Recibido: 13 de mayo de 2022; Aceptado: 3 de diciembre de 2022; Revision Received: 2 de junio de 2023
"Las batallas cívicas en un centro civilizado": elecciones en el Chocó (Colombia) a principios del siglo XX*
"Civic Battles in a Civilized Center": Elections in Chocó (Colombia) at the Beginning of the 20th Century
"Batalhas cívicas em um centro civilizado": eleições em Chocó (Colômbia) no início do século XX
Resumen
El artículo busca comprender la relación entre el Chocó y los procesos políticos nacionales en el marco de la pregunta por la configuración del Estado colombiano en las primeras décadas del siglo XX. En particular, el artículo se enfoca en los procesos electorales chocoanos en un contexto de reorganización del Partido Liberal y aumento de la participación de sectores populares de personas negras. A partir de la revisión de fuentes electorales, de una exhaustiva revisión del periódico local ABC. y partiendo de una crítica a las visiones del Estado como un "ente monolítico", el artículo problematiza las ideas sobre la "marginalidad" del territorio. En cambio, el estudio de los procesos electorales chocoanos a principios del siglo XX muestra significativos niveles de articulación de las dinámicas políticas chocoanas con las del resto del país, aportando en la comprensión de la configuración del Estado colombiano desde una perspectiva partidista.
Palabras clave:
Estado, elecciones, poder político, territorio, cultura política, participación política, democracia, minería, comunidades negras, partidos políticos, Colombia, Chocó, siglo XX.Abstract
The article seeks to understand the relationship between the Chocó and the national political processes within the framework of the question about the configuration of the Colombian State in the first decades of the 20th century. In particular, the article focuses on the electoral processes in Choco in a context of the reorganization of the Liberal Party and the increase in the participation of popular sectors of black people. From the review of electoral sources, from an exhaustive review of the local newspaper ABC. and starting from a critique of the visions of the State as a "monolithic entity", the article problematizes the ideas about the "marginality" of the territory. On the other hand, the study of the Chocoan electoral processes at the beginning of the 20th century shows significant levels of articulation of the Chocoan political dynamics with those of the rest of the country, contributing to the understanding of the configuration of the Colombian State from a partisan perspective.
Keywords:
State, elections, political power, territory, political culture, political participation, democracy, mining, black communities, political parties, Colombia, Chocó, twentieth century.Resumo
O artigo busca compreender a relação entre o Chocó e os processos políticos nacionais no marco da questão sobre a configuração do Estado colombiano nas primeiras décadas do século XX. Em particular, o artigo enfoca os processos eleitorais em Choco em um contexto de reorganização do Partido Liberal e o aumento da participação de setores populares negros. Da revisão de fontes eleitorais, de uma revisão exaustiva do jornal local ABC. e partindo de uma crítica às visões do Estado como "entidade monolítica", o artigo problematiza as ideias sobre a "marginalidade" do território. Por outro lado, o estudo dos processos eleitorais chocoanos no início do século XX mostra níveis significativos de articulação da dinâmica política chocoana com as do resto do país, contribuindo para a compreensão da configuração do Estado colombiano desde uma perspectiva partidária.
Palavras-chave:
Estado, eleições, poder político, territorio, cultura política, participação política, democracia, mineração, comunidades negras, partidos políticos, Colômbia, Chocó, século XX.Introducción
El sábado 21 de enero de 1922 empezó a circular por las calles de Quibdó (Chocó, Colombia) el rumor de que había una sublevación en Tunja1. Al ensayo de la serie "Montecristo", que tenía lugar en el Salón Jorge Isaacs, llegó un cartero anunciando un telegrama urgente. En él se informaba que una guarnición militar se había levantado, sin embargo, en el mismo despacho se decía que todo estaba en calma y que el gobierno había solucionado el problema enviando tropas para develar a los "revoltosos". A las nueve de la noche, terminado el ensayo, la comitiva liberal, encabezada por el director del periódico ABC se encontró con que la Policía había sido acuartelada y los conservadores estaban allí reunidos. Diversas personas se les acercaban para preguntarles si tenían conocimiento sobre alguna turbación del orden público.
El grupo de liberales deducía que seguramente los conservadores, al presenciar el acuartelamiento, temerosos de que hubiera habido un alzamiento en el interior de la república habrían ido a ponerse a las órdenes2. También era probable que el comandante de Policía, hubiera recibido la noticia de la sublevación y quisiera estar listo en caso de ser requerido por el Gobierno. En todo caso la Oficina de la Intendencia seguía abierta y estaba en curso una reunión extraordinaria de los empleados.
Grupos de liberales y conservadores colmaban las calles a las diez de la noche. Unos, temerosos de una turbación del orden, otros, dizque "a prevención de que fueran amarrados (¿?) por los liberales" pues un muchacho había pasado diciendo "no hay Policías en la calle y vamos a amarrarlos"3. Hasta las dos de la mañana las calles estuvieron llenas, momento en el cual el intendente, conservador, mandó al comandante de Policía a enviar a todos a sus casas.
Según la crónica, que salió al día siguiente, lo que se vivía era "el colmo del ridículo" pues la zozobra era totalmente infundada. Los conservadores temían el levantamiento de los "pobres liberales quibdoseños que no tienen un arma"4. Por su parte, los liberales pensaban que la afluencia de conservadores al cuartel de Policía podía tener como objeto iniciar una persecución contra ellos.
Tras lo sucedido, titulado en el ABC como "La comedia de anoche", el periódico llamaba a sus copartidarios a conservar la calma y a actuar con prudencia "se acercan las elecciones y nosotros estamos en el deber de velar porque en ellas haya tranquilidad absoluta y porque ese debate sea un verdadero torneo de civismo"5. Por su parte, se pedía a los conservadores que evaluaran las consecuencias de esas actitudes para las familias: "Intranquilidad en el comercio y bochorno ante nuestros connacionales"6.
¿Qué nos dice de la construcción del Estado colombiano a principios del siglo XX el que un suceso de mediana trascendencia en Tunja tuviera repercusiones solo un día después en una población de la selva húmeda chocoana? La revisión del caso chocoano ofrece elementos para entender la forma como se configuró el Estado por fuera del mundo andino a principios del siglo XX. Siguiendo las preguntas planteadas por Malcolm Deas sobre la presencia de la política nacional en la vida provinciana durante el primer siglo de la república colombiana, los sucesos de ese sábado en Quibdó nos hacen cuestionar hasta dónde en términos espaciales y sociales llegó la política nacional a principios del siglo XX y cómo esta llegaba a las provincias7. Los hechos de la noche de ese sábado de febrero nos muestran que la política nacional llegaba mucho más lejos de lo que las ideas sobre la llamada "marginalidad" de algunos territorios suele hacer pensar. Las fuentes de la época muestran que durante este periodo Chocó tenía una permanente interlocución con el centro del país y la política partidista era un canal por medio del cual esta articulación se concretaba. En particular, en este artículo nos enfocaremos en examinar esta interlocución a través de las dinámicas que rodeaban los procesos electorales. El análisis de estos procesos durante este periodo nos sirve para pensar la relación de los territorios con el centro del país en el marco del proceso de construcción del Estado.
