Publicado

2017-05-01

Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead

A metaphysics of being as creation. Juan David García Bacca reads Alfred North Whitehead

DOI:

https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n164.53923

Palabras clave:

J. D. García Bacca, A. N. Whithead, metafísica, ontología. (es)
J. D. García Bacca, A. N. Whithead, metaphysics, ontology (en)

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Autores/as

  • Alberto Ferrer García Universitat de València
Al considerar el tratamiento que realiza Juan David García Bacca de Process and Reality de Alfred North Whitehead, el articulo busca apreciar la afinidad entre ambos autores en su caracterización de las deficiencias de la ontología clásica y en su invención de conceptos para un nuevo enfoque de la ontología; a saber, una metafísica de la creación y la novedad.
By exploring Juan David García Bacca’s analysis of Process and Reality by Alfred North Whitehead, the article examines the affinity of the authors with respect to their characterization of the deficiencies of classical ontology and their invention of concepts for a new approach to ontology, that is, a metaphysics of creation and novelty.

Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead

A metaphysics of being as creation. Juan David García Bacca reads Alfred North Whitehead

Alberto Ferrer-García* 

 

* Universitat de València, Valencia-España.

Correo electrónico: ferrergarcia.alberto@gmail.com

Cómo citar este artículo:

MLA: Ferrer García, A. “Una metafísica del ser en cuando creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead.” Ideas y Valores 66.164 (2017): 203-227.

APA: Ferrer García, A. (2017). Una metafísica del ser en cuando creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead. Ideas y Valores, 66 (164), 203-227.

CHICAGO: Alberto Ferrer García. “Una metafísica del ser en cuando creación. Juan David García Bacca lee a Alfred NorthWhitehead.” Ideas y Valores 66, n.° 164 (2017): 203-227.

 

RESUMEN

Al considerar el tratamiento que realiza Juan David García Bacca de Process and Reality de Alfred North Whitehead, el articulo busca apreciar la afinidad entre ambos autores en su caracterización de las deficiencias de la ontología clásica y en su invención de conceptos para un nuevo enfoque de la ontología; a saber, una metafísica de la creación y la novedad.

Palabras-clave: J. D. García Bacca; A. N. Whithead; metafísica; ontología

ABSTRACT

By exploring Juan David García Bacca’s analysis of Process and Reality by Alfred North Whitehead, the article examines the affinity of the authors with respect to their characterization of the deficiencies of classical ontology and their invention of concepts for a new approach to ontology, that is, a metaphysics of creation and novelty.

Key words: J. D. García Bacca; A. N. Whithead; metaphysics; ontology

El revulsivo filosófico final

La recepción de Process and Reality (1929) por parte de Juan David García Bacca, o, para decirlo en sus propios términos, el choque que tal obra supuso para su pensamiento, nos la refiere él mismo en su Autobiografía intelectual. Lo leyó por vez primera en México, en 1943(1) -y lo releyó hasta en trece ocasiones; las dos últimas en 1976, cuando, imaginamos, se encontraba redactando el primer volumen de su Teoría y metateoría de la ciencia (1977). En lo que sigue trataremos de dar cuenta de lo que de revulsivo último contra toda filosofía de Fondo -aristotélico-tomista- tiene Whitehead respecto al pensamiento de nuestro autor.

Es el propio García Bacca quien reconoce cierta similitud entre el decurso de su proyecto y el del escarmentado lógico británico: “la evolución mental de Whitehead: de lógico matemático a metafísico, se asemej[a] a la que, modestamente y a mil leguas, ha seguido el mismo autor de esta obra” (1990 11). Las líneas que siguen no harán sino tratar de dotar de fundamento a tal afirmación.

Es en Whitehead donde nuestro autor encuentra, por vez primera, la excelencia de haber asentado los fundamentos “de una metafísica del ser en cuanto creación, del ser en cuanto acto actuante, en cuanto proceso convergente de ascendentes creaciones” (García Bacca 1990 407). Una metafísica del irrefrenable avance creativo, de un crecimiento exponencialoide que no puede ser detenido. Es cierto que no han faltado intentos para trocar el tipo de ser, para dinamitar las bases ontológicas mismas de la filosofía occidental, mas solo en Whitehead tal rebeldía adquiere carta de naturaleza y una “forma metafísica estricta con un ‘esquema categorial’ complejo y sutil” (ibd.), respaldado, además, por la ciencia y técnica actuales. Así, la metafísica whiteheadeana es la metafísica de hoy, “la que merezca llamarse y ser y estar a la altura de Hoy […] lo que está más allá, trans, plus ultra de la Física actual” (García Bacca 2009 521).

Nuevos cimientos ontológicos que articulan una metafísica de la creación y la novedad

Si la metafísica es el acontecimiento que logra escindir plusquamabismáticamente la forma natural del ente y las fórmulas del ente, si la metafísica es ese mismo acontecimiento, que hace fastos e historia, por el que un ente de estilo “hombre” hace irrupción en el ser, no nos parecerá nada extraño que, al hacer en la física clásica irrupción la relatividad, y en la relatividad, la física cuántica, tanto física cuántica como relativista lleven consigo esa ruptura de todo, hasta del átomo, de lo indivisible, y quiera Dios que no nos partan el alma. (García Bacca 2009335)

Convendría, antes de continuar, distinguir -pues así lo hizo el propio García Bacca- que, mientras que:

[L]a ontología comprende: a) lo que de ser tengan los entes […]; b) aparatos ontológicos, es decir: realidades montadas según un plan inventado para hacer de lugar de aparición (fenomenológico) de lo que de ser tengan las cosas […]. La Metafísica comprendería: a) todo tipo de transformación de ente en ente, b) de ser en ente, o de ente en ser, c) instrumentos metafísicos, o sea: realidades montadas según un proyecto y designio inventados para hacer de lugar en que ente se transforme en ente, o ser en ente o ente en ser. (García Bacca 1963a 132)

Y la inmensa mayoría de métodos filosóficos, advierte nuestro autor, no llegan a instrumentos metafísicos, quédanse frenados en meros aparatos ontológicos -sola interpretación-. La diferencia esencial, pues, entre ambas disciplinas estriba en el carácter transustanciador propio de la metafísica: en ser un proceso convergente de ascendentes creaciones. Y así, de encaminarse uno en tan alta ascensión termina por abrirse la cabeza, y partirse el alma, contra la bóveda celeste, donde alcanza el sueño mosaico de ver a Dios y seguir con vida en inmortalidad objetiva. El paso al límite: un proceso in infinitum que ya no repugna. La metafísica solo será posible en la medida en que rompa con la ontología, en que tome lo real para superarlo.

Negación de todo esencialismo

Nada hay más real, dice Whitehead, que las llamadas entidades actuales: “[l]as ‘entidades actuales’ -también llamadas ‘ocasiones actuales’- son las cosas reales finales de que se compone el mundo” (1929 27).(2) Y aunque difieren entre sí -“Dios es una entidad actual, y también lo es el más trivial soplo de existencia en el más remoto espacio vacío” (id. 28)-, continúa diciendo Whitehead, todas se hallan colocadas al mismo nivel. Son las realidades últimas a las que deberá remitirse necesariamente la totalidad de realidades restantes.

Mientras que, para toda la metafísica anterior, los seres reales tenían que quedar, de algún modo, definitivamente clausurados sobre sí mismos, para Whitehead, las cosas reales finales son del tipo “entidad actual”: “sin que tal actualidad esté definitivamente delimitada, definida y especificada por tener que ser una forma o recibirse en una forma […]. No hay formas que sean y estén para siempre confinadas a un orden” (García Bacca 1990 448); es decir, que posean esencia finita. El intento de elaboración de un nuevo esquema categorial es precedido por la inversión de la imagen clásica sobre la naturaleza; inversión en la que se acerca el tipo de materia o naturaleza al de vida: “[e]sta división radical entre lo espiritual y lo natural carece de fundamento en nuestra observación fundamental. Nos encontramos viviendo en la naturaleza” (Whitehead 1934 70).

