Las razones del voto en Colombia: Analizando las elecciones presidenciales de 2018.
The reasons for voting in Colombia: Analyzing the 2018 presidential elections
DOI:
https://doi.org/10.15446/cp.v19n37.105041Palabras clave:
Emociones, Elecciones, Uribismo, Proceso de paz (es)Emotion, election, uribismo, peace process, elections (en)
La presente investigación intenta dar cuenta de cu.les fueron las principales razones que explican el voto en Colombia durante las elecciones presidenciales del año 2018. Así, a través de un análisis teórico-estadístico, se exponen los diferentes componentes que explican el voto por los candidatos en la contienda electoral, poniendo marcada atención en las variables emociones y en qué medida y de qué manera estas jugaron un papel importante. Tomando como base el comportamiento político— electoral y el contexto político colombiano, que ha estado traspasado por diversos fenómenos de violencia, se concluye que la polarización izquierda-derecha en el pa.s fue determinante a la hora del ejercicio del voto por parte de la ciudadanía y generó emociones tanto positivas como negativas hacia los candidatos; una polarización que, a su vez, fue ocasionada por el uribismo como clivaje.
The present investigation titled "Emotions and politics: explanation of the Colombian electoral behavior in the 2018 presidential elections" attempts to account for the main reasons that explain the vote in Colombia during the 2018 presidential elections. Thus, by using a theoretical-statistical analysis is made, from which are exposed the different components that explain the vote in favor of candidates in the electoral contest, paying close attention to the emotion’s variables, and to what extent and in what way, these emotions played an important role. Taking the electoral political behavior as a basis and the Colombian political context that has been affected by various phenomena of violence, it is concluded that the left-right polarization in the country was decisive when it came to the exercise of the vote by the citizens, and generated both positive and negative emotions towards the candidates; a polarization that, in turn, was caused by Uribismo as a cleavage.
Recibido: 9 de febrero de 2023; Aceptado: 25 de enero de 2024
Resumen
La presente investigación intenta dar cuenta de cuáles fueron las principales razones que explican el voto en Colombia durante las elecciones presidenciales del año 2018. Así, a través de un análisis teórico-estadístico, se exponen los diferentes componentes que explican el voto por los candidatos en la contienda electoral, poniendo marcada atención en las variables emociones y en qué medida y de qué manera estas jugaron un papel importante. Tomando como base el comportamiento político— electoral y el contexto político colombiano, que ha estado traspasado por diversos fenómenos de violencia, se concluye que la polarización izquierda-derecha en el país fue determinante a la hora del ejercicio del voto por parte de la ciudadanía y generó emociones tanto positivas como negativas hacia los candidatos; una polarización que, a su vez, fue ocasionada por el uribismo como clivaje.
Palabras clave: emociones, elecciones, Colombia, uribismo, proceso de paz.Abstract
The present investigation, titled “Emotions and Politics: Explanation of the Colombian Electoral Behavior in the 2018 Presidential Elections,” attempts to account for the main reasons that explain the vote in Colombia during the 2018 presidential elections. Thus, a theoretical-statistical analysis is made, from which the different components that explain the vote in favor of candidates in the electoral contest are exposed, paying close attention to the variables of emotion y a qué extent and in what way these emotions played an important role. Taking electoral political behavior as a basis and considering the Colombian political context, which has been affected by various phenomena of violence, it is concluded that the left-right polarization in the country was decisive in the exercise of the vote by the citizens and generated both positive and negative emotions towards the candidates; a polarization that, in turn, was caused by Uribismo as a cleavage.
Palabras clave: emotions, elections, Colombia, uribismo, peace process.Introducción
Colombia, país ubicado al sur de América Latina, es heredero de una historia de colonización compartida con las demás naciones del territorio en su formación como Estado. El legado europeo y norteamericano fue fundante de la organización socioeconómica y cultural del territorio, y las dinámicas políticas que se han presentado han estructurado las formas institucionales desde las cuales se ejerce el poder y se ha luchado por él. A su vez, estas instituciones han determinado la configuración ideológica que ha prevalecido en la zona y, con ello, el comportamiento político en un momento determinado (Cuevas, 2014).
En el caso de Latinoamérica, el comportamiento político de sus instituciones y, con ello, de sus ciudadanos ha estado marcado por cierta homogeneidad. Después de las independencias, se gestaron sistemas políticos basados en la idea de la democracia francesa, inglesa y norteamericana que, sin embargo, mantuvieron prácticas autoritarias, donde la participación social fue casi nula hasta los años 90 (Cavarozzi, 1991).
No obstante, esta tendencia que se ha presentado en la región a lo largo de su historia fue, en el caso colombiano, cambiando durante el siglo XX (Pécaut, 2001) (Reyna, 2006) (Hoskin et al., 2005) (Guzmán y Ramírez, 2015)
Desde 1964, con el nacimiento de las FARC-EP, el Estado se enfrascó en una lucha antiguerrillera, que tuvo como fin no permitir que la izquierda llegara al poder. De la mano de Estados Unidos y diversos planes, con mayor o menor énfasis, los mandatarios buscaban alternativas para salir del conflicto armado con las guerrillas, al que se le sumó, durante los años 80, el narcotráfico y, en los 90, el paramilitarismo (Centro de Memoria Histórica, 2013). Mientras América Latina vivía la época de las dictaduras, en Colombia se sumaban víctimas y desplazados a causa de una guerra que parecía interminable, y tras la cual las dinámicas políticas se adecuaron a ella (Duque Daza, 2019).
Es por esta razón que, a pesar del proceso de paz con la guerrilla de las FARC, que tiene su firma en 2016, la guerra ha sido un motor en el comportamiento político colombiano, en especial la división entre izquierda y derecha, que fue identificada con los bandos que la lucharon: el Estado y el paramilitarismo, por un lado, y las guerrillas, por el otro. El año 2018 demostró lo dicho, pues fue en este año que se dieron las primeras elecciones presidenciales después del proceso de paz, donde el discurso militar antiguerrilla no cabía ya en el escenario; sin embargo, fue crucial en esta contienda, haciendo alarde del NO que había ganado en el plebiscito realizado, donde se le preguntó al pueblo colombiano si refrendaba estos acuerdos de paz.
En el año 2018, gana entonces la derecha en el país con un discurso que capitaliza el descontento de las personas con la firma del acuerdo de paz, al manifestar que la posible llegada de la izquierda al poder le daría beneficios excesivos a los desmovilizados y convertiría a Colombia en un país como Venezuela, bajo el chavismo expropiador (Gamboa, 2019). Será entonces en cabeza de Iván Duque, un joven senador de la República poco conocido en el país, a través del cual se cristaliza este discurso y se logra una campaña ganadora frente al centroizquierda representado por Gustavo Petro.
Ahora bien, si bien es cierto que el candidato a la presidencia fue Iván Duque, su discurso tiene una historia y, sobre todo, un mentor: Álvaro Uribe Vélez y el partido Centro Democrático, que fue la fuerza política que le dio el aval y con el cual llegó al poder (Botero et al., 2016; Fierro, 2014).
Así pues, se puede decir que, si bien los factores coyunturales fueron fundamentales en la elección de Gustavo Petro a la presidencia, la elección del mismo se engloba en un desgaste frente al sistema, que históricamente ha sido provocado por una serie de escenarios de polarización partidista, conflicto armado y personalismos, que han llevado a la ciudadanía a asumir su papel únicamente como sufragante, sin ver que sus necesidades socioeconómicas están satisfechas. En este orden, por un lado, respecto a la polarización partidista, tal y como lo argumenta Duque Daza (2019), precisamente la reforma partidista del año 1991, que le abre la puerta al multipartidismo, fue necesaria dada la monopolización del poder de caudillos liberales y conservadores que, a través de listas cerradas y cabezas de listas, dominaron por años, sin darle el poder a otras alternativas políticas ni responder necesariamente a las demandas ciudadanas. Por otro lado, el conflicto armado generó la implementación y financiación de políticas de seguridad que hicieron que el presupuesto nacional y la atención gubernamental se dirigieran a combatir las guerrillas, dejando de lado la esfera social, económica, deportiva o cultural, e incluso de infraestructura, tan importantes para el desarrollo del país. Finalmente, la fuerte polarización social en el país, de carácter personalista, desatada por el uribismo y que ha llevado a dinámicas de diferencias, produce lo que Martín-Baró (1990) denomina “trauma psicosocial”, entendido como una vivencia que afecta a la persona de forma negativa y que le deja una huella producida socialmente, cuyas consecuencias pueden ir desde desatención selectiva y aferramiento a prejuicios hasta la generación de rigidez ideológica, odio, deseo de venganza y defensa paranoide (Samayoa, 1990).
