Publicado

2017-01-26

Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad

DOI:

https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n1.40143

Palabras clave:

participación, colaboración, arquitectura, urbanismo, taller (es)

Autores/as

  • Omayra Rivera Crespo

Este artículo narra un proceso de colaboración entre estudiantes de arquitectura, planificación y diseño y habitantes de Buena Vista, Santurce, uno del los ocho barrios contiguos al Caño Martín Peña en San Juan, Puerto Rico. Esta colaboración dio pié a una intervención urbanística y arquitectónica, en espacios de uso común y de uso privado, que comunica las aspiraciones de un colectivo. Entre los objetivos del taller que facilitó dicho proceso se encuentra el de salvar la brecha que muchas veces existe entre la academia y la práctica, y entre el conocimiento técnico y la experiencia de los habitantes.

06_Bit27-1

Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo:

puentes entre la academia y la comunidad1

Collaborative Design and Evolutionary Habitat Studio:

bridges between academy and community

Laboratório de Projeto Colaborativo e Habitat Evolutivo:

pontes entre o meio acadêmico e a comunidade

Omayra Rivera-Crespo

Doctora en Arquitectura

Universidad Politécnica de Puerto Rico

omayra.rivera.crespo@gmail.com

Resumen

El artículo presenta la experiencia del primer Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo, un proceso de participación ciudadana en el que estuvieron involucrados estudiantes de arquitectura, diseño y planificación urbana, voluntarios y habitantes de Buena Vista en Santurce, uno de los ocho barrios contiguos al Caño Martín Peña en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. El resultado fue una intervención urbanística y arquitectónica conjunta en espacios de uso común y de uso privado, gracias al intercambio de conocimientos entre todos los participantes.

Palabras claves: participación, colaboración, arquitectura, urbanismo, taller de diseño.

Abstract

This article narrates a process of communication and collaboration between students of architecture, planning and design, and inhabitants of Buena Vista, Santurce, one of the eight districts adjacent to Caño Martín Peña in San Juan, Puerto Rico. This collaboration led to an urban and architectural intervention, in common and private spaces, that communicate collective aspirations. One of the objectives of the workshop that facilitated this process is that of bridging the gap that often exists between academia and practice, and between technical knowledge and the experience of inhabitants.

Key words: participatory process, collaboration, architecture, urbanism, design studio.

Abstrato

O artigo apresenta a experiência do primeiro Laboratório de projeto colaborativo e Habitat evolutivo, um processo de participação cidadã no qual estavam envolvidos estudantes de arquitetura, design e planejamento urbano, voluntários e cidadãos de Buena Vista, em Santurce, um dos oito distritos contíguos ao canal Martin Peña, na cidade de San Juan, Puerto Rico. O resultado foi uma intervenção conjunta urbanística e arquitetônica em espaços de uso comum e de uso privado, por meio do intercâmbio de conhecimentos entre todos os participantes.

Palavras-chave: participação, colaboração, arquitetura, urbanismo, laboratório de projeto.

Omayra Rivera-Crespo

Doctora graduada de la Escuela de Arquitectura La Salle en Barcelona, con un posgrado de la Universidad Politécnica de Catalunya, magister de Arizona State University y licenciada de la Universidad de Puerto Rico. Tiene experiencia como asistente de profesor en Arizona, y como arquitecta y profesora en Boston, Puerto Rico y Barcelona. Ha realizado varias instalaciones de arte y video, y ha trabajado como curadora de diversas exposiciones. Es autora del libro Procesos de participación: proyectar, construir y habitar la vivienda contemporánea y cofundadora del colectivo “Taller Creando Sin Encargos”.

Introducción

El primer Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo, llevado a cabo en el año 2012, fue una experiencia de colaboración durante un trimestre académico entre voluntarios (profesionales de diversas disciplinas en búsqueda de nuevos saberes), estudiantes de arquitectura (muchos de ellos provenientes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Puerto Rico), diseño y planificación urbana, y habitantes de Buena Vista en Santurce, uno de los ocho barrios contiguos al Caño Martín Peña en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. En él se pusieron en práctica algunas de las ideas que forman parte de una investigación más amplia de la autora sobre procesos de participación ciudadana para el diseño, la construcción y la ocupación del espacio doméstico, así como para el diseño de espacios de uso común (Rivera Crespo, 2011).

Se utiliza el término colaboración, en lugar de participación, ya que implica igualdad de condiciones. Según Henry Sanoff “las actividades de la arquitectura participativa se basan en el siguiente principio: el entorno funciona mejor si las personas afectadas por sus cambios están activamente involucradas en su creación y gestión, en vez de ser tratados como consumidores pasivos” (Sanoff, 2006: 48). Cuando un proceso participativo se convierte en un mero ejercicio informativo o de consulta, los habitantes son tratados como consumidores al igual que en un proceso convencional de diseño. Sin embargo, la “participación significa colaboración de personas que persiguen los objetivos definidos por ellos” (Sanoff, 2006: 5). Por lo tanto, en un proceso colaborativo los habitantes no participan solamente dando su opinión sobre un diseño establecido, si no que son parte del proceso de diseño y construcción, es decir, son agentes activos desde el comienzo del proceso y comunican sus ideas basándose en unos objetivos comunes.

La participación, definida como colaboración, es un proceso democrático (Romero y Mesías, 2004). Es un ejercicio complejo de negociación y de toma de decisiones conjuntas que requiere tiempo y, en el caso de la construcción del hábitat, implica que los diseñadores se conviertan en orientadores y mediadores. También es un proceso educativo ya que los habitantes aprenden del conocimiento que puedan tener los técnicos o expertos en un tema, en este caso de diseño y construcción, y los técnicos aprenden de la experiencia de los habitantes en el espacio habitado, de sus maneras de integrarse o interactuar con su contexto inmediato, de la forma en que solucionan sus problemas, de sus necesidades y de sus conocimientos en otras áreas. Esto se basa en los principios de la educación progresista del educador Paulo Freire (1994), que proclama que el conocimiento y el discurso pueden ser construidos por varios agentes, contrario a la práctica educativa tradicional o “bancaria”, en la cual, existe un agente activo que posee todas las respuestas o afirmaciones, y agentes pasivos que se limitan a escuchar y recibir la información.

En consecuencia con lo anterior, en el Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo se utilizó un método de trabajo basado en tres estrategias o herramientas: la observación, tomando en cuenta la teoría de lenguaje de patrones de Christopher Alexander (1981); el diálogo, considerando los planteamientos de arquitectos y escritores como Giancarlo De Carlo (1971) y Henry Sanoff (2006); y el diseño-construcción con la comunidad, siguiendo el ejemplo de arquitectos como Hassan Fathy (1973). Así, los estudiantes del Taller debían diseñar un proceso de diálogo-intercambio específico para el público-comunidad con la que trabajaban y aquello que construían tenía que aportar a mejorar el entorno construido, de manera que “sembraran una semilla” para que la comunidad pudiera continuar desarrollando el proyecto, al mismo tiempo que aprendían de diseño, técnicas de construcción y materiales.

