Publicado

2017-07-01

Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930

A jungle of adventures and mysteries: expeditions to the Amazon region in Brazilian literature in the 1920s and 1930s

DOI:

https://doi.org/10.15446/hys.n33.61698

Palabras clave:

historia cultural de Brasil, Amazonía, literatura brasileña, representación de la naturaleza (es)
Brazilian cultural history, Amazon, Brazilian literature, Brazilian environmental history (en)

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Autores/as

Ese artículo analiza cinco novelas brasileñas publicadas entre 1925 y 1938, que tienen en común la ficcionalización de la realidad amazónica, por medio de narrativas de expediciones imaginarias a la región. De esta manera intentamos comprender cómo las élites del país la han representado para el público lector; cómo han concebido sus posibilidades de producción de riqueza; cómo han planeado su integración con la comunidad nacional; y cómo han interpretado sus fundamentos culturales y ambientales. Aunque teniendo en cuenta las diferencias conceptuales y político-ideológicas identificadas entre las novelas, se pudo observar que la Amazonía todavía era vista como una realidad propia y desconocida, un tesoro precariamente explotado, capaz de esconder secretos e incitar la imaginación de fantasías, horrores y prodigios. Así, concluimos que la vida amazónica estaba invitada a hacer parte de los anhelos modernizadores de la nación brasileña, y que la exploración predatoria de la naturaleza era una concepción bien aceptada entre los que pensaban alcanzar en la región la prosperidad material.

This paper analyses five novels published in Brazil from 1925 to 1938, having in common the narration of fictional expeditions to the Amazon region. Aiming to understand its representation, we try to figure out how elites conceived its possibilities of wealth production, its integration into Brazilian society and its cultural and environmental grounds. Even taking into account the conceptual and political-ideological differences among these novels, we observed that the Amazon region was still considered as a special, unknown reality, like a scarcely exploited treasure where secrets were hidden and fantasies, horrors and wonders could be imagined. In conclusion, the modernization pleas of Brazilian nation embodied Amazonian life, and the predatory exploitation of the environment was still a well-accepted means to promote material prosperity.

 

Recibido: 20 de diciembre de 2016; Aceptado: 6 de abril de 2017

Resumen

Ese artículo analiza cinco novelas brasileñas publicadas entre 1925 y 1938, que tienen en común la ficcionalización de la realidad amazónica, por medio de narrativas de expediciones imaginarias a la región. De esta manera intentamos comprender cómo las élites del país la han representado para el público lector; cómo han concebido sus posibilidades de producción de riqueza; cómo han planeado su integración con la comunidad nacional; y cómo han interpretado sus fundamentos culturales y ambientales. Aunque teniendo en cuenta las diferencias conceptuales y político-ideológicas identificadas entre las novelas, se pudo observar que la Amazonía todavía era vista como una realidad propia y desconocida, un tesoro precariamente explotado, capaz de esconder secretos e incitar la imaginación de fantasías, horrores y prodigios. Así, concluimos que la vida amazónica estaba invitada a hacer parte de los anhelos modernizadores de la nación brasileña, y que la exploración predatoria de la naturaleza era una concepción bien aceptada entre los que pensaban alcanzar en la región la prosperidad material.

Palabras clave:

historia cultural de Brasil, Amazonía, literatura brasileña, representación de la naturaleza (autora).

Abstract

This paper analyses five novels published in Brazil from 1925 to 1938, having in common the narration of fictional expeditions to the Amazon region. Aiming to understand its representation, we try to figure out how elites conceived its possibilities of wealth production, its integration into Brazilian society and its cultural and environmental grounds. Even taking into account the conceptual and political-ideological differences among these novels, we observed that the Amazon region was still considered as a special, unknown reality, like a scarcely exploited treasure where secrets were hidden and fantasies, horrors and wonders could be imagined. In conclusion, the modernization pleas of Brazilian nation embodied Amazonian life, and the predatory exploitation of the environment was still a well-accepted means to promote material prosperity.

Keywords:

Brazilian cultural history, Amazon, Brazilian literature, Brazilian environmental history (author).

Introducción

A partir de 1925, algunas novelas publicadas en Brasil han creado representaciones literarias de viajes a la selva amazónica, vislumbrando descubrimientos, aventuras y sucesos sorprendentes en ese encuentro con lo desconocido. En este artículo, hablaremos de la presencia de la Amazonía en el imaginario brasileño, por medio de narrativas de fantasía y misterio vividas por ocasión de viajes ficcionales a su territorio. Las historias que comentaremos son algunos de los marcos textuales que delinearon los rasgos particulares de la región en el imaginario brasileño, en un momento crítico de la historia del país: los años de 1920 y 1930. Creemos que las narrativas ficcionales pueden enseñarnos mucho sobre la presencia de la Amazonía en la cultura brasileña, y sobre cómo la naturaleza desconocida y no comprendida podía proporcionar abrigo a las virtualidades de diferentes proyectos nacionales.

En ese período, la Amazonía estaba presente en la cultura brasileña no tanto como un lugar donde se vivía y cuya experiencia era compartida por la comunidad nacional, sino más bien como un espacio utópico, que sostenía la imaginación de un futuro en el que nuestros ideales se cumplirían. Ante todo, esta región continuaba siendo -como la concibieron los primeros exploradores del siglo XVI- un misterio que se extendía en el tiempo, en la forma de un patrimonio legendario y científico, en la que se mezclaban nombres de exploradores, deidades, sabios, aventureros y figuras míticas.2

En ese momento, el ansia de modernización de la nacionalidad brasileña nutría el deseo de apropiación de la Amazonía, según las expectativas de generaciones de intelectuales ansiosos por la sincronización del país con el mundo.3 El afán de actualizarlo de acuerdo con el progreso de los países capitalistas centrales se estableció como un proyecto para llevar a cabo tan pronto como fuera posible, y aquella región parecía tener un lugar privilegiado en la creación de ese futuro. La literatura amazónica ha ayudado a impulsar la inserción de dicho territorio en la imaginación progresista del país y en el ideal modernizador que se había difundido largamente entre los brasileños cultivados. Desde principios de la década de 1920, el anhelo por la transformación social y productiva del país ejercía presión sobre el sistema político tradicional. Brasil todavía era un país principalmente rural, pero la perspectiva de que continuaría siendo así parecía cada vez más distante. La industrialización, la tecnología y la riqueza capitalista sonaban como apelaciones poéticas a los oídos de muchos de nuestros intelectuales.4

En ese orden de ideas resulta necesaria una breve revisión histórica que nos permita comprender la realidad de la Amazonía en ese momento. A finales del siglo XIX, la época del ciclo del hevea brasiliensis -árbol similar al caucho-, fuente del látex, hizo fortunas rápidas y llenó la región de aventureros, cazadores de fortunas, trabajadores extranjeros, inmigrantes brasileños de las regiones secas interioranas, comerciantes y capitalistas. Las capitales Manaos y Belén se convirtieron en ciudades modernas y dotadas de los refinamientos de la civilización europea.5

Sin embargo, el apogeo de la extracción del hevea solamente duró poco más de tres décadas. La prosperidad lograda en Brasil durante los últimos años del siglo XIX estaba destinada a terminar pronto, dado que las semillas del hevea fueron introducidas en Inglaterra y luego transferidas a la región sureste de Asia. Allá, las plantaciones de bosques homogéneos hicieron el sector mucho más eficiente que la extracción de látex a partir de los ejemplares dispersos en grandes áreas de la selva brasileña. Desde 1910, la decadencia extractiva parecía inevitable, y las antes prósperas Belén y Manaos cayeron en el olvido y la miseria. Se estima que dos millones de personas sufrieron las consecuencias de la crisis.

