Bogotá D. C. durante 1998-2018. Análisis de caso del sistema de planificación urbana en Colombia
Bogotá D.C. during 1998-2018. Case analysis of the urban planning system in Colombia
Bogotá D.C. durante 1998-2018. Análise de caso do sistema de planejamento urbano na Colômbia
DOI:
https://doi.org/10.15446/cep.v5n1.68548Palabras clave:
política gubernamental, suelo, territorio, actuación administrativa, adaptación del plan (es)política governamental, solo, território, atuação administrativa, adequação do plano (pt)
government policy, land, territory, administrative action, adaptation of the plan (en)
La ciudad de Bogotá desde 1998, a través de los instrumentos de planificación urbana, ha ido construyendo representaciones y significados sobre su territorio. Sin embargo, al revisar su implementación por medio de los instrumentos de gestión del suelo se evidencian conflictos para llevarlos a cabo, develando pugnas políticas atravesadas por lo técnico en torno a la ciudad. Así las cosas, la presente investigación tiene como objetivo analizar la trayectoria de los instrumentos de gestión del suelo utilizados en la ciudad de Bogotá, durante el periodo 1998-2018, mediante un enfoque de políticas públicas con el fin de determinar los modelos de ciudad existentes en la práctica, a partir de la revisión documental y sistemática de los planes de gobierno y otros instrumentos de acción pública en torno a la gestión del suelo. Como se constata entre los principales resultados de la investigación, el caso de continuidad de un proyecto de ciudad formulado desde inicios del siglo xxi, cuyas intenciones de modificación por algunos gobiernos no han logrado transformaciones profundas más allá de una ruptura en valores, normas e imágenes sobre la ciudad, permite vislumbrar en Colombia un marco general de estabilidad en torno a un sistema de planificación urbana a través del conjunto de instrumentos de gestión del suelo dispuestos para los gobiernos en los territorios urbanos, el cual presenta en la práctica una serie de retos por cumplir.
Bogotá D. C. durante
1998-2018. Análisis de caso del sistema de planificación urbana en Colombia
Marlon Arias
Sánchez. Magíster en
Estudios Políticos de
la Pontificia Universidad
Javeriana. Docente de la Secretaría de Educación Distrital, IED,
Francisco Antonio Zea de Usme, Bogotá, Colombia. Correo electrónico:
marlon88arias@gmail.com,
https://orcid.org/0000-0002-7198-6941
Nota del autor: Este artículo presenta el segundo grupo
de resultados del trabajo de investigación titulado “Bogotá D. C. durante el
periodo 1998-2015 y su gestión del suelo. Una aproximación desde un enfoque de
políticas públicas y el derecho a la ciudad” desarrollado para obtener el
título de magíster en Estudios Políticos, de la Pontificia Universidad
Javeriana, en el marco del Grupo de Investigación Interfacultades
(Ciencia Política y Relaciones internacionales y Arquitectura y Diseño)
“Políticas Urbanas”.
Resumen
La ciudad de Bogotá
desde 1998, a
través de los
instrumentos de planificación urbana, ha ido construyendo
representaciones y significados sobre su territorio. Sin embargo, al revisar su
implementación por medio de los instrumentos de gestión del suelo se evidencian
conflictos para llevarlos a cabo, develando pugnas políticas atravesadas por lo
técnico en torno a la ciudad. Así las cosas, la presente investigación tiene
como objetivo analizar la trayectoria de
los instrumentos de
gestión del suelo
utilizados en la ciudad de Bogotá, durante el periodo 1998-2018,
mediante un enfoque de
políticas públicas con
el fin de
determinar los modelos de ciudad existentes en la práctica,
a partir de la revisión documental y sistemática de los planes de gobierno y
otros instrumentos de acción pública en torno a la gestión del suelo. Como se
constata entre los principales resultados de la investigación, el caso de
continuidad de un proyecto de ciudad formulado desde inicios
del siglo XXI, cuyas intenciones de
modificación por algunos
gobiernos no han logrado transformaciones profundas más allá de una ruptura en
valores, normas e imágenes sobre la ciudad, permite vislumbrar en Colombia un
marco general de estabilidad en torno a un sistema de planificación urbana a
través del conjunto de instrumentos de gestión del suelo dispuestos para los
gobiernos en los territorios urbanos, el cual presenta en la práctica una serie
de retos por cumplir.
Palabras clave:
política gubernamental, suelo,
territorio, actuación administrativa y adaptación del plan.
Bogotá D.C. during 1998-2018. Case analysis of the urban planning system
in Colombia
Abstract
Bogotá since 1998,
through the instruments
of urban planning,
has been building
representations and meanings
about its territory.
However, when reviewing
its implementation through
land management instruments,
conflicts arise to carry them out, uncovering political struggles
crossed by the technical aspects of the city. This being the case, this
research aims to analyze
the trajectory of
land management instruments used in Bogotá, during the period
1998-2018, through a public policy approach in order to determine the existing
city models in practice, based on the documentary and systematic review
of government plans
and other civil
action tools related
to land management. As it
is verified among
the primary results
of the investigation, the
case of continuity
of a city
project formulated since
the beginning of the
21st century, whose intentions of modification
by some governments
have not achieved
profound transformations beyond
a rupture in
values, norms and
images about the
city, allows us to glimpse in Colombia a general framework of
stability around an
urban planning system through
the set of
land management instruments available to governments in urban
territories, which presents
in practice a
series of challenges to comply.
Keywords: government policy, land,
territory, administrative action, adaptation of the plan.
Bogotá D.C. durante 1998-2018. Análise de caso do sistema de
planejamento urbano na Colômbia
Resumo
A cidade de
Bogotá desde 1998,
através dos instrumentos de
planejamento urbano, vem
construindo representações e
significados sobre o
seu território. No entanto, ao
rever sua implementação através
de instrumentos de gestão
do solo, evidenciamse conflitos
para realizálos, revelando
lutas políticas atravessadas pelos aspectos técnicos em torno
à cidade. Sendo assim, a
presente pesquisa tem
como objetivo analisar
a trajetória dos
instrumentos de gestão
do solo utilizados
na cidade de Bogotá,
durante o período
de 1998 até
2018, por meio de uma abordagem
de políticas públicas a fim de determinar os modelos de cidade existentes na
prática, a partir da revisão documental
e sistemática dos
planos do governo
e outras ferramentas
de ação pública
relacionadas ao manejo
da terra. Como
é constatado entre as
principais conclusões da
pesquisa, o caso de continuidade de um projeto de cidade
formulado desde o
início do século XXI,
cujas intenções de
modificação por alguns
governos não têm conseguido
mudanças profundas além de uma quebra nos valores, normas e imagens sobre a
cidade, permite vislumbrar
na Colômbia um
quadro geral de
estabilidade em torno
de um sistema de planejamento urbano através do conjunto de instrumentos
de gestão do solo arranjado para os governos em territórios urbanos, o
qual apresenta na
prática uma série
de desafios a serem cumpridos.
