Publicado

2011-07-01

Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina)

Opportunities for Local Development: The Case of Southwest Buenos Aires (Argentina)

Oportunidades para o desenvolvimento local: o caso do Sudoeste Bonaerense (Argentina)

DOI:

https://doi.org/10.15446/rcdg.v20n2.27183

Palabras clave:

desarrollo local, estratégia turístico-recreativa, iniciativas públicas y privadas, “nueva ruralidad”, territorio rural (es)
local development, tourism strategy, public and private initiatives, "new rurality", rural territory (en)
desenvolvimento local, estratégia turístico-recreativa, iniciativas públicas e privadas, "nova ruralidade", território rural (pt)

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Autores/as

  • Romina Valeria Schroeder Universidad Nacional del Sur
  • Nidia Formiga Universidad Nacional del Sur
En las últimas décadas se ha evidenciado un proceso de cambio tecnológico y productivo en las áreas rurales de los Partidos próximos a la ciudad de Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina). En respuesta a esta situación, el sector público y algunos productores rurales han incorporado diferentes estrategias turístico-recreativas. El propósito de este artículo es establecer de qué manera las iniciativas públicas y privadas se vinculan al proceso de desarrollo local. La realización de entrevistas permitió apreciar en el territorio un proceso de transformación que involucra a las instituciones, a los diferentes actores organizados y a las estrategias desplegadas para afrontar nuevos desafíos y oportunidades, mediante una participación activa y un aprendizaje compartido.
In recent decades, rural areas near Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina) struggle with many changes as a result of economic and technological transformations. Tese changes have limited rural communities' economic development options, making older development strategies less viable and forcing many to look for nontraditional ways to sustain themselves. One of the most popular strategies has been tourism and recreational activities. The purpose of this article is to establish how public and private initiatives are linked to the local development process. The interviews carried out made it possible to observe a process of transformation in the territory, which involves institutions, organization of actors, and strategies for addressing challenges and opportunities.
Nas últimas décadas tem sido evidenciado um processo de mudança tecnológica e produtiva nas áreas rurais de Partidos próximas à cidade de Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina). Em resposta a esta situação, o setor público e alguns produtores rurais, têm incorporado diferentes estratégias turístico-recreativas. O propósito deste artigo é analisar de que maneira as iniciativas públicas e privadas se vinculam ao processo de desenvolvimento local. A realização de entrevistas permitiu identificar, no território, um processo de transformação que envolve as instituições, os diferentes atores organizados e as estratégias desenvolvidas para afrontar novos desafios e oportunidades, mediante uma participação ativa e uma aprendizagem compartilhada.

Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina)*

Oportunidades para o desenvolvimento local: o caso do Sudoeste Bonaerense (Argentina)

Opportunities for Local Development: The Case of Southwest Buenos Aires (Argentina)

Romina Valeria Schroeder**
Nidia Formiga***
Universidad Nacional del Sur, Argentina

*Este artículo se realiza en el marco del proyecto de investigación Tendencias y desafíos en las ciudades medias. Efectos dinamizadores. Procesos sociodemográficos y territorialización de las acciones en la ciudad de Bahía Blanca adelantado en el Departamento de Geografía y Turismo, y financiado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional del Sur.
**Licenciada en Turismo y Doctoranda en Geografía. Investigadora CIUR Estudios Territoriales, Departamento de Geografía y Turismo - Universidad Nacional del Sur, Argentina.
Dirección postal: 12 de octubre y San Juan, 4to piso, gabinete 9. C . P. 8000, Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina.
Correo electrónico: roschroeder@hotmail.com
***Doctora en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora Titular-Investigadora CIUR Estudios Territoriales, Departamento de Geografía y Turismo - Universidad Nacional del Sur, Argentina.
Correo electrónico: nformiga@hotmail.com

Recibido: 16 de agosto del 2011. Aceptado: 23 de septiembre del 2011.
Artículo de investigación sobre las iniciativas de tipo turístico-recreativas llevadas a cabo dentro del espacio rural en el área de influencia de la ciudad de Bahía Blanca e interpretadas en el marco del desarrollo local.


Resumen

En las últimas décadas se ha evidenciado un proceso de cambio tecnológico y productivo en las áreas rurales de los Partidos próximos a la ciudad de Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina). En respuesta a esta situación, el sector público y algunos productores rurales han incorporado diferentes estrategias turístico-recreativas. El propósito de este artículo es establecer de qué manera las iniciativas públicas y privadas se vinculan al proceso de desarrollo local. La realización de entrevistas permitió apreciar en el territorio un proceso de transformación que involucra a las instituciones, a los diferentes actores organizados y a las estrategias desplegadas para afrontar nuevos desafíos y oportunidades, mediante una participación activa y un aprendizaje compartido.

Palabras clave: desarrollo local, estratégia turístico-recreativa, iniciativas públicas y privadas, "nueva ruralidad", territorio rural.


Resumo

Nas últimas décadas tem sido evidenciado um processo de mudança tecnológica e produtiva nas áreas rurais de Partidos próximas à cidade de Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina). Em resposta a esta situação, o setor público e alguns produtores rurais, têm incorporado diferentes estratégias turístico-recreativas. O propósito deste artigo é analisar de que maneira as iniciativas públicas e privadas se vinculam ao processo de desenvolvimento local. A realização de entrevistas permitiu identificar, no território, um processo de transformação que envolve as instituições, os diferentes atores organizados e as estratégias desenvolvidas para afrontar novos desafios e oportunidades, mediante uma participação ativa e uma aprendizagem compartilhada.

Palavras-chave: desenvolvimento local, estratégia turístico-recreativa, iniciativas públicas e privadas, "nova ruralidade", território rural.


Abstract

In recent decades, rural areas near Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina) struggle with many changes as a result of economic and technological transformations. Tese changes have limited rural communities' economic development options, making older development strategies less viable and forcing many to look for nontraditional ways to sustain themselves. One of the most popular strategies has been tourism and recreational activities. The purpose of this article is to establish how public and private initiatives are linked to the local development process. The interviews carried out made it possible to observe a process of transformation in the territory, which involves institutions, organization of actors, and strategies for addressing challenges and opportunities.

Keywords: local development, tourism strategy, public and private initiatives, "new rurality", rural territory.


Introducción

Las importantes transformaciones territoriales producidas por el proceso de globalización y las nuevas tendencias en las actividades económicas implican ajustes, adaptaciones, sustituciones e innovaciones en el tipo, forma y gestión de las actividades desarrolladas en distintos ámbitos sociales –urbanos y rurales–. Esta situación hace necesario establecer nuevas formas de competitividad. Desde los espacios sociales surgen iniciativas en respuesta a los nuevos desafíos y condiciones impuestas por el mercado. Es así como en ellos se observan diferentes capacidades para adaptarse al cambio según los recursos y capitales disponibles (humano, social, cultural y económico).

En este nuevo contexto, las iniciativas y emprendimientos evidenciados se pueden interpretar en el marco del desarrollo local al considerar las posibilidades y oportunidades que pueden tener los lugares no directamente articulados al proceso de globalización (figura 1). Particularmente, resulta interesante la situación de ámbitos rurales donde predominan las actividades agrícola-ganaderas extensivas en pequeñas localidades. La redistribución espacial de la población aparece como un aspecto muy importante, puesto que el despoblamiento de las áreas rurales ha generado un lento crecimiento en las localidades de menor tamaño y ha favorecido la movilidad hacia los centros intermedios.

Así, se observa el desarrollo de actividades económicas estratégicas con el remanente de un conjunto de actividades productivas locales debilitadas y en decadencia. En este punto, se toma en consideración lo señalado por Milton Santos (1996) en cuanto a que en el espacio banal, de lo cotidiano, se desarrollan las acciones que mantienen su temporalidad y correspondencia con el lugar de la geografía de la existencia, pues "el espacio banal reúne a todos, cada cual con sus posibilidades que son también posibilidades diferentes de uso del territorio relacionadas con posibilidades diferentes de uso del tiempo." (1996, 30). Por lo tanto, las acciones especializadas requieren para su realización de un sitio y una localización; su inserción en el contexto del lugar modificará las condiciones y relaciones con su entorno. La temporalidad y la espacialidad de las acciones en relación con las condiciones del lugar, generan un impacto sobre lo existente y, a su vez, influyen en la generación de nuevas posibilidades.

