellos (Pasquino, 2011); por tanto, son el principal indicador de la crisis de representación. Esta5 puede ser analizada desde un punto de vista endógeno (Medellín Torres, 2005) o exógeno (Mainwaring, Bejarano y Pizarro Leongómez, 2008). El primero nos permite ver los partidos políticos desde su interior, su funcionamiento, fraccionamiento, su burocracia, etcétera. Con el segundo podemos analizar el sistema de partidos y su relación con una comunidad política.

Mainwaring, Bejarano y Pizarro Leongómez (2008) establecen que la crisis de representación política tiene dos componentes: uno subjetivo y otro objetivo. El primero hace referencia a la percepción ciudadana que se tiene de las instituciones democráticas, entre esas los partidos políticos, y el segundo a la actitud del elector, y se mide mediante tres indicadores: la volatilidad electoral, la abstención electoral y el apoyo a candidatos antisistema.

En Colombia, y en la ciudad de Cali, en el periodo que se analiza, la crisis de representación se ha visto reflejada en el nivel de confianza hacia los partidos políticos y en el grado de afiliación a estos. Así, la figura 1 muestra este primer aspecto entre los años 1996 y 2000: el 15% manifestó tener entre “mucha” y “algo de confianza” en los partidos. En cuanto al nivel local, una encuesta del diario El Tiempo mostró que, de 500 ciudadanos encuestados, el 60 % no se identificaba con ningún partido político, y otro estudio publicado por el diario local El País mostró que el elector no quería que el futuro alcalde fuera partidista: del total de entrevistados (400), casi el 70% aseguró que no le importaba a qué partido político perteneciera el futuro alcalde (“Los caleños perfilan sus votos”, 2000).

Nivel de confianza en los partidos políticos

Figura 1.: Nivel de confianza en los partidos políticos

Nota. Elaboración propia con base en datos del Latinobarómetro (2013).
Identificación partidista

Figura 2.: Identificación partidista

En cuanto a los elementos objetivos, lo primero que se debe tener en cuenta es la tasa de abstención electoral; sin embargo, la información otorgada por la Registraduría es escasa, por lo que no se tienen datos para algunos años. En 1992 se ubicó en 68,81 %; en 1994 en 70,95 % y en el año 2000 en 61,09 %. Si empleáramos la lógica de que crisis de representación es igual a abstención electoral, habría que decir que los partidos políticos en Cali atravesaron un periodo de crisis de diez años y, sin embargo, solo ha habido un caso de outsider exitoso. Además de esto, como se ve en Gutiérrez Rojas (2016), los partidos tradicionales, Liberal y Conservador, siempre fueron la fuerza dominante en la ciudad entre 1990 y 2000.

Volatilidad electoral total y volatilidad legislativa total6

Figura 3.: Volatilidad electoral total y volatilidad legislativa total6

Nota. Cálculos propios con base en datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil.

En un escenario de crisis, la volatilidad electoral es alta y, como se aprecia en la figura 3, la volatilidad electoral total (VOL_ELEC) fue de 25 % en 1992, sin embargo, ha tenido una tendencia a la baja, al igual que lo que ha ocurrido con la volatilidad legislativa total (VOL_LEGIS). Esto demuestra que, en el plano electoral, el sistema ha tenido una mayor concentración de los votos y que las variaciones han sido pocas. Pero también prueba que la variable institucional es insuficiente para explicar el fenómeno, porque la abstención electoral ha sido alta desde 1992 hasta el 2000, los partidos han contado con una percepción negativa, los caleños no se identificaron con ninguno y la volatilidad era incluso más alta en 1992 que en el año 2000. Por eso hay que buscar otras posibles explicaciones al fenómeno.

Las variables contextuales: la crisis económica y fiscal del año 20007

La situación de la ciudad era crítica para el momento de la elección, la deuda con los inversionistas del municipio alcanzó la cifra de casi medio billón de pesos de la época; las Empresas Municipales de Cali (Emcali) debían casi un billón de pesos y estaban intervenidas por la nación, diferentes sectores políticos pedían a gritos su venta: una comisión asesora de la Banca de Inversión aseguró que Emcali debía vender los componentes de Telecomunicaciones y Energía y además entregar en concesión el Acueducto y Alcantarillado, esto como única alternativa viable para solucionar la crisis (Emcali, s. f.); la nación amenazaba con quitarle el aval a la ciudad para obtener créditos con la banca;8 el desempleo superaba el 20% y el desempleo juvenil el 50% (“Así se quebró el municipio”, 2000; “Desempleo juvenil llega al 52,6%”, 2000).

Pero el municipio también enfrentaba una grave amenaza fiscal y se encontraba ad portas de acogerse a Ley 550 o ley de quiebras (“La reforma al congelador”, 2000), no solo por la deuda que afrontaba, sino también por el déficit, que fue creciendo desde finales de la administración del alcalde liberal del periodo 1994-1997. En este último año, el balance negativo fue de siete mil millones de pesos, y ya en el año 2000 la cifra llegó a 48 mil millones. La única solución viable y obligada que tenía la ciudad era implementar una reforma administrativa que redujera la planta de cargos y equilibrara los ingresos con los gastos.9 El 19 de diciembre de ese año, el Concejo aprobó el Acuerdo 070, con el que reformó la administración y se despidieron más de dos mil personas (“Una gestión controvertida”, 2014).

¿De cuándo data el inicio de la crisis fiscal del municipio? De otra reforma efectuada en el año de 1996. El objetivo de esta era modernizar y actualizar la administración municipal, reducir trámites y racionalizar los gastos de funcionamiento. Un equipo consultor de la Universidad del Valle que realizó el diagnóstico y lanzó una propuesta de reforma identificó una serie de problemas y vacíos, entre ellos, en la gestión administrativa debido a los excesivos trámites y en la gestión financiera por el constante incremento del déficit. Los consultores entregaron un informe donde se recomendaba la fusión de ciertas secretarías y la creación de algunos cargos con el fin de optimizar la función de gobierno. Sin embargo, el Acuerdo respondió a “factores políticos” y no a los “factores técnicos”, por lo que el producto final se distanció considerablemente de la propuesta (Correa, 2001).

