Historia y Sociedad
0121-8417
2357-4720
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín
https://doi.org/10.15446/hys.n45.102334

Recibido: 28 de abril de 2022; Aceptado: 12 de abril de 2023; Revision Received: 2 de junio de 2023

Entre el temor y la normalización: el conflicto armado interno desde la mirada de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú (1980-2000)*

Between Fear and Normalization: The Internal Armed Conflict from the Perspective of the Students of the Universidad Nacional Mayor de San Marcos in Peru (1980-2000)

Entre o medo e a normalização: o conflito armado interno na perspectiva dos estudantes da Universidad Nacional Mayor de San Marcos no Peru (1980-2000)

E. Campos-Arrieta, ** I. Maza-Padilla, ***

Arqueóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú). Integrante del grupo de investigación Historia y Ciudadanía Activa de la Facultad de Ciencias Sociales en la misma institución Conceptualización, investigación, entrevistas, escritura, revisión, edición y aprobación de la versión final © https://orcid.org/0000-0003-4768-4641 estefany.campos1@unmsm.edu.pe Universidad Nacional Mayor de San Marcos Universidad Nacional Mayor de San Marcos Lima Peru
Antropóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú). Integrante del grupo de investigación Historia y Ciudadanía Activa de la Facultad de Ciencias Sociales en la misma institución Conceptualización, investigación, entrevistas, redacción del borrador original, revisión, edición y aprobación de la versión final © https://orcid.org/0000-0002-8486-3617 ingrid.maza@unmsm.edu.pe Universidad Nacional Mayor de San Marcos Universidad Nacional Mayor de San Marcos Lima Peru

Resumen

Este artículo examina la experiencia de dos generaciones de estudiantes (1980 y 1990) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú) durante el conflicto armado interno en Perú para cuestionar la memoria de salvación promovida por el Gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000). La metodología utilizada fue la del análisis de entrevistas semiestructuradas a profundidad, a partir de la teoría de la microhistoria propuesta por Ginzburg, en donde se entretejen tres niveles de análisis: a nivel macro el enfrentamiento entre Sendero Luminoso y el Estado, a nivel meso el contexto universitario y a nivel micro los relatos de los estudiantes. Se identificaron dos posturas contrarias en ambos grupos, algunos de los estudiantes de la década de 1980 consideran que Sendero Luminoso surgió como parte del contexto universitario politizado en pequeños círculos de estudio; mientras que, otros consideran que tuvo presencia avasalladora. En la década de 1990, algunos aprueban la intervención militar y administrativa por la estabilidad que trajo consigo; mientras que otros, la cuestionan por ir en contra de la autonomía universitaria y por representar una violencia simbólica constante. Estos hallazgos sugieren que la percepción de los universitarios varía según sus experiencias personales, motivaciones e intereses en el momento. Por lo que es importante considerar estas diferentes perspectivas para una comprensión completa de los eventos históricos.

Palabras clave:

armado, guerrilla, guerra urbana, Perú, Sendero Luminoso, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, estudiante universitario, sociología del estudiante, movimiento juvenil, movimiento estudiantil, memoria colectiva, siglo XX, organización de estudiantes, universidad estatal, historia oral.

Abstract

This article examines the experience of two generations of students (1980 and 1990) from the Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Peru) during the internal armed conflict in Peru to question the memory of salvation promoted by the Government of Alberto Fujimori (1990-2000). The methodology used was the analysis of in-depth semi-structured interviews, based on the micro-history theory proposed by Ginzburg, where three levels of analysis are interwoven: at the macro level, the confrontation between the Shining Path and the State, at the meso level the university context and at the micro level the stories of the students. Two contrary positions were identified in both groups. Some of the students from the 1980s consider that Sendero Luminoso arose as part of the politicized university context in small study circles; while others consider that he had an overwhelming presence. In the 1990s, some approve of military and administrative intervention for the stability it brought; while others question it for going against university autonomy and for representing constant symbolic violence. These findings suggest that the perception of university students varies according to their personal experiences, motivations, and interests at the time. So, it is important to consider these different perspectives for a full understanding of historical events.

Keywords:

Armed conflict, warfare, urban warfare, Peru, Sendero Luminoso, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, college student, student sociology, youth movement, student movement, collective memory, twentieth century, student organization, state university, oral history.

Resumo:

Este artigo examina a experiência de duas gerações de estudantes (1980 e 1990) da Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Peru) durante o conflito armado interno no Peru para questionar a memória da salvação promovida pelo governo de Alberto Fujimori (1990 -2000).

A metodologia utilizada foi a análise de entrevistas semiestruturadas em profundidade, com base na teoria da micro-história proposta por Ginzburg, onde três níveis de análise se entrelaçam: no nível macro, o confronto entre o Sendero Luminoso e o Estado, no nível no nível meso o contexto universitário e no nível micro as histórias dos alunos. Duas posições contrárias foram identificadas em ambos os grupos: alguns dos alunos da década de 1980 consideram que o Sendero Luminoso surgiu no contexto universitário politizado em pequenos círculos de estudo; enquanto outros consideram que ele tinha uma presença avassaladora. Nos anos 1990, alguns aprovavam a intervenção militar e administrativa pela estabilidade que ela trazia; enquanto outros a questionam por ir contra a autonomia universitária e por representar uma violência simbólica constante. Esses achados sugerem que a percepção dos universitários varia de acordo com suas experiências pessoais, motivações e interesses no momento. Portanto, é importante considerar essas diferentes perspectivas para uma compreensão completa dos eventos históricos.

Palavras-chave:

conflito armado, guerra, guerra urbana, Peru, Sendero Luminoso, Universidad Nacional de San Marcos, estudante universitário, sociologia estudantil, movimento da juventude, movimento estudantil, memória coletiva, século XX, organização estudantil, universidade estadual, história oral.

Introducción

Durante la segunda mitad del siglo XX, Perú fue escenario de uno de los eventos más cruentos, y prolongados de la región latinoamericana, el cual dejó un estimado de más de 69 000 víctimas como consecuencia de la disputa del poder político entre el Estado y grupos armados1. Este suceso de la historia peruana es conocido como Conflicto Armado Interno del Perú (CAI) (1980 y 2000), en el cual estuvieron involucrados el Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP-SL), el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), el Estado peruano personificado en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú, los grupos paramilitares, los Comités de Autodefensa y Desarrollo Rural (CAD) y la sociedad civil, plasmada en diversos grupos, organizaciones y sindicatos que buscaron denunciar y detener la violencia desatada en el país.

Este suceso complejo involucró múltiples factores políticos, sociales y culturales. Según Carlos Degregori2, algunos de los principales motivos de la violencia política fueron la exclusión política y económica de amplios sectores de la sociedad, la falta de representación política y el racismo estructural. Por lo cual, el conflicto fue una respuesta violenta a la marginación y exclusión de los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad peruana. Por su parte, Steve Stern3 sostiene que la violencia política se remonta a la larga historia de conflicto entre los pueblos andinos y el Estado peruano. Por lo cual, el surgimiento de partidos políticos de izquierda fue una respuesta a la opresión, marginación, falta de representación y derechos políticos para las comunidades andinas.

Más allá del debate sobre su origen es claro que, aunque el escenario del Conflicto Armado Interno fue complejo y cambiante, podemos señalar tres etapas de desarrollo. La primera (1980-1983) se caracteriza por el surgimiento de Sendero Luminoso como organización que buscó tomar el poder mediante las armas. Durante estos primeros años, Sendero llevó a cabo una serie de acciones violentas y atentados, principalmente en zonas rurales y andinas, con el objetivo de sembrar el caos y desestabilizar al Estado. La segunda etapa (1983-1990) comprende el auge de la violencia a nivel nacional. En esta etapa, tanto Sendero Luminoso como el MRTA realizaron atentados violentos en zonas urbanas, frente a lo cual el Estado respondió con medidas represivas, lo cual incrementó la violencia y el abuso de derechos humanos. Por último, la tercera etapa (1990-2000) comenzó con la elección de Alberto Fujimori como presidente del Perú, quien implementó una estrategia de lucha contra el terrorismo que logró debilitar a Sendero Luminoso y el MRTA. Sin embargo, esta estrategia también estuvo marcada por graves violaciones de derechos humanos, como la creación de grupos paramilitares y el uso de la tortura y el asesinato para combatir el terrorismo4.

En el ámbito educativo, las universidades se convirtieron en lugares de confrontación entre organizaciones políticas y el Estado. En el caso de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, Lima, Perú), los estudiantes, docentes y trabajadores se vieron afectados por los constantes enfrentamientos, interrupción de clases, cierres temporales de la universidad, la intervención militar, detenciones arbitrarias, despidos infundados, desapariciones y violaciones de derechos humanos5. Respecto a los estudiantes, esta situación provocó que no solo tuvieran que formarse profesionalmente en un contexto de caos y violencia constante, sino que fuera del campus fueran estigmatizados, al ser vistos con sospecha por los policías y militares, solo por el hecho de pertenecer a la universidad San Marcos.

