Editorial
Editorial
Diego Isaías Peña Porras.
Profesor e investigador del Instituto de Estudios Urbanos de
la Universidad Nacional de Colombia.
El desarrollo de la urbanización
en América Latina se ha caracterizado por una fuerte tendencia a la ocupación
desigual del territorio en función de las condiciones socioeconómicas de sus
habitantes. Esa característica es y debe ser fuente de preocupación en el campo
de las políticas públicas porque, en sociedades democráticas vinculadas a
compromisos con la materialización de los derechos humanos, la segregación
socioespacial genera situaciones intolerables. Dicho fenómeno es importante en
el escenario político y gubernamental y no menos en el mundo académico, desde
donde resulta necesario buscar explicaciones y soluciones para la distribución
inequitativa del territorio.
Los artículos que
presentamos en este segundo número del volumen 8 de la Revista Ciudades, Estados
y Política pueden considerarse aportes explicativos muy sugerentes
frente a dicho fenómeno y, en tal sentido, se suman a la literatura producida
en décadas recientes que ha permitido comprender mejor las razones de fenómenos
como la segregación y la fragmentación social del espacio y reflexionar sobre
las acciones que podrían adelantarse para resolver las dificultades que
provocan. En la materia se puede encontrar al menos dos clases de textos académicos:
unos analíticos y descriptivos, que pretenden dilucidar las causas y
consecuencias de la ocupación desigual del territorio y, otros, centrados en el
análisis de mecanismos que pueden contribuir a moderar dicho rasgo y generar
alternativas. Los primeros artículos de esta revista se pueden inscribir en la
primera perspectiva, mientras los últimos, en la segunda.
El articulo “Problemática
en la delimitación de fragmentación urbana por compartir procesos con otros
impactos urbanos” es la aproximación más teórica relacionada con el fenómeno de
la justicia espacial del presente número. Este aborda la problemática de los
diferentes conceptos que han surgido para desentrañar la complejidad escondida
tras las formas mediante las cuales los ciudadanos se ubican y comportan en el
espacio urbano. De aquellas nociones, algunas han tomado particular importancia
como la división social del espacio, la ciudad dual, la segregación y la fragmentación.
Todas ellas parecen responder a la necesidad de explicar la concentración de
clases o grupos sociales en determinadas partes del territorio. Sin embargo,
cada una hace referencia a fenómenos distintos. De allí la importancia de
trazar fronteras conceptuales entre dichos términos y propiciar un espacio analítico
que permita disolver un campo desde una mirada general. Este artículo, escrito
por Belén Obdulia Pérez, constituye justamente un intento por revelar los
significados y las diferencias de dichos conceptos, en épocas en las que
resulta evidente su presencia en los contextos urbanos. Pérez presenta una
importante discusión en torno al verdadero significado de la fragmentación
urbana y sus diferencias respecto a otros términos como el de segregación. Una discusión
teórica fundamental, aun en los contextos urbanos latinoamericanos en donde
dichos fenómenos son cada día mas marcados.
Muy de la mano de los fenómenos
de segregación socioespacial y fragmentación se encuentra la gentrificación.
Sobre el particular, Wendel Henrique Baumgartner presenta en su artículo, “La gentrificación
verde y el derecho a la naturaleza en la ciudad. Apropiación de la naturaleza
en la producción capitalista del espacio urbano”, una estimulante discusión
producto de una especie de paradoja. Con no poca frecuencia la urbanización ha
sido vista como contrapunto de la naturaleza, como fenómeno excluyente que
manifiesta sus más álgidos puntos de discordia con el ambiente en la disputa
por el suelo y la sustitución de sus elementos por usos urbanos
mercantilizables. Sin embargo, el cambio climático y la misma pandemia de la
covid-19 han hecho crecer e impulsar con brío iniciativas para renaturalizar la
ciudad y provocar un desarrollo más armónico entre la vida urbana y la
naturaleza.
