Publicado

2023-01-01

Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004)

Poems for Memory, Truth and Justice. Writings of Sons and Daughters in the “Recordatorios” of Página/12 (1988-2004)

Poemas para a memória, a verdade e a justiça. Escritas de filhos e filhas nos “recordatorios” da Página/12 (1988-2004)

DOI:

https://doi.org/10.15446/lthc.v25n1.105317

Palabras clave:

Poesía y memoria, poesía argentina, movimientos de Derechos Humanos , H.I.J.O.S. (es)
Poetry and memory, Argentine poetry, Human Rights Movement, H.I.J.O.S. (en)
Poesia e memória, poesia argentina, Movimentos de Direitos Humanos, H.I.J.O.S. (pt)

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Autores/as

  • Emiliano Tavernini Universidad Nacional de la Plata

El presente artículo se propone analizar las escrituras poéticas de hijos e hijas de militantes políticos asesinados o desaparecidos antes y durante la última dictadura cívico-militar en Argentina (1976-1983), las cuales fueron publicadas en los “recordatorios” del periódico Página/12. Nos detendremos, especialmente, en aquellos poemas que aparecieron durante la vigencia de las leyes de impunidad (1986-2004) para los perpetradores, pues estos nos permiten constatar la relevancia que adquirió la poesía como vehículo de memorias, al hacer públicas las perspectivas de las víctimas del genocidio que todavía eran obturadas socialmente. Por otra parte, el corpus seleccionado adquiere relevancia porque irrumpe con antelación a la conformación de la agrupación Hijos e Hijas por la Justicia, contra el Olvido y el Perdón (H.I.J.O.S.) en 1995 y se presenta como un claro antecedente de las escrituras del corpus literario “de hijos” que irrumpe en Argentina entrado el siglo XXI.

This article intends to analyze the poetic writings of sons and daughters of political militants assassinated or disappeared before and during the last civic-military dictatorship in Argentina (1976-1983) that were published in the “recordatorios” of the newspaper Página/12. We will focus especially on those poems that emerged during the validity of the laws of impunity (1986-2004) for the perpetrators because they allow us to verify the relevance that poetry acquired as a vehicle of memories, making public the perspectives of the victims of the genocide that were still socially shuttered. On the other hand, the selected corpus acquires relevance because it bursts in before the formation of the group Sons and Daughters for Justice, against Forgetfulness and Forgiveness (H.I.J.O.S.) in 1995 and is presented as a clear antecedent of the writings of the literary corpus “of children” that bursts into Argentina into the 21st century.

Este artigo pretende analisar os escritos poéticos de filhos e filhas de militantes políticos assassinados ou desaparecidos antes e durante a última ditadura cívico-militar na Argentina (1976-1983) publicados nos “recordatorios” do jornal Página/12. Focaremos especialmente naqueles poemas que surgiram durante a vigência das leis de impunidade (1986-2004) para os perpetradores, porque nos permitem verificar a relevância que a poesia adquiriu como veículo de memórias, tornando públicas as perspectivas das vítimas do genocídio que ainda foram socialmente bloqueadas. Por outro lado, o corpus selecionado adquire relevância porque irrompe antes da formação do grupo Hijos e Hijas por la Justicia, contra el Olvido y el Perdón (H.I.J.O.S.) em 1995 e se apresenta como um claro antecedente dos escritos do corpus literário “de crianças” que irrompe na Argentina no século XXI.

Recibido: 3 de enero de 2022; Aceptado: 17 de septiembre de 2022

Resumen

El presente artículo se propone analizar las escrituras poéticas de hijos e hijas de militantes políticos asesinados o desaparecidos antes y durante la última dictadura cívico-militar en Argentina (1976-1983), las cuales fueron publicadas en los “recordatorios” del periódico Página/12. Nos detendremos, especialmente, en aquellos poemas que aparecieron durante la vigencia de las leyes de impunidad (1986-2004) para los perpetradores, pues estos nos permiten constatar la relevancia que adquirió la poesía como vehículo de memorias, al hacer públicas las perspectivas de las víctimas del genocidio que todavía eran obturadas socialmente. Por otra parte, el corpus seleccionado adquiere relevancia porque irrumpe con antelación a la conformación de la agrupación Hijos e Hijas por la Justicia, contra el Olvido y el Perdón (H.I.J.O.S.) en 1995 y se presenta como un claro antecedente de las escrituras del corpus literario “de hijos” que irrumpe en Argentina entrado el siglo XXI.

Palabras clave

poesía y memoria, poesía argentina, movimientos de Derechos Humanos, H.I.J.O.S.

Abstract

This article intends to analyze the poetic writings of sons and daughters of political militants assassinated or disappeared before and during the last civic-military dictatorship in Argentina (1976-1983) that were published in the “recordatorios” of the newspaper Página/12. We will focus especially on those poems that emerged during the validity of the laws of impunity (1986-2004) for the perpetrators because they allow us to verify the relevance that poetry acquired as a vehicle of memories, making public the perspectives of the victims of the genocide that were still socially shuttered. On the other hand, the selected corpus acquires relevance because it bursts in before the formation of the group Sons and Daughters for Justice, against Forgetfulness and Forgiveness (H.I.J.O.S.) in 1995 and is presented as a clear antecedent of the writings of the literary corpus “of children” that bursts into Argentina into the 21st century.

Keywords

Poetry and memory, Argentine poetry, Human Rights Movement, H.I.J.O.S.

Resumo

Este artigo pretende analisar os escritos poéticos de filhos e filhas de militantes políticos assassinados ou desaparecidos antes e durante a última ditadura cívico-militar na Argentina (1976-1983) publicados nos “recordatorios” do jornal Página/12. Focaremos especialmente naqueles poemas que surgiram durante a vigência das leis de impunidade (1986-2004) para os perpetradores, porque nos permitem verificar a relevância que a poesia adquiriu como veículo de memórias, tornando públicas as perspectivas das vítimas do genocídio que ainda foram socialmente bloqueadas. Por outro lado, o corpus selecionado adquire relevância porque irrompe antes da formação do grupo Hijos e Hijas por la Justicia, contra el Olvido y el Perdón (H.I.J.O.S.) em 1995 e se apresenta como um claro antecedente dos escritos do corpus literário “de crianças” que irrompe na Argentina no século XXI.

Palavras-chave

poesia e memória, poesia argentina, Movimentos de Direitos Humanos, H.I.J.O.S.

Introducción

Los túneles secretos

y la calle desierta

tropiezan con los rincones

de la memoria,

temerosos, negros, confundidos.

Centenares de sueños

lejanos, reales, helados

me indican mi antiguo camino.

En el balcón tenue y oscuro

se asoman los rincones de la memoria,

ya veo las sombras nuevas escondidas.

María Laura Kossoy, Sin título 1

En este artículo nos proponemos analizar las escrituras poéticas de hijos e hijas de militantes políticos asesinados o desaparecidos durante el terrorismo de Estado en Argentina (1974-1983). Dichos escritos se han ido publicando en los “recordatorios” del periódico Página/12 desde finales de la década de 1980 hasta la actualidad. En un contexto de plena vigencia de las leyes de impunidad 2 para los perpetradores (1986-2004), hijos e hijas, junto con familiares, amigos y compañeros de militancia de sus padres, recurrieron a la poesía para denunciar, recordar, expresar sentimientos y dialogar con los ausentes o con una comunidad receptiva que pudiera sentir sus demandas como propias. En este orden de ideas, la escritura poética se convirtió en un modo de intervenir en el campo de los Derechos Humanos y de la política como forma de denuncia, testimonio y manifestación de amor filial.

Estas producciones poéticas destacan por dos razones principales. Por una parte, se tiene que estos hijos e hijas debieron enfrentarse desde temprana edad a la culpa por ser hijos de militantes revolucionarios, la cual fue implantada en la sociedad por la dictadura y reproducida bajo los marcos interpretativos sobre el genocidio, los cuales a su vez fueron impulsados por los gobiernos democráticos de Raúl Alfonsín con la “teoría de los dos demonios” y de Carlos Menem con la “teoría de la reconciliación nacional”. Por otra parte, se encuentra que hijos e hijas contaban, por lo general, con muy pocos recuerdos de sus progenitores, los cuales además fueron distorsionados por silencios y tergiversaciones que cerraban la posibilidad de indagar en sus biografías o reivindicar sus figuras en un contexto de promoción del silenciamiento y de negación por parte del Estado.

