La henología de Aristóteles a partir del libro X de la Metafísica
Aristotle's Henology in Metaphysics Book Iota
DOI:
https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v71n180.85072Palabras clave:
unidad, henología, ontología, sustancia, aporía (es)unity, henology, ontology, substance, aporia (en)
In the Metaphysics, especially in Book X, are drawn the general lines of a henology. For the proper understanding of this doctrine it is necessary to reconstruct its argumentation from two fundamental basis: (1) the guide of puzzles or aporias that book III provides and (2) the ontological project announced in book IV where the relationship between ontology and henology is indicated. The fundamental feature of Aristotle's henology is that is a subordinate part of ontology. The role of henology is for Aristotle primarily destructive, that is, with this doctrine it is intended to establish the impossibility of considering the ‘one’ (τὸ ἓν) as a principle of the entities.
Recibido: 12 de febrero de 2020; Aceptado: 31 de agosto de 2020
Resumen
En el libro x de la Metafísica se trazan las líneas generales de una henología. La reconstrucción de la argumentación debe hacerse desde dos pilares fundamentales: (a) la guía de problemas o aporías que proporciona el libro iii y (b) el proyecto ontológico anunciado en el libro iv, donde se señala la relación entre ontología y henología. El rasgo fundamental de dicha henología sería su subordinación a la ontología. El artículo argumenta que para Aristóteles el rol de la henología es ante todo destructivo, pues con dicha doctrina se pretende establecer –ante todo– la imposibilidad de considerar al “uno” (τὸ ἓν) como principio de los entes.
Palabras clave
Aristóteles, henología, metafísica, ontología, sustancia, unidad.Abstract
In the Metaphysics, especially in Book X, are drawn the general lines of a henology. For the proper understanding of this doctrine it is necessary to reconstruct its argumentation from two fundamental basis: (a) the guide of puzzles or aporias that book III provides and (b) the ontological project announced in book IV where the relationship between ontology and henology is indicated. Once the explanations of Book X are framed a theory about unity (τὸ ἓν) can be systematically assembled, whose fundamental feature would be the following: henology as a science is a subordinate part of ontology. The role of henology is for Aristotle primarily destructive, that is, with this doctrine it is intended to establish the impossibility of considering the ‘one’ (τὸ ἓν) as a principle of the entities.
Keywords
Aristotle, henology, metaphysics, ontology, substance, unity.Introducción
En varios lugares de la Metafísica afirma Aristóteles que la unidad (τὸ ἓν) es un atributo per se de ‘lo que es’ (τὸ ὄν), pues es un predicado tan universal como este (cf. Met. IV 1, 1003 a 20-23). Con el paso del tiempo la tradición interpretó que dicha atribución de la unidad al ser es de tipo transcategorial o trascendental, algo semejante a lo que ocurrió con la verdad y el bien (cf. Aertsen). Sin embargo, las referencias a la unidad en la Metafísica son más bien escasas y, cuando se encuentran, están desperdigadas y parecen inconexas. Al parecer, solo un libro de la Metafísica saldría indemne de esta acusación, el libro X. 1 Allí Aristóteles, por fin, habría dedicado su atención íntegramente a la unidad. No obstante, cuando uno se sumerge en su lectura no puede evitar la sorpresa al constatar la cantidad y diferencia de temas que se abordan en ese libro. Solo los dos primeros capítulos hablan directamente de la unidad, en cambio, los siguientes entran en consideraciones sobre la contrariedad, la diferencia y otros asuntos más propios de la lógica desarrollada en la Academia platónica (cf. Centrone 2005). Este tipo de reparos –junto con la prioridad concedida a los múltiples significados de ‘ser’ (τὸ ὄν) y especialmente a la ‘sustancia’ (οὐσία) en la Metafísica– parecen poner en duda la existencia de una doctrina henológica –una teoría acerca del estatuto ontológico de la unidad– en la Metafísica. Algo que sería cuanto menos sorprendente dada la importancia que Platón concedió a este asunto y la influencia que tuvo sobre Aristóteles. 2 Por mi parte, considero que uno de los principales obstáculos para apreciar una teoría de la unidad en la Metafísica no proviene tanto del espacio concedido a ella en el corpus como del énfasis puesto por una determinada tradición interpretativa –sobre todo contemporánea y de corte anglosajón–. 