Publicado

2017-01-01

Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”

DOI:

https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n163.61906

Palabras clave:

L. Verano, Merleau-Ponty, tiempo. (es)

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Autores/as

  • David Castañeda Universidad Nacional de Colombia

Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.” Eidos 24 (2016): 49-67.

Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.” Eidos 24 (2016): 49-67.

En este texto, Iván Verano se propone analizar cómo emerge el sentido en la percepción y en el lenguaje a partir de la noción de tiempo salvaje. Se trata entonces de entender la experiencia en estos dos ámbitos, teniendo en cuenta que se trata de modos de ser con un carácter esencialmente temporal. La estrategia de análisis busca entender el modo novedoso como Merleau-Ponty describe la temporalidad, para que sea claro en qué sentido esta noción ofrece una reformulación completa de la percepción y del lenguaje respecto de las nociones intelectualistas y empiristas que constantemente son objeto de crítica por parte del trabajo fenomenológico. El atributo de salvaje, que resalta constantemente Verano en este texto, sirve para diferenciar el tratamiento específico que Merleau-Ponty hace de un concepto ya sedimentado en la filosofía y en el discurso común. En términos de la filosofía del lenguaje de este autor, se trata de recurrir a la noción de tiempo, ya existente en nuestra lengua –perteneciente, diríamos, al ámbito del lenguaje hablado– para darle un sentido diferente desde un nuevo modo de habla –lenguaje hablante– y, a partir de ahí, plantear el mismo ejercicio con los conceptos de percepción y lenguaje.

Teniendo este objetivo en mente, Verano defiende la idea de que el tiempo salvaje es fundamento de la constitución de sentido, pero no en el modo de un origen primario o de un punto de partida específico y superado en desarrollos posteriores, sino en un modo permanente, en una existencia que está en una operación constante. La temporalidad que hace posible el sentido en la percepción y en el lenguaje no es entonces una dimensión exenta de perspectiva, ni una síntesis de instantes desde una abstracción independiente de las manifestaciones de la existencia humana, sino que es una producción constante de sentido. Puesto en otros términos, la temporalidad no se entiende desde lo eterno, separado del tiempo vivido, sino desde lo sempiterno, que está “siempre ahí”, constituyendo el sentido en una experiencia continua que resiste toda síntesis conceptual.

Este ensayo comienza dilucidando el carácter salvaje del tiempo, en oposición a las posturas intelectualistas que existen al respecto. Tanto el tiempo absoluto y eterno del racionalismo, como el tiempo del psicologismo, que distingue la vivencia presente del pasado que existe como recuerdo y del futuro que existe como proyección, presuponen la vivencia misma del tiempo y a la vez pretenden abstraerse de ella. Para entender el tiempo en su esencia salvaje, hay que partir desde una “endo-ontología” –como la llama Verano basado en comentaristas de Merleau-Ponty–, es decir, hay que entenderlo “desde adentro” de la vivencia misma y de la situación particular que implica la pertenencia al mundo. Las nociones tradicionales pretenden “sobrevolar” las situaciones concretas y observarlas desde un punto de vista abstracto, pero no toman en cuenta que están presuponiendo este tiempo vivido en la medida en que hacen sus descripciones. Lejos de tener puntos claramente separados entre sí, el tiempo se vive en una diferenciación continua. El pasado no es una negación del presente que se cristaliza en un recuerdo, ni el futuro tampoco es una negación del presente que se cristaliza en una proyección: pasado y futuro son diferenciaciones, son regiones que le dan sentido al presente en cuanto límite que permanentemente está constituyendo el sentido. Presente, pasado y futuro hacen parte de una misma experiencia; el presente es como una línea que se traza en una hoja y que permite diferenciar un lado del otro. No tiene sentido hablar del límite ni de sus regiones de manera aislada, sino en la medida en que tengan una relación de diferenciación entre ellos. Sin embargo, este ejemplo debe entenderse en la medida en que el trazo está operando constantemente y con ello cambia la configuración de las regiones y los bordes.

Tenemos entonces en el tiempo salvaje un límite, un borde o quiasma que adquiere su sentido y, diríamos, su identidad de límite a partir de la diferenciación. En la percepción, esto se manifiesta al menos de dos maneras concretas e íntimamente relacionadas, de acuerdo con lo que menciona Verano. Por un lado está el entrelazamiento entre lo percibido y el percipiente: en la experiencia táctil, por ejemplo, cuando toco mi propia mano, puedo reconocer que hay un sentido en el que toco y otro sentido en el que soy tocado; la diferenciación entre estos dos tipos de experiencia se hace posible gracias al presente que surge como borde entre ambas. El asunto queda más claro cuando se analiza la relación entre lo visible y lo invisible en la percepción: la experiencia presente me permite establecer una diferenciación entre lo que me es directamente accesible y lo que aparece como transfondo. La percepción de la mesa como mesa se da en el encuentro entre la temporalidad de lo observado y del observador. Creo que en este punto habría sido útil recurrir a la teoría de las retenciones y las protenciones de Husserl, que menciona Merleau-Ponty en la fenomenología de la percepción. El pasado retenido y el futuro protendido se manifiestan espacialmente en la cosa como se me presenta y en sus caras ocultas que no me son directamente accesibles, pero cuya invisibilidad hace posible que las cosas se me presenten como son.