Para comprender el contexto de producción y publicación de los escritos que analizaremos es pertinente remontarnos a las conclusiones a las cuales llegaron los integrantes del Movimiento Solidario de Salud Mental 3 (MSSM) a comienzos de la década de 1990, en medio de una experiencia de investigación y terapia grupal llevada a cabo entre 1991 y 1993 con hijos de detenidos/desaparecidos, cuyas edades oscilaban entre 12 y 24 años. Es importante destacar que la investigación se realizó en conjunto con otras instituciones que adelantaban trabajos de corte similar en Chile, El Salvador y Guatemala, lo cual brindó a las reflexiones metodológicas y teóricas una perspectiva comparativa muy importante para abordar las particularidades propias de cada contexto. 4

La metodología de trabajo terapéutico con los distintos grupos consistió en la organización de Talleres Creativos Integrales, los cuales se centraban en la utilización del juego y de técnicas derivadas del arte (plástica, teatro, música y literatura). La hipótesis de trabajo consistía en que abrir un espacio de esa naturaleza contribuiría en sí mismo a la elaboración terapéutica “aunque no en el sentido de propender a una ‘cura’” (Morales 118). El arte y el juego no sólo contribuían al conocimiento propio de los integrantes, sino que también eran determinantes en la tramitación de un proceso de socialización ante un contexto político que lo impedía. De hecho, el carácter creativo y no meramente reproductivo de estas actividades propiciaba la apertura a un proceso de memoria, si bien limitado al grupo, que posibilitaba contrarrestar el carácter adaptativo de aquello que Daniel Feierstein define como “procesos de desensibilización” (34), los cuales están asentados en los pactos sociales renegatorios que se reproducen en las lógicas familiares como pactos denegatorios y, además, clausuran las posibilidades de elaborar lo acontecido. Precisamente, activar un proceso de memoria implicaba un ámbito de creación de sentidos a través de la simbolización y la metaforización de las vivencias. Se buscaba así la articulación coherente de las experiencias pasadas en el presente. Los talleres abrieron “la posibilidad de desarrollo de un grupo de pertenencia, donde la traumatización no fue vivida como estigma, y donde la necesidad de procesos de duelo en relación a los familiares de desaparecidos surgió desde la producción simbólica” (Morales 155). En los Talleres, la metodología de trabajo grupal giraba en torno a la construcción de collages y de máscaras y a la utilización del psicodrama, del juego dramático o de las narraciones orales. La incorporación de la escritura de poesía provino, en cambio, de una demanda de los jóvenes argentinos que los especialistas atendieron rápidamente, dado que generaba “un marco de potencialidad creativa que favorece procesos elaborativos” (Morales 146). 5

El pedido de incluir un taller de escritura poética por parte de los jóvenes argentinos puede leerse como un síntoma de la imposibilidad de encontrar contención o identificación dentro de un colectivo social más amplio que el familiar nuclear o el de los organismos de Derechos Humanos ―en el caso de aquellos adolescentes que tuvieron posibilidad de entrar en contacto con estos―. Esta especificidad del caso argentino, semejante a la experiencia con los adolescentes chilenos, contribuyó a delimitar en las conclusiones las diferencias que se manifestaban entre los procesos históricos y sociales de los casos centroamericanos (Guatemala y El Salvador) y los del Cono Sur (Argentina y Chile). Así, en Centroamérica, las comunidades tribales originarias o la incorporación de los niños/adolescentes como milicianos en un contexto de Guerra Civil posibilitaban un marco social más amplio para poder expresar lo que se pensaba o para transmitir las experiencias de violencia por las que se había atravesado. 6 Emiliano Bustos, 7 quien estaba vinculado desde 1984 al MSSM, analizó esta experiencia de la que formó parte y recordó que

en lo personal, me era dado ingresar, por primera vez desde los largos años de la dictadura, a un espacio que me integraba social y humanamente. Por fuera de ese espacio, únicamente los organismos de derechos humanos habían logrado, para mi familia y para tantas familias, algo parecido a una integración, pero dentro de unos límites muy precisos. (Bustos 53) 8

En Argentina, como señalaba la psicóloga chilena Elizabeth Lira hacia 1991, luego del “show del horror”, 9 “el tema de los derechos humanos está siendo destematizado, está perdiendo el carácter de presión pública, y está quedando arrinconado cada vez más, pasando a ser una cuestión privada, de los familiares y de los directamente interesados en el tema” (16). En este sentido, los poemas publicados por hijos e hijas en este contexto y los intentos por construir memorias alternativas o contrahegemónicas a través de la palabra poética hecha pública contrastan, a su vez, con estilos y retóricas de otras prácticas poéticas que circularon en la misma época, por ejemplo, las que se incluyen en el denominado proceso de “cualquierización” (Selci y Mazzoni 264) dentro del “subcampo de producción restringido” (Bourdieu 322) de la poesía. En el interior del subcampo, los productos materiales y simbólicos tienen como único público (al menos a corto plazo) a sus pares, es decir, otros jóvenes con vocación escrituraria. Esta especificidad subalterna de la poesía en el campo literario argentino la diferencia de lo que Bourdieu define como el “gran campo de la producción simbólica”, representado por la narrativa, particularmente la novela, “específicamente organizada en vista a la producción de bienes simbólicos destinados a no-productores (el gran público)” (90).

El gesto de la zona más visible de la poesía escrita por jóvenes durante los Noventa ha sido interpretado por lo general como antilírico, irónico o cínico. Por ejemplo, Ana Porrúa, quien se inclinó hacia esta opinión, detectó dos líneas en la poesía emergente desde mediados de la década de 1990. En uno de sus primeros artículos que abordan dicho periodo, la investigadora consideraba a la primera vertiente como uno de sus ejes fuertes: “en el que se inscriben Zelarayán de Cucurto, Punctum de Gambarotta, Música mala de Rubio, o un poema como ‘Los Mickey’ de Llach” (24). Además, textos que hablan de la sociedad

en términos de clase o en términos raciales. Allí aparecen los “negros”, los “cabezas”, los “bolitas” y la versión del otro no es piadosa (no se podría pensar estos textos como continuidad de la literatura de Boedo), sino más bien todo lo contrario. (Ibid.)

La segunda línea, para Porrúa, estaría representada por Mariasch, Mallol, Macció:

la poesía habla desde un lugar de infancia y se hace cargo solamente de la miniatura, de lo pequeño. El gesto es el del exceso y, en este sentido, podría pensarse en un modo de intervención distinto, que consiste en asumir la propia figura tal como está en el mundo masculino, o tal vez, adulto. Sin embargo, el efecto se enrarece (más allá de cierto tinte irónico) porque el lugar desde donde se dicen las cosas es infantil (cerrado). (Ibid.)

Por su parte, Edgardo Dobry señalaba que la tendencia postobjetivista se caracterizaba por “adoptar con creciente firmeza la impostura de un rechazo de todo lo que suene a cultura prestigiosa, lenguaje literario, clasificaciones académicas” (131).

No obstante, contrario a lo anterior, en las producciones poéticas que circulaban por fuera del campo literario destacaba un tono solemne, sagrado y lírico, que participaba de una concepción residual de la poesía, en tanto modo de expresividad de los sentimientos y de cierta utilidad social o vía especial para la transmisión de valores y sentires colectivos. En el transcurso de esta investigación ocurrió en varias ocasiones que, una vez que solicitaba permiso para trabajar con poemas subidos en redes sociales por hijos o hijas conocidos, la respuesta fue negativa o más bien no la hubo. Es posible que las memorias afectivas al exponerse públicamente en territorios intermedios entre lo público y lo privado, o de construcción pública de lo íntimo, se sientan profanadas. Aunque también pienso que actúa, en estas negaciones, cierto pudor por no considerar las propias producciones portadoras de “valor” literario, o bien un posicionamiento político que percibe que a lo escrito se le asignará valor sólo por el hecho de ser hijo o hija, por lo tanto, se intentan desmarcar de la categoría de víctima.

