Publicado

2021-07-01

Educación política para la construcción de sociedades democráticas

Political Education for the Building of Societies

DOI:

https://doi.org/10.15446/frdcp.n20.94450

Palabras clave:

educación política, democracia, formación ciudadana, Universidad, América Latina (es)

Descargas

Autores/as

Harold Entwistle. (1980 [1971]). La educación política en una democracia. Narcea. ISBN: 84-277-0437-2

[En palabras de Hobbes] la vida es “pobre, desagradable, brutal y corta”, esto indicaría que el respeto de sí mismo implica la necesidad de una educación [es decir: mejora] de nuestras habilidades y aptitudes políticas. (Hobbes citado en Entwistle, 1980, p. 24)

Harold Entwistle el recluta que se convirtió en educador y en investigador de la educación política nació en Manchester, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, un 24 de diciembre de 1923. Su familia hacía parte de la clase trabajadora. A los once años se ganó una beca para ingresar a una escuela de estudios generales, pero a los quince años tuvo que abandonar sus estudios cuando fue reclutado por el ejército. Por esto, se vio obligado a combatir durante la II Guerra Mundial como artillero de tanques en la Royal Tank Corps; tuvo que hacer parte de las tropas que desembarcaron en Normandía y combatir en Francia, Bélgica y Holanda.

Entre 1947 y 1949 logró titularse en Educación en el Sheffield City Training College donde despertó su vocación por la educación, pues a partir de ese momento estuvo vinculado durante unos 10 años como maestro en variadas escuelas primarias y secundarias de Manchester. Para 1953 se tituló en Economía en la Universidad de Londres; en 1958 obtuvo un máster en Educación en la Universidad de Manchester y en 1966 se doctoró en la Universidad de Londres en el campo de la educación. Este recorrido académico le permitió desarrollarse profesionalmente como profesor en escuelas normales, en escuelas de adultos y en distintas universidades del Reino Unido y de Canadá. Su recorrido como un profesor que reflexiona sobre su práctica se puede reconocer en publicaciones como Education, Work and Leisure (1970a), Child-Centred Education (1970b), Class, Culture and Education (1978) y Antonio Gramsci: Conservative Schooling for Radical Politics (1979). Entwistle fue, además, integrante de la Sociedad Canadiense de la Filosofía de la Educación y presidente de esta misma asociación entre 1992 y 1994.

Con el paso de los años, las inquietudes de Entwistle fueron madurando alrededor de la educación política como objeto de estudio en las permanentes agitaciones y movimientos que caracterizaron la política del siglo XX. A este educador le correspondió vivenciar y tener conocimiento directo de la crisis de 1929, la República de Weimar, el ascenso de los fascismos, la Tercera Internacional, la Guerra Civil Española, la II Guerra Mundial, la Guerra Fría, Mayo del 68, entre otros movimientos, coyunturas y fenómenos sociales que lo llevaron a pensar en la educación como alternativa para mejorar la sociedad, logrando ser uno de los fundadores de un campo epistemológico diferenciador: el de la educación política como apuesta de transformación social (Concordia University Records Management and Archives, 2020).

Uno de los fundamentos teóricos de la línea de la investigación en educación política para democratizar las sociedades es el de la asociación política como reivindicación histórica y como reto social vigente. Estas inquietudes lo acompañaron hasta el final de sus años, pues entrado el siglo XXI continuó investigando alrededor del aprendizaje en la jubilación y trabajando para el Instituto McGill hasta su fallecimiento en Montreal el 7 de febrero de 2015.

Esta reseña se centra en el texto Political Education in a Democracy (1971). Dicha obra fue editada en español por la editorial Narcea de Madrid en 1980 con el título La educación política en una democracia (Entwistle, 1980). En torno a esta edición se desarrollarán en esta reseña algunas ideas referentes a los aportes de la educación política para la construcción de sociedades democráticas.

