Publicado

2021-01-29

La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas

Parenting as a Political Socialization Environment: Experiences of Colombian Families

A parentalidade como cenário de socialização no político: Experiências de famílias colombianas

DOI:

https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.85502

Palabras clave:

Familia, parentalidad, socialización política, nociones políticas, pensamiento crítico (es)
Family, parenting, political socialization, political orientations, critical thinking (en)

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Autores/as

El objetivo de este artículo es visibilizar experiencias parentales de socialización en lo político en familias colombianas. Se sustenta en una visión bidireccional de la parentalidad y la socialización política. Se entiende lo político como una dimensión de lo social que tiene un doble carácter conflictivo y deliberativo. En ese sentido, la socialización en lo político puede conducir tanto a perpetuar como a transformar las condiciones existentes y las orientaciones políticas recibidas. La investigación es de carácter cualitativo, los datos provienen de entrevistas semiestructuradas realizadas a madres y padres de tres familias. Los resultados muestran diferentes experiencias mediante las cuales las familias fomentan el pensamiento crítico y ayudan a construir nociones políticas relacionadas con paz, alteridad, participación e inequidad social.
The objective of this paper is to show experiences of political socialization between parents and children in Colombia. It is based on a two-way vision of parenting and political socialization. The political is understood as a dimension of the social that has a double character: conflicting and deliberative. In that sense, political socialization can lead to both perpetuating or transforming conditions and political orientations received. The research is qualitative, with data coming from semi-structured interviews conducted with the mothers and fathers of three families. The results show different experiences through which the families encourage critical thinking and construct political notions related to peace, otherness, participation and social inequality.
 O objetivo deste artigo é tornar visíveis experiências parentais de socialização no político em famílias colombianas. Sustenta-se em uma visão bidirecional da parentalidade e a socialização política. O político entendido como uma dimensão do social a qual tem um caráter duplo conflituoso e deliberativo. Nesse sentido, a socialização no político pode encaminhar tanto a perpetuar como a transformar as condições existentes e as orientações políticas recebidas. A pesquisa é qualitativa, os dados provêm de entrevistas semiestruturadas realizadas com mães e pais de três famílias. Os resultados evidenciam diferentes experiências que usam as famílias para fomentar o pensamento crítico e ajudar na formação de noções políticas relacionadas com a paz, alteridade, participação e inequidade social.

Recibido: 2 de marzo de 2020; Aceptado: 25 de agosto de 2020

Resumen

El objetivo de este artículo es visibilizar experiencias parentales de socialización en lo político en familias colombianas. Se sustenta en una visión bidireccional de la parentalidad y la socialización política. Se entiende lo político como una dimensión de lo social que tiene un doble carácter conflictivo y deliberativo. En ese sentido, la socialización en lo político puede conducir tanto a perpetuar como a transformar las condiciones existentes y las orientaciones políticas recibidas. La investigación es de carácter cualitativo, los datos provienen de entrevistas semiestructuradas realizadas a madres y padres de tres familias. Los resultados muestran diferentes experiencias mediante las cuales las familias fomentan el pensamiento crítico y ayudan a construir nociones políticas relacionadas con paz, alteridad, participación e inequidad social.

Palabras clave

familia, parentalidad, socialización política, nociones políticas, pensamiento crítico.

Abstract

The objective of this paper is to show experiences of political socialization between parents and children in Colombia. It is based on a two-way vision of parenting and political socialization. The political is understood as a dimension of the social that has a double character: conflicting and deliberative. In that sense, political socialization can lead to both perpetuating or transforming conditions and political orientations received. The research is qualitative, with data coming from semi-structured interviews conducted with the mothers and fathers of three families. The results show different experiences through which the families encourage critical thinking and construct political notions related to peace, otherness, participation and social inequality.

Keywords

family, parenting, political socialization, political orientations, critical thinking.

Introducción

La segunda mitad del siglo XX y los inicios del siglo XXI en Colombia se caracteriza por reiterados intentos de paz en un contexto de violencia social y política. La construcción de paz requiere que los acuerdos políticos estén respaldados por el compromiso ciudadano para una sana convivencia, en donde la socialización política juega un papel decisivo. La socialización política es una categoría transdisciplinar donde la ciencia política converge con otros campos del conocimiento como la psicología, la sociología y la educación. La psicología social y la psicología política se han interesado en la manera como se forma el sujeto político en el transcurso del ciclo vital y en diferentes ámbitos. En relación con la niñez, la investigación previa a los años de 1970 se caracterizó por una visión normalizadora que se interesaba en conocer cómo los niños aprenden la lealtad política, estos estudios asumían que las actitudes políticas transmitidas de padres a hijos tenían un carácter estructurador. Sin embargo, la falta de respaldo a estos postulados por parte de la evidencia empírica limitó el avance de los estudios acerca de las características específicas que adquiere la socialización política durante la infancia (Imhoff y Brussino, 2016).

Actualmente se ha reconocido la necesidad de retomar los estudios sobre socialización política en la infancia y la adolescencia, tarea que ya está siendo asumida por varios investigadores. A nivel latinoamericano, Imhoff y Brussino (2013) entrevistaron a 200 niñas y niños argentinos y encontraron que tenían bajos niveles de participación política, no tenían un rol protagónico en la mayoría de actividades y desconocían sus posibilidades de participar. Esto mostró la necesidad de fortalecer los espacios de socialización política que permitan a los niños conocer su papel como ciudadanos y sujetos políticos y, por tanto, tener una mayor participación. Por otra parte, se ha estudiado la socialización política en relación con fenómenos específicos como el Golpe de Estado chileno de 1973 y la dictadura posterior. Haye et al. (2013) llevaron a cabo una investigación con preadolescentes, en la cual identificaron patrones narrativos dominantes sobre el Golpe de Estado que coincidieron con los encontrados en adultos. Los resultados son atribuibles a procesos informales de socialización provenientes de la familia, pues cuando se obtuvieron los datos no se disponía de información sistemática sobre el Golpe y los niños no habían participado de ningún proceso formal de enseñanza política. Además, los participantes manifestaron que ocasionalmente conversaban con sus padres acerca del tema, pero casi nunca con sus pares. En relación con la dictadura, Castillo y González (2015) evidenciaron la transmisión de padres a hijos de un proyecto de resistencia, sin embargo, los niños y niñas participaban activamente en la construcción de una comunidad afectiva que excedía los vínculos familiares.