En estos textos es posible leer retornos de retóricas de la poesía social o de combate, como la poesía republicana de la Guerra Civil Española o la poesía social o revolucionaria de las décadas de 1960 y 1970, 10 tradiciones que precisamente rechazaba de manera programática Diario de poesía (1986-2012), la publicación más importante del periodo, así como las zonas más profesionalizadas del campo.

Resulta notable la abundancia de estas formas de retóricas sociales en la escritura poética en la generación de hijos que desde finales de la década de 1980 han publicado poemas en folletos, fanzines, revistas, antologías, ediciones de autor y redes sociales, con motivo de distintos aniversarios (nacimiento o secuestro del detenido o desaparecido, golpe militar, etc.) y actos políticos. Para analizar y dar cuenta de este fenómeno mucho más amplio, hemos estudiado un conjunto de poemas y poemarios que circularon por fuera del campo específico de la literatura: los recordatorios-solicitados de Página/12 y una antología de poemas y narraciones realizada por el Movimiento Solidario de Salud Mental. El objetivo es analizar estos escritos con el fin de comprender qué modalidad específica adquiere el género testimonial a través de la poesía, para intervenir de un modo singular en las disputas por la memoria. En efecto, nuestra hipótesis consiste en pensar que el corte de verso actúa sobre los modos narrativos testimoniales, junto a las figuras retóricas, las imágenes visuales, el tempo rítmico y los juegos polisémicos, contribuyendo al descentramiento en la representación de un yo fuerte que requiere el testimonio, el cual empieza a desplazarse hacia una figuración más difusa o indeterminada.

Al analizar estas publicaciones, partiremos de la siguiente pregunta: ¿qué posibilidades de testimoniar ofrece la poesía a la generación de hijos?, ¿por qué en distintos testimonios, incluso judiciales, la poesía desempeña un papel fundamental para procesar la historia familiar y la del país?

Al mismo tiempo, nos detendremos en algunos procedimientos de escritura presentes en estas intervenciones de hijos que, tal como veremos, anuncian posteriores desarrollos en poéticas de autores de esta generación con una trayectoria más profesionalizada en el campo.

Los recordatorios-solicitadas de Página/12 (1988-)

si yo me atrevo

a mirar y a decir

es por su sombra

unida tan suave

a mi nombre

allá lejos

en la lluvia

en mi memoria

por su rostro

que ardiendo en mi poema

dispersa hermosamente

un perfume

a amado rostro desaparecido.

Alejandra Pizarnik, Sentido de su ausencia

Los recordatorios-solicitadas publicados por el diario Página/12 con motivo de cada nuevo aniversario del secuestro de los seres queridos, popularmente conocidos como “los recordatorios”, constituyen casi un género en sí mismo. En líneas generales, los recordatorios de Página/12 tienen una dimensión de 10 cm x 8 cm y reúnen tres elementos: una fotografía del asesinado o de los asesinados; un texto escrito por familiares, compañeros o amigos de la víctima; una consigna que remite a la lucha del movimiento de Derechos Humanos (en su mayoría) o a la organización política a la que pertenecía la víctima. 11 Estos cierran con la mención de los firmantes (familiares o colectivos de ex detenidos-desaparecidos, por lo general). Además, en ellos se insertan cartas, poemas, citas de poemas, material de archivo (periódicos, declaraciones ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y anécdotas de sobrevivientes), reflexiones, promesas, denuncias y epitafios. Si bien estas prácticas responden a una amplia gama de géneros discursivos, es posible encontrar en ellos una estructura básica que, por lo general, se ha ido cristalizando con el paso del tiempo.

Esta estructura lleva a Fernando Reati (2007) a pensar los recordatorios como “monumentos de papel”, en tanto objetos que portan memorias colectivas en su variación y recreación constante. A diferencia de lo que sucede con los monumentos tradicionales, estas textualidades periódicas producen cierto dinamismo, movimiento y variaciones que dan cuenta de los cambios en los regímenes de audibilidad, decibilidad 12 y de memoria con respecto al pasado luctuoso por el que atravesó la sociedad.

Detalle de tres recordatorios-solicitadas

Imagen 1 : Detalle de tres recordatorios-solicitadas

Página/12. Poesía diaria. Porque el silencio es mortal. Por Virginia Giannoni, Buenos Aires, Retina editores, 2007, s. p.

El 25 de agosto de 1988, Estela de Carlotto publicó la primera solicitada dedicada a recordar a su hija Laura y a reclamar el robo de su nieto. Desde entonces este dispositivo discursivo se ha convertido en un espacio simbólico más de la lucha del movimiento de Derechos Humanos argentino. La política editorial del periódico, fundado en 1987 e identificado con el progresismo o la centroizquierda, se implicó desde sus comienzos con la denuncia de los crímenes de la dictadura y la demanda de justicia. En esa línea, puso a disposición de los familiares, de forma gratuita, la publicación de breves homenajes en todos los casos, siempre en cuando se tratara de detenidos y desaparecidos antes o durante el periodo de la dictadura. Con el tiempo, se incluyeron casos de desapariciones posteriores al comienzo del periodo democrático, como fue el caso de Miguel Bru, estudiante de la Escuela de Periodismo de La Plata, en 1993. Si las personas habían sido asesinadas en enfrentamientos, se solicitaba a los familiares, amigos o compañeros una contribución simbólica de dinero. Como se puede observar, esta diferenciación respondía a los distintos estratos de la categoría de víctima de la dictadura que se construyeron discursivamente con el retorno de la democracia. 13

Decidimos denominar estos dispositivos de rememoración y denuncia recordatorios-solicitadas, atentos a lo que señala Andrea Suárez Córica, quien, consultando el archivo del diario, comprobó que, de los veinte primeros recordatorios publicados a finales de 1988, trece salieron bajo el rótulo de Solicitada. Suárez Córica se pregunta en qué momento las solicitadas pasaron a denominarse recordatorios. En este cambio de nombre, ella rastrea distintas posiciones políticos: mientras que en el primero se expresaba una demanda política, en el segundo predominaba una necesidad afectiva que remitía a la sección necrológica. La Solicitada es

demanda, petición y denuncia a la vez, que vincula diferentes tiempos: el pasado, momento en que ocurrió el hecho denunciado, el presente, momento y modo en el que se decide realizar la publicación y el futuro, en tanto pedido de castigo, verdad y memoria. (Suárez Córica 21)

En cuanto al Recordatorio, para la autora, este estaría más ligado al pasado, a la ausencia y al duelo por la pérdida. Ahora bien, podríamos preguntarnos si acaso no confluyen las dos dimensiones en el género recordatorios-solicitadas que se presentan así como formas indisociables entre la denuncia y la manifestación del amor por los ausentes, 14 entre lo público y lo íntimo. Un ejemplo claro de este fenómeno lo señala Reati cuando advierte que se producen apropiaciones subjetivas de consignas históricas del movimiento de Derechos Humanos: “Ni olvido ni perdón” se convierte en algunos casos en “Tu madre y tu hijo que no olvidan ni perdonan” (163). Ludmila Da Silva, por su parte, rastrea como elemento previo a esta estrategia híbrida en sus objetivos las solicitadas que los familiares y los organismos publicaban durante la dictadura, las cuales estaban más relacionadas con la petición de información sobre el paradero de los secuestrados que con un soporte de la memoria destinado a representar y asignar entidad al estatuto del “desaparecido”: “nominando, corporizando en una foto, los cuadros refuerzan la idea de un sufrimiento con rostro, lazos familiares, historia, nombre y apellido” (Da Silva 146).

Luis Gusmán considera que, por su fugacidad (publicación de un día), los recordatorios-solicitadas reúnen elementos de la esquela mortuoria, publicada comúnmente en las necrológicas, y también del cenotafio, inscripciones realizadas en piedra para recordar a los difuntos en alguna tragedia de la que no se pudo recuperar el cuerpo. Asimismo, señala que estos textos (cartas, poemas, cartas poéticas, escritas ―o no― por hijos) carecen de uno de los elementos constitutivos del epitafio, la consolatio, pues no hay exhortaciones por parte de la voz de los difuntos a calmar el dolor de los deudos, el duelo es continuo porque los hijos o padres asesinados por el Estado viven a través de la escritura. Los poemas posibilitan así la transmisión de su memoria, “porque olvidarlos es renunciar al futuro” (citado en Gusmán 358).

