Las pruebas del Alter Ego en D'Annunzio y en Shakespeare
Palabras clave:
Co-apercepción intrafectiva, Pluripsismo, Solipsismo, Poetas trágicos (es)Descargas
Sólo por medio de un sujeto que es otro yó, captado como
un sujeto que puede hacer del yó que lo capta un objeto de sí
mismo, se da la vía para la prueba de hecho -experimental o
vivencial- de la existencia de la pluralidad de los yós. Tal
el hecho de la co-apercepción intrafectiva, que es la que da la
base para la demostración, de que se va a tratar aquí, de la
tesis del pluripsismo en refutación de la antítesis del solipsismo. Ejemplo de semejante hecho es el que se da principalmente por el amor, cuando el yó amante llega a percibirse a sí mismo como objeto del yó amado y, en tanto, como objeto de sí mismo sentido desde otro yo. Es lo que ocurre en las fugaces rapideces de la co-apercepción en los raptos de embelesos idolátricos o en los momentos de voluptuosidades sarcóf'ilas. Y es por tanto lo que da la prueba efectiva, por esa vía de los afectos que se penetran mutuamente, del alter ego, que se identifica en co-apercepción con el yo que a través de él se percibe a sí mismo como objeto. También en el sufrimiento, cuando un yo que sufre por el sufrimiento de otro llega a percibirse a sí mismo como objeto del yó sufrente y, en tanto, como objeto de sí mismo sufrido desde otro yo, se evidencia la misma o similar prueba. Por el contrario, en el dolor físico 0 en la pena moral, un yo que ama a otro 0 que sufre por otro, deja de percibirse a sí mismo como objeto, en co-apercepción, de otro yo. Es entonces cuando el yó activo, que ha amado o que ha sufrido, torna a sí mismo para reafirmarse, tras haber pasado por esa experiencia o vivencia del alter ego en que se ha probado a sí mismo como objeto, en lo que originalmente era. El dolor físico y la pena moral son, pues, las vías intrafectivas para el recogimiento y la reconcentración de los yós que se reafirman en lo que cada uno es propiamente frente a la pluralidad infinita de los demás yós. Y es por ellas por donde se dan las pruebas de hecho de la tesis del pluripsismo en refutación de la antítesis del solipsismo. Corolario de ello es que en aquellos que verdaderamente aman no se da el narcisismo de la egolatría, pues lo que sienten es la necesidad de amar a otro
yo y de ser amados por otro yo que el propio, siendo el amor
del propio yo el hecho del narcisismo egolátrico. De ahí que los
que verdaderamente aman, por su fluente vida intrafectiva, sean de hecho ya pluripsistas; y que los que no aman a otros de verdad, los narcíseos, sean en cierto modo ya solipsistas- por lo menos en su egolatría sin acólitos.
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