Tal fue el contexto en el cual se enmarcan las novelas que serán estudiadas y que pueden ser definidas como “novelas de aventuras”. La elección de las mismas no respondió a cualidades estéticas, sino al hecho de que expresan el lugar ocupado por la Amazonía en la mente de los brasileños instruidos, pues el resto del país la conocía muy precariamente, y aunque inflase mucho el orgullo nacional, impresionaba la fuerza con la que hasta entonces había frustrado los intentos por convertirla en un escenario para la modernidad brasileña naciente. Los textos escogidos fueron: La Amazonía misteriosa (1925) de Gastão Cruls, La República 3000 (1930) y Kalum (1936) de Menotti del Picchia, En el Pacoval de Carimbé (1933) de Fernando Bastos de Ávila, Savia (Seiva, en portugués, 1937) de Osvaldo Orico, y En busca del oro (1938) de Aurélio Pinheiro.

1 En el país de las amazonas

En 1925, Gastão Cruls abrió una nueva línea en la literatura sobre la Amazonía: las expediciones ficcionales a la selva, narrativas de aventuras inspiradas en las numerosas caravanas de viajeros, exploradores y científicos que habían transitado por este territorio desde el siglo XVI. Escrito en la forma de un diario, La Amazonía misteriosa hace uso de ese lenguaje tradicional de registro de viajes científicos, convergiendo con un inmenso repertorio de referencias salidas de narrativas de viajeros, estudios científicos, crónicas de expediciones, aventuras y misiones ocurridas en diferentes momentos de la historia. La novela fue un éxito para los estándares del mercado editorial brasileño, siendo reimpresa y reeditada muchas veces. Hoy es ensalzada como una de las primeras tentativas bien ejecutadas de producir literatura de ficción científica en Brasil.6 De hecho, La Amazonía misteriosa fue escrita como un cruce entre la narración de la experiencia imaginaria de la expedición señalada en el diario ficcional de viaje y una larga literatura ya acumulada sobre los diversos aspectos de la región amazónica.

Uno de los rasgos más característicos de la novela es el gran número de referencias librescas, como si el autor del diario ya hubiera conocido previamente la región en tanto realidad discursiva, con la cual la experiencia pasaba a ser cotejada. Para el viajero culto que llegaba, la Amazonía ya existía antes en los libros, y todo el viaje iba a ser una conversación entre la realidad del mundo físico y la realidad de las palabras leídas en los libros, los cuales portaban el conocimiento, pero también la fantasía absorbida de las leyendas grecorromanas, del maravilloso medieval, de las imágenes de una India fantástica. Paradójicamente, sus propios mitos indígenas aún estaban por ser descubiertos por la literatura.7

Una de las grandes calidades del libro es proporcionar una visión detallada y bien informada de la naturaleza amazónica. El escritor hizo bellas descripciones del escenario, y se concentró en la historia del viaje, las dificultades del desplazamiento en la selva, la observación cuidadosa de la dinámica de los elementos y especies naturales, en informaciones sobre los medios de supervivencia y en la rutina durante un largo viaje de exploración. No se trata, sin embargo, de una naturaleza vista como un paisaje, como una bonita escena mirada desde lejos, sino desde dentro, en la proximidad de la gran cantidad de organismos vivos de la selva.

En la ficción, el protagonista, autor del diario, se pierde en el bosque y establece contacto con indios de habla y cultura desconocida, que lo llevan a conocer un pueblo oculto en el interior de una larga muralla de piedra dentro de la selva, donde había un “paisaje humanizado” con grandes carreteras, campos y casas de construcción sólida. Al principio, parecía difícil de creer, pero él concluye que había llegado a la ubicación de la legendaria tribu de las amazonas, ciudad organizada y compuesta solamente de mujeres sobre la cual ya había leído tantas veces. Una parte considerable del siguiente relato está dedicada a la explicación de las costumbres, formas de vida, organización y disciplina de la tribu, tal como se describe en el relato mítico griego, excepto por el hecho de que las amazonas brasileñas no montaban caballos ni se mutilaban el pecho derecho para facilitar el tiro con arco. El protagonista intenta, entonces, explicar el posible origen de la ciudad de las mujeres en la selva, entrecruzando la mitología clásica con la historia de la conquista de América.

Según él, un grupo de mujeres emigró del Imperio inca durante la conquista española, lo que explicaría su lengua quechua y su grado avanzado de civilización, muy superior al de los nativos del valle del Amazonas. Dos teorías alternativas dilucidaban la exclusión de los hombres: ellas se habrían rebelado contra los soldados y decidieron abandonar la tierra natal, cuando se enteraron del encarcelamiento de Atahualpa y de la caída en desgracia del Imperio inca, con la victoria de Francisco Pizarro. Para otros, ellas eran las vestales que guardaban los Templos del Sol de los incas y habrían huido a los bosques antes de que cayeran bajo el poder del invasor. Tal era la explicación histórica de la leyenda.

La novela ya sería sin duda muy sorprendente si se dedicara solo a ilustrar la vida de la comunidad femenina, pero un personaje insólito se interpone entre el narrador y las mujeres del pueblo. Un médico alemán, el profesor Jacob Hartmann, se había ganado su confianza e hizo gestiones para que le permitieran realizar experimentos imposibles de llevar a cabo en Europa, por razones éticas que, según él, eran incomprensibles. Hartmann había partido a la Amazonía en busca de una tribu aislada en donde pudiera hacer tales experimentos con sus prisioneros. Entre las Amazonas, sin embargo, encontró algo mucho mejor, pues podía tomar a uno de los recién nacidos de un parto de gemelos para exterminarlo, ya que era común que entre las sociedades indígenas, los niños con alguna malformación o -en el caso de las Amazonas- los hijos de los hombres fueran despreciados y sacrificados.

Con la ayuda de dos asistentes, además de promover las más inauditas mezclas entre especies animales, Hartmann había realizado experimentos como el cruce entre una mujer indígena y un mono, creando una especie de híbrido que llamaba “homínido”, “gratificando” a la india con un tratamiento rejuvenecedor. Asimismo llevó a cabo la creación de un niño de proporciones gigantescas y otro de proporciones diminutas; y la eliminación del habla de un inmigrante sirio que había sido capturado.