Desde el territorio se plantea la necesidad de resolver los problemas que surgen con este nuevo contexto, para movilizar y dinamizar las estructuras locales a partir de sus propios recursos ya que "se entienden las propuestas de desarrollo local como un conjunto relativamente articulado de iniciativas –públicas y no públicas– que se orientan a dinamizar la producción, fortalecer la gestión, mejorar las condiciones de vida y estimular la interacción entre actores y la participación ciudadana en los espacios locales" (CELADE 1997).

Muchos autores enfatizan en el rol dinamizador que juega la actividad turística en el desarrollo rural (OECD 1995, CEC 1996, EUROPA 2003) como una de las estrategias rurales no tradicionales más utilizadas. En el caso de Argentina, se observa una revalorización de los espacios rurales en dos sentidos: como ámbito de residencia, especialmente como segundas residencias debido, en parte, al menor costo de la tierra en dichas áreas; y como espacios de turismo y recreación impulsados por una mayor conciencia ecológica, la necesidad de contacto con la naturaleza y la valoración de los modos de vida tradicionales. En las últimas décadas se ha evidenciado un rápido proceso de cambio tecnológico y productivo en las áreas rurales de los Partidos próximos a la ciudad de Bahía Blanca, lo cual ha provocado un fuerte impacto en la organización del territorio. En respuesta a esta situación, algunos productores rurales han implementado una reconversión de las actividades e incorporado diferentes estrategias, entre ellas se encuentran las actividades turísticas y recreativas.

En este contexto, el objetivo de este trabajo es analizar las iniciativas vinculadas a la promoción de actividades turístico-recreativas incorporadas desde los ámbitos públicos (a nivel nacional, provincial y municipal) y sus consecuencias desde la percepción de los emprendedores. El caso de estudio corresponde al área de influencia de Bahía Blanca, ciudad media localizada en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. El trabajo se enfoca en las oportunidades de desarrollo local que privilegia la cuestión territorial de la "nueva ruralidad" y su propósito es establecer la manera como estas iniciativas públicas y privadas se vinculan al proceso de desarrollo local. También se intentará aportar al debate de la conceptualización de la "nueva ruralidad" en función de las realidades concretas del territorio en estudio. El crecimiento turístico experimentado en Bahía Blanca, durante los últimos años, se sustenta en la calidad paisajística de los ambientes naturales y en un amplio abanico de recursos culturales presentes, a lo que se agrega el apoyo institucional pues se ha comenzado a considerar la actividad turística como una estrategia de desarrollo rural.

En la metodología se distinguen dos etapas en cuanto a las fuentes utilizadas: la primera, se orienta a la elaboración del marco conceptual y los lineamientos que guiarán el estudio y está relacionada con la revisión bibliográfica, con la recopilación de información, de antecedentes cartográficos e imágenes satelitales, de la información bibliográfica y datos estadísticos. En la segunda, se aborda el caso de estudio con apoyo en la realización de trabajo de campo, observación in situ y la realización de entrevistas semiestructuradas a diferentes actores locales como productores agropecuarios, apicultores, propietarios de segundas residencias, prestadores de servicios turísticos, técnicos, etc.

Es pertinente aclarar que las reflexiones presentadas en el artículo tienen un carácter exploratorio y recuperan evidencias empíricas surgidas de una investigación actualmente en curso; por lo tanto, en el estudio de caso se abordan las potencialidades para un proceso de desarrollo local dado que desde los años noventa se han generado diversas iniciativas en este sentido desde la gestión local, con la activa participación de actores locales, públicos y privados.

El territorio dentro del proceso de desarrollo local

Se considera al territorio como una construcción social, producto de las interrelaciones entre actores locales y agentes de desarrollo; su naturaleza va más allá de la condición de soporte geográfico de recursos y actividades económicas. Desde esta perspectiva, se identifica el territorio como una unidad de gestión (figura 2) que "permite integrar una realidad económica multisectorial, dimensiones políticas, sociales, culturales y ambientales que han venido construyendo una institucionalidad dinámica [...]" (Echeverri y Rivero 2002, 23). Esta definición permite la construcción de un criterio más amplio, pero a la vez más preciso, capaz de superar la visión sectorial para abordar la creciente heterogeneidad de los espacios rurales.

El análisis de la literatura sobre el tema de estudio muestra una multiplicidad de conceptos que tratan de poner en evidencia las transformaciones en los espacios rurales. Aunque algunos autores coinciden en identificar este proceso de cambio como una "nueva ruralidad" (Pérez 2001, Echeverri y Rivero 2002, Gómez 2003, Barros 2004, Llambí y Pérez 2007), otros, como Gómez (2003), consideran que existe una tendencia a asimilar procesos de desarrollo con el alcance de la definición de "nueva ruralidad", como es el caso de desarrollo rural y desarrollo territorial rural. Para los fines concretos de este estudio, se procede a una revisión de las perspectivas de "desarrollo local" y su relación con el territorio en la nueva realidad de los espacios rurales que se va a expresar como "nueva ruralidad".

Desarrollo local

Resulta necesario partir de un concepto amplio de desarrollo local al considerar las acciones desarrolladas en diversos planos y dimensiones, las cuales abarcan desde acciones para una intervención determinada, hasta la formulación de una estrategia de desarrollo multidimensional (social, económico, territorial, cultural y político). Desde esta perspectiva, se parte de los recursos y saberes locales del lugar sin plantear el gran proyecto; esto implica concentrar el interés en los conceptos relativos al desarrollo local, como una estrategia que se potencia desde los lugares, para revitalizar las actividades económicas y conformar ámbitos atractivos de vida para la población, tanto local como extra-local. Esta perspectiva aparece como una respuesta del conjunto social a las situaciones de crisis, en la cual se aboca tanto a incentivar la generación de empleo como los valores y la identidad colectiva a través de la capitalización de los recursos locales (humanos, sociales, institucionales, territoriales y tecnológicos) para lograr un crecimiento económico lo más autónomo posible.

Klein hace una revisión de los primeros antecedentes vinculados con esta temática y se remonta hasta 1890 con el economista Alfred Marshall, quien observó la presencia de comunidades locales compuestas por redes productivas de pequeñas y medianas empresas, las cuales colaboraban entre sí con la sociedad local e imprimían un gran dinamismo en el territorio donde se ubicaban: "Estas comunidades, en las cuales reina una <atmósfera industrial>, corresponde a lo que Marshall identifica como <distritos industriales>, concepto básico de las estrategias actuales de desarrollo local" ( 2005, 26-27).

Ya más próximo en el tiempo, a partir de 1970 y como consecuencia de la profunda crisis1 de las regiones centrales y áreas metropolitanas, cobran protagonismo los análisis territoriales. Un ejemplo de esta circunstancia son los países donde empresas locales, de pequeña y mediana escala, parecían estar a la cabeza de los buenos desempeños regionales (Cuadrado Roura 1995, 17). Algunos trabajos como el de Giacomo Becattini (en 1979)2 que toma como ejemplos algunos casos italianos3, reelaboran el concepto de distrito industrial. En esta década se distinguen en las propuestas de desarrollo algunos elementos como el talento empresarial, las condiciones laborales más flexibles4 y los agentes locales que movilizan el potencial endógeno. En general, estas aportaciones teóricas se centraron en observar las ventajas de costos que podrían tener empresas de mediano porte si se localizaban lejos de las grandes áreas metropolitanas.

En cambio, durante los años ochenta se hizo un particular énfasis en la innovación para explicar los procesos de desarrollo: "La innovación tanto en términos de productos como de procesos, se ha convertido en uno de los factores clave para impulsar el desarrollo regional, incluso en el factor más importante del éxito de las economías locales" (Nijkamp 1986, citado por Cuadrado Roura 1995, 19). Se propicia, como ejes de competitividad, la concentración en el espacio geográfico de actividades de Investigación y Desarrollo (I+D) junto con la posibilidad de expandir la innovación dentro y fuera de los límites de la región. Si en los años setenta el concepto más utilizado era el de "distrito industrial", durante los ochenta se comenzó a imponer el de "entorno innovador", conocido también como milieu innovateur o learning regions. Ambos, "distrito industrial" y "entorno innovador", comparten la importancia de contar con un espacio geográfico concreto y las relaciones generadas a su interior; aunque el segundo hace énfasis en la innovación, respaldada por un aprendizaje compartido, redes de contacto y cooperación (básicamente informales) entre los agentes locales (empresas, instituciones públicas, etc.), y una administración pública que promueva y acompañe la vinculación entre los agentes.