Desarrollo

El Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo realizó su intervención en la Calle 1 del barrio Buena Vista en Santurce (véase la Figura 1, la Figura 2 y la Figura 3), lugar escogido por los líderes comunitarios de las ocho comunidades aledañas al Caño Martín Peña como parte del proyecto REMEN (Renovando Mi Entorno). Este proyecto se lleva a cabo por un comité al que pertenecen algunos líderes, el director de participación ciudadana del Proyecto ENLACE del Caño Martín Peña2 y la autora de este artículo, como profesora del Taller de Diseño.

Figura 1: Foto aérea de Puerto Rico con la ubicación de la ciudad de San Juan

Figura 2: Foto del Caño Martín Peña con la ubicación del barrio Buena Vista en Santurce

Fuente: Google Maps.

Figura 3: Mapa con fotos de la Calle 1

Fuente: Proyecto ENLACE, con fotografías de Marcos Caballero.

El gobierno de Puerto Rico está dragando el Caño Martín Peña ya que está sumamente contaminado y su cauce se ha visto afectado por la edificación desmedida de viviendas autoconstruidas cerca de sus límites, la basura y los escombros. En consecuencia, los barrios contiguos se inundan cada vez que llueve y el agua contaminada llega hasta las casas, lo que obliga a los vecinos a caminar a través de esta, afectando su salud. A ello se suma la presencia de mosquitos a causa del agua estancada. Muchas de las personas que habitan cerca de los límites de este cuerpo de agua están siendo realojadas en los mismos barrios mientras se realizar el dragado del Caño. Los encargados del realojamiento son los profesionales (planificadores, arquitectos, urbanistas, abogados y sociólogos, entre otros) que forman parte del Proyecto ENLACE, cuyas oficinas se encuentran en las inmediaciones del Caño Martín Peña, por lo que el trabajo se hace dentro de la comunidad y con la comunidad, tal como lo solía hacer el arquitecto británico Ralph Erskine (Collymore, 1983). Sin embargo, es una labor costosa y que toma tiempo porque es necesario encontrar viviendas deshabitadas para la venta o construir nuevas, y esto provoca que muchas personas pierdan las esperanzas y no sientan deseos de mantener y cuidar su barrio.

El objetivo de REMEN es que los habitantes de las inmediaciones del Caño se identifiquen con sus comunidades, se empoderen de su espacio público, y se “re-enamoren” de sus calles y de sus viviendas. Al ver el exterior de sus casas mejorado, pintado y renovado, y sus espacios públicos limpios y habitados, sienten orgullo, les dan ganas de seguir manteniéndolos, y conservan la esperanza en el proyecto de urbanismo y de limpieza del Caño que lidera ENLACE. Al mismo tiempo, trabajar en conjunto fomenta un sentido de comunidad y de equipo. Es por esto que se escogió una de las calles más visibles del barrio desde una avenida principal para comenzar el proyecto, de manera que más personas de la comunidad pudieran ver qué se estaba haciendo y se animaran a renovar su propia casa y calle, pero también para que personas externas al barrio apreciaran y, más aún, admiraran el cambio, generando así orgullo para sus habitantes.

Por otro lado, una de las metas del Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo era que los estudiantes aprendieran sobre los procesos de colaboración con los habitantes de un barrio para que no solo diseñen espacios habitables, sino para que posibiliten los escenarios en los que se lleva a cabo esta colaboración, así como proclama el arquitecto Teddy Cruz, que trabaja con las comunidades de los barrios autoconstruidos en la frontera entre Tijuana (México) y San Diego (Estados Unidos), ya que “como arquitectos […] también podemos proyectar la participación” (Cruz, 2008: 158). Por lo tanto, era importante que los estudiantes aprendieran a comunicarse con los habitantes y a buscar maneras exitosas para obtener información sobre sus experiencias y sus necesidades para poder proyectar el espacio que ellos deseaban habitar. De forma paralela, el Taller quería que los estudiantes conocieran sobre la “tectónica” de los espacios que diseñan, haciendo referencia al concepto utilizado por el arquitecto y escritor Kenneth Frampton (1999) para definir la poética de la construcción en la arquitectura, y el intercambio de dicho saber con la comunidad (Fathy, 1973).

En este primer proyecto los estudiantes debían ayudar a los habitantes de la Calle 1 de Buena Vista en Santurce a escoger nuevos colores para pintar las fachadas de sus casas y descubrir otras maneras de renovar su entorno. El Taller se dividió en cinco partes y las sesiones teóricas con los estudiantes y con los voluntarios se llevaron a cabo en las instalaciones de Beta-Local,3 en Viejo San Juan. En la primera parte se estudió la teoría de los procesos de participación comunitaria en el diseño y la construcción de espacios, tanto públicos como privados, y la manera en que estos espacios pueden cambiar o evolucionar en el tiempo para albergar nuevas necesidades. En la segunda, los estudiantes observaron los patrones de comportamiento de las personas del barrio con relación a las cualidades de los espacios que habitan, siguiendo los postulados del arquitecto Christopher Alexander (1981). En la tercera parte diseñaron un proceso participativo que ayudara a establecer un diálogo con los habitantes y los medios de representación que facilitaran dicho diálogo. Con esto, los estudiantes descubrieron las necesidades y aspiraciones de los habitantes, mientras que ellos aprendieron del conocimiento técnico y espacial de los estudiantes. En la cuarta parte realizaron varias propuestas de colores para pintar las casas y de intervenciones en los espacios comunes de acuerdo con los resultados del proceso participativo, y se los presentaron a los habitantes para constatar si se acercaban o no a la imagen que estos tenían del espacio que querían habitar. Luego, los diseños fueron desarrollados, perfeccionados y mostrados por última vez. Finalmente, en la quinta parte los estudiantes trabajaron con los residentes pintando las fachadas de las viviendas, construyendo el mobiliario urbano y arreglando un jardín en lo que solía ser un basurero clandestino (véase la Figura 4).

Figura 4: Estudiantes trabajando en el diseño del proceso participativo

Fuente: fotografía de Omayra Rivera Crespo.

Las charlas teóricas ofrecidas en Beta-Local trataron sobre la manera en que la participación comunitaria ayuda a que las personas se identifiquen con el espacio que habitan y se empoderen de él. También se impartieron conferencias sobre arquitectos internacionales que han trabajado con participación comunitaria como Giancarlo De Carlo, Ralph Erskine y Rodolfo Livingston. El método de Giancarlo De Carlo, por ejemplo, consistía en realizar reuniones donde conocía el parecer y la opinión de la comunidad en general sobre un proyecto y exposiciones en las cuales mostraba maquetas que ayudaban a que cada persona visualizara el espacio que quería habitar. Según De Carlo,

As long as a group of humans in physical space exists, the physical organization of space will continue not only as a fundamental necessity of existence, but also as the most direct and concrete means of communicating via materialized systems of self-representation (De Carlo, 1971: 13).