Por lo anterior, lo que intenta este trabajo es que, como efecto de ese desgaste histórico, en las elecciones presidenciales del año 2018 en Colombia sí se presentó una polarización ideológica marcada, que tuvo como causa a Álvaro Uribe como clivaje, y que esta polarización generó diversas emociones en los votantes, las cuales se manifestaron en las urnas y explican el comportamiento del elector colombiano en este sufragio, donde salió electo el señor Iván Duque Márquez.
Metodología
La metodología que se usó en este trabajo fue de tipo mixto. El marco de indagación del comportamiento electoral aquí utilizado es el que ha fundamentado el Grupo de Estudios de Investigaciones Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, que desde años atrás ha venido realizando diversos trabajos sobre el papel de las emociones en el comportamiento político a través de estudios demoscópicos. Así pues, desde el punto de vista empírico, este grupo opta por el planteamiento de Marcus et al. (2000; 2005) para estudiar el peso de la emoción en el comportamiento político ciudadano, dado que sus aportes han sido testeados y han demostrado tener consistencia estadística. A lo anterior se suma que la validez de las encuestas como método para medir el estudio de las emociones en el comportamiento político ha sido demostrada (Ciuk et al., 2015).
Por lo ya expuesto, el método utilizado para la medición de la influen-cia de variables emocionales aquí empleado parte de una batería de trece emociones, cuyo estudio se plantea a través de tres preguntas: a) la primera hace alusión al hecho de si el entrevistado ha sentido o no en alguna ocasión una emoción (presencia); b) a continuación, se aborda la intensidad con la que ha sentido dicha emoción (intensidad) y, por último, c) se plantea si sigue sintiendo dicha emoción actualmente (duración) (Jaráiz et al., 2020).
En este sentido, las variables emocionales que se tuvieron en cuenta fueron: orgullo, esperanza, entusiasmo, tranquilidad, ansiedad, miedo, preocupación, enfado, resentimiento, disgusto, odio, desprecio y amargura. Esta medición ha sido utilizada en el estudio sobre las elecciones generales en España del año 2016, en estudios poselectorales realizados con motivo de las elecciones generales de abril y noviembre de 2019, y en varias encuestas electorales a nivel autonómico y municipal en España que confirman la validez del método. En el caso colombiano, esta fue adaptada al contexto.
Por otro lado, es menester decir que el instrumento de medición demoscópico no solo tuvo presente el componente emocional; este se divide en bloques que indagan sobre diversos aspectos que tienen influencia a la hora de votar. Empero, para esta investigación propiamente, se escogieron aquellos bloques que recogieron variables referentes al recuerdo de voto, la identificación partidista y la simpatía con los líderes. A su vez, se tuvieron presentes los bloques que hacían alusión a clivajes ideológicos, socioeconómicos, religiosos y, por supuesto, aquel concerniente a variables coyunturales tan importantes en Colombia como el Proceso de Paz. Este último bloque se agrega como característica propia del país en cuestión.
Muestra y métodos de análisis
El estudio demoscópico aquí presentado se elaboró con hombres y mujeres de 18 años en adelante, de todos los niveles socioeconómicos, en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Puerto Asís (Putumayo)1 y Dabeiba (Antioquia). Se realizaron un total de 1000 encuestas, llevadas a cabo a través de un muestreo probabilístico estratificado por municipios, seleccionando de manera aleatoria a personas de 18 años o más residentes en el hogar. En relación con el margen de error, este se estimó en ±3,10 % con un 95 % de confianza.
Ahora bien, el análisis de los resultados obtenidos por medio de este instrumento se realizó a través del programa SPSS, comenzando con una lectura general de los datos para identificar los perfiles de los votantes a través de variables como sexo, religión, estrato social, salario y ocupación. En este orden, dependiendo de los resultados obtenidos, se optó por utilizar el conjunto estadístico ANOVA de un factor o análisis de la varianza de una sola vía, a fin de encontrar diferencias significativas entre los grupos de votantes en relación con su identificación con un candidato o partido político. Por otro lado, dentro de los métodos utilizados para examinar la relación entre la ubicación ideológica y la valoración de los candidatos a la presidencia o los líderes políticos, se incluyó el análisis de correlación.
En relación con el método de análisis de correspondencia simple, este fue utilizado en el presente estudio a fin de representar la cercanía entre partidos y candidatos. Finalmente, con el objetivo de explicar las variables que influyeron en el voto de los colombianos en las elecciones presidenciales del año 2018, se usó la técnica de regresión logística.
Teorías de explicación del voto: la teoría espacial, los clivajes y las emociones como factores explicativos.
Cuando se hace referencia a las principales escuelas del comportamiento electoral, tradicionalmente se alude a la ciencia política norteamericana, en especial, a la Escuela de Columbia (Lazarsfeld et al., 1944), la Escuela de Michigan (Campbell et al., 1960) y la Escuela de Rochester (Downs, 1957). Sin embargo, a diferencia de las escuelas de Michigan y Columbia, que plantean determinantes sociales o psicológicos para la elección, la escuela de Rochester pondrá énfasis en la racionalidad individual; mientras que la teoría de los clivajes tendrá en cuenta determinantes estructurales que crean rupturas políticas en la sociedad. Hoy en día, el fenómeno electoral no se puede explicar únicamente a partir de una u otra escuela del comportamiento electoral; los avances sobre el tema han permitido explicar el voto en la contemporaneidad desde una visión ecléctica.
De esta manera, la Escuela de Rochester plantea que el votante habi-tual elige fundamentado en sus deseos y creencias, que, a su vez, están sostenidas en la información que tiene de los candidatos, los partidos políticos que los avalan, los planes de gobierno, las experiencias pasadas y, sobre todo, la idea de maximizar su utilidad al menor costo posible. Es decir, como lo indica Rivero Casas (2012), el individuo, después de haber formado sus creencias, valora cada una de las opciones que cree disponibles y estrictamente llevará a la acción la opción que considera el mejor medio de satisfacer sus deseos, considerando que le representa un ahorro en los costos y la mayor gratificación en los resultados (p. 43).
En este mismo sentido, autoras como Fernández y Flórez Pinilla (2008) destacan que esta idea proviene de la llamada Teoría de la Elección Racional, la cual es un presupuesto económico que parte de la utilidad del individuo, pero que, aplicada al contexto político, logra una descripción del comportamiento de los ciudadanos en la participación política y electoral en un sistema democrático. Dado que el votante, mediante la información, identifica cuál es el candidato o partido político que más se ajusta a sus preferencias y cuáles son las políticas que podrían maximizar el beneficio colectivo.
Ahora bien, la decisión del voto de los electores dentro de este planteamiento se hará, según la teoría de Downs, en un escenario denominado “modelización espacial” (Boscán et al., 2023) en el cual tanto la postura de los votantes como la de los partidos se ubica a partir de sus preferencias o percepciones sobre determinado issue, como puntos en un espacio unidimensional representado por una recta con formato de escala cuyos valores numéricos ascienden desde el extremo izquierdo al límite derecho. El anterior planteamiento se denomina también modelo de proximidad, dado que, según este, los votantes se inclinarán por partidos políticos o candidatos que coincidan con su posición ideológica en la recta; por ello, candidatos y partidos tratarán de ocupar posiciones en el continuo, de forma ideal en donde se concentren la mayoría de votantes (que sería el centro), siempre respetando el principio del modelo de proximidad, según el cual, una vez colocado en la escala política, un partido puede colocarse ideológicamente bien a la izquierda o bien a la derecha, pero no puede ir más allá del partido más cercano hacia el cual se está moviendo (Downs, 1957). Al final, tras la ubicación de votantes y candidatos o partidos, el voto se direccionará en mayor medida hacia el partido o candidato que, en virtud de la lógica de la menor distancia, es percibido en el mismo espacio ideológico que el votante o en otro sumamente próximo a él. Por ello, los partidos o candidatos no pueden superarse ideológicamente, lo que hace que su responsabilidad ideológica2 les impida dar saltos de este tipo por encima de sus vecinos (Downs, 1957).
