Publicado

2018-05-01

Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito)

Unexpected effects of the gentrification process. La Floresta neighborhood (Quito)

Efeitos inesperados do processo de gentrificação. Bairro de La Floresta (Quito)

DOI:

https://doi.org/10.15446/bitacora.v28n2.70129

Palabras clave:

clase creativa, gentrificación, hibridación social, mercado laboral, nuevas economías (es)
creative class, gentrification, social hybridization, labor market, new economies (en)
classe criativa, gentrificação, hibridização social, mercado de trabalho, novas economias (pt)

Autores/as

  • Andrea Cevallos Aráuz Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
El artículo pretende realizar un primer acercamiento a las limitaciones y posibilidades del proceso de gentrificación en el barrio La Floresta (Quito) abarcando tres dimensiones: el cambio poblacional, las mutaciones en los usos del suelo, y la inserción de nuevas economías alternativas. Inicialmente se hace una breve caracterización de los procesos de gentrificación en la ciudad de Quito identificando sus particularidades. Luego se identifican las transformaciones que ha experimentado La Floresta en los últimos años en términos de su composición social. A continuación se enfatiza en los cambios de usos del suelo derivados de la planificación urbana y la inversión inmobiliaria. Finalmente, se exploran las dinámicas de inserción de clases creativas y nuevas economías en el barrio cuya incidencia se manifiesta en cambios de su estructura económica. Se concluye que a partir de esta nueva clase y economías, los grupos de bajos recursos experimentan nuevos procesos de inserción en el mercado laboral, logrando percibir un proceso no de desplazamiento sino, más bien, de hibridación social, el cual permite la renovación y reactivación de su portafolio de activos.

The article intends to make a first approach to the limitations and possibilities of the gentrification process in the La Floresta neighborhood (Quito) covering three dimensions: population change, mutations in land uses, and the insertion of new alternative economies. Initially, a brief characterization of the gentrification processes is made in the city of Quito, identifying its particularities. Then the transformations that La Floresta has experienced in the last years in terms of its social composition are identified. Next, emphasis is placed on changes in land uses derived from urban planning and real estate investment. Finally, the dynamics of insertion of creative classes and new economies in the neighborhood whose impact is manifested in changes of its economic structure are explored. It is concluded that from this new class and economies, low-income groups experience new processes of insertion in the labor market, managing to perceive a process not of displacement but, rather, of social hybridization, which allows the renewal and reactivation of your asset portfolio.

O artigo pretende fazer uma primeira abordagem para as limitações e possibilidades do processo de gentrificação no bairro de La Floresta (Quito), que abrange três dimensões: mudança de população, mutações nos usos da terra e inserção de novas economias alternativas. Inicialmente, uma breve caracterização dos processos de gentrificação é feita na cidade de Quito, identificando suas particularidades. Então as transformações que La Floresta experimentou nos últimos anos em termos de sua composição social são identificadas. Em seguida, a ênfase é colocada nas mudanças nos usos da terra derivados do planejamento urbano e do investimento imobiliário. Finalmente, são exploradas as dinâmicas de inserção de classes criativas e novas economias no bairro cujo impacto se manifesta nas mudanças de sua estrutura econômica. Conclui-se que, a partir desta nova classe e economias, os grupos de baixa renda experimentam novos processos de inserção no mercado de trabalho, conseguindo perceber um processo não de deslocamento, mas sim de hibridização social, que permite a renovação e a reativação do seu portfólio de ativos.
70129_Bit28-2

Efectos no esperados del proceso de gentrificación.

Barrio La Floresta (Quito)1

Unexpected effects of the gentrification process.

La Floresta neighborhood (Quito)

Efeitos inesperados do processo de gentrificação.

Bairro de La Floresta (Quito)

Andrea Cevallos-Aráuz

Arquitecta

FLACSO Ecuador

anmcevallosfl@flacso.edu.ec

Resumen

El artículo realizar un primer acercamiento a las limitaciones y posibilidades del proceso de gentrificación en el barrio La Floresta de Quito a partir de tres dimensiones: el cambio poblacional, las mutaciones en los usos del suelo y la inserción de nuevas economías alternativas. En primer lugar, se presenta una breve caracterización de los procesos de gentrificación en la ciudad señalando sus particularidades. Luego, se identifican las transformaciones en la composición social que ha experimentado el barrio en los últimos años. A continuación, se enfatiza en los cambios de usos del suelo derivados de la planificación urbana y la inversión inmobiliaria, y finalmente, se exploran las dinámicas de inserción de clases creativas y economías en el barrio, cuya incidencia se manifiesta en cambios de la estructura económica. Se concluye que, a partir de estas nuevas clases sociales y economías, los grupos de bajos recursos experimentan transformaciones novedosas de inserción en el mercado laboral, logrando percibir un proceso no de desplazamiento, sino de hibridación social, el cual permite la renovación y reactivación de su portafolio de activos.

Palabras clave: clase creativa, hibridación social, mercado laboral, nuevas economías.

Abstract

This article aims to make a first approach to the limitations and possibilities of the gentrification process in La Floresta neighborhood (Quito) covering the following three dimensions: population change, mutations in land uses, and the insertion of new alternative economies. In the beginning, a brief characterization of the gentrification processes in Quito, identifying its particularities. Then the transformations that La Floresta has experienced in the last years in terms of its social composition will be identified. Next, an emphasis is placed on changes in land uses derived from urban planning and real estate investment. In the end, the dynamics of insertion of creative classes and new economies in the neighborhood whose impact is manifested in changes of the economic structure will be described. It is concluded that from this new class and economies, low-income groups experience new processes of insertion in the labor market, managing to perceive a process not of displacement but of social hybridization, which allows the renewal and reactivation of the economy of the population.


Keywords: creative class, social hybridization, labor market, new economies.

Resumo

O artigo pretende fazer uma primeira abordagem para as limitações e possibilidades do processo de gentrificação no bairro de La Floresta (Quito), que abrange três dimensões: mudança de população, mutações nos usos da terra e inserção de novas economias alternativas. Inicialmente, uma breve caracterização dos processos de gentrificação é feita na cidade de Quito, identificando suas particularidades. Então as transformações que La Floresta experimentou nos últimos anos em termos de sua composição social são identificadas. Em seguida, a ênfase é colocada nas mudanças nos usos da terra derivados do planejamento urbano e do investimento imobiliário. Finalmente, são exploradas as dinâmicas de inserção de classes criativas e novas economias no bairro cujo impacto se manifesta nas mudanças de sua estrutura econômica. Conclui-se que, a partir desta nova classe e economias, os grupos de baixa renda experimentam novos processos de inserção no mercado de trabalho, conseguindo perceber um processo não de deslocamento, mas sim de hibridização social, que permite a renovação e a reativação do seu portfólio de ativos.

Palavras-chave: classe criativa, hibridização social, mercado de trabalho, novas economias.

Andrea Cevallos-Aráuz

Arquitecta de la Universidad Central. Estudiante de la Maestría de Investigación en Estudios Urbanos (2016-2018) de FLACSO Ecuador.

Introducción

Cuando se habla de gentrificación, el sentido común académico se remite inmediatamente a procesos de desplazamiento o despojo inducidos por agentes inmobiliarios, grupos sociales portadores de mayores capitales o políticas urbanas. Irremediablemente, las influencias del mercado, de ciertos grupos y de las formas de producción del sector inmobiliario han ocasionado reestructuraciones urbanas significativas en el marco del paisaje institucional del neoliberalismo, el cual introduce cambios enormes no solo en las condiciones generales de la vida urbana, sino también “en los modos de imaginar, percibir, diseñar y gestionar las ciudades” (Janoschka, 2011: 19). En todo caso, las causas, agentes y efectos de la gentrificación, en cierto sentido, ya se reconocen de manera general en la academia.

Sin embargo, los aspectos que promueven el desplazamiento toman un cariz distinto en cada ciudad, teniendo como condicionantes la economía, la escala y las características particulares del lugar y de los grupos implicados. Aunque ciertos aspectos se convierten en ejes estructurantes durante la ejecución de estas transformaciones –como la necesidad de reconquistar paisajes urbanos por clases medias o acaudaladas, que van de la mano con la presencia de inversiones inmobiliarias–, en cada urbe se experimenta de manera diferente la gentrificación y sus impactos son muy variados. En la mayoría de las ciudades latinoamericanas, por ejemplo, las transformaciones y políticas urbanas han sido protagonistas en el desarrollo de procesos de desplazamientos de grupos sociales con menores ingresos que residen en zonas urbanas expuestas a la mutación constante y catalogadas como centros estratégicos para la inversión privada.

Para Janoschka, Sequera y Salinas (2014) la especificidad local de la gentrificación en las urbes de América Latina reside en su dimensión simbólica, en la aplicación de políticas neoliberales, en la creación y rearticulación de mercados inmobiliarios, y en la resistencia ejercida por parte de los movimientos sociales. Los autores indican que el modelo económico provocado por los procesos gentrificadores en la región responde a caraterísticas bastante claras: la búsqueda del máximo beneficio económico liderado por la ofensiva del neoliberalismo. Como consecuencia, se presenta un modelo urbano que excluye a los grupos vulnerables que no poseen los recursos suficientes para procurarse su permanencia en las áreas urbanas deseadas por el capital. Por otro lado, pese a la abundante literatura existente sobre gentrificación en ciudades latinoamericanas, Martí-Costa, Durán y Marulanda (2016) señalan que aún no existe claridad sobre su grado de intensidad y su asociación exclusiva con procesos de desplazamiento directo de clases populares.

De esta manera, es muy importante comprender las limitaciones y posibilidades de este proceso urbano en el marco de formas nuevas de economía y la agencia que promueven las nuevas clases creativas (Florida, 2010), también implicadas en el proceso. Igualmente, es fundamental investigar acerca de la capacidad de transformación que desarrollan los grupos sociales más golpeados por los desequilibrios del mercado y la gentrificación a partir de emprendimientos productivos nuevos y de las redes sociales. Es posible observar cómo diversos agentes surgen de esta problemática para generar nuevos ingresos económicos a través de soluciones creativas, cooperativas o prácticas sociales de pequeña escala y así evadir el desplazamiento, la exclusión y el empobrecimiento. Empero, estas soluciones nuevas presentan una dicotomía: si bien existen iniciativas basadas en la innovación con la intención de recrear relaciones intergrupales cooperativistas, sobre ellas mismas recae el peso del sistema económico que busca convertirlas en objetos transables y útiles en el mercado (Useche, 2009). A nuestro juicio, es en este escenario de disputa entre innovación y dinámicas hegemónicas mercantiles donde se hacen tangibles las estrategias de resistencia de los grupos menos favorecidos en los escenarios de gentrificación.

Tomando como punto de partida estas consideraciones, que muestran la estrecha relación entre las especificidades locales de la gentrificación, y las nuevas economías y estrategias de adaptación de los grupos de menores recursos, el presente artículo pretende constatar los efectos no esperados de un proceso de gentrificación en el barrio La Floresta de Quito, ubicado en pleno hipercentro de la ciudad. El interés del artículo se centra en realizar un primer acercamiento teórico-empírico a la zona de estudio para identificar los cambios, la importancia y los efectos que introducen formas específicas de gentrificación en la urbe.

