Publicado

2021-01-29

Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu

The Rise and Fall of Benjamin Netanyahu

DOI:

https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.89880

Palabras clave:

Israel, Medio Oriente, Benjamín Netanyahu, covid-19 (es)

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Autores/as

  • Joseph Hodara Bar Ilan University, Israel

El curso de Israel y del Medio Oriente en los últimos veinte años es un tema apenas comprensible si se subestima la conspicua presencia de Benjamín Netanyahu —popularmente llamado Bibi— en este escenario. Se trata de un importante y elocuente actor en un país que revelaba hasta la irrupción del Covid-19 en los primeros meses de 2020 avances económicos, tecnológicos y militares sin relación alguna con sus estrechas dimensiones geo-demográficas. En efecto, con un territorio que apenas equivale a la mitad de Costa Rica y una población –algo más de nueve millones– inferior a la de algunas capitales latinoamericanas, significativamente fraccionada según origen étnico, credo religioso y convicciones políticas, Israel ha alcanzado un alto ingreso por habitante —43 mil dólares— similar al de algunos países miembros de la OECD.

Por añadidura, los entendimientos explícitos o informales de Israel con países geográficamente cercanos —Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Bahréin— tienen hoy significativa expresión en la esfera económica, militar y política. En paralelo se verifican desde hace tiempo nerviosos episodios militares y cibernéticos en el tramo Jerusalén-Damasco-Teherán susceptibles de conducir a un cruento conflicto que podría asumir pautas violentas no convencionales. En suma, dispares escenarios que en estos días remodelan el Medio Oriente.

Por otra parte, la cercana relación de Bibi con Donald Trump no ha excluido importantes y selectivos entendimientos de Israel con Vladimir Putin y con los principales líderes de Europa, Asia y América Latina en la esfera comercial, tecnológica y militar.

Asuntos y contextos que conducen a preguntar: ¿cómo y en qué medida el protagonismo político de Netanyahu en las últimas tres décadas ha gravitado en la modelación y tendencias de estos escenarios? y después: ¿cuáles son sus perspectivas personales y políticas al considerar desiguales circunstancias como su futura comparecencia ante los tribunales para lidiar con cargos de corrupción, los efectos económicos del Covid-19 en Israel y el probable desalojo de su cercano aliado en la Casa Blanca?

Interrogantes que empujan a enhebrar una equilibrada revista sobre la formación y trayectoria de Benjamín Netanyahu como líder de un país que desde su formal nacimiento en 1948 ha conocido sustantivos cambios demográficos y económicos amén de repetidos y difíciles conflictos militares [2] . Áspero trayecto que no ha quebrado hasta aquí la fluida y democrática pluralidad de las instituciones que lo modelan.

Israel: un breve perfil

Israel conoce hoy dos diásporas. Una alude al heterogéneo conglomerado judío que suma en el mundo un total aproximado de 15 millones. Su segmento mayor se encuentra en Estados Unidos donde revela importantes distancias —incluso ásperos conflictos— en términos doctrinarios y políticos. Actitudes divergentes que también se manifiestan respecto a Israel en cuanto entidad política y religiosa (Hodara, 2019).

La segunda diáspora –tema apenas estudiado– alude a algo más de medio millón de israelíes que residen y trabajan selectivamente en múltiples países, desde Estados Unidos a Europa oriental sin excluir a África, China, India y América Latina. No pocos de ellos desempeñan papeles innovadores y creativos en avanzados dominios de la ciencia, de las artes y de la tecnología. En contraste con la primera diáspora, esta considera a Israel como su hogar natural —y política— financiera y militarmente forma parte orgánica del país.

Cabe agregar que los nexos entre estos dos conglomerados son selectivos, incluso distantes. Sin embargo, tienen en conjunto un papel importante —aunque desigual— en la trayectoria de este país así como en la gravitación personal y política de Bibi en estos espacios.

Netanyahu: primeros pasos

Los abuelos y su padre Nathán Benzion llegaron desde Polonia al puerto de Acre de la entonces Palestina en 1920 y se instalaron en Safed, poblado religioso en el norte del país. Tel Aviv era en aquel momento un conjunto de aisladas viviendas y calles. El trayecto entre Acre y Safed exigía entonces cuatro días de lento y accidentado transporte; hoy implica un viaje de apenas dos horas por amplias carreteras.

En tanto que los abuelos de Bibi se adherían a pautas religiosas judías, su padre Nathán adoptó en Palestina un estilo de vida francamente secular. Diez años más tarde se trasladó de Safed a Jerusalén con el fin de cursar estudios universitarios en esta ciudad. Contrajo entonces matrimonio con Tzila, retoño de una familia asentada desde varias generaciones en el país.

Bibi nació en Tel Aviv en 1949 —un año después de la creación de Israel— y cursó estudios primarios en Jerusalén. Después de obtener el título académico su padre buscó insertarse en el elenco de la joven universidad mientras aportaba monografías a los primeros volúmenes de la Enciclopedia Judía. Frustrada su aspiración académica por no alcanzar suficientes méritos a juicio del liderazgo universitario, Nathán se inclinó a reconsiderar sus aspiraciones y posibilidades en la entonces Palestina.

