Publicado

2023-03-09

Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano

Alcoholics Anonymous as a Space for the Transformation of Masculinities in a Mexican Town

Alcoólicos anônimos como um espaço de transformação da masculinidade em uma vila mexicana

DOI:

https://doi.org/10.15446/mag.v37n1.107567

Palabras clave:

alcoholismo, estigma, masculinidad, México, violencia. (es)
alcoholism, masculinity, Mexico, stigma, violence. (en)
alcoolismo, estigma, masculinidade, México, violência. (pt)

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Autores/as

  • Kevin Daniel Rozo Universidad Nacional Abierta y a Distancia

En este artículo presento relatos de vida de miembros de Alcohólicos Anónimos (aa) de San Antonio Tepetitlán, Estado de México, que invitan a pensar que aa es un espacio de transformación de masculinidades. A partir de los datos que registré mediante el método etnográfico en el verano de 2019, concluyo que el espacio de reflexión y diálogo permanente de aa permite a varios integrantes del grupo construir paulatinamente formas alternativas de ser hombre en el pueblo, las cuales prescinden del consumo de alcohol, la solución violenta de los conflictos y la violencia contra las mujeres.

In this article I present the life stories of members of Alcoholics Anonymous (aa) at San Antonio Tepetitlán, State of Mexico. These life stories invite us to think that aa is a space the promotes the transformation of masculinities. Based on the ethnographic data that I produced in the summer of 2019, I conclude that aa, a scenario of reflection and permanent dialogue, encourages its members to gradually build alternative ways of being a man in the town such as not consuming alcohol, and to avoid the violent resolution of conflicts and violence against women.

Neste artigo apresento histórias de vida de membros de Alcoólicos Anônimos (aa) em San Antonio Tepetitlán, Estado do México, que nos convidam a pensar em aa como um espaço para a transformação das masculinidades. Com base nos dados que registrei através do método etnográfico no verão de 2019, concluo que o espaço de reflexão e diálogo permanente de aa permite que vários membros do grupo construam gradualmente formas alternativas de ser homem na aldeia, que dispensem o consumo de álcool, a resolução violenta de conflitos e a violência contra as mulheres.

Recibido: 15 de octubre de 2021; Aceptado: 28 de febrero de 2022

Resumen

En este artículo presento relatos de vida de miembros de Alcohólicos Anónimos (AA) de San Antonio Tepetitlán, Estado de México, que invitan a pensar que AA es un espacio de transformación de masculinidades. A partir de los datos que registré mediante el método etnográfico en el verano de 2019, concluyo que el espacio de reflexión y diálogo permanente de AA permite a varios integrantes del grupo construir paulatinamente formas alternativas de ser hombre en el pueblo, las cuales prescinden del consumo de alcohol, la solución violenta de los conflictos y la violencia contra las mujeres.

Palabras clave

alcoholismo, estigma, masculinidad, México, violencia.

Abstract

In this article I present the life stories of members of Alcoholics Anonymous (AA) at San Antonio Tepetitlán, State of Mexico. These life stories invite us to think that AA is a space the promotes the transformation of masculinities. Based on the ethnographic data that I produced in the summer of 2019, I conclude that AA, a scenario of reflection and permanent dialogue, encourages its members to gradually build alternative ways of being a man in the town such as not consuming alcohol, and to avoid por avoiding the violent resolution of conflicts and violence against women.

Keywords

alcoholism, masculinity, Mexico, stigma, violence.

Resumo

Neste artigo apresento histórias de vida de membros de Alcoólicos Anônimos (AA) em San Antonio Tepetitlán, Estado do México, que nos convidam a pensar em AA como um espaço para a transformação das masculinidades. Com base nos dados que registrei através do método etnográfico no verão de 2019, concluo que o espaço de reflexão e diálogo permanente de AA permite que vários membros do grupo construam gradualmente formas alternativas de ser homem na aldeia, que dispensem o consumo de álcool, a resolução violenta de conflitos e a violência contra as mulheres.

Palavras-chave

alcoolismo, estigma, masculinidade, México, violência.

INTRODUCCIÓN 1

San Antonio Tepetitlán es un pueblo ubicado en el municipio de San Andrés de Chiautla, Estado de México. Su población se acerca a los 2.500 habitantes, quienes viven bajo un patrón de residencia virilocal. Tepetitlán es conocido como La tierra bendita del pan, 2 pues la mayoría de sus pobladores y pobladoras se dedican a la preparación de pan “artesanal” que venden en diferentes ferias y fiestas del territorio mexicano. No obstante, también existen otros oficios como la agricultura a pequeña escala, la cría de animales como becerros, cerdos, pollos y guajolotes, y el comercio de productos alimenticios en las tiendas de abarrotes. Hombres y mujeres trabajan en la elaboración, empaque y venta del pan; sin embargo, además de ello, las mujeres dedican gran parte de su tiempo libre a los quehaceres domésticos, especialmente lo relativo a la cocina y la limpieza, mientras que los hombres disponen este tiempo en actividades de ocio como el consumo de alcohol.