En Colombia se ha indagado especialmente con niñas y niños residentes en contextos violentos. Alvarado, Ospina y Luna (2005) encontraron que crecer en tales contextos genera en ellos nociones de justicia asociadas con expresiones de venganza e inculpación, esto los lleva a dudar de la legitimidad de los sistemas reguladores del Estado y la sociedad civil, y a ver la impunidad como una práctica común que dificulta la democracia, la equidad y el cumplimiento de normas y acuerdos. Otra investigación encontró que niñas y niños residentes en sectores conflictivos tenían ambivalencia sobre la construcción de subjetividad política en relación con el cuidado y la responsabilidad frente a los otros, ellos justificaban la destrucción del otro lejano con el propósito de proteger al otro cercano (Gómez et al., 2013). También se ha investigado el impacto de la socialización política en los jóvenes. En un estudio sobre sus experiencias de acción política, Botero, Vega y Orozco (2012) encontraron que mediante las relaciones intergeneracionales familiares los jóvenes adquirieron valores para la vida ética, aprendieron a priorizar los intereses colectivos sobre los personales y a construir resistencias.

Las anteriores investigaciones aportan valiosa información sobre el proceso de socialización política de niñas, niños y adolescentes, y muestran la necesidad de profundizar en la investigación sobre el papel que juega la familia en este proceso, por lo cual, este artículo tiene como objetivo visibilizar experiencias parentales que contribuyen al proceso de socialización política. Sus aportes se ubican en la convergencia disciplinar entre política y psicología. Los resultados hacen parte de una investigación que busca comprender cómo se configura lo político desde lo parental.

El concepto de socialización política se refiere al proceso de vinculación de las nuevas generaciones a la sociedad, mediante la transmisión y negociación de normas, valores e ideologías políticas (Alvarado, Ospina y García, 2012; Botero, Salazar y Torres, 2009; Botero, Vega y Orozco, 2012). Las investigaciones iniciales sobre socialización política tenían una perspectiva transmisionista, pero actualmente toma fuerza una perspectiva bidireccional que reconoce la socialización como un proceso de construcción conjunta con un potencial de cambio social, donde las nuevas generaciones juegan un papel activo en otorgar sentidos a las experiencias (Imhoff y Brussino, 2016; McDevitt y Kiousis, 2015). La perspectiva transmisionista ha recibido críticas por ser conservadora, pues implicaría que se mantengan las ideologías políticas a través de las generaciones (Castillo y González, 2015). Aunque la definición de socialización política es amplia, buena parte de la investigación desarrollada sobre el tema se centra en la transmisión de ideologías políticas, por tanto, es necesario profundizar en otras dimensiones como las emociones y nociones políticas y la alteridad (Garavito y Molina, 2020).

Desde la perspectiva bidireccional, se han desarrollado experiencias alternativas de formación política donde niñas y niños tienen una participación activa. En Argentina, Imhoff y Brussino (2015) realizaron un proceso de socialización política alternativa con niñas y niños de 10 y 11 años, con el propósito de promover su pensamiento crítico y fomentar valores sociopolíticos contrahegemónicos, mediante herramientas que les permitieron cuestionar lo establecido. En Colombia, Alvarado et al. (2006) implementaron un programa con la participación de niñas y niños escolarizados de sectores con alta conflictividad social, con edades entre 8 y 10 años, el cual fortaleció sus actitudes favorables hacia la equidad y la aceptación de las diferencias. Tales procesos se han centrado en la escuela, ámbito que ha jugado un rol destacado en términos de intervención e investigación sobre formación en habilidades políticas (Calvo, 2003; Monsalve, 2017). Sin embargo, la socialización política también se lleva a cabo en otros ámbitos como la familia, los pares y los medios de comunicación. Aunque es ampliamente reconocido el papel decisivo que juega la familia en la socialización política (Levinsen y Yndigegn, 2015; Milburn, Niwa y Patterson, 2014; Murray y Mulvaney, 2012; Rico y Jennings, 2012; Spellings, Barber y Olsen, 2012), se dispone de poca información acerca de la manera como las familias colombianas construyen sentidos sobre lo político.

Las familias colombianas cumplen su función socializadora de diferentes maneras, las cuales están relacionadas con su modelo cultural, nivel educativo y con los recursos sociales y materiales de los que disponen. Esta función se desarrolla en el marco de una tensión entre lo público y lo privado, dado que se asume que las familias son responsables por el bienestar de sus integrantes y por el equilibrio social, pero a menudo son ignoradas en la esfera pública (Minsalud, 2012). Tal situación resulta acorde con lo planteado por Rose (1999), quien afirma que la familia representa la esfera privada por excelencia para el modelo liberal, pero aclara que tal privacidad constituye una herramienta para el gobierno de la población que produce ciudadanos acordes con tal modelo sociopolítico. Estas tecnologías de gobierno funcionan a través de la promoción de subjetividades, estableciendo una manera determinada de ver y evaluar nuestra vida familiar.

Para garantizar que el ámbito privado familiar funcione como tecnología de gobierno, las familias están sometidas a vigilancia por parte del Estado. Esto ha permitido que cada vez sean más visibles como escenarios de violencias (Barbosa, 2014; Giraldo y González, 2009; Pineda y Otero, 2004). Sin embargo, las familias también generan experiencias que permiten a sus integrantes desarrollar habilidades para convivir en paz. Posiblemente, la concepción de la familia como nido de afectos y el reconocimiento de su función socializadora han dado lugar a una naturalización de estas prácticas, en el sentido que representan lo que se espera de la familia, su función “natural”. Para comprender el verdadero papel de las familias colombianas en la formación política es necesario conocer de cerca su cotidianidad. Esto permitirá ampliar la comprensión sobre el papel que juegan en la construcción de paz y aportar a la formulación de herramientas para el aprendizaje experiencial de nociones políticas.

A nivel familiar, el subsistema parental resulta de especial importancia en el aprendizaje de lo político, dado que en esta relación los niños comienzan a poner en práctica su poder desde temprana edad. Según Bornstein (2013), la parentalidad se refiere a las experiencias mediante las que madres, padres y otras personas de la familia introducen a los niños en su cultura y los preparan para enfrentar retos y situaciones específicas de esta. Sin embargo, desde un modelo bilateral se enfatiza que los hijos también juegan un rol activo en la construcción de la relación, ambos aportan agencia en esta significativa relación a largo plazo (Kuczynski, 2003). En la parentalidad se construye lo político mediante situaciones cotidianas en las que se aprende negociando el poder mediante iniciativas, resistencias y concesiones (Garavito y Molina, 2020).

