Publicado

2018-01-01

Candido, Antonio y Ángel Rama. Un proyecto latinoamericano. Antonio Candido y Ángel Rama, correspondencia. Editado por Pablo Rocca. Montevideo, Estuario, 2016, 171 págs.

Autores/as

  • Facundo Gómez Universidad de Buenos Aires

Epistolario, documento y también homenaje, Un proyecto latinoamericano. Antonio Candido y Ángel Rama, correspondencia es un volumen imprescindible para la reconstrucción de la historia intelectual del continente y para el análisis de su crítica literaria. La compilación de cartas intercambiadas por estas dos grandes figuras de la cultura latinoamericana anuda una serie de tópicos característicos de la época (ascenso de las dictaduras militares, experiencia del exilio, trabajo intelectual en coyunturas urgentes) y los relata a contraluz, bajo el amparo del diálogo, la anécdota, la confesión y el soliloquio, en una escritura que aúna esperanzas y frustraciones, realizaciones e imposibilidades.

Un proyecto latinoamericano cuenta con la edición, las notas y el prólogo de Pablo Rocca, quien desde hace años viene investigando el campo intelectual uruguayo a través del estudio detenido de las principales publicaciones culturales de la segunda posguerra. En torno a la obra de Rama, ha publicado una antología de sus ensayos, participó en varios debates sobre su praxis y recientemente preparó junto a Haydée Ribeiro Coelho un libro con la correspondencia entre el crítico y el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro y su esposa Berta. En ese sentido, esta nueva intervención se articula con su tarea de reconstrucción del archivo cultural latinoamericano, focalizado en las relaciones entre intelectuales del Cono Sur. Y en cuanto iniciativa de recuperación documental, la obra cumple con su imperativo de divulgación y reinterpretación.

Como se indica debidamente, el texto introductorio escrito por Rocca se apoya en las hipótesis ya enunciadas en su tesis de doctorado, centrado en la función que la literatura brasileña adquiere en los discursos de Ángel Rama y de Emir Rodríguez Monegal. El sexto capítulo del trabajo en cuestión versa sobre la relación entre el primero de ellos y Antonio Candido. Su título, "Un equipo latinoamericano", hubiera encuadrado mejor con el contenido de este libro, ya que la lectura del epistolario demuestra que la idea de un único y homogéneo proyecto de cuño latinoamericano, concebido y llevado adelante por ambos críticos, debería al menos matizarse. Carta tras carta, se rastrea hasta qué punto el ánimo integrador es asumido fundamentalmente por Ángel Rama y luego secundado por Antonio Candido. Es el primero quien solicita todo el tiempo recomendaciones bibliográficas sobre literatura brasileña; quien insiste en la importancia de su traducción, edición y circulación por el ámbito continental; quien invita a su colega a escribir y participar en Marcha, Biblioteca Ayacucho, Escritura; quien fantasea con una versión en Brasil del emprendimiento venezolano. Candido devuelve la cortesía varias veces, pero la asimetría persiste y es notable. Tal como el mismo Candido lo reconoce en los anexos del libro, ha sido su par uruguayo quien lleva adelante la agenda de la integración latinoamericana, asumiéndola como "su gran objetivo, su gran tarea" (170).

Más allá de este punto, el prólogo de Rocca introduce con eficacia y solvencia la correspondencia que los dos intelectuales mantienen durante décadas. Sus operaciones son pertinentes y brindan elementos productivos para reconstituir las circunstancias históricas, las diversas coordenadas biográficas e institucionales que sostienen la comunicación y los puntos de confluencia de ambos pensamientos. El intercambio de hipótesis de lecturas en torno a la literatura brasileña y latinoamericana del siglo xx, la vinculación entre conceptos como el superregionalismo y la transculturación narrativa y las búsquedas metodológicas en torno a las relaciones entre literatura y sociedad son algunos de los ejemplos escogidos, con buen criterio, por el editor. La nota que antecede las cartas también adquiere un valor relevante. En ella se percibe el rol que Amparo Rama, la hija del crítico uruguayo, tuvo en la obra. Como infatigable promotora de su legado intelectual, no solo se ocupó de traducir las cartas de Candido, sino que facilitó todos los textos para la publicación, ya que era la principal responsable de los papeles personales de su padre. La nota también informa sobre las dificultades del editor para acceder al repositorio institucional de la Biblioteca Ayacucho, lo que explica en parte la ausencia de una gran porción del epistolario vinculado a la editorial venezolana, impulsada y dirigida en sus primeros años por Rama. Es de esperar que el llamado de atención de Pablo Rocca facilite una mayor apertura de los archivos a las investigaciones en curso sobre el tema.