Nótese, sin embargo, que en el párrafo anterior aparece en corchetes la palabra “candidato”. Esto es así porque la teoría de Downs fue pensada inicialmente en el contexto europeo, donde el sistema parlamentario ha sido la regularidad, por lo que los actores principales son los partidos políticos. No obstante, en América Latina, si bien es cierto que la consolidación de los partidos ha sido frágil, como lo plantea Ganatios (2013), hay evidencia empírica en el territorio en cuestión de la relación entre la autoubicación ideológica y el partido del encuestado, como lo demuestran (
Tras lo anterior, se podría decir, siguiendo a Coppedge (1998), que este planteamiento sí es aplicable a América Latina, en la medida en que los candidatos de un partido político toman una posición en la escala ideológica y comienzan a representarla. Posición que, además, es reforzada a partir de la postura de este candidato en relación con uno o varios issues. De esta forma, la identificación de un candidato con un issue implica la ubicación ideológica de este, dado que dichos problemas o temas generan programas y actitudes que logran establecer la distancia entre los candidatos o los partidos políticos que representan en el espacio izquierda-derecha.
Ahora bien, respecto a las teorías de explicación del voto, se puede hablar también de la de los clivajes. Su inicio se encuentra en la propuesta hecha en los años sesenta por Lipset y Rokkan en su texto Clevages Structures: Party Systems and Voter Alignments (1967), donde diseñaron un modelo explicativo que permitiese exponer los conflictos de Europa del Este y justificar desde allí las preferencias de los votantes.
Su teoría se basó, entonces, en buscar las divisiones o líneas de ruptura históricas de esta sociedad en cuestión, tales como conflictos sociales y dinámicas que movilizaran a la sociedad a asociarse, organizarse colectivamente o apoyar a un tipo de estructura política determinada. Se trata, pues, de cómo una división estructural social basada en creencias, valores y experiencias hace posible la articulación de un grupo social específico. En este orden, para los autores existen cuatro clivajes fundacionales: el étnico, el cultural, el de clase y el de religión.
Los anteriores clivajes, o lo que es lo mismo, líneas causantes de divisiones sociales profundas en torno a temas estructurales que se mantienen en el tiempo y se han institucionalizado, fueron analizados por Lipset y Rokkan (1967) en el estudio de la sociedad noruega de los años cincuenta. Este hecho permitió que el modelo fuera visto con simpatía por el conjunto de politólogos de países donde la contienda electoral era similar o parecida, pero se recibió con cierto escepticismo en todo el mundo ibérico, y en el iberoamericano simplemente se ignoró debido a las características autoritarias de algunos de estos países
Sin embargo, esto no pasa hoy en día. Es cierto en el caso de A.L., como bien lo indica Dix (1992), que los países no han pasado por los mismos procesos de consolidación nacional, de industrialización ni de democratización que Europa. E incluso, como lo indica Polga-Hecimovich (2014), en este territorio las relaciones entre votantes y partidos políticos tienden a ser personales más que programáticas o ideológicas. No obstante, estos fenómenos no entran en contradicción con algunos supuestos clásicos de la teoría de los clivajes, que permitirían su uso en el contexto latinoamericano. Es así como Daniel Luis Seiler (2001) plantea que los clivajes tienen un doble propósito: en primer lugar, entender el origen de los partidos y, en segundo lugar, ubicarse en un escenario que haga posible hablar de otros clivajes. Lo anterior implica, pues, analizar las condiciones históricas que antecedieron a la emergencia de un partido para encontrar los posibles motivos de los clivajes, ya que estos son resultados de situaciones estructurales, culturales o socioeconómicas que fecundan algún tipo de cambio o situación conflictiva e intolerable para una parte de la población.
En ese orden, es posible plantear que la identificación partidista conun problema en cuestión, o la posición que se tome frente a este, que también podríamos denominar “issue”, influye en la orientación del electorado, incluso más que su posicionamiento con una o varias doctrinas políticas (Lipset y Rokkan, 1967). De esta manera, la identificación de los votantes con determinado líder en la contienda electoral, a través de un clivaje que este represente, no solamente se da porque el votante se siente identificado con la posición del candidato frente a determinada problemática; al ser los clivajes contradicciones intolerables al punto de generar una ruptura política, estos movilizan emociones fundadas en la historia de dicho clivaje y en las diversas posturas que frente a situaciones socioeconómicas representan (Seiler 2001, p. 54).
De ahí que la emoción haya sido estudiada también como un desencadenante del voto, que no necesariamente es irracional, sino que ayuda en la toma de decisiones. De esta forma, en 2000, en su célebre libro*Affective Intelligence and Political Judgment*, George Marcus, Russell Neuman y Michael Mackuen, apoyados en la neuropsicología, condensan algunas perspectivas que ellos y otros autores (Norris, 2005) ya habían estudiado sobre el tema, y plantean que la toma de decisiones por parte del elector tiene dos variables: una de ellas son las disposiciones habituales, mientras que la segunda son los juicios razonados. Ambas se conectarían con lo que Marcus denomina las rutas directas e indirectas de la toma de decisiones. Así pues, se parte de la idea de que el individuo moderno hace elecciones políticas a partir de disposiciones habituales, o lo que es lo mismo, a partir de aquello que consecuentemente cree, hace y piensa. Ahora bien, estas disposiciones habituales se relacionan con lo que los autores denominan “ruta directa de la toma de decisiones”, que se establece en la heurística de la simpatía. Es decir, en esta ruta, las emociones pueden clasificarse de acuerdo con su valencia (Webers, 2008, 67). Las interpretaciones de la “valencia emocional” varían desde sentirse bien o mal, sentir agrado o desagrado, hasta experimentar placer o dolor; sin embargo, en pocas palabras, la valencia puede entenderse como la dirección de la respuesta emocional, es decir, si esta fue positivao negativa. Por esta razón, el votante elige en relación meramente a lo que siente y le produce el candidato. (Visser, M.; 1994).
Respecto a los juicios razonados, está la ruta indirecta de las emociones. Este planteamiento se puede entender a partir de la teoría de Antonio Damasio (2018), que sostiene que los sistemas cerebrales que se ocupan conjuntamente de las emociones y la toma de decisiones, por lo general, participan en la gestión de la cognición y el comportamiento social. De ahí que las emociones, para este autor, se entiendan como modelos diferenciados de respuestas químicas y neuronales que actúan dentro de unos marcos configurados previamente en la mente, donde las emociones y sentimientos se conectan para influir en la toma de decisiones. Por este motivo, los juicios razonados se refieren a aquella situación en la que el elector entra en una situación de ansiedad al percibir una circunstancia desconocida, lo que lo lleva a activar el “sistema de vigilancia”; es decir, que el elector active la racionalidad, busque informarse sobre el candidato, sus propuestas y la problemática subyacente, y tome una decisión racional. Se presenta, entonces, aquí una ruta indirecta de toma de decisión, pues el sistema de vigilancia actúa como una especie de intermediario entre la emoción que se siente, en este caso, ansiedad, y la elección del candidato. Así pues, el cuestionamiento que hace este candidato o partido al mundo simbólico del elector es el que despliega la racionalidad y lo saca de una posición cómoda de elección directa por la lógica valencial negativa o positiva que se presente (Tarullo, 2016).
En este sentido, el proceso de juicio en el que se integra la infor-mación en el conocimiento existente de un individuo sobre un objeto parece venir después del proceso afectivo, en el cual el individuo forma sus gustos o disgustos sobre el objeto (Cassino y Lodge, 2007); es decir, el afecto, o lo que es igual, la asociación de objetos individuales en la memoria a emociones que pueden ser negativas o positivas, se convierteen una regla organizativa utilizada para clasificar los objetos (Fiske y Pavelchak, 1986).
