Gregoria Polo
de Lobatón. PhD. en
Ciencias Gerenciales, Mg. en Ciencias Financieras y de Sistemas, Contadora
Pública, Investigadora-docente de la Universidad Cooperativa de Colombia, Santa
Marta. Correo electrónico: gregpolo1@hotmail.com
Alejandro Borja C. Aspirante a Doctor en
contabilidad, Contador Público. Correo electrónico:
alejandro.borja@campusucc.edu.co
Katherine Lissette
Lobatón Polo. Contadora
pública, auxiliar de investigación. Correo electrónico: kalilopo1922@gmail.com
Jorge Armando Palmera
Vásquez. Contador
público, auxiliar de investigación. Correo electrónico: jorgepalmera@hotmail.com
Francisco Valera Yanes. Contador
público, auxiliar de investigación. Correo electrónico: francohulk3791@hotmail.com
Cómo citar este artículo
Polo de Lobatón,
G.; Borja C, A.; Lobatón P, K.L.; Palmera V, J.A. & Valera Y, F. (2017). Cultura
del poder en las empresas del sector de la economía solidaria en Santa Marta. NOVUM,
(7), p.p. 95-118.
Resumen
La
presente investigación se trazó como objetivo fundamental, analizar la cultura
del poder en las empresas del sector de la economía solidaria en Santa Marta.
El estudio fue enfocado hacia el paradigma cualitativo, fundamentado en la
observación directa y el método inductivo, haciendo uso de la hermenéutica, la
interpretación, la observación participante y entrevistas en profundidad como
instrumentos para la recolección de los datos en empresas del sector de
economía solidaria del distrito Santa Marta. Los resultados revelaron que el
comportamiento de los empleados en las organizaciones de economía solidaria es
controlado por el estado quien garantiza la eficiencia, calidad e innovación de
estas empresas supervisando la conducta de los empleados, identificando las áreas
con necesidades de capacitación. Se concluye que el poder, considerado desde su
dimensión política, es un elemento inmerso en la cultura de las empresas del
sector de la economía solidaria en Santa Marta, ejercido por el Estado como
principal medio de emisión y expansión de influencia en el ejercicio de su
liderazgo obteniendo la efectividad del control organizacional. Palabras Clave: Cultura; control;
poder.
Abstract
This
research was drawn as a fundamental objective; analyze the culture of power companies
in the solidarity economy in Santa Marta sector. The study was focused on the
qualitative paradigm, based on direct observation and inductive method, using
hermeneutics, interpretation, participant observation and in-depth interviews
as tools for data collection in companies in the sector of solidarity economy
Santa Marta district. The results revealed that the behavior of employees in
organizations of solidarity economy is controlled by the state that guarantees
efficiency, quality and innovation of these companies to monitor the conduct of
employees identifying areas with training needs. It is concluded that power,
considered from its political dimension, is immersed in the culture of the
companies in the solidarity economy in Santa Marta area element exercised by
the State as the primary means of transmission and expansion of influence in
the exercise of their obtaining leadership effectiveness of organizational
control. Keywords: Culture; control; power.
1. Introducción
A nivel
internacional se percibe admiración por las empresas del sector de la economía
solidaria de Colombia, pues, son el reflejo palpable del desarrollo económico
en sus dimensiones, ambientales, sociales, de salud, transporte, turismo,
educación y recreación; siendo un modelo empresarial para el beneficio de una
parte abundante de la población, como reflejo de empresas con acercamiento a
modelos humanizantes, Polo (2013), refiriendo a
(Padilla, 2004)
Las empresas
del sector de la economía solidaria son organizaciones al servicio de las necesidades y del potencial de la persona, asumiendo la gestión de
su desarrollo personal y colectivo, de acuerdo a su propia filosofía. Cabe
destacar que la cultura organizacional se caracteriza por el conjunto de
conocimientos, significados, principios, normas, valores, y creencias compartidas; que
fungen como directrices en el ejercicio del poder gerencial para controlar el
comportamiento de los miembros de una organización. En este sentido, esta investigación pretendió analizar la cultura
del poder en las empresas del sector de la economía solidaria en Santa Marta,
es decir, el poder como elemento de la cultura organizacional.
A pesar de lo
anterior, los problemas que agobian al sector empresarial en general también
han sido absorbidos por esta franja de la economía, estas no han escapado a las condiciones de mercado,
fenómenos económicos, respuestas de consumidores, olas de la época, razones que
han llevado a condiciones que aquejan a cualquier tipo de empresa que opere
bajo dinámicas que surgen como respuesta a la incertidumbre en las actuales
condiciones en que se mueve el mundo organizacional, lo cual obliga a revisar la cultura organizacional para la
guía de las mejores prácticas
gerenciales.
