Publicado

2020-04-14

Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia

Beyond the Essay. Methodological Perspectives of a Fundamental Literary Genre

DOI:

https://doi.org/10.15446/frdcp.n17.78913

Palabras clave:

ensayo, metodología, método de aprendizaje, enfoque científico, método científico (es)
essays, methodology, learning methods, scientific approach, scientific methods (en)

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Autores/as

El presente artículo, dirigido a estudiantes de diferentes géneros discursivos, muestra como el ensayo sirve para la presentación de una reflexión objetiva, lógica y eficaz, que alcanza el centro de un tema, aportando una respuesta concreta y precisa a un problema de orden social, político, económico y humano. Género literario por excelencia, el ensayo se encuentra en una tensión entre arte y ciencia. Arte, porque se trata de tener una idea personal, propia y novedosa; y ciencia porque obedece a una metodología con bases científicas. En este sentido, el ejercicio permite abrir amplias perspectivas tanto académicas como profesionales.
This article, aimed at students of different discursive genres, shows how the essay is useful to deliver objective, logical and effective reflections by reaching the heart of any topic, providing a concrete and precise response to a social, political, economic or human problem. The essay, which is a fundamental literary genre, consists in a tension between art and science. Because it is about having a personal and novel idea, the essay must be analyzed from an artistic approach; but it also adheres to a methodology with scientific bases. In this sense, the essay allows to open broad both academic and professional perspectives.

Recibido: 4 de abril de 2019; Aceptado: 19 de septiembre de 2019

Resumen

El presente artículo, dirigido a estudiantes de diferentes géneros discursivos, muestra como el ensayo sirve para la presentación de una reflexión objetiva, lógica y eficaz, que alcanza el centro de un tema, aportando una respuesta concreta y precisa a un problema de orden social, político, económico y humano. Género literario por excelencia, el ensayo se encuentra en una tensión entre arte y ciencia. Arte, porque se trata de tener una idea personal, propia y novedosa; y ciencia porque obedece a una metodología con bases científicas. En este sentido, el ejercicio permite abrir amplias perspectivas tanto académicas como profesionales.

Palabras clave

ensayo, metodología, método de aprendizaje, enfoque científico, método científico.

Abstract

This article, aimed at students of different discursive genres, shows how the essay is useful to deliver objective, logical and effective reflections by reaching the heart of any topic, providing a concrete and precise response to a social, political, economic or human problem. The essay, which is a fundamental literary genre, consists in a tension between art and science. Because it is about having a personal and novel idea, the essay must be analyzed from an artistic approach; but it also adheres to a methodology with scientific bases. In this sense, the essay allows to open broad both academic and professional perspectives.

Keywords

essays, methodology, learning methods, scientific approach, scientific methods.

Introducción

Escribir un buen ensayo implica en primera instancia ilustrarse sobre un género literario, al mismo título que la novela o el cuento corto. Nuestro lector aspira a convertirse en un autor de ensayos, ya que el presente artículo procura brindar las habilidades necesarias para acometer esta tarea. Basado en el espíritu crítico, la reflexión y la construcción argumentativa de problemas, el mismo resultará de particular utilidad para el entorno académico [1] .

Atribuido al gran filósofo Michel de Montaigne (1533-1592), el ensayo concreta esa idea de poner al ser humano en el centro de todas las preocupaciones y reflexiones. Según el aguerrido humanista, gracias a este tipo de análisis podemos alcanzar una amplia autenticidad y veracidad en el pensamiento sobre el yo. Vale la pena resaltar, en sus ensayos, los dos puntos siguientes: primero, su estilo franco y enriquecido con citas en latín [2] . Segundo, el hecho de que Montaigne piensa en una forma de escritura que se adapta a la tarea de mostrar la naturaleza humana tal cual es en la sociedad. En otras palabras, es el género de la honestidad y de la crítica intelectual por excelencia. Su índole es la expresión de lo que el humano esconde en su interior: su saber. Por esto, Montaigne siempre se preguntaba: ¿qué sé yo? [3]

La utilidad académica

A lo largo de un pregrado, un estudiante puede redactar una gran cantidad de ensayos. Este es un ejercicio fundamental para la formación intelectual. Más que un formalismo, representa el modus operandi mediante el cual el estudiante se adentra en la reflexión académica, sustentada y legítima. No se puede ver el género como una simple formalidad académica, ya que se trata de una reflexión intelectual. Por este motivo, insistimos a los estudiantes que no escojan sus temas por lo fácil que les pueda parecer estos o no, sino en función, primero, de sus intereses personales; y segundo de su experticia en formación, como lo veremos en el siguiente punto.

Más allá de estas consideraciones, este ejercicio desarrolla las competencias siguientes: la competencia cognitiva, por cuanto supone un buen nivel de conocimiento preliminar sobre un tema determinado; la competencia contextual al definir de forma precisa y con fechas justificadas un contexto en la introducción; la competencia valorativa, por cuanto el estudiante es invitado a participar en los grandes debates contemporáneos, adhiriendo a normas y valores compartidos, así como atribuyéndole un peso relativo a los argumentos en el desarrollo y, por ende, del estudio del fenómeno. Finalmente, la competencia investigativa, que supone la investigación de fuentes primarias y secundarias para adentrarse en los debates acompañados por los expertos que han estudiado los temas con anterioridad a nosotros. De este modo, una gran parte de este trabajo tiene que ver con la honestidad intelectual: “Una posición de honestidad en la cual usted hace parte de una comunidad a la cual le reconoce la utilización de algunos de los resultados de la construcción de sus argumentos” (Kalmanovitz, 2013, párr. 12).

En cuanto a investigación de fuentes, vale la pena mencionar que, en el ensayo, como reflexión profunda y abierta, se presta a ser sustentado por todo tipo de fuentes. En una bibliografía completa se encuentran los libros —claro está— al lado de los artículos científicos consultados en las bases de datos usuales en ciencias económicas y sociales. Estos dos se pueden completar con películas, documentales, páginas web, videos, etcétera [4] . Esto es válido, mientras sea justificado y siempre puesto en una balanza [5] , como nos lo enseña el profesor Vásquez Rodríguez. Se hace entonces inevitable una bibliografía triangulada al final del trabajo [6] .

En el marco de la metodología, este ejercicio resulta elemental para todo profesional, ya que permite apropiarse de una serie de competencias del saber y del saber hacer, que son fundamentales para el desarrollo de la argumentación y del espíritu crítico. El ensayo obedece a una metodología para la presentación de los resultados de una demostración. ¿Qu herramieensayo? zados de la la el ensayo concretaba esa idea telectuala presentar las partes. si , con las preguntas-problema aé herramientas nos permiten adentrarnos con confianza en este género literario? ¿Cuáles son los principios metodológicos avanzados de la metodología para el ensayo? Nuestro objetivo general será recoger para nuestros lectores herramientas que les permitan adquirir las competencias necesarias para llevar a bien este ejercicio de reflexión [7] . En este orden de ideas, los objetivos específicos son los siguientes: tomar conciencia sobre la naturaleza, calidad y profundidad de la reflexión que se consigna en un ensayo; facilitar la apropiación de las herramientas metodológicas precisas, que permitan la elaboración de este ejercicio por parte de los estudiantes; aprender a defender una idea, de manera que el análisis se centre en un espíritu crítico avanzado; adquirir las competencias del saber hacer necesarias para adentrarse en un debate. Dando alcance a este planteamiento, trataremos los tres puntos siguientes: el género literario; la metodología para el ensayo; las perspectivas académicas y profesionales del ensayo.

La tradición ensayística española, latinoamericana y colombiana

En primera instancia, debemos considerar que se trata de un género en la literatura española, el cual es tradicionalmente considerado como privilegiado para la transmisión de conocimientos. La tradición ensayística en la lengua española alcanza su auge en el siglo XX con la generación del 98. Esta adopta una definición moderna alrededor de una forma literaria flexible en cuanto a las temáticas que se pueden estudiar. Entre sus representantes más reconocidos, se encuentran: Miguel de Unamuno (1864-1936), José Augusto Trinidad Martínez Ruíz, conocido como Azorín (1873-1967), el célebre Antonio Machado (1875-1939) y el escritor Pío Baroja (1872-1956). La generación del 98 tuvo en común, primero, escribir sobre la obra fundadora del castellano, El Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra (Martínez, 1905; Unamuno, 1905); pero también escribieron sobre la España de la época, la vida cotidiana del pueblo; y sobre temas filosóficos como la inmortalidad, el tiempo, la maldad, la religión, etcétera.