Si nos detenemos en la presencia de los poemas, resulta importante destacar que ya en el primer año, seis de los veinte recordatorios-solicitadas publicados recurrieron a la poesía para expresar el dolor por la ausencia y denunciar el genocidio. Según Reati, en el 2000, esta cifra ascendió al 50 % de un total de 295 recordatorios-solicitadas publicados ese año. Varios de estos poemas fueron escritos por hijos e hijas y aparecen en el matutino porteño desde hace más de 30 años. Ahora bien, ¿por qué los familiares recurrieron a la poesía para expresar denuncia, recuerdo, compromiso y amor? 15 y ¿qué sentidos y valores se asocian a la palabra poética en relación con la memoria?

En primer lugar, estos poemas recuperan una de las funciones más antiguas de la poesía, la de oficiar como elegía fúnebre. De la misma manera que el epitafio en la Antigüedad, la poesía compartiría un rasgo cercano al ritual religioso, sagrado, el cual permitiría aludir a lo indecible a través de la lectura en voz alta. Reati relaciona este sesgo sagrado con la especificidad de la violencia genocida que rompió “las fronteras de lo representable por medio de los instrumentos verbales y conceptuales habituales, como sería la desaparición violenta de un ser querido” (165). En segundo lugar, los familiares encuentran en la escritura poética una actividad mediante la cual pueden transmitir la experiencia de la desaparición forzada y la persecución. Estos poemas expresan la intención de transformar los significados socialmente compartidos con relación al pasado reciente. El público lector al que se apela, identificado o en sintonía con la línea editorial del periódico, recrea activamente las experiencias que se publican cada día, propiciando un proceso de transformación de la experiencia única en experiencia común (Williams 49). Por otra parte, la relevancia de la poesía en el interior del dispositivo recordatorio-solicitada actualiza instrumentos de comunicación vigentes inscriptos en las tradiciones de lucha de los movimientos de Derechos Humanos o en distintas acciones de memoria impulsadas por diversas tradiciones de izquierda.

Los recordatorios-solicitadas poéticos son testimonios y denuncias y ese es el objetivo prioritario, pero, al recurrir a las metáforas, a los cortes de versos, a las repeticiones, configuran algo más y, en cierto modo, las percepciones y las afecciones se desterritorializan (Deleuze y Guattari 199). 16 En este sentido, algunas figuras retóricas resultan particularmente significativas para expresar las experiencias y los sentimientos que atraviesan a los autores. Así, ¿cómo dar cuenta de esas ausencias tan presentes si no es mediante la utilización del oxímoron? Por ejemplo, en el siguiente poema de Mariana De Marco, 17 dicha figura resulta sumamente productiva: “Son una ausencia que se vuelve / a la vez profunda y presente. / Son un vacío que llena / de ganas. / Son una voz que no grita; / habla despacito al oído, / que acompaña y que guía” (citado en Giannoni s. p.).

Otra figura retórica igualmente recurrente, debido a la importancia que tiene la fotografía en los recordatorios-solicitadas, es la écfrasis en tanto dispositivo que permite realizar una descripción e interpretación verbal de una representación visual. 18 Hijos e hijas describen y animan los rasgos que reconocen como propios en las imágenes de los padres: “Tus ojos quedaron en Manuela; / tus manos en Patricia; / tu boca en Lucila… tus hijos. // Y tu grito quedó en el aire; / tu lucha, en las calles, y tu libertad ronda en el pueblo” (Manuela, Patricia y Lucila Puyol, 19 citado en Giannoni s. p.); “porque la memoria se construye / porque tu ausencia es tan inmensa / como la medida de nuestro amor. / Por eso / tu foto otra vez / iluminándonos / ladrillo anónimo / raíz necesaria / de cualquier presente / de cualquier futuro” (Jorge Areta, 20 citado en Giannoni s. p.). 21

En estas escenas amorosas de encuentro, Lucas Saporosi analiza una serialidad que le permite conformar un archivo afectivo sobre los setenta: “la dimensión amorosa [en el corpus de hijos e hijas] asume la forma idílica de una experiencia corporal, donde el acto de tocar, acariciar y besar, produce un acontecimiento singular e ‘inactual’” (Saporosi 138). 22 Estas “escenas de contacto”, que Saporosi rastrea en el cine y en la narrativa, construyen encuentros atravesados por “temporalidades y modos de afectación diversos” (29), 23 su importancia radica en la vehiculización de los afectos como contribución a la construcción de memorias sobre el pasado reciente.

En los recordatorios-solicitadas también encontramos descripciones de la imagen de los padres que no se apoyan en el soporte fotográfico, sino en imágenes íntimas, subjetivas, fabuladas, que, por ejemplo, remiten a las manos de los ausentes. Cierto campo semántico en torno a la luminosidad nos permite interpretar esos encuentros como fotografías de las emociones. Son configuraciones de la memoria que emergen cuando se recupera la estructura dialógica del epitafio como género: 24

Aunque no estés a mi lado

te encuentro

en una mirada dulce

en el calor de las manos

en una mañana

con un sol brillante

y para todos…

Porque tu vida es mi gloria

Porque tu amor es mi historia

Porque tú estás en mi memoria

hoy vivo… hoy vivo… (Barrionuevo [1991], 25 citado en Giannoni s. p.)

Otro ejemplo se puede observar en: “Siento tu mano grande y caliente / quizás vuelvas una tarde / inesperada y lluviosa / pero ya no te pediré que no te / vayas / porque aprendí a vivir con tu sombra” (Slutsky [1999], 26 citado en Giannoni s. p.).

Los poemas publicados por hijos e hijas en los recordatorios-solicitadas de Página/12, que construyen “escenas de contacto”, configuran una estructura de sentimiento alternativa en la juventud de la postdictadura, la cual se caracteriza por el rechazo al individualismo y al consumo que se propone repensar lo negado por la historia y el Estado para reflexionar y transformar el presente.

Otra serie que identificamos en los poemas publicados en Página/12 se caracteriza ya no por el encuentro y el diálogo con la figura de los progenitores sino por la expresión de un proceso de elaboración del duelo. Por lo general, en esta serie de poemas, se imaginan los últimos momentos previos al secuestro o al asesinato de los padres:

El día está pálido de sangre,

detenido.

Un coche, cuatro hombres y la muerte,

servida en cápsulas, pedazos de plomo,

martillo, pólvora, explosión,

ruido seco.

Una caminata, el almuerzo

Un portero eléctrico que suena,

confusión, una escalera

y un hombre que desciende por ellas.

¿Está tranquilo al bajarlas?

¿Tiene miedo? ¿En qué piensa?

¿Sabe que va al encuentro con su destino?

Hay una puerta con ventanales,

de un lado y del otro

están la vida y la muerte

separados por un instante.

¿Y los cuatro hombres,

van al encuentro con su destino?

¿Tienen miedo, están tranquilos?

El coche espera la resolución

martillo, pólvora, explosión, ruido seco,

pedazos de plomo, el cuerpo agujereado,

su sangre salpicando

pisos, paredes y vidrios.

La muerte encuentra su momento, lo amasa

con carne quemada, agujeros en el cuerpo,

plomo, vómitos de sangre,

espasmos.

Las llantas del coche chillan en la calle,

el hombre queda tirado en el piso,

el mármol es frío.

Una puteada en la garganta…

Y el día

está más pálido que de costumbre. (Grynberg [1993], 27 citado en Giannoni s. p.)