Por otra
parte, las empresas del sector de la Economía Solidaria en Santa Marta
desconocen sus características de cultura organizacional, por lo que no les
permiten identificarse con los
propósitos misionales, valores solidarios,
moverse en el juego de las competencias empresariales, adecuarse a las
condiciones actuales exigidas por la actualidad empresarial , razón que les impide sostenerse en el mercado
competitivo, contribuir al desarrollo
armónico de sus asociados y contribuir
al desarrollo regional.
Las razones
expuestas colocan en condiciones de preocupación a las empresas del sector de
la Economía Solidaria, llevándolas a situaciones de quiebra, liquidación
voluntaria, suspensiones obligatorias y hasta el cierre por parte de los
organismos de control del Estado. Registros de la Superintendencia de la
Economía Solidaria (Grupo empresarial Supersolidaria, febrero 26 de 201).
Cabe señalar
que estas organizaciones se caracterizan por soportar una estructura de un sistema de control que permite las
prácticas de un modelo de aseguramiento que garantice el éxito a la gerencia
para el logro de sus objetivos, ya que sobre ellas, se ejercen un
control ampliado por parte de los
diferentes organismos del estado y otros organismos del sector por
fuerza legal, de acuerdo a la Ley 79 de 1988, Decreto 1480 de 1988, ley 454 de
1998, reglamentos internos, obligadas
entre ellos por, la Superintendencia de Economía Solidaria, organismos del
mismo sector y estructura interna a ejercer el control de sus operaciones como
garantes para sus fines, al tiempo que gozan de unas orientaciones filosóficas
centradas en valores y principios que admiten una cultura organizacional que
las identifique como modelo de organizaciones exitosas y promotoras de
desarrollo.
Lo que hace
meritorio reconocer el control como cultura organizacional, en las
organizaciones del sector de la economía solidaria e identificar los valores
declarados como elementos de la cultura organizacional, útiles para el
cumplimiento de sus propósitos misionales. Lo que indujo a plantearse el
siguiente interrogante ¿Es la cultura del poder parte de la cultura
organizacional, en las empresas de la economía solidaria en Santa Marta?
En este
sentido, la presentación del artículo pretendió identificar la cultura del
poder como elemento de la cultura organizacional en las organizaciones del
sector de la Economía Solidaria en Santa Marta, es decir, el poder como
elemento de la cultura organizacional. También se presentan los aspectos
metodológicos en el que se apoyó la investigación con fundamento en la
investigación de corte cualitativo, seguidamente la fundamentación teórica,
posteriormente se muestran los resultados, y finalmente las conclusiones de la
misma.
2. Enfoque metodológico
El enfoque
metodológico de la presente investigación se enmarcó en una investigación cualitativa,
la cual postulan Hernández, Fernández y Baptista (2014), que la realidad se
define a través de las interpretaciones de los participantes en la
investigación respecto a sus propias realidades. En este sentido, este enfoque
fue usado para investigar fenómenos sociales; como fue el caso de la presente
investigación sobre la cultura centrada en el control emanado del ejercicio del
poder gerencial. De igual forma, los autores mencionados advierten que los
estudios descriptivos buscan especificar las propiedades importantes de
personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que sea sometido a
análisis. Esto traduce la presente investigación en descriptiva, pues analiza
la presencia de los componentes de la cultura organizacional en las empresas
objeto de estudio.
Por otro
lado, Hurtado (2010), distingue que el empirismo considera la experiencia como
única fuente de conocimiento, pues, se basa en la observación directa y natural
de los hechos, y el proceso mental del cual se vale es fundamentalmente
inductivo. Se deduce que este estudio hace uso del método con un razonamiento
inductivo, relacionándolo con el descubrimiento, el hallazgo y
generalizaciones, que recrea la construcción de conceptos al abordar la
comprensión y la interpretación de fenómenos sociales como lo señala Sandoval
(2002). Asimismo, se debe contemplar que la investigación se fundamentó en la
hermenéutica, en este sentido, el grueso del análisis se orientó en la
interpretación de textos, en particular, sobre autores versados en la cultura
organizacional de alta trayectoria teórica en el comportamiento organizacional.
Cabe destacar
que, el enfoque del presente artículo bajo el paradigma interpretativo, se
aplicó, en primer lugar, la técnica de la observación participante, definida
por Corbetta (2007) como una estrategia en la que el
investigador se adentra en forma directa en un grupo social, tomando su
ambiente natural, estableciendo una relación de interacción, que le permitan
describir sus acciones y comprender mediante un proceso de identificación sus
motivaciones. En segundo lugar, se utilizó como técnica para algunos autores y
como instrumento de recolección de datos para otros; la entrevista, considerada
por Ander-Egg (2011), en el ámbito de las ciencias
humanas, como una técnica de relación, que establece una interacción
comunicativa entre el investigador y el entrevistado o los entrevistados, en un
tono psicoafectivo para condicionar la calidad de los resultados.
