Publicado

2024-01-01

La construcción de la identidad masculina en el curso de vida

The Construction of Masculine Identity in the Course of Life

A construção da identidade masculina no curso da vida

DOI:

https://doi.org/10.15446/frdcp.n25.109148

Palabras clave:

Vejez, Identidad, Masculinidad, Género, Cohorte generacional (es)
Old age, Identity, Masculinity, Gender, Generational cohort (en)
Velhice, Identidade, Masculinidade, Género, Coorte generacional (pt)

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Autores/as

Las influencias del contexto sociohistórico y del curso de vida son ejes fundamentales para comprender los elementos constituyentes de la masculinidad en hombres de dos cohortes generacionales —baby boomers y millennials—. El objetivo es analizar cómo se construye la identidad masculina, identificando sus elementos constitutivos, y cómo se va transformando en el curso de vida. Se utiliza un enfoque cualitativo —histórico-hermenéutico— a través de grupos focales. Se establece que la masculinidad es un proceso dialéctico entre lo biológico, lo cultural y lo contextual, que influyen en la consolidación de la masculinidad, de la juventud a la vejez. En conclusión, los hombres de ambos grupos construyen su identidad basados en el modelo patriarcal, con mínimos cambios marcados por sus circunstancias vitales.

Influences of the sociohistorical context and the course of life are fundamental axes to understand the constituent elements of masculinity, in men of 2 generational cohorts (baby boomers and millennials). Main is to analyze how the masculine identity is built, identifying its constituent elements, and how it is transformed in the course of life. A qualitative approach (historical-hermeneutic) is used through focus groups. It is established that masculinity is a dialectical process, between the biological, cultural and contextual, which influences the consolidation of masculinity from youth to old age. In conclusion, the men of both groups build their identity based on the patriarchal model, with minimal changes marked by their vital circumstances.

As influências do contexto sócio-histórico e do curso de vida são eixos fundamentais para compreender os elementos constituintes da masculinidade em homens de duas coortes geracionais – baby boomers e millennials. O objetivo é analisar como a identidade masculina é construída, identificando seus elementos constituintes, e como ela se transforma ao longo da vida. Utiliza-se uma abordagem qualitativa, histórico-hermenêutica, por meio de grupos focais. Estabelece-se que a masculinidade é um processo dialético entre o biológico, o cultural e o contextual, que influenciam na consolidação da masculinidade, desde a juventude até a velhice. Concluise que os homens de ambos os grupos constroem sua identidade com base no modelo patriarcal, com mudanças mínimas marcadas pelas circunstâncias ao longo da vida.

Recibido: 25 de mayo de 2023; Aceptado: 26 de octubre de 2023

Resumen

Las influencias del contexto sociohistórico y del curso de vida son ejes fundamentales para comprender los elementos constituyentes de la masculinidad en hombres de dos cohortes generacionales —baby boomers y millennials—. El objetivo es analizar cómo se construye la identidad masculina, identificando sus elementos constitutivos, y cómo se va transformando en el curso de vida. Se utiliza un enfoque cualitativo —histórico-hermenéutico— a través de grupos focales. Se establece que la masculinidad es un proceso dialéctico entre lo biológico, lo cultural y lo contextual, que influyen en la consolidación de la masculinidad, de la juventud a la vejez. En conclusión, los hombres de ambos grupos construyen su identidad basados en el modelo patriarcal, con mínimos cambios marcados por sus circunstancias vitales.

Palabras clave

vejez, Identidad, masculinidad, género, cohorte generacional.

Abstract

Influences of the sociohistorical context and the course of life are fundamental axes to understand the constituent elements of masculinity, in men of 2 generational cohorts (baby boomers and millennials). Main is to analyze how the masculine identity is built, identifying its constituent elements, and how it is transformed in the course of life. A qualitative approach (historical-hermeneutic) is used through focus groups. It is established that masculinity is a dialectical process, between the biological, cultural and contextual, which influences the consolidation of masculinity from youth to old age. In conclusion, the men of both groups build their identity based on the patriarchal model, with minimal changes marked by their vital circumstances.

Keywords

old age, identity, masculinity, gender, generational cohort.

Resumo

As influências do contexto sócio-histórico e do curso de vida são eixos fundamentais para compreender os elementos constituintes da masculinidade em homens de duas coortes geracionais – baby boomers e millennials. O objetivo é analisar como a identidade masculina é construída, identificando seus elementos constituintes, e como ela se transforma ao longo da vida. Utiliza-se uma abordagem qualitativa, histórico-hermenêutica, por meio de grupos focais. Estabelece-se que a masculinidade é um processo dialético entre o biológico, o cultural e o contextual, que influenciam na consolidação da masculinidade, desde a juventude até a velhice. Conclui-se que os homens de ambos os grupos constroem sua identidade com base no modelo patriarcal, com mudanças mínimas marcadas pelas circunstâncias ao longo da vida.

Palavras-chave

velhice, identidade, masculinidade, género, coorte geracional.

Introducción

La construcción de identidad implica una conciencia o al menos el reconocimiento de quiénes somos y de cómo nos consideramos en relación con la alteridad, es decir, “se separa el objeto del entorno, de sus múltiples contextos de sentido, para definirlo en su singularidad. La alteridad es entonces vista como un no-yo, como lo absolutamente ajeno, externo, o como un referente de contraste u oposición respecto al yo” (Alejos, 2006, p. 48). En este sentido, la construcción de la identidad masculina emerge como resultado de lo biológico en constante interacción con el contexto, es un concepto relacional que se construye a partir de la comparación con su opuesto, la identidad femenina, “como sistema binario, lo masculino y lo femenino tienen valoraciones totalmente diferentes, condición ideológica que marca profundas brechas de inequidad social tanto para los hombres como para las mujeres” (González-Moreno y Camacaro-Gómez, 2013, p. 68).

Existen diferencias en la construcción de la identidad entre ambos géneros “si se considera que el hombre tiene que ser construido culturalmente, también se asume que la mujer lo es por naturaleza (no es preciso hacer nada más que tener la menstruación)” (Valcuende del Río y Blanco-López, 2015, p. 4) es decir, mientras las mujeres no necesitan demostrar su femineidad, los hombres tienen que demostrar su masculinidad constantemente “el hombre para hacer valer su identidad masculina debe convencer a los demás que no es una mujer, que no es un bebe y que no es homosexual” (González-Moreno y Camacaro-Gómez, 2013, p. 70), esta labor de convencimiento sobre su identidad no es un bien ganado de manera permanente, al contrario, debe ser reafirmada continuamente. Para que la masculinidad sea reafirmada existen tres imperativos básicos: “la fecundación, la provisión y la protección” (González-Moreno y Camacaro-Gómez, 2013, p. 73).

El género como construcción cultural —femenino-masculino— no opera solo en la base de la cultura, también colabora en legitimar y perpetuar un orden social determinado dentro de contextos específicos “las fronteras del género se trazan para servir a una gran variedad de funciones políticas, económicas y sociales” (Conway et al., 2000, p. 24), lo anterior nos lleva a considerar “el establecimiento de masculinidades hegemónicas que permean en el entorno socioeconómico y que son legitimadas e internalizadas por los individuos a través del trabajo de tres instancias principales la familia, la iglesia y la escuela” (Bourdieu, 2000, p. 107), este mismo autor hace referencia al establecimiento de roles de género como aspectos profundamente normativos, basados en pares de oposición en donde lo femenino se construye como oposición a lo masculino —mientras que el hombre produce, la mujer reproduce, mientras que el hombre es fuerte, la mujer es débil etcétera—, algo importante en estas oposiciones es que mientras que la masculinidad es pública y se demuestra, a través de la fuerza, la virilidad y el éxito, la feminidad permanece oculta en el ámbito doméstico, donde se esperan cuidados, amor y sumisión.

Lo anterior es la base de la masculinidad hegemónica patriarcal, el patriarcado es un concepto delimitado por Lerner (1990) quien lo define como un sistema histórico universal que se ha encargado de invisibilizar a las mujeres en razón de su sexo, es entonces una artificialidad cultural y no natural, porque de ser así tendría como base un determinismo biológico que resalta la diferencia anatómica entre hombres y mujeres, el sistema patriarcal es una serie de símbolos y metáforas de lo que representa ser hombre y que los varones aprenden, reproducen y perpetúan porque así les ha convenido puesto que gozan de privilegios. La vivencia del patriarcado alcanza su máxima expresión en la edad adulta mayor, el privilegio permanece siempre que se cumplan los ideales de éxito, poder, fuerza y virilidad, algunas de estas características, en muchos casos, tienden a disminuir con el paso del tiempo, conforme los hombres envejecen.