El análisis se realiza en torno a tres dimensiones: la materialización de procesos de cambio poblacional, la mutación en los usos del suelo y la inserción de nuevas economías alternativas. La primera explora en qué medida la pérdida y ganancia de población han moldeado la composición social del barrio los últimos años. La segunda examina cómo la planificación urbana y el interés inmobiliario han influido en los cambios sobre el uso del suelo del barrio. Finalmente, la tercera inquiere sobre cómo las nuevas formas de producción que ha desarrollado una clase creativa dentro del barrio, enmarcadas en la lógica de la economía solidaria (Coraggio, 2011) y alternativa, pueden renovar el portafolio de activos de la clase popular buscando su inserción en el mercado laboral. La selección de estas tres dimensiones pretende aportar a la comprensión de la gentrificación como un fenómeno complejo, multidimensional, en constante transformación, y con limitaciones y posibilidades para la integración de los grupos.

El trabajo está organizado en cuatro secciones. En la primera se caracterizan brevemente los procesos de gentrificación en Quito y se describe específicamente la situación de La Floresta. En la segunda se analizan los cambios en sus usos del suelo. En la tercera se aborda el tema del mercado laboral y las economías emergentes en el barrio. Finalmente, en las conclusiones, se esbozan los efectos no esperados que presenta la gentrificación en esta área de la ciudad, con la intención de incentivar indagaciones nuevas acerca de la inclusión e hibridación social en esos contextos.

Contexto de la gentrificación en Quito y el barrio La Floresta

Actualmente no existe una bibliografía que registre amplia y sistemáticamente el proceso de gentrificación en la ciudad de Quito o en las demás ciudades ecuatorianas. Sin embargo, es posible identificar ciertas características de este proceso a partir de algunos estudios. Como referente de partida, Martí-Costa, Durán y Marulanda (2016) evidencian una debilidad en los procesos de gentrificación en distintas áreas de Quito. Por un lado, no se detectan en el centro histórico patrimonial de la ciudad. Por el otro, en las zonas urbanas consolidadas, no en todos los casos, las mejoras socioeconómicas de los grupos y el interés inmobiliario están directamente relacionados con dinámicas de desplazamiento. Finalmente, en las nuevas áreas de desarrollo, que corresponden a zonas periféricas, más que desplazamiento directo de antiguos habitantes se presentan desplazamientos de actividades rurales con un incremento de la fragmentación socio espacial.

Por la misma vía, Durán, Martí y Mérida (2016) incorporan el concepto de gentrificación al debate de dos zonas periurbanas de Quito (Cumbayá y Calderón) donde se ha llevado una mayor transformación socioespacial recientemente. El estudio sugiere la configuración de un escenario embrionario de gentrificación en las áreas periurbanas de la ciudad a partir de tres procesos: 1) la construcción de asentamientos de una nueva clase media que migra a la periferia, 2) las transformaciones socioeconómicas y culturales evidenciadas a través de la transición de actividades económicas, zonificaciones nuevas y nuevos patrones de consumo, y 3) la marginalización de usuarios de bajos ingresos.

Para el caso específico del centro histórico de Quito se han realizado estudios acerca de la pérdida de población a partir de las políticas de vivienda (Garzón, 2013), la incidencia de la participación ciudadana en las políticas de rehabilitación (López, 2014) y el papel de los movimientos sociales ante la amenaza de desplazamiento (Marulanda, 2016). Si bien estas investigaciones revelan dinámicas de gentrificación simbólica a partir de una explotación turística del espacio desde la institucionalidad pública, señalan que ellas no ocurren con la misma agresividad e intensidad que caracterizan a otros casos de rehabilitación de centros históricos en ciudades latinoamericanas. Igualmente, identifican un desinterés por parte de los pobladores y del sector privado por residir e invertir en dicha área de la ciudad.

De esta manera, la literatura local sugiere que no hay evidencia de un proceso de desplazamiento directo claro y consumado tanto en áreas urbanas como periurbanas. Además, que en su devenir puede implicar procesos de fragmentación espacial, copresencia y segregación. En este sentido, al ser la gentrificación un fenómeno urbano en constante transformación, y existiendo pocos estudios locales que den cuenta de su diversidad en la ciudad, son necesarias las investigaciones constantes para dilucidar cómo muta y actúa en determinadas zonas. Para los fines de este artículo, importan particularmente las zonas urbanas consolidadas que han sido focos de interés cultural. Se reconoce al barrio La Floresta como un lugar propicio para estudiar dicho fenómeno en tanto dispone de una localización central que ha despertado la atención por parte de ciertos grupos sociales y culturales.

El barrio La Floresta se encuentra localizado en la parroquia urbana Mariscal Sucre, la cual pertenece a lo que se ha llamado el hipercentro de la ciudad. Geográficamente se ubica entre los barrios Guápulo, El Dorado, González Suárez y La Vicentina. Las vías principales que lo conectan con el resto de la ciudad son la Avenida La Coruña, la calle Ladrón de Guevara y la Avenida 12 de Octubre (véase Imagen 1). Según Sánchez (2012), La Floresta tiene un origen hacendatario, cuyo fraccionamiento dio paso a la construcción de un barrio de clase media. La fecha de su fundación aún está en discusión. Algunas fuentes aseguran que fue en 1940 y otras en 1917, siendo esta última la más aceptada. Según datos del último Censo de Población y Vivienda,2 con fecha de 2010, La Floresta cuenta con una población de 5.758 habitantes distribuidos en 2.103 hogares y 2.088 viviendas, estimándose una tasa de crecimiento demográfico del -1,5% para 2015. La mayoría de sus residentes pertenecen a estratos medios, predominando los blancos mestizos y la población adulta.

Imagen 1. Ubicación del barrio La Floresta

Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth.

La Floresta es considerado como uno de los barrios primordialmente residenciales de Quito, donde las actividades comerciales minoristas conservan aún un papel muy importante. Sin embargo, la presencia de restaurantes accesibles de comida casera, la organización comunal, las fiestas y las procesiones católicas realizadas en él, que confirman dinámicas tradicionales del barrio, se entrecruzan con la imagen de modernidad que se construye recientemente para La Floresta (Sánchez, 2012). Esto debido a que en los últimos años su dinámica ha tomado un matiz distinto, convirtiéndose en uno de los espacios culturales más atrayentes dentro de la ciudad, con nuevos actores, y propuestas sociales y económicas. Por un lado, la presencia de población joven, estudiantes universitarios, extranjeros, artistas y bohemios reconocidos viene aconteciendo con cierta intensidad. Por el otro, existe un mercado inmobiliario en auge dirigido a estratos medios-altos y altos a partir de la construcción reciente de edificios residenciales, y el incremento progresivo de restaurantes de lujo (Rosero, 2015), instituciones educativas privadas de artes, cines, bares y cafés,3 los cuales ayudan a reforzar su identidad como un barrio de artistas e intelectuales (Villegas, 2014).

El ingreso de estos nuevos actores y actividades económicas al barrio responde a las características privilegiadas de su localización en la urbe, ya que cuenta con todos los servicios urbanos y brinda facilidades para su acceso tanto al interior, como a las afueras de la ciudad. De la misma manera, la tipología de las viviendas, su historia y aspecto patrimonial lo ubican como un lugar de preferencia cultural y residencial por una clase media. Ley (1994) considera que las transformaciones acontecidas en el modelo económico postfordista produjeron una sociedad consumidora de servicios, en donde el nuevo perfil laboral, el incremento de valores individualistas y el alto nivel de capital cultural encarnado en agentes específicos transformaron drásticamente el modelo sociodemográfico con la construcción de una nueva clase, y el uso y consumo del espacio urbano. Los factores ligados al fenómeno de gentrificación de áreas centrales se explicarían, según este autor, por el interés de ese nuevo grupo por habitar en un lugar con arquitectura patrimonial, y donde se alberguen circuitos económicos y culturales que permitan expresar su estatus social y pronunciar su estilo de vida.

Sin embargo, debido a que el interés de la población nueva que está transformando La Floresta no se concentra únicamente en los aspectos culturales, sino que se relaciona con el uso de la tecnología y la innovación, es posible asegurar que el barrio se está convirtiendo en el foco de atención de una nueva clase creativa, siguiendo el término acuñado por Florida (2010). Dicha clase emerge actualmente en la ciudad a la par que se crea un mercado nuevo en torno a esta, lo cual implica negocios nuevos ligados a los hábitos de consumo y al uso de herramientas tecnológicas, encontrando un terreno fértil en La Floresta. Esto ha generado cambios profundos en el barrio, como la revitalización de edificaciones y calles, la aparición de negocios y el incremento del uso de aplicaciones, redes sociales y barriales para proponer una imagen nueva al barrio.

Paralelamente, esa clase social está gestando otro proceso que contempla la inserción de los residentes de bajos ingresos a nuevas redes de trabajo e innovación laboral, con las cuales podrían ver mitigados los procesos de aislamiento que los amenazan (Katzman, 2001). Así, no existe una intención declarada de desplazamiento o exclusión, sino de inclusión, lo que transforma la situación de los menos calificados en el mercado de trabajo a través de cambios en la morfología urbana y la estructura económica del barrio (Capel, 2002; Molinatti, 2013). Con todo esto, se evidencian en La Floresta nuevas formas de economía que acompañan el ingreso de esta nueva clase, sustentadas en principios sociales y solidarios (Coraggio, 2011), que buscan cambiar los condicionantes de orden económico y urbanístico que tiene el barrio, y que impacta el vínculo de los residentes con el mercado laboral.

Cambios en los usos del suelo en La Floresta

Los nuevos actores y economías no son posibles de entender sin remitirse a los cambios en los usos del suelo que ha experimentado La Floresta a lo largo de su historia. Si bien estos cambios han sido resultado de un proceso perenne de fusión histórica de factores demográficos, socioeconómicos y culturales, responden más a las transformaciones diversas derivadas de la planificación urbana del siglo XX. Su conformación como barrio urbano a finales de la década de 1940 le permitió integrarse en la dinámica de la ciudad, considerada como parte del sistema de multicentralidades propuesto dentro del Plan Regulador Urbano de Quito, elaborado por Guillermo Jones Odriozola entre 1942 y 1944 (Jones Odriozola, 1945). Este Plan le otorgó a La Floresta un papel importante dentro del conglomerado urbano, caracterizando a la zona como uno de los núcleos residenciales y universitarios de la ciudad.

Desde la mitad del siglo XX se inauguran distintos centros universitarios (la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Escuela Politécnica Nacional) que ayudaron a reforzar la centralidad del barrio, además de incidir en su heterogeneidad social –en términos de edad, ingreso y nivel educativo– y de actividades económicas expresadas en pequeños negocios familiares, talleres artesanales y servicios para la población estudiantil. Sin embargo, pese a este énfasis universitario, La Floresta logra preservar su carácter residencial y de viviendas unifamiliares que instauró la planeación moderna en la ciudad a partir del Plan Regulador de Odriozola y los subsecuentes Planes Directores de la ciudad (Ilustre Municipio de Quito, 1967; 1973; 1984).

Dos momentos han sido decisivos en la historia reciente del barrio para su configuración urbana y de usos del suelo: el primero responde al proceso de modernización que se llevó a cabo bajo el boom petrolero en la década de 1980, y el segundo corresponde a los cambios producidos como resultado de la globalización y la expansión en la década de 1990 (Carrión y Erazo, 2012). A partir de estos momentos, se establecieron nuevas centralidades en Quito, impactando la accesibilidad del barrio y dejándolo más propenso a otras significaciones sociales, cambios en los usos del suelo y procesos de ocupación territorial.