Vale decir
que, tanto la observación participante como la entrevista, son técnicas
adecuadas para una investigación social cuya pretensión es alcanzar un
conocimiento o comprensión de la gente involucrada en un programa de acción
social, mediante la inserción e inmersión en la realidad como lo establece el
mencionado autor. Estas técnicas permiten inferir el método de la investigación
por tener un carácter práctico y operativo, es decir engloban dentro de un
método y, a la inversa, un
método comporta el uso de diferentes técnicas, como lo señala Ander-Egg (2004).
En la recolección de datos, Hernández,
Fernández y Baptista (2014) explican
que se busca obtener datos de personas, seres vivos, comunidades,
situaciones o procesos en profundidad; en las propias formas de expresión de
cada uno. Los datos que interesan son conceptos,
percepciones, imágenes mentales, creencias, emociones, interacciones,
pensamientos, experiencias y vivencias manifestadas en el lenguaje de los
participantes, ya sea de manera individual, grupal o colectiva. En este
sentido, las muestras utilizadas fueron no probabilísticas o dirigidas.
Pues bien, la recolección de datosse llevó a cabo
mediante las técnicas de observación participante en diferentes órganos en
actividades rutinarias de control en las organizaciones seleccionadas en Santa
Marta entre ellas una (1) cooperativa, un (1) fondo de empleados, una (1)
mutual y una (1) fundación; y entrevistas en profundidad a los miembros de los
mismos niveles, con el fin de analizar la cultura del poder en el distrito
Santa Marta, y finalmente se realizó el análisis y la interpretación de los
datos. Del mismo modo cabe señalar que, la validación de los hallazgos
derivados de los análisis se realizó mediante estrategias básicas, una con el
permanente contacto y retroalimentación con actores y participantes; otra a
partir de la revisión periódica de la literatura producida desde la teoría ya
existente. El primer caso resuelve lo atinente a la validez interna; en el
segundo caso, lo correspondiente a la validez externa, con base en lo dicho por
Sandoval (2002).
3. Fundamentación teórica
Para
reconocer los elementos de control como cultura organizacional en las
organizaciones del sector de la economía solidaria, la investigación consideró
pertinente sustentar las bases teóricas con dos enfoques aptos para la interpretación.
En primer lugar, los autores Hill y Jones (2009) expresan que la implantación
de una estrategia implica utilizar el diseño organizacional el cual está
conformado por tres elementos: la estructura, la cultura y los sistemas de
control; y, en segundo lugar, la agrupación que hace Lessem
(1992) sobre los cuatro tipos de cultura empresarial: cultura del poder,
cultura de la función, cultura de la persona, cultura de la tarea.
En tal
sentido, en el gráfico 1, Hill y Jones (2009), enfatizan que la estructura
organizacional, el control y la cultura son los medios a través de los cuales
las organizaciones motivan y coordinan a sus miembros para que trabajen hacia
el logro de los elementos constitutivos de una ventaja competitiva.
Gráfico
1. Elementos del diseño organizacional
Fuente. Hill y Jones (2009)
En atención a los
autores mencionados, la implantación de la estrategia implica utilizar el
diseño organizacional, el cual definen como el proceso de decidir en qué forma
una compañía debe crear, utilizar y combinar la estructura organizacional, los
sistemas de control y la cultura para elaborar y poner en marcha un modelo de
negocios exitoso. Distinguen entre los elementos del diseño organizacional:
3.1
La estructura organizacional
Los autores Hill y Jones
(2009) señalan, que la estructura organizacional asigna a los empleados tareas
y papeles específicos de creación de valor y especifica la forma en que las
labores se deben vincular en una forma que incremente la eficiencia, la
calidad, la innovación y la actitud sensible ante los clientes, las capacidades
distintivas que crean una ventaja competitiva.
Por su parte, Robbins
(2013), expone que la estructura organizacional es la distribución formal de
los empleos dentro de una organización, proceso que involucra decisiones sobre
especialización del trabajo, departamentalización, cadena de mando, amplitud de
control, centralización y formalización. No obstante Chiavenato (2009),
interpreta que una estructura organizacional es eficaz cuando facilita a las
personas la consecución de los objetivos y es eficiente cuando se consiguen con
recursos o costos mínimos.
Simultáneamente, Hill y
Jones (2009), señalan que el propósito de la estructura organizacional es
coordinar e integrar los esfuerzos de los empleados de todos los niveles,
corporativo, de negocios y funcional, puestos y unidades de negocios de una
compañía, de manera que operen juntos en una forma que permita llevar a cabo la
serie específica de estrategias en su modelo de negocios.
