Desafíos y oportunidades de la sociedad de envejecimiento. Un largo debate entre lo político, lo social y el Estado
Challenges and Opportunities of the Aging Society. A Long Debate between the Political, the Social and the State
Desafios e oportunidades da sociedade em envelhecimento. Um longo debate entre o político, o social e o Estado
Resumen
El mundo, de forma prácticamente global, homogénea y probablemente de una manera irreversible, está entrando en una etapa de transición demográfica avanzada por la cual sube ostensiblemente el número de adultos mayores tanto como decrece la reposición poblacional, es decir, el número de hijos que se procrean. De esta manera se espera que hasta el 2050, el 21.8 % de la población mundial será de adultos mayores —y quizás el porcentaje pueda aumentar—. En los estudios de los años de 1990 se estimaba que el grupo de individuos de 75 años y más constituían el grupo de adultos mayores de mayor crecimiento. Sin embargo, las últimas investigaciones señalan que el grupo de tercera edad de los centenarios está creciendo igualmente de forma sostenida.
Palabras clave
transición demográfica, adultos mayores, población, sociedad de centenarios.El mundo, de forma prácticamente global, homogénea y probablemente de una manera irreversible, está entrando en una etapa de transición demográfica avanzada por la cual sube ostensiblemente el número de adultos mayores tanto como decrece la reposición poblacional, es decir, el número de hijos que se procrean. De esta manera se espera que hasta el 2050, el 21.8 % de la población mundial será de adultos mayores —y quizás el porcentaje pueda aumentar—. En los estudios de los años de 1990 se estimaba que el grupo de individuos de 75 años y más constituían el grupo de adultos mayores de mayor crecimiento. Sin embargo, las últimas investigaciones señalan que el grupo de tercera edad de los centenarios está creciendo igualmente de forma sostenida.
Los números de incremento de edad hacia el 2050 son absolutamente contundentes. De la actualidad al 2050, la población de 60 años pasará de 667 a 2008 millones, en porcentajes de 10.2 % a 21.8 % en el total de población en los países más desarrollados. En las regiones menos desarrolladas el incremento será del 63 % a 79 %. Asimismo, al 2050, la población de 80 años pasará de 87 a 395 millones, en porcentajes de 1.3 % a 4.3 %. En las regiones menos desarrolladas el porcentaje pasará de 48 % a 69 %.
Pero el porcentaje más impresionante, es que en el mismo periodo la población de centenarios pasará de 324 000 a 4.1 millones. En los países menos desarrollados habrá 1.6 millones de centenarios. Analizando mejor los números que se tienen, los centenarios tienen un incremento en los países más desarrollados, del 2005 al 2050, de 227 personas a 2441 personas, lo que implica porcentualmente un 1.119 por ciento de aumento de la población total, mientras que los centenarios tienen un incremento en los países menos desarrollados, del 2005 al 2050, de 97 personas a 1613 personas, lo que implica porcentualmente un 1716 por ciento de aumento de la población total. Por supuesto que, en números netos, estamos hablando de cifras muy bajas, pero los porcentajes indican claramente una tendencia por la que podemos hablar de un pasaje hacia una sociedad de centenarios, lo que el Dr. Leeson ha señalado de forma certera en el sentido de que el siglo XXI es la era de la “revolución de los centenarios”.
Esta transición, implica además el cambio de correlación entre la población de niños y de adultos mayores. Para el 2050 en las zonas más desarrolladas, la proporción de niños será de 15.4 % comparada con 32.6 % de adultos mayores. En las regiones menos desarrolladas, mientras que en 2005 la proporción de niños era de 31 % y de 8 % de adultos mayores, para el 2050 la proporción de adultos mayores será de 20.2 % y de niños será de 20.3 %. A partir de aquí se abre una agenda social que es imposible seguir negando. De la misma manera, se abren una multiplicidad de debates que es imposible seguir postergando.
Presentación de los trabajos
Los trabajos presentados en este dossier han sido de índole interdisciplinaria y han abarcado muchos de los ángulos de las problemáticas y desafíos de la sociedad de envejecimiento: solidaridad intergeneracional, roles de género, papel de las familias, la cuestión de las pensiones y jubilaciones, formas y estilos de envejecer, el impacto del Covid-19 y el diseño de las políticas públicas, entre otros temas.
A continuación, se hará un repaso y presentación de estos trabajos a forma introductoria a la invitación de que los mismos se han leídos a profundidad, comentados y compartidos en la comunidad académica.
Cabe aclarar, que el Dossier no agota de manera alguna su tema de convocatoria: “un largo debate entre lo político, lo social y el Estado”, pero al menos intenta con rigor intelectual y pasión académica ir dando pasos en tal sentido.
-Personas mayores y calidad de vida: pandemia y pospandemia en Buenos Aires, Argentina (2020-2022)
Autoras: Estefanía Cirino y Liliana Findling (Instituto de Investigaciones Gino Germani - UBA, Argentina)
Las autoras se plantean en este trabajo describir algunos conceptos teóricos relacionados con la calidad de vida con aportes de distintas disciplinas y, al mismo tiempo hacer una revisión de algunas investigaciones realizadas por Universidades y Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) sobre las percepciones de la calidad de vida en personas mayores de 60 años y más durante la pandemia y la post-pandemia desde 2020 hasta 2022 en Buenos Aires, Argentina. El trabajo indica en primer lugar la dificultad de cómo definir adecuadamente el concepto de: “calidad de vida”, señalando además que las instituciones relevadas, elaboraron los cuestionarios utilizando indicadores propios para medir la calidad de vida.
De cualquier manera, las autoras señalan que surgen elementos comunes. Uno de los resultados más notorios fue que la pandemia provocó enormes problemas entre las personas mayores y es el grupo que tuvo que resignar en mayor medida contactos sociales. Asimismo, se observó un aumento de la ingesta de medicamentos y psicofármacos, así como una disminución de actividades físicas. De esta manera, todas las investigaciones afirman que fue afectada de una u otra manera la calidad de vida de las personas entrevistadas, surgiendo indicadores de síntomas de ansiedad y depresión. Estos efectos evidenciaron aún más las desigualdades socioeconómicas y de acceso a los servicios de salud y protección social de la población en general y especialmente de las personas mayores.
