Meteorización experimental de los fragmentos de matriz y de los vidrios volcánicos.
Palabras clave:
Vidrio volcánico, fragmentos de matriz, meteorización experimental, disolución, Cordillera Central colombiana. (es)Meteorización experimental de los fragmentos M.T. Flórez,* R. Zapata**, D. Malagón*** y R. Madriñán**** |Compendio
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Abstract |
Introducción |
Materiales y Métodos |
Resultados |
Discusión| Se elaboró un «Diseño experimental completamente al azar de efectos fijos y de arreglo factorial 32» con dos factores y tres niveles: Materiales [vidrio volcánico coloreado (VVC), vidrio volcánico incoloro (VVI) y fragmentos de matriz (FM)] y Reactivos [ácido húmico (AH), ácido oxálico (AO) y agua acidulada (AA)]. La solubilidad se evaluó a través de la medida de dos variables maestras: pH, conductividad eléctrica (CE) y tres variables de control: aluminio (Al), silicio (Si) y hierro (Fe). Los FM presentaron mayor superficie específica, mayor superficie de reacción, mayor número de rasgos de alteración superficial y produjeron mayores cantidades de iones de Al3+, Si4+ y Fe3+ (72%), seguido por los VVC (23%). En los tres materiales a medida que transcurrió el tiempo, los tres reactivos tuvieron efecto muy agresivo sobre las superficies, formas y bordes. En los FM se evidenciaron mayores marcas o rasgos de alteración, en los VVI sólo se manifestaron a partir del segundo ciclo y fueron, por lo general, leves. 90% de los datos se localizaron dentro del campo de estabilidad de la alofana/imogolita a pH entre 6.0-7.2 y actividad del H4SiO4 entre 10-3.2-10-4.8, Un 7% de los datos se localizaron en el campo de estabilidad de la haloisita cuando el pH disminuyó y la actividad del H4SiO4 aumentó; 3% lo hicieron en el de la gibsita, cuando disminuyó la actividad del H4SiO4. Esto significa que en todos los casos para los tres materiales están las condiciones dadas para que se forme imogolita (alofana/imogolita). AH fue el reactivo que más extrajo Al, luego lo hizo AO. En ninguna de las reacciones los sistemas alcanzaron el equilibrio. Los procesos de disolución estuvieron gobernados por reacciones de primer orden durante el primer ciclo y de segundo orden en el segundo y tercer ciclos. Palabras claves: Vidrio volcánico, fragmentos de matriz, meteorización experimental, disolución, Cordillera Central colombiana. To study in the laboratory the physical meteorization and chemistry of the womb fragments and of the volcanic glasses belonging to the North area of the Colombian Central Mountain range it was the central objective of this investigation. For it was elaborated it a «I Design experimental totally at random of fixed effects and of factorial arrangement 32» that has two factors with three levels each one, this way: Materials [(glass volcanic colored (VVC), glass volcanic colorless (VVI) and matrix fragments (FM)] and Reagents [acid humic (AH), acid oxalic (AO) and it dilutes acid (AA)]. The solubility was evaluated through the measure of pH, electric conductivity and three control variables: aluminum, silicon and iron. FM present bigger surface specific, bigger reaction surface, bigger number of features of superficial alteration and they are those that bigger quantities of ions of Al3+, Si4+ and Fe3+ topk place (72%), continue to these the VVC (23%). In the three materials it is observed that as it lapses the time, the three reagents, they go having a very aggressive effect on the surfaces, forms and borders of these, such effects are measured by the type of marks or prints, the intensity and the abundance of them. In those FM is where bigger marks or alteration features were evidenced in VVI they were manifested starting from the second cycle and they were, in general, light. 90% of the data were located inside the field of stability from the allophane/imogolite to pH values among 6.0-7.2 and, to values of the activity of the H4SiO4 among 10-3.2-10-4.8. 7% of the data is located in the field of stability of the haloysite when the pH diminishes and the activity of the H4SiO4 increases and, 3% makes it in that of the gibbsite, when it diminishes the activity of the H4SiO4. This means that in all the cases the given conditions were for the three materials formed imogolite (alophane-imogolite). The AH is the reagent that more it extracts to the, then makes it the AO, AA. In none of the experimental reactions on the systems reach the balance. The processes of breakup were governed by reactions of first order, during the first cycle and of second order in the second and third cycle. Key words: Glass volcanic, womb fragments, experimental meteorization, dissolution, Colombian Central Mountain. Las cenizas volcánicas, como material parental de los Andisoles, están constituidas por un conjunto limitado de fragmentos producidos por fenómenos eruptivos y que incluyen tanto materiales provenientes de magmas jóvenes como de materiales viejos de la estructura volcánica. Los materiales antes de la eyección ya han sufrido diversos procesos de alteración, principalmente hidrotermal y, aun, durante su trayectoria balística la meteorización química actúa sobre ellos y continúa luego del depósito. Pocos años después de alcanzar el reposo final los mantos de ceniza ya han acumulado buenas cantidades de sustancias orgánicas y se han producido minerales de bajo rango de cristalinidad (mbgc). La condición del estado de alteración previa, el buen drenaje, las altas precipitaciones