Siguiendo el ejemplo de estos arquitectos se discutieron los diferentes métodos de comunicación con los habitantes, los cuales incluyen reuniones, entrevistas, encuestas, juegos, entre otras dinámicas que pueden estar acompañadas de medios de representación como las perspectivas, los diagramas, los mapas, las fotografías, los fotomontajes, las imágenes en 3D o las maquetas. De igual manera, se estudió un caso de estudio y se realizó una visita guiada a la comunidad de Juan Domingo en Guaynabo, Puerto Rico, en donde el arquitecto experimentado Edwin Quiles, uno de los pioneros del diseño participativo en el país, trabajó con los habitantes en el diseño de sus viviendas.

Por otra parte, se hicieron dos visitas guiadas a Buena Vista en Santurce, una en autobús y otra caminando, para que los estudiantes observaran e identificaran los patrones de comportamiento de sus habitantes, y tomaran fotos. Según Christopher Alexander “todo lugar adquiere su carácter a partir de ciertos patrones de acontecimientos que allí ocurren” (Alexander, 1981: 11). Entre los patrones observados en la comunidad se pueden mencionar el uso de la calle como una extensión de la casa, la personalización de la fachada ya fuera con el uso del color o con aditamentos decorativos, la necesidad de proteger el espacio doméstico con rejas por miedo o inseguridad (real o imaginada), la adecuación improvisada de espacios para el estacionamiento y la utilización de la parte inferior de un puente como basurero clandestino, pues muchos camiones tiraban escombros en este espacio ya que lo veían desocupado y entendían que no le pertenecía a nadie. Asimismo, los vecinos no lo frecuentaban porque habían perdido control sobre él y de noche era oscuro, razón por la que la comunidad se sentía insegura en sus inmediaciones.

Resultados

En primer lugar, los estudiantes y los voluntarios que formaron parte del Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo diseñaron un proceso participativo que incluía fotos y mapas para que los habitantes de la Calle 1 de Buena Vista en Santurce identificaran los patrones, o las cualidades y necesidades del lugar, e hicieran sugerencias de cómo mejorarlo. En vez de una reunión estructurada, se realizó una actividad lúdica que motivó la participación e interacción de todos los asistentes, incluyendo a los más tímidos, que no se sintieron cohibidos para hablar ante un gran público. Afortunadamente, la convocatoria a la actividad fue un éxito y atrajo a todos los residentes de la Calle 1.

Así, los estudiantes y los voluntarios elaboraron afiches con fotos de los espacios desocupados a lo largo de la Calle 1, como el que era utilizado como basurero, con una frase que decía: “me gustaría que esto fuera…”, seguida de varias líneas para que los habitantes pudieran expresar su opinión por escrito. Esto propició que los residentes reflexionaran sobre espacios que seguramente veían cada día, pero que daban por sentado. Igualmente, imprimieron un afiche con una foto de la Calle en la que se veían todas las fachadas de las viviendas. Esta imagen estaba alterada para que pareciera un dibujo sin color y así pudieran visualizar sus casas con colores nuevos, pero también sirvió para que la comunidad identificar dónde se hallaban los problemas a lo largo de la vía y los señalaran pegando unas tarjetas pequeñas o rótulos con íconos dibujados previamente. Por último, mostraron un mapa de la Calle 1 sobre el que los residentes colocaron rótulos con las actividades que podrían o querrían realizar en el lugar y, al pensar en los usos de la calle, identificaban otras carencias. En todos los afiches había espacio para que los participantes del evento escribieran con marcadores de colores sus sugerencias o expresaran sus sentimientos frente a los cambios que querían realizar en su entono. Simultáneamente, los estudiantes entrevistaron a la totalidad los asistentes (véase la Figura 5) pues, de esta manera, se recogía tanto el sentir colectivo, como el de cada individuo. Esta actividad también sirvió para que los estudiantes tomaran conciencia de la importancia de la comunicación con los usuarios de los espacios, y de cómo parte de su tarea supone negociar con deseos, sentimientos y ánimos.

Figura 5: Proceso participativo en Buena Vista, Santurce

Fuente: fotografías de Marcos Caballero.

Con base en la información obtenida, los estudiantes propusieron nuevos colores para las viviendas y diseñaron un jardín en lo que solía ser el basurero clandestino adyacente y un mobiliario urbano que incluía botes de basura, bancos, bolardos para controlar los estacionamientos improvisados en las aceras, jardineras y buzones, así como esculturas de luz que pudieran ubicarse en las áreas oscuras. Todo esto fue pensado para ser construido con materiales reciclados como paletas de madera y neumáticos. Los estudiantes estuvieron a cargo de hacer la gestión para conseguir los insumos, transportarlos y ensamblarlos, ateniéndose a un presupuesto mínimo (véase la Figura 6).

Figura 6: Propuestas de diseño para las mejoras de la Calle 1 de Buena Vista, Santurce

Fuente: dibujos elaborados por los estudiantes de arquitectura.

Finalmente, los estudiantes y los todos residentes, con excepción de los que tenían una edad muy avanzada o estaban enfermos, ayudaron a pintar las fachadas de las casas de la Calle 1 en Buena Vista, Santurce y con la ayuda de algunos voluntarios construyeron en dos semanas el jardín y parte del mobiliario. En el proceso intercambiaron conocimientos sobre técnicas de construcción, los estudiantes vieron sus diseños materializados y convertidos en productos terminados, mientras que los residentes observaron la forma como su calle se fue transformando poco a poco y sintieron orgullo al recuperar su “buena vista” (véase la Figura 7 y la Figura 8).

Keissa Morales, una estudiante de arquitectura que participó en el Taller, expresó que con esta experiencia hacía aprendido “¡muchísimo! Aprendí a trabajar mejor en equipo, a tomar decisiones bajo presión y al momento, y a tener y experimentar una relación de arquitecto y cliente mucho más clara y directa (de tú a tú) en donde ambos trabajan juntos, que para mí fue de las mejores experiencias en el taller.” (K. Morales, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016). Marcos Caballero, también estudiante de arquitectura y participante del Taller, afirmó que aprendió “demasiado. Aprendí a apreciar la belleza de lo que es ignorado, aprendí a ver más allá de lo que quieren que veas, y pensar distinto” (M. Caballero, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016).

Figura 7: Intervención urbanística y arquitectónica en Buena Vista, Santurce

Fuente: fotografías de Marcos Caballero.

