Publicado

2017-07-01

Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo

Landscape and Territory at the Juan de Dios Beach, Malaga Bay, Colombian Pacific (2005-2016): A Tourism Geography Approach

Paisagem e território na Praia Juan de Dios, Baía Málaga, Pacífico colombiano (2005- 2016): uma aproximação sob a nova geografia do turismo

DOI:

https://doi.org/10.15446/rcdg.v26n2.59192

Palabras clave:

Bahía Málaga, conservación, Juan de Dios, nueva geografía del turismo, Pacífico colombiano, paisaje, territorio. (es)
Malaga Bay, conservation, Juan de Dios, new tourism geography, Colombian Pacific, landscape, territory. (en)
Baía Málaga, conservação, Juan de Dios, nova geografia do turismo, Pacífico colombiano, aisagem, território (pt)

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Autores/as

La Reserva Natural Juan de Dios, ubicada en la Bahía de Málaga en el Pacífico colombiano, es el escenario de una dinámica turística particular en la que se ha configurado el paisaje y se ha construido el territorio sobre las bases del respeto por la naturaleza. El presente artículo da cuenta de la experiencia turística desde sus aristas física, social y ambiental. Dicho acercamiento se hace desde la nueva geografía del turismo, una postura que entiende el turismo como una práctica socioespacial compleja en la cual se enfatiza el componente cultural. Las principales conclusiones giran en torno a la importancia de reivindicar los estudios sobre el turismo desde una perspectiva humanística, así como demostrar la necesidad de abordarlos en mayor número y con enfoques distintos al puramente económico. Del mismo modo, el valor simbólico aparece como la principal característica desde la cual es pertinente trabajar las dinámicas de turismo y conservación del lugar objeto de estudio.

The Juan de Dios Nature Reserve, located in Malaga Bay in the Colombian Pacific, is the setting for a particular tourist dynamic that has configured the landscape and built the territory on the basis of respect for nature. The aim of this paper is to give a holistic account of the tourist experience from the physical, social and environmental perspectives through the new tourism geography approach, which looks at tourism as a complex sociospatial practice in which the cultural component is emphasized. The main conclusions vindicate tourism studies done from a humanistic perspective and demonstrate the need to do more, using not just purely economic approaches. Likewise, the symbolic value stands out as the main feature to approach the dynamics of tourism and conservation of the site under study.

A Reserva Natural Juan de Dios, localizada na baía de Málaga, no Pacífico colombiano, é o cenário de uma dinâmica turística particular na qual tem se configurado a paisagem e tem se construído o território sobre as bases do respeito pela natureza. Este artigo evidencia a experiência turística a partir de seus ámbitos físico, social e ambiental. Essa aproximação se faz sob a nova geografia do turismo, uma postura que entende o turismo como uma prática socioespacial complexa na qual se enfatiza o componente cultural. As principais conclusões giram em torno da importancia de reivindicar os estudos sobre o turismo de uma perspectiva humanizadoras, bem como demonstrar a necessidade de abordá-los em maior número e com abordagens diferentes da puramente econômica. Do mesmo modo, o valor simbólico aparece como a principal característica da qual é pertinente trabalhar as dinâmicas de turismo e conservação do lugar objeto de estudo.

 

DOI: 10.15446/rcdg.v26n2.59192

 

Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo*

 

Paisagem e território na praia Juan de Dios, Baía Málaga, Pacífico colombiano (2005- 2016): uma aproximação sob a nova geografia do turismo

 

Landscape and Territory at the Juan de Dios Beach, Malaga Bay, Colombian Pacific (2005-2016): A Tourism Geography Approach

José Alejandro Ospina Niño**
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá – Colombia

* El presente artículo se enmarca dentro de la investigación realizada para optar por el título de geógrafo de la Universidad Nacional de Colombia, dirigida por el profesor Jeffer Chaparro Mendivelso.

** Geógrafo de la Universidad Nacional de Colombia. Realizó estudios de Ciencia Política en la misma universidad. Sus intereses de investigación se centran en la geografía humana y la cartografía temática, con especial énfasis en la geografía del turismo, todo desde una perspectiva humanística.
Dirección postal: carrera 54 n.˚ 58-41 413 Bogotá - Colombia. Correo electrónico: joaospinani@unal.edu.co. ORCID:0000-0003-1750-6166.

RECIBIDO: 20 DE JULIO DEL 2016. ACEPTADO: 23 DE FEBRERO DEL 2017.

Artículo de investigación sobre el estudio de caso en la Reserva Natural Juan de Dios, donde se ha configurado el paisaje y se ha construido el territorio a partir de una dinámica turística sobre las bases del respeto por la naturaleza. El estudio se hace mediante la nueva geografía del turismo, una postura socioespacial humanística en la que se enfatiza el componente cultural.

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: Ospina Niño, José Alejandro. 2017. ”Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo.“ Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 26 (2): 31-52. doi: 10.15446/rcdg.v26n2.59192.


Resumen

La Reserva Natural Juan de Dios, ubicada en la Bahía de Málaga en el Pacífico colombiano, es el escenario de una dinámica turística particular en la que se ha configurado el paisaje y se ha construido el territorio sobre las bases del respeto por la naturaleza. El presente artículo da cuenta de la experiencia turística desde sus aristas física, social y ambiental. Dicho acercamiento se hace desde la nueva geografía del turismo, una postura que entiende el turismo como una práctica socioespacial compleja en la cual se enfatiza el componente cultural. Las principales conclusiones giran en torno a la importancia de reivindicar los estudios sobre el turismo desde una perspectiva humanística, así como demostrar la necesidad de abordarlos en mayor número y con enfoques distintos al puramente económico. Del mismo modo, el valor simbólico aparece como la principal característica desde la cual es pertinente trabajar las dinámicas de turismo y conservación del lugar objeto de estudio.

Palabras clave: Bahía Málaga, conservación, Juan de Dios, nueva geografía del turismo, Pacífico colombiano, paisaje, territorio.


