Publicado

2016-07-01

Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL

DOI:

https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v35n68.54983

Palabras clave:

Economía (es)

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Autores/as

  • Álvaro Martín Moreno Rivas Universidad Nacional de Colombia
  • Hernando Matallana Laverde Universidad de los Andes

La publicación del libro de la CEPAL Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo xxi representa una sacudida intelectual de un grupo agonista de investigadores y economistas profesionales que durante los últimos veinticinco años han completado pacientemente un ejercicio de recuperación y recombinación conceptual de la riqueza de las ideas de la tradición estructuralista latinoamericana. Este nuevo preguntar sobre los fundamentos y las llamadas "cuestiones de método", les ha llevado a encontrar afinidades electivas con las mejores corrientes heterodoxas: marxistas, poskeynesianas, institucionalistas, evolucionistas y regulacionistas.

Sin duda hubo un primer momento estructuralista. Este se asocia comúnmente al periodo correspondiente a una industrialización dirigida por el Estado. Durante ese tiempo las ideas de centro-periferia, deterioro de los términos de intercambio, heterogeneidad estructural e intervención estatal fueron el pivote sobre el cual giró el debate teórico y la discusión de las políticas públicas en muchos países del continente. Para los estructuralistas de entonces y los neoestructuralistas de hoy: "La condición de subdesarrollo que persiste en los países latinoamericanos no se debe tanto a distorsiones inducidas por la política económica, sino que es de índole endógena y estructural" (Ramos y Sunkel, 1991, p. 17). Después de la crisis de 2008 y 2009, resulta pertinente preguntarse si es posible que en la región exista un espacio intelectual y político para el segundo momento neoestructuralista. Esa es la apuesta de todos los colaboradores del libro que reseñamos.

Reseña: Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo xxi (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL

Álvaro Martín Moreno Rivasa

Hernando Matallana Laverdeb

a Profesor asociado de la Universidad Nacional de Colombia y profesor-investigador de la Universidad Externado de Colombia.

b Profesor de la Universidad de los Andes.


INTRODUCCIÓN

La publicación del libro de la CEPAL Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo xxi representa una sacudida intelectual de un grupo agonista de investigadores y economistas profesionales que durante los últimos veinticinco años han completado pacientemente un ejercicio de recuperación y recombinación conceptual de la riqueza de las ideas de la tradición estructuralista latinoamericana. Este nuevo preguntar sobre los fundamentos y las llamadas "cuestiones de método", les ha llevado a encontrar afinidades electivas con las mejores corrientes heterodoxas: marxistas, poskeynesianas, institucionalistas, evolucionistas y regulacionistas.

Sin duda hubo un primer momento estructuralista. Este se asocia comúnmente al periodo correspondiente a una industrialización dirigida por el Estado. Durante ese tiempo las ideas de centro-periferia, deterioro de los términos de intercambio, heterogeneidad estructural e intervención estatal fueron el pivote sobre el cual giró el debate teórico y la discusión de las políticas públicas en muchos países del continente. Para los estructuralistas de entonces y los neoestructuralistas de hoy: "La condición de subdesarrollo que persiste en los países latinoamericanos no se debe tanto a distorsiones inducidas por la política económica, sino que es de índole endógena y estructural" (Ramos y Sunkel, 1991, p. 17). Después de la crisis de 2008 y 2009, resulta pertinente preguntarse si es posible que en la región exista un espacio intelectual y político para el segundo momento neoestructuralista. Esa es la apuesta de todos los colaboradores del libro que reseñamos.

UN PRESAIGIO NO TAN OPTIMISTA

A mediados de los años noventa, el profesor Frederick Lee -fallecido recientemente en Estados Unidos- publicó en el número 1 de la revista NewsLetter, del Post-Keynesian Economics Study Group, un pequeño artículo que desencadenó una importante polémica entre los economistas heterodoxos. En dicho estudio se anunciaba la muerte de las tradiciones poskeynesianas en el Reino Unido y Lee mostraba que para 2020 no existiría virtualmente ningún economista de esa corriente que estaría enseñando en las mejores universidades de ese país. Los mecanismos para nombrar profesores y la ausencia de cursos obligatorios de economía heterodoxa borrarían del mapa a los poskeynesianos por falta de demanda efectiva. No se requiere hacer un estudio exhaustivo para inferir que un destino similar le espera a las escuelas estructuralista y neoestructuralista. Con algunas excepciones, las tradiciones intelectuales del pensamiento cepalino han ido desapareciendo del currículo y de los programas de los cursos de "economía del desarrollo" en las universidades latinoamericanas. Incluso, a pesar de que todavía algunos "centros de pensamiento" mantienen su vigor y su producción intelectual, prácticamente se desconocen sus aportes o se ignoran en forma deliberada, lo que los excluye de los debates académicos y de política económica.