Hasta hoy es un asunto de afiebrada controversia si la falta de suficientes méritos como investigador de los judíos en los tiempos de la inquisición española explica la actitud negativa de la entidad académica jerosolimitana respecto a Nathán, o más bien su adhesión ideológica a los radicales planteamientos de Vladimir Jabotinsky (1880-1940), figura que desde los primeros pasos del movimiento sionista postulaba que el estado judío debía levantarse en ambas fronteras del Jordán. Maximalista aspiración opuesta a las actitudes algo más sobrias del liderazgo sionista en aquel momento [3]

Al verse alejado de un cargo académico en la universidad jerosolimitana, Nathán resolvió en los años cincuenta viajar con su familia a Filadelfia, Estados Unidos, con el propósito de integrarse en las tareas académicas de la universidad local. En estas circunstancias, su hijo Bibi pudo nutrirse desde la infancia en dos culturas —la norteamericana y la israelí— en filoso contraste con las figuras que modelaron a Israel en el curso de las primeras tres décadas que tuvieron raíces y formación en los escenarios de Europa oriental.

Entre dos mundos

A Bibi se le conocía entonces como “el hermano de Yoni”, dos años mayor que él. En los trajines escolares ambos suscitaban la admiración del entorno por revelar un fuerte hálito competitivo tanto en los estudios como en las actividades deportivas, especialmente natación y ajedrez. En los periodos vacacionales Bibi solía llegar a Israel a fin de compartir vivencias con amigos y miembros de su familia. En una de sus estancias en Jerusalén conoció a quien será su primera esposa: Miki Waisman (1949).

Al cumplir 18 años ingresó a las filas del ejército israelí. Al igual que su admirado hermano Yoni, sirvió durante cinco años en una selecta unidad dependiente del alto mando militar que tenía entonces como principal objetivo planificar y llevar a cabo secretas actividades allende las fronteras del país. Uno de sus comandantes fue Ehud Barak —siete años mayor que él— quien al paso del tiempo se desempeñará como ministro de defensa en el gabinete que Bibi articuló en 2011. Íntimo nexo entonces que al paso de los días mudó en agresiva distancia.

Cambio de planes

En 1975 Netanyahu se liberó del ejército con el grado de capitán. Después de contraer matrimonio con Miki la pareja resolvió trasladarse a Estados Unidos con el propósito de cursar estudios universitarios en Boston. Despuntó aquí la primera de sus tres experiencias matrimoniales.

Es probable que ambos proyectaban en aquella ocasión residir en Estados Unidos y solicitar en correspondencia la ciudadanía norteamericana. Conforme a estas intenciones adoptaron un nuevo apellido —Ben Nitai— con el argumento de que al entorno le resultaba difícil pronunciar el apellido original Netanyahu.

Poco tiempo después un trágico suceso trastornó estos planes. En julio de 1976, Yoni –su admirado hermano– murió en la operación militar Entebbe, que el gobierno israelí llevó a cabo en Uganda con el propósito de rescatar a la tripulación y a los pasajeros de un avión secuestrado por terroristas de origen musulmán. A partir de este episodio cambió el rumbo de su vida.

Abrumado por la muerte de Yoni y con el apoyo moral y financiero de parientes y amigos, Bibi resolvió fundar en Israel una institución que se conoció con el nombre de su hermano. Su principal objetivo: organizar y promover actividades en repudio de los movimientos terroristas en el mundo y en el Medio Oriente en particular.

Desde sus primeros pasos como líder de esta entidad se asesoró con expertos a fin de ampliar su presencia y desenvoltura en los escenarios públicos y televisivos. Merced a esta pertinaz gimnasia adquirió dilatada habilidad retórica amén de un acertado lenguaje corporal que le habría de ayudar sustancialmente a lo largo de su itinerario político. En paralelo escribió y difundió variados textos que expusieron las amenazas del terrorismo mundial (Netanyahu, 1987; 1997).

Giros en la vida privada

Su vida personal conoció un sensible trastorno cuando su esposa Miki le exigió el divorcio al enterarse de las relaciones íntimas que Bibi cultivaba con Fleur Cates, joven inglesa que cursaba estudios en Boston. A la sazón embarazada, Miki resolvió retornar a Israel después de dar a luz a su hija Nora. Un áspero divorcio puso fin a este nexo. En el andar del tiempo Miki formó una nueva familia con su hija Nora y sus tres nietos que hoy residen en Jerusalén. Por imperativa exigencia de Sara —su actual y tercera esposa— Bibi ignora hoy a Nora y a sus nietos [4] .

Con residencia en Nueva York y sin alejarse de sus actividades en el Instituto Jonathan que había fundado, Netanyahu se incorporó a la empresa norteamericana BCG que en aquel tiempo atendía múltiples temas financieros en más de cincuenta países. Labores que le facilitaron el inicio de ramificadas relaciones con personajes que se contaban entre los estratos más ricos del país. Entre ellos Ronald Lauder, judío multimillonario vinculado con una celebrada empresa de cosméticos, y Fred Trump, el padre del actual presidente norteamericano. Nexos que con el andar del tiempo gravitaron sensiblemente a su favor.