Palavras-chave: política governamental, solo,
território, atuação administrativa e
adequação do plano.
Introducción
A lo largo de la historia la ciudad, en
términos generales, presenta características particulares tanto en su forma física como en sus aspectos
más simbólicos, muestra
de ellos son
las relaciones sociales
emprendidas en ella
y a través
de ella, con diferentes fines. En estas relaciones, los múltiples
intercambios económicos, culturales y sociales han dado rienda suelta
a la vida del ser humano en comunidad y lo han llevado a asentarse y a ocupar
territorios con el fin de satisfacer
sus diferentes necesidades,
median-do con la política y la técnica.
Así, las ciudades, por efecto del
crecimiento en número de
habitantes y en
ocupación del territorio,
han elaborado múltiples
elementos para su planificación e
ingresado en la discusión interna de cuál es el modelo más adecuado a sus
expectativas, para adoptarlo
y seguir adelante
con sus vidas
urbanas. Al respecto, es
común ver como las diferentes
formas de organización social a nivel mundial, asentadas en urbes, han sido obligadas
a gestionar su
espacio a partir
del suelo, asumiendo sus características de uso y localización (Equipo
Gestión del Suelo, 2014), para así orientar su desarrollo en un modelo de
expansión o compacto, los cuales responden a motivaciones diferentes y ordenan
los modos de vivir la ciudad de manera particular. Pues si bien el primero responde
principalmente a fuerzas
del mercado, el segundo da prioridad a esfuerzos de políticas conjuntas
de la administración local (Rincón, 2006); cada modelo, a su manera, define en
el territorio cómo y dónde enfatizar las acciones de gobierno.
Según la postura
como se asuma
conducir la ciudad, se adelantan
en la práctica diferentes mecanismos
para dar orden
a sus intenciones
en el territorio y, de esa manera, acercarse a un estado óptimo de sus
expectativas. Para el caso de Colombia,
los mecanismos a los que se puede remitir para organizar el territorio
se encuentran demarcados por el sistema de planificación urbana (Ley 388, 1997
y Ley 152, 1994), el cual ofrece un conjunto de instrumentos con los que se
puede gobernar sobre el
suelo, es decir,
gobernar la ciudad, tal y como
dice Saldías: “El gobierno de la
ciudad es sobre
todo una intervención
para gobernar el suelo” (2007, p.
59).
En
ese sentido, es
posible afirmar que
los instrumentos de gestión del
suelo son elementos fundamentales para
la planificación de
un territorio, pues más que un
mero asunto técnico y normativo, son
de índole político,
porque al estar
en la práctica
reflejan las intenciones
de quienes rigen y gobiernan los
territorios, y ello les otorga características particulares
como lo indican estudios previos sobre el tema
(Maldonado, 2000; Jaramillo, 2007; Gallo, 2010 y García, Henao
y Vaca, 2014).
En esta perspectiva,
el presente artículo responde al
objetivo de analizar la trayectoria de los instrumentos de gestión del suelo
utilizados en la ciudad de Bogotá, durante el periodo 1998-2018, mediante un
enfoque de políticas públicas con
el fin de
determinar los modelos
de ciudad existentes
en la práctica,
a partir de la revisión
sistemática de los diferentes planes de gobierno en la ciudad y otros
instrumentos de acción pública en torno a la gestión del suelo durante el
periodo de análisis.
Con fines explicativos, el presente
artículo de investigación se describe en cuatro apartados. El primero recoge
los aportes teóricos contemplados para abordar el estudio; el segundo presenta
la metodología empleada durante la investigación; el tercer apartado abre la
discusión vigente en torno al(los) modelo(s) de ciudad que ha tenido Bogotá
durante las últimas seis administraciones y el
papel que tuvieron
los instrumentos de
gestión del suelo
empleados en cada
periodo de gobierno para la
materialización de intenciones en el territorio. Y, por último, se exponen los resultados dando
respuesta a la
pregunta: ¿cuál(es) modelo(s) de
ciudad ha tenido Bogotá en el periodo de análisis?
Marco referencial
A
continuación se presentan
los principales elementos
teóricos tenidos en
cuenta para abordar
el objeto de
estudio de la
presente investigación, entre
los cuales se
destacan lo referente
a políticas públicas
y los enfoques para su análisis (Roth, 2010; Hinestrosa,
2007; Puello, 2007; Muller, 2006; 2010; 2016;
Bejarano, 2012), la acción pública y sus instrumentos (Commaille,
2015; Lascoumes y Le Galès,
2015), la gobernabilidad y
el sistema socioterritorial (Camou, 2001;
Monnet, 2010; Jolly, 2012),
y, la gestión del suelo (Giraldo,
2007; Equipo Gestión del Suelo, 2014).
Con el fin de rastrear y analizar las
trayectorias de los instrumentos utilizados para la gestión del suelo en Bogotá
desde 1998, la categoría política pública, siguiendo a autores como Capano, aporta al estudio diciendo que “es un fenómeno
complejo en el cual interactúan, frecuentemente mediante redes estructuradas de
agentes, tanto elementos institucionalizados como reglas formales, ideas, intereses e instituciones
políticas” (como se
citó en Roth, 2010, p. 23). En ese sentido, cada experiencia de política
pública se encuentra me-diada por contextos concretos,
con realidades y personas específicas, que hacen de los problemas sociales y
las diferentes respuestas por parte del Estado un conjunto de posibilidades
existentes por estudiar.
Así las cosas, la gestión del suelo al
ubicarla como política pública
cuenta con “un
atributo de coherencia,
integridad y sostenibilidad en la decisión y en la acción de los gobiernos
—reflejado en— las respuestas a las demandas sociales” (Hinestrosa,
2007, p. 11), y, siguiendo los escritos
de André-Noël Roth
acerca del análisis
de política pública,
en ellas existe
la articulación entre los procesos de la política, como
también sus efectos. Por ende, para revisar y evaluar la racionalidad puesta en
esta política pública, es necesario adoptar alguna forma de interpretar el
proceso, según los diferentes enfoques existentes para el análisis de estas,
tales como el enfoque secuencial,
el enfoque de
la elección racional,
el enfoque de redes, el enfoque de advocacy coalitions framework y/o el
enfoque constructivista y
cognitivista, pues cada
uno brinda matices
particulares para el análisis y así dar respuesta a las preguntas: ¿cómo
se hizo la política?, ¿para qué? y ¿para quién?