Es interesante destacar que las diferentes contribuciones, surgidas durante los años setenta y ochenta, relacionadas con el desarrollo local (entre ellas, los distritos industriales y el entorno innovador) incorporan al territorio como un elemento esencial en los procesos de desarrollo. Se trata de territorios que, sobre todo en el caso europeo, poseían una prolongada "historia económica rural y artesanal que fueron desmanteladas progresivamente con el avance del fordismo (Sabel y Piore 1984, Sabel 1988, citados por Gatto 1990, 30).

El desarrollo local en el contexto latinoamericano

En los años noventa, y después del ciclo de gobiernos militares en América Latina, se reconoce a la sociedad civil como "única figura válida en la conducción del proceso permanente de modernización y cambio" (Boisier 1997). Esta perspectiva se hace viable por medio de la recuperación de capacidades autónomas y la incorporación de los procesos participativos en la gestión del desarrollo territorial. En los últimos tiempos se reactualizaron aspectos como la descentralización en la toma de decisiones, la presencia de una cultura local emprendedora e innovadora, y las articulaciones horizontales y verticales5 entre actores y agentes territoriales, con el fin de establecer y concertar localmente las estrategias a seguir. A partir de lo dicho, se observa la importancia de la articulación social casi como una condición sine qua non para fomentar los procesos de desarrollo que a su vez llevan implícitas nuevas dinámicas de construcción política (Gabay 2007, 2). Vázquez Barquero deja explícito que:

    [...] para que la política de desarrollo local sea eficiente, es conveniente que se produzca una sinergia entre las acciones de los actores locales y las de los demás niveles institucionales y empresariales. Para que ello sea posible es preciso definir nuevas formas de concertación, como acuerdos de planificación, y disponer de instrumentos que favorezcan el aprendizaje y difundan el conocimiento mediante la interacción de los actores. (1999, 93)

Aunque normalmente es asociado a los ámbitos municipales o comunales, el desarrollo local puede referirse a territorios de distintos tamaños, por lo que resulta necesario hacer referencia al espacio más abarcador en el cual se inserta. El enfoque de desarrollo local se considera viable ya que resulta frecuente observar acciones aisladas y colectivas que tienden a incentivar nuevas actividades, las cuales crean un nuevo marco de oportunidades. Posiblemente, para que estas iniciativas tengan mayor impacto, desarrollo y difusión se requiere de una mayor participación de los responsables de la gestión para apoyar y aportar recursos e ideas, lo cual genera un proceso de cambio más formal. Se trataría de abarcar al conjunto de la población a través de una experiencia introducida de manera voluntaria y como aspecto de una iniciativa real de parte de uno o varios agentes (individuales o sociales).

Lo anterior explica la movilización de representantes del sector privado y de instituciones en la promoción de estas acciones. En el caso de plantearse un proceso formal, el interés se enfoca en la promoción del desarrollo de las capacidades locales, con un adecuado soporte institucional, para estimular el análisis estratégico del entorno. Con esto, se trata de generar una masa crítica de proyectos capaz de reflejar la capacidad de gestión local. Se destacan dentro de estos lineamientos, tres conceptos centrales:

  1. Noción de desarrollo, al cual se asigna un carácter global, estructural y cualitativo; se vincula a la capacidad de generar nuevas actividades.

  2. El medio o territorio local, que hace referencia a un espacio acotado con cierta identidad; constituye el medio para la toma de decisiones y del accionar de los agentes, dotado de los recursos a valorizar.

  3. Los actores del territorio, quienes formulan y ponen en marcha proyectos y estrategias que, por un periodo considerable de tiempo, han sido ignorados por la "mano invisible" del mercado o la "mano visible" de los gobiernos centrales. (Santcovsky 1999, 7).

En los casos de una promoción institucionalizada, se constituye un espacio de redes de empresas y de agentes, en el cual el requerimiento de concertación del partnership está orientado a un adecuado aprovechamiento de los proyectos generados con rasgos innovadores; incluso requiere del manejo de la problemática territorial con un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades) con el fin de estimular las iniciativas empresariales, las cuales resultan determinantes en la reorganización del territorio y de las actividades con vistas a promover el desarrollo local. Lo anterior permite establecer que el municipio cumple un rol central como impulsor, promotor y facilitador del proceso de cambio y desarrollo, a la vez que impone una visión integradora y global desde la gestión local. Estos ámbitos serán más accesibles a medida que la oferta contenga innovación y alta calidad pues son criterios que deben prevalecer en la evaluación y en la selección de los proyectos productivos.

De esta manera, el territorio aparece como un condicionante fundamental en la determinación de las posibilidades para el desarrollo local en cuanto a las oportunidades, potencialidades y restricciones ofrecidas por el lugar. Al respecto Camagni introduce los aspectos territoriales de este proceso con el concepto de milieu o entorno; dicho concepto hace referencia a un espacio de proximidad o territorio local, cuya función esencial es la de proveer a las empresas con las condiciones para reducir los costes de la incertidumbre cuando las mismas no cuentan con los recursos y dimensión adecuados (2003, 40).

Por su parte, el milieu innovateur interpreta los fenómenos de desarrollo del espacio como consecuencia de procesos innovadores y sinergias en territorios no muy amplios. La proximidad geográfica y la proximidad sociocultural son elementos fundamentales, pues determinan una elevada probabilidad de interacción y sinergia que da lugar a lo que Camagni denomina "capital relacional" local. Este capital forma una predisposición a favor de la cooperación, la confianza, la cohesión y el sentido de pertenencia y se relaciona con la reducción de incertidumbre, la coordinación previa y el aprendizaje colectivo.

En este sentido, "la competitividad implica crecimiento económico sostenible –y por sostenible me refiero a social, económica y ambientalmente– y con capacidad de distribución a todos los actores del territorio, porque la competitividad territorial desequilibrada no existe" (Danielle Mazzonis 2006, 1). Así, este autor destaca la necesidad de que se trate como un proceso compartido y participativo. Mazzonis, refiriéndose al conocimiento existente en el territorio, agrega que de "entre estos factores de competitividad, el más importante hoy es el conocimiento", pues este "posee un importante componente del conocimiento no formal" (2006, 1). Becattini denomina a este último concepto como "conocimiento tácito" (1979) y Mazzonis indica que: "El conocimiento tácito en el territorio no es otra cosa que el conjunto de conocimientos que se ponen en juego en el trabajo práctico. Es decir, es el que se aprende en el ejercicio de la profesión"; por lo tanto, el encuentro entre estos dos tipos de conocimiento "determina la competitividad del territorio" (2006, 3).

Las estrategias de desarrollo local se imponen ante el riesgo de exclusión territorial que deriva del dinamismo del proceso de globalización. En palabras de Alburquerque:

    En esta nueva concepción, cobran importancia decisiva los aspectos micro-analíticos, territoriales e institucionales de la actividad productiva, dejando de contemplarse el espacio como un mero soporte físico de actividades económicas para pasar a identificar el territorio y las formas de relación entre los actores sociales, sus organizaciones concretas, sus técnicas productivas, el medioambiente, la movilización social y cultural. (1999, 47)

Es preciso basar las estrategias en los recursos locales, con organizaciones más horizontales y con una dimensión territorial, para superar las limitaciones de las propuestas sectoriales y verticalistas con fuerte intervención estatal. Lo anterior corresponde a la operación de cambios en la producción y la gestión que requieren del predominio de relaciones horizontales en todos los tipos de organizaciones, privadas y públicas, "con una regulación socio institucional para la concertación entre actores públicos y privados" (Alburquerque 1999). Como indican Caravaca, González y Silva:

    Una de las múltiples tensiones y contradicciones a que las sociedades actuales deben hacer frente es a la pugna entre las crecientes tendencias globalizadoras y la revitalización experimentada por las identidades locales, siendo necesario contemplar estas dos lógicas para comprender la realidad, mientras adquiere especial importancia la forma en que se articulan las sociedades locales al espacio global de los flujos y las redes. (2005, 6)