En el verano de 2019, viví un mes con una familia de Tepetitlán como parte de mi práctica etnográfica de la maestría en antropología social de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Ello me permitió hacer un proceso de inmersión profundo en la vida cotidiana de las personas del pueblo. Sin hacer demasiadas preguntas aprendí varias cosas acerca de sus actividades económicas, organización social, creencias religiosas, festividades y ocio. La observación participante fue la base de mi trabajo de campo. La familia Cerón Catorce, que amablemente me acogió durante mi estadía en el pueblo, se dedica a la panadería. En su casa tienen también una tienda de abarrotes y tortas, un gimnasio de box y en el garaje una sede de Alcohólicos Anónimos (AA). Sin planearlo, resulté asistiendo todas las noches a las reuniones del grupo de AA. Allí escuché muchas historias que jamás me habría imaginado acerca de las relaciones de las personas con el alcohol. Pronto los miembros de AA me abrieron las puertas de sus casas, me presentaron a otras personas y siempre estuvieron dispuestos a colaborar con mis indagaciones.

Hubo dos factores que facilitaron mi proceso de inmersión en la vida del pueblo. En primer lugar, me favoreció que hace algunos años dos antropólogos (de Cuba y Brasil, respectivamente) estuvieron haciendo trabajo de campo allí. Ambos dejaron una buena impresión del oficio de la antropología y, por tanto, algunas personas con las que interactué ya sabían más o menos en qué consistía mi trabajo y se prestaban amablemente para conversar sobre diferentes temas. La otra ventaja era mi condición de extranjero. Esto fue clave al menos en dos sentidos: primero, la gente partía de la idea de que casi todo era extraño para mí y con paciencia se detenían a explicarme los pormenores de lo que para un mexicano quizá sería obvio, como el sentido de varias de sus expresiones locales, por ejemplo. Yo aproveché esta ventaja diciéndoles siempre que mi interés en el campo era aprender sobre sus costumbres, que ellos eran mis maestros y yo un aprendiz. Segundo, las personas estaban muy interesadas en saber cosas sobre mi país, ello generó un ambiente de preguntas recíprocas que hizo más amenas y fluidas las conversaciones.

El grupo de AA Tepetitlán, inaugurado 1983, fue el primero de su naturaleza en el pueblo; hoy hay dos grupos más. Sus miembros se reúnen a diario en el garaje de la familia Cerón Catorce, en un espacio en el que pueden caber unas 25 personas. Hay sillas para los asistentes, una tribuna para quien toma la palabra y un escritorio donde se sienta el coordinador de la sesión. Durante las juntas se leen fragmentos de los libros de AA que suscitan reflexiones de los miembros del grupo, quienes comparten diversas experiencias de vida relacionadas con el alcoholismo. En todas las sesiones hay un equipo de miembros cuya función es operar como anfitriones de la junta: preparan café y té, sirven a los comensales, en ocasiones ofrecen pan y luego de ello se encargan de lavar los pocillos y dejar el lugar en orden. Dichas obligaciones se van rotando entre los diferentes miembros de la agrupación.

Las personas que asisten a las juntas son hombres mestizos, heterosexuales, de clase media y popular, entre 20 y 70 años. Todos se dedican a la panadería artesanal, la venta de insumos para el pan o la reparación de hornos para la principal actividad económica del pueblo. La mayoría están casados y, a menudo, enfatizan que AA les ha permitido mejorar significativamente la relación con sus esposas, hijos e hijas. Solo hay una mujer en el grupo, mestiza, heterosexual, divorciada y también se dedica al oficio del pan.

Las juntas se llevan a cabo de lunes a viernes entre ocho y diez de la noche. Además, cada dos semanas se organiza una reunión “intergrupal” en la que se encuentran con otros grupos de AA de pueblos vecinos. Durante mi estancia asistí a 20 juntas, incluyendo tres intergrupales y una “fiesta de aniversario” en las que se celebra que un miembro ha cumplido un año más sin beber y donde invitan a familiares a compartir una comida especial con música y baile También recolecté datos en conversaciones informales antes y después de las juntas, algunas entrevistas en profundidad grabadas que transcribí literalmente y realicé un grupo focal. Con el tiempo, me percaté de que varios integrantes del grupo no solo han dejado la bebida, sino que experimentan una transformación en sus formas de ser hombre. En este artículo presento relatos de miembros de AA que invitan a pensar que este es un espacio de transformación de masculinidades en el pueblo. Son masculinidades que buscan prescindir del consumo de alcohol, la solución violenta de los conflictos y el maltrato a las mujeres.

ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

Alcohólicos Anónimos surgió en la década de 1930 en Estados Unidos como un espacio de ayuda mutua para dejar la bebida. Algunos estudiosos lo han interpretado como un escenario que llena las deficiencias de otros grupos de ayuda elementales como la familia o la iglesia (Bender 1986; Mäkela 1993). Los grupos de ayuda mutua privilegian la igualdad de sus miembros y prescinden de las relaciones asimétricas que ofrecen las terapias con profesionales como sacerdotes, médicos o psiquiatras (Nurco y Makofsky 1981). Sin embargo, en estos grupos suele haber jerarquías implícitas determinadas por factores como la antigüedad de los miembros, el género, la edad, la clase social, entre otros. Además, al ser gestionados sin la mediación de especialistas, otorgan gran importancia a la espiritualidad y apropian elementos de diferentes religiones (Ferreira 2012).

Algunos estudios han tipificado los pasos que definen los procesos de ayuda mutua en AA: confesión, catarsis, identificación mutua y conversión del estigma en emblema de afirmación identitaria (Bateson 1985; Kennedy y Humphreys 1994). En la actualidad, hay cerca de 118.000 grupos de AA distribuidos en 180 países que han ayudado a más de dos millones de personas a dejar la bebida.

AA es un método para dejar la ingesta de alcohol y, al mismo tiempo, una ideología de vida (Tournier 1979). La conversión de las y los alcohólicos no solo consiste en dejar de beber, sino que implica una reinterpretación de sus experiencias del pasado y la adopción de una nueva forma de ver la vida (Greil y Rudy 1983; Palacios 2009). Los relatos de las personas alcohólicas durante las juntas de AA suelen tener dos momentos: primero, detallan lo problemáticas que eran sus vidas cuando consumían alcohol y, luego, resaltan cómo sus vidas y las de sus familiares han mejorado significativamente desde que dejaron de beber gracias al programa de AA (Greil y Rudy 1983).

En AA el alcoholismo es considerado una patología que merece un tratamiento especializado (Keller 1976). Antes de hacer cualquier intervención en las juntas, el o la alcohólica saluda, dice su nombre y admite que padece la enfermedad del alcoholismo; por ejemplo, “hola, soy Jorge y soy enfermo alcohólico”; sostengo que este proceso constituye una suerte de acto performativo en el cual las y los miembros de AA paulatinamente adoptan la identidad de enfermos. En todo caso, al concebir el alcoholismo como enfermedad, quienes hacen parte de AA logran superar el estigma social según el cual beben en exceso por inmoralidad, vagancia o vicio. Al identificarse como enfermas o enfermos alcohólicos que merecen un tratamiento como cualquier enfermo dejan de culparse por tener comportamientos inmorales y, en consecuencia, mejoran progresivamente su autoestima. Esto hace más fácil el tratamiento, dado que la persona alcohólica tiene la convicción de que padece una enfermedad incurable, pero que puede ser tratada exitosamente mediante un método científicamente validado.

Dada la eficacia de AA, su modelo fue adoptado por otros grupos para tratar diversas adicciones como el tabaco, las sustancias psicoactivas, el sexo e, incluso, el amor. Todos estos grupos de ayuda mutua producen sofisticados mecanismos de control de sí para abandonar el consumo estigmatizado (Ferreira 2012). El éxito de estos programas yace, sobre todo, en el apoyo colectivo que recibe la persona adicta, no solo de las y los miembros del grupo, sino de otras redes sociales como su familia y sus amigos (Groh et al. 2008; Kelly et al. 2012). La eficacia no se encuentra, entonces, en el anonimato y el mero esfuerzo personal, sino en el conocimiento entre personas que comparten experiencias de vida comunes y construyen nuevas relaciones de cuidado colectivo (Fainzang 2009; Vaillant 2005).

Los grupos de ayuda mutua suelen presentar diferencias en la forma en que conciben y tratan el alcoholismo, ello varía según el país, la época y la cultura considerada (Fainzang 2009). Los primeros espacios de AA en México surgieron a principios de la década de 1940. Tres particularidades presentan las organizaciones de dicho país respecto a las del resto del mundo: 1) las juntas no se realizan en círculos de diálogo, sino en un espacio jerarquizado donde quien toma la palabra sube a una tribuna; 2) las sedes del grupo suelen tener cuadros de los rostros de los fundadores de AA Bill W. y Bob S. como una suerte de culto a su imagen; 3) la organización se ha fragmentado en diferentes grupos disidentes que aplican el modelo de AA, pero no se alinean con la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos (Rosovsky 2008). En la actualidad hay cerca de 14.000 grupos de AA en todo el territorio mexicano y es considerado el principal grupo de ayuda mutua del país.

LAS MASCULINIDADES

En cuanto a construcciones sociales, los modelos de masculinidad varían en cada sociedad y época consideradas (Kimmel 1992; Scott 1999; Viveros 2006). Sin embargo, la pluralidad de masculinidades tiene como correlato la jerarquía: unos modelos de masculinidad tienden a imponerse sobre otros en el contexto de relaciones asimétricas de poder. Desde finales del siglo xx algunos autores han denominado a las formas dominantes de ser hombre como masculinidades hegemónicas (Connell y Messerschmidt 2005 ; Messner y Sabo 1990).