Se presenta entonces una segunda ola de ensayistas reconocidos, llamada el “novecentismo”, constituida por intelectuales comprometidos políticamente con la sociedad. En el novecentismo, encontramos a uno de los ensayistas más reconocidos del castellano: se trata de José Ortega y Gasset (1883-1955) quien, además de referirse al Quijote (Ortega y Gasset, 1914), desarrolla el concepto del perspectivismo según el cual las visiones del mundo varían en función del punto de vista. También, hace referencia a los problemas nacionales españoles de la época. Otros autores representativos del novecentismo son Eugenio D’Ors (1881-1954) y Gregorio Marañón (1887-1960).

En los años treinta, surge una figura literaria femenina de renombre: se trata de María Zambrano (1904-1991). Ella logra escapar a la guerra civil española, y refugiarse inicialmente en París, después en Ciudad de México, La Habana y Roma, desde donde publica sus obras más importantes (Zambrano, 1955, 1958, 1998). La guerra provocó un vacío en el género hasta la década de los cincuenta, cuando sobrevienen dos nuevos autores: Julián Marías (1914-2005) y José Luis López Aranguren (1909-1996). Ellos marcan una ruptura en la tradición ensayística española, por cuanto amplían de forma considerable las temáticas sobre las cuales escriben: filosofía (Aranguren, 1957; Marías, 1941, 1970), la España del siglo XX (Marías, 1985), la educación, la moral, el catolicismo y la tolerancia. En particular, Aranguren fue más allá al tratar la ecología, el marxismo y el feminismo. Vale la pena destacar que este último recibió el Premio Nacional de Ensayo de España en 1989. Entre los ensayistas contemporáneos, no podemos dejar de mencionar, al portugués José Saramago (1922-2010) [8] .

En la tradición ensayística latinoamericana, el género estuvo ligado al boom de la literatura en esta región (1960-1970). La afinidad entre los intelectuales de la región, que se desarrolló alrededor de la causa cubana, en pleno contexto de la Guerra Fría, fue el motor histórico del movimiento literario. Aunque la novela fue el eje central del movimiento, sus representantes más importantes, entre ellos uno de sus fundadores, Gabriel García Márquez (1927-2014), se destacaron en el género al tratar múltiples temáticas [9] . Se destaca en particular el gran escritor mexicano Octavio Paz (1914-1998), premio Nobel de Literatura en 1990. Cuenta en su producción con al menos 32 ensayos, entre los cuales se distinguen aquellos dos donde establece un diálogo, primero con el antropólogo francés Claude-Lévi Strauss (1908-2009) en Claude-Lévi Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967). Segundo, con la gran exponente del Siglo de Oro de la literatura española [10] : Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), en Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (2014 [1982]). Sobresalen, por su calidad literaria, entre otros: El arco y la lira (1986 [1956]) y Las peras del olmo (1990 [1956]). Desde una perspectiva histórica, el prolífico Paz escribió Las cosas en su sitio: sobre la literatura española del siglo XX (Paz & Marichal, 1971) y Hombres en su siglo y otros ensayos (1984). Con la misma excelencia, tocó temas tan diversos como la poesía, el mito en Los signos en rotación y otros ensayos (1971) y la sexualidad humana en La llama doble, publicado en 1993.

Otros escritores colombianos, aparte de Gabriel García Másquez, también se han destacado en el género. El poeta, periodista y diplomático colombiano Juan Gustavo Cobo Borda (1997) es uno de sus representantes centrales. Así lo demuestra, en su libro Silva. Arciniegas. Mutis. García Márquez y otros escritores colombianos (1997). Prolífico ensayista desde los años de 1970, ya se destacaba por sus reflexiones sobre los pintores Alejandro Obregón (Cobo Borda, 1985) y Fernando Botero (Cobo Borda, 2006). Pero también, por sus dos publicaciones dedicadas al escritor Álvaro Mutis (Cobo Borda, 1989, 1998), así como a Jorge Luis Borges, en Borges enamorado (Cobo Borda, 1999). Cobo Borda es uno de los mayores conocedores de la obra poética de Fernando Charry Lara (1920-2004), con quien dialoga sobre antología de la poesía colombiana. Disecciona la obra del también ensayista, historiador y diplomático colombiano Germán Arciniegas (1900-1999).

Los espíritus de José Asunción Silva —a través de Cobo Borda y Charry Lara— y de Simón Bolívar —gracias a Germán Arciniegas— marcan la historiografía del género en Colombia. El tema por excelencia es la búsqueda de la identidad, muy relacionado con el boom latinoamericano —García Márquez, Arciniegas—. William Ospina recoge esta tradición de pensamiento en su ensayo ¿Dónde está la franja amarilla? (2000), al reconstruir las paradojas, absurdos y contradicciones de tipo sociocultural que marcan la historia reciente del país.

¿Qué enseñanzas podemos recoger de la tradición ensayística para la realización de este escrito?

El estudio de estas tradiciones literarias induce a la idea de que hay algo que crear, hay algo que inventarse. Podríamos entonces preguntarnos, ¿qué es lo que hay que crear, que inventar? Se trata fundamentalmente de una idea personal, propia y novedosa. En este sentido, una idea personal significa analizar una situación desde un punto de vista particular o defender una idea personal. En otras palabras, deriva de algo que sabemos porque lo estudiamos, algo que conocemos a fondo porque lo vivimos, algo que experimentamos en carne propia. Este inicio en la reflexión es fundamental por cuanto si tenemos una idea personal significa que podremos argumentarla con facilidad: contaremos con los argumentos necesarios para sustentarla y atribuirla de legitimidad en el análisis de las ciencias sociales. Por otro lado, una idea propia significa que puedo defender esta idea. En otras palabras, es una idea con la cual estoy dispuesto a casarme, por lo menos hasta que se demuestre lo contrario, o yo cambie de opinión. Lo cual está permitido en toda reflexión intelectual; incluso, puede resultar deseable a veces revisar las opiniones sobre diversos temas que acontecen. Estos aspectos que mencionamos son: el conocimiento personal, la experiencia empírica y las opiniones, sujetas a revisión; que constituyen el inicio de una reflexión ensayística. Además, todo ensayo supone una reflexión histórica, ya sea sobre el pasado o sobre el presente, por lo que una idea propia nos lleva a adoptar una opinión sobre lo que pasó o lo que acontece en el presente, en nuestra sociedad, o en otras sociedades distintas a la propia.

Mencionamos también la necesidad de una idea novedosa. En efecto, la diversidad de temáticas que se pueden abordar nos permite pensar que es fundamental tener algo que decir sobre un tema, antes de escribir el texto. Así las cosas, se privilegian aquellos temas, o campos de estudio en los cuales se puede realizar un aporte, que complemente reflexiones anteriores. Resulta necesario partir de aquello que pensaron otros autores, ya que no estamos solos en ninguna reflexión y debemos reconocerlo antes de realizar nuestro propio planteamiento. Este planteamiento supone una inserción acertada en un debate anterior, y a partir de dicha inserción, el desarrollo de un planteamiento propio.

En las palabras del comunicador, filósofo y docente colombiano Fernando Vásquez Rodríguez, el género se encuentra en una tensión entre el arte y la ciencia (Vásquez, 1998). De hecho, esta es la primera, de las diez pistas para su composición, que nos brinda este autor:

En esa doble esencia del ensayo (algunos hablarán por eso de un género híbrido) es donde radica su potencia y su dificultad. Por ser un centauro —mitad de una cosa [arte] y mitad de otra [ciencia]—, el ensayo puede cobijar todas las áreas del conocimiento, todos los temas. Sin embargo, sea el motivo que fuere, el ensayo necesita de una “fineza” de escritura que lo haga altamente literario. (Vásquez, 1998, p. 16)

Consideremos dos tipos de dualidad. Primero, una de carácter filosófico entre arte y ciencia; luego, otra de carácter literario entre la potencia y la dificultad. Los dos tipos de dualidad radican en el género. Además, la dualidad filosófica induce una de tipo literario. Por otro lado, si “la potencia” de este escrito es el arte que en él radica, su “dificultad” viene a ser su carácter científico. Este está basado en una serie de convenciones académicas para llevar a cabo el proceso de escritura. Si logramos superar esta dificultad, podemos estar confiados en que realizamos un análisis pertinente y profundo. Tanto la pertinencia, como la profundidad son condiciones sine qua non de la reflexión ensayística. Constituyen, entre otros, dos criterios generales para su evaluación.