Primeras experiencias políticas

En 1980 resolvió retornar a Israel después de contraer matrimonio con su amante británica Fleur. Por ser hija de padre judío y madre católica debió adoptar formalmente una nueva identidad mediante el trámite rabínico correspondiente [5] . Esta relación se sostuvo apenas cuatro años. Apuró el divorcio —entre otras circunstancias— la estricta formación británica de Fleur, considerablemente alejada de los hábitos y actitudes informales que entonces dominaban en Israel.

Liberado nuevamente de lazos maritales, Bibi multiplicó sus peregrinaciones por múltiples ciudades de Estados Unidos y Canadá a fin de difundir actitudes y posturas adversas al terrorismo mundial. Febril actividad que hondamente impresionó al embajador de Israel en Washington —Moshé Arens— uno de los líderes más importantes del partido Likud, un ramal del centro derecha. Merced a sus porfiados empeños, Arens logró que Netanyahu fuera designado en 1980 como su principal asesor en las tareas diplomáticas que desempeñaba en la capital estadounidense. Un cargo que le ayudó a perfeccionar sensiblemente sus habilidades en los escenarios públicos al tiempo que multiplicaba nexos con influyentes personajes de la vida norteamericana.

En aquel momento la figura presidencial de Ronald Reagan y sus planteamientos neoliberales dominaban la escena política de Estados Unidos. Su peculiar lenguaje corporal en apariciones públicas y televisivas impresionó vivamente a Bibi, enriqueciendo lo que ya había aprendido en las artes retóricas. Y sin reservas adoptó el catecismo neoliberal Reagan-Thatcher que ulteriormente puso en práctica en Israel.

Cuando el embajador Moshé Arens desocupó su cargo en Washington en 1982, Bibi aspiró a sucederle. Debido a que la cancillería jerosolimitana ya se había comprometido con otro candidato a este cargo, le ofreció las funciones de embajador en las Naciones Unidas que con apreciable acierto desempeñó en el lapso 1984-1988.

El retorno al segundo hogar

Al concluir sus acertadas labores en el organismo mundial en representación y en favor de los intereses de Israel, Bibi retornó al país a fin de incorporarse al partido político Likud cuyos objetivos coincidían en buena medida con los predicamentos ideológicos de su padre. Un nuevo escenario donde no le fue fácil lidiar con los jóvenes seguidores de Menájem Beguín que conformaban un ambicioso grupo de jóvenes que incluía a Benny, el hijo de este admirado líder.

Por su cultura anglosajona, el dominio impecable del inglés, la elocuente aparición pública y televisiva en un medio que entonces revelaba acentuada informalidad, Bibi ganó partidarios y admiración en múltiples medios. Por añadidura, el respaldo de algunas figuras veteranas en el Likud y su personal carisma le ayudaron a superar no pocas resistencias por parte de la generación entonces cercana a los líderes de este partido. Merced a estas prendas acertó a sobresalir en un tiempo relativamente breve en las primeras filas de esta agrupación y en los escenarios del país.

Divorciado y sin rígidos compromisos, Bibi diversificó sus experiencias románticas. En uno de sus múltiples viajes conoció a Sara Ben Artzi, que en aquella época sumaba a sus actividades como estudiante de psicología el cargo de azafata en la línea israelí El Al. Divorciada y sin hijos después de ocho años de un primer matrimonio, Sara resueltamente adelantó nexos íntimos con Bibi.

Poco tiempo después y para sorpresa de Bibi, Sara se declaró encinta como resultado de sus apretados y fugaces encuentros. Noticia que implicó un tenso dilema que él no pudo evadir. Con sentimientos y cálculos encontrados Netanyahu resolvió contraer matrimonio con Sara en enero de 1992 en una íntima ceremonia familiar. Pocos meses después nació su hijo Yair, hoy activa y controversial figura en el escenario público de Israel quien junto con Sara enciende en los últimos años ásperas reacciones en la opinión pública del país.

En aquellas circunstancias, el primer esposo de Sara –Dorón Neuberger– se inclinaba a publicar un relato de su compartida vivencia matrimonial. Páginas que jamás vieron la luz, probablemente como resultado de un costoso acuerdo animado por Bibi.

Apenas un año después del matrimonio la pareja vivió una crisis. Rivales políticos de Bibi difundieron noticias sobre las íntimas relaciones que tenía con una de sus ayudantes. Se gestó entonces un nervioso escenario que pudo conducir a un tercer divorcio, un hecho que probablemente habría puesto punto final a las aspiraciones políticas de Bibi. Emprendió entonces negociaciones con Sara en la que tomaron parte abogados y amigos que al cabo lograron un entendimiento entre ambos. Sus términos son hasta hoy tema de especulaciones.