3 Esta tradición exegética ha centrado sus esfuerzos en una lectura de la ontología aristotélica solo a partir de los libros centrales (Substanzbücher) de la Metafísica –fundamentalmente el libro VII–, dejando de lado otros temas como las propiedades esenciales de los entes y con ello soslaya aspectos fundamentales del objeto temático de la filosofía primera. Defiendo, por lo tanto, que una visión completa del proyecto ontológico que Aristóteles anuncia en Met. IV 1 además de ocuparse del ‘ser’ (τὸ ὄν) debe hacerlo también de aquellos predicados generalísimos o trascendentales que nos dan a conocer sus atributos esenciales, entre los que se cuentan la unidad y otros semejantes. 4 En definitiva, según la postura que defiendo, no cabe una auténtica ontología aristotélica sin un apartado dedicado a la henología. Este trabajo se inscribe dentro de ese esfuerzo por complementar una visión sesgada de la ontología aristotélica.
Por consiguiente, a no ser que se acepte acríticamente un distanciamiento paulatino y radical de las posiciones platónicas en la filosofía de Aristóteles 5 –algo que dista mucho de la realidad que nos hacen ver los textos– la pregunta se impone por sí misma: ¿hay algo así como una henología aristotélica?, ¿concedió Aristóteles a la unidad un estatuto ontológico comparable al de ser? Si la respuesta es afirmativa, ¿dónde realiza Aristóteles esa investigación sobre la índole ontológica de la unidad?
Según creo, la henología no es para Aristóteles –en cuanto investigación filosófica sobre la unidad o el ‘uno’– una disciplina o ciencia autónoma, sino que se inserta en una indagación sobre lo primero o primordial, es decir, dentro de la filosofía primera u ontología. 6 No cabe, por lo tanto, una delimitación del tema de la henología sin una referencia a la ontología y su objeto, a saber: una investigación sobre ‘lo que es en cuanto es’ (τὸ ὂν ᾗ ὂν), sus atributos y sus causas y principios. Así comienza, por ejemplo, el que puede considerarse el frontispicio de la ontología aristotélica, el libro IV de la Metafísica. 7
Además, si la ontología, como cualquier otra investigación filosófica, debe proceder asentando primero las dificultades para luego estar en situación de poder resolverlas, también la henología debe reconocer sus propias aporías. 8 En el libro III de la Metafísica Aristóteles elabora concienzudamente una lista de dificultades o aporías que debe afrontar la filosofía primera. Entre ellas destaca para el propósito de este artículo –la existencia de una henología de corte aristotélico– la número once. 9 Allí se establece que la dificultad más importante y al mismo tiempo más ardua para una filosofía primera u ontología es la que pone en cuestión el estatuto ontológico de los términos ‘ser’ y ‘uno’. 10 Como es sabido, buena parte de la Metafísica lidia con el primero de estos conceptos o predicados. 11 Sin embargo, ¿en qué lugar queda la unidad?, ¿dónde aborda Aristóteles la respuesta a esa dificultad y de qué manera –si es que lo hace– trata de resolverla? En este trabajo me propongo mostrar que Aristóteles realiza de facto una investigación propia sobre el estatuto ontológico de la unidad en un lugar específico de la Metafísica –el libro X– y, además, trato de reconstruir dicha argumentación con especial atención –además de al libro X– a algunos textos del corpus que permiten dar una visión todavía más completa de lo que podríamos denominar la henología de Aristóteles. 12
La posibilidad de una henología en la Metafísica 13
El libro X de la Metafísica es uno de los más difíciles de encuadrar, tanto en la Metafísica como en el proyecto metafísico de Aristóteles. 14 Aunque es obvia su discusión sobre conceptos tales como ‘uno’ y su relación con ‘ser’ es necesario aclarar desde el principio que el libro X de la Metafísica –como se comentaba al inicio– no está enteramente dedicado al estudio de la unidad y su relación con ‘ser’. Se puede hacer una división más o menos clara entre los capítulos 1–2 y el resto del libro que engloba los capítulos de 3-10. Solo los dos primeros abordan in recto la temática henológica. Por su parte, los restantes capítulos son una investigación sobre los contrarios y la contrariedad. Por razones de orden y espacio no nos detendremos a analizar el papel de los capítulos 3-10 y nos centraremos solo en los dos primeros capítulos del libro X (cf Castelli 2018 iii-xvi).