Un aspecto que merece profundizarse en próximos trabajos es la renuencia de los varones a responder encuestas, a participar en en actividades sociales, la apatía con la que encaran el cuidado de la salud quizás a raíz del impacto psicofísico que les provoca la partida del ámbito laboral
Cabe asimismo señalarse que las personas mayores pasaron a considerarse, por parte del gobierno nacional y jurisdiccional, como individuos que no podían decidir por sí mismos, lo que constituyó una vulneración de los derechos a la propia determinación. Y especialmente se desarrolló al amparo de estereotipos y prejuicios inmersos en la sociedad que son un reflejo de viejos modelos conceptuales ligados al verticalismo, a la imposición y al control.
Sin embargo, una lección positiva que dejó la pandemia es el porcentaje significativo de personas mayores que han logrado aprendizajes tecnológicos, así como la capacidad de desarrollar vías alternativas de comunicación para mantenerse conectados a otros, ya sea en el entorno familiar, como en el plano social a través de actividades virtuales. A modo de conclusión se destaca la capacidad de adaptación de las personas entrevistadas, la serenidad, la paciencia y la tolerancia. Estos aspectos están relacionados con mecanismos de control secundario para superar problemáticas complejas.
-La universalización de la pensión no contributiva en los adultos mayores en México en el sexenio 2018-2024: un análisis preliminar de sus efectos en la pobreza al 2020
Autora: Katya Rodríguez Gómez (Universidad de Guanajuato, México)
La autora indica cómo la población adulta mayor es un grupo particularmente vulnerable a la pobreza debido a que con la edad disminuyen las posibilidades de participar del mercado laboral. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo [OIT] (2017), debe de ser un objetivo importante de los gobiernos proteger a esta población y brindarle un nivel de vida adecuado a través de garantizar su acceso a los ingresos, a través de las pensiones. De esta manera se indica que en contextos de altos niveles de informalidad las pensiones sociales universales no contributivas resultan muy positivas para la protección de este grupo poblacional.
En el caso de México el asunto se vuelve particularmente importante dado que solamente un porcentaje de la fuerza laboral participó en el mercado formal de la economía durante sus años económicamente activos. Al existir niveles elevados de informalidad, la población que no contribuyó para una pensión mientras participaba en el mercado laboral es muy alta.
Se señala que durante el sexenio 2018-2024 se produjeron cambios de política relevantes que ampliaron el acceso a una pensión no contributiva a todos los adultos mayores de 68 años. La pensión tomó un carácter universal. También se aumentó el monto de la pensión. Así se modificó la política que a este respecto se había tenido en el sexenio anterior (2012-2018) en el cual se amplió la cobertura de una pensión no contributiva a toda la población mayor de 65 años que no contaba con una pensión contributiva superior a los 1092 pesos.
Estas pensiones contributivas, a pesar de que formalmente existe una contribución tripartita entre el trabajador, el empleador y el Estado, salen directamente del presupuesto público federal. Lo que implica que están financiadas con los impuestos generales. Asimismo, las pensiones contributivas tienen la gran desventaja de que, si no se cumplió con todas las contribuciones exigidas por la ley, aunque sí se haya cotizado, no se va a recibir la pensión. También representa una desventaja porque la población que no puede contribuir queda totalmente excluida. Esto es particularmente desventajoso para aquellas personas que han pasado largos periodos de tiempo fuera del mercado laboral por labores de cuidado, por lo que afecta particularmente a las mujeres y a personas que tienen largos periodos de desempleo.
Es además importante tener en cuenta, que en un balance después de tres décadas de implementar las privatizaciones de la seguridad social se ha demostrado que éstas han tenido baja cobertura, ya que en la mayoría de los países la cobertura se estancó o disminuyó. También han tenido costos administrativos elevados, incluso mayores que los de los sistemas públicos debido a altos honorarios de gestión, por lo que se reduce la tasa de rendimiento de los cotizantes. De esta manera, se van implementando pensiones no contributivas, dentro de una tendencia que se ha visto en muchos países en desarrollo.
Se indica que para mejorar el sistema de las pensiones en México se requiere la construcción de un sistema nacional de pensiones que le dé rectoría, lo unifique y pueda contribuir a disminuir las grandes inequidades. El sistema debe de basarse en generar una pensión universal para todos, sobre la que se construyan pensiones contributivas ocupacionales que abarquen a todos los que participan en el mercado laboral. Pero resulta muy importante revisar de manera integral la capitalización individual ya que una pensión no contributiva asistencial no será suficiente para resolver el problema de la pobreza entre los adultos mayores.
La autora indica que la pensión no contributiva desde su inicio no ha sido suficiente para cubrir las necesidades de los adultos mayores ya que su monto, por lo menos hasta el 2020, se encontraba por debajo del costo de la línea de pobreza extrema que refleja el costo de una canasta alimentaria. Y aún así, de acuerdo con el género de los adultos de 65 y más se observa una disminución de la pobreza entre 2018 y 2020 tanto para hombres como para mujeres. Pero una dificultad preocupante, es que la pensión no contributiva se maneja como si fuera un programa y no un derecho, lo que lleva a que puede ser usado de manera clientelar.
Por último, un problema complicado que afrontará la pensión no contributiva es lograr su financiamiento en el futuro ya que para poder cubrir a todos los adultos mayores de 65 años en 2024 —aproximadamente 12 millones—, se va a requerir un presupuesto de 1.9 % del PIB. Con ello el gasto total en pensiones contributivas y no contributivas será de 6.5 % del PIB. Y es una cantidad que la autora indica que tenderá a crecer.
-La narrativa gerontológica de guadalupe, mujer centenaria en un contexto rural
Autores: Angélica Rodríguez Abad (Universidad Nacional Autónoma de México), Ramos Montalvo Vargas (Universidad Autónoma de Tlaxcala, México)
Los autores trabajan sobre un tema que se impone cada vez más en la agenda gerontológica: el prolongamiento de la vejez a edades que superan los 100 años, situación nunca antes vista en el devenir demográfico de las sociedades mundiales. El trabajo intenta responder a algunas preguntas aún sin una clara respuesta: ¿cuáles son las causas de esta sobrevida entre los centenarios? A esta respuesta se aúnan los avances sociales, de la medicina, la alimentación, la higiene y la salud pública, así como factores de género.