Lo político se define como la dimensión de lo social referente a la manera de gestionar el poder que determina la naturaleza y la forma del vínculo social, por tanto, está presente de una u otra manera en todas las sociedades y constituye la base sobre la que se construye la política. La política se refiere a las prácticas, discursos e instituciones creados por cada sociedad para resolver lo político, requiere intención de incidir sobre lo político, de cuestionarlo, de reconocerlo como una construcción humana modificable. Lo político tiene un rasgo disociativo referente a su carácter conflictivo y un rasgo asociativo referente a la potencialidad de deliberación y concertación presente en la pluralidad (Fernández, 2004; Ibáñez, 2001; Marchart, 2009; Mesa, 2014; Mouffe, 2003). En ese sentido, la alteridad representa un aspecto central de lo político.

Partiendo de la anterior conceptualización, la comprensión de cómo se lleva a cabo el proceso de socialización en lo político implica preguntarse cómo se adquieren nociones políticas y cómo se desarrollan competencias ciudadanas. Las nociones políticas incluyen los conocimientos acerca de la política y la ciudadanía, así como la manera de significar y explicar las problemáticas sociales (Imhoff y Brussino, 2015; Van Deth, Abendschön y Vollmar, 2011). Las competencias ciudadanas son conocimientos y habilidades que se manifiestan en las acciones humanas y tienen un carácter identificable y observable. La empatía y el pensamiento crítico son dos competencias fundamentales en lo político. La primera se refiere a la capacidad para comprender lo que otros sienten y las condiciones en que viven, representa una manera de asumir la alteridad. La segunda alude a la capacidad de discrepar y cuestionar la validez de afirmaciones, creencias o fuentes de información. Esta competencia se nutre de la pregunta y la posibilidad de conocer diferentes perspectivas y explicaciones (Chaux, 2012; Chaux, Lleras y Velásquez, 2004).

El presente artículo contribuye a la comprensión de cómo se construyen nociones políticas y competencias ciudadanas en el ámbito familiar, centrándose específicamente en experiencias parentales relacionadas con el pensamiento crítico. Para identificar tales experiencias, se implementó un método que permitiera acceder a lo micro, a las situaciones de la vida familiar cotidiana. Como ya se ha planteado, lo político se va construyendo mediante la agencia expresada por padres e hijos en sus interacciones; es decir, mediante las voces y las acciones de unos y otros. Si bien las prácticas y acontecimientos que se presentan fueron narradas por madres y padres, lo relatado incorpora las voces y acciones de sus hijos, sus reacciones e interpelaciones.

Método

La investigación se desarrolló mediante una metodología cualitativa en la que se llevó a cabo el siguiente procedimiento: revisión de antecedentes investigativos sobre la relación entre lo político y la familia, la cual dio lugar a algunas categorías previas; análisis de documentos testimoniales y novelas colombianas que permitió identificar categorías emergentes para el análisis de la información posterior, entre las categorías están alteridad, nociones y emociones políticas, valores y prácticas de socialización; entrevistas semiestructuradas al menos a una madre o padre de cada grupo familiar; tarea familiar con la participación de padres e hijos; codificación en Atlas Ti de la información producida en las entrevistas; análisis narrativo por categorías con base en los reportes del Atlas Ti.

Los participantes fueron integrantes de seis familias que se eligieron de manera intencional tomando como principal criterio de selección que entre los hijos hubiera niños o adolescentes y que las familias tuvieran diferentes características en su conformación como ser una familia nuclear, extensa, monoparental, homoparental o adoptiva. Se pidió consentimiento informado y se usaron seudónimos en la publicación de resultados. El acceso a la cotidianidad de la relación parental se realizó a través de las voces de madres y padres, las cuales entran en diálogo con las voces de los investigadores. Para la tarea familiar fueron convocados madres, padres, hijas e hijos, y se llevó a cabo con cuatro de las seis familias.

Los datos presentados en este artículo provienen especialmente de las entrevistas realizadas a madres y padres. En ellas se identificaron experiencias parentales significativas en términos de socialización en lo político, las cuales fueron clasificadas como prácticas o acontecimientos. Las prácticas se refieren a acciones frecuentes por parte de los integrantes de la familia, mientras que los acontecimientos son eventos cotidianos que han quedado registrados en la memoria de los integrantes de la familia debido a la significación que tuvieron para ellos. En el presente artículo se analiza un acontecimiento y dos prácticas, identificados en tres familias. La conformación de cada familia puede apreciarse en los familiogramas que aparecen en la figura 1. En ellos se identifican qué integrantes de las familias conviven, quiénes participaron en la investigación, su género, edad, el oficio de madre y padre, el tipo de unión y si conviven o están separados. Además, se diferencia la parentalidad biológica –referente a los progenitores–, de la parentalidad social –referente al acompañamiento, orientación y cuidado cotidiano de los hijos–. Esto permite identificar los casos en que la parentalidad social es asumida por los progenitores, y los casos en que es asumida por otras figuras parentales.

Familiogramas de los participantes

Figura 1 : Familiogramas de los participantes

Fuente: elaboración propia.

La familia Atehortúa es una familia extensa y adoptiva. Su hija Paloma fue adoptada cuando tenía unos meses de nacida. Madre y padre son profesionales, dueños de una empresa de la cual provienen sus ingresos y en la cual laboran varios integrantes de la familia materna. La familia Polanco es una familia monoparental con jefatura masculina conformada por el padre y sus dos hijos, Manuel y Mateo. La pareja está separada desde hace diez años. La madre convive con sus padres y con su hija menor, nacida de otra relación. Madre y padre tienen formación universitaria incompleta y residen en la misma ciudad, ambos asumen la parentalidad social de sus hijos. Los jóvenes mantienen contacto permanente con la madre y la hermana, a pesar de no vivir juntos. Los ingresos de la madre provienen de su trabajo como empleada, mientras el padre es trabajador independiente. La familia Melo es una familia nuclear. Madre y padre son profesionales y el padre actualmente realiza estudios de posgrado. El padre ha estado presente en la vida del niño desde el embarazo de la madre, pero no es el progenitor. Sin embargo, el progenitor también está presente en la vida del hijo, comparten funciones como padres sociales. Los ingresos familiares provienen de su trabajo como empleados.