En 1996 se terminó engrosando la fila de funcionarios, por lo que los gastos de funcionamiento se incrementaron. ¿Quiénes fueron los responsables? No hay un único causante o actor principal que sea el directo responsable, sino una confluencia de estos y sus intereses. Mauricio Guzmán (1995-1997) utilizó altos niveles de crédito y aumentó el endeudamiento del municipio; Ricardo Cobo (1998-2000), sabiendo que debía realizar cambios y reducir gastos, no los hizo e incluso propuso en su campaña la congelación del impuesto predial, una de las principales fuentes de ingresos tributarios (Vásquez, 2001).

Las estrategias de campaña

Duque (2007a) asegura que hay una disyuntiva entre liderazgo institucionalizado y liderazgo personalizado. El primero implica que el líder se haya construido dentro de una organización partidista, mientras que el líder personalista incursiona en la política a través de mecanismos no institucionalizados como los medios de comunicación o partidos creados por él para un fin particular, es decir, movimientos electorales.10 Jhon Maro Rodríguez creó el movimiento político Autonomía Ciudadana con sesenta mil firmas presentadas a la Registraduría Nacional del Estado Civil, y con este se presentó a elecciones. Su partido solo duró lo que su gobierno, y no se presentó en las elecciones subsiguientes (J. M. Rodríguez, comunicación personal, noviembre de 2015).

Jhon Maro Rodríguez fue un locutor de la cadena RCN y dirigía un noticiero con un estilo “popular”. Se caracterizaba por la participación activa de su radioaudiencia, por las denuncias que el mismo periodista hacía y por el ataque constante a la clase política y sus representantes. Estos últimos se convirtieron en su enemigo número uno, no solo durante la campaña electoral, sino durante toda su carrera periodística. En un escenario donde los partidos políticos contaban con una imagen favorable tan baja, parecía cuando menos ingenuo emplear alguna etiqueta partidista, y otros candidatos decidieron también crear su movimiento electoral, como el caso de Margarita Londoño, quien quedó en segundo lugar de votación con el Movimiento Huella Ciudadana, en coalición con el Partido Liberal, o Gustavo de Roux con Convergencia por Cali.

Sin embargo, mientras estos dos últimos acogieron a gran variedad de políticos de ambos partidos políticos; Jhon Maro Rodríguez se encargó de rechazarlos a todos, incluso a movimientos de izquierda como la Anapo: “nunca los recibí. La única gente que recibí sin ningún compromiso y con mucho cariño fue al movimiento de Jesús Enrique Piñacué [exsenador colombiano]” (J. M. Rodríguez, comunicación personal, noviembre de 2015).

Para un análisis adecuado de las estrategias de campaña empleadas por los candidatos, se emplea el análisis de redes como una herramienta que permite obtener gráfica y cuantitativamente alianzas y adhesiones que emplearon los candidatos a la alcaldía de Cali. “El análisis de redes es una aproximación intelectual amplia para identificar las estructuras sociales que emergen de las diversas formas de relación, pero también un conjunto específico de métodos y técnicas” (Sanz, citado en Tabarquino, 2015, p. 227).11

Por considerar pertinente un análisis sistemático, se emplea aquí este enfoque para poder describir todas las estrategias, alianzas y adhesiones que se dieron en la campaña electoral del año 2000 empleando el software Ucinet 6.0 para realizar la matriz binaria (1 =relación, 0 =no relación) y NetDraw 1.0 para graficarla.

Redes de política en la campaña electoral

Figura 4.: Redes de política en la campaña electoral

Nota. Elaboración propia con Ucinet 6.0 y NetDraw 1.0.

Tabla 2.: Convenciones

Candidato
Partido o movimiento político
Político (concejal, diputado, senador, representante, candidato) PLC – PCC
Político (concejal, diputado, senador, representante, candidato) otro partido
Nota. Elaboración propia.

Tabla 3.: Lista de siglas

Sigla Nombre
PLC Partido Liberal Colombiano
PCC Partido Conservador Colombiano
FA Movimiento La Franja Amarilla
ASI Alianza Social indígena
MVC Movimiento Vamos Colombia
ANAPO Alianza Nacional Popular
MOC Movimiento Opción Ciudadana
MUC Movimiento Universitario Compatriando
UP Unión Patriótica
MU Movimiento Unámonos
Nota. Elaboración propia.

Para este análisis gráfico se tomaron en cuenta tres candidatos: Jhon Maro Rodríguez (JMR), Margarita Londoño (ML) y Gustavo de Roux (GDR), debido a que fueron los de más alta votación y, al mismo tiempo, los que más apoyos lograron sumar a sus candidaturas. En cuanto al análisis de la red, a primera vista se observa la importancia y el papel que desempeñaron los partidos Liberal y Conservador, por eso su ubicación en el centro del gráfico.

Tabla 4.: Nivel del rango de la red

Diagonal valid?
Model:
Input dataset:
III\Redes\matriz apoyo candidatos)
NO SYMMETRIC
1 Degree 2 NrmDegree 3 Share
1 ML 27.000 43.548 0.141
4 PLC 19.000 30.645 0.099
5 PCC 18.000 29.032 0.094
2 GDR 15.000 24.194 0.078
3 JMR 8.000 12.903 0.042
Nota. Elaboración propia con base en Ucinet 6.0.

La tabla 4 muestra una de las medidas de centralidad del análisis de redes, el rango (degree), que hace referencia a la cantidad de lazos que tiene un nodo. Como se aprecia, Margarita Londoño obtuvo un total de 27, por encima incluso de los dos partidos políticos. La segunda columna (NrmDegree) permite ver esas conexiones en porcentaje sobre el total de la red, lo que significa que ella tiene conexiones con el 43% de la red.

Aunque la mayoría del liberalismo apoyó a Margarita Londoño, algunos sectores apoyaron a otros candidatos. Sin embargo, la fragmentación no fue exclusiva del liberalismo: el Movimiento de Avanzada Nacional del Partido Conservador, facción propia de la ciudad, decidió apoyar en bloque a Margarita Londoño, pero con el pasar de la campaña, una parte de este sector decidió apoyar al único contendiente que tuvo el conservatismo, José Luis Arcila (“Holguinistas con Arcila”, 2009). Otros sectores de este partido decidieron incluso apoyar a Jhon Maro Rodríguez.