De aquí que el territorio, a la vez, es receptor y responde a los efectos de la globalización. En este sentido, cobra especial importancia la búsqueda de un desarrollo territorial integrado, capaz de hacer compatible la competitividad económica (desarrollo económico), el bienestar social (desarrollo social), la sostenibilidad ambiental (desarrollo sostenible) y la reducción de los desequilibrios territoriales (cohesión territorial). Jaume Feliu Torrent señala que: "En el desarrollo local, las condiciones locales decisivas no son aquellas que dependen directamente de transformaciones externas, sino las que constituyen el milieu territorial, y que permiten al sistema local formarse y reproducirse. Será este último, pues, quien genere en su interior ciertas externalidades específicas" (2007, 66). Es interesante lo señalado por Méndez respecto a que:

    Frente a una visión abstracta del espacio predominante en la teoría económica, el lugar cobra un protagonismo antes ignorado, como territorio construido que refleja los valores, normas, recursos y organización de cada sociedad, así como sus posibles relaciones de cooperación, competencia y conflicto, lo que condiciona la evolución contrastada de unos y otros, sometidos a similares condicionamientos de carácter estructural. También el lugar se constituye en unidad de análisis idónea para interpretar los procesos en curso y, en su caso, responderlos. (2006, 5)

Territorios rurales y desarrollo local: un aporte al debate

Desde una concepción amplia, el desarrollo local se basa en una visión territorial integradora de aspectos sociales, económicos, culturales y políticos. En lo social, se identifica con la movilización de los actores sociales que promueven iniciativas propias en función de los intereses de la comunidad local; en lo económico, se refiere a la apropiación y reinversión in situ de parte del excedente a fin de diversificar la economía del territorio; en lo cultural puede ser visto como una suerte de matriz generadora de la identidad socio-territorial; y, en lo político, se identifica como una creciente capacidad (territorial) para la toma de decisiones (Boisier 1997, Benko 1999, Marenco 2007, Ríos y Rocca 2007). De manera más específica se hace referencia al desarrollo rural, al cual se lo asocia con tres pilares básicos, también presentes en el desarrollo local: el territorio, la integración y la participación. Se entiende que cada territorio posee una singularidad propia, con recursos endógenos de valor, que pueden ser potenciados a partir de los agentes locales, tanto del ámbito público como del privado.

Desde esta perspectiva, Manzanal interpreta que el desarrollo rural pasa a ser parte "de una política territorial, de una política de desarrollo local" (2006, 30), donde se conjuga lo urbano y lo rural y se supera la tradicional dicotomía de análisis. Se observa que el énfasis está puesto en los vínculos urbano-rurales, lo cual incorpora la definición de un espacio de acción más amplio y que no se reduce solamente al espacio agrícola-ganadero; esto implica considerar una heterogeneidad social creciente dentro de los espacios rurales. Otro aspecto destacable hace referencia a la importancia adquirida por el empleo rural, agrícola y no agrícola, como una manera de diversificar económicamente estos espacios. Además, se da especial interés al fortalecimiento institucional de los gobiernos locales y la concertación social. La creciente preferencia por los enfoques territoriales, en vez del tradicional enfoque sectorial –que considera a las unidades productivas agropecuarias como unidad de intervención6–, incorpora el conjunto de actividades desarrolladas en los espacios rurales con el fin de producir efectos prácticos en relación con las unidades de intervención de los programas de desarrollo rural:

    El hecho de considerar la dimensión territorial, como la unidad base de intervención social, consiste en la identificación de espacios que tienen una singularidad basada en una historia y proyecciones basadas en la naturaleza, la economía y la sociedad, donde los actores sociales y económicos además de la institucionalidad, constituyen el sujeto de la intervención y su potencialidad. (Gómez 2003, 17-20)

A partir de estos conceptos es preciso tomar en consideración los rasgos generales que definen el territorio al cual se refiere la presente investigación. Dichos rasgos presentan una singularidad dada por la transformación de las condiciones tradicionales.

Aproximación al concepto de nueva ruralidad

Aunque el concepto de "nueva ruralidad" o neorruralidad (Barros 2004, 5) cuente con varios años de vigencia, se encuentra aún en proceso de construcción. A medida que se indaga en los aportes académicos se observan múltiples diferencias según el campo disciplinario desde el cual se discute. Desde lo social se aborda como un conjunto social complejo y distinto de las sociedades rurales tradicionales: "Especialmente desde la Nueva Economía Institucional, se vincula a la Nueva Ruralidad/neorruralidad con la búsqueda de soluciones globales –no sectoriales– para el desarrollo rural y para lo que desde ese campo académico se denomina "desarrollo territorial" (Barros 2004, 5). Según este autor, la noción de neorruralidad se orienta a analizar la ocupación que hace la población del espacio rural, no vinculada estrictamente a la actividad agropecuaria, con especial énfasis en las implicaciones de las segundas residencias o casas de veraneo.

Con el concepto de nueva ruralidad/neorruralidad se intentan explicar los nuevos usos y los nuevos habitantes instalados en pequeñas localidades, con un entorno netamente rural, cuyos estilos de vida y prácticas espaciales son urbanas. Se hace referencia a las características de los neorrurales como individuos que no se arraigan al mundo rural y que eligen este tipo de hábitat para el desarrollo de sus actividades laborales, profesionales o de sus negocios, entre los cuales se distinguen trabajadores temporales en agricultura y construcción; nuevos ejecutivos mediante el uso de tecnologías; empresarios vinculados a agricultura y a agroindustria; artistas y artesanos. En el espacio rururbano –áreas de contacto entre el campo y la ciudad– (Barros 2004, 79) se localiza una gran diversidad de actividades vinculadas con lo urbano y con gran demanda de suelo (equipamientos y servicios, criaderos de aves, viveros, etc.), así como actividades recreativas, turísticas y residenciales, especialmente en el marco de segundas residencias. A partir de lo anterior, y con respecto al empleo, se observa un incremento de las actividades de servicios –hotelería, restaurantes, inmobiliarias, construcción, traslado, organización de eventos sociales y empresariales–. De modo que las nuevas actividades no implican un incentivo a las actividades rurales, ni tampoco están directamente relacionadas con la producción típica de estas áreas.

Como dice Manzanal, "la pluriactividad de los actores rurales en el agro, en el comercio y en los servicios (en ámbitos urbanos como rurales) junto al empleo rural no agrícola (en manufactura y servicios) conforma una heterogénea gama de funciones que dificulta adoptar la anterior visión sectorial" (2006, 34-35). Según la autora, el hecho de que no haya una relación exclusiva con lo rural, implica conectar el concepto de nueva ruralidad "con la dimensión de análisis basada en el territorio y el desarrollo local" (Manzanal 2006, 35). Con relación a procesos más avanzados de transformaciones en España (Pérez, Sánchez y Muñoz 2009), a pesar de que el medio rural sigue perdiendo población, ya no se puede hablar de despoblamiento rural en los mismos términos de hace unos años. Lo anterior se explica porque se empiezan a vislumbrar ciertos procesos de retorno que atenúan solo en parte esta tendencia. Según Manzanal, estos procesos, evidentes en el ámbito rural europeo, se encuentran asociados a "nuevas fuentes de crecimiento económico en cierta áreas rurales dinámicas" estrechamente relacionados con atractivos naturales y culturales y actividades recreativas o de esparcimiento (2006, 34-35).

Estos procesos también pueden ser observados en América Latina. Gómez (2001) aborda el caso de Brasil y observa la emergencia de una nueva conformación en la áreas rurales relacionada con tres grandes grupos de actividades: a) "una agropecuaria moderna, basada en commodities" en estrecha vinculación con la agroindustria; b) un conjunto de actividades no agrícolas ligadas a la residencia, al ocio y a las actividades recreativas, a pequeñas actividades industriales y a la prestación de servicios (turismo rural, agro turismo) que rescatan particularidades regionales y locales, y c) "un conjunto de nuevas7 actividades agropecuarias, localizadas en nichos especiales de mercado" (2001, 9). A lo anterior, Manzanal agrega que "la feminización del trabajo [...] nuevas responsabilidades y actividades asumidas por las mujeres para la subsistencia de su familia", así como también el "reconocimiento de las identidades étnicas" (2006, 34-35), lo cual otorga un valor adicional a las economías rurales como ámbito de origen y asentamiento de comunidades aborígenes.