En términos generales el proceso para mejorar la Calle 1 fue un éxito, aunque no estuvo exento de limitaciones. Por una parte, la cantidad de mobiliario construido fue restringido y dos de las casas no se pudieran pintar por completo porque no era posible acceder a toda la fachada. Por otra parte, no se pudieron llevar a cabo los talleres que habían sido planeados con los residentes de la Calle 1 para construir mobiliario, por las dificultades de hacer coincidir los horarios de tantas personas. Keissa Morales expresó que “hubiera querido tener un poco más de tiempo para poder acabar los mobiliarios” (K. Morales, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016), mientras que el estudiante Marcos Caballero aseguró otra de las limitaciones fue “económica, para poder hacer un poco más”, aunque “aún con poco se hizo un montón”. También expresó que “me hubiera gustado involucrar a más personas” (M. Caballero, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016).

Uno de los problemas al utilizar materiales reciclados es que su duración es limitada. Hoy, parte del mobiliario ha desaparecido. Sin embargo, se ha logrado el propósito de que los residentes continúen cuidando y renovando su calle.

El mayor logro del proceso fue que los residentes, algunos que no se conocían o habían cruzado palabra, trabajaron juntos por un fin común. La actividad, más allá del embellecimiento del barrio, se convirtió en una de confraternización.

Freddie Rivera, residente de la Calle 1 en Buena Vista, Santurce, expresó que “sabía que sería una actividad de convivencia entre vecinos, líderes comunitarios y voluntarios, entre otros, pero no esperaba que fuera tan cordial y exitosa”. Y ante la pregunta de si creía que se deberían hacer más trabajos como este contestó que estaba

totalmente de acuerdo en que actividades como esas deberían realizarse con frecuencia y en todas las comunidades. A veces, perdemos la capacidad de relacionarnos con los más allegados que son nuestros vecinos. Poder entablar una conversación mientras nos ayudábamos mutuamente a pintar, compartir ese bocadillo o ese jugo con ellos, escuchar el chiste del momento de la boca de una persona que a diario vemos pero no miramos y percatarnos de cuántas cosas nos unen como comunidad y sociedad. Y rescatar la palabra agradecimiento, de poder contar con gente que nos ayudó desde sus circunstancias particulares, pero que se esmeraron en mostrarnos la cara bonita y amable que tenemos pero de la que ninguno nos habíamos dado cuenta (F. Rivera, comunicación personal, 15 de noviembre de 2016).

Conclusiones

El Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo cumplió con su propósito de disminuir la brecha que existe entre la academia y la práctica, pero también ayudó a empoderar a los habitantes para que tomaran conciencia del espacio en el que viven y tuvieran las herramientas para continuar manteniéndolo y desarrollándolo.

Sería beneficioso realizar una versión nueva del Taller o que otra entidad o curso universitario ayude a los residentes de Buena Vista, Santurce, para dar continuidad a algunos trabajos de mejoras de los espacios. Esto contribuiría a que se realicen mejoras más permanentes en las que se pueda involucrar residentes de otros sectores. Sin embargo, en futuros Talleres es imperativo limitar la escala y el alcance de la intervención teniendo en cuenta que en un trimestre, semestre o año académico sólo es posible comenzar a suscitar un cambio. Un proceso participativo de diseño y construcción tenderá a tomar mucho más tiempo y ser más abarcador.

Actualmente, los vecinos de la Calle 1 de Buena Vista en Santurce tienen un comité para mantener las áreas de uso común, limpiarlas y sembrar en el jardín. Los estudiantes, por su parte, adquirieron los conocimientos necesarios para comunicarse y entender mejor las necesidades de sus futuros clientes o personas con las que colaboren, además de comprender la forma en que se construyen los espacios que diseñan. Todos los implicados en el proceso comprendieron, por lo tanto, la importancia del sentido de pertenencia y que cuando una persona es parte de la creación de un espacio lo hace suyo y lo cuida. Aprendieron que el espacio que habitamos es reflejo de nuestra identidad, comunica nuestra idiosincrasia y cultura, lo que somos y lo que aspiramos, y por eso es parte esencial de nuestras vidas, por lo que todos debemos colaborar en su creación y gestión.

Figura 8: Resultado final de la intervención de la Calle 1 en Buena Vista, Santurce

Fuente: fotografías de Omayra Rivera Crespo.

Bibliografía

ALEXANDER, C. (1981). El modo intemporal de construir. Barcelona: Gustavo Gili.

COLLYMORE, P. (1983). Ralph Erskine. Barcelona: Gustavo Gili.

CRUZ, T. (2008). “Arquitectura: participación, proceso y negociación”. En: M. Ballesteros, et al. Verb: Crisis. Barcelona: Actar, pp. 150-159.

DE CARLO, G. (1971). “Architecture’s Public”. En: P. Blundell Jones, D. Petrescu y J. Till, Architecture and participation. London: Spon Press, pp. 3-22.

FATHY, H. (1973). Architecture for the poor. Chicago: The University of Chicago Press.

FRAMPTON, K. (1999). Estudios sobre cultura tectónica: poéticas de la construcción en la arquitectura de los siglos XIX y XX. Madrid: Akal.

FREIRE, P. (1994). “Educación y participación comunitaria”. En: M. Castells et al. Nuevas perspectivas críticas en educación. Barcelona: Paidós, pp. 86-93.

RIVERA CRESPO, O. (2011). Procesos de participación: proyectar, construir y habitar la vivienda contemporánea. Saarbrücken: Editorial Académica Española.

ROMERO, G. y MESÍAS, R. (2004). La participación en el diseño urbano y arquitectónico en la producción social del hábitat. México: CYTED.

SANOFF, H. (2006). Programación y participación en el diseño arquitectónico. Barcelona: Ediciones UPC.


1 Artículo de investigación y reflexión.

2 El Proyecto ENLACE es una entidad cuya misión es coordinar e implantar la política pública referente a la rehabilitación del Caño Martín Peña, y al desarrollo urbano, social y económico de las comunidades aledañas con la participación efectiva y protagónica de los residentes y las organizaciones de base comunitaria, mediante alianzas entre ellos y los sectores público y privado.

3 Beta-Local es una organización sin ánimo de lucro dedicada a apoyar y promover la práctica y el pensamiento estético a través de varios programas. Para mayor información véase: http://www.betalocal.org/aboutbetalocal.html

Recibido: 6 de octubre de 2013

Aprobado: 11 de noviembre de 2016

https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n1.39917

27

Artículos

Fuente: Google Maps.

Recibido: 6 de octubre de 2013; Aceptado: 11 de noviembre de 2016

Resumen

El artículo presenta la experiencia del primer Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo, un proceso de participación ciudadana en el que estuvieron involucrados estudiantes de arquitectura, diseño y planificación urbana, voluntarios y habitantes de Buena Vista en Santurce, uno de los ocho barrios contiguos al Caño Martín Peña en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. El resultado fue una intervención urbanística y arquitectónica conjunta en espacios de uso común y de uso privado, gracias al intercambio de conocimientos entre todos los participantes.