La red debe ser analizada también en términos electorales, es decir, no debe limitarse a observar los nodos y las conexiones, también se debe ver el peso en votos que obtuvo la red de cada candidato y compararlo con la votación total de cada uno. Esto no implica que haya una transferencia de votos de manera directa, pero sí ilustra el comportamiento electoral en una perspectiva alcaldía-concejo. Hay que tener en cuenta que en la red construida se están tomando en cuenta personajes que no eran candidatos a la corporación municipal, también se incluyeron senadores, diputados, concejales en ejercicio, entre otros. Por esta razón el peso electoral de la red se hará teniendo en cuenta solo candidatos. La tabla 5 expone de manera detallada y contrastada la votación del candidato frente a la votación de su red.

Tabla 5.: Peso electoral de la red

Candidato alcaldía Red Votos de la red
Margarita Londoño 73579 votos Luis Hermes Ruiz 3432
Dilián Francisca Toro* 113334
Roosevelt Rodríguez 7850
Arcángel Clavijo 11061
José Didier Ospina 7164
José Tyron Carvajal 7466
Sigifredo López* 9881
Jorge Homero Giraldo* 6724
Juan Caros Abadía* 7350
Juan Carlos Martínez* 3583
Eduardo Valdés 3773
Marino del Río 7958
Carlos Urresty 10601
Gustavo Rivera Marmolejo 7969
Nacianceno Orozco* 2794
Total votos de la red 210 940
Gustavo de Roux 58 530 votos Henry Barbosa* 4975
César Tulio Delgado 8326
César Augusto Duque 2030
Álvaro López Gil* 8179
Álvaro Restrepo Ossa 6042
Germán Cobo Lozada 2114
Germán Medina Scarpetta 1195
Ricardo de Lima* 7441
Total votos de la red 40 302
Jhon Maro Rodríguez 181 719 Albeiro Echeverry 7669
Abelardo Sanclemente 2077
Luis Ángel Perdomo* 2053
Piedad Varela 6891
Total votos de la red 18 690
Nota. Elaboración propia con base en datos de Reginal.
Candidatos a cargos regionales (Asamblea Departamental o Gobernación del Valle). Solo se tienen en cuenta su votación total en la ciudad de Cali y no en los otros municipios.

El “peso electoral” de la red ayuda a reforzar el argumento inicial: que Jhon Maro Rodríguez llegó a la alcaldía municipal derrotando a la clase política y a los partidos políticos a pesar de que contó con el apoyo de algunos sectores políticos. Pero hay que hacer una advertencia: este análisis de red no permite capturar a todos los actores involucrados, se centra exclusivamente en actores electorales (aquellos que pueden medirse con votos).

A pesar de esta limitación, se pueden conseguir ciertos análisis: Margarita Londoño, quien fue la que más apoyos obtuvo, tiene un peso porcentual de su red sobredimensionado si se compara con su votación real. La sumatoria de las votaciones de los nodos fue de 210940 votos, de los cuales el 53,72% los aporta la candidata a la gobernación del Valle del Cauca de la época; si se compara la votación de la candidata con la de su red, esta última casi la duplica, ya que es superior en 186 %. Si del análisis se excluye la votación obtenida por la candidata a la gobernación, el resultado sería de 97606 votos, superior en 132%; en conclusión, a pesar de todos los apoyos recibidos que aquí se han capturado, que en sumatoria electoral fueron superior a la votación del Jhon Maro Rodríguez, Margarita Londoño no pudo conquistar la alcaldía de Cali.

Pero las alianzas políticas no son la única estrategia de campaña empleada por los candidatos; el mensaje político era también parte fundamental para llegar al elector.12 En la figura 5 se muestran dos piezas publicitarias de Jhon Maro Rodríguez: “No siga premiando a los responsables de nuestra crisis, castíguelos con su voto”, reza uno de los avisos, en el cual aparece con dos candidatos a otros cargos de elección. En ambos se aprecia el tono de confrontación y de ataque hacia un enemigo: la clase política. Laclau (2009) asegura que una de las características del populismo es construir discursivamente a un enemigo, y Jhon Maro así lo hizo.

En entrevista concedida al diario El País, el candidato hizo énfasis en su mensaje: “Cali está en crisis por culpa de quienes la han administrado”, a lo que añadía que la política en la ciudad había sido hecha por bandidos y delincuentes. “Un sector muy importante de políticos en la ciudad ha contribuido a generar lo que ha generado y eso no lo puede desconocer nadie” argumentó al diario El Tiempo. Su mensaje siempre fue de rechazo hacia un enemigo construido desde el discurso: la clase política (“La posibilidad de fraude existe”, 2000; “No hago promesas incumplibles”, 2000).

Piezas publicitarias de Jhon Maro Rodríguez

Figura 5.: Piezas publicitarias de Jhon Maro Rodríguez

Nota. Obtenida de El País (2000).

Al final, el resultado salta a la vista: Jhon Maro Rodríguez ganó con un amplio margen, incluso superando las votaciones de sus dos principales contendores juntos.

Tabla 6.: Resultados electorales del año 2000

Nombre Partido/movimiento Votación Porcentaje (%)
Jhon Maro Rodríguez Autonomía Ciudadana 181719 44,37
Margarita Londoño PLC-Huella Ciudadana 73 759 18,08
Gustavo de Roux Convergencia por Cali 58 530 14,34
Nota. Obtenido de Registraduría Nacional del Estado Civil.

El liderazgo político y el populismo

El concepto de liderazgo es otra categoría conceptual polémica que no tiene una definición única, por lo que no cualquier definición es absoluta.13 Tucker (1977) asegura que es un concepto situacional, es decir, que un líder tiene una relación de dependencia con el contexto en que se encuentre; Masciulli, Molchanov y Knight (2009) aseguran que el liderazgo es ampliamente conocido y entendido como fenómeno, pero como concepto no lo es debido a su extrema dependencia de contextos históricos, sociales y culturales. Los autores establecen una serie de elementos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de definir el concepto: la personalidad y los rasgos del líder, incluyendo su ética cultural; el contexto organizacional o societal en donde ocurre la interacción líder-seguidor; la agenda de los problemas colectivos; los medios para alcanzar los fines y los objetivos, tanto del líder como de los seguidores; y los efectos de los resultados del liderazgo.