Se estima, por ejemplo, que una de sus cláusulas obliga a Netanyahu a verse acompañado por Sara en todos sus peregrinajes y visitas oficiales en el extranjero, y que en su gabinete ministerial no podrá incluir, en la medida de lo posible, a jóvenes mujeres. En cualquier caso, la presencia y el ascendiente de Sara en el escenario público encabezado por Bibi tienen desde entonces hasta estos días particular y dilatado relieve, y no siempre a su favor [6] .

El despegue

En la década de los noventa Isaac Rabin —entonces Primer Ministro de Israel— auspició un importante acuerdo con Yasser Arafat que implicaba la devolución de buena parte de los territorios conquistados en la Guerra de los Seis Días, además de la formación de un estado autónomo que encabezaría el líder palestino. Inclinación gubernamental que en aquel momento encendió un vigoroso rechazo tanto en el partido político Likud como entre los moradores de las tierras ocupadas en Judea y Samaria que contaban con el aliento y las plegarias de los círculos nacionalistas y rabínicos. Afilada y belicosa actitud que condujo a un trágico resultado: el asesinato de Isaac Rabin en diciembre de 1995 en una plaza pública de Tel Aviv (J. Karsh, 2001).

Netanyahu gravitó indirectamente en este trágico episodio al tomar parte activa en manifestaciones públicas en Jerusalén y en otras ciudades en las que Rabin fue presentado con uniforme nazi para señalar su presunta hostilidad a las aspiraciones de los círculos rabiosamente nacionalistas. En ningún momento Bibi objetó los rezos y las maldiciones difundidas por influyentes rabinos que suplicaban la muerte de Rabin con oraciones y apelaciones cabalistas. Circunstancias que al cabo y en conjunto llevaron a su trágico final y a una nueva y decisiva contienda electoral.

En el nuevo contexto Bibi se presentó como candidato del Likud al cargo de primer ministro en rivalidad con Shimon Peres que era el jefe del partido Laborista. Para asesorarse en el proceso electoral contrató los servicios del consultor norteamericano Arthur Finkelstein. Una decisión que no tenía precedentes en el país y que al cabo le dio un buen resultado.

Por una diferencia de pocos miles de votos Bibi obtuvo la victoria electoral en 1989. Desde entonces y en los siguientes tres años presidirá el gabinete israelí como el primer ministro más joven en la historia del país. Para consolidarse en el poder no vaciló en enhebrar entendimientos con los sectores religiosos, incluyendo a los fundamentalistas que abominan del carácter secular de Israel y eluden en correspondencia el servicio militar (Hodara, 2014). Actitudes que, por cierto, no les impiden concurrir masivamente a las mesas electorales y formar parte de las coaliciones gubernamentales.

Nuevos escenarios

Desde el inicio de su gobierno Bibi impuso medidas neoliberales en materia económica conforme a las posturas que había aprendido con Reagan-Thatcher. El resultado: vez primera ciudadanos israelíes pudieron abrir cuentas bancarias y realizar inversiones en el extranjero. Además, apegado al modelo norteamericano y con el entusiasta apoyo de Sara instaló en la residencia gubernamental muebles y artefactos sofisticados que pretendían replicar los que había conocido en la Casa Blanca [7] .

Su anunciada intención de componer un gabinete de expertos en paralelo al de los representantes políticos no prosperó. Tampoco logró gravitar en los nombramientos y orientaciones de la suprema corte de justicia y de la jefatura de la policía, dos instituciones que en Israel celosamente preservan hasta hoy su autonomía.

En el ámbito regional resolvió restringir hasta suspender los contactos personales con el líder palestino Yasser Arafat y oponer reservas al alcance de los acuerdos que había suscrito Rabin en Oslo en 1993. Su postura se sintetizó en tres negativas: no habrá repliegue en el Golán, Jerusalén no será dividida y no se acordarán precondiciones a las negociaciones entre las partes (David, 2020). Actitud que alejó al liderazgo palestino de cualquier acuerdo y se mantiene con ligeros cambios hasta estos días.

Hacia un new deal

Cabe reiterar que a lo largo de su desempeño como primer ministro y ministro de finanzas Bibi se empeñó en dinamizar la economía israelí a través de medidas neoliberales con arreglo a las que había conocido en la era de Reagan y Thatcher. Un rumbo que tomará amplio y sostenido vuelo en el curso de su ininterrumpido liderazgo desde 2011 hasta la irrupción del Covid-19 en los inicios de 2020.

Entre otras medidas: la libertad de cambio en las monedas, reducción del déficit gubernamental y de la inflación, aliento a la competencia empresarial, apoyo al sector privado y ágil promoción de proyectos tecnológicos. Decisiones que se sumaron a un dinámico intercambio comercial no solo con los principales países industriales incluyendo a China; también con no pocos africanos, asiáticos y latinoamericanos.

Un tenso paréntesis

En la jornada electoral que tuvo lugar en mayo 1999 Ehud Barak ganó por angosta diferencia de votos. Derrotado, Bibi y su familia debían abandonar la residencia jerosolimitana que aloja al primer ministro. Tránsito que en este caso resultó lento y conflictivo debido a la inclinación de Sara a considerar como suyos los obsequios oficiales que había recibido en el curso de las funciones gubernamentales de su marido. Objetos que, conforme a las normas vigentes en Israel, pertenecen al tesoro gubernamental y público. Por dictamen de los jueces –además de las protestas públicas– debió al cabo ceder.

