Ciencia Política
1909-230X
Universidad Nacional de Colombia
https://doi.org/10.15446/cp.v13n26.73758

Comentario a Cairney, P. y Weible, C. (2018). Las nuevas ciencias de política pública: combinando la ciencia cognitiva de la decisión, las múltiples teorías del contexto y el análisis básico y aplicado (Trads. J. G. Vieira y S. Olis). Ciencia Política, 13(26), 321-338.

A. Roth, 1

Profesor Titular del Departamento de Ciencia Política, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá D.C., Colombia. Coordinador del Grupo de Investigación Análisis de las Políticas Públicas y de la Gestión Pública (APPGP), Coordinador GT Innovación y Políticas Públicas de CLACSO (2016-2019). Correo electrónico: anrothd@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia Departamento de Ciencia Política Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales Universidad Nacional de Colombia Bogotá D.C. Colombia

El llamado a imaginar unas nuevas ciencias de la política pública por parte de dos destacados académicos como Paul Cairney y Christopher Weible constituye un hito significativo para este campo de estudio; razón por la cual su traducción y publicación es importante para permitir la difusión de los debates internos al campo en el ámbito latinoamericano. Los autores consideran que se necesita de una nueva “visión” para enfrentar los desafíos actuales del campo de estudio de las políticas públicas, y lograr los propósitos que había planteado Lasswell en 1956, es decir, “el progreso de la sociedad y la realización de una mayor dignidad humana, particularmente enfocadas hacia los ideales democráticos”.

Para los autores la falla principal de las antiguas ciencias de la política proviene de la falta de integración entre la investigación del proceso de las políticas, la cual provee el campo de teorías y conocimientos científicos, y del análisis de políticas, que se centra en “el estudio de la asesoría orientada a clientes para evaluar las políticas anteriores o recomendar futuras” y que se hace generalmente sin uso explícito de los avances de la teoría. La propuesta formulada por los autores señala tres elementos necesarios a la renovación del campo. De un lado, tomar en consideración la multiplicidad de actores que intervienen a lo largo del proceso de la política pública, de otro lado, reconocer la complejidad de los contextos y, finalmente, superar la dicotomía entre ciencia básica (investigación de proceso) y ciencia aplicada (análisis de política).

Los autores proponen tener en cuenta la multitud de elecciones realizadas por muchas personas a lo largo de un proceso de política, el uso de varias teorías para representar el contexto y su dinámica - reconociendo allí la limitación de cada teoría-, para así señalar los pros y contras de cada representación y para permitir que las personas se adapten y aprendan a lograr sus objetivos.

Estas apreciaciones son sintomáticas del poco éxito de las ciencias de la política en sus propósitos prescriptivos. Los autores reconocen esto en su texto, actualmente se traduce en la fragmentación del campo mediante una multiplicación de las teorías explicativas de carácter neoracionalista, neoinstitucionalista y cognitiva1; en oposición a estas, la emergencia de una corriente crítica e interpretativa cuestiona los fundamentos neopositivistas en que se adosan estas teorías explicativas. Lo que buscan en concreto Cairney y Weible, es reunir esta diversidad explicativa en una nueva corriente neopositivista integrando también en ella los elementos más positivistas de los avances recientes de la investigación en economía comportamental, en ciencias cognitivas y en neurociencias, en particular con relación al rol de las emociones y las narrativas (relatos) para comprender (y controlar) mejor la toma de decisiones y los comportamientos individuales y colectivos.

De hecho, los autores reconocen de esta forma el impacto importante de estos elementos subjetivos y necesariamente situados, puestos a la luz por las corrientes críticas e interpretativas, en relación al peso de las evidencias más objetivas en la toma de decisión de los individuos (paso 1). El reto consiste para ellos en poder modelizar estos comportamientos hasta ahora considerados como subjetivos para poder integrarlos a los modelos de toma de decisiones. Luego, los autores proponen (paso 2) tener en cuenta la complejidad en la cual actúan los diferentes públicos y actores de las políticas, junto a sus contextos, para mejorar el asesoramiento a los formuladores de políticas (análisis de políticas).

Los autores retoman parte de la problemática puesta en evidencia por la corriente crítica e interpretativa, la cual insiste sobre la centralidad de los momentos democráticos y deliberativos (¿quiénes participan?, ¿cómo están organizados?) como lugares privilegiados en donde interfieren justamente las emociones y que son histórica y geográficamente situados. Sin embargo, la propuesta de los dos autores sigue haciendo poco caso al propósito democratizador que debe facilitar el análisis de políticas públicas, lo cual implica una redefinición de los espacios y prácticas institucionales del ejercicio democrático en donde se definen e implementen las políticas públicas. La propuesta intenta limitar la dispersión actual del campo, también inducida por las lógicas académicas competitivas contemporáneas, reagrupando diversas propuestas teóricas de corte neopositivista.

Considero que la consolidación de una perspectiva crítica e interpretativa en el campo de estudio de las políticas públicas en y para América Latina, que tendría como objetivo la democratización de los procesos de construcción e implementación de políticas públicas y teniendo en cuenta sus especificidades socioculturales, sigue siendo una tarea pendiente en la región.

Se puede consultar un panorama de estas teorías en las diferentes ediciones de la obra Theories of the Policy Process de Sabatier (1999, 2007), y de Sabatier y Weible (2014, 2017).