Comparación entre mujeres blancas y negras víctimas de la violencia de pareja en el nordeste de Brasil*

A comparison of black and white women victims of partner violence in northeastern Brazil

Nazaré Costa
Universidade Federal do Maranhão. São Luis, Brasil
Juan Carlos Sierra**, María Paz Bermúdez
Gualberto Buela-Casal
Universidad de Granada. Granada, España
** Correspondencia Juan Carlos Sierra: Facultad de Psicología.
Universidad de Granada. 18071. Granada, España.
E-mail: jcsierra@ugr.es

Recibido: 17 de mayo del 2009 -Aceptado: 9 de septiembre del 2009


Resumen

El objetivo de este estudio fue comparar los casos de mujeres blancas y negras víctimas de la violencia de pareja en el nordeste de Brasil, así como determinar las diferencias de abuso dentro del marco de una relación de pareja en función de diversas variables sociodemográficas. Una muestra de 386 mujeres (183 blancas y 203 negras) con relación de pareja heterosexual desde hacía al menos seis meses contestó al index of Spouse abuse. Los resultados encontrados permiten concluir que las mujeres de raza negra sufren más abusos en su relación de pareja que las blancas, y que la edad, el nivel educativo, la ocupación, la práctica religiosa y la ideología política no se relacionan con la frecuencia de abuso físico y no físico.

Palabras clave: abuso de pareja, raza, variables sociodemográficas.


Abstract

The aim of this study was to compare the partner violence among white and black women in northeastern Brazil and to determine the differences of abuse within an intimate relation in function of various sociodemographic variables. The index of Spouse abuse was administered in one sample of 386 heterosexual women (183 white and 203 black). These results allow to infer that black women experience more abuse than white women, and that age, educational level, occupation, religious practice and political ideology are not related to the frequency of physical and non physical abuse.

Keywords: partner abuse, race, sociodemographic variables.


LA VIOLENCIA conyugal constituye uno de los grandes problemas actuales de salud pública (taft, Bryant-Davis, Woodward, tillman & torres, 2009) y se ha convertido en un fenómeno dramático que afecta prácticamente a todas las sociedades (ellsberg, Jansen, Heise & Watts, 2008). Este tipo de violencia aglutina un conjunto de actitudes y conductas negativas que el agresor (habitualmente el hombre) manifiesta hacia la víctima (habitualmente la mujer). Heise y García-Moreno (2002) la definen como cualquier conducta dentro de una relación íntima que cause daño físico, psicológico o sexual a alguno de los miembros de la relación, lo que incluye agresiones físicas (golpes, patadas, palizas, etc.), abuso psicológico (intimidación, menosprecio, humillaciones, etc.), relaciones o conductas sexuales forzadas y conductas de control, como aislamiento, control de las actividades y restricciones en el acceso a información y asistencia. Diversos estudios han puesto de manifiesto que el maltrato a la mujer por su pareja incide de forma importante en su salud, ya que, además de las posibles lesiones físicas sufridas, tiene gran impacto psicológico y supone un factor de riesgo para la salud a largo plazo (Bonomi, anderson, Cannon, Slesnick & rodríguez, 2009; Neroien & Schei, 2008; Sarasua, Zubizarreta, echeburúa & De Corral, 2007). La violencia contra la mujer en el contexto de las relaciones íntimas va mucho más allá de una simple desigualdad de género debido a sus efectos sobre la salud física y mental de las víctimas, tal como evidencia un reciente estudio llevado a cabo en diferentes países (ellsberg et al., 2008). No obstante, a pesar de su frecuencia, sigue siendo un problema oculto, debido a que son pocas las mujeres que denuncian las agresiones a las que se ven sometidas, por vergüenza, culpa u otras razones.