La Floresta, desde entonces, se convirtió en un barrio donde es posible encontrar diversidad en el entorno construido: las casas patrimoniales y unifamiliares de 50 o más años de antigüedad coexisten con edificios modernos que van ganando espacio en su tejido urbano (Vizuete, 2017). La gran mayoría de las edificaciones alcanzan una altura que va entre uno y cinco pisos, debido al límite de altura que permite la Ordenanza No. 135 del Plan Especial del Sector La Floresta, aprobada en 2011 (Concejo Metropolitano de Quito, 2011). Esta Ordenanza le asigna la categoría de barrio de uso residencial dos, lo que corresponde a zonas de uso residencial donde se permiten comercios, y servicios de nivel barrial y sectorial, además de equipamientos barriales, sectoriales y zonales. También indica que dicha categoría es incompatible con usos de suelo relacionados con bares, sitios de entretenimiento nocturno, discotecas y grandes centros hoteleros. La Ordenanza buscó generar un proyecto armónico entre el entorno construido del barrio actualmente y las incursiones contemporáneas, sin afectar su espíritu histórico y popular. Dentro de los programas contempló repotenciar el carácter turístico, residencial e histórico que posee La Floresta, a la vez que proteger su patrimonio arquitectónico y urbano, consolidar los equipamientos, y mejorar la movilidad y el espacio público.

No obstante, desde hace unos diez años y pese a la norma vigente, se puede constatar la presencia y construcción de edificaciones de mayor altura destinadas a vivienda y oficinas. Con esto el perfil urbano del barrio viene mostrando variaciones (véase Imagen 2), pues a pesar del Plan Especial la construcción de estos edificios en altura no se ha interrumpido. La estratégica localización de La Floresta la convierte en un lugar codiciado por el sector inmobiliario para proliferar sus proyectos (Romero, 2017b). Igualmente, la expansión de bares, karaokes, cafés, restaurantes y otras actividades relacionadas con el uso comercial y servicios retumba en las preocupaciones de sus habitantes, quienes han solicitado a la municipalidad evaluar la Ordenanza que rige los usos del suelo en el barrio para precautelar su aspecto residencial y tradicional (Romero, 2017a).

Imagen 2. Perfil urbano de La Floresta: calle Asturias (arriba) y calle Gonzalo de Vera (abajo)

Fuente: elaboración propia con base en fotografía de la autora.

Los cambios en los usos del suelo y la falta de control de la norma urbana han propiciado la construcción de edificaciones y negocios, y la presencia de grupos sociales nuevos, lo que ha supuesto un ciclo de revalorización del barrio que se refleja en procesos de consolidación de nuevas rentas diferenciales a partir de mayores alturas en las edificaciones y usos más rentables (Jaramillo, 2009). Dicha consolidación obedece a intereses inmobiliarios, pero también a los principios de aglomeración y accesibilidad de la economía urbana (Camagni, 2005). Se entiende por interés inmobiliario a todas las acciones relacionadas con el suelo, la construcción y las mejoras de inmuebles, las cuales vienen modificando el entorno construido para facilitar la circulación del capital inmobiliario. Los principios están dados por las facilidades y beneficios de La Floresta en cuanto a su ubicación privilegiada en la ciudad, lo que provoca influencias positivas que se materializan en nichos de concentración de información, cultura, educación y trabajo que disminuye los costos de comunicación, y transporte para empresas y consumidores.

Otro factor que ha supuesto la revalorización del barrio ha sido el aumento en los precios del arriendo de las viviendas. Casas antiguas construidas durante su proceso de conformación ya no encuentran una continuidad generacional familiar y son ocupadas por una nueva clase creativa expresada en profesionales, artistas o promotores culturales. Los datos estadísticos dan cuenta de algunas características de esta situación. El Censo de 2010 registró que el 44,4% de las viviendas eran arrendadas, y que el 40,3% y el 34,8% de los hogares viven en departamentos y en cuartos de inquilinato, respectivamente. Si bien en la historia del barrio siempre ha habido viviendas en estado de arrendamiento, ya no son arriendos asequibles en el que conviven familias antiguas con los estudiantes de las universidades aledañas. Son arriendos más costosos que sólo pueden ser costeados por esa nueva clase social.

Aunque se perciban cambios en las rentas e incrementos de los arriendos en La Floresta con cierta intensión de expulsar a sus habitantes tradicionales, la presencia de una clase creativa se ha traducido en una coexistencia espacial entre diferentes grupos y actividades económicas que, dadas ciertas condiciones de cantidad e intenciones, pueden controlar su salida o permanencia. Esto se observa en la percepción favorable de algunos frente a la inclusión de espacios culturales:

Entrevistadora: ¿y la relación entre los vecinos cómo es? O sea, ¿los vecinos están de acuerdo con estos establecimientos?

Entrevistada: claro, no ha habido ningún problema, no, no. Porque aquí no es bar, es un sitio más bien de, cómo se llama, de arte, de artesanía. Entonces no les molesta, para nada (entrevista a artesana del barrio, noviembre de 2017).

Su ingreso ha provocado cambios evidentes en la estructura socioeconómica del barrio, brindando una configuración más heterogénea. En la investigación hemos evidenciado que el grupo nuevo busca mantener a la población tradicional dentro del barrio a través de sus acciones de inclusión en el mercado laboral usando nuevas economías.

Mercado laboral en La Floresta: ¿es posible una economía alternativa y solidaria?

De Mattos (2006) ha descrito cómo los procesos de globalización y modernización capitalista han contribuido a la transformación de las metrópolis latinoamericanas. De las tendencias identificadas de este proceso, dos llaman la atención: las nuevas estructuras productivas y la desregulación de los mercados de trabajo. La primera pone en el núcleo de la economía urbana a los servicios, mientras que la segunda incide en sus dinámicas socioterritoriales bajo formas nuevas de exclusión y fragmentación. A dichas tendencias se suma la concerniente a la que funciona en el campo de la ideología, ya que los principios de la economía neoliberal también impactan los modos de entender la producción y el consumo en la ciudad: basados en valores individualistas y competitivos, las dos áreas marchan al margen de la satisfacción de las necesidades y el bienestar de la vida en sociedad (Pradilla, 2009).

Frente a este sistema imperante se presentan opciones basada en la acción colectiva, el pensamiento crítico y el desarrollo de prácticas económicas alternativas. La economía social y solidaria aporta ciertos valores al servicio de ese cambio en el modelo, configurando un movimiento social que participa en la consolidación de comunidades más justas y horizontales (Coraggio, 2011).

Quito no ha estado exenta a dichas tendencias. Es posible observar el surgimiento de centralidades nuevas en su área metropolitana sustentadas en el sector servicios, a la par que se acrecientan desigualdades intraurbanas derivadas del ingreso, y la manera competitiva de consumir y producir. Sin embargo, la experiencia en La Floresta tiende a cambiar esta faceta. La exclusión y el desempleo despiertan el interés de la clase creativa para cambiar esa situación y no precisamente a través de las reglas del mercado.

Para indicar los cambios que han experimentado los residentes de La Floresta, producto de la inserción de esta nueva clase conviene ir, nuevamente, a algunos datos estadísticos. Según el Censo de 2010, en el barrio hubo un aumento de plazas de trabajo a través de emprendimientos renovados de producción: 76 residentes se incluyeron laboralmente a partir de nuevos emprendimientos, mientras que en el año 2001 apenas 18 residentes del barrio lograron incorporarse al mundo laboral. En cuanto a las tasas de desempleo y subempleo, el Censo de 2010 registró una cifra de 3,4% y 45,1% respectivamente, siendo la más baja en comparación al censo anterior realizado en el 2001. El ingreso mensual promedio para 2010 fue de US$587. Estas cifras permiten inferir cierta estabilidad económica ganada en el periodo intercensal.

Ahora bien, la estabilidad adquirida corresponde al periodo en el que inicia la ubicación de nuevos actores y economías en el barrio. A partir de ese momento, los nuevos procesos productivos relacionados con emprendimientos se desarrollan principalmente en el ámbito de la cultura y las nuevas tecnologías, con la intensión de refundar comunidades cooperativistas. Estas formas nuevas de producir pretenden originar redes sociales modernas, intercambios de conocimientos, formas de colaboración renovadas y comunidades más heterogéneas sirviendo de sostén para evitar los impactos del modelo económico imperante (Useche, 2009). Los mercados de economía solidaria son los que han tenido mayor protagonismo en La Floresta. Ellos posibilitan la creación de redes que, a su vez, facilitan la participación en el mercado de productos de comercio justo y la formación de microempresas dedicadas a todo tipo de actividades económicas. Esto se ejemplifica a partir de la experiencia desarrollada por La Casa del Árbol, espacio cultural inaugurado en 2007, que se propuso impulsar proyectos comunitarios, como lo expresa el siguiente testimonio:

Aquí funcionan diversos procesos que usan la casa para sus propios fines […]. Aquí nacieron Warmi, vendiendo mermelada, y demás. Entonces, es un lugar donde puedes comenzar algo. También hay un chico que vino a aprender pizza y ahora tiene su propio local, que es otra experiencia muy interesante. Entonces nosotros brindamos la casa para que las cosas se den. […] Funcionamos muy de grupo, iniciativas que surgen grupalmente. Pero para mucha gente de la ciudad tampoco es fácil de entender esto […], una experiencia más horizontal, más abierta, más solidaria. Otra cosa que también hacemos es que, bueno, es un lugar de encuentro, pero también es un lugar de contactos (entrevista a Fabricio, representante de La Casa del Árbol, noviembre 2017)

En el barrio se encuentran distintos emprendimientos que se desarrollan bajo principios de responsabilidad social, desarrollo sostenible, equidad, para mencionar solo algunos. Entre los negocios nuevos que responden a estas dinámicas y principios es posible hallar los siguientes:

  • La Casa del Árbol: espacio para el encuentro comunitario y la creación de un “nosotros mismos” y otras formas de relación con la naturaleza, la comida, el arte y la vida.
  • Warmi: emprendimiento de productos orgánicos artesanales.
  • ReciVeci: emprendimiento ciudadano con el fin de repotenciar el trabajo de recicladores de base.
  • Cooperativa Zapallo Verde: productos agroecológicos.
  • Casa Balvin: asociación de artesanos.
  • El Salinerito: red de emprendimiento familiares de la provincia de Bolívar. Productos lácteos y chocolate.

Estos proyectos potencian la viabilidad y sostenibilidad de las organizaciones de economías solidarias y alternativas, y crean circuitos diferentes a los circuitos económicos hegemónicos desde una visión de consumo responsable. Así, se divisa la formación de fuerzas productivas renovadas en La Floresta con un tinte más social y que no solo se concentran en enfrentar el desempleo, sino en formar formas novedosas de asociación alimentadas por la diversidad, capaces de generar cambios profundos en la mentalidad y, además, insertando a los sectores menos calificados al mercado laboral a través de la repotenciación de su portafolio de activos. De este modo, el barrio se ha convertido en el destino de una clase creativa nueva que modifica los procesos económicos y emplazan formas alternativas de producción y consumo.

Discusión final

Las características de localización en la ciudad y de historia cultural han convertido a La Floresta en un barrio potencial para desarrollar procesos de gentrificación en Quito. Sin embargo, así como lo ha referenciado la literatura local, todavía no hay evidencia de un proceso claro y consumado de desplazamiento directo de antiguos habitantes. Si bien la llegada de nuevos proyectos inmobiliarios, actividades económicas y grupos sociales está siendo garantizada por los cambios en los usos del suelo y la carencia de control municipal a la norma urbanística, no amenaza con expulsar a sus habitantes. En ese sentido, los procesos de gentrificación en La Floresta –entendidos en el sentido clásico del término– se encuentran limitados por dos factores: la debilidad del sector inmobiliario para ocasionar desplazamiento directo de habitantes tradicionales y la llegada de nuevos grupos sociales con mayores capitales que no buscan desplazarlos, sino, más bien, incluirlos. Es este segundo factor el que brinda posibilidades para que la gentrificación en La Floresta asuma un semblante distinto. En el escenario actual de revalorización que acontece en el barrio se puede vislumbrar una intención de mixtura social y de actividades en lo que respecta al campo productivo y creativo. Teniendo dicha intención como objetivo, los grupos nuevos empiezan a gestar un proceso de inclusión de la población residente de menores recursos.

