FORUM. Revista Departamento de Ciencia Política
2216-1775
2216-1767
Universidad Nacional de Colombia
Colombia
https://doi.org/10.15446/frdcp.n22.95929

Adam Przeworski. (2019). Crises of Democracy. Cambridge University Press. ISBN: 978-1-108-49880-7

E. Carpio-Cervantes* Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México. ,

Universidad Autónoma de la Ciudad de México Universidad Autónoma de la Ciudad de México Mexico

Resumen

Por razones de intenso debate, cualquier discusión sobre la democracia enfatiza en palabras como crisis, erosión, desdemocratización, desconsolidación, populismo, entre otras. El estado de la cuestión es que algo profundo está pasando, que no es inocuo ni anecdótico y ocurre en Europa y Estados Unidos, considerados con frecuencia como los referentes democráticos consolidados, supuestamente mejor blindados ante crisis y quiebras que los no consolidados. Los índices democráticos dan cuenta en la última década además, de retrocesos en países hasta hace poco tratados como casos en proceso de consolidación.

Palabras clave

Democracia, Crisis democráticas, Quiebras democráticas, economía .

Por razones de intenso debate, cualquier discusión sobre la democracia enfatiza en palabras como crisis, erosión, desdemocratización, desconsolidación, populismo, entre otras. El estado de la cuestión es que algo profundo está pasando, que no es inocuo ni anecdótico y ocurre en Europa y Estados Unidos, considerados con frecuencia como los referentes democráticos consolidados, supuestamente mejor blindados ante crisis y quiebras que los no consolidados. Los índices democráticos dan cuenta en la última década además, de retrocesos en países hasta hace poco tratados como casos en proceso de consolidación.

Barómetros y encuestas de valores alertan sobre la pérdida de credibilidad de instituciones, partidos y actores tradicionales de la democracia, y algunos lo interpretan como pérdida de apoyo a la misma. Prensa, Internet y redes sociales nos mantienen al tanto de la inconformidad contra el sistema, sus elites y jerarquías, y registran las agresivas interacciones entre quienes expresan preferencias políticas distintas. Los últimos veinte años han atestiguado el ascenso al poder ya sea con dudosa legitimidad, pero también mediante votos libres, de notables líderes que atacan de forma cotidiana la etiqueta democrática y los autócratas conocidos expresan sentirse más cómodos así. Hay muchas descripciones de síntomas, sin diagnóstico unánime, con alertas sobre los desafíos que enfrenta la democracia, pero también llamados a aprovechar el momento para purgarla de sus errores y defectos, incluso las elecciones o al menos, de un tipo de elecciones.

¿Está la democracia en crisis? ¿Es el fin?

En este libro, Przeworski sostiene que depende de qué se entiende por democracia y crisis, y que mientras más características usemos para definir lo primero mayor es la probabilidad de descubrir lo segundo, incluso precipitarse diagnosticando la muerte con un falso positivo. Por eso propone un enfoque minimalista: la democracia es un arreglo en el que los gobernantes son seleccionados por las personas a través de elecciones competitivas; de esa forma, los gobernados pueden remover a quienes están en ejercicio del poder si los desaprueban y cambiarlos por otros distintos. Este autor parte de la premisa acerca del ideal de los gobernantes, este es, permanecer en el poder, y por ello investiga los factores que pueden convertir las elecciones en no competitivas e irrelevantes para determinar quiénes gobiernan; en particular, algunos de estos factores son, las violaciones a los derechos políticos y civiles necesarios para la competitividad electoral, la transgresión del Estado de Derecho y la no independencia del Poder Judicial, el uso de la violencia para mantener el orden y la pérdida de confianza popular en las instituciones representativas. El autor sostiene que en una democracia el único mecanismo efectivo para disciplinar a los políticos son las elecciones y que cuando aquellos no temen a estas, es porque el régimen no es democrático (pp. 1-7).