Luego de una
revisión de los
diferentes enfoques, la
presente investigación se
acoge a la corriente cognitiva
por contar con marcos y elementos de comprensión donde se especifican las
visiones del mundo de los diferentes actores y, como lo describe Puello:
animan, a su vez, los principios de la
acción pública y las
metodologías prácticas que
convergen en un sistema estructurado de instrumentos conceptuales y
analíticos, legítimos a
la hora de
justificar e interpretar las relaciones sociales, y el manejo de los
asuntos públicos y las políticas en un dominio particular de acción en la
esfera pública. (2007, p. 88)
Lo anterior logrando poner en discusión
la representación de una(s) realidad(es) concreta(s), en nuestro caso la
ciudad; y cuyas decisiones y traducciones en acciones requieren del debate y la
acción del gobierno de turno, para dar respuesta a demandas sociales recogidas
en imágenes establecidas en el ámbito político, como también a las que aún no,
producto del juego de estrategias continuas y dinámicas, reflejadas en el
referencial de una política. Al respecto, autores como Muller
definen ‘referencial’ al describir el proceso de las políticas públicas de la
siguiente manera:
Elaborar una política
pública consiste, entonces,
en construir una
representación, una imagen de la realidad sobre la cual se quiere
intervenir. Es en
referencia a esta
imagen cognitiva que
los actores van a organizar su
percepción del problema, confrontar sus
soluciones y definir
sus propuestas de acción: este
conjunto de imágenes es “el referencial de la política pública. (2010, p. 115
Desde este enfoque se tienen en cuenta
para el análisis los siguientes elementos:
Primero, el referencial global y el
referencial sectorial, con el fin de comprender transacciones adelantadas entre los
diferentes escenarios de
decisión. Y cuatro niveles de percepción, cuyo aporte radica en la doble
operación de decodificar y recodificar la realidad (tabla 1). La elaboración del referencial de
una política pública,
según Muller, “corresponde
a un doble
mecanismo: una operación de
decodificación de lo real, con el fin de disminuir el carácter opaco del mundo
y una operación de recodificación de
lo real para
definir un programa de acción
política” (2010, p. 117).
Y se presenta
en términos general-global o
en partes-sectorial. El uso del
referencial se da para articular como estructura de significación de la
realidad cuatro niveles de percepción del mundo correspondientes a valores,
normas, algoritmos e imágenes. Cada nivel de percepción da cuenta de diferentes
apreciaciones presentes en la sociedad y posibilitan reconocer relaciones
específicas en torno al objeto de estudio.
Segundo, desde el enfoque cognitivo es
posible emplear cuatro dimensiones para los referenciales, siguiendo lo
propuesto en el esquema de análisis del referencial de las políticas urbanas
realizado por Bejarano (2012). Dichas dimensiones de análisis son herramientas
analíticas que permiten
leer e interpretar
las trayectorias de las
políticas públicas en los territorios urbanos a
través de sus
instrumentos. Y sirven
como medio para
conceptualizar las interrelaciones conformadas en las unidades de análisis,
ocultas en la práctica donde convergen valores, normas, imágenes y algoritmos.
Lo anterior se explica a continuación en la tabla 2.
Tabla 1. Batería para el análisis cognitivo de las políticas
públicas
Los referenciales |
|
El referencial global |
El referencial
sectorial |
Hace
alusión a la representación consensuada que tiene una sociedad sobre su
relación con el mundo en un contexto específico, delimitando el campo donde
se van a jerarquizar y organizar los conflictos sociales, como también,
dirimir los caminos de la acción pública, “a partir de un conjunto de valores
fundamentales que constituyen las creencias básicas de una sociedad, así como
por una serie de normas que permiten elegir entre varias conductas” (Muller, 2010, p. 118). |
Muller al respecto dice:
“El referencial sectorial es una representación de un sector, de una
disciplina, de un campo de acción o de una profesión”. Y continúa: “Su primer
efecto es delimitar las fronteras del sector, la configuración de un sector
como la agricultura, los transportes o la energía depende estrechamente de la
representación que se tiene del puesto de la agricultura, de los transportes
y de la energía en la sociedad” (2010, p. 122); asunto generador de
discusión, pues tiene elementos en torno a los criterios de selección y modos
de designación en la agenda política de los gobiernos. |
Los niveles de
percepción de los referenciales |
|
Los valores |
Las normas |
Son
las representaciones fundamentales sobre lo que está bien y lo que está mal,
lo deseable o lo que debe ser descartado. Define un marco global de la acción
pública. |
Definen
las diferencias entre lo real percibido y lo real deseado. Definen unos
principios de acción —deber ser— más que unos valores. |
Las imágenes |
Los algoritmos |
Son
unos vectores implícitos de valores, de normas y aun de algoritmos que
proporcionan significación de manera inmediata, sin necesidad de un largo
discurso. |
Son
unas relaciones causales que expresan una teoría de la acción. Se pueden
expresar “si..., entonces”. Ejemplo: “si transfiero las políticas de lucha
contra la exclusión social del Estado hacia las entidades locales, entonces
las políticas públicas serán más eficaces porque están más cercanas a los
interesados” (Muller, 2016, p. 556). |
Nota: adaptado de “Los círculos de decisión en
las políticas públicas” y “Referencial”, por Muller,
P., 2010 y 2015, Las políticas públicas, pp. 113-136; y Diccionario de
políticas públicas, pp. 555-561.
Tabla 2. Dimensiones
del esquema de análisis del referencial de las políticas urbanas
Dimensión cognitiva |
Dimensión temporal |
Reconocimiento de los niveles de percepción del
referencial, por lo general en los planes de desarrollo (nacional,
departamental, distrital), planes de ordenamiento territorial y derivados,
documentos CONPES, u otros instrumentos de planificación sectorial, regional
o nacional. |
Reconstrucción de las trayectorias y del contexto con base
en las otras dimensiones, en la cual se establecen relaciones de coordinación
sincrónica (concordancias y/o desfases) o diacrónica (continuidades y/o
rupturas). |
Dimensión política |
Dimensión espacial |
Identificación de los actores que hacen parte del
desarrollo de formulaciones, negociaciones, conflictos o alianzas que
conducen a las decisiones. |
Ubicación de la acción específica en el territorio.
Contextualización de las otras dimensiones a través de la posibilidad de
integrarlas en la escala territorial y/o concebir la utilización de
diferentes instrumentos de acción pública. |
Nota: adaptado de
“Los principios básicos
del esquema de
análisis”, por Bejarano,
C. 2012, Hacia un esquema para
el análisis del referencial de
las políticas públicas urbanas, desde la perspectiva de los instrumentos de
planificación y de gobierno, como instrumentos de acción pública, pp. 64-95.
Dentro de esta
propuesta teórica, es
necesario señalar lo
expuesto por autores
como Muller
(2010) y Jolly (2010), quienes consideran como
fundamento del análisis cognitivo de las políticas públicas el estudio de la
acción pública, comprendida esta como un proceso de marcos de interpretación
del mundo. En ese sentido y con el fin de aclarar la distinción de este
concepto, se sigue lo expuesto por Thoenig, quien
dice:
se podría caracterizar la acción
pública como la manera en que una sociedad construye y califica los problemas
colectivos y elabora respuestas, contenidos y procesos para abordarlos —y agrega elementos principales
para su examen
como— el Estado no actúa solo, sino con otros interlocutores. [...] la
sociedad recurre a múltiples
formas de tratamiento
de sus problemas
colectivos, entre los
cuales, la esfera
pública sólo representa una
de las posibilidades. (1997, p. 28)
Es decir, la
acción pública cuenta
con un escenario específico y no se da en todos los
lugares; se construye en la multiplicidad de actores y además se lleva a cabo
por la sociedad en su conjunto. Así, se puede decir que “la autoridad construye
configuraciones de creencias, intereses y conductas que permiten la
coordinación y la dirección. Transcribe intencionalidades” (Thoenig,
1997, p. 34), pero se encuentra sujeta a las condiciones establecidas
y a las
variables del arte de gobernar en el contexto,
indispensables para hallar el equilibrio necesario en la sociedad a través
de las representaciones generales
o sectoriales, la
decodificación y la
recodificación de lo
real, la percepción
del mundo con
sus valores, normas, algoritmos e imágenes, la organización de los
problemas, sus soluciones y la definición de propuestas de acción (Muller, 2010), tomando cuerpo y permeándose del flujo
constante de relaciones llenas de intereses, de expectativas y de deseos
latentes para plasmar modelos de ciudad.