La masculinidad hegemónica inicialmente se entendió como un patrón de prácticas que permite un dominio de los hombres sobre las mujeres; empero, el concepto también fue usado para el análisis de la opresión de los hombres heterosexuales sobre los hombres gay (Altman 1972). De forma similar, Demetriou (2001) identifica dos maneras en que se expresa la masculinidad hegemónica: una externa y otra interna; la primera se refiere a la dominación de los hombres sobre las mujeres, la segunda a la dominación de un grupo de hombres sobre el resto de los varones heterosexuales que no reproducen los principios de la masculinidad hegemónica.

No todos los hombres interiorizan los patrones de masculinidad hegemónica de forma homogénea, algunos hacen cambios y resistencias. La masculinidad, entonces, constituye una suerte de campo de disputas en constante transformación (Núñez 2004). Cuando los hombres modifican algunas de sus prácticas experimentan procesos de liberación cotidiana frente a las prescripciones arbitrarias de la masculinidad hegemónica, tales como la violencia, la guerra, la falta de ternura, el dominio de los hombres sobre las mujeres en las relaciones sexuales, entre otras (García 2013).

Ahora bien, señalar que algunos hombres resisten a las prescripciones de la masculinidad hegemónica y transforman ciertas prácticas en su vida cotidiana no quiere decir que abandonen plenamente sus privilegios en calidad de hombres en las relaciones asimétricas de poder en las que están involucrados (Connell 2020; García 2013). De hecho, las teorías feministas radicales ni siquiera buscan transformar la masculinidad, sino abolirla, pues sostienen que en dicha noción yace la dominación de los hombres sobre las mujeres. Desde esta perspectiva, incluso, el género también debería ser abolido, dado que provee el marco racional para la reproducción del dominio masculino (Jeffreys 2014).

En Tepetitlán, la categoría local que utilizan las personas para referirse a la masculinidad hegemónica es el machismo, asociado al consumo excesivo de alcohol, la resolución violenta de los conflictos y la violencia contra las mujeres. A continuación, detallo las formas en que algunos hombres de AA ponen en escena prácticas que desafían la manera hegemónica de ser hombre en el pueblo. Dichas prácticas están lejos de abolir el machismo, pero para las personas estudiadas y sus familias representan cambios significativos.

DEL ESTIGMA AL EMBLEMA

Los miembros de AA sostienen que los hombres en Tepetitlán se creen machos por andar de briagos [personas que consumen grandes cantidades de alcohol]. En el contexto del pueblo, un auténtico hombre debe consumir mucho alcohol. En consecuencia, los varones que entran a AA son objeto de dos acusaciones: 1) son “putos” [homosexuales]; 2) “su vieja [esposa] los manda”. En ambos casos, se pone en duda la virilidad de los miembros de AA, producto de su abstinencia alcohólica. Pertenecer a AA constituye un estigma en Tepetitlán: “aquí era un crimen ir a donde los alcohólicos –cómo te vas a meter con esos pinches weyes putos persignados, decían” (Entrevista 1).

A todos los miembros les costó trabajo lidiar con el estigma de pertenecer a AA. Muchos de ellos, al principio, negaban públicamente pertenecer al grupo y buscaban estrategias para encubrir su estigma; por ejemplo, iban a escondidas a las juntas del grupo, decían que “estaban jurados” ante la virgen o a veces cedían ante las presiones de consumir alcohol para demostrar que no eran miembros de AA:

Yo me iba por el cerro para que no me vieran llegar al grupo. Duré como 12 días de que iba al grupo y me encontré con un pariente y me dijo “estás con esos arrepentidos”, yo lo negué, decía que no. “Estos weyes hasta maricones ya son”, decían. Luego un día un wey me dijo tómate esta cerveza, yo llevaba 15 días sin beber, pero me la tomé para quedar bien con él por el miedo a que dijeran que yo estaba con los de AA. (Entrevista 2)

La estrategia más efectiva en el pueblo para enfrentar el estigma de no beber es decir que hicieron un juramento ante la virgen para dejar el alcohol. Dicho juramento lo hacen ante el sacerdote del pueblo, quien les otorga una credencial que acredita que ellos están impedidos para beber durante un tiempo determinado. Como es un juramento que involucra entidades sagradas, las personas del pueblo suelen ser menos hostiles con los hombres que se niegan a beber. Casi todos los miembros de AA hicieron varios juramentos en su vida que nunca fueron efectivos para dejar de beber, pero sí para mitigar la estigmatización que padecían por su nueva opción de vida:

Los briagos de acá para pararte ibas en tu bicicleta por la calle y ellos estaban bebiendo y te aventaban un sombrero y tenías que bajar, darles el sombrero y tomar con ellos, si no, era una falta de respeto. –Oye toma, –estoy jurado–, solamente con los juramentos lo respetan a uno. Cuando estaba empezando en AA decía que estaba jurado para que no me chingaran. Es ese temor de la gente qué va a decir, yo decía que estaba jurado porque estar en AA era como cometer un crimen. (Entrevista 3)