Este artículo presenta un cuadro complejo de cómo dos generaciones de estudiantes vivieron el Conflicto Armado Interno en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quienes por su carácter transicional en la universidad y agrupación por años de ingreso (1980 y 1990) presentan relatos particulares. Esta característica nos brinda la posibilidad de contrastar sus relatos con la "memoria de salvación"6 presentada por el Gobierno de Fujimori, quien junto con las Fuerzas Armadas se presentaron como los salvadores del país, para justificar las acciones que llevaron a cabo para derrotar a Sendero Luminoso y terminar con el terrorismo. Sin embargo, la memoria de las víctimas7 permite cuestionar esta memoria de salvación al evidenciar la violación de derechos humanos tanto por parte del Estado como de los grupos terroristas.

Así, en el presente trabajo identificamos que los relatos de los universitarios de la década de 1980 evidencian dos posturas con respecto a la presencia y reclutamiento de Sendero Luminoso en la universidad: primero, que Sendero Luminoso se originó en San Marcos como parte del contexto político de la universidad, en pequeños círculos de estudio, sin reclutamiento y adoctrinamiento en masa o público, segundo, que Sendero Luminoso surgió como un grupo político reducido, pero con presencia avasalladora con reclutamiento y adoctrinamiento en masa o público. De manera similar, identificamos que los relatos de los universitarios de la década de 1990 evidencian dos posturas con respecto a la intervención militar de la universidad: o bien, que la intervención militar trajo estabilidad a la universidad, pero al mismo tiempo su presencia era criticada y sumamente temida, o bien, que la intervención militar organizó la universidad, que los militares eran vistos sin temor y se establecieron lazos amicales.

La importancia de este artículo radica en evidenciar las transformaciones que sufrió la Universidad Nacional Mayor de San Marcos durante el Conflicto Armado Interno (1980-2000), tomando como fuente primaria los relatos de dos generaciones de estudiantes: primero, la de aquellos que vivieron la época de alta politización estudiantil y del surgimiento de Sendero Luminoso, y segundo, la de aquellos que vivieron la intervención estatal y despolitización estudiantil. En este sentido, el presente artículo pretende establecer una conexión entre los relatos privados de los universitarios con un contexto más amplio como lo es el Conflicto Armado Interno peruano, a modo de micro y macrocosmos8, lo cual nos permite entender desde otras complejidades el proceso de violencia que se experimentó en la universidad.

Esta investigación se enmarca en un proyecto más amplio sobre estudios de la memoria en la Universidad de San Marcos . En el marco de estas actividades se realizaron varias entrevistas semiestructuradas a trabajadores, docentes y estudiantes sanmarquinos que experimentaron el Conflicto Armado Interno para conocer sus memorias acerca del tejido político y social existente en la universidad durante el CAI; la presencia, estrategia de reclutamiento y disturbios de los partidos políticos de izquierda; la represión policial y militar dentro de la universidad, sus discursos y métodos antisubversivos; las acciones de los grupos paramilitares dentro de la universidad; el discurso, abusos y consecuencias de la intervención militar; así como, las medidas y efectos de la intervención administrativa y la Comisión Reorganizadora.

Para este artículo se analizaron diez entrevistas semiestructuradas a dos grupos de estudiantes sanmarquinos: el primero que cursó entre 1980-1986 y el segundo, entre 1987-2000. El primer grupo está conformado por cinco estudiantes (1980-1986) de diferentes profesiones, origen, estatus económico e intereses personales, académicos y laborales. Las entrevistas de este grupo nos permiten conocer, desde su mirada, el alto grado de politización de la universidad, el surgimiento de Sendero Luminoso y sus acciones de reclutamiento y amedrentamiento dentro del campus universitario. El segundo grupo (1987-2000), a diferencia del anterior, provienen del mismo lugar de origen (Lima) y de la misma facultad de estudios (Ciencias Sociales). Las entrevistas de este grupo nos brindan una mirada de una universidad completamente diferente al de la anterior, ya que, la encuentran intervenida y ocupada militarmente desde el inicio. Asimismo, con respecto a la identificación de los entrevistados, se ha optado por establecer seudónimos para identificar sus relatos, sin afectar su integridad y seguridad.

Este trabajo toma como fuente primaria los relatos de los entrevistados y como fuentes secundarias los trabajos académicos sobre el Conflicto Armado Interno del Perú, para contrastar y analizar las transformaciones de San Marcos, durante los años de alta politización e intervención estatal, desde la mirada de los estudiantes. Al respecto, estos relatos se estudiarán con base en la teoría de la microhistoria propuesta por el historiador italiano Carlo Ginzburg9 para analizar y comprender las tensiones y contradicciones presentes en la universidad durante este periodo. De este modo, en el trabajo se entretejen tres niveles de análisis: primero, el macro, o el enfrentamiento entre el Estado y los grupos terroristas; segundo, el meso, o la universidad en su contexto de alta politización e intervención estatal; y, tercero, el micro, o los relatos de los estudiantes, quienes, con un ejercicio de memoria, nos recuerdan eventos traumáticos de su etapa universitaria durante el CAI.

Conflicto Armado Interno en el Perú y en la UNMSM (1980-2000)

El Conflicto Armado Interno comprende el lapso histórico que se extendió durante las dos últimas décadas del siglo XX en el Perú, caracterizado por un alto nivel de violencia por el enfrentamiento entre grupos de izquierda radical y el Estado peruano. Este conflicto ocasionó la pérdida de más de 69 000 personas, entre fallecidos y desaparecidos, dejando una huella profunda en la sociedad peruana10. Para comprender el surgimiento del Conflicto Armado Interno debemos conocer el contexto histórico y político peruano e internacional.

De acuerdo con Degregori11, la crisis del socialismo y la Guerra Fría (1947-1991) influyeron en el surgimiento de Sendero, ya que esta interpretación asegura quienes serían sus integrantes comenzaron a cuestionar la viabilidad del socialismo para contrarrestar el imperialismo estadounidense. Por eso buscaron una nueva forma de comunismo, esta vez basada en la ideología fundamentalista del marxismo-leninismo-maoísmo, con la cual proclamaban la lucha armada y la creación de un Estado revolucionario como su forma de acción. Asimismo, en la década de 1980 el país vivía una fuerte crisis económica y política, que incrementó la desigualdad social y generó un descontento generalizado en la población. Los partidos políticos tradicionales se encontraban debilitados y no existía una representatividad por parte de las instituciones estatales12.

En este contexto, surgieron diferentes grupos y movimientos de izquierda que buscaron establecer nuevas formas de organización social y política. Sin embargo, influenciado por el pensamiento marxista-leninista-maoísta, Sendero Luminoso se presentó como la única fuerza capaz de liderar la revolución del país. Aunque compartían ciertos objetivos políticos y sociales con otros grupos de izquierda, su ideología, tácticas violentas e intolerancia, provocaron tensiones, relaciones conflictivas e incluso enfrentamientos con otros grupos de izquierda como el Partido Comunista del Perú, Patria Roja, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA)13.

A nivel nacional, de acuerdo con el informe de la Comisión de la Verdad y Reconcilia-ción14, el Conflicto se divide en cinco etapas: primero, cuando Sendero Luminoso inició la violencia armada con la quema de ánforas electorales en Chuschi, Ayacucho (1980). Frente a ello, el Estado realizó un despliegue represivo (1982); segundo, cuando el Estado estableció bases militares en los lugares considerados más revoltosos (1983) y asesinó a más de un centenar de reclusos acusados de terrorismo (1986); tercero, cuando Sendero Luminoso conformó una alianza con narcotraficantes para atacar en conjunto a las Fuerzas del Estado (1986-1989); cuarto, cuando Sendero atacó el puesto policial de Uchiza para liberar la zona del Alto Huallaga (1989-1992) y asesinó a 10 policías. Durante esta etapa se produjeron enfrentamientos sumamente violentos, que dieron como resultado muchas muertes, desapariciones y heridos; y quinto, cuando con la captura de Abimael Guzmán el 12 de septiembre de 1992, Sendero Luminoso comenzó a decaer, pero el autoritarismo y corrupción del Gobierno de Alberto Fujimori continuó, por lo cual esta etapa culminó con su renuncia vía fax desde Japón, el 19 de noviembre del 2000.

Por otra parte, fue durante las décadas de 1970 y 1980, que la demanda de ingreso a la universidad aumentó significativamente, quizá porque los jóvenes peruanos veían en la educación superior una herramienta para romper las barreras sociales y económicas:

(...) El tránsito del mito de Inkarrí al mito del progreso reorienta en 180 grados a las poblaciones andinas, que dejan de mirar hacia el pasado. Ya no esperan más al Inka, son el nuevo Inka en movimiento. El campesinado indígena se lanza, entonces, con una vitalidad insospechada a la conquista del futuro y del "progreso". La escuela, el comercio y en algunos bolsones el trabajo asalariado, son los principales instrumentos para esa conquista a la cual la migración a las ciudades -crecientemente planificada- le abre nuevos horizontes.15

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos se convirtió en una de las instituciones más demandadas, cuya cantidad de estudiantes pasó de 19 461 en 1970 a 32 916 en 1980 y a 45 354 en 198716. Sin embargo, la sobrepoblación y el deterioro de la educación pública17, generó una frustración y descontento en los estudiantes, aprovechada por grupos de izquierda radicales, quienes vieron a la universidad pública como un escenario idóneo para la difusión de su ideo-logía18. A inicios de la década de 1980, San Marcos se encontraba politizada y se observaba la presencia de varias agrupaciones políticas de izquierda luego de la escisión del Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Algunas de estas agrupaciones fueron el FER-Antifacista, Patria Roja, Vanguardia Revolucionaria, Partido Comunista Revolucionario y Unión Estudiantil, en donde algunos asimilaron la idea de realizar una militancia política fuera del campus universitario19.