En
ese orden de
ideas, existen elementos
concretos que articulan las relaciones elaboradas en el contexto, tales
como los instrumentos de la acción pública los cuales, según Lascoumes y Le Galès (2015),
constituyen un dispositivo técnico y social que organiza u orienta relaciones
socia-les específicas, entre los poderes públicos y sus destinatarios, en
función de representaciones y de significaciones de las cuales es portador, con
la capacidad de concretar intenciones y motivaciones explícitas o implícitas en
las codificaciones o las recodificaciones de las realidades experimentadas por
los actores en
curso, otorgando capacidades
de acción por
la manera como
se vinculan a la forma de
funcionar y de concebir el mundo en una sociedad.
Ahora bien, desde el enfoque cognitivo
para el análisis de
las políticas públicas
se adoptan unas
características particulares producto
de configuraciones de interdeterminación
disímiles, las cuales,
según Monnet desde
su análisis al concepto
mismo de territorio, dan cabida para concebir
las interacciones entre
la sociedad y su
entorno físico, implicando el reconocimiento de un conjunto de producciones,
definiciones, condicionamientos y actualizaciones recíprocas
entre conceptualización y
producción del espacio
(2010, p. 91),
dadas al mismo
tiempo por las condiciones
materiales del espacio y las lógicas
de regulación puestas
en juego por
los diferentes actores en sus
diferentes relaciones, en espacio-tiempo específico.
Bajo esa premisa, se acoge el sistema
socio territorial propuesto por Monnet, que concibe el territorio como “el
espacio material, área o red, realizado por el ejercicio de una acción humana
repetitiva” (Jolly, 2012, p. 3), y se relaciona con
los conceptos de territorialidad y de territorialización, para esquematizar el
flujo de valores, acciones, condicionamientos, definición y
construcción del territorio. Al
respecto, siguiendo las lecturas realizadas por Roa (2011) y Jolly (2012) sobre el sistema socio territorial, se
considera:
el territorio
como “el espacio
material donde se realiza una acción humana repetitiva”,
mientras la territorialidad corresponde a “los valores atribuidos a un
territorio” y la territorialización a
las “acciones que
se hacen sobre
el espacio material fundamentadas en una
territorialidad. (Jolly, 2012, p. 7)
Dichas conceptualizaciones son
fundamenta-les para interpretar la ciudad de Bogotá y rastrear un atributo de
coherencia en las decisiones y en las acciones que han marcado su trayectoria
en el periodo de estudio, al aproximar el conjunto de valores
e intenciones relacionadas
con las formas de producir el territorio desde el
atributo particular de la ciudad tomado para el análisis, el suelo
urbano, y su
respectiva gestión, cuya
puesta en marcha
ha implicado la
pugna de valores-intenciones en
medio de lo
complejo y lo
dinámico de la
ciudad en los
últimos seis períodos de alcaldía.
En la presente investigación, también
se trae a colación las diferentes formas desarrolladas por las sociedades para
comprender e intervenir la acción pública en los territorios, pues entre ellas
algunos autores como Jolly (2012), siguiendo a Le Galés, exponen tres. La primera, denominada gobierno, responde
a una lógica
de regulación vertical, en la cual se da predominio a la
figura del Estado como actor principal en la configuración de los valores
existentes, y en la definición y producción del territorio. Se relaciona con la
formulación desde arriba de los programas, planes o proyectos de acción
pública. La segunda es la de gobernancia (za), que, según el
mismo autor, acude a una lógica de regulación horizontal,
donde participan diferentes actores para la definición y producción del
territorio, como también en la determinación de los valores.
La tercera, gobernabilidad, saca
a flote las preocupaciones clásicas por el orden y la estabilidad, y, de una u
otra manera, articula las dos formas anteriores (gobierno y gobernanza) (Jolly, 2010), definiéndose como “un estado de equilibrio
dinámico entre el nivel de las demandas societales y la capacidad del sistema
político (Estado/gobierno) para responderlas de manera legítima y eficaz” (Camou ,
2001, p. 36),
producto de la
práctica de buscar superar
dilemas o dificultades asocia-das al uso casi exclusivo de lógicas sectoriales
y/o lógicas territoriales. Es decir, intenciones y prácticas amarradas a
maneras de plantear
las acciones desde un nivel
central con primacía del Estado, o solo desde una perspectiva descentralizada
con el reconocimiento de múltiples actores conduciendo la acción.
Por último, la categoría de suelo
corresponde a la característica misma de la tierra y al medio natural en el
cual el hombre
como especie ha
garantizado su supervivencia. Su concepción al interior de las ciudades,
como dice Giraldo (2007), ha estado mediada por un conjunto de cambios estructurales entre el
paso de la
agricultura a la industria, y de la industria a los servicios.
Lo anterior, llegando a modificar las
intenciones en cuanto al suelo
urbano, el cual no es solo un ámbito físico instrumental, sino parte esencial
de la interconexión e interdependencia necesaria de sus diferentes atributos
para la coherencia de ciudad, donde hay valores de uso y de cambio
(Harvey, 2013), según
las relaciones sociales
dominantes.
En ese sentido, “el suelo como factor
de producción de bienes y servicios, —y— soporte de la diversidad de
actividades económicas, políticas, culturales, sociales y ambientales” (Equipo
Gestión del Suelo, 2014, p. 21), es la ficha clave para el estudio de las
diferentes formas de organización social, pues los gobiernos deben asumir y
tener en cuenta que cualquier acción pública, ya sea de equipamiento,
infraestructura o vigilancia y control, puede y tiene que desarrollarse
mediante la utilización del suelo y la tierra.
Por todo lo anterior, en el siguiente
apartado de metodología se comparten los elementos prácticos del análisis con
el fin de abrir camino a la discusión en torno a la ciudad, e iniciar diálogos
académicos y sociales sobre el tema.
Metodología
El presente estudio responde a las características de una
investigación de enfoque
cualitativo, porque en
principio “utiliza la recolección de datos sin medición numérica para descubrir
o afinar preguntas de investigación en el proceso de interpretación”, y luego,
“se fundamenta en una perspectiva
interpretativa centrada en el entendimiento
del significado de las acciones”
(Hernández, Fernández y
Baptista, 2010, pp.