y la presencia de carbón orgánico son las razones que favorecen relativamente la rápida formación. Algunos investigadores como Walter (1971); Besoain (1968); Wada (1977); Spark et al. (1977); Fisher y Schmincke (1984); Heiken y Wohletz (1985); IGAC (1991); Shoji et al. (1993) y Shoji, Dahlgren y Nanzyo (1993), entre otros, coinciden en que las cenizas volcánicas están constituidas por vidrios volcánicos (VV), fragmentos líticos (FL) y fenocristales (F); recientemente Flórez (2000) describió los fragmentos de matriz (FM) como parte de estos componentes y los asimiló a los que Fisher y Schmincke (1984) llaman líticos cognatos, o a lo que en otros estudios mineralógicos en Andisoles nombran como «agregados». De todos los constituyentes, la investigación se interesa en los FM y los VV, estos últimos diferenciados en coloreados (VVC) e incoloros (VVI). Los FM constituyen parte del sistema magmático que se enfrió rápidamente, razón por la cual producen numerosos sitios de nucleación de cristales limitados por el tamaño y que produjeron numerosos microlitos y crisolitos. Son isotrópicos; presentan bordes y superficies irregulares y numerosas adherencias del mismo material o de otros materiales, tienen grietas superficiales o profundas, «pits» o huecos irregulares y estrías. La forma no sigue ningún patrón particular, sin ningún arreglo cristalino, algunos bordes son angulosos, ligeramente curvos o localmente aplanados, como fragmentos pueden ser láminas o sólidos gruesos de varios nm de espesor. Los VVC son sólidos amorfos de color pardo y baja transparencia, irregulares o de formas planas, ocasionalmente curvos, de paredes lisas y bordes redondeados, algunos presentan anisotropía, localizada en los bordes o en sitios en donde se ubican las inclusiones; por lo general no las poseen, pero cuando las tienen son de minerales como zeolitas y, en forma menos usual, tienen inclusiones fluidas. Ocasionalmente presentan adherencias en sus superficies de un material arcilloso pardo oscuro que le da al vidrio un aspecto polvoriento, algunas veces este recubrimiento es dominante y llega a invadir totalmente el grano impidiendo su identificación. Los VVI son sólidos amorfos metaestables que se forman por enfriamiento rápido de un silicato fundido. La corta escala de tiempo o la reducción de la presión durante su formación previenen la reorganización de la estructura líquida. Los VVI se pueden clasificar como: 1) Escoriáceos: Poseen abundantes vesículas en forma de cavidades largas finas, ovoides o esféricas, altamente elongadas y cilíndricas. Estos vidrios son hialinos, incoloros, ocasionalmente teñidos por óxidos de hierro. 2) No escoriáceos: Son vidrios hialinos e incoloros, en forma de placas planas, con bordes subangulares a redondeados, ocasionalmente angulosos; de superficies lisas. Muchos investigadores en Andisoles (Besoain, 1968; Wada, 1977; Shoji et al., 1993) plantean que los mbgc provienen de la meteorización del vidrio volcánico; sin embargo, el autor de este proyecto en investigaciones previas ha observado que los VV de los Andisoles estudiados en la parte norte de la Cordillera Central de Colombia no presentan rasgos o marcas de meteorización o alteración que pudieran evidenciar que sean los precursores de los mbgc, por lo menos no en el grado que otros investigadores sobre el tema lo han resaltado. Por ello se plantea como objetivo comprobar y comparar la disolución de los FM y de los VV y establecer cuál de ellos aporta más Al, Si y Fe. Para ello se plantearon dos hipótesis de trabajo, la clásica («La meteorización del vidrio volcánico tiende a producir compuestos amorfos entre los productos de meteorización, los cuales están influenciados por la calidad de los vidrios, el régimen de temperatura y humedad, la pendiente y el drenaje. Los vidrios volcánicos se han considerado en su conjunto, aceptando la condición de que, aunque su calidad impone diferencias en el grado de meteorización, los productos tienden a ser iguales») y la alternativa [«Los fragmentos de matriz provenientes de los materiales volcánicos de la Cordillera Central colombiana son más influyentes en la formación de materiales no cristalinos (n.SiO2Al2O3.nH2O+) ya que aportan mayores cantidades de Al3+, Si4+ y Fe3+ que el vidrio volcánico»]. Las hipótesis se pueden observar en dos direcciones, por un lado se puede comprobar hasta qué punto son más reactivos los FM que los VV, y si la respuesta es positiva quedaría demostrada la hipótesis alternativa; por otro lado, si los FM no son más reactivos que el VV, entonces quedaría demostrada la hipótesis clásica que define al VV como el precursor principal de la alofana. La solubilidad de los FM, de los VVC y de los VVI se evaluó
a través de la medida de dos variables maestras: pH, conductividad
eléctrica y tres variables de control: aluminio (Al), silicio (Si) y
hierro (Fe) que se constituyen en las variables respuestas. Para ello se
realizó un diseño experimental completamente al azar de efectos fijos y de