Por su parte, Burns (citado en Mata López y Ortega Ruiz, 2013) define el liderazgo como: “personas que con ciertos motivos y propósitos movilizan, en competición o conflicto con otras, recursos institucionales, políticos, psicológicos y demás, para estimular, captar la atención y satisfacer los motivos de los seguidores” (p. 18). En la definición del concepto hay que tener en cuenta dos elementos: los institucionales (marco legal, sistema de partidos, sistema electoral, recursos dentro del parti-do) y los no institucionales (bagaje histórico, actitudes sociales y deseos populares), en otras palabras, el contexto en el cual el líder desempeña su función.

Para el debate del caso que se analiza se observó el liderazgo político desde el concepto de populismo. Este es un término clave para analizar y tratar de comprender el estilo de liderazgo de Jhon Maro Rodríguez, quien fue catalogado por algunos medios y columnistas como populista. El populismo es un modo de actuar que articula de manera coherente unas prácticas políticas. Surge por una ausencia que se ocasiona debido a la insatisfacción de unas demandas que se pueden convertir en reivindicaciones sociales. El líder populista divide el universo político en dos campos claramente diferenciados y enfrentados (su estilo es maniqueo), pues crea un enemigo y, con base en el antagonismo, fabrica un discurso (Betz, 1993; De la Torre, 2003; Laclau, 2006; Panizza, 2008; Conti, 2011; Cisneros, 2012; Spruyt, Keppens y Van Droogenbroeck, 2016).

Uno de los acercamientos más prácticos al concepto es el realizado por Freidenberg (2012), que define ciertas características para el populismo como una estrategia política (la autora se ubica desde varios puntos de vista y aborda el populismo como un movimiento social, como discurso ideológico, como forma de intervención del Estado y como manifestación de una cultura política): hay una relación directa, carismática y personalista del líder con sus seguidores; dicha relación no reconoce mediaciones institucionales; el líder habla en nombre del pueblo; el líder potencia la oposición a los otros (discurso maniqueo); busca cambiar y refundar el statu quo; los seguidores están convencidos de las cualidades del líder.

Como ya se explicó, los conceptos de outsider y populismo están en estrecha relación, debido a que este último refiere un estilo y una estrategia de ejercer el liderazgo, que se identificó en el caso analizado. Por tal motivo, se decidió construir una tabla que retomara los principales aportes de los autores y construir un modelo analítico que permitiera una representación del estilo y liderazgo político del outsider. También se tomó un aporte de la obra de Laclau (2009), quien establece que hay por lo tanto dos condiciones para la creación del populismo: a) el sujeto popular, que nace cuando hay una pluralidad de demandas sociales insatisfechas juntas14 y b) la división del universo entre los de “abajo” y aquellos que detentan el poder (no hay populismo sin construcción discursiva del enemigo).

Se han desglosado seis características identificadas en la literatura sobre populismo como estrategia política. Con un ejercicio analítico basado en consultas hemerográficas y la entrevista hecha al exalcalde, se trató de ver cómo se presentaron cada una de estas características en el líder. En conclusión, Jhon Maro fue un líder personalista no institucionalizado y es así por dos razones principales: no se creó en su rol de líder como militante de un partido, lo hizo en una organización diferente y, al momento de crear su movimiento, este fue solo para un interés coyuntural como una elección. Su discurso siempre estuvo enfocado al ataque a la clase política de la ciudad, nunca empleó un nombre propio o atacó a algún partido en particular, el enemigo era la clase política, sin embargo, nunca buscó reformar el statu quo ni pretendía lograr cambios estructurales; estaba convencido de que la democracia y las instituciones colombianas eran adecuadas, el problema radicaba en la corrupción, y nunca apeló a ninguna clase social particular. “Yo no creo en eso de la clase popular, clase media, yo creo que el hombre es uno solo y que precisamente las clases generan lo que estamos viviendo” (J. M. Rodríguez, comunicación personal, noviembre de 2015).

Tabla 7.: Características del populismo como estrategia política

Características del populismo JMR
Liderazgo personalista y sin mediación institucional Sí. Creó su propio movimiento político a través de firmas.
Estilo discursivo Ataque frontal a la clase política.
Busca cambiar statu quo y refundarlo No. Su principal lucha fue contra el elemento citado arriba y la corrupción.
Relación ambigua con la democracia No. Él siempre se catalogó como un demócrata (J. M. Rodríguez, comunicación personal, noviembre de 2015).
Apela al pueblo y habla en nombre de él Nunca aseguró hablar en nombre del pueblo, sin embargo, anunció medidas como consulta popular para definir el futuro del metro y amenazó con movilizaciones si el Concejo no le aprobaba los proyectos (“Consulta para el metro”, 2000; “La posibilidad de fraude existe”, 2000).
Apoyo multiclasista Sí. Nunca apeló a ninguna clase en particular, recibió apoyos de diferentes sectores como los sindicatos, organizaciones comunales, entre otros.
Nota. Elaboración propia.

El análisis del liderazgo bajo el concepto del populismo lleva el debate hacia un escenario que se presenta como una línea de investigación futura, no solo para los autores de este artículo, sino para los interesados en estos temas académicos: la personalización de la política que es propiciada por líderes populistas y su relación con la democracia, especialmente en América Latina (puede ser de refuerzo o de debilitamiento). Asimismo, el rol de los medios de comunicación en este escenario es de importancia para las investigaciones, pues es en torno al líder que se da la confrontación política y no en los partidos políticos (Berrocal, 2003; Panizza, 2008; De la Calle, 2017).

La personalización en la política se refiere al protagonismo que han adquirido los líderes políticos no institucionalizados, más que los mismos partidos a los que pertenecen o atacan con su discurso (característica propia de los líderes populistas, como ya se vio). Para De la Calle (2017), esta tendencia a la personalización ha sido favorecida por el rol de los medios de comunicación y, tal como se vio en el caso de estudio, el líder outsider tuvo su origen en los micrófonos radiales de una emisora de la ciudad.