De esta manera, cabe preguntarse acerca del abanico de oportunidades y posibilidades que puede presentar la inserción de una clase creativa dentro de un barrio de la ciudad para prevenir el desplazamiento. Para tener una visión clara al respecto, vale la pena inquirir por la relación entre los cambios demográficos, las economías nuevas y la intensión de los grupos nuevos frente al barrio y sus antiguos habitantes. A partir de esto podríamos hacernos algunas preguntas de investigación: ¿cómo se insertan las nuevas formas de producción alternativas en los barrios en procesos de gentrificación? ¿Cuáles son sus efectos en las estructuras urbana, social y económica? ¿Cuál es su capacidad para gestionar, a partir de emprendimientos nuevos, la inserción de población menos calificada en el mercado laboral?

El artículo intenta responder, en cierta medida, esas preocupaciones. La idea que existe detrás de la construcción de un espacio permanente de trabajo e inclusión entre personas excluidas del mercado laboral y una clase creativa nueva en La Floresta permite sugerir líneas nuevas de investigación sobre el fenómeno de gentrificación en la ciudad y la región. La experiencia de La Floresta sirve para develar cómo surgen otras opciones diferentes al desplazamiento de la población original a través de procesos de adaptación e hibridación. Los hallazgos de la investigación en curso, al igual que el contacto establecido con residentes nuevos y antiguos, permiten intuir que las formas nuevas de producción ligadas a emprendimientos –en su mayoría impulsadas por jóvenes– contribuyen a transformar los parámetros jerárquicos y cerrados del mercado en organizaciones cooperativistas marcadas por la diversidad y la inclusión, creando un fenómeno de hibridación de grupos sociales. Así, se puede percibir en La Floresta la intensión de idear estrategias no solamente para combatir la falta de ingresos y la tendencia al desplazamiento, sino para formar fuerzas productivas incluyentes nuevas que puedan generar cambios profundos en el barrio, y que, a su vez, sean replicables en el resto de la ciudad.

Finalmente, vale indicar que la municipalidad debe tomar acciones para evaluar y regular de forma efectiva los usos del suelo del barrio, de lo contrario, estos seguirán siendo dictados por el capital inmobiliario. Si esta lógica continúa en La Floresta, los residentes antiguos y nuevos, las cooperativas y los emprendimientos nuevos se verán en la necesidad de idear estrategias para enfrentarse con la ciudad, convirtiendo a su barrio en lugar de innovación para subvertir los mecanismos de dominación institucional-empresarial del neoliberalismo.

Bibliografía

CAMAGNI, R. (2005). Economía urbana. Barcelona: Antonio Bosch.

CAPEL, H. (2002). La morfología de las ciudades. Vol. I. Sociedad, cultura y paisaje urbano. Barcelona: Serbal.

CARRIÓN, F. y ERAZO, J. (2012). “La forma urbana de Quito: una historia de centros y periferias”. Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, 41 (3): 503-522.

CONCEJO METROPOLITANO DE QUITO. (2011). Ordenanza No. 135. Consultado en: http://www7.quito.gob.ec/mdmq_ordenanzas/Ordenanzas/ORDENANZAS%20MUNICIPALES%202011/ORDM-0135%20%20%20%20LA%20FLORESTA-PLAN%20ESPECIAL.PDF

CORAGGIO, J. L. (2011). Economía social y solidaria. El trabajo antes que el capital. Quito: Abya-Yala

DE MATTOS, C. (2006). “Modernización capitalista y transformación metropolitana en América Latina: cinco tendencias constitutivas”. En: A. I. Geraiges, M. Arroyo y M. L. Silveira (eds.), América Latina: cidade, campo e turismo. Buenos Aires: CLACSO, Universidade de São Paulo, pp. 41-74.

DURÁN, G., MARTÍ, M. y MÉRIDA, J. (2016). “Crecimiento, segregación y mecanismos de desplazamiento en el periurbano de Quito”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales, 56: 123-146.

FLORIDA, R. (2010). La clase creativa: la transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI. Madrid: Espasa.

GARZÓN, N. (2013). Pérdida de población en el centro histórico de Quito: un análisis desde la incidencia de las políticas de vivienda (2003-2012). Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Gobierno de la Ciudad.

ILUSTRE MUNICIPIO DE QUITO. (1967). Memoria del Plan Director de Urbanismo de San Francisco de Quito. Ordenanza general No. 1165. Quito: Imprenta Municipal.

ILUSTRE MUNICIPIO DE QUITO. (1973). Quito y su Área Metropolitana. Plan Director 1973-1993. Quito: Imprenta Municipal.

ILUSTRE MUNICIPIO DE QUITO. (1984). Plan Quito. Esquema Director. Quito: Imprenta Municipal.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS. (2001). Censo de Población y Vivienda. Consultado en: http://www.ecuadorencifras.gob.ec/base-de-datos-censo-de-poblacion-y-vivienda-2001/

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS. (2010). Censo de Población y Vivienda. Consultado en: http://www.ecuadorencifras.gob.ec/base-de-datos-censo-de-poblacion-y-vivienda-2010/

JANOSCHKA, M. (2011). “Geografías urbanas en la era del neoliberalismo. Una conceptualización de la resistencia local a través de la participación y la ciudadanía urbana”. En: Investigaciones Geográficas, (76), 118-132.

JANOSCHKA, M., SEQUERA, J. y SALINAS L. (2014). “Gentrificación en España y América Latina, un diálogo crítico”. Revista de Geografía Norte Grande, 58: 7-40. Consultado en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34022014000200002

JARAMILLO, S. (2009). Hacia una teoría de la renta del suelo urbano. Bogotá: Universidad de Los Andes.

JONES ODRIOZOLA, G. (1945). Memorias del Plan Regulador de Quito de 1942-1944. Quito: Ilustre Municipio de Quito.

KATZMAN, R. (2001). “Seducidos y abandonados: el aislamiento de los pobres urbanos”. Revista de la Cepal, 75: 171-189.

LEY, D. (1994). “Gentrification and the politics of the new middle class”. Environment & Planning D: Society & Space, 12 (1): 53-74.

LÓPEZ, E. (2014). Incidencia de la participación ciudadana en las políticas de rehabilitación urbana: el caso de la Avenida 24 de Mayo, Quito-Ecuador. Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Estudios Urbanos.

MARTÍ-COSTA, M., DURÁN, G. y MARULANDA, A. (2016). “Entre la movilidad social y el desplazamiento. Una aproximación cuantitativa a la gentrificación en Quito”. Revista INVI, 31 (88): 131-160.

MARULANDA, A. (2016). Movimientos sociales frente al desplazamiento: ¿cómo desafiar la gentrificación? Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Estudios Urbanos.

MOLINATTI, F. (2013). “Segregación residencial e inserción laboral en la ciudad de Córdoba”. Eure, 39 (117): 117-145.

PRADILLA, E. (2009). “La mundialización, la globalización imperialista y las ciudades latinoamericanos”. Bitácora Urbano Territorial, 2 (15): 13-36.

ROMERO, D. (2017a, noviembre 1). “La Ordenanza que rige para La Floresta, en Quito, será evaluada”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/ordenanza-quito-floresta-evaluacion-movilidad.html

ROMERO, D. (2017b, noviembre 10). “La planificación de seis barrios de Quito se hace con normas especiales”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/planificacion-barrios-normasespeciales-quito-municipio.html

ROSERO, M. (2015, abril 23). “La zona rosa comienza a extenderse hacia la Floresta”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/zona-rosa-floresta-negocios-servicios.html

SÁNCHEZ, T. (2012). “La Floresta protege su identidad”. Revista Q, 29: 12-15.

USECHE, O. (2009). “Jóvenes y productividad: las nuevas formas del trabajo y el problema del desarrollo humano”. Polis, 8 (23): 195-224.

VILLEGAS, M. (2014). Graffiti y street art como prácticas corporales (o de cómo la experiencia de la ciudad pasa por el cuerpo). La Floresta y Chillogallo, Quito, Ecuador Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Antropología Visual y Documental Antropológico.

VIZUETE, V. (2017, septiembre 3). “La Floresta lucha por preservar su identidad”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/tendencias/floresta-lucha-preservar-identidad.html.


1 El artículo presenta resultados parciales de la investigación que realiza la autora en el marco de su de tesis de maestría en Estudios Urbanos en FLACSO-Ecuador. Por consiguiente, los resultados esbozados corresponden a hallazgos iniciales que develan la particularidad del caso de estudio y que serán ampliados en próximas entregas.

2 Los datos estadísticos mencionados en el texto pertenecen a los Censos de Población y Vivienda 2001 y 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Censos del Ecuador (INEC), los cuales fueron consultados de su sitio web para su posterior análisis.

3 Por ejemplo, bares y cafés como El Pobre Diablo y La Cleta, restaurantes gourmet como Mar y Luna, la sala de cine alternativo Ocho y Medio, el Instituto Superior Tecnológico de Cine y Actuación Incine, y el Instituto Metropolitano de Diseño.

Recibido: 31 de enero 2018

Aprobado: 17 de marzo 2018

https://doi.org/10.15446/bitacora.v28n2.70129

28

Dossier central

Recibido: 31 de enero de 2018; Aceptado: 17 de marzo de 2018

Resumen

El artículo realizar un primer acercamiento a las limitaciones y posibilidades del proceso de gentrificación en el barrio La Floresta de Quito a partir de tres dimensiones: el cambio poblacional, las mutaciones en los usos del suelo y la inserción de nuevas economías alternativas. En primer lugar, se presenta una breve caracterización de los procesos de gentrificación en la ciudad señalando sus particularidades. Luego, se identifican las transformaciones en la composición social que ha experimentado el barrio en los últimos años. A continuación, se enfatiza en los cambios de usos del suelo derivados de la planificación urbana y la inversión inmobiliaria, y finalmente, se exploran las dinámicas de inserción de clases creativas y economías en el barrio, cuya incidencia se manifiesta en cambios de la estructura económica. Se concluye que, a partir de estas nuevas clases sociales y economías, los grupos de bajos recursos experimentan transformaciones novedosas de inserción en el mercado laboral, logrando percibir un proceso no de desplazamiento, sino de hibridación social, el cual permite la renovación y reactivación de su portafolio de activos.

Palabras clave

clase creativa, hibridación social, mercado laboral, nuevas economías.

Abstract

This article aims to make a first approach to the limitations and possibilities of the gentrification process in La Floresta neighborhood (Quito) covering the following three dimensions: population change, mutations in land uses, and the insertion of new alternative economies. In the beginning, a brief characterization of the gentrification processes in Quito, identifying its particularities. Then the transformations that La Floresta has experienced in the last years in terms of its social composition will be identified. Next, an emphasis is placed on changes in land uses derived from urban planning and real estate investment. In the end, the dynamics of insertion of creative classes and new economies in the neighborhood whose impact is manifested in changes of the economic structure will be described. It is concluded that from this new class and economies, low-income groups experience new processes of insertion in the labor market, managing to perceive a process not of displacement but of social hybridization, which allows the renewal and reactivation of the economy of the population.