Aunado a lo anterior, los cambios socioculturales en el mundo moderno presentan algunos retos para los hombres contemporáneos; tales como, “asumir responsabilidades en los espacios privados, la renuncia de su posición hegemónica en los espacios públicos y la adquisición de responsabilidades familiares” (Hervías, 2014, p. 658), esto los ha ido orillando al cambio, ya que los mandatos sociales y culturales tienen una fuerte influencia en los roles sociales. En la actualidad se habla de la existencia de diversas masculinidades y de relaciones entre ellas: hegemonía, subordinación, complicidad y marginación 2 (Connell, 2003, pp. 116-122), abriendo el panorama a un fenómeno mucho más complejo.

Por otra parte, se puede afirmar que, en la modernidad globalizada, existe una crisis de la identidad masculina que se convierte en un riesgo para los hombres que envejecen, al dejarlos vulnerados ante las circunstancias de su propio envejecimiento, por lo que comprender la forma en que viven y adaptan su identidad masculina durante las transiciones de su curso de vida genera nuevas comprensiones sobre las diversas masculinidades. Iacub (2017) ha reflexionado en torno a ello, cuestionando en qué medida las narrativas ponen de manifiesto las demandas y las características que moldean las masculinidades, así como la dificultad para mantenerlas en la vejez.

Al ser una construcción cultural, la identidad masculina ha ido transformándose con el contexto que enfrenta cada cohorte generacional. Una generación agrupa a las personas que nacieron en un mismo intervalo de tiempo dentro de un tramo de ciclo vital: juventud, madurez y vejez, y quienes enfrentan contextos socio-históricos similares. Cada generación tiene una denominación popular y características específicas. La clasificación más obvia toma el criterio edad, no obstante, es un criterio que puede moverse en ciertos rangos, debido a que los contextos y cursos de vida individual se imbrican con frecuencia. Así, por ejemplo, se dice que los Baby boomers son individuos nacidos entre 1946 y 1964, lo cual los posiciona actualmente entre los 59 y 77 años, por otra parte, la generación del milenio, los millennials, está formada por las personas nacidas después de 1979 hasta el 2003, es decir, tienen entre 20 y 44 años, en muchas ocasiones los miembros de la generación del milenio son hijos de los Baby boomers. Cabe señalar que la nomenclatura que define a las cohortes tiene un sustento académico, el cual parte del trabajo de Jones (2001) al describir las diferencias generacionales de quienes concursaban para ser admitidos y estudiar en el MIT (Massachusetts Institute of Technology). La ventaja de analizar la construcción de la identidad masculina por cohortes generacionales es que permite revisar el contexto sociohistórico-económico-cultural en el curso de vida de los grupos etarios, avanzando en la comprensión de las influencias que cada grupo recibió para la cimentación de su masculinidad y la relación entre ellas.

En suma, en cada etapa de vida existe un replanteamiento constante del género en hombres y mujeres, por lo general, uno se determina en contraste y oposición con el otro. No obstante, la construcción de la masculinidad en el curso de vida significa que los hombres atraviesan procesos en los cuales hay una encarnación-incorporación que relaciona sus cuerpos cambiantes, estás modificaciones provocan cambios en los significados de la identidad masculina (Jackson, 2016).

Por lo anterior, el tema central de este trabajo es identificar los elementos que se involucran en la construcción de la identidad masculina durante las trayectorias del curso de vida, especialmente las transiciones entre juventud, madurez y vejez, lo que abre paso a varios interrogantes: ¿cómo se construye la identidad masculina? al ser una construcción personal ¿cómo se va transformando la masculinidad a medida que el hombre envejece?, al ser una construcción biológica-cultural-contextual ¿la identidad masculina cambia de acuerdo con la cohorte generacional a la que se pertenece? Las respuestas a estas preguntas ayudan a conocer a fondo las conductas que los hombres derivan de esta identidad, tomando en cuenta que muchos comportamientos masculinos ponen en riesgo la salud física y emocional de los hombres y sus familias, con consecuencias serias no solo a nivel individual, sino también para las estructuras familiares y sociales. Por ello el objetivo es analizar cómo se construye la identidad masculina, identificando los elementos constitutivos de tal identidad, y de qué manera se va transformando en el curso de vida en dos cohortes generacionales: Baby boomers —adultos mayores de 60 años— y Millennials —adultos jóvenes entre 20 y 44 años—.

Metodología

Este estudio se basa en un enfoque cualitativo de tipo histórico-hermenéutico (Ortiz-Ocaña, 2015), utilizando como técnica de obtención de información los grupos focales de dos cohortes generacionales, organizados ex profeso para esta investigación por el Cuerpo Académico Ciencias del Envejecimiento y Desarrollo Sostenible (CA-UNEVE-06). Asimismo, se utiliza para la discusión la teoría del curso de vida, que da cuenta de las trayectorias, transiciones y puntos de inflexión en la vida de los sujetos.

La técnica de grupos focales

Se trata de una técnica de investigación social que tiene como principal objetivo ser un espacio que privilegia el habla entre los integrantes del grupo “cuyo propósito radica en propiciar la interacción mediante la conversación acerca de un tema u objeto de investigación, en un tiempo determinado, y cuyo interés consiste en captar la forma de pensar, sentir y vivir de los individuos que conforman el grupo” (Álvarez-Gayou-Jurgenson, 2012, p. 132). En esta investigación el tema fue la construcción de la masculinidad en el curso de vida de los sujetos, y se discutió a través de preguntas de disparo que exploraban su trayectoria como cohorte generacional, su adaptación en las transiciones vitales y los puntos de inflexión que han vivido.

Participantes

Los grupos focales se organizaron entre la comunidad de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México. El primer grupo focal estuvo integrado con cuatro adultos mayores, Baby boomers de entre 59 y 72 años, docentes y usuarios de los servicios educativos de la universidad, todos tienen entre 40 y 50 años de casados con la misma pareja, son padres y abuelos. Su ocupación o profesión es heterogénea, desde un obrero, un personal administrativo, un médico con maestría y un docente con doctorado, dos de ellos están jubilados y dos continúan laborando.

El segundo grupo focal se integró con siete adultos jóvenes, Millennials entre 21 y 33 años, cinco solteros, un casado y un divorciado. Cuatro estudiantes de licenciatura —tres de quiropráctica y dos de gerontología—, un psicólogo que también es pasante de derecho y estudiante de gerontología y dos docentes —uno de nivel universitario y otro de educación básica—.

En general, se buscó que estos grupos estuvieran constituidos con los mínimos de heterogeneidad para asegurar la variedad necesaria en todo proceso de investigación, pero, al mismo tiempo, con la homogeneidad suficiente para mantener la simetría en la relación de los integrantes.

Análisis

Las categorías centrales del enfoque del curso de vida: trayectoria, transición y turning point o puntos de inflexión (Blanco, 2011), así como el estudio de las relaciones entre masculinidades: hegemónica, cómplice, subordinada y marginal (Connell, 2003) sirvieron para el análisis de los discursos, la interpretación y discusión de los resultados. En primer lugar, se destacaron algunos temas que permitieron elaborar una “grilla”, tomando como ejes las categorías de análisis, siguiendo sus trayectorias y transiciones, en algunos casos se encontraron puntos de inflexión específicos para el cambio. Los ejes analizados fueron: crianza, educación, familia y relaciones de pareja; mundo laboral y relaciones de amistad; vivencias y expectativas de envejecer; la otredad y la diversidad.

Con esta base, los resultados se discutieron por tema, siempre haciendo una comparación entre ambas generaciones, retomando el contexto sociocultural y económico que enfrentó y enfrenta cada una y resaltando las ideas emancipadoras de la masculinidad hegemónica tradicional (Connell, 2003).

Resultados y discusión

Crianza, educación, familia y relaciones de pareja

Al comparar el grupo de adultos mayores participantes, nacidos entre 1951 y 1963 (Baby boomers) y del grupo de jóvenes nacidos entre 1990 y 2002 (millennialls), las diferencias en la crianza, la educación y las relaciones familiares son notables. Los Baby boomers forman parte de una numerosa generación radical que rompió con las normas de su pasado inmediato, muchos de ellos tuvieron una juventud marcada por un espíritu reivindicativo, la ruptura con la moral religiosa, la emancipación de la mujer, la alienación a la sociedad de consumo y el proceso de individualización: “Una de las contribuciones hechas por la generación de los Baby boomers parece ser la expansión de la libertad individual. Los ‘boomers’ a menudo se asocian con el movimiento por los derechos civiles, la causa feminista en la década de 1970, los derechos de los homosexuales, los discapacitados, así como el derecho a la intimidad” (Almeida, 2012, p. 13).