En las escuelas de economía del centro y la periferia se ha impuesto la hegemonía de la corriente principal. Tanto su monopolio intelectual, como su poder político e ideológico se han dirigido a eliminar del currículo todo aquello que no siga los cánones científicos y metodológicos del enfoque walrasiano y de la microeconomía agregada del nuevo consenso macroeconómico: la tasa de desempleo no aceleradora de la inflación, la regla de Taylor, las rigideces nominales sustentadas microeconómicamente, el ciclo económico real de los negocios, el crecimiento liderado por la oferta, los modelos de equilibrio general dinámico estocástico y la inflación objetivo. Por otro lado, el consenso en las finanzas se ha impuesto alrededor de las ideas de los llamados mercados eficientes, la supuesta relación inversa entre riesgo y retorno, la neutralidad de la deuda corporativa sustentada en el teorema de Modigliani y Miller y las fórmulas mágicas de Black, Scholes y Merton para determinar el precio correcto de los derivados financieros (Pérez, "Una coyuntura propicia para reflexionar sobre los espacios para el debate y el diálogo entre el (neo)estructuralismo y las corrientes heterodoxas").

En cuestiones de política económica todo se reduce a defender el eslogan libertario de que "la mejor regulación es el mercado" y que la estabilización nominal se alcanza gracias a la dominancia monetaria, con lo que se relega la política fiscal a mantener el equilibrio presupuestal. La austeridad privada y la pública son las dos columnas sobre las que se erige el edificio victoriano y prekeynesiano del nuevo pacto macroeconómico. Prácticamente, el saber convencional se puede aprender de los voluminosos manuales importados del centro o en las fieles copias escritas por profesores nativos de la periferia, cuyas variaciones no pasan de algunos modismos locales.

Dicen que la cadena se rompe por su eslabón más débil. Sin embargo, la crisis de 2008-2009 no ha dejado damnificados del bando de la corriente principal (Mirowski, 2013). Al principio se notó cierto desconcierto y perplejidad, lo que permitió que en la prensa especializada y algunos medios académicos resurgieran nombres de economistas difuntos, como Keynes y Minsky. Los premios nobel de Economía, Krugman y Stiglitz sentaron su protesta por el mal estado de la ciencia económica. Y como en una especie de contramovimiento -a la manera de Polanyi-, los movimientos de protesta estudiantil no se dejaron esperar. Los epicentros fueron los países del centro: Francia, Alemania e Inglaterra (Stockhammer y Yilmaz, 2015). Se abogaba por algunos cambios en la enseñanza de la economía: introducir una mayor pluralidad metodológica, estudiar otros paradigmas y teorías heterodoxas y ampliar el campo disciplinar, tomando en cuenta los avances en otras áreas del conocimiento social y natural. De todo este alboroto solo quedan algunas historias y anécdotas. Nada ha cambiado desde entonces. La trinidad imposible academia-finanzas-establecimiento sigue intacta. La economía neoclásica es una teología -como lo dijo Robinson (1976)-, ya que no busca explicar el funcionamiento de las economías capitalistas, sino justificar las políticas de libre mercado y austeridad.

COMBATES POR EL NEOESTRUCTURALISMO

El programa neoestructuralista es un sistema abierto, cuya especificidad exige un diálogo amplio con otros enfoques heterodoxos y disciplinas no convencionales. Su objetivo es explicar cómo el funcionamiento del sistema capitalista produce de manera endógena una relación centro-periferia que se autorrefuerza. Las piezas que componen el armazón se pueden resumir en las cinco partes en que se divide el libro:

I) Corrientes de pensamiento y contexto regional a inicios del siglo xxi, que se compone de tres artículos escritos por Esteban Pérez Caldentey, José Antonio Ocampo y Luis Gonzaga Belluzo.