En el caso específico de México, la longevidad presenta una paradoja, ya que al analizar datos de las primeras décadas del siglo XX comparados con las primeras del siglo XXI, se encontró que la cantidad de centenarios por cada 1000 habitantes ha disminuido, a pesar de haberse incrementado la esperanza de vida de manera progresiva en las últimas décadas. Este supuesto da pie para ser mayormente analizado, ya que denota una contradicción en los aportes investigativos que documentan un mayor alargamiento en la esperanza de vida, gracias a la ciencia médica y cambios en los estilos de vida de las personas mayores.
Pero, como ya se indicó, un aporte significativo en la documentación de la población centenaria proviene de los estudios de género, porque se observan las diferencias sexo genéricas de quiénes son, ya que está comprobado que quienes viven más y son más longevas, son las mujeres. A este fenómeno se le conoce como la feminización de la longevidad.
Los autores señalan, que, sin embargo, los estudios feministas han estudiado las experiencias de las mujeres en el desarrollo histórico y socioeconómico, pero en su mayoría se enfocaron en edades productivas-reproductivas del cuerpo biológico de las mujeres, dejando de lado la categoría edad y las relaciones entre edades que invitaran no solo analizar la vida de las personas longevas como algo lineal, progresivo, natural e igual; sino en cruzar desde la interseccionalidad para mirar detenidamente las desigualdades sociales.
De esta manera, y optando por el método biográfico-narrativo, el trabajo se propone otorgar esa atención centrada en la persona, entendiéndose que para situar el estudio del envejecimiento, la vejez y las personas mayores; la narrativa nos adentra a diferentes etapas de la trayectoria de vida de las personas ante la necesidad urgente por conocer las particularidades a preguntas tales como:¿cómo envejecen las personas a lo largo y ancho del país —caso, México—.Se trata pues, desde la narrativa gerontológica, de generar conocimientos científicos del envejecimiento y la vejez basadas desde la actividad del mundo subjetivo a partir de una serie de estrategias como la reminiscencia/memoria autobiográfica, la revisión de la trayectoria de vida y los relatos autobiográficos.
A tal fin se realiza la trayectoria de vida de Guadalupe, mujer centenaria de una comunidad rural, originaria de la Ciudad de Chiautla de Tapia, que se encuentra localizada en el suroeste del estado de Puebla-México. Guadalupe, persona de 101 años, se caracteriza por su lucidez para hablar, su buen oído para escuchar y responder a cada pregunta y la claridad para recordar momentos cruciales de su vida. Físicamente, es una mujer pequeña y muy delgada, de rostro serio por las huellas de su notable carácter fuerte, su voz es frenética que impone su palabra, su decisión y sus recuerdos.
Se destaca como para Guadalupe su nieta es el referente más importante porque con ella es con quien ha podido tenerle la confianza para que la bañe, la cambie y la peine. Asimismo, en la tradición familiar e inclusive cultural no existe en sus imaginarios colectivos la idea de llevar a una persona centenaria a una residencia para personas mayores; asumen con orgullo, responsabilidad y bendición el cuidar de una persona adulta mayor.
Para Guadalupe uno de sus secretos para vivir tantos años es porque le pide a la Virgen que interceda con Dios para pedir más tiempo de vida. De hecho, algunas mañanas sin que su hijo y nieta se den cuenta, sale de su casa sentada en su silla de ruedas. Recorre toda la cuadra hasta llegar a la capilla de la Virgen de Guadalupe, allí desde fuera comienza a rezar y pedir por un nuevo día.
Analizando la trayectoria de vida de Guadalupe, surge como fue asignada a las actividades domésticas y de cuidado, las que a su vez, transmite a sus hijas y nietas. Desde este referente, los autores señalan que se trata de estructuras de género que son inamovibles, incuestionables y por ende se naturalizan como parte de sus responsabilidades por el hecho de ser mujeres.
Pero, más allá del abordaje desde el género, queda planteada una cuestión que roza aspectos ontológicos, como: ¿qué pasa con la mayor cantidad de años de vida? ¿en qué condiciones llegaremos, si llegamos? ¿qué significa superar los ochenta años y llegar a los cien años? y finalmente: ¿más vida es mejor vida?
-Consumos problemáticos en personas mayores. Un aporte desde el paradigma de curso de vida en tiempos de pandemia
Autora: Florencia Baglione (Universidad Nacional de Luján, Argentina)
La autora indica como el advenimiento de la pandemia Covid-19 se ha constituido en un acontecimiento histórico que irrumpió en la cotidianeidad de todos, modificando las formas de hacer y relacionarse. En este sentido, los cambios en el ámbito laboral, en los espacios de sociabilidad, en el acceso a la conectividad y en las lógicas de los lazos sociales en los ámbitos públicos y privados han generado una serie de consecuencias emocionales y psicosociales en la población, como la presencia de enojo, angustia, miedo, depresión y ansiedad. De allí que cabe preguntarse si surgen condiciones sociales específicas —la frustración, escepticismo y el desasosiego— que inciden en la psicología del consumidor.
Recurriendo al paradigma del curso de vida, se intenta proponer ciertas herramientas teórico-metodológicas útiles para comprender la complejidad que adquieren estos comportamientos a lo largo de la existencia. Al mismo tiempo, se sugiere que persona es entendida como un ser social cuyo desarrollo vital se encuentra interconectado a otros; es decir, que forma parte de una “red de relaciones compartidas” que incide en su trayectoria y que influye directamente en el comportamiento individual.
Por ende, esta red puede tanto incentivar conductas de consumos, tanto como actuar como amortiguador del impacto de las condiciones psicosociales que afectan a los individuos, promoviendo una mejora en la calidad de vida. De esta manera, ante una situación de consumos resulta necesario identificar las características de esta red(es) y determinar qué aspectos deben ser fortalecidos o ampliados para garantizar y proporcionar un pilar de apoyo afectivo, moral, económico y social. Por otro lado, estos vínculos adquieren características diferenciales acorde al propio proceso de envejecimiento y el contexto en el cual se insertan las trayectorias vitales.