Varios estudios recientes han puesto de manifiesto la relevancia del problema de la violencia de pareja en Brasil (ellsberg et al., 2008; García-Moreno, Jansen, ellsberg, Heise & Watts, 2006; Kronbauer & Meneghel, 2005; ludermir et al., 2008; reichenheim et al., 2006; Schraiber et al., 2008). Schraiber et al. (2007), utilizando una muestra representativa de mujeres de São Paulo y Zona da Mata de Pernambuco, informan que el 45.36%, el 30.45% y el 12.2% de las mujeres había sido víctima de violencia psicológica, física y sexual, respectivamente, en su relación de pareja. Porcentajes superiores fueron reportados por Kronbauer y Meneghel (2005) en mujeres del sur de Brasil. Por su parte, el estudio de reichenheim et al. (2006), llevado a cabo en 16 capitales de Brasil, pone de manifiesto que un 78.3% y un 34.4% de las 6.760 mujeres encuestadas había experimentado abuso psicológico y físico en sus relaciones de pareja, siendo esta prevalencia mayor en las regiones del norte y nordeste del país. El informe del instituto Patricia Galvao (2006) concluye que del año 2004 al 2006 creció de forma considerable entre la población brasileña la preocupación por la violencia contra la mujer. A los seis meses de aprobarse la ley 11.340/2006, la cual tipifica los crímenes contra la mujer en el ámbito doméstico, un 15% de las mujeres encuestadas informó haber sufrido algún tipo de violencia, la situación más grave se reportó en la región del norte.

Una de las líneas de investigación en el campo de la violencia de género es el estudio de variables sociodemográficas que pueden constituir factores de riesgo para que la mujer sea víctima de este tipo de violencia. Así, el bajo nivel educativo y empleos poco cualificados por parte de las mujeres se han asociado al padecimiento de abusos dentro de la pareja (Boy & Kulczycki, 2008; echeburúa, Fernández-Montalvo & Corral, 2008; ellison, trinitapoli, anderson & Johnson, 2007; Schumacher, Feldbau-Kohn, Smit Slep & Herman, 2001; Sierra, ortega, Gutiérrez-Quintanilla, Bermúdez & Buela-Casal, 2009). En Brasil, es la mujer de raza negra la que presenta una mayor vulnerabilidad a la violencia de género, pues, además de sufrir la discriminación de género, sufre la discriminación racial y la de clase social. En los informes citados con anterioridad no se aportan datos comparativos entre razas, por lo que es interesante llevar a cabo análisis de este tipo. Para ello, en este estudio se pretende hacer un análisis comparativo interracial de la violencia conyugal en mujeres de la región del nordeste de Brasil.

Con la finalidad de conocer y predecir mejor la violencia de pareja en mujeres brasileñas, en esta investigación, catalogada como estudio descriptivo mediante encuesta, según la clasificación de Montero y león (2007), se plantean dos objetivos: (a) analizar la frecuencia de comportamientos indicadores de padecimiento de abuso no físico y físico en mujeres blancas y negras en la región nordeste de Brasil; (b) determinar si existen diferencias de abuso en la relación de pareja en función de algunas variables sociodemográficas (edad, nivel educativo, ocupación laboral, práctica religiosa y orientación política).

Con respecto a estos objetivos, se plantean las siguientes hipótesis:

  1. El abuso no físico será más frecuente que el abuso físico, tal como se ha constatado en muestras españolas (Cáceres & Cáceres, 2006), salvadoreñas (Sierra et al., 2009), estadounidenses (Campbell, Campbell, King, Parker & ryan, 1994), canadienses (ahmad, Hogg-Jhonson, Stewart & levinson, 2007), brasileñas (Kronbauer & Meneghel, 2005) y chinas (tang, 1998).
  2. Al comparar mujeres de raza negra y raza blanca que presentan niveles educativos, ocupaciones laborales, práctica religiosa y orientación política similares, las primeras informarán de mayor frecuencia de violencia en el seno de la pareja que las segundas.
  3. Las mujeres con menor nivel educativo y ocupaciones laborales menos cualificadas experimentarán una mayor frecuencia de abusos en la relación de pareja (Boy & Kulczycki, 2008; echeburúa et al., 2008; ellison et al., 2007; Schumacher et al., 2001). Sin embargo, la edad, la práctica religiosa y la orientación política no estarán asociadas a la experiencia, por parte de la mujer, de abusos físico y no físico en el seno de la pareja (Sierra et al., 2009).

