Publicado

2015-01-01

Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”

DOI:

https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v64n157.49683

Palabras clave:

Heidegger, reseña. (es)

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  • Lucas Quirama Universidad de Antioquia

Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.” Revista Areté  [Pontificia Universidad Católica del Perú] 24. 2 (2012): 263-287.

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https://doi.org/10.15446/ideasyvalores. v64n157.49683

Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.” Revista Arete [Pontificia Universidad Católica del Perú] 24. 2 (2012): 263-287.

Observamos cómo, a lo largo de la reflexión heideggeriana, existen varios focos que guían el preguntar filosófico, a partir de los cuales varía muchas veces los caminos y direcciones del pensar, de tal suerte que sería difícil comprender los desplazamientos si no tenemos un hilo conductor que dirija las preguntas. Es así como, en Los conceptos fundamentales de la metafisica (2007), Heidegger llega a la cuestión del animal y su animalidad para aclarar y exponer cuáles son las condiciones del preguntar metafísico y, por ende, sobre el ser mismo. Mas ¿cómo comprender este planteamiento a la luz de un texto como Ser y tiempo? Hernán Candiloro, en su artículo “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger”, propone encontrar dicho hilo conductor en el concepto de “pobreza” y su relación con el animal (se dice de este que “es pobre de mundo”), al tiempo que señala los desplazamientos filosóficos y metodológicos que adopta el mismo Heidegger, en un intento por aclarar la cuestión acerca del ser. Si bien el autor aborda acertadamente el aspecto de la animalidad, olvida que el propósito de fondo de la reflexión heideggeriana es dilucidar el ser, donde la cuestión “intermedia” del animal y la explicitación del mundo y lo mundano pasan a un papel secundario.

Para comenzar, vemos que la pregunta rectora es la pregunta por el ser, y que el desplazamiento del preguntar, señalado por Candiloro, obedece a un intento por superar los límites que el preguntar mismo ha puesto sobre la pregunta. En cuanto que el acceso al preguntar está mediado por la subjetividad del hombre, esta se convierte en un obstáculo que impide el paso a la pregunta por el ser, por lo que es necesario poner la interrogación en términos más abstractos e indagar por un ser que no se muestre ya como un ente determinado. Esta indeterminación es la que subyace tanto en la pobreza de mundo del animal como en los temples de ánimo donde el mundo cae en una completa indiferencia, como muestra Candiloro.

Sin embargo, aunque el autor logra describir acertadamente el sentido de la Kehre heideggeriana, su interpretación sobre la animalidad del animal como estado intermedio entre el hombre y la piedra no logra mostrar el auténtico propósito de la reflexión acerca de la vida, que es esclarecer el sentido del ser. Esto resulta más evidente cuando se contrasta el estado de pobreza (indigencia) humana con el de la pobreza de mundo del animal, como pretende hacer Candiloro, pues, aunque es claro que en los dos hay una falta que es también potencia, esta no necesariamente aparece de manera intermedia, sino que, más bien, se da solo en experiencias radicales cercanas a la nada o la angustia.

El animal no tiene acceso al ente pero sí lo tiene al ser, por lo que su pobreza de mundo no es un simple no tener, sino un especial no tener teniendo, en donde pese a no conocer lo ente, este (lo ente) permanece abierto en el ser como potencia de mostrarse. Así pues, la pobreza es vista por Candiloro como carencia y no como indigencia, en donde la tenencia cotidiana de lo ente, en la que está sumergido el hombre, es por fin superada para poder abrir el mundo en su potencialidad originaria y fundante.

Pero si la pobreza como potencia de ser remite a un estado de indiferencia cercano a temples de ánimo como la angustia, esta va más allá que el mero temple de ánimo, al superar los límites de la propia subjetividad. Los temples de ánimo nos traen el mundo según el modo del carecer, ya que allí este se nos ofrece en medio de una indiferencia que no es, en ningún caso, un ente en particular, sino solo la presencia de lo ente en abstracto. Como lo buscado ahora es lo esencial de toda presencia, una experiencia donde por fin nos libramos de la tiranía de lo ente es un verdadero progreso en la investigación metafísica.

El ente se configura como opuesto a la nada, y esta aparece, a su vez, como el trasfondo sobre el cual es preciso que el ente se muestre para que pueda propiamente ser. Pero la nada es lo que no es, por lo que hablar de ella es un total contrasentido, a menos de que se haga bajo alguna modalidad del “no”; de ahí su relación esencial con la negación. Esta relación proviene, sobre todo, de la lógica, ya que ella impide siquiera poder pensar la nada. La nada es estrictamente la negación del todo del ente (cf. Heidegger 1988). Pero si prestamos atención, veremos que la preeminencia del entendimiento (y de la lógica) en la pregunta acerca de la nada (y del ser), es la misma preeminencia vista como irreductibilidad del Dasein en la pregunta por el ser que aparecía en Ser y tiempo, y que es señalada por Candiloro como lo que origina este movimiento (Kehre) en el preguntar heideggeriano hacia la animalidad, capaz de superar la dificultad aquí señalada.

Así, si la nada es la negación de la omnitud del ente, en ella se halla implícita tal omnitud, de la misma manera en que en la animalidad del animal y su pobreza de mundo se hallan patentes “el mundo en cuanto tal” y la apertura del ser. De igual modo, decir que la nada es nada implica que hay allí una completa indiferenciación que apuntaría hacia la pobreza de mundo del animal y al estado de carencia presente en temples de ánimo como la angustia, como es mostrado por Candiloro.