En el siguiente apartado se describen y discuten experiencias parentales de estas familias en la construcción de lo político.

Prácticas parentales de socialización en lo político

Estos resultados hacen parte de las experiencias parentales mediante las que se construye la relación en las familias Atehortúa, Polanco y Melo. Las experiencias incluyen un acontecimiento referido a la posibilidad de discrepar como manera de desarrollar un pensamiento crítico. Las prácticas incluyen la participación en el Consejo de padres de una institución educativa como forma de participación convencional y la asistencia en familia a actividades comunitarias y marchas ciudadanas como formas de participación política no convencional.

Familia Atehortúa: expresar desacuerdo como construcción de pensamiento crítico

Este acontecimiento, relatado por la madre de Paloma con visible emoción, se refiere a una ocasión en que una amiga de la madre llegó de visita llevando un regalo para la niña. A pesar de los llamados reiterativos de la madre, Paloma se negaba a salir de su habitación. Entonces las mujeres fueron hasta donde la niña quien dijo muy molesta, “Mami, a mí no me cae bien tu amiga” (P. Atehortúa, comunicación personal, 7 de febrero, 2019). La madre manifiesta:

Yo no supe qué hacer. [La amiga preguntó] “¿y por qué te caigo gorda?, contame para yo corregir”, [Paloma respondió] “es que usted habla muy duro y se ríe muy duro”, [la amiga replicó] “¿sabes que sí? tienes razón, voy a corregir ese error, gracias Paloma”. Dio vuelta y salió para la sala [dijo] “a un niño hay que creerle y a un borracho pues con mayor razón, pero a un niño, créele”. ¡Usted viera cómo se porta hoy en día Paloma con Rosa! Ella va a la casa, no arma escándalo y le lleva el regalo que siempre le ha llevado, donde va, le lleva. [La amiga dice] “Es la única que me ha abierto los ojos con tranquilidad, yo, una adulta madura frente a una crítica fuerte”. Donde queda uno como en la mitad, como aquí ¿qué hago yo?, entonces esa irreverencia, que uno podría llamarla salida de todo contexto, le salió de una forma natural, pero fue positiva, gracias a Dios también mi amiga fue una adulta madura. (P. Atehortúa, comunicación personal, 7 de febrero, 2019)

Lo expresado por la madre evidencia la agencia de ella, su hija y su amiga: ella al insistir a la niña que salga y reciba el obsequio, la niña al expresar su malestar inicialmente al resistirse a salir y luego mediante la expresión verbal de lo que siente hacia la amiga de la madre, y la amiga al escuchar, preguntar y cambiar su comportamiento. La interacción entre la agencia de las tres permitió el desarrollo de este evento que se convirtió en acontecimiento debido al impacto que tuvo en las participantes. En esta situación, la madre permitió a su hija expresar su punto de vista y asumir una postura, aunque no coincidiera con su criterio y le ocasionara malestar. La madre lo interpretó como una irreverencia por parte de su hija, pero lo valoró como algo espontáneo y positivo. Por su parte, la amiga no solo permitió, sino que promovió la expresión de diferencias por parte de Paloma, al formularle preguntas que le permitieron profundizar en la postura de la niña. Su comprensión de la crítica realizada llegó a tal punto que la amiga de la madre cambió su comportamiento. Tanto la madre como su amiga interpretaron la actitud de la segunda como un signo de madurez. La niña mostró su pensamiento crítico (Chaux, 2012; Chaux, Lleras y Velásquez, 2004) al cuestionar el comportamiento de la amiga de la madre, a lo cual la amiga respondió de manera autocrítica.

En el mundo contemporáneo, el pensamiento crítico permite analizar la abundante información disponible, diferenciando la que es más útil y confiable. Pero, además, hace parte de las habilidades necesarias para participar constructivamente en una sociedad democrática (Mejía, López y Valenzuela, 2015). El pensamiento crítico permite construir una postura a partir de la evaluación de otras posturas; por ejemplo, permite que se pueda evaluar las propuestas de los candidatos en los procesos electorales para tomar una decisión informada. También permite protegerse de la manipulación emocional que suele realizarse para empujar a los ciudadanos a tomar determinadas decisiones.

En las familias tradicionales, la obediencia constituye una pauta de crianza más importante que el pensamiento crítico. Aunque algunos de los padres entrevistados fueron criados en un modelo tradicional, ahora tienen una posición ambivalente frente a la obediencia. De un lado, valoran que sus hijos acaten sus orientaciones, pero les preocupa lo que algunos de ellos denominaron “obediencia ciega”. Por ejemplo, el padre de la familia Polanco manifestó que enseña a sus hijos a respetar a sus profesores, pero también a “no tragarles entero”. Estas familias fomentan el pensamiento crítico de sus hijos de diferentes maneras, entre ellas permitiéndoles expresar desacuerdos con sus figuras de autoridad. De esa manera, construyen herramientas para lo político.

Familia Polanco: aprender a participar viendo participar

Desde una perspectiva del aprendizaje social, la observación, modelamiento, imitación, e identificación por parte de las niñas y los niños con lo que hacen quienes les rodean, juegan un papel fundamental en la adquisición de orientaciones políticas (Rico y Jennings, 2012). En este sentido, la construcción de lo político a nivel familiar no solamente se lleva a cabo a partir de la manera como madres, padres y cuidadores responden a las iniciativas de los niños, sino también gracias a sus propias prácticas, las cuales son observadas y posiblemente imitadas por sus hijos.