Método

Participantes

La muestra no probabilística estaba formada por 386 mujeres brasileñas del estado de Maranhao (nordeste de Brasil); de ellas, 183 eran blancas y 203 negras, todas ellas mantenían una relación de pareja heterosexual desde hacía seis meses como mínimo. La edad de las mujeres blancas oscilaba entre 18 y 65 años ( = 31.73; DE= 9.33), y la de las negras, entre 18 y 66 años ( = 32.93; DE= 10.41) y no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos (t381= -1.17; p= .24). Tal como presenta la tabla 1, ambos grupos étnicos no se diferencian en cuanto a nivel educativo, ocupación, práctica religiosa y orientación política. Se puede apreciar que la mitad de las mujeres tenía estudios medios, la mayoría trabajaba fuera del hogar, ejercía una práctica religiosa relativamente frecuente (diaria o semanal) y no se decantaba por una ideología política concreta.

Instrumentos

Cuestionario sociodemográfico. En este se recogía información sobre la edad, el nivel de estudios, la ocupación o profesión, la frecuencia de prácticas religiosas y la ideología política de las participantes.

Index of Spouse Abuse (ISA; Hudson & Mcintosh, 1981). Permite evaluar la frecuencia con que un miembro de la pareja experimenta comportamientos de abuso dentro de la relación. Se empleó la versión brasileña, adaptada por Sierra, Costa y Santos-iglesias (2009), compuesta por 19 ítems, los cuales son contestados en una escala de respuesta tipo likert de cinco puntos: 1(nunca), 2 (raramente), 3 (ocasionalmente), 4 (con frecuencia)y5(casi siempre). La estructura bidimensional de esta versión reducida presentó un adecuado ajuste mediante análisis factorial confirmatorio y sus dos subescalas alcanzaron valores aceptables de fiabilidad de consistencia interna: 0.85 para Abuso no físico y 0.66 para Abuso físico (Sierra, Costa y Santos-iglesias, 2009).

Procedimiento

La batería de pruebas fue aplicada a las mujeres seleccionadas por cinco evaluadoras entrenadas para tal fin. La administración se realizó de forma autoaplicada —se llevó a cabo de forma colectiva o en pequeños grupos— o heteroaplicada, en el caso de mujeres con un bajo nivel cultural. Todas las participantes recibieron las mismas instrucciones. En todos los casos la participación fue voluntaria y se garantizó en todo momento la confidencialidad y anonimato de las respuestas dadas. Todas las participantes dieron por escrito su consentimiento informado para formar parte de la investigación antes de ser evaluadas.

Análisis estadísticos

Mediante t de Student se compararon las puntuaciones medias en abuso entre mujeres de raza blanca y raza negra. Para determinar las diferencias en la frecuencia de cada una de las conductas de abuso entre ambos grupos se empleó la prueba de chi cuadrado.

Resultados

Análisis comparativo del abuso en la relación de pareja según la raza

En primer lugar, se examinaron las diferencias en las puntuaciones globales de abuso en función de la raza. Con respecto al abuso no físico, las mujeres blancas ( = 17.10; DE= 5.94) presentaron una menor puntuación que las negras ( = 18.67; DE= 8) (t342= -2,07; p < 0,05). Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en abuso físico (t372= -1.48; p= .14), pues las mujeres blancas ( = 7.69; DE= 1.47) tuvieron puntuaciones similares a las negras ( = 7.97; DE= 2.12).

En segundo lugar, se calculó el porcentaje de mujeres que había experimentado alguna frecuencia de abuso en cada uno de los ítems del ISA. Para la consecución de dicho objetivo se agruparon las respuestas a cada uno de los ítems en dos categorías: no abuso (opción de respuesta nunca) y abuso (opciones de respuesta raramente, ocasionalmente, con frecuencia y casi siempre). La tabla 2 recoge los porcentajes para cada ítem de la subescala de abuso no físico. De manera global, se aprecia cómo un 27.72% de las mujeres blancas encuestadas informa de este tipo de abuso, frente a un 31.32% de las negras. A pesar de que el porcentaje global de abuso no físico es ligeramente mayor entre las mujeres de raza negra, tan solo en el ítem me trata como si fuera basura la frecuencia fue significativamente mayor en las negras (19.7%) que en las blancas (12.1%). En las mujeres de raza blanca, los porcentajes de abuso oscilaron entre el 8,3% del ítem se cree que soy su esclava y el 57.7% del ítem se enfada mucho si me muestro en desacuerdo con sus puntos de vista. En el caso de las mujeres negras, los porcentajes oscilaron entre 11.3% y 62.9%, para los mismos ítems.