La "comedia" de la noche del sábado habla del ambiente de tensión y zozobra que podía haber en las poblaciones colombianas, por más remotas que fueran consideradas, a principios de la década de los años de 1920 ¿Cómo se entiende este nivel de tensión? ¿Qué significaba el proceso electoral en estos territorios? ¿Qué expresaron las elecciones de 1922 sobre el lugar del Chocó en el país? ¿Qué dicen de la última década de la hegemonía conservadora? ¿Qué papel cumplió la política en esta articulación?
Estas preguntas nos llevan a discutir las visiones monolíticas del Estado que parten de las dicotomías ausencia-presencia estatal o debilidad-fortaleza8. Las aproximaciones que han estudiado el proceso de configuración histórica del Estado en Colombia a partir de estas premisas tienden a pasar por alto las variadas formas en las que se ha construido el Estado en los territorios y sus diversas expresiones. Regiones como el Chocó han sido consideradas dentro del imaginario de la nación como desconectadas, marginales, ausentes de los procesos de configuración del Estado y entrelazado a esto por fuera de las narrativas históricas nacionales9.
El presente artículo está basado en una revisión del periódico el ABC el único con circulación permanente en el Chocó entre 1913 y 194410. El ABC era propiedad de Reinaldo Valencia Lozano, intelectual y político liberal quibdoseño, hermano a su vez de Jorge Valencia Lozano, destacado político conservador. Así, aunque El ABC era un periódico liberal, regularmente incluía textos escritos por miembros del conservatismo. El ABC corresponde a la estrategia liberal, que se vivía también a nivel nacional, de usar el periodismo como una herramienta política11.
Elecciones en el Chocó a principios del siglo XX: participación popular, liberalismo e interlocución con el Estado
Durante la segunda década del siglo XX el Partido Liberal colombiano estaba a nivel nacional en una situación de postración12. No fue sino hasta principios de los años de 1920 que el liberalismo empezó un proceso de resurgimiento. De forma paralela, en el transcurso de estos mismos años empezó un proceso de organización liberal en el Chocó que se manifestó a través de la prensa con la repentina relevancia que empezaron a tener las elecciones.
Estudiar las elecciones en el Chocó a principios del siglo XX nos remite a entender la configuración de un poder local en un territorio minero con un porcentaje de población negra significativo y con una élite comercial "blanca", alguna de ella de origen migrante13. Tras el fin de la esclavitud la economía política en el Chocó se caracterizó por la formación de un campesinado negro dedicado a las actividades mineras y la explotación de la tagua y el caucho y la de una élite "blanca" dedicada a la comercialización de los recursos
explotados14. Periódicos como el ABC eran propiedad de este tipo de élite. Como se observará a lo largo del texto, el caso del Chocó apoya las hipótesis según las cuales, en territorios con población negra, de tierra caliente y con menor influencia de la Iglesia católica había mayor inclinación política hacia el liberalismo15.
El impulso electoral a principios de los años de 1920 vino, probablemente, de la reforma constitucional de 1910 que estableció el voto directo para la presidencia de la república, si bien lo restringió a los varones mayores de 21 años que fueran ilustrados o que tuvieran capital de 300 pesos anuales o rentas de 1000 pesos al año. Para el caso del Chocó esto parecería habilitar a buena parte de la población, pues como decía un artículo de la época "en el Chocó no hay individuo que gane menos de un peso oro diario y por lo mismo tiene más de trescientos pesos oro de renta"16 que era la exigencia de la ley para votar.
La importancia política de las elecciones contrastaba con el presupuesto asignado. Desde el Chocó se denunciaba una insuficiente financiación. En el presupuesto de Rentas y Gastos de la Intendencia de 1918 solo se tenía una partida de 100 pesos para gastos eleccionarios. Entre los gastos que debían incluirse estaba la compra de dos cuadernillos de papel de oficio, tres plumas, un encabador, un pedazo de lacre, diez centavos de goma, un peso o dos para alquiler del local y "ningún sueldo para el desafortunado ciudadano secretario"17. Se exigía aumentar la partida así fuera a 300 pesos, obteniendo este dinero de la partida para viáticos del intendente que correspondía a 800 pesos18. Lo anterior no solo muestra que la partida presupuestal era insuficiente, también habla del grado de control sobre los presupuestos y la validez que desde sectores del territorio tenían las elecciones. De repetirse esta falta de presupuesto, se decía,
Tememos que los pobres Alcaldes volverán a pasar trabajos para dotar con útiles los diversos Jurados. Agréguese a estos que es un deber de la Intendencia costear los viajes de los Jurados de los Corregimientos, pues el patriotismo de los ciudadanos no llega a tal extremo, que los mueva a hacer el sacrificio de abandonar su familia para cumplir el deber y gastar su dinero.19
La relación entre el escaso presupuesto y la demanda local por solucionar esta situación es expresión de la forma contradictoria en que el Estado se concretaba en el territorio: el Estado hacía presencia en el marco del discurso de su "ausencia". Pese a que la presencia "material" del Estado no estaba garantizada, las demandas desde el territorio dan cuenta de que otro tipo de capital simbólico sí hacía presencia20.
¿Cuál era la logística del proceso electoral? ¿En qué consistía este ritual de Gobierno? El calendario electoral de la época disponía de elecciones cada dos años. Había elecciones para Concejos Municipales, Asambleas, Congreso y presidencia. Descripciones encontradas en prensa sobre las elecciones para consejeros municipales en Condoto y en Tadó en octubre de 1917 muestran cómo se desarrollaba el proceso. Las elecciones tenían lugar los domingos, las mesas solían abrir a las ocho de la mañana y estar abiertas hasta las cuatro de la tarde. Si bien es difícil establecer el porcentaje de participación electoral en estos municipios durante estos años, trescientas personas en Condoto y la referencia a campesinos en las descripciones del proceso en Tadó dan cuenta de que había un grado de participación popular. Esto muestra una capacidad del Estado colombiano por hacer presencia en el territorio y el papel de las elecciones en esta articulación.