3.2
La cultura organizacional
Son muchos los autores
que definen la cultura organizacional, sin embargo, la intención del abordaje
teórico de la presente investigación se centra en identificar el control dentro
de la conceptualización de la cultura organizacional. En este sentido, vale
citar a Urrea (2000) quien expresa que la cultura empresarial es entendida como
un conjunto de valores y prácticas de los empresarios de determinada región o
localidad la cual tiene como propósito el controlar
y modelar a los empleados de una empresa.
Por su parte, (Etkin y Schvarstein 1992),
definen la cultura organizacional desde su funcionalidad y se establecen como
funciones básicas: definir límites estableciendo distinciones entre las
organizaciones, transmitir un sentido de identidad a los miembros de la
organización, facilitar la traducción, articulación, identificación e
interiorización de los objetivos generales, respecto a los objetivos
comportamentales e individuales en la organización, y tender a ser un
silencioso sistema de control de
comportamiento.
Del mismo modo, Freitas
(1991), califica la cultura organizacional como un poderoso mecanismo de control, que visa a conformar
conductas, homogeneizar maneras de pensar y vivir la organización,
introduciendo una imagen positiva de ella, donde todos son iguales,
escamoteando las diferencias y conflictos inherentes a un sistema que guarda un
antagonismo, anulando la reflexión. Para Freitas, los diversos elementos
formadores de la cultura (valores, ritos y ceremonias, historias y mitos,
tabúes, héroes, normas y comunicación) proveen a los funcionarios una
interpretación de la realidad y sus significados los cuales son aceptados como
algo “natural”, siendo repasados automáticamente entre las personas. Las
personas aceptan y reproducen estos elementos no por libertad o por
concordancia con los mismos, más si porque el control generalmente es bastante
eficiente y no permite la discordancia con ellos.
En tanto que Cantú
(2002) hace referencia a las características primarias que concentran la
esencia de la cultura organizacional acotando el control reflejado en el uso de reglamentos, procesos y supervisión
directa para controlar la conducta de los individuos, mientras Fonseca (2011),
establece la cultura de control como un principio, acotando que este principio
plantea que una cultura de control fuerte es un elemento esencial en un sistema
de control interno efectivo, siendo responsabilidad de la alta gerencia:
promover altos estándares de integridad y de ética y establecer una cultura
dentro de la organización, que haga énfasis y que demuestre a todos los niveles
de personal, la importancia de los controles internos.
En el mismo orden de
ideas, como elemento del diseño organizacional, Hill y Jones (2009), precisan
la cultura organizacional como el conjunto específico de valores, normas,
creencias y actitudes compartidos por las personas y los grupos que integran
una organización y que controla la
forma en la cual interactúan unos con otros y con los terceros interesados
fuera de la organización. Asimismo, señalan que la cultura organizacional es la
forma de hacer algo, es la que indica las características mediante las cuales
los miembros de una organización hacen el trabajo.
Pérez, Bonelli y Ayala
(2011) mencionan que la cultura son modos de hacer, pensar, creer, basados en
valores y que establecen patrones de comportamiento en un grupo de personas y
en un momento determinado. Asimismo, señalan que dos empresas pueden pertenecer
a la misma industria, incluso pueden tener el mismo número de personal, manejar
similares recursos; sin embargo, se diferencian, entre otros aspectos por la
forma en que arman sus sistemas de control más o menos estricto.
En una organización,
según Nelson y Quick (2013) la cultura cumple cuatro funciones básicas:
a)
Brindar una sensación de identidad a los miembros y
aumentar su compromiso con la organización. Esto quiere decir que los empleados
encuentran su trabajo satisfactorio cuando interiorizan los valores de la
compañía y se identifican con sus compañeros;
b)
Proporcionar a los empleados un medio para
interpretar el significado de sucesos organizacionales. Se puede utilizar símbolos
organizacionales como los logos corporativos para que los empleados puedan
comprender la naturaleza cambiante de su identidad organizacional;
c)
Reforzar los valores de la organización; y
d)
Servir como mecanismo de control para modelar el comportamiento.
Es importante acotar la
presencia del control en todas las definiciones de la cultura organizacional
emitidas por los autores mencionados.
3.3
Sistemas de control estratégico
Hill y Jones (2009),
afirman que los administradores adoptan las estrategias y la estructura
organizacional, suponen permitir que la empresa utilice sus recursos en la
forma más eficaz para aplicar su modelo de negocios para crear valor y
utilidades. Después crean sistemas de control estratégico, herramientas que les
permiten supervisar y evaluar si, en realidad, su estrategia y su estructura
funcionan como pretenden, en qué forma se pueden mejorar y cómo se deben
cambiar si no logran los resultados esperados.
Del mismo modo, señalan
que el control estratégico no implica sólo supervisar si la organización y sus
miembros se desempeñan con la eficacia deseada, o bien que la empresa utiliza
sus recursos. También trata de crear los incentivos para mantener a los
empleados motivados y enfocados en los problemas importantes a los que la
organización se puede enfrentar en el futuro, de manera que trabajen juntos
para encontrar soluciones y les ayuden a desempeñarse mejor a lo largo del
tiempo.