Conforme pasa el tiempo y su recuperación es más evidente, los miembros de AA paulatinamente empiezan a convertir el estigma en emblema y admiten públicamente que son alcohólicos anónimos. Aseguran que no es un proceso fácil asumir las acusaciones de las personas, pero valoran positivamente el cambio que ha traído el programa de AA a sus vidas. Se sienten orgullosos de pertenecer a AA:

Dicen que soy maricón, que soy culero, que soy cafecitos, pinches regañados… a mí eso me vale madres, estoy viviendo mejor. Estoy viviendo bien, mi lanita me alcanza, trabajo bien. Después de que tuve mi primer aniversario en el grupo ya que se vayan a la chingada los que hablan mal de mí. Yo estoy viviendo mejor con AA. A mí me costó mucho trabajo salir de todos esos prejuicios. (Entrevista 4)

Después de varios años de admitir públicamente que son alcohólicos anónimos, los miembros del grupo aseguran que las personas del pueblo por fin empiezan a comprender que ellos son nuevas personas y, paulatinamente, disminuyen las presiones para beber y los señalamientos con los cuales tuvieron que lidiar al inicio de su proceso. Actualmente, varios de ellos pueden compartir con sus antiguos amigos de fiesta, pero ya no de la misma manera: cuando el alcohol empieza a hacer efecto en sus semejantes, ellos ya no se sienten cómodos y prefieren partir. Sostengo que el éxito de AA consiste en que el nuevo grupo de amigos de los alcohólicos está en AA donde pueden conversar, divertirse, compartir sus problemas y alegrías sin la mediación del alcohol y sin los señalamientos negativos que padecían:

La gente que sabía que uno era borrachote y le ofrecía alcohol con el tiempo ya se va desvaneciendo y ni te ofrecen. Ya saben que uno no bebe y hasta te ofrecen un refresquito y hasta con gusto se lo toma uno. Ya la gente se va dando cuenta que uno no bebe. Así uno se va sintiendo libre. Uno se toma un refresquito con el grupo de amigos, ellos al rato se embriagan y ya uno no se adapta con el grupo de briagos, te vas porque ya empiezan a hablar pura pendejada. (Entrevista 5)

La patologización del alcoholismo ayuda a los miembros de AA a convertir su estigma en emblema. Al concebir el alcoholismo como enfermedad logran superar el prejuicio según el cual beben por inmoralidad, vagancia y vicio. Se reconocen como enfermos alcohólicos que merecen un acompañamiento especializado. Además, mediante AA, los hombres de Tepetitlán salen del estigma de que tienen demonios que los obligan a beber descontroladamente y, de este modo, logran mejorar su autoestima:

Cuando nosotros llegamos acá no sabemos que tenemos una enfermedad, creemos que es un vicio que no lo queremos dejar, hasta demonios la gente le hace creer que tiene uno. Cuando aceptamos que tenemos una enfermedad nos podemos por fin perdonarnos a nosotros mismos. (Entrevista 6)

AA NO ENTRA EN CONTROVERSIAS: UNA MASCULINIDAD NO VIOLENTA

En Tepetitlán, la virilidad pasa por resolver violentamente los conflictos cuando la situación lo amerite. Un auténtico hombre debe saber pelear para defender su honor y el de sus seres queridos. Algunos miembros de AA ven el abandono del consumo de alcohol como una oportunidad para empezar a transformar la forma violenta en la que se relacionaban con las demás personas:

Uno como alcohólico tiende a ser explosivo, uno responde de manera agresiva, con golpes, malas palabras y lo más feo es que se desquita con la familia, ellos son los paganos. Ya estando en AA algunos pensamos “ya dejé de beber, ese era el problema”; pero luego viene el tema de las emociones, el control de las emociones. Este programa nos ayuda a modificar nuestras actitudes violentas y a mejorar en todo momento. (Entrevista 7)

Algunos miembros de AA han aprendido a utilizar el silencio como una herramienta para evitar conflictos. Prefieren no responder ante las provocaciones de sus semejantes para no entrar en una cadena de acciones violentas:

Antes uno cuando le decían algo no podía quedarse callado, tenía que responder algo, con violencia; ahora una de las armas más poderosas de un alcohólico es el silencio. Cuando el alcohólico lo agreden, él agrede; pero aquí aprendemos que eso no está bien porque se vuelve como una guerra que nunca termina. Alcohólicos anónimos no entra en controversias. (Entrevista 8)

Los integrantes de AA hacen constantemente una revisión de la forma en la que se relacionaban con sus padres. Muchos de ellos se percatan de que la relación estaba atravesada por muchas violencias y procuran cultivar nuevas relaciones con sus hijos basadas en el diálogo y el respeto:

Yo me llevaba muy mal con mi padre, él solo nos hablaba para gritarnos. Crece uno muy resentido. Uno cambia su forma de ser agresivo y uno se vuelve más tranquilo. Trato de hacer una relación diferente con mis hijos, el respeto es lo más importante. (Entrevista 9)

UNA FORMA ALTERNATIVA DE RELACIONARSE CON LAS MUJERES

Los miembros de AA aseguran que Tepetitlán es un pueblo profundamente machista. Reconocen que antes de entrar al grupo ellos reproducían dicha masculinidad hegemónica que implicaba tratar mal a sus esposas: “en esta comunidad todos los hombres son machistas. Yo venía aquí con todos los defectos que un hombre puede tener y que uno cree que son normales, pero no lo son, yo venía con muchos celos, con inseguridades” (Entrevista 10).