No era necesario que uno de los asistentes del doctor Hartmann se llamara “Adolfo” para que lo narrado nos hiciera recordar a los experimentos científicos de los médicos nazis. El libro La Amazonía misteriosa es una clásica distopía, que tantas veces encontramos en la literatura de ficción científica. ¿Y si la ciencia, creadora del sueño de libertar la humanidad de los males de la enfermedad, de la pobreza y de los desarreglos naturales, diera al hombre un poder sin límites, al punto de poder crear pesadillas tales como los experimentos de Hartmann? ¿Cuáles son los límites de la ciencia en su busca de libertar a la Humanidad?

Sea como sea, la artificialidad de los experimentos científicos imaginados por Gastão Cruls se oponían de forma simétrica a la naturalidad con la que las Amazonas se movían en su entorno, lo que ofreció al escritor la oportunidad de crear hermosas escenas en las que la descripción de la naturaleza era activada por una presencia humana perfectamente integrada al medio ambiente. No hay, por otra parte, ningún juicio negativo sobre la cultura de la tribu, por el contrario, su coherencia y su integridad eran admiradas. Por lo tanto, el narrador condena enérgicamente los experimentos, pero con el mismo entusiasmo narra la interacción entre hombre y naturaleza en esta escena:

Era un placer viajar con las amazonas. La naturaleza les pertenecía y tanto en la tierra abierta de los grandes bosques, como en las pequeñas canoas, cruzando y volviendo a cruzar los ríos o la red de lagos y arroyos, no había peligros ni trampas que les limitaran la mirada. Sabían e imitaban los píos de todas las aves, leían en la superficie del agua el nombre de los peces que todavía estaban sumergidos, tenían señuelos y engaños especiales con que atraían y capturaban animales, nadaban rápido como nutrias, subían la cumbre de los árboles más agigantados y, a veces solamente por el olor, adivinaban los animales que se escondían a distancia. En una ocasión, solo porque enaltecí la belleza de la floración, Mallila, muy rápidamente, subió el tronco de un palo, y, desde arriba, hizo una lluvia de pétalos sobre nuestras cabezas.8

La novela de Gastão Cruls es un capítulo especial en la literatura amazónica, por su capacidad de combinar armoniosamente la descripción de la naturaleza; el conocimiento humano de los especímenes en su interacción; la intervención de la cultura sobre el medio ambiente a través de la técnica y de la organización social; el mito y la leyenda como guardianes de una narrativa poética sobre el mundo; y, al mismo tiempo, apuntar el riesgo de que la racionalidad moderna pudiera pervertir la esencia misma del ser humano, al convertirlo en un hacedor de artificios divorciado para siempre de la naturaleza.

2. La Amazonía, salvaje y futurista

Esta exitosa incursión de Gastão Cruls por la literatura de aventuras quedó unos años sin eco, pero el género del que fue pionero reanudó con vigor durante la década siguiente. En 1930, las perturbaciones del orden que habían agitado la vida política del país durante los años de 1920 condujeron a una revolución que arrancó del poder a las oligarquías regionales más obsoletas. Estas, en gran parte, fueron remplazadas por nuevas oligarquías, las cuales a diferencia de las antiguas tuvieron que compartir el poder con una naciente clase capitalista y con la clase media urbana modernizada. Los cambios que siguieron a la cadena de la Revolución dejaron cada vez más en claro la percepción de que no habría retorno, y de que el país caminaba hacia la transformación de sus bases económicas y sociales.9 Esta idea de una ruptura con las tradiciones más arraigadas del pasado colonial tuvo dos consecuencias principales en Brasil. En primer lugar, la búsqueda del conocimiento de sí mismo como nación, lo que representó en gran medida una inmersión en la historia y la naturaleza; y en segundo lugar, la incorporación de un entusiasmo por el futuro, representado por la ciencia, la tecnología y la integración del país en el orden internacional. Estos dos aspectos son inseparables de la literatura considerada en este artículo, como ya lo vimos en La Amazonía misteriosa, aunque desde una lectura antiutópica de la ciencia. En 1930, el escritor modernista Menotti del Picchia consiguió un gran éxito editorial con la publicación de La República 3000, narrativa sobre las aventuras de una expedición militar que llevaba a cabo el mapeo de una región desconocida del territorio amazónico. En su excursión por la selva, el grupo fue atacado sin piedad por una tribu de caníbales salvajes retratados por el escritor como animales simiescos que nada tenían de humano. El protagonista de la novela y un asistente lograron escapar del asedio de los indios y huyeron por la selva, donde encontraron una barrera formada por esqueletos de hombres y animales. Mezclados con ella, ubicaron creaciones cerámicas de Creta, y también armas, utensilios, esculturas, vasos de oro y cobre y máscaras funerarias fabricadas por indios chibchas.

Sin embargo, un accidente del helicóptero que había venido a rescatarlos reveló la frontera eléctrica que daba acceso a otro mundo. De esta manera ingresaron en la “República 3000”, una civilización fundada por antepasados cretenses e incas. En algún momento de la era precolombina, los cretenses habían colonizado a los incas y los sometieron a su autoridad, dando lugar a una civilización que ahora era superior en todos los sentidos a la modernidad occidental. La sociedad que la novela describe a partir de entonces es un delirio histórico-futurista, que plantea un escenario en donde sería posible realizar la utopía tecnológica de un mundo gobernado por la ciencia más avanzada.

En ella, todas las mejoras tecnológicas a las que se aspiraba en Brasil habían sido superadas por tecnologías tales como la “electricidad cósmica” y la “telenergía de irradiación personal”. Lo más curioso es que esa sociedad científica -en principio admirable en su racionalidad superior- se muestra imperfecta, pues su unión dependía de la opresión sufrida por los incas de parte de los cretenses. Eso obligó a que los personajes escaparan, no sin antes hurtar un tesoro de objetos de oro que -aunque estorbara su marcha- garantizaría su prosperidad futura. Por último, los fugitivos de la República 3000 se unieron a sus compañeros prófugos de la cena caníbal de la tribu:

La marcha continuó, heroica y tenaz en medio de las mayores pruebas y peligros. Pero templados esos organismos en las vicisitudes de esta vida primitiva, pudieron ofrecer una resistencia inmejorable a la intemperie y a las sorpresas repentinas del agresivo y misterioso infierno verde.10 Y fue así que este grupo de fuertes un día volvió a entrar en la comodidad de la civilización.11

Los protagonistas pudieron disfrutar entonces de su tesoro inca, y también del confort de vivir en su propia época, después de sufrir entre el pasado y el futuro escondidos en una remota Amazonía, en donde no había tiempo presente, sino solo el pasado de los humanos considerados inferiores, los indígenas caníbales, y el futuro de los creadores de una sociedad tecnológica pero socialmente desbalanceada. No hay en esa novela cualquier intento de representación realista del mundo natural amazónico y aún menos de las sociedades que habitaban la región, descrita con generalidad y sin cualquier referencia a los nativos, paisajes, prácticas culturales, especies animales o vegetales que pudieran acercar al al lector al ambiente amazónico.