Una primera idea se centra en el concepto de educación política, entendido como un acto deliberado, pensado, investigado y diferenciado de la socialización política, que a su vez se debe entender como el aprendizaje político de cualquier persona que lo obtiene de las relaciones políticas que provienen de su entorno inmediato, de la misma forma en que se genera, por ejemplo, el aprendizaje de una lengua materna. Una segunda idea se refiere al concepto de democracia que acompaña el ideal de educación política. En esta parte se van a destacar algunos aspectos de la historia de la democracia en occidente, así como el valor y el peso histórico de la democracia por asociación. Una tercera idea alude al fundamento de la educación política en la construcción de sociedades democráticas y su posible visión desde el currículo. Al final se consignan algunos fundamentos de la educación política que se pudieron decantar de la lectura del texto que es objeto de esta reseña y lo que podría significar la educación política en el contexto colombiano.

Un concepto de educación política

Entwistle defendió que la idea de educación política no se puede agotar en educar a las niñas, los niños y las personas jóvenes para asumir los roles adultos; tampoco para aprender a delegar la construcción de decisiones mediante los procedimientos electorales. La idea de educación política debería trascender la estéril representatividad política y promover nuevamente la asociación y la participación de cada persona en el campo político. Lo que constituye la democracia y lo que permite democratizar las sociedades.

Desde esta perspectiva Entwistle abre el texto que reseño con una pregunta: ¿socialización política o educación política? A partir de este interrogante precisa que la socialización política es resultado de las actitudes políticas y, por tanto, de todas las formas de relación social, es decir, de las diversas formas políticas de reconocer el mundo. La educación política, por su parte, corresponde al resultado de los actuales ideales democráticos, de unos valores anclados en el presente histórico que como actos deliberados implicarán la reflexión pedagógica y, en consecuencia, pretenden generar una reflexión sistemática por dicha práctica. Tomando en cuenta lo expuesto, el primer reto a considerar en el campo de la educación política corresponde a formar ciudadanos y ciudadanas y no súbditos.

El lenguaje y la política son los aspectos que toma para definir la manera de desarrollar los procesos que implican la educación política. Desde ellos argumenta que las niñas y los niños no aprenden la lengua materna desde la memorización del alfabeto o recibiendo clases de gramática; al contrario, el lenguaje se adquiere interactuando con las palabras, es decir, no se aprenden las palabras; se aprende el uso de las palabras. Entwistle se apoya en esta premisa para explicar que un proceso semejante debería proponerse desde la educación política, pues toda persona es objeto de un proceso de socialización política que implica un aprendizaje, una interacción, una posición política. Reconocer que el sujeto es objeto de la socialización política, es admitir que su educación política es fundamental para pensar en la posibilidad de un desarrollo superior de dichas habilidades. Esto es que la llegada de cada niña y niño a la escuela parte de su previa socialización política y, por ende, no puede ser totalmente inocente, no es una tabula rasa en términos políticos, por lo que es imprescindible un refinamiento cada vez más racionalizado y conceptualizado de dichas habilidades a través de la educación política.

Más adelante, Entwistle se centra en las limitaciones de la educación política tradicional. Para esto, distingue la democracia en al menos dos vías: la democracia en un sentido representativo que delega el poder de decisión en un representante y la democracia directa que suprime la opción de que alguien actúe en nombre de otro, fundamentalmente cuando se trata de intereses comunes. La propuesta educativa de Entwistle gira favorablemente a formar políticamente una ciudadanía que colme la democracia. Que es participativa o no es democracia.