Resumo

A Reserva Natural Juan de Dios, localizada na baía de Málaga, no Pacífico colombiano, é o cenário de uma dinâmica turística particular na qual tem se configurado a paisagem e tem se construído o território sobre as bases do respeito pela natureza. Este artigo evidencia a experiência turística a partir de seus âmbitos físico, social e ambiental. Essa aproximação se faz sob a nova geografia do turismo, uma postura que entende o turismo como uma prática socioespacial complexa na qual se enfatiza o componente cultural. As principais conclusões giram em torno da importância de reivindicar os estudos sobre o turismo de uma perspectiva humanizadoras, bem como demonstrar a necessidade de abordá-los em maior número e com abordagens diferentes da puramente econômica. Do mesmo modo, o valor simbólico aparece como a principal característica da qual é pertinente trabalhar as dinâmicas de turismo e conservação do lugar objeto de estudo.

Palavras—chave: Baía Málaga, conservação, Juan de Dios, nova geografia do turismo, Pacífico colombiano, paisagem, território.


Abstract

The Juan de Dios Nature Reserve, located in Malaga Bay in the Colombian Pacific, is the setting for a particular tourist dynamic that has configured the landscape and built the territory on the basis of respect for nature. The aim of this paper is to give a holistic account of the tourist experience from the physical, social and environmental perspectives through the new tourism geography approach, which looks at tourism as a complex sociospatial practice in which the cultural component is emphasized. The main conclusions vindicate tourism studies done from a humanistic perspective and demonstrate the need to do more, using not just purely economic approaches. Likewise, the symbolic value stands out as the main feature to approach the dynamics of tourism and conservation of the site under study.

Keywords: Malaga Bay, conservation, Juan de Dios, new tourism geography, Colombian Pacific, landscape, territory.


 

Introducción

El litoral, y específicamente el ecosistema de playa, constituye no solamente un entorno propicio para el desarrollo de la vida humana a lo largo de nuestra evolución, sino que sigue siendo —desde los inicios del desarrollo del turismo de élites europeas en el siglo XIX hasta el presente—, el escenario preferido por turistas de todo el mundo. En Colombia el mar Caribe, con sus casi 1.800 km de litoral, constituye el destino turístico por excelencia, mientras que el Pacífico colombiano, a pesar de tener más de 1.500 km de litoral (INVEMAR 2011), no posee la misma relevancia en el imaginario de los colombianos.1 En este último caso los grandes centros de destino para viajeros son pocos, entre ellos el más importante es Buenaventura, por encima de Nuquí en el departamento del Chocó, o Tumaco en el departamento de Nariño. La zona de Buenaventura, además de ser célebre por considerarse el mayor puerto del país, es la vía de entrada a la Bahía de Málaga y a las poblaciones de Juanchaco y Ladrilleros, también reconocidas por su vocación turística. Este artículo tiene como objetivo principal analizar la construcción del territorio y la configuración del paisaje a partir de una experiencia turística muy cerca de la zona anteriormente mencionada, gracias a su particularidad como lugar (figura 1).

Figura 1. Localización de la Reserva Natural Juan de Dios.
Datos: Global Administrative Areas sf.

Juan de Dios es una reserva natural de ochenta hectáreas de índole privada, ubicada dentro del Parque Natural Regional La Sierpe y colindante con el Parque Nacional Natural Uramba en Bahía Málaga, dos de las áreas más importantes del Sistema Nacional de áreas Protegidas de Colombia (SINAP) en la zona pacífica. Entre las riquezas naturales propias de este entorno, la reserva objeto de estudio posee ecosistemas de manglar, playa y bosque húmedo tropical así como una excepcional fuente hídrica y alta biodiversidad. En dicha playa, desde el 2005 y hasta la actualidad, el lugar ofrece servicios turísticos con el objetivo de proteger y conservar la reserva.

En aquel año surgió el interés de unas cuantas personas, quienes procurando un menor impacto en el medio natural, decidieron establecerse en Juan de Dios para ”habitar la naturaleza Pacífica“ (Reserva Natural Juan de Dios 2016). Actualmente, a través de la Fundación Aguamares como administradora de esta propuesta, bajo una figura de comodato2, existe el servicio de turismo en Juan de Dios, el cual se ha ido conformando con los años en este lugar de características particulares, muy alejadas del turismo de masas típicamente avocado hacia la explotación económica.

Teniendo en cuenta el bajo desarrollo del turismo en el Pacífico —en términos de su institucionalización, infraestructura y promoción económica— se puede afirmar, con algún grado de certeza, que la zona investigada es uno de los destinos turísticos más importantes del Pacífico colombiano.

El artículo sostiene como uno de sus postulados principales que, dada la complejidad y el valor simbólico particular que tienen experiencias turísticas como esta, vale la pena estudiarlas desde una perspectiva humanística, a través del lente teórico de la geografía del turismo. En Juan de Dios se evidencia una fuerte territorialidad y se ha configurado el paisaje de tal manera que —desde el punto de vista del autor y en términos investigativos— es un caso que evidencia la necesidad de realizar, desde la geografía, estudios turísticos multidisciplinares, y no solo aproximaciones de manera tradicional. Para lograrlo, esta investigación se realizó a partir de un enfoque teórico que algunos autores han denominado ”otra geografía del turismo“ (Almirón 2004) o ”nueva geografía del turismo“ (Hiernaux 2008a). Estas posturas, que constituyen la reacción desde la geografía del turismo ante el llamado ”giro cultural“ posmoderno presente en las ciencias sociales (Barnett 1998), propenden por estudiar el fenómeno turístico desde una perspectiva humanística enfocada en el valor de la subjetividad del individuo, las motivaciones, el sentido de pertenencia al lugar y otra serie de características que comprenden el espacio como un constructo sociocultural. Esta línea investigativa retoma una visión en la cual el estudioso del turismo está interesado en las prácticas socioespaciales de índole turística que se ejercen en un lugar determinado —superando la escuela regional del espacio como contenedor— para preocuparse por la configuración del espacio como ”espacio vivido“ (Lefebvre 2013) o ”tercer espacio“ (Soja 1989). El enfoque teórico en cuestión se preocupa por la territorialidad, que es al mismo tiempo construida y constructora del espacio turístico (Pinassi 2015); esta es, en general, una noción que se ubica en el campo de la subjetividad espacial.