arreglo factorial 32. Primer ciclo: Duró 225 días, desde noviembre 1o. de 2001 hasta junio 14 de 2002, y se obtuvieron 45 muestreos. Segundo ciclo: Duró 220 días, desde junio 15 de 2002 hasta enero 20 de 2003, y se obtuvieron 22 muestreos. Tercer ciclo: Fue de 180 días, desde enero 21 de 2003 hasta el 19 de julio de 2003), y se obtienen 12 muestreos. La idea de utilizar diferentes días de muestreo (5, 10 y 15) obedece a que se desea determinar el efecto de disolución en el tiempo para asegurar que el sistema siempre esté en desequilibrio y a que como se están utilizando soluciones no amortiguadas de pH, se busca que el reactivo límite no sean los protones. De esta forma se asegura que exista suficiente acidez y agentes complejantes para que la reacción de disolución siempre ocurra. Para la obtención de los FM, de los VVI y de los VVC se tomaron 100 kilos de una pumita y 100 kilos de una ignimbrita. Los VVC obtenidos de la ignimbrita representan una fusión de piroclastos, lo que significa que es lo que se obtendría si se cogiesen todos los componentes de un piroclasto y se fundieran (fiame: fusión de un volumen de piroclastos que luego se enfrían rápidamente). Los VVI obtenidos de la pumita representan una escoria de una lava y los fragmentos de matriz son como la parte recristalizada de un magma. La razón por la cual se extrajeron los FM y los VV de estas rocas y no de los suelos se debe a que se pensó realizar el experimento con materiales que no hubiesen estado sometidos a procesos de alteración y/o pedogénesis previos. Tales procesos dejan marcas de alteración que pueden ocasionar confusión sobre el efecto de los reactivos (AH, AA y AO) en estos minerales y no se puede evaluar correctamente el proceso de disolución ocurrido en ellos. Con los materiales frescos es posible identificar física y químicamente la acción de las soluciones sobre ellos. Los 100 kilos de las rocas pumítica e ignimbrítica se
sometieron a baño de limpieza con agua y un detergente líquido a fin de
eliminar óxidos superficiales, suciedad y materiales extraños adheridos,
después nuevamente con agua para eliminar residuos de detergente. Se
trituraron hasta obtener una fracción de tamaño arena gruesa, luego, por
selección granulométrica se obtuvieron 350 g de la fracción entre 0.106 y
0.05 mm (arena fina), fracción similar al tamaño promedio de las cenizas
volcánicas (Fisher y Schmincke, 1984) encontradas en los suelos. Para la disolución de los FM y de los VV se prepararon tres reactivos: Agua Acidulada (AA) a una concentración 0.03 mM y su respectivo blanco a una concentración 0.003mM. Acido Oxálico (AO) a una concentración de 0.33mM y llevada con HCl a un pH de 5.0, para evaluar el efecto de un quelato bidentado. El blanco es agua. El Ácido Húmico (AH) a una concentración de 30 ppm como AH. A la solución se le agregaron dos gotas de Formaldehído al 37% para evitar la formación de hongos. El blanco de este reactivo se preparó de igual forma excepto que no se le agregaron 0.15 g de ácido húmico. El efecto de la disolución de los FM, los VVC y los VVI se evalúo con dos aspectos fundamentales: la alteración física y la alteración química. Para el estudio de la alteración física se utilizaron poblaciones de partículas. Dado su tamaño (<0.106 mm de diámetro), se imposibilita realizar mediciones a una misma partícula y el seguimiento de su estado de alteración por los tratamientos. El estudio de la alteración física se realizó a través del siguiente procedimiento: 1) En cada material se observó la forma, los bordes, las superficies, las adherencias, la fractura, la cristalinidad, el relieve, el color, para lo cual se utilizó la microscopía óptica y electrónica de barrido; 2) posteriormente se realizó el análisis de los efectos de la alteración física en cada uno de los materiales considerados; 3) se determinó el área superficial específica, mediante la interpretación de la isoterma de adsorción de N2 (interpretación de la isoterma mediante el método BET, Branauer-Emmett-Teller; Branauer et al., 1938) que permitió medir el efecto de los tratamientos sobre la superficie de los materiales. El estudio de la alteración física partió de tres
supuestos: 1) Los materiales tuvieron, en promedio, características
homogéneas en cuanto a forma, cristalinidad, composición química y tamaño
(entre 0.106 y 0.05 mm de diámetro). En estos parámetros la desviación
estándar de las poblaciones fue muy pequeña y la media muy cercana a la de
la malla seleccionada El valor que se obtuvo en cada muestreo es único porque al sacar 100 y agregar 100 ml de solución fresca se crearon nuevas condiciones, constituyendo cada muestreo como un experimento particular. Cada muestreo plantea un equilibrio por sí mismo. No hay dependencia respecto al anterior o al siguiente. Cada vez que se agrega reactivo el sistema vuelve a comenzar un nuevo estado de equilibrio. Cada perturbación se puede entender como un rejuvenecimiento de la solución en la que algunos componentes se destruyen y otros se forman. La perturbación borra la memoria del estado anterior, lo saca del estado que tenía y lo lleva a un nuevo estado. Se espera con este procedimiento poder evaluar las diferentes capacidades de disolución de los materiales utilizados. Todos los protocolos seguidos para abordar las metodologías indicadas se describen en Motta (1990). Las lecturas obtenidas de las variables en los diversos
tratamientos se expresaron en ppm, luego se transformaron a moles/l. Con
estos datos se construyen las diversas matrices para el tratamiento
químico; de ellas se conservó una matriz con todos los cálculos y otra con
los valores de molaridad. Las concentraciones de cada una de las
soluciones muestreadas se utilizaron para determinar las actividades del
Al, del Si y del Fe. Estas actividades se hallaron con el modelo «Visual
Minteq». Con las actividades de los iones se calcularon las ecuaciones
para hacer los diagramas de predominancia, relación de actividades y