Los autores destacan cómo los patrones de acumulación y crecimiento se basan en una centralización a gran escala de la propiedad y el control del capital en manos de las grandes empresas localizadas en el centro desarrollado, mientras se descentraliza la producción a nivel regional. Todo ello facilitado por la revolución informática y la desregulación de los mercados financieros y de capitales a nivel nacional y mundial.

De este modo, las nuevas formas de competencia esconden, bajo el velo transparente de la libertad, el aumento brutal de la centralización del capital, la concentración del poder sobre los mercados, la enorme capacidad de ocupar y abandonar territorios y de alterar las condiciones de vida de las poblaciones (Gonzaga, p. 112).

En forma paralela a esta pérdida de autonomía y de grados de libertad de las políticas nacionales, se muestra cómo el modelo ortodoxo de crecimiento liderado por las exportaciones ha llegado a su fin. En medio de un ciclo de altos precios de los commodities (2003-2007),

América Latina y el Caribe registró una tasa de crecimiento de 3,7% [...] No obstante, en términos comparativos, América Latina y el Caribe se quedó a la zaga de otras regiones del mundo en desarrollo y, en particular, de Asia Oriental y el Pacífico (9,3%), Europa y Asia Central (7,4%) y Asia Meridional (6,6%) (Ocampo, p. 87).

Así, la apuesta por las ventajas comparativas estáticas para salir del atraso no dejó de ser un resultado de cierta exuberancia irracional.

Frente a este escenario poco prometedor, el neoestructuralismo se erige como una teoría alternativa para los países en desarrollo. Se parte de reconocer que el funcionamiento de las economías capitalistas no es eficiente. En efecto, se identifican tres fallas centrales: la incapacidad de garantizar el pleno empleo de los recursos y crear empleos de buena calidad, la tendencia a generar una inequitativa distribución del ingreso y la riqueza, y la propensión a la fragilidad financiera e inestabilidad. El programa de investigación identifica siete áreas esenciales que muestran su convergencia con el pensamiento heterodoxo: a) la metodología realista, b) la caracterización del sistema de relaciones económicas entre el centro y la periferia, conjuntamente con la restricción externa o de la balanza de pagos al crecimiento de la periferia, c) la relación entre la distribución del ingreso, la demanda efectiva y el crecimiento económico de largo plazo, d) el papel de la volatilidad macroeconómica en el desempeño de las economías en desarrollo, e) los problemas de difusión del progreso técnico y la innovación, f) la imposibilidad de separar el corto y el largo plazo y g) el rol del Estado como fuerza innovadora del proceso de industrialización y desarrollo económico (Pérez).

II) Macroeconomía para el desarrollo, con tres artículos escritos por Ricardo Ffrench-Davis, Daniel Titelman, Esteban Pérez Caldentey y Juan Alberto Fuentes Knight.

En esta parte se presentan dos importantes hallazgos macroeconómicos que caracterizan el funcionamiento de las economías en desarrollo. La llamada "brecha recesiva", que se define como la diferencia entre el PIB efectivo y el PIB potencial. En las regiones periféricas no se observa que el PIB efectivo fluctúe en forma simétrica alrededor del PIB de pleno empleo, sino que sistemáticamente está por debajo de su nivel potencial. Esta regularidad deprime la tasa de inversión, ralentiza la formación de capital y estanca el aumento de la productividad, lo cual restringe la tasa de crecimiento de largo plazo de la economía. A ello se suman la alta volatilidad macroeconómica medida por la inestabilidad de la tasa de cambio y de los flujos de capitales que afectan negativamente las expectativas y los montos de inversión de los empresarios. En consecuencia, se distorsiona el patrón de especialización y se inhibe el cambio estructural (Ffrench-Davis).