Por lo que respecta al abuso físico, un 6.10% de mujeres blancas informó padecer dicho tipo de abuso frente a un 8.51% de las negras. Tal como muestra la tabla 3, en dos de los siete ítems que componen esta subescala (me golpea o araña y se vuelve agresivo cuando bebe) se encuentran frecuencias de abuso diferentes entre ambos grupos étnicos, y el porcentaje de mujeres que padecen este tipo de abusos es mayor en el caso de las de raza negra. Los porcentajes de mujeres blancas que padecen abuso físico oscila entre el 0% de me ha llegado a golpear tan fuerte que llegué a necesitar asistencia médica y el 15.4% de se vuelve agresivo cuando bebe. En cuanto a las mujeres negras, los porcentajes se sitúan entre el 2% y el 24.9% para los mismos ítems.

Se analizaron en ambos grupos étnicos las puntuaciones en abuso no físico y físico en función de distintas variables sociodemográficas (edad, nivel educativo, ocupación laboral, práctica religiosa y orientación política).

Por lo que respecta a las mujeres blancas, la edad no presentó correlaciones significativas ni con el abuso no físico (r= .11; p= .17) ni con el físico (r= .06; p= .45). El nivel educativo (F(2, 164)= 0.07; p= .63), la ocupación (F(3, 162)= 0.36; p= .78), la práctica religiosa (F(4, 163)= 1.13; p= .35) y la orientación política (F(3, 158)= 0.74; p= .53) no influyen sobre el abuso no físico. Dado el reducido número de sujetos en algunos de los grupos, estos resultados fueron ratificados mediante la prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis, y tampoco se encontró influencia alguna del nivel educativo (χ2(2)= 0.28; p= .87), ocupación laboral (χ2(3)= 0.56; p= .90), práctica religiosa (χ2(3)= 1.30; p= .73) y orientación política (χ2(2)= 1.58; p= .45) sobre el abuso no físico. En cuanto al abuso físico, tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas en función del nivel educativo (F(2, 241)= 0.96; p= .38), la ocupación laboral (F(3, 171)= 1.83; p= .14), la práctica religiosa (F(4, 173)= 0.77; p= .54) y la orientación política (F(3, 168)= 2.03; p= .11). Debido a la falta de homogeneidad de las varianzas y al reducido número de sujetos en alguno de los grupos, se utilizó la prueba no paramétrica de Kruskall-Wallis para corroborar estos resultados, sin que se encontrara influencia alguna del nivel educativo (χ2(2)= 0.85; p= .65), ocupación (χ2(3)= 6.89; p= .07), práctica religiosa (χ2(3)= 1.76; p= .62) y orientación política (χ2(2)= 0.21; p= .33).

En la muestra de mujeres negras, la edad tampoco correlacionó de forma significativa ni con el abuso no físico (r= -.02; p= .79) ni con el físico (r= .02; p= .75). Por su parte, el nivel educativo (F(2, 172)= 0.28; p= .76), la ocupación laboral (F(3, 167)= 0.27; p= .85), la práctica religiosa (F(4,170)= 0.65; p= .63) y la orientación política (F(3, 168) = 0.87; p= .46) tampoco ejercieron influencia alguna sobre el abuso no físico en las mujeres de raza negra. Estos resultados fueron ratificados mediante la prueba de Kruskal-Wallis para todas las variables: nivel educativo (χ2(2)= 0.50; p= .78), ocupación (χ2(3)= 1.22; p= .75), práctica religiosa (χ2(3)= 1.83; p=.60) y orientación política (χ2(2)=5.39; p= .06). En cuanto al abuso físico, este tampoco se ve influenciado por el nivel educativo (F(2,191)= 0.53; p= .59), la ocupación laboral (F(3, 186)=0.09; p= .97), la práctica religiosa (F(4, 188)= 0.37; p= .83) y la orientación política (F(3, 186)= 0.44; p= .73).