Keywords

creative class, social hybridization, labor market, new economies.

Resumo

O artigo pretende fazer uma primeira abordagem para as limitações e possibilidades do processo de gentrificação no bairro de La Floresta (Quito), que abrange três dimensões: mudança de população, mutações nos usos da terra e inserção de novas economias alternativas. Inicialmente, uma breve caracterização dos processos de gentrificação é feita na cidade de Quito, identificando suas particularidades. Então as transformações que La Floresta experimentou nos últimos anos em termos de sua composição social são identificadas. Em seguida, a ênfase é colocada nas mudanças nos usos da terra derivados do planejamento urbano e do investimento imobiliário. Finalmente, são exploradas as dinâmicas de inserção de classes criativas e novas economias no bairro cujo impacto se manifesta nas mudanças de sua estrutura econômica. Conclui-se que, a partir desta nova classe e economias, os grupos de baixa renda experimentam novos processos de inserção no mercado de trabalho, conseguindo perceber um processo não de deslocamento, mas sim de hibridização social, que permite a renovação e a reativação do seu portfólio de ativos.

Palavras-chave

classe criativa, hibridização social, mercado de trabalho, novas economias.

Introducción

Cuando se habla de gentrificación, el sentido común académico se remite inmediatamente a procesos de desplazamiento o despojo inducidos por agentes inmobiliarios, grupos sociales portadores de mayores capitales o políticas urbanas. Irremediablemente, las influencias del mercado, de ciertos grupos y de las formas de producción del sector inmobiliario han ocasionado reestructuraciones urbanas significativas en el marco del paisaje institucional del neoliberalismo, el cual introduce cambios enormes no solo en las condiciones generales de la vida urbana, sino también “en los modos de imaginar, percibir, diseñar y gestionar las ciudades” (Janoschka, 2011: 19). En todo caso, las causas, agentes y efectos de la gentrificación, en cierto sentido, ya se reconocen de manera general en la academia.

Sin embargo, los aspectos que promueven el desplazamiento toman un cariz distinto en cada ciudad, teniendo como condicionantes la economía, la escala y las características particulares del lugar y de los grupos implicados. Aunque ciertos aspectos se convierten en ejes estructurantes durante la ejecución de estas transformaciones –como la necesidad de reconquistar paisajes urbanos por clases medias o acaudaladas, que van de la mano con la presencia de inversiones inmobiliarias–, en cada urbe se experimenta de manera diferente la gentrificación y sus impactos son muy variados. En la mayoría de las ciudades latinoamericanas, por ejemplo, las transformaciones y políticas urbanas han sido protagonistas en el desarrollo de procesos de desplazamientos de grupos sociales con menores ingresos que residen en zonas urbanas expuestas a la mutación constante y catalogadas como centros estratégicos para la inversión privada.

Para Janoschka, Sequera y Salinas (2014) la especificidad local de la gentrificación en las urbes de América Latina reside en su dimensión simbólica, en la aplicación de políticas neoliberales, en la creación y rearticulación de mercados inmobiliarios, y en la resistencia ejercida por parte de los movimientos sociales. Los autores indican que el modelo económico provocado por los procesos gentrificadores en la región responde a caraterísticas bastante claras: la búsqueda del máximo beneficio económico liderado por la ofensiva del neoliberalismo. Como consecuencia, se presenta un modelo urbano que excluye a los grupos vulnerables que no poseen los recursos suficientes para procurarse su permanencia en las áreas urbanas deseadas por el capital. Por otro lado, pese a la abundante literatura existente sobre gentrificación en ciudades latinoamericanas, Martí-Costa, Durán y Marulanda (2016) señalan que aún no existe claridad sobre su grado de intensidad y su asociación exclusiva con procesos de desplazamiento directo de clases populares.

De esta manera, es muy importante comprender las limitaciones y posibilidades de este proceso urbano en el marco de formas nuevas de economía y la agencia que promueven las nuevas clases creativas (Florida, 2010), también implicadas en el proceso. Igualmente, es fundamental investigar acerca de la capacidad de transformación que desarrollan los grupos sociales más golpeados por los desequilibrios del mercado y la gentrificación a partir de emprendimientos productivos nuevos y de las redes sociales. Es posible observar cómo diversos agentes surgen de esta problemática para generar nuevos ingresos económicos a través de soluciones creativas, cooperativas o prácticas sociales de pequeña escala y así evadir el desplazamiento, la exclusión y el empobrecimiento. Empero, estas soluciones nuevas presentan una dicotomía: si bien existen iniciativas basadas en la innovación con la intención de recrear relaciones intergrupales cooperativistas, sobre ellas mismas recae el peso del sistema económico que busca convertirlas en objetos transables y útiles en el mercado (Useche, 2009). A nuestro juicio, es en este escenario de disputa entre innovación y dinámicas hegemónicas mercantiles donde se hacen tangibles las estrategias de resistencia de los grupos menos favorecidos en los escenarios de gentrificación.

Tomando como punto de partida estas consideraciones, que muestran la estrecha relación entre las especificidades locales de la gentrificación, y las nuevas economías y estrategias de adaptación de los grupos de menores recursos, el presente artículo pretende constatar los efectos no esperados de un proceso de gentrificación en el barrio La Floresta de Quito, ubicado en pleno hipercentro de la ciudad. El interés del artículo se centra en realizar un primer acercamiento teórico-empírico a la zona de estudio para identificar los cambios, la importancia y los efectos que introducen formas específicas de gentrificación en la urbe.

El análisis se realiza en torno a tres dimensiones: la materialización de procesos de cambio poblacional, la mutación en los usos del suelo y la inserción de nuevas economías alternativas. La primera explora en qué medida la pérdida y ganancia de población han moldeado la composición social del barrio los últimos años. La segunda examina cómo la planificación urbana y el interés inmobiliario han influido en los cambios sobre el uso del suelo del barrio. Finalmente, la tercera inquiere sobre cómo las nuevas formas de producción que ha desarrollado una clase creativa dentro del barrio, enmarcadas en la lógica de la economía solidaria (Coraggio, 2011) y alternativa, pueden renovar el portafolio de activos de la clase popular buscando su inserción en el mercado laboral. La selección de estas tres dimensiones pretende aportar a la comprensión de la gentrificación como un fenómeno complejo, multidimensional, en constante transformación, y con limitaciones y posibilidades para la integración de los grupos.

El trabajo está organizado en cuatro secciones. En la primera se caracterizan brevemente los procesos de gentrificación en Quito y se describe específicamente la situación de La Floresta. En la segunda se analizan los cambios en sus usos del suelo. En la tercera se aborda el tema del mercado laboral y las economías emergentes en el barrio. Finalmente, en las conclusiones, se esbozan los efectos no esperados que presenta la gentrificación en esta área de la ciudad, con la intención de incentivar indagaciones nuevas acerca de la inclusión e hibridación social en esos contextos.

Contexto de la gentrificación en Quito y el barrio La Floresta

Actualmente no existe una bibliografía que registre amplia y sistemáticamente el proceso de gentrificación en la ciudad de Quito o en las demás ciudades ecuatorianas. Sin embargo, es posible identificar ciertas características de este proceso a partir de algunos estudios. Como referente de partida, Martí-Costa, Durán y Marulanda (2016) evidencian una debilidad en los procesos de gentrificación en distintas áreas de Quito. Por un lado, no se detectan en el centro histórico patrimonial de la ciudad. Por el otro, en las zonas urbanas consolidadas, no en todos los casos, las mejoras socioeconómicas de los grupos y el interés inmobiliario están directamente relacionados con dinámicas de desplazamiento. Finalmente, en las nuevas áreas de desarrollo, que corresponden a zonas periféricas, más que desplazamiento directo de antiguos habitantes se presentan desplazamientos de actividades rurales con un incremento de la fragmentación socio espacial.

Por la misma vía, Durán, Martí y Mérida (2016) incorporan el concepto de gentrificación al debate de dos zonas periurbanas de Quito (Cumbayá y Calderón) donde se ha llevado una mayor transformación socioespacial recientemente. El estudio sugiere la configuración de un escenario embrionario de gentrificación en las áreas periurbanas de la ciudad a partir de tres procesos: 1) la construcción de asentamientos de una nueva clase media que migra a la periferia, 2) las transformaciones socioeconómicas y culturales evidenciadas a través de la transición de actividades económicas, zonificaciones nuevas y nuevos patrones de consumo, y 3) la marginalización de usuarios de bajos ingresos.

Para el caso específico del centro histórico de Quito se han realizado estudios acerca de la pérdida de población a partir de las políticas de vivienda (Garzón, 2013), la incidencia de la participación ciudadana en las políticas de rehabilitación (López, 2014) y el papel de los movimientos sociales ante la amenaza de desplazamiento (Marulanda, 2016). Si bien estas investigaciones revelan dinámicas de gentrificación simbólica a partir de una explotación turística del espacio desde la institucionalidad pública, señalan que ellas no ocurren con la misma agresividad e intensidad que caracterizan a otros casos de rehabilitación de centros históricos en ciudades latinoamericanas. Igualmente, identifican un desinterés por parte de los pobladores y del sector privado por residir e invertir en dicha área de la ciudad.

De esta manera, la literatura local sugiere que no hay evidencia de un proceso de desplazamiento directo claro y consumado tanto en áreas urbanas como periurbanas. Además, que en su devenir puede implicar procesos de fragmentación espacial, copresencia y segregación. En este sentido, al ser la gentrificación un fenómeno urbano en constante transformación, y existiendo pocos estudios locales que den cuenta de su diversidad en la ciudad, son necesarias las investigaciones constantes para dilucidar cómo muta y actúa en determinadas zonas. Para los fines de este artículo, importan particularmente las zonas urbanas consolidadas que han sido focos de interés cultural. Se reconoce al barrio La Floresta como un lugar propicio para estudiar dicho fenómeno en tanto dispone de una localización central que ha despertado la atención por parte de ciertos grupos sociales y culturales.

El barrio La Floresta se encuentra localizado en la parroquia urbana Mariscal Sucre, la cual pertenece a lo que se ha llamado el hipercentro de la ciudad. Geográficamente se ubica entre los barrios Guápulo, El Dorado, González Suárez y La Vicentina. Las vías principales que lo conectan con el resto de la ciudad son la Avenida La Coruña, la calle Ladrón de Guevara y la Avenida 12 de Octubre (véase Imagen 1). Según Sánchez (2012), La Floresta tiene un origen hacendatario, cuyo fraccionamiento dio paso a la construcción de un barrio de clase media. La fecha de su fundación aún está en discusión. Algunas fuentes aseguran que fue en 1940 y otras en 1917, siendo esta última la más aceptada. Según datos del último Censo de Población y Vivienda,2 con fecha de 2010, La Floresta cuenta con una población de 5.758 habitantes distribuidos en 2.103 hogares y 2.088 viviendas, estimándose una tasa de crecimiento demográfico del -1,5% para 2015. La mayoría de sus residentes pertenecen a estratos medios, predominando los blancos mestizos y la población adulta.

Imagen 1. Ubicación del barrio La Floresta

Imagen 1. Ubicación del barrio La Floresta

Fuente: elaboración propia a partir de Google Earth.