No obstante ser una generación de cambio, que logró romper algunos paradigmas sociales, como el desarrollo de estilos de crianza más abiertos, la normalización del divorcio y el control de la natalidad, los hombres del grupo focal entrevistados todavía fueron educados bajo la idea de masculinidad patriarcal:

Nuestra generación la consideramos muy especial, una generación extraordinaria, porque… empezamos a tener una cultura en una comunidad, en una sociedad, en el cual nos dicen tu ser hombre, no es que sea el hombre de la casa, el hombre es más bien el proveedor, no. Sino más bien dicho, empiezas de niño a tener una imagen de lo que es el papá, por ser el que, en su momento, en la época que vivimos, el papá en casa que era el proveedor, la mamá siempre estuvo en casa, esa era la imagen (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo 2023).

[…]crecimos con la idea de que el hombre es el que siempre va a mantener a un hogar, si toma la iniciativa de casarse y si tiene ese destino, él va a ser el proveedor, él va a ser el formador de sus hijos (A. Pérez [65 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo). De una manera natural la mujer pues es protectora es este… es sumisa, estaba a cargo de la educación, entonces el hombre era proveedor y la mujer era la responsable de la casa, de los hijos, muy buena administradora (N. López [ 66 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo).

Esto se debe a que “lejos de ser cuestionados, el poder y la masculinidad permanecen prácticamente intactos en esta revolución iniciada por las mujeres sufragistas y feministas desde hace siglos” (Cacho, 2018, p. 13). Sobre todo, resalta el papel de la familia en la trasmisión de la identidad masculina dentro de los parámetros tradicionales, puesto que “a pesar de la necesidad de que los roles y funciones de género se adapten a las circunstancias con mayor flexibilidad aún no se han logrado superar suficientemente las concepciones tradicionales” (Padilla y Echavarría, 2017, p. 277).

Por otro lado, de acuerdo con el Archivo General de la Nación (2020) dentro el contexto socio-histórico vivido por los Baby boomers en México, se puede mencionar que fueron testigos y beneficiados del modelo de Desarrollo Estabilizador “el milagro mexicano”, instituido entre 1954 y 1979 (Archivo General de la Nación, 2020), en consecuencia, crecieron con la idea de la movilidad social ascendente —vinculada a un mayor acceso a niveles educativos superiores— y algunas mejoras en la atención social y sanitaria propios del Estado de Bienestar. Vivieron y formaron nuevos modelos de relaciones familiares, participaron en movimientos sociales como estudiantil del 68 y el feminismo de los años de 1970. De modo que, “la generación ha sido la protagonista de hitos determinantes en términos de derechos y justicia” (Majón-Valpuesta, Ramos y Pérez-Salanova, 2016, s/p). Este contexto logró abrir, de alguna manera, ciertas ideas sobre el papel de los hombres en la sociedad y su relación con el género:

Pienso que, y opino que, el ser hombre como que, nos lo ponen desde que nacemos y con esa idea crecemos alguna parte de nuestra vida, sin embargo, conforme van cambiando situaciones propias o vamos viviendo otras cosas, vamos entendiendo a lo mejor un poco más eso del género ¿no?, el ser hombre creo que es parte muy importante, pero también, así como se ve en la actualidad, yo creo que debió haber sido desde antes la valoración de la mujer (A. Pérez [65 AÑOS] comunicación personal,22 de marzo )

Es un hecho que la evolución social no ha tenido el mismo ritmo que el crecimiento personal, especialmente en el caso de la identidad masculina.

La angustia social radica en que la búsqueda de identidad masculina ha quedado al margen… ¿Cómo podemos seguir adelante con esta paradoja de los avances por la igualdad frente a los retrocesos o la parálisis de una masculinidad añeja, que ha quedado intocada por su eficaz anclaje al modelo de poder, liderazgo y violencia tradicional? (Cacho, 2018, p. 13)

A pesar de ser hombres “más abiertos al cambio” en sus trayectorias desarrollaron relaciones familiares y sociales con muchos rasgos de la masculinidad hegemónica, en la que los roles están perfectamente establecidos —el hombre proveedor, jefe de su casa y responsable de su familia—, que en el mejor de los casos se convierte en una masculinidad cómplice, no tiene “todo el poder” pero si se beneficia de los privilegios de ser “el hombre de la casa” (Connell, 2003), sin querer renunciar a una situación que les resulta cómoda y que es respaldada por la mujer:

Yo veo como que los hombres somos cobardes, somos dependientes, o sea hay hombres que, que pueden vivir solos y son felices, pero algunos buscamos el apoyo, la compañía y esa situación de sentirte a lo mejor como de comodidad […] yo, hablando de mí, soy comodino, pero te sientes te sientes querido, que todas las partes están bien ¿no? igual la esposa se siente valorada, entre nosotros decimos: —[ella] “por lo menos te hago falta para darte un café”, —[él] “verdad viejita, mira me lo puedo preparar, pero no va a ser igual si tú me lo haces” (N. López [66 años] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Según Deal (2006, citado en Almeida, 2012, p. 10) los valores más altos de la generación de los Baby boomers son familia, integridad y amor […] y el trabajo es lo más importante. Estos valores unidos a la idea de que la obligación de un hombre es formar una familia y ser el proveedor principal, no han cambiado ni en esta ni en las próximas generaciones, como se verá más adelante, “el hombre es el que tenía la responsabilidad de sacar una familia adelante, porque el hombre se iba a casar y él tiene que trabajar” (N. López [66 años] comunicación personal, 22 de marzo de 2023) No obstante, ostentar estos valores no impidió que, en muchas ocasiones, fueran reproductores de la violencia y el poder se ser el hombre de la casa: “fue el reflejo del papá que fue el golpeador y yo al ser el esposo también 2-3 veces le di cachetadas a mi esposa” (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023).

Pero también han estado abiertos al cambio, orillados por sus trayectorias y, sobre todo, por sus transiciones vitales, por ejemplo, al pasar de hijo a esposo, y después a padre de familia:

Yo me siento más tolerante… ser padre te cambia la vida, yo recuerdo que mis hijos tenían 6 ó 7 años y un día me dijeron “papá no nos pegues, háblanos” entonces como que hubo un rompimiento, una etapa donde te centran y dicen “oye no somos iguales, no me tienes que pegar”, hicimos un acuerdo y ya nunca los golpeé. (N. López [ 66 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Cuando formamos un hogar es caminar de la mano con la esposa y a un lado los hijos, dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, ¡no es cierto! está a un lado, una gran mujer está a un lado no atrás, entonces ya después que forma una familia la obligación es de los 2, y en la misma esposa, los mismos hijos, nos van formando hombre, más hombre y más hombre. (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Responsabilidad, trabajo, familia son los pilares de la identidad masculina para esta generación.

Qué pasa ahora con las generaciones jóvenes?

Para los Millennials, el contexto es muy diferente. Se trata de una generación marcada por el uso y familiaridad con las comunicaciones y las tecnologías digitales, las cuales utilizan de forma productiva como parte de su cotidianidad. A menudo los miembros de esta generación son hijos de los Baby boomers. Son producto de las influencias del posmodernismo, que determinan procesos de construcción y deconstrucción de las formas en como se percibe la masculinidad, todo esto influenciado por un entorno social, cultural y político altamente instable y cambiante, que propicia nuevas formas de pensar y de percibir la realidad, trayendo consigo también diversas formas de identidad masculina. En consecuencia, asumen la realidad social, pero también son conscientes de las diferencias individuales, “valoran las opiniones y preferencias personales por sobre la verdad, la razón o la ciencia” (Cataldi y Dominighini, 2015, p. 14). Aunque se cuestionen, nacieron bajo una cultura de lo inmediato, bajo los parámetros de la “vida líquida” postulada por Bauman (2006), lo que ha marcado su dependencia de los dispositivos tecnológicos y sus estilos de consumo: sus padres tuvieron el síndrome productivista y ellos, el síndrome consumista “que reúne un conjunto de múltiples impulsos, intuiciones y proclividades que contiene y eleva toda esa agregación a la categoría de programa coherente de vida” (Bauman, 2006, . 112), es decir, pasaron de la duración a la fugacidad.

También los Millennials poseen una gran confianza en sí mismos y sobreestiman cualquier esfuerzo que realizan. Se ha documentado que temen menos a la autoridad y manifiestan una fuerte orientación a la familia, se identifican con los valores de sus padres, aunque tienen un discurso político tendiente al liberalismo (Cataldi y Dominighini, 2015).