De lo anterior se puede ver que los espacios rurales se encuentran inmersos en procesos contradictorios que pueden conducir, por un lado, a la "pérdida de sus tradicionales particularidades" (disminución de la importancia relativa de la actividad primaria y la creciente urbanización de los ámbitos rurales) y, por otro, a la revitalización por medio de la "revalorización de la vida en el campo, el turismo rural, la conservación medioambiental y la ampliación del trabajo rural no agropecuario" (Manzanal 2006, 34).

Iniciativas públicas y privadas para la dinamización de los territorios rurales

Esta nueva dinámica en los espacios rurales plantea la necesidad de incorporar un enfoque que tenga en cuenta la visión territorial en el análisis de las interrelaciones económicas y sociales. En este sentido, parece importante el rol de los actores locales en la construcción y gestión del territorio. Se considera al territorio como una construcción social, producto de las interrelaciones entre actores locales (individuos, grupos u organizaciones, que desempeñan roles en la sociedad local) y agentes de desarrollo (portadores de propuestas en el plano político, económico, social y cultural; que tienden a capitalizar mejor las potencialidades locales) (Madoery 2001) que supera la condición de soporte geográfico de recursos y actividades económicas. Con esto adquiere especial importancia el tejido de relaciones establecido y la generación de flujos en el espacio. Barthe-Baldellon destaca que para explicar la transformación de los espacios, la capacidad de cooperación de las instituciones o la cualificación de los recursos humanos, resulta determinante reconocer que si bien se apoyan en "lo local como lugar de proximidad social y espacial" (2001, 74), también se combinan con los aportes de actores y territorios supralocales:

    Se pone el acento ya no sobre el rol y la competencia del actor sino sobre su capacidad para cooperar con otros actores, de intercambio, de negociación y de construcción de colaboraciones, asociando la diversidad de actores territoriales en una lógica de gestión concertada de proyecto a una escala territorial nueva que se escapa de la trama rígida de los diferentes niveles político-administrativos. (2001, 76)

Como una primera aproximación a las condiciones para el desarrollo local, resulta interesante considerar las iniciativas dentro del espacio rural (programas, proyectos, acciones, etc.), relacionadas con la actividad turístico-recreativa impulsadas desde el ámbito público y privado como estrategias posibles de dinamización territorial.

Una revisión de programas aplicados en Argentina

A nivel nacional, las primeras iniciativas en el ámbito público parecen ser las promovidas por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria –en adelante, INTA–. Desde principios de la década de los noventa, la modalidad de turismo en el espacio rural es considerada como una actividad complementaria a la producción agropecuaria y como una manera de diversificar la economía de las familias rurales. En la actualidad, se trabaja también con propuestas centradas en la valorización del medio rural en su más amplia expresión8, donde no solo participan productores agropecuarios, sino también otro tipo de emprendedores como artesanos, prestadores de servicios recreativos, administradores de museos rurales, transportistas, baqueanos y guías locales (Hansen, Peña y Sanz 2010, 3).

Entre las actividades de extensión y desarrollo rural llevadas a cabo por el INTA se encuentra el Programa nacional de apoyo al desarrollo de los territorios (figura 3), el cual tiene por finalidad la promoción de la innovación tecnológica y organizacional, así como el desarrollo y fortalecimiento de capacidades y competencias para la gestión de las estrategias de intervención en los territorios; actividades adelantadas dentro de un marco de equidad social y de sustentabilidad ambiental. Entre los componentes del programa es pertinente destacar, para los fines del presente trabajo, el Programa federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable (ProFeder), el cual propone diferentes estrategias de trabajo para los grupos de productores y actúa como el marco de articulación de subprogramas como: Cambio rural, Profam, Minifundio y Pro-Huerta.

El subprograma Cambio rural es el que más se ha volcado a experiencias relacionadas con el turismo y la recreación, y constituye una herramienta que intenta colaborar con pequeños y medianos productores rurales mediante una labor conjunta entre estos últimos, un asesor técnico privado y profesionales del INTA. Se brinda asistencia técnica, capacitación en variadas temáticas y la posibilidad de acceso a la información requerida para la toma de decisiones. Además, se incentiva la participación y el asociativismo entre los participantes, así como el asesoramiento en la búsqueda de líneas de crédito para los emprendimientos a desarrollar.

A instancias del INTA, en el año 1997, se fundó la Red Argentina de Turismo Rural (RATUR), una entidad integrada por establecimientos agropecuarios en producción, cuyo objetivo es el de promover y desarrollar la modalidad de turismo rural. En el mes de mayo del 2000, la –por aquel entonces– Secretaría de Turismo de la Nación, dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, presenta el Programa Argentino de Turismo Rural "Raíces". Este programa parte de la definición del "turismo rural" de la Organización Mundial del Turismo (OMT, o WTO por sus siglas en inglés) "como el conjunto de actividades que se desarrollan en el espacio rural y que van más allá del mero alojamiento" (SECTUR - Programa RAICES 2000, 5).

Existe una coincidencia al afirmar que se trata de un instrumento eficaz para revalorizar las diversas manifestaciones culturales –presentes en la gastronomía de los lugares y en los mercados de productos regionales–, así como para desarrollar rutas temáticas relacionadas a recursos arqueológicos, paleontológicos, geológicos, etc. (sectur - Programa raices 2000, 5). El programa se basa en experiencias internacionales (Programa leader, Federal Tourism Task Force, Asociación Chilena de Turismo Rural, entre otras) y en el cual se promueve a través de "políticas activas" el "desarrollo de actividades secundarias, entre ellas el turismo rural, en el sector agropecuario" (sectur - Programa raices 2000, 1). Nuevamente, se hace hincapié en el carácter de complemento de esta modalidad turística, sin dejar de lado la actividad principal. Con este programa se quería promover el "desarrollo de las economías regionales y la reactivación de la economía rural", al considerar el turismo rural como una "actividad económica de alto rendimiento y bajo impacto ambiental" (sectur -Programa raices 2000).

Entre los objetivos promovidos por este programa se encuentran: la diversificación de las actividades para lograr una menor dependencia a las actividades agrarias o ganaderas; la creación de empleo in situ con el fin de fomentar el arraigo en los territorios rurales; la incorporación de las mujeres y los jóvenes en tareas rurales y de administración; la puesta de valor de recursos culturales y naturales (históricos, arquitectónicos, ambientales); el mejoramiento de la calidad y el valor agregado de productos turísticos; el fomento del asociativismo y la mejora en la oferta turística nacional al incorporarse nuevos productos turísticos. Así mismo, del programa surgen una serie de proyectos, entre los cuales, caben mencionar:

  • Proyecto Rutas alimentarias argentinas: estudio preparado en la Dirección nacional de alimentación que contó con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (bid). Se ejecutó a escala piloto en la región patagónica. Propone un recorrido articulado en torno a comidas típicas que pueden ser saboreadas en establecimientos rurales o restaurantes especializados.

  • Proyecto Mari-Mari: buscaba contribuir al desarrollo económico y cultural de los pueblos indígenas. Se ejecutó a escala piloto en la provincia de Neuquén.

  • Proyecto Argentina de a caballo: el caballo se constituye en el eje del turismo rural y se propicia el desarrollo de propuestas tradicionalistas, culturales y de aventura.

  • Proyecto Municipio rural-turístico: se planteó con el objetivo de diversificar las economías de los pueblos con alta actividad agropecuaria y potencial turístico, y que padecían problemas de despoblamiento.

  • Proyecto de Micro región turística-rural: el cual consideraba que la modalidad del turismo rural era una de las actividades que favorecían la acción conjunta de más de un municipio.

El proyecto de "Rutas alimentarias argentinas" ha sido uno de los más exitosos ya que a partir de esta iniciativa se han diseñado unas diez rutas alimentarias, muchas de las cuales se encuentran funcionando. El proyecto "Municipio rural-turístico" ha sido la base para el posterior desarrollo de "Pueblos turísticos" que más adelante será retomado. De igual manera, la "Micro región turística-rural" se ha tomado como escala de análisis en varios aportes académicos. En el marco de la sanción de la Ley Nacional de Turismo n.° 25997, se presenta en el año 2005 el Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable (PFETS), en el cual se define al turismo rural como,

    [...] una modalidad turístico-recreativa que se desarrolla en establecimientos de ámbito rural o en sus inmediaciones y que permite al visitante conocer, compartir y aprender otras costumbres y tradiciones, a través de actividades cotidianas, productivas y culturales, sensibilizándolo sobre el respeto y valor de la identidad cultural de las comunidades y pueblos rurales. (SECTUR - PFETS 2005, 108)

En este sentido, se promociona al turismo rural como un instrumento capaz de hacer visible la identidad territorial de productos y servicios, a partir de una revalorización de su cultura viva, que favorece procesos de desarrollo local. El Proyecto Nacional de Turismo Rural (pronatur) fue elaborado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP) y ejecutado en el marco del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (prosap) con la participación del Ministerio de Turismo de la Nación (MINTUR) e INTA.