La participación política puede clasificarse como convencional o no convencional. La actividad política convencional se refiere a las acciones que son fomentadas por las instancias de poder establecidas, a menudo está relacionada con los procesos electorales (Delfino y Valencia, 2018). Una de las actividades políticas convencionales consiste en participar de grupos y organizaciones donde los ciudadanos tienen la posibilidad de opinar, debatir e incidir sobre decisiones que afectan a la comunidad. Esta práctica se evidenció en la familia Polanco, pues el padre había participado activamente y por varios años en el consejo de padres del colegio donde estudiaban sus hijos y del cual él mismo es egresado. Tal actividad cumplía una doble función, parental y política:

Y como papá me la paso en el Consejo de padres y soy de los que... no sé de dónde, porque yo nunca fui un líder ni nada, pero... o sea, siempre fui líder, pero en la sombra eee… Ahí sí me toca asumir posiciones fuertes y pelear y joder [sic] y entonces eso también me hace que… Además, porque yo cuando me separé, el único lugar donde tenía realmente posibilidades de estar con mis hijos era en el colegio, porque ella siempre hizo lo posible por evitar que fueran a mi casa, por esa postura clásica de algunas mamás de joder [sic] la vida. Entonces la [vía] fácil era ir al colegio y como era mi colegio, entonces era más fácil todavía. Claro, me gané algunos profesores en contra porque no les parecía chévere que yo estuviera. O sea, no me la pasaba metido en el salón, no me lo pasaba metido apenas salieran a descanso entonces “vengan conmigo”, no, pero estaba ahí y miraba. (P. Polanco, comunicación personal, 10 de septiembre, 2018)

El consejo de padres apoya la gestión en torno a asuntos como la calidad académica de la institución educativa y sus condiciones de infraestructura. El padre expresó su compromiso con estos asuntos, pero dejó claro que implicaban tensiones entre los integrantes de la comunidad educativa. El conflicto es parte fundamental de los procesos políticos, y en este caso alcanza también la esfera familiar. Cuando Mateo y Manuel Polanco llegaron a la adolescencia, comenzaron a expresar malestar ante la presencia del padre en la institución educativa. Durante la tarea familiar realizada para esta investigación, los jóvenes expresaron que se sentían vigilados. Ellos experimentan como una intromisión la presencia del padre en un espacio al que se refirieron como “nuestro segundo hogar”, reiteraron la expresión “nuestro” para referirse al lugar de los dos hermanos, donde les incomodaba la permanencia del padre.

Uno de los conflictos últimamente fuertes es Mateo, no quiere que yo esté en el colegio, que ése es su espacio y que yo no tengo porqué estar ahí. Entonces yo se lo dije claramente, “yo siempre he estado en el colegio y es mi espacio [Entrevistadora: Y es mi espacio (risas)], es mi espacio político”, y se lo dije con esas palabras, “es mi espacio político. Yo he tenido responsabilidades políticas en este colegio y a eso vengo ¡y claro! por ahí tengo que verlos. Pero si quiere, fresco, yo me volteo cuando lo vea, yo giro pa’otro lado y no lo veo, pero aquí voy a estar porque yo soy esto, esto y esto [sic] en este colegio”. [El hijo replica] “Pero tú no eres profesor del colegio”. [El padre responde] “No, pero soy directivo del colegio” –y se lo puse así– directivo de este colegio. “Entonces yo opino sobre cosas que afectan a todos los chinos [sic] de este colegio y a veces logro cosas, entonces ésa es mi posición ahí, no la voy a cambiar porque a ti te moleste. (P. Polanco, comunicación personal, 10 de septiembre, 2018)

El consejo de padres constituye un lugar de poder, donde este padre “logra cosas” que benefician a las generaciones presentes y futuras de la comunidad educativa, en ese sentido, es una actividad política. Pero la participación en esta instancia representa para el padre conflictos con otros integrantes de la comunidad educativa, incluso con sus hijos, dado que tanto ellos como su padre sienten que la institución educativa es “su lugar”. También en este caso se evidencia la agencia de unos y otros: los hijos que cuestionan y confrontan al padre, especialmente Mateo, el hijo mayor, intenta mover al padre de su lugar. A su vez, el padre resiste y se niega a ceder. Es frecuente que los hijos adolescentes pongan a prueba la autoridad de madres y padres, lo cual los conduce a ajustar las estrategias, a ejercer autoridad de nuevas maneras. A medida que transcurre el ciclo vital familiar, el poder de los hijos va aumentando, lo cual exige concesiones por parte de los padres. Este juego de poder entre el padre e hijos constituye un ejercicio de lo político.

De otro lado, a pesar de la resistencia manifiesta por parte de los hijos a la presencia del padre en su colegio, la participación en el consejo de padres cumple funciones de socialización política en la medida que los hijos han observado a través de los años esta manera de habitar lo público por parte del padre y han conversado al respecto con él. Durante la tarea familiar, se hizo evidente que tales conversaciones han promovido el pensamiento crítico en los hijos de la familia Polanco. Padre e hijos dialogan acerca de aspectos administrativos, académicos y materiales del colegio; los hijos tienen opiniones al respecto y las expresan abiertamente. En el contexto de la baja participación de los colombianos en organizaciones sociales, estar expuestos cotidianamente a la participación política de los padres y otros familiares facilita la futura participación política de los hijos (Botero, Vega y Orozco, 2012).

Familia Melo: interactuar, conversar y ocupar el espacio público

Las experiencias compartidas entre padres e hijos no necesariamente se limitan al horizonte familiar, sino que implican participar en grupos más amplios. Al momento de participar en estos escenarios, madres y padres consideran aspectos como la seguridad, la comodidad y la importancia de compartir tiempo juntos. Tales consideraciones están en relación con la edad del niño y la posibilidad de disponer de otros cuidadores dentro del colectivo parental. Sin embargo, la decisión también puede obedecer a los valores de socialización política de la familia. Las prácticas parentales de la familia Melo permitieron identificar experiencias de socialización a nivel de participación política convencional y no convencional.

La madre de la familia Melo es profesional de la salud y trabaja con diferentes grupos: madres gestantes, población indígena y excombatientes. Ella desarrolla este trabajo en el territorio donde reside cada población, lo cual le implica ir a otros municipios y departamentos. El trabajo comunitario implica un desplazamiento de los profesionales desde su lugar hacia el encuentro con la población a la que se dirigen sus acciones. Su propósito es hacer equipo entre profesionales y población para identificar las necesidades sentidas de esta última, así como definir e implementar acciones para dar respuesta a tales necesidades. En este aspecto, el trabajo comunitario tiene un carácter político dado que parte del reconocimiento de condiciones de opresión e inequidad (Montero, 2004). Algunos padres que asumen el trabajo comunitario como parte fundamental del desarrollo de su profesión promueven la participación de sus hijos en tales actividades. Milena a veces va a estos territorios acompañada por su esposo y su hijo de tres años, ella narra la expectativa del niño frente al encuentro con los indígenas. Cuando se reunió con ellos, el niño preguntaba:

[...] “mamá ¿quiénes son los indígenas?, pero ¿dónde están los indígenas mamá?”, [Risas] entonces le digo, “todos esos”, “y los niños ¿también son indígenas?”, “Sí, hijo”, “y nosotros ¿también somos indígenas?”, “pues de pronto, sí, pero luego te explico”. (M. Melo, comunicación personal, 28 de agosto, 2018)

El niño simplemente veía personas, veía otros niños, la noción “indígenas” fue establecida por sus padres cuando le anunciaron que irían a reunirse con ellos. Así fueron dotando de sentido esta noción, construyendo significados acerca de los otros, nociones sobre alteridad. Este tipo de encuentro con “otros” también fue explícito en el análisis documental que se realiza. Algunas familias protagonistas de los documentos testimoniales incluían a sus hijos en actividades comunitarias; por ejemplo, con el propósito de realizar intercambios de saberes con grupos indígenas (Vásquez, 2006). Este aspecto es especialmente relevante en la familia Abad Faciolince cuya vida se narra en el libro “El olvido que seremos”. En su niñez, el autor solía acompañar a su padre, médico, a las brigadas de salud pública que desarrollaba con poblaciones que tenían necesidades básicas insatisfechas:

Yo debía de tener cinco o seis años y mi papá me medía con los niños de mi edad, o incluso con los mayores, para demostrarles a los líderes del barrio que algunos de sus hijos estaban flacos, muy bajitos, desnutridos, y así no iban a poder estudiar bien. (Abad, 2006, p. 45)

El mensaje llegaba a los líderes, pero también al hijo del médico. Esta experiencia le permitía construir nociones sobre inequidad social cuando percibía las diferencias entre sectores de la población en el acceso a recursos y en la calidad de vida, también cuando experimentaba la diferencia entre su propia talla y la de otros niños de su edad y escuchaba las explicaciones que su padre daba al respecto. De manera similar, la familia Melo involucra a su hijo en diferentes actividades de carácter político convencional y no convencional. El carácter performativo de tal participación queda en evidencia en el relato de la madre, quien comienza refiriéndose a su participación en jornadas de votación:

Él va con [mi esposo] y luego conmigo, yo lo pongo a que coja el lapicero y marque el tarjetón… a él le gusta. Y le gusta ir a las marchas. El otro día, a la del 7 de agosto, yo no quería como llevarlo porque me daba como susto… pero él escuchó que íbamos a ir y que él va a la marcha, y que él va a la marcha. Entonces con [mi esposo] dijimos que pues… pues vamos y vemos como está la movida [sic] y si vemos todo muy pesado pues nos vamos. Pero no, estuvimos bien y caminamos todo el trayecto con él y se la goza. [Entrevistadora: Ujum. Le gusta ir, no dice “estoy cansado, ya no quiero caminar, vámonos pa’ la casa”]. ¡No, ah bueno! Cuando ya está cansado le dice al papá que lo cargue. [Entrevistadora: Que lo cargue]. Sí, y le… llegó contándole a mi tía al otro día que había ido a la marcha y que había muchos, muchos indígenas, que había muchos indígenas, era lo que le decía mi hijo a mi tía [risas]. Entonces mi tía le decía que por qué había ido a marchar, entonces él decía que por la paz. (M. Melo, comunicación personal, 28 de agosto, 2018)

Samuel acompaña a su mamá y su papá a las jornadas electorales, así comienza a participar de esta modalidad de política convencional. A su edad no tiene unos criterios definidos para elegir uno u otro candidato, pero su cuerpo está poniendo en práctica el acto de elegir. Se trata de una acción plena de significado en la que su mano es orientada por la madre para tomar el lapicero y marcar una casilla. Con este gesto, la madre le transmite el valor de lo que están llevando a cabo.

De igual manera, la familia Melo participa de actividades políticas no convencionales como las manifestaciones populares. Aquí nuevamente se evidencia la agencia de padres e hijos, pues es Samuel quien toma la iniciativa de acompañarlos, los padres consideran si es pertinente en términos de protección del niño y finalmente deciden acudir. En lo relatado por la madre, se evidencia que para el niño son significativas nociones como “marcha”, “indígenas” y “paz”. Estas nociones se han cargado de sentido cuando el niño observa el entusiasmo con que los padres participan en tales actividades y cuando la tía de la mamá lo escucha y le pregunta al respecto.

Samuel aprende haciendo y participando junto con sus padres. El niño observa y escucha, hace y participa. Sus nociones y sus emociones políticas se construyen de manera integrada a medida que habita el territorio indígena, interactúa con los niños hijos de excombatientes y ocupa la calle en actividades de protesta que por ahora solo atina a decir que son “por la paz”. Estas experiencias de la infancia quedan inscritas en el cuerpo como maneras posibles y probables de proceder. A medida que el cuerpo del niño habita territorios que trascienden las fronteras del espacio familiar y ocupa los espacios públicos, sabe cómo hacerlo. Además, como refiere la madre, el niño llega a experimentar su participación como un “goce”.

Las manifestaciones constituyen un acto performativo, en el sentido político que les atribuye Butler (2015); es decir, como expresiones colectivas corporeizadas que movilizan significados que van más allá de lo que en ellas se diga o se reclame. La presencia de ese cuerpo plural en el espacio público hace visibles la precariedad y las demandas de los cuerpos que lo ocupan. En estos términos, al asistir a manifestaciones con sus padres, Samuel está construyendo nociones políticas al aprender que tiene un derecho a la aparición que le permite instalarse como parte de un cuerpo colectivo en medio del escenario político y utilizar su función expresiva para protestar ante las formas de precariedad impuestas y reclamar condiciones de vida más dignas para todos. Las manifestaciones populares representan respuestas provisionales y plurales a la responsabilización individual impuesta por la racionalidad neoliberal que exige a los individuos ser sus propios emprendedores en condiciones socioeconómicas que impiden lograrlo.