Tras el cierre de mesas, se solían hacer unos primeros escrutinios, la misma noche, por parte de los jurados de votación. Los documentos eran después guardados en un arca triclave en el despacho del jurado. En el caso de Condoto, como no había arca triclave en el despacho, los documentos se guardaban en la caja de seguridad de un "muy distinguido caballero"21. Los documentos permanecían guardados allí hasta el "día del escrutinio", que se anunciaba por medio de tres redobles de tambor. Ahí se procedía a seleccionar a los escrutadores escogiendo ciudadanos "competentes". La participación de ciudadanos "competentes" o "distinguidos" da cuenta de la línea difusa entre Estado y sociedad en el proceso de construcción estatal, pues no eran claros los criterios que definían qué era un ciudadano "competente" o "distinguido". Para el caso de Condoto, los escogidos, ya fuera por buena fe o por poco conocimiento de la ley, se habrían "extralimitado" en sus funciones, se habían nombrado jurados y habían rehecho los escrutinios de los Jurados de Votación. Las disputas terminaban solucionándose en el tribunal de lo contencioso administrativo de Cartagena22.
Las denuncias de irregularidades se podían presentar en todas las etapas del proceso electoral. Tanto en la elección de jurados como en la inscripción de candidatos, el establecimiento de mesas, el cambio de papeletas y en el escrutinio. Que hubiese frecuentes denuncias es muestra tanto del interés sobre las elecciones como de la validez que tenían en la localidad. La tendencia fue que, al seguimiento detallado del proceso, se le sumaba el uso de la denuncia pública en periódicos, así como de herramientas legales para dirimir conflictos. Poco se observa de "ley del monte" en estos pueblos de la selva chocoana.
En 1921 el liberal chocoano Delfino Díaz preguntaba al ministro de Gobierno si era legal la excusa del jurado de no poner mesas en ciertos corregimientos porque en ellos había individuos de una única filiación política23. Si bien se dice que para este periodo una carta comercial de Quibdó a Bogotá duraba sesenta días en ser contestada24, la carta enviada por Díaz muestra una comunicación más efectiva: siete días después de enviada la carta, el Ministerio contestó que el jurado no podía excusarse de cumplir su deber porque solo existiesen individuos de una sola filiación política25. Había un diálogo entre individuos e instituciones más "eficiente", "liberal" y "moderno" del que cabría esperar.
Autores muestran cómo el fraude y la violencia caracterizaban los procesos electorales a principios del siglo XX26. Según David Bushnell, durante este periodo las elecciones, si bien eran convocadas regularmente, solían estar marcadas por incidentes violentos, "sobre todo en regiones remotas"27. Bushnell no aclara a qué se refiere con regiones remotas, lo cierto es que, en el Chocó, paralelo a las noticias sobre irregularidades electorales en el territorio, la prensa reportaba "fechorías" en otros lugares del interior del país. Las noticias locales y nacionales iban entrelazadas. La elección presidencial de 1918 que enfrentó al conservador Marco Fidel Suárez y al disidente Guillermo Valencia continuó el clima enrarecido que venía desde las elecciones a consejeros de 1917. En este contexto, la prensa chocoana liberal replicaba noticias de periódicos bogotanos como El Tiempo y El Espectador, que según Eduardo Posada Carbó parecían más bien cuarteles del Partido Liberal28. En el Chocó se criticaba, por ejemplo, al secretario de la Asamblea de Cundinamarca por haber pedido a la Corte Suprema de Justicia la derogatoria de la ley que anulaba los registros electorales que pasaran de la tercera parte de la población "probablemente con el fin de que esos villorios puedan dar en los días de elecciones tantos votos como hombres, mujeres, niños, ancianos, perros, gatos y barro, que haya en el lugar"29. El análisis de la política local era inseparable de lo que sucedía en el resto del país y la distinción entre poblaciones remotas o no parece insuficiente para entender el abanico de interacciones que se producían alrededor de los fenómenos electorales.
Chocó se empezó a orientar políticamente hacia el candidato contrario al del establecimiento conservador. Mientras en las elecciones presidenciales resultó triunfador a nivel nacional el candidato oficialista Marco Fidel Suárez, en el Chocó, por su parte, ganó, por más de 300 votos, el candidato disidente Guillermo Valencia Castillo. Muy similar a lo planteado por Sanders para el Cauca, el Chocó, con fuerte presencia de población negra, se empezó a identificar con el liberalismo, un partido al que habían estado estrechamente ligado desde las luchas por la abolición de la esclavitud30. Desde esta época es evidente la tendencia chocoana de votar por el candidato de orientación más liberal31. Según la prensa local, Chocó se alineaba con "los departamentos de Santander del Norte y del Sur, Cauca, Bolívar, Magdalena y Atlántico" donde "Valencia se sabe positivamente que triunfó"32. Estos territorios contrastaban con un centro andino conservador. El Chocó era visto desde la prensa local como parte de los "centros civilizados" en donde el cacique ignorante y "bellaco" y "el buen señor cura" no ejercían la presión espantosa que tenía a los infelices habitantes de las "aldehuelas" del interior "convertidos en parias, en esclavos, en gentes que no pueden disponer libremente de sus conciencias y de sus actos"33. La configuración de un poder local surgido en una sociedad negra y minera contrastaba con un centro andino en el que imperaban las relaciones de cliente y patrón más tradicionales. Desde el ABC se ubicó al Chocó en el mapa liberal del país.
Los días siguientes a las elecciones, la prensa iba develando los resultados que iban llegando por telégrafo, por lo general con un tono de suspicacia. Frente a los resultados de la contienda entre Suárez y Valencia, el ABC llamaba la atención sugiriendo que los suaristas "han resuelto ir rebajando paulatinamente el número de votos de mayoría [...] Quién quita que el día del escrutinio general esa formidable, abrumadora mayoría suarista, quede reducida, si mucho, es decir, si triunfa realmente Suárez, a 10 000 votos"34. El que durara varios días la incertidumbre era un aliciente para la desconfianza, pero también un canalizador del conflicto, pues la espera de los resultados podía frenar los impulsos movilizadores. A lo largo de la década del veinte el discurso prevalente en la prensa liberal chocoana fue el de respetar los resultados35. Después de cada contienda electoral, tras cada derrota en las presidenciales, el discurso liberal en la prensa chocoana priorizó la preparación para las siguientes elecciones. Era muy reiterado desde el territorio el llamado a la calma lo cual revela muy poca disposición a incursionar en un levantamiento armado, como parecía ser el espíritu liberal a nivel nacional que finalmente se decantó por no hacer un llamado a la lucha armada sino a la abstención electoral.
Los años de 1920: organización liberal y agudización de la confrontación política
Tras el fin de la Unión Republicana, Benjamín Herrera regresó al liberalismo y fue nombrado como director único del Partido en 1920. Esto coincidió con un nuevo impulso de la organización liberal en el Chocó. Para las elecciones al Congreso de 1921 existía una red liberal en el territorio que hacía que desde poblaciones como Nóvita, Condoto, Istmina y Pizarro se mandaran mensajes de apoyo y se anunciaran adhesiones al candidato liberal36.