De acuerdo con la famosa ecuación de Einstein, E=mc2, la energía (E) de un sistema físico es numéricamente igual al producto de su masa (m) por el cuadrado de la velocidad de la luz (c). Es decir, se da una equivalencia real entre materia y energía. La ponderación filosófica de tales datos exige notar que la ley que une ambos extremos es meramente cuantitativa y no puramente cualitativa, es decir, no hay diferencia específica, es una ley unívoca, en el mismo nivel -“con forma de igualdad”, dirá García Bacca (1990 410)-. Así “se impone una metafísica radicalmente nueva: la de los estados diversos de una misma realidad básica” (id. 446), con lo que se supera, el substancialismo o monismo de los clásicos: “el esse ad no tiene, ni puede tener, esse in necesaria y propiamente suyo.El que un esse ad tenga esse in será o un caso o una casualidad” (García Bacca 1986 396). Se trata de una metafísica de la identidad estadal que iremos desarrollando, paso a paso.

Así, afirma Whitehead, “la diferencia entre un organismo vivo y el ambiente inorgánico es sólo una cuestión de grado; pero es una diferencia de grado que supone toda la diferencia -es, en efecto, una diferencia cualitativa” (1929 271). Las cosas no quedan irrevocablemente clausuradas en esencias, no son concreciones de estas, sino entidades actuales sin especificación definitiva, abiertas a ulteriores a unamientos; son pura actividad conjuntiva: “una ocasión de experiencia es una actividad, analizable en modos de funcionamiento que conjuntamente constituyen su proceso de advenimiento” (Whitehead 1933 226).

Si el universo es, pues, realidad básica con pluralidad de estados, la diferencia de grado dependerá de la estructura (togetherness) adoptada libremente(3) por cada entidad actual. Y conviene añadir que, tales transformaciones, se harán por transmutación total, íntegra, esto es, por transustanciación; y “transustanciar es […] asimilar, digerir, absorber real y verdaderamente algo, sin aniquilación alguna de realidad, ni en asimilado ni en asimilante, con eliminación y desecho de lo inasimilable” (García Bacca 1965 15) -sin sustrato real que se mantenga invariable a través del cambio: “ahora resulta que el fenómeno de transformación total, sin sujeto, sin aniquilación, por transubstanciación, es fenómeno natural y normal, dejando de ser milagroso” (García Bacca 1990 411)-. “Es fundamental para la doctrina metafísica de la filosofía del organismo, que la noción de entidad actual como sujeto invariable del cambio sea completamente abandonada” (Whitehead 1929 43). Con tales leyes físicas ha quedado escindida la distancia entre naturaleza y vida; los cambios de estado son los únicos compatibles con las actuales leyes de conservación de la física moderna. Este es un principio que certifica la unidad de la realidad física, en la que no pueden darse cambios sustanciales de especie, sino, cuanto más, de estado, y ello con sus consecuencias ontológicas, pues si, según Einstein, la materia puede hallarse en dos estados:

¿El ser no podrá ponerse en estados múltiples [a, b, c, d, e...] […]? ¿Son (a, b, c, d, e) estados del ser, o seres diversos? Si fueran seres diversos […] sería imposible, de toda imposibilidad, en metafísica algo así como fórmulas e=mc2, y por tanto bombas atómicas, transformaciones entitativas, de estado a estado. Si (a, b, c, d, e) son tan solo estados posibles de uno y el mismo ser, cabrían, en principio, las más inverosímiles transformaciones y transustanciaciones. (García Bacca 2009 341)

Así, sin materia real que subsista en tales cambios a modo de sujeto real, parece oportuno sustituir la clásica categoría de sustancia por esotra de proceso (Whitehead) o plan (García Bacca): ahora las cosas carecen de estructura inamovible a favor de una dirección inventada. Que lo indeterminado de la realidad física torna a esta el gran barro ontológico para futuros artefactos hechura de nuestras propias manoses el primer supuesto de toda metafísica que quiera ser moderna.(4)

El concepto whiteheadeano de entidad actual no exige la posesión, por parte de cada entidad, de un número limitado y finito de componentes metafísicos internos. Posee los que posee; un número finito pero superable. De ahí que Whitehead también las haya llamado ocasiones actuales: las entidades actuales son algo que acontece de forma pasajera, ocasional. Cada entidad actual puede así, en principio, ser cualquier otra cosa: la posibilidad real de novedad.

Más que una “cosa”, en el sentido clásico del término, cualquier cuerpo físico es, más bien, una serie de acontecimientos. El hombre no crea, inventa o produce al ser -tampoco Dios lo hace-, más bien, lo modula, lo amuebla, lo domestica: así torna el universo mundo; “constituye el primer acontecimiento histórico; y el hombre natural, por virtud de él, asciende a ser primer hombre -por primera vez hombre-” (García Bacca 1968 98). Mas tal hipotético equilibrio entitativo, esa seguridad absoluta del ser (cf. García Bacca 1940 10), esa necesidad de tomarse el hombre un descanso en el apeadero del ser, no le impide seguir viendo el universo como aquel fino y durísimo granito segoviano del que hacían barro ontológico las manos mágicas de Emiliano Barral.

Processus in infinitum non repugnat

Que el número de componentes metafísicos internos de una entidad actual sea superable nos insta a los filósofos a perder, como ya lo hicieron los matemáticos, el miedo a introducir lo infinito positivo en lo finito. La matemática ha mostrado no solo que tal recurso ya no repugna, sino que sobre él puede articularse la más sólida de las ciencias. “Whitehead es el primer metafísico, que yo sepa, que se ha atrevido a construir una metafísica del ser que esté a la altura del progreso matemático; una teoría del ser que incluye un ‘proceso infinito convergente interior’” (García Bacca 1990 449) -proceso de sucesivas, crecientes e infinitasactualizaciones-.

Todo queda sometido a proceso, aprogresión:

“Potencialidad del proceso” es el significado del término más general “entidad” o “cosa”; así, “decisión” es el significado adicional traído por la palabra “actual” en la frase “entidad actual”. “Actualidad” es la decisión en medio de la “potencialidad”. Representa el hecho irreductible que no puede eludirse. La constitución interna real de una entidad actual constituye progresivamente una decisión condicionadora de la creatividad que trasciende esa actualidad. (Whitehead 192968-69)

Decidir es, así, cortar. “‘Lo que’ una cosa es actualmente, en acto, es solo un corte que se ha hecho en la Creatividad” (García Bacca 1990 470). Un corte, una decisión, que ni define, ni especifica. El término cutting off, empleado aquí por Whitehead, recuerda al término Schnitt de Dedekind (cf. 1912 12 y ss.), en quien está presente una referencia al continuo y, en consecuencia, al infinito: en los números irracionales el infinito no resulta eliminable.

Con ello, esta “necesaria presencia de la infinidad hace que el objeto correspondiente no resulte cognoscible en sí mismo, sino únicamente en su ley: en su estructura lógica general” (García Bacca 1990 235). Un conocimiento exacto que sencillamente aproxima, retiene, momentáneamente, aquello que rehúsa ser detenido. Hartmann denomina racionalidad lógica de la irracionalidad gnoseológica a este tipo de singular irracionalidad (cf. 242). García Bacca hablará de “objetos irracionales por transinteligibles” (1990 236) -“aunque no alógico, sino sumamente lógico, en forma de sistema axiomatizado perfectamente” (id. 241)-, sobre los que establece su fundamento la matemática moderna.