Palabras clave

participación, colaboración, arquitectura, urbanismo, taller de diseño.

Abstract

This article narrates a process of communication and collaboration between students of architecture, planning and design, and inhabitants of Buena Vista, Santurce, one of the eight districts adjacent to Caño Martín Peña in San Juan, Puerto Rico. This collaboration led to an urban and architectural intervention, in common and private spaces, that communicate collective aspirations. One of the objectives of the workshop that facilitated this process is that of bridging the gap that often exists between academia and practice, and between technical knowledge and the experience of inhabitants.

Keywords

participatory process, collaboration, architecture, urbanism, design studio.

Resumo

O artigo apresenta a experiência do primeiro Laboratório de projeto colaborativo e Habitat evolutivo, um processo de participação cidadã no qual estavam envolvidos estudantes de arquitetura, design e planejamento urbano, voluntários e cidadãos de Buena Vista, em Santurce, um dos oito distritos contíguos ao canal Martin Peña, na cidade de San Juan, Puerto Rico. O resultado foi uma intervenção conjunta urbanística e arquitetônica em espaços de uso comum e de uso privado, por meio do intercâmbio de conhecimentos entre todos os participantes.

Palavras-chave

participação, colaboração, arquitetura, urbanismo, laboratório de projeto.

Introducción

El primer Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo, llevado a cabo en el año 2012, fue una experiencia de colaboración durante un trimestre académico entre voluntarios (profesionales de diversas disciplinas en búsqueda de nuevos saberes), estudiantes de arquitectura (muchos de ellos provenientes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Puerto Rico), diseño y planificación urbana, y habitantes de Buena Vista en Santurce, uno de los ocho barrios contiguos al Caño Martín Peña en la ciudad de San Juan, Puerto Rico. En él se pusieron en práctica algunas de las ideas que forman parte de una investigación más amplia de la autora sobre procesos de participación ciudadana para el diseño, la construcción y la ocupación del espacio doméstico, así como para el diseño de espacios de uso común (Rivera Crespo, 2011).

Se utiliza el término colaboración, en lugar de participación, ya que implica igualdad de condiciones. Según Henry Sanoff “las actividades de la arquitectura participativa se basan en el siguiente principio: el entorno funciona mejor si las personas afectadas por sus cambios están activamente involucradas en su creación y gestión, en vez de ser tratados como consumidores pasivos” (Sanoff, 2006: 48). Cuando un proceso participativo se convierte en un mero ejercicio informativo o de consulta, los habitantes son tratados como consumidores al igual que en un proceso convencional de diseño. Sin embargo, la “participación significa colaboración de personas que persiguen los objetivos definidos por ellos” (Sanoff, 2006: 5). Por lo tanto, en un proceso colaborativo los habitantes no participan solamente dando su opinión sobre un diseño establecido, si no que son parte del proceso de diseño y construcción, es decir, son agentes activos desde el comienzo del proceso y comunican sus ideas basándose en unos objetivos comunes.

La participación, definida como colaboración, es un proceso democrático (Romero y Mesías, 2004). Es un ejercicio complejo de negociación y de toma de decisiones conjuntas que requiere tiempo y, en el caso de la construcción del hábitat, implica que los diseñadores se conviertan en orientadores y mediadores. También es un proceso educativo ya que los habitantes aprenden del conocimiento que puedan tener los técnicos o expertos en un tema, en este caso de diseño y construcción, y los técnicos aprenden de la experiencia de los habitantes en el espacio habitado, de sus maneras de integrarse o interactuar con su contexto inmediato, de la forma en que solucionan sus problemas, de sus necesidades y de sus conocimientos en otras áreas. Esto se basa en los principios de la educación progresista del educador Paulo Freire (1994), que proclama que el conocimiento y el discurso pueden ser construidos por varios agentes, contrario a la práctica educativa tradicional o “bancaria”, en la cual, existe un agente activo que posee todas las respuestas o afirmaciones, y agentes pasivos que se limitan a escuchar y recibir la información.

En consecuencia con lo anterior, en el Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo se utilizó un método de trabajo basado en tres estrategias o herramientas: la observación, tomando en cuenta la teoría de lenguaje de patrones de Christopher Alexander (1981); el diálogo, considerando los planteamientos de arquitectos y escritores como Giancarlo De Carlo (1971) y Henry Sanoff (2006); y el diseño-construcción con la comunidad, siguiendo el ejemplo de arquitectos como Hassan Fathy (1973). Así, los estudiantes del Taller debían diseñar un proceso de diálogo-intercambio específico para el público-comunidad con la que trabajaban y aquello que construían tenía que aportar a mejorar el entorno construido, de manera que “sembraran una semilla” para que la comunidad pudiera continuar desarrollando el proyecto, al mismo tiempo que aprendían de diseño, técnicas de construcción y materiales.

Desarrollo

El Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo realizó su intervención en la Calle 1 del barrio Buena Vista en Santurce (véase la Figura 1, la Figura 2 y la Figura 3), lugar escogido por los líderes comunitarios de las ocho comunidades aledañas al Caño Martín Peña como parte del proyecto REMEN (Renovando Mi Entorno). Este proyecto se lleva a cabo por un comité al que pertenecen algunos líderes, el director de participación ciudadana del Proyecto ENLACE del Caño Martín Peña2 y la autora de este artículo, como profesora del Taller de Diseño.

Foto aérea de Puerto Rico con la ubicación de la ciudad de San Juan

Figura 1: Foto aérea de Puerto Rico con la ubicación de la ciudad de San Juan

Google Maps.

Foto del Caño Martín Peña con la ubicación del barrio Buena Vista en Santurce

Figura 2: Foto del Caño Martín Peña con la ubicación del barrio Buena Vista en Santurce

Google Maps.

Mapa con fotos de la Calle

Figura 3: Mapa con fotos de la Calle

Proyecto ENLACE, con fotografías de Marcos Caballero

El gobierno de Puerto Rico está dragando el Caño Martín Peña ya que está sumamente contaminado y su cauce se ha visto afectado por la edificación desmedida de viviendas autoconstruidas cerca de sus límites, la basura y los escombros. En consecuencia, los barrios contiguos se inundan cada vez que llueve y el agua contaminada llega hasta las casas, lo que obliga a los vecinos a caminar a través de esta, afectando su salud. A ello se suma la presencia de mosquitos a causa del agua estancada. Muchas de las personas que habitan cerca de los límites de este cuerpo de agua están siendo realojadas en los mismos barrios mientras se realizar el dragado del Caño. Los encargados del realojamiento son los profesionales (planificadores, arquitectos, urbanistas, abogados y sociólogos, entre otros) que forman parte del Proyecto ENLACE, cuyas oficinas se encuentran en las inmediaciones del Caño Martín Peña, por lo que el trabajo se hace dentro de la comunidad y con la comunidad, tal como lo solía hacer el arquitecto británico Ralph Erskine (Collymore, 1983). Sin embargo, es una labor costosa y que toma tiempo porque es necesario encontrar viviendas deshabitadas para la venta o construir nuevas, y esto provoca que muchas personas pierdan las esperanzas y no sientan deseos de mantener y cuidar su barrio.