Una reacción natural,
necesaria y casi instintiva. Este reencuentro es leído favorablemente no solo
por los movimientos ambientales sino por el propio mercado inmobiliario, el que
ha hecho del proyecto de renaturalización un commodity más, un agregado con
impacto en el producto inmobiliario que tiene como consecuencia la gentrificación,
en este caso por la naturaleza. Tenemos así un espacio de disputa, pero no
entre la ciudad y la naturaleza. Esta vez, las dos aparecen juntas como punta
de lanza contra de la justicia espacial. Baumgartner nos introduce a este
debate tomando como referencia el caso de la ciudad de Sao Paulo y, a propósito
de este, ofrece un panorama imprescindible para los debates del ordenamiento
territorial.
Detrás de fenómenos de gentrificación
como los analizados por Baumgartner es posible evidenciar razones económicas
ligadas al comportamiento del mercado del suelo. Actividades relacionadas con
el turismo pueden incidir de manera sustancial en dicha dinámica porque son importantes
para el desarrollo económico de cualquier país. Contar con ciudades turísticas
es, en muchos sentidos, un privilegio y signo de prestigio. Sin embargo, como lo
sostienen Chavoya, Rendón, Morales y León en su articulo “Obsolescencia y
vitalidad urbana en ciudades turísticas de litoral. Caso Puerto Vallarta,
Jalisco, México”, las ciudades turísticas presentan ciclos que van de la
vitalidad a la obsolescencia y, por ende, es necesario aplicar técnicas de reingeniería
en la planificación urbana para revitalizar los espacios y mantener el
dinamismo económico y socioespacial. Los resultados de esas políticas, sin
embargo, dependen de un conjunto de factores que posibilitan el logro de
resultados exitosos. Puerto Vallarta es el caso de análisis utilizado por los
autores, a partir del cual será posible encontrar los efectos de una política
de revitalización que corre el riesgo de provocar fenómenos de gentrificación.
Por otro lado, la fragmentación,
segregación y gentrificación implican la localización de grupos con condiciones
socioeconómicas homogéneas en un mismo espacio. La profundización de dichos fenómenos
ha llevado a un paisaje urbano caracterizado por la presencia de muros y
conjuntos cerrados. Varios factores inciden en esa tendencia, como el temor o
el miedo por la inseguridad y una inclinación por la autosegregacion. Autores
como Teresa Caldeira han reflexionado sobre este distintivo de la ciudad
latinoamericana, pero lo han hecho desde una perspectiva macro que plantea una preocupación
respecto al efecto de dichos fenómenos en la estructura socioespacial general
de la ciudad. Pocos se han preguntado, en cambio, por la realidad que se genera
entre los muros de los cerramientos. Es esa la principal virtud del texto de
Alfredo Ortiz y Verónica Livier, que presentamos en este número: “Agorafobia
urbana y retribalización: paradojas del anhelo securitario en los lazos
comunitarios intramuros. Etnografía urbana de un fraccionamiento cerrado en
Zapopan, México”. Los autores de este artículo se preguntan por el devenir al
interior de los muros y tratan de encontrar las raíces del miedo como
justificación del aislamiento. Su conclusión resulta sorprendente y arroja interesantes
ideas sobre la autosegregacion y los modos de vida al interior de los muros,
que lejos de representar un ejemplo de integración y armonía social reflejan prácticas
culturales poco integradoras.
El derecho a la ciudad,
desde su formulación por Henry Lefevre, ha permitido el desarrollo de un sin número
de reflexiones relacionadas con el posicionamiento de los ciudadanos en las
aglomeraciones urbanas y la posibilidad de plantear la existencia de una toda
suerte de derechos vinculados a la urbe. La segregación, tema tratado de manera
interesante por los tres artículos reseñados anteriormente, puede ser
considerada a nivel general como un desafío al derecho a la ciudad. La exclusión
socioespacial, la polarización y fragmentación social en las ciudades y los
problemas relacionados con la marginación social (frecuentes en las ciudades
latinoamericanas) derivan en un conjunto de aspectos que de manera circular
operan como causas y al mismo tiempo consecuencias de la imposibilidad de
alcanzar ese derecho. Mariana Duque en su interesante artículo “Violencia
urbana y el derecho a la ciudad: análisis del caso Medellín” se pregunta
justamente por la relación entre la violencia urbana y el derecho a la ciudad a
partir de la experiencia de Medellín, una de las ciudades colombianas que ha
sido afectada de manera mas contundente y sistemática por aquella.