El arte está en la “fineza de escritura”

El ensayo tiene que estar bien escrito. Como género, se distingue del simple comentario libre. No solamente Vásquez Rodríguez insiste sobre este punto, sino también el filósofo y economista colombiano Salomón Kalmanovitz: “Una tradición de los principios de la buena escritura […] gramática, ortografía y […] un amplio vocabulario” (2013, párr. 2). Es un trabajo literario, de excelente expresión escrita. Esta debe ser clara, concisa y eficaz [11] . Además, “[se deben realizar] grandes esfuerzos para mejorar, ser entendido y querido” (Kalmanovitz, 2013). La expresión escrita induce, en último lugar, al desarrollo de “un estilo literario propio” (Kalmanovitz, 2013).

Al escribir un ensayo, el autor se pone en el puesto del lector y toma conciencia que va a ser leído. El ensayista nunca escribe para sí mismo, escribe a sabiendas que será analizado, ojeado y repasado. Más allá de esto, toma en consideración al lector y le facilita su tarea de leer. Simplifica la expresión, evita las repeticiones, enriquece su vocabulario con la terminología precisa, apropiada y utiliza múltiples conectores lingüísticos. Es una escritura cuidadosa, que selecciona palabras, cambia párrafos y crea efectos. Crear y esperar un efecto en el lector, es aquello en lo que también radica su sentido artístico. A continuación, desarrollaremos la metodología para este ejercicio.

La metodología cartesiana para el ensayo

Ahora profundizaremos nuestro análisis desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia y de la metodología de trabajos académicos. Las metas que nos hemos fijado son la objetividad, el debate y la comprobación. Con vistas a alcanzar un fin mayor que es la excelencia académica y profesional. Las herramientas que nos brinda la metodología cartesiana son la observación empírica, la lógica argumentativa y demostrativa. Su mayor beneficio: alcanzar una respuesta a un problema. Más aún, permite construir una visión y una opinión de lo que acontece en el mundo, producto de un proceso racional. Como lo podemos observar, todos los principios de la metodología cartesiana son puestos en marcha en la realización de este trabajo.

Las partes de todo el escrito son: la introducción, el desarrollo de los argumentos, la conclusión y la bibliografía. Empecemos por los elementos que componen la introducción: el enganche, la contextualización, la definición de términos y conceptos claves, la pregunta-problema y la tesis-plan.

Los apartes de la introducción [12]

La introducción comienza con un interés, que clásicamente demuestra la actualidad del tema; pero también puede ser, si el tema es más teórico, mostrando la actualidad de una teoría. Una tercera forma distinta de atraer al lector es con una cita que pertenezca a una autoridad en el tema, y que lo recoge ya sea de forma general, metafórica o concreta.

Le sigue entonces un marco espacio-temporal de análisis, llamado el contexto de desarrollo del tema. La justificación de un contexto es que las ideas —políticas, culturales, ideologías, etcétera— no están fijas en el tiempo, sino que al contrario evolucionan con él. Por otro lado, como ya lo observamos, el ensayo histórico es muy común en el género. Quien dice historia, dice contexto. ¿Cómo se define un contexto histórico? Con una fecha de inicio, y otra de final que marcan históricamente el período de tiempo al cual haremos referencia en nuestro escrito. En este sentido, un contexto usual y manejable en este tipo de producción puede abarcar desde los últimos cinco años, de una a varias décadas, un cuarto de siglo, medio siglo máximo. Se deben presentar de forma general los hechos históricos que acontecieron durante este período de tiempo, y que estuvieron relacionados con el tema, fenómeno o problema sociopolítico, económico o cultural estudiado. Mostrar, en particular, cómo estos influenciaron el fenómeno, o el problema, y cuál fue el proceso histórico de estos hechos.

La introducción va poco a poco delimitando el tema de estudio, lo va haciendo manejable en una reflexión lógica. El problema supone estudiarlo históricamente en un momento preciso y en un lugar dado. Ahora bien, teóricamente, hay dos caminos posibles: ya sea considerar uno de sus aspectos fundamentales; ya sea todos sus aspectos, de forma comprensiva. Las dos posibilidades llegan al mismo resultado: el estudio contextualizado del problema. Cuando se menciona un enfoque, esto alude a la(s) ciencia(s) o disciplina(s) desde la cual estudiaremos dicho tema. Este depende en primera medida de la materia en la cual nos solicitaron el trabajo, y segundo de nuestro conocimiento al respecto [13] . No olvidemos que las ciencias sociales dialogan entre sí y se puede, incluso resulta deseable, utilizar varias ciencias complementarias, para estudiar de forma comprensiva un tema. En otras palabras, el diálogo entre las disciplinas permite estudiar un objeto, un fenómeno, un problema, desde todas sus facetas.

Le explicamos entonces al lector los conceptos que usaremos a lo largo del trabajo: se trata de la definición de los términos y conceptos clave. En primer lugar, quisiéramos aclarar que esta no se limita a un inventario de definiciones semánticas, tomadas de la Real Academia de la Lengua Española (RAE). Se trata de realizar definiciones de conceptos, más que de términos. En otras palabras, de sobrepasar la definición semántica, para orientarse hacia una definición de orden conceptual. Las definiciones de este orden son tomadas de enciclopedias y de léxicos especializados en las distintas ramas de las ciencias económicas y sociales —economía, ciencia política, relaciones internacionales, etcétera—, mas no simplemente de un diccionario general, incluso si este fuera el de la RAE [14] . Así las cosas, la definición de términos puede considerarse el marco conceptual del ensayo. Ahora bien, ¿cómo realizar de forma correcta la definición de términos y conceptos clave? Se trata de tener en cuenta la teoría constructivista de las ciencias sociales: nada está fijo en el tiempo, todo obedece a un proceso histórico de construcción. Desde este punto de vista, toda definición obedece primero al desarrollo historiográfico anterior; y segundo, al momento histórico en el cual se está estudiando la idea, es decir su contexto. No podemos desligar la definición del contexto histórico preciso al cual estamos haciendo referencia. Más aún, debemos ajustar nuestro marco conceptual al contexto de estudio elegido con anterioridad. Por ejemplo, si el tema es la democracia, las definiciones que dieron los griegos, aquellas que sobrevinieron con el advenimiento del Estado liberal después de la Revolución francesa de 1789, los procesos de democratización ulteriores y la democracia contemporánea son todas diferentes; cada etapa marca un aporte, una profundización del concepto. Dicho de otra manera, no es lo mismo estudiar la democracia en la Grecia Antigua, que en la contemporaneidad; luego debemos ajustar el contexto y las definiciones conceptuales, al contexto histórico estudiado. Vale la pena resaltar que este no podría extenderse, al menos en este escrito, en un análisis total de la democracia: para esto se necesitaría una tesis doctoral, incluso más.

Ahora bien, todo tema esconde en su interior una serie de problemáticas, es decir de múltiples cuestionamientos. Estos derivan del principio intelectual que estableció Descartes (2008 [1637]) que es la duda. Todo puede ser sometido a cuestionamiento y consideración. La duda fundamental se expresa por medio del cuestionamiento y la pregunta. Esta se origina en tres fuentes. Primera, la intuición sobre el funcionamiento del mundo y los problemas frente a los cuales se enfrenta. Segunda, el conocimiento sobre las contradicciones, paradojas, absurdos de la realidad del mundo, que pueden ser expresadas en forma de cuestionamientos ético-morales, en virtud de los valores comúnmente aceptados y los derechos tanto colectivos como individuales; en particular, los derechos humanos y los derechos económicos de los individuos. Tercero, el sentimiento de injusticia e indignación frente a una situación particular, que muestra la violación de los derechos humanos y que nos lleva a preguntarnos cosas sobre el funcionamiento del mundo.

De otro lado, Karl Popper (1902-1994) agregó que, si una idea no es refutable, se puede someter a consideración su carácter científico [15] . Efectivamente, es el carácter de lo científico el de ser refutable en las cosas. En la pregunta-problema podemos aplicar este principio sometiendo a verificación las ideas sobre el funcionamiento del mundo, y obtener buenos resultados; o replanteando esquemas de pensamiento y hasta paradigmas.