En el primer capítulo del libro X, de modo general se puede decir que se hacen fundamentalmente cuatro cosas: a) se señalan y explican cuatro significados principales del término ‘uno’, a saber: continuo (συνεχές) 15 , todo (ὅλον) 16 , singular (καθ’ ἓκαστον) 17 y universal (καθόλον) 18 y se los distingue de los significados accidentales; b) se marca una diferencia entre ‘uno’ (τὸ ἓν) y ‘ser uno’ (τὸ ἓνι εἶναι); c) a continuación se indica que tal diferencia implica que ‘ser uno’ significa ‘ser indivisible’ (ἀδιαίρετον) y, por último, d) que ‘ser indivisible’ es ante todo ‘ser medida’ (μέτρον) y, de entre todas las medidas –que se dan principalmente entre las cantidades– la medida más exacta es la unidad numérica o mónada (μόναδα). Cabe agrupar estas cuatro cuestiones en dos: por un lado, se encuentra la pregunta de qué cosas son aquellas que son propiamente unidades, a lo que se responde ena), son unidades per se las cosas continuas, las cosas que son un todo, etc.; por otro lado, se pregunta por aquello en qué consiste ser algo uno y Aristóteles responde a eso en b), c) y d) (cf. Castelli 2018 22-23).
En el segundo capítulo del libro X se resuelve una pregunta que se dice haber formulado en el libro III. 19 Esta aporía dice así: ¿son ‘uno’ y ‘ser’ principios de todas las cosas que son, o más bien se dicen (κατηγορεῖσθαι) de todas las cosas, pero no son sus principios? A partir de la doctrina de los múltiples significados de ‘ser’, se usa esta misma con el término ‘uno’ –es decir, se sostiene su equivocidad no-accidental– y se concluye que ‘uno’ es algo diferente según la categoría en que se aplique y que, por tanto, ‘uno’ y ‘ser’ no son principios ni sustancias.
En resumen, en los dos primeros capítulos del libro X de la Metafísica se lleva a cabo una suerte de deconstrucción o desustancialización del término ‘uno’. 20 En primer lugar, se desmantela su supuesta univocidad 21 –se señalan los significados principales del término y se los distingue de los accidentales–; en segundo lugar, se establece una diferencia entre ‘cosas que se dicen unas’ y el significado de la palabra ‘uno’ y a partir de esa distinción se insiste en la pluralidad de usos y significados –indivisible, medida y mónada o principio de número– y, por último, se señala que con el término ‘uno’ ocurre algo semejante que con el término ‘ser’, que se dice según el esquema de las categorías.
Principales lugares del corpus sobre la unidad (τὸ ἓν)
Además de en el libro X de la Metafísica, Aristóteles aborda la cuestión de la unidad en otros lugares del corpus, los más representativos son algunos pasajes de los libros III y IV y, por último, el capítulo 6 del libro V de la Metafísica y los dos primeros capítulos del primer libro de la Física. 22 Sin embargo, la cuestión se estudia desde diferentes perspectivas en cada uno de ellos.
