“Solo venimos a dormir, solo venimos a soñar”
"SOLO VENIMOS A DORMIR, SOLO VENIMOS A SOÑAR"
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"We are only here to sleep, we are only here to dream"
MARIANA XOCHIQUÉTZAL RIVERA GARCÍA
Investigadora
independiente · México
marxrive@yahoo.com
Artículo de investigación recibido: 6 de octubre del 2011 · aprobado: 16 de diciembre del 2011
RESUMEN
Los "tiemperos", "graniceros" o tlauquiazquis son personas con el don de manipular el tiempo atmosférico. Mantienen el equilibrio para que sea propicia la vida en el campo y piden la lluvia durante el mes de mayo. A través de los sueños realizan curaciones, premoniciones y reciben avisos. Los sueños son un espacio de aprendizaje. Los tiemperos son el vínculo entre el mundo de los vivos y el de los seres sobrenaturales. Esta serie fotográfica presenta fotografías documentales junto a otras que intentan representar los sueños a través de la etnoficción participativa. Esta es una apuesta metodológica de investigación etnográfica que busca comprender de manera visual el mundo de lo invisible.
Palabras clave: etnoficción, sueños, tiemperos, volcanes.
ABSTRACT
Tiemperos, graniceros or tlauquiazquis are people who have the gift of manipulating the weather. They maintain the necessary balance for rural life to prosper and pray for rain in the month of May. Dreams allow them to heal, have premonitions, and receive warnings. Tiemperos are the link between the world of the living and that of supernatural beings. This photographic series that includes documentary and other types of photos tries to represent dreams through participatory ethnofiction. This is a methodological proposal for ethnographic research that seeks a visual understanding of the world of the invisible.
Keywords: ethnofiction, dreams, tiemperos, volcanoes.
Llega el mes de mayo. La semilla reposa ya en la tierra y espera ansiosa la lluvia que le permitirá crecer para convertirse en el alimento de quienes la cultivaron. En medio del firmamento, en la Sierra Nevada de la cuenca del valle de México, se distingue entre la niebla el rostro dormido de dos grandes volcanes, el Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Desde la época prehispánica se sabe de la existencia en esta región de grandes "brujos llovedizos", o agoreros, como los llamaron posteriormente los cronistas de la época colonial. Actualmente los conocemos como tiemperos, graniceros o tlauquiasquis, especialistas rituales, de quienes se decía que eran capaces de hacer llover a voluntad. Estas prácticas de origen tan remoto se fundamentan en una cosmovisión que busca el mantenimiento del equilibrio de los ciclos naturales. Allí, los cerros y volcanes juegan un papel fundamental como fuente de vida; son importantes el agua que emana de sus cimas y las cenizas que aportan importantes nutrientes a la tierra de cultivo. Los volcanes representan deidades, a quienes se les rinde ofrenda y respeto para que velen por el bienestar de la comunidad, pues son ellos los principales dadores del líquido primordial para la vida, el agua.
Para los tiemperos y curanderos de San Pedro Nexapa, la actividad onírica es el espacio de comunicación con los seres sobrenaturales; es, además, el lugar donde se recibe el conocimiento para curar y pedir la lluvia. Dicha actividad se intensifica durante mayo, desafiando y saciando las demandas que los seres espirituales, representantes de los fenómenos de la naturaleza, requieren para poder perpetuar los ciclos que dan vida a los ecosistemas. Los chamanes son elegidos por la caída de un rayo, un sueño revelador o una enfermedad; son los encargados de pedir la lluvia cada año durante el mes de mayo, acudiendo a sitios sagrados enclavados en el paisaje natural. Tienen el don de manipular fenómenos atmosféricos, como el granizo, el arcoíris, la lluvia y el huracán, entre otros. Reciben la instrucción ritual, así como los remedios para curar, en los sueños; durante el sueño los seres sobrenaturales aparecen para anticipar, propiciar, diagnosticar o restaurar (Fagetti, 2010). Los sueños son la clave para entender el mundo de la vigilia y la comunicación espiritual con la naturaleza. Todo tiempero es campesino, solo así se puede entender la importancia del trabajo ritual que ellos realizan.