Por otro lado, se encuentra que existe una relación inversa entre la volatilidad de la inversión y el crecimiento económico. Los índices de volatilidad se asocian a la "dominancia" de la balanza de pagos, esto es, a los cambios de los términos de intercambio y los flujos de capitales. Del mismo modo, los ciclos de los países de América Latina se diferencian de los de los países desarrollados en su fase ascendente, por ser menos expansiva y de más corta duración, mientras que las contracciones en promedio tienen el mismo comportamiento. Esto tiene implicaciones para los resultados económicos. De hecho, las ganancias en producto y productividad durante las fases expansivas son sustancialmente menores en las naciones latinoamericanas que en otras partes del mundo. En el mismo sentido, se muestra que el sistema financiero tiende a profundizar los destorcimientos de la actividad económica, mientras que obstaculiza y le pone límites a la recuperación y la expansión económica (Titelman y Pérez).

Finalmente, se ofrece un interesante ejercicio de caracterización del patrón de crecimiento de América Latina entre 1980 y 2012. Se utilizan las ideas pioneras de la profesora Joan Robinson. Se concluye que los países de la región atravesaron por una edad de plomo entre 1980 y 1990. Después de la recuperación de los flujos financieros y el crecimiento, se identifica el periodo reciente como una edad de platino (Fuentes Knight). Al parecer, la edad de oro de crecimiento, que se distinguiría por el pleno empleo, la estabilidad de precios, el cambio técnico y la tasa de cambio consistente con los balances internos y externos, solo podrá alcanzarse con la implementación de una macroeconomía para el desarrollo, que utilice tanto la política monetaria, fiscal y de regulación de la tasa de cambio y de capitales para promover el crecimiento y el cambio estructural con equidad.

III) Cambio estructural y desarrollo productivo, donde aparecen tres artículos escritos por Mario Cimoli, Gabriel Porcile, Jorge Katz y Luis Bértola.

Los autores proponen reflexiones sobre tres aspectos sustantivos del análisis de las economías de la periferia. En primer término se muestra mediante un modelo formal -que integra ideas keynesianas, evolucionistas y estructuralistas- que una política industrial dirigida por el Estado puede transformar la estructura productiva de un país de manera consistente con la restricción de la balanza de pagos. Es decir, que la economía podría mejorar su posición en la escala de producción de bienes más sofisticados e intensivos en tecnología, lo que aumenta la relación de elasticidades de las exportaciones e importaciones y desencadena un ciclo virtuoso que permitiría aumentar la tasa de crecimiento económico y el empleo formal. Todo ello revertiría en mejores condiciones salariales y, por ende, en una menor desigualdad (Cimoli y Porcile).

El olvido de las políticas activas de desarrollo desafortunadamente ha llevado a las economías de la región a profundizar su patrón de especialización basado en las ventajas comparativas estáticas, definidas por la producción de bienes intensivos en recursos naturales y una fuerza de trabajo no calificada. Si bien el último auge de los precios internacionales de las materias primas y los bienes primarios tuvieron importantes repercusiones en todas las economías del continente, se profundizaron las brechas relativas de productividad, el mayor deterioro ambiental y las desigualdades crecientes con los países del centro, lo cual ahondó la heterogeneidad estructural y la inestabilidad externa.

En otras palabras, las nuevas oportunidades que el cambio en la economía mundial trajo aparejado para América Latina no se aprovecharon lo suficiente como para avanzar en otras direcciones hacia la convergencia con la frontera tecnológica mundial, la sostenibilidad medioambiental y el respeto del pacto intergeneracional en pos de sostener el valor de los recursos de la naturaleza al tiempo que fortalece la equidad y la inclusión social (Katz, p. 248).

De allí que el patrón de crecimiento latinoamericano basado en un modelo sustentado en las rentas de monopolio, haya sido la causa eficiente para impedir la construcción de un Estado de bienestar moderno que responda a las crecientes demandas de derechos de ciudadanía de su población.

La tendencia divergente a largo plazo y la volatilidad de la economía latinoamericana han estado muy vinculadas al predominio del crecimiento basado en el patrón rentista y financiero, en cuyas etapas de auge se ha logrado algunas veces poner en marcha modelos de crecimiento basados en la recuperación del terreno perdido, y en los que permanentemente han aparecido actividades de tipo kaldoriano y schumpeteriano, pero sin llegar a transformarse en patrones dominantes de crecimiento (Bértola, p. 273).
IV) El papel del Estado. Esta parte la componen tres artículos escritos por Robert Boyer, René Hernández y Sonia Montaño.