El problema de la unidad se aborda de manera tangencial en los tres primeros capítulos del primer libro de la Física a raíz de la discusión sobre los principios de la naturaleza. 23 Allí aparecen la dupla ‘ser’ y ‘uno’ como posibles principios de todos los entes y se reconoce como autores de tal doctrina paradójica a Parménides y Meliso, a quienes se acusa de argumentar de modo erístico y con falacias. Aristóteles muestra su insatisfacción con las doctrinas de estos filósofos –incluso habla despectivamente de ellos– y les reprocha su ambigüedad. 24 Como las investigaciones que se lleva a cabo en esos cursos son físicas, no se discute acerca de los principios con detalle. Dice Aristóteles que eso es tarea de otra ciencia, por lo que allí solo hará unas breves consideraciones. 25 Lo que puede concluirse de esas aclaraciones es que ‘uno’ y ‘ser’ no pueden ser principios de los entes porque tanto el uno como el otro se dicen de muchas maneras (λὲγεται πολλαχῶς) y no tienen un único significado. 26 Para que algo sea principio debe ser unívoco, un requisito que ninguno de esos términos cumple. No siempre se afirma lo mismo cuando se usa el término ‘ser’ y tampoco cuando se usa ‘uno’. Si no significan algo único, ¿cómo van a ser algo único como lo es un principio?
Como decíamos, en el libro III de la Metafísica Aristóteles plantea de modo aporético la cuestión de la unidad. En la aporía número 11 enuncia el que él considera el principal problema al que tiene que enfrentarse una filosofía primera. Dicho problema puede plantearse de manera breve en la siguiente forma: ¿son ‘ser’ y ‘uno’ algo que es o más bien son predicados que se dicen de las cosas que son y son algo uno? Para comprender de modo genuino tal pregunta es necesario tener en cuenta la filosofía de Parménides y Meliso. Según estos filósofos –especialmente Parménides– lo que es se opone totalmente a lo que no es, es decir, ‘ser’ se comprende con un significado unívoco. Por lo tanto, si ‘ser’ y ‘uno’ no son algo que es, la única opción que queda es que no sea de ningún modo. Ahora bien, ¿qué hay más absurdo que ‘ser’ no sea?
En el libro IV de la Metafísica se anuncia la necesidad de una filosofía primera que se ocupe de “lo que es en cuanto algo que es y de los atributos que esencialmente le pertenecen”, entre ellos, la unidad. A continuación, se introduce la doctrina aristotélica de los múltiples sentidos de ‘ser’ y también los de ‘uno’. Según Aristóteles, si no se tiene en cuenta la multiplicidad de significados de ‘ser’ –y, por lo tanto, su equivocidad– no cabe resolver la cuestión planteada en Met., III 4. Pues lo mismo que ocurre con el caso de ‘ser’ se aplica al caso de la ‘unidad’ (cf. Met., IV 2, 1003 b 22-33). Aristóteles no termina con la equivocidad, sino que considera posible reconducir esa multiplicidad de significados a un cierto orden que él denomina pros hén (cf. Met., IV 2, 1003 a 331003 b 10). Dicho orden se apoya en la doctrina de las categorías que Aristóteles desarrolla en algunos de sus escritos lógicos como Categorías . Tópicos. Todos esos significados de ‘ser’ se ordenan según un significado focal o principal, a saber: ‘ser’ como sustancia u objeto sustancial (οὐσία) –la principal de las categorías–. También cabe encontrar un significado principal para ‘uno’ dentro de ese esquema y, por último, reconducirlo a los significados de ‘ser’.