A diferencia de la novela de Gastão Cruls, en donde la imaginación de un mundo fantástico está inserta en un contexto natural y social ricamente descrito, en el caso de La República 3000 no hay intención de producir representaciones objetivas o excéntricas de una realidad local precariamente conocida por el público brasileño. Así, en la siguiente novela de Menotti del Picchia, nos encontramos de nuevo con esta dualidad entre el pasado y el futuro ocultos en la Amazonía. Kalum, publicada en 1936, tiene un presupuesto mucho menos realista que la otra obra: el líder de la expedición tiene como objetivo registrar en película la cena antropofágica de los kurongangs, conquista que le abriría los caminos de la fortuna y del éxito internacional. En ese sentido, la violenta tribu ficcional guarda aún más pequeñas similitudes con la realidad de los pueblos indígenas amazónicos que los salvajes del libro anterior. En lo que toca con el ambiente, de nuevo no hay identificación o descripción de los elementos de la naturaleza, excepto por citaciones rápidas de topónimos locales.

También aquí, al huir de los primitivos indígenas, el protagonista encontró una civilización superior, amenazada por el salvajismo. Una vez más, la utopía tecnológica trae decepciones, pues la evolución de la humanidad había eliminado las facultades inútiles de los seres humanos, incluso el sentimiento del amor. Nos reencontramos aquí con una idea central que se había establecido con anterioridad en la literatura brasileña. Desconocida y capaz de ocultar en su diversidad física y biológica los misterios más oscuros, la Amazonía, es mostrada en las tres novelas -La Amazonía misteriosa, La República 3000 y Kalum- como la guardiana de mundos desconocidos del pasado y del futuro, incapaces de mezclarse con nuestro tiempo.

Al mismo tiempo, la región seguía apareciendo como una tierra “al margen de la historia” -nombre creado por el escritor Euclides da Cunha en 1909-12 o sea, un vacío donde sería posible empezar una nueva civilización: “Virgen de hombres y virgen de historia. En un trozo de tierra aún no pisado por nadie, bajo la cual no hay ni túmulos ni ruinas enterradas… sería como inaugurar la vida”13. La percepción del vacío demuestra la inexistencia de una mirada en dirección al medio ambiente, que fuera capaz de evaluar lo que él poseía de propio, la multiplicidad de fenómenos y elementos del mundo natural que hacía de la región un escenario privilegiado para la vida. Al fin y al cabo, no parece que existiera en su interior nada más que un espacio físico bidimensional ocioso a ser ocupado.

Así, en Kalum no se pretendía difundir un conocimiento etnográfico o geográfico, sino solo contrastar la barbarie de los caníbales y el progreso científico del futuro. Queda por señalar que tanto La República 3.000 como Kalum fueron libros inicialmente dedicados al público infantojuvenil, precisamente el más vulnerable ante sus prejuicios y errores groseros, sobre todo los relativos a los pueblos indígenas. Y ya que su autor consideraba que estas novelas promoverían la nacionalización del género literario de entretenimiento juvenil,14 no hizo ningún esfuerzo para insertar en ellas panoramas, tipos humanos o especímenes característicos amazónicos que despertaran curiosidad o transmitieran conocimiento sobre el territorio brasileño.

3. Una ficción antropológica

En 1933, el antropólogo Fernando Bastos de Ávila publicó en Río de Janeiro la novela En el Pacoval de Carimbé.15 En dicha obra conocemos a la señorita Lúcia de Abreu,16 mujer libre, valiente y llena de curiosidad por el mundo. Más que eso, ella era una antropóloga, la portadora del conocimiento científico, y trabajaba en la sección de antropología, paleontología y etnografía del Museo Nacional, una institución de referencia para la investigación científica en Brasil. Su especialidad era la cerámica marajoara, la más significativa manifestación artística de los indígenas que habían habitado Marajó, la isla fluvial más grande del mundo, ubicada en la desembocadura del río Amazonas.

Además de hablar de los problemas políticos y sociales del país y de describir en detalle el largo viaje en hidroavión desde Rio de Janeiro hasta la Amazonía, también se trata aquí de un relato de misterio, en donde la protagonista descubre accidentalmente las dos mitades de un documento oscuro que describe el acceso al repositorio que ocultaba un tesoro de la nación aruan, de lengua arawak, pueblo que un día habitó el territorio amazónico. Con las direcciones del tesoro y la ayuda del último superviviente de los aruan -portador del conocimiento, de la lengua y de la cultura de los indios que habían producido la cerámica marajoara- la protagonista parte en busca de la tierra sagrada de la tribu en la isla de Marajó, no sin hacer frente a la competencia desleal de un cazador de tesoros.

Con la información del mapa y la ayuda del indígena aruan, la protagonista y sus ayudantes pudieron, después de todo, llegar al local donde se guardaba el acervo de la tribu, el cual fue cuidadosamente desenterrado de su lugar sagrado. Allí, encontraron tres inmensas urnas hechas de una arcilla lustrosa, roja, de grano fino, que les permitía ver relieves de colores brillantes. En cada una se podían divisar tres animales amazónicos tallados en un grado de perfección increíble. Además de la gran cantidad de objetos, la científica consiguió una proeza aún mayor: el último superviviente del pueblo pudo traducir las inscripciones de la cerámica ornamentada, y demostró que los objetos eran libros que -a través de las escenas y figuras que adornaban los vasos gigantes- contaban la historia de los aruan, a partir de su emigración desde el océano Pacífico, en un lugar cerca de la actual Nueva Zelanda, hasta su desaparición. El indio leyó entonces lo que sería la primera lengua escrita conocida de los indígenas que vivieron en el territorio brasileño. El texto intenta mimetizar las formas de elocución de las narrativas orales tradicionales:

Allí, donde el kiwi, pájaro huraño y triste que cava la tierra y en ella se anida, se originó la nación pacífica que ha aprendido a tomar del cuerpo del suelo generoso alimento y colores que iluminan los ojos. La magia de los colores y el encanto de la luz sedujeron a los hijos de mi pueblo, artistas de nacimiento.

Sin embargo, los colores y la luz del sol emanan: ahí donde se levantó el sol, había que encontrar el origen de los colores y la fuente inagotable de la luz.

Y un día, toda la nación de los artistas hambrientos de color y de luz fue en busca del sol, el origen de los colores y fuente de luz inextinguible.

Y atravesaron mares inmensos y tocaron tierras desconocidas; pero el sol siempre se retiró antes de las personas que lo buscaban.

(…) Ahora era el bosque, entretejido con un enmarañado de lianas, cortado de mares de agua dulce: no más se escuchó el grito estridente de kiwi ni se veía la sombra del eucalipto y del kauri delgado: pájaros multicolores llenan los bosques de alegres rumores: árboles desconocidos tapaban el sol, huyendo, huyendo siempre.

Y se veían a su alrededor: la tierra era buena y generosa y rica en color y luz, los cuales alegran la vista y deleitan el corazón.