Pues yo creo que yo si soy muy abierto en ese aspecto [de expresar sus sentimientos] no, no soy cerrado, no, los prejuicios no, a mi no, la verdad porque como me han educado, en ese aspecto mi mamá siempre ha sido como de “oye lo que tú tengas, algún problema dímelo”, si no es como acá mi compañero E. que le dijeron “que no llores”, yo creo que depende la situación de como te hayan educado en casa ¿No?, de la confianza que te hayan tenido, yo si expreso mis sentimientos y más, pero no porque yo llore voy a dejar que me hagan bullying, al contrario, mi papá me dice, si a ti te dan en la madre, si a ti te pegan, yo quiero que les des en la madre, porque si tu llegas madreado, te voy a pegar a ti. (G. Flores [25 AÑOS] comunicación personal, 29 de marzo de 2023)

Este vaivén entre la apertura en las costumbres y seguir las ideas y los valores tradicinales está en todos los ámbitos de su vida:

Tiene más que ver con el hecho de cómo te desarrollas, por decir, yo en mi experiencia crecí pues si con un poquito de machismo en esa parte, porque mi abuelo era de que los hombres trabajan, y para ser un buen hombre tienes que ser trabajador, ¿no? Y con papá yo lo vi más, así como de… mantén un respeto a tu pareja y eso te va a desarrollar como un buen hombre (B. Huerta, [21 AÑOS] comunicación personal, 29 de marzo de 2023)

En la cotidianidad, ellos sienten la presión y, cada vez más, se revelan porque “ellos también han sido víctimas del poder masculino arrasador y cada día de su vida deciden si reproducen —o no— el papel social que la cultura patriarcal les ha asignado” (Cacho, 2018, p. 16). Portarse “como hombre” es algo que llevan como un peso a cuestas y que cuestionan:

Ser hombre es como una figura ejemplar en un circulo social, en este aspecto en la familia eres un ejemplo a seguir. (B.Huerta,[21 AÑOS] comunicación personal, 29 de marzo de 2023)

Al menos hoy en día de las experiencias que he vivido y he visto, ser hombre no puedes ser “débil” no puedes ni llorar en frente de las personas por que es muy mal visto, por que es como si no tuvieras el control de tu vida ni de… muchas veces puede ser como “oye exprésate” tanto guardar las cosas pues puede llegar a ocasionar varios daños tanto psicológicos como emocionales. (M. Martínez [22 AÑOS] comunicación personal, 29 de marzo de 2023)

[…]deberían de enseñarnos como liberar esa carga emocional, como liberar como liberar los estigmas sociales de cómo, no se, ser proveedor. (E. Rojas [33 AÑOS] comunicación personal, 29 de marzo de 2023) […]como que al hombre somos como una fabriquita de juguetes con un chip ¿no?, eres hombre y realmente tienes que soportar todo ¿no? Tus cargas emocionales no existen, porque si tu expresas tus emociones como hombre eres afeminado ¿no? (B. Peña [21 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo)

Los entrevistados se encuentran en la etapa de la juventud descrita por Erikson (2011), en esta, el punto central gira en torno de la búsqueda de la “reciprocidad genital” y del encuentro con la intimidad, entendida como la “capacidad de comprometerse con afiliaciones concretas que pueden requerir sacrificios y compromisos significativos” (p. 75)

Creo que para nosotros como hombres es importante, por ejemplo, esta parte en donde yo sé que es tu novia, pues no me voy a meter ahí ¿no? Ya es cancha reglamentaria dirían por ahí ¿no?, o sea, sí, creo que ese es uno de los pilares importantes el tener lealtad entre nosotros como hombres. (E. Rojas [32 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo)

Dentro de su juventud también comienzan a sentir la presión económica, en un mundo liberal y consumista solo tiene éxito el que tiene dinero: “cuando haces una salida a veces tu tratas de ahorrar un poquito ¿no? O sea, que se divierta, pero ahorrar un poco y también es mal visto que no pagues la cuenta” (M. Martínez [22 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo)

Al igual que la generación de sus padres y abuelos, durante su trayectoria de vida han aprendido que ser hombre es “aguantarse” no mostrar sus sentimientos y ser rudos entre ellos:

[…]bueno al expresar mis sentimientos con ellos (risas) es como que a mi me gusta ser llevado ¿no?, o sea yo practico básquet con muchos amigos y es como de, ellos me pueden pegar a mí y ellos mismos saben que cuando yo voy igual les voy a dar un golpe, tienen que aguantar de la misma manera y así es como que muchos desestresan su, pues sus sentimientos (M. Martínez [22 AÑOS] comunicación personal, 29 de marzo de 2023).

En consecuencia, son una generación que se debate entre seguir la tradición masculina —todavía piensan en ser proveedor, un ejemplo, tener éxito para conseguir trabajo y pareja, formar una familia— y su identidad como ser humano. Cuestionan y comienzan a comprender que no hay una sólo forma de ser hombre:

[¿Ser hombre?] …depende en donde, o sea, porque no es lo mismo ser hombre en casa, ser hombre en la calle, ser hombre en la escuela y… creo que tiene diversas facetas, porque hay hombres de diversas edades, y no es lo mismo ser un hombre de 50 años a ser un hombre de 25 ¿no? (E Rojas [33 AÑOS] comunicación personal, 29 de marzo de 2023 ).

[¿Ser hombre?] …es él que, que se vaya formando” … y ahí es algo que yo empiezo a ver porque según, es como si, es como si fuera un libro ¿no?, o sea, ya está redactado por los medios de comunicación, ya está redactado por todas estas instituciones ¿no? (E. 32 AÑOS)

Dentro de su trayectoria de vida, han tenido pocas transiciones vitales fuera de los cambios de escolaridad, les falta todavía la experiencia de ser esposo y padre, pero todo parece indicar que buscarán una forma un poco diferente de ejercer su masculinidad.

Mundo laboral y relaciones de amistad

De acuerdo con Montesinos (2004) el estudio de la masculinidad aparece cuando los hombres se reconocen como agentes sociales que adquieren forma a partir de expresiones de género, las cuales hegemónicamente se han insertado en pares de oposición androcéntricos que vinculan lo productivo a los hombres y el trabajo reproductivo a las mujeres. Sin embargo, resulta importante alejarse de esta visión esencialista y estática, para establecer que lo masculino adquiere diferentes matices que marcan una diferencia generacional, entre aquellos que asumieron su rol como hombres en un contexto socioeconómico estable y predecible, y los jóvenes quienes tienen que desarrollar su hombría en los terrenos inestables y en constante cambio de la globalización.

Como ya se ha establecido, los Baby boomers construyen su rol como hombre a partir de lo que Connell (2003) ha denominado masculinidad hegemónica, en la cual el patriarcado exige y sostiene una posición de poder en el entorno social, así pues, lo hegemónico incorpora todas las prácticas que garantizan la posición dominante de los hombres, una de esas prácticas es aquella que se desarrolla dentro de los campos laborales. Por lo tanto, para el colectivo de personas mayores, el trabajo tiene un significado que trasciende lo estrictamente económico, es aquel que brinda una estructura de elementos simbólicos que conforman su idea de hombre: “Es cumplir con uno mismo, si yo no trabajo, cómo voy a pagar una pequeña rentita, cómo voy a vestir, cómo voy a ir a comer, todo eso desde ahí empiezan los compromisos de ‘yo como hombre’” (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023 ).

Los entornos laborales son espacios de referencia desde donde se construye lo masculino, se insertan en la trayectoria de vida y las transiciones vitales definiendo, a su vez, otros aspectos vinculados a la experiencia de “hacerse hombre”, en este sentido los entrevistados expresan cómo el trabajo es la puerta de entrada a otros elementos que caracterizan el ejercicio de la masculinidad. A partir del trabajo se adquieren responsabilidad, compromiso, autonomía económica y, con esto, se reivindica el ejercicio del dominio y el poder, y por tanto, la masculinidad:

Para mí [trabajar en] recursos humanos me ayudó, y me ayudó mucho, a formarme como persona y como hombre, para cumplir la pequeña misión que me mandó el gran creador, es decir tú viniste con un objetivo y aquí te dejo… me sentía bien siendo servidor, no servicial ¿no?, y me sentía bien que la gente me apreciara este… me dijera “señor Monroy” a pesar de los 20 a 21 años 22, y a esa edad ya manejaba nóminas de dos empresas. (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Existe, por tanto, un apego social por parte de los varones a su lugar de trabajo, al respecto Connell (2003) menciona que la hombría está marcada por ritos de iniciación, que a su vez sirven como marcadores culturales que cimentan el desarrollo de la masculinidad, por tanto, para las personas mayores que prestaron su voz para el proceso de investigación, el trabajo constituye uno de esos rituales, como transición de vida, ingresar a la esfera laboral constituye un logro importante que da acceso a todo un repertorio cultural y simbólico vinculado al campo de la masculinidad, en consecuencia existen resistencias por parte de los varones a emprender la transición a la jubilación, o bien, a dejar de trabajar:

No me quedé nunca de más en la cama, ni me quedo en la actualidad, a lo mejor me cuesta ya más trabajo, pero no me quedo, trato de hacer las cosas, trato de hacer esto, trato de hacer lo otro, inclusive todavía tengo ganas de entrar a trabajar y tengo ganas de entrar a trabajar activamente. (A. Pérez [65 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

El orden y la estabilidad socioeconómica, en el contexto de los baby boomers permitió la instauración y reproducción de roles de género hegemónicos donde se establecieron espacios productivos exclusivamente masculinos, sobre todo si se requiere fuerza física el género femenino no tiene cabida, es una intromisión al espacio del hombre:

Entonces me tocó llegar a una empresa donde ahí no importaba el género, sino que importaba la categoría, pero resultaba que a veces una mujer brincaba como auxiliar de un operador de máquina, y la verdad es que las mujeres no tenían esa capacidad, porque hay que hacer mucha fuerza para hacer sobre todo ajustes a la máquina. (J. Romero [55 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

En el periodo del modelo económico basado en el desarrollo estabilizador, en el que vivieron su juventud, construir la masculinidad sobre la esfera laboral se hacía posible gracias a que las estructuras propias del contexto colaboraban en legitimar dicha construcción, por tanto, el colectivo de los baby boomers construyó su identidad sobre bases económicas, sociales y políticas sólidas:

[…] con los pocos estudios que los dos tuvimos, que fue una carrera técnica, pero era muy rica esa carrera técnica, porque en ese mundo, en esos años, en esas décadas, las oportunidades eran muchas, hoy me corrieron de este trabajo aquí enfrente y mañana estaba trabajando, no había ningún problema para ‘yo hoy yo me salgo de aquí mañana estoy’ y poder seguir cumpliendo con las responsabilidades de uno mismo. (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Algunos de ellos aprovecharon la incursión de sus esposas en el campo laboral para progresar como familia, en esta transición dieron un poco de apertura a la cooperación femenina, fracturando su hegemonía masculina:

La esposa trabajaba y dice es que yo no “eso es mío” “esto es para mis hijos” y le digo “oye espérate estamos trabajando los 2 es para la casa” ¿no? “no tu obligación es otra, yo por eso trabajo para darme mis gustos” con el tiempo pues fuimos platicando, fuimos tratando como de llegar a acuerdos … hubo un tiempo en que ella ganaba más que yo, se invirtieron los roles donde ella era la que aportaba la parte económica y yo me quedaba a cargo de los hijos, de la comida, de la escuela y ella trabajando. (N López. [66 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

La complicación aparece cuando los elementos estructurales comienzan a deteriorarse a tal grado que dejan de servir como soporte a los determinantes culturales que definen las relaciones y los roles entre los géneros. Desde la perspectiva de Bauman (2009) esto ocurre cuando la modernidad sólida pasó a convertirse en modernidad líquida, al respecto este autor nos sitúa en los contextos de la globalización en donde los procesos de apertura e interconexión económica, política y cultural han dado paso al surgimiento de un panorama en constante transformación, que se caracteriza por la inestabilidad e incertidumbre, la modernidad líquida rompe entonces, con todas las estructuras que en el pasado daban la certeza de vivir en un mundo predecible y lineal.

En el caso de las personas mayores, las trayectorias y transiciones vitales de la madurez giraron, primordialmente, en torno a la familia y el trabajo. De acuerdo con Erikson las etapas de madurez y vejez ocupan la mayor parte del tiempo de vida —más de 30 años— “enfrentan a las obligaciones del cuidado y una amplia gama de obligaciones y responsabilidades, intereses y celebraciones” (Erikson, 2011, p. 115), lo que deja poco espacio para las amistades verdaderas, colegas de trabajo hay muchos, pero la mayoría se pierden en la transición de la jubilación, dejándoles directamente dentro del núcleo familiar, si es que lo conservan, conviviendo con la esposa y los hijos solteros que vivan en la misma casa y desde donde adaptan nuevos roles y formas de expresión de su masculinidad.

El caso de los jóvenes

Los tiempos actuales, de posmodernidad y globalización, se convierten en un punto de inflexión que pone en crisis los postulados de la masculinidad hegemónica, dando paso a una transformación de las maneras en cómo se forman los hombres; por lo tanto, la valoración del trabajo como elemento constitutivo de la masculinidad también se transforma, de manera tal que, las generaciones más jóvenes ya no reconocen a los campos laborales como algo exclusivamente masculino, la modernidad los conduce a reflexionar el trabajo como un espacio en donde hombres y mujeres tienen que interactuar, es más, dado el alto nivel de incertidumbre e inestabilidad en estos espacios, los trabajos ya no cuentan con el apego social que reportan las personas mayores, en consecuencia, la construcción de la masculinidad en los más jóvenes ya no encuentra su cimentación en las estructuras laborales:

Yo creo que en los trabajos si son aptos para hacer los trabajos pues adelante ¿no?, cualquiera de los dos puede hacerlo, ya sea hombre o mujer, ya si dicen como las mujeres [dicen] —Ah pues él es albañil yo también puedo hacer su trabajo—, bueno adelante, si no lo haces bien pues te dan las gracias y vámonos, entonces pues depende la situación, si tú eres apto, aunque seas hombre o mujer, pues adelante hazlo. (G. Flores, [25 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo de 2023) Las empresas dan trabajos qué son específicamente para mujeres, y liberan trabajos que son específicamente para hombres, y no sé si a ustedes ha pasado, a mí sí, me han rechazado de ofertas laborales porque soy hombre y esas ofertas laborales están destinadas para mujeres. (E. Rojas [33 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo de 2023)

Al no estar del todo insertados en el campo laboral y en la vida de pareja, los jóvenes valoran más la amistad, tienen más amigos en quienes se reflejan y con quienes comparten las ideas de “cómo hacerse hombres”, puesto que en esta etapa de su vida la lealtad —hacia los amigos— es el valor principal.

[…]es una parte de… de lealtad y todo eso, también existe cuando hay conflictos ¿no?, ya sea tu mejor amigo, grupos, lo que sea, tanto escuela, como en la sociedad, siempre existe que, si o si tienes que saltar por él, ya sea…lo que sea, pero mientras sea tu amigo, siempre existe ese pacto de que si hay problemas tienes que saltar a fuerzas por él, si, o sí. (M. Martínez [22 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo de 2023)

Mientras que las personas mayores se caracterizan porque construyeron parte de su hombría a partir de los postulados de una masculinidad hegemónica, delimitada por su contexto de producción, tomando como derroteros masculinos el compromiso y la responsabilidad, con alguna apertura producto de las transiciones de su trayectoria de vida, y renunciando a las relaciones de amistad estables, salvo algunas honrosas excepciones; los jóvenes en cambio, desarrollan su trayectoria vital al mismo tiempo que los cambios de la posmodernidad. Es decir, hablamos de identidades masculinas dialécticas que se encuentran en constantes procesos de construcción y transformación, nuevas formas de masculinidades que se desarrollan de forma transversal a los constantes cambios sociales, culturales, económicos y políticos, al desarrollo de los medios de comunicación, así como los constantes procesos de interconexión entre individuos y culturas que permiten el surgimiento de formas de ser hombre más críticas y reflexivas. Por tanto, en los contextos globalizados los jóvenes son más conscientes de las asimetrías de género existentes entre hombres y mujeres, aceptan con mayor naturalidad la inserción de las mujeres en los entornos laborales, y al mismo tiempo, están entregados a sus vínculos de amistad para reforzar su identidad masculina.

Vivencias y expectativas de envejecer

Comparar las expectativas y la vivencia del envejecer, desde el punto de vista de los jóvenes, millennials, y los adultos mayores, baby boomeers, entrevistados resultó enriquecedor. “En la vejez surgen nuevas masculinidades [o diversas formas de masculinidad], la identidad de los varones se encuentra expuesta a una discontinuidad en los roles tradicionales fuertemente vinculados con nociones de poder, fortaleza, productividad y virilidad. En otras palabras, “en la vejez los hombres enfrentan un dejar de ser, viven un proceso en el que sufren una devaluación social, en donde cada vez se le toma menos en cuenta (Ramos, 2014). Además, esta etapa coincide con el proceso de la jubilación, lo cual repercute en la disminución de ingresos y en la pérdida del estatus como proveedor principal” (Flores-Martínez y Garay-Villegas, 2019, p. 383). El proceso de la jubilación, el cambio de roles, la adaptación al núcleo familiar, los nuevos retos para mantener la funcionalidad, física y psicoemocional, todo ello influye en la identidad masculina. A pesar de todo, la cuestión de la masculinidad en la vejez ha sido poco analizada y sus estudios son relativamente recientes. “Las actuales investigaciones advierten niveles de malestar relativos a las exigentes demandas acerca de este rol de género y ciertos puntos de contradicción con los cambios que imprime el envejecimiento” (Iacub, 2017, p. 1). En las masculinidades, lo subjetivo, sus vivencias, sus representaciones han sido asimilados como lo marca la cultura y el grupo social en el cual desarrollaron su trayectoria de vida, por lo mismo, no es lo igual ser viejo con el conocimiento adquirido con los años, que ser un joven sin experiencia en la vida, “en la vejez todas las cualidades del pasado asumen nuevos valores que podemos muy bien estudiar por sí mismos y no sólo por sus antecedentes” (Erikson, 2011, p. 69).