Para poder reconstruir las trayectorias de vida, la autora recurre al método biográfico, el cual permite reconstruir el hilo del itinerario biográfico, desde los propios análisis y valoraciones de lo acontecido que realiza el sujeto. En cuanto a la selección de los casos, se recurrió al “informante clave”. A partir de ellos, se fueron generando diversos contactos con personas que estuvieron dispuestas a realizar una entrevista, permitiendo reconstruir su trayectoria de vida, vinculando la misma con las características propias de su consumo.
Se observa de esta manera, que los consumos de los entrevistados no se desarrollan de manera aislada, sino que se encontraron enmarcados en un determinado contexto que promovió su inicio y progresión. Este contexto de tipo cultural, enfatiza lógicas que promueven el uso de bienes y servicios como el medio para alcanzar la “felicidad” e incluso evitar el malestar. Así, la persona pierde la noción del tiempo y durante su estadía se encuentre siempre entretenida con distintas actividades y servicios como espectáculos, comidas y bebidas, u otros.
Por otro lado, los nietos aparecen como un factor disuasorio de ciertas conductas de consumo, sobre todo en el caso de las mujeres ya que se dedican a su cuidado. Esto implicó que durante la presencia de sus nietos —independientemente de la edad— las entrevistadas limitaran su consumo como una de las medidas de protección para con ellos.
A partir de lo mencionado con anterioridad, observa la heterogeneidad de situaciones vinculadas a los consumos en las personas de 60 años y más, como así también, la relación que estos comportamientos —sean de origen químicos o no— presentan con un determinado contexto y los vínculos que fueron formando a lo largo de la trayectoria vital.
De esta manera, se indaga cómo esta relación fue modificada —o no— durante la pandemia Covid-19. Surge así como las entrevistadas incorporaron y sostienen actividades vinculadas al juego online que les resulten cómodas y de interés en su cotidiano, mediante el uso de dispositivos como el celular y la computadora. Se destaca la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como una forma de suplantar a las actividades presenciales que se desarrollaban en casinos.
El trabajo enfatiza la invisibilización del consumo en adultos mayores se relaciona a las perspectivas sostenidas históricamente, donde los consumos se asocian a los jóvenes. Por otro lado, se destaca el hecho de que los consumos químicos y no químicos presentan una iniciación temprana —preexistente a la vejez— que se encuentra estrechamente relacionado a la sociedad de consumo. En segundo lugar, y en lo que respecta al análisis de las redes de apoyo frente a esta problemática, se observó la presencia de factores de riesgo y de protección. En lo que respecta factores de protección y, puntualmente en el caso de las mujeres que fuman, la presencia constante de los nietos incide de manera positiva ya que prevalece el deseo de cuidar al otro y no exponerlo a los elementos tóxicos y cancerígenos presentes en el humo del tabaco
Pero, pese a estas situaciones, no se percibieron cambios en lo que respecta a los consumos químicos: quienes habían cesado su consumo previo a la pandemia, pudieron sostenerlo; y aquellos que lo continuaron no dieron cuenta de una variación en lo que respecta a la frecuencia. De cualquier manera, se percibe una diferencia de género en relación con los psicofármacos de forma auto administrada. Esto se relaciona al hecho de que las mujeres se vieron y sintieron sobrecargadas por las tareas de cuidado cotidianas —propias y de la familia—, despertando estrés y ansiedad.
-Análisis de la política pública dirigida a la población adulta mayor ante la pandemia del Covid-19 en México, Chile y España
Autores: Yolanda de Jesús Hernández Delgado y Willy Octavio Mendoza Tello (Universidad de Guadalajara, México)
Los autores sostienen que la pandemia produjo un Estado de excepción en el que las personas mayores por su condición social se han convertido en objetos de políticas en lugar de sujetos de derechos en países como México, Chile y España. En la práctica, la asignación de recursos a este sector de la población los puso en desventaja frente a la incidencia de contagios, el exceso de mortalidad y la toma de decisiones unilaterales por parte de los respectivos gobiernos de los países mencionados.
Este Estado de excepción se enlaza al hecho de problematizar la transición demográfica como producto imprevisto de la modernidad y el cómo, a pesar de ser un proceso paulatino e irreversible, tanto a nivel social como político existen nociones que posicionan a la vejez como un problema y una amenaza individual y social. Una de las mayores preocupaciones sobre el envejecimiento poblacional corresponde a la denominada economía envejecida, que se traduce en una mayor demanda de servicios sociales, de acceso a las pensiones y a la reducción paulatina de mano de obra. Así, el proceso de envejecimiento se denota como negativo desde la estructura económica, pues los gastos en salud pública o el cumplimiento de las elementales —que no inalienables— leyes laborales de los países, como el derecho a la jubilación, se ven como cargas públicas casi insostenibles. Además de los rubros referentes a pensiones, seguridad social, el de salud es uno de los que tendrán mayor peso e importancia, máxime dentro del contexto del proceso de globalización neoliberal.
Esta situación entra en conflicto, con el abordaje de los asuntos de la vejez y el envejecimiento desde una perspectiva de derechos humanos, lo que permite reconocer sus valiosas contribuciones actuales y potenciales al desarrollo humano, social y económico.Entre los derechos específicos referidos a las personas mayores se encuentran: no ser discriminado por razón de edad, derecho a la vida y a la integridad física y moral, al honor, a la intimidad y a la propia imagen de las personas mayores, la protección de la persona mayor —incapacitación—, acceder a prestaciones sociales y asistenciales, ser atendido al encontrarse en situación de dependencia y la participación, ocio, cultura.
Sin embargo, el contexto de la pandemia señaló un exceso de muertes en personas adultas mayores tanto en Chile, España y México, hecho que fue multifactorial en cada uno de los casos, entre los cuales se pueden mencionar aquellos que obedecen a la incidencia de comorbilidades durante la vejez, hasta las tomas de decisiones traducidas en políticas, programas, acciones y omisiones gubernamentales que afectaron de diversos modos a la población de personas mayores. Por otra parte, en el marco de la campaña de prevención, se hace evidente, por un lado, la constante señalización del cuidado de las personas mayores por parte de la sociedad —al ser el grupo más vulnerable ante la COVID-19—, lo que generó la creencia de que esta enfermedad únicamente afectaba a las personas mayores o que solo en ellos se agravaba.
