Ciencia Política
1909-230X
Universidad Nacional de Colombia
https://doi.org/10.15446/cp.v13n25.70790

Roa, T., Roa, M., Toloza, J. y Navas, L. (Coords.). (2017). Como el agua y el aceite. Conflictos socioambientales por la extracción petrolera. Bogotá D.C.: Centro Nacional Salud, Ambiente y Trabajo, CENSAT Agua Viva, 287 pp.

L. Gómez, 1

Politóloga, Doctora en Estudios Políticos. Correo electrónico: cristalisagomez@gmail.com

Como el agua y el aceite. Conflictos socioambientales por la extracción petrolera, es un documento coordinado por Tatiana Roa Avendaño, María Roa García, Jessica Toloza Chaparro y Luisa Navas Camacho, recoge 16 relatos de mujeres acerca de los conflictos socioambientales en cuatro zonas del país: el Piedemonte amazónico-orinocense, la cordillera Oriental, la zona Caribe y la cuenca del Magdalena.

Las mujeres que presenta esta publicación son defensoras de derechos humanos, ambientalistas, ecologistas, lideresas de organizaciones comunitarias, educadoras, docentes, comunicadoras, escritoras y periodistas que sientan una voz en defensa de sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales, además de su derecho a una vida libre de violencias, a la participación, al agua y a la vida.

Como el agua y el aceite destaca el rol protagónico de las mujeres en los procesos organizativos sociales y comunitarios en torno a la garantía de derechos y los conflictos sociales, políticos, económicos y ambientales que se han producido por la extracción de recursos minero-energéticos en Colombia. Partiendo de reconocer que en el sector hidrocarburifero no circulan fácilmente las voces de las mujeres, este es también un reto que han enfrentado las mujeres para convertirse en actores relevantes, reconocidos en el ámbito público y de la opinión pública. Aquí se muestran mujeres que han enfrentado las restricciones institucionales de participación y de su ejercicio ciudadano, conformándose en un contra-público a partir de aprendizajes sociales que van desde la movilización por la defensa del medio ambiente hasta la comunicación de su propia voz en la opinión pública y la representación de sus comunidades.

Además, se presentan los conflictos socioambientales del Piedemonte amanzónico-orinocense por el río la Humadea, Acacías, Orotoy y Tauramena, la defensa de la vida, la resistencia y la organización social, el uso de herramientas jurídicas y el debate público. En la Cordillera Oriental se presenta la defensa del Sumapaz, la laguna de los Ortices (provincia de Sugamuxi), del macizo de Chingaza y del pueblo U’WA, una defensa que clama “si nos juntamos, los atajamos”. De la Cuenca del Magdalena en San Martín, Cesar, la montaña del Pájaro Sagrado al Carmen del Chucuri, en Santander, Oneida Suárez plantea la unión de ser mujer con la tierra en la búsqueda no del “desarrollo” en términos de crecimiento, sino del “bienestar social, ligado a la producción campesina, al cuidado de la naturaleza, a la buena salud […] el agua limpia y la comida sana, al sentido de comunidad y solidaridad” (p. 243).

Las mujeres relatan la historia de los conflictos socioambientales en su municipio o región. Desde su lectura de la realidad, su voz, el papel y el liderazgo que han ejercicio en sus comunidades, centran su experiencia en la virtud del cuidado de otros, los aprendizajes y la socialización asociada al rol maternal. En una lucha que reconocen en relación con la vida, logran ser reconocidas, valoradas y politizadas respecto a la garantía de sus derechos.

De acuerdo con la prologuista del libro, Maristella Svampa, el rol de las mujeres en la lucha contra la explotación y expansión hidrocarburifera recoge una voz personal y colectiva, una:

[L]ucha concreta y acuerpada de las mujeres en los territorios, lo que conlleva una fuerte identificación con la tierra y sus ciclos vitales de reproducción, sino también -como se enuncia en uno de los textos- la desacralización del mito del desarrollo. (p. 10)

La relación violenta que ha establecido el extractivismo con el medio ambiente, y la configuración del territorio que se habita y en el que se superponen, en términos de Díaz Parra, las “nuevas geografías del capital” son reconocidos en las luchas organizativas de las mujeres de las cuatro zonas del país que se muestran en el texto.

El documento es una recolección de historias de vida conforme a la defensa del territorio y las luchas organizativas comandadas por las mujeres, no necesariamente a partir del reconocimiento del liderazgo femenino. No obstante, el texto permite arriesgarse a plantear la existencia de un continuum entre la apropiación de la naturaleza en relación con la extracción de recursos (entendida como la locomotora del crecimiento económico del país) y la configuración del patriarcado en términos de la dominación y la subordinación, a través de la apropiación del cuerpo de las mujeres, quienes recorren la violencia y la representación socio-cultural de lo femenino como natural, privado y carente de razón. Todos estos son argumentos utilizados como negación y obstáculos respecto a la participación y el reconocimiento de la ciudadanía de las mujeres en la democracia y que transitan a las luchas por la defensa del territorio y del medio ambiente.