Nuestra razón ha inventado un paso al límite ∞, a lo absoluto, a lo perfecto, a lo total (cf.García Bacca 2009 540 y ss.), que “es un convertirse en bala, salir disparado de cada cosa hacia una meta inasequible paso a paso, asequible solo por ‘unidad de dirección’, por estar bien apuntado hacia ella” (García Bacca 1943 4). Ya no hay temor a un desangre hemofílico (cf.García Bacca 1939 63 y ss.), gracias a tal regulación legislativa, por ley o función. Así, se nos deja y dejamos, de tratar como a un cualquiera, como a uno-de-tantos, para tratarnos, y tratar, como casos, como “uno de infinitos”: “‘Cualquiera’ se lo es dentro de un número finito grande; ‘caso’ se lo es dentro de número infinito, y la ley define y asegura lo de infinito” (García Bacca 1986 139). Paso al límite es transfinitud; andanza parabólica y pluscuamquijotesca del Hombre. Plan de antropología filosófica: exigencia de articular paso al límite en motor de explosión so pena de reviente entitativo y consecuente desangre (cf. id. 47 y ss.).

Así estamos en disposición de comprender:

[Q]ue la noción de “entidad” significa “un elemento contribuyente al proceso de advenimiento”; […] que las obligaciones impuestas al devenir de cualquier entidad actual particular, surgen de las constituciones de otras entidades actuales […]. Una entidad actual es a la vez el sujeto que experimenta y el super sujeto de sus experiencias: el sujeto-transyecto; y ninguna mitad de esta descripción puede perderse de vista un solo instante. (Whitehead 1929 43)

Cada entidad no es, sencilla y llanamente, sujeto (subject) sino también supersujeto (superject),(5) sujeto-transyecto (subject-superject) -aunque el propio Whitehead, con el fin de abreviar, se refiera a tal conjunción únicamente como superject. Un subject-superject es un sujeto-transfinito, una, dirá bellamente Ramón Xirau, realidad emergente, “conciencia que surge de lo real para retornar a lo real” (1953 101), que “un esquema categorial filosófico se comprueba solamente por dialéctica descendente” (García Bacca 1990 549).

Para la filosofía del organismo, a diferencia de la filosofía kantiana donde el mundo surgía del sujeto, el sujeto surge del mundo, es asíun transyecto (superject) (cf.Whitehead 1929 135-136). “No hay, pues, un sujeto anterior a los objetos que prehende, sino que es la prehensión de estos objetos la que lo convierte en sujeto de sus sentires” (Enjuto Bernal 298). Así, el transyecto se forja en bala hacia un más allá de sí. Del mismo modo que los números deben ser caracterizados por un tipo dedefinición por progresión (cf. Whitehead y Russell 245-259), tambiénlos entes han de ser caracterizados de la misma manera: como simple fase, estado detránsito.

“Una entidad actual se constituye transitoriamente como ‘sujeto’ mediante la ‘inmediación subjetiva’, y en ‘supersujeto’ por su ‘inmortalidad objetiva’” (García Bacca 1990 473). La conciencia aparece cuando se echa el freno. Si no damos a la realidad de una entidad actual, tendiente al infinito positivo -encaminada por Creatividad-, a “su” realidad, un valor esencial, sino el valor matemático del Schnitt de Dedekind, su muerte subjetiva se tornará inmortalidad objetiva: “[u]na entidad actual debe concebirse tanto como sujeto que preside su propia inmediatez adventicia, cuanto como transyecto puesto a ser criatura atómica que ejerce su función de inmortalidad objetiva” (Whitehead 1929 71). Esta es, dice Whitehead, la doctrina de la unidad emergente del transyecto (emergent unity of the superject). La doctrina por la cual toda entidad actual se torna “ser” (being), y está en la naturaleza de todo “ser” ser potencialde advenimiento.

Toda entidad actual no es verdaderamente lo que es, si no se hace en ella el paso al límite “infinito” […]. Toda definición “finita” de una entidad actual falsea o disimula su radical novedad que es ser un estado, fase, momento de un bien determinado proceso al infinito. (García Bacca 1990 475)

Toda entidad actual “está llena de infinidad: es vector que apun ta al infinito y empuja hacia el infinito todo lo que actualmente tiene” (García Bacca 1990 477); es un proceso determinado (determinate process) in infinitum de creaciones. Este es, dice Whitehead, el principio de relatividad: estar todo en cada uno, es decir, que nuestro cuerpo sea realmente cósmico. Este es el único carácter metafísico general que conviene a todas las entidades, actuales y no-actuales (cf. Whitehead 1929 33). Todo es parte y todo; también nosotros “somos parte integrante, activa y pasiva, en cada momento, del universo” (García Bacca 1983a 44). No es otro el proceder de la lógica dialéctica que, dice García Bacca,

es procesual:

sucesión ordenada (u ordenable) de totalizaciones hacia El Todo. […] [En la que se] aplica, por programa cuatro ‘pasos al límite’ -coordinadamente progredientes: paso a concreción, a verificación, a totalización y a Todo-. El Todo, hacia el cual tiende o se hace (intenta) tender a todo lo anterior, es el equivalente al ‘Universo del Pensamiento’ (Boole). (García Bacca 1970 152-153)

La noción física de “campo” como sustituta de la categoría clásica de “lugar individual”

Lo real se constituye de tal modo que cada una de las partes del universo, de algún modo individuadas, logra estar haciendo, en todo momento, balance total de lo que acontece en este, y viceversa. Se da, frente a cadena de causas eficientes, omnipresencia real -ya no milagrosa. Así hablábamos de la univocidad del ser real: una sola realidad básica en diversos estados. Llamábamos a esto, con Whitehead, propiedad de relatividad: que pueda el universo ser cuerpo de cada uno y nuestro cuerpo universo entero; realidad de amplitud cósmica, un universal real con realidad de verdad.

“Por campo, o realidad física en estado de campo, se entiende una realidad […] que se halle difundida por todo el espacio y además en forma de continuidad, es decir: no individualizada en individuos realmente diferentes” (García Bacca 1990 419). Campo -y toda materia física puede ser transformada en campo- es lo cósmico y lo continuo. El conjunto de agitaciones (group of agitations) al que llamamos “materia” (matter) queda disuelto (fused) en su campo (environment): la “materia” se confunde en su circunstancia (environment), si queremos decirlo orteguianamente. “No hay posibilidad de una existencia local independiente, autónoma. La circunstancia penetra la naturaleza de cada cosa” (Whitehead 1934 31).

Según la física moderna, la unidad real del universo queda garantizada por los campos, por los potenciales. Así, “cualquier agitación local sacude al universo entero” (Whitehead 1934 12). En consecuencia, el τόπος de algo deja de ser, según creencia aristotélica, el límite inmoble de lo que lo contiene: “la noción de partícula independiente de la materia, autosuficiente en su posición local, es una abstracción” (Whitehead 1934 32). Todo individuo está en compenetración real con entidades cósmicas; estar en este lugar es estar en parte cualquiera, o “‘este’ no es comprensible y realizable sin ‘Todo’. […] Campo resultará indisoluble de individuo” (García Bacca 1990 416).

A partir de Einstein, tales suposiciones se convierten en ley básica de nuestro universo, no soportándose ya “entidades reales independientes realmente de las cosas y sin eficiencia reconocida sobre ellas” (García Bacca 1990 415). La estructura del espacio quedará determinada por la materia real que haya en el universo, por los potenciales gravitatorios. Y si anteriormente sostuvimos que se da una equivalencia real entre materia y energía, podemos ahora afirmar que la realidad física en conjunto determina la estructura que en cada momento tengan los cuerpos -con independencia de que estén siendo, transitoriamente, materia o energía-. La noción de individuo queda así reducida a una mera abstracción. “No existen individuos: cosas indivisibles en sí (indivisum in se) y divididas realmente, con distinción real mayor (divisum ab alio) de los demás”(García Bacca 1990 420).