De esta manera, se tiene que el procesamiento de la información en los individuos implica la categorización de los objetos que se les presentan, asociándolos no solo de manera cognitiva, sino afectivamente, de forma positiva y negativa, lo que lleva a que su encuentro genere una determinada emoción. Así pues, según estos autores, los escenarios que se presentan al individuo como familiares, con respuestas positivas, desencadenarán emociones ligadas al entusiasmo, que harán que este responda de una manera heurística o habitual. Mientras que en terrenos inesperados o de incertidumbre, se generará una reacción afectiva negativa que desencadene la ansiedad, y con ella la posibilidad de una gama de emociones incómodas para el individuo, que lo llevarán a racionalizar la respuesta (Cassino y Lodge, 2007).
Para comprobar lo anterior, Marcus et al. (2000) evalúan de mane-ra demoscópica el comportamiento electoral norteamericano. Para ello, establece un modelo de 12 emociones que, según ellos, se pueden sentir hacia los líderes políticos. Así pues, trabajando con la solución ortogonal full set planteada por el Pilot Study ANES 1995, pregunta por la emoción experimentada y su frecuencia, dada la potencialidad del análisis estadístico que este permite (Jaráiz et al., 2020). El modelo de emociones que evalúa es el siguiente: orgullo, esperanza, entusiasmo, ansiedad, miedo, preocupación, enfado, resentimiento, disgusto, odio, desprecio y amargura.
El estudio de estas emociones se puede hacer tanto de manera agrupada como desagrupada. Marcus ha optado por trabajar estas de manera agrupada, condensándolas en tres sentimientos: aversión, ansiedad y entusiasmo (Pereira et al., 2021, p. 224). En este orden, como lo plantea Mo Groba (2021), las emociones se pueden agrupar respecto a la tendencia a la acción que ocasionan en las personas. Así, por ejemplo, emociones como el entusiasmo, orgullo, tranquilidad y esperanza refuerzan las heurísticas políticas, instan a la participación ciudadana, crean identidad, autoexposición, y motivan a hablar y a dar su voto por el candidato conocido o afín a su tendencia política. Por otro lado, emociones como la ansiedad, el miedo, el asco, la preocupación o el enfado conducen a polarizar, a reforzar el voto protesta y castigo, a buscar información, a temer al riesgo, a aceptar políticas autoritarias y, en casos extremos, a inhibir la participación, este último en el caso del miedo. En el caso de la aversión, las emociones como el resentimiento, la amargura, el desprecioy el odio tienden a generar confrontaciones, a sostener hostilidades, a denigrar y a tender al rechazo (Fiske y Roseman, 2007).
Ahora bien, esta teoría es una de una serie de estudios que hoy en día se han hecho sobre las emociones en la política. Es quizá de las más importantes por ser pionera y haber sido confirmada en diversos estudios. Sin embargo, son múltiples los autores que las han estudiado, especialmente desde tres enfoques: la teoría de la inteligencia afectiva, la teoría de la valencia y la teoría de la valoración.
Respecto al primer enfoque, este corresponde al desarrollado anteriormente. En cuanto al segundo enfoque, en él se encuentran autores como Bradley y Lang (1994, 2000), Russell (2003), Barrett (2006) y Hibbing et al. (2014), quienes plantean que los seres humanos responden a la recompensa y al castigo, por lo cual sus emociones están asociadas a la memoria a largo plazo y responderán con base en esas afecciones positivas y negativas que allí habiten.
Y, finalmente, respecto a la tercera, están autores como Scherer (1987, 2005), Ekman (1992), Smith y Kirby (2001) y Moors et al. (2021), quienes argumentan que las personas usan sus emociones como una fuente de información sobre el mundo que las rodea y para ayudarles a tomar decisiones y actuar. Estas emociones son consecuencia de un proceso de evaluación unificado que considera datos discretos, anclados a la memoria, que llevan a reaccionar de una determinada manera. En este orden, las características de este mundo determinarán las acciones de los individuos. Por ejemplo, en el caso de la ansiedad —emociones de valencia negativa-, esta teoría plantea que, si bien la atención puede desencadenarse por la ansiedad, el afrontamiento conductual puede ser igualmente probable a través del distanciamiento y la apatía. En lugar de atacar el problema, lo que se genera es desinterés por la política y los candidatos.
En efecto, la autora del presente escrito tiene un texto en el que ana-liza el papel de las elecciones locales del año 2019 en el municipio de Rionegro, Antioquia, Colombia, dando como resultado que esta última teoría es más útil para entender dicho proceso que la inteligencia afectiva. (Gómez et al., 2023) Por lo cual, considera que, si bien las emociones hoy por hoy marcan e incluso definen las contiendas electorales, dependerá del contexto y de las variables propias de la contienda cómo estas se presenten. Por lo tanto, el análisis de las mismas, con estudios cuantitativos y cualitativos, permitirá definir su papel.
Resultados
En las elecciones presidenciales del año 2018 en Colombia, los líderes y sus partidos políticos estuvieron vinculados a la ideología
Con un sistema político democrático, específicamente democrático representativo, Colombia elige presidente en circunscripción única cada cuatro años en elecciones por voto popular directo, con mayoría absoluta o por sistema electoral de balotaje cuando este no supera el 50 % de los votos. La participación electoral en Colombia no es muy alta y normalmente está entre el 45 % y 50 % de los ciudadanos habilitados para votar (López, 2018). En las elecciones presidenciales del año 2018, votaron alrededor del 54 % de los sufragantes, principalmente hombres, entre los 30 y 49 años, pertenecientes al estrato 3, con ingresos entre 1 y 3 salarios mínimos, trabajadores informales, con un nivel de estudios secundaria y autoidentificados como católicos practicantes.
En esta contienda hubo principalmente cinco candidatos fuertes en disputa, con una clara división entre la derecha (Iván Duque), la izquierda (Gustavo Petro), la centro derecha (Humberto de la Calle y Germán Vargas Lleras) y la centro izquierda (Sergio Fajardo). Dado el sistema de ballotage, los candidatos que pasaron a una segunda vuelta fueron Iván Duque y Gustavo Petro, dejando clara la división polarizada que hubo en este momento en el país, y que se confirma al observar las transferencias de votos de la primera vuelta a la segunda, en la cual, en su mayoría, los votos de Lleras se fueron a Duque y los de Fajardo a Gustavo Petro.
Tabla 1.: Recuerdo de voto 1ra. vuelta elecciones presidenciales 2018 cruzado con 2da. vuelta elecciones presidenciales 2018
| Iván Duque | Gustavo Petro | En blanco | Se abstuvo | No responde | ||
|---|---|---|---|---|---|---|
| Recuerdo de voto 1ra. vuelta elecciones presidenciales 2018 | Gustavo Petro | 2,4 % | 91,9 % | 1,6 % | 4,1 % | |
| Iván Duque | 89,6 % | 0,5 % | 0,5 % | 6,3 % | 3,1 % | |
| Sergio Fajardo | 25,9 % | 43,1 % | 8,6 % | 15,5 % | 6,9 % | |
| Germán Vargas | 50,0 % | 16,7 % | 16,7 % | 16,7 % | ||
| Humberto de la Calle | 33,3 % | 33,3 % | 6,7 % | 6,7 % | 20,0 % | |
| Otro | 25,0 % | 25,0 % | 25,0 % | 25,0 % | ||
| No recuerda | 19,3 % | 13,3 % | 1,2 % | 2,4 % | 63,9 % | |
| Total | 44,8 % | 32,0 % | 1,8 % | 6,1 % | 15,2 % |
Fuente. elaboración propia.
