Impacto de la cultura sobre el desarrollo y la asesoría económica

Currie, Lauchlin, "Impacto de la cultura sobre el desarrollo y la asesoría económica", Cuadernos de Economía, Vol. XIII, Números 18-19, Bogotá, 1993, pp. 313-328. Para poder diseñar una teoría sobre La asesoría económica, es necesario distinguir entre los conceptos que la determinan y aquellos que la condicionan. Es esencial establecer una distinción entre la teoría y la política, y tener en cuenta la interrelación existente entre la cultura y los grados de desarrollo. El desarrollo no es un estado sujeto a mediciones cuantitativas sino un proceso que refleja la cultura prevaleciente en un país. El paso hacia fases más desarrolladas requiere de profundas transformaciones frente a las cuales probablemente existen poderosas fuerzas que se oponen. La cultura puede ser más o menos favorable a la "eficiencia"; y a quienes están a punto de tomar parte activa en las decisiones de una comunidad, son también parte activa de una cultura particular.
Es posible brindar asesoría económica a las poblaciones de países menos desarrollados, en tanto se demuestre que son incapaces de controlar su medio ambiente y allí donde el crecimiento es prioritario; no obstante, se corre el riesgo de ocasionarles mayores perjuicios cuando, haciendo abstracción de la cultura, se emprenda una ciega dinámica de crecimiento. Puesto que en la búsqueda de los objetivos del desarrollo existen fuerzas diversas que se contraponen, se concluye que, mientras sea posible armonizar el código cultural con la racionalidad propuesta por la teoría, la asesoría y la ayuda serán tanto más efectivas cuanto faciliten y promuevan las transformaciones y cuanto más decididas estén a  apoyar, en lugar de obstruir, el libre juego de las fuerzas del mercado.

Currie, Lauchlin, "The impact of culture on development and economic counsel", Cuadernos de Economía, Vol. XIII, Numbers 18-19, Bogota, 1993, pp. 313-328. Inorder to design a theory of economic counsel, it is necessary to distinguish between the concepts that determine it and those that condition it. It is essential to establish a distinction between the theory and the policy, and to keep in mind the interrelation that exists between culture and the degrees of development. Development is not a state subject to quantitative measures, but rather a process that reflects the prevalent culture of a country. The way to more developed phases requires profound transformations that probably face powerful opposing forces. Culture canbemore or less favorable to "efficiency", and those who are about to take an active part in making decisions for a community are also an active part of a particular culture. It is possible to offer economic counsel to less developed countries if they show themselves to be incapable of controlling their environment and where growth is a priority. Nevertheless, there is a risk of causing them greater damage when a growth dynamic is under taken without taking into account the culture. Since there are diverse forces that counter the search for development objectives, the conclusion is that, while it is possible to harmonize cultural code with the rationality proposed by theory, counsel and help will be more effective if the transformations are facilitated and promoted, and if they support the free movements of market forces instead of obstructing them.