Este tipo de poemas es un claro antecedente de una serie de escritos que recurren a los viajes temporales, publicados a finales de la década del 2000 dentro de la colección de poesía Los Detectives Salvajes (2007-2015) de Juan Aiub y Julián Axat. 28

Otra cuestión que aparece en los poemas de los recordatorios-solicitadas es la que da cuenta de una elaboración en la escritura de ciertos símbolos codificados como parte de una tradición que remite a la estructura de sentimiento de los setenta: la estrella roja o el sol. La esposa y el hijo de Eduardo Seghezzo 29 utilizan la imagen de la estrella roja como símbolo de abnegación: “Abriste la puerta roja / de tu pecho para dar / de beber a las estrellas” (Giannoni s. p). El semema “sol” como expresión de la inminencia de la victoria revolucionaria para la generación de los padres 30 lo encontramos en un poema de María, Julián y Graciela Ceci, 31 quienes, en su propio presente, se proponen reconstruirlo desde el canto, recuperar su memoria: “Ya no podré quedarme solo / Aunque te vayas / Sol / Que pasaste mi sangre / Te arrasaron la cara / Te rompieron / Es hora de que empieces a cantar” (citado en Giannoni s. p.).

En este último poema, pese a su tono elegíaco, también encontramos otro procedimiento que reaparece en la escritura de hijos e hijas que intervienen en el campo literario y que también configura un modo singular de hacer memoria desde la poesía. Se trata de la polisemia, la cual pone de manifiesto una relación problemática con el pasado que se expresa en la perspectiva crítica con la que la voz poética se apropia de la lengua de la postdictadura. Los juegos polisémicos pueden recuperar significados y sentidos de la lengua insurgente, pero también de la lengua de los genocidas, especialmente, de la jerga de los Centros Clandestinos de Detención. Creemos que, en la descripción de la destrucción del sol que irrumpe en el poema de los hermanos Ceci, se produce una superposición ambigua entre ese símbolo de la esperanza revolucionaria y el cuerpo del padre/marido que es imaginado en una situación de tortura, a quien lo “rompieron” pero no lo “quebraron”. El poema invierte la valoración negativa del verbo “cantar”, utilizado en la jerga de los perpetradores como sinónimo de confesión y delación, para significar una posible resurrección de los ideales de la militancia setentista a la luz de un nuevo canto solar.

Este poema es muy ilustrativo, porque pone de manifiesto el vínculo diferencial que los afectados directos por el genocidio tuvieron y tienen con la lengua de la postdictadura. En los recordatorios-solicitadas suelen aparecer diversas imágenes ambiguas de este tipo, las cuales se construyen en algunos casos de una manera tal vez menos lograda, pero no por ello menos significativa. En ocasiones la escritura no encuentra una síntesis entre los dos sentidos de lo que se quiere expresar, por lo cual, estos quedan como series yuxtapuestas en el interior del poema. Así, por ejemplo, en un texto escrito en homenaje a Antonio Díaz López y Stella Maris Riganti, ambos militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), secuestrados el 15 de mayo de 1976, leemos: “Morirán únicamente / cuando algún científico loco / escapado de la tortura / encuentre la fórmula / para matar el amor / de los hermosos recuerdos” (Giannoni s. p.). Podemos considerar que el tercer verso sobra o pertenece a una cadena semántica de una versión previa del poema que por error fue entregada al periódico. Que el científico loco escape de la tortura para matar el amor y los hermosos recuerdos que conservan los familiares supondría que estos utilizan una metodología semejante a la de los perpetradores, algo que no apareció nunca como alternativa de los discursos revolucionarios y mucho menos en las narrativas humanitarias de la postdictadura. Por otra parte, nos podemos preguntar por qué un sobreviviente intentaría matar el recuerdo de sus compañeros. Consideramos que ese verso da cuenta de la paradoja que Gusmán recoge de un recordatorio de Pablo Gustavo Laguzzi: “Lo tenemos presente en los sueños y pesadillas de cada día” (367). El horror de la tortura, de “lo indecible”, interfiere el discurso ficticio (encabezado por el futuro perfecto “morirán”) que apela a la figura del “científico loco” y emerge como lo real, en tanto posibilidad de denuncia en la esfera pública desde un poema. Esta ambivalencia afectiva con relación al recuerdo de los desaparecidos, como señalamos previamente, está inscrita en el género mismo de los recordatorios-solicitadas: denuncia de lo ocurrido y pedido de información y justicia al Estado, pero también homenaje y manifestación de amor a las víctimas del genocidio que no ocultan el horror que padecieron y el dolor de sus familiares: “Huellas hermosas de la vida compartida. / Ausencias sin abrazo ni despedida. / Cuerpos quién sabe dónde. // Con el dolor al lado, con la esperanza intacta. / Con el amor que vence, los recordamos” (Pablo Andisco, 2021). 32 De esta manera, encontramos en los poemas publicados por hijos e hijas en los recordatorios-solicitadas de Página/12 la conformación de comunidades volátiles, azarosas, que configuran un archivo de memorias generacionales antes de la conformación de H.I.J.O.S., 33 pero también durante 34 y después. Coinciden en la extracción de esa piedra de la locura, 35 de ese archivo intangible compartido, que vuelve a decirse en su imposibilidad, la vivencia y las memorias de una generación atravesada por el genocidio que dialoga con las ausencias y encuentra en la elaboración memorística y el trabajo sobre el lenguaje medios para articular intervenciones político-estéticas cercanas en su desemejanza.

Conclusiones

En este artículo, nos propusimos indagar de qué manera la poesía contribuye al quiebre de la cohesión asociativa de los discursos cristalizados; deja hablar los silencios, lo no dicho y, “frente al horror vacui de la explicación y la justificación, […] utiliza la elisión […] no se preocupa por explicar lo percibido, lo tensa” (Genovese 19). Así, por ejemplo, en varios poemas publicados en los recordatorios-solicitadas de Página/12, vimos de qué forma irrumpe el horror en versos que dejan en suspensión el valor positivo que, por lo general, se asigna a la memoria o a la política de no venganza. Esta última es impulsada por los organismos de Derechos Humanos. Por su parte, en los poemas publicados en una antología del Movimiento Solidario de Salud Mental, encontramos textos que parodian el discurso en el que se fundamenta dicha selección: el psicoanálisis.

Paradójicamente, en el caso de la poesía atravesada por los procesos de la memoria, estos mecanismos de ruptura y negación, presentes en las prácticas poéticas que se desarrollan por fuera de los circuitos restringidosdel campo de la poesía, intervienen en la creación de nuevos lazos comunitarios, a la vez que constituyen “vectores de memorias” (Rousso) 36 específicas, afectivas, que desinstrumentalizan la acción comunicativa. Posiblemente, el exilio experimentado en la lengua, como resultado de una búsqueda estilística y formal, produce en los lectores gestos de empatía y acercamiento, permitiendo experimentar otra dimensión del tiempo, no lineal, contrahegemónica y sagrada, en la medida en que acerca a la comunidad mediante diversos rituales más o menos codificados. Así, trae al presente a quienes ya no pueden testimoniar “reacomodan[do] el mundo a una percepción reactualizada” (Genovese 19).

De esta manera, intentamos señalar algunas de las posibilidades expresivas que la generación de hijos e hijas encontró en los usos ampliados de la poesía con un largo arraigo en la cultura de izquierda y del movimiento de Derechos Humanos. Los usos circunstanciales de este dispositivo, vinculado al orden de la intimidad, una vez que se hace público, expresan los elementos que configuran las estructuras de sentimiento de un determinado momento sociohistórico o incluso lo exceden. En el caso de los recordatorios-solicitadas, señalamos la importancia de determinadas figuras recurrentes para referirse a la desaparición forzada: el oxímoron, la prosopopeya, la écfrasis, los juegos polisémicos con un léxico que remite al pasado reciente y las metáforas, las cuales permiten dar testimonio, por medio de un lenguaje que rompe el horizonte de expectativas del lector, y contribuyen a crear un lenguaje generacional que aporta otras experiencias sobre los setenta que las de la militancia revolucionaria.