Sin embargo, Sara repetirá esta actitud en los años siguientes y será el tema en múltiples tribunales que se pronunciaron en contra de sus apetitos. También, no pocos miembros del personal que sirve a la familia Netanyahu tanto en la residencia oficial jerosolimitana como en la mansión particular ubicada en las playas de Cesárea presentarán en el andar de los años reclamaciones y demandas ante jueces y en marcos públicos.

En el encuentro electoral que tuvo lugar en 2003 Ariel Sharón acertó a encabezar el gobierno y le concedió a Netanyahu el ministerio de economía, cargo que le permitió ampliar las políticas neoliberales que favorecían al sector privado. Dos años después, Sharón resolvió evacuar 25 colonias judías que se habían instalado en la frontera con Gaza, decisión que encendió en el país una multitudinaria protesta animada por los sectores que favorecían la retención de los territorios conquistados en 1967.

En estas circunstancias Bibi resolvió eximirse de cualquier responsabilidad gubernamental al verificarse el desalojo de las colonias judías. Desde entonces Gaza es administrada por la agrupación palestina Hamás y se extiende en un estrecho territorio —375 km cuadrados— densamente poblado que depende de Israel en materia energética, suministro de agua y servicios de salud. En los últimos años Catar suministra dinero en efectivo a fin de satisfacer necesidades básicas de la población. Ciertamente, la decisión de Netanyahu en aquel momento fielmente reflejó la herencia ideológica que había recibido de sus padres.

De nuevo en el poder

Bibi retomó su cargo como Primer Ministro de Israel en 2011 y desde entonces lo ejerce hasta estos días (noviembre 2020). Un extenso periodo que no registra precedentes en la historia política de Israel. En los primeros tramos de su gobierno comprobó que Irán resueltamente se inclinaba a producir armas no convencionales con el propósito no solo de destruir a Israel; también para instituir el dominio de la Shia en el orbe musulmán. Netanyahu y su ministro de defensa Ehud Barak consideraron entonces la posibilidad de un amplio ataque aéreo contra este país a fin de destruir las plantas en las que se estaría verificando el empeño iraní en favor del arma nuclear. Inclinación que fue enérgicamente resistida por el alto mando del ejército y por los servicios de espionaje del país. En lugar de una abierta ofensiva militar, estos recomendaron neutralizar la amenaza iraní con discretos recursos electrónicos. Conforme a los balances de poder instituidos en Israel, Bibi y Barak debieron ajustarse a esta postura que reflejaba el sano equilibrio del liderazgo militar y servicios conexos. Desde entonces, un silencioso y sofisticado combate tiene lugar entre Jerusalén y Teherán [8] .

Ciertamente, la relativa autonomía de los servicios militares y de espionaje del país disgustó en aquel momento a Bibi. Al andar del tiempo algunos de sus líderes se retiraron o fueron desplazados. Y en estos días se apoya en un equipo que le resulta —o así cree— algo más confiable.

Se multiplica la protesta social

El neoliberalismo económico que presidió a Netanyahu desde sus primeras experiencias en el gobierno cambió dramáticamente la estructura ocupacional y social del país. En contraste con los primeros líderes del país que, abrevando en las fuentes del socialismo democrático promovieron los sindicatos y controlaron de diferentes maneras a los estratos de altos ingresos, Bibi alteró radicalmente estas normas. Redujo la carga fiscal a estos sectores, alentó la apertura de nuevas carreteras con pago y debilitó a los sindicatos. En paralelo elevó sustancialmente el gasto en investigación y desarrollo hasta superar el 4 % del PIB —uno de los más altos en el mundo—, facilitó el ingreso de inversiones foráneas y adelantó la explotación del gas en el Mediterráneo. Medidas que condujeron a la dinámica inserción de Israel en la economía mundial.

En paralelo amplió su fortuna personal. Su salario como primer ministro es relativamente modesto —unos 10 mil dólares mensuales neto de impuestos— pero algunas fuentes indican que merced a sus vínculos familiares en el extranjero cuenta con amplias inversiones en Estados Unidos. Confiables estimaciones señalan que entre los políticos israelíes Netanyahu ocupa el tercer lugar en cuanto a fortuna personal. Le superarían Nir Barkat, que fue intendente de Jerusalén durante una década, y Naftali Bennett, líder del partido Derecha. La fortuna de ambos tiene origen en el dinámico mercado cibernético en el que la diáspora israelí tiene hoy un importante papel.

En cualquier caso, las políticas neoliberales que Netanyahu puso en práctica desde 2011 dispararon protestas entre los estratos económicamente marginados al tiempo que acentuaron los efectos negativos de las medidas que Bibi había auspiciado años antes como primer ministro y ministro de economía. La reducción del gasto social, las crecientes brechas en materia de ingresos y las amplias dificultades de los jóvenes para insertarse en el mercado laboral multiplicaron el descontento. Cientos de miles de manifestantes colmaron en aquellos años las calles de Tel Aviv exigiendo cambios radicales en la política gubernamental con el amplio apoyo de los principales medios de comunicación.