En términos metodológicos la investigación es básicamente cualitativa. La nueva geografía del turismo se basa en métodos de recolección de datos no estandarizados, y no se efectúa una medición numérica, por lo tanto, el análisis no es estadístico (Hernández, Fernández y Baptista [1991] 2010). El método se fundamenta en la revisión bibliográfica de carácter teóricoconceptual, además de la experiencia en campo, y en el uso de herramientas cualitativas de diversa índole.

Para llevar a cabo la investigación se estableció como unidad de análisis el territorio de la Reserva Natural. Como población objeto de estudio se tuvieron en cuenta múltiples y diversos actores -muchos de los cuales no viven en el lugar analizado-, quienes tienen relación con la transformación del paisaje y la construcción del territorio turístico; de este modo, las personas con las que se recolectó información representa actores tanto en el lugar (habitantes, turistas) como fuera de él (voluntarios, visitantes recurrentes). Adicionalmente se realizó un trabajo de campo específico durante una semana, sumado a lo cual está la permanencia previa de numerosas semanas en el sitio.

En suma, se llevaron a cabo ejercicios de observación participante y no participante; levantamiento de información y georreferenciación de prácticas y lugares relevantes; entrevistas abiertas y a profundidad; geografías móviles3 y realización de mapas mentales. Posterior a la etapa de recolección de información se diseñaron matrices que permitieran realizar una sistematización de la información levantada y llegar a conclusiones. En relación con este aspecto es válido traer a colación las palabras de Hiernaux cuando afirma que:

    […] desde una perspectiva metodológica, lo que no se puede negar es que los estudios del turismo no pueden seguirse alimentando solo de datos estadísticos, por oficiales que sean. El ”campo“ es la materia prima, el escenario donde se presentan las prácticas socio-espaciales de los turistas y de esos ”otros“ con los que interactúan en el acto turístico. Es el escenario de una suerte de ”performance“ turística [...] donde es preciso reconocer los actores, los movimientos, las palabras pero también los imaginarios que sustentan ese papel no escrito pero sí actuado por turistas y locales, sean residentes o prestadores de servicios. (2008b)

Aquello que se pretende con esta experiencia lo resume Pinassi cuando afirma que analizar la actividad turística a partir del espacio vivido implica:

    […] desarrollar una metodología acorde al concepto, que reúna a la geografía del turismo y a las geografías de la vida cotidiana, que posibilite obtener una visión clara del mundo interno y simbólico de los visitantes, conocer el estímulo de viaje (más allá de las motivaciones básicas determinadas en los estudios de demanda) explorar el vínculo con el espacio de ocio y con el destino en su conjunto y determinar la espacialidad más allá de la simple práctica o desplazamiento. (Pinassi 2015, 146)

El objetivo de este trabajo es analizar la configuración del paisaje y la territorialidad surgida a partir de la dinámica turística en Juan de Dios; esto con el afán de sostener la hipótesis según la cual todos los actores —turistas y no turistas—, construyen el territorio y son parte activa de la permanente (re)construcción de un paisaje turístico que se compone de elementos físicos, naturales, ambientales, sociales y culturales.

El artículo se divide en tres partes. En primera medida se aborda el tema desde su arista más teórica, explicando la pertinencia de estudiar el tema a partir de la ”nueva geografía del turismo“ y desde una perspectiva humanista que privilegie los conceptos de paisaje y lugar; se ahonda en las características de este enfoque y en las maneras como permite llegar a conclusiones válidas, no solo en el territorio estudiado, sino en general en cualquier otro espacio turístico. En segunda instancia, se definen varios elementos concretos sobre el lugar objeto de estudio, desde los aspectos físico, social y ambiental, teniendo en cuenta al turismo como un fenómeno que conjuga dichas tres dimensiones, y desde el cual es posible realizar un análisis integral. Por último, se discuten los resultados obtenidos en el marco de la investigación y se plantea el descubrimiento de una tipología del turista de Juan de Dios. Además, en el último acápite también se hace énfasis en la experiencia de estudiar el turismo desde este tipo de aproximación teórica, así como en la necesidad de producir más investigaciones en el ámbito de la nueva geografía del turismo en Latinoamérica y Colombia.

La nueva geografía del turismo como abordaje teórico contemporáneo

A partir de la investigación realizada en Juan de Dios y con base en las conclusiones resultantes, puede afirmarse que la presente investigación tiene una clara fundamentación teórica: la nueva geografía del turismo. Para profundizar en este punto se plantea en primera instancia una diferenciación teórica entre estudios turísticos, geografía turística y geografía del turismo. En segundo lugar se abordan las categorías de territorio, paisaje y lugar, recurrentes a lo largo de todo el análisis, para finalmente explicar qué se entiende por nueva geografía del turismo.

Estudios turísticos, geografía turística y geografía del turismo
En términos teóricos, y para iniciar el abordaje del fenómeno turístico en la playa de Juan de Dios, se propone una diferenciación fundamental: aquella entre estudios turísticos, geografía turística y geografía del turismo.4 Los estudios turísticos, en primer lugar, son todas aquellas aproximaciones al fenómeno turístico que se han realizado al margen de la geografía. En segunda instancia, la geografía turística comprende una visión descriptiva del turismo, donde el componente espacial es reducido a términos de localización y distancia, siendo además una variable dependiente de otros aspectos sociales, especialmente de aquellos que tienen relación con factores económicos. La última corriente, la geografía del turismo, adopta una visión más completa, puesto que abarca aspectos tanto físicos como sociales, que conforman el complejo acto turístico.