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Hija de Raúl Kossoy, estudiante de sociología de la UBA y militante Vanguardia Comunista (VC), quien fue asesinado el 21 de octubre de 1975 por la Triple A.
Se conoce bajo el nombre de Leyes de impunidad a una serie de leyes y decretos que redundaron en la impunidad para los perpetradores. La Ley 23 492 de Punto Final, la cual fue promulgada el 24 de diciembre de 1986 por el entonces presidente Raúl Alfonsín, estableció la paralización de los procesos judiciales contra los actores penalmente responsables del delito de desaparición forzada de personas durante la dictadura. Meses después fue complementada con la Ley 23 521 de Obediencia Debida, también dictada por Alfonsín el 4 de junio de 1987, en la cual se estableció una presunción iuris et de iure (es decir, que no admitía prueba jurídica alguna en contrario) en lo referente a los delitos cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas no eran punibles, por haber actuado en virtud del denominado concepto militar de “obediencia debida” que rige a los subordinados. Estas leyes fueron complementadas por “los indultos” del presidente Carlos Menem, una serie de diez decretos sancionados entre el 7 de octubre de 1989 y el 30 de diciembre de 1990 que indultaron a más de 1000 personas, entre ellos los miembros de las Juntas condenados en 1985, los civiles y militares que cometieron crímenes de lesa humanidad durante la dictadura, pero también algunos líderes de las organizaciones guerrilleras que todavía se encontraban presos o exiliados por el decreto 157/83 del gobierno de Alfonsín.
En 1982 un grupo de psicólogos y militantes del campo de los Derechos Humanos fundó el Movimiento Solidario de Salud Mental (MSSM), el cual estuvo integrado por Rosa Maciel, Juan Jorge Michel Fariña, Adriana Taboada, Susana Zito Lema y Victoria Martínez. Durante sus primeros años, este funcionó en colaboración con la Comisión de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y contó con el asesoramiento de Fernando Ulloa, Tato Pavlovsky, Mimi Langer y Rolando Karothy. De manera semejante al Equipo de Asistencia Psicológica de Madres de Plaza de Mayo, fundado en 1979 por Lucila Edelman, Diana Kordon y Darío Lagos, se proponía atender la problemática específica de hijos e hijas de detenidos-desaparecidos desde un abordaje terapéutico grupal. Sin embargo, tuvo una diferencia metodológica fundamental, dada por la implementación de los Talleres Creativos Integrales.
Integraban el equipo: la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (ASECSA) de Guatemala, la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador, el Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos (ILAS) de Chile y el MSSM de Argentina. El mentor y coordinador de este trabajo iba a ser el psicólogo social español Ignacio Martín-Baró pero fue asesinado en El Salvador en 1989 en la denominada Masacre de la UCA.
Esta experiencia fue muy importante, porque no sólo surgieron poemas, sino también dibujos, esculturas, grabados, cuentos, una obra de teatro, un recital y el proyecto de continuar extragrupalmente, a partir del vínculo construido con otros grupos, por ejemplo, en la conformación de un programa de radio. Bustos recuerda que “al año siguiente el grupo de hijos que había participado de los talleres realizó varias actividades, entre ellas una nueva muestra plástica y una radio abierta, pero la obra [El tren de las 4 y 30] contó con un programa independiente. La comparación de ambos programas, el de 1993 y el de 1994, permite entender el trayecto de la pieza, desde el contexto que le dio origen, enmarcado en las jornadas de trabajo del seminario, hasta su representación como un acto puramente teatral, artístico” (54).
Por otra parte, las identidades de los integrantes del Cono Sur se correspondían con familias de clase media urbana, alfabetizada, mientras que en los casos centroamericanos los grupos estaban conformados por integrantes de comunidades rurales y campesinas, con un alto índice de analfabetismo. Para estos grupos era más importante la narración oral durante el proceso elaborativo que la escritura, dado que esta práctica era asociada a las coerciones ejercidas por los Estados centralizados en contra de las comunidades indígenas.
Emiliano Bustos es hijo de Iris Alba, artista plástica, encargada del arte de tapa de la editorial Sudamericana desde finales de la década de 1960 hasta 1976 y Miguel Ángel Bustos, uno de los poetas fundamentales de la Generación del Sesenta. Antropólogo, docente, también desarrolló una carrera en el periodismo gráfico, realizando críticas de libros para las revistas Panorama, Siete Días y los diarios La opinión y El cronista comercial. Ambos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y colaboraban en la revista Nuevo Hombre (1971-1974) dirigida por Enrique Walker, Silvio Frondizi y Rodolfo Mattarollo. El 30 de mayo de 1976, Bustos fue secuestrado en su domicilio y asesinado 20 días después en el operativo conocido como Masacre de Sarandí. Sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 2014.
En los hijos que volvieron del exilio, la constatación de la renegación social sobre el genocidio propiciada por la impunidad tuvo el efecto de un shock: “cuando volví al país me parecía tan sencillo pensar que los milicos eran los milicos y toda la gente que había desaparecido por distintas razones. Los militantes no eran el terror, no podía entender cómo se mezclaban tanto las cosas” (Merbilhaá 6). Margarita Merbilhaá es hija de Eduardo Merbilhaá, estudiante de Derecho de la UNLP y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), quien fue secuestrado el 14 de septiembre de 1976.
La noción “show del horror” surge del debate que, ante las presentaciones mediáticas basadas en el hallazgo de cadáveres NN con el retorno de la democracia, mantuvieron determinados intelectuales, periodistas, artistas, políticos y miembros de los organismos de Derechos Humanos a principios de 1984. Oscar Landi e Inés González Bombal (1995) lo definieron como un fenómeno de ribetes desinformantes, basado en información redundante, macabra e hiperrealista de los descubrimientos de fosas anónimas.
Ana Trucco Dalmas da cuenta de la reapropiación de la tradición de consignas, cánticos, canciones, estilos y tendencias musicales de la Guerra Civil Española por parte de los jóvenes de las décadas de 1960 y 1970, refiriendo el pedido que la cúpula de Montoneros realiza al grupo Huerque Mapu con motivo de la producción de la Cantata montonera (1974): “Firmenich les habría solicitado que la Cantata tuviera un ‘tono más argentino’ que el de las Canciones de la Guerra Civil Española o las latinoamericanas de la Nueva Trova ‘sin caer en el folklorismo tradicionalista’” (Trucco Dalmas 197).
Según un relevamiento realizado por Andrea Suárez Córica (2010), a partir de un archivo personal con 328 solicitadas, publicadas entre el 28 de noviembre de 1989 y el 7 de diciembre de 2008, que recuerdan a 501 víctimas de la Dictadura y del período previo, sólo 20 mencionan a la agrupación política en la que militaban, es decir, un 4%. En la selección realizada por Virginia Giannoni en Poesía diaria. Porque el silencio es mortal (2007), encontramos el mismo porcentaje: de 207 recordatorios, sólo 8 mencionan la organización en la que militaban familiares y amigos, un 3,8%. En relación a este problema, la emergencia de H.I.J.O.S. en 1995 expresó nuevas memorias en torno a los setenta que se propusieron precisamente recuperar la experiencia de militancia de sus padres. En el número 1 de la revista de H.I.J.O.S. La Plata manifestaban: “la mayoría de las organizaciones revolucionarias que protagonizaron la década de los 70 hoy están desaparecidas” (1996, 13). Así, se proponían en futuros números realizar una semblanza con la historia y los posicionamientos políticos de cada una, a partir de las discusiones que se dieran en un Taller de la Memoria creado para tal fin. Sin embargo, comprobamos que esta reivindicación no se ve siempre reflejada en los recordatorios-solicitadas de Página/12. Sospechamos que esto se debe a las negociaciones previas a la publicación que incluyen a familiares, amigos o compañeros de los recordados.
Consideramos que para un estudio de las memorias sobre la dictadura y las luchas del movimiento de Derechos Humanos sería necesario reunir todos los recordatorios-solicitadas publicados hasta el momento. El proyecto que más se acercó a esta empresa fue el realizado por Giannoni (2007). Sin embargo, en esta antología las publicaciones se encuentran mezcladas, no mantienen un orden cronológico ni las fechas de publicación, salvo en los casos que se reponen en la misma solicitada. Utilizamos este libro para extraer los poemas de hijos e hijas seleccionados. Desde agosto de 2018, Página/12 sube los recordatorios-solicitadas publicados en la edición impresa a su página web.
Emilio Crenzel señala que la representación de los desaparecidos como “víctimas inocentes” no fue fruto de un proceso lineal, sino el resultado de una compleja construcción política y cultural desarrollada a lo largo del tiempo, en la cual intervinieron procesos de distinto orden (nacionales e internacionales). La construcción de esta estrategia política tuvo su origen en la dictadura: “en un escenario signado por el terror, enarbolar la condición de ‘víctimas inocentes’ de los desaparecidos procuraba tanto dotar de legitimidad su reclamo ante las autoridades y las organizaciones humanitarias receptoras de las denuncias como evitar el aislamiento respecto del propio círculo de parientes y allegados” (Crenzel 70). Una de las consecuencias de esta estrategia fue la dificultad para reivindicar la militancia política de los detenidos-desaparecidos que, como decíamos, se expresa sólo en un 4 % de los recordatorios-solicitadas.
Virginia Giannoni y Luis Gusmán también manifiestan dificultades para definir a este género: “no son anuncios, ni obituarios, ni solicitudes…son algo distinto, algo que todavía está siendo inventado; los llamamos recordatorios porque así los conocemos” (Giannoni s. p); “son algo más que un recordatorio, algo más que la sustitución de un epitafio ausente. En ellos, la denuncia conserva un valor genuino que excede la neutralización mediática” (Gusmán 366).
Igual de importantes que los textos escritos para la ocasión son los poemas pertenecientes a militantes secuestrados y asesinados o las citas de textos de autores consagrados que en el nuevo contexto se revisten de otros sentidos, entre los más citados se encuentran Juan Gelman, Mario Benedetti, Paco Urondo, Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune, Silvio Rodríguez, Alí Primera, León Gieco, aunque, también, hay representantes a los que se referencia en un espectro ideológico contrario como Jorge Luis Borges y Octavio Paz.
No acordamos con la afirmación de Gusmán cuando señala que los recordatorios “nunca son estéticos, aunque a veces utilicen elementos estéticos […] tienen una estructura monótona, repetitiva, estereotipada” (371). Esto podría afirmarse en relación a las cartas poéticas del estilo “La memoria es un camino largo que debe, necesariamente, ser recorrido. Reconstruir tu memoria es explorar el camino, abrir huellas y senderos por los que vos ya caminaste, pero desconocidos para nosotros. Y como tu vida sigue a través de la nuestra y la de nuestros hijos, este camino no tiene fin. Ni tampoco desaparece. Te queremos” (Diego y Mariano, hijos de Patricia Pedroche, citado en Giannoni s. p.). Sin embargo hay poemas que en su aparente sencillez alcanzan altos niveles estéticos: “Soy más vieja de lo que nunca fuiste / y sin embargo está intacta / la nostalgia de tu abrazo / el telón de tus pestañas / decir mamá / y que vengas…” (Marta Dillon, hija de Marta Taboada, citado en Giannoni, s. p.); o “Ahora estoy segura es la / necesidad de verte, / no cabe duda que es / aquella noche oscura / en que tus ojos fueron vendados / la causante de tanta tristeza” (Alejandra Slutzky, citado en Giannoni s. p.). Incluso Gusmán encuentra un ejemplar que considera extraño, una invectiva que se propone representar a los perpetradores a partir de una búsqueda claramente estética: “Verrugas, lacras miserables con enanos cerebros paridos desde el fondo de la mugre…Asesinos, sobre todo. Que durante cientos de años tenemos que recordarlos muy bien…porque como perfectas cucarachas que son se reproducen como cucarachas… Cuidado. Memoria. Veneno” (citado en Gusmán 363). El cierre abre una gran paradoja que hace que el texto no pueda considerarse una denuncia tradicional o estereotipada.