El objetivo de REMEN es que los habitantes de las inmediaciones del Caño se identifiquen con sus comunidades, se empoderen de su espacio público, y se “re-enamoren” de sus calles y de sus viviendas. Al ver el exterior de sus casas mejorado, pintado y renovado, y sus espacios públicos limpios y habitados, sienten orgullo, les dan ganas de seguir manteniéndolos, y conservan la esperanza en el proyecto de urbanismo y de limpieza del Caño que lidera ENLACE. Al mismo tiempo, trabajar en conjunto fomenta un sentido de comunidad y de equipo. Es por esto que se escogió una de las calles más visibles del barrio desde una avenida principal para comenzar el proyecto, de manera que más personas de la comunidad pudieran ver qué se estaba haciendo y se animaran a renovar su propia casa y calle, pero también para que personas externas al barrio apreciaran y, más aún, admiraran el cambio, generando así orgullo para sus habitantes.

Por otro lado, una de las metas del Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo era que los estudiantes aprendieran sobre los procesos de colaboración con los habitantes de un barrio para que no solo diseñen espacios habitables, sino para que posibiliten los escenarios en los que se lleva a cabo esta colaboración, así como proclama el arquitecto Teddy Cruz, que trabaja con las comunidades de los barrios autoconstruidos en la frontera entre Tijuana (México) y San Diego (Estados Unidos), ya que “como arquitectos […] también podemos proyectar la participación” (Cruz, 2008: 158). Por lo tanto, era importante que los estudiantes aprendieran a comunicarse con los habitantes y a buscar maneras exitosas para obtener información sobre sus experiencias y sus necesidades para poder proyectar el espacio que ellos deseaban habitar. De forma paralela, el Taller quería que los estudiantes conocieran sobre la “tectónica” de los espacios que diseñan, haciendo referencia al concepto utilizado por el arquitecto y escritor Kenneth Frampton (1999) para definir la poética de la construcción en la arquitectura, y el intercambio de dicho saber con la comunidad (Fathy, 1973).

En este primer proyecto los estudiantes debían ayudar a los habitantes de la Calle 1 de Buena Vista en Santurce a escoger nuevos colores para pintar las fachadas de sus casas y descubrir otras maneras de renovar su entorno. El Taller se dividió en cinco partes y las sesiones teóricas con los estudiantes y con los voluntarios se llevaron a cabo en las instalaciones de Beta-Local,3 en Viejo San Juan. En la primera parte se estudió la teoría de los procesos de participación comunitaria en el diseño y la construcción de espacios, tanto públicos como privados, y la manera en que estos espacios pueden cambiar o evolucionar en el tiempo para albergar nuevas necesidades. En la segunda, los estudiantes observaron los patrones de comportamiento de las personas del barrio con relación a las cualidades de los espacios que habitan, siguiendo los postulados del arquitecto Christopher Alexander (1981). En la tercera parte diseñaron un proceso participativo que ayudara a establecer un diálogo con los habitantes y los medios de representación que facilitaran dicho diálogo. Con esto, los estudiantes descubrieron las necesidades y aspiraciones de los habitantes, mientras que ellos aprendieron del conocimiento técnico y espacial de los estudiantes. En la cuarta parte realizaron varias propuestas de colores para pintar las casas y de intervenciones en los espacios comunes de acuerdo con los resultados del proceso participativo, y se los presentaron a los habitantes para constatar si se acercaban o no a la imagen que estos tenían del espacio que querían habitar. Luego, los diseños fueron desarrollados, perfeccionados y mostrados por última vez. Finalmente, en la quinta parte los estudiantes trabajaron con los residentes pintando las fachadas de las viviendas, construyendo el mobiliario urbano y arreglando un jardín en lo que solía ser un basurero clandestino (véase la Figura 4).

 Estudiantes trabajando en el diseño del proceso participativo

Figura 4: Estudiantes trabajando en el diseño del proceso participativo

fotografía de Omayra Rivera Crespo

Las charlas teóricas ofrecidas en Beta-Local trataron sobre la manera en que la participación comunitaria ayuda a que las personas se identifiquen con el espacio que habitan y se empoderen de él. También se impartieron conferencias sobre arquitectos internacionales que han trabajado con participación comunitaria como Giancarlo De Carlo, Ralph Erskine y Rodolfo Livingston. El método de Giancarlo De Carlo, por ejemplo, consistía en realizar reuniones donde conocía el parecer y la opinión de la comunidad en general sobre un proyecto y exposiciones en las cuales mostraba maquetas que ayudaban a que cada persona visualizara el espacio que quería habitar. Según De Carlo,

As long as a group of humans in physical space exists, the physical organization of space will continue not only as a fundamental necessity of existence, but also as the most direct and concrete means of communicating via materialized systems of self-representation (De Carlo, 1971: 13).

Siguiendo el ejemplo de estos arquitectos se discutieron los diferentes métodos de comunicación con los habitantes, los cuales incluyen reuniones, entrevistas, encuestas, juegos, entre otras dinámicas que pueden estar acompañadas de medios de representación como las perspectivas, los diagramas, los mapas, las fotografías, los fotomontajes, las imágenes en 3D o las maquetas. De igual manera, se estudió un caso de estudio y se realizó una visita guiada a la comunidad de Juan Domingo en Guaynabo, Puerto Rico, en donde el arquitecto experimentado Edwin Quiles, uno de los pioneros del diseño participativo en el país, trabajó con los habitantes en el diseño de sus viviendas.

Por otra parte, se hicieron dos visitas guiadas a Buena Vista en Santurce, una en autobús y otra caminando, para que los estudiantes observaran e identificaran los patrones de comportamiento de sus habitantes, y tomaran fotos. Según Christopher Alexander “todo lugar adquiere su carácter a partir de ciertos patrones de acontecimientos que allí ocurren” (Alexander, 1981: 11). Entre los patrones observados en la comunidad se pueden mencionar el uso de la calle como una extensión de la casa, la personalización de la fachada ya fuera con el uso del color o con aditamentos decorativos, la necesidad de proteger el espacio doméstico con rejas por miedo o inseguridad (real o imaginada), la adecuación improvisada de espacios para el estacionamiento y la utilización de la parte inferior de un puente como basurero clandestino, pues muchos camiones tiraban escombros en este espacio ya que lo veían desocupado y entendían que no le pertenecía a nadie. Asimismo, los vecinos no lo frecuentaban porque habían perdido control sobre él y de noche era oscuro, razón por la que la comunidad se sentía insegura en sus inmediaciones.