Son numerosos los trabajos de estudios turísticos. Estos comprenden una amplia producción académica alrededor del tema del turismo, la cual gira sobre el postulado de que es una actividad meramente económica. Esta primera tendencia comprende mayoritariamente las facultades, escuelas y centros de formación que en el ámbito universitario están dedicados explícitamente a estudios del turismo sobre la base de un enfoque empresarial. Se les denomina estudios turísticos ya que, en la mayoría de los casos, no se ciñen estrictamente a la geografía como disciplina, puesto que abordan el fenómeno turístico desde múltiples perspectivas, las cuales incluyen diferentes variables que permiten analizarlo como parte exclusiva del sector productivo5. Para estos autores la actividad turística es eminentemente espacial, pero dicha espacialidad está determinada únicamente por el factor de desplazamiento y movimiento de los consumidores. Son visiones convencionales que lo entienden como ”[…] una simple economía de servicios o una industria de la hospitalidad que impacta a las sociedades por la magnitud de los flujos de turistas, la infraestructura y el crecimiento poblacional en los lugares específicos“ (Marín 2015, 10).

En suma, es muy marcado el carácter superficial que presenta gran parte de la investigación turística hoy en día, al estar enfocada en la mera enumeración o descripción —de atractivos y equipamientos turísticos— y en la constatación empírica —de salidas, llegadas y movimientos de un lugar a otro—. Así, continúa prevaleciendo una conceptualización superficial del fenómeno, limitada a definiciones muy vagas y principalmente de carácter empírico (Almirón 2004, 167). De manera positiva se puede resaltar que los estudios turísticos han fortalecido el campo temático del turismo, evidenciando un crecimiento y una expansión notables. A pesar de estas limitaciones, los temas tradicionales son resignificados, al tiempo que nuevas temáticas se instalan y desarrollan, contribuyendo a una comprensión mucho más amplia, rica y significativa del turismo (Bertoncello 2010).

El segundo gran cuerpo teórico que merece una diferenciación es la geografía turística. Esta se produce en numerosas ocasiones —desde el campo disciplinar de la geografía— y comprende trabajos tradicionales sobre turismo y espacio (Almirón 2004). Esta visión comprende varios libros y tratados clásicos, que en esencia son los fundadores de los estudios turísticos en el área, tales como: Géographie du tourisme: De l’espace regarde a l’espace consomme de Jean-Pierre Lozato ([1985] 1987); Geografía general del turismo de masas de Luis Fernández (1991); Análisis territorial del turismo: una nueva geografía del turismo, coordinado por Fernando Vera Rebollo (1997); o Geografía mundial del turismo, editado por Diego Barrado y Jordi Calabuig (2001). Si bien estas aproximaciones clásicas al fenómeno turístico se basan en el aspecto espacial, en su mayoría utilizan la dimensión espacial solo como fuente de contraste para realizar análisis descriptivos. De esta forma, el componente espacial se convierte en un mero soporte o escenario del proceso social/turístico. Los estudios a los que se ha hecho referencia, en palabras de Bertoncello (2002, 39), son ”estas clásicas geografías del turismo que aplican al turismo la matriz analítica de la geografía regional clásica“. En la denominada geografía turística el espacio es conceptualizado como soporte de las prácticas sociales, como un mero lugar donde la práctica turística ocurre y donde los traslados sencillamente suceden de un lugar a otro, un sitio en el cual se localizan las sociedades emisoras y receptoras, y donde se encuentran los atributos convocantes que generan la demanda turística (Almirón 2004). Un ejemplo desde esta línea de pensamiento afirma:

    […] el turismo es una actividad humana que expresa una práctica social colectiva generadora de una actividad económica [y] una actividad que requiere ser estudiada desde diferentes perspectivas. Una de ellas es la de la geografía como ciencia, que busca fundamentalmente establecer diferencias espaciales de la actividad turística en sus variadas manifestaciones. Sus resultados pueden ser aprovechados por quienes se desempeñan en el campo del mercadeo turístico, para así desarrollar una mejor gestión empresarial o institucional. (Portillo 2002, 112)

El mismo autor cita una definición según la cual la geografía del turismo es:

    […] la ciencia que estudia las particularidades territoriales de la economía turística, la distribución territorial de las actividades de producción y servicios relacionadas con el turismo y las condiciones, factores y recursos que condicionan su desarrollo en diferentes países y regiones. (Cassola 1982, citado en Portillo 2002, 110)

En la geografía turística el territorio es conceptualizado, fundamentalmente, como una especie de escenario o contenedor donde los hechos turísticos sencillamente ocurren como algo externo a la sociedad y con atributos que en gran medida son ajenos a ella (Bertoncello 2002). En conclusión, la geografía turística se ocupa sencillamente de la diversidad geográfica de los lugares de destino y de origen, así como del flujo que hay entre los dos. Resultan dicientes las palabras de Hiernaux cuando afirma que ”[…] no deja de asombrarnos la escasa reflexión teórica sobre la ontología misma del turismo. Para casi todos los autores, el turismo es antes que todo una manifestación de la economía de los servicios“ (2008a, 180).

La geografía del turismo se diferencia de las dos posturas analizadas. En efecto, al hacer énfasis en la interdisciplinariedad del fenómeno, logra trascender el ámbito de su importancia económica, reconociendo al turismo como una práctica socioespacial compleja y estructurante de múltiples aspectos políticos, sociales y culturales, interdependientes del espacio con el que tienen relación. En el transcurso de los últimos años, la geografía del turismo se ha consolidado como uno de los campos emergentes más importantes de la geografía humana. Los trabajos realizados desde la geografía del turismo ven la complejidad del fenómeno -trascendiendo la transacción económica y la pura localización-, cuando abordan asuntos desde una perspectiva crítica que abarca múltiples aspectos: las condiciones históricas, el alcance temporal, los vínculos con el ocio y la recreación, las repercusiones en lugares de destino y la institucionalización del turismo.6

Ahora bien, a partir de estas características que complejizan el estudio de los fenómenos socioespaciales desde la geografía del turismo, cobran importancia el valor y utilidad que adoptan conceptos como territorio, paisaje y lugar para realizar cualquier análisis. Por ello es pertinente abordarlos de manera más detallada.