Potenciales: un cariz de eternidad

“Un objeto eterno solamente puede ser descrito en términos de su potencialidad de ‘ingreso’ dentro del advenimiento de entidades ac tuales; y su análisis sólo puede revelarnos otros objetos eternos. Todo objeto eterno es un potencial puro” (Whitehead 1929 34). Los objetos eternos, quinta categoría de existencia de un sutil esquema categorial que aquí no alcanzamos sino a esbozar, son potenciales puros para la determinación, para la decisión “específica”, concreta, de los hechos, de lo real. Los objetos eternos son formas de determinación (Forms of Definiteness) (cf. id. 32).

La actualidad se fragua desde la eternidad. Es por ello que los objetos eternos contienen, en lo más hondo de su ser, un cierto grado de indeterminación; son, por naturaleza, indecisos (cf.Whitehead 1929 44). Es decir, no se ha hecho en ellos un corte. Sí se producía tal corte, como anteriormente vimos, en las entidades actuales, que “en sus constituciones ‘formales’ están desprovistas de toda indeterminación. Potencialidad vuelta realización. Son [aunque transitoriamente] realidades completas y determinadas, desprovistas de toda indecisión” (ibd.).

Todo objeto eterno carece así de completitud y determinación, de decisión, de corte. Entonces, los objetos eternos son lo completamente indeterminado:

[S]on, como todas las entidades, potenciales para el proceso de advenimiento. Su ingreso expresa la definibilidad de la actualidad en cuestión. Mas sus propias naturalezas no revelan en sí en qué entidades actuales se realiza esta potencialidad de ingreso. (Whitehead 192944)

Solo alcanzamos a describirlos en términos de su potencialidad para ingresar en el advenimiento de lo actual, de las entidades actuales. Tal ingreso significa, por lo pronto, permanecer constante -en el sentido físico del término, “como la cantidad total de materia-energía del universo permanece constante […] a pesar de haber ingresado en el mundo como ley intrínseca suya” (García Bacca 1990 479). “El término ‘ingreso’ se refiere al particular modo en que la potencialidad de un objeto eterno se realiza en una entidad actual particular, contribuyendo a la definibilidad de tal entidad actual” (Whitehead 1929 34). Un objeto eterno ingresa en el proceso de advenimiento para definir, con un tipo de definición no-definitiva, no-esencial, una entidad actual.

Cuando Aristóteles define la δύναμις (potencia, poder, posibilidad) como ese principio trocante (ἀρχὴ μεταβλητικὴ) en lo otro, o en sí en cuanto otro, regulariza los cambios acentuando que no cualquiera de estos es posible. Lo μεταβλητικὴ es aquello que da-recibiendo, recibe dejando; en su uso cotidiano (prefilosófico), tal término designaba el trueque, un intercambio de presentes, la recepción de un salario tras un trabajo. Cierta ganancia implica una cierta perdida, pero Cualquiera no puede ser trocado en Todo, y Todo no puede ser trocado en Cualquiera; si x llegara a ser y, lo será justamente porque se dan previamente en x las condiciones de posibilidad de y. Así terminan por ser las potencias, entendidas en sentido clásico:

[M]anifestaciones de la esencia, porque son la plenitud activa de su ser, y los actos son manifestaciones de la potencia por idéntica razón; los actos no son sino la ratificación de las potencias, expansión o efusión de aquello en que el ser consiste. (Zubiri 492)

Mas, dijimos anteriormente, ahora resulta que el fenómeno de transustanciación, de transformación total sin remanente ni perdida alguna, es fenómeno, y así lo atestigua la física moderna, natural. Yasí, en principio, cada entidad actual podría ser cualquier otra cosa - sin potencia alguna que la determine definitivamente-, y lo sería por potencialidad general (General potenciality), “que es el haz de posibilidades, mutuamente compatibles o alternativas, proporcionadas por la multiplicidad de los objetos eternos” (Whitehead 1929 102). Que a la eternidad se le eche el freno desde la actualidad -potencialidad real (Real potenciality)- es ya otro asunto (cf. id. 101-102). Así pues, aquel viejo concepto, inespecificado pero especificable como forma, nada tiene que ver, llegando a ser prácticamente lo inverso, con estos “potenciales puros del universo” (id. 226). La noción de potencial sustituye, en Whitehead, a la categoría clásica de potencia. Entonces, ahora lo potencial (power), la antigua potencia, es el verdadero invariante en el flujo incesante del devenir.

No hay lugar para individuo (ado) alguno; lo real, decíamos, se halla en estado de campo. Estar “aquí” es puro nominalismo, que estando uno “aquí” se encuentra este mismo uno en todas partes, sin estar a su vez delimitado en ninguna de ellas. Atributo divino trocado ahora en atributo campal: real y efectiva multilocación de los cuerpos. La moderna ubicuidad va más allá por ser espacial, temporal y, para más inri, eficiente. Campo es realidad física en estado de ubicuidad espacio-temporal-eficiente: los campos son especies de dioses cósmicos.

Pues bien: potencial significa en Whitehead esa peculiaridad de ciertas realidades, o tipos de existencia, de estar en todas las entidades actuales por “ubicuidad eficiente”. Objeto eterno es objeto en forma de campo de fuerza de definibilidad […]. Los campos físicos surgen por una limitación, transitoria, de los objetos eternos, en cuanto campos de ser: campos de eficiencia definitoria, formas de definibilidad en estado de campo. (García Bacca 1990 486-487)

La potencialidad real del campo físico debe limitar, como quien, al limitar la velocidad, no impide que el vehículo siga su curso; debe echar el freno -refrenar- a la potencialidad general. Y aquí echar el freno no significa pararle los pies, sino más bien echarle el lazo. Enjaezamos la realidad con conceptos para conducirla mejor a nuestros fines, decía

W. James (cf. 39), o, por seguir con metáforas equinas, ensillamos, diría García Bacca.

Una nueva creación ha de surgir tanto del mundo actual como de la potencialidad pura: surge del universo total y no únicamente de sus meros elementos abstractos. También contribuye a ese universo. Así, cada entidad actual surge de ese universo que existe para ella. La causalidad no es más que el resultado del principio de que cada entidad actual tiene que habitar su mundo actual. […] Así, el campo físico se atomiza con divisiones definidas: adviene “nexo”(6) de actualidades. (Whitehead 1929 123-124)

El mundo actual, para sacar provecho de los objetos eternos, atomiza en nexos su potencialidad. Así todo objeto eterno, por su estructura potencial -de ubicuidad eficiente-, define transitoriamente las entidades actuales. Lo cual viene a decirnos que no hay ni puede haber entidad actual que quede perfectamente definida tan solo por meros elementos abstractos; toda entidad actual debe dar cobijo a su mundo actual.

Todo objeto eterno es, pues, neutral frente a su ingreso en una entidad, pero forma, necesariamente, parte del universo, del proceso cósmico. En pocas palabras, es constituyente de tal proceso (cf.Whitehead 1929 72). “‘Cambio’ es la descripción de las aventuras de los objetos eternos en el universo evolutivo de las cosas actuales” (id. 92). El advenimiento de novedades lo constituyen las aventuras de las ideas. Más adelante nos detendremos en ello.