Hija de Ambrosio De Marco y Patricia Dell’Orto, militantes Montoneros, secuestrados el 5 de noviembre de 1976 en Villa Elisa. Jorge Julio López fue testigo de su asesinato, desde 2006 los recordatorios-solicitadas de De Marco y Dell’Orto van acompañados de la consigna “Aparición con vida de Jorge Julio López”.
Este procedimiento está muy presente en la narrativa de hijos y es un tópico recurrente del corpus.
Hijas de Norberto Puyol, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, quien fue secuestrado el 6 de diciembre de 1976.
Jorge Areta es hijo de Joaquín Areta, un estudiante de medicina de la UNLP y militante de Montoneros, fue secuestrado el 29 de junio de 1978. La colección Los Detectives Salvajes publicó en 2010 Siempre tu palabra cerca, libro que reúne los poemas que Areta escribía en una libreta al momento del secuestro.
En un texto de Nicolás Prividera escrito durante la década de 1990, “Fotos”, un narrador en tercera persona hurga en la mirada de distintas fotografías de la madre, dando lugar a una narración introspectiva que focaliza en las etapas en la vida de esa mujer para finalizar ocupando el cuerpo del niño que fue: “Y luego ya no estás sola en esa llanura infinita que mirás desafiante, y ya no tenés el pelo corto y esa expresión salvaje: Ahora me mostrás algo (una planta o un insecto, no alcanzo a ver más allá de la foto) mientras me sostenés contra tu pecho, y me hablás y me contás el mundo. Y yo aún creo ver, el mundo en tus ojos” (17). Al igual que en los poemas que recurren a la écfrasis, en esta cita la re-memoria se diferencia del yo-memoria, que sería una memoria verbal, declarativa y activa. Según Marianne Hirsch (2015), los objetos no portan cualidades del pasado, pero sí contienen proyecciones. Esto se relaciona con lo que plantea la teoría de las emociones de Sara Ahmed, quien considera que “las emociones son performativas e incluyen actos de habla que dependen de historias pasadas, a la vez que generan efectos” (40). La perspectiva de Hirsch y Ahmed encuentra una síntesis en la diferenciación conceptual que propone Diana Taylor a propósito del archivo y el repertorio, cuando señala que los diferentes sistemas de transmisión posibilitan maneras diferentes de ser en el mundo: “el repertorio brinda apoyo a la ‘cognición corporalizada’, al pensamiento colectivo y al saber localizado, mientras que la cultura de archivo favorece el pensamiento racional, lineal, el así llamado pensamiento objetivo y universal, y el individualismo” (18), por lo general ambos son trabajados de manera conjunta.
Las escenas de contacto que Saporosi construye en su archivo afectivo no logran dar cuenta del fenómeno de fusión de dos singularidades históricas que ocurre en algunos de esos encuentros, contempla la importancia de las memorias afectivas sobre los acontecimientos históricos y los efectos que esta mirada produce en las construcciones identitarias (82).
Saporosi deriva esta noción a partir de lo que Sara Ahmed define como “escritura de contacto”: “Al escribir sobre el contacto no sólo entretejo lo singular y lo público, lo individual y lo social, sino que muestro las maneras en las que estos ámbitos adquieren forma a través de los demás, o incluso cómo se dan forma uno a otro” (Ahmed 42).
La prosopopeya en el epitafio está puesta en función de llamar al caminante que pasa por la piedra bajo la cual yace el difunto, obligándolo a detenerse “como si el hecho de estar muerto concediese un último derecho. El difunto apela a la moral, a la conciencia del viator, a su residencia en la tierra y a las consecuencias de su forma de obrar que el epitafio ―ese procedimiento condensado de la moraleja― refleja en unas pocas líneas de manera sentenciosa” (Gusmán 38).
Analía Barrionuevo, hija de Raúl Ricardo Barrionuevo, exseminarista, estudiante de Psicología y de Ingeniería en la Universidad Nacional de Córdoba, militaba en Montoneros y era obrero de IKA-RENAULT. Fue secuestrado el 10 de diciembre de 1976.
Mariano Slutzky, hijo de Samuel Leonardo Slutzky, militante de las Fuerzas Armadas Peronistas, era médico sanitarista de la Municipalidad de La Plata, fue secuestrado el 22 de junio de 1977. La vida de la madre de Mariano, Ana Svensson, fue reconstruida en el ensayo Ana alumbrada. Militancia, amor y locura en los 60 (2018) de su hija Alejandra Slutzky, hermana de Mariano.
Sebastián Grynberg, hijo de Enrique Grynberg, militante peronista asesinado el 26 de septiembre de 1973 en el marco de una serie de asesinatos indiscriminados perpetrados por la derecha peronista contra la Tendencia revolucionaria del mismo movimiento con motivo del asesinato de José Ignacio Rucci.
En 20 volúmenes, la colección reunió poemarios de militantes desaparecidos, de la generación de hijos y de poetas nacidos con posterioridad a la dictadura. Juan es hijo de Carlos Aiub, geólogo y profesor de la UNLP, y Beatriz Angélica Ronco, profesora de Ciencias de la educación. Ambos militaban en el Movimiento Revolucionario 17 de Octubre. Beatriz fue secuestrada el 9 de junio de 1977 y Carlos el día después. Aún se encuentran desaparecidos. Julián Axat es hijo de Ana Inés della Croce, bibliotecóloga y estudiante de antropología, y de Rodolfo Jorge Axat, estudiante de medicina y filosofía. Ambos formaron parte del Movimiento Siloísta, luego, entraron a militar en las Fuerzas Armadas Revolucionarias que más tarde se fusionó con Montoneros. Ellos fueron secuestrados el 12 de abril de 1977 y aún se encuentran desaparecidos.
Obrero de Fate y militante de la Juventud Trabajadora Peronista secuestrado el 10 de septiembre de 1976 en Munro.
En el estudio ya referido sobre la Cantata montonera de Ana Trucco Dalmas, la autora da cuenta de cómo las letras de las canciones construyen sentidos en torno a 1970 ―año del fusilamiento de Pedro Eugenio Aramburu― como inicio de una nueva era revolucionaria: “Será vigilia en armas para alcanzar sentencia / la noche combatiente de manos encendidas / Fue por esa memoria de viejos basurales / que alumbró montonera la luz amanecida […]Ya está creciendo el sol, el sol está más cerca” (Trucco Dalmas 199).
Hijos del músico y militante del peronismo revolucionario Raúl Ernesto Ceci, secuestrado el 16 de mayo de 1977.
Hijo de Carlos Alberto Andisco y María Virginia Monzani de Andisco, militantes de la Juventud Peronista de Morón, secuestrados y desaparecidos el 11 de febrero de 1977.
Pablo Bonaldi, refiriéndose a las narraciones construidas por H.I.J.O.S. en sus inicios, señala que “es factible suponer que ese relato colectivo tenía menor capacidad para interpelar a aquellos hijos que ya habían tenido contactos y reuniones previas con otros hijos y, por ende, no compartían el discurso de la sorpresa y la fascinación de los primeros encuentros, a la vez que tampoco coincidían con la idea de seguir planteando una separación tajante entre los familiares de las víctimas y el resto de la población” (149). Estas experiencias comienzan muy lentamente a adquirir relevancia entre los investigadores. Como veremos, Emiliano Bustos fue un “emprendedor de memoria” (Jelin) fundamental para rescatar no sólo la experiencia de los Talleres creativos del Movimiento Solidario de Salud Mental (MSSM) que trataremos a continuación, sino también la formación cultural que se estableció en torno de la revista Epitafio (ex-cultural) (1987-1991), dirigida por otro hijo de la militancia de los setenta, Eduardo Sívori. En 2019, Ernesto Móbili presentó en distintas ciudades del país su corto testimonial Infancias y resistencias en tiempos de dictadura, en el cual reconstruye las experiencias del Taller de la Amistad de La Plata, el Taller Inti Huasi de Santiago del Estero, el Taller Julio Cortázar de Córdoba y el Taller Había una vez de Rosario. También, alrededor de Abuelas surgió en su momento Hijos y nietos de desaparecidos, el cual estuvo activo entre 1988 y 1992.
En 2002 se formó la agrupación Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia. Varios integrantes de H.I.J.O.S. que participaban en las Comisiones de Herman@s y contaban con al menos un/a hermano/a nacido/a en cautiverio y apropiado/a se sumaron a la nueva agrupación. En la ciudad de La Plata hubo una fractura en la organización, a partir de las lecturas divergentes que se realizaron sobre las políticas de Derechos Humanos impulsadas por los gobiernos kirchneristas, por este motivo coexiste HIJOS La Plata e H.I.J.O.S. Regional la Plata. En noviembre de 2006 se da a conocer públicamente Hij@s del exilio con una carta pública que concluía diciendo: “[…] El regreso a la Argentina, después de instaurada la democracia, ha sido muy difícil. Fue muy duro tratar de encajar en una sociedad llena de prejuicios e indiferente a la peor pesadilla de nuestra historia. Fue decepcionante adaptarse a una sociedad que no podía, no quería o no sabía contenernos y que, incluso, muchas veces nos acusaba de habernos ido. Llegamos a una Argentina que no nos esperaba [...] Necesitamos contar nuestra historia y esperamos que el exilio, se trate como lo que es, un problema de toda la sociedad” (s. p.). Si bien esta nueva agrupación comenzó a gestarse en 2000 en la ciudad de Buenos Aires y posteriormente se extendió a La Plata y Córdoba (Gianoglio Pantano), la presentación se dio en el marco de los debates en torno a la reparación económica que el Estado había aprobado un año antes.
Distintos espacios de hijos e hijas surgieron en los últimos años, motivados por la divergencia con los posicionamientos políticos de la Red Nacional de H.I.J.O.S., pero también con la intención de encontrar un espacio cerrado a los “cuatro orígenes” dado que la mayoría de las regionales mantienen en la actualidad un ingreso irrestricto. En 2010 se conformó el Colectivo de Hijos, el proyecto testimonial-artístico más importante que desarrolló el grupo fue “Tesoros”, el cual se propuso conformar un archivo con los objetos que habían pertenecido a sus padres, acompañándolos de narraciones que los dotaran de sentidos. En 2018 se formó también el Espacio Hijxs 25 de Mayo.
Henry Rousso propone el concepto de “vectores de memoria” a raíz de la constatación de que las representaciones del pasado no admiten ningún límite para su manifestación como sí lo supone la idea de “lugares de memoria” de Pierre Nora. Estas representaciones pueden adquirir la forma de conmemoraciones, películas, novelas o, incluso, la misma actividad del historiador: “cualquier análisis de las representaciones de un acontecimiento requiere del observador (historiador o no) que conozca con precisión el acontecimiento en cuestión, lo que implica un conocimiento de naturaleza ‘histórica’. Pero ¿Cómo puede esta visión escapar al hecho de que es en sí misma una representación, si admitimos que los historiadores son vectores de memoria entre otros tantos, y que la historia está incluida dentro la memoria colectiva?” (Rousso 9).