Geografía humanística: nociones útiles de territorio, paisaje y lugar
En cuanto se habla de construcción del territorio y configuración del paisaje se hace referencia a términos que sitúan la discusión sobre el plano teórico de la geografía humanística. La corriente humanista en la geografía corresponde a una perspectiva antropocéntrica, holística y hermenéutica (Nogué 1985). Opta por formas alternativas de conocimiento relacionadas con el existencialismo y la fenomenología7 (Delgado 2003) y difiere del positivismo, sobre todo, ”[…] por su énfasis en la experiencia interna, es decir por la valoración del conocimiento logrado por la participación más que por la observación, y por el privilegio de la subjetividad sobre la objetividad“ (Delgado 2003, 104). La geografía humanística reivindica algo que hasta el momento no se había hecho dentro de la disciplina: la experiencia cotidiana de la gente como factor esencial para la comprensión del lugar de los seres humanos. En este marco teórico, las palabras y los términos geográficos adquieren una significación especial. En este sentido, espacio y lugar —dos conceptos fundamentales del enfoque— requieren una lectura fenomenológica y existencial para su comprensión (Nogué 1985).

El lugar se refiere a un área limitada, a una porción del espacio concreta, caracterizada por una estructura interna distintiva y a la cual se le atribuye una significación que evoca siempre una respuesta afectiva (Nogué 1985). Al significado afectivo por un lugar determinado se le llama ”topofilia“. Este es, en palabras de su autor, ”un neologismo útil en la medida en que puede definirse con amplitud para incluir todos los vínculos afectivos del ser humano con el entorno material“ (Tuan 2007, 130). No es más que eso, una idea supremamente simple, común a todos y cada uno de los seres humanos, pero al mismo tiempo compleja, ya que toca la raíz misma de nuestra existencia en la tierra. La mayor contribución de la geografía humanística para un abordaje teórico que privilegie los estudios del turismo, reside en las categorías de espacio y lugar (Gonçalves 2008). ”Los lugares tienen claramente una dimensión existencial [...] dan carácter al espacio, lo ‘humanizan’“ (Nogué 1985, 98). Por ello, el espacio turístico no equivale a lugar turístico, este último tiene un peso más afectivo y simbólico, en tanto que el espacio turístico puede presentar extrañamiento y rechazo (Gonçalves 2008).

En este sentido, el paisaje es un lugar. De esta idea parten algunos humanistas para aproximarse al tema del paisaje (Nogué 1985). En relación con este concepto, la geografía humanista, ”[…] a partir de otros presupuestos paradigmáticos, permite abordar el tema desde una óptica innovadora y posibilita la recuperación, para la Geografía, de un término que tradicionalmente nos ha pertenecido“ (Nogué 1985, 104). La categoría de paisaje es central en la investigación de Juan de Dios en tanto que existe una preocupación por reconocer los procesos particulares desarrollados en la Reserva a partir de elementos de identificación y percepción de los múltiples actores. Por su carácter descriptivo —especialmente en los trabajos de Vidal de la Blache y más tarde en la escuela de Carl Sauer—, el paisaje había sido dejado de lado como categoría de análisis central en la geografía, en detrimento de los estudios cuantitativos. No obstante, en los últimos tiempos, producto de una renovación epistemológica no solo en la geografía, sino en las ciencias sociales y a partir del interés en la dimensión cultural-simbólica de los procesos sociales, la categoría de paisaje ha surgido de nuevo. Este se define, antes que nada, como un producto social, resultado de una transformación colectiva de la naturaleza, y es concebido como la proyección cultural de una sociedad en un espacio determinado (Nogué 2007). El paisaje es un complejo cuya organización y dinámica se fundamenta en interrelaciones de carácter social y cultural, sobre una base natural, material (Nogué 2010). Por este motivo,

    […] está lleno de lugares que encarnan la experiencia y las aspiraciones de la gente; lugares que se convierten en centros de significado, en símbolos que expresan pensamientos, ideas y emociones varias y, por ello mismo, el paisaje no sólo nos presenta el mundo tal como es, sino que es también, de alguna manera, una construcción de este mundo, una forma de verlo. (Nogué 2010, 124)

De este modo, se retoma la percepción como elemento fundamental en las transformaciones del espacio. Estos cambios son resultado de la transformación de los paisajes originales que, modificados por la sociedad, han pasado de ser naturales a convertirse en lugares culturales, en sitios de significación con una carga de símbolos que expresan valores, pensamientos y emociones de muy diversos tipos. Siguiendo este orden de ideas, en la actualidad el paisaje se concibe como una manera de ver e interpretar; se trata de percepciones que son construidas y responden a una ideología (López y Ramírez 2012). En este sentido es pertinente preguntarse por la transformación del paisaje de la Reserva Natural Juan de Dios, por la relación intrínseca entre turismo y paisaje. El paisaje es un elemento consustancial del fenómeno turístico. Paisaje y turismo son, por tanto, dos realidades íntimamente relacionadas (Nogué 1989). Si comprendemos al paisaje como algo muy dinámico en términos de su transformación, como el resultado de una tensión dialéctica continua entre elementos abióticos, bióticos y antrópicos (Nogué 1989), entonces:

    […] conservar la autenticidad de un paisaje —a la escala que sea—, no significa mantenerlo intacto o fosilizado. Esta vía, además de difícil, es del todo contraproducente [...]. Se trata de intentar conservar la especificidad y originalidad de sus elementos constituyentes sin cuestionar su dinamismo [...]. Sólo así se puede preservar el carácter del lugar sin convertirlo en un museo sin vida. (Nogué 1989, 45)

Por esta razón, es natural que cualquier espacio turístico se transforme para darle paso a la configuración de un paisaje determinado. Tal es el caso de Juan de Dios, donde el paisaje está configurado de tal manera que refleja valores, pensamientos y emociones que buscan transmitir una determinada forma de apropiación del espacio (López y Ramírez 2012). El problema no radica en la transformación per se de los paisajes como resultado de las correspondientes dinámicas territoriales, sino en el carácter e intensidad de dichas transformaciones (Nogué 2010).