Para desviar en alguna medida la atención pública, Bibi resolvió entonces negociar el retorno de un soldado hecho prisionero años antes por unidades militares que operaban en Gaza. Como otras de sus medidas también esta no contó con la unánime aprobación del alto mando militar pues implicaba la entrega de más de un centenar de terroristas a cambio de un rehén israelí. Sin embargo, Netanyahu se impuso y así logró matizar y desviar en aquel momento la atención de la contestataria opinión pública.

Desde entonces ha revelado mesurada atención a las necesidades de la joven generación procurando la reducción considerable de los costos de los servicios de comunicación electrónica que en la última década tomaron amplio impulso en el país. Para atender el considerable descenso de la mano de obra en la agricultura, la construcción y algunos servicios personales alentó acuerdos con países de Asia oriental, incluyendo India, China, Taiwán y Filipinas. Así, fuerza laboral de estos países llega a Israel por un tiempo acordado con el fin de trabajar en estos sectores con salarios relativamente altos respecto al país de origen. Modalidades que continúan sin cambios hasta estos días.

En la jornada electoral de 2015 se apoyó en dos figuras que le fueron útiles en su momento; hoy son sus ácidos rivales. Se trata del ya mencionado Naftali Bennett, hombre de amplia fortuna adquirida por sus innovaciones como especialista en la industria electrónica y de Ayelet Shaked que se impuso por su activismo político, por su inteligencia, perfil que hasta la fecha da lugar a filosos celos por parte Sara, esposa de Bibi. Ambos dirigen el partido Derecha que probablemente ganará amplio apoyo si un nuevo enfrentamiento electoral –será el cuarto en el curso del último año– tiene lugar a fines de 2020 o en los inicios del año siguiente.

En este punto, es pertinente recordar las cercanas relaciones de Bibi con el multimillonario Sheldon Adelson, dueño de casinos en diferentes partes del mundo. Para favorecerle, Adelson fundó en Israel un periódico que desde hace cinco años se difunde en el país sin costo alguno. Sus páginas revelan dilatado apoyo a Bibi y se sostiene en buena medida por los avisos comerciales.

Redefiniciones en la Casa Blanca

Las tensiones entre Obama y Netanyahu revelaron particular filo cuando el primero resolvió emprender en 2011 una gira en los países árabes dejando de lado a Israel (Avishai, 2015). Decisión que reflejó sin cosmética alguna las distancias personales y políticas entre ambos.

Siguieron de aquí dos exigencias por parte de la Casa Blanca. La primera, concertar un acuerdo con el líder palestino Abu Mazen con el propósito de acelerar la formación de una entidad palestina soberana en fronteras mutuamente acordadas; La segunda, suspender la colonización de los territorios en Judea y Samaria ocupados por Israel desde 1967. Ni una ni otra fueron hasta hoy satisfechas [9] .

Las distancias entre ambos se dilataron considerablemente cuando Netanyahu fue invitado por tercera vez a exponer sus ideas en torno al Medio Oriente en el congreso norteamericano. Gesto singular que reveló entonces el subido ascendiente de grupos de presión favorables a Israel en la capital norteamericana. Como era previsible, Obama se excluyó de estos certámenes. Desde entonces las distancias entre ellos se perfilan irreparables. Circunstancia que ciertamente asumirá amplio peso si los demócratas llegan a la Casa Blanca el próximo noviembre.

En cualquier caso no debe sorprender que en la campaña electoral norteamericana que tomó impulso en 2015 Bibi apoyó sin reservas las ambiciones de Donald Trump. Previsible actitud pues desde su temprana juventud había adherido a los planteamientos de la derecha liberal de este país que incluyeron nexos personales con sus líderes. Además, la amistad que había cultivado con el padre de Trump en su momento y el origen judío del yerno del candidato presidencial facilitaron el contacto personal con el candidato republicano.

Electo presidente en 2016, Trump reveló desde entonces franco apoyo a Bibi a través de medidas como el traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén y el aliento a la incorporación de las alturas del Golán. En últimas fechas se inclinó a favorecer la anexión de territorios en la franja occidental que limita con Jordania y el Mar Muerto. Actitud que mudó en el curso de octubre último al auspiciar la formal declaración de los nexos entre Israel y algunos países de la Península arábiga. Así, un nuevo escenario comercial y político toma forma en el Medio Oriente.

Cabe suponer que Netanyahu favorecerá a Trump en la próxima jornada presidencial movilizando el apoyo de los círculos evangelistas en Estados Unidos que consideran a Israel como el lugar donde en algún momento cristalizará la redención universal y divina. Actitud y recurso que desde algún tiempo también le son útiles en sus nexos con el actual presidente brasilero Jair Bolsonaro, y con algunos líderes centroamericanos.