La Floresta es considerado como uno de los barrios primordialmente residenciales de Quito, donde las actividades comerciales minoristas conservan aún un papel muy importante. Sin embargo, la presencia de restaurantes accesibles de comida casera, la organización comunal, las fiestas y las procesiones católicas realizadas en él, que confirman dinámicas tradicionales del barrio, se entrecruzan con la imagen de modernidad que se construye recientemente para La Floresta (Sánchez, 2012). Esto debido a que en los últimos años su dinámica ha tomado un matiz distinto, convirtiéndose en uno de los espacios culturales más atrayentes dentro de la ciudad, con nuevos actores, y propuestas sociales y económicas. Por un lado, la presencia de población joven, estudiantes universitarios, extranjeros, artistas y bohemios reconocidos viene aconteciendo con cierta intensidad. Por el otro, existe un mercado inmobiliario en auge dirigido a estratos medios-altos y altos a partir de la construcción reciente de edificios residenciales, y el incremento progresivo de restaurantes de lujo (Rosero, 2015), instituciones educativas privadas de artes, cines, bares y cafés,3 los cuales ayudan a reforzar su identidad como un barrio de artistas e intelectuales (Villegas, 2014).

El ingreso de estos nuevos actores y actividades económicas al barrio responde a las características privilegiadas de su localización en la urbe, ya que cuenta con todos los servicios urbanos y brinda facilidades para su acceso tanto al interior, como a las afueras de la ciudad. De la misma manera, la tipología de las viviendas, su historia y aspecto patrimonial lo ubican como un lugar de preferencia cultural y residencial por una clase media. Ley (1994) considera que las transformaciones acontecidas en el modelo económico postfordista produjeron una sociedad consumidora de servicios, en donde el nuevo perfil laboral, el incremento de valores individualistas y el alto nivel de capital cultural encarnado en agentes específicos transformaron drásticamente el modelo sociodemográfico con la construcción de una nueva clase, y el uso y consumo del espacio urbano. Los factores ligados al fenómeno de gentrificación de áreas centrales se explicarían, según este autor, por el interés de ese nuevo grupo por habitar en un lugar con arquitectura patrimonial, y donde se alberguen circuitos económicos y culturales que permitan expresar su estatus social y pronunciar su estilo de vida.

Sin embargo, debido a que el interés de la población nueva que está transformando La Floresta no se concentra únicamente en los aspectos culturales, sino que se relaciona con el uso de la tecnología y la innovación, es posible asegurar que el barrio se está convirtiendo en el foco de atención de una nueva clase creativa, siguiendo el término acuñado por Florida (2010). Dicha clase emerge actualmente en la ciudad a la par que se crea un mercado nuevo en torno a esta, lo cual implica negocios nuevos ligados a los hábitos de consumo y al uso de herramientas tecnológicas, encontrando un terreno fértil en La Floresta. Esto ha generado cambios profundos en el barrio, como la revitalización de edificaciones y calles, la aparición de negocios y el incremento del uso de aplicaciones, redes sociales y barriales para proponer una imagen nueva al barrio.

Paralelamente, esa clase social está gestando otro proceso que contempla la inserción de los residentes de bajos ingresos a nuevas redes de trabajo e innovación laboral, con las cuales podrían ver mitigados los procesos de aislamiento que los amenazan (Katzman, 2001). Así, no existe una intención declarada de desplazamiento o exclusión, sino de inclusión, lo que transforma la situación de los menos calificados en el mercado de trabajo a través de cambios en la morfología urbana y la estructura económica del barrio (Capel, 2002; Molinatti, 2013). Con todo esto, se evidencian en La Floresta nuevas formas de economía que acompañan el ingreso de esta nueva clase, sustentadas en principios sociales y solidarios (Coraggio, 2011), que buscan cambiar los condicionantes de orden económico y urbanístico que tiene el barrio, y que impacta el vínculo de los residentes con el mercado laboral.

Cambios en los usos del suelo en La Floresta

Los nuevos actores y economías no son posibles de entender sin remitirse a los cambios en los usos del suelo que ha experimentado La Floresta a lo largo de su historia. Si bien estos cambios han sido resultado de un proceso perenne de fusión histórica de factores demográficos, socioeconómicos y culturales, responden más a las transformaciones diversas derivadas de la planificación urbana del siglo XX. Su conformación como barrio urbano a finales de la década de 1940 le permitió integrarse en la dinámica de la ciudad, considerada como parte del sistema de multicentralidades propuesto dentro del Plan Regulador Urbano de Quito, elaborado por Guillermo Jones Odriozola entre 1942 y 1944 (Jones Odriozola, 1945). Este Plan le otorgó a La Floresta un papel importante dentro del conglomerado urbano, caracterizando a la zona como uno de los núcleos residenciales y universitarios de la ciudad.

Desde la mitad del siglo XX se inauguran distintos centros universitarios (la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Escuela Politécnica Nacional) que ayudaron a reforzar la centralidad del barrio, además de incidir en su heterogeneidad social –en términos de edad, ingreso y nivel educativo– y de actividades económicas expresadas en pequeños negocios familiares, talleres artesanales y servicios para la población estudiantil. Sin embargo, pese a este énfasis universitario, La Floresta logra preservar su carácter residencial y de viviendas unifamiliares que instauró la planeación moderna en la ciudad a partir del Plan Regulador de Odriozola y los subsecuentes Planes Directores de la ciudad (Ilustre Municipio de Quito, 1967; 1973; 1984).

Dos momentos han sido decisivos en la historia reciente del barrio para su configuración urbana y de usos del suelo: el primero responde al proceso de modernización que se llevó a cabo bajo el boom petrolero en la década de 1980, y el segundo corresponde a los cambios producidos como resultado de la globalización y la expansión en la década de 1990 (Carrión y Erazo, 2012). A partir de estos momentos, se establecieron nuevas centralidades en Quito, impactando la accesibilidad del barrio y dejándolo más propenso a otras significaciones sociales, cambios en los usos del suelo y procesos de ocupación territorial.

La Floresta, desde entonces, se convirtió en un barrio donde es posible encontrar diversidad en el entorno construido: las casas patrimoniales y unifamiliares de 50 o más años de antigüedad coexisten con edificios modernos que van ganando espacio en su tejido urbano (Vizuete, 2017). La gran mayoría de las edificaciones alcanzan una altura que va entre uno y cinco pisos, debido al límite de altura que permite la Ordenanza No. 135 del Plan Especial del Sector La Floresta, aprobada en 2011 (Concejo Metropolitano de Quito, 2011). Esta Ordenanza le asigna la categoría de barrio de uso residencial dos, lo que corresponde a zonas de uso residencial donde se permiten comercios, y servicios de nivel barrial y sectorial, además de equipamientos barriales, sectoriales y zonales. También indica que dicha categoría es incompatible con usos de suelo relacionados con bares, sitios de entretenimiento nocturno, discotecas y grandes centros hoteleros. La Ordenanza buscó generar un proyecto armónico entre el entorno construido del barrio actualmente y las incursiones contemporáneas, sin afectar su espíritu histórico y popular. Dentro de los programas contempló repotenciar el carácter turístico, residencial e histórico que posee La Floresta, a la vez que proteger su patrimonio arquitectónico y urbano, consolidar los equipamientos, y mejorar la movilidad y el espacio público.

No obstante, desde hace unos diez años y pese a la norma vigente, se puede constatar la presencia y construcción de edificaciones de mayor altura destinadas a vivienda y oficinas. Con esto el perfil urbano del barrio viene mostrando variaciones (véase Imagen 2), pues a pesar del Plan Especial la construcción de estos edificios en altura no se ha interrumpido. La estratégica localización de La Floresta la convierte en un lugar codiciado por el sector inmobiliario para proliferar sus proyectos (Romero, 2017b). Igualmente, la expansión de bares, karaokes, cafés, restaurantes y otras actividades relacionadas con el uso comercial y servicios retumba en las preocupaciones de sus habitantes, quienes han solicitado a la municipalidad evaluar la Ordenanza que rige los usos del suelo en el barrio para precautelar su aspecto residencial y tradicional (Romero, 2017a).

Imagen 2. Perfil urbano de La Floresta: calle Asturias (arriba) y calle Gonzalo de Vera (abajo)

Imagen 2. Perfil urbano de La Floresta: calle Asturias (arriba) y calle Gonzalo de Vera (abajo)

Fuente: elaboración propia con base en fotografía de la autora.

Los cambios en los usos del suelo y la falta de control de la norma urbana han propiciado la construcción de edificaciones y negocios, y la presencia de grupos sociales nuevos, lo que ha supuesto un ciclo de revalorización del barrio que se refleja en procesos de consolidación de nuevas rentas diferenciales a partir de mayores alturas en las edificaciones y usos más rentables (Jaramillo, 2009). Dicha consolidación obedece a intereses inmobiliarios, pero también a los principios de aglomeración y accesibilidad de la economía urbana (Camagni, 2005). Se entiende por interés inmobiliario a todas las acciones relacionadas con el suelo, la construcción y las mejoras de inmuebles, las cuales vienen modificando el entorno construido para facilitar la circulación del capital inmobiliario. Los principios están dados por las facilidades y beneficios de La Floresta en cuanto a su ubicación privilegiada en la ciudad, lo que provoca influencias positivas que se materializan en nichos de concentración de información, cultura, educación y trabajo que disminuye los costos de comunicación, y transporte para empresas y consumidores.

Otro factor que ha supuesto la revalorización del barrio ha sido el aumento en los precios del arriendo de las viviendas. Casas antiguas construidas durante su proceso de conformación ya no encuentran una continuidad generacional familiar y son ocupadas por una nueva clase creativa expresada en profesionales, artistas o promotores culturales. Los datos estadísticos dan cuenta de algunas características de esta situación. El Censo de 2010 registró que el 44,4% de las viviendas eran arrendadas, y que el 40,3% y el 34,8% de los hogares viven en departamentos y en cuartos de inquilinato, respectivamente. Si bien en la historia del barrio siempre ha habido viviendas en estado de arrendamiento, ya no son arriendos asequibles en el que conviven familias antiguas con los estudiantes de las universidades aledañas. Son arriendos más costosos que sólo pueden ser costeados por esa nueva clase social.

Aunque se perciban cambios en las rentas e incrementos de los arriendos en La Floresta con cierta intensión de expulsar a sus habitantes tradicionales, la presencia de una clase creativa se ha traducido en una coexistencia espacial entre diferentes grupos y actividades económicas que, dadas ciertas condiciones de cantidad e intenciones, pueden controlar su salida o permanencia. Esto se observa en la percepción favorable de algunos frente a la inclusión de espacios culturales:

Entrevistadora: ¿y la relación entre los vecinos cómo es? O sea, ¿los vecinos están de acuerdo con estos establecimientos?

Entrevistada: claro, no ha habido ningún problema, no, no. Porque aquí no es bar, es un sitio más bien de, cómo se llama, de arte, de artesanía. Entonces no les molesta, para nada (entrevista a artesana del barrio, noviembre de 2017).

Su ingreso ha provocado cambios evidentes en la estructura socioeconómica del barrio, brindando una configuración más heterogénea. En la investigación hemos evidenciado que el grupo nuevo busca mantener a la población tradicional dentro del barrio a través de sus acciones de inclusión en el mercado laboral usando nuevas economías.

Mercado laboral en La Floresta: ¿es posible una economía alternativa y solidaria?

De Mattos (2006) ha descrito cómo los procesos de globalización y modernización capitalista han contribuido a la transformación de las metrópolis latinoamericanas. De las tendencias identificadas de este proceso, dos llaman la atención: las nuevas estructuras productivas y la desregulación de los mercados de trabajo. La primera pone en el núcleo de la economía urbana a los servicios, mientras que la segunda incide en sus dinámicas socioterritoriales bajo formas nuevas de exclusión y fragmentación. A dichas tendencias se suma la concerniente a la que funciona en el campo de la ideología, ya que los principios de la economía neoliberal también impactan los modos de entender la producción y el consumo en la ciudad: basados en valores individualistas y competitivos, las dos áreas marchan al margen de la satisfacción de las necesidades y el bienestar de la vida en sociedad (Pradilla, 2009).