Las nociones políticas se construyen desde temprana edad y se desarrollan gradualmente, por ejemplo, los niños entre tres y seis años comprenden las diferencias entre ricos y pobres, aunque se les dificulta explicar a qué se deben tales diferencias (Imhoff y Brussino, 2015; Van Deth, Abendschön y Vollmar, 2011). Sin embargo, lo relevante aquí es cómo se promueven tales nociones en el marco de la cotidianidad familiar, permitiendo a los niños participar de actividades comunitarias, facilitando su encuentro con diferentes poblaciones, dialogando entre padres e hijos y respondiendo preguntas acerca de estos encuentros. Las investigaciones muestran que sostener conversaciones políticas a nivel familiar constituye un buen predictor de ser más comprometido y participativo políticamente (Levinsen y Yndigegn, 2015; Schmid, 2012). De manera que, en el proceso de socialización en lo político es tan relevante lo que se dice como lo que se hace. Las experiencias de Samuel están acompañadas de explicaciones por parte de sus padres y conversaciones con ellos, como puede apreciarse en el siguiente fragmento donde la madre se refiere a la presencia del niño en el trabajo de campo que ella desarrolla con población desmovilizada:

[...] entonces van los excombatientes con sus hijos, yo lo llevo [a Samuel] y él trabaja con los niños. Me toca estar con él en el trabajo siempre. Y ha sido muy bacano [sic] porque yo le he contado que esas personas han dejado las armas y entonces me ha visto un pincel que pintamos con Flor y entonces yo le digo que ellos han dejado las armas porque han cogido los pinceles y al man [sic] se le ha quedado, entonces cada vez que pinta me dice “dejaron las armas por los pinceles”. (M. Melo, comunicación personal, 24 de mayo, 2018)

Esta explicación materna ayuda a construir nociones sobre la paz y la guerra, a la vez que aporta significaciones sobre alteridad, sobre quién es un excombatiente. El repertorio de experiencias, encuentros y recursos que nutren la socialización política de Samuel se hace aún más evidente en las siguientes palabras de su padre:

[...] se le explicó [a Samuel] el sentido de las marchas, esta marcha por qué es, pues él ha tenido reunión con los indígenas, quiénes son los indígenas, eh. Vimos una película recientemente que se llama Pachamama y ahí le explicamos qué es el saqueo español, ese libro que estábamos leyendo cuando tú llegaste es sobre el saqueo español a los pueblos indígenas [Entrevistadora: Ujum]. O sea, eso está presente en la vida de él, eso está presente en la vida de ese niño todo el tiempo ¿sí? Nosotros tenemos un... un pedacito de tierra que conseguimos y hicimos [sic] una casa muy modesta y hemos... hemos limpiado unos pedazos muy pequeños para sembrar, pero muy pequeños, para sembrar con él ¿no? como una lógica de [que] hay que sembrar comida. Sembramos maíz porque el maíz es... hace parte de la ancestralidad de América, es un alimento esencial para los pueblos americanos. (M. Melo, comunicación personal, 15 de junio, 2019)

A nivel familiar, el proceso de socialización política de Samuel se desarrolla a través de lo que ve hacer a sus padres, así como de sus experiencias y conversaciones con ellos. El punto de partida de las conversaciones son las experiencias, los libros y las películas que comparten. Las conversaciones en torno a lo político varían de acuerdo con el ciclo vital familiar y con los conocimientos y experiencias previas de los integrantes. Además, están muy relacionadas con el nivel educativo de los padres, así como con sus propias posturas políticas. Al igual que Héctor Abad Gómez, la madre y el padre de la familia Melo son docentes, lo cual les aporta herramientas para ilustrar al niño acerca de las realidades sociales con las que entra en contacto y para conversar con él al respecto.

Las prácticas parentales descritas contribuyen en la construcción de lo político porque crean espacios para que los niños conozcan diferentes puntos de vista, distintas maneras de ser y existir en el mundo. Lo político se refiere precisamente a esa posibilidad de exponer las diferencias y ponerlas en diálogo, de llevar lo privado a lo público. Cada familia puede tener determinados valores, creencias religiosas y posturas políticas, pero lo político implica la posibilidad de confrontar esas posturas, de exponer los propios argumentos y escuchar los ajenos. Lo político implica poner a prueba la tradición, por eso, las preguntas y las conversaciones constituyen herramientas fundamentales para su construcción (Fernández, 2004).

Las experiencias parentales identificadas constituyen diferentes maneras en las que cada colectivo parental asume su función socializadora, tanto mediante la participación en actividades políticas convencionales como mediante el desarrollo de acciones de resistencia. La función de socialización en lo político que se desarrolla en la relación parental resulta contradictoria en cierto sentido, pues la familia es responsable de retornar a lo público desde un escenario que ha sufrido un proceso de privatización y responsabilización en el marco del liberalismo. Los principios del bienestar y el interés superior de los niños han dado lugar a un paternalismo coercitivo, donde se espera que cada familia asuma individualmente el proceso de situar a las nuevas generaciones en el escenario social bajo la supervisión del Estado (Rose, 1999). Para cada familia, esto significa el desafío de formar ciudadanos que participarán en una sociedad cuyos valores y principios no necesariamente coinciden con los suyos.

Conclusiones

Los resultados de esta investigación evidencian diferentes expresiones de lo político en la relación parental. En primer lugar, a nivel de la agencia que expresan tanto madres y padres como hijas e hijos, lo cual representa una constante negociación de poder a lo largo del ciclo vital familiar. También se hace visible la participación a nivel familiar en acciones ciudadanas y actividades comunitarias, como expresión de un compromiso con el bienestar colectivo y como posibilidad de tomar decisiones que lo afectan. La participación en actividades políticas convencionales y no convencionales representa una preocupación por el espacio público, y una ocupación del mismo. Lo político también se hace visible en su dimensión conflictiva a diferentes niveles, desde los desacuerdos entre padres e hijos, pasando por la pugna por el espacio público entre unos y otros, y llegando a las luchas sociales en busca de mejor calidad de vida. Sin embargo, también está presente la dimensión deliberativa expresada en la posibilidad de escuchar, en las conversaciones y en las manifestaciones populares. En este amplio escenario, la alteridad ocupa un lugar importante y se expresa en la manera como las familias asumen sus encuentros con los “otros” de diferentes condiciones, etnias y trayectorias políticas.

