Publicado

2013-01-01

Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos

Palabras clave:

espacio público sostenibilidad urbana, mejoramiento integral de asentamientos informales, participación comunitaria, gestión integral (es)

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Autores/as

  • César Enrique Castellano-Caldera Universidad del Zulia
  • Tomás Pérez-Valecillos Universidad del Zulia

El espacio público en Latinoamérica afronta un amplio y contradictorio convivir de realidades, abarcando escenarios de una sociedad, en muchos casos, fragmentada y marginada,
con pocas posibilidades de establecer un vínculo que cohesione los distintos estratos sociales, de ejercer participación en la producción de la ciudad y, por ende, del espacio público.

En consecuencia, deben formularse y replicarse, en mayor medida, alternativas de valor social, espacial y cultural de los espacios públicos, especialmente en aquellas áreas periféricas
donde se localizan poblaciones con niveles de vida más bajos y con mayores dificultades para incorporarse a la sociedad urbana. Ello conlleva a repensar la creación, consolidación y gestión concertada de estos espacios, intentando proveer a sus habitantes de las herramientas necesarias para transformarlos en parte activa y productiva de la ciudad.

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Recibido: 18 de Agosto de 2013

Aprobado: 07 de Noviembre de 2013

Creación del espacio público en asentamientos informales:

Nuevos desafíos urbanos*

Creation of public space in informal settlements:

New urban challenges

Criação do público em assentamentos informais:

Novos desafios urbanos

Tomás Pérez-Valecillos

Arquitecto de la Universidad del Zulia. Magíster Scientiarum en Arquitectura mención Vivienda, Doctor en Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. pereztomas2003@yahoo.com

César Enrique Castellano-Caldera

Arquitecto de la Universidad del Zulia – LUZ. Magister Scientiarum en Arquitectura Profesor Titular a dedicación exclusiva, en los ejes de Diseño Arquitectónico y Urbanismo. ccastell.luz@gmail.com

Resumen

El espacio público en Latinoamérica afronta un amplio y contradictorio convivir de realidades, abarcando escenarios de una sociedad, en muchos casos, fragmentada y marginada, con pocas posibilidades de establecer un vínculo que cohesione los distintos estratos sociales, de ejercer participación en la producción de la ciudad y, por ende, del espacio público. En consecuencia, deben formularse y replicarse, en mayor medida, alternativas de valor social, espacial y cultural de los espacios públicos, especialmente en aquellas áreas periféricas donde se localizan poblaciones con niveles de vida más bajos y con mayores dificultades para incorporarse a la sociedad urbana. Ello conlleva a repensar la creación, consolidación y gestión concertada de estos espacios, intentando proveer a sus habitantes de las herramientas necesarias para transformarlos en parte activa y productiva de la ciudad.

Palabras clave: espacio público sostenibilidad urbana, mejoramiento integral de asentamientos informales, participación comunitaria, gestión integral.

Abstract

The public space in Latin America faces broad and contradictory realities, including scenarios of a society in many cases fragmented and marginalized, with little chance of establishing a link that consolidates the different social strata to exercise the participation in the production of the city, and therefore, of the public space. Consequently, alternatives of social, spatial and cultural value of public spaces should be formulated and replicated to a greater extent, especially in peripheral areas where populations with lower standards of living and greater difficulties to become part of the urban society are located; this entails rethinking the creation, consolidation and concerted management of these spaces, trying to provide its inhabitants with the necessary tools for them to take an active and productive role in the city.

Keywords: Integral Improvement of informal settlements, public space and urban sustainability, community participation, integrated management.

Resumo

O espaço público na America Latina afronta um amplo e contraditório conviver de realidade, abarcando cenários de uma sociedade em muitos casos fragmentada e marginada, com poucas possibilidade para estabelecer relações que unan os estratos sociais, de exercer participação na produção da cidade e por consiguente do espaço público.
Em conseqùencia, deven se formular e se replicar em grande medida alternativas de valor social, espacial e cultural dos espaços públicos, especialmente nas áreas periféricas onde se encontran populações com um nivel de vida mais baixo e com maior dificuldade para se incorporar numa sociedade urbana. Isso leva a repensar a creação, consolidação e gestão concordada de essos espaços, tentando prover os habitantes com as ferramentas necessárias que os transformarem em parte ativa e produtiva da cidade.

Palavras-chave: Melhoramento integral dos bairros, espaço público e sustentabilidade urbana, participação da comunidade, gestão integral.

Tomás Pérez-Valecillos

Profesor Titular. Docente de pre y postgrado a cargo de asignaturas y materias electivas pertenecientes al ciclo básico y ciclo formativo de la carrera de arquitectura de Facultad de Arquitectura y Diseño. Autor y coautor de artículos científicos en revistas arbitradas de reconocida trayectoria nacional e internacional.