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Cómo citar

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Tavernini, E. (2023). Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004). Literatura: teoría, historia, crítica, 25(1). https://doi.org/10.15446/lthc.v25n1.105317

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ACS

(1)
Tavernini, E. Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004). Lit. Teor. Hist. Crít. 2023, 25.

ABNT

TAVERNINI, E. Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004). Literatura: teoría, historia, crítica, [S. l.], v. 25, n. 1, 2023. DOI: 10.15446/lthc.v25n1.105317. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/lthc/article/view/105317. Acesso em: 29 ene. 2025.

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Tavernini, Emiliano. 2023. «Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004)». Literatura: Teoría, Historia, crítica 25 (1). https://doi.org/10.15446/lthc.v25n1.105317.

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Tavernini, E. (2023) «Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004)», Literatura: teoría, historia, crítica, 25(1). doi: 10.15446/lthc.v25n1.105317.

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E. Tavernini, «Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004)», Lit. Teor. Hist. Crít., vol. 25, n.º 1, ene. 2023.

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Tavernini, E. «Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004)». Literatura: teoría, historia, crítica, vol. 25, n.º 1, enero de 2023, doi:10.15446/lthc.v25n1.105317.

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Tavernini, Emiliano. «Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004)». Literatura: teoría, historia, crítica 25, no. 1 (enero 1, 2023). Accedido enero 29, 2025. https://revistas.unal.edu.co/index.php/lthc/article/view/105317.

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Tavernini E. Poemas por la memoria, la verdad y la justicia. Escritos de hijos e hijas en los “recordatorios” de Página/12 (1988-2004). Lit. Teor. Hist. Crít. [Internet]. 1 de enero de 2023 [citado 29 de enero de 2025];25(1). Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/lthc/article/view/105317

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1. Celina Van Dembroucke. (2024). Portraits d’un deuil impossible : la présence des disparus dans un journal argentin1. Frontières, 35(1) https://doi.org/10.7202/1113456ar.

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