Esta serie fotográfica es la síntesis de un trabajo etnográfico realizado durante seis años en esta comunidad. Las fotos a color son el seguimiento que en todo este tiempo hice al mundo de la vigilia y de la cotidianeidad diaria y ritual. Las fotos en blanco y negro son el resultado del último ciclo de trabajo de campo, que buscó representar en un documental audiovisual el mundo onírico; durante este último ciclo llegué a la etnoficción. A partir de puestas en escena, se narra una historia que tiene como eje los sueños y que rescata, a la vez, la importancia que tiene la transmisión de este conocimiento a futuras generaciones, pues en la actualidad esta práctica está perdiendo fuerza dentro de la comunidad.
Los "actores" de esta historia son los tiemperos, aunque en algunos momentos intervine yo, dado el carácter participativo del proyecto. Estas escenificaciones parten de las narraciones oníricas recabadas en campo, utilizando aquellos elementos simbólicos y recurrentes que forman parte del imaginario onírico colectivo. La niña, la joven y la anciana de estas fotografías son las soñadoras de la historia. Sin importar la edad, sueñan como especialistas rituales. Los sueños cobran su fuerza en la narración, en el relato que de él se hace. De esta forma se legitima y se hace posible su materialización para la pervivencia.
La última imagen en blanco y negro es la yuxtaposición de dos fotografías que buscan resaltar la relación entre el rayo y los volcanes para los tiemperos. Esta unión es física y onírica a la vez, es representada por la figura particular de dos seres humanos, quienes les hablan en sueños y exigen sus demandas. El rayo anuncia la lluvia que viene del interior de los volcanes, cumpliendo así su ciclo en la tierra como en el cielo.
En la actualidad los mayores de esta comunidad temen por el futuro de sus prácticas rituales. De las nuevas generaciones depende el bienestar físico y espiritual de la comunidad ¿Serán capaces de continuar? ¿Dejará San Pedro Nexapa de soñar?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, Francisco de San Antón Muñón. (1965). Relaciones originales de Chalco Amaquemecan. México-Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Fagetti, A. (2010). Iniciaciones, trances y sueños: una propuesta teórico-metodológica para el estudio del chamanismo en México. En A. Fagetti, Iniciaciones, trances, sueños investigaciones sobre el chamanismo en México (pp. 11-40). Puebla: Benemérita Universidad de Puebla, Plaza y Valdes.
"Año de 3-caña: Y este Chalchiuhtzin fue el que trepó arriba del Popocatépetl buscando propiciar la lluvia, porque por entonces sol y sequía habían cobrado fuerza y había hambre y necesidad, según el saber de los ancianos. Allá [arriba] se flageló ese Chalchiuhtzin. Llegó bien hasta la mera cabeza, hasta arriba del Popocatépetl y allí se flageló. Él fue el único que pudo llegar de aquí, de Tecuanipan Amaquemecan" (Chimalpahin, 1965, p. 147).
Todos los tiemperos erigen un templo en casa. Desde ese lugar, ellos pueden ejercer su trabajo ritual de curación, atajar el granizo, mover las nubes o pedir la lluvia. Cuando no se puede salir de casa, estos templos son igualmente efectivos y son la protección del hogar.
Los alimentos son parte fundamental de las ofrendas. El mole, platillo fusión entre la culinaria hispánica y la mesoamericana, se ha convertido en un alimento de fiesta por su elaborada preparación y por la multiplicidad de ingredientes que lleva. Destaca una amplia variedad de chiles molidos y de especias, como la canela, el clavo, la almendra y el ajonjolí, entre otros quince ingredientes. El mole se acompaña en la actualidad con pollo, pero tradicionalmente era con guajolote (parecido al pavo), documentado este como un animal ritual, según algunas fuentes coloniales y prehispánicas.
Los tiemperos son campesinos. Tanto el trabajo ritual como el trabajo en el campo están intrínsecamente relacionados. Sin lluvia que riegue los campos de cultivo no hay alimento. Los frutos cosechados son agradecidos y compartidos con los ancestros cuando llega el Día de Muertos.