En México, entre otras medidas, se restringió la asistencia a centros de trabajo, espacios públicos y otros lugares concurridos a los adultos mayores de 65 años o más. Se suspendieron todas las actividades presenciales en las escuelas a todos niveles, así como las actividades de las instituciones públicas en las que participan las personas mayores: clubes de adultos mayores, centros diurnos, centros de desarrollo comunitario y servicios de salud, en el marco de la suspensión temporal de las actividades de los sectores público, social y privado que involucraran la concentración física, tránsito o desplazamiento de personas. Asimismo en México, se sumó la polémica generada por el borrador de la Guía de Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, que terminó por colocar en desventaja de atención sanitaria a la población con más años.
En el caso de Chile para el 23 marzo de 2020 se inició la cuarentena preventiva obligatoria para las personas mayores de 80 años, pero para mayo de 2020 se bajó a 75 años la edad, sin importar la comuna donde vivieran. Esto significaba que debían permanecer obligatoriamente en sus hogares y evitar visitas en la medida de lo posible, únicamente se podía acudir en caso de atención a su salud, cuidados y la provisión de alimentos. En estas condiciones se estableció un horario para que los adultos mayores pudieran adquirir productos esenciales. Finalmente, en España, las restricciones implicaron confinamientos parciales, los ciudadanos solo se podían mover dentro de su municipio, aunque podrán salir de él por causas justificadas, además de las medidas de confinamiento central, se llevó a cabo la dotación de recursos a los municipios para que entregaran a domicilio comida, productos de primera necesidad y farmacéuticos para las personas mayores y evitar así que tuvieran que salir de casa para obtenerlos. Hubo periodos en los que los habitantes de la capital, Madrid, no podían abandonarla, independientemente de las restricciones impuestas por la región en varias zonas sanitarias. De igual forma, en las residencias para personas mayores se implementaron la legislación vigente y múltiples protocolos, que resultaron en la prohibición absoluta de las visitas, un estricto confinamiento en sus habitaciones, restricción de visitas y la cancelación de las actividades normales.
Los autores sugieren que para analizar estas medidas, se deben considerar tres conceptos, el Estado entendido como esta gran estructura política administrada racional e ideológicamente, el régimen de bienestar considerado como el dispositivo sustentado tanto ideológica como racionalmente para atender a las necesidades y satisfacer los problemas de una determinada sociedad y la política pública como su dispositivo específico en este caso de atención a las personas en situaciones normales. Por otro lado se entiende que las políticas públicas en cualquier régimen es el procurar el bienestar social como papel central del Estado.
Pero por otro lado, se señalan riesgos sociales: unos son las externalidades, como pueden ser la privatización de los servicios de salud, lo que en el caso de Chile es muy notorio, lo mismo en el caso de España, cuyas privatizaciones de las funciones en los sistemas de salud y seguridad social se ha estado llevando a cabo de manera paulatina; en México de alguna manera a partir de 2018 esto se frenó.
Esto afecta a sus poblaciones de manera importante al no permitir el acceso a estos servicios que en un momento antes de la pandemia eran importantes, pero que después de la pandemia vinieron a poner en tela de juicio si el mercado es o no suficiente para hacerle frente a este tipo de eventualidades.
Al mismo tiempo se indica que se evocó el “Estado de excepción” como un punto de partida en la toma de decisiones en torno a las políticas públicas con relación a las personas mayores durante la pandemia por COVID-19. De esta manera, aunque las decisiones se basaron en gran medida a partir de considerar a la presencia del virus y la pandemia como una situación extraordinaria que requirió tomar decisiones y llevar a cabo acciones propias de un estado de guerra y excepción, la constante fue una menor valoración de las vidas viejas.
De esta manera, la pandemia desmoronó en la práctica aquellos esfuerzos de reconocimiento de la vejez que se dieron en las décadas precedentes a través de los acuerdos, las declaraciones de derechos, los espacios públicos pensados para y desde las personas adultas mayores. Durante la pandemia todos, pero particularmente las generaciones más envejecidas, experimentaron el estar encerrados en una vida políticamente desprotegida, y permanentemente expuesta a la muerte.
Así, la pandemia ha puesto en evidencia la discriminación por edad y los estereotipos hacia la vejez más arraigados en nuestra sociedad, como una estructura de dominación que coloca a este sector de la población en desventaja a otras clases de edad.
-“La construcción de la identidad masculina en el curso de vida”
Autores: Carlos Alejandro Flores Monroy, Angélica María Razo González, Mariam Eleany Martínez Mondragón, Benjamín Darío Sánchez Mendoza (Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México)
Los autores señalan que el tema central de su trabajo es identificar los elementos que se involucran en la construcción de la identidad masculina durante las trayectorias del curso de vida, especialmente las transiciones entre juventud, madurez y vejez. Para ello consideran que la la identidad de los hombres, al menos en occidente, se construye con base en modelo prototípico del patriarcado, por tanto, comprende un conjunto de características y roles generales típicamente asociados a los varones, que ha sido instaurado en la sociedad y les ha otorgado privilegios. Asimismo indican que muchos comportamientos masculinos ponen en riesgo la salud física y emocional de los hombres y sus familias, con consecuencias serias no solo a nivel individual, sino también para las estructuras familiares y sociales.
Utilizando un enfoque cualitativo —histórico-hermenéutico— a través de grupos focales, analizan cómo se construye la identidad masculina, identificando sus elementos constitutivos, y cómo se va transformando en el curso de vida. Simultáneamente utilizando un análisis generacionales, entendiendo que una generación agrupa a las personas que nacieron en un mismo intervalo de tiempo dentro de un tramo de ciclo vital: juventud, madurez y vejez, y quienes enfrentan contextos socio-históricos similares. Cada generación tiene una denominación popular y características específicas.
Distinguen los baby boomers, individuos nacidos entre 1946 y 1964, lo cual los posiciona actualmente entre los 59 y 77 años, y la generación del Milenio, está formada por las personas nacidas después de 1979, y señalan que la ventaja de analizar la construcción de la identidad masculina por cohortes generacionales es que permite revisar el contexto sociohistórico-económico-cultural en el curso de vida de los grupos etarios.