De hecho, fue justamente la propuesta de la acción armada para alcanzar el cambio social, la que funcionó como elemento seductor importante en el reclutamiento de universitarios por parte de Sendero20, en especial, en aquellos con carencias económicas21. Por lo tanto, a diferencia de las otras organizaciones políticas de izquierda en la universidad, Sendero Luminoso y el MRTA sobrepasaron los límites de una organización estudiantil y vieron a San Marcos como un espacio estratégico de difusión ideológica, captación y reclutamiento de militantes22. En San Marcos se vivía una profunda crisis económica, social y educativa, Todo ello, sumado a la violencia desatada por los continuos enfrentamientos entre Sendero Luminoso y el Estado, provocó que el número de estudiantes se redujera a 26 028 para 198823:

El PCP-SL entendió el sistema educativo como un espacio estratégico que usaba para transmitir su ideología y le era funcional para sus propósitos de expansión política. A diferencia de otras agrupaciones de izquierda con mayor tradición obrera e inserción sindical como el PC-Unidad, reemplazó al sindicato por las escuelas, las universidades y las academias preuniversitarias como espacios de captación, formación y agitación política.24

Otra estrategia de captación que utilizó Sendero en la universidad fue el clientelismo y el pragmatismo; por lo que "su discurso invocaba a la guerra popular, pero al mismo tiempo su práctica se ajustaba a demandas pragmáticas como la lucha por el ingreso directo, el traslado interno, horarios especiales de clases y la graduación sin tesis"25. De esta manera, sus estrategias de captación se adecuaron a suplir las necesidades a corto y mediano plazo de los estudiantes; es decir, a impulsar cambios en la universidad y en la sociedad mediante la lucha armada.

A inicios de la década de 1990, entre las medidas autoritarias que estableció Fujimori, se ordenó la intervención militar en universidades públicas como la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle26. Aunque en septiembre de 1992 Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, fue capturado, la universidad aún se mantuvo intervenida y vigilada militarmente de manera continua. Tres años después, Fujimori ordenó la intervención administrativa y la formación de la Comisión Reorganizadora (CORE) para subordinar la universidad de acuerdo a sus intereses políticos, aprovechando la imagen pública que se había construido del estudiante sanmarquino como terrorista27.

De acuerdo con los relatos de los estudiantes entrevistados, durante la primera mitad del Conflicto Armado Interno San Marcos se conviertió en un espacio de constante vigilancia, a tal intensidad que no se podía bajar la guardia. Una palabra, acción o gesto podría ser malinterpretado, tanto por los senderistas como por los militares. Durante este periodo, el enfrentamiento entre senderistas y el Estado dentro y fuera del campus fue constante y muy temido por los estudiantes, por lo que no se podía estar en calma ni adentro ni afuera de la universidad. Según los relatos analizados, podemos inferir que, ante el miedo a la represión, muchos optaron por el alejamiento de la vida política durante y después del conflicto. No obstante, los estudiantes que ingresaron en la década de 1990, nos relatan una lenta reactivación de la política estudiantil, así como relaciones más horizontales entre algunos estudiantes y militares, debido a la contemporaneidad de edades y al compartir de manera permanente el campus universitario.

El surgimiento de Sendero Luminoso: entre la conciliación y el temor (1980-1983)

En este apartado se estudiará la primera fase del Conflicto Armado Interno en relación con la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a partir de los relatos de cinco estudiantes de la década de 1980. Para ello, debemos considerar que, si bien ya pasaron alrededor de cuatro décadas desde que terminaron la universidad, durante esos años vivieron eventos traumáticos que aún perduran en sus memorias. El "uso de la memoria"28 parte de su selección, ya que voluntaria o involuntariamente se decide qué se recordará, por lo que, si bien se puede tener un mismo contexto, cada uno presentará su propia perspectiva, la cual reproducirá sus relaciones sociales subjetivas y diferenciadas29. Los recuerdos se organizarán en forma de relatos o historias que otorgarán sentido a sus propias experiencias; es decir, el relato es la forma en que la memoria organiza la información y permite recordarla de manera significativa30. Por ello, los relatos no son solo secuencias de eventos, sino que incluyen también información sobre los personajes involucrados, sus motivaciones, emociones y acciones. Los relatos nos permiten no solo recordar lo que sucedió, sino también comprender el por qué y el cómo de lo sucedido. En este sentido, recoger los relatos de los entrevistados propone una contraparte a la "memoria de salvación"31 construida por el Estado, al recuperar la pluralidad de memorias de estudiantes que vivieron este suceso y romper con la explicación unidimensional y simplista del Conflicto Armado Interno.

Desde los inicios del siglo XX, San Marcos se estableció como lugar de disputas ideológicas y políticas, ya que concentraba a una gran cantidad de estudiantes y docentes de diversas procedencias y pensamientos, con un rol creciente de actores políticos32. En esta dinámica de crítica social surgió el movimiento estudiantil altamente politizado como respuesta a las necesidades de los estudiantes y la precariedad de la universidad, en donde los alumnos buscaban organizarse para afrontar los problemas logísticos y debatir ideas sobre el cambio social33.

Por ejemplo, cuando José estudió medicina en 1982, no solo fue asistente de cátedra en varios cursos, sino que también le preocupaban los problemas de su facultad, por lo que participaba activamente en la política estudiantil. Así, junto a sus compañeros tuvo que organizarse para recaudar fondos para comprar focos para las aulas y carpetas para llevar sus clases, todo ello provocado por la poca inversión del Gobierno en la universidad34. De este modo, José, preocupado por la situación de la universidad, participaba de manera activa en las asambleas de estudiantes y en grupos políticos, en donde también asistían muchos de sus amigos y compañeros de carrera. Debido a que José era más cercano a este tipo de actividades políticas, nos relata un Sendero Luminoso que en sus inicios formó parte de un "tejido social" sin reclutamiento masivo en espacios abiertos, pero con un pensamiento dogmático en su interior.

Yo no recuerdo que haya habido actividades, digamos así de adoctrinamiento masivo. En realidad, el ambiente era súper abierto, había muchas discusiones, círculos de estudios, había asambleas y básicamente las actividades eran a nivel solo de su círculo. Había gente que participaba y se involucraba en distintas actividades. Fuera de eso estaban con sus compañeros, hacían una vida normal, estaban en las fiestas, estaban en las gymkhanas, en todas las actividades. Entonces, más que imponer, ellos [Sendero Luminoso en sus inicios] eran parte de un tejido social, se movían en los circuitos en donde se movían, pero en realidad no es que haya una presencia orgánica de poner bandera roja, de hacer pintas específicas.35

José nos presenta una versión más simpatizante de los orígenes de Sendero, ya que eran sus propios compañeros los que al comienzo frecuentaban estos espacios, quienes, como muchos estudiantes en el momento, también se desligaron al observar su radicalización, tal como señala Hinojosa36. No obstante, muchos estudiantes permanecieron en la agrupación, atraídos por las ideas de cambio social, y formaron parte de la lucha armada de manera rotativa para no abandonar sus estudios:

Había algunos compañeros nuestros que estaban en el ejército popular y en vacaciones desaparecían dos o tres meses y luego aparecían. En algunos casos, cuando estaban en confianza nos contaban sus aventuras. Porque obviamente la gente que participaba en combates, después que terminaba de hacer sus servicios de rotación, se reincorporaba porque tenían que estudiar. Había gente que tenía esa dinámica.37

Las actividades iniciales de reclutamiento de Sendero en San Marcos se vincularon con el ámbito cultural y educativo, por lo que varios estudiantes respondieron motivados a las invitaciones de los círculos de estudio. Sin embargo, estos espacios actuaban como redes de inclusión para la militancia en el partido y, al mismo tiempo, conformaban una red de apoyo38:

Para empezar, yo creo que cuando ingresamos ya había compañeros que ya estaban en plena militancia ¿no? A mí me invitaron a participar en este grupo, los Amautas. Yo, digamos me había autoformado en algunas cosas. Digamos del marxismo, leía mucho marxismo, sobre todo norteamericano y me invitaron una vez a una reunión, a un círculo que tenían ellos y me pareció una cosa bastante escolar. La gente leía los textos, prácticamente se los memorizaba, era más adoctrinamiento que discusión; y, por lo cual, no estaba acostumbrado a eso. Bueno eran mis amigos, pero obviamente después de la primera reunión, dejaron de invitarme. Posteriormente, con los años, algunos de esos chicos militaron en Sendero, algunos estuvieron en el Ejército popular, nos graduamos y hasta ahora somos grandes amigos.39