Ahora bien, a pesar de estar en un entorno latinoamericano donde prima el personalismo, estas ubicaciones polarizantes se pueden evidenciar en la simpatía partidista de los electores con relación a su autoubicación ideológica, al encontrar diferencias significativas entre los grupos de votantes de la primera vuelta. Así pues, se infieren diferencias significativas ideológicas entre los simpatizantes del Centro Democrático, de derecha, y la Alianza Verde, Colombia Humana y Polo Democrático Alternativo, de centro izquierda e izquierda. Se observan diferencias significativas entre la Alianza Verde, de centro izquierda, y la derecha y centro derecha, así como entre Colombia Humana, de izquierda, y el Polo Democrático Alternativo, que también es de izquierda, con el que solamente no se encontraron diferencias significativas.
Tabla 2.: ANOVA entre autoubicación ideológica y simpatía partidista, año 2018 en Colombia
| Estadístico de Levene | gl1 | gl2 | Sig. | ||
|---|---|---|---|---|---|
| 3,221 | 9 | 829 | ,001 | ||
| ANOVA | |||||
| Suma de cuadrados | gl | Media cuadrática | F | Sig. | |
| Entre grupos | 1829,626 | 9 | 203,292 | 4,864 | ,000 |
| Dentro de grupos | 6778,100 | 829 | 8,176 | ||
| Total | 8607,726 | 838 | |||
| Pruebas robustas de igualdad de medias | |||||
| Estadístico | gl1 | gl2 | Sig. | ||
| Welch | 26,598 | 9 | 179,690 | ,000 | |
| Brown-Forsythe | 25,071 | 9 | 398,322 | ,000 | |
| a. F distribuida de forma asintótica | |||||
| Pruebas Post hoc Comparaciones Múltiples | |||||
| (I) SIMREC | (J) SIMREC | Diferencia de medias (I-J) | Error estándar | Sig. | |
| Tamhane Centro Democrático | Alianza Verde | 2,808* | ,360 | ,000 | |
| Partido Liberal | 1,258 | ,404 | ,091 | ||
| Colombia Humana | 5,373* | ,401 | ,000 | ||
| Partido de la U | 1,155 | ,647 | ,980 | ||
| Polo Democrático Alternativo | 3,508* | ,637 | ,000 | ||
| Partido Cambio Radical | 1,665 | ,678 | ,592 | ||
| Centro Democrático | Partido Conservador | ,290 | ,524 | 1,000 | |
| Alianza Verde | Centro Democrático | -2,808* | ,360 | ,000 | |
| Partido Liberal | -1,551* | ,388 | ,004 | ||
| Colombia Humana | 2,565* | ,384 | ,000 | ||
| Partido de la U | -1,653 | ,637 | ,473 | ||
| Polo Democrático Alternativo | ,699 | ,627 | 1,000 | ||
| Partido Cambio Radical | -1,143 | ,669 | ,990 | ||
| Partido Conservador | -2,518* | ,512 | ,000 | ||
| Partido Liberal | Centro Democrático | -1,258 | ,404 | ,091 | |
| Alianza Verde | 1,551* | ,388 | ,004 | ||
| Colombia Humana | 4,116* | ,426 | ,000 | ||
| Partido de la U | -,103 | ,663 | 1,000 | ||
| Polo Democrático Alternativo | 2,250 | ,653 | ,057 | ||
| Partido Cambio Radical | ,407 | ,693 | 1,000 | ||
| Partido Conservador | -,968 | ,544 | ,975 | ||
| Colombia Humana | Centro Democrático | -5,373* | ,401 | ,000 | |
| Alianza Verde | -2,565* | ,384 | ,000 | ||
| Partido Liberal | -4,116* | ,426 | ,000 | ||
| Partido de la U | -4,218* | ,661 | ,000 | ||
| Polo Democrático Alternativo | -1,866 | ,651 | ,255 | ||
| Partido Cambio Radical | -3,708* | ,691 | ,000 | ||
| Partido Conservador | -5,083* | ,541 | ,000 | ||
| Partido de la U | Centro Democrático | -1,155 | ,647 | ,980 | |
| Alianza Verde | 1,653 | ,637 | ,473 | ||
| Partido Liberal | ,103 | ,663 | 1,000 | ||
| Colombia Humana | 4,218* | ,661 | ,000 | ||
| Polo Democrático Alternativo | 2,353 | ,826 | ,249 | ||
| Partido Cambio Radical | ,510 | ,858 | 1,000 | ||
| Partido Conservador | -,865 | ,742 | 1,000 | ||
| Polo Democrático Alternativo | Centro Democrático | -3,508* | ,637 | ,000 | |
| Alianza Verde | -,699 | ,627 | 1,000 | ||
| Partido Liberal | -2,250 | ,653 | ,057 | ||
| Colombia Humana | 1,866 | ,651 | ,255 | ||
| Partido de la U | -2,353 | ,826 | ,249 | ||
| Partido Cambio Radical | -1,843 | ,850 | ,800 | ||
| Partido Conservador | -3,218* | ,733 | ,002 | ||
| Partido Cambio Radical | Centro Democrático | -1,665 | ,678 | ,592 | |
| Alianza Verde | 1,143 | ,669 | ,990 | ||
| Partido Liberal | -,407 | ,693 | 1,000 | ||
| Colombia Humana | 3,708* | ,691 | ,000 | ||
| Partido de la U | -,510 | ,858 | 1,000 | ||
| Polo Democrático Alternativo | 1,843 | ,850 | ,800 | ||
| Partido Conservador | -1,375 | ,769 | ,977 | ||
| Tamhane Partido Conservador | Centro Democrático | -,290 | ,524 | 1,000 | |
| Alianza Verde | 2,518* | ,512 | ,000 | ||
| Partido Liberal | ,968 | ,544 | ,975 | ||
| Colombia Humana | 5,083* | ,541 | ,000 | ||
| Partido de la U | ,865 | ,742 | 1,000 | ||
| Polo Democrático Alternativo | 3,218* | ,733 | ,002 | ||
| Partido Cambio Radical | 1,375 | ,769 | ,977 | ||
Fuente: elaboración propia.
Ahora bien, la relación ideología-autoubicación ideológica se corrobora al examinar esta última en los electores de los tres primeros candidatos más votados en la primera vuelta, que efectivamente se ubican hacia la derecha con un 7.92 y simpatizan con el Centro Democrático; 2.54, quienes se ubican a la izquierda y simpatizan con Gustavo Petro; y 5.11, quienes dijeron simpatizar con Sergio Fajardo.
Gráfico 1.: Autoubicación ideológica de los simpatizantes a los partidos que disputaron la primera vuelta presidencial en Colombia año 2018
Como se puede evidenciar, existe una relación entre la ubicación ideológica de los votantes en las elecciones presidenciales de Colombia en 2018 y sus preferencias políticas, tanto por líderes (principalmente) como por partidos, encontrando una división en la escala ideológica entre derecha y centroizquierda que el ser pro o antiuribista ayudó a determinar.
El uribismo como causal de la fractura ideológica en Colombia
Por lo que se ha mencionado hasta aquí, se puede inferir que existe una alta correspondencia entre el uribismo y las votaciones en primera vuelta del año 2018. Así, con un 79 % de asociación entre las variables (gráfico 2), se observa que quienes votaron por Iván Duque valoran a Álvaro Uribe Vélez entre 8 y 10, mientras que quienes lo hicieron por Petro establecen valoraciones muy bajas, entre 1 y 2. En la segunda vuelta (gráfico 3), se mantienen estas valoraciones e incluso se puede evidenciar de manera más polarizada, pues hay una acumulación de votantes a Iván Duque que valoran a Uribe entre 7 y 10, y una valoración de Uribe en 1 para los votantes de Gustavo Petro. En este orden, es importante recordar que la autoubicación ideológica de la mayoría de la muestra se situó en 5 y que más del 50 % de los colombianos se abstuvo de votar en las elecciones presidenciales del año 2018. Por lo tanto, este es un fenómeno que, junto con el abstencionismo, subyace y no se puede desconocer a la hora de analizar el uribismo. Sin embargo, de un lado y otro de la tabla, las variables que más contribuyeron en la separación de los votantes y su correspondencia fueron Duque y Petro, representando ideas opuestas atravesadas por el uribismo.
Gráfico 2.: Gráfico de correspondencia entre el nivel de uribismo del elector y el voto a primera vuelta en las elecciones presidenciales del 2018.