Es necesario considerar que llegar a la vejez, o acercarse a esta etapa, representa una revisión del total de la vida a través de las reminiscencias de lo vivido, para encontrar sentido a las decisiones tomadas hasta el momento, “un significado del todo del ‘universo’, al menos un sentido a la vida de cada uno entendida como un todo; en todo caso un significado en sentido amplio” (Frankl, 2004, p. 190) y así lo reflexionan los sujetos del estudio:

Yo creo que finalmente pues es muy diferente hace 20 años, como se dice en los dichos no es lo mismo los 3 mosqueteros que 20 años después ¿no?, pero este, en mi caso yo creo que va uno agarrando un poco más de conciencia y puede hacer una crítica constructiva en algún momento con su familia, o hasta uno mismo ¿no? o con su pareja, bueno viendo casos que a lo mejor errores o situaciones que se cometen y que están fuera de… toda normalidad es decir “bueno es que mira estamos mal” en esto agarra uno más madurez, creo que agarra uno más madurez. (A. Pérez [65 AÑOS] comunicación personal 22 de marzo de 2023)

Lo importante ya no es ser el hombre de la casa, el fuerte, el padre, el proveedor, lo importante es haber completado la trayectoria de vida llegando a la vejez:

Bueno… yo podría decir que, cuando… nuestra vida nos da la oportunidad de llegar a esta etapa de vejez, porque somos una, es una etapa que no cualquiera se siente privilegiado de llegar a esta edad, este… y que su balance sea más positivo que negativo. (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal 22 de marzo de 2023)

También reflexionan sobre sus transiciones vitales, el futuro que les queda y aquello que deben enfrentar:

Nosotros como adultos mayores tenemos un pendiente, tratemos de ser buenos adultos mayores, tratemos de ser buenos padres, buenos abuelos, para que nos soportan, para que nos vean por lo menos si nos den un vaso de agua, por lo menos que no nos rechacen. (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Es decir, se llega a un punto de inflexión donde se va reconociendo la fragilidad corporal, la futura dependencia económica, la pérdida de la autonomía, se asume aquello que la identidad masculina ha negado, ser vulnerable, débil, sumiso, sometido. Si su trayectoria de vida lo permitió, tendrán la integridad del deber cumplido, en una etapa donde trascender tiene un mayor significado, ante el declive físico y la proximidad de la muerte, como lo explica Erikson (2011, p. 128) “lentamente el espacio va reduciendo de dimensiones dentro del radio de nuestras capacidades físicas” […] “la muerte se convierte en sintónica”:

Y entonces pues para que nuestro final que tengamos el día que tengamos una raya marcada donde lleguemos, sea con tranquilidad y decir cumplí, no di lata, ni problemas, no fui una carga y lo poco o mucho que aporté para facilitarle la vida a mis hijos, a mí, me di la satisfacción y ese pacto es solamente con uno mismo. (S. Ramírez [72 años] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Sin embargo, es una realidad que no todos los hombres llegan a esta etapa de la vida con tal aceptación, reprimiendo las características básicas de su identidad masculina.

El caso de los jóvenes

En el otro extremo de la vida, los jóvenes tienen el futuro por delante, la vejez no es una preocupación, sin embargo, son observadores partícipes de la vida de sus padres y abuelos, a través de la cual absorben experiencias, reflexionando sobre los cambios de los rasgos de la masculinidad en el curso de vida:

Bueno lo que cambia en un hombre es la mentalidad al final de cuentas, ahora sí como decían, cada paso qué damos ya sea caída lo que sea, es una experiencia más, tanto al final de cuentas es algo que si no salió en la que sigue debe cambiar, y así dicen “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, algo así ¿no?, pero es mucha más experiencia, es otra mentalidad al final de cuentas al pasar de los años es una mentalidad muy diferente. (M. Martínez [22 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Yo lo veo con mi papá, mi papá ya tiene 50 años, y antes era diferente, lo vi con mi abuelito van cambiando su forma de pensar, su forma de ser ¿por qué?, porque ellos como hombres les va afectando porque no pueden hacer las mismas cosas, se sienten, bueno, inútiles porque las otras cosas que hacían como jóvenes ahorita ya no las pueden implementar, y se sienten mal, ya no sé sienten seguros de ellos mismos. (A. Pérez [21 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Observaciones que pueden incluso llevarlos a la reflexión para reafirmar lo que deben hacer para no ser como los mayores que miran “no es lo mismo envejecer con dinero que envejecer sin dinero y envejecer con cultura y envejecer sin cultura…” (E. Rojas [33 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo de 2023).

Yo tengo un compañero que tiene como 50 años, se sienta al lado mío, yo veo y siento que soy un poco más inmaduro, y cómo va pasando el tiempo yo veo que le es más grande y más maduro, ya sabe qué cosas quiere y que no quiere. En eso, biológicamente te vas haciendo más viejo se podría decir, ya no tienes la misma fuerza, no tienes como que esa seguridad, porque dicen “no pues este ya es más viejo”, también creo depende igual cómo te hayan educado y cómo hayas vivido tu vida […]. (G. Flores [25 AÑOS] comunicación personal 29 de marzo de 2023)

Los jóvenes se consideran “lejos” de la vejez, sus esfuerzos están dirigidos en otro sentido, “en esta etapa el hombre se considera a sí mismo como una herramienta de trabajo, en donde este sólo sirve para proveer” (Ramírez-Concha et. al., 2022, p. 53). Los jóvenes entrevistados se cuestionan muchas cosas sobre la masculinidad, sin embargo, siguen muchos de los patrones culturales aprendidos. De acuerdo con Ayllón-González (2020) estos códigos son: tener fortaleza física; expresar emociones como el enojo, la ira, la frustración y; por otro lado, limitar la expresión de la tristeza, el afecto, el miedo, la ternura; el uso de la razón sobre las emociones; sentirse invulnerables; poco o nulo cuidado del cuerpo, la salud física y emocional; someterse a situaciones de alto riesgo; estar en espacios públicos —en la calle y no dentro de casa—; no hacerse cargo de actividades domésticas y cuidado de otros; la falta de empatía por las emociones de otras personas; mirar a las mujeres como un objeto sexual; uso del albur como un recurso para someter y denigrar a otros hombres; uso del alcohol y otras drogas (p. 6).

Estar en los extremos del curso de vida, y haber vivenciado más o menos transiciones y puntos de inflexión influye en las formas de expresión de la masculinidad. Al parecer, ser hombre se va moldeando con el tiempo, si se acumula experiencia y se reflexiona sobre su papel como hombre en la sociedad y en el interior del grupo familiar, entonces pueden surgir cambios en las formas de masculinidad

La otredad y la diversidad

La identidad masculina requiere la formación de una orientación sexual específica y hegemónica —la heterosexual—, y una imagen corporal acorde —fuerte y musculosa—, que para Aguado-Vázquez (2004) es una configuración ritual en la que se delinea un significado a partir de las evidencias del propio cuerpo, que contienen un sentido cultural y lo sujetan a través de las experiencias corporales, formadas por sensaciones, percepciones, afectividad y procesos cognitivos. En este sentido, la otredad es una condición “a manera de espejo”, de ser otro al reconocerse mediante la comparación del esquema corporal y la lectura simbólica de las representaciones de ser un hombre, no una mujer y no otra forma de ser, en las cuales el patriarcado crea expectativas a alcanzar por hombres y mujeres. Es más, “la masculinidad hegemónica ejerce violencia, discriminación y rechazo con todo aquello que se relacione con la feminidad, en tanto tiene que ver con una supraordinación de lo masculino sobre lo femenino. Esta violencia se ejerce tanto en contra de las mujeres como contra aquello que se percibe como femenino, incluyendo a la comunidad homosexual” (Lozano-Verduzco y Rocha-Sánchez, 2011, p. 1). Es así como, la masculinidad hegemónica no solo invisibiliza las relaciones sexuales y afectivas entre personas del mismo sexo, y de cualquier otra diversidad sexual, sino que además, da lugar a ejercer violencia y agresión en su contra, sustentado por esta visión binaria y normativa.