¿Qué son las crisis de la democracia? El libro advierte que son inevitables, pues no existe ningún orden político infalible y que eso lo demuestra la historia. Una democracia trabaja bien cuando los conflictos son encauzados y procesados en el marco institucional, principalmente las elecciones, con libertad y paz civil; pero no todos los conflictos pueden ser resueltos pacíficamente, no siempre es posible hallar políticas aceptables para todos los actores relevantes, en todas las sociedades algunos actúan sin considerar las consecuencias y a otros no les interesa la democracia. Para Przeworski una crisis es algo entre la salud y la muerte; para la democracia, es tambalearse sin que nada distinto la haya sustituido aún. El síntoma alarmante es cuando no se puede conservar el orden procesando los conflictos en el marco institucional, y la violencia y la represión sustituyen las urnas y los votos (p. 13). ¿Cuáles son los resultados de las crisis? No siempre la muerte; a veces desaparecen o son superadas mediante reformas parciales. El autor sostiene que se debe temer cuando alguna fuerza política tenga éxito en proponer que la única manera de superar algo desastroso es un liderazgo fuerte, abandonar las libertades y reprimir la pluralidad de opiniones (p. 14).

¿Qué podemos aprender de las crisis del pasado? El libro muestra en la primera parte (pp. 25-80) —analizando algunas tendencias generales, la quiebra de la Alemania de Weimar y el ascenso del nazismo, el derrocamiento del gobierno de Unidad Popular en Chile, las crisis en Francia durante los años cincuenta y sesenta, así como en Estados Unidos en los sesenta y setenta— que unas democracias caen por golpes, en tanto otras, por erosión gradual encubierta operada por gobernantes electos que tienen éxito en deshacerse de los contrapesos institucionales y erradican la oposición. Señala que la democracia ha sido más vulnerable en países menos desarrollados y con distribución más desigual del ingreso, en sistemas presidenciales cuando los militares juegan un papel determinante en la política y cuando son frecuentes las crisis de gobierno. Sugiere que hay que poner atención a si el marco institucional permite a los gobiernos actuar con eficacia ante desastres, pero también si les facilita usurpar el poder cuando ocurren. Con todo, afirma que la probabilidad de una quiebra decrece cuando se acumula la experiencia de alternancias pacíficas mediante elecciones (p. 37). Recuerda que las manifestaciones de inconformidad son el pan de cada día en la democracia, que no hay que temer a las protestas en tanto no sean sistemáticamente violentas y su objetivo no sea romper el orden público o impedir la gobernabilidad. Los liderazgos y las decisiones de los individuos bajo ciertas condiciones son fundamentales en el colapso de una democracia o para que una crisis sea superada, pero siempre quedará la duda de ¿qué hubiera resultado si en lugar de X hubiera ocurrido Y?, ¿si el liderazgo no hubiera sido A sino B?

¿Qué está pasando? En la segunda parte (pp. 81-141), Przeworski subraya la rápida erosión de los sistemas tradicionales de partidos, el viraje radical hacia los extremos ideológicos, así como el ascenso de actitudes contra algo, expresadas como nacionalismos, racismos, xenofobia, etcétera. Considera que entre los populismos de derecha y de izquierda el común denominador es el retrato de la elite como traidora, abusadora y explotadora del pueblo; que ambos populismos declaran perseguir alguna forma de gobierno para acercarle o entregarle el poder, y que aprovechan el enojo social por la corrupción asociada a los políticos y partidos tradicionales. En algunos casos la política económica puede no ser muy distinta; las diferencias se presentan en cuanto a la inmigración, el trato a los inmigrantes, la xenofobia y el racismo.

El autor señala que las divisiones sociales y partidarias en grupos antagónicos se amplifican porque proporciones numerosas de ciudadanos han sido empoderadas para elegir una realidad propia basada en prejuicios superpuestos a hechos y evidencias, y que la hostilidad aumenta porque cualquier creencia se considera válida y cualquiera opuesta, falsa. No concede, sin embargo, gran valor predictivo a las encuestas por muy deprimentes que sean; considera controvertido si acaso la democracia requiere demócratas individuales para sobrevivir y propone que su erosión depende más bien de la acción de grupos organizados (p. 101).