Las elecciones al Congreso de mayo de 1921 marcaron las primeras confrontaciones entre el liberalismo y el clero local en el Chocó. A principios de los años de 1920 fue evidente una colusión del poder civil y del eclesiástico con denuncias de la actuación de la Iglesia católica en favor del Partido Conservador en diversos lugares del país37. En este contexto el prefecto apostólico del Chocó publicó en abril de 1920 "la normas de que deben guiarnos en tiempo de cualesquiera elecciones" a todos los católicos. "Los tomamos al pie de la letra de una circular que el Ilustrísimo Fuenzalida, obispo de Concepción, en la República de Chile, dirigió a los católicos de sus diócesis con motivo de las últimas elecciones en aquella nación"38. Entre las normas estaba no votar por candidatos "contrarios a vuestra conciencia cristiana". En particular, por masones, socialistas o partidarios del laicismo "es decir los que arrojan a Dios de la Constitución, de los juramentos, de la familia, de la escuela [.]. Votar por ellos es hacerse cómplice de todas las leyes impías que más tarde dicten"39.
Ante esto, la prensa liberal chocoana, después de reproducir el texto, respondía que con su intervención en las elecciones la prefectura apostólica del Chocó había perdido terreno, autoridad y prestigio40, en cambio el candidato liberal:
Ha ganado mayor celebridad, votos y sobre todo confianza absoluta del liberalismo de Chocó [...] Acá vivimos en Colombia, en donde con la misma libertad los unos se dejan comulgar con ruedas de molino y los otros de levantar monumentos a Uribe Uribe.41
En este contexto se produjo la disputa por el busto de bronce del general Rafel Uribe Uribe, llegado en un vapor proveniente de Cartagena a solicitud del candidato Emiliano Rey. "La obra es soberbia", destacaba la prensa, "como quizá no se hubiera conseguido en Europa". El periódico reportaba que desde hace cuatro días los liberales chocoanos pasaban desfilando frente a la estatua rindiéndole respetos al mártir. "Toda ponderación todo encomio resulta pálido ante la realidad"42. El busto generó un conflicto entre la Iglesia y los liberales, pues los curas se atribuían la propiedad del terreno donde se iba a situar el busto y no querían permitirlo. La solución mostraría finalmente que la Iglesia en el Chocó no estaba en condiciones de actuar como en otras regiones en el país, por ejemplo, a la manera en que lo narra Javier Guerrero para el caso de Boyacá43. Por tal razón, el busto se pudo poner tras una negociación entre los liberales y el clero y la Iglesia chocoana no volvió a intervenir explícitamente en la política local.
En el marco de la polarización se sucedieron denuncias sobre irregularidades en el proceso electoral. Las más importantes fueron contra el jurado electoral de Tadó a quien se acusaba de no inscribir en sus listas a liberales pese a ser ciudadanos naturales y vecinos del corregimiento de Cértegui. Se denunciaba que pese a la autorización del Consejo Electoral y del Intendente, en la lista "no aparece ni la octava parte de ciudadanos". "No tendrán más tarde derechos los tadoseños para mirar con malos ojos que Cértegui aspire a quitarse la coyunda" se decía ante la amenaza de los liberales de Cértegui de separarse de Tadó. Ante esto, el directorio liberal pidió garantías al Consejo Electoral de Antioquia, al ministro de Gobierno y al intendente44. En respuesta, el presidente del jurado electoral de Tadó sostenía que las listas no llenaban los requisitos legales y que quien las había presentado había admitido no conocer a la mayor parte de individuos que ahí figuraban. Debido a las irregularidades en la inscripción de ciudadanos durante estos años fue manifiesta la demanda del Partido Liberal por establecer un sistema de cedulación.
El día de las elecciones, por su parte, se presentó lo que la prensa reportó como "un pequeño incidente" en Quibdó. Según ABC el hecho de que un agente de Policía intentara votar en dos ocasiones en el mismo jurado, generó protestas y "un encuentro a palabras" con el jefe de la Oficina Telegráfica "quien fue obligado a guardarse". Sin embargo, tiempo después, el jefe de la oficina salió a la cantina "El Polo" y volvió a haber disturbios. El jefe de la Oficina subió entonces al piso alto y empezó a hacer disparos desde los balcones generando pánico. Ante esto la Policía "calzó sus rifles y caló sus bayonetas"45 dando muestras de querer hacer fuego "cosa que muchos trataron de impedir, porque, en efecto, no había razón alguna"46. Mientras tanto la "muchedumbre" atacó a piedras la Oficina Telegráfica causando la rotura de un reloj. El periódico señalaba de imprudente al telegrafista y sostenía que todo se hubiera evitado si desde el principio se hubiera desarmado a los telegrafistas. El intendente, retomando el control, ordenó arrestarlos "pero como quiera que no se puede suspender el servicio dispuso que permanecieran detenidos en su oficina, con centinelas a las puertas, para que no salgan"47.
El periódico conservador El Colombiano tenía, por su parte, otra versión de los hechos. Así, el corresponsal del diario antioqueño sostenía que durante las elecciones había habido dos ataques contra la Oficina Telegráfica promovidos por los miembros de los jurados "quienes pedían al pueblo liberal que lincharan a los empleados de esa Oficina (...), únicamente por los odios de que es víctima aquí todo forastero"48. Lo que para los liberales era una "muchedumbre", para el corresponsal conservador era una "negrería atacante" que ascendía a unos doscientos individuos "que gritaban abajos a Antioquia, a Pedro Nel Ospina y al Sr. Suárez"49. Si bien El Colombiano coincidía en que el ataque había sido con piedras, sostenía que los empleados del telégrafo se habían salvado "milagrosamente" disparando sus revólveres "en defensa de sus derechos"50. El corresponsal agradecía también la eficaz intervención del intendente, sin embargo, denunciaba que los telegrafistas continuaban presos en la Oficina por orden del comisario de Policía "quien muestra marcado apasionamiento"51. "La Colonia antioqueña y la sociedad sensata se muestran indignadísimas por el salvaje atentado. Los apedreadores están rodeados de garantías y no han sido reducidos a prisión"52. Concluía el texto, "en las elecciones triunfaron aquí los liberales por noventa y seis votos. Hoy reina completa calma"53.