Gráfico 3.: Gráfico de correspondencia entre el nivel de uribismo del elector y el voto a segunda vuelta en las elecciones presidenciales del 2018
Siguiendo esta lógica, el clivaje uribista también se evidencia en los partidos políticos (Perez, 2015) de cada uno de estos candidatos. Los simpatizantes de las colectividades diferentes a las que representaron Iván Duque y Gustavo Petro se ubican en escalas distintas del uribismo, siendo aquellos declarados de derecha los que más uribistas dicen ser, y menos los que se aproximan hacia la izquierda en la escala ideológica. Así, los simpatizantes de partidos como Cambio Radical o el Partido Conservador se ubican entre 6 y 7 en la escala de uribismo, mientras que la Alianza Verde se ubica en un 2. Sin embargo, quienes simpatizan con estas colectividades están ubicados entre quienes apoyan al Centro Democrático, que tiende a un radicalismo extremo con el uribismo, ubicándose entre 9 y 10, y quienes simpatizan con Colombia Humana, que se ubican en una escala menor a cero de uribismo.
Gráfico 4.: Gráfico de correspondencia entre el nivel de uribismo del elector y el partido político con el que se identifica en las elecciones presidenciales del 2018.
El anterior análisis se reafirma con la votación en las elecciones presidenciales del año 2018. En efecto, los votantes de Iván Duque y Germán Vargas Lleras se ubican a la derecha de la escala ideológica, en la derecha y centro derecha, respectivamente. Los votantes por Gustavo Petro y Sergio Fajardo se ubican hacia la izquierda y centro izquierda, respectivamente (gráfico 4). Un caso muy interesante fueron los votantes de Humberto de la Calle, quienes, aunque se ubican en el centro derecha de la escala ideológica, manifiestan un bajo nivel de uribismo. Cabe recordar que él fue el jefe negociador del Proceso de paz con la guerrilla de las FARC-EP y mano derecha de Juan Manuel Santos en la lucha por terminar con la guerra en Colombia, hecho rechazado por Álvaro Uribe Vélez.
La identificación con los líderes y las emociones hacía ellos como explicación de voto en Colombia en 2018.
Las emociones que generó el proceso de paz, que generaron los mismos candidatos y que generó el uribismo, así como aquellas realidades propias de cada individuo, aparecen como explicativas del voto en las elecciones presidenciales del año 2018 en Colombia, tanto en primera como en segunda vuelta y en todos los candidatos. Lo dicho anteriormente puede evidenciarse en los resultados de las regresiones logísticasrealizadas con los datos que hemos venido trabajando. Se hizo un análisis de las variables que explicaran el voto en primera y segunda vuelta de los comicios de mayo de 2018. Los resultados dan cuenta de que siguen estando atravesados por el fenómeno del uribismo, que a su vez despierta distintas emociones.
Tabla 3.: Coeficiente de regresión logística del modelo de voto a Iván Duque primera vuelta
| Voto a Iván Duque primera vuelta | Modelo de regresión |
|---|---|
| Resentimiento Juan Manuel Santos | 1,219 *** (0,374) |
| Entusiasmo Partido Verde | -1,130**(0,384) |
| Valoración Álvaro Uribe | 0.186**(0,063) |
| Valoración Iván Duque | 0,228***(0,070) |
| Valoración Gustavo Petro | -0,202***(0,058) |
| Simpatía Centro Democrático | 1,879***(0,562) |
| Simpatía Conservador | 1,829*(0,763) |
| Esperanza Proceso de Paz | -0,857*(0,381) |
| R cuadrado de Nagelkerke | 0,648* |
| Logaritmo de la verosimilitud-2 | 236,369a |
| Se muestran los coeficientes estandarizados de la regresión. ***máxima significatividad p ≤0.001, ** significatividad media p ≤ 0.01, * mínima significatividad p ≤ 0.05. | |
Fuente: elaboración propia.
En la tabla 3 se presenta el modelo especificado para el voto a Iván Duque en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del año 2018 en la República de Colombia. Las variables incluidas explican un porcentaje adecuado de variabilidad del modelo, concretamente un 64 %. Como se puede observar, la simpatía hacia el Partido Centro Democrático se convierte en la variable explicativa más fuerte de esta formación. Algo muy lógico, teniendo presente que es el partido político por el que el candidato aspiró. Además, no es menos recordar que es la formación a la que pertenece Álvaro Uribe Vélez, y que este confirmó.
En este sentido, además de la simpatía por el Centro Democrático, la simpatía por el partido Conservador es una variable importante para la explicación del voto. La simpatía se puede entender como un reflejo de la identificación partidista (Jaráiz et al., 2017) e ideológicamente elpartido Conservador comparte un espacio en la escala espacial ideológica con el Centro Democrático hacia la derecha. De igual manera, es importante mencionar que, si bien esta colectividad apoyó a Germán Vargas Lleras, no todos los miembros de la misma se sentían identificados con él; por el contrario, su voto se dirigió más hacia Iván Duque al compartir las propuestas de este último, en especial aquella relativa a mejorar la seguridad ciudadana y modificar el acuerdo de paz (tabla 4).
Tabla 4.: Tabla cruzada Partido por el que siente más simpatía o es más cercano a sus ideas y voto Primera Vuelta 2018
| Voto Primera Vuelta 2018 | Total | ||||||
|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Iván Duque | Gustavo Petro | Sergio Fajardo | German Vargas | Humberto de la Calle | |||
| Partido por elque siente más Partido simpatía o es Conservador más cercano Colombiano a sus ideas | 71,4 % | 14,3 % | 4,8 % | 4,8 % | 4,8 % | 100,0 % | |
| Total | 71,4 % | 14,3 % | 4,8 % | 4,8 % | 4,8 % | 100,0 % | |
Fuente: elaboración propia
Ahora bien, el voto emocional se ve reflejado en la influencia positiva que tiene el resentimiento hacia Juan Manuel Santos sobre el votante de Iván Duque, según autores como Barbalet (1992) o Cramer (2016). El resentimiento permite construir una identidad y generar confrontación, así como sostener hostilidades; esto puede explicar el voto a una figura diferente a Santos y su proyecto político, como el proceso de paz, visto en Iván Duque. Por otro lado, se puede observar cómo, a menor entusiasmo por el partido Verde, hay más posibilidad de votar por Iván Duque. Ya hemos visto más arriba en este trabajo que la identificación ideológica de este partido, más que de centro, es de centro izquierda, lo cual va en contravía de la posición ideológica de Duque y el uribismo.
Finalmente, no es de extrañar que la valoración positiva de Iván Duque y Álvaro Uribe forme parte de este constructo, pues el apoyo político de este último se centró en la figura de Duque, quien precisamente generó un discurso contrario al proceso de paz. Esto se relaciona con el sentimiento de resentimiento hacia Juan Manuel Santos nuevamente y, sobre todo, con las otras dos variables que el constructo nos arroja: una valoración negativa de Gustavo Petro, candidato opositor de izquierda,quien dentro de sus políticas de campaña proponía continuar con la implementación efectiva de los acuerdos de paz, y la variable “esperanza en el proceso de paz”, que aparece como negativa. Esto implica que, entre menor sea la esperanza en este proceso, mayor será la posibilidad de votar por Iván Duque.
Con relación al voto en primera vuelta a Gustavo Petro (tabla 5), el nivel de variabilidad del modelo es bueno, con un 66 %, y las variables explicativas del voto se relacionan con la realidad colombiana de 2018, pero, sobre todo, con las variables que explican el voto a Iván Duque en primera vuelta. En efecto, el mayor peso lo tiene la esperanza en Gustavo Petro. Como ya se ha mencionado, desde el año 2002, el uribismo había estado en la cabeza del país hasta la llegada de Juan Manuel Santos, quien cambió la mirada belicista para la solución de la guerra civil con las FARC, viendo en una salida negociada la posibilidad de resolver el conflicto armado. Por lo anterior, hacer efectivo este propósito implicaba la llegada de un líder con posturas similares en el tema, dado que los 8 años que este estuvo en el poder fueron suficientes para la negociación y firma, más no para la implementación de los acuerdos. En este orden, dentro de las propuestas de Gustavo Petro estaba la no modificación de los acuerdos de paz firmados en Bogotá en noviembre de 2016 y la implementación de políticas sociales y económicas que no hicieran posible el rearme y el descontento social.