César Enrique
Castellano-Caldera

Autor y coautor de artículos, capítulos y reseñas publicados en medios impresos y revistas arbitradas de reconocida trayectoria nacional e internacional. Participante en calidad de ponente, en diversos eventos científicos de carácter nacional e internacional.

Introducción

El espacio público supone un uso social colectivo, una multifuncionalidad y un dominio público, lo que le hace un factor de centralidad. Su calidad se podrá evaluar sobre todo, por la intensidad y los tipos de relaciones sociales que facilita y por su capacidad de estimular la identificación simbólica, la expresión y la integración cultural.

En el espacio público se desarrollan las expresiones comunitarias necesarias para reconstruir redes sociales y mejorar la calidad de vida en la ciudad. Esta interrelación constituye un elemento primordial del paisaje urbano y del conjunto de indicadores formales, funcionales y espaciales, requeridos para lograr la sostenibilidad y apropiación social del espacio público, así como la participación de la comunidad en los procesos encaminados a su mantenimiento y recuperación, a través de la creación, el apoyo, el fortalecimiento y la institucionalización de las organizaciones comunitarias y de otras redes sociales.

Por ello, es conveniente que el espacio público tenga determinadas calidades formales como la continuidad del diseño, la generosidad de sus formas, una imagen, unos materiales y la adaptabilidad a usos diversos a través del tiempo. La lectura y concreción de estos elementos claves son determinado diversos parámetros, los cuales afrontan obstáculos que frecuentemente dificultan su materialización en los asentamientos informales.

En este sentido, el presente trabajo busca revelar vías teórico-metodológicas para establecer concertadamente con las comunidades, una serie de pautas para transformar el espacio público en los asentamientos informales, que sirvan como ejes de una nueva visión política para abordar sus espacios públicos y para fortalecer una cultura ciudadana dirigida a impactar positivamente la imagen de estos asentamientos. Ello permitiría, prever, disponer y reservar áreas cuyo potencial –como futuro espacio público– esté acorde con las necesidades sentidas por sus mayorías.

Generación de espacio público en asentamientos urbanos precarios

Existe una gama de términos para referenciar a los espacios urbanos al aire libre: espacios públicos, espacios semipúblicos, áreas urbanas, áreas libres, espacios abiertos, espacios comunales, entre otros.

El espacio público es un lugar no limitado por los derechos de propiedad, accesible a todos, en el que se experimenta un comportamiento colectivo, y se expresa la vida pública en sus diversas manifestaciones. Se entiende como espacio público todo el sistema de calles, avenidas, plazas, plazoletas, paseos, parques, jardines, entre otros, que componen la ciudad, los cuales, deben entenderse como un bien colectivo e interpretarse como lugares de intercambio de la sociedad con su ciudad, donde se responde a los intereses y necesidades de la comunidad (Alcaldía de Medellín, 2006).

Por su parte, los espacios al aire libre de los barrios se asocian generalmente con una escala peatonal (Segovia y Oviedo, 2000); según este concepto, Niño y Chaparro (1997), señalan que el espacio al aire libre principal, es la calle y la escalera -topografía- , que es aquella, accidentada e irregular por el relieve del sitio, mientras que la cancha deportiva ubicada en la zona central de barrio, resulta ser el espacio abierto más significativo del asentamiento y recuerda la plaza principal de las ciudades coloniales.

La calle, se considera a menudo una extensión del hogar que, por lo general, es pequeño y limitado. Las puertas y las ventanas son los puntos de conexión y no es extraño encontrarlas abiertas, funcionando como elementos transicionales a través de los cuales el espacio abierto entra a la casa y la casa se extiende a la calle. (Riaño, 1990 citado por Hernández, 2011), sostiene que los espacios abiertos en los asentamientos informales tienen que ver más con la relación entre el interior de la casa y la calle, que con la dicotomía entre la privacidad del hogar y el carácter público del espacio abierto.

Por ello, si se pretende lograr mejorar la configuración espacial y el funcionamiento del barrio, es desde el inicio del asentamiento que podrían y deberían intervenir agentes externos (profesionales y técnicos) con el fin de contribuir al establecimiento de una estructura urbana que permita, no sólo la incorporación de los servicios básicos de infraestructura, sino la ubicación de áreas destinadas a espacios públicos y, para esto, es indispensable la participación y una mayor toma de conciencia de sus habitantes.

No obstante, frente a la dificultad que representa participar en la definición del espacio público desde el comienzo de un asentamiento, también existe la posibilidad de propiciar el mejoramiento de la calidad del espacio público en etapas posteriores, ya que, si bien la ocupación urbana es definida, en gran medida desde el principio, dicha estructura tarda en consolidarse. De igual manera hay que reconocer que, en ocasiones, no se logra entender el sentido y la significación de intervenciones urbanas cuyo engarce con el marco circundante no resulta adecuado, cuya función de servicio al ciudadano queda relegada a segundo término y en las que las características del mobiliario y el acondicionamiento vegetal del espacio son hostiles al usuario.