Por último, en Metafísica V 6, Aristóteles escribe acerca del significado del término ‘uno’. Aplicando una las reglas dialécticas establecidas en Tópicos, señala que primero es necesario averiguar qué significados de ‘uno’ lo son per se y cuáles lo son solo per accidens. Toda unión de seres categorialmente diferentes son sentidos o significados de ‘uno’ per accidens, es decir, cuando se aplica el término ‘uno’ o ‘unidad’ a un objeto de tal tipo, entonces solo se dice per accidens que eso sea algo ‘uno’, por ejemplo, cuando se dice que blanco y músico son algo ‘uno’. En cambio, también existen significados per se de ‘uno’. Aristóteles señala los siguientes: continuo, substrato, género, esencia, definición y todo. 27 Cuando calificamos cosas como algo ‘uno’ o ‘unitario’ porque son algo continuo por naturaleza –no por acción externa– entonces hacemos un uso propio o per se del término ‘uno’, y lo mismo ocurre cuando lo hacemos con algo cuyo substrato permanece idéntico durante los cambios o porque posee una única forma –todo– o cuando tiene una única definición o esencia. Por último, Aristóteles señala que cabe un acercamiento directo a la unidad, es decir, sin distinguir significados sino atendiendo a lo propiamente esencial de dicho predicado, a saber: la indivisibilidad. El predicado ‘uno’ significa ante todo que algo es indivisible.
La doctrina henológica del libro x de la Metafísica
La henología del libro X de la Metafísica se distingue por varios rasgos fundamentales, por un lado, se construye a partir de los múltiples significados y usos del término ‘uno’ –algo que también aparece en Fís. I 1-2 como se ha podido comprobar– y también de ‘ser uno’; por otro lado, se inserta dentro del proyecto ontológico anunciado en Met., IV 1-2. Para la primera parte es fundamental el análisis de los usos y significados de ‘uno’ que se realiza en Met., V 6. Para la segunda parte, además de los pasajes de Met., IV 1-2 es necesario recurrir a la presentación de la aporía undécima en Met., III 4.
La henología es la investigación sobre el estatuto lógico-ontológico de la unidad:
Según Aristóteles, una investigación sobre la unidad debe comenzar preguntándose por su estatuto ontológico –si es o no algo en sí mismo– y su relación con ‘ser’. La ontología se ocupa de averiguar qué significa ‘ser’ y en qué relación estaría dicho predicado o principio –‘uno’– con las cosas que son, los entes o entidades. Del mismo modo que ‘ser’ se dice de muchas maneras, lo mismo ocurre con ‘uno’. Una ciencia se ocupa de un género de cosas y obtiene a partir de eso su unidad temática. En el caso de que exista algo como una ciencia henológica o acerca de la unidad debe averiguar cuál es su objeto, así como la ontología reconduce los múltiples significados de ‘ser’ al significado principal de ‘sustancia’, lo mismo debe hacerse con ‘uno’ y, en segundo lugar, averiguar si a su vez ‘uno’ y sus significados principales pueden reconducirse de algún modo a los significados fundamentales de ‘ser’. Como tendremos ocasión de comprobar, el estatuto ontológico de ‘uno’ no es el de un principio ni el de una sustancia, sino más bien una propiedad que exhiben los entes en cuanto que son indivisibles en algún sentido. 28 Además, si esos sentidos de indivisible se reconducen a uno primario este es el de medida 29 y en su interior el de medida más exacta, la mónada absolutamente indivisible. Por último, así como ‘ser’ se dice según el esquema de las categorías –sus significados fundamentales– y con prioridad en el sentido de sustancia (οὐσία), lo mismo ocurre con ‘uno’; pero en este último caso la categoría prioritaria es la de cantidad (τὸ ποσόν). Ahora bien, el esquema de las categorías proviene del análisis de los múltiples significados del término ‘ser’, luego ‘uno’ al resolverse también en categorías depende a su vez de ‘ser’. La henología es, por lo tanto, una parte subordinada de la ontología.