Hacia una inestable coalición gubernamental

Entre 2019 y 2020 tuvieron lugar en Israel tres jornadas electorales. En la última, la coalición de derecha encabezada por Netanyahu obtuvo 58 lugares de los 120 que componen el parlamento, mientras que su opositor Benny Gantz contó en principio con la posibilidad de formar gobierno en coalición con la lista árabe que sumaba 15 escaños. Se conformó así un escenario sin precedentes en el país que pudo conducir al desplazamiento de Bibi.

Sin embargo, para sorpresa de no pocos Gantz prefirió acordar con Netanyahu un gobierno de coalición que implicó la ruptura de su partido Azul y Blanco. Conforme a este preliminar e inestable entendimiento, Netanyahu ejercerá el liderazgo en los primeros 18 meses hasta noviembre 2021 y le seguiría Gantz por igual periodo.

No pocos opinan en estos días –noviembre 2020– que este arreglo se derrumbará abriendo paso a dos eslabonados escenarios. Por un lado, la ruptura de la presente coalición y el inicio de un nuevo certamen electoral que probablemente le dará limitada victoria a Netanyahu. Y de aquí seguiría la gestación de una nueva coalición gubernamental animada por los líderes de las colonias ubicadas en Judea y Samaria, así como la ortodoxia fundamentalista religiosa.

Bibi ante los jueces

En el curso de casi 15 años en el liderazgo gubernamental la familia Netanyahu habría cometido actos penados tanto por las leyes como por las normas públicas del país. Entre ellos, la solicitud y aceptación de caros obsequios por parte de figuras adineradas del país y en el extranjero a cambio de favorecer alguna decisión gubernamental que los beneficie; el emprendimiento de un diálogo con el director del periódico de mayor circulación del país con el fin de reducir las notas críticas a su gobierno; la adquisición de submarinos fabricados por una empresa alemana sin contar con la aprobación del alto mando militar, la probable posesión en el extranjero de bienes no declarados, y otros.

En su primera presentación ante el tribunal compuesto por tres jueces se hizo acompañar y retratar por todos los ministros que pertenecen a su partido en una exhibición de franca y pública protesta. Un acto sin precedente que fue abiertamente censurado por los medios, incluidos los jueces de la suprema corte. Se anticipa que en enero próximo se abrirá el juicio que implicará dos o tres presentaciones personales a la semana. Perspectiva que no parece frenar hasta aquí sus intenciones de conducir al país a un cuarto pugilato electoral.

La intrusión del Covid-19

Ciertamente, desde el inicio de este año a la fecha los escenarios de este país dependen de la evolución y de los efectos del Covid -19 en la población y en la economía. Las cambiantes y caprichosas medidas gubernamentales hasta aquí adoptadas no han logrado detenerlos. El resultado, una curva ascendente de muertos y afectados, el desempleo masivo, la parálisis de los mercados, el cierre de los aeropuertos y la multiplicación de las manifestaciones de protesta, entre otras consecuencias.

Con el propósito de reducir el descontento popular, el gobierno dirigido por Netanyahu-Gantz resolvió adoptar directrices presuntamente keynesianas: transferir sumas en efectivo a toda la población conforme a la condición personal y familiar, incluyendo a firmas y empresas afectadas por el cierre relativo de las actividades. Medidas que son ásperamente criticadas por funcionarios gubernamentales y economistas independientes que anticipan el ensanchamiento del déficit gubernamental y la deuda externa como uno de los resultados previsibles.

En cualquier caso, estas acciones no han acertado a frenar las masivas manifestaciones de protesta tanto en la jerosolimitana oficina del primer ministro como en las cercanías de la residencia de la familia Netanyahu en Cesárea.

El resultado: un oscuro clima de incertidumbre política compensado de momento por la lucidez y la agilidad de los sectores militares y de inteligencia que estiman con equilibrio las amenazas externas. Sin embargo, Bibi está lejos de agotar hasta aquí los recursos personales y políticos que adquirió y multiplicó en el curso de su vida.

Referencias

1. Avishai, B. (2015, 4 de febrero). Netanyahu and the Republicans. The New Yorker.

2. Caspit, B. (2017). The Netanyahu Years. St. Martin Press.

3. David, S. (2020). Israel and Iran. En R. O. Freedman (ed.), Israel under Netanyahu: Domestic Politics and Foreign Policy (pp. 49-65). Routledge.

4. Feldman, O. y Valenty, L. (eds). (2001). Profiling Political Leaders: Cross-Cultural Studies of Personality and Behavior. Praeger.

5. Halevi, S. (1999). The Premier Body: Sarah Netanyahu, Nava Barak, and the Discourse of Womanhood in Israel. NWSA Journal, 11(2), 72-87.

6. Hodara, J. (1986). La derechización de las utopías: Gush Emunim. Estudios de Asia y África, 21(1), 7-20.

7. Hodara, J. (2007, 31 de mayo). Radiaciones de Irán. Israel en el remolino nuclear. Letras Libres.

8. Hodara, J. (2014). Israel: el inquieto statu quo entre laicidad y religión. Estudios de Asia y África, 49(3), 777-787.

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10. Karsh, E. (ed.) (2001). From Rabin to Netanyahu: Israel's Troubled Agenda. Routledge.