Entre sus resultados aparece que en temas de crianza, educación, familia y relaciones de pareja, las diferencias entre generaciones son notables. En el caso de los baby boomers, crecieron con la idea de la movilidad social ascendente —vinculada a un mayor acceso a niveles educativos superiores— y algunas mejoras en la atención social y sanitaria propios del Estado de Bienestar. Han estado abiertos al cambio, orillados por sus trayectorias y, sobre todo, por sus transiciones vitales, por ejemplo, al pasar de hijo a esposo, y después a padre de familia. En el caso de millennials, el contexto es muy diferente. Se trata de una generación marcada por el uso y familiaridad con las comunicaciones y las tecnologías digitales, las cuales utilizan de forma productiva como parte de su cotidianidad. Son producto de las influencias del posmodernismo, que determinan procesos de construcción y deconstrucción de las formas en cómo se percibe la masculinidad, todo esto influenciado por un entorno social, cultural y político altamente inestable y cambiante, que propicia nuevas formas de pensar y de percibir la realidad trayendo consigo también diversas formas de identidad masculina.
En el caso del mundo laboral y relaciones de amistad, los baby boomers construyen su rol como hombre a partir de lo que denominan masculinidad hegemónica, en la cual entienden que el llamado “patriarcado” exige y sostiene una posición de poder en el entorno social. En el caso de los jóvenes, los tiempos actuales, de posmodernidad y globalización, se convierten en un punto de inflexión que pone en crisis los postulados de la masculinidad hegemónica, dando paso a una transformación de las formas de cómo se forman los hombres, por lo tanto, la valoración del trabajo como elemento constitutivo de la masculinidad también se transforma, de manera tal que, las generaciones más jóvenes ya no reconocen a los campos laborales como algo exclusivamente masculino.
En el eje de vivencias y expectativas de envejecer, los baby boomeers, si su trayectoria de vida lo permitió, tendrán la integridad del deber complido, en una etapa donde trascender tiene un mayor significado, ante el declive físico y la proximidad de la muerte. En el caso de los jóvenes, tienen el futuro por delante, la vejez no es una preocupación, sin embargo, son observadores partícipes de la vida de sus padres y abuelos, a través de la cual absorben experiencias, reflexionando sobre los cambios de los rasgos de la masculinidad incluso llevarlos a la reflexión para reafirmar lo que deben hacer para no ser como los mayores que miran.
Finalmente, en el eje la otredad y la diversidad, los baby boomeers indican, según los autores, rasgos hegemónicos en torno a evitar cualquier comportamiento o característica asociada con la mujer o la feminidad; ser exitoso, tener poder y ser admirado por los demás; racionalidad, dureza y autosuficiencia; y equilibrar la racionalidad y robustez con la audacia y agresividad, rasgos que componen al género masculino. En cuanto a los jóvenes, expresan, en relación con la homosexualidad, temor, desconcierto, vulnerabilidad y miedo.
Los autores indican así que entienden que son los jóvenes millennials, hijos y nietos de los baby boomers, quienes aparentan más apertura para cuestionar las bases de su identidad masculina, pues se darían “cuenta de la manipulación social… de la necesidad de romper las cadenas y expresar libremente sus emociones”.
- El significado psicológico de la identidad masculina en tres cohortes generacionales a través de las redes semánticas naturales
Autoras: Angélica María Razo González, Martha Patricia López-González (Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México)
El objetivo de las autoras es analizar el significado psicológico de la identidad masculina en hombres de diferentes generaciones. La metodología mixta aplicó la técnica de redes semánticas a 268 hombres, de tres cohortes generacionales y de la diversidad sexual. Este estudio se basa en un enfoque mixto que tiene elementos sintético-analíticos e histórico-hermenéuticos, utilizando una técnica de obtención de información híbrida como las redes semánticas naturales. Para la obtención de información con la técnica de Redes Semánticas Naturales se diseñó un cuestionario en Google forms, a fin de generar una muestra no probabilística por conveniencia, entre sujetos del área de influencia de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, Estado de México, lo que representó estudiantes y sus familiares, adultos mayores del Programa de Educación y Desarrollo Humano para una Envejecimiento Sostenible y trabajadores universitarios.
Se perfilaron tres grupos generacionales: los baby boomers individuos nacidos entre 1946 y 1963, lo cual los posiciona entre los 60 y 77 años. La Generación X se refiere a un grupo de personas que nacieron a partir de 1964 y hasta 1982, por lo que están entre 39 y 60 años aproximadamente. Por otra parte, la generación del Milenio está conformada por las personas nacidas entre 1983 y 2003, es decir, tienen entre 20 y 40 años.
Se entiende que la ventaja de analizar la construcción psicológica de la identidad masculina por cohortes generacionales es que permite revisar el contexto socio-histórico-económico-cultural en el curso de vida de los grupos etarios, avanzando en la comprensión de las influencias que cada grupo recibió para la cimentación del significado psicológico de dicha identidad.
Las autoras mantienen como hipótesis que existe un tipo de masculinidad que sería reproductora de la lógica patriarcal y alcanza su máxima expresión en la edad adulta, siempre que se cumplan los ideales de éxito, poder, fuerza y virilidad establecidas, con la característica de que van disminuyendo conforme transcurre el tiempo de vida de cada hombre. Pero por otro lado, señalan que “Con el paso del tiempo y la discusión ideológica se ha llegado a la conclusión de que “la masculinidad no existe… solo hay masculinidades, muchos modos de ser hombre”.
Por otro lado, señalan que a la modernidad siguió la posmodernidad, con su crítica al racionalismo, su eclecticismo en nuevas formas de expresión, su “sociedad moderna líquida” y su apertura a la diversidad, en esta sociedad las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y unas rutinas determinadas, lo que ha generado retos diferentes para los hombres contemporáneos. Es de suponerse, pues, que al ser en parte una construcción cultural, la identidad masculina ha ido cambiando con el contexto que enfrenta cada cohorte generacional.
Sin embargo, se encontró que el concepto se encuentra bien definido en las tres cohortes poblacionales, es decir tanto jóvenes como adultos maduros y mayores tienen una idea muy acotada de lo que significa ser hombre. Para las tres cohortes ser hombre se define como: responsable, trabajador, honesto, respetuoso, fuerte y amoroso. Entre los jóvenes y los maduros aparece el rasgo “caballero”, agregando con este vocablo “distinción, cortesía y nobleza” a las características que consideran definen a un hombre, como poniendo una oposición a la imagen del hombre agresivo, golpeador y macho.