Frente a ese aserto, con Norberto Bobbio, se puede agregar algo más si se tiene en cuenta que el científico político advirtió como una democracia no se agota en el cumplimiento de la “regla de la mayoría”. Una regla que consiste en que las personas que gobiernan una determinada sociedad deben ser elegidas mediante un proceso electoral por la mayoría de las personas que la conforman. De acuerdo con Bobbio para que una sociedad sea democrática deben existir en ella dos libertades: la de opinión y la de opción. Si estas dos libertades no existen en una sociedad no se puede afirmar que sea democrática. Más bien podría ser calificada como una autocracia, aunque en ella se cumpla la “regla de la mayoría”. Se puede decir que a partir de esta distinción Bobbio diferenció la democracia clásica de la democracia moderna. Esto porque la democracia clásica se ocupó más del problema de la distribución equitativa del poder, mientras que la democracia moderna se concentra en la elección desde los intereses y posibilidades de los privados (Maldonado, 2016). Con todo, una sociedad puede definirse como democrática si en ella todas las personas pueden participar en su gobierno y si, en ella, existe libertad de opiniones y de opciones.

Por esto, cuestionar la educación política tradicional es cuestionar el “mito del voto” como expresión de una reflexión profunda sobre los problemas políticos; pues genera el riesgo de la instrumentalización política, además de poder representar un desengaño posterior, tomando en cuenta que desde las más tempranas edades se estuvo reforzando la autoridad política en las figuras de representación infantil.

Otro de los desarrollos de este concepto termina siendo la crítica a determinadas teorías o creencias asociadas a la negación del autogobierno del estudiantado y, por tanto, una negación a las posibilidades de una educación política práctica, pues parecen preconcebir que las niñas y los niños presentan una suerte de inclinación natural hacia el desorden, lo cual resulta absurdo para Entwistle, quien —al apoyarse en Piaget— reconoce que desde los primeros años de vida no solo siguen normas y que además de ello se involucran en la reconstrucción de las mismas mediante asuntos cotidianos tan elementales como el juego. La crítica a los enfoques que desconfían en la posibilidad de que las niñas y los niños puedan aprender a gobernarse democráticamente terminará en el dejarse llevar por frías propuestas pedagógicas que replican en el gobierno escolar los vicios de la política tradicional, en la que unos pocos representantes de las poblaciones construyen y llevan a la práctica las decisiones que afectarán al conjunto de la sociedad.

El desarrollo político y la educación política de las niñas y los niños es la reflexión con la que se cierra el texto. En esta parte Entwistle señala posibles líneas de investigación. Con esto permite distinguir al menos dos episodios altamente llamativos. El primero es una referencia a Livingstone (1943), quien planteó el dilema de una juventud que desea luchar, pero no tiene los medios, en contraposición a una adultez que puede decidir pero que ha perdido el interés o sencillamente no tiene cómo comprender las nuevas realidades. El segundo elemento destacado en este apartado es la referencia a Piaget y su teoría de la madurez de las ideas que no elude la educación política durante la niñez, a pesar de que el juicio moral —según el autor— se pueda estar presentando después de los trece años. De manera general, Entwistle desarrolla en esta parte una idea que está presente en todo el texto. Precisamente porque durante la niñez y la juventud no se cuenta con la madurez para incursionar en propiedad en el campo político de las sociedades; por tanto, la educación política se debe centrar en uno de los procesos esenciales de dicha educación: el ofrecer y pedir razones que soporten nuestros propios actos. Argumentar y contra-argumentar; lo que significa discutir con sus pares y con el acompañamiento del profesorado en torno a situaciones reales —nunca simuladas—. Un proceso que es lento como todos los procesos de aprendizaje y que conduce a que a través de la educación política se pueda construir sociedades democráticas.

Un concepto de democracia que acompaña el ideal de la educación política

Mención aparte merecen las reflexiones de Entwistle en torno a la democracia. En específico, a su significado, a sus posibilidades y a sus límites. Este ejercicio es interesante en términos de historia y conceptualización, pues parte del ideal de democracia como forma de gobierno que más se conoce en occidente. Desde la Atenas de Pericles se entendió a la ciudadanía como un derecho adquirido por los hombres propietarios y gobernantes de un oikos que debían responder a una obligación. De este modo, ser ciudadano significaba estar obligado a participar directamente en el ordenamiento de la sociedad. No era una actividad que pudiera ser delegada. Luego, Entwistle se centra en las organizaciones religiosas puritanas del siglo XVII desde las que se promovió el logro de objetivos políticos mediante la democracia asociativa y en los primeros sindicatos ingleses en donde se insistía en que todos sus integrantes se responsabilizaran del gobierno de la sociedad. Igualmente resalta el esquema político de los Kibbutz como forma ideal de democracia poco mencionada o tomada en cuenta en el mundo occidental.

