Reseña de: Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial (Ulloa & Coronoado, 2016)

Review of Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial (Ulloa & Coronado, 2016)

Ulloa, A. & Coronado, S. (2016). Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía, Centro de Investigación y Educación Popular Programa por la Paz (CINEP/PPP).

Reseña de Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial (Ulloa & Coronado, 2016)

Resenha de Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial (Ulloa & Coronado, 2016)

Cómo citar esta reseña: Burgos González, L.A. (2017). Reseña de Extractivismos y posconflicto en Colombia: retos para la paz territorial (Ulloa & Coronado). Mundo Amazónico, 8(1): e65241. https://doi.org/10.15446/ma.v8n1.65241

Editor: Germán Palacio

Fecha de envío: 2017-05-24 Fecha de aceptación: 2017-05-24

Luis Alfonso Burgos González ¹

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¹Antropólogo,Universidad Nacional de Colombia sede Amazonia.laburgosg@unal.edu.co

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Este libro es el resultado del diálogo entre el grupo de investigación Cultura y Ambiente de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá y el Centro de Investigación y Educación Popular Programa por la Paz (cinep/ppp). Aquí se recoge una serie de doce estudios de caso realizados por académicos y jóvenes investigadores en torno al extractivismo y el posconflicto en los departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Córdoba, Bolívar, Antioquia, Tolima, Caquetá, Casanare, Guainía y Meta, ubicados en las regiones de Colombia objeto de las actividades de explotación de recursos mineros, de hidrocarburos, la implementación de monocultivos y el caso particular del impacto socioambiental generado por la construcción de la hidroeléctrica Hidroituango en Antioquia.

En estos trabajos los autores aportan desde múltiples disciplinas del conocimiento como la sociología, la historia, la politología, la antropología, la economía y el derecho, a la comprensión de los diversos y complejos conflictos socioambientales y de la confrontación armada asociada al extractivismo en un periodo de tiempo reciente en Colombia. De igual forma, analizan en los contextos regionales las afectaciones sobre el medio ambiente, los territorios y su incidencia en las realidades sociales, políticas, económicas y culturales de las comunidades indígenas, afrodescendientes y las poblaciones campesinas involucradas. Esta reflexión sobre el modelo extractivo gira en torno al actual proceso de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC-EP y los acuerdos surgidos de las mesas de diálogo en La Habana, señalando caminos y escenarios en los que se pudiera implementar la “paz territorial”.

Las nuevas condiciones que ha impuesto el extractivismo a lo largo del territorio nacional cuentan con la aceptación de los gobiernos de turno, que han ajustado a las exigencias y demandas de las empresas transnacionales los “poderes públicos” y sus políticas. A manera de ejemplo, en el gobierno de Juan Manuel Santos se presenta al extractivismo minero como “paradigma” y “locomotora del desarrollo”, generando con ello severos conflictos y afectaciones socioambientales representadas en el desplazamiento de las poblaciones y de sus “actividades económicas tradicionales como la agricultura, la ganadería, la minería artesanal y la silvicultura” (p. 15).

En el capítulo introductorio, con el extenso título de “Territorios, Estado, actores sociales, derechos y conflictos socioambientales en contextos extractivistas: aportes para el posacuerdo”, Astrid Ulloa y Sergio Coronado llaman la atención sobre la relación entre los extractivismos y el conflicto armado y sus afectaciones sobre los territorios en cuanto a los procesos de desterritorialización y desarraigo y los efectos que estas prácticas tienen sobre las relaciones entre los seres humanos y el entorno. Así mismo, sobre los conflictos y violencias que han padecido las comunidades y los daños infligidos a sus formas de apropiación del territorio.

Los autores establecen algunas distinciones conceptuales entre posacuerdo y posconflicto a partir de los elementos que aportan organismos internacionales como la onu y en el ámbito nacional los estudiosos del conflicto y la paz. Con esta diferenciación conceptual intentan aportar a la comprensión de la complejidad que rodea este proceso de paz y las implicaciones de su implementación en el mediano y largo plazo para que, efectivamente, se lleve a cabo la “transformación de aquellos conflictos históricos que subyacen o se vinculan con la confrontación armada” (p. 33) en el país.