Resultados

En primer lugar, los estudiantes y los voluntarios que formaron parte del Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo diseñaron un proceso participativo que incluía fotos y mapas para que los habitantes de la Calle 1 de Buena Vista en Santurce identificaran los patrones, o las cualidades y necesidades del lugar, e hicieran sugerencias de cómo mejorarlo. En vez de una reunión estructurada, se realizó una actividad lúdica que motivó la participación e interacción de todos los asistentes, incluyendo a los más tímidos, que no se sintieron cohibidos para hablar ante un gran público. Afortunadamente, la convocatoria a la actividad fue un éxito y atrajo a todos los residentes de la Calle 1.

Así, los estudiantes y los voluntarios elaboraron afiches con fotos de los espacios desocupados a lo largo de la Calle 1, como el que era utilizado como basurero, con una frase que decía: “me gustaría que esto fuera…”, seguida de varias líneas para que los habitantes pudieran expresar su opinión por escrito. Esto propició que los residentes reflexionaran sobre espacios que seguramente veían cada día, pero que daban por sentado. Igualmente, imprimieron un afiche con una foto de la Calle en la que se veían todas las fachadas de las viviendas. Esta imagen estaba alterada para que pareciera un dibujo sin color y así pudieran visualizar sus casas con colores nuevos, pero también sirvió para que la comunidad identificar dónde se hallaban los problemas a lo largo de la vía y los señalaran pegando unas tarjetas pequeñas o rótulos con íconos dibujados previamente. Por último, mostraron un mapa de la Calle 1 sobre el que los residentes colocaron rótulos con las actividades que podrían o querrían realizar en el lugar y, al pensar en los usos de la calle, identificaban otras carencias. En todos los afiches había espacio para que los participantes del evento escribieran con marcadores de colores sus sugerencias o expresaran sus sentimientos frente a los cambios que querían realizar en su entono. Simultáneamente, los estudiantes entrevistaron a la totalidad los asistentes (véase la Figura 5) pues, de esta manera, se recogía tanto el sentir colectivo, como el de cada individuo. Esta actividad también sirvió para que los estudiantes tomaran conciencia de la importancia de la comunicación con los usuarios de los espacios, y de cómo parte de su tarea supone negociar con deseos, sentimientos y ánimos.

Proceso participativo en Buena Vista, Santurce

Figura 5: Proceso participativo en Buena Vista, Santurce

fotografías de Marcos Caballero.

Con base en la información obtenida, los estudiantes propusieron nuevos colores para las viviendas y diseñaron un jardín en lo que solía ser el basurero clandestino adyacente y un mobiliario urbano que incluía botes de basura, bancos, bolardos para controlar los estacionamientos improvisados en las aceras, jardineras y buzones, así como esculturas de luz que pudieran ubicarse en las áreas oscuras. Todo esto fue pensado para ser construido con materiales reciclados como paletas de madera y neumáticos. Los estudiantes estuvieron a cargo de hacer la gestión para conseguir los insumos, transportarlos y ensamblarlos, ateniéndose a un presupuesto mínimo (véase la Figura 6).

Propuestas de diseño para las mejoras de la Calle 1 de Buena Vista, Santurce

Figura 6: Propuestas de diseño para las mejoras de la Calle 1 de Buena Vista, Santurce

dibujos elaborados por los estudiantes de arquitectura.

Finalmente, los estudiantes y los todos residentes, con excepción de los que tenían una edad muy avanzada o estaban enfermos, ayudaron a pintar las fachadas de las casas de la Calle 1 en Buena Vista, Santurce y con la ayuda de algunos voluntarios construyeron en dos semanas el jardín y parte del mobiliario. En el proceso intercambiaron conocimientos sobre técnicas de construcción, los estudiantes vieron sus diseños materializados y convertidos en productos terminados, mientras que los residentes observaron la forma como su calle se fue transformando poco a poco y sintieron orgullo al recuperar su “buena vista” (véase la Figura 7 y la Figura 8).

Keissa Morales, una estudiante de arquitectura que participó en el Taller, expresó que con esta experiencia hacía aprendido “¡muchísimo! Aprendí a trabajar mejor en equipo, a tomar decisiones bajo presión y al momento, y a tener y experimentar una relación de arquitecto y cliente mucho más clara y directa (de tú a tú) en donde ambos trabajan juntos, que para mí fue de las mejores experiencias en el taller.” (K. Morales, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016). Marcos Caballero, también estudiante de arquitectura y participante del Taller, afirmó que aprendió “demasiado. Aprendí a apreciar la belleza de lo que es ignorado, aprendí a ver más allá de lo que quieren que veas, y pensar distinto” (M. Caballero, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016).

Intervención urbanística y arquitectónica en Buena Vista, Santurce

Figura 7: Intervención urbanística y arquitectónica en Buena Vista, Santurce

fotografías de Marcos Caballero.

En términos generales el proceso para mejorar la Calle 1 fue un éxito, aunque no estuvo exento de limitaciones. Por una parte, la cantidad de mobiliario construido fue restringido y dos de las casas no se pudieran pintar por completo porque no era posible acceder a toda la fachada. Por otra parte, no se pudieron llevar a cabo los talleres que habían sido planeados con los residentes de la Calle 1 para construir mobiliario, por las dificultades de hacer coincidir los horarios de tantas personas. Keissa Morales expresó que “hubiera querido tener un poco más de tiempo para poder acabar los mobiliarios” (K. Morales, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016), mientras que el estudiante Marcos Caballero aseguró otra de las limitaciones fue “económica, para poder hacer un poco más”, aunque “aún con poco se hizo un montón”. También expresó que “me hubiera gustado involucrar a más personas” (M. Caballero, comunicación personal, 16 de noviembre de 2016).

Uno de los problemas al utilizar materiales reciclados es que su duración es limitada. Hoy, parte del mobiliario ha desaparecido. Sin embargo, se ha logrado el propósito de que los residentes continúen cuidando y renovando su calle.

El mayor logro del proceso fue que los residentes, algunos que no se conocían o habían cruzado palabra, trabajaron juntos por un fin común. La actividad, más allá del embellecimiento del barrio, se convirtió en una de confraternización.