Los resultados de esta investigación permitieron identificar experiencias específicas que se viven en las relaciones entre padres e hijos, bien sea porque surgen espontáneamente de la agencia que ellos despliegan, porque hacen parte de sus actividades políticas, o porque deciden crearlas con propósitos de socialización en lo político. Las familias realizan cotidianamente acciones que contribuyen a formar a sus hijos en lo político. Tales acciones incluyen la expresión de desacuerdos por parte de los hijos y la posibilidad de ser escuchados por sus padres y otras figuras de autoridad, la observación de la participación de integrantes de la familia en actividades políticas convencionales y no convencionales, y la participación directa por parte de las nuevas generaciones en este tipo de actividades. Estas experiencias suelen estar acompañadas de explicaciones y conversaciones, pero en sí mismas tienen un carácter performativo en el que los pequeños cuerpos comienzan a ocupar el espacio público y a ocuparse de lo público.

En cuanto a la participación política de madres y padres, esta constituye una forma de socialización en sí misma en términos de lo que los niños observan e imitan en sus figuras parentales. Las acciones observadas en los padres producen un impacto en sus hijos muy relacionado con las emociones que generan. Más allá de las explicaciones de los padres acerca de la importancia de participar y el hecho de que ellos mismos participen, el efecto proviene de la manera como participan, del disfrute y la importancia que los hijos perciben en tales actividades. Es diferente percibir que los padres acuden a la asamblea del conjunto residencial para evitar que los multen, a percibir que asisten a las reuniones del consejo de padres porque allí se toman decisiones que afectan a toda la comunidad educativa. En el segundo caso, es más probable que los hijos también quieran participar.

De otro lado, la participación de las niñas y los niños en actividades políticas también tiene un carácter performativo y dialógico. El carácter performativo está dado por la vulnerabilidad y los reclamos que plantean los cuerpos reunidos, pero también por la manera en que las acciones se van incorporando al repertorio infantil. Al comienzo los niños participan como un juego, pero en la medida que son orientados por madres y padres, más expertos en la actividad, para desempeñar acciones como marcar una casilla en un tarjetón, la acción se va cargando de significado. Es así como los niños aprenden que la acción va más allá de marcar una casilla y que al hacerlo están tomando una importante decisión. El carácter dialógico consiste en las palabras, preguntas y conversaciones a las que da lugar cada una de estas experiencias. Cuando los niños participan junto con sus padres en actividades políticas convencionales como las jornadas electorales o no convencionales como las manifestaciones plantean preguntas que provocan explicaciones. Es en este proceso performativo y dialógico entre padres e hijos que se van construyendo nociones políticas que incluyen aspectos como paz, alteridad, participación y equidad. Así, niñas y niños pueden desarrollar un pensamiento crítico que les permite cuestionar, evaluar, expresar desacuerdos y asumir posturas con relación a las realidades sociales.

La investigación permitió identificar experiencias cotidianas de la relación parental mediante las que se construyen habilidades para la convivencia pacífica y la participación, entre ellas se destaca el pensamiento crítico como posibilidad de cuestionar y argumentar. Los resultados se abordaron desde una perspectiva apreciativa que permitió valorar las iniciativas de madres, padres, hijas e hijos. Estas y otras experiencias parentales constituyen un aporte básico para el desarrollo de programas orientados al aprendizaje experiencial de estrategias de socialización en lo político a nivel familiar. En posteriores investigaciones, es importante continuar avanzando en contrastar y complementar lo reportado por madres y padres con el punto de vista de hijas e hijos.

Agradecimientos

Este artículo es producto de los resultados de la tesis de doctorado en Psicología Social desarrollada en la Universidad del Valle (Colombia) por Jacqueline Garavito-López bajo la orientación del profesor Nelson Molina-Valencia. El doctorado fue financiado por Colciencias.

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Notas

Artículo recibido: 2 de marzo de 2020 / Aceptado: 25 de agosto de 2020 / Modificado: 2 de septiembre de 2020. Este artículo es producto de los resultados de la tesis de doctorado en Psicología Social desarrollada en la Universidad del Valle (Colombia) por Jacqueline Garavito-López bajo la orientación del profesor Nelson Molina-Valencia. El doctorado fue financiado por Colciencias.
Candidata a doctora en Psicología Social por la Universidad del Valle, Colombia. Profesora de la Universidad del Valle y de la Pontificia Universidad Javeriana, Cali-Colombia. Correo electrónico: jacqueline.garavito@correounivalle.edu.co http://orcid.org/0000-0002-6102-5004
Doctor en Psicología Social por la Universitat Autònoma de Barcelona, España. Profesor de la Universidad del Valle, Colombia. Correo electrónico: nelson.molina@correounivalle.edu.co http://orcid.org/0000-0002-0250-251X

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Cómo citar

APA

Garavito-López, J. . y Molina-Valencia, N. . (2021). La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (19), 167–188. https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.85502

ACM

[1]
Garavito-López, J. y Molina-Valencia, N. 2021. La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política. 19 (ene. 2021), 167–188. DOI:https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.85502.

ACS

(1)
Garavito-López, J. .; Molina-Valencia, N. . La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas. forum. rev. dep. cienc. politica 2021, 167-188.

ABNT

GARAVITO-LÓPEZ, J. .; MOLINA-VALENCIA, N. . La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, [S. l.], n. 19, p. 167–188, 2021. DOI: 10.15446/frdcp.n19.85502. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/85502. Acesso em: 19 abr. 2024.

Chicago

Garavito-López, Jacqueline, y Nelson Molina-Valencia. 2021. «La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas». Forum. Revista Departamento De Ciencia Política, n.º 19 (enero):167-88. https://doi.org/10.15446/frdcp.n19.85502.

Harvard

Garavito-López, J. . y Molina-Valencia, N. . (2021) «La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas», Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (19), pp. 167–188. doi: 10.15446/frdcp.n19.85502.

IEEE

[1]
J. . Garavito-López y N. . Molina-Valencia, «La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas», forum. rev. dep. cienc. politica, n.º 19, pp. 167–188, ene. 2021.

MLA

Garavito-López, J. ., y N. . Molina-Valencia. «La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, n.º 19, enero de 2021, pp. 167-88, doi:10.15446/frdcp.n19.85502.

Turabian

Garavito-López, Jacqueline, y Nelson Molina-Valencia. «La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, no. 19 (enero 29, 2021): 167–188. Accedido abril 19, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/85502.

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1.
Garavito-López J, Molina-Valencia N. La parentalidad como escenario de socialización en lo político: experiencias de familias colombianas. forum. rev. dep. cienc. politica [Internet]. 29 de enero de 2021 [citado 19 de abril de 2024];(19):167-88. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/85502

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