En esta parte resalta el valor democrático de la asociación, que supone una búsqueda del interés común emergente desde las bases sociales. Esta es la forma de democracia resaltada por Entwistle: la democracia asociativa, que es frecuentemente eludida por las elites, pues la han rebajado a su forma representativa. Este planteamiento expresa una doble teleología de la democracia, que por una parte implicaría aprender delegar las decisiones en gobiernos de “expertos” en temas complejos como el aborto, la criminalidad, entre otros; mientras que, por otra parte, se debe aceptar que se debería formar en ciudadanías y ello implicaría aprender a convivir en medio de todas las opiniones, incluyendo aquellas con las que no se está de acuerdo y son reiterativas. Evidentemente, la forma de democracia que rescata Entwistle es la asociativa, pues de ella emanará la esencia de la democracia que es la participación política de todas las personas que conforman una sociedad. Una participación que no se puede delegar.

Educación política, democracia y currículo

El concepto de democracia expuesto, es el que sustenta la inclusión de la educación política en el currículo. Para esto parte de la definición de Oakeshott (1962) cuando precisó que la ideología no es la premeditación de la actividad política. Para este filósofo político era, más bien, la mediación sobre una forma de política. Con esta perspectiva, Entwistle expone que la actividad política implica un conocimiento reflexionado del que se pueden derivar las mejores prácticas. Conforme a esto, la problemática consiste en que, en medio de un mundo cambiante, el reto es educar estudiantes que han heredado un universo político diferente al que se describe muchas veces en la escuela y que inculcan las madres, los padres y, en general, al de quienes les han antecedido como generación.

Si se entiende que logros como la democracia y la educación pública son el resultado de la democracia asociativa, el preservarlos pasa a ser un reto de la educación política, en donde se fomenten los valores de la Modernidad cómo la libertad, la igualdad y la fraternidad. Entwistle explica que estas metas educativas no deben representar la atomización curricular; es decir, que este reto no se debe asumir agregando nuevas asignaturas denominadas “gobierno escolar,” “instrucción cívica” o “democracia”. El autor cree firmemente en el diseño de propuestas pedagógicas contundentes que partan de buscar experiencias significativas, que desde los cuestionamientos, los conceptos y las vivencias logren cuestionar las disciplinas desde la imaginación y la comprensión histórica.

Algunos fundamentos de la educación política

La lectura de este texto le puede permitir a quienes desarrollan sus prácticas educativas en torno a la educación política fundamentar sus tareas cotidianas. Algunos de estos fundamentos podrían ser los siguientes.

El primero consiste en que su práctica no se debe reducir a la enseñanza de los componentes de los Estados y a la manera como estos deberían funcionar.

La segunda tiene que ver con que nadie es “inocente” en términos políticos. Por lo que la educación política debe propender por cualificar las capacidades de las personas para participar en el campo político.

En consecuencia, la tercera, se refiere a que la educación de las niñas y los niños que propenda por educarles como ciudadanas y ciudadanos no debe consistir únicamente en prepararlos para que elijan a quienes les han de representar en las organizaciones políticas. Todas y todos tienen que tener la capacidad de gobernar. Por esto, en la democracia ateniense tenía sentido que se planteara que los gobernantes podían ser elegidos por sorteo. O que fuera mal visto aquel ciudadano que eludía el ejercicio del gobierno, no en vano, la democracia clásica se centraba en la intención de distribuir equitativamente el poder.