En especial los jóvenes consideran que además un hombre debe ser inteligente, protector y amable. Para el caso de los adultos maduros, estos agregan a las características de un hombre el ser seguro y sensible. Los adultos mayores agregan a las palabras que tienen en común con las otras dos cohortes, el que un hombre debe ser educado, leal, proveedor y con valores. Se comenta que los hombres mayores se encuentran en una etapa de integridad e integración, así que sus reflexiones son el resultado de una vida a la cual se le busca sentido.
De cualquier manera se estima que hay indicios de que se están dando un nuevo tipo de hombre, pues aunque se encontraron las mismas palabras para definir lo que es ser un hombre, se resaltan valores como el respeto y la responsabilidad muy por encima de ser trabajador, con una distancia semántica de casi la mitad, seguida de la idea de ser protector, sensible y amoroso, y resaltando educación, inteligencia y honestidad por encima del papel de proveedor.
Se observa en los jóvenes cierta apertura al agregar al concepto palabras como inteligencia y amabilidad. Quienes muestran mayor apertura en el concepto son los hombres de la diversidad sexual que conviven con otros hombres, al disminuir el valor semántico a la idea de ser proveedor, dando más importancia al amor y la sensibilidad, y agregando la ecuanimidad como parte de ser hombre.
Concluyendo, los jóvenes van forjando una identidad, que aprenden de las experiencias de sus mayores y se refleja en sus amigos y parejas sexuales. Al no encontrarse en una etapa laboral propiamente dicha, tienen un concepto idealizado de la masculinidad. Los hombres maduros, en cambio, están en una etapa vital que generalmente gira alrededor del trabajo, la protección de la familia y su papel de proveedores, tienen que mostrar fuerza para salir adelante, pero también algo de sensibilidad para guiar a las generaciones jóvenes. Finalmente, la vejez, como etapa vital que enfrenta la fragilidad física y la pérdida de estatus, debe reflexionar sobre la mejor manera de mantener su identidad masculina a pesar de sus circunstancias vitales.
- Percepciones en torno al envejecimiento de los académicos en Veracruz
Autor: Felipe Roboam Vázquez Palacios (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Golfo, México)
El autor aborda el tema del envejecimiento de académicos del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNII) en Veracruz a partir de sus experiencias, expectativas, prospectivas y pérdida de autonomía, señalando certeramente que es un campo de investigación que en México ha sido poco abordado. Se indica que la vejez en la academia está relacionada con la disminución de actividades y puede ser interpretada como un problema económico, normativo y de salud. La bibliografía sugiere que a partir de los 60 años comienza a bajar la productividad y los académicos en activo experimentan importantes cambios en sus vidas —valores, metas y prioridades— que traen consigo mayores satisfacciones personales y oportunidades de crecimiento, aprendizaje y contribución a la sociedad. Se observa que, en muchos casos, el bienestar en el trabajo repercute por un lado en la calidad de vida de las personas y por otro, en la calidad y el logro de metas en las instituciones.
Otros indicadores sugieren que los investigadores se muestran conscientes de los cambios que devienen con la edad, algunos manifiestan sentir cansancio y preocupación por su salud y alimentación, pero a la vez señalan que la pasión y el disfrute permanente del vínculo docente-estudiante son motivos importantes para no jubilarse; muchos de ellos tienen un fuerte compromiso con la enseñanza y la investigación.
En todos los casos existe una postergación de la jubilación que se debe a muchos factores como: el aumento en la esperanza de vida, las deficiencias en los sistemas de pensiones y jubilación, el hecho de que la universidad no cuente con un proyecto de retiro y alternativas que establezcan un plan de vida para el jubilado, así como la disminución de los ingresos con el retiro. Asimismo, sobresale la necesidad de reconocer la trayectoria, la difusión del conocimiento y la promoción de actividades intergeneracionales entre académicos de edad avanzada y jóvenes.
La investigación se enfoca, de esta manera, en la trayectoria académica y de investigación que ha seguido cada informante, pero también en las dificultades que implican la productividad, el tiempo destinado al trabajo, la producción científica, la docencia, las tutorías, las asesorías, la asistencia a congresos nacionales e internacionales, la concesión de entrevistas y lo administrativo. Todo esto con el fin de problematizar los desafíos que enfrenta este colectivo en su proceso de envejecimiento.
Es útil mencionar que la selección de profesores/investigadores se hizo con base a sus años de servicio —15 mínimo—, su edad —más de 60 años— y que continuaran activos, produciendo y difundiendo conocimiento. Esto con el fin de mostrar su vitalidad, los factores que les permiten continuar con sus labores y sus capacidades para adaptarse a las transformaciones suscitadas en las actividades que llevan a cabo, así como a las vicisitudes que trae consigo el propio envejecimiento.
Se indica, que en lo que respecta a sus actividades, la mayoría señalan que la investigación consume más su tiempo. De ahí siguen la docencia, conferencias, formación de recursos, participación en ONG —Organizaciones no Gubernamentales— y vinculación académica, enfatizando que su trabajo académico les resulta satisfactorio, especialmente por el reconocimiento y prestigio que obtienen al ser parte del SNII. Hay que destacar que cerca de la mitad de los entrevistados consideran que han sido pioneros en sus áreas del conocimiento.
atribuyeron su éxito y satisfacción profesional a su capacidad, dedicación, disciplina y trabajo exhaustivo.
En lo que respecta a la salud, los entrevistados manifiestan una visión positiva de sí mismos, percibiéndose, fuertes y llenos de vitalidad, productivos e incluso en mejores condiciones que sus colegas de la misma edad. Aunque con distintos problemas físicos o de salud, nada de eso les ocasiona alteraciones serias para continuar con sus actividades académicas esenciales. En otros casos aparecen depresión, stress, y un dejo de soledad y una necesidad de acompañamiento, especialmente en quienes han tenido una separación o se encuentran viudos. Dentro de los temores no aparece la muerte, ya que consideran que después de este evento ya no hay nada que hacer, expresaron que no dejaban asuntos pendientes.