En tal sentido, el espacio público se origina al reconocer la importancia que tiene la transformación que sufre el espacio urbano cuando el hombre se apropia del mismo para habitarlo, y es por ello, que al hablar de procesos de producción del hábitat, se considera vital definir espacios públicos de relación social donde se desarrollan actividades fundamentales para la socialización de la vida urbana que son parte de su cultura, costumbres y necesidades como mecanismo para conformar la memoria espacial y colectiva del barrio.

Algunas lecciones y procesos teórico-metodológicos.

Resulta indispensable profundizar sobre las perspectivas que tienen los asentamientos urbanos precarios, una forma particular de ocupación no controlada donde, además de intentar satisfacer las demandas de vivienda, se produce paralelamente un entorno cuyas características físicas y espaciales responden y se ven condicionadas por diversas situaciones, procesos informales y actores vinculados a la producción del espacio público.

Figura 1. Proceso de conformación del espacio público en asentamientos urbanos precarios. Fuente: Pérez, 2008.

Cabe señalar que al identificar la etapa en la cual se ubica el estado de formación del barrio, se pueden determinar un conjunto de situaciones condicionantes, actores sociales externos, miembros de la comunidad e instituciones vinculadas a ésta, que han intervenido y participado en el proceso de surgimiento y delimitación del espacio público que ha sido creado y usado como lugar de encuentro e interacción.

Esta línea de investigación en torno al espacio público en asentamientos informales, pretende contribuir a la creación, mejoramiento y calidad del espacio público, como una necesidad vital del individuo con su hábitat, propiciando acciones que reivindiquen el sentido motivacional a través de los principios de participación de la comunidad (sentido de propiedad, socialización y reeducación) con los agentes externos. También propone diseños atractivos, poco costosos de crear y mantener, y pensados para todos los usos posibles, todo ello, en pro de la mejora de estos asentamientos como una de las formas para su consolidación e incorporación a la ciudad.

En tal sentido, se requiere y propone el uso de la educación y la formación como un medio de crecimiento integral, donde los valores e identificación con el lugar sirvan de punto de partida para incentivar la participación en proyectos de diseño y programas que proporcionen una buena calidad de vida.

Asimismo, es importante destacar que estos lugares de encuentro, reúnen gran variedad de espacios abiertos o edificados que pueden incluir áreas residuales sin aparente uso o calidad agregada al lugar inicialmente existente, calles y sendas de circulación y/o permanencia, templos religiosos, instalaciones educativas e incluso, los abastos y sus áreas adyacentes con diversas dimensiones, cubiertas, materiales y equipamientos improvisados para los visitantes diarios.

También contarían las esquinas y encuentros de vías, al igual que elementos puntuales –naturales o construidos– como pueden ser un árbol con su sombra, un poste con toda la luz que proporciona de noche o un tablero de baloncesto que da lugar al juego y al encuentro callejero. En fin, hay una cantidad de lugares que son aprovechados, apropiados, frecuentados, definidos, controlados y a veces disputados como zonas de recreación, esparcimiento o de simple pero esencial encuentro comunitario, sin los cuales sería imposible satisfacer la participación y el ocio como parte esencial del sistema de necesidades humanas existenciales y axiológicas, ampliamente estudiadas por Max Neef (1998).

Para abordar esta problemática de los espacios públicos en los asentamientos informales, desde 1996 hemos empleado en el IFAD -junto a un grupo de investigadores en el área del espacio público y de otras Áreas prioritarias- niveles y diseños de investigación básicamente descriptivos y participativos, que utilizan herramientas cualitativas y cuantitativas para el registro y procesamiento de la información recolectada a partir de casos de estudio. Se han, realizando observaciones directas e indirectas, de tres tipos: observaciones participantes, entrevistas cualitativas no estructuradas y revisiones documentales de la información impresa sobre el lugar y su gente, facilitada por las asociaciones comunitarias u organizaciones vecinales, el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Arquitectura y Diseño, y la Alcaldía Municipal.

Guiada desde una perspectiva estratégica-táctica, la estructura metodológica planteada no se ciñe a un proceso estrictamente lineal, ya que, si bien, cada etapa de investigación establece una serie de fases, la secuencia bajo la cual estas operan no sigue un listado cerrado. Por el contrario, las distintas etapas implican la realización de fases simultáneas, que han sido orientadas bajo los parámetros de la gestión integrada y admiten la posibilidad de ser sometidas a revisión y ajustes a lo largo del proceso que estudia las relaciones entre los espacios públicos y su comunidad.

Espacio público y comunidad.