Y se instalaron en el suelo; otros hermanos llegaron, llegaron otros artistas: la nación se hizo grande en paz, en abundancia y en arte; y la nación se ha extendido por toda la línea de la tierra en la que los mares de agua dulce se casan con los mares de agua salada.17

En el platanal, la gente aruan había depositado sus producciones cerámicas más perfectas, protegiéndolas para guardar su historia. Este era, sin duda, un gran descubrimiento, un punto de referencia para la etnografía brasileña, el cual transformaría así las teorías más aceptadas sobre algunos de los pueblos indígenas de la Amazonía y su arte. Sin embargo, esta no fue una historia con final feliz. El retraso en la obtención de material fotográfico impidió el registro de las piezas antes de que las lluvias torrenciales de la temporada - anticipadas aquel año- llegaran junto con las inundaciones para disolver todo el tesoro. Con la muerte del último aruan, nuestra protagonista no tuvo ninguna manera de comprobar el tesoro que había descubierto. “Ningún hombre sin castigo violará el lugar santo”, había leído el indio, quien murió poco antes de la destrucción de las urnas.

La novela escrita por Bastos de Ávila fue una respuesta a la precariedad de conocimiento acerca de las tribus indígenas que habitaban el actual Brasil antes de la invasión europea. Todas ellas aparecen como grupos de tradición oral, que no conocían la escritura, y cuya cultura material estaba compuesta, casi en su totalidad, por elementos perecederos. Su instrumental hecho en piedra era reducido, sus casas habían sido construidas con materiales de la flora local, y pocas comunidades dejaron registros en cuevas. Inclusive en el presente es poco el trabajo arqueológico que se ha hecho en la Amazonía, no obstante de que hay algunos lugares donde la tierra es favorable para la conservación de los restos materiales.18

En un tiempo en el que el empeño de encontrar el pasado servía a un gran deseo de futuro, entendemos que la literatura le dio espacio a una ficción que buscaba compensar imaginariamente el desconocimiento sobre nuestros pueblos indígenas. De esta manera vislumbramos la redención de los antropólogos: habríamos tenido al menos una tribu ancestral “histórica”, o sea, que nos dejó una herencia escrita. Sin embargo, aún en una novela de aventura y misterio, el tesoro imaginado por la fantasía de un científico fue condenado al mismo fin que tuvieron los vestigios de nuestros pueblos indígenas reales, o sea, la destrucción. Bastos de Ávila dio su tributo a la tradición realista de la novela brasileña (y latinoamericana), y ni su insólita ficción antropológica logró huir completamente de la inclinación de nuestros escritores por la representación documentaria del pasado histórico.19

4. Las promesas de la leyenda

Seiva (Savia, en castellano) es un libro publicado en 1937 por Osvaldo Orico, que repite dos aspectos importantes de No Pacoval de Carimbé. Lo primero es la presencia de una protagonista femenina, fuerte, de mente científica, curiosa y sin miedo. Al igual que Lúcia de Abreu, la señorita Ellen Gray muestra un inicial desinterés y disgusto hacia los avances amorosos masculinos. Por eso cualquier similitud con la tribu femenina de las Amazonas no es una coincidencia, como ya veremos adelante.

El segundo elemento que aproxima las dos novelas es el conocimiento enciclopédico de la realidad local, de su medio ambiente y su cultura, en una literatura informativa que claramente intenta presentar la Amazonía al país, hacerla más cercana de los brasileños ilustrados, que ansiaban conocer las parcialidades que componían la diversidad de una nación en proceso de cambio económico y cultural. La trama de Savia está inspirada por la compañía amazónica fundada por Henry Ford, que parecía proporcionar una esperanza de salvación para la economía de la región en crisis. Fordlándia fue establecida oficialmente en la ciudad de Aveiro en 1927, en el estado de Pará. Se trató de un esfuerzo dirigido por el fundador de la Ford Motor Company para satisfacer la demanda de sus fábricas de automóviles, a través de plantaciones industriales de hevea, árbol productor del látex, en moldes de Asia. Sin embargo, la mala elección del terreno, las difíciles relaciones laborales con los empleados que no estaban acostumbrados a la disciplina del régimen salarial, y, sobre todo una plaga que atacó los árboles en su entorno nativo, llevaron al colapso del proyecto, el cual duró hasta 1939 y fue clausurado definitivamente en 1945.20

En Savia, la señorita Ellen Gray es la hija de un poderoso empresario estadounidense que hizo grandes inversiones en el valle del Amazonas y que organizó una expedición a la región de Tapajós, el mismo lugar en donde Henry Ford plantó su proyecto de 20 millones de dólares. Tal viaje tenía como objetivo la verificación de los negocios. Para este fin, el empresario contaba con la ayuda del caboclo21 Uitá, capataz fiable que había puesto su conocimiento de la naturaleza y de la vida local a disposición de los extranjeros. Él trabajaba también como traductor entre ellos y los brasileños y, si era necesario, también entre ellos y los pueblos nativos.

La historia de amor entre Uitá y la señorita Helen es comparada por el narrador con la reunión anual de las Amazonas con los hombres de otra tribu, para asegurar la perpetuación de la especie. Las fuerzas del mal, sin embargo, representadas por los celos de la novia de Uitá y por la ambición de un sindicalista -un exempleado de Ford que envidiaba el prestigio de su colega- conspiraron para derrotar al “amor imposible”. El sindicalista instó a los trabajadores para realizar un motín contra la empresa, el cual estalló con violencia, prendiendo fuego a los edificios y plantaciones de la compañía, y generando heridos y tumulto. De hecho, en la historia real de 1930, los trabajadores de Fordlándia se rebelaron contra el trato brutal de los administradores de la compañía y organizaron un enfrentamiento que obligó a los estadounidenses a esconderse en la selva hasta que el ejército brasileño llegó para restaurar el orden.

En la novela, la fuerte represión puso fin a la revuelta, pero lo que dictó el destino de los personajes fue la naturaleza, cuya acción no se pudo reprimir. Como Uitá, Ellen fue víctima de la pororoca u ola de marea, un fenómeno producido por el encuentro de las corrientes de los ríos con las aguas del océano, lo que ocurre en la desembocadura del río Amazonas y sus afluentes costeros. Allí los ríos fluyen contra la corriente, derribando árboles y formando olas muy altas. Después del trágico fin de los protagonistas, el narrador evoca a los trabajadores pobres de la Amazonía, quienes buscaban establecerse en la región, pero veían derrotados sus esfuerzos por la corriente del río, el cual disolvía la tierra y creaba masivos deslizamientos que a menudo daban lugar a la pérdida de todo el resultado de su trabajo de plantación, crianza de animales y de construcción. La lección era simple: en la Amazonía, la naturaleza era más fuerte que los hombres.