logPAI. Finalmente se realizó el análisis estadístico descriptivo de cada variable (promedio, valor mínimo, valor máximo, desviación estándar, coeficiente de variación, la asimetría y la kurtosis) y el análisis de la varianza, en la que se obtiene la anava y sus respectivas pruebas. Alteración física de FM, VVC y VVI Durante el primer ciclo de disolución los FM, los VVC y los VVI (Figuras 1, 2 y 3) presentaron rasgos de alteración física, la cual se evidenció por la disminución de las adherencias superficiales, el aumento de la corrosión superficial, la formación de numerosas grietas de escasa longitud, el ensanchamiento y la profundización de otras preexistentes. El agrietamiento produjo en algunos granos un aspecto de «resquebrajado» que con el progreso de la alteración se presenta el «fracturamiento» del grano; a medida que aumenta la disolución de los materiales se produjo una desintegración fuerte del grano. Muchos rasgos se acentuaron, los bordes se redondearon, se corroyeron o aplanaron. Para los FM el grado de alteración fue Medio: Con el AA fue Bajo-medio; con el AH fue Medio-alto y con el AO Bajo-bajo. En los VVC fue Medio: Con el AA Bajo-medio; con el AH Bajo-alto y con el AO Medio-bajo. En los VVI fue Bajo: Con el AA Bajo-bajo; con el AH Bajo-alto y con el AO Bajo-medio.
En el segundo ciclo de disolución se observó incremento de la alteración de estos materiales (Figuras 1, 2 y 3), muchos rasgos se acentuaron fuertemente en algunos granos. Se evidenció aumento en la corrosión superficial y se produjo descamación o alteración esferoidal y aumento de cristales negativos, oquedades y la aparición de inclusiones. Los bordes de los granos aparecieron altamente corroídos, aplanados o extremadamente angulosos y con terminaciones en huso. En los FM el grado de alteración fue Medio: Con el AA Medio-bajo; con el AH Medio-alto y con el AO Medio-medio. En los VVC fue Medio: Con el AA Medio-bajo; con el AH Medio-alto y con el AO Medio-medio. En los VVI fue Medio: Con el AA es Bajo-bajo; con el AH es Bajo-alto y con el AO es Bajo-medio. En el tercer ciclo se observó mayor incremento en la alteración de estos materiales (Figuras 1, 2 y 3); muchos rasgos se multiplicaron y se acentuaron fuertemente. Se hizo evidente el aumento en la corrosión superficial y se enfatizaron las estrías. El descascaramiento fue más fuerte; las grietas se alargaron, profundizaron y ensancharon; aumentaron los cristales negativos y en las oquedades. Las superficies se volvieron roñosas o verrugosas, igualmente se destaparon inclusiones de minerales, principalmente en los FM como resultado de la intensa disolución. Los bordes de los granos fueron altamente alterados, algunos de ellos se aplanaron o se volvieron extremadamente angulosos y con terminaciones en huso. El grado de alteración en los FM durante este ciclo fue Alto: Con el AA Alto-medio, con el AH Alto-alto y con el AO Alto-bajo. En los VVC fue Alto: Con el AA Alto-medio, con el AH Alto-alto y con el AO Alto-bajo. En los VVI fue Medio: Con el AA Medio-medio, con el AH Medio-alto y con el AO Medio-bajo. Los FM tuvieron, inicialmente, la mayor superficie específica (22.6225 ± 0.3622 m2/g), seguidos por los VVC (14.1725 ± 0.2693 m2/g) y por los VVI (1.6741 ± 0.3261 m2/g). Durante el primer ciclo, Figura 4, el área superficial específica se incrementó en dos unidades en promedio para los VVI y para los VVC, y en tres unidades en promedio para los FM. Los VVI incrementaron más el área superficial con el AA y menos con AO; los VVC incrementaron el área con AA y menos con AH, mientras que en los FM el área se incrementó más con AO y menos con AA. Sin el efecto de los reactivos, los VVI incrementaron más el área superficial inicial con el AH y menos con AO. La variación en la superficie específica de estos materiales supone una mejora en la capacidad de su disolución. Durante este ciclo los tres materiales presentaron diferencias significativas a un intervalo de confianza del 95%. En el segundo ciclo el área superficial se incrementó notoriamente en todos los materiales; un caso muy particular lo muestran los FM con el efecto del AH. Los VVI incrementaron más el área superficial con AO, luego con AH y por último con AA; sin el efecto de los reactivos el incremento fue mayor con AH, luego con AA y por último con AO. Los VVC incrementaron más el área superficial con el efecto del AO, luego con AA y por último con AH; sin el efecto de los reactivos, la relación se invirtió y fue mayor el área superficial con AA, luego con AO, y por último con AH. En los FM con el efecto de los reactivos, el mayor incremento del área superficial se logró con AH, luego con AA, por último con AO; sin el efecto de los reactivos los AH fueron los que más incrementaron el área, seguidos del AO y luego del AA. Durante este ciclo los tres materiales presentaron diferencias significativas a un intervalo de confianza del 95%. Durante el tercer ciclo los tres materiales incrementaron notoriamente el área superficial específica (Figura 4). Los VVI, los FM y los VVC la incrementaron más con AH, luego con AO y por último con AA; en los VVI el AH fue seguido del AA y del AO; sin el efecto de los reactivos el incremento en los VVI y los FM fue mayor con AH, luego con AO y por último con AA; en los VVC el incremento se dio más con AA, luego con AO y por último con AH, pero los valores fueron muy cercanos. Durante este ciclo los tres materiales presentaron diferencias significativas a un intervalo de confianza del 95%.