Convendría concluir estas líneas en que nos hemos ocupado de la caracterización de aquello que Whitehead llamó objetos eternos haciendo notar, de acuerdo con García Bacca, que:

[E]ste tipo de objetos cósmicos, en el sentido de sumamente universales, omnipresentes con eficiencia en todas las cosas […] que introduce Whitehead […] es una de sus más grandes aportaciones a la ontología, la mayor probablemente que se haya hecho desde los tiempos de los griegos. (García Bacca 1990 488)

Lo probable como posibilidad real de creación y novedad: ontología dialéctica

En toda la filosofía clásica rige un determinismo ontológico falso e inexistente en lo físico. Decía Whittaker, en su particular formulación del principio de indeterminación de Heisenberg, que “una cierta carencia de especificación constituye la naturaleza” (147). Cuando observamos, no solo vemos la naturaleza, sino la naturaleza que se expone a nuestra forma de cuestionarla. En consecuencia, si el ser en general no se encuentra especificado de una vez por todas, sino que su forma es, más bien, la de material bruto y en bruto, ello implica que ciertas ideas del hombre -debido a su carácter vectorial- pueden ser capaces de determinar, de especificar, tal realidad mediante artefactos. Mas tampoco se da determinismo conceptual; lo físico permanece invariable a todo cambio de sistema conceptual. Ello implica la disolución total de aquellas distinciones que, hasta el momento, permanecían como irreductibles. Desde la introducción de la relatividad en la física moderna

no hay […] un sistema de conceptos para expresar tales realidades; y, de consiguiente, la verdad no puede consistir en una adecuación entre concepto y realidad […] Cada sistema de conceptos no es sino una de las posibles interpretaciones de lo real [o una de las posibles determinaciones de lo real]. (García Bacca 1990 434)

El pensamiento, como veíamos unas líneas más arriba, es una prehensión de lo eterno, de los objetos eternos. El pensamiento es agente catalítico, es de estructura y eficiencia catalítica (cf.Whitehead 1934 95): agente real que interviene en el a unamiento sin gastarse sensiblemente en ello.

El conocimiento sensible pone lo real, o ciertas partes de él, en estado inoperativo y global; el conocimiento intelectivo, sirviéndose de aquellas realidades que se encuentren en estado eterno, especifica y dirige lo real. De modo que el conceptuamiento de lo real puede afectar a los contenidos mismos del conocimiento sensible, a lo real en estado de “conocido” sensiblemente, y afectarlo realmente especificándolo y dirigiéndolo. Y la posibilidad de estas sucesivas o simultáneas transformaciones de lo real, único en esencia, depende de que entre todas sus formas no hay sino diferencias de estado. (García Bacca 1990 445)

“Ninguna de estas leyes de la naturaleza aporta el menor indicio de necesidad. Son las maneras de proceder que prevalecen en realidad dentro de la escala de nuestras observaciones” (Whitehead 1934 67). Las leyes físicas son meras maneras de proceder, formas de comportamiento. Para Whitehead, son mediadoras, son condiciones regulativas, y, de un modo u otro, suponemos que están condenadas a la extinción. Son leyes epocales y el tránsito de la actualidad nos hace deducir su futura ineficiencia. Una ley física no es más que una satisfacción epocal.

La indeterminación de la legalidad física implica que toda ley admite, por ley, su excepción: “el milagro es una de las posibilidades naturales de lo natural mismo” (García Bacca 1990429). Su estructura es de tipo probabilístico o estadístico. “Ahora resulta que el ser real tiene como modo propio de existir y ser real el de probabilidad, y por consiguiente no queda sometido a un ser necesario” (id. 430). Las cosas pasan sin más, porque sí y punto.

Nada de que, según la doctrina clásica, las modalidades o tonos del ser sean, única y exclusivamente, posibles, reales y necesarios -racionalidad en las partes y en el todo-. El trinomio actual, fruto de las conclusiones metafísicas extraídas de la concepción probabilística del universo, resulta ser, más bien, el de probabilidad, vida y libertad (cf.Born 1949 122-128). Irracionalidad en las partes, mas racionalidad en el todo. Lo probable domina lo real con leyes matemáticas, mas sin determinación causal; así que tampoco nada de azar, suerte, contingencia o ventura, de irracionalidad en las partes y en el todo.

A el Necesario, o a Lo necesario nada responde; igualmente, a lo imposible nada corresponde. Pero “máximamente probable, mínimamente probable, mayormente probable” constituyen original curva de Gauss, que hasta las compañías de seguros provechosamente explotan, y explotamos al asegurarnos. El procedimiento estadístico es experiencia de realidad. (García Bacca 1982 10)

Condiciones de posibilidad -Kant-Heidegger- sometidas a condiciones de probabilidad real -Planck-De Broglie- (cf.García Bacca 1963b 108-114).

Las leyes de la probabilidad, las leyes del porque sí, son la real espontaneidad. Desde el ángulo de enfoque ontológico, es la aventura del ser íntegro del hombre, su gran jugada: echar a los dados el serse o no-serse -llevado incluso a sus últimas consecuencias-. Los sabios atómicos (Oppenheimer, Einstein), aun sabiendo aquello que técnicamente encerraba, no sabían, con seguridad, que la bomba atómica funcionaría, hasta que la vieron con sus propios ojos. Fue una sorpresa, una aventura del pensamiento.

[D]e esta aventura […] estamos viviendo nosotros y, al menor descuido, […] jugamos la humanidad a vida o muerte; porque quien juega con intención de ganar siempre, es un tramposo; quien lealmente juega, juega a ganar o a perder. La humanidad, por muy extraño que nos parezca […] es un tipo de ser tan raro que juega su propia realidad a vida o a muerte, a ser o a no ser; cosa que no puede hacer ningún otro ente del universo. No solamente el hombre es un ente tan especial que se juega su propia realidad […]; también se juega la realidad total del universo […] natural. En las manos del hombre se encuentra en estos momentos la suerte del mundo. (García Bacca 1983b 175-176)

Vivir es una inmensa aventura. Y el hombre es, dice García Bacca, el gran tanteador. De nada le vale al resto de especies, en presencia del hombre, su estabilidad natural. No hay naturaleza que se resista a vida. Siempre queda una aventura ulterior -carácter inclausurable del progreso exponencial radioactivo-:

Hay que considerar el proceso de reunir y aplicar el conocimiento como una empresa de toda la raza humana, y esto durante largos períodos de tiempo. Tal proceso se rige por una ley estadística de crecimiento exponencial, y no se lo puede detener. (Born 1956 211)

El futuro queda así

abierto hacia algo determinado que aún no es, mas tiene que ser; el porvenir está abierto a novedades que aún no son, pero que no tienen que ser; está abierto tanto a ser como a no ser, a aventura o sorpresa, a azar o probabilidad. (García Bacca 1968 166)

La probabilidad asienta las bases de la ontología dialéctica.

En mayo de 1969, teniendo fresca la lectura de Process and Reality,(7) García Bacca publica en Caracas su Curso sistemático de filosofía actual. Allí, al final de su escrito, se propone sentar las bases de una ontología dialéctica general, según el trinomio “realidad, probabilidad,novedad”

(García Bacca 1969 350-366); sistematizando aquello que años antes ya había dejado poéticamente dicho en su Invitación a filosofar según espíritu y letra de Antonio Machado. En su Curso, la deuda con Whitehead, por vez primera, se hace más que evidente, tanto por referencias directas como indirectas.

Las bases que García Bacca asienta allí, y por ende en toda su obra, podrían ser sintetizadas de la siguiente manera: I) que la negación de ser que hace Nada es intrínseca y no extrínseca, formal (pseudoconcepto de “Nada”). Es decir, dialéctica. Nada es algo propio de Ser y Ser es algo propio de Nada. En consecuencia, “ser es el lugar o terreno propio para esa novedad que es dejar de ser; nada es el terreno apropiado para esotra novedad que es pasar a ser” (García Bacca 1969 352). Novedades, ambas, con antecedentes necesarios, mas nunca suficientes. Es decir, novedades porque sí, so pena de que novedad no sea novedad -razón de sinrazones (en ser y nada)-: de “sí” porque sí a “no” porque sí, de “no” porque sí a “sí” porque sí -razón de doble sinrazón-. A ello llamamos, técnicamente, probabilidad: “[s]er y nada cual campo de novedades. Probabilidad es el modo de ser reales el ser que es ser de su nosér y el nosér que es nosér de su ser” (id. 353). De la concrescencia real de ser y nada en una entidad, que es y no es (primera secuela del concepto dialéctico), florecen novedad y probabilidad como categorial y metacategorial de ontología aventura, novedoso ramillete ontológico.