8-9) tanto humanas
como institucionales. En ese orden, el alcance de la investigación
es de tipo exploratorio, al indagar el objeto de estudio desde una perspectiva
innovadora, construida
al interior del
grupo de investigación
“Políticas Urbanas”; y
al abrir la
posibilidad para nuevos
estudios al respecto,
ya sea profundizando
o debatiendo cualquier
elemento expuesto.
A partir de lo anterior, para el
desarrollo de la investigación se emplea la estrategia de estudios de caso,
porque “tienden a focalizar, dadas sus características, en
un número limitado
de hechos y situaciones para
poder abordarlos con la profundidad requerida para su comprensión holística y
contextual” (Neiman y Quaranta, 2006, p. 218). En
este caso, las trayectorias de los instrumentos de la gestión del suelo en
Bogotá durante 1998-2018, para lo
cual, desde un
enfoque de políticas públicas, se atienden con esta
estrategia de investigación particularidades explicadas en el apartado
anterior (los referenciales, niveles
de percepción del
referencial y dimensiones
del esquema de
análisis del referencial
de las políticas urbanas) con el fin de definir sus
usos y las intenciones puestas en ellos por parte de los diferentes gobiernos
de turno.
En ese sentido, luego de delimitar el
objeto de estudio en un espacio y tiempo determinado, se emplean para la
indagación, la argumentación y el análisis las herramientas de revisión
documental y revisión sistemática de la información, con el propósito de poder
rastrear y ubicar en documentos oficiales, principalmente los planes de
desarrollo de cada administración, las acciones públicas e intenciones
implícitas en cada una de ellas, a lo largo y ancho de la ciudad, donde los
instrumentos de gestión del suelo aparecen a la orden del día, siendo
recodificaciones por parte de cada gobierno para tratar la realidad.
Así las cosas, en términos prácticos el
presen-te estudio elabora la figura 1, “La ciudad como escenario complejo y
dinámico”, para llevar
a cabo el análisis de cada
gobierno-administración de la ciudad. En ella, se condensa el entramado teórico
del primer apartado y el metodológico expuesto hasta el momento, en busca de
identificar los elementos claves para el análisis y así propiciar una lectura
articulada entre intenciones e instrumentos de gestión del suelo en Bogotá
durante el periodo 1998-2018.
Figura 1. La ciudad como escenario complejo y
dinámico
Nota: adoptado de
“La gobernabilidad en
el territorio” a
partir de Giraldo
(1997), Thoenig (1997),
Camou
(2001), Monnet (2010), Jolly (2010: 2012), Bejarano (2012), Commaille
(2015) y Lascoumes y Le Galès
(2015)”, por Arias, M., (2016), Bogotá D. C. durante el periodo 1998-2015 y su
gestión del suelo. Una aproximación desde un enfoque de políticas públicas y el
derecho a la ciudad, pp. 20-27.
Para lo anterior,
se ubican los
niveles de percepción del referencial: imágenes, valores
y norma; y las
dimensiones: espacial, temporal,
política y cognitiva;
dentro de una
relación dinámica representada
por un flujo
continuo, el cual exterioriza
estructuras de significación
y halla configuraciones de interdeterminación
disímiles entre territorio,
territorialización y territorialidad. También se observa y revisa
las configuraciones entre las
formas de ordenar
y dar valores
a los territorios,
identificando los ejercicios
y las relaciones
bajo el escenario
de una posible
balanza de poder
entre gobierno, gobernanza
y gobernabilidad, en
medio de la
traducción de intenciones a acciones, que para el caso de estudio es el
paso del planteamiento de un modelo
de ciudad a la producción
del territorio-ciudad, por medio
de la búsqueda de un equilibrio dinámico entre mercado y Estado, donde la
gestión del suelo va de intención(es) a instrumentos puestos en marcha,
traduciendo las ideas en acciones tanto de índole técnico como político al
interior de la ciudad.
Para
finalizar este apartado,
es necesario señalar en cuanto a las dimensiones de
análisis que la cognitiva
aborda el referencial
de cada administración como se muestra en la tabla 3
del siguiente apartado, donde se describe la estructura de significación de la
realidad plasmada por cada administración
en sus niveles
de percepción; la
dimensión temporal reconoce
la trayectoria en el tiempo de los diferentes instrumentos
de gestión del suelo usados en el territorio durante el periodo 1998-2018, y,
la dimensión espacial rastrea la relación entre la acción pública de los planes
de desarrollo, los instrumentos de planificación, financiamiento y de gestión
del suelo, con el espacio urbano, cuyo reconocimiento arroja los focos de intervención
en la ciudad (figura 3). Por último, la dimensión política expresa todo el
equilibrio desplegado por los gobiernos para conservar o tratar de transformar
su intención de ciudad, reflejado en los apéndices.
Debate sobre la ciudad
En Colombia, todas las intervenciones
con respecto al suelo
son contempladas en el marco
normativo (Constitución Política
de Colombia, 1991),
Ley 388 (1997)
y Ley 1454
(2011), y llevadas
a cabo con
los diferentes instrumentos
de acción pública,
como los Planes
de Ordenamiento Territorial, POT, los
Planes de Desarrollo,
PD, los Planes
Estratégicos y/o Sectoriales,
entre otros. Este hecho
conforma en la
práctica un sistema
de planificación urbana
el cual concibe
a la gestión
del suelo como
un elemento racional
entre los atributos de la ciudad, es decir, de uso
técnico sobre este bien escaso,
que tiene valor
de cambio.
No obstante, la actuación del Estado
sobre este recurso beneficia el crecimiento económico, así como el bienestar
social. Por ende la intervención del Estado al
respecto se puede concebir como:
un ejercicio pleno de la función
pública del ordenamiento del territorio mediante el impulso, la coordinación,
la articulación, la concertación e implementación de disposiciones, acciones y actuaciones urbanísticas para
lograr la protección,
promoción y la
realización del derecho
constitucional a una vivienda digna desde una perspectiva integral,
integrada e integradora
del sistema de asentamientos humanos. (Equipo Gestión del Suelo, 2014,
p. 24).
De tal manera, que en la operación del
suelo urbano como mercancía el uso meramente técnico de la intervención del
Estado se cuestiona, porque efectivamente se
tienen diferentes referentes
por analizar y ello demanda comprensiones de la realidad desde una óptica
más allá del carácter funcionalista de la ciudad. Más aun cuando en la marcha
de la producción del territorio-ciudad con la
interacción de diferentes
actores, entre ellos el Estado, se permean preguntas tales
como: ¿qué modelo(s) de
ciudad se quiere?
y ¿para quién(es) la ciudad? Interrogantes las
cuales dejan entrever que “la discusión sobre las estrategias y los objetivos
de ordenamiento es política antes que técnica o jurídica” (Maldonado, 2000, p.
