El trauma del nacimiento de Hispanoamérica

Desde hace cerca de dos siglos la América Hispánica atraviesa por una serie de crisis históricas (comparables a fiebres recurrentes) que una y otra vez reaparecen en forma irregular, y cuyas manifestaciones han sido consideradas de manera aislada casi siempre. Por concentrarnos sólo en la coyuntura -o poco menos- se hace evidente la falta de una visión de largo alcance que pueda dar un diagnóstico y piense en salidas para la crisis global, que se ha vuelto un anómalo género de vida en Hispanoamérica, impidiendo el desarrollo progresivo de sus potencialidades. Y la crisis originaria, de la que no hemos salido todavía, irrumpe al producirse la violenta separación de nuestra Madre Patria. (Aquí cabría recordar con López de Mesa que “Patria” es también “Matria”). ¿Acaso no hemos podido ir liquidando la culpabilidad y los traumáticos efectos de aquella separación, como si se tratara del trauma del nacimiento de Hispanoamérica? Porque debemos entender que mientras no nos enfrentemos a esto, muy poco vamos a ganar en el manejo y control de aquellas perturbaciones caóticas que se van y vuelven sin que sepamos el motivo.