En la epístola escrita en abril de 1960, meses después del primer encuentro personal en Montevideo, Candido refiere que el uruguayo, en el breve tiempo transcurrido, ya le envió un par de libros, ejemplares de Marcha y una invitación para colaborar en la publicación, mientras él todavía no le ha respondido. La segunda carta del libro, escrita por Rama antes de recibir la respuesta de Candido, es también sugerente. Expresa ansiedad y premura y se esfuerza por conseguir esa colaboración ("asidua") para Marcha que el brasileño ya ha rechazado. En los breves párrafos que la conforman, Rama insiste tres veces en su deseo de que su colega le mande material sobre las letras de su país y se describe a sí mismo como alguien que no "deja pasar impunemente la ocasión" (41). La camaradería exhibida entre ambos, la satisfacción de contar con un interlocutor dedicado y talentoso y el interés por mantener vivo el contacto resaltan desde las páginas iniciales de la compilación. Lo mismo se puede afirmar respecto a la asimetría entre el tono profesoral y erudito de Candido y la pasión y la urgencia de Rama: son retóricas que el tiempo y la historia alteran sin terminar de borrar.

Es una lástima el hueco temporal que existe entre estas primeras cartas (cinco en total, escritas entre 1960 y 1962) y la breve serie de 1967, con ambos críticos ya insertos plenamente en sus cátedras universitarias de São Paulo y Montevideo. En el medio, quedan sin registrar años clave de sus trayectorias: los que rodean la publicación de Literatura e sociedade, y otros célebres textos de Candido, y los que bordean el ascenso de Rama como figura central de la crítica latinoamericana, en consonancia con su compromiso con la Revolución cubana y su análisis de los nuevos narradores que surgen hacia la década de 1960. Las cartas de ese 1967 sugieren un futuro que no fue -con ambos intelectuales instalados en sus países- desarrollando sus campos de estudios y compartiendo sus producciones y proyectos. Entre ellos se destaca la revista del Departamento de Literatura Hispanoamericana que Ángel Rama dirige, ante la cual Antonio Candido reacciona con expresiones de admiración.

El brasileño, además, se demora en la valoración del ensayo de Rama sobre la narrativa de Mariano Azuela (hoy, un texto canónico en la bibliografía sobre las novelas de la Revolución mexicana) e indica su interés en pensar el problema del caudillismo para un curso de posgrado de literatura comparada que revise el tratamiento de este tema en las obras de Conrad, Valle-Inclán, Moravia, Azuela y Veríssimo. Vale la pena destacar el abanico de nombres en los que Candido inserta a Azuela y contrastar el trabajo crítico sobre la figura del caudillo que se desprende de su enunciado con la "remozada galería de dictadores" que Rama diseña años después, al analizar la representación del dictador en su libro Los dictadores latinoamericanos, de 1976. El cotejo hace visible la disidencia en el corpus y también en los objetivos de la crítica: el primero diluye las nacionalidades de los autores en pos de estudiar un problema político en un determinado subgénero literario -"la novela de tema latinoamericano" (46)- y el segundo se vuelca sobre el trabajo de novelistas del continente para reconstruir en sus textos un posible arquetipo identitario continental, cifrado en la imagen del dictador. Más allá de esta confluencia, diferida por años, la carta de Cándido de noviembre de 1967 arroja otro dato importante: el reconocimiento del valor del proyecto de integración de Ángel Rama, la explicitación de sus objetivos estratégicos y la declaración sobre el rol que la literatura cumple en la cruzada:

Ahora estás en el puesto en el que puedes trabajar en la dirección de tu viejo ideal de tramar a los países de América Latina para su mutuo e indispensable conocimiento. ¿Qué seremos si no estamos unidos frente a nuestro terrible vecino septentrional? La unión se procesa en todos los niveles, y el de la literatura tiene un valor que no se puede menospreciar. (47)

La confianza en el poder de la letra, como elemento de unión y de denuncia, como acto de creación y herramienta de conocimiento, se mantiene inquebrantable para ambos críticos a lo largo de varios años, en oscuras épocas de dictaduras y persecuciones. Se trata de una fe que hermana sus intervenciones a pesar de las relativas disonancias: resulta difícil imaginar a Rama suscribir la idea de su colega de que solamente desde el seno de una cátedra universitaria se pueden tender las redes de integración entre los escritores y los críticos de América Latina. Al menos, los esfuerzos y logros del uruguayo durante los años previos refutan con creces la necesidad de esta inscripción académica.

Las cartas que siguen a la serie modifican la imagen y documentan las empresas y desplazamientos que atraviesan la década de 1970 de ambos críticos. Rama inicia este segmento del epistolario con un texto escrito en Puerto Rico, donde se desempeñaba como profesor visitante. Pronto cambia su dirección postal a Caracas, donde se instala varios años, luego de que la dictadura militar que toma el poder en Uruguay hacia 1973 le impida el retorno a su patria. Aunque el tópico del exilio no se despliegue aquí con tanta amargura como en el libro autobiográfico Diario: 1974-1983, en los textos finales de la correspondencia -escritos tras la expulsión de los Estados Unidos en 1983-, Rama no puede sino expresar el cansancio frente a la serie de forzosas mudanzas que debe emprender hasta los últimos años de su vida: "Será mi tercer exilio (Venezuela, USA, los primeros) y desearía ardientemente que fuera el último. Tampoco tengo ya edad para muchos más" (143). En contraposición, Candido firma la mayor parte de sus cartas en São Paulo y el desplazamiento que se puede rastrear en el libro sigue una lógica más esporádica e institucional, que incluye viajes por distintas facultades de Brasil y del mundo con fines académicos y un viaje a Cuba para participar del concurso de Casa de las Américas en 1979. Lo que no deja de apuntar el brasileño es su preocupación por los diversos hechos políticos de la región, como la represión política en su país, el golpe militar en Chile, la diáspora intelectual en todo el continente y el estallido del conflicto de Malvinas.

Esta parte del epistolario se encuentra más completa, pues se perfilan en ella las gestiones y participaciones de ambos críticos en reuniones científicas, eventos culturales y volúmenes colectivos claves en la conformación de la crítica literaria latinoamericana. Así, se puede leer cómo la propuesta original de Rama, para que Candido participe del proyecto de la UNESCO América Latina en su literatura, termina paradójicamente con la inclusión del clásico ensayo del brasileño, "Literatura y subdesarrollo", y con la ausencia del uruguayo en las páginas del libro que él había impulsado a producir. Rama aduce como razones de su negativa final serios problemas de salud y un extraño (en él) "desinterés por el trabajo intelectual" (52). Hacia 1973 otro evento los involucra: un coloquio en la Universidad de Bonn, organizado bajo los auspicios de Rafael Gutiérrez Girardot, cuyas ponencias centrales son publicadas en el volumen Literatura y praxis en América Latina. Nuevamente, se puede percibir en las cartas el proceso de realización del evento, desde su nacimiento como iniciativa de un encuentro de críticos en Santiago de Chile en 1971, quienes se proponen armar un congreso centrado en el impacto de los procesos de trasformación social en la producción literaria. El último proyecto que reúne a Candido y a Rama a principios de la década de 1980 es otro intento de concretar la nueva historia de la literatura latinoamericana. Se trata de los célebres encuentros en Campinas y Caracas, cuyos aportes centrales se han publicado en textos como La literatura latinoamericana como proceso, un libro dedicado a la memoria de Ángel Rama, que continúa el proceso de elaboración colectiva culminado años después con la publicación de América Latina: palavra literatura e cultura, dirigido por Ana de Pizarro.