De esta forma se puede considerar que comunidades autónomas —en este caso neorurales y de corriente conservacionista, quienes llegaron al lugar hace más de una década—, configuren un paisaje turístico determinado, lo cual se traduce en la conformación de lo que podría denominarse ”territorio turístico“.

Territorio es una categoría concreta desde la perspectiva espacial, y por ello se remite, en primera instancia, a una porción específica de la superficie terrestre. Aun cuando haya sido usado y estudiado por todas las ciencias sociales, la geografía se ha especializado en utilizar este concepto para dimensionar las transformaciones particulares que se desarrollan en un espacio determinado. Cuando se habla de apropiación o de construcción, el concepto de territorio también se analiza desde la dimensión cultural, ya que las transformaciones que en él se producen son de carácter simbólico. El territorio es algo físico pero al mismo tiempo mental. Con base en la importancia que los aspectos culturales han adquirido en la posmodernidad, actualmente este concepto tiene gran relevancia en las ciencias sociales. El giro cultural en las ciencias sociales (Barnett 1998) retomó el concepto de territorio, haciendo énfasis en su carácter simbólico y su papel identitario, considerándolo una porción de espacio habitado por una comunidad y, por ende, en constante cambio (Guerrero y Gallucci 2010). En este artículo se habla de ”territorio turístico“, en los mismos términos que lo plantea Bertoncello cuando afirma que:

    […] conceptualizar el territorio como un espacio concreto y acotado, es reconocerlo también como parte constitutiva de la sociedad. Desde esta perspectiva, el territorio turístico es aquel que participa en forma constitutiva de la práctica turística; al mismo tiempo que la concreta, es transformado por ella. (2002, 40)

El análisis de estas cuestiones es el que permitirá comprender el territorio del turismo, e ir más allá de la mera constatación descriptiva y empírica de datos sobre salidas, llegadas y flujos entre un lugar y otro:

    El territorio del turismo es el resultado de una dinámica social que tiene en su núcleo la valorización de la diferenciación de lugares en el marco de una definición y construcción territorial, el territorio turístico. En este territorio turístico se articulan distintos lugares, y esta articulación es social, implicando por supuesto las dimensiones materiales y subjetivas de cada uno de ellos. (Bertoncello 2002, 42)

Hablar de territorio desde la nueva geografía del turismo sugiere salir de las visiones tradicionales que tienden a ver el espacio turístico como un ente sin personalidad distintiva, como un espacio vacío de significado; un lugar con determinados límites físicos, atractivos o equipamientos, a donde los turistas llegan y se van.

En el caso de Juan de Dios, este carácter territorial del lugar turístico se manifiesta al evidenciar que los valores, las motivaciones y las percepciones asociadas al hecho de visitar la playa corresponden a una porción de terreno. Esta área, si bien es claramente definible al diferenciarse de lo que le rodea, no se ciñe exclusivamente a las ochenta hectáreas de la Reserva como tal. Juan de Dios es un territorio turístico, en tanto que tiene identidad y valorización tanto material como subjetiva. El territorio mismo participa de manera constitutiva en la dinámica turística que se ha configurado desde el 2005, pero además, es permanentemente transformado por la misma dinámica.

Nueva geografía del turismo
Ya se han sugerido varias posturas teóricas sobre las cuales se fundamenta la indagación realizada, para así poder abordar el tema de la nueva geografía del turismo. Este enfoque recibe su denominación a partir de la nueva geografía cultural, la corriente que la nutre de significado.

La nueva geografía cultural nace a raíz del llamado ”giro cultural“ que han experimentado, en mayor o menor medida, todas las ciencias sociales (Barnett 1998). Sin embargo, la denominada ”revolución posmoderna“ volvió a colocar en el centro del debate varios de los postulados que —como se vio anteriormente— ya se proponían desde la década de los setenta a partir de la geografía humanística. En otras palabras, para dilucidar de manera correcta la nueva geografía del turismo, se entiende que esta responde a una suerte de doble vía: los conceptos y la naturaleza metodológica, tanto de la geografía humanística como de la nueva geografía cultural.

La nueva geografía cultural se encuentra dentro de lo que podría denominarse como un gran rescate de lo subjetivo. Según este enfoque, cada individuo entiende su realidad espacial de acuerdo a su propia percepción. Es en la década de los años ochenta cuando se comienza a hablar de nueva geografía cultural (Fernández 2005). Estos estudios culturales cambian de escala; siendo más fácil observar cómo se construyen las categorías utilizadas por un grupo particular en un ambiente dado, que comprender culturas gigantescas como la china o la árabe. El cambio de escalas permite estudiar sutilezas de la cultura impresas en el espacio y renunciar, de una vez por todas, a la conformación de grandes teorías generales o de tesis ambiciosas (Fernández 2006). La nueva geografía cultural implica una renovación del enfoque cultural en la geografía en los años sesenta, especialmente gracias al trabajo de geógrafos anglosajones como Denis Cosgrove y Peter Jackson. Esta renovación se hace reflexionando, no sobre las colectividades, sino sobre los individuos. La nueva geografía cultural se interesó más en la cultura de los grupos marginales que en las grandes civilizaciones; en las expresiones populares más que en las corrientes de élite (Fernández 2006). No se limitó a describir meras expresiones materiales sobre el territorio, sino que también se preocupó por símbolos que para los habitantes tenían algunos rasgos del paisaje. Bajo este enfoque, la cultura es vista ahora como un medio a través del cual la gente transforma el mundo material en un mundo de símbolos a los que les da sentido y a los que se les atribuye un valor subjetivo.