Sin embargo, después de todas esas desventuras, el mensaje último era optimista. Esta es otra de las constantes de la literatura amazónica: aunque los individuos sean destruidos, como personajes de la lucha diaria contra los elementos de la naturaleza salvaje, la trayectoria colectiva dibuja una conquista lenta, aunque inexorable. Una vez más, la Amazonía se convierte en el lugar de la utopía. Así lo creían los dos personajes que aparecen en las últimas páginas de la novela, un europeo y un estadounidense que dialogaban sobre la región. Una vez más, el futuro de la humanidad estaba reflejado en el pasado mítico, en el que aparece grabado el destino de la región. Se esperaba entonces la reanudación de las inversiones en la Amazonía, gracias al descubrimiento de la cloración de látex, que permitiría producir un excelente aislante. Eso daría lugar a nuevas fuentes de riqueza capaces de hacer volver la prosperidad, por medio de la modernización tecnológica y social del mundo amazónico:

La obra de civilización plantada allí había comunicado en su entusiasmo la centella de un descubrimiento. ¿No estaría allí, de hecho, El Dorado previsto, deseado y soñado durante tantos años por tantas criaturas? ¿No estaría allí la promesa de la leyenda que apareció y desapareció como simple espejismo en los ojos de muchos cazadores de quimeras? Sus ojos, empapados de observaciones, los enfrentamientos, poblados de confrontaciones optimistas, reconstruyeron el milagro de aventureros y conquistadores, y habían localizado en la Tapajonia industrial el mito brillante del oro. Debería estar allí la semilla de ese parque de oro, diseñado en diferentes lugares y tiempos diferentes por la codicia o la fantasía de los investigadores precipitados. Ni Manoa o Quivira, ni ninguna otra capital de la riqueza imaginaria podría rivalizar con Boavista por la palma de triunfo, cuando esas tierras trabajadas comenzaron a producir, alimentadas por la ambición de beneficio real.22

La síntesis repite un lugar común de la literatura amazónica, esto es, el carácter provisorio de las victorias de la naturaleza de la región sobre los esfuerzos humanos, teniendo en cuenta lo que sería el enflaquecimiento progresivo de su resistencia a los avances de la civilización moderna:

De todo lo que vendrá un día, una nueva vida, la transformación de los barrancos anónimos en otros núcleos de trabajo y en nuevas fuentes de riqueza.

La tierra, resistente y duradera, acabará finalmente por ceder a la violencia de los ataques, dejándose domesticar por los tractores, dominar por los machetes, asustada por los gases, revuelta por las rejas de arado.23

Como vemos, el establecimiento de una civilización moderna agroindustrial en la Amazonía asumía tonos mesiánicos, representando la definitiva apropiación de la naturaleza por el hombre. De esa victoria todos saldrían vencedores: capitalistas, trabajadores, brasileños, extranjeros, científicos y consumidores; todos aquellos verían a la región convertirse en un espacio productivo, de acuerdo con los valores que reafirmaban la confianza del hombre moderno en su capacidad de manipulación y de conquista del medio natural.

5. Bosques de oro

Llegamos a 1938 con En busca del oro (novela del Amazonas) de Aurélio Pinheiro. Esta nueva expedición imaginaria a la cuenca del Amazonas relata la búsqueda de una mina de oro, actualizando así el mito de El Dorado en el centro de una ciudad moderna, Manaos, en donde los efectos de la decadencia producida por la extracción del hevea están ocultos al lector. A pesar de gozar de condiciones de vida confortables, los personajes caen en una obsesión enfermiza y contagiosa que los lleva a un viaje a una de las zonas de más difícil acceso y de peores condiciones para la supervivencia en la región.

La aventura, sin embargo, es una vez más un intento fallido: al llegar al destino, los aventureros descubren que la mina de oro que había sido mencionada por un indio no era más que un depósito de mica dorada. Empero, la desesperación no somete a los viajeros, ya que ellos transfieren su codicia a un bosque de caucheras (Castilla ulei), materia prima alternativa para la producción de látex, que encontraron durante su viaje en busca de oro.

- ¡Coraje, Luís! ¡Coraje! Mis presentimientos jamás fallan. No hay oro en el valle del Amazonas: pero lo que hay es mejor que el oro:

- Hay este enorme Cauchal, que te enriquecerá en unos pocos meses! (...)

- ¡Tenemos el cauchal y el coraje para bajarlo en poco tiempo! No piense más en minerales. Esta mica, este pobre aluminato de potasio, fue una buena lección: nos mostró la verdadera mina para explorar. Dentro de un mes estaré de vuelta con los recursos y los hombres. ¡Será una devastación!24

No hay en ese fragmento ningún rasgo de ironía. Ahora sí tenemos una historia con un fin venturoso: el regreso de la expedición fue “feliz y rápido”, y la devastación generó una “pequeña fortuna”, dejando a los expedicionarios nada más que gestionarla. Llama la atención, en la lectura de esta novela, el frenesí de los personajes por plasmar su horizonte utópico personal, y la riqueza inagotable que conducía al lujo y la ociosidad. La narrativa de una aventura malograda que finaliza con la creación de una fortuna fácil por medio de la extracción predatoria de recursos forestales, nos hace recordar las últimas palabras de una de las más grandes obras de la historiografía brasileña, Visión del paraíso de Sérgio Buarque de Holanda, publicada en 1959. En este libro, el historiador observó cómo la mentalidad de los portugueses, al ser menos imaginativa que la de los españoles, condujo a un estricto realismo en la explotación de la tierra.

Tendremos también nuestros “Eldorados”. Los de las minas, por cierto, más aún el del azúcar, el del tabaco, el de tantos otros productos agrícolas que se sacaban de la tierra fértil, mientras era fértil, como el oro se extrae hasta agotarse del cascajo, sin retribución por sus beneficios. La procesión de los milagros habrá de continuar así a través de todo el período colonial y no la interrumpirá ni siquiera la Independencia o la República.25

Toda nuestra colonización se basó -según este historiador- en un uso de la tierra que se parecía más a la minería que a la agricultura, es decir, en un afán extractivo que no ofrecía al suelo ninguna restitución de su fertilidad. Al mismo tiempo, se destruyeron casi totalmente los bosques en las regiones donde la naturaleza presentó una menor resistencia y en donde la economía era más dinámica y conectada con el mercado internacional. Afortunadamente para nosotros y para el mantenimiento de la diversidad biológica de la selva amazónica, las predicciones de las novelas Savia y En busca del oro estaban equivocadas. Aunque el país se haya beneficiado con la interrupción del abastecimiento de hevea desde Asia durante la Segunda Guerra Mundial, la producción brasileña chocó con los avances de la tecnología que llevaron a que desde final del conflicto se sustituyera el látex crudo por derivados del petróleo en la producción de neumáticos, de manera que la decadencia amazónica no pudo ser revertida.