Ante la versión del corresponsal, un chocoano sostenía que no era cierto que en el Chocó no fueran bien recibidos los forasteros, lo que pasaba era que el chocoano era un pueblo educado y "conocedor de sus derechos" y no iba a permitir que se lesionaran los intereses de su comunidad. "Si algunos manifestantes en Quibdó atacaron la Oficina Telegráfica el día de las votaciones tuvo que ser por algo muy delicado"54. Tampoco era cierto que hubiera resentimientos frente a Antioquia,
Las mejores demostraciones de que el pueblo del Chocó, siempre ha mirado con buenos ojos a su hermano de Antioquia, fueron las manifestaciones de simpatía que se le prodigaron en Quibdó a don Nicanor Restrepo Giraldo al posesionarse de su puesto de intendente.55
La agudización de la confrontación política en el Chocó estaba vinculada con factores externos, desde la Iglesia católica, manejada por un prefecto apostólico español, pasando por unos telegrafistas oriundos de Antioquia, a los hechos de agitación política que estaban relacionados con su articulación con el sistema político nacional. Sectores del poder político en el Chocó eran conscientes de ello y no faltaron los llamados a la unión por encima del bipartidismo.
Articulaciones y desajustes: el bipartidismo y sus efectos sobre la organización política local
El papel que jugó el bipartidismo en el territorio da muestras del lugar del Chocó en la configuración del Estado. Según la Ley 53 de 1912 el Chocó se encontraba dentro de la circunscripción electoral de Antioquia, sin embargo, desde el Chocó se demandaba tener una circunscripción electoral independiente. Liberales de Vigía del Fuerte, que se presentaban como chocoanos a pesar de pertenecer a Antioquia, apoyaban esta propuesta56. El periódico liberal ABC reclamaba desde 1913 que los habitantes del Chocó, en número 60 000, eran ciudadanos de una república democrática y que por ello mismo debían contribuir con su voto a la renovación de los poderes "ora se trate del primer magistrado, ora del poder legislativo, representado por las dos Cámaras"57. Ahora bien, la única forma en que el voto de los chocoanos fuera efectivo era concediéndole al territorio autonomía verdadera, pues agregarlos a otra circunscripción electoral era como anular el voto "dado que los registros y papeletas de Distritos tan apartados, no llegarán a la Cabecera sino a la hora de la lora, es decir, cuando no hagan falta, o cuando no estorben en determinado sentido"58.
Sectores del poder político chocoano buscaron acceder a espacios de representación nacional indistintamente del partido político. En 1919, para las elecciones del Congreso, Asambleas y Consejeros Municipales, la prensa llamó a acabar los tiempos en que los "sanedrines de más allá nos imponen los candidatos y que nosotros como mansos corderos tenemos que aceptar por la fuerza de las circunstancias y de las conveniencias de partido"59. Sectores del liberalismo chocoano propusieron sacar un candidato de unidad, que fuera oriundo de la región independiente de su filiación partidista, de que se llamara X o Y o de que fuera "blanco" o "de color"60.
Esta propuesta se planteaba teniendo en cuenta, según la prensa, que en el Chocó no había esa agresividad política "tan aguda e intransigente de otras regiones del país"61. El votante chocoano se reducía a consignar en "paz y tranquilidad" el "más sagrado deber de un ciudadano". En el Chocó no se oían esas "peroratas de oradores veintejulieros hambrientos de celebridad barata, dadas por masas estultas e ignaras"62. El periódico defendía que en el Chocó el clero no hacía de la cátedra sagrada "tribuna de difamación ni de propaganda" ni el poder judicial tomaba cartas en las "tramoyas electorales". "Acá, digo" terminaba el artículo "se nos hace más fácil aunar fuerzas y llevar un chocoano a pregonar a la Cámara de Representantes nuestras riquezas y nuestros infortunios"63. Si bien el bipartidismo expresaba, tal vez la principal forma de articulación del territorio con la nación, también era evidente que se constituía en un limitante de la unidad de los intereses chocoanos.
En una encuesta que se publicó en prensa se planteaba que, cuando todos los problemas del Chocó estuvieran resueltos, ya podría haber polarización política y discusiones estériles, pero que ahora la prioridad era unirse para llevar un representante verdaderamente chocoano a Bogotá. Así, se preguntaba "¿Prestaría usted su contingente moral y material para trabajar por una plancha de candidatos netamente chocoanos y donde figurara un conservador, un liberal y un disidente?"64 y a continuación se hacía una lista con las "personas a quienes pedimos el honor de una contestación" en los municipios de Quibdó, Istmina, Tadó, Condoto y Nóvita. "Pueden asimismo contestar estas preguntas las personas que tengan alguna influencia en los lugares de Bagadó, Cértegui, Opogodó, Riosucio, Neguá, Vigía del Fuerte, Sipí y demás lugares del Chocó". Así terminaba la solicitud.
Algunas respuestas aparecieron posteriormente en la prensa. Un líder conservador señalaba que esta propuesta era impracticable considerando que tenía que tenerse en cuenta la decisión de Antioquia, sin embargo, concluía que los conservadores no estaban dispuestos a aceptar ninguna imposición y si contra la voluntad de la mayoría conservadora el directorio de Antioquia acogía un candidato que no era del agrado estaban decididos a abstenerse de votar "y ese candidato sería en esas circunstancias no del Chocó conservador si no el candidato de una camarilla"65. En efecto, para las elecciones de 1921 y 1923 los conservadores chocoanos amenazaron con abstenerse porque el directorio de Medellín elegía candidatos sin vínculos con el Chocó66. Un conservador chocoano, ante esto, decía que prefería retirarse de la política y dedicarse a sus negocios67.
La relación del poder local chocoano con el bipartidismo operaba de forma diferente a la polarización del mundo andino. Si bien en el Chocó existía el fantasma de la violencia bipartidista, fantasma que llegaba al territorio a través de las líneas telegráficas, en la región hubo sectores que propugnaron por un entendimiento entre las élites bipartidistas, tanto así que en alguna medida la división entre liberales y conservadores fue vista como un limitante para que los chocoanos pudieran unirse y acceder a escenarios de decisión nacional. El bipartidismo como articulador del Estado-nación operó de forma diferenciada en territorios como el Chocó, pues la necesidad primaria del poder político local era acceder al Estado. En el Chocó no habría mayor agudización de la violencia no por ser un territorio marginal, o vacío, sino porque los intereses del poder político local eran diferentes, más que disputas por la burocracia entre partidos aspiraban tener capacidad de consolidar una sola burocracia para su territorio. Sin embargo, el tipo de canal que lo articulaba con la nación impedía la participación del territorio por fuera del bipartidismo.