8). A este respecto, el uso de los instrumentos en la gestión del suelo suele
reflejar dichas discusiones y posiciones en y sobre el territorio. En ese
sentido, producto de la revisión documental y la sistematización de información
en torno a la gestión del suelo en Colombia, la figura 2 muestra el abanico de
instrumentos de gestión del suelo disponibles por cada gobierno para llevar a
cabo sus intenciones.
Con lo anterior,
desde el año
1997 con la
promulgación de la Ley 388 sobre Plan de Ordenamiento Territorial, POT;
y la puesta en marcha en 1998 del Plan de Desarrollo Distrital, PDD, para la
ciudad, se da entrada en el año 2000 mediante el Decreto 619 a la adopción del POT
para Bogotá, donde se define
un modelo territorial
para el Distrito Capital el cual asigna a cada
porción del territorio una función específica. En el 2003, ya bajo otro PDD, se
adelanta su revisión, y mediante el Decreto 469
se introduce la
orientación de Región como eje transversal de su
ordenamiento, tomando la decisión política de cambiar el sistema de gestión
urbana, incorporando la gestión del suelo como política pública que genera
reparto de cargas y de beneficios tanto de particulares como del
Distrito. Posteriormente durante los
años 2004, 2008 y 2012 se desarrollan los PDD de cada gobierno, y en el
2013 se pretende hacer una modificación excepcional al POT, sin embargo, esta
medida es suspendida. Ya para el 2016, con el PDD de la nueva administración,
se abren nuevamente las puertas para un POT en el 2018.
Este breve recorrido introduce para el
análisis la idea central para la dimensión cognitiva, según la cual:
las decisiones
y actuaciones urbanas
generan movilización de
recursos públicos y
privados. En esta línea, toda
actuación normativa o física sobre el
territorio implica el
reconocimiento del cambio que
sobre el valor del suelo tienen las
decisiones normativas y de ordenamiento,
así como también de la ejecución de obras públicas. (Gallo, 2010, p. 84)
Dicha idea resalta el hecho de que la
orientación de las diferentes acciones públicas para alcanzar objetivos políticos
se entrecruza con
motivaciones económicas y
sociales. En este
aspecto, los instrumentos de gestión del suelo, en especial los de
planificación, son un elemento crucial para codificar y recodificar la ciudad
por parte de la administración, debido a su lugar de normatividad, vía judicial
y/o administrativa, al servicio de diferentes intereses.
Al respecto, las
intenciones políticas de
cada administración han sido identificadas por medio de los niveles de
percepción del referencial
expresados en sus
documentos oficiales, principalmente en
los planes de
desarrollo. A continuación, la
tabla 3 expone
la dimensión cognitiva del análisis para determinar más
adelante el atributo de coherencia con las trayectorias de los instrumentos de
gestión del suelo utilizados en la ciudad.
Tabla 3. La dimensión cognitiva del análisis
Alcalde y Plan de Desarrollo |
Valores |
Normas |
Imágenes |
Enrique Peñalosa Londoño “Por la Bogotá que queremos”. Vigencia
1998-2001, Acuerdo 06 de 1998 |
• Armonizar procesos de urbanización y
de renovación urbana • Cambio profundo en la manera de vivir • Control estatal del crecimiento
urbano |
• Renovación urbana • Prioridades de infraestructura:
movilidad, urbanismo y servicios • Prioridades de interacción social:
educación, salud, bienestar social y desmarginalización |
• Por la Bogotá que queremos • Soluciones integrales y desarrollos
urbanísticos con vocación de futuro • Desmarginalización • Renovación urbana • Ordenamiento de la expansión de la
ciudad • Expansión planificada • Banco de tierras |
Antanas Mockus Sivickas “Bogotá
para vivir todos del mismo lado”. Vigencia 2001-2004, Decreto 440 de 2001 |
• Lo público es sagrado • Cultura ciudadana • Planes parciales de renovación urbana • Acción conjunta entre lo público y lo
privado |
• Confianza en la gestión pública • Cultura de pago • La gestión a partir del ordenamiento
territorial y los instrumentos de gestión • Desalentar la urbanización informal • Aumentar
la oferta de suelo urbano en Bogotá y la región |
• Ciudad amable • Cultura ciudadana • Legalización • Focalización social • La ciudad y la región • Ciudadelas |
Luis Eduardo Garzón “Bogotá sin Indiferencia”. Vigencia
2004-2008, Acuerdo 119 de 2004 |
• Ejercicio efectivo, progresivo y
sostenible de los derechos humanos • Superación de la pobreza • Integración territorial • Ciudad de las personas y para las
personas • Ciudad incluyente |
• Disminuir la desigualdad • Mejoramiento de las condiciones de
habitabilidad • Descentralización y desconcentración
en lo local • Prioridad las zonas de mayor pobreza,
riesgo y vulnerabilidad • Sistema de espacio público |
• Bogotá sin hambre • Ciudad de derechos • Apropiación de la ciudad • Inclusión social • Hábitat • Entorno • Ciudad región • Ciudad compacta |
Samuel Moreno Rojas “Bogotá Positiva: Para vivir mejor”.
Vigencia 2008-2012, Acuerdo 308 de 2008 |
• Ciudad incluyente • Derecho a un techo • Justicia y equidad • Ciudad de derechos • Diversidad • Promoción y garantía de los derechos
fundamentales • Derecho a la ciudad |
• Función pública equitativa • Seguridad ciudadana • Universalidad e integridad en los
derechos humanos y ambientales • Gestión pública equitativa • Desarrollo democrático • Acceso a las tecnologías de la
información |
• Bogotá viva • Ciudad digital • Ciudad global • Derecho a la ciudad • Ciudad de derechos • Planes parciales y planes maestros • Política de uso eficiente del suelo |
Gustavo Petro Urrego
“Bogotá Humana”. Vigencia 2012-2015, Acuerdo 489 de
2012 |
• Defensa de lo público • Entornos seguros • Ecourbanismo • Acceso equitativo a la ciudad • Ciudad incluyente • Centro ampliado, corazón de la ciudad • Poder ciudadano |
• Democratizar y desconcentrar el
crecimiento desigual de la ciudad • Privilegiar los seres humanos sobre
los automóviles • Armonizar desarrollo de Bogotá con la
región • Territorio ordenado alrededor del
agua |
• Bogotá humana • Superación de la segregación y la
discriminación • Vivienda digna • vip y vis bien ubicadas • Centro ampliado denso • Ser humano centro de las
preocupaciones del desarrollo • Ordenamiento
a partir del agua |
Enrique Peñalosa Londoño “Bogotá mejor para todos”. Vigencia
2016-2020, Acuerdo 645 de 2016 |
• Alcanzar la felicidad • Desarrollo pleno del
potencial de los habitantes • Reorientar el
desarrollo de la ciudad • Ser mejores y vivir
mejor • Igualdad de calidad de vida |
• Reconocimiento de la
estructura ecológica principal como eje del nuevo ordenamiento del territorio • Calidad de
vida urbana que
promueva el desarrollo económico
basado en el
conocimiento • Gobierno legítimo, fortalecimiento local y eficiencia •
Proyección de la ciudad hacia la región |
• Bogotá mejor para todos • Yo amo a Bogotá • Acciones con resultado • Cambios que
ya estamos viendo • Estamos haciendo lo imposible • El metro es una realidad |
Nota: adaptado
de “Referenciales distritales”, por Montoya, A., 2014, Convergencias y
divergencias entre las visiones nacional y distrital del suelo urbano a partir
de las políticas recientes de vivienda social y del programa nacional de
vivienda gratuita, pp. 52-63.