Todo espacio público debe tener marcada una imagen que se relacione profundamente con el pensamiento y la cultura de las personas a las que representa, pues generalmente giran en torno a un elemento de gran significación histórica, cultural, artística o de entretenimiento. Sin embargo, en las distintas etapas del proceso autoproductivo de los asentamientos informales, es posible encontrar espacios públicos que surgen, desaparecen o evolucionan bajo diversas situaciones que favorecen o impiden su existencia. Tales espacios son destinados, creados, reservados, ignorados, disputados y controlados bajo la intervención de diversos actores, pero en estos llegan a desarrollarse o cumplirse funciones colectivas, bien sea por haber sido generados para tal fin o porque a través del tiempo van alojando funciones y usos públicos, aunque no fuesen creados con dicha finalidad (véase Cuadro 1).

Cuadro 1. Resumen de situaciones que condicionan la creación y existencia del espacio público. Fuente: A partir de Castellano (1997).

Frente a este conjunto de situaciones, es importante que todo proyecto de estructuración y mejoramiento barrial movilice a la población para, que esta se apropie del hábitat que se construye, y se fortalezcan los vínculos entre los vecinos y los agentes que los asesoren.

  • Este proceso de solución de necesidades, debe llevar que la comunidad logre:
  • Desarrollar la capacidad de conocerse a sí misma.
  • Reconocer sus necesidades y el contexto en el que está inserta.
  • Desarrollar su capacidad de fijar objetivos y diseñar alternativas de solución a sus problemas.
  • Desarrollar la capacidad de ejecutar, llevar adelante y evaluar las acciones para cumplir con los objetivos que se han planteado.

Todo ello, busca que la ciudad, el barrio y la comunidad se conviertan en unos espacios amables, seguros y propicios para encontrarnos, disfrutar y vivir plenamente nuestra condición de ciudadanos en un ámbito material y concreto de la ciudad donde se desenvuelve lo colectivo, es decir, la vida y la actividad urbana. Sin embargo, es importante acotar que en el espacio público no deberían existir diferencias entre clase social, ingresos económicos, religiones, géneros, edades, razas, entre otros. Un espacio público sin gente, no es más que un espacio inerte, vacío.

Por estas razones, debe tomarse en cuenta el elemento más importante que son los usuarios, y, sobre todo, que por su condición de espacio público, siempre debe responderlas exigencias de los beneficiarios, que somos todos los habitantes o visitantes de un entorno: ancianos, niños, jóvenes, discapacitados; dejando claro que las diferencias históricas y culturales, deberán verse reflejadas en los espacios públicos.

No todos los actores vinculados a la producción informal del barrio, participan e intervienen en la creación del espacio público. Existe un sistema de agentes sociales externos o internos a los barrios, que sostienen y desarrollan una estructura social formada por tres grupos: a) los líderes o jefes de la ocupación, b) el grupo de pobladores, y c) representantes, dirigentes políticos, profesionales y técnicos de organismos gubernamentales y no gubernamentales (Azuela, 1993, Bolívar, 1988 Echeverría, 1995).

Muchos de los espacios públicos de las comunidades, son producto de intervenciones particulares antes que colectivas, ya que surgieron de intereses e iniciativas de pequeños grupos. Ellas, se pueden ir transformando y llegar a formar decisiones colectivas, en la medida que dichos espacios se van impregnando del conjunto de acciones desarrolladas por diversos actores. Estas intervenciones le otorgan al espacio significados, valores, formas, materiales y usos, que a veces intentan o logran romper con situaciones espaciales monótonas, crear un acento, distraerse o simplemente diferenciarse dentro del contexto inmediato; lo cual, implica un proceso de apropiación del espacio público, y el reconocimiento como suyos por gran parte de los habitantes.

Espacio público: lugares singulares y atractivos del territorio

Tras el estudio sobre la producción espacial en asentamientos informales, el propósito es diseñar estrategias que permitan establecer una comunicación armónica con sus habitantes, así como el encuentro y la participación conjunta de distintas fuerzas sociales, cuyas acciones estén dirigidas a la transformación y consolidación del espacio público. La importancia de esta gestión radica en la necesidad de evitar el desconocimiento y desatención del espacio público como parte fundamental de ese entorno físico espacial, y, sobre todo, como aquel espacio donde se fomentan actividades de interrelación social.

Cuando el diseño del espacio público logra establecer una comunicación armónica con los habitantes, favorece acciones para su apropiación como manifestación del vínculo que desarrollan las personas con el territorio, a la vez, que otorga el ambiente adecuado para el establecimiento de dinámicas sociales colectivas. Sobre esto, Barque (2006) señala que la forma de los asentamientos humanos depende de la manera como las sociedades perciben su entorno y que la percepción del mismo obedece a la organización de dichos asentamientos.

De hecho, las calles, las áreas verdes, las plazas, los campos de juegos, entre otros, tienen o pueden llegar a tener un significado y unos valores que, de forma consciente o inconsciente, serán compartidos por un grupo de individuos, ya que constituyen imágenes espaciales que se traducen en parte de la memoria colectiva. Tales espacios pueden surgir o generarse de una relación casual o accidental, son o serán modificados a través de su permanencia en el tiempo y sirven como elementos referenciales, cuyo cambio abrupto, podría originar un resquebrajamiento de la memoria espacial y colectiva de los grupos que han desarrollado una forma de hacer extensas partes o trozos de ciudades.