Estas fotografías, que denominé oníricas, fueron parte de un trabajo audiovisual que realicé con los tiemperos en relación con los sueños. Estos montajes oníricos representan el ciclo de vida onírica de una mujer acogida por los sueños que invocan los volcanes. "Sueño en la milpa" es el sueño de una mujer anciana que dedicó su vida a cultivar maíz. Ella se queda dormida y sueña al espíritu del agua, que danza y pide la lluvia que su campo necesita. La fotografía "El Tlalocan" es la representación de la misma mujer en su juventud, soñando en el Tlalocan, es decir el mundo de los muertos, donde rige Tláloc, el dios de la lluvia mesoamericano; es el lugar de la abundancia de agua, de alimento, de fertilidad. Este lugar se encuentra en el interior de las montañas, y es aquí a donde llegan todos los muertos por la caída de un rayo. "Sueño del volcán", representa a la joven vuelta niña, que sueña que el volcán la llama para trabajar en su iniciación como tiempera. Finalmente, "El sueño de los dioses" es un fotomontaje que conjuga una vista aérea de la pareja indisociable de volcanes, la Iztaccíhuatl y el Popocatépetl quienes en el mundo onírico cobran vida y se personifican como humanos, y el rayo, que es el vínculo entre el cielo y la tierra. Los volcanes son los contenedores de agua del universo, y el rayo el que marca el don en los humanos sobre la tierra.
"Mi abuelita era Tlautliasqui, y significa curandero de agua, porque hay un lugar que está tapado con piedras, entonces van a esa cueva, que se llama Xoltepec, es un cerrito que tiene frutos, unos montes por Chalma. Me acuerdo que iba yo con mi abuelita; luego íbamos allá y cantábamos, y rezábamos el rosario y quitaban las piedras y rezaban ahí, y cuando salíamos, se venían los aguaceros. Esto era el puro mes de mayo" (Susana Ramírez, entrevista, febrero, 2009).
"Todos los templos tienen sus nombres: por ejemplo, el de aquí es de un horno, el de Ehlotitla; luego el de Ameyalco está un amanal de agua; y aquí el de Amula es el arcoíris, pero tiene también su amanal de agua; y luego el de aquí, el de los desmontes, es Xoltepec, ahí está el huracán, ahí si no más le pica uno como quiere y sale. Y luego el otro, que es Santo Domingo, y luego Tlaxaloni, que es el de los ríos, y luego ya de ahí está Tlacostepec" (Silvestra Palacios, entrevista, agosto, 2008).
"A mí me toca el templo de Xoltepec, este es de huracán. Hay, por ejemplo, de tempestades. Nosotros, cuando hay tempestades, el remolino lo cortamos; tienen el de granizo, tienen el de las culebras, de todo. Las culebras son las que salen del templo; cuando salen del templo se orillan, y son las que hacen destrozos, son de aire" (Silvestra Palacios, entrevista, mayo, 2008).
Floreada en el Templo de Alcaleca. Este templo es el principal, de este lugar nacen todos los demás ramales (templos). Es de los más antiguos que se tenga conocimiento. Alcaleca se ubica en Amecameca, la cabecera municipal de San Pedro Nexapa.
FIGURAS 14 y 15
"Espíritus del tiempo, graniceros, en estos momentos les pedimos que traigan el agua para todos los que estamos trabajando en el volcán Popocatépetl. Gracias, gracias, hermanitos, gracias por tanta ayuda que nos dan; nosotros nunca sabemos, pero gracias por la tranquilidad en la que estamos. La gente no sabe lo que estamos fijando, lo que nos puede pasar, nos asustamos, nos dormimos y no sabemos lo que pueda pasar, pero gracias a ustedes y a mi padre santísimo, que nos ha dado la libertad de atajar el granizo"
(Vicente Sánchez, entrevista, mayo, 2011).
"Yo, en mis años, cuando estuve yo chica, nunca pensé que iba yo a ser tiempera; y se sueña es porque Dios nos da ese don para entender lo que se tiene. Nosotros vemos por nuestros cuerpos, por la semillas, y para que Dios nos socorra, pues hay que saberlo pedir y saberlo agradecer. A veces no sabemos qué, pero pues darle gracias a Dios que nos da a entender algo de lo que va a pasar o algo de lo que estamos viviendo, o algo de lo que vamos a vivir. Se sueñan las cosas. Y es mejor tener unos sueños exactos, que tener otras cosas que no deberíamos de tener. Mis manos Diosito me las dio para poder trabajar y para poder ayudar a la persona quien es" (Silvestra Palacios, entrevista, mayo, 2011).
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