Además de los trabajos en común, el otro elemento que aparece con mayor fuerza en esta parte del epistolario es la atención permanente de Rama y Candido sobre los ensayos que cada uno de ellos produce a propósito del estudio de la literatura desde el marco sociológico y cultural. Sobresale la ponderación por parte del brasileño, en cartas fechadas en 1973 y 1982, del libro de su compañero uruguayo, La generación crítica, al que sindica como un modelo acabado de ensayo sobre los procesos de politización de los intelectuales en determinadas coyunturas nacionales. Rama demuestra un interés análogo por otros dos artículos de Candido; el crítico celebra "Dialéctica del malandraje" como un texto "espléndido" (95), a la vez que se lamenta por no haberlo tenido en cuenta para escribir su propio ensayo "Literatura y clase social", y sobre "El paso del dos al tres", Rama connota la relevancia mediante el pedido de una traducción del original para incluirlo en las páginas de Escritura, la revista académica que él funda y dirige en Venezuela.

Pero son dos cartas de noviembre de 1973, firmadas por el uruguayo, las que arrojan mayor luz sobre la confluencia de las búsquedas críticas de cada uno. En la primera, Rama propone como conferencia para un ciclo organizado por Candido en la Universidad de São Paulo su reciente trabajo acerca de los procesos de transculturación narrativa, al cual se refiere como "un tema en que estoy metido y me apasiona" (61). Esa misma pasión por las novelas de Arguedas, Rulfo, García Márquez y las transformaciones técnicas e ideológicas que introducen en el linaje regionalista es la que empuja a Rama a celebrar en una segunda carta el ensayo de Candido "Literatura y subdesarrollo". En las hipótesis del crítico brasileño acerca del viraje desde una visión utópica del atraso hacia una conciencia lacerada por el subdesarrollo en los escritores latinoamericanos, Rama encuentra la confirmación definitiva de su propia interpretación sobre los narradores de la transculturación. El énfasis en el carácter historiográfico de ambos abordajes ayuda a delinear el sentido original de la noción de transculturación narrativa que se lee en estas cartas, no como una teorización abstracta sobre intercambios culturales heterogéneos, sino como una feliz invención crítica sobre un fenómeno literario puntual. Por otro lado, el juicio de Candido adquiere aquí un valor legitimador y la concordancia con él es entendida por el uruguayo como un hecho que refrenda la validez plena de su agenda de integración: "Tenía razón yo cuando insistía en que debemos formar ese equipo latinoamericano, coherente y serio, de estudiosos, capaces de trabajar a la par de sociólogos y antropólogos, en la tarea de pensar a nuestra cultura y a nuestra América" (64).

La revisión de Un proyecto latinoamericano estaría incompleta sin la mención a la ubicación central que la Biblioteca Ayacucho adquiere en el epistolario. Aunque tanto el papel de Rama al frente de la editorial venezolana como la responsabilidad de Candido en la selección y preparación de los textos de los autores brasileños en la Colección Clásica son bien conocidos y han sido estudiados con agudeza (por ejemplo, por la ya mencionada especialista brasileña Haydée Ribeiro Coelho), el diálogo entre los críticos aporta nuevos elementos sobre el trabajo de edición. Por una parte, se puede leer la prevalencia de la mirada de Ángel Rama en la concepción de la empresa y el grado en que sus ideas sobre la cultura de América Latina pautan el diseño del catálogo y la ejecución del proyecto. Al comentarle con satisfacción y expectativa a su colega la creación de la comisión que da comienzo oficial al trabajo editorial en 1974, el crítico señala los principales rasgos de la Biblioteca Ayacucho: una colección cerrada de trescientos números, que reúne los textos más importantes escritos en "Nuestra América", entendida esta en su conformación española, portuguesa y francesa, desde los tiempos precolombinos hasta la contemporaneidad (70).