Estos fundamentos, además de ser un reto político, son también un reto para la escuela. Pues se entiende que se trata de formar para la participación, incluyendo el recoger aquellas formas de ciudadanía que se opongan a la deliberación y a la participación democrática.

La dificultad de la educación política radica en que la socialización política podría ser un elemento fundamental con respecto a los sesgos políticos y epistemológicos de cada estudiante. Lo que la hace más compleja que, por ejemplo, la educación matemática. Por esto, en torno a la educación política es importante desarrollar procesos de investigación, tal y como se hace en los demás campos del conocimiento escolar, de lo contrario, los estudiantes tampoco podrían ir más allá de la simple suma. La educación política, además de un derecho, es un imperativo social, si se toman en cuenta los problemas que cada persona tiene que afrontar cada día.

La educación política en el contexto colombiano

La contextualización de las reflexiones de Entwistle en el campo de la educación política en Colombia cobran especial vigencia si se tiene presente que la socialización política de nuestros estudiantes se realiza en medio de unas relaciones políticas ampliamente polarizadas, que denotan miradas que en algunos casos presentan sesgos o prejuicios que se concretan en miradas muy drásticas o, en otros casos, totalmente indiferentes ante la condición del otro, negando la relación empática con la realidad y en otros casos las posibles vías para la comprensión, la organización y la transformación permanente de la realidad colombiana.

Este tipo de miradas del otro, de la nación, su historia y la forma en que se ha venido liderando, parten de las concepciones políticas que se han construido desde las elites, evidenciando en estas mayor capacidad de despliegue desde uso del aparato estatal, el capital privado y las instituciones democráticas, anulando la posibilidad de asociación y participación desde otros sectores que también hacen parte de la vida en común. Situaciones de esta índole se pudieron identificar en pulsos políticos tan fundamentales como el plebiscito realizado en torno al último acuerdo de paz firmado en el país. Por otra parte, representa una dificultad que la socialización política del estudiantado se ha llevado a cabo en contextos de violencia política. Contextos en los que impera el miedo a la participación política y a expresar las propias opiniones. Elementos definitorios de la democracia.

Si se atiende a contextualizar el ideal de ciudadanía que se promueve en este texto de Entwistle, se debe partir de promover la democracia asociativa y participativa con el objeto de naturalizarla y de mostrarla como una condición esencial y vital para todas y todos. Esto en un país en el que se torna difícil ejercer liderazgos sociales, estudiantiles, gremiales o sindicales. Para promover este ideal, la educación política debe profundizarse a través de procesos de investigación de los que emanen propuestas que puedan ser experimentadas en la escuela a fin de que sean cualificadas.

Si se concuerda con Hobbes en que la vida es pobre, desagradable, brutal y corta, la dignidad humana se puede fundamentar en la educación política, entendida como la posibilidad de cualificar nuestras habilidades y actitudes para participar en el campo político. Por esto, la educación política debe ser una de las educaciones fundamentales para que nuestra sociedad se pueda democratizar.

Referencias

Concordia University Records Management and Archives. (2020). Harold Entwistle Fonds. Concordia University. https://concordia.accesstomemory.org/harold-entwistle-fonds#

Entwistle, H. (1970a). Education, Work and Leisure. Routledge & Kegan Paul.

Entwistle, H. (1970b). Child-Centred Education. Methuen and Co.

Entwistle, H. (1978). Class, Culture and Education. Methuen and Co.

Entwistle, H. (1979). Antonio Gramsci: Conservative Schooling for Radical Politics. Routledge & Kegan Paul.

Entwistle, H. (1980). Educación política en una democracia. Narcea.

Livingstone, R. (1943). Education for a World Adrift. Cambridge University Press.

Maldonado Muñoz, M. (2016). Democracia, derechos y regla de mayoría: una mirada a partir de la teoría de Norberto Bobbio. Isonomía, 44, 127-162. https://doi.org/10.5347/44.2016.67[CrossRef]

Oakeshott, M. (1962). Rationalism in Politics and Other Essays. Methuen and Co.