Lo anterior, para materializarse en el
territorio se refleja en la focalización de sus acciones públicas —por ejemplo,
a través de planes zonales, planes parciales y
unidades de planeamiento
zonal (ver apéndices)—.
En el caso
de Bogotá desde 1998, con el primer PDD se buscó
gobernar mediante un estado de equilibrio bajo la fórmula de acción integral,
conjunta o estratégica, ya sea vía distribución de competencias, sostenibilidad
y/o asociatividad, entre otras figuras-herramientas, contempladas en la Ley 388
(1997) y la Ley 1454 (2011), tal cual como se muestra en la figura 2, para
llevar a la práctica las intenciones expuestas y sus lógicas de ordenamiento
del territorio.
Figura 2. Conjunto de instrumentos de gestión
del suelo
Nota:
adoptado de “Ley 152 de 1994 y Ley 388 de 1997” a partir de Congreso de
Colombia, 1994-1997, Capítulo I al X y Planes de ordenamiento territorial,
respectivamente. Recuperados del Diario Oficial 41.450 (1994) y del Diario
Oficial 43.091 (1997).
Del mismo modo, desde entonces cada
gobierno ha buscado dentro del territorio adelantar sus respectivas acciones
para dar cumplimientos a sus normas, valores e imágenes (ver apéndices).
Algunos ejemplos son la intervención en el mercado inmobiliario en 1999 con la
conformación de “Metrovivienda”, o las reformas
institucionales llevadas a cabo en el año 2006 para abrir canales de
participación y ampliar el escenario de acción del gobierno de la ciudad, con
nuevas secretarías y oficinas; también la puesta en marcha de “Misión Hábitat
por Bogotá” en el 2007 y otras acciones
que responden a
intenciones de un variado abanico
de propósitos políticos, como lo enseñan los planes de desarrollo: “Por la
Bogotá que queremos”, 1998-2001; “Bogotá para
vivir todos del
mismo lado”, 2001-2004;
“Bogotá sin indiferencia”, 2004-2008;
“Bogotá positiva: para vivir
mejor”, 2008-2012; “Bogotá humana”,
2012-2016; y “Bogotá
mejor para todos”, 2016-2020.
Sin embargo, llama la atención, después
de la adopción de estos instrumentos de gestión del suelo, la persistencia en
términos generales de un déficit habitacional y un crecimiento desordenado de
la ciudad (Ceballos, 2008; Grandett, 2017), por más que se
han adelantado esfuerzos
institucionales de diferente
orden. En ese
sentido, a continuación desde el análisis de las dimensiones temporal y
espacial, producto de la revisión documental y la sistematización de la
información en torno a los instrumentos de gestión del suelo usados durante el
periodo 1998-2018 en Bogotá, la figura 3 permite introducir a una posible
explicación al respecto, con la localización de las principales acciones,
enunciadas bajo los planes parciales de desarrollo y planes zonales, los cuales
evidencian la focalización
en tres partes del territorio, dando paso a la
siguiente dimensión de análisis.
Figura 3. Dimensión temporal y espacial de
algunos instrumentos de gestión del suelo en Bogotá durante 1998-2017
Nota: adaptado de
“Localización de planes
parciales adoptados” por Consuerga, C. et al.,
2016, Planes parciales
de desarrollo: evolución y práctica.
Bogotá 2000-2015, p. 60; y “Relación de planes parciales de desarrollo
adoptados”, por Secretaría Distrital de Planeación, 2018, Relación de planes
parciales de desarrollo adoptados, recuperado de http://www.sdp.gov.co/sites/default/files/ppda_adoptados_a_2018.pdf
Luego de compartir los ordenadores
gráficos de las dimensiones cognitiva, espacial y temporal del análisis, la
dimensión política reúne cada uno de los elementos anteriores y materializa su
expresión en el desarrollo de la figura 1, “La ciudad como escenario complejo y
dinámico”, sobre cada periodo de gobierno, como se puede ver en los apéndices.
Allí resulta relevante para el caso en estudio prestar atención a los
instrumentos de gestión del suelo utilizados por cada administración, y su relación con
la ciudad a
desarrollar, pues, hilando con la
trayectoria espacial, desde el año 2000
los focos de
intervención pública yacen en el norte, sur y suroccidente de la
ciudad, concentrando en gran parte las disposiciones que se tienen para ordenar
el territorio.
Por otro lado, lo sucedido en el año
2003 con la revisión del POT fortalece su ejercicio de autoridad de
planificación desde el lugar del ordenamiento y operaciones urbanas,
al ubicar el
suelo en la
categoría de política pública, por ser este atributo la base de la
gestión pública y privada sobre el territorio. Con ello, desde entonces se
afianza lo expuesto sobre los focos de intervención mediante garantías a
un modelo de
ciudad instaurado en el POT del año 2000. Reflejado en la
práctica con la imagen de la administración 1998-2001 “Soluciones integrales y
desarrollos urbanísticos con vocación de futuro” (tabla 3), cuya vitalidad a la
fecha se conserva y tiene la posibilidad de renovarse, al repetir en el
gobierno de la ciudad.
En ese orden de ideas, la
gobernabilidad desde 1998 hasta 2018 (descrita en los seis apéndices) se
representa en la ciudad de Bogotá a través de la continuidad de un sistema de
planificación urbana, vía el uso permanente de algunos instrumentos y el
desarrollo de otros, de acuerdo con las características y las potencialidades
del territorio junto con la de sus gobernantes. En la práctica, se ha logrado
establecer la puesta en marcha de objetivos dispuestos en un plan (POT) que
requiere mínimo de cuatro periodos de administración para su ejecución y que
inevitablemente condiciona las acciones de quienes llegan posteriormente. En
consecuencia, el sistema de planificación urbano en Colombia, según lo
analizado en la ciudad de Bogotá, cuenta con una coordinación diacrónica de
continuidades, más que de rupturas en la trayectoria de los instrumentos de
gestión del suelo, como se observa en figura 4.
Figura 4. Trayectorias de los instrumentos de
gestión del suelo y modelos de ciudad en Bogotá durante 1998-2018
Nota: adaptado de “De las intenciones a las
prácticas. Trayectorias 1998-2015” por Arias, M., 2016, Bogotá D. C. durante el
periodo 1998-2015 y su gestión del suelo. Una aproximación desde un enfoque de
políticas públicas y el derecho a la ciudad, pp. 93-10.