Asimismo, los
autores aseguran que, para comprender la importancia del control estratégico,
hay que tomar en consideración la forma en la cual ayuda a los administradores
a obtener mayor eficiencia, calidad, innovación y actitud sensible ante los
clientes mediante los cuatro elementos básicos de la ventaja competitiva:
3.3.1
Control y eficiencia
Para determinar el grado de eficiencia con que se utilizan los recursos
organizacionales, los administradores deben poder medir con exactitud cuántas
unidades de insumos se emplean para fabricar una unidad de producto. También
deben ser capaces de medir el número de unidades de insumos (bienes y
servicios) que producen. Un sistema de control contiene las medidas o criterios
que permiten que los administradores evalúen la eficiencia de la producción de
los bienes y servicios.
3.3.2 Control
y calidad
El control estratégico
es importante para determinar la calidad de los bienes y servicios, debido a
que le ofrece a los administradores retroalimentación acerca de la calidad del
producto. Si los administradores miden continuamente la cantidad de quejas de
los clientes y el número de productos o servicios nuevos devueltos para su
reparación, tendrán una buena idea de qué grado de calidad se ha incorporado al
producto.
3.3.3
Control e innovación
El control estratégico
puede ayudar a elevar el nivel de innovación organizacional. La innovación
exitosa tiene lugar cuando los administradores crean un escenario
organizacional donde los empleados se sienten facultados para ser creativos y
la autoridad se descentraliza entre ellos, de manera que tienen libertad para
experimentar y correr riesgos.
3.3.4
Control y actitud sensible ante los clientes
Por último, los
administradores estratégicos pueden ayudar para que la organización adopte una
actitud sensible ante los clientes si desarrollan un sistema de control que les
permita evaluar a qué nivel desempeñan su trabajo los empleados que están en
contacto con los clientes.
La supervisión de la
conducta del personal sirve para que los administradores encuentren formas que
ayuden a incrementar el nivel de desempeño de los empleados, ya sea mediante la
detección de áreas en las cuales la capacitación puede ayudarles o la
elaboración de nuevos procedimientos que les permitan desempeñar mejor su
trabajo. Cuando los empleados saben que alguien controla su conducta, se
sienten incentivados para ser útiles y congruentes en su manera de actuar con
los clientes.
Los señalamientos
emitidos en los párrafos anteriores permiten inferir la existencia de una
relación directa dentro de la cultura organizacional entre el control que
regula el comportamiento, y el poder, como garantía de la obediencia de los
miembros de una organización.
En este sentido, se
infiere que en palabras de Robbins y De
Cenzo (2009), definen el control como el proceso de
vigilar las actividades con el fin de garantizar la seguridad de que se
realicen conforme a los planes para corregir las desviaciones importantes,
mientras que (Weber 1996), alega que el poder es el instrumento de la
estructura de dominación cuyo objetivo es construir, justificar y estabilizar
la obediencia de la gente.
En otras palabras, es el
medio político para generar un orden social que sea eficiente para el que
ejerce el poder y para los subordinados. Además, señala este autor que el poder
posibilita su legitimidad, logra el reconocimiento del derecho a gobernar,
avalada por la capacidad reflexiva de los individuos.
Además, (Foucault 1979)
citado por Weber (1996), considera que el poder se manifiesta en un proceso de
interacción social o relación social y, nunca será un proceso de dominación
masiva y homogénea de un individuo sobre los otros, de un grupo sobre los otros,
de una clase sobre las otras. En esa lógica el poder tiene que ser analizado
como algo que circula, como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca
localizado aquí o allí, no está nunca en las manos de algunos y no es un
atributo como la riqueza o un bien.
En el mismo orden de
ideas, Giddens (2011), afirma que el poder en sistemas sociales que disfrutan
de cierta continuidad en tiempo y espacio presupone relaciones regularizadas de
autonomía y dependencia entre actores o colectividades en contextos de
interacción social. Pero todas las formas de dependencia ofrecen ciertos
recursos en virtud de los cuales los subordinados pueden influir sobre las
actividades de sus superiores. Es lo que denominó la dialéctica del control en
sistemas sociales.
En la misma ruta
(Foucault 1979) citado por Giddens (2011), señala que con una serie de estudios
organizacionales que se han dado a la tarea de comprender el proceso de
poder/saber en el ámbito laboral, estos refieren tanto al control jerárquico
como al control concertado, a raíz de la implementación de políticas de
flexibilidad laboral que hoy le requieren al trabajador un mayor
involucramiento (adhesión), para el cumplimiento eficaz de los objetivos
empresariales.