Notas

Magíster en Historia y Licenciado en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales por la Universidad de Antioquia, Colombia. Profesor de historia para bachillerato internacional y de ciencia política del Colegio Vermont School, Departamento de Humanidades, Colombia. Integrante del grupo de trabajo académico en educación política “Educar para la Polis”, así como del grupo de investigación “Comprender”, de la Universidad de Antioquia, Colombia. Correo electrónico: bustamanteargo@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-7152-3357

Referencias

Concordia University Records Management and Archives. (2020). Harold Entwistle Fonds. Concordia University. https://concordia.accesstomemory.org/harold-entwistle-fonds#

Entwistle, H. (1970a). Education, Work and Leisure. Routledge & Kegan Paul.

Entwistle, H. (1970b). Child-Centred Education. Methuen and Co.

Entwistle, H. (1978). Class, Culture and Education. Methuen and Co.

Entwistle, H. (1979). Antonio Gramsci: Conservative Schooling for Radical Politics. Routledge & Kegan Paul.

Entwistle, H. (1980). Educación política en una democracia. Narcea.

Livingstone, R. (1943). Education for a World Adrift. Cambridge University Press.

Maldonado Muñoz, M. (2016). Democracia, derechos y regla de mayoría: una mirada a partir de la teoría de Norberto Bobbio. Isonomía, 44, 127-162. https://doi.org/10.5347/44.2016.67

Oakeshott, M. (1962). Rationalism in Politics and Other Essays. Methuen and Co.

Cómo citar

APA

Bustamante-Arango, E. . (2021). Educación política para la construcción de sociedades democráticas. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (20), 262–270. https://doi.org/10.15446/frdcp.n20.94450

ACM

[1]
Bustamante-Arango, E. 2021. Educación política para la construcción de sociedades democráticas. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política. 20 (jul. 2021), 262–270. DOI:https://doi.org/10.15446/frdcp.n20.94450.

ACS

(1)
Bustamante-Arango, E. . Educación política para la construcción de sociedades democráticas. forum. rev. dep. cienc. politica 2021, 262-270.

ABNT

BUSTAMANTE-ARANGO, E. . Educación política para la construcción de sociedades democráticas. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, [S. l.], n. 20, p. 262–270, 2021. DOI: 10.15446/frdcp.n20.94450. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/94450. Acesso em: 25 jul. 2024.

Chicago

Bustamante-Arango, Edwin. 2021. «Educación política para la construcción de sociedades democráticas». Forum. Revista Departamento De Ciencia Política, n.º 20 (julio):262-70. https://doi.org/10.15446/frdcp.n20.94450.

Harvard

Bustamante-Arango, E. . (2021) «Educación política para la construcción de sociedades democráticas», Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (20), pp. 262–270. doi: 10.15446/frdcp.n20.94450.

IEEE

[1]
E. . Bustamante-Arango, «Educación política para la construcción de sociedades democráticas», forum. rev. dep. cienc. politica, n.º 20, pp. 262–270, jul. 2021.

MLA

Bustamante-Arango, E. . «Educación política para la construcción de sociedades democráticas». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, n.º 20, julio de 2021, pp. 262-70, doi:10.15446/frdcp.n20.94450.

Turabian

Bustamante-Arango, Edwin. «Educación política para la construcción de sociedades democráticas». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, no. 20 (julio 1, 2021): 262–270. Accedido julio 25, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/94450.

Vancouver

1.
Bustamante-Arango E. Educación política para la construcción de sociedades democráticas. forum. rev. dep. cienc. politica [Internet]. 1 de julio de 2021 [citado 25 de julio de 2024];(20):262-70. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/94450

Descargar cita

CrossRef Cited-by

CrossRef citations0

Dimensions

PlumX

Visitas a la página del resumen del artículo

269

Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.