Populismo y liderazgo político sientan las bases para la personalización política, y así fue el estilo empleado en el caso de estudio: un estrategia discursiva y política personalista, desligada de los partidos políticos y de la clase política, pero siempre en el marco de instituciones democráticas.

Conclusiones

Jhon Maro Rodríguez fue el primer outsider exitoso en Cali, pero no ha sido el único. Desde que la elección popular de alcaldes se instauró en Colombia en 1988 ha habido varios que han intentado conquistar el cargo sin éxito. En Cali, el fenómeno de los outsiders se ha presentado en dos oportunidades, una en el año 2000 y otra en el 2015, pero se optó por tomar en estudio el primero por varias razones. El alcalde del periodo 2015 ganó con un movimiento no partidista y no contaba con experiencia política previa, sin embargo, la campaña del año 2000 representó, como ya se mencionó, un punto de quiebre en la política caleña. A partir de ese año, los partidos Liberal y Conservador (denominados tradicionales) no volvieron a obtener la alcaldía; el año 2000 fue la última elección que se hizo con el sistema electoral establecido por la Constitución de 1991, y en 2003 hubo un cambio en las reglas de juego. Cali atravesó entre 1999 y 2000 una de sus crisis económicas y fiscales más significativas de los últimos años; por último, Jhon Maro Rodríguez fue el primer alcalde que se enfrentó a las clases políticas de la ciudad, tanto en campaña como en su gobierno, su discurso fue un ataque frontal a los partidos y a los concejales y manejó un discurso anticlase política y antipartido.

Luego del año 2000 la política caleña tuvo un cambio cualitativo, pues todos los que han ganado la alcaldía lo han hecho con etiquetas no partidistas. Esta situación se dio, tal como ya se explicó, por las crisis de los partidos y la crisis de representación que se evidencia en la falta de confianza hacia las instituciones.15 Adicionalmente, el fenómeno que aquí se analizó es explicado por las situaciones específicas del contexto de la ciudad, principalmente, la crisis económica y fiscal que marcó la agenda política. El estilo de liderazgo ejercido por el candidato, en adición a sus alianzas y estrategias políticas, se ajustó a las circunstancias y se logró la victoria electoral.

En esta investigación se partió de la hipótesis de que la crisis de representación política no es condición suficiente para explicar el ascenso los outsiders políticos; se hizo un comparativo de tasas de abstención y se tomó en consideración la percepción ciudadana sobre partidos políticos a nivel nacional y la identificación partidista a nivel local, sin embargo, estos indicadores por sí solos no permiten una explicación satisfactoria, por lo que se realizó una relación multivariada que ya se expuso.

En este trabajo se exploraron las variables que explican el fenómeno del ascenso de Jhon Maro Rodríguez a la Alcaldía de Cali: crisis de representación, transformaciones y adaptaciones del sistema de partidos, crisis socioeconómica, las estrategias de campaña y el liderazgo político. Para la primera se emplearon una serie de indicadores con base en Mainwaring, Bejarano y Pizarro Leongómez (2008), unos relacionados con la percepción y otros con lo actitudinal; para la segunda, se realizó un diagnóstico del sistema de partidos local que permitió evidenciar una serie de etapas por las que atravesó este en la ciudad;16 para la tercera, se describió la situación que atravesó la ciudad entre 1999 y 2000 en materia económica y fiscal, se bosquejó brevemente el origen de esta y la responsabilidad de la clase política en el crecimiento de la deuda, así como también el papel de la administración de Ricardo Cobo en la agudización de la crisis; la variable estrategias de campaña dejó entrever las lógicas de la competencia electoral en el año 2000; y también se analizó el liderazgo político que permitió analizar el discurso y estilo político del candidato bajo el concepto de populismo.

Las crisis de representación dejan un vacío que es suplido por los outsiders políticos (Barczak, 2001; Mayorga 2008), pero los factores socioeconómicos son también una causa explicativa del fenómeno; ejemplo de esto es el famoso voto castigo, es decir, cuando el ciudadano percibe que el gobierno no ejerce una adecuada función en el campo económico (Lewis-Beck, 1986; Roberts y Wibbels, 1999; Anderson, 2000; Madrid 2005; Carreras, 2012; Cerna Villagra, 2012).

En la ciudad de Cali, los partidos estaban desprestigiados por los escándalos de corrupción que afrontaban y las malas administraciones; a esto había que sumarle su fraccionamiento interno y su atomización que, como se vio, incidió para que los liberales presentaran seis candidatos, mientras que los conservadores se dividían en múltiples apoyos, pasando por alto el suyo.

Con este panorama, Jhon Maro Rodríguez consiguió la alcaldía y se convirtió en el primer outsider político de la ciudad, con una postura prodemocrática pero claramente opuesta a los concejales y a los políticos locales, con quienes tendría fuertes controversias por los asuntos de la ciudad a lo largo de su administración.

Comprender estos fenómenos es importante por múltiples razones: en primer lugar, la presencia de estos actores políticos hace parte de la vida democrática de Occidente, tal como ya se evidenció; en segundo lugar, se sienta un precedente para futuros análisis, pues este estudio se enfocó en las causas del ascenso de un outsider a nivel local, pero es clave que se amplíe el panorama con estudios que aborden las consecuencias de la ocurrencia del fenómeno y comprender si es o no nocivo para la democracia; en tercer lugar, sienta las bases para análisis comparados posteriores que analicen el rol de los factores que aquí se han expuesto.

Reconocimientos

El presente artículo nació a partir del trabajo de grado adelantado por el autor Luis Eduardo Gutiérrez Rojas titulado Outsiders políticos a nivel subnacional: el caso de Jhon Maro Rodríguez en Cali, 2000.

Luis Eduardo Gutiérrez Rojas

Politólogo de la Universidad del Valle. Magíster en Administración de la misma institución. Candidato al Master of Science del London School of Economics and Political Science en estudios del desarrollo.

Jaime Gutiérrez Murillo

Doctor en Educación, Universidad de San Buenaventura. Politólogo, Universidad Javeriana, Cali. Abogado, Universidad Libre de Colombia. Maestría en Derecho Constitucional, Universidad Libre de Colombia. Maestría en Gobernanza de Ciudades y Territorios, Universidad Internacional Menéndez Pelayo de España. Director de la Escuela Iberoamericana de Innovación Política (Innopolítica) y director del grupo de Investigación Innopolítica. Cali, Colombia.