Algunos integrantes de AA valoran negativamente la forma machista en la que se relacionaban con sus esposas. En el grupo han aprendido que es importante el diálogo, escuchar la opinión del otro. Esos principios éticos los ponen en práctica con sus esposas y paulatinamente se traducen en una vida familiar menos conflictiva:

Yo vengo de una familia machista desde mis abuelos, mi padre, una familia también alcohólica. El desconocimiento te lleva a hacer esas barbaridades machistas, yo pensaba que así era la vida. Yo pensaba que si yo no me ponía en el plan machista la esposa me iba a brincar a gritar, y como dicen “si te dejas ya te fregaste”. Ahora veo que eso está mal. Yo en mi casa con mi esposa me creía el director de la orquesta, no había una opinión distinta a la mía, yo lo que decía era así. Aquí aprendí a ver la vida de forma diferente. Yo me metía en mi cama borracho, vomitado y hasta le decía a mi esposa “llegó el jefe de la casa”; ahora no, soy una persona diferente. (Entrevista 11)

Para los miembros del grupo la literatura de AA es muy importante, varios libros editados por la organización mundial de AA que brindan material para reflexionar en las juntas y un método para dejar de beber en doce pasos. Los integrantes leen con esmero estos textos y memorizan varios pasajes que consideran fundamentales, dichos fragmentos los citan textualmente de memoria en varias de sus intervenciones y los ponen en relación con sus experiencias personales. Algunos de estos textos invitan a los alcohólicos a mejorar los vínculos con sus familias en general y con sus esposas en particular. El Libro grande, texto básico de AA, dedica un capítulo a reflexionar en torno a la relación de los hombres con sus compañeras sentimentales, titulado “A las esposas”; uno de los pasajes dice lo siguiente: “por cada hombre que bebe hay otras personas implicadas: la esposa, que tiembla de miedo ante la próxima borrachera; la madre y el padre, que ven al hijo consumiéndose” (Alcohólicos Anónimos 2008, 113). En dicho capítulo también se afirma que gracias al programa de AA los hombres tienden a construir relaciones más sanas con sus esposas y familiares: “la mayoría de nuestros hombres son mejores maridos y padres de lo que nunca fueron” (Alcohólicos Anónimos 2008, 117). Este tipo de pasajes eran leídos en las juntas en las que participé y suscitaban reflexiones como la siguiente:

Yo una vez oí que el que tiene dinero en la vida es el que vale, pero yo aproveché eso para ofender y para humillar a mi esposa. Eso era una prepotencia de sentirse que uno es el que lleva todas las riendas de la casa, ahora no. AA me enseña a ser libre, a sentirme bien y si me siento bien conmigo mismo, me siento bien con mi esposa. Hoy ya no ando dando órdenes todo el tiempo, aquí aprendí que uno no debe estar imponiendo las cosas todo el tiempo, eso no sirve porque uno debe hacer las cosas entre todos, escuchándose. (Entrevista 12)

Estas transformaciones han mejorado las relaciones de varios miembros de AA con sus esposas. Algunos confiesan, incluso, haber deseado la muerte de sus compañeras en sus peores momentos de alcoholismo y ahora aseguran tener un nuevo vínculo basado en el diálogo y el respeto: “ya con mi compañera andamos a toda madre, ya no existe ese sentimiento negativo. Después de que yo quería hasta ahorcarla bien pinche endemoniado; gracias a Dios me alivié de todo eso” (Entrevista 13).

Otra parte esencial de la masculinidad hegemónica en Tepetitlán prescribe a los hombres no contribuir en las actividades domésticas, labores típicamente asociadas a las mujeres. Algunos miembros de AA han empezado a ver críticamente esta costumbre y han procurado hacer pequeños cambios para colaborar con sus esposas en las actividades domésticas:

Yo no servía para nada en el hogar, yo no ayudaba a servir la comida; hoy yo no hago la comida, pero yo veo que mi familia está comiendo y ya hoy me acomido a servirles un agua, hoy lo hago, antes no. Aquí en AA me enseñaron que debo servir un café, debo de servir para algo. Eso lo hago ahora con mi familia. (Entrevista 14 )

La construcción de masculinidades y feminidades es relacional (Connell 2020), en consecuencia, es importante visibilizar las narrativas de las mujeres que acompañan a los alcohólicos en su proceso de transformación. La única mujer del grupo de AA Tepetitlán reconoce los cambios que han tenido sus compañeros hombres en la forma de relacionarse con sus esposas y familiares. Valora positivamente las transformaciones de sus maneras de ser hombres en el pueblo:

Los hombres siempre exigían todo, no pedían de favor. Ahora cuando hay compañeros de AA que aprenden a respetar a sus esposas, a pedir el favor a sus esposas en vez de darles órdenes me parece muy bueno, yo admiro a mis compañeros. (Entrevista 15)

Las esposas de los integrantes del grupo asisten a algunas reuniones, especialmente a las celebraciones de aniversario de sobriedad. En una ocasión, la compañera sentimental del agasajado subió a la tribuna y, entre lágrimas, relató que hace años su esposo solía ejercer varios tipos de violencia sobre ella y sus hijos, especialmente cuando estaba bajo los efectos del alcohol; sin embargo, ello cambió profundamente tras su paso por AA. Agradeció a Dios y los miembros del grupo por hacer posible la transformación de su esposo.

Relatos como ese pude escucharlos de algunas esposas y familiares de los miembros de AA dentro y fuera de las juntas. Por ejemplo, la esposa de un integrante que lleva más de 30 años sin beber me contó que antes de entrar al grupo su marido solía golpearla cuando estaba borracho. Ella vivía con mucho miedo. Había aceptado dicho maltrato como algo normal, pues cuando era niña su padre también solía golpearla a ella y a su mamá. Ella sentía que era la culpable del maltrato, pues le daba motivos a su esposo. Una vez él dejó de beber jamás la volvió a golpear. Desde entonces, ella sostiene que no hay ningún motivo que legitime la violencia contra la mujer y ha criado a sus hijas con esta premisa para que nunca permitan que sus parejas las violenten.

Algunas esposas de los alcohólicos, con el paso del tiempo, se han sentido libres de hacer cosas que antes estaban vetadas para ellas como beber unos tragos y reunirse con sus amigas. En las casas de algunos miembros de AA hay botellas de alcohol, pero ya no son de ellos, sino de sus esposas, quienes han encontrado en la ingesta moderada de alcohol una forma de recreación liberadora. Los integrantes de AA no tienen problema en que ellas beban siempre y cuando lo hagan mesuradamente y no caigan en la enfermedad del alcoholismo, tan costosa para ellos. Para las mujeres, en general, estos cambios han traído mucha paz y tranquilidad a sus vidas.

Ahora bien, los espacios de reflexión permanente de AA no transforman de la misma manera a todos los miembros. Algunos consideran que la finalidad del grupo es dejar de beber y que ello no implica modificar la forma en que se relacionan con las mujeres, se declaran machistas. Afirman una manera alternativa de ser macho en el pueblo sin necesidad de consumir alcohol: "yo todavía soy machista, eso para mí ha sido muy difícil cambiarlo. Yo vine al grupo a dejar de beber, no a ser un sacerdote” (Entrevista 16). “Esto de AA es ‘anónimos’ porque no me interesa cómo sean los demás, porque a ustedes no les interesa que yo aún sea cabrón con mi vieja” (Entrevista 17). Empero, algunos de ellos relatan que antes maltrataban físicamente a sus esposas y desde que están en AA no lo han vuelto a hacer. Esto indica que, pese a que sigan sosteniendo prácticas e identificaciones machistas, la reflexión en AA ha modificado, al menos parcialmente, algunas de sus conductas violentas hacia las mujeres.

CONCLUSIONES

En este artículo presenté diferentes relatos de hombres que en su etapa de bebedores reproducían el machismo, masculinidad hegemónica de su pueblo, la cual prescribía el consumo de grandes cantidades de alcohol, la solución violenta de los conflictos y el maltrato a la mujer. Su paso por AA los llevó a experimentar un proceso de transformación que trascendió el abandono del consumo de alcohol y les permitió poner en práctica formas alternativas de ser hombre en el pueblo.

En Tepetitlán, pertenecer a AA constituye un estigma. Algunos miembros inicialmente niegan su pertenencia al grupo, pues ello pone en duda su virilidad en un contexto donde la masculinidad hegemónica está profundamente asociada a la ingesta de grandes cantidades de alcohol. Para ser macho en el pueblo hay que beber. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando empiezan a ver los cambios positivos que les ha traído a sus vidas y las de sus seres queridos el programa de AA, deciden proclamar públicamente que son parte del grupo y restan importancia a las críticas de sus conocidos, convierten su estigma en un emblema de afirmación identitaria.

Las transformaciones que experimentan los miembros de AA también modifican las concepciones de sus esposas sobre las violencias de género. Las mujeres que solían legitimar las agresiones que sufrían por parte de sus esposos ya no toleran este tipo de prácticas, tienen una idea diferente de las formas de interactuar entre hombres y mujeres. Ello indica que hay una correlación entre las transformaciones de las masculinidades de los miembros de AA y la producción de sentido de sus esposas sobre los hombres, la masculinidad y las relaciones entre ambos géneros. En futuros estudios valdría la pena profundizar en las narrativas y experiencias de las esposas e hijas de los miembros de AA para encontrar matices en esta correlación.