Se considera conveniente
precisar que (Hill y Jones 2009), establecen que, por medio de la
socialización, las personas interiorizan y aprenden las normas y los valores de
la cultura, con el fin de que se puedan convertir en miembros de la
organización. Asimismo, advierten que el control por medio de la cultura es tan
poderoso que una vez que se han interiorizado esos valores, se convierten en
parte de la filosofía personal del individuo y éste los aplica de manera
automática.
De igual forma es
necesario entender que (Handy 1978) citado por Lessem
(1992), distingue la existencia de cuatro tipos de cultura empresarial que se
basan respectivamente en la función, la tarea, las personas y el poder y que
cada una de ellas es una cultura efectiva:
Figura
2. Tipos de Cultura organizacional
Fuente. Elaboración propia, adaptada de (Lessem 1992).
3.3.4.1. La cultura de la función
La cultura de la función
suele ser estereotipada como lo es la burocracia., la organización de la
función se apoya en los pilares de la lógica, la racionalidad, en sus funciones
y en sus especialidades. Las culturas de la función ofrecen predictibilidad,
seguridad y posibilidades de promoción sin riesgo a las personas. Imperan en
organizaciones donde las economías de escala predominan sobre la capacidad de
innovación o la flexibilidad. Esta modalidad cultural propone las siguientes pautas de
aprendizaje, influencia y motivación en las personas:
·
Un modo de pensar lógico y analítico.
·
Se reconoce la inteligencia de naturaleza
convergente.
·
Los modos de aprendizaje adquieren la forma de
entrenamiento.
·
El poder y la influencia están dados por la función
o el cargo.
·
Como el sistema transmite a los individuos,
seguridad, orden y previsión, los sistemas de incentivos acuden a brindar
ascensos como manera de mejorar su posición y su estatus en la organización.
3.3.4.2
La cultura de la tarea
Esta cultura sólo
reconoce la experiencia como base de poder e influencia. Suele motivar el
trabajo en equipo, sobre una base de flexibilidad: los grupos se arman y
desarman de acuerdo a las necesidades. En algunos aspectos se puede relacionar
con ciertas estructuras matriciales o adhocráticas. Son características del
estilo de trabajo y de aprendizaje:
·
En este tipo de culturas se suma al pensamiento
lógico y racional, como el pensamiento lateral.
·
El aprendizaje se da en un contexto de trabajo en
equipo, dentro de un proceso de exploración y búsqueda de soluciones
originales.
·
Como medios de influencia se hallan en primer
lugar, la profesionalidad del individuo. También se acude al diálogo, al
debate y a la exposición de ideas.
·
La promoción profesional es uno de los medios de
incentivos que mayor consenso generan.
3.3.4.3
La cultura de la persona
Se trataría de aquellas
culturas en las que el individuo es el eje central. Al contrario de lo que
sucede con la burocracia, los aspectos personales y motivacionales están por
encima de los requerimientos de estructura o las dimensiones de un puesto de
trabajo. Dado que este tipo de cultura privilegia el individualismo, resulta
difícil hablar de acciones colectivas de aprendizaje e influencia. Refuerzan
esto las siguientes características:
·
Las personas rechazan que se las clasifique de
manera rígida y, por lo tanto, rechazan que los demás realicen cualquier
intento por planificar su futuro o desarrollar sus habilidades.
·
Resulta sumamente difícil influir sobre estos individuos,
puesto que no se consideran parte de la organización. Cualquier tentativa de
cambiar sus actitudes debe ir acompañada de algún procedimiento contractual.
·
La influencia en todo caso se gestiona en base al
modelo uno- a – uno. El líder se relaciona con las personas de manera
individual.
·
En esta cultura se valora por encima de toda la
libertad personal, en particular en lo que hace al control de su tiempo. Les
gusta que se les consulte, pero no que se les obligue a participar. Son
solitarios que mantienen tratos con empresas tan sólo por conveniencia.
3.3.4.4
La cultura del poder
La cultura del poder es
la que se hace presente con mayor frecuencia en las pequeñas empresas. Esta
cultura depende de una fuente central de poder con una figura central que emite
y expande su poder e influencia. La organización depende para su efectividad de
la naturaleza de las comunicaciones interpersonales, y del control, ejercido
desde el centro de la misma. Los modelos conductuales y de aprendizaje que se derivan
de la cultura del poder se guían de acuerdo a las siguientes pautas:
·
Los individuos tienden a pensar en forma
instintiva.
·
Se toman decisiones con rapidez
·
Importa sobre todo la puesta en práctica rápida y
efectiva, de estas decisiones.
·
El líder es el principal medio de influencia.
En este sentido prevalecen los líderes carismáticos.
·
Las recompensas e incentivos son principalmente de
naturaleza monetaria.