Candido responde celebrando la idea y, como resultado, acepta el ofrecimiento de Rama de sumarse como asesor de la parte brasileña. Luego de varias epístolas en las que se exponen las dificultades de la organización, el tedio del trabajo burocrático, la lenta pero firme conformación de los núcleos operativos, el crítico uruguayo le envía a su colega en 1975 una invitación con membrete oficial de la Biblioteca Ayacucho, en la cual se exponen con una retórica ampulosa los principales rasgos del emprendimiento. El texto es un compendio de citas de Rama: la referencia militante a la noción martiana de Nuestra América, la recuperación de los antecedentes de Rufino Blanco Fombona y Pedro Henríquez Ureña, la idea de una "aportación cultural original" de la comarca latinoamericana y la necesidad de restituir y difundir el pensamiento y la creación literaria propia no hacen sino reforzar los vínculos programáticos entre el proyecto integrador de Rama y la génesis de la Biblioteca Ayacucho (79). Otra faceta que se revela en el epistolario es el arduo trabajo colectivo que exigió la preparación de los diversos tomos. La red de escritores, críticos, traductores, asesores y prologuistas unidos por la colección exhibe parte de su vasta complejidad y extensión en la ingente dedicación de Antonio Candido al proyecto; su participación en él excede con creces la elaboración del listado tentativo con los títulos más relevantes de la literatura brasileña. Además de eso, el crítico gestiona, muchas veces sin éxito, viajes de especialistas a Caracas, reuniones de expertos en su propio país, traducciones, contratos, derechos de autor, cronologías y demás tareas que ameritan que Rama lo llame "nuestro hombre en Brasil" (86). En este sentido, el anexo del libro que compila las cartas de Rama y Gilda de Mello e Souza ilustra también el colosal trabajo realizado por la especialista brasileña para conformar un volumen con las obras más representativas de Mario de Andrade que sea capaz de transmitir la vastedad, complejidad y genialidad de la obra del escritor para los lectores de habla hispana.

Para concluir, queda por resaltar las instancias finales del diálogo, interrumpido por la muerte de Rama en 1983 a raíz de un accidente de avión en España. Sus años finales lo encuentran en un nuevo desplazamiento hacia París, en donde piensa instalarse con su mujer Marta Traba para investigar la cultura latinoamericana del siglo xix. La persecución ideológica que debe enfrentar en Estados Unidos se contrapone con la solidaridad que despierta su causa entre los colegas e intelectuales latinoamericanos, quienes denuncian en distintos medios la injusticia que pesa sobre el uruguayo. Antonio Candido es uno de los que se moviliza por su amigo, encargándose de publicar en Brasil textos del mismo Rama y otros de su autoría para informar sobre el proceso, tal como se lee en la serie de cartas escritas hacia fines de 1982. El gesto conmueve a Rama, quien se dirige a su colega con un sentido agradecimiento, en un tono íntimo y sincero: "Gracias Antonio por tu corazón y tu temple, suave y preciso. Gracias porque existes y eres mi amigo. Gracias por el mundo mejor que ambos queremos" (141).

El epistolario bien podría haber concluido con esta enorme demostración de amistad y reconocimiento entre ambos, aunque las cartas posteriores tampoco carecen de atractivo, sobre todo la última de Ángel Rama, fechada en octubre de 1983. En ella, el uruguayo se ilusiona con la posibilidad de un nuevo encuentro con Candido y construye una utópica imagen final de ambos, amigos y colegas, junto a sus esposas en París, investigando a la par y colaborando en una nueva instancia de realización de aquella postergada historia social de la literatura latinoamericana que atraviesa toda la correspondencia. Es que gran parte del valor de Un proyecto latinoamericano reside sin lugar a dudas en estos pliegues detenidos e íntimos, confesionales y certeros, alejados del ritmo electrizado del día a día, la vocación militante o la entonación erudita. Esos trazos biográficos destellan en el libro con una voluntad de sentido que supera cualquier intento de catalogación ideológica o disciplinar de Ángel Rama y Antonio Candido, y le restituyen al estudio de sus trayectorias intelectuales parte de la complejidad inabarcable propia de dos subjetividades en pleno e intenso devenir histórico.