No obstante, el papel intermedio del animal se torna un tanto sospechoso, en cuanto que la cuestión fundamental se centra en la indeterminación o pobreza que subyacen en la experiencia de lo ente y no en el animal en cuanto tal; indeterminado no necesariamente quiere decir intermedio. Esto cobra mayor sentido al notar que la reflexión propuesta por Candiloro casi que desconoce el papel opuesto que ocupa la piedra en la manifestación del mundo y lo mundano, y que es señalado por Heidegger en “¿Qué es Metafísica?”, cuando aborda el tema de la nada y la angustia. La angustia sumerge todo en la indiferenciación, por ello hace patente la nada. Sin embargo, en la angustia la nada no aparece opuesta o separada del ente, sino que se da allí un escaparse del ente en su totalidad. Por eso aquella no equivale a la simple negación y, en este sentido, sería consecuente con una pobreza que también es potencia. Este acontecimiento es radical, pues pone al hombre ante el ente en cuanto tal, es decir, en cuanto que aquel es: “La nada es la posibilitación de la patencia del ente” (Heidegger 75).

La pobreza es, entonces, la posibilidad del hombre de liberarse de la tiranía de lo ente en la que se halla sumergido en la vivencia corriente, como lo señala Candiloro. Dicha pobreza no es nunca una indigencia, pues allí impera la riqueza de la potencia del ser con toda su fuerza. La necesidad e indigencia que se patentiza en el preguntar metafísico provienen del pensamiento lógico, que ve y determina todo al modo de los entes; pero no se debe creer que dicha pobreza aparece a medio camino entre el hombre, el animal y la piedra, sino que está en el trasfondo de los tres como parte de la experiencia del ser. Suponer, como lo hace Candiloro, que la pobreza es un estado intermedio o neutro, donde el mundo aparece “en cuanto tal”, oculta la verdadera naturaleza de la indeterminación que subyace en la experiencia del ser. Esta pobreza aparece mucho más cercana a temples de ánimo como la angustia, donde lo que se hace patente es la nada misma y no la animalidad. Así pues, dicha pobreza no está a medio camino entre el hombre, la piedra y el animal, sino que subyace en la experiencia de los tres. Si se tiene en cuenta que no tenemos garantías de que el animal experimente temples de ánimo como la angustia, se verá con más claridad que, aunque la indeterminación esté presente, no necesariamente se da como un estado intermedio, sino como un trasfondo radical y terrible, que, por esto mismo, impele al hombre hacia la creación del mundo y la experiencia de lo ente.

En cuanto que el Dasein está atravesado por una extrañeza fundamental ante lo ente que le permite percatarse de la presencia de aquel, existe una pobreza de mundo originaria, que es también potencia y posibilidad de la manifestación del ser en cuanto tal. Visto así, lo fundamental del ser humano frente al animal sería una indeterminación originaria, a partir de la cual se da la posibilidad de apercibirse de lo ente y estructurar un mundo en cuanto tal.

Desprenderse de lo ente para arribar a lo sublime es acercarse lo más posible al ser, establecer un vínculo estrecho con el aquí y ahora, para plantear de una manera esencial la pregunta por el ser. El hombre es un animal que ha caído de su estado de indeterminación primigenia al desligarse de su aquí y ahora, para sumergirse en la experiencia cotidiana de lo ente, pero al que le es posible remontarse nuevamente hacia su origen por medio del preguntar metafísico.

Bibliografía

Heidegger, M. .Que es Metafisica? Trad.

Xavier Zubiri. Buenos Aires: Siglo XX, 1988.

Heidegger, M. Los conceptos fundamentales de la metafisica. Mundo, finitud y soledad. Madrid: Alianza Editorial, 2007.

Lucas Quirama

Estudiante pregrado - Universidad de Antioquia - Medellín - Colombia

lucasandresquirama@hotmail.com

Referencias

Heidegger, M. ¿Qué es Metafísica? Trad. Xavier Zubiri. Buenos Aires: Siglo XX, 1988.

Heidegger, M. Los conceptos fundamentales de la metafísica. Mundo, finitud y soledad. Madrid: Alianza Editorial, 2007.

Cómo citar

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Quirama, L. «Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”». Ideas y Valores, vol. 64, n.º 157, enero de 2015, pp. 289-91, doi:10.15446/ideasyvalores.v64n157.49683.

ACM

[1]
Quirama, L. 2015. Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”. Ideas y Valores. 64, 157 (ene. 2015), 289–291. DOI:https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v64n157.49683.

ACS

(1)
Quirama, L. Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”. Ideas Valores 2015, 64, 289-291.

APA

Quirama, L. (2015). Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”. Ideas y Valores, 64(157), 289–291. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v64n157.49683

ABNT

QUIRAMA, L. Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”. Ideas y Valores, [S. l.], v. 64, n. 157, p. 289–291, 2015. DOI: 10.15446/ideasyvalores.v64n157.49683. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/49683. Acesso em: 23 abr. 2024.

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Quirama, Lucas. 2015. «Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”». Ideas Y Valores 64 (157):289-91. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v64n157.49683.

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Quirama, L. (2015) «Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”», Ideas y Valores, 64(157), pp. 289–291. doi: 10.15446/ideasyvalores.v64n157.49683.

IEEE

[1]
L. Quirama, «Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”», Ideas Valores, vol. 64, n.º 157, pp. 289–291, ene. 2015.

Turabian

Quirama, Lucas. «Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”». Ideas y Valores 64, no. 157 (enero 1, 2015): 289–291. Accedido abril 23, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/49683.

Vancouver

1.
Quirama L. Candiloro, Hernán. “Pobreza, vida y animalidad en el pensamiento de Heidegger.”. Ideas Valores [Internet]. 1 de enero de 2015 [citado 23 de abril de 2024];64(157):289-91. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/49683

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