Tanto la duda intelectual como la falsación de las cosas se expresan por medio de un conjunto de interrogantes que suscita un tema o un problema en particular. Son las herramientas que nos ayudan a diseccionarlo. No hay nada que no pueda ser sometido a la duda y al cuestionamiento. De todas las cuestiones que esconde un tema, nos interesaremos en una sola: será nuestra pregunta-problema. Esta constituye el corazón del trabajo, a partir del cual se construye la estructura del análisis. Consideremos que se requiere un entrenamiento del intelecto, para formular preguntas-problemas interesantes. Tengamos en cuenta estos dos elementos para que sea mínimamente correcta: primero, que no esté basada en evidencias de tipo factual [16] ; segundo, que tampoco radique en la supuesta “importancia” general de los hechos, ya que todo es importante y entonces nada es importante [17] .

A esta pregunta-problema, daremos una respuesta clara, concisa, lógica y basada en ideas generales: se trata de la tesis-plan [18] . No puede haber pregunta-problema sin esta, el inverso también aplica. Porque una es la respuesta lógica a la otra. Desde esta perspectiva, ya en la introducción el ensayista está poniendo a consideración del lector su respuesta, tesis.

Además, esta formulación va a dar la pauta de lo que será el desarrollo lógico del trabajo, o el hilo argumentativo del mismo —plan—. Está basada en dos o tres premisas o hipótesis de trabajo [19] , que se articulan entre ellas de forma lógica, gracias a los conectores lingüísticos: “En tanto que discurso, el ensayo requiere del buen uso de los conectores” (Vásquez, 1998, p. 16). Vale la pena recalcar que la tesis-plan es afirmativa y coherente. En últimas, en ella se encuentra aquello que el autor quiere comprobar. El planteamiento se resume en la pregunta-problema y su correspondiente tesis-plan.

Consejos para redactar una pregunta-problema

Preguntarse cómo y porqué de las cosas. En efecto, nos interesamos tanto en los procesos historiográficos, como en las razones que nos permiten comprender el presente. En ciencia política, por ejemplo, se analizan las cosas como hechos sociohistóricos. Preguntas interesantes también se enfocan en averiguar por qué sucede o sucedió algo, permitiendo realizar un planteamiento filosófico o institucional [20] . Lo histórico y lo filosófico nos dan luces sobre el origen de una idea política; lo institucional sobre la prácticas de mejoramiento funcional, luego constituyen cuestionamientos pertinentes.

Decantar la pregunta: que no contenga dos preguntas en una, que sea una sola pregunta, clara y bien redactada [21] . En este sentido, debe contener los términos del tema general. Recordemos que los problemas que tratamos a nivel académico obedecen a problemas humanos. Son problemas reales, que aquejan la vida de las personas, incluso de forma cotidiana. La pregunta-problema más interesante es aquella que resalta como el tema o el fenómeno estudiado afecta de alguna u otra manera la vida de las personas, en toda su cotidianidad y realidad.

Siempre resulta oportuno aludir a los valores y normas compartidos —constitución política, derechos humanos, libertad, dignidad, identidad, equidad, etcétera— para formular preguntas-problemas que resalten la afectación de los fenómenos estudiados a las comunidades, las naciones, los países y finalmente a los individuos, en toda su complejidad.

En la introducción es visible el método hipotético-deductivo de Descartes, el cual a partir de dos propuestas —contexto y marco conceptual— toma como consecuencia necesaria una tercera —el planteamiento, constituido por la pregunta-problema y la tesis-plan—. En efecto, en la tesis plan, se trata de plantear hipótesis de trabajo para someterlas luego a verificación. La deducción de Descartes se opone a la intuición, por cuanto esta es una percepción inmediata del mundo, mientras que el método implica una construcción mental.

Aplicando este método, la reflexión en la introducción va desde lo más general y lo más amplio, hacia lo más preciso y lo más complejo, como se puede observar en la figura 1 en forma de esquema piramidal invertido:

Esquema piramidal invertido

Figura 1 : Esquema piramidal invertido

Fuente: elaboración propia.

Vale la pena anotar que la introducción representa entre un 25 % y 30 % del trabajo: un enganche interesante, un contexto preciso, unas definiciones conceptuales profundas, un buen planteamiento dejan entrever que el ensayista tiene claridad mental e intelectual sobre el tema por tratar: “Un lector que sea confundido por la introducción o que no llegue a entender que el ensayo trata sobre un tema […] interesante, seguramente abandonará la lectura ahí mismo” (Kalmanovitz, 2013, párr. 7). Igualmente, la introducción demuestra que el autor cuenta con una idea personal, propia y novedosa. Por esto resulta natural que la introducción sea extensa [22] .

¿Cómo proceder a desarrollar el ensayo?

El corpus o desarrollo del análisis se construye acorde a un nivel de rigor científico y metodológico mínimo, para poder llevar a cabo una reflexión acertada y legítima. En consecuencia, el desarrollo del trabajo se articula en dos o tres premisas o hipótesis de trabajo principales, que constituyen “las partes” del mismo. Estas ya fueron presentadas de forma general en la tesis-plan, buscando dar una respuesta lógica y anticipada a la pregunta-problema que nos hemos planteado.

Aquí entra en juego el primer principio del desarrollo que es la organización de las ideas. Organizar las ideas es fundamental tanto para este tipo de texto, como para la metodología. En otras palabras, ¿dónde ubico qué?, ¿cómo proceder? De la siguiente manera: consideremos todo nuestro conocimiento sobre un tema específico. En la práctica, este se consigna en la célebre lluvia de ideas. En efecto, antes de empezar a redactar, debemos realizarla en borrador: se trata de un inventario de todo lo que sabemos sobre un tema específico. A partir de esta, vamos a realizar grupos temáticos de saberes semejantes entre sí. En este proceso, inevitablemente encontraremos que algunas nociones no corresponden a ningún grupo, y estas serán excluidas del trabajo y conservadas como poder de reserva sobre el tema, frente a una eventual pregunta que pueda surgir al respecto. Esto significa que no debemos sentirnos obligados a incluir en nuestro trabajo todas las nociones que tenemos sobre un tema de forma indiscriminada, al contrario: procedemos seleccionando cuidadosamente aquellas que corresponden efectivamente con el tema general [23] y que pueden ser agrupadas temáticamente. Estos grupos temáticos corresponden a las premisas o hipótesis principales de trabajo —tesis-plan—.

Diferentes formas de plan de trabajo [24]

Ahora bien, el principio de organización de las ideas supone clasificarlas en un orden lógico. Existen diferentes formas de clasificación lógica, o de elaboración de un plan de trabajo, respecto a la presentación de los argumentos:

Plan dialéctico (tesis/antítesis/síntesis, ampliación): se usa cuando le invitan a expresar una opinión sobre un hecho que presenta tanto argumentos a favor, como en contra, y que por lo tanto se puede discutir. Los argumentos se organizan en dos premisas temáticas opuestas. Esta forma de plan de trabajo se basa en el supuesto que todos los problemas sociopolíticos estudiados, derivan en posiciones ideológicas y políticas distintas, incluso opuestas, por parte de los actores que se encuentran implicados en ellos. El ensayista —en búsqueda de una cierta objetividad— debe recogerlas en su reflexión. La dicotomía es un principio angular de reflexión intelectual en el desarrollo del ensayo.

No obstante, el principio de un pensamiento dicotómico no significa que todo ensayo se limite a dos premisas. Al contrario, es deseable agregar una tercera premisa, la cual resuelva de forma pragmática el tema estudiado. La ampliación sugiere sobrepasar el debate alcanzando un nivel de consenso razonable respecto a la cuestión.

Plan analítico (causas/consecuencias): suele emplearse cuando le invitan a realizar una reflexión profunda sobre un tema en particular, analizando tantos sus causas como sus consecuencias. No se trata de simplemente enumerar y describir estos factores explicativos, sino de analizarlos y comentarlos en función de los referentes como son las leyes, los valores, los objetivos de la humanidad, etcétera.

Plan temático (noción 1/noción 2/noción 3): utilizado para temas amplios y generales. Las nociones son ordenadas de forma progresiva, hasta alcanzar una idea profunda en la reflexión.

Plan comparativo (acercamiento/alejamiento): este plan de trabajo de forma clásica se presentaba como una enumeración sencilla de las similitudes, para luego concentrarse en las diferencias de dos objetos estudiados. No obstante, resulta más interesante mostrar como los distintos aspectos de los objetos se acercan y se alejan entre sí. No olvidemos que, para desarrollar este plan de trabajo, los dos objetos tienen en su naturaleza que ser comparables entre sí, pues comparar dos objetos completamente ajenos el uno al otro resulta en un absurdo.