Frente a este sistema imperante se presentan opciones basada en la acción colectiva, el pensamiento crítico y el desarrollo de prácticas económicas alternativas. La economía social y solidaria aporta ciertos valores al servicio de ese cambio en el modelo, configurando un movimiento social que participa en la consolidación de comunidades más justas y horizontales (Coraggio, 2011).

Quito no ha estado exenta a dichas tendencias. Es posible observar el surgimiento de centralidades nuevas en su área metropolitana sustentadas en el sector servicios, a la par que se acrecientan desigualdades intraurbanas derivadas del ingreso, y la manera competitiva de consumir y producir. Sin embargo, la experiencia en La Floresta tiende a cambiar esta faceta. La exclusión y el desempleo despiertan el interés de la clase creativa para cambiar esa situación y no precisamente a través de las reglas del mercado.

Para indicar los cambios que han experimentado los residentes de La Floresta, producto de la inserción de esta nueva clase conviene ir, nuevamente, a algunos datos estadísticos. Según el Censo de 2010, en el barrio hubo un aumento de plazas de trabajo a través de emprendimientos renovados de producción: 76 residentes se incluyeron laboralmente a partir de nuevos emprendimientos, mientras que en el año 2001 apenas 18 residentes del barrio lograron incorporarse al mundo laboral. En cuanto a las tasas de desempleo y subempleo, el Censo de 2010 registró una cifra de 3,4% y 45,1% respectivamente, siendo la más baja en comparación al censo anterior realizado en el 2001. El ingreso mensual promedio para 2010 fue de US$587. Estas cifras permiten inferir cierta estabilidad económica ganada en el periodo intercensal.

Ahora bien, la estabilidad adquirida corresponde al periodo en el que inicia la ubicación de nuevos actores y economías en el barrio. A partir de ese momento, los nuevos procesos productivos relacionados con emprendimientos se desarrollan principalmente en el ámbito de la cultura y las nuevas tecnologías, con la intensión de refundar comunidades cooperativistas. Estas formas nuevas de producir pretenden originar redes sociales modernas, intercambios de conocimientos, formas de colaboración renovadas y comunidades más heterogéneas sirviendo de sostén para evitar los impactos del modelo económico imperante (Useche, 2009). Los mercados de economía solidaria son los que han tenido mayor protagonismo en La Floresta. Ellos posibilitan la creación de redes que, a su vez, facilitan la participación en el mercado de productos de comercio justo y la formación de microempresas dedicadas a todo tipo de actividades económicas. Esto se ejemplifica a partir de la experiencia desarrollada por La Casa del Árbol, espacio cultural inaugurado en 2007, que se propuso impulsar proyectos comunitarios, como lo expresa el siguiente testimonio:

Aquí funcionan diversos procesos que usan la casa para sus propios fines […]. Aquí nacieron Warmi, vendiendo mermelada, y demás. Entonces, es un lugar donde puedes comenzar algo. También hay un chico que vino a aprender pizza y ahora tiene su propio local, que es otra experiencia muy interesante. Entonces nosotros brindamos la casa para que las cosas se den. […] Funcionamos muy de grupo, iniciativas que surgen grupalmente. Pero para mucha gente de la ciudad tampoco es fácil de entender esto […], una experiencia más horizontal, más abierta, más solidaria. Otra cosa que también hacemos es que, bueno, es un lugar de encuentro, pero también es un lugar de contactos (entrevista a Fabricio, representante de La Casa del Árbol, noviembre 2017)

En el barrio se encuentran distintos emprendimientos que se desarrollan bajo principios de responsabilidad social, desarrollo sostenible, equidad, para mencionar solo algunos. Entre los negocios nuevos que responden a estas dinámicas y principios es posible hallar los siguientes:

  • La Casa del Árbol: espacio para el encuentro comunitario y la creación de un “nosotros mismos” y otras formas de relación con la naturaleza, la comida, el arte y la vida.

  • Warmi: emprendimiento de productos orgánicos artesanales.

  • ReciVeci: emprendimiento ciudadano con el fin de repotenciar el trabajo de recicladores de base.

  • Cooperativa Zapallo Verde: productos agroecológicos.

  • Casa Balvin: asociación de artesanos.

  • El Salinerito: red de emprendimiento familiares de la provincia de Bolívar. Productos lácteos y chocolate.

Estos proyectos potencian la viabilidad y sostenibilidad de las organizaciones de economías solidarias y alternativas, y crean circuitos diferentes a los circuitos económicos hegemónicos desde una visión de consumo responsable. Así, se divisa la formación de fuerzas productivas renovadas en La Floresta con un tinte más social y que no solo se concentran en enfrentar el desempleo, sino en formar formas novedosas de asociación alimentadas por la diversidad, capaces de generar cambios profundos en la mentalidad y, además, insertando a los sectores menos calificados al mercado laboral a través de la repotenciación de su portafolio de activos. De este modo, el barrio se ha convertido en el destino de una clase creativa nueva que modifica los procesos económicos y emplazan formas alternativas de producción y consumo.

Discusión final

Las características de localización en la ciudad y de historia cultural han convertido a La Floresta en un barrio potencial para desarrollar procesos de gentrificación en Quito. Sin embargo, así como lo ha referenciado la literatura local, todavía no hay evidencia de un proceso claro y consumado de desplazamiento directo de antiguos habitantes. Si bien la llegada de nuevos proyectos inmobiliarios, actividades económicas y grupos sociales está siendo garantizada por los cambios en los usos del suelo y la carencia de control municipal a la norma urbanística, no amenaza con expulsar a sus habitantes. En ese sentido, los procesos de gentrificación en La Floresta –entendidos en el sentido clásico del término– se encuentran limitados por dos factores: la debilidad del sector inmobiliario para ocasionar desplazamiento directo de habitantes tradicionales y la llegada de nuevos grupos sociales con mayores capitales que no buscan desplazarlos, sino, más bien, incluirlos. Es este segundo factor el que brinda posibilidades para que la gentrificación en La Floresta asuma un semblante distinto. En el escenario actual de revalorización que acontece en el barrio se puede vislumbrar una intención de mixtura social y de actividades en lo que respecta al campo productivo y creativo. Teniendo dicha intención como objetivo, los grupos nuevos empiezan a gestar un proceso de inclusión de la población residente de menores recursos.

De esta manera, cabe preguntarse acerca del abanico de oportunidades y posibilidades que puede presentar la inserción de una clase creativa dentro de un barrio de la ciudad para prevenir el desplazamiento. Para tener una visión clara al respecto, vale la pena inquirir por la relación entre los cambios demográficos, las economías nuevas y la intensión de los grupos nuevos frente al barrio y sus antiguos habitantes. A partir de esto podríamos hacernos algunas preguntas de investigación: ¿cómo se insertan las nuevas formas de producción alternativas en los barrios en procesos de gentrificación? ¿Cuáles son sus efectos en las estructuras urbana, social y económica? ¿Cuál es su capacidad para gestionar, a partir de emprendimientos nuevos, la inserción de población menos calificada en el mercado laboral?

El artículo intenta responder, en cierta medida, esas preocupaciones. La idea que existe detrás de la construcción de un espacio permanente de trabajo e inclusión entre personas excluidas del mercado laboral y una clase creativa nueva en La Floresta permite sugerir líneas nuevas de investigación sobre el fenómeno de gentrificación en la ciudad y la región. La experiencia de La Floresta sirve para develar cómo surgen otras opciones diferentes al desplazamiento de la población original a través de procesos de adaptación e hibridación. Los hallazgos de la investigación en curso, al igual que el contacto establecido con residentes nuevos y antiguos, permiten intuir que las formas nuevas de producción ligadas a emprendimientos –en su mayoría impulsadas por jóvenes– contribuyen a transformar los parámetros jerárquicos y cerrados del mercado en organizaciones cooperativistas marcadas por la diversidad y la inclusión, creando un fenómeno de hibridación de grupos sociales. Así, se puede percibir en La Floresta la intensión de idear estrategias no solamente para combatir la falta de ingresos y la tendencia al desplazamiento, sino para formar fuerzas productivas incluyentes nuevas que puedan generar cambios profundos en el barrio, y que, a su vez, sean replicables en el resto de la ciudad.

Finalmente, vale indicar que la municipalidad debe tomar acciones para evaluar y regular de forma efectiva los usos del suelo del barrio, de lo contrario, estos seguirán siendo dictados por el capital inmobiliario. Si esta lógica continúa en La Floresta, los residentes antiguos y nuevos, las cooperativas y los emprendimientos nuevos se verán en la necesidad de idear estrategias para enfrentarse con la ciudad, convirtiendo a su barrio en lugar de innovación para subvertir los mecanismos de dominación institucional-empresarial del neoliberalismo.

Referencias

CAMAGNI, R. (2005). Economía urbana. Barcelona: Antonio Bosch.

CAPEL, H. (2002). La morfología de las ciudades. Vol. I. Sociedad, cultura y paisaje urbano. Barcelona: Serbal.

CARRIÓN, F. y ERAZO, J. (2012). “La forma urbana de Quito: una historia de centros y periferias”. Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, 41 (3): 503-522.

CONCEJO METROPOLITANO DE QUITO. (2011). Ordenanza No. 135. Consultado en: http://www7.quito.gob.ec/mdmq_ordenanzas/Ordenanzas/ORDENANZAS%20MUNICIPALES%202011/ORDM-0135%20%20%20%20LA%20FLORESTA-PLAN%20ESPECIAL.PDF

CORAGGIO, J. L. (2011). Economía social y solidaria. El trabajo antes que el capital. Quito: Abya-Yala

DE MATTOS, C. (2006). “Modernización capitalista y transformación metropolitana en América Latina: cinco tendencias constitutivas”. En: A. I. Geraiges, M. Arroyo y M. L. Silveira (eds.), América Latina: cidade, campo e turismo. Buenos Aires: CLACSO, Universidade de São Paulo, pp. 41-74.

DURÁN, G., MARTÍ, M. y MÉRIDA, J. (2016). “Crecimiento, segregación y mecanismos de desplazamiento en el periurbano de Quito”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales, 56: 123-146.

FLORIDA, R. (2010). La clase creativa: la transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI. Madrid: Espasa.

GARZÓN, N. (2013). Pérdida de población en el centro histórico de Quito: un análisis desde la incidencia de las políticas de vivienda (2003-2012). Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Gobierno de la Ciudad.

ILUSTRE MUNICIPIO DE QUITO. (1967). Memoria del Plan Director de Urbanismo de San Francisco de Quito. Ordenanza general No. 1165. Quito: Imprenta Municipal.

ILUSTRE MUNICIPIO DE QUITO. (1973). Quito y su Área Metropolitana. Plan Director 1973-1993. Quito: Imprenta Municipal.

ILUSTRE MUNICIPIO DE QUITO. (1984). Plan Quito. Esquema Director. Quito: Imprenta Municipal.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS. (2001). Censo de Población y Vivienda. Consultado en: http://www.ecuadorencifras.gob.ec/base-de-datos-censo-de-poblacion-y-vivienda-2001/

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS. (2010). Censo de Población y Vivienda. Consultado en: http://www.ecuadorencifras.gob.ec/base-de-datos-censo-de-poblacion-y-vivienda-2010/

JANOSCHKA, M. (2011). “Geografías urbanas en la era del neoliberalismo. Una conceptualización de la resistencia local a través de la participación y la ciudadanía urbana”. En: Investigaciones Geográficas, (76), 118-132.