El libro contiene artículos relacionados con la minería, la extracción de madera y en menor medida la siembra de coca y su aprovechamiento por las poblaciones negras del Pacífico, como es el caso que presenta Mauricio Pardo Rojas. Otros autores, como Coronado y Barrera se preguntan si la minería y la construcción de paz implican una contradicción insalvable, mientras que Patricia Sánchez estudia el caso de La Colosa en Cajamarca, Tolima, para llamar la atención sobre lo conflictiva que resulta la extracción minera de oro y, sobre todo, las transformaciones sobre los lugares y las prácticas agrícolas que esta genera en los territorios. En tanto Catalina Serrano estudia la minería en el sur de Córdoba, particularmente en Cerro Matoso, empresa que explota el níquel de la región desde hace casi 30 años.

Por otra parte, Catalina Quiroga se interroga sobre los problemas asociados a la legalidad e ilegalidad de la minería a pequeña escala en el municipio de Vetas, Santander y la región del nordeste antioqueño. El contenido de este artículo se presenta en tres apartados dirigidos a llevar a quien lee por un análisis “multiescalar y multiterritorial” de la minería como actividad económica y como práctica cultural para comprender problemas particulares tales como “el despojo, la estigmatización, el uso desigual de los recursos y las nociones de naturaleza y sostenibilidad ambiental” (p. 236) sin que se pierda de vista que todo se inscribe en los diálogos de paz. Angélica López aborda las territorialidades en conflicto en el caso de la minería del oro en Buenaventura y Simití, a través de un estudio comparado de las realidades de dos territorios diferentes entre sí pero que tienen en común el hecho de haber padecido múltiples afectaciones.

Un texto que se ocupa de la Amazonia es el de Jhonatan López-Vega, “Desafíos de la movilización minera interétnica en el río Inírida, Guainía, al posconflicto en Colombia”; el autor aborda los elementos sociales y políticos de la extracción de oro en la región del río Inírida, los procesos sociales de indígenas y campesinos en torno a la minería interétnica como resultado de los intentos de reestructuración territorial para redefinir el uso, acceso y control de los minerales. Así mismo, presenta una serie de hechos socio-históricos en los que describe detalladamente los eventos que marcaron la llegada de la minería de oro al río Inírida, desde las primeras acciones del gobierno colombiano para determinar la presencia de recursos minerales en la región a través del Proyecto Radargramétrico del Amazonas y con ello “integrar” la Amazonia al panorama económico nacional con la subsecuente ordenación del territorio. Estas iniciativas y los posteriores procesos extractivos interétnicos que involucraron tanto a indígenas como a campesinos, generaron una serie de cambios en las prácticas económicas y culturales de las poblaciones basados en el intercambio o trueque, dando lugar a la economía del endeude, es decir a una economía mediada por el dinero como valor de cambio.

Ya entre 2010 y 2015, pasadas varias décadas después de la irrupción de la minería de oro en el Guainía, se dio lugar a una serie de movilizaciones sociales de los actores interétnicos involucrados en la extracción de este mineral. Aquí el autor llama la atención sobre el “resquebrajamiento” de la minería en este contexto debido a la desinformación mediática en torno a una supuesta bonanza del coltán en el Guainía, que despertó el interés de los grupos armados ligados al narcotráfico, las FARC-EP y de funcionarios y particulares sobre el recurso.

Para finalizar su análisis, López-Vega lleva a cabo una serie de reflexiones en torno a los desafíos al posconflicto en el bajo Inírida, sobre todo debido a la exclusión de este municipio de la priorización de los estudios en los que se implementarán las acciones territoriales en el marco de los acuerdos de paz entre las FARC-EP y el gobierno, dando lugar a que las “problemáticas de sus mineros” continuarán estando “relegadas” de la agenda de la paz y de las acciones de las instituciones.

En este punto, los artículos dan un giro desde la minería hacia las actividades extractivas de hidrocarburos. Juliana Duarte analiza las transformaciones socio-territoriales en Casanare entre 1990-2010, presentando un contexto social, histórico y político del departamento y cómo este se configuró territorialmente; analiza igualmente las transformaciones dadas sobre el “suelo” y las “prácticas productivas de las comunidades”, además de identificar a los “actores inmersos en la problemática petrolera” y termina su texto con algunas reflexiones de la extracción petrolera en el Casanare en función de los diálogos de paz entre guerrilla y gobierno, llamando la atención sobre algunas condiciones necesarias para alcanzar la paz en este lugar.