Cualquiera que sea el plan de trabajo desarrollado, debe haber una progresión hacia lo más relevante y lo más completo. El ensayo tiene un punto de llegada y sea cual sea el último argumento de la última premisa, este debe contener una idea fuerte que consiste en el verdadero centro de la reflexión. Este se debe alcanzar, como objetivo principal del trabajo. El centro de la reflexión es el objetivo de aprendizaje, conocido a nivel académico por el profesor. El plan de trabajo debe reflejar una reflexión organizada, lógica y eficaz. Dicho de otra manera, debe ser evidente la progresión hacia un centro de la reflexión, en particular, que el autor haya sido capaz de encontrar un punto de inserción en el tema que permita llegar al meollo de este. Es fundamental alcanzar una idea concreta, relevante y profunda, como respuesta objetiva a la pregunta-problema. El meollo del asunto es el centro del problema estudiado, en términos de la realidad compleja. En otras palabras, es un problema sociopolítico, cultural, económico o humano, con una serie de implicaciones que son estudiadas en el mismo. Estratégicamente, se conserva la idea más pertinente para el final. La respuesta más relevante se retomará como tal en la conclusión.

El segundo principio angular del desarrollo es la argumentación [25] . Desde el punto de vista de la lógica filosófica, la argumentación se define como una serie de argumentos presentados y dispuestos de forma racional, para llegar a una cierta conclusión. Por su lado, la tradición ensayística muestra que este es el género por excelencia para defender una idea. ¿Cómo la voy a defender? Con argumentos. Este es un texto meramente argumentativo. El trabajo de análisis es fundamental porque principalmente nos basamos en hipótesis generales de trabajo, que someteremos a verificación con demostraciones y procesos argumentativos.

Siguiendo a Anthony Weston (2001), toda hipótesis general presentada, debe estar sustentada en al menos un argumento principal. Son aquellas ideas fuertes, teóricas o paradigmáticas, que aluden a una ley o tendencia social general, a un conocimiento legítimo, porque fue demostrado por otros con anterioridad. El trabajo de argumentación, en este sentido, supone saber insertarse en los debates contemporáneos, sabiendo que ya otros han tratado los mismos temas que nosotros estamos tratando ahora, y que por ende en ningún caso estamos solos en la reflexión. Los argumentos principales no deben faltar en la sustentación de las premisas, porque entonces así mismo las conclusiones serán más relativas y menos objetivas (ver figura 2). Si los argumentos teóricos son fuertes, y hay aporte de un conocimiento legítimo, demostrado como tal, entonces las conclusiones serán menos relativas y más objetivas.

Valor relativo de los argumentos principales

Figura 2 : Valor relativo de los argumentos principales

Fuente: elaboración propia.

Ahora bien, los argumentos vienen en apoyo a cada una de las premisas principales. Atención, estas conexiones internas en el trabajo no son anodinas, y tienen que ser tenidas en cuenta con precisión, por cuanto sustentan argumentativamente la reflexión. Los argumentos insisten en un aspecto en particular o las consecuencias del fenómeno estudiado. Son razones para comprender el problema, agregan peso a la argumentación, haciendo que el planteamiento sea sólido. Vale la pena subrayar que cualquier premisa y cualquier argumento se puede discutir, pues es la esencia misma de la metodología cartesiana. Al final de los argumentos, se retoma, para el análisis, la relación de estos con el tema general.

En último lugar, se encuentra el valor argumentativo de los ejemplos. Ningún ensayo puede omitir los ejemplos históricos, o toda clase de ejemplos, ya que estos reafirman los argumentos. El ejemplo tiene un valor argumentativo: ilustra el argumento, lo enriquece, lo aterriza a una realidad concreta, que puede ser cotidiana. Si bien una ejemplificación correcta muestra la cultura general amplia del ensayista, que le atribuye una autoridad para escribir sobre un determinado tema, esta se debe poder verificar fácilmente, por lo que resulta mejor abstenerse de mencionar casos muy aislados. Atención, un contraejemplo puede crear una grieta en la argumentación que la debilite y eventualmente haga caer toda la construcción intelectual.

Es importante precisar que, con la intención explícita de no romper el hilo argumentativo del trabajo, no se trata de vehicular una serie de ejemplos diversos, sin conexión evidente con tema general o entre sí. Se recomienda tomar dos o tres ejemplos, e irlos desarrollando a fondo. En otras palabras, no contentarse con presentar los ejemplos, sino retomarlos más adelante y profundizarlos, haciendo explícita cada vez más su relación con el tema de estudio. También, se puede hacer referencia a los argumentos de autoridad, considerados como formulaciones teórico-prácticas del conocimiento y del mundo enunciadas por organizaciones, instituciones, personas con autoridad y legitimidad (Weston, 2001, cap. 4).

La argumentación es la piedra angular del ejercicio. Veamos el paso a paso siguiente para un desarrollo acertado de la misma (ver figura 3).

Paso a paso para
desarrollar la argumentación

Figura 3 : Paso a paso para desarrollar la argumentación

Fuente: elaboración propia.

Una vez redactado su texto, verifique si la información ofrecida en su respuesta es suficiente. Revise en particular la fuerza y formulación de las premisas, así como la idea principal. Finalmente, revise su texto antes de entregarlo al evaluador.

La metodología se puede resumir en un esquema del texto argumentativo o la “estructura de plan de trabajo”, la cual supone que escribirlo requiere, inevitablemente, de un trabajo de preparación cuidadoso. Ya lo dice Kalmanovitz: “Los ensayos no se escriben espontáneamente, con contadas excepciones. Transformar una buena idea en buen ensayo es un proceso difícil” (2013, párr. 4). A continuación, se brindarán las herramientas que les permitan a los aprendices de ensayistas sobrepasar esta dificultad y poder trasponer su idea en este tipo de texto, gracias precisamente al siguiente esquema preparatorio de trabajo. Usualmente, este último debe caber en una página y debe contener el planteamiento (pregunta-problema, enfoque y tesis-plan), la estructura, algunos elementos de conclusión, así como de bibliografía —obligatoriamente—.

Esquema del Texto Argumentativo [26]

En primer lugar, este esquema resalta la importancia de realizar párrafos, que permitan al lector, en todo momento, ubicarse en el escrito. Prácticamente, se recomienda que todos los párrafos comiencen con un conector lingüístico. Redactado de forma completa, este incluye el título general, y se recomienda que también comporte los títulos de las premisas, para que el lector se pueda fácilmente ubicar en el desarrollo de este [27] . Se omiten, una vez redactado el trabajo, los títulos de los diferentes apartes metodológicos de la introducción y de la conclusión, pues se asume el uso de conectores y que la metodología es una convención académica general.

En segundo lugar, no es obligatorio limitar el escrito a dos partes, que serían eventualmente una a favor y otra en contra —principio de la dicotomía—. Es posible desarrollar tres, cuatro o las partes que sean necesarias, siempre y cuando se respete la extensión del mismo. Cada premisa es sustentada por una serie de argumentos. Todo lo que se consigna en el desarrollo responde al tema de este, además del enfoque escogido para estudiarlo. El desarrollo tiene un hilo argumentativo, con un sentido hacia lo más concreto y lo más preciso. Fernando Vásquez Rodríguez afirma, en su tercera pista, que:

Un ensayo discurre. Es discurso pleno. Los buenos ensayos se encadenan, se engarzan, de manera coherente. No es poniendo una idea tras otra, no es sumando ideas como se compone un buen ensayo; es tejiéndolas de manera organizada; jerarquizando las ideas, sopesándolas (recordemos que ensayo viene de “exagium”, que significa, precisamente, pesar y medir, poner en la balanza). […] De allí también la importancia de un plan, de un esbozo, de un mapa-guía para la elaboración del ensayo. (Vásquez, 1998, p. 16)

Además, cada uno de los argumentos —principales y secundarios— va ilustrado de un ejemplo. Los ejemplos son retomados progresivamente, con el fin de profundizarlos. Las transiciones son las bisagras de la reflexión, permiten dicha articulación interna que menciona Vásquez Rodríguez en su cita. Estas recogen el argumento o idea final de premisa principal, y anuncian lógicamente la parte siguiente y el primer argumento que la sustenta. Estas transiciones son párrafos cortos entre las premisas principales.