Referencias

  1. Anderson, C. (2000). Economic voting and political context: a comparative perspective. Electoral Issues, 19(2-3), 151-170. https://doi.org/10.1016/S0261-3794(99)00045-1 🠔
  2. Así se quebró el municipio. (2000, 3 de septiembre). El País, p. 2B. 🠔
  3. Barczak, M. (2001). Representation by consultation? The rise of direct democracy in America Latina. Latin America Political and Society, 43(3), 37-59. https://doi.org/10.2307/3177143 🠔
  4. Barr, R. R. (2009). Populists, outsiders, and anti-establishment politics. Party Politics, 15(1), 29-48. https://doi.org/10.1177/1354068808097890 🠔
  5. Baxter, P. y Jack, S. (2008). Qualitative case study methodology: study design and implementation for novice researches. The Qualitative Report, 3(4), 544-559. https://doi.org/10.46743/2160-3715/2008.1573 🠔
  6. Becker, H. (1973). Outsiders: studies in the sociology of deviance. New York: Free Press. 🠔
  7. Berrocal, S. (2003). Personalización de la política. En S. Berrocal (coord.), Comunicación política en televisión y nuevos medios (pp. 55-80). Barcelona: Ariel. 🠔
  8. Betz, J. (1993). The two faces of radical right-wing populism in Western Europe. The Review of Politics, 55(4), 663-685. 🠔
  9. Brown Araúz, H y Rosales Valladares, R. (2014). Cambiar todo para que nada cambie: los inside-outsiders de américa central. Contextualizaciones Latinoamericanas 2(11), 91-111. https://doi.org/10.32870/cl.v0i11.2758 🠔
  10. Carreras, M. (2012). The rise of outsiders in Latin America, 1980-2010. An institutionalist perspective. Political Comparative Studies, 45(12), 1451-1482. https://doi.org/10.1177/0010414012445753 🠔
  11. Carreras, M. (2013). Presidentes outsiders y ministros neófitos: un análisis a través del ejemplo de Fujimori. América Latina Hoy, 64, 95-118. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=30827842005 🠔
  12. Carreras, M. (2014). Outsiders and executive-legislative conflict in Latin America. Latin America. Political and Society, 56(3), 70-92. https://doi.org/10.1111/j.1548-2456.2014.00241.x 🠔
  13. Cerna Villagra, S. (2012). La senda del outsider: factores que explican la emergencia de candidatos exógenos al sistema de partidos en Perú y Paraguay. Estudios Paraguayos, 29(1), 117-145. 🠔
  14. Cinco años de prisión para Mauricio Guzmán. (1998, 11 de marzo). El Tiempo. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-801617 🠔
  15. Cisneros, A. (2012). ¿Qué es el neopopulismo? Replanteamiento conceptual para una investigación empírica. Documento de Trabajo. Salamanca: Universidad de Salamanca, Instituto Iberoamericano. http://americo.usal.es/iberoame/sites/default/files/abad_neopopulismo_seminarioinvestigacion_0.pdf 🠔
  16. Consulta para el metro. (2000, 8 de agosto). El País, p. A9. 🠔
  17. Conti, N. (2011). The radical right in Europe, between slogans and voting behavior. Análise Social, 46(201), 633-652. https://www.jstor.org/stable/41494866 🠔
  18. Correa, R. (2001). La acumulación de la crisis. Foro Debates, 3, 79-81. 🠔
  19. De la Calle, M. R. (2017). La personalización de la política: una propuesta de definición para su estudio sistemático. Revista de Comunicación, 16, 147-176. 🠔
  20. De La Torre, C. (2003). Masas, pueblo y democracia: Un balance crítico de los debates sobre el nuevo populismo. Revista de Ciencia Política, 23(1), 55-66. https://doi.org/10.4067/S0718-090X2003000100005 🠔
  21. Desempleo juvenil llega al 52,6 %. (2000, 8 de agosto). El País, p. 1B. 🠔
  22. Duque, J. (2007a). El liderazgo en los procesos políticos. Una aproximación a los conceptos de liderazgo personalizado y liderazgo institucionalizado. En I. Arévalo, Liderazgo y procesos políticos. Perspectiva interdisciplinaria. Cali: Universidad Santiago de Cali. 🠔
  23. Duque, J. (2007b). Los partidos políticos contemporáneos. ¿Crisis, adaptaciones o transformaciones? Folios, 1. 🠔
  24. Empresas Municipales de Cali – Emcali (s. f.) Plan estratégico corporativo 20082012. https://emcali.com.co/c/document_library/get_file?uuid=d6813df4-1079-457d-b2f9-09628d30b3a3&groupId=10157 🠔
  25. ¿Fin de una carrera?. (1998, 4 de agosto). Revista Semana. http://www.semana.com/nacion/articulo/fin-de-una-carrera/33277-3 🠔
  26. Freidenberg, F. (2012). ¿Qué es el populismo? Enfoques de estudio y una nueva propuesta de definición como un estilo de liderazgo. En E. Dubesset y L. Majlatova (Eds.), El populismo en Latinoamérica: teoría, historia y valores. Bourdeaux: Universitairess de Bordeaux. http://works.bepress.com/flavia_freidenberg/74 🠔
  27. Gómez Hurtado, E. (2011). ¿Por qué lo mataron? Bogotá: Controversia. 🠔
  28. Gutiérrez Rojas, L. E. (2016). Evolución de un sistema de partidos: Cali 1990-2015. Guillermo de Ockham: Revista Científica, 14(2), 155-164. https://doi.org/10.21500/22563202.2408 🠔
  29. Holguinistas con Arcila. (2009, 29 de agosto). El País, p. A9. 🠔
  30. La caída de Guzmán. (1998, 4 de agosto). Revista Semana. http://www.semana.com/nacion/articulo/la-caida-de-guzman/33276-3 🠔
  31. La posibilidad de fraude existe. (2000, 9 de octubre). El País, p. A8. 🠔
  32. La reforma al congelador. (2000, 30 de septiembre). El País, p. B1. 🠔
  33. Laclau, E. (2006). La razón populista. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica 🠔
  34. Laclau, E. (2009). Populismo ¿Qué nos dice el nombre? En F. Panizza (Comp.), El populismo como espejo de la democracia. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. 🠔
  35. Latinobarómetro. (2013). Informe 2013. https://www.latinobarometro.org/documentos/LATBD_INFORME_LB_2013.pdf 🠔
  36. Lewis-Beck, M. (1986). Comparative economic voting: Britain, France, Germany, Italy. American Journal of Political Science, 30(2), 315-346. https://doi.org/10.2307/2111099 🠔