Es interesante observar que una tercera parte de los informantes no se ha planteado la idea del retiro; piensan que si dejan de trabajar seguirían haciendo lo mismo y que por ello es mejor continuar activos. Por otra parte, el autor indica que en el caso de las académicas se observó que tienen más interés en su salud, autocuidado y bienestar familiar además de que practican yoga y hacen meditación, por lo que son más conscientes de su edad y su envejecimiento; además se preocupan más por mejorar su aspecto físico.
En el caso de los académicos lo que parece esencial es que se mantenga la producción de conocimiento, publicaciones, conferencias, organización de foros, docencia y otras actividades académicas. En todos los casos el no tener el SNII si es vivido como algo trágico: es quitarles su identidad y estatus, por lo que se sienten desvalorizados frente a los investigadores de la elite que si mantienen su nivel.
Finalmente se sugiere la necesidad de fomentar programas que permitan la creación de redes de académicos en el periodo previo y posterior a la jubilación para tener fuerza para hacer valer sus derechos y entre todos se apoyen entre sí para ir formando una cultura del retiro que permita continuar en las mejores condiciones posibles para vivir en comunidad.
-Co-diseño de servicios para personas mayores: retos y reflexiones
Autoras: Annika Maya Rivero, Ana Paula García y Colomé Góngora (Universidad Nacional Autónoma de México)
El trabajo de las autoras analiza los efectos colaterales de un proyecto de co-diseño de servicios para personas mayores, realizado en el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Este primer ejercicio de co-diseño de servicios para personas mayores se llevó adelante en el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI) de la UNAM en el cual participaron 9 mujeres de más de 60 años de edad pertenecientes al Programa Universitario de Personas Mayores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Xochimilco, y 19 estudiantes de diseño industrial de la asignatura optativa de Diseño de Servicios —6 hombres y 13 mujeres—.
La dinámica consistió en la creación de servicios enfocados en las necesidades de las personas mayores radicadas en la Ciudad de México. Las sesiones se llevaron a cabo dentro del CIDI, UNAM, durante 10 sesiones, cada una de 3 horas, en las cuales las personas mayores y los estudiantes de diseño participaron activamente realizando ejercicios vinculados con las prácticas de diseño de servicios y el co-diseño.
El grupo de mujeres mayores coincide en el gusto por estar activas dentro de la sociedad ya sea estudiando, viajando, trabajando o haciendo alguna actividad deportiva o recreativa.Por su parte, los estudiantes de diseño son alumnos y alumnas de los últimos semestres de la carrera de diseño industrial. Finalmente, por medio de una encuesta realizada en Google Forms, se profundizó más la experiencia de ambos grupos relacionada con el proyecto.
Las autoras indican que el diseño participativo o co-diseño ha demostrado tener un impacto positivo en diferentes ocasiones y los programas de relaciones intergeneracionales han hecho lo propio. Este tipo de iniciativas tiene que ver con la participación activa de las personas mayores de sesenta años, dentro del desarrollo de productos y servicios de lo que se denomina economía envejecida
De aquí surge el concepto de sinergia intergeneracional que considera la correlación entre grupos de individuos de diferentes edades trabajando hacia un objetivo en común: aportando desde su campo profesional, sus experiencias vivenciales de contexto y edad, e interactuando entre sí para construir una propuesta en conjunto. Esta suma de aportaciones requiere de una metodología y ambientes para que el proceso de sinergia suceda de manera significativa, descubriendo en el camino nuevas formas de trabajo y nuevas maneras de relacionarse.
Se indica que uno de los retos que las personas mayores presentaron durante el proyecto de co-diseño se relaciona a la brecha tecnológica, refiriendo que requieren actualizarse en cuestiones relacionadas con el Internet y el uso de medios electrónicos. Sin embargo, los problemas relacionados con la tecnología fueron solventados gracias al soporte de los compañeros de equipo —los estudiantes de diseño— y familiares cercanos —generalmente los hijos—. De esta manera se indica que para la totalidad de las personas mayores la experiencia fue positiva y enriquecedora. Los efectos colaterales de la experiencia vivida en las personas mayores fueron: pasar de la incertidumbre a la seguridad, redescubrir a los jóvenes, abrirse al cambio, experimentar roles complementarios, fortalecer la disciplina y la constancia, disminuir la brecha tecnológica y sentirse visibles para la sociedad.
En relación con la percepción que se tiene de los estudiantes, declararon entusiasmo al ver que los estudiantes se muestran empáticos, receptivos y comprometidos con sus estudios y preparados en habilidades de pensamiento, técnicas y tecnológicas. Las personas mayores dijeron sentirse ahora visibles en la sociedad y agradecen ser tomadas en cuenta y participar en estos proyectos ya que tienen muchas ganas de aprender, aportar y descubrir nuevas formas de organización y trabajo.
Por parte de los estudiantes, uno de los retos principales durante el proceso, fue la comunicación asertiva. Esto está ligado con las formas de considerar los puntos de vista de las personas mayores y sus perspectivas; así como mediar y negociar con ellas. Ambos grupos mencionan repetidamente el entusiasmo, emoción y motivación de trabajar en este proceso.
La investigación indica pues, que esta generación y, probablemente las venideras, necesitan de manera importante generar estructuras de solidaridad intergeneracional, acortando la distancia social entre personas mayores y jóvenes.
Nota Editorial
Estimados lectores, les compartimos que además de encontrar este cuerpo de artículos sobre la problemática del envejecimiento en aspectos políticos, sociales y estatales, también en la sección Documentos podrán consultar un texto de Alejandro Klein, editor invitado, donde reflexiona sobre los desafíos de la sociedad de envejecimiento y afirma que “no basta solo con indicar tendencias demográficas, sociales, poblacionales u otras para garantizar la aceptación en el imaginario social de la sociedad de envejecimiento”. El monográfico cierra con la reseña del libro Natopolitanism: The Atlantic Alliance since the Cold War, editado por Grey Anderson. Les invitamos a que sigan consultando nuestras ediciones y que participen en nuestras convocatorias, los términos y condiciones para enviar un contenido, así como las normas editoriales están disponibles en la página web de la revista.
Mary Luz Alzate-Zuluaga
Directora-editora