Comprender la forma en que una comunidad se relaciona con su entorno, constituye la materia prima para evaluar el diseño de los espacios públicos, En tal sentido, Donadieu (2006) plantea que cuando los espacios públicos están diseñados con esta mirada, se busca, más allá de crear funcionalidades, animar e identificar los lugares de manera que se generen condiciones de apropiación social y, que transformen espacios anónimos en puntos singulares y atractivos del territorio.

Hacia a una propuesta de diseño e intervención sobre el espacio público.

Con el establecimiento y concertación de pautas que permitan la creación y diseño de las distintas variables que conforman el espacio público, se pretende propiciar el encuentro y la participación conjunta de distintas acciones y fuerzas sociales, que estén dirigidas hacia el logro de objetivos de transformación y consolidación de estos espacios.

Todas las propuestas para intervenir los espacios públicos, deben descansar en procesos de gestión pro-activa y participativa, que cubran la necesidad de evitar el desconocimiento y desatención del espacio público como parte fundamental de ese entorno físico espacial. También deben promover el establecimiento de la mezcla e intensidad de usos y actividades, e integrar múltiples recursos, voluntades, sectores y actores involucrados.

La participación y la gestión comunitaria requeridas en estos asentamientos, se inscriben dentro del concepto de ciudadanía adoptado por Ferrer et al. (2011), al considerar diversos enfoques, entre los cuales se destacan dos cuestiones clave señaladas por Jordi Borja:

…un aspecto racional, según el cual una sociedad debe ser justa para que sus miembros perciban su legitimidad, y un aspecto de sentimiento, por cuanto la ciudadanía refuerza los lazos de pertenencia e identidad, y estos dos aspectos deben entretejerse en las políticas-programas sociales, para asegurar ciudadanos plenos y, a la vez, una democracia sostenible… (Jordi Borja, citado por Ferrer et al., 2011: 278).

El espacio público latinoamericano afronta un amplio y contradictorio convivir de realidades. Nuestros espacios, impactados por el abuso y la especulación, son el escenario de una sociedad, en muchos casos, fragmentada y marginada, y con pocas posibilidades de ejercer participación en la producción de la ciudad y, por ende, del espacio público, limitando la posibilidad de establecer un vínculo capaz de cohesionar los distintos estratos de la sociedad.

Sin embargo, como contrapartida a este fenómeno de segregación y exclusión, las sociedades urbanas latinoamericanas están viviendo un fuerte proceso de reivindicación de esos espacios como lugares de reclamo, encuentro y retorno a una identidad históricamente avalada y a un derecho al espacio público imprescindible de recuperar.

Numerosas experiencias latinoamericanas –algunas premiadas y reconocidas mundialmente por sus avances en la estructuración de estas zonas, bajo modelos de gestión participativos y multidimensionales– constituyen buenos ejemplos y prácticas que, desde finales del siglo XX y a diferencia de lo realizado hasta entonces, pueden enmarcarse en un paradigma que apuesta por una visión integral en la manera de abordar dicho fenómeno; según lo referido por Fernández (2003), un ejemplo de esto son los programas y planes de mejoramiento barrial (véase Cuadro 2).

Etapas de formación del barrio

Situaciones (condicionantes)

Espacios públicos

En contra

A favor

Primera etapa

El territorio y numerosos puntos a ocupar

  • Ausencia de planificación previa.
  • Conflictos entre intereses individuales - colectivos.
  • Repetición de situaciones con deficiencia de espacios públicos.
  • Establecer brigadas de defensa y desarrollar estrategias de control
  • Destinar áreas para futuras localidades y usos públicos.
  • Localización que permita preservarlo
  • Trazado de vías.
  • Designación de áreas no edificadas
  • Espacios residuales

Etapa donde “se asientan diversos usos tentativos”

Segunda etapa

Evolución y transformación.

Período de grandes modificaciones.

  • Desequilibrios en la repartición del suelo
  • Interés por consolidar el espacio privado.
  • Presencia del “valor económico” vinculado al suelo
  • Despilfarro de tierras
  • Futuras invasiones
  • Desconocimiento de las estructuras sociales
  • Existencia de integración comunitaria.
  • Llegada de invasores interesados por problemas comunes

Presencia de flexibilidad en la estructura espacial (pública - privada)

  • Surgen servicios cotidianos donde se trasladan funciones colectivas.
  • Aparición de elementos y equipamientos informales.
  • Espacios edificados y no edificados
  • Áreas residuales
  • Etapa dondese debaten futuros usos y localidades”

Tercera etapa

Apropiación material y simbólica del espacio.