Nichols (1975) identificó cuatro rasgos que los hombres aluden a toda costa: evitar cualquier comportamiento o característica asociada con la mujer o la feminidad; ser exitoso, tener poder y ser admirado por los demás; racionalidad, dureza y autosuficiencia; y, equilibrar la racionalidad y robustez con la audacia y agresividad, rasgos que componen al género masculino. Pese a la diferencia cronológica y de cohorte entre las generaciones estudiadas, hay una evidente homogeneidad en las respuestas. Un motivo puede ser que todos ellos son hombres cisgéneros, es decir, que su identidad de género coincide con su sexo biológico —cromosómico—, sobre todo en algunos de los comentarios de los baby boomeers, en sus expresiones, estética y comportamientos se destaca el rechazo a la otredad, que ellos denominan “gay” —término con el que engloban a las preferencias sexuales, afectivas no heterosexuales—. Por ejemplo, cuando se refieren a las expresiones de amor entre hombres en la calle o como el cortejo de otros hombres hacia ellos:

Mira hijo respeto mucho tus preferencias sexuales, pero no me avergüences besándote delante de la gente [con otro hombre]. (S. Ramírez [72 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Pues yo joven como unos…, menos de 20 años, donde sí fui acosado por un homosexual y eso te genera una situación así de coraje, de rencor, de odio, o sea, pero igual era, además, así como que este… Necios ¿No? O sea, es sobre todo cuando eres el joven, como de uno 20-21 años que estás en esa parte de despertar sexual, en donde las hormonas están…, pues este cuate pues buscaba cierta situación ¿No? […] si fue muy frustrante, muy estresante, entonces, qué tal “le das la vuelta” hasta que lo perdí […] y cuando alguien lograba encontrar al que le hiciera caso no lo soltaba, se volvía muy posesivo. (N. López [66 AÑOS] comunicación personal, 22 de marzo 2023)

A pesar de su “aparente respeto” a los hombres de la diversidad sexual, se ven impulsados por el rechazo a los “gay’s”, como un mandato de la masculinidad hegemónica. La socialización, a partir de esta masculinidad, permite el ejercicio de la homofobia, que se manifiesta en miedo, agresiones directas, y que incluso favorece el uso de un lenguaje degradante al referirse a cualquiera que pertenezca a la diversidad sexual. Los hombres bajo la masculinidad hegemónica pueden ser homófobos “por naturaleza”, la homofobia y su relación con la masculinidad según Garrido-Peña (2020) se define como “una animadversión a la homosexualidad, un odio irracional que conduce a la violencia y la discriminación [...] [ya que entre] las exigencias que se nos imponen a los hombres para cumplir con los roles de género de la masculinidad, está la defensa a ultranza de la heterosexualidad. A los hombres nos gustan las mujeres. Las personas homosexuales transgreden esas reglas, y nos hacen comprender que la orientación sexual no viene determinada por nuestro género, y ni tan siquiera por nuestro sexo”.

En cuanto a los jóvenes

Los participantes más jóvenes coinciden al expresar que los homosexuales, cuando tienen pareja, se vuelven posesivos, expresaron fehacientemente con la frase “le das la vuelta” cuando se sienten acosados o amenazados por las personas pertenecientes a la diversidad sexual:

Cuando le gusto a un hombre […] lo he sentido un poco amenazante porque la verdad a mí, o sea yo respeto a quien sea ¿No?, no me importa si eres hombre o mujer lo que te sientas es su problema de cada quien […] pero a veces son como muy persistentes y llega a ver ese conflicto de no pues sabes que o sea te respeto, pero tú tienes tu línea y yo tengo mi línea ¿No? No puede pasar de ahí, o más bien no dejo que pase de ahí porque te empiezas a sentir un poco “acosado”. (M. Martínez [22 años] Comunicación personal, 29 de marzo de 2023)

Yo creo que a mí si me ha tocado [gustarle a un hombre] creo tú [pides un respeto] no hablo por todos […] pero yo siento que son como muy posesivos a veces, si tú le dices “no gracias, no soy gay”, me ha pasado, y no, ahí anda y creo que ellos les gusta que tú respetes, pero ellos no respetan, no sé […] yo en lo personal creo [que son] aferrados y aferrados. (G. Flores [25 años] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Se observa que los Baby boomers refieren “lo posesivo de los gay´s”, como ser “aferrados y acosadores”, reconocen esas prácticas masculinas que son punibles y que hay castigos por ser así, y su reacción es de coraje, de odio y rencor ante ser acosado o presenciar las muestras de afecto entre hombres. Al contrario, los Millennials cuando han sido el foco de interés de alguien de su mismo sexo expresan temor, desconcierto, vulnerabilidad y miedo, al respecto Wittman (2004) menciona que las formas patriarcales con las que los hombres aprenden sobre el ejercicio de la violencia, al momento de entablar una relación de pareja, implican la persistencia y posesión del hombre hacia la mujer, por ende en el momento en que se percibe que el ejercicio de dicha violencia proviene de una persona del mismo sexo, se cuestionan los parámetros establecidos por la masculinidad hegemónica, ya que se pierde ese halo de poder patriarcal vertical cuando las relaciones son entre hombres (Wittman, 2004).

Probablemente es posible observar, en ambas generaciones, cierto gusto dulce por la violencia y hay complicidad, cuando los hombres qué se salen del canon son “corregidos” por sus maneras de ser, es decir, existe un pacto patriarcal que marca el rechazar hacia lo que no es “ser hombre”:

[…] hubo una ocasión en [un puesto] de tacos de mixiote [al que fuimos] habían gay’s y les gustaba uno, es como de “oye no, no soy gay” […] ¿no? Que quien sabe que, y aferrados [los gay´s con los otros jóvenes], total que le terminaron pegando al chavo [al gay] porque insistía en salir con él [con el que no era no gay], entonces yo creo que si es algo complicado. (G. Flores [25 años] comunicación personal, 22 de marzo de 2023)

Cuando relataban lo anterior se desataron las risas de los demás miembros del grupo focal, que en su mayoría eran amigos, pero se observó aprobación de los demás participantes, que no formaban parte del grupo de amigos y que, pese a convivir por primera vez, todos compartían un código común. En conclusión, lo “gay” es para los participantes algo que les causa una impresión desagradable, les repugna, ello es justamente la definición del asco, algo que crea sentimientos hostiles (Kolnai, 2013). Lo que se puede observar en el discurso entrecortado con que cuentan la anécdota.

La identidad de los hombres, al menos en occidente, se construye con base en modelo prototípico del patriarcado, por tanto, comprende un conjunto de características y roles generales típicamente asociados a los varones, que ha sido instaurado en la sociedad y les ha otorgado privilegios (Kazandjian, 2017). Si bien, la trayectoria vital influye en la construcción de la identidad, con sus vicisitudes, las características de la identidad masculina siguen recargadas en los roles de género, es así como los hombres aprenden a ser trabajadores para cumplir con su papel de proveedor, fuertes para defender su honor, responsable para ser cabeza de familia e impermeables a las expresiones emocionales. Además, según Lerner (1990), los hombres nacen con un poder fáctico, al menos una mayoría. Segato (2015) comenta que ese poder es algo que no se puede observar, es como una fuerza invisible, pero que existe, el poder masculino se entiende y rige por códigos que se trasmiten de generación en generación, como se pudo observar, grosso modo, en los grupos focales, habrá que continuar el análisis del tema con grupos de hombres en diversos contextos.

Finalmente es importante destacar que, el análisis de las masculinidades, implica reconocer los privilegios y las desigualdades que existen en relación con los géneros y entre los hombres, no todos los hombres experimentan privilegios con la misma abundancia o poder, muchos de ellos enfrentar discriminación y opresión debido a su identidad de género, orientación sexual, son personas racializadas, víctimas de aporofobias, etnofobias, xenofobias, hay tantas y tan distintas maneras de ser hombres las cuales no se alcanzan a representar en el presente abordaje.

Conclusiones

La identidad de los hombres, al menos en occidente, se construye con base en modelo prototípico del patriarcado, por tanto, comprende un conjunto de características y roles generales típicamente asociados a los varones, que ha sido instaurado en la sociedad y les ha otorgado privilegios (Kazandjian, 2017). Si bien, la trayectoria vital influye en la construcción de la identidad, con sus vicisitudes, las características de la identidad masculina siguen recargadas en los roles de género, es así como los hombres aprenden a ser trabajadores para cumplir con su papel de proveedor, fuertes para defender su honor, responsable para ser cabeza de familia e impermeables a las expresiones emocionales. Además, según Lerner (1990), los hombres nacen con un poder fáctico, al menos una mayoría. Segato (2015) comenta que ese poder es algo que no se puede observar, es como una fuerza invisible, pero que existe, el poder masculino se entiende y rige por códigos que se trasmiten de generación en generación, como se pudo observar, grosso modo, en los grupos focales, habrá que continuar el análisis del tema con grupos de hombres en diversos contextos.

Sin embargo, ambas cohortes estudiadas, baby boomers y millennials se encuentran en etapas del ciclo vital y circunstancias individuales específicas, cada vivencia moldea sus experiencias y aprendizajes sobre lo que debe ser un hombre. Los mayores, generación de cambio e impulsora de libertades, a través de sus trayectorias vitales no pueden deshacerse del todo de las enseñanzas de género, parece ser que al final de la vida, después de experiencias durante sus transiciones como esposo y padre, y la reflexión sobre los aciertos y errores en su trayectoria de vida, se abren poco a poco a las diversas formas de construcción y manifestación de las identidades masculinas, diversas formas de “ser hombre”, pero estas conclusiones surgen más por la conciencia de su propia fragilidad y vulnerabilidad como personas mayores, qué por un verdadero cambio de conciencia en cuanto a las inequidades de género y aceptación de la otredad. Y es porque se han visto favorecidos por el privilegio de ser hombre en sociedades donde prevalece la masculinidad hegemónica. Así que podemos afirmar que la identidad de género en realidad no cambia mucho con la edad, sólo se acomoda a las circunstancias del curso de vida, y a las experiencias de las transiciones del ciclo familiar, sobre todo cuando pasan de hombres solteros a esposos y padres.