Conectando estas ideas con la dinámica turística, aparece enunciado el concepto de nueva geografía del turismo (Hiernaux 2008a), un enfoque teórico que responde a lo que se reconoce como un giro cultural en los estudios del turismo (Hiernaux 2006). Ahora bien, aunque los trabajos de turismo han sido afectados por esta dinámica, en la geografía este no es un común denominador. En efecto, actualmente los estudios siguen siendo en su mayoría de geografía turística. A pesar de esta situación, el giro cultural impulsó en la geografía del turismo una visión basada en los comportamientos, imaginarios y actuaciones de turistas y no turistas. La nueva geografía del turismo:

    […] vuelve a colocar al turista en el centro de estudio, en vez de privilegiar, como se hizo por el pasado, las estructuras diversas que convocaban al acto turístico. Más que el estudio de las políticas oficiales, de las estrategias corporativas o de los comportamientos de grupo, es el individuo el que regresa a una posición estratégicamente central, siguiéndose así una tendencia relativamente reconocida y aceptada en las ciencias sociales. (Hiernaux 2006, 421)

En conclusión, las dinámicas turísticas en la geografía han pasado de estudiarse desde una perspectiva descriptiva y económica, a una más analítica, simbólica y cultural. No debe ser solamente la geografía económica tradicional la que se ocupe de este asunto, sino principalmente la geografía cultural. El turismo como práctica de ocio es realizado por individuos y grupos, cada uno con sus particularidades e imaginarios.

Dada la importancia que tiene la especificidad de lo particular sobre lo general, es fundamental entrar en materia respecto al lugar estudiado. Para esto se tiene en cuenta la importancia de definir la Reserva Natural Juan de Dios desde varios aspectos que le otorguen a la investigación un carácter integral. Una vez aclarado el panorama teórico se puede abordar el lugar con propiedad.

Aspectos físicos, sociales y ambientales de Juan de Dios: una aproximación en busca de la integralidad

La geografía es un campo disciplinario mixto que aborda problemáticas tanto sociales como naturales con un referente espacial (Bocco y Urquijo 2013). Por ello, y a partir del interés por tratar el fenómeno turístico de manera amplia —como una práctica socioespacial integral que trasciende lo exclusivamente económico, o en otras palabras, como una práctica social que necesita del espacio y que al mismo tiempo lo transforma y produce (Almirón 2004)— es pertinente realizar una aproximación a la experiencia en Juan de Dios desde las diferentes aristas que componen el espacio. En primer lugar, se abordan los aspectos físicos del área de estudio, pues no solo posibilitan la experiencia en forma de escenario sino que construyen gran parte del imaginario y los valores afectivos que conforman el paisaje turístico. En segundo lugar, se tocan aspectos sociales que definitivamente repercuten en la construcción del territorio tal como se percibe hoy en día. Por último, y teniendo en cuenta el turismo como fenómeno que comprende aspectos tanto físicos como sociales, se dilucida la idea de hacer una caracterización desde la categoría ambiental, segmento de la geografía que permite sintetizar los aspectos tanto naturales como antrópicos, sin dejar ninguno de lado.

Aspectos físicos y naturales
Abordar la temática del turismo teniendo en cuenta los aspectos físicos del área estudiada permite analizar las condiciones y características que configuran el paisaje y construyen el territorio de Juan de Dios. De ahí la relevancia de aproximarse a las condiciones geofísicas que inciden directamente en la conformación del espacio estudiado, así como a los elementos naturales que potencializan la dinámica particular. Los aspectos físicos más relevantes asociados a la dinámica turística en la Reserva Natural Juan de Dios tienen que ver con la geomorfología litoral, el clima particularmente húmedo y la alta diversidad biológica.

Respecto a las geoformas presentes en la Reserva, estas deben su especificidad al hecho de estar ubicadas sobre el extremo sur de la Bahía de Málaga. El influjo y dominio en el sistema litoral por parte del fenómeno de mareas hace que atractivos de primer orden para el turismo —como por ejemplo el manglar o la playa misma— le deban su existencia a dicha condición. La fuerteinfluencia de la acción de las mareas, cuya fluctuación es próxima a los 4 m (IDEAM 2000), es un factor determinante para la geomorfología litoral en esta zona. En efecto, este hecho define la presencia de estuarios, rías y acumulaciones de sedimentos fluviomarinos litorales dispuestos en cordones, barras, playas y deltas menores que encierran bahías, radas, ensenadas y otras geoformas (Flórez 2010). Las rías y estuarios son las partes bajas de los sistemas fluviales donde interactúan las mareas y sus corrientes. Habría que añadir que en el Pacífico las rías se denominan esteros o caños (IDEAM 2000), pues la palabra ”ría“ no es de uso popular.

A su vez, las marismas constituyen la cobertura vegetal típica de un entorno con un fuerte dominio de mareas. En la zona de confluencia intertropical esta vegetación se conoce como ”bosque de manglar“. El mangle, aspecto natural de altísimo valor biológico y cultural, es de una importancia absoluta en el paisaje turístico, tal como lo reconocen los principales actores en la transformación de Juan de Dios (figura 2). Este se podría definir como:

    […] una formación boscosa que suele encontrarse y que constituye una marcada transición entre los ámbitos marino y terrestre [...] se trata de un bosque enmarañado, conformado por un grupo de especies de árboles o arbustos adaptados para colonizar terrenos anegados y sujetos a intrusiones periódicas de agua salada. (Díaz y Gast-Harders 2009)

Figura 2. Ecosistema de manglar.
Fotografías del autor, junio del 2013 y enero del 2014.