Nerviosismo y clímax liberal: las elecciones presidenciales de 1922
Tras las elecciones al Congreso de 1921 el liberalismo se afianzó en significativas porciones de la región y evidenció un proceso de consolidación regional del partido. En poblaciones como Condoto triunfó la lista liberal con 451 votos sobre los 86 de los conservadores68. La prensa liberal chocoana enmarcaba estos triunfos en un contexto de victoria nacional "los datos electorales recogidos hasta hoy anuncian que el 80 por ciento de las Municipalidades del País tendrán mayoría liberal. Este triunfo débese, sin duda, a la perfecta organización del Partido"69. Sobre el Chocó, "Apenas si quedan pocas unidades dispersas, que no tardarán, en presencia de la claridad de los hechos, es decir de la necesidad de aunar los esfuerzos para obtener un triunfo verdaderamente decisivo"70 anotaba una editorial. Para seguir trabajando en la unión:
Es indispensable que se organicen los trabajos, como son la constitución de comités en todos los barrios de la ciudad y en las cabeceras de Distritos y Corregimiento, amén de conferencias siquiera mensuales en las que se explique al pueblo liberal, y a todos los que quieran escucharlas, las verdaderas tendencias del liberalismo, muy ajenas al anarquismo de que las tachan los conservadores y los periódicos católicos. Y aún urge algo más: LEVANTAR EL CENSO DEL PARTIDO LIBERAL, de manera eficiente, verdadera, para poder pedir, a su debido tiempo la inscripción de todos los sufragantes liberales en las listas de votación. Porque el Partido Liberal, hoy más que nunca, necesita saber con cuántos hombres hábiles cuenta.71
Considerando los hechos de Cértegui, en los que se denunció que el jurado electoral de Tadó se negó a inscribir a electores liberales, y ante la posibilidad de ir a las elecciones presidenciales de 1922 con candidato liberal, el directorio liberal de Quibdó dictó la Resolución no. 2 del 5 de septiembre de 1921. En ella se ordenaba, entre otras cosas, establecer correspondencia con los liberales salientes de los diversos corregimientos del Atrato y nombrar comisionados en los diversos puntos en los que no hubiese personal competente con el objeto de que suministraran las listas más completas de los ciudadanos de 21 a 60 años. Además, se crearían comisiones para vigilar la formación de las listas por parte del jurado electoral. Se pedía también una contribución voluntaria y mensual a todos los liberales para ayudar a sufragar los gastos electorales. Entre los contribuyentes a la causa liberal estaban Zúñiga Hermanos, reconocidos comerciantes, que organizaron una función en el Salón Colombia para contribuir a los gastos electorales72.
Las disputas políticas se volvieron a activar entonces para las elecciones a la presidencia de 1922 en las que el liberalismo, por primera vez desde 1898, presentaba unificadamente un candidato de su partido: Benjamín Herrera. Cuando el liberalismo decidió enviar su propio candidato, las tensiones entre los partidos "se tensaron al máximo"73. En la prensa se refleja el nerviosismo que despertaban las elecciones de 1922. Desde Istmina decenas de hombres firmaban adhesiones a la candidatura del general Herrera74, sin embargo, se hacían denuncias según las cuales allí el jurado electoral no funcionaba, las puertas de la oficina estaban cerradas y no se fijaban listas, los ciudadanos que deseaban inscribirse no tenían ante quien hacerlo, se pedía "justicia" pues la elección que venía era la "más importante del país"75. El directorio liberal de Cértegui reportaba aprestarse para la "lucha eleccionaria"; "nombróse Junta que ha de ir a Tadó a inspeccionar las listas. Reina grandísimo entusiasmo"76. Tiempo después se informaba que el jurado electoral de Tadó había atendido "cuantos reclamos le hicimos, logrando inscribir cerca de trescientos copartidarios nuevos. La Candidatura del General Herrera ha levantado enorme entusiasmo entre los liberales"77. Y desde Acandí se informaba la instalación del directorio liberal municipal. El presidente "suplicaba órdenes"78. La creación de un directorio liberal en Acandí iniciando la década de 1920 es muestra tanto de las pretensiones liberales de la época como del nivel de propagación de esta preferencia política entre la población negra. El crecimiento de la población identificada con el liberalismo da muestra del papel de los partidos en la construcción del Estado, entendido este como un ente no monolítico en cuya construcción histórica participan actores considerados tradicionalmente ajenos a la institucionalidad oficial.
En Quibdó se reportaba que el jurado electoral, "aunque con alguna dificultad al principio" había admitido la mayor parte de las cerca de mil reclamaciones liberales. Por parte de los conservadores casi no se reportaban reclamaciones "debido a que como en Quibdó son tan pocos, ellos figuran totalmente en el censo". "En todo caso, debemos hacer constar", se decía "que el liberalismo ha tenido garantías en las inscripciones. ¡Ojalá así sea en todo!"79.
La "gran batalla cívica" como la reportaba la prensa, tuvo lugar el 12 de febrero de 1922. En Quibdó la jornada pasó en calma, si bien quince días antes había sucedido la llamada "comedia" de la noche con la que se inició este artículo80. Sin embargo, seis días después de la jornada electoral, el ABC denunció que mientras las noticias oficiales cruzaban rápido por los telégrafos "nacionales" a la prensa no le llegaban noticias sino muy "de tarde en tarde". Tal parece, decían, "que el Gobierno tiene especial empeño en saber primero que nadie, los datos eleccionarios, con el único fin de calcular hasta donde pueden estirarse los registros"81. Un telegrama extraordinario de El Tiempo avisando el triunfo de Benjamín Herrera en Bogotá, enviado en la mañana del 13 de febrero, "solo" llegó a Quibdó el 14 en la tarde.
Información fraccionada llegaba de departamentos e intendencias. El periódico rogaba a sus copartidarios abstenerse en dar crédito a las noticias de origen oficial y conservador "dadas con el único objeto de distraer la atención liberal"82. En el transcurso de los días, las noticias oscilaban entre reportar victorias liberales en distintas regiones y denunciar fraudes. Desde Istmina se decía que el jurado electoral, si bien había incluido a los vecinos en las listas, los inscribió en distintos corregimientos "algunos en el corregimiento de Managrú, otros en el de Primavera, otros en el de Bebedó y otros en el de Noanamá" estorbando el sufragio de los ciudadanos vecinos "y nosotros preguntamos: si esos individuos eran vecinos de aquellos corregimientos, ¿por qué no los puso en la lista que mandó allá?"83. Así, se decía que a la Primavera habían concurrido más de trescientos liberales y que el sufragio llegó solo a veintitrés; a Managrú concurrieron más de cien individuos y el sufragio solo llegó a treinta y ocho "en esta ciudad perdimos más de cien votos y así sucesivamente, todo por la traba del jurado electoral"84.