Metodología de la conclusión

La conclusión [28] es por naturaleza corta, tiene —al igual que la introducción— sus apartes específicos. Comencemos por estudiar lo que no es una conclusión: no es una síntesis o resumen, y tampoco es una serie de preguntas abiertas sin respuesta. Comienza por una síntesis del conocimiento descubierto, de la idea más poderosa desde el punto de vista intelectual a la cual hemos podido llegar. También, se puede sintetizar el desarrollo del trabajo, gracias a los argumentos principales que fueron explicados, o a las conclusiones de cada premisa principal, que expresamos en las transiciones. En todo caso, al tratarse de una demostración, este trabajo de síntesis realza los resultados de esta por lo que se le puede considerar una recapitulación lúcida.

Vale la pena aclarar que dichos resultados usualmente no son ni blancos, ni negros, sino más bien grises. En otras palabras, tienen en cuenta los matices argumentativos que nos permiten ser lo menos relativos posible y lo más objetivos posible. No podemos eliminar completamente el relativismo propio del estudio del ser humano —poseedor del libre albedrío—, del ser organizado en sociedad —como ente independiente de los individuos que la componen—; y con problemas humanos, políticos y sociales. Asumimos, objetivamente, la parte de relativismo que les atañe; por ende, las respuestas que podemos aportar como analistas no pueden ser determinantes, sino inevitablemente relativas. Atención, insistimos que al afirmar esto no estamos suponiendo que no podamos aportar una respuesta objetiva al problema estudiado, al contrario: será una respuesta relativa, pero objetiva, en la medida en que asumiremos tanto el peso relativo de los argumentos, como los matices argumentativos. Entonces, estaremos en condiciones de alcanzar un nivel de precisión superior, respecto a lo que acontece en la realidad compleja. Esa respuesta resuelve el problema como tal y alcanza, de alguna manera, un resultado.

La conclusión puede finalizar ya sea con una abertura, o con una cita [29] . En este último aparte lo que se recomienda es buscar crear un impacto en el lector, con el fin de convencerlo de una vez por todas. Usualmente, la abertura se formula a manera de pregunta [30] . Esta indica que podríamos seguir estudiando el fenómeno en otros aspectos, u otro fenómeno correlativo, para lo cual necesitaríamos otro análisis. En este sentido, indicamos que el conocimiento es infinito, y lo orientamos hacia otras áreas de este. Es preferible no redactar la abertura, si no se tiene una idea clara de esta, y cerrar de forma prudente, aportando los resultados de la demostración. La cita, el remate [31] , la conclusión objetiva marca el punto de llegada de la reflexión.

Tratemos ahora el debate de la reflexión personal. Desde el punto de vista del método cartesiano, la opinión se debe proscribir. En Colombia, se ha venido realizando una adaptación a este principio, ya que muchos docentes aprecian que los estudiantes tomen postura. Los motivos que sustentan esta adaptación es que primero, antes de operar cualquier cambio sociopolítico hay que entender cómo funciona el mundo, lo que supone la formación de profesionales idóneos para la toma de decisión. En este sentido, estamos formando ciudadanos participativos. Las dos premisas anteriores suponen que los estudiantes adopten posturas claras sobre lo que pasó o pasa en el mundo, cualesquiera que estas sean, mientras sean capaces de argumentarlas. La opinión no es recibida sino al final, cuando ya se ha realizado el trabajo de argumentación y se espera que esta sea clara, a pesar del relativismo inherente al ser humano. La opinión es el resultado de la reflexión, más no al contrario.

Los desafíos que plantea este ejercicio a nivel académico son varios: una verdadera reflexión intelectual, el desarrollo de competencias, la presentación de una bibliografía triangulada. Por ende, no se encuentra exento de errores, de los cuales debemos tomar conciencia con el fin de evitarlos.

Los errores más comunes: no aportar un análisis conceptual previo; no aportar ejemplos de la actualidad; no desarrollar lo suficiente, parafrasear a los autores; no desarrollar el plan de trabajo como se anuncia en la introducción; no responder en el desarrollo al tema de estudio propuesto —fuera de tema—; no concluir.

Entonces, un buen ensayo es aquel que ha respetado con rigor la metodología, y las etapas de construcción de la reflexión. Es un ensayo al cual se la ha prestado especial atención a la precisión y claridad de la expresión escrita. Está sólidamente argumentado y enriquecido con ejemplos verificables.

Para cerrar, queremos citar a la experta del Centro de Redacción de la Universidad de Harvard Kathy Duffin (1999), quien coincide en mucho de lo que aquí se señala: la claridad y el orden del trabajo argumentativo; la sustentación del planteamiento principal: “[…] todo buen ensayo debería mostrarnos una mente desarrollando una tesis, sustentando esa tesis con evidencia, anticipando de forma hábil las objeciones o los contra-argumentos a la misma, y manteniendo el impulso del descubrimiento” (Duffin, 1999, párr. 1); la originalidad de la idea central:

[…] usted nunca está simplemente transfiriendo información de un lugar hacia otro, ni mostrando que ha dominado una cierta cantidad de material […]. En cambio, usted debería tratar de hacer lo mejor posible para alcanzar una idea original, a la cual llegó después de un período de investigación. (Duffin, 1999, párr. 2)

La idea de desarrollo hacia una idea compleja y precisa: “usted puede decidir pasar de la evidencia más pequeña a la más impresionante. O puede comenzar con lo más convincente, y después mencionar otros detalles importantes. También puede retener una evidencia sorprendente hasta el final” (Duffin, 1999, párr. 7). La utilidad persuasiva de la estructura argumentativa: “el corazón del ensayo académico es la persuasión” (Duffin, 1999, párr. 9). La deducción: “la estructura argumentativa más común en inglés es deductiva” (Duffin, 1999, párr. 10).

Sin embargo, la experta llama la atención sobre lo que llama “la tensión argumentativa”. Según Duffin, esta tensión deriva de la asimetría que se establece entre aquel que desea convencer y aquellos que deben ser convencidos. “Su objetivo es hacer el ensayo de tal forma que cualquier persona razonable podría convencerse de la razonabilidad de su tesis” (Duffin, 1999, párr. 6). Ahora bien, ella insiste en la necesidad de la honestidad intelectual: “Al omitir indicar la conciencia de posibles objeciones, el autor parecerá estar escondiendo algo, y su argumento será en consecuencia más débil” (Duffin, 1999, párr. 7). Luego se trata de considerar y aportar los posibles contraargumentos al planteamiento que hemos realizado, para someterlos a debate. Es un cuestionamiento constante alrededor de los conceptos y las posturas, para llegar a una idea concreta. Dicho de otra manera, el trabajo debe incorporar una tensión argumentativa.

Bajo la lupa de la filosofía de la ciencia, este ejercicio enfatiza en una serie de posturas intelectuales y de competencias del saber hacer. La primera idea central es la idea del rigor: respetar los apartes de la metodología, si acaso su orden. Segundo, estamos argumentando para convencer a nuestros lectores y ganarnos una cierta legitimidad relativa a nuestra forma de pensar. Esto supone el manejo de argumentos y fuentes de todo tipo, la capacidad de tener un pensamiento claro, ordenado, que resulte seductor para el lector. Ahora bien, el planteamiento de una idea personal, propia y novedosa permite convencer al lector de la validez de este. Como medio para alcanzar un pensamiento profundo y una opinión sustentada, que aporte a la resolución de un problema determinado, este escrito cuenta con utilidad profesional.

Ejemplo y perspectivas profesionales del ensayo

Este es un ejercicio que cumple la función —tanto a nivel académico como profesional— de atribuir un determinado nivel de mérito social a su autor [32] . Lectores y evaluadores decidirán si fue bueno, regular o deficiente. Por ende, enseguida presentaremos un ejemplo, y estudiaremos las perspectivas profesionales del ejercicio. Finalmente, sugerimos un marco de evaluación general.

Ejemplo y ejercicio de ensayo

A continuación, presentamos una propuesta de plan de trabajo de ensayo sobre el siguiente tema: la división de la humanidad entre “nosotros y ellos”.

En junio de 2006 se termina la construcción de un muro de hormigón que separa, a lo largo de unos treinta kilómetros, varios asentamientos israelíes en Cisjordania, de su lado palestino, dividiendo así esta región central y clave del Medio Oriente. Este muro es el más reciente de otros muchos, que se han construido a lo largo de la historia, a saber el muro de Berlín, o la línea de verde de Chipre, que sirvieron para separar a los soviéticos de los aliados durante la Guerra Fría; y la influencia turca del resto de los chipriotas, respectivamente.

