El yo y el otro que no soy yo

En la historia de las ideas en Occidente se ha asumido al otro como figura sobre la cual se ha construido una subjetividad inherente al sí mismo. El yo soy yo se ha ido configurando en la 'invención" de otro que no soy en términos de salvaje, exótico, indígena, extraño, extranjero, mujer, niño, joven, loco, animal. Negación y negatividad del otro han sido parte de un proceso de construcción de un sí mismo virtuoso y racional. Lo irracional, lo emocional, han sido necesarios en lo que ellas tienen de negativo para proporcionar al logos su afirmación y devenir lo que debe ser.
Curiosamente, en esa exclusión / integración, el otro no aparece solamente como el opuesto de lo que somos o devenimos o como aquello que no somos, sino que hace parte constitutiva en la estructura ontológica de nosotros como lo reprimido en términos de ausencia / presencia. Es el caso de la eterna lucha contra la naturaleza que somos representada por el mundo animal y por el cuerpo que nos constituye. Problema que ha sido replanteado por la fenomenología, la sociobiología, por la etología, por las investigaciones biológicas y neurofisiológicas contemporáneas, por la ciencia cognitiva, sobre lo que e$ innato o lo que es adquirido en el comportamiento humano, generando una nueva reflexión sobre lo que se conoce como personalización.