Además se denunciaba que los jurados de votación habían olvidado poner al frente de los nombres de los sufragantes que no sabían leer ni escribir la letra K, como indicaba la ley, sin la cual no los dejaban votar "y al reclamar a estos por qué no sufragaba el individuo inscrito nos contestaba: porque no tiene la letra K, y argumentábamos a los Jurados: y si no sabe leer y escribir ni tiene renta ¿por qué lo inscribió el Jurado?"85. Los denunciantes sostenían "el señor presidente y todo el jurado saben que conforme a la ley todo individuo inscrito tiene derecho al sufragio y no puede negársele el ejercicio"86. Pedían entonces que el jurado certificara que todos los ciudadanos inscritos en el censo pudieran sufragar incluso aunque no supieran leer y escribir, no obstante haber olvidado el copista poner en las listas la letra K al frente del nombre. Si bien por renta prácticamente todos los hombres adultos chocoanos podían votar, trabas legalistas -si tiene o no la letra K- obstaculizaban el ejercicio de este derecho. La aplicación arbitraria del requisito de alfabetización "era un medio práctico para controlar el acceso a las urnas"87.
Debido a estas irregularidades, decían, el liberalismo iba a aparecer como minoría en la república cuando era mayoría, "sin embargo, sepa el público que, a pesar de estos procedimientos indebidos e ilegales, el liberalismo del Chocó lleva abrumadora mayoría consistente en millares de votos, y así creemos que sucederá en toda la República si fraudes iguales no nos ahogan"88. Por su parte, Eduardo Santos escribía felicitando al liberalismo del Chocó por el "espléndido triunfo obtenido, que constituye para el Partido un alto ejemplo y estímulo insuperable"89.
El ambiente de tensión permanecía, pero para algunos era orquestado. La tensión empezó a producir nuevas "comedias" nocturnas los días posteriores a las elecciones. En una nota publicada a finales de febrero de 1922 titulada "Los alarmistas" se denunciaba que era ya "insoportable" la vida en Quibdó debido a las continuas alarmas que por lo general comenzaban en las primeras horas de la noche:
Derrepente algún gracioso lanza una "bola" a la calle. Esa bola llega hasta la Policía; de allá despachan pelotones armados que recorren las calles; como consecuencia, se forman grupitos que comentan en voz baja y no se retiran hasta avanzadas horas de noche.90
Pedían a las autoridades una investigación para determinar los motivos de estas alarmas y castigar a los responsables, pues, decían, el país estaba en calma "solo se registra uno que otro atropello en el interior de la república, pero sin que se altere el orden público, de manera que no hay motivo para que aquí estemos atravesando una situación como de guerra"91. Palacios y Safford dirían que las elecciones de 1922 pusieron al país al borde de la guerra civil92. No deja de ser paradójico que, pese a la gran expectativa despertada por esta campaña electoral, el resultado adverso al liberalismo en el país no hubiera generado mayores disturbios. A lo más que se llegó en el Chocó fue a la azarosa expectativa de disturbios. En la Convención de Ibagué de marzo de 1922, Herrera descartó cualquier levantamiento armado y se ordenó levantar el censo liberal en los territorios. Pese al entusiasmo que había despertado su candidatura y las expectativas que habían generado los triunfos electorales anteriores, tras la derrota electoral de 1922 rápidamente se encauzaron las energías sobre la nueva contienda electoral que se avecinaba. Así, terminadas las elecciones presidenciales, se empezó a pensar en las de Congreso de 1923.
En carta de mayo de 1922 dirigida a Tomás Uribe Uribe -hermano de Rafael Uribe Uribe- liberales de Tadó reportaron iniciar los trabajos, pues "aunque distanciados geográficamente, liberales chocoanos cumplimos sus órdenes"93. El partido liberal en el Chocó tuvo como tarea la designación de Comités Municipales y la creación de Escuelas Nocturnas para obreros liberales "¿O será mucho pedir a quienes estén capacitados para ello, que dediquen todas las noches una hora a la instrucción de las masas?"94. Paralelo a ello, fueron colocadas en diferentes puntos de Quibdó pequeñas arcas para que los liberales depositaran sus centavos en apoyo al Fondo Liberal y estaba la propuesta de organizar un bazar en Quibdó "llamado a obtener el más ruidoso éxito, porque esta es una ciudad eminentemente liberal"95. Para el 15 de octubre de 1923, conmemoración del asesinato de Rafael Uribe Uribe, se planeaba la instalación de la Asamblea Liberal del Chocó con delegados elegidos libremente por los directorios municipales.
Del desaliento liberal a un nuevo impulso: las elecciones presidenciales de 1930
Tras la efusiva participación de 1922, en un clima de tensión y expectativa, los años siguientes generaron menos entusiasmo. Para las elecciones al Congreso de mayo de 1923 el nuevo censo electoral contabilizó para Quibdó 5 507 sufragantes, la quinta parte de su población, distribuidos en 16 mesas de votación96. Sin embargo, el día de las elecciones, si bien se superaron las votaciones anteriores de representantes, el periódico reportó un "triste examen del liberalismo". Decían que Quibdó hubiera podido dar de 800 a mil votos, sin embargo, apenas se lograron 200. Para el ABC era el "colmo de la indiferencia" y se responsabilizó al directorio en Medellín por sacar tarde las planchas generales y "al desaliento que producen en nuestras masas las pugnas entre quienes siempre debemos vivir (...) bajo una misma tolda. Las gentes ingenuas se desconciertan cuando ven a los dirigentes liberales en pugna"97. Lo cierto es que, en la segunda mitad de la década de 1920, se habló de la crisis de los partidos. Según Molina, influía en la crisis, sobre todo del liberalismo, la certeza de que el sufragio no ofrecía posibilidades para el cambio político98.
En protesta por los fraudes a los que se atribuyó la derrota de 1922, en 1926 el liberalismo no lanzó candidato a la presidencia, por lo cual quedó elegido el candidato conservador Miguel Abadía Méndez con casi la totalidad de los votos. Las elecciones presidenciales parecían ser las que movían el fervor local y la abstención liberal de 1926 se sumó a una época poco entusiasta del liberalismo chocoano. Para las elecciones de concejeros de 1929 el conservatismo se quedó con el control del Concejo Municipal de Quibdó. La prensa de nuevo explicaba la derrota liberal por las disputas internas con el surgimiento del "obrerismo":
Con escaso sentido de la realidad, los obreros, o algunos obreros, resolvieron que no irían a la lucha sino con candidatos propios, prescindiendo de todo elemento que perteneciera a otras esferas; y como aquí faltó una dirección liberal activa, se planteó la lucha y los dirigentes liberales sacaron el cuerpo y dejaron que se fueran solos los obreros adelante para que experimentaran la inconveniencia de su actitud, que vino a sacrificar una posición política por mero capricho.99
Durante la década de 1920, luchas que habían sido dispersas y locales trascendieron a nivel nacional dando origen a un contexto de luchas obreras unificadas100. Si bien no es clara la composición de quienes se identificaban dentro del movimiento obrero en el Chocó, el apelativo era frecuentemente usado en la prensa. Según escribían en ABC el obrerismo no estaba todavía en capacidad de enfrentar los debates electorales por su cuenta, pues apenas estaban en sus comienzos y les faltaba preparación y estudio:
De donde resulta que a los Consejos Municipales hay necesidad de llevar (...), individuos capacitados para afrontar un debate, porque de otra manera serán conducidos por los más inteligentes e ilustrados, que sabrán disfrazar sus jugadas políticas con ciertos ropajes de conveniencia popular.101
A nivel nacional el liberalismo se encontraba dividido entre una línea oficialista y una más cercana al socialismo. En el Chocó esta división se replicó, si bien tenía elementos añadidos. Así, el liberalismo chocoano estuvo dividido entre una rama oficialista y más "blanca" y otra más cercana al socialismo que reivindicaba el problema racial y que tuvo su mayor expresión en la consolidación de Diego Luis Córdoba como prominente figura política en la década de los treinta. El poder local liberal tradicionalmente "blanco" estaba perdiendo terreno frente a la difusión del liberalismo entre la población negra.