Actualmente, observamos que el ser humano sigue queriendo separar el género en diferentes grupos, ya sea siguiendo criterios ideológicos, raciales o culturales. De este modo, dividir a la humanidad es distinguir diferentes orígenes, nacionalidades, clases sociales, creencias, religiones, etcétera. Nace así la necesidad de plantear un “otro”, basado en la diferencia, para que exista un “yo”. Por otra parte, la sociedad es un ente de seres “libres e iguales”, en la cual no siempre se ha querido dividir a la humanidad, sino al contrario afirmar la igualdad y la unidad de la sociedad. Entendemos por división la definición de un “otro” a partir del reconocimiento de su diferencia. En cuanto a la identidad, esta corresponde al resultado de un proceso de definición de sí mismo, que combinan las posiciones objetivas de los individuos en la sociedad, con las definiciones subjetivas de las mismas. La sociedad es una asociación de individuos que presenta un carácter organizado y duradero, estructurado por relaciones funcionales entre unidades sociales interdependientes que crean un sistema complejo (Nay, 2011). El ser humano constituye el actor político en dicha sociedad.

De esta manera, nos podemos preguntar: ¿El ser humano siempre ha querido dividir a la Humanidad entre nosotros y ellos? Sí, el ser humano siempre ha definido su identidad a partir de las diferencias que reconoce en el otro (I). No obstante, en tanto que agrupamiento de seres libres e iguales, la sociedad busca crear unidad política (II). Es por esto que la sociedad nace de una tensión entre unidad y división (III).

I. El ser humano siempre ha definido su identidad a partir de las diferencias que reconoce en el otro

a. La identidad se basa en la cultura

b. La función social de la cultura es distinguir los grupos culturales

c. El otro es diferencia

II. La sociedad también busca crear unidad política

a. Las teorías contractualistas del nacimiento del Estado

b. El concepto de cohesión social en los Estados modernos

c. La unión de fondo a pesar de las múltiples diferencias

III. La sociedad nace de una tensión entre unidad y división

a. La propiedad privada

b. La sociedad civil

d. Las desigualdades económicas que dificultan la unidad

Conclusión. La división de la humanidad entre “nosotros y ellos” se basa en la cultura, ya que esta crea identidad cultural a partir del reconocimiento de la diferencia que hay en el otro. Sin embargo, la humanidad también ha querido unirse para dar nacimiento al Estado, y crear cohesión social: es un objetivo fundamental en las naciones modernas, a pesar de las diferencias que puedan coexistir con este principio de unidad. Es la razón por la cual la sociedad civil nace de una tensión entre división y unidad de la humanidad. Hoy en día, las desigualdades económicas socavan la unidad social.

Ahora, los invitamos a desarrollar una introducción y una estructura de plan de trabajo con elementos de bibliografía sobre el tema siguiente: el hombre: el mayor peligro para el hombre. Aplique las etapas para realizar una argumentación (ver figura 3).

Perspectivas profesionales

Si el ensayo esconde una reflexión intelectual y además desarrolla la competencia cognitiva, resulta inevitable pensar que tenga alcances para la vida profesional. Todo profesional debe saber hacer un reporte, un análisis de una situación, encontrar las causas y los aspectos de un problema, y las relaciones entre estos. Deben saber identificar las implicaciones en cadena de un problema y poder pensar la manera de romper con este encadenamiento de causas y consecuencias. Se deben conocer los fenómenos y poder relacionarlos con los hechos tanto históricos como actuales.

Todas estas relaciones se “van tejiendo” en la reflexión ensayística. Las ideas son tratadas una y otra vez, reorganizadas, reconsideradas. Se trata de un análisis demasiado amplio:

El ensayo siempre pone en cuestión, diluye las verdades dadas, se esfuerza por mirar los grises de la vida y de la acción humana. El ensayo saca a la ciencia de su excesivo formalismo y pone la lógica al alcance del arte. Es simbiosis […]. Los ensayistas de oficio saben que las verdades son provisionales, que toda doctrina contiene también su contrario, que todo sistema alberga una fisura. Y el ensayo, que es siempre una búsqueda, no hace otra cosa que hurgar o remover en esas grietas de las estructuras. Digamos que el ensayo —puro ejercicio de pensar— es el espejo propio del pensamiento. (Vásquez, 1998, p. 16)

Por otro lado, Kalmanovitz insiste en que “el profesional o mejor el intelectual tiene el deber de comunicar claramente su trabajo a sus colegas o al público. Sugiere que el escritor seduzca al lector para que éste lo lea y lo trabaje con cuidado” (2013, párr. 2). La competencia comunicativa, central en todo profesional, se desarrolla gracias al trabajo de argumentación que logra seducir al lector. Convencerlo de que el punto de vista del autor es objetivo, novedoso, legítimo, profundo. Que su reflexión es lógica, razonable y sólida frente a cualquier contra-argumento. Que se realizó un trabajo anterior de investigación y de organización de las ideas. Seducir también es sugerir una idea central, una solución a un problema o una recomendación. Estas son capacidades profesionales fundamentales.

Una reflexión que merezca reconocimiento en el ámbito profesional supone un aporte que permita avanzar en el conocimiento de un fenómeno o problema de cualquier orden. Asimismo, que incluya una serie de propuestas a manera de soluciones o recomendaciones que permitan la participación activa en los procesos de cambio sociopolítico. No podemos esperar ser reconocidos a nivel profesional, sino en la medida que hemos cumplido con las exigencias de una reflexión rigurosa, objetiva, basada en el conocimiento para formar una opinión, que constituya un verdadero aporte a la solución de los problemas contemporáneos.

Marco de evaluación general

A continuación, sugerimos un esquema que esperamos aclare los criterios de evaluación generales para los estudiantes-ensayistas.

Criterios de evaluación Bueno Regular Deficiente
Rigor metodológico: - contexto - definición de conceptos clave - pregunta-problema - tesis-plan - conclusión - bibliografía
Claridad de la expresión oral
Precisión de la terminología utilizada
Novedad del planteamiento
Títulos (principal y premisas)
Estructura del pensamiento
Síntesis argumentativa
Premisas principales
Desarrollo de los argumentos
Ejemplos
Transiciones
Coherencia (lógica general, eficacia)
Cohesión (hilo argumentativo)
Profundidad: ¿alcanza el meollo del asunto?

Conclusión

La reflexión del ensayo es específicamente profunda y muy amplia. Se trata de un ejercicio en el cual el candidato demuestra todas sus capacidades: de redacción, analíticas, de síntesis de argumentos en los debates contemporáneos, de ser propositivo. Se recomienda realizarlo con tiempo, con cuidado y atención a los detalles para abrir las puertas hacia el perfeccionamiento, y la excelencia tanto académica como profesional.