No todos los miembros de AA transforman su masculinidad hegemónica, ni los que lo hacen abandonan todas sus conductas machistas. Empero, en este estudio sugiero que el espacio de reflexión y diálogo permanente de AA permite a varios integrantes del grupo paulatinamente poner en práctica formas alternativas de ser hombre en el pueblo, las cuales prescinden del consumo de alcohol, la solución violenta de los conflictos y la violencia contra las mujeres.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Entrevistas

Entrevista 1: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 5 de julio de 2019. 3 m. Grabadora de voz.

Entrevista 2: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 de julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 3: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 julio de 2019. 12 m. Grabadora de voz.

Entrevista 4: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 de julio de 2019. 4 m. Grabadora de voz.

Entrevista 5: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 10 de julio de 2019. 7 m. Grabadora de voz.

Entrevista 6: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 de julio de 2019. 8 m. Grabadora de voz.

Entrevista 7: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 17 de julio de 2019. 6 m. Grabadora de voz.

Entrevista 8: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 17 de julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 9: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 18 de julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 10: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 18 de julio de 2019. 6 m. Grabadora de voz.

Entrevista 11: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 23 de julio de 2019. 7 m. Grabadora de voz.

Entrevista 12: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 23 de julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 13: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 24 de julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 14: Entrevista realizada a Miembro de AA. 2 San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 4 de julio de 2019. 8 m. Grabadora de voz.

Entrevista 15: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 25 de julio de 2019. 4 m. Grabadora de voz.

Entrevista 16: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 25 de julio de 2019. 2 m. Grabadora de voz.

Entrevista 17: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 29 de julio de 2019. 3 m. Grabadora de voz.

Notas

Esta investigación se llevó a cabo con el apoyo económico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Las expresiones locales serán resaltadas en cursiva.

Referencias

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Scott, Joan. 1999. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. En Género e historia, 48-74. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

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Entrevistas

Entrevista 1: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 5 de julio de 2019. 3 m. Grabadora de voz.

Entrevista 2: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 de Julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 3: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 julio de 2019. 12 m. Grabadora de voz.

Entrevista 4: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 de Julio de 2019. 4 m. Grabadora de voz.

Entrevista 5: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 10 de Julio de 2019. 7 m. Grabadora de voz.

Entrevista 6: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 9 de julio de 2019. 8 m. Grabadora de voz.

Entrevista 7: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 17 de julio de 2019. 6 m. Grabadora de voz.

Entrevista 8: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 17 de julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 9: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 18 de julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 10: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 18 de julio de 2019. 6 m. Grabadora de voz.

Entrevista 11: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 23 de Julio de 2019. 7 m. Grabadora de voz.

Entrevista 12: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 23 Julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 13: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 24 Julio de 2019. 5 m. Grabadora de voz.

Entrevista 14: Entrevista realizada a Miembro de AA. 2 San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 4 de julio de 2019. 8 m. Grabadora de voz.

Entrevista 15: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 25 de julio de 2019. 4 m. Grabadora de voz.

Entrevista 16: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 25 de julio de 2019. 2 m. Grabadora de voz.

Entrevista 17: Entrevista realizada a Miembro de AA. San Antonio de Tepetitlán, Estado de México, 29 de julio de 2019. 3 m. Grabadora de voz.

Cómo citar

APA

Rozo, K. D. (2023). Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano. Maguaré, 37(1). https://doi.org/10.15446/mag.v37n1.107567

ACM

[1]
Rozo, K.D. 2023. Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano. Maguaré. 37, 1 (mar. 2023). DOI:https://doi.org/10.15446/mag.v37n1.107567.

ACS

(1)
Rozo, K. D. Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano. Maguaré 2023, 37.

ABNT

ROZO, K. D. Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano. Maguaré, [S. l.], v. 37, n. 1, 2023. DOI: 10.15446/mag.v37n1.107567. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/maguare/article/view/107567. Acesso em: 17 jul. 2024.

Chicago

Rozo, Kevin Daniel. 2023. «Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano». Maguaré 37 (1). https://doi.org/10.15446/mag.v37n1.107567.

Harvard

Rozo, K. D. (2023) «Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano», Maguaré, 37(1). doi: 10.15446/mag.v37n1.107567.

IEEE

[1]
K. D. Rozo, «Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano», Maguaré, vol. 37, n.º 1, mar. 2023.

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Rozo, K. D. «Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano». Maguaré, vol. 37, n.º 1, marzo de 2023, doi:10.15446/mag.v37n1.107567.

Turabian

Rozo, Kevin Daniel. «Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano». Maguaré 37, no. 1 (marzo 9, 2023). Accedido julio 17, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/maguare/article/view/107567.

Vancouver

1.
Rozo KD. Alcohólicos anónimos como espacio de transformación de masculinidades en un pueblo mexicano. Maguaré [Internet]. 9 de marzo de 2023 [citado 17 de julio de 2024];37(1). Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/maguare/article/view/107567

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