  37. Los caleños perfilan sus votos. (2000, 3 de septiembre). El País, p. 8A. 🠔
  38. Madrid, R. (2005). Ethnic cleavages and electoral volatility in Latin America. Comparative Politics, 38(1), 1–20. http://doi.org/10.2307/20072910 🠔
  39. Mainwaring, S., Bejarano, A. M. y Pizarro Leongómez, E. (Eds.). (2008). La crisis de representación en los países andinos. Bogotá D. C.: Grupo Editorial Norma. 🠔
  40. Masciulli, J., Molchanov, M. y Knight, W. (2009). The Ashgate research companion to political leadership. Abingdon: Routledge. 🠔
  41. Mata López, T. y Ortega Ruiz, M. (2013). Liderazgo y voto: la influencia de los líderes en tres elecciones autonómicas. Revista Española de Ciencia Política, 31, 123-152. http://recp.es/index.php/recp/article/view/324 🠔
  42. Mayorga, R. (2008). Oursiders políticos y neopopulismo: el camino a la democracia plebiscitaria. En S. Mainwaring, A. M. Bejarano y E. Pizarro Leongómez (Eds.), La crisis de representación en los países andinos (pp. 209-260). Bogotá D. C.: Grupo Editorial Norma. 🠔
  43. Medellín, P. (2005). De la crisis de representación a la representación de la crisis en Colombia. Análisis de las alternativas de salida ofrecidas por el acto legislativo N° 1 de 2003 y la ley de bancadas de 2005. En M. Rivera, La reforma política del Estado en Colombia: una salida integral a la crisis. Bogotá D. C.: Friedrich Ebert Stiftung en Colombia-Fescol Fondo Editorial Cerec. 🠔
  44. No hago promesas incumplibles. (2000, 27 de octubre). El Tiempo, p. 1-7. 🠔
  45. Panizza, F. (2008). Fisuras entre populismo y democracia en América Latina. Stockholm Review of Latin American Studies, 3(3), 81-93. https://doi.org/10.21500/20115733.1954 🠔
  46. Pasquino, G. (2011). Nuevo curso de ciencia política. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. 🠔
  47. Patiño, L. (2007). El neopopulismo en el contexto de la democracia latinoamericana. Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, 37(106), 239-261. 🠔
  48. Pedersen, M. (1979). The dynamics of European party systems: changing patterns of electoral volatility. European Journal of Political Research, 7,1-26. https://doi.org/10.1111/j.1475-6765.1979.tb01267.x 🠔
  49. Pesimismo entre los caleños. (2000, 22 de octubre). El Tiempo, pp. 1-8 y 1-9. 🠔
  50. Ragin, C. (2007). La construcción de la investigación social. Introducción a los métodos y sus diversidades. Bogotá D. C.: Siglo del Hombre. 🠔
  51. Riog, X. et al. (2004). ¿Cómo se hace una campaña electoral? El Ciervo 53(635), 8-14. 🠔
  52. Roberts, K. M. y Wibbels, E. (1999). Party systems and electoral volatility in Latin America: a test of economic, institutional, and structural explanations. The American Political Science Review, 93(3), 575-590. http://doi.org/10.2307/2585575 🠔
  53. Rodríguez Andrés, R. (2016). El ascenso de los candidatos outsiders como consecuencia de las nuevas formas de comunicación política y la desafección ciudadana. Comunicación y Hombre, 12,73-95. https://dadun.unav.edu/handle/10171/41422 🠔
  54. Sáenz, J. D. (2009). Configuración de una élite política en Cali: 1958-1998. Revista CS, 4, 147-176. https://doi.org/10.18046/recs.i4.439 🠔
  55. Samuels, D. J. y Shugart, M. S. (2010). Insiders and outsiders: Madison’s dilema and leadership selection. En D. J. Samuels y M. S. Shugart (Eds.), Presidents, parties, and prime ministers (pp. 62-93). Cambridge, UK: Cambridge University Press. 🠔
  56. Singer, M. (2013). Economic voting in an era of non-crisis: the changing electoral agenda in Latin America, 1982-2010. Comparative Politics, 45(2), 169-185. http://www.jstor.org.bd.univalle.edu.co/stable/41714181 🠔
  57. Spruyt, B. Keppens G. y Van Droogenbroeck, F. (2016). Who supports populism and what attracts people to it? Political Research Quarterly, 69(2), 335-346. https://doi.org/10.1177/1065912916639138 🠔
  58. Tabarquino, R. (2015). La red de política pública de TIC en Colombia. Actores reguladores y principales operadores. Estudios Políticos, 46, 221-241. 🠔
  59. Tucker, R. (1977). Personality and political leadership. Political Science Quaarterly, 92(3), 383-393. https://doi.org/10.2307/2148499 🠔
  60. Una gestión controvertida. (2014, 10 de septiembre). El País. http://historico.elpais.com.co/paisonline/calionline/notas/Diciembre282003/A428N1.html 🠔
  61. Vásquez, E. (2001). Una reforma administrativa a regañadientes. Foro Debates, 3, 53-75. 🠔
  62. Venesson, P. (2013). Estudios de caso y seguimiento de procesos: teorías y prácticas. En D. Della Porta y M. Keating (Eds.), Enfoques y metodologías en las ciencias sociales. Una perspectiva pluralista (pp. 237-254). Madrid: Akal. 🠔
  63. Weyland, K. (2001). Clarifying a contested concept: populism in the study of Latin America politics. Comparative politics, 34(1), 1-22. https://doi.org/10.2307/422412 🠔
La experiencia se adquiere, principalmente, siendo elegido para un cargo legislativo; liderando un partido político o ejerciendo cargos en la administración pública, ya sea a nivel nacional o subnacional, especialmente los de alto nivel como los ministerios, las secretarías o direcciones administrativas que sean de libre nombramiento y remoción, es decir, aquellos donde el líder del ejecutivo (presidente, alcalde o gobernador) pueda posicionarlos o retirarlos del cargo. Sin embargo, de acuerdo con Carreras (2012, 2013), aquellos que han tenido una experiencia política limitada pueden aún ser considerados outsiders siempre y cuando no hayan tenido más de dos años de experiencia en alguno de los casos citados; sin embargo, el argumento que expone es arbitrario, ya que no define criterios para este “umbral” de dos años.