El Estado siempre ha sido una especie de epifenómeno para la teoría neoclásica. La construcción de una economía de mercado se concibe como el resultado de la agregación de preferencias individuales y de tecnologías. En ausencia de imperfecciones y externalidades, el funcionamiento libre de los mercados garantiza que las decisiones racionales de los agentes conducen necesariamente a óptimos paretianos. El Estado -la pata visible- es la amenaza potencial del orden espontáneo del mercado y la libertad de elegir. Por el contrario, para las escuelas heterodoxas y el estructuralismo, es una fuerza constituyente y constituida de los arreglos institucionales que definen las reglas de juego en los mercados.

En esta sección se presentan dos intentos de comprender el papel estatal en los regímenes de acumulación periférica. El primero acude a los análisis de la escuela de la regulación francesa para realizar una evaluación del proceso histórico y la transformación del Estado desde mediados del siglo xx . Para ello identifica las formas en que se resuelve el trilema: justicia social-eficiencia estática-eficiencia dinámica. El fracaso del modelo de crecimiento liderado por las finanzas llama a la construcción de un nuevo paradigma centrado en la eficiencia dinámica y la justicia social (Boyer). En el segundo se opta por relacionar la concepción del Estado con el modelo de desarrollo. Para tal fin, se requiere una definición amplia de aquel, como una institución central cuyas funciones son proveer una visión de futuro, crear nuevas instituciones y servir de mediador del conflicto social y distributivo.

Se acude a tres metateorías (modernización, industrialización y desarrollo capitalista) que permiten entender el papel estatal en el proceso de cambio estructural, al definir las fronteras entre lo público y lo privado. Se estudia el rol que desempeñó el Estado en tres etapas clave de la historia del continente: la de desarrollo hacia fuera, la de industrialización liderada por el Estado y las reformas estructurales de libre mercado. Así las cosas, "el neo-estructuralismo surgió como un enfoque teórico alternativo al modelo de reforma estructural y de mercado" (Hernández). La sección termina con un breve ensayo sobre economía feminista, donde se destacan los recientes avances en la "economía del cuidado" y la importancia de la dimensión de la desigualdad por género, como un aspecto nuevo que debe incorporarse en cualquier teoría del desarrollo del subdesarrollo (Montaño).

V) Estudios de caso de las grandes economías de la región. Esta sección cuenta con tres artículos de análisis histórico-estructuralista, escritos por Juan Carlos Moreno-Brid, Francisco Eduardo Pires de Souza, Joao Carlos Ferraz y Fernando Porta.

Fieles a la larga tradición estructuralista de los padres fundadores (Furtado y Prebisch), el libro termina con tres trabajos monográficos sobre la evolución y el desempeño económico reciente de las tres economías más grandes del continente: México, Brasil y Argentina. Los tres ejercicios aplican las herramientas conceptuales y analíticas de la corriente neoestructuralista y enfatizan en los problemas de especialización y heterogeneidad estructural. Si bien se reconocen algunos progresos de las políticas económicas implementadas por gobiernos liberales en México, y de izquierda en Brasil y Argentina, los autores consideran que la sostenibilidad de los modelos no está garantizada y que se requieren políticas dirigidas a promover cambios en la estructura productiva y reducir la volatilidad macroeconómica de variables como el tipo de cambio y los flujos de capitales. Del mismo modo se aboga por políticas fiscales radicales para redistribuir el ingreso, condición necesaria para promover modelos de crecimiento incluyente. Sin duda, ello solo se podrá alcanzar cuando las economías analizadas avancen en su proceso de industrialización, un objetivo esquivo hasta el presente.

Como lo manifestó Myrdal (1976, p. 120):

Escoger lo verdaderamente útil y práctico dentro de nuestros enfoques teóricos tradicionales -hacer a un lado el lastre y al mismo tiempo seleccionar lo que tiene valor de los viejos argumentos y teoremas, para adaptarlo a un diferente enfoque de los problemas económicos y sociales- es, sin embargo, una tarea difícil de llevar a cabo. No es una tarea para los "dilettanti" y los ignorantes -estos son generalmente los primeros en sucumbir a las predilecciones tradicionales o a algunas de sus perversiones populares, a menudo sin siquiera conocer sus bondades intelectuales [...] Es mucho más fácil ser un conformista que un rebelde competente.