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Notas

Artículo recibido: 4 de abril de 2019 / Aceptado: 19 de septiembre de 2019 / Modificado: 7 de octubre de 2019. Este artículo es producto de una investigación de fuentes literarias sobre el ensayo, así como fuentes especializadas en metodología cartesiana. No contó con financiación para su realización.
Politólogo de la Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne, Francia, especialista en Procesos Políticos Latinoamericanos por Clacso, Argentina. Asesor en Colombia de Canadian Centre of Excellence for Anti Corruption, Canadá. Correo electrónico: danielpolitics@icloud.com https://orcid.org/0000-0002-6496-0022
Dirigido a estudiantes en cualquier nivel de estudios, pregrado y posgrado. Especialmente dirigido a estudiantes en diferentes géneros discursivos como la crónica, la monografía e incluso el artículo periodístico.
Recordemos que Montaigne era un lector empático de Virgilio, Séneca y Plutarco.
O también, ¿qué sé yo de mi ser?
Los artículos periodísticos son más usados para el ejercicio de análisis de coyuntura. Sin embargo, bien se pueden agregar dos o tres de estos a la bibliografía. No sabría la bibliografía del ensayo estar únicamente compuesta de artículos periodísticos, ni de páginas web.
Se consideran en general los prejuicios, las ideas y los lugares comunes, el etnocentrismo, las teorías de la conspiración, las objetivaciones, etcétera como materia para el análisis crítico en ciencias sociales, más no como la fuente de conocimiento.
La bibliografía es una condición sine qua non del ejercicio a nivel académico.
Vale la pena aclarar que este capítulo no pretende en ningún caso reemplazar la asistencia a un curso sobre el género, sino que más bien se complementa con este, en la medida en que busca brindar aclaraciones, precisiones y herramientas metodológicas que permitan desarrollar este escrito.
Saramago (1995).
En el ensayo “No acabamos de saber quiénes somos” (García Márquez, 2003), el autor “reflexiona acerca del impacto generado por los primeros españoles que arribaron a tierras americanas; el deslumbramiento, avivado por la ornamentación exorbitante de los atuendos aborígenes, traspuso la inicial admiración que provocó el candor de los exóticos paisajes, por la ambición desaforada que produjo la profusa presencia de oro en las vestimentas y accesorios de los nativos. En lo sucesivo, García Márquez continúa hilando aquellos hechos que incidieron drásticamente en el rumbo de una historia, la cual, señala, fue plasmada con un orden de hechos alejados de lo que realmente sucedió “Somos dos países a la vez: uno en el papel y otro en la realidad.”. El tono reflexivo del texto está siempre orientado a la caracterización tajante de los rasgos que, según García Márquez, identifican a un colombiano en cualquier parte del mundo; “Queremos siempre un poco más de lo que ya tenemos, más y más de lo que parecía imposible, mucho más de lo que cabe dentro de la ley, y lo conseguimos como sea: aun contra la ley” (Recuperado de: https://www.bibliotecapiloto.gov.co/ensayos-y-relatos-de-gabriel-garcia-marquez/).
El llamado Siglo de Oro de la Literatura española se extiende de 1492, fecha que marca el descubrimiento de América, hasta 1681, año en el cual fallece el escritor español Pedro Calderón de la Barca.
Las reglas de redacción indican realizar párrafos, construir oraciones cortas —sujeto, verbo, complemento— que expresen una sola idea concreta. Kalmanovitz insiste en la riqueza del vocabulario, la precisión de las palabras, el ritmo entre ellas y la puntuación correcta. Nos recuerda evitar las repeticiones, que son tan molestas al lector. La invitación es a mantener un estilo ya sea neutro o sostenido, y a expresarse de forma precisa y elegante. Al respecto, consultar: Martín Vivaldi, G. (2000). Curso de redacción: teoría y práctica de la composición y del estilo. Madrid: Paraninfo.
Nos basaremos en Del Castillo-Rengifo (2012).
Por ningún motivo, el enfoque puede reemplazar el tema de estudio escogido. En otras palabras, el enfoque no es pretexto para desarrollar otro tema distinto. Es un error común por evitar.
El cuál es el más legítimo, desde el punto de vista del desarrollo de la lengua española.
Dicho de otro modo, toda proposición científica debe admitir la falsedad, o sus propios límites. Esta falsación le atribuye su cientificidad.
Esto significa que si la respuesta a la pregunta-problema es obvia, esta última no se encuentra correctamente formulada porque la idea que esconde es evidente, luego no es un verdadero cuestionamiento sobre la realidad compleja. En otras palabras, no vale la pena —a menos de contar con argumentos verdaderamente fuertes— discutir verdades consensuales ni generalmente aceptadas. Sucede, igualmente, con las preguntas-problema alrededor de la importancia de los hechos —ver la nota al pie siguiente, n.° 23—.
Desde este punto de vista, afirmar que algo es importante, no aporta nada intelectualmente al estudio y la reflexión sobre ese algo. La importancia de los hechos es profundamente relativa, y este concepto es difuso por cuanto necesitaríamos estudiar la exposición mediática para evaluar la importancia o no de un hecho, y con esto no bastaría para analizar un hecho importante. Lo que es importante para algunos, no lo es para otros, muchos factores inciden en la importancia de los hechos, como su costo, sus antecedentes, sus consecuencias, etcétera. ¿Qué es un hecho importante? Nada es importante, puesto que todo lo es.
También se le puede llamar “anuncio de plan de trabajo” o “frase-plan”. En un trabajo de tesis, la formulación de hipótesis es fundamental, ya que estas serán luego sometidas a refutación y/o verificabilidad. En el ensayo, es más pertinente mencionar una tesis-plan. Ésta última debe ser formulada en una sola oración, de manera afirmativa, clara y eficaz.
También se les llama los ejes argumentativos de análisis.
Un planteamiento institucional es una visión práctica de las cosas, que se centra en el funcionamiento de una institución, cualquiera que esta sea. Busca en particular mejorar este funcionamiento, desde todos sus aspectos.
Si bien una problemática es una serie de preguntas combinadas que esconde un tema, nos interesaremos en una sola de estas, con el fin de hacer tratable el tema en un ensayo.
Se considera, de forma general, que la introducción debe tener entre una y dos páginas, para un escrito de aproximadamente 3000 a 5000 palabras de extensión. Al menos, debe tener la misma extensión de una de las premisas de desarrollo del ensayo. La extensión usual del mismo es entre tres y cinco páginas. Se trata, en todo caso, de un texto corto o medianamente extenso. Lo cual significa que, si el trabajo sobrepasa las diez páginas, la introducción puede sobrepasar las dos páginas y esto sería lógico desde la metodología. La introducción es extensa.
Todo lo consignado en el ensayo debe estar inevitablemente relacionado con el tema de este, y con su enfoque de estudio, en cuyo caso contrario nos arriesgamos a cometer un fuera de tema, o una digresión en el hilo argumentativo del mismo.
Se basa en Études Littéraires (2004-2019).
Vale la pena aclarar que el ensayo como género no se somete en muchos casos a la lógica argumentativa clásica. Por ejemplo, el filósofo alemán Theodore Adorno (1903-1969) emite fuertes reservas frente a la argumentación cartesiana en: Adorno (2001, pp. 23-53). Otro ensayista reconocido que escapa a este tipo de ensayo argumentativo es el filósofo y semiólogo francés Roland Barthes (2011).
Nótese que el esquema del texto argumentativo presentado a continuación se puede aplicar por igual al ensayo y la argumentación en el trabajo de exposición.
De forma general, se considera que, si un ensayo tiene una extensión entre cuatro y cinco páginas, se podrían obviar los intertítulos; en cambio sí es más largo, es preferible incluirlos para indicar los ejes argumentativos centrales del mismo.
También se le llama epílogo o, simplemente, párrafo de cierre.
Con la condición de que la cita se encuentre explicada a partir, por ejemplo, de las normas y valores compartidos.
Aunque también se podría formular afirmativamente, alrededor de una nueva línea de investigación sobre un tema determinado.
Se recomienda leer los remates de las columnas del escritor y periodista colombiano Antonio Caballero.
Hoy en día, abundan los concursos de ensayos.

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Del Castillo-Rengifo, D. (2020). Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (17), 150–178. https://doi.org/10.15446/frdcp.n17.78913

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Del Castillo-Rengifo, D. 2020. Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política. 17 (abr. 2020), 150–178. DOI:https://doi.org/10.15446/frdcp.n17.78913.

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Del Castillo-Rengifo, D. Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia. forum. rev. dep. cienc. politica 2020, 150-178.

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DEL CASTILLO-RENGIFO, D. Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, [S. l.], n. 17, p. 150–178, 2020. DOI: 10.15446/frdcp.n17.78913. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/78913. Acesso em: 25 jul. 2024.

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Del Castillo-Rengifo, Daniel. 2020. «Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia». Forum. Revista Departamento De Ciencia Política, n.º 17 (abril):150-78. https://doi.org/10.15446/frdcp.n17.78913.

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Del Castillo-Rengifo, D. (2020) «Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia», Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (17), pp. 150–178. doi: 10.15446/frdcp.n17.78913.

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D. Del Castillo-Rengifo, «Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia», forum. rev. dep. cienc. politica, n.º 17, pp. 150–178, abr. 2020.

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Del Castillo-Rengifo, D. «Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, n.º 17, abril de 2020, pp. 150-78, doi:10.15446/frdcp.n17.78913.

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Del Castillo-Rengifo, Daniel. «Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, no. 17 (abril 14, 2020): 150–178. Accedido julio 25, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/78913.

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Del Castillo-Rengifo D. Más allá del ensayo. Perspectivas metodológicas de un género literario por excelencia. forum. rev. dep. cienc. politica [Internet]. 14 de abril de 2020 [citado 25 de julio de 2024];(17):150-78. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/78913

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