  • Desconocer los beneficios y significados vinculados a cada espacio
  • Dificultad de lograr apoyo institucional
  • Ejecutar programas sin prever el espacio público.
  • Satisfacción de necesidades comunes
  • Reforzar significados otorgados a un espacio.
  • Reconocer los beneficios que aporta al grupo
  • Lograr apoyo institucional
  • Los equipamientos edificados tienden a ocupar espacios inicialmente no cubiertos, tanto públicos como privados.

Etapa donde “el espacio logra alojarse en la memoria colectiva”

Cuadro 2. Programas y planes de mejoramiento barrial en América Latina. Fuente: A partir de Fernández (2003)
Nota: Para cada país se contabiliza, entre paréntesis, el número de experiencias/proyectos sometidos al concurso mundial de Buenas prácticas, Dubai 2002.

La transformación estratégica de nuestras ciudades ciertamente debe descansar en planes y proyectos integrales que puedan adoptar las metodologías, los procesos y el consenso de diversos agentes; lo cual implica que los planes y actuaciones sean realizados con compromiso, tengan contenidos reales, la capacidad de ilusionar y de convocar esfuerzos, y cuenten con la posibilidad de ser llevados a cabo de manera sostenida en el tiempo.

Al estudiar el caso latinoamericano, Jordan y Simioni (2002: 19) agrupan una serie de aspectos clave que -desde principios del presente siglo- se inscriben en cuatro ejes primordiales: Simultaneidad y flexibilidad; Diversidad; Gestión orientada hacia proyectos e Incorporación del sector privado; adoptados como características y formas novedosas en torno a la gestión de los procesos de desarrollo urbano; que no solo incumben las intervenciones sobre la porción de ciudad planificada, sino también aquellas requeridas en las zonas informales.

Los cambios experimentados bajo las nuevas estrategias de gestión y planeamiento urbanos, han propiciado enfoques para avanzar en la solución de los problemas territoriales a diversas escalas. Organizaciones como la CEPAL, señalan que en la región se hace énfasis en aspectos clave, como “la descentralización, el papel del gobierno local, la articulación público-privada, la participación y mejoras en el financiamiento urbano, elementos que parecen ser fundamentales para la solución de los problemas desde la perspectiva del desarrollo urbano sostenible” (Jordán y Simioni, 2003: 23).

Algunos de los programas y planes de mejoramiento barrial estudiados por Fernández (2003) se mantienen en el tiempo o han experimentado ajustes diversos, bajo enfoques y visiones que refuerzan esa condición vertebradora que poseen nuestros espacios públicos, la cual, no debe ser entendida como un accesorio o lujo, pues debe constituir una respuesta obligada a los reclamo que hacen los ciudadanos a nuestros administradores. Esto debe llevar a, que se establezcan compromisos entre la comunidad y los agentes externos, como una de las formas de avanzar en la búsqueda de una sociedad equitativa, responsable y solidaria con el derecho a la vivienda y a un entorno urbano apropiado y de calidad.

La participación social y comunitaria en el rescate, conservación y mantenimiento de los espacios públicos es muy importante, así como también, la instrumentación de acciones dirigidas a favorecer la integración social, la calidad de vida de grupos y personas en situación de vulnerabilidad social, y la transformación de actitudes y comportamientos de las comunidades; promoviendo, a la vez, medidas para la seguridad pública, la prevención y denuncia de la violencia y demás conductas de riesgo en todas sus formas.

Por lo tanto, un buen diseño para estas áreas debe responder a todas las necesidades de la comunidad, ser atractivo y poco costoso de crear y mantener, y, al mismo tiempo, estar pensado para todos los usos posibles: paso peatonal y de otros flujos, paso de personas con dificultades de movilidad u otra discapacidad, lugar de descanso, espacio de reunión o encuentro entre vecinos, centros de espectáculos e interacción social, entre otros.

La mezcla e intensidad de usos es fundamental, por ello, cuando se intervienen plazas y demás espacios públicos que al poco tiempo se encuentran abandonados y/o deteriorados, cabe preguntarse si los cambios realizados en los colores, el mobiliario, las rejas y caminerías, los materiales, entre otros, fueron consultados con la comunidad. Usualmente la respuesta es negativa y es cuando la gente empieza a descuidar o abandonar los espacios públicos que nos percatamos que, en realidad, esos no son espacios de la comunidad, porque no son apropiables, ni fueron creados bajo consenso.

En este sentido, se deben generar espacios públicos que permitan un proceso permanente y sostenido, que consideren las construcciones culturales y tomen en cuenta las opiniones de todos los grupos de edad, para que sean espacios compartidos con visiones abiertas, cediendo, juntando, incluyendo y no excluyendo.