Parto de la noción de clase política que otorga Sáenz (2009) en su trabajo sobre la élite política en Cali entre 1958 y 1998: podemos considerar, en primera instancia, a la clase política como diferenciable de la élite política. Esta segunda está incluida generalmente en la primera, pero no viceversa. Podemos entender el término de clase política, con Klaus Von Beyme, como todos los políticos que de alguna manera participan de la estructura de privilegios, aunque no tengan jerarquías: los que influyen en las decisiones, la élite administrativa, las élites económicas, grupos de intereses importantes (p. 150).
Cali es la tercera ciudad en importancia de Colombia por cantidad de población, tamaño de mercado y su aporte al producto interno bruto (PIB) del país.
Escándalo político que involucró al presidente del periodo 1994-1998 (Ernesto Samper), en donde se evidenció la financiación ilegal de su campaña con dineros provenientes de grupos narcotraficantes (Gómez Hurtado, 2011). El alcalde Mauricio Guzmán fue acusado de haber recibido cerca de 300 millones de pesos para su campaña en el año de 1994 al Congreso de la República, hecho por el que fue condenado a cinco años de prisión (“Cinco años de prisión”, 1998; “¿Fin de una carrera?, 1998; “La caída de Guzmán”, 1998).
Duque hace una exploración por la literatura que ha abordado el concepto de crisis de los partidos. Según él hay cuatro corrientes: a) ver dicha crisis como un proceso de desaparición de los partidos; b) los partidos no cumplen ya con su función principal y entran a una fase de descrédito que produce una reconstrucción de estos; c) adaptación y renovación funcional; y d) transformación, los antiguos partidos mueren o se refundan y surgen unos nuevos. La crisis se entiende en este artículo como un momento en donde los partidos no cumplen su función principal y entran en fase de descrédito, como consecuencia de esto requieren de mecanismos institucionales que los fortalezcan y modifiquen, pero no implica la desaparición de estas instituciones (Duque, 2007b).
Pedersen (1979) define la volatilidad como el conjunto de cambios netos de los votos entre dos o más elecciones. Según él, los votos que un partido pierde son iguales a los que consigue el partido ganador. La fórmula es cambio total neto ( TNC ) = i = 1 n | pi , t | donde pi,t es el porcentaje de votos que fue obtenido por el partido i en la elección t. El resultado obtenido de esta operación se divide en dos y así se obtiene la volatilidad.
Roberts y Wibbels (1999) establecen que hay un voto económico, es decir, que el comportamiento del elector depende del resultado que en el campo económico tenga el partido gobernante. Anderson (2000) y Lewis-Beck (1986) analizan con diferentes modelos de regresión tomando en cuenta diferentes dimensiones, analizando los efectos del desempeño económico en las preferencias electorales de los votantes. Singer (2013) estudia este fenómeno en el contexto latinoamericano y concluye que no solo los factores económicos condicionan el voto del ciudadano. Según él, los votantes no siempre perfilan sus preferencias electorales con base en el resultado económico, sino que tienen en cuenta otros factores como el crimen o los escándalos de corrupción. Estas posturas pueden dar una respuesta tentativa cuando se busca el por qué los partidos tradicionales perdieron la elección de año 2000, sin embargo, es analítica y no probabilística debido al diseño metodológico aquí empleado.
La Ley 358 de 1997 estableció una serie de condiciones que las entidades territoriales debían cumplir para poder acceder a créditos con el sector bancario; uno de esos requisitos era el aval que el Ministerio de Hacienda otorgaba teniendo en cuenta la relación deudas/ingresos corrientes. Para cumplir esto se exigía la firma de planes de desempeño por parte de la entidad territorial, que son programas de ajuste fiscal, financiero y administrativo (Correa, 2001).
La Ley 617 de 2000 estableció las categorías fiscales para los departamentos, municipios y distritos que van desde la especial hasta la sexta, las cuales determinan el monto máximo que las entidades territoriales pueden destinar para funcionamiento. La ley también asegura que dicho gasto debe hacerse con los ingresos corrientes de libre destinación, que son los tributarios y los no tributarios, de conformidad con lo dispuesto en la ley orgánica de presupuesto (art. 3).
La expresión movimientos electorales hace referencia a organizaciones políticas que surgen en el marco de una elección y mueren con ella. Cerna Villagra (2012) los deno mina “partidos taxi” y Pasquino (2011) “partidos flash”.
El análisis tiene dos elementos fundamentales: los nodos y el lazo. El primero hace referencia al actor propiamente dicho y el segundo a las relaciones que se establecen entre ellos. El análisis de redes no pone su foco en las características individuales de cada actor, sino en la interacción que se da entre ellos.
Riog et al. (2004) manifiestan que dicho mensaje responde a la pregunta “¿por qué el candidato se presenta a las elecciones?”.
Para Patiño (2007), el populismo es un término ambiguo, con una línea teórica no muy fuerte, por lo tanto, lo asume como una dimensión de la acción política que se materializa a través de un discurso, estilo y forma de hacer política frecuentemente demagógica.
Lo que en La razón populista denomina cadena equivalencial (Laclau, 2006).
Los partidos políticos en América Latina se han visto inmersos en constantes crisis que ponen en el debate su legitimidad. La corrupción, el clientelismo, la financiación, los mecanismos internos de selección de candidatos, la informalidad interna, entre otros aspectos, hacen que la ciudadanía se identifique cada vez menos con ellos (Freidenberg, 2012).
Para indagar sobre la evolución del sistema de partidos de Cali, consultar Gutiérrez Rojas (2016).