De forma similar, Andrés, estudiante de Sociología durante el mismo periodo, frecuentaba espacios de debate e intercambio de ideas con respecto a la situación del país y de la universidad. Debido a ello, también observó el surgimiento de Sendero Luminoso como uno de los tantos grupos dentro de la politización estudiantil. Sin embargo, al igual que el caso anterior, Andrés pronto reconoció la postura dogmática de esta agrupación, por lo que dejó de frecuentar sus reuniones:

Digamos que las influencias estaban un poco a veces sectorizadas porque había algunos que tenían más influencia en las áreas médicas, otros tenían más influencia en Economía, otros en Derecho y otros en Biología, Química... A veces estaba así, muy fraccionado. No era que una sola organización tenía el control político o mayor influencia política en toda la universidad. Y, bueno, había el entendimiento, la discusión, la correlación, el diálogo entre todos estos grupos y finalmente había el entendimiento como para diferenciar qué cosa era un partido político de un frente único.40

Por otro lado, los estudiantes lejanos a la política estudiantil describen un Sendero Luminoso con pocos militantes, pero con presencia avasalladora. Isabel, estudiante de Educación y Manuel y María, estudiantes de Historia durante este periodo, nos brindan una visión más temerosa de Sendero en la universidad, quizá debido a que, por compromisos laborales y personales, solo iban a la universidad para sus clases y luego se retiraban. Por ejemplo, Isabel nos narra que prefería no quedarse en la universidad debido a que tenía que trabajar; por lo que, si bien no participó en los círculos de estudio o actividades que realizaba Sendero, sí los observó reunirse y reclutar a estudiantes de manera abierta.

Entonces yo subía a Educación [antiguo segundo piso de la Facultad de Letras] y en la parte del patio de Letras ahí armaban su redondela y había muchos jóvenes, se supone que estudiantes... supongo yo, que tenían esa ideología y estaban todos enmascarados y con sus banderitas ¿no? de la oz y el martillo... arengando, hablando, ideologizando, a todos los que estaban ahí alrededor, dentro de sus ideas.41

Del mismo modo, Manuel tampoco pasaba mucho tiempo en el campus, ya que, al terminar sus clases, se iba a trabajar. Por ello, al igual que Isabel, observó de manera terrorífica la concentración en el campus de estudiantes politizados y adoctrinados con el pensamiento senderista:

Los viernes por la tarde eran escalofriantes. No sé qué clase tenía los viernes por la noche, pero ir a la universidad y escuchar los llamados de Sendero y sus concentraciones en el "bosquecito de Letras" era una experiencia muy intensa, que aún a veces recuerdo.42

Las ideas izquierdistas no solo se observaban fuera de las aulas, sino también dentro, ya que algunos profesores aprovechaban los cursos de teoría social para difundir ideas de cambio:

En ese tiempo nos enseñaban Materialismo Dialéctico, Materialismo Histórico y los mismos profesores también aprovechaban para meterse, sus ideas de capitalismo, de materialismo, de socialismo, de falso socialismo que dice que va a haber equidad e igualdad para todos.43

De este modo, el pensamiento de Sendero fue calando poco a poco en los estudiantes, docentes y trabajadores, varios de los cuales mostraban evidentemente su apoyo: "No solo los profesores que apoyaban a Sendero lo hacían explícito, también lo hacía la Coordinadora Académica, que era como el centro de estudiantes, y su oficina funcionaba como centro de operaciones de Sendero Luminoso"44.

En más de una oportunidad ocuparon [Sendero] la canchita de San Fernando [facultad de Medicina] para hacer sus asambleas. A veces venía Sendero y se apoderaba de la canchita y hacían sus asambleas y actos políticos en las noches. O a veces, también de repente había senderistas caídos en combate y les hacían homenaje en las noches.45

El sendero de la violencia (1983-1990)

Con el pasar de los años, Sendero Luminoso se fue radicalizando y, así, varios simpatizantes también lo hicieron al combatir en la guerra popular; es decir, la lucha armada con las Fuerzas del Estado46, lo cual se ve reflejado en el 35.5 % de estudiantes inculpados por terrorismo entre 1983 y 198647:

Recuerdo que estaba en la ciudad universitaria, estábamos esperando en el aula a un profesor, en eso entran unos cuatro o cinco chicos de ascendencia andina muy sencillos y hablaban de que querían despedirse porque se iban al campo a hacer la guerra popular. Nosotros los mirábamos diciendo: ¿qué les ha pasado a estos chicos?48

En respuesta a las actividades radicales de Sendero Luminoso, el Estado pronto comenzó a detener y combatir a todos los sospechosos. Si bien las detenciones se realizaban en la calle, pronto comenzaron a infiltrarse en San Marcos49. Por ello, Sendero cambió su forma de reclutamiento a una más cautelosa y, del mismo modo, los simpatizantes de Sendero se hicieron más selectivos al expresarse en público. Esta situación de constante incertidumbre permeó en la libertad de los estudiantes, quienes debían de cuidar sus palabras y acciones para evitar ser encarcelados o violentados, apoyaran o no a Sendero:

Recuerdo que estaba con mis amigos en la puerta de la Facultad [...] y les dije que alguien me acompañe a ver libros en Amazonas [...] Y algunos se burlaron de mí, "¡no!" "compras cosas que no sirven", así que me fui solo. Crucé la pista. Mientras cruzaba la pista, entraba la represión. Mientras cruzaba la pista a contrasentido de la tanqueta, no sabía qué hacer. Lo único que se me ocurrió fue seguir caminando. Mis amigos que estaban en la puerta de la Facultad se metieron, yo seguía caminando y veía como rodeaban la Facultad y se metían. Llegué a mi casa y comencé a llamar a las familias de todos mis amigos, diciéndoles que habían entrado a la Facultad, "por favor búsquenlos". De hecho, después supimos que se lo llevaron a todos: al decano, al Concejo de Facultad, trabajadores, a toda la facultad se lo levantaron en peso y se lo llevaron al Fuerte Rímac. A los chicos los tuvieron echados ahí en el pavimento, se levantaron como 700 personas. Esos fueron los momentos más duros. Me salvé. Muchos compañeros que estudiaron conmigo, ese día terminaron en el Fuerte Rímac.50

Además, en muchos casos los estudiantes no podían identificar quiénes de sus compañeros eran militantes, lo que les generó una paranoia permanente. De hecho, tanto María como Manuel solo se enteraron de la militancia de sus compañeros al verlos capturados. "Tuve una amiga evangélica que abruptamente se volvió senderista cuando se trasladó de carrera, me enteré cuando la vi en la televisión cuando la capturaron"51. De manera similar, Manuel narra:

Después me entero de que dos amigos de mi círculo ya eran senderistas y participaban en acciones de Sendero... Era un poco difícil de entender que ellos se iban radicalizando poco a poco, y solo nos enteramos quiénes se radicalizaron cuando murieron, fueron acribillados, capturados, sabe Dios qué más... En fin, siguieron diferentes caminos.52

El año académico era frecuentemente interrumpido por huelgas administrativas y estudiantiles, lo que generó un efecto de frustración y enojo por parte de los estudiantes, muchos de los cuales optaban por abandonar la carrera o radicalizarse, lo cual explicaría en parte la disminución de estudiantes de 45 354 en 1987 a 26 028 en 198853:

Había mucho desempleo, precariedad, mucha violencia doméstica, jóvenes que intentaban buscar una realización personal. Es un momento de crisis para las Ciencias Sociales. Era una decepción estudiar en una universidad pública con poco presupuesto y profesores que cumplían mal su función docente. Todos esos ingredientes afectaban la voluntad para estudiar. Algunos se radicalizaban mucho más, otros abandonaban la carrera, era un panorama bastante incierto.54

La situación se volvía cada vez más violenta dentro y fuera del campus, provocado por las mismas acciones de Sendero, como por los constantes enfrentamientos entre Sendero y el Estado. De hecho, esta situación incierta fue calando en los estudiantes, quienes pronto comenzaron a temer por su integridad física y evitaron emitir opiniones por miedo, tanto a Sendero como a los policías y militares, ya que era difícil identificarlos. Esta situación afectó física y psicológicamente a gran parte de la comunidad universitaria: "Ya caminando por las calles uno veía cualquier bolsa negra. Tú ves una bolsa negra normal, pero antes no... antes generalmente todas las bolsas negras eran una bomba"55.