Son los jóvenes millennials, hijos y nietos de los baby boomers, quienes aparentan más apertura para cuestionar las bases de su identidad masculina, se dan cuenta de la manipulación social, de las desventajas de seguir un camino que solo les traerá “sufrimiento y dolor”, de la necesidad de romper las cadenas y expresar libremente sus emociones, sin embargo, estos cuestionamientos no les alcanzan para romper el molde de su identidad masculina. El pensamiento es liberador, pero las acciones son mecánicas y añejas. Sus voces de protesta todavía no alcanzan para echar abajo la estructura patriarcal, sus trayectorias vitales aún son cortas, habrá que esperar que al transitar a una vida con mayores responsabilidades y más experiencia, en la complejidad de las relaciones con la otredad, y a que se permitan un rompimiento más significativo con respecto a la socialización de género que han recibido.

Sin embargo, no todos los hombres reciben una cuota igual o idéntica de los beneficios del patriarcado “[…] en un momento dado en un contexto dado, algunos hombres actuarán y serán privilegiados por masculinidades 'hegemónicas' locales, mientras que las mujeres y otros hombres serán marginados o subordinados por estas prácticas hegemónicas. La oposición y la opresión de las mujeres y los hombres homosexuales —entre otros— están integradas en las masculinidades hegemónicas. Los hombres discapacitados [envejecidos] pueden verse marginados por tener acceso limitado a recursos materiales y masculinidades valoradas. De manera similar, los hombres homosexuales, oprimidos por el heterosexismo y la homofobia y juzgados por no cumplir con los estándares ‘masculinos’, están subordinados tanto en términos de representación como materiales” (Gough, 2018, pp. 3-4).

La transición en las estructuras desde la masculinidad hegemónica, a una cada vez más realista e incluyente, camina a paso de tortuga, mientras los contextos y las circunstancias vitales lo hacen a pasos agigantados, lo que necesariamente va llevando, paulatinamente, a una crisis de la identidad masculina. Corresponde a los mayores reflexionar sobre sus experiencias y esforzarse por transmitir nuevos valores; corresponde a los jóvenes reflexionar sobre lo que observan y dar el salto hacia un vida de igualdad, donde no tengan que demostrar nada para sentirse hombres.

Referencias

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Notas

Artículo recibido: 25 de mayo de 2023 / Aceptado: 26 de octubre de 2023 / Modificado: 1º de noviembre de 2023. Este artículo es el reporte cualitativo, producto de una investigación sobre masculinidad y vejez, realizada por el Cuerpo Académico Ciencias del Envejecimiento y Desarrollo Sostenible UNEVE-CA-6 de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México
Doctora en Educación por la Universidad del Desarrollo Empresarial y Pedagógico (UNIVDEP), México. Profesora de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México. Líder del Cuerpo Académico Ciencias del Envejecimiento para el Desarrollo Sostenible UNEVE-CA-6. Participó en todo el proceso de la investigación incluyendo la redacción del presente artículo. Correo electrónico: arazo@uneve.edu.mx https://orcid.org/0000-0002-5434-6926
Maestro en Trabajo Social por la Universidad Nacional Autónoma de México, México. Profesor de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México. Integrante del Cuerpo Académico Ciencias del Envejecimiento para el Desarrollo Sostenible UNEVE-CA-6. Participó en todo el proceso de la investigación incluyendo la redacción del presente artículo. Correo electrónico: cflores@uneve.edu.mx https://orcid.org/0000-0002-6056-5359
Maestra en Trabajo Social por la Universidad Nacional Autónoma de México, México. Profesora de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México. Integrante del Cuerpo Académico Ciencias del Envejecimiento para el Desarrollo Sostenible UNEVE-CA-6. Participó en todo el proceso de la investigación incluyendo la redacción del presente artículo. Correo electrónico: mmartinez@uneve.edu.mx https://orcid.org/0000-0002-3843-861X
Maestro en Antropología Física por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, México. Profesor de la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, México. Integrante del Cuerpo Académico Ciencias del Envejecimiento para el Desarrollo Sostenible UNEVE-CA-6. Participó en todo el proceso de la investigación incluyendo la redacción del presente artículo. Correo electrónico: benjamin.sanchezm@uneve.edu.mx https://orcid.org/0000-0002-0572-2913
Para Connell (2003) existen diferentes relaciones entre las masculinidades. Hegemonía: una posición de mando y éxito en la vida social. Subordinación: ciertos grupos sociales de hombres, por ejemplo, los homosexuales, adultos mayores, que se ven “sometidos” en relaciones de subordinación con respecto a los grupos hegemónicos. Complicidad: hombres que no cuentan con el poder hegemónico, pero que obtienen ganancias del patriarcado en general, refirmando su posición de “hombre”, por ejemplo, en el núcleo familiar. Marginación: relaciones entre el género masculino hegemónico con grupos marginales de la sociedad, incluyen aquellos separados por las estructuras de clase y raza (pp. 116-122)

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Cómo citar

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Razo-González, A.-M., Flores-Monroy, C.-A., Martínez-Mondragón, M.-E. y Sánchez-Mendoza, B.-D. (2024). La construcción de la identidad masculina en el curso de vida. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (25), 145–171. https://doi.org/10.15446/frdcp.n25.109148

ACM

[1]
Razo-González, A.-M., Flores-Monroy, C.-A., Martínez-Mondragón, M.-E. y Sánchez-Mendoza, B.-D. 2024. La construcción de la identidad masculina en el curso de vida. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política. 25 (ene. 2024), 145–171. DOI:https://doi.org/10.15446/frdcp.n25.109148.

ACS

(1)
Razo-González, A.-M.; Flores-Monroy, C.-A.; Martínez-Mondragón, M.-E.; Sánchez-Mendoza, B.-D. La construcción de la identidad masculina en el curso de vida. forum. rev. dep. cienc. politica 2024, 145-171.

ABNT

RAZO-GONZÁLEZ, A.-M.; FLORES-MONROY, C.-A.; MARTÍNEZ-MONDRAGÓN, M.-E.; SÁNCHEZ-MENDOZA, B.-D. La construcción de la identidad masculina en el curso de vida. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, [S. l.], n. 25, p. 145–171, 2024. DOI: 10.15446/frdcp.n25.109148. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/109148. Acesso em: 21 ene. 2025.

Chicago

Razo-González, Angélica-María, Carlos-Alejandro Flores-Monroy, Mariam-Eleany Martínez-Mondragón, y Benjamín-Dario Sánchez-Mendoza. 2024. «La construcción de la identidad masculina en el curso de vida». Forum. Revista Departamento De Ciencia Política, n.º 25 (enero):145-71. https://doi.org/10.15446/frdcp.n25.109148.

Harvard

Razo-González, A.-M., Flores-Monroy, C.-A., Martínez-Mondragón, M.-E. y Sánchez-Mendoza, B.-D. (2024) «La construcción de la identidad masculina en el curso de vida», Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (25), pp. 145–171. doi: 10.15446/frdcp.n25.109148.

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[1]
A.-M. Razo-González, C.-A. Flores-Monroy, M.-E. Martínez-Mondragón, y B.-D. Sánchez-Mendoza, «La construcción de la identidad masculina en el curso de vida», forum. rev. dep. cienc. politica, n.º 25, pp. 145–171, ene. 2024.

MLA

Razo-González, A.-M., C.-A. Flores-Monroy, M.-E. Martínez-Mondragón, y B.-D. Sánchez-Mendoza. «La construcción de la identidad masculina en el curso de vida». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, n.º 25, enero de 2024, pp. 145-71, doi:10.15446/frdcp.n25.109148.

Turabian

Razo-González, Angélica-María, Carlos-Alejandro Flores-Monroy, Mariam-Eleany Martínez-Mondragón, y Benjamín-Dario Sánchez-Mendoza. «La construcción de la identidad masculina en el curso de vida». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, no. 25 (enero 1, 2024): 145–171. Accedido enero 21, 2025. https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/109148.

Vancouver

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Razo-González A-M, Flores-Monroy C-A, Martínez-Mondragón M-E, Sánchez-Mendoza B-D. La construcción de la identidad masculina en el curso de vida. forum. rev. dep. cienc. politica [Internet]. 1 de enero de 2024 [citado 21 de enero de 2025];(25):145-71. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/109148

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