Continuando con la región amazónica, Estefanía Ciro, Julián Barbosa y Alejandro Ciro trabajan el caso del Caquetá. Presentan una descripción y análisis de la incursión de las petroleras como parte de una historia continuada de extractivismos en este departamento. Llaman la atención sobre la relación entre la promoción de políticas minero-energéticas y la implementación de estrategias que los autores denominan de “securización” aunadas a la presencia militar en las zonas foco del conflicto armado.

Prosiguen los autores con el repaso del proceso socio-organizativo de las comunidades de Valparaíso y su resistencia frente a la explotación petrolera en sus territorios, y resaltan el papel que han jugado tanto la Iglesia como la “victimización por el paramilitarismo” de la que fue objeto la población entre los años 2000 y 2006, según el recuento que hace un informe de la Comisión de Memoria Histórica. Para finalizar, se concentran en hacer un análisis de las relaciones y tensiones entre el Estado y las autoridades locales en lo que tiene que ver con los lineamientos de política pública diseñados para definir el modelo de desarrollo del departamento.

Este texto dedicado a la extracción petrolera en la Amazonia se concentra en el departamento de Caquetá y menciona al Putumayo como parte de la cuenca Caquetá-Putumayo, un área geográfica con un gran potencial de hidrocarburos. Sin embargo, existe una imprecisión en el título del texto, dado que la Amazonia es una amplia región geográfica, ecosistémica y cultural que incluye, además de los dos departamentos mencionados, otros cuatro departamentos (Amazonas, Vaupés, Guainía y Guaviare) en los que también existen yacimientos petroleros importantes. Así que para presentar un “mapa petrolero de la Amazonia”, necesariamente debería incluirse información suficiente de los departamentos que conforman la Amazonia como región o delimitarse el alcance, precisando en el título, al mapa petrolero del Caquetá exclusivamente.

En otra sección del libro se abordan, además de las actividades económicas dedicadas al extractivismo minero en páramos y las afectaciones al recurso hídrico, las relacionadas con los monocultivos de palma y de coca y apropiación de los recursos naturales (agua, suelos, madera). Los textos aquí incluidos desarrollan argumentos interesantes, sin embargo no todos parecen ajustarse a una noción convencional de “extractivismo”. Aunque los autores supongan o prueben que son dañinos para el medio ambiente, pensar que el monocultivo de cualquier planta es extractivismo es extralimitarse en su definición, ya que estas actividades se acercan más a un tipo de agricultura moderna. De igual forma, como lo demuestran Cardona, Pinilla y Gálvez en el caso de Hidroituango en Antioquia, es claro que la construcción de hidroeléctricas trae consigo graves problemas socio-ambientales, pero estos son proyectos de desarrollo que no deben clasificarse como “emprendimientos extractivistas” o extractivismo como tal.

Si bien estos estudios de caso presentan un extenso y completo panorama de los diversos escenarios extractivos en algunas regiones del país en el marco del conflicto armado y del futuro posconflicto, y aunque articulan las actividades económicas, legales e ilegales con los circuitos nacionales e internacionales de la economía extractiva, descuidan el tema de la soberanía. Este elemento de análisis es fundamental para comprender la propensión histórica de las élites colombianas a subordinarse al dominio y a las condiciones que imponen las empresas multinacionales en el territorio nacional y sobre las comunidades que lo habitan, y además permite entender las lógicas con las cuales “ordenan” y “planean” el territorio, por lo general sin incluir o reconocer a los grupos étnicos y sociales que tradicionalmente lo han habitado y usado para su pervivencia económica y cultural.

En conclusión, en el libro se abordan temas relevantes para comprender mejor las dimensiones y desafíos del posconflicto en el país. Tomando como referencia las negociaciones de La Habana, los autores ven factible incluir en el acuerdo final de paz con las FARC-EP, la discusión de los efectos de los proyectos y los conflictos que han generado las políticas extractivistas en Colombia. Sin embargo, como se evidencia a lo largo de las reflexiones, plantean, a su vez, la posibilidad de la agudización de dichos conflictos dado que “existen situaciones irresueltas que tienen que ver con el modelo de desarrollo del país, con las lógicas imperantes en la administración de los recursos y los territorios que desestiman los contextos socioculturales intervenidos por megaproyectos” (pp. 325-326).