Era una situación compleja. Porque digamos, cuando tú tienes la violencia con un alto nivel de cotidianidad, como que aprendes a convivir con eso y, después con el tiempo te das cuenta de la magnitud de las cosas con las cuales estás conviviendo.56

Adicionalmente, debido a que Sendero tenía un grupo de simpatizantes en San Marcos y en otras universidades, principalmente estatales, se fue creando un estigma en la opinión pública con respecto a los sanmarquinos. Así, cuando la policía realizaba intervenciones en el transporte público, los estudiantes de universidades públicas eran los primeros sospechosos, lo que resultaba en detenciones injustificadas y agresiones físicas y verbales:

Tener un carné universitario de San Marcos o de cualquier otra universidad pública en esos días equivalía a que eras el primero que la policía bajaba del micro para registrarte hasta el último centímetro de tu bolsillo raído o, en el peor de los casos, llevarte directamente a la Dincote como sospechoso de lo que sea, aun cuando fueras el más nerd de las clases de literatura, que solo leía a Homero y no sabía de otro Marx más que de Groucho. Muchos de esos muchachos estudiantes de ingeniería, que solían hundirse entre sus reglas T y sus calculadoras Cassio, terminaron encarcelados, torturados y algunas veces asesinados, solo por tener un carné universitario.57

A partir de la estigmatización y detenciones injustificadas, sin importar si te interesaba o no la política estudiantil, se incrementó el miedo a mostrar el carné universitario, opinar sobre política y portar libros que tuvieran alguna referencia al marxismo o, incluso, al color rojo:

Pero a la hora que caían [los militares], pues, si te tiraban una bomba o te disparaban, tiraban a todos. Igual en los carros, generalmente a los carros también, cuando estaba todavía Belaúnde [presidente del Perú entre 1980-1985], subían y te pedían identificación. Y cuando tú enseñabas el carné de San Marcos, uy... te bajaban inmediatamente. "San Marcos, ya yaya, abajo, abajo". Entonces, incluso me acuerdo de que yo me iba y no utilizaba mi carné. Prefería pagar [pasaje] entero en esos tiempos, porque el miedo era que te cojan con el carné.58

En ese momento, por un libro que se considerase un poco faltoso podías terminar preso. Así que tuve que deshacerme de muchos de mis archivos. Recuerdo que me conseguí a dos amigas, muy amigas mías, pero que eran pitucas. Incluso, a una les dejé una caja con mis libros marxistas o de historia crítica y el resto de las cosas me las deshice a pedido de mi padre.59

A partir de estos relatos, identificamos que los estudiantes de San Marcos de la década de 1980 fueron violentados desde varios frentes: Sendero, el Estado y la opinión pública. Además, se encontraban en ambiente universitario complejo, donde convivieron simpatizantes de ideas de cambio social, pero en contra del dogma senderista, militantes senderistas, estudiantes ajenos al movimiento político estudiantil y estudiantes que vieron con mucho temor la concentración senderista en el campus. Esta diversidad de voces nos permite comprender mejor el conflicto durante esta época, los vínculos de los estudiantes con Sendero, las transformaciones de la estrategia de reclutamiento senderista, los miedos y preocupaciones de los estudiantes y sus estrategias para sobrevivir durante esta época.

¿Intervención militar para la pacificación?

Al finalizar el Gobierno de Alan García en 1990, el país estaba convulsionado por la crisis económica, el incremento de la pobreza y la violencia, que desembocó en una crisis de representatividad política, incomunicación cultural y autoridad moral60. En este contexto, Alberto Fujimori, asumió la presidencia con base en la figura del outsider, del desapegado de los partidos tradicionales, que tuvo apoyo debido al "desgaste de los partidos políticos incapaces de sintonizar con las aspiraciones ciudadanas y/o encontrar formas de articulación con actores sociales también en crisis"61. El colapso gradual de los partidos políticos tuvo su fuerte estocada con el golpe de Estado de 1992, el cual inició la "década de la antipolítica".

El conjunto de partidos se vio sometido al ataque incesante de dos actores extra sisté-micos: el outsider convertido en gobernante y Sendero Luminoso. Desde este último los ataques fueron muchas veces violentos y mortíferos. Pero la batalla ideológica del Gobierno, aprovechando la obsolescencia de los viejos partidos, resultó a la larga mucho más eficaz para crear un clima de rechazo a la política en general.62

En 1991, Alberto Fujimori ordenó la intervención de las universidades públicas con la justificación de combatir a los grupos subversivos dentro del campus e impedir su propagación63. Una de las universidades intervenidas fue San Marcos y para entender cómo este proceso afectó de diversas maneras a los universitarios, analizaremos los relatos de cinco estudiantes durante este periodo. Con ello buscamos presentar y contrastar los relatos frente a la memoria salvadora sostenida por Fujimori, luego de inspeccionar el campus el 21 de mayo de 1991:

Es hora de poner orden y disciplina en las universidades para poner fin a la infiltración subversiva [...] Tenemos que erradicar y extirpar la presencia de estos grupos subversivos, que atenta contra la autonomía de la universidad [...] No haremos intervenciones violentas de ninguna manera, pero sí vamos a realizar trabajos con orden y disciplina. No queremos hacer requisas ni detenciones masivas de estudiantes, como se hacía anteriormente.64

La primera acción de la intervención militar de la universidad fue la concentración de militares y vigilancia permanente en espacios comunes y compartidos por la comunidad estudiantil, como el comedor y la vivienda universitaria. Cubrieron las paredes pintadas con frases y lemas alusivos a Sendero Luminoso y al pensamiento de izquierda65. Las medidas de mayor intimidación, según los relatos de este artículo, fueron el control de ingreso al campus universitario, la represión de marchas estudiantiles con bombas lacrimógenas, el toque de queda, la prohibición y saqueo de libros66, la circulación de tanques y la presencia de militares armados en clases. Aquellos actos simbolizaron el autoritarismo del Gobierno sobre los estudiantes:

[La Facultad de] Sociales prácticamente fue saqueado, la biblioteca fue destruida, los libros de tendencia roja, de apología al terrorismo fueron quemados de la facultad de Ciencias Sociales. Docentes y estudiantes. sus bibliotecas fueron desaparecidas. Yo me acuerdo muy bien haberme llevado varios ejemplares de marca de centro de estudiantes porque iban a desaparecer, incluso yo en mi propio domicilio tenía miedo de guardarlos en mi casa porque pensé que alguien me podría delatar y podían ir a mi casa y desaparecerme.67

La intervención militar en San Marcos refleja dos posturas en los relatos de nuestros entrevistados, aunque no son excluyentes una de la otra, sí demuestran ambigüedad. La primera postura se inclina por la aceptación de la presencia militar, ya que la intervención significaba el cumplimiento de las actividades académicas regulares, previamente programadas durante el año o ciclo curricular:

Los estudiantes estaban de acuerdo con esa imposición [militar] porque permitía la regularización de los cursos, aunque sí había pequeños grupos que buscaban protestar, pero sí, no les dejaban tomar los locales, para empezar porque les quitaron el centro de estudiantes. En términos pasivos los estudiantes querían un orden.68

La segunda postura demuestra rechazo y denuncia, pues la presencia militar simbolizaba el autoritarismo del Gobierno, la vulneración de derechos estudiantiles y las restricciones de libre expresión. La protesta estudiantil denuncia las arbitrariedades, pues los efectos colaterales de la intervención y represión fue la aniquilación progresiva del movimiento estudiantil politizado:

Lo favorable es la democracia, en una etapa en la cual se quiso hacer una reforma estructural de la universidad, con nuevos planes de estudio, lo más adecuado era que haya una transición democrática en la universidad. Eso no hubo, fue autoritarismo y comisiones interventoras que afectaron directamente la universidad. Digamos que, entre comillas, lo favorable fue que con la intervención militar uno comenzaba en abril y terminaba en agosto, comenzaba en agosto y terminaba en diciembre, eso se mantiene hasta la actualidad. También digamos que hubo una etapa de desideologización; es decir, antes yo recuerdo haber llevado en la universidad introducción al marxismo, materialismo dialéctico y materialismo histórico. Con la reforma que hubo en el año 95, más la intervención militar, esos cursos desaparecieron.69

En muchos, hay un deseo por culminar con prontitud sus estudios y regularizar las actividades por lo que terminan por aceptar el orden establecido. El orden en las actividades académicas se resalta de forma positiva; sin embargo, no es una posición definitiva, pues se mantienen críticos frente a los actos intimidatorios y de censura efectuados por los militares. Demuestran una fuerte sensación de angustia por el ascenso del autoritarismo, el temor y la vulneración de derechos. Como consecuencia, muchos optaron por alejarse de espacios de organización estudiantil, por temor a la represión militar y/o administrativa. No obstante, lo primordial para los estudiantes fue su protección de los militares y remanentes de Sendero Luminoso. Al respecto, los militares realizaban las detenciones bajo tres modalidades: rastrillaje, redadas y detenciones selectivas70:

Estábamos haciendo clases y pateaban las puertas "abran, abran" y teníamos que salir todos. Hacíamos las filas y... de hecho los rastrillajes eran tan... o sea, así contado de repente no suena tan fuerte ¿no? Pero era más o menos fuerte, tanto que a veces yo tengo pesadillas todavía. Tengo un sueño en el que estoy en San Marcos y ya empieza a haber las filas de militares. y me despierto asustado.71

Los estudiantes resaltan el rastrillaje como método antisubversivo principal, ya que causaba mucho temor porque podían ser confundidos con senderistas solo por aparecer en la lista. Cabe recordar que durante esos años podían hablar con un militante o simpatizante de Sendero sin siquiera saberlo. Roberto narra sobre un hecho relacionado al rastrillaje, su vínculo con un compañero y el temor a ser confundido como integrante de Sendero Luminoso. Adicionalmente, menciona la persecución mediante el espionaje, lo que evidencia sofisticadas estrategias de inteligencia desarrolladas en la universidad que acentuaron la violencia:

Recuerdo a un "pata" de Historia que era de la Coordinadora y él era senderista. Y lo detuvieron, estuvo preso. Pero la semana anterior a que lo detuvieran, yo había estado conversando con él en el comedor de Cangallo, porque él estaba ahí organizando (...) Entonces yo decía "lo han detenido". Bueno, cuando lo detuvieron habrá sido por 15 días y lo presentaron con traje a rayas, con barba y todo, gritando. Y, a la semana de que salió en televisión hicieron el rastrillaje, entonces me estaba acercando y yo decía "me han filmado con él... es probable que esté en la lista. Entonces, llegué y no estaba. Me volvió el alma al cuerpo.72

Además de la intervención militar, también se estableció la Comisión Reorganizadora (CORE) en 1995, ignorando la autonomía universitaria y siendo respaldada por antecedentes similares en la Universidad Nacional Federico Villarreal y la Universidad San Martín de Porres. Dicho acto se justifica con la imagen violenta y subversiva, difundida por políticos afines al Gobierno de Fujimori. Lazo presenta el discurso utilizado por el sector de interventores:

La universidad tenía una naturaleza violenta (subversiva) debido a las asignaturas impartidas y la politización de los estudiantes, docentes y trabajadores no docentes; esto implicaba un "estado de caos reinante", motivo por el cual las universidades públicas no estaban desarrollando la personalidad humana ni fortaleciendo el respeto a los derechos humanos, lo cual, a su vez, de manera inherente implicó la violación de la autonomía universitaria.73

Aunque la Comisión Reorganizadora vulneró el derecho de autonomía universitaria, tuvo respaldo por un sector importante de la universidad, con decanos y docentes fieles al Gobierno de Fujimori. La eliminación de los Consejos de Facultad, Comité de Asesores, la designación de cargos y decanos de confianza fueron algunas de las acciones que muestran el espíritu autoritario del régimen:74

Lo que hace Fujimori era nombrar profesores que fueran leales al Gobierno. Eso se logró haciendo que muchos de los profesores, que habían tenido mucha crítica de parte de los colegas, fueran nombrados a nombre del Gobierno para que tengan una autoridad a nivel de la Facultad. Una de las cosas que hacen es botar a los adversarios y enemigos políticos de estos profesores.75

La remoción de docentes críticos del régimen fujimorista evidenciaba fines totalizadores, que afectan a la universidad, a nivel académico, crítico y de debate. Asimismo, se desactiva el Tercio Estudiantil, Centro Federado y Centro de Estudiantes:

No hay, como hay ahora, tercio estudiantil, ni consejo de facultad, eso ya no existía en el año 95 no hay centro de estudiantes, no hay Centro Federado, Consejo de Facultad. O sea, no hay clima de politización de la universidad; por el contrario, había una especie de calma tensa diría yo, en el cual los militares tenían el control de la universidad.76

Estudiantes y militares: convivencia polarizada en San Marcos

En este acápite presentamos los relatos sobre la cotidianidad y la convivencia con los militares, a partir de la intervención en la universidad. Al respecto, las percepciones son variadas y contrapuestas. La etapa universitaria en San Marcos durante la militarización es recordada con escenas de violencia, represión, persecución, miedo e incertidumbre. La presencia militar y la de Sendero acentuaron aquellas sensaciones en muchos de los estudiantes. Al respecto, uno de nuestros entrevistados comenta:

Lo que ocurre es que en San Marcos no se tenía una coyuntura de temor externa, saliendo de la universidad te pedían tu documento, podías terminar en la comisaría, etc. Pero también internamente en la universidad porque no solo estaban los que actuaban como soplones de la Fuerza Armada, que eran como infiltrados dentro de la misma Universidad, entonces tenía en Sociales por lo menos un infiltrado por cada base y en cada especialidad, Historia, Arqueología, Sociología. Eso generaba un clima de mucho temor, que es lo que siento viéndolo a la distancia, en términos de memoria histórica, mucho temor. pero no solamente era el temor de los soplones que te podían delatar, también era el temor de confrontar a Sendero Luminoso, con los grupos de izquierda radical que estaban en San Marcos.77

La represión violenta hacia los estudiantes evidencia la crisis democrática atravesada. En tanto, con la instalación de la base militar, se inauguró la universidad como un campo de batalla, lejos de considerarse una casa de estudios donde prevalece el sentido crítico y el debate. Las reformas impulsadas desde el Gobierno transformaron la visión sobre la universidad como una institución de enseñanza, pues transgredía principios básicos de libertad y autonomía, generando el ascenso de la violencia. La intervención, represión y espionaje, al cual fueron expuestos los estudiantes, moldearon la convivencia y las interrelaciones. Los estudiantes fueron blancos de espionaje y persecución, el clima de temor se volvió sistemático. Había inseguridad al relacionarse con sus propios compañeros y hablar ciertos temas con ellos, ya que desconocían quienes eran realmente, si infiltrados militares o miembros de Sendero. Ello generaba incertidumbre, puesto que podían ser inculpados por alguna interpretación errónea o entrar en confrontación con Sendero. En esta época, la percepción de la universidad se reinventó, pues debían cuidarse como si estuvieran en campo de guerra.

Juan recuerda la universidad como un espacio de mucha violencia y miedo. Él ingresó a San Marcos en 1992, al inicio de la intervención, cuando la violencia era álgida y la universidad empezó a adaptarse a la presencia militar. Igualmente, Roberto ingresó en el mismo año, también hace énfasis en la violencia, sucesivos rastrillajes, espionaje, detención de estudiantes y docentes. Los ingresantes de 1994 narran de forma diferente la intervención, quizá debido a que encontraron la universidad intervenida desde un inicio. Al respecto, relatan que "si bien podemos percibir que esa presencia reprime, yo no recuerdo que le haya pasado a alguien que los militares hayan golpeado a alguien. No al entorno cercano de mis amigos de la Facultad"78. Posteriormente, uno de los exestudiantes reflexiona: "Hubo cosas que ahora consideramos abuso, por ejemplo, que revisen las mochilas todos los días. Pero estaba normalizado"79. Él mismo menciona que en 1995 y 1996 la situación tensa entre estudiantes y militares fue disminuyendo:

El entorno era tranquilo, tal vez fue pacificado, pero para mí era normal desde que llegué, así lo vi. En todas partes de Lima sucedía lo mismo. Llegamos sabiendo convivir con ese escenario, los atentados en Lima habían sido muy frecuentes, Abimael había caído en el 92 y por eso ya había pasado todo. No me conflictuaba... Cuando he hablado después con amigos que ingresaron ya en el 94, nos dicen "no, eso no pasaba", porque eso cambió... [la desconfianza de los militares sobre los estudiantes] el 93 ya era muy distinto. 93, 94 ya cambió todo, ya incluso los veíamos a los alumnos jugando fútbol. fulbito. con los soldados. Era una cosa. ese tránsito lo vimos.80

Luego de varios años de violencia en el país es comprensible que la sociedad en general haya normalizado el autoritarismo militar y de Gobierno. Por ejemplo, los ingresantes entre 1993 y 1995 mencionan una convivencia amical entre estudiantes y militares. La interacción forzada produjo una socialización cercana y horizontal, incluso formaron vínculos amicales y practicaban deporte juntos, impensables para los estudiantes de años anteriores:

En el periodo que estuve, antes parece que fue más tenso. Pero en el 94 era parte de la convivencia. Ellos jugaban con nosotros, no sabemos cómo empezamos a interactuar con ellos, tampoco sabemos hasta qué nivel. No sé si algún soldado se animó a estudiar en la universidad, pero sí había un vínculo. Los soldados en esa época no representaron tanto la represión porque en lo cotidiano nos familiarizamos con ellos.81

Durante el mandato de Fujimori, la universidad fue modernizada, construyeron nuevos edificios como la Biblioteca Central y gestionaron el reinado Miss San Marcos. Andrea, estudiante de Sociología en 1995, comenta que esas acciones respondieron a la intención de las autoridades de mostrar una universidad agradable a la comunidad estudiantil y borrar de la memoria actos violentos perpetrados en años pasados. Aquello fue una estrategia para mostrar orden y progreso, propio del discurso fujimorista:

Estaba todo muy limpiecito, la facultad mía [sociales] era nueva, entonces sí, todo estaba pintado, los jardines estaban bien cuidados, eso era algo que te resaltaban mucho los estudiantes más reaccionarios, digamos ¿no? Así como "ustedes no valoran cómo era esto antes". Había pizarras, salones, el comedor atendía como que frecuentemente y podías comer. La infraestructura sí, creo que fue el momento de inflexión. Fujimori y la intervención le metieron plata a eso, además como que siempre ponían fotos de lo que había sido en los 80 e inicios de los 90. Además, compró nuevos buses, recuerdo ¿no? "El burro" funcionaba bien. Yo creo que ahí fue como mostrar que había una nueva universidad. La universidad del fujimorismo que era más moderna. La infraestructura era parte del discurso, era parte del armado de la narrativa que estaban vendiendo.82