Tabla 5.: Coeficiente de regresión logística del modelo de voto a Gustavo Petro primera vuelta
| Voto a Gustavo Petro primera vuelta | Modelo de regresión |
|---|---|
| Orgullo Claudia Lopez | -1,363**(0,744) |
| Valoración Álvaro Uribe | -0,363***(0,067) |
| Valoración Claudia Lopez | -0,264**(0,84) |
| Valoración Gustavo Petro | 4,66***(0,84) |
| Esperanza Gustavo Petro | 2,072***(0,569) |
| Esperanza Proceso de Paz | 1,070*(0,524) |
| R cuadrado de Nagelkerke | 0,663 |
| Logaritmo de la verosimilitud-2 | 199,826a |
| Se muestran los coeficientes estandarizados de la regresión. ***máxima significatividad p ≤0.001, ** significatividad media p ≤ 0.01, * mínima significatividad p ≤ 0.05. | |
Fuente: elaboración propia
De igual manera, la valoración de Gustavo Petro como líder también es una variable que influye en la explicación del voto a este, junto con aquella que implica una valoración negativa de Álvaro Uribe Vélez. Según los datos, a medida que aumenta la valoración negativa de este, aumenta la posibilidad de votar por Gustavo Petro, hecho que se explica por la polarización entre derecha e izquierda que representan ambos personajes. En efecto, más allá de Iván Duque, la valoración negativa del votante hacia Petro fue por Uribe; Duque se percibió en estos como una “marioneta” del mismo. Cabe recordar que este no era un personaje conocido y fue aumentando su popularidad en la medida en que se convirtió en el “candidato de Uribe”.
Ahora bien, la regresión muestra algunas variables que hacen alusión a Claudia López. Si bien esta no fue candidata a la presidencia, ha sido una figura polémica en el país que ha representado la lucha contra la derecha, pero desde una postura de centroizquierda. Su vida política comenzó cuando formó parte del movimiento de jóvenes que impulsaron la reforma a la constitución de 1991. Posteriormente, en 1998, López fue nombrada directora de Acción Comunal por el entonces alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, cargo que ocupó hasta el final de ese gobierno en 2000. No obstante, lo que la hizo famosa fueron sus investigaciones sobre las votaciones atípicas en las elecciones del Congreso de 2002, que, cuando fueron publicadas en Semana.com en 2005, destaparon el escándalo de la parapolítica.
En 2010, también editó el libro Y refundaron la patria, que desentrañalos nexos entre los grupos armados, el narcotráfico y la clase política colombiana. En 2014, se lanzó al Senado con la Alianza Verde y sacó 81 mil votos, convirtiéndose en la candidata más votada de ese partido. Finalmente, en junio de 2017, oficializó la coalición de los Ni-Ní, conocida formalmente como Coalición Colombia, con el exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, y el senador del Polo, Jorge Enrique Robledo, para buscar la Presidencia en 2018. En ese año, la Alianza Verde la proclamó como su candidata presidencial, y en diciembre definió, con Robledo, apoyar a Fajardo para que este fuera el candidato presidencial de la ahora llamada Coalición Colombia.
En este sentido, su postura ideológica se ubica en el centro— izquierda, hecho que hace que los votantes de Petro no se sientan identificados con ella. De hecho, como se ve en la tabla 22, su valoración es negativa; es decir, entre menor valoración hay hacia Claudia López, mayor posibilidad hay de votar por Gustavo Petro. El nivel de significancia de estavariable es alto y se relaciona con la falta de orgullo hacia la misma. El orgullo es una emoción que, si bien genera identidad con un candidato, también manifiesta protesta, autoexposición y refuerzo de las heurísticas políticas. Por lo tanto, al tener un valor negativo, se explica que, a menor orgullo hacia López, es decir, menor identidad con ella, mayor orgullo hacia Petro, es decir, mayor refuerzo por el mismo y autoexpo-sición hacia él. Es importante mencionar que, para el año 2019, la relación entre López y Petro se volvió más tensa al ganar Claudia López la alcaldía de Bogotá. En primer lugar, Petro le reclamó no continuar en el Senado y formar coalición; en segundo lugar, López comenzó a involucrar a Petro en problemas no solucionados de la ciudadanía, dado que este fue alcalde de la misma en 2011; y, en tercer lugar, porque en 2021 lo acusó de liderar y estar detrás del paro nacional en el país, que comenzó en el mes de abril y terminó en el mes de octubre.
Ahora bien, con relación a la segunda vuelta (tabla 6), si bien hay cam-bios en algunas de las variables explicativas de voto, la tendencia a un voto polarizado se sigue percibiendo y, en el caso de Iván Duque, la influencia de Álvaro Uribe en el mismo es evidente. Así, con un nivel de variabilidad del 66,4 %, el modelo indica que, a mayor simpatía por el Centro Democrático, mayor posibilidad existía de votar por este último. Es claro, pues no solo fue la colectividad por la que aspiró, sino también, como se indicó más arriba, que los simpatizantes de este partido suelen fidelizar más su voto que el de otras colectividades, sobre todo al ser un partido de derecha radical que ha manifestado, desde su creación, valores muy claros asociados a esta ideología. Por este motivo, no es raro que la ideología aparezca como un factor explicativo del voto; al igual que, al ser este partido fundado por Álvaro Uribe Vélez, líder de derecha, la valoración positiva de este líder también aparezca como una causal del voto a Duque.
A diferencia de los demás modelos, en este, el clivaje religioso aparececomo una variable que acercó al votante al actual presidente. Como lo indica Adrianzén (2018), la religión en América Latina no ha dejado de ser un aspecto importante en la política, y no solo las posturas católicas predominantes en la región, sino también las cristianas, suelen ser tan fundamentalistas que permiten una movilización del votante a partir de la defensa de asuntos tales como la defensa de la vida, del matrimonio, de la familia heterosexual, etc. “Para Edgar Castaño, presidente de la Confederación Evangélica de Colombia: el acuerdo vulnera principios evangélicos como el de la familia cuando se habla de equilibrar los valores de la mujer con los de estos grupos” (Adrianzén, 2018, p. 3).
En efecto, se llegó a decir que los acuerdos de paz implicaban la homosexualización de la sociedad colombiana, pues estos tenían en su fundamento un enfoque diferencial, al sostener que se reconozca que las mujeres y la comunidad LGTBI han sido víctimas del conflicto armado de una forma diferenciada, haciendo énfasis en que la violencia sexual es un delito de lesa humanidad no “amnistiable” ni “indultable”. Por ello, en los casos en que este delito haya ocurrido se deben tomar medidas importantes para el castigo al agresor, pero sobre todo para la reparación de la víctima.
De esta manera, y dado que quien lideró los acuerdos de paz fue Juan Manuel Santos, no es de extrañar que aparezca como explicación de voto la valoración negativa hacia este líder y el resentimiento al mismo. Como lo dice Barbalet (1992), esta emoción genera deslegitimización y lleva a la hostilidad y confrontación. Por lo anterior, es importante entender que esta variable de explicación de voto implica acción; es decir, llevaba a votar en contra de él, generando movimiento hacia el voto a Duque. Esto se relaciona con que, a menor miedo hacia Juan Manuel Santos, mayor posibilidad de voto a su contrincante, dado que la sensación de miedo paraliza e inhibe la participación. Por lo cual, si este hubiese sido positivo, no tendría relación con el resentimiento (Vasilopoulou y Wagner, 2017).