El aporte que el libro hace a los estudios latinoamericanos es múltiple e indudable. Los investigadores preocupados por la teoría y la crítica literaria pueden rastrear aquí fundamentos, intersecciones y reformulaciones de un vocabulario crítico todavía vigente. Los degustadores del género biográfico y epistolar pueden encontrar en el libro un riquísimo contrapunto de escrituras y experiencias históricas que registran e imaginan, a dos voces, sucesos y devenires de personas, disciplinas e instituciones. Por otra parte, las conversaciones y gestiones en torno a la Biblioteca Ayacucho captarán la atención de los estudiosos de los proyectos editoriales, quienes las entienden como polisémicas intervenciones culturales. Pero es indudable que los principales destinatarios de la obra son los lectores interesados en la historia intelectual del continente. A ellos el volumen les abre un valiosísimo y hasta ahora inédito material de archivo, que permite ordenar y caracterizar las empresas de integración, redes entre escritores y emprendimientos culturales de una agenda coherente y programática, aunque siempre sometida a los embates impredecibles de la historia. En este extenso diálogo, las figuras señeras de Antonio Candido y Ángel Rama revelan los avatares e inflexiones de un proyecto y de un legado intelectual que estuvo constituido por talentos, obstáculos, voluntades, amenazas y certezas que marcaron una época y que aún refulgen en las venideras.

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Gómez, F. (2018). Candido, Antonio y Ángel Rama. Un proyecto latinoamericano. Antonio Candido y Ángel Rama, correspondencia. Editado por Pablo Rocca. Montevideo, Estuario, 2016, 171 págs. Literatura: teoría, historia, crítica, 20(1), 268–276. https://doi.org/10.15446/lthc.v20n1.67794

ACM

[1]
Gómez, F. 2018. Candido, Antonio y Ángel Rama. Un proyecto latinoamericano. Antonio Candido y Ángel Rama, correspondencia. Editado por Pablo Rocca. Montevideo, Estuario, 2016, 171 págs. Literatura: teoría, historia, crítica. 20, 1 (ene. 2018), 268–276. DOI:https://doi.org/10.15446/lthc.v20n1.67794.

ACS

(1)
Gómez, F. Candido, Antonio y Ángel Rama. Un proyecto latinoamericano. Antonio Candido y Ángel Rama, correspondencia. Editado por Pablo Rocca. Montevideo, Estuario, 2016, 171 págs. Lit. Teor. Hist. Crít. 2018, 20, 268-276.

ABNT

GÓMEZ, F. Candido, Antonio y Ángel Rama. Un proyecto latinoamericano. Antonio Candido y Ángel Rama, correspondencia. Editado por Pablo Rocca. Montevideo, Estuario, 2016, 171 págs. Literatura: teoría, historia, crítica, [S. l.], v. 20, n. 1, p. 268–276, 2018. DOI: 10.15446/lthc.v20n1.67794. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/lthc/article/view/67794. Acesso em: 22 ene. 2025.

Chicago

Gómez, Facundo. 2018. « 171 págs». Literatura: Teoría, Historia, crítica 20 (1):268-76. https://doi.org/10.15446/lthc.v20n1.67794.

Harvard

Gómez, F. (2018) « 171 págs»., Literatura: teoría, historia, crítica, 20(1), pp. 268–276. doi: 10.15446/lthc.v20n1.67794.

IEEE

[1]
F. Gómez, « 171 págs»., Lit. Teor. Hist. Crít., vol. 20, n.º 1, pp. 268–276, ene. 2018.

MLA

Gómez, F. « 171 págs». Literatura: teoría, historia, crítica, vol. 20, n.º 1, enero de 2018, pp. 268-76, doi:10.15446/lthc.v20n1.67794.

Turabian

Gómez, Facundo. « 171 págs». Literatura: teoría, historia, crítica 20, no. 1 (enero 1, 2018): 268–276. Accedido enero 22, 2025. https://revistas.unal.edu.co/index.php/lthc/article/view/67794.

Vancouver

1.
Gómez F. Candido, Antonio y Ángel Rama. Un proyecto latinoamericano. Antonio Candido y Ángel Rama, correspondencia. Editado por Pablo Rocca. Montevideo, Estuario, 2016, 171 págs. Lit. Teor. Hist. Crít. [Internet]. 1 de enero de 2018 [citado 22 de enero de 2025];20(1):268-76. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/lthc/article/view/67794

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