Entre los objetivos contemplados se encuentra la posibilidad de consolidar el desarrollo de la modalidad rural en la Argentina, a partir de un aumento del volumen de producción turística, impulsando formas asociativas entre el sector público (funcionarios y técnicos), los grupos de turismo rural (productores agropecuarios, artesanos, comunidad en general) y el sector privado (agencias y operadores turísticos) e incentivando la promoción de redes regionales como espacios de construcción colectiva formal y comercial. Los objetivos específicos a cumplir no difieren mucho de lo que se ha venido discutiendo en el presente artículo, pero en este caso resulta interesante la búsqueda de sinergias públicas, en coordinación de las competencias específicas de los organismos mencionados (MAGyP, MINTUR e INTA). Se prioriza la cooperación de los gobiernos provinciales y municipales en cada una de las regiones, y se reconoce la importancia estratégica de su participación para el desarrollo local.

Así mismo, existen una serie de asociaciones, agrupaciones y organizaciones no gubernamentales (ONG) que también trabajan en forma mancomunada en pro del desarrollo del turismo rural, aunando esfuerzos para la promoción conjunta de sus productos y servicios, la búsqueda de canales de comercialización, la participación en ferias y workshops, entre otras actividades. Entre sus objetivos se encuentran la posibilidad de contribuir al desarrollo local, fortaleciendo la gestión comunitaria y retomando principios practicados por los pueblos originarios, como es el caso de la reciprocidad; también se consideran demandas actuales en relación a la valoración del patrimonio natural y cultural.

En el plano provincial, y retomando las bases del proyecto "Municipio rural-turístico" surgido del Programa argentino de turismo rural, se comienza a implementar, dentro de la provincia de Buenos Aires, el programa "Pueblos turísticos", adelantado por la Dirección de Turismo Comunitario. Con esta iniciativa se intenta beneficiar a pequeñas localidades a través de la promoción e incentivo de actividades y emprendimientos turísticos sostenibles, como una forma de fortalecer la identidad comunitaria, de generar fuentes de empleo genuinas y de favorecer el arraigo. Este programa se desarrolla con base en el concepto de "turismo comunitario" ya que promueve la relación de la comunidad con los visitantes desde una "lógica intercultural, intersectorial descentralizada y esencialmente participativa, basado siempre en los principios de sostenibilidad y equidad"9.

En este sentido, nuevamente se destaca el carácter complementario de los ingresos como una alternativa económica para las comunidades. A nivel local, los municipios participan cada vez más en la dinamización de sus territorios, lo cual consiguen por medio de la implementación de charlas informativas, el desarrollo de talleres y adelantando capacitaciones, con el fin de planificar acciones tendientes a fortalecer la actividad turística recreativa en sus distritos y de buscar alternativas innovadoras que les otorguen identidad.

Las acciones en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires

El sudoeste de la provincia de Buenos Aires (figura 4) está compuesto, desde el punto de vista político-administrativo, por un conjunto de Partidos que comprenden áreas rurales y urbanas; sus núcleos de población concentrada abarcan desde pequeños asentamientos hasta una ciudad intermedia como Bahía Blanca, la cual cuenta con más de 300.000 habitantes. El conjunto, con una superficie estimada en 47.000 km2, cuenta con aproximadamente 700.000 habitantes, de los cuales, unos 70.000 corresponden a población rural (Formiga y Prieto 2009). Además, la región representa el 25% del territorio de la provincia de Buenos Aires, que no corresponde a la Pampa Húmeda sino que forma parte de las regiones semiárida y subhúmeda-seca del país, con características climáticas y edáficas que la diferencian y la colocan en una posición con ventajas comparativas claramente inferiores con respecto al resto de la provincia.

Una condición climática de sequía continua durante más de quince años, sumada a un desmonte indiscriminado, explotaciones en sitios inadecuados junto con prácticas de laboreo agresivas, agudizan la disminución de los resultados económicos y han producido, aparte de una explotación, la degradación del suelo, lo cual compromete la continuidad productiva agrícola-ganadera. A pesar de dicha situación, se observan cambios en el uso de la tierra; se ha producido una recuperación del interés por la ganadería ovina (que solía ser característica de la región), con diversificación en lana, carne y leche. Además, se observan nuevas alternativas productivas, como la intensificación de la actividad porcina, la olivicultura, los cultivos de aromáticas, las cuales, junto a otras, presentan una mejor adaptación ambiental que muchas de las practicas productivas actuales (Ley Sudoeste Bonaerense)10. En este sentido, la actividad turístico-recreativa comienza a ser vista como una estrategia posible de dinamización territorial, y desde ámbitos públicos y privados se promocionan iniciativas que tienden al desarrollo local (anexo 1), con acciones y emprendimientos enmarcadas en los lineamientos conceptuales anteriormente señalados.

Dentro de los Partidos que conforman la región del Sudoeste Bonaerense, el programa "Pueblos turísticos" incorpora a la localidad de Saldungaray (Tornquist), ubicada a unos 90 km de la ciudad de Bahía Blanca. Se destaca su entorno natural, historia y patrimonio arquitectónico. La iniciativa promueve variantes de turismo asociadas a las prácticas culturales: hábitat en el espacio rural y productos regionales (dulces y conservas, vinos y quesos). Dentro de las actividades de unos de los talleres se propuso crear una Asociación de turismo comunitario, desde la cual se trabajará en la conformación de una cooperativa para crear emprendimientos gastronómicos y de hospedaje, la Feria de Artesanos, el convenio PAMI - Pueblos turísticos, la realización de eventos culturales y deportivos, y la instalación de antenas de wi-fi y telefonía celular. Las capacitaciones adelantadas por el programa "Pueblos turísticos" son financiadas por el Consejo Federal de Inversiones (CFI).

Del mismo modo, se encuentra el pueblo de Santa María (Cnel. Suárez), ubicado a unos 14 km de la ciudad de Cnel. Suárez y aproximadamente a 110 km de Bahía Blanca. Allí se promociona el turismo cultural relacionado con la identidad de los inmigrantes alemanes de la zona del río Volga, a partir de la valorización de sus prácticas. Entre los productos tradicionales predominan las celebraciones religiosas (Kerb) y las fiestas populares (Fiesta del Girasol, Fiesta de la Cerveza, Fiesta de los Acordeones), seguidas por las artesanías (en madera y mimbre) y gastronomía alemana (conservas, chucruts, pepinos, dulces caseros, etc.). Los pobladores han avanzado en la conformación de una "Asociación civil de turismo comunitario" y en temas relacionados con la señalización turística y marca del pueblo.

Así mismo, los grupos de turismo rural, formados con la dirección técnica de las agencias experimentales del INTA, trabajan en forma conjunta y participan de diversas actividades que les aportan herramientas técnicas y metodológicas para la puesta en valor de los territorios. En tal sentido, la articulación de organizaciones intermediarias (municipios e instituciones público-privadas) es indispensable a la hora de emprender este tipo de acciones, pues se traduce en beneficios económicos para los espacios receptores. Dentro del área de estudio se encontraron varios grupos dentro del programa "Cambio rural" que vienen trabajando en turismo rural.

El Circuito turístico Los Olivares está formado por un grupo de emprendedores de los Partidos de Cnel. Dorrego y Monte Hermoso, bajo el asesoramiento técnico brindado por Estación Experimental INTA – en adelante, EEI– Barrow. Estos ofrecen diferentes alternativas turístico-recreativas (días de campo, caminatas, paseos en carruajes, alojamiento en estancias y posadas, práctica de polo, pesca, degustación de productos regionales, etc.). El eje de la propuesta trabaja con el turismo rural desde la revalorización de productos agrícolas no tradicionales, como es el caso de las plantaciones de olivos (característica de la zona) y un entorno natural de mar y sierras. El grupo Cuatro vientos del Sudoeste Bonaerense –formado recientemente– depende de la EEI Bordenave y está ubicado en el Partido de Puán. Propone desarrollar actividades complementarias a la producción primaria y busca en la actividad turístico-recreativa, una alternativa para rescatar "valores rurales" y transmitir una experiencia de cotidianidad a turistas y excursionistas.