II) “El estado de probabilidad coimplica un estado de movilidad” (García Bacca 1969 359). El movimiento es propio del ente, la movilidad propia del ser. Lo movible remite al cualquierismo: “cosas y propiedades adquieren movilidad por el mero hecho de ser cada una cualquiera, o a la medida de su cualquierismo. Ser no es cosa alguna concreta, esta, única negación suprema de cualquierismo” (id. 361). Por el contrario, lo moviente es negación de ser, de cualquierismo, remite al éste-tismo; concretez, determinación, inintercambiabilidad. De tal supuesto se extraen importantes consideraciones ontológicas: a) la movilidad suprema es propia del ser y de su nosér, del no ser y de su ser, b) tales cambios pueden surgir y surgen porque sí, tal movilidad máxima es creatividad, “es el principio de novedad” (Whitehead 1929 31). En consecuencia, c) la máxima movilidad es también un porque sí, tipo supremo de espontaneidad que caracteriza la creatividad. De lo que se deduce que d) si “probabilidad no es sino esa relación entre porque sí y por esto; luego la movilidad suprema es lo supremamente probable” (García Bacca 1969 362). Así, el cálculo de probabilidades y la teoría de los conjuntos son la manera adecuada de expresar las relaciones dialécticas entre ser y nada sin aniquilación.

Tal mutuo, real, intrínseco y propísimo afectamiento da una realidad peculiarísima, con las propiedades de causa de sí, porque sí, movilidad perfecta: creatividad; es el estado de máximo poder motor, de que todo lo demás -condensado, solidificado, cristalizado en ente-, recibe poder o fuerza, en la medida en que tenga aún algo o mucho de su realidad en (estado de) ser-noser. (García Bacca 1969 363)

e) “Cardinalidad pura, movilidad ilimitada,probabilidadmáxima o creatividad se hallan -[…] cual base de todo- realizadas -en nuestro universo o época actual cósmica […]- en el dominio microscópico” (García Bacca 1969 363). En estado de uno-de-tantos, en estado de inaniquilable y, de igual modo, en estado de increable: en estado de necesario. Así es la materia. En consecuencia f) la materia es el esta do de ser por antonomasia, la creatividad por antonomasia, el estado ontológico-dialéctico de la realidad (cf. id. 364). De ahí que “los físicos atómicos [sean] los auténticos, los reales de verdad, metafísicos actuales” (García Bacca 2009 523).

Luego III) “la ontología dialéctica solo es posible y real, en ‘nuestra época’, como materialista. La ontología materialista es necesaria, propia y actualmente dialéctica” (García Bacca 1969 364). Mas solo por medio de la negación del “este” llegará a haber ontología dialéctica. La ontología que se basa en el ser deviene ontología materialista, dialéctica, creativa, y la que se basa en el ente decae en mecanicismo, este-tismo. iv) Tales ontologías, dialéctica o mecanicista, admiten épocas; fundamentalmente, dice García Bacca, dos: una natural, otra técnica (artificial, planificada), y, dentro de cada una, grados (id.366).

Quedan así asentadas las bases para una ontología dialéctica general, que, dice García Bacca,

tres cosas hay que no debe importarnos aceptar si queremos hacer en serio, en real, metafísica moderna. Primera: que hay caos, el gran barro ontológico. Segunda: que hay novedades. Tercera: que hay novedades en ser y en nada. Son los tres porque sí, sincera y valientemente aceptados. (1967 105)

Así queda también introducido en la física moderna el concepto de creación, de novedad, que resulta ser ahora “un componente, no de Dios, como sostenía la filosofía antigua, sino de todo ser. […] El concepto de Bergson: ‘evolución creadora’, comienza a tomar sentido científico y llegará a tenerlo metafísico” (García Bacca 1990 431).

Lo último: la creatividad como universal de universales

La creatividad, en términos del propio Whitehead, es otra versión de la materia prima (πρώτη ὕλη) aristotélica y la moderna doctrina del monismo neutral, mas despojada de la noción de receptividad pasiva. La creatividad “es la noción pura de la actividad condicionada por la inmortalidad objetiva del mundo actual” (Whitehead 1929 46-47).

Carece de carácter propio al igual que la materia prima aristotélica: es el material del que todo puede ser hecho por carecer de cualquiera de las categorías que determinan al ente. Es lo indeterminado-que-animaa-la-determinación-indeterminada; que “todo ente se caracteriza por ‘acto’ que podrá ser transitorio y superablemente forma, siendo ‘ forma’ solo estado, fase, gradación momentánea y pasajera de Acto” (García Bacca 1990 461). Todo ente es actual, con forma inespecificante, sin anclamiento, por ser gradación momentánea y pasajera de Creatividad, participación del Acto puro, sin especificarlo ni limitarlo: “el ‘avance creador’ no es sino la aplicación de este principio último de la creatividad a cada nueva situación que él mismo origina” (Whitehead 1929 32). La creatividad es la actividad, el acto, por cuya eficiencia toda entidad actual destila actividad, mas por ello carece de actualidad, pese a tener su lugar en las entidades actuales. La creatividad rehúye el ser confinada en especie última por ser ella misma lo Último. “Creatividad es como Acto en bruto, acto en puro, acto infinito […] que es de suyo absolutamente infinito, sin confinamiento a una especie” (García Bacca 1990 461). Es lo Absoluto en virtud de su desligamiento, de estar suelto de la actualidad, y ser actual en virtud de sus accidentes, de sus encarnaciones accidentales; fuera de ellos carece de toda actualidad. Tal exigencia metafísica no debe hacernos caer en la trampa de confundir lo abstracto con lo concreto, de caer en la llamada falacia de la concretez fuera de lugar (cf.Whitehead 1925 72-79); generalizar resulta loable siempre y cuando no caigamos en exageraciones sobre lo conquistado y la filosofía ha sido, justamente, la gran exageradora.

La creatividad, por haber sido privada de carácter propio, todo lo crea e inventa, incluso a Dios (Whitehead 1929 46). Es “el universal de los universales que caracteriza a la realidad de verdad. […] Es el principio de la novedad” (Whitehead 1929 31). “Es la génesis en toda la amplitud infinita del orden del ser” (García Bacca 1990 462), el carácter metafísico universal que atraviesa a todas las entidades que ella misma engendra. Por ello “nada de que Dios cree al nombre, ni el hombre a Dios” (García Bacca 1967 106), esta filosofía orgánica carece de un creador que produzca, rija y conserve el mundo; cada entidad actual existe por su propia virtud, es causa sui. Un universo pluralista (a pluralistic universe) de entidades al mismo nivel (Whitehead 1929 208); una pluralidad de individualidades conducida por la creatividad a novedoso a unamiento. Es la actividad pura la que activa y conduce la realización de toda entidad actual mas no su concreción, tomada de los objetos eternos -su, digámoslo así, “forma” (principio inactivo)-. Parece obvio que, por su carencia de determinación, la actividad pura no pueda ser origen de concreción, pero sí esté en capacidad, para ser actual, de concretarse en sus creaciones. La actualidad no es más que la creatividad conformada.