JANOSCHKA, M., SEQUERA, J. y SALINAS L. (2014). “Gentrificación en España y América Latina, un diálogo crítico”. Revista de Geografía Norte Grande, 58: 7-40. Consultado en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34022014000200002

JARAMILLO, S. (2009). Hacia una teoría de la renta del suelo urbano. Bogotá: Universidad de Los Andes.

JONES ODRIOZOLA, G. (1945). Memorias del Plan Regulador de Quito de 1942-1944. Quito: Ilustre Municipio de Quito.

KATZMAN, R. (2001). “Seducidos y abandonados: el aislamiento de los pobres urbanos”. Revista de la Cepal, 75: 171-189.

LEY, D. (1994). “Gentrification and the politics of the new middle class”. Environment & Planning D: Society & Space, 12 (1): 53-74.

LÓPEZ, E. (2014). Incidencia de la participación ciudadana en las políticas de rehabilitación urbana: el caso de la Avenida 24 de Mayo, Quito-Ecuador. Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Estudios Urbanos.

MARTÍ-COSTA, M., DURÁN, G. y MARULANDA, A. (2016). “Entre la movilidad social y el desplazamiento. Una aproximación cuantitativa a la gentrificación en Quito”. Revista INVI, 31 (88): 131-160.

MARULANDA, A. (2016). Movimientos sociales frente al desplazamiento: ¿cómo desafiar la gentrificación? Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Estudios Urbanos.

MOLINATTI, F. (2013). “Segregación residencial e inserción laboral en la ciudad de Córdoba”. Eure, 39 (117): 117-145.

PRADILLA, E. (2009). “La mundialización, la globalización imperialista y las ciudades latinoamericanos”. Bitácora Urbano Territorial, 2 (15): 13-36.

ROMERO, D. (2017a, noviembre 1). “La Ordenanza que rige para La Floresta, en Quito, será evaluada”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/ordenanza-quito-floresta-evaluacion-movilidad.html

ROMERO, D. (2017b, noviembre 10). “La planificación de seis barrios de Quito se hace con normas especiales”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/planificacion-barrios-normasespeciales-quito-municipio.html

ROSERO, M. (2015, abril 23). “La zona rosa comienza a extenderse hacia la Floresta”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/zona-rosa-floresta-negocios-servicios.html

SÁNCHEZ, T. (2012). “La Floresta protege su identidad”. Revista Q, 29: 12-15.

USECHE, O. (2009). “Jóvenes y productividad: las nuevas formas del trabajo y el problema del desarrollo humano”. Polis, 8 (23): 195-224.

VILLEGAS, M. (2014). Graffiti y street art como prácticas corporales (o de cómo la experiencia de la ciudad pasa por el cuerpo). La Floresta y Chillogallo, Quito, Ecuador Quito: FLACSO Ecuador, tesis para optar al título de Maestría en Antropología Visual y Documental Antropológico.

VIZUETE, V. (2017, septiembre 3). “La Floresta lucha por preservar su identidad”. El Comercio. Consultado en: http://www.elcomercio.com/tendencias/floresta-lucha-preservar-identidad.html.

Notas

El artículo presenta resultados parciales de la investigación que realiza la autora en el marco de su de tesis de maestría en Estudios Urbanos en FLACSO-Ecuador. Por consiguiente, los resultados esbozados corresponden a hallazgos iniciales que develan la particularidad del caso de estudio y que serán ampliados en próximas entregas.
Los datos estadísticos mencionados en el texto pertenecen a los Censos de Población y Vivienda 2001 y 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Censos del Ecuador (INEC), los cuales fueron consultados de su sitio web para su posterior análisis.
Por ejemplo, bares y cafés como El Pobre Diablo y La Cleta, restaurantes gourmet como Mar y Luna, la sala de cine alternativo Ocho y Medio, el Instituto Superior Tecnológico de Cine y Actuación Incine, y el Instituto Metropolitano de Diseño.

Referencias

CAMAGNI, R. (2005). Economía urbana. Barcelona: Antonio Bosch Editores.

CAPEL, H. (2002). La morfología de las ciudades. Vol. I. Sociedad, cultura y paisaje urbano. Barcelona: Ediciones del Serbal.

CARRIÓN, F. y ERAZO, J. (2012). “La forma urbana de Quito: una historia de centros y periferias”. En: Bulletin de l’Institut français d’études andines, 41(3), 503-522.

CORAGGIO, J. L. (2011). Economía social y solidaria. El trabajo antes que el capital. Quito: Ediciones Abya-Yala

DE MATTOS, C. (2006). “Modernización capitalista y transformación metropolitana en América Latina: cinco tendencias constitutivas”. En: Geraiges, A. I., Arroyo, M. y Silveira, M. L. (eds.), América Latina: cidade, campo e turismo. Buenos Aires: CLACSO - Universidade de São Paulo, pp. 41–74.

DURÁN, G., MARTÍ, M. y MÉRIDA, J. (2016). “Crecimiento, segregación y mecanismos de desplazamiento en el periurbano de Quito”. En: Íconos. Revista de Ciencias Sociales, (56), 123-146.

FLORIDA, R. (2010). La clase creativa: la transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI. Madrid: Espasa Libros.

GARZÓN, N. (2013). Pérdida de población en el Centro Histórico de Quito: un análisis desde la incidencia de las políticas de vivienda (2003-2012) (Tesis de maestría). Quito: FLACSO Ecuador

INEC - Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Bases de datos de Censo de Población y Vivienda 2001 y 2010. Consultado en: http://www.inec.gob.ec/estadisticas/.

JANOSCHKA, M. (2011). “Geografías urbanas en la era del neoliberalismo. Una conceptualización de la resistencia local a través de la participación y la ciudadanía urbana”. En: Investigaciones Geográficas, (76), 118-132.

JANOSCHKA, M., SEQUERA, J. y SALINAS L. (2014). “Gentrificación en España y América Latina, un diálogo crítico”. En: Revista de Geografía Norte Grande, (58), 7-40.

JARAMILLO, S. (2009). Hacia una teoría de la renta del suelo urbano. Bogotá: Universidad de los Andes.

KATZMAN, R. (2001). “Seducidos y abandonados: el aislamiento de los pobres urbanos”. En: Revista de la Cepal (75), 171-189.

LEY, D. (1994). “Gentrification and the politics of the new middle class”. En: Environment & Planning D: Society & Space, 12(1), 53-74.

LÓPEZ, E. (2014). Incidencia de la participación ciudadana en las políticas de rehabilitación urbana: el caso de la Avenida 24 de Mayo, Quito-Ecuador (Tesis de maestría). Quito: FLACSO Ecuador.

MARTÍ-COSTA, M., DURÁN, G. y MARULANDA, A. (2016). “Entre la movilidad social y el desplazamiento. Una aproximación cuantitativa a la gentrificación en Quito”. En: Revista INVI, 31(88), 131-160.

MARULANDA, A. (2016). Movimientos sociales frente al desplazamiento: ¿cómo desafiar la gentrificación? (Tesis de maestría). Quito: FLACSO Ecuador.

MOLINATTI, F. (2013). “Segregación residencial e inserción laboral en la ciudad de Córdoba”. En: Revista EURE, 39(117), 117-145.

PRADILLA, E. (2009). “La mundialización, la globalización imperialista y las ciudades latinoamericanos”. En: Bitácora Urbano Territorial, 2(15), 13-36.

ROMERO, D. (2017a). “La Ordenanza que rige para La Floresta, en Quito, será evaluada”. En: Diario el Comercio, 1 de noviembre. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/ordenanza-quito-floresta-evaluacion-movilidad.html.

ROMERO, D. (2017b). “La planificación de seis barrios de Quito se hace con normas especiales”. En: Diario El Comercio, 10 de noviembre. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/planificacion-barrios-normasespeciales-quito-municipio.html.

ROSERO, M. (2015). “La zona rosa comienza a extenderse hacia la Floresta”. En: Diario El Comercio, 23 de abril. Consultado en: http://www.elcomercio.com/actualidad/zona-rosa-floresta-negocios-servicios.html.

SÁNCHEZ, T. (2012). “La Floresta protege su identidad”. En: Revista Q, (29), 12-15.

USECHE, O. (2009). “Jóvenes y productividad: las nuevas formas del trabajo y el problema del desarrollo humano”. En: Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, 8(23), 195-224.

VILLEGAS, M. (2014). Graffiti y street art como prácticas corporales (o de cómo la experiencia de la ciudad pasa por el cuerpo). La Floresta y Chillogallo, Quito, Ecuador (Tesis de maestría). Quito: FLACSO Ecuador.

VIZUETE, V. (2017). “La Floresta lucha por preservar su identidad”. En: Diario El Comercio, 3 de septiembre de 2017. Consultado en: http://www.elcomercio.com/tendencias/floresta-lucha-preservar-identidad.html.

Cómo citar

APA

Cevallos Aráuz, A. (2018). Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito). Bitácora Urbano Territorial, 28(2), 25–33. https://doi.org/10.15446/bitacora.v28n2.70129

ACM

[1]
Cevallos Aráuz, A. 2018. Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito). Bitácora Urbano Territorial. 28, 2 (may 2018), 25–33. DOI:https://doi.org/10.15446/bitacora.v28n2.70129.

ACS

(1)
Cevallos Aráuz, A. Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito). Bitácora Urbano Territorial 2018, 28, 25-33.

ABNT

CEVALLOS ARÁUZ, A. Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito). Bitácora Urbano Territorial, [S. l.], v. 28, n. 2, p. 25–33, 2018. DOI: 10.15446/bitacora.v28n2.70129. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/70129. Acesso em: 28 mar. 2024.

Chicago

Cevallos Aráuz, Andrea. 2018. «Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito)». Bitácora Urbano Territorial 28 (2):25-33. https://doi.org/10.15446/bitacora.v28n2.70129.

Harvard

Cevallos Aráuz, A. (2018) «Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito)», Bitácora Urbano Territorial, 28(2), pp. 25–33. doi: 10.15446/bitacora.v28n2.70129.

IEEE

[1]
A. Cevallos Aráuz, «Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito)», Bitácora Urbano Territorial, vol. 28, n.º 2, pp. 25–33, may 2018.

MLA

Cevallos Aráuz, A. «Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito)». Bitácora Urbano Territorial, vol. 28, n.º 2, mayo de 2018, pp. 25-33, doi:10.15446/bitacora.v28n2.70129.

Turabian

Cevallos Aráuz, Andrea. «Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito)». Bitácora Urbano Territorial 28, no. 2 (mayo 1, 2018): 25–33. Accedido marzo 28, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/70129.

Vancouver

1.
Cevallos Aráuz A. Efectos no esperados del proceso de gentrificación. Barrio La Floresta (Quito). Bitácora Urbano Territorial [Internet]. 1 de mayo de 2018 [citado 28 de marzo de 2024];28(2):25-33. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/bitacora/article/view/70129

Descargar cita

CrossRef Cited-by

CrossRef citations1

1. Juan Fernando Salto Chabla, Pedro Javier Angumba Aguilar, Juan Felipe Quesada Molina, Julio Cesar Pintado Farfan. (2023). Indicadores de sostenibilidad urbana para la ciudad de Cuenca de infraestructura pública reciclada y reutilizada: revisión bibliográfica. AlfaPublicaciones, 5(2), p.6. https://doi.org/10.33262/ap.v5i2.340.

Dimensions

PlumX

Visitas a la página del resumen del artículo

2147

Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.