La henología es una parte subordinada de la ontología
Hemos visto que la ciencia denominada filosofía primera u ontología estudia “lo que es en cuanto algo que es y los atributos que le pertenecen per se” entre los cuales se encuentra la unidad. Si ‘ser’ se dice de muchas maneras y hay un significado prioritario, entonces lo que indique ese significado será lo que otorgue unidad a una ciencia sobre ‘lo que es en cuanto algo que es’. ‘Lo que es’ es en sentido focal (πρὸς ἓν) ‘sustancia’, luego el objeto temático de la ontología es la sustancia (cf. Met., VII 1; Vigo 2006). Además de ‘ser’, la ontología se ocupa de otros conceptos o términos que son atributos per se de ‘lo que es en cuanto algo que es’, uno de esos atributos –el fundamental entre ellos– es ‘uno’. ¿En qué relación se encuentra ‘uno’ con la categoría de sustancia y, en general, la ontología y la henología? 30
A los entes que son en sentido prioritario se les denomina sustancias y con ello se hace referencia a uno de los predicados del esquema de las categorías. Dicho esquema es fundamental para la ontología, como herramienta permite una clasificación de los sentidos de ‘ser’ y los ordena para ofrecer un objeto temático unitario –con un tipo peculiar de unidad. Si la ontología se ocupa de ‘uno’ al igual que de ‘ser’ y también ‘uno’ parece ser un término equívoco, entonces el uso del esquema de las categorías parece necesario para ordenar dichos significados. Al hacerlo, la henología se subordina necesariamente a la ontología. 31 Sin embargo, a no ser que ‘uno’ no sea más que un sinónimo del término ‘ser’, el análisis a partir del esquema de las categorías debe arrojar algo propio y peculiar del término ‘uno’.
El objeto temático de la henología
Lo propio y peculiar de la unidad se encuentra en dos tipos de divisiones que lleva a cabo Aristóteles en Met. X 1-2. La primera es la que observa la unidad desde la perspectiva de sus múltiples significados y usos, entre unos principales o esenciales y otros derivados o accidentales. La segunda división, lo considera desde el significado principal a partir del esquema de las categorías.
La primera división se corresponde con el capítulo 1 del libro X de la Metafísica y explica los significados principales y accidentales de ‘uno’ que hemos señalado más arriba. Según Met., V 6 y Met., X 1 hay cuatro significados principales de ‘uno’: continuo, todo, singular y universal. 32 En todos los casos, parece ser que se denomina ‘uno’ a aquello que muestra algún tipo o sentido de indivisibilidad. El ‘continuo’ porque es indivisible según su naturaleza y su movimiento, el ‘todo’ porque es indivisible según su forma, el ‘singular’ porque es indivisible según su número –es individual–, y el ‘universal’ porque es indivisible según el conocimiento –mediante la intelección y la definición.
Aristóteles hace una digresión no muy clara entre estas dos divisiones, 33 dice que no es lo mismo las cosas que se dicen unas y aquello que se significa nominalmente (τῷ ὀνόματί) con el término ‘uno’, por lo tanto, cabe preguntarse por la esencia de ‘uno’ o el ser de uno (τί ἐστι τὸ ἓνὶ εἶναι καὶ τίς αὐτοῦ λόγος, Met. X 1, 1052 b 3). Según él, la esencia de ‘uno’ es la indivisibilidad 34 y esta se da sobre todo en la medida, además la medida se da con mayor propiedad entre las cantidades. 35
La segunda división se corresponde con el capítulo 2 del libro X de la Metafísica y se explica la relación entre el predicado ‘uno’ y el esquema de las categorías. Afirma Aristóteles en Met., X 2 que si ‘uno’ al igual que ser es un término ambiguo o equívoco –a diferencia de cómo lo entendieron Parménides y Meliso–, entonces es preciso averiguar no solo sus significados principales –lo cual muestra tan solo esa equivocidad– sino investigar si hay algún orden entre todos esos significados. La respuesta a esta pregunta es, según Aristóteles, afirmativa. Del mismo modo que en el caso de ‘ser’ cabe una reconducción de los significados a uno principal que se da principalmente en la categoría de sustancia, lo mismo ocurre en el caso de ‘uno’, pero en este caso en la categoría de cantidad (καὶ κυριώτατα τοῦ ποσοῦ (Met., X 1, 1053 b 55) (cf. Castelli 2018 64) y dentro de esta la indivisibilidad numérica, es decir, la mónada absolutamente indivisible. Dicha indivisibilidad como se desprende de la esencia de ‘uno’ se entiende como medida –que se da ante todo en las cantidades– siendo la más exacta la mónada –medida primera de los números. 36