Así,
se contrasta la
idea expuesta desde
el inicio del
documento en torno
a la existencia
de diferentes modelos de ciudad en el periodo 1998-2018 en
Bogotá, pues se
identifica un atributo de coherencia implantado desde
principio del siglo XXI con la formulación-adopción del POT (año 2000) para la
ciudad, su respectiva revisión en el año 2003 y posteriores vínculos con los
programas de ejecución de cada plan de desarrollo de
las diferentes administraciones (figura
4). Al respecto,
es importante indicar
la doble operación
efectuada en el
territorio desde las alcaldías de
Peñalosa y Mockus, pues en principio efectúan una decodificación de lo real a
partir de la vocación a futuro, luego elaboran una recodificación de lo real a
partir del uso de instrumentos concretos, y de esta forma establecen la
organización de los
problemas, sus soluciones y la
definición de propuestas de acción
acordes a al
referencial construido con
sus imágenes, valores y normas. De esta manera, configuran un modelo de
ciudad predominante proveniente de
las ideas del
urbanismo, de la
acción conjunta entre lo público y lo privado, de la renovación urbana y
la extensión planificada, otorgando
prioridad a una
infraestructura con fines de agilizar los flujos del mercado y
afirman una expansión de lo urbano en el territorio.
Consideraciones de cierre
La ciudad de Bogotá desde principios
del siglo XXI ha consolidado un modelo de ciudad en el cual se
han encontrado procesos
y gobiernos con intenciones muy variadas, algunas con
tendencia a la
reivindicación, integración, democratización y desconcentración del
crecimiento desigual de la
ciudad, y otras,
tendientes a la
renovación, la expansión,
la focalización y
el crecimiento del
territorio urbano. Las seis
administraciones distritales analizadas
en la presente investigación, más allá de sus
diferencias en la decodificación de la realidad sobre la ciudad, se encuentran
en la efectividad del sistema de planificación urbana construido en la
estructura política del
país y del
Distrito Capital, recodificación que garantiza la prevalencia
de un ordenamiento del territorio bajo el modelo de expansión, por encima de
otras formas de concebir el territorio (compacto, denso, etc.).
Desde
ese contexto, la
apertura política a
representaciones
alternativas del poder
para dirigir la ciudad, de acuerdo
con sus formas de concebir el territorio —como lo han sido los gobiernos
elegidos durante los años 2004, 2008 y 2012—, han quedado con intenciones
inconclusas en la práctica desde la trayectoria de los instrumentos de la
gestión del suelo, pues su acción pública, al compararse desde este lugar, solo
en principio muestra el uso de herramientas como la expropiación administrativa
y la enajenación forzosa para alcanzar
su giro hacia
la ciudad compacta expuesta en sus planes de
desarrollo. Sin embargo, los valores, las normas y las imágenes de
una ciudad de
derechos expuesta en
2004, revitalizada en el derecho a la ciudad en el 2008, y hasta el
intento por modificar el POT en el 2013 para ordenar el territorio a partir del
agua —medida suspendida temporalmente—, han quedado en
el campo abstracto
de la política,
siendo insuficientes para instaurar otro modelo de ciudad.
Al respecto, la
conservación en el
tiempo de un modelo de ciudad es
posible a través del sistema de planificación urbana construido en el país, de
su adopción y la determinación a largo plazo en la que se ha inscrito Bogotá,
debido a instrumentos como el POT, el cual requiere de mínimo 12 años para su ejecución,
es decir, tres periodos de gobierno distrital. Lo anterior se hace evidente en
la dimensión espacial y temporal del análisis, donde se puede visibilizar desde
el año 2000 la focalización de las principales acciones públicas de las
diferentes administraciones por medio de dos instrumentos de planificación de
la gestión del suelo, los planes parciales de desarrollo y los planes zonales,
los cuales orientan la intervención conjunta
de los gobiernos
de turno y
en la práctica
se acompañan de
otros instrumentos, ya
sean de financiamiento o
de gestión (figura 2), denotando
una particularidad en el estudio de caso, la continuidad de las acciones en el
territorio, independientemente de la administración en marcha.
Por otra parte,
durante el análisis
llama la atención
que por más
cambios en imágenes,
valores y normas
sobre la ciudad,
reflejados en la
búsqueda de transformaciones durante
algunas alcaldías (figura
4), tal como
se puede profundizar en los apéndices; en el escenario
de las intenciones entre una ciudad extensa a una compacta, Bogotá viaja en
línea de un modelo de expansión. Y cada cuatro años se caracteriza por una
mayor apropiación de los instrumentos de gestión del suelo, hecho que evidencia
la recolección de aprendizajes a lo largo del proceso y la relevancia del
objeto de investigación en los futuros rumbos de las ciudades del país, pues a mayores retos en
el ordenamiento territorial,
mayor es la necesidad del uso y apropiación del sistema de planificación
urbana existente.
De esta manera, la principal conclusión
a la que se llega hasta el momento con la investigación es la
de seguir empleando
y profundizando la
presente propuesta de análisis, pues el horizonte de sentido expuesto
une miradas aisladas, como lo son los instrumentos de gestión del suelo, la
gobernabilidad en el territorio y los modelos de ciudad, explorando así nuevas
formas de analizar y actuar en la realidad de las urbes. Por ende, se hace una
invitación a complementar el presente análisis con la revisión de metas y la
ejecución de recursos de los planes de desarrollo de la ciudad, con el fin de
aportar elementos cuantitativos a la investigación, como a su vez a reunir la
relevancia de la voluntad política para el desarrollo y la apropiación de los
instrumentos de la gestión del suelo y la necesidad del apoyo/uso por parte de
la ciudadanía. En veinte años de revisión, la única ruptura
observada al modelo
de ciudad implantada
ha sido en
el año 2004,
y esta no
logró mayores efectos en el territorio en términos de planificación, sin
embargo, abrió caminos a indagar ya sea
desde el nivel
central como se
hace en este estudio, o desde las Unidades de Planeamiento Zonal, UPZ,
creadas desde el año 2000 como instrumento para definir los requerimientos de
equipamientos, espacio público y vías, entre otros; único a nivel nacional.
Para cerrar, el
presente trabajo espera
ser una herramienta
útil para los
tomadores de decisiones y consultores del tema, con el fin
de seguir analizando e identificando los avances en el uso de los instrumentos
de gestión del suelo y su relación
con el desarrollo
de modelos de
ciudad que contribuyan al trámite oportuno de intenciones a acciones. En
ese sentido, a modo de convite para la academia en Bogotá, el país y la región,
el estudio deja las puertas abiertas para dialogar con funcionarios a cargo de
la planeación urbana desde las diferentes instituciones encargadas, para
contrastar la revisión documental y teórica realizada sobre la gestión del
suelo; siendo consciente el autor del presente artículo que los documentos
oficiales son la memoria institucional de los procesos y las acciones públicas,
sin embargo, la percepción y la experiencia de aquellos que viven
los procesos conllevan
aprendizajes aún no
registrados y necesarios
de compartir para atender los retos de la planificación
urbana y optimizar procesos al respecto.
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