Alteración química de FM, VVC y VVI Los tres materiales durante los tres ciclos de disolución presentaron diferencias significativas de los promedios de la CE a un intervalo de confianza del 95%, excepto en los VVC con AA y con AO CE en el primer y tercer ciclos con el efecto de los reactivos; con el blanco no hubo diferencias significativas en el primer y tercer ciclos en los VVI con AA y en los VVC en el primer y segundo ciclos con AO. Con el efecto de los reactivos, éstos y sus interacciones tuvieron efecto significativo sobre la CE, los materiales no. Los blancos tuvieron efecto altamente significativo sobre la CE, a un intervalo de confianza del 99%, los materiales y las interacciones no, a un intervalo del 95%. Para los tres reactivos, durante los tres ciclos de disolución el pH se incrementó para los tres materiales (con respecto al valor inicial de partida pH=5.0) y dentro de cada ciclo, indicando un consumo de H+. En cada ciclo, los FM, los VVI y los VVC presentaron comportamientos variables, aunque los valores fueron relativamente cercanos. Los tres materiales, en los tres ciclos y con los tres reactivos presentaron diferencias significativas en los valores promedios de pH a un intervalo de confianza del 95%. Los valores de pH entre 6.2 y 7.2 en promedio, permitieron mayor disolución de los iones Al, Fe y Si, y AH fue el reactivo que más se ajustó a estos valores de pH en los tres ciclos de disolución. Los valores más bajos en la concentración de estos iones se presentaron con AO en el primer y tercer ciclos y AA en el segundo. Con el efecto de los reactivos, los materiales, los reactivos y sus interacciones fueron altamente significativos sobre el pH, a un intervalo de confianza del 99%. En los blancos, éstos, los materiales y las interacciones fueron altamente significativos a un intervalo de confianza del 95%. Con el efecto de los reactivos los valores de la concentración de los iones Al, Si y Fe, en los tres ciclos y en los tres materiales, fueron más altos que los reportados con los blancos. Los valores más altos con los reactivos se observaron con AH en los tres ciclos, seguido de AA en el primer ciclo, de AO en el segundo ciclo y nuevamente de AA en el tercer ciclo. Los materiales, los reactivos y sus interacciones tuvieron efecto altamente significativo sobre el Al, a un intervalo de confianza del 99%. Con los blancos, los materiales tuvieron un efecto altamente significativo sobre el Al, los reactivos y las interacciones no, a un intervalo de confianza del 95%. De los tres iones, Si tuvo los valores más altos y generalmente provinieron de los FM y de los VVC con diferencias poco significativas entre estos pero altamente significativas con respecto a los VVI. Con el efecto de los reactivos, los materiales tuvieron efecto altamente significativo sobre el Si a un intervalo de confianza del 99%, los reactivos tuvieron un efecto significativo y las interacciones no, a un intervalo de confianza del 95%. Con los blancos, los materiales tuvieron un efecto significativo sobre el Si, los reactivos (blancos) y las interacciones no, a un intervalo de confianza del 95%. El Fe presentó los valores más bajos y también diferencias
altamente significativas, al igual que el Al. Con el efecto de los
reactivos tanto estos como los materiales tuvieron un efecto altamente
significativo sobre el Fe a un intervalo de confianza del 99%, las
interacciones no, ni a un intervalo de confianza del 99% y del 95%. Con
los blancos, los materiales, los reactivos y las interacciones no tuvieron
efecto significativo sobre el Fe, a un intervalo de confianza del
95%. De acuerdo con lo anterior el modelo de reacción propuesto para los FM y los VV en los tres medios: AH, AA y AO fue el siguiente: FM + VV + H2O
Alófana/Imogolita-Haloisita simplificando: El modelo de reacción es una aproximación a la reactividad
de los componentes primarios de las cenizas volcánicas; no obstante,
considera los principales procesos observados experimentalmente:
alteración física y química de los FM, los VVC, los VVI y el incremento de
la concentración de Al3+, Si4+ y Fe3+. La reacción de disolución de los FM
y de los VV son reacciones irreversibles en condiciones ácidas cercanas a