REFERENCIAS

[1] Mirowski, P. (2013). Nunca dejes que una crisis te gane la partida. Barcelona: Ediciones Deusto.

[2] Myrdal, G. (1976). Teoría económica y regiones subdesarrolladas. México: Fondo de Cultura Económica.

[3] Ramos, J., & Sunkel, O. (1991). Hacia una síntesis estructuralista. En O. Sunkel (comp.), El desarrollo desde dentro. Un enfoque neoestructuralista para la América Latina (pp. 15-32). México: Fondo de Cultura Económica.

[4] Robinson, J. (1976). La segunda crisis de la teoría económica. En Escritos económicos (vol. 5). Barcelona: Ediciones Martínez Roca.

[5] Stockhammer, E., & Yilmaz, D. (2015). A new student movement. Radical Philosophy, 189 (ene./feb.), 2-8.


Referencias

Mirowski, P. (2013). Nunca dejes que una crisis te gane la partida. Barcelona: Ediciones Deusto.

Myrdal, G. (1976). Teoría económica y regiones subdesarrolladas. México: Fondo de Cultura Económica.

Ramos, J., & Sunkel, O. (1991). Hacia una síntesis estructuralista. En O. Sunkel (comp.), El desarrollo desde dentro. Un enfoque neoestructuralista para la América Latina (pp. 15-32). México: Fondo de Cultura Económica.

Robinson, J. (1976). La segunda crisis de la teoría económica. En Escritos económicos (vol. 5). Barcelona: Ediciones Martínez Roca.

Stockhammer, E., & Yilmaz, D. (2015). A new student movement. Radical Philosophy, 189 (ene./feb.), 2-8.

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Moreno Rivas, Álvaro M. y Matallana Laverde, H. (2016). Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL. Cuadernos de Economía, 35(68), 547–554. https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v35n68.54983

ACM

[1]
Moreno Rivas, Álvaro M. y Matallana Laverde, H. 2016. Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL. Cuadernos de Economía. 35, 68 (jul. 2016), 547–554. DOI:https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v35n68.54983.

ACS

(1)
Moreno Rivas, Álvaro M.; Matallana Laverde, H. Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL. Cuadernos 2016, 35, 547-554.

ABNT

MORENO RIVAS, Álvaro M.; MATALLANA LAVERDE, H. Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL. Cuadernos de Economía, [S. l.], v. 35, n. 68, p. 547–554, 2016. DOI: 10.15446/cuad.econ.v35n68.54983. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/ceconomia/article/view/54983. Acesso em: 29 mar. 2024.

Chicago

Moreno Rivas, Álvaro Martín, y Hernando Matallana Laverde. 2016. «Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL». Cuadernos De Economía 35 (68):547-54. https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v35n68.54983.

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Moreno Rivas, Álvaro M. y Matallana Laverde, H. (2016) «Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL», Cuadernos de Economía, 35(68), pp. 547–554. doi: 10.15446/cuad.econ.v35n68.54983.

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[1]
Álvaro M. Moreno Rivas y H. Matallana Laverde, «Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL», Cuadernos, vol. 35, n.º 68, pp. 547–554, jul. 2016.

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Moreno Rivas, Álvaro M., y H. Matallana Laverde. «Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL». Cuadernos de Economía, vol. 35, n.º 68, julio de 2016, pp. 547-54, doi:10.15446/cuad.econ.v35n68.54983.

Turabian

Moreno Rivas, Álvaro Martín, y Hernando Matallana Laverde. «Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL». Cuadernos de Economía 35, no. 68 (julio 1, 2016): 547–554. Accedido marzo 29, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/ceconomia/article/view/54983.

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1.
Moreno Rivas Álvaro M, Matallana Laverde H. Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI (2015). A. Bárcena y A. Prado (Eds.). Santiago de Chile: CEPAL. Cuadernos [Internet]. 1 de julio de 2016 [citado 29 de marzo de 2024];35(68):547-54. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/ceconomia/article/view/54983

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