El grupo Aguas turísticas de Villarino y Arenas y aromas del paralelo 39° (Villarino) son un grupo de microemprendedores promovidos y asesorados por la EEI Hilario Ascasubi. El primer grupo, ubicado en la zona de riego del distrito de Villarino, ha comenzado un ejercicio de conocimiento y puesta en valor de su propio potencial con el fin de posicionar a nivel local y regional un destino con opciones turístico-recreativas variadas entre las cuales se destaca el turismo termal. El segundo grupo – en el área de secando del Partido– se ha conformado a principio del 2011 con la participación de establecimientos agropecuarios (feedlots, criaderos de cerdos, granjas), artesanos y residentes de localidades ubicadas en un radio máximo de unos 100 km (Médanos, Argerich, La Mascota, Algarrobo y Bahía Blanca). Entre las iniciativas se encuentra en estudio la posibilidad de desarrollar productos y experiencias derivadas de las plantaciones de ajo, cultivo representativo del área.

Los grupos Cortaderas, Sierras y pampas del SO Bonaerense y Cortaderas II tienen por objetivo desarrollar una alternativa a la actividad agropecuaria capaz de diversificar los ingresos de pequeños y medianos productores del área sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Trabajan en vinculación con la EEI Bordenave en los Partidos de Coronel Suárez, Saavedra y Guaminí. El primero de los grupos, formado en el 2003, ha desarrollado interesantes acciones en pro de la promoción del turismo rural (participación en reuniones y encuentros nacionales, uso de los medios televisivos, gráficos, radiales y digitales), además de impulsar adecuaciones en equipamiento e instalaciones en los establecimientos integrantes del grupo. El grupo Senderos ancestrales (Tornquist), bajo la supervisión de la EEI Bordenave, está conformado por establecimientos agrícola-ganaderos que trabajan conjuntamente con prestadores de servicios turísticos. Involucra a familias locales que se especializan en actividades, producciones tradicionales o características del territorio en cuestión.

La población local participa, desde hace un tiempo, en la recepción de turistas y excursionistas, debido a que se ubican en una zona turística reconocida en la región, llamada "Comarca turística sierra de la Ventana". Es interesante destacar la estrecha vinculación con grupos de turismo rural próximos: Sierras y Pampas del SO Bonaerense (Saavedra) y Cortaderas II (Cnel. Suárez).

En los grupos enumerados existe la voluntad de generar una diversificación de sus economías regionales, a partir de la participación activa de sus integrantes. Con respecto al último grupo mencionado, Senderos ancestrales, se hará referencia a las primeras reflexiones surgidas de las entrevistas realizadas, en las cuales se observan interesantes actitudes emprendedoras para liderar procesos de dinamización territorial. Para la obtención de datos se optó por la entrevista semi-estructurada, con preguntas que guiaron el desarrollo de los temas en tratamiento.

La primera etapa de entrevistas se llevó a cabo durante los meses de septiembre y octubre del 2010, en los parajes de Villa Serrana la Gruta y San Andrés de las Sierras, en el Partido de Tornquist. Se realizaron diez entrevistas en profundidad a distintos actores locales: productores agropecuarios, propietarios de hospedajes rurales, coordinadores de excursiones, apicultores, propietarios de emprendimientos bodegueros, entre otros. Además, se incorpora en este trabajo la información obtenida en dos reuniones de trabajo realizadas por el grupo de cambio rural Senderos ancestrales, bajo la coordinación del ingeniero agrónomo Gonzalo Iparraguirre. Con la intención de preservar la identidad de los entrevistados se utilizarán nombres ficticios para dar cuenta de los testimonios obtenidos durante la salida de campo.

Iniciativas locales, proyecciones territoriales

Dentro del área donde se comenzó la primera etapa de entrevistas, se encontraron productores agropecuarios que llevan más de diez años trabajando en turismo y recreación dentro del espacio rural:

    [...] gracias a haber empezado a laborar hace catorce años con lo que es cabalgatas, tenemos un emprendimiento montado que ya nos generaba [rédito económico] cuando se vino la noche en el campo11 [...] [sic]. (Juan, entrevistado)

De igual manera, Anita dice:

    [...] la parte de turismo, hace catorce años que arrancamos [...] [sic]. (Anita, entrevistada)

En este caso, la entrevistada es propietaria de una estancia dedicada a la actividad agrícola-ganadera y, como complemento, ha incorporado la actividad turística a través de la oferta de excursiones. En general, se trata de establecimientos de reconocida trayectoria en su lugar de origen, con una reconocida impronta familiar: varias generaciones han trabajado en la actividad rural, y a lo largo del tiempo se han ido adaptando a las circunstancias y demandas del momento (como la cría de ovejas Karakul, por la importancia que en su tiempo tuvo la piel de astracán o la oferta de alojamiento "campestre", en la actualidad, por citar algún ejemplo). Si bien en algunos casos los ingresos generados por la actividad turístico-recreativa tienden a ser ascendentes, en general, se considera la mencionada actividad como "complemento" de la actividad primaria. La condición de "proximidad territorial" de los establecimientos (en un área de influencia de unos 50 km) permite observar iniciativas de trabajo en conjunto entre estancias y prestadores de servicios anteriores a las propuestas actuales por parte de las instituciones públicas:

    [...] esta cabalgata que se está armando de ocho días, vamos a intervenir tres estancias, nosotros y un complejo (hotelero) [...], ubicado en Villa Ventana, unos 15 km del área de los entrevistados [sic]. (Juan, entrevistado)

Si bien en muchos casos se conocen, los entrevistados expresaron la necesidad de trabajar en equipo, o al menos de forma organizada, para lograr una mayor afluencia de visitantes en un destino en formación:

    [...] es muy necesario esto de trabajar en equipo y poder ofrecer algo en un lugar tan "extraño" como este [...] las sierras están ahí pero no es que voy y las subo [...] campos privados, los circuitos son complejos, hay que armarlos y ahí es necesario asociarse [...][sic]. (Antonia, responsable de un emprendimiento bodeguero, entrevistada)

Aunque algunas opiniones, como la de Anita, plantean la dificultad de trabajar en forma conjunta:

    [...] entonces todavía cuesta trabajar en grupo porque cada cual le está encontrando la vuelta desde lo particular [...] [sic]. (Anita, entrevistada)

De todas maneras, se percibe como muy positiva la participación de las instituciones, como es el caso del INTA en la conformación de grupos de turismo rural:

    [...] me parece fundamental, el coordinador, porque él empuja, evalúa, sobre todo te da un marco de organización y sabés que hay una cabeza que dirige al grupo [...] creo que el INTA apunta mucho a eso [...] a intercambiar experiencias [...] [sic]. (Anita, entrevistada)

Actualmente, y a partir de iniciativas de organismos/ instituciones públicas, se suman las iniciativas de otro tipo de emprendedores, como empresas de transporte, servicios de hospedaje y gastronómicos, artesanos, escuelas rurales, baqueanos, guías especializados, entre otros. Se produce un intercambio de experiencias a partir de la diversificación productiva de un territorio, incorporando productos o servicios diferenciados. Otro aspecto a tener en cuenta hace referencia a las asociaciones a nivel local/comarcal; éstas congregan a los diferentes prestadores para trabajar en actividades de promoción y desarrollo. Al respecto aclara Juan lo siguiente:

    [...] lo destacable de la institución es que está conformada por gente de todas las localidades que hacemos turismo que es poco común y casi atípico ver una institución que sus directivos [...] digamos [...] sean de Sierra, de Villa, de Tornquist, Saldungaray [...] [sic]. (Juan, entrevistado)

Incluso incentivando a instituciones públicas a que trabajen en pro de la actividad turística:

    [...] porque era una tarea nueva [...] ¿viste? campo toda la vida [...] el Municipio no la tenía como una actividad importante [...] hoy es muy importante y va camino a ser la más importante [...] es más, todo el desarrollo, toda la inversión privada y todo el crecimiento poblacional que tuvo la comarca se lo debe al turismo [...] no hay otra cosa [...] acá no vinieron productores nuevos agrícola-ganaderos, vino gente a invertir por el turismo [...] casas de fin de semana [...] [sic]. (Juan, entrevistado)

En este primer grupo de entrevistas se puede apreciar lo planteado desde el marco teórico, es decir, que el territorio aparece como un proceso de construcción que involucra las instituciones, la organización de los actores y las estrategias desplegadas en el mismo para afrontar desafíos y oportunidades a partir de una participación activa y un aprendizaje compartido. Como dice Oscar Madoery, el territorio se piensa "como un recurso construido a partir de prácticas concretas y comportamientos identificables" (1999, 7).