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12. Netanyahu, B. (1987). Terrorism: How the West Can Win. Avon Books.

13. Netanyahu, B. (1997). Fighting Terrorism. Farrar Straus Giroux.

14. Pfeffer, A. (2018). Bibi: The Turbulent Life and Times of Benjamin Netanyahu. Hurst Company.

15. Rifkind, L. (2000). Breaking Out of the Circle: An Analysis of the Gendered Communication Behaviors of Hillary Clinton and Sarah Netanyahu. The Social Science Journal, 37(4), 611-618.

Notas

Doctor en Sociología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú. Profesor de Bar Ilan University, Israel. Correo electrónico: joseph101@bezeqint.net
Para enriquecer el conocimiento del itinerario de Benjamín Netanyahu cabe consultar las biografías de B. Caspit (2017) y J. Pfeffer (2018).
Un excelente retrato de V. Jabotinsky véase en Feldman y Valenty (2001). En torno a las figuras que adhirieron a los planteamientos de Jabotinsky véase Mitchell (2015).
Sobre el importante papel de Sara en el desempeño político de Netanyahu véanse J. Rifkind (2000).
En el judaísmo, la madre determina la identidad religiosa de los hijos.
Véase Ben Kaspit, Sara, Tel Aviv 2018 (en hebreo).
Algo más sobre el ascendiente personal y político de Sara véase J. Halevi (1999, pp.72-87).
Sobre el potencial militar no convencional de Israel véase Hodara (2007).
Sobre el origen y evolución de Judea y Samaria véase Hodara (1986).

Referencias

Avishai, B. (2015, 4 de febrero). Netanyahu and the Republicans. The New Yorker.

Caspit, B. (2017). The Netanyahu Years. St. Martin Press.

David, S. (2020). Israel and Iran. En R. O. Freedman (ed.), Israel under Netanyahu: Domestic Politics and Foreign Policy (pp. 49-65). Routledge.

Feldman, O. y Valenty, L. (eds). (2001). Profiling Political Leaders: Cross-Cultural Studies of Personality and Behavior. Praeger.

Halevi, S. (1999). The Premier Body: Sarah Netanyahu, Nava Barak, and the Discourse of Womanhood in Israel. NWSA Journal, 11(2), 72-87.

Hodara, J. (1986). La derechización de las utopías: Gush Emunim. Estudios de Asia y África, 21(1), 7-20.

Hodara, J. (2007, 31 de mayo). Radiaciones de Irán. Israel en el remolino nuclear. Letras Libres.

Hodara, J. (2014). Israel: el inquieto statu quo entre laicidad y religión. Estudios de Asia y África, 49(3), 777-787.

Hodara J., Quo Vadis Israel? Letras Libres, abril 2019.

Karsh, E. (ed.) (2001). From Rabin to Netanyahu: Israel's Troubled Agenda. Routledge.

Mitchell, T. G. (2015). Likud Leaders: The Lives and Careers of Menahem Begin, Yitzhak Shamir, Benjamin Netanyahu and Ariel Sharon. McFarland Illustrated.

Netanyahu, B. (1987). Terrorism: How the West Can Win. Avon Books.

Netanyahu, B. (1997). Fighting Terrorism. Farrar Straus Giroux.

Pfeffer, A. (2018). Bibi: The Turbulent Life and Times of Benjamin Netanyahu. Hurst Company.

Rifkind, L. (2000). Breaking Out of the Circle: An Analysis of the Gendered Communication Behaviors of Hillary Clinton and Sarah Netanyahu. The Social Science Journal, 37(4), 611-618.

Cómo citar

APA

Hodara, J. (2021). Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (19), 242–256. https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.89880

ACM

[1]
Hodara, J. 2021. Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política. 19 (ene. 2021), 242–256. DOI:https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.89880.

ACS

(1)
Hodara, J. Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu. forum. rev. dep. cienc. politica 2021, 242-256.

ABNT

HODARA, J. Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, [S. l.], n. 19, p. 242–256, 2021. DOI: 10.15446/frdcp.n19.89880. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/89880. Acesso em: 13 jul. 2024.

Chicago

Hodara, Joseph. 2021. «Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu». Forum. Revista Departamento De Ciencia Política, n.º 19 (enero):242-56. https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.89880.

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Hodara, J. (2021) «Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu», Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (19), pp. 242–256. doi: 10.15446/frdcp.n19.89880.

IEEE

[1]
J. Hodara, «Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu», forum. rev. dep. cienc. politica, n.º 19, pp. 242–256, ene. 2021.

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Hodara, J. «Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, n.º 19, enero de 2021, pp. 242-56, doi:10.15446/frdcp.n19.89880.

Turabian

Hodara, Joseph. «Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, no. 19 (enero 29, 2021): 242–256. Accedido julio 13, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/89880.

Vancouver

1.
Hodara J. Ascenso y declive de Benjamín Netanyahu. forum. rev. dep. cienc. politica [Internet]. 29 de enero de 2021 [citado 13 de julio de 2024];(19):242-56. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/89880

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