La relación entre el
derecho a la ciudad y la violencia urbana cobra particular relevancia en el
contexto colombiano, como se refleja en el artículo de Mariana Duque, el cual
se articula con el escrito por Carlos Andrés Escobar “Constantes estructurales
de la territorialización paramilitar en el área metropolitana en Bogotá
(2009-2016)”. Las estructuras criminales organizadas se constituyen como
factores determinantes de la activación y permanencia de la violencia en las
ciudades y de la consecuente violación de derechos de los ciudadanos. Escobar
describe para el caso bogotano el proceso de territorialización ejercido por
uno de los agentes desestabilizadores del orden y la tranquilidad ciudadana más
importantes en la historia reciente colombiana: los paramilitares. El texto es
sugerente en la medida en que aun después de los procesos de desmovilización de
los principales grupos de autodefensa en el país es posible identificar, según
Escobar, vestigios del asentamiento territorial de su accionar en ciudades
importantes como Bogotá, lo cual afecta la convivencia ciudadana. El interés y
la disputa por el control de negocios ilícitos, tráfico de estupefacientes y
diferentes tipos de tramas delincuenciales hace parte de un repertorio frente
al cual aun en la segunda década del presente siglo es posible encontrar
evidencias.
Los artículos
anteriormente descritos están relacionados con aspectos que operan como causas
y consecuencias de patrones inequitativos de la ocupación del espacio y el
territorio. De ellos queda, por supuesto, el gran interrogante sobre los
posibles remedios o vías de escape a la espiral de la desigualdad espacial y a
los fenómenos que la circundan. En tal sentido, el artículo de Wagner Muniz,
“Impuesto inmobiliario urbano en pequeñas municipalidades brasileñas: análisis
para el caso de Mariana (Minas Gerais, Brasil)”, es una aproximación a uno de
los instrumentos de política urbana y tributaria más importantes de Brasil,
artefacto que pretende equilibrar las cargas económicas del mercado del suelo:
el impuesto sobre la propiedad predial y territorial urbana. El texto ofrece
una descripción del instrumento y sus innegables potencialidades para combatir
la especulación inmobiliaria, mejorar las condiciones de equidad en el
territorio, la protección de bienes con valores patrimoniales y el ordenamiento
del territorio. A la luz de lo expresado por Muniz, su aplicación requiere de
un conjunto de soportes municipales que dependen de la forma de su consagración
y el cálculo su efectividad. Un ejemplo de la forma como se ha implementado en
Brasil se encuentra en la ciudad de Mariana, caso de análisis utilizado en el artículo
y que representa retos significativos para aprovechar las potencialidades de
dicho instrumento.
La aplicación de
mecanismos fiscales, como el tratado en el artículo de Muniz referente al impuesto
inmobiliario urbano, hace parte del abanico de posibles respuestas a esos fenómenos
de injusticia espacial. Sin embargo, desde finales del anterior y principios
del presente siglo han surgido otros medios disponibles para que los gobiernos
urbanos financien e intervengan en la solución de aquellos problemas. En ese sentido,
Victoria Ávila Duque hace un importante planteamiento en su artículo
“Paradiplomacia: una estrategia para la construcción de justicia socioespacial
en el barrio Moravia de Medellín”. Dicho concepto habla de las opciones que se
abren en el panorama internacional relacionados con la gestión de asuntos
urbanos sin intermediación de los Gobiernos. En esa línea, la noción de cooperación
descentralizada es importante porque contribuye al desarrollo de ciudades con problemas
de marginalidad y pobreza. Para tales efectos, la autora hace una rigurosa descripción
del caso del Barrio Moravia en Medellín y describe las potencialidades de la
paradiplomacia para mejorar condiciones económicas en zonas marginadas y
segregadas.
El abanico de
perspectivas y aproximaciones del presente número de la Revista Ciudades, Estados
y Política son un aporte al estudio de fenómenos urbanos de innegable
importancia. Podemos afirmar que, en conjunto, estos artículos constituyen un
llamado más a repensar el modelo de distribución socioespacial de las ciudades latinoamericanas
y a construir una ruta hacia la justicia espacial y la materialización del
derecho a la ciudad.
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