Conclusión

En conclusión, podemos hacer un balance de estas novelas de aventura y de misterio, cuyo entusiasmo nacionalista se dirigió al pasado y al futuro, a la historia y a la utopía, al primitivo y al poshumano, a la artesanía y a la tecnología avanzada, a Brasil y al capitalismo internacional. Basados en un imaginario amazónico poblado por seres y lugares maravillosos o verdaderos, los intelectuales brasileños compusieron una literatura en la que la historia, la ciencia y la magia dividieron espacios, describiendo una realidad cuyos vacíos de significación fueron llenados con expresiones simbólicas de los deseos y miedos inspirados por la selva. Vemos que la literatura de ficción, a su manera, encontró en la narrativa de aventuras un lenguaje capaz de expresar la angustia de los hombres ilustrados por un país que buscaba conocerse a sí mismo con el fin de transformarse, pero sin olvidar quien era de verdad, o sea, su identidad. Por eso, mantener el contacto con el pasado grabado en la naturaleza y en la vida comunitaria de los pueblos amazónicos en donde aquel todavía podía leerse, era parte de su esfuerzo.

La otra parte tiene que ver con el hecho de que la Amazonía parecía tan imposible de dominar en su totalidad, y de que eran tan misteriosos sus posibles tesoros, que en su futuro se le podía proyectar cualquier cosa. Se sabía por dónde empezar y a dónde se quería llegar, pero los caminos eran inciertos y los resultados imprevisibles. La Amazonía es, en las novelas de que hemos hablado, una inmensa pantalla donde se proyectaban los temores y esperanzas alimentados por los brasileños. En ese oscuro depósito de enigmas, fragmentos de historia y de leyendas fueron entretejidos con sueños, quimeras y utopías que hoy nos suenan viejas, pero que nos ayudan a comprender algunas de las experiencias que hemos vivido en nuestro país desde la primera mitad del siglo XX.

Bibliografía

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El presente artículo fue presentado por primera vez como conferencia magistral en septiembre de 2016, durante el XV Encuentro de Estudiantes de Historia organizado por la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. Le agradezco a Lina Marcela González Gómez por las correcciones y sugerencias que ha hecho para el perfeccionamiento de la primera versión del texto. Los eventuales errores son, no obstante, de mi exclusiva responsabilidad.
Para una presentación de los más expresivos mitos amazónicos ver: Neide Gondim, A invenção da Amazônia (São Paulo: Marco Zero, 1994).
Ese fue un tema decisivo en la creación literaria sobre la Amazonía, como constatamos en los escritos de los más grandes autores de obras precedentes sobre la región. Ver: Luciana Murari, “Ao Revés da Utopia: Metamorfoses do ambiente amazônico nas obras de Franklin Távora, Euclides da Cunha e Alberto Rangel”, Fronteira: Journal of Social, Technological and Environmental Science Vol: 3 n.o. 2 (2014): 55-66.
Para una síntesis de los hechos decisivos de este período en Brasil ver: Helena Carvalho Lorenzo y Wilma Peres Costa, A década de 1920 e as origens do Brasil moderno (São Paulo: Universidade Estadual Paulista, 1997); y Dulce Pandolfi, “Os anos 1930: as incertezas do Regime”, en O Brasil republicano: o tempo do nacional-estatismo. Do inicio da década de 1930 ao apogeu do Estado Novo, Volume 2, orgs. Jorge Ferreira y Lucília de Almeida Neves Delgado (Rio de Janeiro: Civilização brasileira, 2003), 13-38.
Para conocer la historia de la extracción de hevea en Brasil, en esa época, ver Barbara Weinstein, A borracha na Amazônia: expansão e decadência, 1850-1920 (São Paulo: Hucitec/Edusp, 1993).
El libro de Gastão Cruls fue claramente inspirado en La Isla del Dr. Moreau, de H.G. Welles (1896). La novela de Cruls fue traducida al inglés en 1944 y editada por Zelio Valverde en Rio de Janeiro, con el título de The mysterious Amazonía. Ver: Roberto de Sousa Causo, Ficção científica, fantasia e horror no Brasil. 1875-1950 (Belo Horizonte: Editora da Universidade Federal de Minas Gerais, 2003).
Como ejemplos de la incorporación de la cultura de los pueblos de la Amazonía en la literatura brasi- leña pueden ser citados las obras de los modernistas Mário de Andrade (Macunaíma, 1928) y Raul Bopp (Cobra Norato, 1931).
. “Dava gosto viajar com as Amazonas. A natureza pertencia-lhes e tanto na terra firme, varando as grandes florestas, como sobre as pequenas ubás, cruzando e recruzando os rios caudalosos ou a rede dos lagos e igarapés, não havia perigos e escolhos que se lhes antolhassem. Elas conheciam e imitavam o pio de todas as aves, liam na superfície das águas o nome do peixe que ainda estava submerso, tinham engodos e armadilhas especiais com que atrair e apanhar as suas embiaras, nadavam ligeiras como lontras, subiam à grimpa das árvores mais linheiras e agigantadas e, às vezes, unicamente pelo olfato, adivinhavam os animais que se acantoavam à distância. De uma feita, só porque eu lhe elogiasse a beleza da florada, Mallila, com rapidez extrema, subiu pelo tronco polido de um pau-mulato e, em pouco, lá do alto, era uma chuva de pétalas sobre as nossas cabeças”. Gastão Cruls, La Amazonía misteriosa (Rio de Janeiro: Ariel, 1935), 239-240. Traducción de la autora.
Sobre la Revolución de 1930 en Brasil ver: Boris Fausto, A revolução de 1930: historiografia e história (São Paulo: Companhia das Letras, 1997).
“Infierno verde” es un epíteto utilizado para referirse a la Amazonía, consagrado por una conocida compilación de cuentos sobre la región, que fue publicada por primera vez en 1908. Ver: Alberto Rangel, Inferno verde. Scenas e scenários do Amazonas (Tours: Arrault, 1927).
“A marcha prosseguiu, heroica e pertinaz, no meio das maiores provações e perigos. Mas, temperados esses organismos nas vicissitudes dessa vida primitiva, ofereciam uma invencível resistência às intempé- ries e às bruscas surpresas do agressivo e misterioso inferno verde. E foi assim que esse grupo de fortes um belo dia reingressou no conforto da civilização”. Menotti del Picchia, A República 3000 (São Paulo: Companhia Editora Nacional, 1930), 239. Traducción de la autora.
Euclides da Cunha, À marjem da historia (Porto: Imprensa Moderna, 1913).
“Num pedaço de terra ainda não pisada por ninguém, sob o qual não há túmulos, nem ruínas sote- rradas... Sería como que inaugurar a vida”. Menotti del Picchia, Kalum, o misterio do sertão (Porto Alegre: Editora Globo, 1936), 241. Traducción de la autora.
Menotti del Picchia, Kalum, 5.
El título suena tan insólito en portugués como en castellano. Si uno no es nativo de la Amazonía resulta poco probable saber lo que esto significa. La palabra Pacoval nos llegó del tupi y es lo mismo que platanal o bananal. Carimbé es una palabra indígena que significa “gamella” o especie de batea, y que da lugar a varios topónimos.
Nombre ficcional atribuido por el autor a Heloísa Alberto Torres, una de las pioneras de la antropología en Brasil. Para un estudio sobre la representación literaria de antropólogas brasileñas ver: Marisa Corrêa, Antropólogas e antropología (Belo Horizonte: Editora da Universidade Federal de Minas Gerais, 2003), 66-90.
. “Lá onde o ‘kiwi’ soturno e sorumbático escavando o solo se aninha na terra amiga, aí teve origem a nação pacifica que aprendeu a tirar do chão generoso o alimento do corpo e as cores que alegram os olhos. A magia das cores e o encanto da luz seduziam os filhos de minha gente, artistas de nascimento. Mas as cores e a luz promanam do sol: lá onde o sol nascia, lá devia se achar a origem das cores e a fonte inextinguível da luz. E um dia toda aquela nação de artistas sedentos de cores, famintos de luz, partiu em busca do sol, origem das cores e fonte inextinguível de luz. E atravessaram mares imensos e tocaram terras desconhecidas; mas o sol recuava sempre diante da gente que o buscava (...) Agora era a floresta, entrelaçada de lianas, emaranhada de timbós, cortada de mares de água doce: não mais se ouvia o grito estridente do kiwi, nem davam sombra o kauri milenário e o eucalipto esguio: árvores desconhecidas tapavam o sol, que fugia, que fugia sempre. E olharam em torno de si: a terra era boa e generosa e rica de cores e de luz, que alegram os olhos e encantam o coração. E fixaram-se na terra: outros irmãos che- garam, chegaram outros artistas; e a nação fez-se grande na paz, na abundância e nas artes; e a nação se estendeu por toda a linha de terras em que os mares de água doce casam com os mares de águas salgadas”. Fernando Bastos de Ávila, No pacoval de Carimbé (Rio de Janeiro: Calvino Filho, 1933), 205. Traducción de la autora.
John Hemming, “Os índios do Brasil em 1500”, en História da América Latina Colonial, Volume I, org. Leslie Bethell (São Paulo: Editora da Universidade de São Paulo. Brasília: Fundação Alexandre Gusmão, 1999), 101-127.
Sobre este assunto ver: Luiz Costa Lima, O controle do imaginário: razão e imaginação no Ocidente (São Paulo: Brasiliense, 1984).
Greg Grandin, Fordlândia: ascensão e queda da cidade esquecida de Henry Ford na selva (Rio de Ja- neiro: Rocco, 2010).
Caboclo: mestizo de blanco con indio.
“A obra de civilização ali plantada comunicara ao seu entusiasmo a centelha de um descobrimento. Não estaria ali, em verdade, o Eldorado previsto, desejado e sonhado por tantas criaturas? Não seria aquilo a promessa da lenda, que aparecia e desaparecia, como simples miragem, aos olhos de tantos caçadores de quimeras? Seus olho, encharcados de verificações, povoados de confrontos otimistas, refaziam o milagre dos aventureiros e conquistadores, localizando na Tapajônia industrial o mito luminoso do ouro. Sim. Devia estar ali a semente daquele parque áureo, idealizado em vários lugares e diferentes épocas pela cobiça ou pela fantasia dos pesquisadores apressados. Nem Manoa, nem Quivira, nem qual- quer capital de riquezas imaginárias poderia disputar a Boavista a palma do triunfo, quando aquelas terras trabalhadas começassem a produzir, atiçadas pela ambição do lucro real”. Osvaldo Orico, Seiva (São Paulo: Companhia Editora Nacional, 1937), 194. Traducción de la autora.
“De tudo aquilo surgirá, um dia, uma vida nova transformando os barrancos anónimos em outros núcleos de trabalho, e novas fontes de riqueza. A terra, inóspita e resistente, acabará cedendo à violên- cia das arremetidas, deixando-se amansar pelos tratores, dominar pelos terçados, assustar pelos gases, revolver pelos arados”. Osvaldo Orico, Seiva, 199. Traducción de la autora.
. “— Coragem, Luiz! Coragem! Os meus pressentimentos nunca falham. Não há ouro no vale do Ama- zonas, mas há melhor do que ouro: - mas há melhor do que ouro: — há esse cauchal imenso, que o enriquecerá em poucos meses! (...) — Temos o cauchal e temos coragem para derrubá-lo em pouco tem- po! Não se pensa mais em minérios. Essa malacacheta, esse pobre aluminato de potássio, foi uma boa lição: mostrou-nos a verdadeira mina a explorar. Dentro de um mês estarei de volta com mercadorias e homens. Vai ser uma devastação!”. Aurélio Pinheiro, Em busca do ouro (romance amazônico) (Rio de Janeiro: A Noite, 1938), 256. Negritas originales. Traducción de la autora.
“Teremos também nossos eldorados. Os das minas, certamente, mas ainda o do açúcar, o do tabaco, de tantos outros gêneros agrícolas, que se tiram da terra fértil, enquanto fértil, como o ouro se extrai, até esgotar-se, do cascalho, sem retribuição de benefícios. A procissão dos milagres há de continuar assim através de todo o período colonial, e não a interromperá a Independência, sequer, ou a República”. Sérgio Buarque de Holanda, Visão do paraíso: os motivos edênicos no descobrimento e colonização do Brasil (São Paulo: Brasiliense, 1994), 334. Traducción de Estela dos Santos. Ed cast.: Visión del paraíso. Motivos edénicos en el descubrimiento y colonización del Brasil (Caracas: Biblioteca de Ayacucho, 1987), 406.