El funcionamiento controlado de la universidad y el orden en las actividades académicas fueron efectos inmediatos de la intervención administrativa. Aunque era mejor vista en términos de infraestructura, la calidad docente y académica disminuyó en grandes proporciones. Roberto, de Sociales, relata que "las clases fueron más sesgadas porque tenía prohibido revisar bibliografía relacionada con marxismo y se imponía una perspectiva neoliberal"83. La censura a la oposición, crítica y todo escrito relacionado a Sendero Luminoso fue parte de las estrategias de despolitización a nivel nacional. La intervención militar y la intervención administrativa buscaron pacificar la universidad de remanentes subversivos, aunque con distintos mecanismos. La primera, mediante la represión violenta; y la segunda, con amenazas de expulsión y sanciones a estudiantes que se organizan y protestan. Ambos mecanismos coercitivos impactaron en las decisiones, acciones e intereses de los estudiantes:

Persecución fuerte al comienzo. No sé cuántos expulsados habrán sido, casi 20 en Derecho, Sociales. Ya no era cuestión de ponerte preso, ya había pasado la parte más álgida de la ley contra el terrorismo, no te iban a acusar de terrorista. Pero si te aplicaban un proceso administrativo porque se daban cuenta de que los estudiantes solo querían estudiar, no que los expulsen. (... ) Hubo amenazas de expulsión, de hecho, expulsaron a varios compañeros, algunos los repusieron a otros no.84

Las estrategias utilizadas causaron impactos negativos en el movimiento estudiantil y la politización. La universidad del fujimorismo requería estudiantes centrados solo en estudiar y aprobar sus cursos, sin mayor posibilidad de organización e interferencia en la gestión de la universidad:

Hay un grueso de estudiantes que no están pensando en la política sino en la carrera. Esta situación tuvo como consecuencia inmediata el desprestigio y desinterés por el movimiento estudiantil, que en aquel entonces buscaba convencer a las personas para unirse a la causa antirrepresiva.85

Los intereses de los estudiantes ya no se centraban en la participación estudiantil sino en culminar la universidad lo antes posible, primaba ya el individualismo característico del neoliberalismo. La crisis económica, social y política del gobierno fujimorista terminaron por moldear aquellos intereses alejados de la política estudiantil y nacional, síntoma de lo que Degregori denomina "la década antipolítica".

Conclusiones

La violencia estructural no solo marca en cuerpo, sino también en mente y espíritu86. Algunas de las consecuencias que notamos hasta la actualidad, a raíz de este conflicto, es el estigma del estudiante sanmarquino radicalizado, difundido por los medios de comunicación y la memoria salvadora de Fujimori para justificar las cruentas y represivas acciones del Estado en la universidad87. Ante el ambiente de violencia, caos y estigmatización, los estudiantes de la década de 1980 comentan que varios de sus compañeros abandonaron los estudios o el país, mientras que otros intentaron terminar la carrera lo más pronto posible: "En el mundo real San Marcos estaba desprestigiado, si la gente se enteraba de que estudiabas en San Marcos, no te veía bien. Pensaban que los sanmarquinos eran senderistas, terrucos, radicales, comunistas."88:

Todos hemos sufrido, "sanmarquino eres terruco" en ese sentido si hemos sufrido, hay un estigma. [... ] Los soldados enviaban a la comisaría a los sanmarquinos. Hubo miedo porque se escuchaba y se decía, por eso jamás presentábamos el carné, sino la boleta militar y luego con la libreta electoral, donde no pusimos educación universitaria, como una opción para no estar en riesgo.89

A comienzos de la década de 1980, Sendero era una agrupación política más dentro de un contexto de alta politización estudiantil, muchos estudiantes insertados en la política universitaria no se alarmaron de las reuniones. Con el tiempo, las acciones de Sendero se radicalizaron, lo que llevó a ambos tipos de estudiantes a alejarse de todo círculo político por temor a represalias. Aun así, los constantes enfrentamientos entre Sendero y el Estado dentro y fuera del campus universitario, colocó a los estudiantes en un fuego cruzado, en donde la violencia era algo cotidiano.

En la década de 1990, con la captura de Abimael Guzmán y la caída de Sendero, la universidad comenzó a regularizarse, pero a cambio, perdió su autonomía política y el espíritu de politización que la caracterizaba a inicios de la década anterior. La presencia de los militares en el campus era vista con temor por los estudiantes que vivieron la transición; sin embargo, algunos de los estudiantes nuevos no presenciaron los enfrentamientos entre senderistas y militares, las detenciones injustificadas y abusos de los militares hacia los estudiantes, por lo que normalizaron su presencia. Sucedió una situación peculiar y fue que militares y estudiantes empezaron a socializar y fraternizar. Además, durante este periodo, se consolidó el neoliberalismo en el Perú a través del Gobierno de Fujimori y se incrementó la estigmatización y amenazas de expulsión hacia los sanmarquinos en movimientos políticos. Por lo que, aunque se esperaría la decadencia del movimiento estudiantil, estudios como el de César Nureña90, muestran que incluso en un entorno marcado por el individualismo y estigmatización, los estudiantes aún se mostraban de cierta manera participativos y comprometidos con los problemas de la sociedad, pero tendían a alejarse de la política universitaria debido a factores internos del campo político universitario.

En conclusión, este trabajo identifica dos posturas diferentes entre los universitarios de la década de 1980 con relación a Sendero Luminoso y su presencia en la universidad. Algunos argumentan que el grupo se originó como parte del contexto político de la universidad, con pequeños círculos de estudio y sin reclutamiento o adoctrinamiento masivo, mientras que otros sostienen que Sendero Luminoso surgió como un grupo político reducido, pero con una presencia abrumadora y un reclutamiento y adoctrinamiento masivos. De manera similar, se identifican dos posturas entre los universitarios de la década de 1990 con relación a la intervención militar en la universidad. Algunos sostienen que, aunque la intervención militar era temida y criticada, controló la universidad, mientras que otros argumentan que la intervención militar organizó la universidad, los militares eran vistos sin temor y se establecieron relaciones amistosas. Estos hallazgos sugieren que la percepción de los universitarios sobre estos temas varía según intereses personales, académicos y profesionales en el momento, y que es importante tener en cuenta estas diferentes perspectivas para una comprensión completa de los eventos históricos.

Por último, estudiar el Conflicto Armado Interno desde diferentes perspectivas nos acerca a conocer la complejidad y multiplicidad de voces que involucró, para así cuestionar los sucesos del presente. Los acontecimientos vividos en esta época aún permanecen en la memoria de los actores sociales, generando zozobra ante eventos que evocan el pasado violento. Incluso un evento aparentemente sin importancia, como el escribir con un determinado color, puede evocar recuerdos dolorosos, "Yo no puedo hacer lo que tú has hecho [a la entrevistadora] Yo no puedo anotar con rojo porque cuando entraban los militares a mi casa, buscaban cosas anotadas en rojo porque cualquier cosa roja es subversiva"91.