Reflexiones finales

Cada vez, y con mayor frecuencia, se presentan casos de poblaciones rurales orientadas, principalmente, a funciones residenciales, recreacionales o turísticas, que pueden exhibir diversos grados de relación con lo estrictamente agropecuario. Esta situación involucra la necesidad de identificar dinámicas diferenciadas que impliquen variables condiciones demográficas, las cuales requieren construir un criterio más amplio y preciso, así como superar la visión sectorial para abordar la creciente heterogeneidad de los espacios rurales.

En este contexto, se propicia una revalorización de la dimensión local para el análisis de la nueva realidad de los espacios rurales desde un enfoque que privilegia lo territorial. Incluso, las localidades o poblados rurales pueden cobrar una renovada importancia en su rol de dinamizadores y prestadores de servicios básicos para amplias zonas circundantes. En este sentido, se establece la relación con los aspectos destacados por Camagni (2003) y Santcovsky (1999), así como al rol central del gobierno municipal y el capital relacional local.

Desde esta perspectiva, que da cuenta de una nueva dinámica territorial, resulta interesante considerar la actividad turístico-recreativa como un componente importante del proceso. Se observa la presencia de actores y agentes locales que impulsan "actividades agrícolas no tradicionales" (cultivo de aromáticas, medicinales y condimentarias, frutales, hortalizas y viveros, etc.) y "actividades no agrícolas" (turismo, recreación, etc.), como acciones vinculadas al desarrollo local; esto se expresa en iniciativas aisladas y colectivas que tienden a incentivar nuevas actividades y que crean un nuevo marco de oportunidades. Según esta primera aproximación, existen actividades no agrícolas en desarrollo y que resultan significativas para implementarse como nuevas alternativas no agropecuarias. A la aparición de emprendimientos novedosos, entre los cuales se pueden destacar la plantación de viñedos y la producción de vinos, se agregan otras alternativas de producción, como la plantación de olivos, el desarrollo de la cunicultura (cría de conejos), la elaboración de quesos y chacinados, así como la producción de dulces y jaleas frutales.

La localización, próxima a centros urbanos importantes y a diversos atractivos naturales y culturales, permite considerar la posibilidad de conformar focos y corredores turísticos complementarios capaces de dinamizar el área de estudio. La actividad turístico-recreativa se adopta como una estrategia para hacer visible y revalorizar una identidad territorial multidimensional. La modalidad del turismo y la recreación dentro del espacio rural parecería tener relación con los procesos de desarrollo local/rural, al complementarse con las estructuras rurales existentes y apoyar las políticas vigentes en materia de conservación de los recursos, al tratarse de actividades desarrolladas en forma individual o en grupos reducidos.

Se trata de una movilización de productores agropecuarios, representantes del sector privado e instituciones que acompañan la promoción en el desarrollo de las capacidades locales. Es posible que estas iniciativas requieran de una participación activa de los responsables de la gestión, para apoyar y aportar recursos e ideas, generando un proceso de cambio más formal capaz de tener un mayor impacto, desarrollo y difusión de las mismas. Sin duda, la asociación posible –dada por la proximidad geográfica y sociocultural– entre las acciones de actores locales y agentes de desarrollo, así como también, las de los demás niveles institucionales, constituye un elemento altamente positivo en el proceso.

Sin embargo, es necesario recordar lo que se expuso a lo largo de este artículo: la importancia del territorio como un condicionante fundamental en la determinación de las posibilidades para el desarrollo local. De lo anterior se puede ver que serán necesarios programas y estrategias capaces de responder a las inquietudes y problemas de cada localidad en concreto, a la forma como aprovechan los recursos materiales e inmateriales del área de influencia y a la manera en que sean capaces de "generar sinergias y dinamizar el territorio, dando como resultado regiones competitivas e innovadoras por los productos o servicios ofrecidos" (Acosta Reveles 2008, 8).


Pie de página

1Especialmente después de la primera crisis del petróleo de 1974.
2Ver Becattini, 2002, donde se reconstruye el concepto de distrito industrial, centrándose en el planteamiento de Marshall.
3Los ejemplos más notables provienen de la región denominada "Tercera Italia", aunque suceden casos similares en el resto de Europa: Alemania (Land, BadenWurttemberg), Dinamarca (Jutland) y Francia (Lyon/Oyonnax) (Gatto 1990, 30).
4Los mercados de trabajo locales "permitían trabajar a tiempo parcial en la agricultura y la industria y facilitaba la movilidad de la mano de obra entre las pequeñas empresas (Garofoli 1981, Fua y Zacchia 1983, citados por Cuadrado Roura 1995, 17).
5Ejemplos de articulación horizontal podrían ser la construcción de redes u organización dentro del mismo territorio, mientras que la articulación vertical implicaría (entre otras) nexos con otros lugares/territorios.
6Se considera "unidad de intervención" a los sujetos a quienes van dirigidos los programas de desarrollo.
7En el texto original se encuentra entre comillas, ya que no son actividades propiamente nuevas, pero no tenían la importancia económica que han adquirido en la actualidad.
8Desde el hospedaje en las unidades rurales hasta las fiestas populares, pasando por una amplia gama de servicios y actividades entre las que se destacan: la degustación de comidas y bebidas regionales, cabalgatas y destreza criolla, visitas guiadas a los establecimientos y participación en las tareas rurales.
9Véase al respecto: http://www.turismo.gba.gov.ar/programas/pueblosturisticos.php
10Véase al respecto el Proyecto de Ley Sudoeste Bonaerense 13.647/07 http://www.maa.gov.ar/dir_econo_rural/...Ley_sudoeste_13647.doc.
11Esta expresión refleja una mala situación en la actividad agrícola-ganadera.

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Cómo citar

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Schroeder, R. V. y Formiga, N. (2011). Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina). Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 20(2), 91–109. https://doi.org/10.15446/rcdg.v20n2.27183

ACM

[1]
Schroeder, R.V. y Formiga, N. 2011. Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina). Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía. 20, 2 (jul. 2011), 91–109. DOI:https://doi.org/10.15446/rcdg.v20n2.27183.

ACS

(1)
Schroeder, R. V.; Formiga, N. Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina). Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr. 2011, 20, 91-109.

ABNT

SCHROEDER, R. V.; FORMIGA, N. Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina). Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, [S. l.], v. 20, n. 2, p. 91–109, 2011. DOI: 10.15446/rcdg.v20n2.27183. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/27183. Acesso em: 29 mar. 2024.

Chicago

Schroeder, Romina Valeria, y Nidia Formiga. 2011. «Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina)». Cuadernos De Geografía: Revista Colombiana De Geografía 20 (2):91-109. https://doi.org/10.15446/rcdg.v20n2.27183.

Harvard

Schroeder, R. V. y Formiga, N. (2011) «Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina)», Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 20(2), pp. 91–109. doi: 10.15446/rcdg.v20n2.27183.

IEEE

[1]
R. V. Schroeder y N. Formiga, «Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina)», Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr., vol. 20, n.º 2, pp. 91–109, jul. 2011.

MLA

Schroeder, R. V., y N. Formiga. «Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina)». Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, vol. 20, n.º 2, julio de 2011, pp. 91-109, doi:10.15446/rcdg.v20n2.27183.

Turabian

Schroeder, Romina Valeria, y Nidia Formiga. «Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina)». Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 20, no. 2 (julio 1, 2011): 91–109. Accedido marzo 29, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/27183.

Vancouver

1.
Schroeder RV, Formiga N. Oportunidades para el desarrollo local: el caso del Sudoeste Bonaerense (Argentina). Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr. [Internet]. 1 de julio de 2011 [citado 29 de marzo de 2024];20(2):91-109. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/27183

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