El mismo autor citando a Ohmae (2008), hace
referencia al concepto global de empoderamiento cuyo término en inglés es empowerment el cual es un término de uso común en la
actualidad cuando se habla de intervención social en comunidades y/o en grupos
o colectivos motivados al cambio, donde se asumirán nuevos comportamientos;
todos derivados y significando oportunidades y nuevos aprendizajes para el
desarrollo de capacidades potenciales
Y por último
señala que la cultura de poder está basada en vínculos funcionales
especializados y éstos entre más cercanos se encuentren, el poder es mayor y se
logra ejercer más influencia en las personas que conforman la organización; el
control proviene desde las personas claves y las decisiones son tomadas a
partir de la búsqueda del equilibrio entre la influencia y los supuestos de
procedimiento.
3.3.4.5
Cultura de poder en organizaciones de economía
solidaria
Las organizaciones de economía solidaria
presentan un modelo de economía en comunidades, regiones y países; cuya forma
de hacer las cosas se fundamenta en la democracia participativa y protagónica
de los actores dentro de la organización. Este modelo, considerado por los
autores Verano y Colmenar (2012) como un sistema económico solidario
está conformado por múltiples formas asociativas de producción y
servicios, tales como las mutualidades, cooperativas, fondos de empleados,
cajas de ahorro, empresas comunitarias, comunidades indígenas, asociaciones
campesinas, comunales y demás formas asociativas solidarias y autogestionarias
del mundo del trabajo, destinadas a la producción de bienes y servicios
requeridos para el desarrollo integral de la sociedad en su conjunto.
Es importante
distinguir, que, en un sistema de economía capitalista, la explotación del trabajo humano se
ejerce, no sólo en la esfera de la producción mediante la generación de
plusvalía, sino que además se proyecta a toda la esfera de la distribución, a
través del control oligopólico del mercado, donde parte del ingreso de la
población, derivado de su trabajo, es apropiada y acumulada como beneficio
legítimo del libre mercado capitalista evidenciando la presencia de la cultura
de poder.
A diferencia de este sistema, en las
empresas del sector de economía solidaria, se distinguen las funciones
directivas en el sector social, pues permiten desarrollar el liderazgo
cooperativo, el cual, a criterio de los autores Cantó, Castiñeira y Font (2009), no puede
ser entendido como dar órdenes sino como una manera de articular contextos y
procesos con otro dinamismo. Esto significa que el líder social, debe jugar con
la dimensión intra-organizativa y con la dimensión inter-organizativa, siendo capaz de activar relaciones e
incidir en procesos negociados para llegar a visiones compartidas.
En este
sentido, las empresas que reflejan la cultura de poder centrada en un sistema
económico solidario, poseen conjunto de normas constitucionales, legales y
estructurales, que regulan las relaciones de producción, trabajo, propiedad,
autogestión, distribución, consumo, acumulación, equidad y justicia, y la
dotación de los medios y recursos para su pleno desarrollo, cuyo objetivo
fundamental es la solución de los problemas surgidos del desequilibrio
existente entre las necesidades fundamentales y aspiraciones de las personas y
la sociedad, los recursos naturales, técnicos y científicos disponibles para su
satisfacción, y la equitativa distribución de la riqueza, advierten los autores
Verano y Colmenar (2012).
Esto significa que en la cultura
organizacional de las empresas del sector de la economía solidaria, los valores, creencias y actitudes que
han aprendido y comparten sus miembros, están distantes de una cultura de poder
de un sistema capitalista, pues aun cuando en las empresas solidarias el
control se ejerce a partir del Estado, se caracterizan la solidaridad,
la cooperación, la ayuda mutua, la ética y la democracia como forma de vida y
convivencia humana, norma que deben cumplir todas las personas y organizaciones
laborales y empresariales que hagan parte de la economía solidaria.
Del mismo
modo, los autores mencionados, acotan como principios de las economías
solidarias, la supremacía del trabajo sobre el capital, con lo cual se
reencuentra el origen y la función de la economía y el desarrollo humano, y se
rescata el trabajo y su dignidad de la esclavitud ejercida por el capital. Distinguen, además, el trabajo
asociado como base fundamental de la organización de la empresa, la producción
y la economía, con lo cual se sustituye el trabajo asalariado característico
del capitalismo y causa principal de las disparidades sociales, la injusta
distribución de la riqueza, la pobreza y la exclusión social.