Tabla 6.: Coeficiente de regresión logística del modelo de voto a Iván Duque segunda vuelta
| Voto a Iván Duque segunda vuelta | Modelo de regresión |
|---|---|
| Simpatía al Centro Democrático | 1,453*** (0,551) |
| Valoración Iván Duque | 0,354*** (0,076) |
| Ideología | 0,179*** (0,509) |
| Miedo Santos | -1,374*** (0,521) |
| Resentimiento Santos | 1,549*** (0,061) |
| Valoración Álvaro Uribe | 0,146** (0,436) |
| Religión Católico | 0,883* (0,078) |
| Valoración Juan Manuel Santos | -0,159* (0,063) |
| Valoración Gustavo Petro | -0,234*** (0,063) |
| R cuadrado de Nagelkerke | 0,664 |
| Logaritmo de la verosimilitud -2 | 246,788a |
| Se muestran los coeficientes estandarizados de la regresión. ***máxima significatividad p ≤0.001, ** significati-vidad media p ≤ 0.01, * mínima significatividad p ≤ 0.05. | |
Fuente: elaboración propia.
Ahora bien, el nivel global de la explicación del modelo que da cuenta del voto a Petro (tabla 7) en segunda vuelta es alto (R^2=0828) y es el que más variables ha permitido obtener. Dentro de las variables que más peso explicativo tienen están la identificación con el líder y la preocupación por el Centro Democrático. Al respecto, se sigue evidenciando la polarización entre la izquierda y la derecha en el país, atravesada por el uribismo. Como se mencionó en la regresión anterior, la simpatía por el CD tuvo que ver con la votación a Iván Duque. Para los votantes de Petro, por el contrario, fue la preocupación por esta colectividad la que los llevó a votar, siendo la preocupación una emoción que dispone a la acción, es decir, a hacer algo. Dicho acontecimiento se relaciona con que sienten entusiasmo directamente por el líder (β=2,268), viéndolo como un competidor directo de Álvaro Uribe Vélez, a quien valoran negativamente, y en la medida en que aumenta esta valoración, también aumenta su posibilidad de votar por Petro.
De igual manera que con Uribe, el peso de la valoración de Iván Duque es negativo, lo que contrasta con la valoración positiva de Juan Manuel Santos y del mismo candidato. En efecto, no es extraño que la valoración de Santos esté mediada por su gestión del proceso de paz, asunto que se relaciona, a su vez, con la ansiedad hacia el Centro Democrático como variable explicativa del voto, que, como dijimos, fue un partido que se opuso al mismo y a su implementación. Ahora bien, es importante observar que el entusiasmo por Uribe se presenta de manera negativa, lo cual indica que, a menor entusiasmo hacia él, mayor es la probabilidad de votar por Petro. Sin embargo, uno de los factores explicativos que pesan de manera importante en el modelo también da cuenta de la inclinación al voto por Petro: la tranquilidad negativa hacia Petro. Al respecto, la emoción de falta de tranquilidad y la ansiedad son altamente compatibles, dado que, para muchos votantes, su elección de Petro no se dio precisamente por identificación con él, sino por su no identificación con la derecha del país y la ansiedad y preocupación hacia el Centro Democrático.
Finalmente, los partidos políticos jugaron un rol importante, pues el único que indica una tendencia positiva es el Polo Democrático, partido de centro izquierda que no tuvo candidato a segunda vuelta. Por lo tanto, su ideología y la de sus simpatizantes se acercan más a la del candidato de derecha, Iván Duque. De otra forma, en el caso del enfado hacia el Partido Verde y el entusiasmo negativo hacia el Partido Liberal, encontramos que la identificación ideológica de quienes simpatizan con el Partido Verde es más hacia el centro izquierda que hacia la derecha, y esta colectividad no estableció una posición cuando se dio el ballotage en las presidenciales de 2018. De hecho, su líder, Sergio Fajardo, fue altamente criticado, dado que se creó la idea de que no tomar posición era ser cómplice del uribismo. Por este motivo, muchos votantes de Petro sintieron enfado con este partido, que, según ellos, favoreció el triunfo de Iván Duque.
Tabla 7.: Coeficiente de regresión logística del modelo de voto a Gustavo Petro segunda vuelta
| Voto a Gustavo Petro Segunda Vuelta | Modelo de regresión |
|---|---|
| Valoración Álvaro Uribe | -0,409*** (0,144) |
| Valoración Iván Duque | -0,554*** (0,136) |
| Valoración Juan Manuel Santos | 0,581***. (0,177) |
| Valoración Gustavo Petro | 0,808*** (0,143) |
| Entusiasmo Álvaro Uribe | -2,061(0,644) |
| Tranquilidad Gustavo Petro | -2,678(0,894) |
| Entusiasmo Gustavo Petro | 2,268(0,870) |
| Ansiedad Centro Democrático | 1,504(0,707) |
| Preocupación Centro Democrático | 2,339(0,774) |
| Enfado Verde | 2,164(0,891) |
| Entusiasmo Liberal | -2,116(0,664) |
| Tranquilidad Polo | 1,604(0,664) |
| R cuadrado de Nagelkerke | 0,828 |
| Logaritmo de la verosimilitud -2 | 119,507a |
| Se muestran los coeficientes estandarizados de la regresión. ***máxima significatividad p ≤0.001, ** significatividad media p ≤ 0.01, * mínima significatividad p ≤ 0.05. | |
Fuente: elaboración propia.
Conclusiones
El comportamiento político colombiano ha estado traspasado por la dinámica de la guerra; por ello, las propuestas políticas y los candidatos a las contiendas electorales han asumido en algún momento posturas frente al mismo, principalmente desde la época de la violencia, pero con ahínco desde el nacimiento de las FARC. La lucha entre esta guerrilla y el ELN, predominantemente, contra el Estado y el paramilitarismo, marcó la historia de Colombia en los últimos 30 años. Tras varios intentos de diálogos de paz infructuosos, con ayuda de Estados Unidos, comienza la erradicación, por medio de la violencia, de esta guerrilla, hecho que duró más de 10 años. A la cabeza de estas acciones estaba Álvaro Uribe Vélez, personaje que, por esto, logró una gran legitimidad en el territorio nacional, convirtiéndose así en un líder populista de extrema derecha, que consolidó partidos políticos, gamonalismo y faccionalismos en todo el territorio durante el primer decenio de 2000. Nació entonces el uribismo, que, además de ser una doctrina que aboga por los valores tradicionales y la lucha armada contra el terrorismo, se convirtió en un clivaje en el país suramericano, al confrontar a la ciudadanía entre la derecha y la izquierda; esta última no era más que quienes no seguían o no estaban de acuerdo con las políticas de Uribe Vélez.
En este orden, a pesar del proceso de paz con las FARC implemen-tado por Juan Manuel Santos y firmado en 2016, este clivaje se siguió manteniendo en las elecciones presidenciales del año 2018, tal como se evidenció en el presente trabajo. Dicha contienda estuvo marcada por una izquierda y una derecha representadas en cabeza de Gustavo Petro e Iván Duque. Esta polarización generó diversas emociones, tanto negativas como positivas, sobre el acuerdo de paz, sobre la guerra en Colombia, sobre los desmovilizados de esta guerrilla y sobre Venezuela, a la que identificaron como comunista. En sí, se presentó la idea de que quienes votaran por Duque apoyaban la democracia y las políticas de Uribe Vélez, mientras que quienes lo hicieran por Petro eran partidarios del régimen chavista de Maduro. Por ello, no es de extrañar que, en su mayoría, las variables que explican el voto en las elecciones presidenciales en Colombia en 2018 sean la valoración de los líderes, tanto negativa comopositiva, pero referentes a la posición que ocupa el votante en la escala ideológica; las emociones, tanto positivas como negativas, que estos les producen y su posición frente a problemas contextuales, que finalmente los conducen a la acción, o lo que es igual, movilizan al electorado hacia el lado de uno u otro candidato, tal como lo indican diferentes teorías sobre las emociones en relación con el entusiasmo y la ansiedad.
Milany Andrea Gomez Betancur
Docente universitaria con más de 15 años de experiencia impartiendo clases a nivel de pregrado y posgrado. Filósofa, Magister en Relaciones Internacionales y Doctora en Marketing Político, actores e instituciones en las sociedades contemporáneas. Posee una amplia trayectoria en investigación social y análisis de datos, así como en estudios de opinión pública a nivel nacional e internacional. Ha trabajado como consultora y asesora en el ámbito político-institucional, aportando su conocimiento y experiencia en diversas iniciativas y proyectos.
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