Su materialización no precisa de los materiales más costosos ni de piezas sofisticadas, se trata de recurrir al uso de materiales estándar y de fácil manutención, resistentes al vandalismo y generadores de una estética urbana fácilmente reconocible y que la distinga de las demás, esto es, propia del lugar. Debe acotarse que los criterios de diseño han ido variando con el tiempo, imponiendo soluciones y materiales ajenos a las tradiciones locales, pero también han comenzado a mostrar sobre todo en las ciudades del primer mundo y más recientemente en Latinoamérica un especial cuidado por mejorar la accesibilidad integral del espacio público, incorporando la discapacidad y sus requerimientos para dar igualdad de oportunidades al acceso a la ciudad.

En la medida en que exista una mayor carencia o ausencia de espacios públicos, se está perdiendo la posibilidad de favorecer y propiciar las actividades y usos colectivos que conviven junto a la función residencial, lo cual, puede llegar a producir un deterioro de las costumbres, ausencia del encuentro cotidiano y transformaciones en el medio que van desde la contaminación ambiental y social, hasta la pérdida de valores, memoria urbana e imagen de la ciudad.

Al establecer tipologías de los espacios públicos estudiados, no se pretende imponer modelos y estilos de vida, sino promover dinámicas transformadoras y articuladoras del tejido urbano, así como la capacidad de ampliar su accesibilidad al mayor número de habitantes de una ciudad, contemplando: calidad, seguridad y acceso democrático como las variables que deben ser aseguradas en la reconquista de nuestras ciudades.

Partiendo de lo señalado anteriormente y resaltando lo indicado por Saldarriaga (1997), se debe plantear una nueva lectura del espacio público que permita visualizar el grado de habitabilidad, logrando integrar las necesidades de las personas en su calidad de usuarios del espacio, sin renunciar a los requerimientos de la funcionalidad urbana.

Conclusiones

Los asentamientos informales no cuentan con una planificación urbanística previa, debido, en gran parte, a la forma de ocupación del suelo (invasiones masivas u ocupaciones progresivas, entre otras), lo cual, hace que los espacios públicos, las infraestructuras y los servicios de equipamiento no sean suministrados o previstos de antemano y, es así, como pronto pasan a ser una cuestión fundamental en el desarrollo de estas comunidades.

Las investigaciones realizadas, se fundamentan en procesos y recursos orientados hacia la búsqueda de la flexibilidad-simultaneidad, la integración de conocimientos transdisciplinarios e interdisciplinarios y la concertación o acuerdo mayoritario en las decisiones adoptadas, entre muchos otros aspectos requeridos para coadyuvar en la gestión urbana integrada de los asentamientos informales y de las pautas que rijan el devenir de sus espacios públicos.

En tal sentido, el mejoramiento o paralización de un asentamiento depende, en gran medida, de la organización y las capacidades desplegadas por una comunidad, lo cual, significa, obtener y construir suficientes espacios, para el descanso, la recreación y la mezcla de actividades que permitan el desarrollo de la percepción y el sentido de apropiación del ambiente en el usuario.

La estrategia para actuar en los asentamientos informales no consiste en eliminar el problema o cambiar el asentamiento de lugar, ni integrarlo forzadamente, sino en tender pasajes entre lo formal e informal a través de geometrías particulares que establezcan relaciones para superar el adentro y el afuera. Tampoco se propone avalar la idea de integrarlos simplemente a la ciudad formal, ya que eso implica que el asentamiento se borrará, se perderá en el tejido urbano; sino relacionarlos al identificar los puntos capaces de imbricarse, hibridarse e infiltrarse para crear nuevas realidades urbanas que sean resultado de la fusión de características de las dos estructuras (Marcano, 2004: 102).

Por ello, el espacio público como componente de la ciudad, tiene múltiples dimensiones: humana, técnica, urbana, cultural, poética. A su alrededor la ciudad se organiza y sus diferentes alternativas de uso y de estilos pueden ofrecer a los usuarios nuevas formas de comportamiento, permitiendo aumentar la calidad de vida de una comunidad en particular. Es un lugar de vida social, una expresión de urbanidad, de intercambio y de convivencia, que se convierte en escenarios de participación donde confluyen todos los estratos de la ciudad, cada uno con sus patrones de comportamiento, sus deseos y necesidades.

Años de investigación, actividades de extensión y docencia universitarias, evidenciaron que –sumado a la cantidad de carencias ya presentes y a la deficiencia de lugares destinados a la recreación, el desplazamiento, el descanso, la contemplación y el encuentro, entre otras actividades propias de la convivencia humana– el espacio público existe y es insuficiente en nuestras ciudades desbordadas y, más aún, en sus periferias autoproducidas.

Ante tal realidad, es necesario que los espacios públicos estén dotados de cualidades tanto espaciales como materiales que convoquen a diversos grupos humanos, para que accedan en condiciones de igualdad. La presencia de espacios públicos de calidades similares en las diferentes áreas urbanas, más allá del nivel socio-económico de la población que habiten cada una de ellas, puede contribuir a alcanzar condiciones de equidad para todas las personas que moran en nuestras ciudades.