Estos resultados fueron confirmados mediante la prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis: nivel educativo (χ2(2) = 2.78; p= .25), ocupación (χ2(3)= 2.08; p= .55), práctica religiosa (χ2(3)5= 4.27; p= .23) y orientación política (χ2(2)= 5.43; p= .06).

Discusión

En este estudio se llevó a cabo un análisis comparativo de la violencia de pareja entre mujeres brasileñas de raza blanca y de raza negra. La mujer negra sufre tres tipos de discriminación: de género, de raza y de nivel socioeconómico. El primer objetivo planteado era conocer si, al presentar niveles educativos, ocupaciones laborales, práctica religiosa y orientación política similares, las mujeres negras eran víctimas de violencia de pareja en mayor porcentaje que las blancas. Para ello, se seleccionaron dos grupos de mujeres (blancas y negras) iguales en cuanto a edad, nivel educativo, ocupación, práctica religiosa y orientación política. Los resultados indicaron que, efectivamente, las mujeres negras sufren la violencia de género en porcentajes ligeramente superiores: un 3.6% más de abuso no físico y un 2.4% más de abuso físico. Así mismo, se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones de abuso no físico entre ambos grupos étnicos. Tal vez cabría esperar una mayor diferencia; de hecho, en abuso físico la puntuación media del ISA es casi igual en ambos grupos; debido a que ambos grupos eran similares con respecto a las variables sociodemográficas evaluadas, se puede concluir que las diferencias encontradas se deben al color de la piel.

Tal como se presumió, y en consonancia con estudios previos (ahmad et al., 2007; Cáceres & Cáceres, 2006; Campbell et al., 1994; Kronbauer & Meneghel, 2005; Sierra et al., 2009; tang, 1998), tanto las mujeres blancas como las negras experimentan un mayor porcentaje de abuso no físico que físico. Los porcentajes de abuso no físico encontrados en mujeres blancas (27.72%) y negras (31.32%) del nordeste de Brasil son muy similares a los señalados por Sierra et al. (2009) en una muestra de mujeres salvadoreñas de la población general (30.01%). En cambio, los porcentajes de abuso físico de las mujeres brasileñas (6.10% en las blancas y 8.51% en las negras) son mucho menores que el encontrado en mujeres salvadoreñas (20,1%). En todo caso, los porcentajes de abuso hallados en este estudio se quedan muy por debajo de los de otros estudios llevados a cabo en otras zonas de Brasil (Kronbauer & Meneghel, 2005; reichenheim et al., 2006; Schraiber et al., 2007). Dentro de la categoría de abuso no físico, las conductas más frecuentes —que sufren al menos un tercio de las mujeres blancas y negras— son: me exige que obedezca a sus caprichos, se enfada mucho si no hago lo que quiere cuando él quiere, se enfada mucho si me muestro en desacuerdo con sus puntos de vista, me grita continuamente y me dice cosas que no se pueden aguantar. Por lo que respecta al abuso físico, las conductas de abuso más frecuentes son: me exige relaciones sexuales aunque esté cansada y se vuelve agresivo cuando bebe. Esta última conducta destaca por la gran diferencia entre mujeres blancas y negras (15.4% frente al 24.9%).