la neutralidad. La extensión del proceso desde las condiciones iniciales
de desequilibrio hasta el estado final se evalúa en función del tiempo,
que está a su vez relacionado con el grado de avance de la reacción, en
este caso, en función de la cantidad de moles disueltos del material de
partida. En los tres ciclos de disolución predominaron las reacciones de primer orden, indicando una dependencia de la concentración. Con los blancos predominaron las reacciones de orden cero, indicando la no dependencia de la concentración y reacciones catalíticas. Las velocidades de reacción fueron más altas en el primer ciclo y van disminuyendo en el segundo y tercer ciclos. Las velocidades de reacción fueron más bajas que las reportadas con el efecto del reactivo pero, en este caso, contrariamente a lo observado con el efecto del reactivo, la velocidad de la reacción fue baja en el primer ciclo, disminuyó notoriamente en el segundo ciclo hasta una seudoestabilización, y luego se incrementaron levemente en el tercer ciclo y empezaron a manifestar dependencia clara de la concentración, aparecieron reacciones de orden uno y dos y muy pocas de orden cero. Los diversos reactivos tuvieron efecto particular sobre las velocidades de disolución de los FM, los VVC y los VVI y en la producción de los iones Al3+, Si4+ y Fe3+ no siempre fue la misma. En los tres ciclos los FM liberaron iones de Al3+ y Si4+ a una velocidad mayor que la de los VVC y la velocidad de éste fue mayor que la de los VVI. Las velocidades para liberar Fe3+ fueron más altas en los VVI y en los VVC que en los FM. Con el efecto de los reactivos se requirió mayor tiempo para extraer la mitad de la concentración de Al, Si o Fe de los VVI, los VVC y los FM; este tiempo de vida media aumentó a medida que transcurrieron los tres ciclos de disolución. El tiempo de vida medio requerido para extraer la mitad del Al, la mitad del Si y la mitad del Fe fue la siguiente: AH>AO>>AA. Sin el efecto de los tres reactivos; el tiempo para extraer la mitad de la concentración de Al, Si o Fe disminuyó a medida que aumentó el ciclo de disolución, en la mayoría de los casos solo se reportó para el tercer ciclo, pero la relación fue la misma a la que se planteó con los reactivos. Esta apreciación sólo se realiza con respecto a los valores de tiempo reportados para el mismo ciclo con el efecto de los reactivos, que es prácticamente con la única que puede compararse. Con los blancos se requirió menos tiempo para extraer Al, Si y Fe, lo que quiere decir que el reactivo se agotó más fácilmente, no permaneció en la solución y por ende fue menos efectivo. La reacción de disolución de los FM y de los VV fueron reacciones irreversibles en condiciones ácidas cercanas a la neutralidad. La extensión del proceso desde las condiciones iniciales de desequilibrio hasta el estado final se evaluó en función de una coordenada temporal relacionada con el grado de avance de la reacción, en este caso en función de la cantidad de moles disueltos del material de partida. En el primer ciclo (Tabla 1) la mayor disolución de los tres materiales se produjo con AH, luego con AA y esto lleva a plantear dos relaciones, una en cuanto al efecto de los reactivos sobre los materiales, de la siguiente forma: AH>AA>AO y otra en cuanto a la respuesta de los materiales frente a la acción de los reactivos, de la siguiente forma: FM>VVC>VVI. En el segundo ciclo AH siguió siendo el reactivo que más disolvió los materiales, pero en este caso fue seguido del AO y se conservó la relación de alteración. En el tercer ciclo AH fue el que más disolvió seguido nuevamente de AA y la relación de alteración se mantuvo igual. Con los blancos, el blanco del AH tuvo un efecto muy bajo, mientras que el blanco del AA (agua) y el blanco de AO alternaron el efecto en los dos primeros ciclos y en el tercer ciclo su reactividad fue similar. Con el efecto de los reactivos hubo diferencias significativas entre las medias de los tratamientos para el Al y el Si, principalmente con AH; con AA y AO fueron menos frecuentes las diferencias entre las medias, el Fe fue la variable que menos diferencias tuvo entre las medias, tanto como con los blancos; hubo mayores diferencias en el primer ciclo y paulatinamente disminuyeron en el segundo y tercer ciclos.