Por ello, es importante conocer el comportamiento de las comunidades y sus intereses, necesidades, expectativas, organización y participación; además de determinar que el crecimiento de los barrios, producto de invasiones u ocupaciones progresivas, conlleva al deterioro de la calidad de vida de las comunidades y del resto de la ciudad, traduciéndose en el hecho de que muchas familias no cuentan con viviendas dignas o adecuadas, con espacio de esparcimiento; encontrándose obligados a vivir en un hábitat con mínimas condiciones de habitabilidad.

Así mismo, estas comunidades deben reflejar una capacidad de socialización e integración, que permita no sólo espacios de paso, sino de permanencia, conformando áreas ambientalmente agradables y atractivas, vinculando perceptiva y físicamente, espacios que alberguen actividades para distintos grupos humanos, induciendo y programado actividades en las que participen todas las personas.

Se debe propiciar una participación mancomunada, donde la administración ejercida por los poderes del Estado, tenga la principal responsabilidad en el diseño y la creación de los espacios públicos, pero sin restarle importancia a la participación del conjunto de agentes involucrados que, en algunos casos, pueden y deben involucrar organismos privados, bien sea porque son los propietarios del suelo, o por la necesidad de cofinanciar los proyectos.

Finalmente, se requiere de una política de desarrollo urbano eficaz que de certidumbre a todos los sectores sociales; favorezca una estructuración urbana más equitativa y eficiente; promueva la consolidación de ciudades densas y compactas, con una mezcla adecuada de usos del suelo; una operación eficiente de transportes públicos y proporcione la dotación de infraestructuras, equipamientos y servicios urbanos, exigidos según las normas y los indicadores de sostenibilidad urbana en pro de un mejoramiento verdaderamente integral.

Es necesario repensar la ciudad desde su sistema de espacios públicos, imponerlo como principio colectivo y recuperar el protagonismo y liderazgo por parte de la administración en la regularización y construcción de los mismos, con el fin de viabilizar las estrategias de mejora de la calidad de nuestros espacios públicos. La concreción de las pautas y los enfoques planteados, quedan sujetos a la conformación de nuevas estructuras o esquemas de gestión basados en la concertación de propuestas verdaderamente viables y multisectoriales, que pasen del campo de lo deseado, al campo de lo posible, tal como lo han demostrado importantes experiencias –transitadas con más aciertos que desaciertos– en nuestras sociedades latinoamericanas.

Referencias bibliográficas

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Artículo derivado del trabajo de investigación “Estrategias metodológicas para la sostenibilidad del espacio público”, proyecto del programa de investigación VAC CONDES CH 0093-12, titulado “Mutaciones territoriales múltiples, ciudad y sostenibilidad”, financiado por el Consejo de Desarrollo Científico Humanístico (CONDES).

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(2) 2013: - 41

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Castellano-Caldera, C. E. y Pérez-Valecillos, T. (2013). Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos. Bitácora Urbano Territorial, 23(2). https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/39556

ACM

[1]
Castellano-Caldera, C.E. y Pérez-Valecillos, T. 2013. Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos. Bitácora Urbano Territorial. 23, 2 (ene. 2013).

ACS

(1)
Castellano-Caldera, C. E.; Pérez-Valecillos, T. Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos. Bitácora Urbano Territorial 2013, 23.

ABNT

CASTELLANO-CALDERA, C. E.; PÉREZ-VALECILLOS, T. Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos. Bitácora Urbano Territorial, [S. l.], v. 23, n. 2, 2013. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/39556. Acesso em: 24 mar. 2025.

Chicago

Castellano-Caldera, César Enrique, y Tomás Pérez-Valecillos. 2013. «Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos». Bitácora Urbano Territorial 23 (2). https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/39556.

Harvard

Castellano-Caldera, C. E. y Pérez-Valecillos, T. (2013) «Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos», Bitácora Urbano Territorial, 23(2). Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/39556 (Accedido: 24 marzo 2025).

IEEE

[1]
C. E. Castellano-Caldera y T. Pérez-Valecillos, «Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos», Bitácora Urbano Territorial, vol. 23, n.º 2, ene. 2013.

MLA

Castellano-Caldera, C. E., y T. Pérez-Valecillos. «Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos». Bitácora Urbano Territorial, vol. 23, n.º 2, enero de 2013, https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/39556.

Turabian

Castellano-Caldera, César Enrique, y Tomás Pérez-Valecillos. «Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos». Bitácora Urbano Territorial 23, no. 2 (enero 1, 2013). Accedido marzo 24, 2025. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/39556.

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1.
Castellano-Caldera CE, Pérez-Valecillos T. Creación del espacio público en asentamientos informales: Nuevos desafíos urbanos. Bitácora Urbano Territorial [Internet]. 1 de enero de 2013 [citado 24 de marzo de 2025];23(2). Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/39556

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