Diez años de esperanzas: palabras del Profesor Augusto Ángel en la celebración de los diez años del Idea

En este cálido am biente de convivencia, estamos celebrando diez años de vida del Instituto de Estudios Ambientales. Hace diez años iniciamos la tarea de construir al interior de la Universidad Nacional, este espacio de diálogo que es y debería seguir siendo, un diálogo entre nosotros y un diálogo con la naturaleza.

Por Una parte, el esfuerzo por construir un espacio de trabajo interdisciplinario, que permita a las ciencias fecundarse mutuamente, superando sus pequeñas miradas parcelarias. Por otra parte, el intento proteico de acercar la ciencia a la comprensión unitaria de la tierra, en este espacio reducido de un planeta común. Sería bueno aprovechar este momento de recuerdo y celebración, para reflexionar entre nosotros, sobre los logros y los fracasos que se han acumulado en el camino. Habría que decir, ante todo, con la expresión más llana y directa posible, que no ha sido un sendero fácil. No lo fue desde sus inicios.

Cuando la Universidad Nacional se comprometió a servir de punto focal, para impulsar la aplicación de las conclusiones del Primer Seminario Latinoamericano de Universidad y Medio Ambiente, no estaba preparada para esa ardua tarea. En ese momento tuve la ingenua tentación de incrustarme en su seno, abandonando el ambiente seguro de Naciones Unidas, para luchar desde dentro por lo que era en ese tiempo y aún sigue siendo, una arriesgada utopía. Demoró tres años convencer a las autoridades académica de la necesidad y la conveniencia de establecer un centro de estudios ambientales. Demoró cinco años ponerlo en ejecución.