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  19. [19] Nureña, César. "Juventud y cultura política en el Perú: el caso de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima". Tesis de maestría, Universidad Iberoamericana, 2015. http://ri.ibero.mx/bitstream/handle/ibero/460/016152s.pdf?se-quence=1&isAllowed=y [URL] 🠔
  20. [20] Nureña, César. "Juventud y cultura política en el Perú: El caso de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima". Revista Argumentos 11, no. 1 (2017): 60-64. https://argumentos-historico.iep.org.pe/articulos/nurena-cultura-politica-unmsm/ [URL] 🠔
  21. [21] Saavedra, Jaime y Pablo Suárez. "El financiamiento de la educación pública en el Perú: el rol de las familias". Documento de trabajo, Grupo de Análisis para el Desarrollo, 2002. 🠔
  22. [22] Sandoval, Pablo. "El olvido está lleno de memoria. Juventud universitaria y violencia política en el Perú: la matanza de estudiantes de La Cantuta". Tesis de licenciatura, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2002. https://cybertesis.unmsm.edu.pe/handle/20.500.12672/1360 [URL] 🠔
  23. [23] Schank, Roger. Tell me a Story: Narrative and Intelligence. Illinois: Northwestern University Press, 1990. 🠔
  24. [24] Silva-Santisteban, Rocío. "El mito del terruco sanmarquino". La República, 20 de junio de 2010. https://lamula.pe/2010/06/20/el-mito-del-terruco-sanmarquino/rociosilva/ [URL] 🠔
  25. [25] Stern, Steve. "Más allá del enigma: una agenda para interpretar a Sendero y el Perú, 1980-1995". En Los senderos insólitos del Perú: guerra y sociedad, 1980-1995, editado por Steve Stern, 17-27. Lima: Instituto de Estudios Peruanos y Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, 1999. 🠔
  26. [26] Stern, Steve. "De la memoria suelta a la memoria emblemática: hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998)". En Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX, editado por Mario Garcés y Pedro Milos, 11-33. Santiago de Chile: LOM - Eco educación y comunicaciones y Universidad de Santiago de Chile, 2000. 🠔
  27. [27] Todorov, Tzvetan. Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidós, 2000. 🠔
  28. [28] Vásquez, Félix. La Memoria como acción social. Relaciones, significados e imaginario. Barcelona: Paidós , 2001. 🠔
Artículo de investigación resultado del proyecto "Memorias y UNMSM 1980-2000" del grupo de investigación Historia y Ciudadanía Activa con financiamiento del vicerrectorado de investigación y posgrado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú) con código E18150052 y resolución 05648-R-18 para el año 2018.
Comisión de la Verdad y Reconciliación, Informe Final, tomo I (Lima: CVR, 2003), 53.
Carlós-Iván Degregori, "Identidad étnica, movimientos sociales y participación política en el Perú", en Democracia, etnicidad y violencia política en los países andinos (Lima: Instituto de Estudios Peruanos e Instituto Francés de Estudios Andinos, 1993), 124, https://books.openedition.org/ifea/2153?lang=es
Steve Stern, "Más allá del enigma: una agenda para interpretar a Sendero y el Perú, 1980-1995", en Los senderos insólitos del Perú: guerra y sociedad, 1980-1995, ed. Steve Stern (Lima: Instituto de Estudios Peruanos y Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, 1999), 18-20.
CVR, Informe Final, tomo I, 55.
CVR, Informe Final, tomo V, 641.
Steve Stern, "De la memoria suelta a la memoria emblemática: hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998)", en Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX, eds. Mario Garcés y Pedro Milos (Santiago de Chile: LOM - Eco educación y comunicaciones y Universidad de Santiago de Chile, 2000), 4-5.
Iris Jave, Derechos y posconflicto: el proceso inconcluso de hacer memoria (Lima: Desco, 2017), 65-66.
Carlo Ginzburg, El queso y los gusanos (Barcelona: Muchnik, 1999), 152.
Ginzburg, El queso, 152.
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Carlos-Iván Degregori, El surgimiento de Sendero Luminoso: Ayacucho 1969-1979. Del movimiento por la gratuidad de la enseñanza al inicio de la lucha armada (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1999), 17.
Carlos-Iván Degregori, "Sendero Luminoso. Parte 1: los hondos y mortales desencuentros. Parte II: lucha armada y utopía autoritaria" (documento de trabajo, Instituto de Estudios Peruanos, 1988), 8-9, https://repositorio.iep.org.pe/handle/IEP/971
Iván Hinojosa, "Sobre parientes pobres y nuevos ricos: las relaciones entre Sendero Luminoso y la izquierda radical peruana", en Los senderos insólitos del Perú: guerra y sociedad, 1980-1995, ed. Steve Stern (Lima: Instituto de Estudios Peruanos y Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, 1999), 73-75.
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Carlos-Iván Degregori, Del mito de lnkarri al mito del progreso. Socialismo y participación (Lima: Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación, 1986), 52.
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Patricia Ames, "Introducción. Releyendo la educación en los tiempos de la violencia: ¿lecciones para el futuro?", en El sistema educativo durante el proceso de violencia, coord. Félix Reátegui (Lima: Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2009), 9-42.
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Nicolas Lynch, Los jóvenes rojos de San Marcos (Lima: El Zorro de Abajo, 1990), 75.
Dynnik Asencios, La ciudad acorralada: jóvenes y Sendero Luminoso en Lima de los 80 y 90 (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2016).
Jo-Marie Burt, Violencia y autoritarismo en el Perú: bajo la sombra de Sendero y la dictadura de Fujimori (Lima: Instituto de Estudios Peruanos - Asociación de Servicios Educativos Rurales y Equipo Peruano de Antropología Forense, 2011).
CVR, Informe Final, tomo V, 650.
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Deici Dávila, "Reparaciones: entre la derrota militar de Sendero Luminoso y la frustración democrática", Discursos Del Sur, Revista de teoría crítica en Ciencias Sociales, no. 2 (2018): 145-171, https://doi.org/10.15381/dds.v0i2.15478
CVR, Informe Final, tomo V, 656.
Tzvetan Todorov, Los abusos de la memoria (Barcelona: Paidós, 2000).
Félix Vásquez, La Memoria como acción social. Relaciones, significados e imaginario (Barcelona: Paidós, 2001).
Roger Schank, Tell me a Story: Narrative and Intelligence (Illinois: Northwestern University Press, 1990).
Stern, "De la memoria suelta", 4-5.
César Nureña, "Juventud y cultura política en el Perú: el caso de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima" (tesis de maestría, Universidad Iberoamericana, 2015), http://ri.ibero.mx/bitstream/handle/ibero/460/016152s.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Lynch, Los jóvenes rojos.
Jaime Saavedra y Pablo Suárez, "El financiamiento de la educación pública en el Perú: el rol de las familias" (documento de trabajo, Grupo de Análisis para el Desarrollo, 2002).
José (estudiante de medicina en la UNMSM entre 1980-1990), entrevistado por Carlota Casalino e Ingrid Maza, agosto de 2018.
Hinojosa, "Sobre parientes pobres", 75.
José, entrevista.
Iris Jave, Entre el estigma y el silencio: memoria de la violencia entre estudiantes de la UNMSM y la UNSCH (Lima: Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Konrad Adenauer, 2014).
José, entrevista. Énfasis de las autoras.
Andrés (estudiante de Sociología en UNMSM entre 1980-1990), entrevistado por Ingrid Maza y Josy Mendoza, septiembre de 2018.
Isabel (estudiante de Educación en UNMSM entre 1980-1990), entrevistada por Lourdes Silva e Ingrid Maza, agosto de 2018.
Manuel (estudiante de Historia en UNMSM entre 1980-1990), entrevistado por Ingrid Maza y Carlota Casalino, septiembre de 2018.
Isabel, entrevista.
María (estudiante de Historia en UNMSM entre 1980-1990), entrevistada por Estefany Campos y Eric Meza, septiembre de 2018.
José, entrevista.
CVR, Informe Final, tomo I, 649.
Dennis Chávez de Paz, Juventud y terrorismo: características sociales de los condenados por terrorismo y otros delitos ÍLima: Instituto de Estudios Peruanos, 1989).
José, entrevista.
CVR, Informe Final, tomo V, 641.
José, entrevista.
María, entrevista.
Manuel, entrevista.
CVR, Informe Final, tomo V, 634.
Manuel, entrevista.
Isabel, entrevista.
José, entrevista.
Rocío Silva-Santisteban, "El mito del terruco sanmarquino", La República, 20 de junio de 2010, https://lamula.pe/2010/06/20/el-mito-del-terruco-sanmarquino/rociosilva/
Isabel, entrevista.
José, entrevista.
Carlos-Iván Degregori, La década de la antipolítica: auge y caída de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2012), 30.
Degregori, La década de la antipolítica, 30.
Degregori, La década de la antipolítica, 34.
Dávila, "Reparaciones: entre", 154-155.
Resumen semanal de Desco, 23 de mayo 1991, en Pablo Sandoval, "El olvido está lleno de memoria. Juventud universitaria y violencia política en el Perú: la matanza de estudiantes de La Cantuta" (tesis de licenciatura, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2002), 25, https://cybertesis.unmsm.edu.pe/handle/20.500.12672/1360
CVR, Informe Final, tomo V, 654.
De acuerdo con los entrevistados, los libros prohibidos o sospechosos podrían ser cualquier ejemplar referente al marxismo, maoísmo o materialismo dialéctico.
Juan (estudiante de Historia en UNMSM entre 1990-2000), entrevistado por Lourdes Silva e Ingrid Maza, agosto de 2018.
Miguel (estudiante de Historia en UNMSM entre 1990-2000), entrevistado por Estefany Campos y Vanessa Sacayco, septiembre de 2019.
Juan, entrevista.
CVR, Informe Final, tomo V, 641-642.
Roberto (estudiante de Historia en UNMSM entre 1990-2000), entrevistado por Carlota Casalino e Ingrid Maza, agosto de 2018.
Roberto, entrevista.
Kevin-Roger Lazo-Cañete, "Dictadura y universidad: el gobierno autoritario y privatista de la Comisión Reorganizadora de San Marcos (1995-2000)" (tesis de licenciatura, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2020), 131, http://cybertesis.unmsm.edu.pe/handle/20.500.12672/15521?show=full
Lazo-Cañete, "Dictadura y universidad".
Miguel, entrevista.
Juan, entrevista.
Juan, entrevista.
Víctor (estudiante de Historia en UNMSM entre 1990-2000), entrevistado por Eric Meza, julio de 2018.
Víctor, entrevista.
Víctor, entrevista.
Víctor, entrevista.
Andrea (estudiante de Sociología en UNMSM entre 1990-2000), entrevistada por Carlota Casalino e Ingrid Maza, agosto de 2018.
Roberto, entrevista.
Andrea, entrevista.
Víctor, entrevista.
Johan Galtung, "La violencia: cultural, estructural y directa", Cuadernos de Estrategia, no. 183 (2016): 147 168, https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5832797
CVR, Informe final, tomo V, 633.
Manuel, entrevista.
Víctor, entrevista.
César Nureña, "Juventud y cultura política en el Perú: El caso de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima", Revista Argumentos 11, no. 1 (2017): 60-64, https://argumentos-historico.iep.org.pe/articulos/nurena-cultura-politica-unmsm/
Roberto, entrevista.
Campos-Arrieta, Estefany-Victoria e Ingrid-Alexandra Maza-Padilla. "Entre el temor y la normalización: el conflicto armado interno desde la mirada de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú (1980-2000)". Historia y Sociedad, no. 45 (2023): 52-79. https://doi.org/10.15446/hys.n45.102333