Un segundo objetivo del estudio era determinar la relación entre algunas variables sociodemográficas y el abuso de la mujer en una relación de pareja. La hipótesis planteó que mientras el nivel educativo y la ocupación determinarían la frecuencia de abuso, no ocurriría lo mismo con la edad, la práctica religiosa y la orientación política. Los resultados encontrados no apoyan completamente la hipótesis. Trabajos previos habían puesto de manifiesto que las mujeres con un menor nivel educativo y peor cualificación en sus ocupaciones laborales experimentaban mayores índices de abuso (Boy & Kulczycki, 2008; echeburúa et al., 2008; ellison et al., 2007; Kimerling et al., 2009; Perales et al., 2009; Schumacher et al., 2001; Sierra et al., 2009). Sin embargo, en el presente estudio no se encontraron diferencias en el padecimiento de abuso (no físico y físico) en función del nivel educativo, la ocupación, la edad, la práctica religiosa o la ideología política, ni en mujeres blancas ni en mujeres negras. Como ya habían demostrado otros estudios, ni la edad (Boy & Kulkzycky, 2008; Sierra et al., 2009) ni la práctica religiosa (Sierra et al., 2009) ni la orientación política (Sierra et al., 2009) parecen modular la experiencia de la mujer de padecer abuso dentro de un contexto de pareja. En cambio, llama la atención la ausencia de diferencias de abuso en función del nivel educativo y de la ocupación. Estudios referenciados con anterioridad plantean claramente la asociación de estas variables con el padecimiento de abuso dentro de la pareja. No obstante, hay que señalar que en un metaanálisis acerca de los factores de riesgo de victimización en la violencia física marital, llevado a cabo por Stit, Smith, Penn, Ward y tritt (2003), se concluye que los tamaños del efecto de las variables empleo y educación se sitúan por debajo de 0.10. En todo caso, esta falta de influencia del nivel educativo y la ocupación se debe tomar con mucha cautela, dado el reducido número de mujeres en algunos de los grupos establecidos. Junto con esta limitación, debemos señalar también el hecho de que se trata de una muestra no probabilística, lo que impide generalizar los resultados obtenidos más allá de la propia muestra.

En resumen, los resultados encontrados nos permiten concluir que, en esta muestra de mujeres brasileñas, las de raza negra informan que sufren más abusos por parte de su pareja que las blancas, y que ni la edad, ni el nivel educativo, ni la ocupación, ni la práctica religiosa, ni la ideología política se relacionan con la frecuencia del abuso físico y no físico.


* Este estudio fue financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, dentro del Programa de Cooperación Interuniversitaria e Investigación Científica entre España e Iberoamérica (Proyecto Conjunto de Investigación A/8831/07).


Referencias

Ahmad, F., Hogg-Johnson, S., Stewart, D. E. & levinson, W. (2007). Violence involving intimate partners: Prevalence in Canadian family practice. Canadian Family Physician / Médecin de Famille Canadien, 53, 461-486.

Bonomi, A. E., Anderson, M. L., Cannon, E. A., Slesnik, N. & rodríguez, M. A. (2009). Intimate partner violence in latina and non-latina women. American Journal of Preventive Medicine, 36, 43-48.

Boy, A. & Kulczycki, A. (2008). What we know about intimate partner violence in the Middle east and North africa. Violence Against Woman, 14, 53-70.

Cáceres, A. & Cáceres, J. (2006). Violencia en relaciones íntimas en dos etapas evolutivas. International Journal of Clinical and Health Psychology, 6, 271-284.

Campbell, D. W., Campbell, J., King, Ch., Parker, B. & ryan, J. (1994). The reliability and factor structure of the index of Spouse abuse with african-american women. Violence and Victims, 9, 259-274.

Echeburúa, E., Fernández-Montalvo, J. & Corral, P. (2008). ¿Hay diferencias entre la violencia grave y la violencia menos grave contra la pareja?: un análisis comparativo. International Journal of Clinical and Health Psychology, 8, 355-382.

Ellison, C. G., trinitapoli, J. A., Anderson, K. L. & Johnson, B. R. (2007). Race/ethnicity, religious involvement, and domestic violence. Violence Against Women, 13, 1094-1112.

Ellsberg, M., Jansen, H., Heise, l. & Watts, C. H. (2008). Intimate partner violence and women’s physical and mental health in the WHO multi-country study on women’s health and domestic violence: an observational study. The Lancet, 371, 1165-1172.

García-Moreno, C., Jansen, H., Ellsberg, M., Heise, L. & Watts, C. H. (2006). Prevalence of intimate partner violence: Findings from the WHO multi-country study on women’s health and domestic violence. The Lancet, 368, 1260-1269.

Heise, L. & García-Moreno, C. (2002). Violence by inti-mate partners. En E. G. Krug, L. L. Dahlberg y J. A. Mercy (eds.), World Report on Violence and Health (pp. 88-121). Ginebra: World Health organization.

Hudson, W. W. & Mcintosh, S. R. (1981). The assessment of spouse abuse: two quantifiable dimensions. Journal of Marriage and the Family, 43, 873-888.