Freddie Rivera, residente de la Calle 1 en Buena Vista, Santurce, expresó que “sabía que sería una actividad de convivencia entre vecinos, líderes comunitarios y voluntarios, entre otros, pero no esperaba que fuera tan cordial y exitosa”. Y ante la pregunta de si creía que se deberían hacer más trabajos como este contestó que estaba

totalmente de acuerdo en que actividades como esas deberían realizarse con frecuencia y en todas las comunidades. A veces, perdemos la capacidad de relacionarnos con los más allegados que son nuestros vecinos. Poder entablar una conversación mientras nos ayudábamos mutuamente a pintar, compartir ese bocadillo o ese jugo con ellos, escuchar el chiste del momento de la boca de una persona que a diario vemos pero no miramos y percatarnos de cuántas cosas nos unen como comunidad y sociedad. Y rescatar la palabra agradecimiento, de poder contar con gente que nos ayudó desde sus circunstancias particulares, pero que se esmeraron en mostrarnos la cara bonita y amable que tenemos pero de la que ninguno nos habíamos dado cuenta (F. Rivera, comunicación personal, 15 de noviembre de 2016).

Conclusiones

El Taller de Diseño Colaborativo y Hábitat Evolutivo cumplió con su propósito de disminuir la brecha que existe entre la academia y la práctica, pero también ayudó a empoderar a los habitantes para que tomaran conciencia del espacio en el que viven y tuvieran las herramientas para continuar manteniéndolo y desarrollándolo.

Sería beneficioso realizar una versión nueva del Taller o que otra entidad o curso universitario ayude a los residentes de Buena Vista, Santurce, para dar continuidad a algunos trabajos de mejoras de los espacios. Esto contribuiría a que se realicen mejoras más permanentes en las que se pueda involucrar residentes de otros sectores. Sin embargo, en futuros Talleres es imperativo limitar la escala y el alcance de la intervención teniendo en cuenta que en un trimestre, semestre o año académico sólo es posible comenzar a suscitar un cambio. Un proceso participativo de diseño y construcción tenderá a tomar mucho más tiempo y ser más abarcador.

Actualmente, los vecinos de la Calle 1 de Buena Vista en Santurce tienen un comité para mantener las áreas de uso común, limpiarlas y sembrar en el jardín. Los estudiantes, por su parte, adquirieron los conocimientos necesarios para comunicarse y entender mejor las necesidades de sus futuros clientes o personas con las que colaboren, además de comprender la forma en que se construyen los espacios que diseñan. Todos los implicados en el proceso comprendieron, por lo tanto, la importancia del sentido de pertenencia y que cuando una persona es parte de la creación de un espacio lo hace suyo y lo cuida. Aprendieron que el espacio que habitamos es reflejo de nuestra identidad, comunica nuestra idiosincrasia y cultura, lo que somos y lo que aspiramos, y por eso es parte esencial de nuestras vidas, por lo que todos debemos colaborar en su creación y gestión.

Resultado final de la intervención de la Calle 1 en Buena Vista, Santurce

Figura 8: Resultado final de la intervención de la Calle 1 en Buena Vista, Santurce

fotografías de Omayra Rivera Crespo.

Referencias

ALEXANDER, C. (1981). El modo intemporal de construir. Barcelona: Gustavo Gili.

COLLYMORE, P. (1983). Ralph Erskine. Barcelona: Gustavo Gili.

CRUZ, T. (2008). “Arquitectura: participación, proceso y negociación”. En: M. Ballesteros, et al. Verb: Crisis. Barcelona: Actar, pp. 150-159.

DE CARLO, G. (1971). “Architecture’s Public”. En: P. Blundell Jones, D. Petrescu y J. Till, Architecture and participation. London: Spon Press, pp. 3-22.

FATHY, H. (1973). Architecture for the poor. Chicago: The University of Chicago Press.

FRAMPTON, K. (1999). Estudios sobre cultura tectónica: poéticas de la construcción en la arquitectura de los siglos XIX y XX. Madrid: Akal.

FREIRE, P. (1994). “Educación y participación comunitaria”. En: M. Castells et al. Nuevas perspectivas críticas en educación. Barcelona: Paidós, pp. 86-93.

RIVERA CRESPO, O. (2011). Procesos de participación: proyectar, construir y habitar la vivienda contemporánea. Saarbrücken: Editorial Académica Española.

ROMERO, G. y MESÍAS, R. (2004). La participación en el diseño urbano y arquitectónico en la producción social del hábitat. México: CYTED.

SANOFF, H. (2006). Programación y participación en el diseño arquitectónico. Barcelona: Ediciones UPC.

Notas

Artículo de investigación y reflexión
El Proyecto ENLACE es una entidad cuya misión es coordinar e implantar la política pública referente a la rehabilitación del Caño Martín Peña, y al desarrollo urbano, social y económico de las comunidades aledañas con la participación efectiva y protagónica de los residentes y las organizaciones de base comunitaria, mediante alianzas entre ellos y los sectores público y privado.
Beta-Local es una organización sin ánimo de lucro dedicada a apoyar y promover la práctica y el pensamiento estético a través de varios programas. Para mayor información véase: http://www.betalocal.org/aboutbetalocal.html

Cómo citar

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Rivera Crespo, O. (2017). Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad. Bitácora Urbano Territorial, 27(1), 55–62. https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n1.40143

ACM

[1]
Rivera Crespo, O. 2017. Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad. Bitácora Urbano Territorial. 27, 1 (ene. 2017), 55–62. DOI:https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n1.40143.

ACS

(1)
Rivera Crespo, O. Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad. Bitácora Urbano Territorial 2017, 27, 55-62.

ABNT

RIVERA CRESPO, O. Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad. Bitácora Urbano Territorial, [S. l.], v. 27, n. 1, p. 55–62, 2017. DOI: 10.15446/bitacora.v27n1.40143. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/40143. Acesso em: 25 abr. 2024.

Chicago

Rivera Crespo, Omayra. 2017. «Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad». Bitácora Urbano Territorial 27 (1):55-62. https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n1.40143.

Harvard

Rivera Crespo, O. (2017) «Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad», Bitácora Urbano Territorial, 27(1), pp. 55–62. doi: 10.15446/bitacora.v27n1.40143.

IEEE

[1]
O. Rivera Crespo, «Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad», Bitácora Urbano Territorial, vol. 27, n.º 1, pp. 55–62, ene. 2017.

MLA

Rivera Crespo, O. «Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad». Bitácora Urbano Territorial, vol. 27, n.º 1, enero de 2017, pp. 55-62, doi:10.15446/bitacora.v27n1.40143.

Turabian

Rivera Crespo, Omayra. «Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad». Bitácora Urbano Territorial 27, no. 1 (enero 26, 2017): 55–62. Accedido abril 25, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/40143.

Vancouver

1.
Rivera Crespo O. Talleres de diseño colaborativo y hábitat evolutivo: puente entre la academia y la comunidad. Bitácora Urbano Territorial [Internet]. 26 de enero de 2017 [citado 25 de abril de 2024];27(1):55-62. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/40143

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