¿Qué puede pasar? En la tercera parte (pp. 143-206), Przeworski comienza explicando cómo funciona y falla la democracia. Señala que lo segundo es más probable cuando la política se sale de sus fronteras institucionales y principalmente las elecciones resultan ineficaces para regular los conflictos, en lo cual pueden tener responsabilidad tanto los gobernantes como la oposición. También puede fallar si las alternancias electorales no tienen consecuencias para mejorar la vida de las personas ni entregan los resultados esperados; el autor suele defender su convicción de que las crisis actuales tienen un componente económico determinante por la caída en la distribución del ingreso, por el desempleo y por la pérdida de movilidad social —ver además páginas de la 103 a la 113—. La democracia falla igualmente si los gobiernos son demasiado débiles, pero de igual forma si son tan fuertes que abusan hasta volver las elecciones no competitivas.

Para que las instituciones sean exitosas regulando los conflictos, se requiere que el gobierno sea capaz de gobernar pero la oposición tenga un papel importante en la aprobación de las políticas públicas; el orden público se puede romper no solo por insatisfacción con el desempeño del sistema, sino también cuando partidos profundamente ideológicos se dedican a remover límites institucionales para controlarlas sin concesiones, a grado tal que para los opositores resulte inútil el debate legislativo, recurrir a los jueces para frenar los abusos o participar en las elecciones.

El libro termina subrayando precisamente la erosión de la democracia mediante retrocesos encubiertos por gobernantes que buscan permanecer en el cargo, anulando las instituciones de contrapeso, los partidos opositores, el sistema de justicia, los medios de comunicación y la protesta callejera (pp. 172-206). Estos retrocesos se dan durante periodos largos, incluso años, con pasos pequeños que quitan poderes a la legislatura, al Poder Judicial, cambiando la Constitución, reformándola, con referendos —consultas populares directas— para evadir restricciones y debilitando la capacidad de la oposición para ganar los cargos o influir en las políticas públicas.

La evidencia apunta a que, si se controla la mayoría legislativa, se puede someter a los jueces, y a los medios, con órganos reguladores colonizados o destruyéndolos financieramente. Además, siempre queda el uso de las burocracias y agencias de seguridad para fines partidarios, así como la represión y el fraude como recursos extremos para permanecer en el poder. Las democracias pueden ser demolidas lentamente mediante pasos engañosamente pequeños, encubiertos tras el manto de la legitimidad democrática, frente a los cuales los afectados no reaccionan a tiempo porque están legalizados por legisladores y jueces cooptados o intimidados, además porque cuentan con respaldo popular sostenido.

Przeworski considera que de las experiencias recientes estamos aprendiendo sobre las debilidades de la democracia en cuanto a mecanismos que la protejan, paradójicamente, de gobiernos democráticamente electos, y que las reglas constitucionales pueden ser una barrera solo de papel frente a los nuevos autoritarismos y regímenes casi autoritarios. También, que no solo las instituciones representativas como la separación de poderes pueden resultar fácilmente insuficientes frente a las estrategias que explotan la insatisfacción social, y que tanto la oposición como los ciudadanos tienen dificultades para evitar ser cooptados y para oponerse a medidas autoritarias aunque legales del gobierno, previniendo que éste tome después la vía de las ilegales. El autor afirma que en los hechos las personas pueden estar dispuestas al apoyo a gobernantes que erosionan la democracia por los beneficios que obtienen de algunas políticas públicas, porque la consideran lejana a sus preocupaciones inmediatas y porque también hay a quienes no les interesa en lo absoluto.

Przeworski, uno de los más notables teóricos y comparatistas en la ciencia política, contribuye en este libro de manera relevante al estado del arte sobre la democracia, sus limitaciones, fallas, crisis y caídas, así como al debate actual sobre lo que le preocupa como ciudadano: “¿podría ocurrir aquí?” (pp. 188-191). El texto desafía prejuicios sobre la capacidad analítica o explicativa del minimalismo en la teoría democrática y el supuesto blindaje de los casos consolidados en la política comparada. Y notoriamente aunque propone desde las primeras páginas tener perspectiva y no adoptar automáticamente el alarmismo apocalíptico, concluye que, aunque es verdad que las crisis pueden ser superadas, la erosión encubierta de la democracia también puede conducirla a la quiebra.