El entusiasmo electoral volvió al Chocó repentinamente con el regreso del liberalismo a la disputa presidencial para las elecciones de febrero de 1930. Esta vez el candidato fue Enrique Olaya Herrera. Días antes de las elecciones la prensa reportó una manifestación olayista en Condoto. El retrato de Olaya Herrera presidía el desfile acompañado por una banda de músicos "puedo asegurar que es la más concurrida que se haya verificado en esta ciudad" sostenía el corresponsal102. El triunfo finalmente fue para el liberalismo. En Chocó este se impuso en todas las poblaciones, con excepción del Carmen y de Tadó103. El espíritu del momento puede leerse en este fragmento de un texto escrito en Tadó celebrando el triunfo:
Indudablemente que en el calendario político de los últimos tiempos no hay memoria de que existiese una fecha semejante por su significación a la del nueve de febrero, día en que un sol de imponderables fulguraciones regó sus destellos por sobre los despojos del pueblo colombiano. ¡COLOMBIA ESTÁ DE PLÁCEMES! Que viva Colombia".104
Tres días después de las elecciones se publicaban resultados electorales de distintos lugares del país. La información, tomada del diario Relator de Cali, se presentó en una tabla con resultados del Valle, Caldas, Cauca, Nariño, Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, los Santanderes, Huila y Tomila (figura 1).
En Quibdó, "fervientes liberales" llenaban el "Oso Blanco" y "El Encloche105", esperando entusiasmados las noticias en los tableros del ABC. Con cada telegrama, había gritos de victoria. Un grupo de dirigentes liberales acompañados por una banda de música salió por la carrera primera, pasó frente al edificio del Salón Colombia, y recorrió toda la ciudad presidido por una bandera y los acordes del himno nacional dando vivas a la república, a Olaya y a los dirigentes liberales locales. Se calcularon tres mil personas reunidas en el parque Carrasquilla. Desde la tribuna de su casa, un dirigente liberal pronunció un discurso "¡De hoy en adelante los gobiernos no serán únicamente de castas...!". Según el periódico, la celebración no generó disturbios "a las ocho y pocos minutos se disolvió la manifestación con todo el orden que es de esperar de una ciudad culta como Quibdó"106. Sin embargo, algunos conservadores se quejaron de haber escuchado "abajos" y "mueras" pronunciados ex profeso para disgustarlos107. Razón por la cual el Intendente pidió a los dirigentes del liberalismo trabajar con sus seguidores.
Figura 1: Datos eleccionarios del Chocó, 1930
Conclusiones
Tradicionalmente la opinión general, pero también cierta historiografía ha tendido a considerar la región chocoana como aislada o desconectada de los procesos que marcaron la historia de Colombia en la primera mitad del siglo XX. Incluso hoy en día es común escuchar que no hay Estado en el Chocó. Debido a estos lugares comunes poco ha sido el interés de muchos historiadores por redescubrir las dinámicas políticas de principios del siglo XX en estos territorios. Por tal razón, la revisión propuesta sobre la prensa chocoana durante este periodo permite mostrar que, por el contrario, ha habido una activa articulación del territorio con los procesos que se desarrollaban en el interior del país. Además, este ejercicio evidencia que esta regularidad y refinamiento de la parafernalia administrativa y política alrededor de los procesos electorales da cuenta de unas formas de presencia estatal que no han sido consideradas bajo la tradicional idea del Chocó como un territorio remoto. El oportuno cumplimiento del calendario electoral y la activa discusión y participación por parte de su población en los procesos electorales muestran que el Estado colombiano tenía más capacidad de presencia en el territorio de lo que se suele considerar.
La confrontación política y el fantasma de la violencia aparecieron en este escenario como elementos externos a la región. Ya fuera por las oficinas telegráficas con sus empleados "extranjeros" o por la participación de integrantes de la Iglesia católica, los momentos de desestabilización fueron propiciados por la relación del territorio con el exterior. De forma similar operó localmente el bipartidismo. Así como el liberalismo y el conservatismo articularon de forma activa al territorio con las dinámicas nacionales, ubicando al Chocó en el mapa de las regiones liberales, también generaron desestabilización, nerviosismo y limitaron la posibilidad de que hubiese una unidad de intereses entre los habitantes de la región. En particular fueron las elecciones presidenciales las que dieron más sentido a la participación política local y las dos ocasiones en que el liberalismo se presentó con candidato propio a la contienda presidencial (1922 y 1930) coincidieron con las de mayor participación política del Chocó en el periodo.
Como se observa en la prensa de la época, el seguimiento de la población chocoana de cada parte del proceso electoral fue estrecho; de hecho, las denuncias ocuparon espacios preferenciales en los periódicos, como lo demuestran las múltiples cartas y consultas enviadas a Bogotá y respondidas a los pocos días. Si era necesario se recurría a los tribunales. Las elecciones eran consideradas como eventos legítimos para definir el Gobierno del territorio. El seguimiento cercano de la región a estos procesos también da cuenta de un mayor control por parte de sus habitantes al que se asume para estos lugares y en estas fechas. Lejos estaba Chocó, pese a ubicarse en la selva, de vivir bajo la "ley del monte". Más bien, de lo que se preciaba -ajeno a la presión que ejercía la Iglesia católica en las "aldehuelas del interior", de las "peroratas de oradores veintejulieros", o de las "tramoyas electorales" de otras regiones del país- era de ser un "centro civilizado" en el que el votante chocoano se reducía a consignar en "paz y tranquilidad" el "más sagrado deber de un ciudadano"108.
Bibliografía
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