“Lo novedoso, original, espontáneo […] carece de previos, premisas, causas, condiciones que sean, a la vez, necesarias y suficientes: que la necesidad sea suficiente para ser lo que son […]. Son a se, perse: de sí por sí mismos” (García Bacca 1986 156). Creatividad, que es “palabra ‘comodín’ para designar, vagamente, globalmente, ‘novedad, espontaneidad, originalidad’” (ibd.), es lo seipsisuficiente. Por ello no es necesario rendir cuentas con razones suficientes para demostrar sus calidades y su existencia misma: de lo nuevo no puede decirse sino que es nuevo, de lo espontáneo sino que es espontáneo y de lo original sino que es original. Cada cosa rehúye, por serle imposible, quedar confinada a lo finito, paralizarse en sí, ya que está hambrienta de infinitud, es esencialmente transitoria, circunstancial, ocasional. Así, puede quedar, cuanto más, satisfecha, saciada, mas su apetito, tarde o temprano, volverá a despertarse. “La doctrina de que la ‘satisfacción’ final de una entidad actual no tolera adición alguna, expresa únicamente el hecho de que tal entidad actual, por ser lo que es, es, en definitiva, su propia razón de lo que omite” (Whitehead 1929 71). El concepto “satisfacción” sustituye, en Whitehead, al de “especie”, “sustancia”, propio de la metafísica clásica. Mas, tal y como advierte el propio Whitehead al final de la exposición de su esquema categorial, no son pocos los filósofos que aun negando el concepto de “sustancia” “presuponen, sin embargo, implícitamente en sus disquisiciones que la forma de proposición ‘sujeto-predicado’ encarna el modo de aserción finalmente adecuado sobre el mundo actual” (id. 45). Y, lo vimos, tal noción debe ser sustituida por la de transyecto (subject-superject). Esto es, entidad que siendo, momentáneamente, sujeto de ciertas propiedades y no de otras, está lanzada más allá de su especificación impropia, de su satisfacción temporal hacia el universo. Esta síntesis es el transyecto final más allá del cual no hay nada (cf. id. 41).

[La creatividad] es el principio último mediante el cual los muchos, que forman disyuntivamente el universo, se tornan la ocasión actual única que es el universo conjuntivamente. Está en la naturaleza de las cosas que los muchos se aunen en unidad compleja. […] Así, la “creatividad” introduce la novedad en el contenido de los muchos que son el universo disyuntivo. (Whitehead 1929 31-32)

Esa es su función: impulsar la multiplicidad al aunamiento constituyéndose en novedosa entidad actual. Es el principio de novedad que impulsa el mundo hacia nuevas e insospechadas realidades. Creatividad es la insatisfecha porexcelencia.

“Entidad actual es un plural que comienza por hallarse en estado o fase de multiplicidad en ‘disyunción’ y, por una invención de Inventiva, por una creación de Creatividad, asciende a unidad de ‘conyunción’” (García Bacca 1990 464). Con independencia de su univocidad toda entidad comienza por hallarse en estado plural, en diversidad disyuntiva de un, el, este, ése, aquél, cual, que, quien… (a or an, the, this, that, which, what, how…). “El término ‘muchos’ presupone al término ‘uno’, y el término ‘uno’ presupone al término ‘muchos’. El término ‘muchos’ entraña la noción de ‘diversidad disyuntiva’; esta noción es un elemento esencial en el concepto de ‘ser’” (Whitehead 1929 31). Tanto la unidad como la multiplicidad son elementos esenciales en el concepto de ser. Cada cosa resulta ser “una” (singularidad por disyunción) al formar un plural entre muchas sin haber llegado a ser todas (singularidad por aunamiento), que es su “obligación categorial”. Una multitud no exige aunarse eficientemente por no sentirse descoyuntada, “positivamente descuartizada”

-en palabras de García Bacca (cf. 1990 465)-. Mas, por ser disyunción y no mera privación, “la actualidad o novedad o creatividad que imbuye a toda entidad actual, crea e inventa por sí y ante sí -por ser acto puro, por ser novedad- una unidad positiva: la unidad de conyunción” (García Bacca 1990 466). El principio metafísico último es el avance creador hacia conyunción, dando nuevas y diferentes entidades de aquellas que encontrábamos disyuntas (Whitehead 1929 32). La concrescencia -“acrecerse, crecerse y no solo acrecentarse cuantitativamente” (García Bacca 1990 466)-, el todos a una real de verdad, adviene por Creatividad; el avance se verifica en ella. Inmolación total a Creatividad: morir nuestra muerte subjetiva para salvarnos en inmortalidad objetiva.

Así, “‘lo que’ una cosa es actualmente […] es solo un corte que se ha hecho en la Creatividad: en ese universal de universales, el más concreto e inconcretable en forma específica y definitiva, de todas las cosas” (García Bacca 1990 470). Las cosas llegan a satisfacer sus aspiraciones particulares mas no logran satisfacer una creatividad siempre ávida de ulteriores realizaciones: “[l]a comunidad de cosas actuales es un organismo, mas no un organismo estático. Es una incompleción en proceso de producción” (Whitehead 1929 327). Proceso significa aquí avance creador de disyunción a conyunción que no puede ser detenido.

El proceso es el camino por el cual el universo escapa a las exclusiones de la inconsistencia.

Estas exclusiones pertenecen a la finitud de la circunstancia. Mediante el proceso, el universo escapa a las limitaciones de lo finito. Proceso es la inmanencia de lo infinito en lo finito; allá donde todos los límites rompen y se disuelven todas las inconsistencias.

Ninguna finitud específica es una última traba para el universo. Mediante el proceso,las posibilidades finitas deluniverso viajan hacia su infinitud de realización. (Whitehead 1938 75)

Así, todo ser no hace sino modular circunstancialmente el irrefrenable, solo ensillable, proceso supremo; un viaje a las más vastas generalidades que jamás serán alcanzadas. Whitehead entiende, pese a tantos, esta “dinámica de la naturaleza […] como una vida latente en las más variadas formas posibles, como un proceso sin objetivo ni meta: un ‘hacia adelante’ creador, un tiempo infinito sin culminación” (Küng 250). Por su condición de transyecta, de transfinita, cada entidad actual lleva en sí una raíz de novedad que la lanza más allá de sí: “el ser de una res vera está constituido por su ‘devenir’” (Whitehead 1929 252). Creatividad impide el estatismo de toda entidad despertando en ellas el imperioso apetito de infinitud positiva, el paso al límite: “[l]a creatura no puede tener aventuras externas, sino solamente la interna aventura del devenir. Su nacimiento es su muerte” (id. 124). Ser no puede ser separado de devenir. Hay ser porque hay devenir y devenir porque hay ser, la muerte del devenir es la muerte del ser y la del ser es la muerte del devenir. Creatividad es evolución “de veras” creadora, producción real verdaderamente novedosa.

Lo dijimos líneas más arriba: en virtud del principio de relatividad a toda entidad, por ser potencial para todo advenimiento, puede pasarle cualquier cosa -pues, también lo vimos, el universo whitehedeano tiene el centro en todas partes-. El finalismo whitehedeano resulta “del hecho de que existiendo una ilimitada riqueza de posibilidades en el mundo, unas se realizan y otras son excluidas” (Francovich 77). Hay en el universo algo así como una selección de posibilidades -permitir a las cosas ser lo que son sin que se diluyan en el fondo móvil de la realidad-: “solo unificando por un acto creador, por una invención de la creatividad, todas las potencias de definibilidad que son los objetos eternos, se podrá obtener la ‘estabilidad metafísica’ del universo entitativo. Esta invención de la creatividad es Dios” (García Bacca 1990 534). “Dios […] es el poeta del mundo” (Whitehead 1929 525-526). Cuáles sean, más concretamente, los oficios categoriales de Dios es algo que excede los límites trazados para este ensayo; es ya otro Cantar entre cantares.