Ahora bien, como ocurre en el caso de ‘ser’, también ‘uno’ se dice en todas las categorías, pero la medida indivisible es en cada caso diferente, por ejemplo, en los colores –que son cualidades– la medida indivisible no es la mónada sino el blanco. 37 Por último, si ‘ser’ se dice según las figuras de las categorías y también ‘uno’ y el significado principal de ‘uno’ se da en la cantidad y esta se subordina a la categoría de sustancia, entonces un análisis ontológico último (κατὰ δὲ τὴν οὐσίαν καὶ τὴν φύσιν ζητητεόν) –como el que lleva a cabo Aristóteles en Met., X 2– (cf. Met., X 2, 1053 b 9-16; Halper 2005) debe concluir con la subordinación de la unidad a la sustancia, siendo esta(s) las que son propiamente algo uno e indivisible.
Decíamos al comienzo de este apartado que la henología es comprendida por Aristóteles como una parte subordinada de la ontología. Ahora vemos la razón de esta subordinación: las cosas que son –sobre todo las sustancias– son además algo uno, pero antes son ‘algo determinado’ (τόδε τι) y de entre estas cosas determinadas lo son en sentido propio los objetos sustanciales (οὐσίαι). Al afirmar de algunos entes que son unidades en sentido propio lo que se afirma es que son –en cuanto sustancias– indivisibles. 38
Conclusiones
Al comienzo del artículo preguntaba si existe o no una teoría de la unidad en la Metafísica de Aristóteles y si esta se encuentra en el libro X. La respuesta es afirmativa. Se ha podido comprobar que en los dos primeros capítulos de ese libro –principalmente en el segundo de ellos– se aborda de manera directa el problema de la unidad que había sido formulado en la aporía número once del libro III de la Metafísica. Además, se ha señalado que el libro IV de la Metafísica se expresa claramente acerca de la necesidad de una investigación sobre términos genéricos como ‘uno’ además del fundamental de ‘ser’. Teníamos oportunidad de comprobar que la cuestión henológica también se encuentra en algunos lugares de la Física.
Se preguntaba también acerca del lugar que ocuparía esta investigación dentro del marco general que ofrece la metafísica u ontología aristotélica. Y la respuesta es que la henología es un apartado o una subdivisión subordinada a la ontología como ciencia de ‘lo que es’ en cuanto ‘es’ y los atributos que le pertenecen esencialmente. Los significados de ‘ser’ ofrecen al filósofo primero el marco dentro del cual desarrollar sus investigaciones sobre ‘lo que es’. Esta clasificación de los significados de ‘ser’ junto con la división según el esquema de las categorías muestra que la categoría de ‘sustancia’ es la principal, la ontología es principalmente el estudio de la sustancia. Sin embargo, el término ‘uno’ no se reduce sin más a ‘ser’, también el primero puede ser analizado según sus múltiples significados y ordenarlos según un significado principal; según Aristóteles, dicho significado es el de indivisible y se da, ante todo, en la categoría de cantidad como medida, y entre estas como principio de número o mónada absolutamente indivisible. Ahora bien, si la categoría de cantidad, como muestra el esquema de las categorías y la prioridad de la sustancia –y con ella la entera viabilidad del proyecto ontológico– está subordinada a la categoría de sustancia, entonces, también la ciencia que se ocupe de la unidad deberá subordinarse a la ciencia que estudia la sustancia, es decir, a la ontología.
Bibliografía
Apéndice I (Tabla)
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