4. Discusión teórica
Las
organizaciones del sector de la Economía solidaria practican una cultura
organizacional dominada por la cultura del control, esta última atendiendo a lo expuesto por
autores como Urrea (2000), Etkin y Schvarstein (1992), Cantú (2002), encauzan a la cultura
del poder al utilizar en el diseño
organizacional los sistemas de control,
que para estas organizaciones la concentran en la Asamblea, Consejo de
Administración, Revisoría Fiscal, Junta de Vigilancia y órganos de
administración, en este sentido, agregando lo expuesto por Hill y Jones (2009),
Robbins (2013), y articuladas con la cultura organizacional conforme a la
visión de Lessem (1992), agrupadas en
los tipos de cultura: de la función, de la persona y de las tareas,
resultan útiles en el logro de los objetivos organizacionales fundamentados en
el mandato de su filosofía y principios, pues su eficiencia y competitividad
para estas organizaciones se traducen en
la búsqueda de la calidad de vida de sus grupos de interés.
En contrario
a los argumentos de Freitas (1991), quien califica la cultura organizacional
como un poderoso mecanismo de control para el adoctrinamiento, al punto de
anular la reflexión. En el caso de Las organizaciones solidarias, el poder de
la cultura organizacional centrada en la cultura del control introducen en
ellas una imagen positiva en obedicienia a su
filosofía, principios y valores, para
afirmar una cultura, por ejemplo, el
valor de la equidad les imprime el
reconocer que todos acceden a sus
derechos desde este valor en sinergia con el valor rector de la solidad; para
los miembros, administrativos y directivos, no existen las diferencias en el
trato de sus derechos y deberes,
como una interpretación de su
realidad y sus significados los cuales son aceptados como algo natural.
Además, a
investigación asume las ideas de Robbins
y De Cenzo (2009) y las de Weber (1996)
citando a Foucault (1979), pues estos autores, estiman que el poder es el
instrumento de la estructura de dominación cuyo objetivo es construir,
justificar y estabilizar la obediencia de la gente, o el medio político para generar un orden
social pues, posibilita su legitimidad, en este sentido, en las organizaciones
solidarias se manifiesta como un proceso de interacción social o relación
social en esa lógica funciona en cadena, al interactuar la organización y su
entorno con propósitos de bienestar para sus grupos de interés, respondiendo a
su filosofía.
5. Resultados de la investigación
Al analizar
la cultura del poder en las empresas del sector de la economía solidaria en
Santa Marta, se obtuvieron los siguientes resultados:
La
investigación por la interpretación de los datos determinó que, en las
organizaciones del sector de la economía solidaria, a través de la estructura
organizacional conduce al propósito del mejoramiento de la calidad de vida de
sus asociados proporcionando un empleo digno, con equidad de género para
promover el éxito de las cooperativas y
asociaciones de diversos grupos sociales. Del mismo modo, cabe mencionar que la cultura
tiene como norte la formación del empleado como ser humano integral, reflexivo,
crítico, humanista, innovador, emprendedor, que en forma permanente busquen el bien
colectivo realizando actividades dirigidas al servicio de las comunidades,
sobre las aéreas como la salud, la alimentación y la educación, pero bajo
la intervención del Estado con el control estatal.
En este
sentido, reconoce la investigación que el comportamiento de los empleados en
las organizaciones de economía solidaria controlado por el estado garantiza la
eficiencia, calidad e innovación de las mismas. De esta manera, la conducta
supervisada garantiza el logro de los propósitos organizacionales,
identificando las áreas con necesidades de capacitación constante utilizando un
mecanismo de control, mediante la Ley 79 de 1978.
Finalmente,
se interpretó que en las empresas solidarias que el control se ejerce a partir
del Estado por intermedio de: La Superintendencia de Economía Solidaria, la
institución de la Revisoría Fiscal, Organismos institucionales desde la
Asamblea, Consejo de Administración o Junta directiva, Junta de Vigilancia o
Control Social, La regulación del control se ejerce como fuerza de poder a
partir de los estatutos, normas, leyes velando porque no se violen los derechos
y deberes que tengan los asociados. En tal sentido, las formas de comunicación
del control también tienen una injerencia en la toma de decisiones, generando
la cultura del poder dentro de la organización.
6. Conclusiones
Al analizar
la cultura del poder en las empresas del sector de la economía solidaria en
Santa Marta, se infiere que el poder, considerado desde su dimensión política,
es un elemento inmerso en la cultura de las empresas del sector de la economía
solidaria en Santa Marta, ejercido por el Estado como principal medio de
emisión y expansión de influencia en el ejercicio de su liderazgo obteniendo la
efectividad del control organizacional.
En las
empresas del sector de Economía Solidaria, la cultura del poder se hace
frecuente desde la figura central del Estado que expande su poder e influencia
con los mismos organismos externos e internos que regula mediante un sistema de
comunicación a partir de la Ley 79 de 1978, guiados por modelos conductuales y
de aprendizaje.
En las
organizaciones del sector de la economía solidaria en Santa Marta, la cultura
del control ejerce un dominio de poder a partir de la Estructura organizacional
para generar un orden social que posibilita su legitimidad, manifestado como
proceso de interacción social a través de sus miembros y lo aceptan como algo
natural para el logro de los propósitos misionales
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