De aquí pasamos entonces al lenguaje. Si entendemos el lenguaje como un sistema de signos o de reglas sintácticas abstractas, estamos perdiendo de vista su carácter experiencial. Una vez tomamos conciencia de que el lenguaje –y el pensamiento– cobran sentido en su expresión presente, entendemos entonces que es necesario comprender esa expresión como manifestación de un borde que permite entender el sentido de su transfondo desde la diferenciación. Hay también al menos dos tipos de diferenciación en este caso: la de mi expresión con la expresión del otro –es evidente que el lenguaje es una actividad intersubjetiva– y la de mi expresión presente y concreta con respecto del lenguaje instituido del que me valgo para expresarme. Verano se enfoca sobre todo en esta última distinción, que también se puede entender como la diferencia entre lenguaje hablado y lenguaje hablante, que brevemente mencionamos arriba. Hay en este caso un punto que resalta el autor del ensayo como consecuencia del hilo de su texto y es el de no perder de vista que no estamos en la búsqueda de un origen primitivo ni de una superación de un tipo de lenguaje por el otro. El lenguaje hablado solo adquiere sentido en el lenguaje hablante, pero también el lenguaje hablante solo puede surgir dentro del transfondo del lenguaje hablado. Las palabras se van expresando, se van confrontando con los otros, pero también se van sedimentando y van constituyendo un marco común que permite la comprensión. Es en esta mutua dependencia en donde se manifiesta también el carácter temporal del lenguaje, entendiendo, de nuevo, la temporalidad como una diferenciación constante.

En consecuencia con el tipo de filosofía que hace Merleau-Ponty, el texto de Verano es ambicioso, no solo en el sentido en que conecta varios temas, sino también en que intenta darle una unidad al concepto del tiempo del autor que estudia, a lo largo de las distintas formulaciones en sus obras, desde la Fenomenología de la percepción hasta los textos póstumos. Esta ambición siempre deja la impresión, como no puede ser de otro modo, que todavía hay aspectos que trabajar y puntos por desarrollar. Uno de los que más me llama la atención es el tema de la intersubjetividad, que aparece mencionado –sobre todo en el pasaje sobre el lenguaje, porque es inevitable–, pero que podría desarrollarse mucho más en trabajos posteriores. Si bien el enfoque del ensayo es el tiempo salvaje, que está en operación constante y que escapa permanentemente a todo intento de síntesis, hay que tener en cuenta que las sedimentaciones en la percepción y en el lenguaje se dan efectivamente y que la intersubjetividad juega un papel fundamental en este proceso. Si bien el punto es mostrar que el tiempo salvaje está siempre involucrado en la constitución de sentido, también valdría la pena explorar la tendencia a “civilizar” o a sedimentar las experiencias presentes en un sistema coherente y, sobre todo, que pueda compartirse públicamente.

David Armando Castañeda Ayala

Estudiante de posgrado -
Universidad Nacional de Colombia -
Bogotá - Colombia

dacastanedaa@unal.edu.co

 

Cómo citar

MODERN-LANGUAGE-ASSOCIATION

Castañeda, D. «Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”». Ideas y Valores, vol. 66, n.º 163, enero de 2017, p. 401, doi:10.15446/ideasyvalores.v66n163.61906.

ACM

[1]
Castañeda, D. 2017. Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”. Ideas y Valores. 66, 163 (ene. 2017), 401. DOI:https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n163.61906.

ACS

(1)
Castañeda, D. Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”. Ideas Valores 2017, 66, 401.

APA

Castañeda, D. (2017). Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”. Ideas y Valores, 66(163), 401. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n163.61906

ABNT

CASTAÑEDA, D. Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”. Ideas y Valores, [S. l.], v. 66, n. 163, p. 401, 2017. DOI: 10.15446/ideasyvalores.v66n163.61906. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/61906. Acesso em: 19 abr. 2024.

Chicago

Castañeda, David. 2017. «Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”». Ideas Y Valores 66 (163):401. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n163.61906.

Harvard

Castañeda, D. (2017) «Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”», Ideas y Valores, 66(163), p. 401. doi: 10.15446/ideasyvalores.v66n163.61906.

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[1]
D. Castañeda, «Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”», Ideas Valores, vol. 66, n.º 163, p. 401, ene. 2017.

Turabian

Castañeda, David. «Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”». Ideas y Valores 66, no. 163 (enero 1, 2017): 401. Accedido abril 19, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/61906.

Vancouver

1.
Castañeda D. Verano, Leonardo. “La idea de un tiempo salvaje en Merleau-Ponty.”. Ideas Valores [Internet]. 1 de enero de 2017 [citado 19 de abril de 2024];66(163):401. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/61906

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