Instituto Patrícia Galvão (2006). Percepção e reações da sociedade sobre a violência contra a mulher. Recuperado el 5 de septiembre del 2007 de http://copodeleite.rits.org.br/apc-aa-patriciagalvao/home/noticias.shtml?x=527

Kimerling, R., Álvarez, J., Pavao, J., Mack, K. P., Smith, M. W. & Baumrind, N. (2009). Unemployment among women: Examining the relationship of physical and psychological intimate partner violence and posttraumatic stress disorder. Journal of Interpersonal Violence, 24, 450-463.

Kronbauer, J. F. D. & Meneghel, S. N. (2005). Perfil da violência de gênero perpetrada por compaheiro. Revista de Saude Publica, 39, 695-701.

Ludermir, A. B., Schraiber, L. B., D’oliveira, A. F. P. L., França-Junior, I. & Jansen, H. A. (2008). Violence against women by their intimate partner and common mental disorders. Social Science and Medicine, 66, 1008-1018.

Montero, I. & león, O. G. (2007). A guide for naming research studies in Psychology. International Journal of Clinical and Health Psychology, 7, 847-862.

Neroien, I. A. & Schei, B. (2008). Partner violence and health: results from the first national study on violence against women in Norway. Scandinavian Journal of Public Health, 36, 161-168.

Perales, M. T., Cripe, S. M., Lam, N., Sánchez, S. E., Sánchez, E. & Williams, M. A. (2009). Prevalence, types, and pattern of intimate partner violence among pregnant women in lima, Peru. Violence Against Women, 15, 224-250.

reichenheim, M. E., Leite Moraes, C., Szklo, A., Hasselmann, M. H., Ramos de Souza, E., de Azevedo Lozana, J. E. & Figueiredo, V. (2006). The magnitude of intimate partner violence in Brazil: Portraits from 15 capital cities and the Federal District. Cadernos Saúde Pública, 22, 425-437.

Sarasua, B., Zubizarreta, I., Echeburúa, E. & de Corral, P. (2007). Perfil psicopatológico diferencial de las víctimas de violencia de pareja en función de la edad. Psicothema, 19, 459-466.

Schraiber, L. B., D’oliveira, A. F. P. L., Franca Jr. I., Berquó, E., Bastos, F. I. P., Barbosa, R., Garcia, S., Paiva, V., & Bussab. W. (2008). Violência sexual por parceiro íntimo entre homens e mulheres no Brasil urbano, 2005. Revista de Saude Publica, 42 (supl. 1), s127-s137.

Schraiber, L. B., D’oliveira, A. F. P. L., Franca Jr. I., Diniz, S., Portella, A. P., ludermir, A. B., Valença, O. & Couto, M. T. (2007). Prevalence of intimate partner violence against women in regions for Brazil. Revista de Saude Publica, 41, 797-801.

Schumacher, J. A., Feldbau-Kohn, S., Smith Slep, A. M. & Heyman, R. E. (2001). Risk factors for maleto-female partner physical abuse. Aggression and Violent Behavior, 6, 281-352.

Sierra, J. C., Costa, N. & Santos-Iglesias, P. (2009). Un estudio acerca de las propiedades psicométricas de la versión brasileña del Index of Spouse Abuse. Manuscrito presentado para su publicación.

Sierra, J. C., ortega, J. C., Gutiérrez-Quintanilla, J. R., Bermúdez, M. P. & Buela-Casal, G. (2009). Violencia de pareja en mujeres salvadoreñas: prevalencia y factores sociodemográficos de riesgo. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 18, 115-123.

Stit, S. M., Smith, D. B., Penn, C. E., Ward, D. B. & Tritt, D. (2003). Intimate partner physical abuse perpetration and victimization risk factors: a meta-analytic review. Aggression and Violent Behavior, 10, 65-98.

Taft, C. T., Bryant-Davis, T., Woodward, H. E., Tillman, S. & torres, S. E. (2009). Intimate partner violence against african american women: an examination of the socio-cultural context. Aggression and Violent Behavior, 14, 50-58.

Tang, C. (1998). Psychological abuse of Chinese wives. Journal of Family Violence, 13, 299-314.