Durante los tres ciclos la mayor extracción de iones de Al3+, Si4+ y Fe3+ se obtuvo de los FM (72%), seguida de los VVC (23%) y de los VVI (5%). Los VVI fueron los materiales menos solubles, pero a medida que aumenta el tiempo de disolución van siendo más reactivos. El AH fue el reactivo que más extrajo Al, luego lo hizo el AO y por último el AA. El Si se extrajo más con AH, luego con AA y por último con AO; el Fe se extrajo más con el AH, luego con el AO y por último con el AA. Con los blancos, el comportamiento fue el siguiente: AO fue el que más extrajo Al, Si y Fe, le siguió AA y por último, AH. Que los diferentes componentes de las cenizas volcánicas no tienen igual susceptibilidad a meteorizarse, lo evidencian los resultados obtenidos en la investigación. Los FM presentaron mayor superficie específica, mayor superficie de reacción, mayor número de rasgos de alteración superficial y produjeron mayores cantidades de iones de Al3+, Si4+ y Fe3+, por ende, son los más susceptibles de ser meteorizados. A estos los siguen los VVC. Muchas investigaciones sobre mineralogía de Andisoles están orientadas a determinar la meteorización de los minerales procedentes de las cenizas volcánicas y, en detalle, estudian los materiales de neoformación como las alofanas e imogolitas, principalmente, a las cuales se les atribuye como precursor a los VV. Fieldes (1955), Swindale (1965), Besoain (1968), Yamada y Shoji (1982) y Shoji et al. (1993) aseguran que el vidrio volcánico tiene más baja resistencia a la meteorización que los fenocristales y rápida disolución que favorece la producción de una solución sobresaturada de Al y Si que al precipitar conjuntamente forman materiales de bajo grado de cristalinidad (mbgc). Para la formación de los mbgc se requieren cantidades relativas de Al y Si pero estas no sólo se obtienen a partir de los VV sino también de los fenocristales que se encuentran en las cenizas volcánicas, entre ellos, de los feldespatos, ferromagnesianos y de los FM. Si los FM aportan cantidades mucho mayores que los VV, entonces podría afirmarse que quien aporta más contribuye más a la neoformación de los mbgc. En investigaciones anteriores sobre suelos derivados de ceniza volcánica realizadas por el autor juntamente con el Grupo de Génesis de Suelos Ándicos de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín (Parra, González y Flórez, 1991), en las cuales se trabajaron varias secuencias de paleosuelos ándicos localizados al norte de la Cordillera Central colombiana, con edades entre 3.000 y 27.000 años BP, en los estudios mineralógicos se pudo observar que los VVI de estos suelos no presentaban signos de alteración, solo algunos rasgos, visibles en microscopia óptica, según comentó Parra1 ...«estos vidrios parecen haber caído hoy»... Posteriormente, en el trabajo de tesis de maestría comprueba y reafirma esta observación y reporta que los fenocristales y los FM presentaban huellas de alteración, en algunos casos, bastante avanzadas, los VVI no las tenían (Flórez, 2000). Los suelos se encuentran en condiciones ambientales caracterizadas por alta precipitación, buen drenaje, adecuada lixiviación y abundante carbón orgánico, además de estar situados topográficamente en relieves adecuados y en los cuales se evidencian en todos sus demás componentes los diversos procesos pedogenéticos ocurridos durante la evolución. Como consecuencia de lo anterior, los VV se alteran, pero no a la velocidad que lo hacen los demás componentes de las cenizas. Sin embargo, como al momento de la evaluación de la mineralogía en un Andisol lo que se ve son los VV, entonces a ellos se les atribuye la formación de los mbgc. Los FM no se diferencian en estos estudios porque su reactividad es tan alta que prácticamente desaparecen en las primeras etapas de formación del Andisol o porque una vez empiezan a disolverse, sus mismos producidos (iones de Al3+, Si4+ y Fe3+, principalmente) los acorazan ante la lentitud del proceso de formación del suelo para asimilarlos. Los resultados permitieron comprobar que los FM se disuelven más fácil y, por tanto, aportan más y a mayor velocidad iones Al3+, Si4+ y Fe3+. De los dos tipos de vidrios volcánicos, los VVC son más susceptibles a los procesos de alteración/disolución. La diferencia de disolución entre los tres materiales fue altamente significativa. En muchos suelos volcánicos, los VVI son prácticamente inactivos ya que su velocidad de disolución es tan baja que podrían ser considerados como un material inerte. El que sean más reactivos los FM obedece, parcialmente, a que son sólidos altamente inestables desde el punto de vista molecular y al hacer parte del sistema magmático que se enfrió rápidamente, se producen numerosos sitios de nucleación de cristales limitados por el tamaño que producen numerosos microlitos y crisolitos (embriones de minerales) que tienen una interfase eléctricamente muy activa, muy heterogénea y muy inestable que permite la desestabilización de la estructura molecular del FM y facilita la alteración; los bordes y las superficies de los FM, altamente inestables, rugosas y muy reactivas, favorecen fuertemente la disolución. Los VVI no presentan microlitos, las superficies son lisas y la meteorización se produce más por lavado superficial y arrastre. Las evidencias que permiten afirmar esta alteración en los FM ocasionada por la meteorización experimental están relacionadas con cuatro aspectos fundamentales: 1) alteración física de las superficies, 2) incremento del área superficial específica, 3) solubilidad de los materiales, y 4) la cinética. 1. Alteración física de las superficies:
2. Incremento del área superficial específica:
3. Solubilidad de los materiales:
4. La cinética:
En ninguna de las reacciones experimentales los sistemas alcanzaron el equilibrio, ya que las reacciones fueron energéticamente desfavorables y muy lentas, además son sistemas abiertos en los que entra y sale energía constantemente, hecho que impide la precipitación. Los procesos de disolución de los FM, los VVC y los VVI estuvieron gobernados por reacciones de primer orden, durante el primer ciclo y de segundo orden en el segundo y tercer ciclos, lo que implica que no dependieron de la concentración o que estas disoluciones estuvieron gobernadas por procesos de difusión. Como se pudo observar los FM fueron más influyentes en la formación de materiales no cristalinos (n.SiO2Al2O3.n.H2O+) ya que aportaron mayores cantidades de Al3+, Si4+ y Fe3+ que el VV, esto trajo consigo varias implicaciones, ahora visibles sólo desde el punto de vista mineralógico y genético. 1) Implicaciones mineralógicas: Las implicaciones mineralógicas de esta afirmación están orientadas a considerar a los FM como un componente particular de las cenizas volcánicas, de acuerdo con lo que Flórez (2000) definió como fenocristales, fragmentos líticos, vidrios volcánicos y FM; éstos, al igual que los vidrios volcánicos, constituyen los materiales primarios y más importantes en la formación de los materiales de bajo grado de cristalinidad como la alofana y la imogolita. El hecho de que en los suelos ándicos los FM se presenten acorazados no los excluye de ser considerados como unos de los más importantes. Es posible que en muchas investigaciones previas éstos hayan sido considerados como agregados vítreos y en este caso se deberán revisar de nuevo los estudios mineralógicos realizados en los casos en los que dicha apreciación haya sido tenida en cuenta para detallar estudios taxonómicos, familiares. Conocer la composición de las cenizas volcánicas tiene importancia crucial en la génesis de los Andisoles porque a través de ella se pueden llegar a diferenciar las dinámicas de alteración de los constituyentes y establecer a ciencia cierta cuáles son los más influyentes en la formación de los mbgc. 2) Implicaciones genéticas: Cuando ha sido plenamente
identificado un componente dentro de la parte inorgánica del suelo y se ha
comprobado su reactividad y su protagonismo en la formación de mbgc,
resulta difícil ignorarlo en los estudios posteriores sobre génesis de los
suelos derivados de cenizas volcánicas. El experimento planeado en tres
ciclos con diferencias en el tiempo de muestreo pretendió estudiar la
reactividad de los FM, los VVC y los VVI mediante la acción de tres
reactivos AA, AH y AO. Durante el primer ciclo, el área superficial específica se incrementó en dos unidades en promedio para los VVI y para los VVC, y en tres unidades en promedio para los FM. Los VVI incrementaron más el área superficial con el AA y menos con AO; los VVC incrementaron el área con AA y menos con AH, mientras que en los FM el área se incrementó más con AO y menos con AA. Sin el efecto de los reactivos, los VVI incrementaron más su área superficial inicial con el AH y menos con AO. Durante este ciclo los tres materiales presentaron diferencias significativas a un intervalo de confianza del 95%. 1) Bordes lisos, redondeados, aserrados o dentados en los VVI; angulosos y con terminaciones en huso, en los FM y VVC; 2) En los VVC anillos de hidratación; 3) En los VVI superficies lisas sin huellas de disolución, menos frecuentes superficies corroídas, éstas fueron muy comunes en los FM y en los VVC y se acentuaron con el tiempo de disolución; 4) En los FM y en los VVC fueron frecuentes las superficies pulverulentas, acanaladas, escamosas, descascaradas, reticuladas, con cráteres y las estructuras surcadas, puntactadas, verrugadas, botroidales o ampolladas, granuladas, ruminadas, estriadas y fenestradas; en los VVI fueron más comunes las superficies especuladas, alveoladas y foveoladas, y 5) En cuanto a la forma como se fracturan predominaron la concoidea y la irregular con terminaciones extremadamente angulosas en los tres materiales. Con el tiempo de disolución en los FM se evidenciaron
mayores marcas o rasgos de alteración y de los vidrios fueron más
afectados los VVC. El incremento del área superficial específica fue mucho
mayor en los FM, y luego en los VVC. Entre ellos hubo diferencias
significativas. Los autores desean expresar un especial agradecimiento a los doctores Luis Norberto Parra S. y Daniel Francisco Jaramillo J., por su asesoría en todo lo relacionado con la investigación; al ingeniero Hernán González S., por todo el apoyo logístico; a los ingenieros Orlando Ruiz, Gloria Arango, y a Gladys Acosta, por su apoyo en el trabajo analítico. Al laboratorio de suelos de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, y al Centro de Investigaciones Ambientales y de Ingeniería (CIA) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia. Besoain, M.E. 1968. Imogolite in volcanic soil of Chile. Geoderma 2(2):151-169. Branauer, D.G.; Emmett P.H.; Teller., E. 1938: Adsorption of gases in multimolecular layer. J. Am. Chem. Soc. 60:309-319. Dahlgren, R.A., et al. 1991. Soil-forming processes in Alic Melanudands under japanese pampas grass and oak. Soil Sci. Soc. Am. J. 55 1049-1056. Dietzel, M. 2000. Dissolution of silicates and the stability of polysilicic acid. Geoch cosmoch Acta. 64. (19). 3275-3281. Eswaran, H. 1972. Morphology of allophane, imogolite and halloysite. Clay minerals 9:2281-285. Fenner, C.N. 1929. The crystallization of basalts. Am. J. Sci., 18:225-253. Fetzer, W.G. 1946. Humic acids and true organic acids as solvents of minerals. Econ. Geol. 41:47-56. Fieldes, M. 1955. Clay mineralogy of New Zealand soils. Part. 2: Allophane and related minerals colloids. New Z.J. Sci. Techn. 38(6):533-570. Fisher, R.V.; Schmincke., H.U. 1984. Pyroclastic
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