Referencias

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Cómo citar

APA

Murari, L. (2017). Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930. Historia y sociedad, (33), 111–133. https://doi.org/10.15446/hys.n33.61698

ACM

[1]
Murari, L. 2017. Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930. Historia y sociedad. 33 (jul. 2017), 111–133. DOI:https://doi.org/10.15446/hys.n33.61698.

ACS

(1)
Murari, L. Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930. Hist. Soc. 2017, 111-133.

ABNT

MURARI, L. Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930. Historia y sociedad, [S. l.], n. 33, p. 111–133, 2017. DOI: 10.15446/hys.n33.61698. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/hisysoc/article/view/61698. Acesso em: 28 mar. 2024.

Chicago

Murari, Luciana. 2017. «Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930». Historia Y Sociedad, n.º 33 (julio):111-33. https://doi.org/10.15446/hys.n33.61698.

Harvard

Murari, L. (2017) «Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930», Historia y sociedad, (33), pp. 111–133. doi: 10.15446/hys.n33.61698.

IEEE

[1]
L. Murari, «Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930», Hist. Soc., n.º 33, pp. 111–133, jul. 2017.

MLA

Murari, L. «Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930». Historia y sociedad, n.º 33, julio de 2017, pp. 111-33, doi:10.15446/hys.n33.61698.

Turabian

Murari, Luciana. «Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930». Historia y sociedad, no. 33 (julio 1, 2017): 111–133. Accedido marzo 28, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/hisysoc/article/view/61698.

Vancouver

1.
Murari L. Una selva de aventuras y misterios: expediciones amazónicas en la literatura brasileña de los años 1920 y 1930. Hist. Soc. [Internet]. 1 de julio de 2017 [citado 28 de marzo de 2024];(33):111-33. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/hisysoc/article/view/61698

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