Se equivocaron los hebreos al concebir a Dios como un Creador externo del mundo, todo de una sola vez. […] La religión helénica estuvo más acertada; los griegos concibieron la creación como un eterno continuo dentro del universo. […] Dios está en el mundo, o en ninguna parte, creando continuamente en nosotros y alrededor nuestro. Este principio creativo está en todas partes, en lo animado y en la llamada materia inanimada, en el éter, en el agua, en la tierra, en los corazones de los hombres. Esta creación es un proceso continuo y “el proceso en sí es la realidad”; antes de haber llegado estás iniciando ya un nuevo trayecto. Cuanto hombre participa de este proceso creativo se hace partícipe de la divinidad, de Dios, y esta participación es su inmortalidad; la cuestión de si su individualidad sobrevive a la muerte del cuerpo queda reducida a una irrelevancia. Su verdadero destino como co-creador del universo es su dignidad y su grandeza. (Whitehead 1954 370-371)

A modo de conclusión

Nuestra existencia tiene fecha de caducidad. Tenemos un posible final asignado, datado: evolución solar verificada “según leyes matemáticas intrínsecas, inscritas, en el universo” (García Bacca 1989 210). Lo necesario, en nuestro universo actual, queda sometido a lo probable, al azar regulado intrínsecamente por matemática propia. Por ello, “caben catástrofes y apocalipsis, rachas de ellas, o decursos normales, cual los resultados de un simple juego de dados […]. La probabilidad garantiza y hace realmente posibles novedad, originalidad, espontaneidad” (id. 211); hace posible la vida. Y

puesto que la vida humana […] es manantial de novedades, estreno de originalidades, improvisación de espontaneidades [el “élan vital” bergsoniano], puede ella dar origen y probabilidad especial a catástrofes y apocalipsis diferentes de los que son realmente posibles, o sea probables, según las estadísticas probabilísticas que están ya rigiendo intrínseca, inscritamente, en el universo.(ibd.)

Lo de bondad o maldad le vendrá a la vida por añadidura.

Para no acabar definitivamente ensillada, por siempre refrenada en armadura de un solo tipo, la improvisación exige ser regulada mediante aparatos que el hombre inventa por genial ocurrencia para ajustar el explosivo vital -de infinitud a transfinitud-. Sin embargo, puede uno toparse -y en efecto nos topamos- con vallas que limiten la expansión en todos los ámbitos, con encerronas mentales y físicas, e incluso religiosas, políticas, económicas, morales. Puede sentirse uno encerrado en todos los órdenes. Ante la tentación o urgencia vital de romper semejante encerramiento, deberemos andar con cuidado: el enredador hace saltar todo y a todos por los aires sin regulación de motor de explosión, de motor atómico, propio de revolucionarios.

Al gran tanteador, el Hombre, le ha venido en gana que es, dice García Bacca, la radioactividad natural de este, lanzar los dados de una partida que podría ser la última. Nada más que hechos, fundamentales, los de revolucionarios, o sencillamente insignificantes, los de enredadores. Pero meros hechos al fin y al cabo, un simple juego de dados sobre un agujereado barril de pólvora que troca en inestable desde Dios hasta “el soplo más insignificante de materia que haya en el universo” (Whitehead 1929 28).

El hecho fundamental consiste en el descubrimiento de que la materia de que estamos hechos nosotros y todo lo que nos rodea no es sólida e indestructible, sino inestable; es un explosivo. Estamos todos sentados, en el sentido verdadero de la palabra, sobre un barril de pólvora. Este barril tiene, es verdad, fuertes murallas, y han sido necesarios unos cuantos miles de años para abrir en él un agujero. Pero hoy lo acabamos de perforar y en cada momento podríamos, con un fósforo, hacernos volar nosotros a nosotros mismos, explotados, al alto cielo.

Esta situación peligrosa es sencillamente un hecho. (Born 1956 209)

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1 Aunque el año señalado por el propio García Bacca sea 1945 (cf. 1982 6), se trata, obviamente, de un error. Si tenemos en cuenta que en 1947 aparece Nueve grandes filósofos contemporáneos y sus temas -donde se incluye el primer gran ensayo sobre el atípico metafísico británico publicado en español; lengua a la que le resultaba, y tristemente le continúa resultando, un gran desconocido-, y esta es la redacción de un curso impartido por el autor en la Universidad de Nuevo León -Monterrey- en 1944, parece obvio que leyese Process and Reality antes de dictar tales conferencias. Además, así nos lo confirma la fecha de primera lectura anotada en el ejemplar conservado en su biblioteca particular -donada en el 2011 por la familia a la Biblioteca de Navarra-.

2 Todas las traducciones al español de los textos originales en inglés son propias.

3 “Libremente” quiere decir, en Whitehead, apertura a la autoacusación (cf. 1929 135), o, por decirlo en términos de García Bacca, libertad es apetito de novedad y sus estelas, no de sus secuelas -su sacar consecuencias-. Libertad es apetito de vida.Libertad, apertura, exposición, a creatividad y a esa forma eminente de ella que es la vida por ser esta estreno de originalidades, improvisación de espontaneidades, surtidor de novedades” (García Bacca 1986 214), que dejó de ella dicho Bergson. “La vida es una apuesta por la libertad” (Whitehead 1929 159).

4 Para un desarrollo más detenido de este punto, véase Ferrer García (2016).

5 Existe, y así lo hace notar García Bacca (cf. 1986 180), una similitud entre el concepto de super-yecto que este introduce -por vez primera y última, aunque, bien es cierto, existen equivalentes de esta noción a lo largo y ancho de su producción literaria: v. g. “gobernador” o “ciberneta”, del griego κυβερνήτης, “tecnarca [tecn-arca]”, así como el clásico “transfinito” de, como afirma el propio García Bacca (cf. 1982 6-7), claro influjo cantoriano- en su obra tardía Qué es dios y quién es Dios y el superject whitehedeano. El hombre de ciencia moderno, a partir del Renacimiento, libremente, y aquí libremente quiere decir, según García Bacca, “por apetito abierto a novedades, originalidades, espontaneidades” (1986 214), asciende a la categoría de super-yecto, neo-sujeto, por enjaezar los objetos naturales (cf. James 39), objetos descendidos a súb-ditos, según planes y aparatos fenomenológicos inventados por él (cf. García Bacca 1986 180, 187-189, 209-219). A modo de curiosidad: super-yecto es también el término elegido por Ramón Xirau para traducir el superject whitehedeano en algunos de sus trabajos (cf. 1952 323, 1953 101).

6 Y tal aunamiento (togetherness), al que damos el nombre de nexo, consiste en que “de dos o más entes actuales en acto, en acto no esencialmente especificado ni individuado, puede hacerse un ente en acto realmente uno con una cierta unidad actual de especificación y con una cierta unidad actual de individuación, ninguna de las dos definitiva, sino circunstancial. (García Bacca 1990 455)

7 Lo había leído, por novena ocasión, el 3 de mayo de 1966. El Curso de García Bacca debió ser escrito entre mediados de 1967 y finales de 1968.

Recibido: 12 de Agosto de 2015; Aprobado: 02 de Septiembre de 2015

 

Referencias

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Cómo citar

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Ferrer García, A. «Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead». Ideas y Valores, vol. 66, n.º 164, mayo de 2017, pp. 203-27, doi:10.15446/ideasyvalores.v66n164.53923.

ACM

[1]
Ferrer García, A. 2017. Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead. Ideas y Valores. 66, 164 (may 2017), 203–227. DOI:https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n164.53923.

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Ferrer García, A. Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead. Ideas Valores 2017, 66, 203-227.

APA

Ferrer García, A. (2017). Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead. Ideas y Valores, 66(164), 203–227. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n164.53923

ABNT

FERRER GARCÍA, A. Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead. Ideas y Valores, [S. l.], v. 66, n. 164, p. 203–227, 2017. DOI: 10.15446/ideasyvalores.v66n164.53923. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/53923. Acesso em: 23 abr. 2024.

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Ferrer García, Alberto. 2017. «Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead». Ideas Y Valores 66 (164):203-27. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n164.53923.

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Ferrer García, A. (2017) «Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead», Ideas y Valores, 66(164), pp. 203–227. doi: 10.15446/ideasyvalores.v66n164.53923.

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[1]
A. Ferrer García, «Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead», Ideas Valores, vol. 66, n.º 164, pp. 203–227, may 2017.

Turabian

Ferrer García, Alberto. «Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead». Ideas y Valores 66, no. 164 (mayo 1, 2017): 203–227. Accedido abril 23, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/53923.

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Ferrer García A. Una metafísica del ser en cuanto creación. Juan David García Bacca lee a Alfred North Whitehead. Ideas Valores [Internet]. 1 de mayo de 2017 [citado 23 de abril de 2024];66(164):203-27. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/53923

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