Por último, desde el punto de vista geológico, el manglar tiene gran importancia porque sus raíces actúan como retenedoras de sedimentos, lo cual contribuye al avance o acreción del borde costero (Martínez 1992). Manglares y bosque húmedo tropical son la vegetación predominante que rodea a Bahía Málaga y que crece también sobre las islas e islotes (Díaz 2007).

En segundo término se encuentra la playa. En esta zona, las playas están compuestas por arenas de grano medio que en general son sueltas y se encuentran ancladas por una vegetación variable de palmas y mangle transicional (figuras 3 y 4); por este motivo su permanencia depende de un equilibrio entre los procesos de erosión (oleaje y corriente de marea) y los de acumulación, deriva litoral y aportes fluviales (Robertson 2003).

Figura 3. Ecosistema de playa (Playa Juan de Dios).
Fotografía de Yessenia Naranjo, enero del 2014.

Figura 4. Ecosistema de playa (Playa Dorada).
Fotografía del autor, enero del 2014.

El manglar, junto con la playa y el bosque húmedo tropical son los tres ambientes naturales predominantes en la naturaleza del paisaje turístico de Juan de Dios.

En términos bioclimáticos y a escala regional, la Reserva hace parte de la denominada región del Chocó Biogeográfico (Díaz y Gast-Harders 2009). Esta zona comprende la única selva lluviosa tropical continua en el Pacífico americano y es una de las regiones del planeta que posee mayor riqueza de plantas, aves, reptiles, anfibios e insectos. También registra una de las más altas tasas de pluviosidad del mundo, la cual da origen a algunos de los ríos más caudalosos del continente, como el Atrato y el San Juan (Díaz y Gast-Harders 2009). ”Es evidente que, en relación con su extensión, el Chocó Biogeográfico es una de las regiones con mayor biodiversidad terrestre en todo el mundo“ (Díaz y Gast-Harders 2009).

Ello hace que la Bahía de Málaga, donde se ubica Juan de Dios, disfrute de una riqueza y diversidad biológica excepcionales. Para poner un ejemplo, se han contabilizado más de 230 especies de peces y 12 de mamíferos acuáticos (Díaz 2007). De estos últimos vale la pena destacar, no solo por su valor biológico sino cultural —y por ende turístico—, la presencia de la ballena jorobada o yubarta:

    […] todos los años, entre julio y septiembre ingresan las ballenas hasta el fondo de la bahía para dar a luz [.] Se estima que alrededor del 12% de las que luego viven en el hemisferio sur nacen allí, por lo tanto, es crucial la preservación de los valores naturales de Bahía Málaga. (Díaz 2007)

Teniendo en cuenta los aspectos anteriormente mencionados, la Reserva Natural Juan de Dios goza de un espacio natural invaluable y extraordinario8, propicio para el desarrollo de una experiencia turística con un interés intrínseco en los valores de protección del entorno natural (figura 5).

Figura 5. Aspectos físicos de la Reserva Natural Juan de Dios.
Datos: combinación de bandas imagen Landsat 8, Integration & Application Network sf.

Aspectos sociales
La población de Bahía Málaga está conformada por grupos de población negra, la etnia indígena Emberá-Wounaan y por mestizos (Arboleda 1993). Las comunidades indígenas son netamente rurales y habitan principalmente en las inmediaciones de la desembocadura del río San Juan. Las comunidades negras son quienes pueblan la mayor parte de la bahía. A lo largo de esta se dedican a la agricultura y a la pesca con fines de autoconsumo. Las relaciones con la tierra y el trabajo son de índole familiar y comunitaria, del tipo ”minga“ y ”mano cambiada“ (Arboleda 1993). La mayoría de la población afrodescendiente se organiza en consejos comunitarios, dentro de los cuales las decisiones que afectarán a las comunidades surgen a partir del consenso.9 Algunos participan activamente en los procesos relacionados con el turismo, junto con los habitantes mestizos, especialmente en las poblaciones de Juanchaco y Ladrilleros.

La Reserva Natural Juan de Dios tiene dos particularidades. Por un lado, se encuentra al otro lado de la Bahía con respecto a los centros poblados más grandes de la zona —Juanchaco y Ladrilleros—, de ahí que para llegar a ella no se siga la misma ruta marítima desde Buenaventura. Por otro lado, constituye un terreno privado, en contravía de la tendencia alrededor.

El único medio de transporte disponible para arribar al lugar es mediante una embarcación o lancha, generalmente proveniente de Buenaventura. Esto hace que existan condiciones que promueven cierto nivel de aislamiento respecto a las actividades turísticas de Juanchaco y Ladrilleros, típicas del turismo masivo y que van en detrimento de la conservación de los hitos naturales10. A pesar de esto, Juan de Dios sufre diariamente por la llegada de basuras provenientes de dichos lugares, situación que implica un ejercicio constante de limpieza y reciclaje que, a su vez, ha desembocado en una práctica de alto valor identitario y definidora del sentido de lugar. Por supuesto, esto no significa que exista un cortocircuito entre ambos extremos de la bahía, pues en varios sentidos hay una relación muy fuerte. Además de un contacto permanente en términos de provisión de alimentos, especialmente pescado, algunos turistas son llevados por unas cuantas horas a las playas de Juan de Dios, desde Juanchaco y Ladrilleros.

Esta condición de parcial aislamiento, la cual convierte a Juan de Dios en una ”isla“11, encuentra sentido a raíz de una situación: todos los terrenos que la rodean corresponden a categorías de manejo de áreas protegidas o a terrenos de comunidades autóctonas en calidad de títulos colectivos (figura 6).

Figura 6. Aspectos sociales Reserva Natural Juan de Dios.
Datos: información recolectada en campo; Parques Nacionales sf.; Reserva Natural Juan de Dios 2015.

A pesar de esta condición de aislamiento, realizando un balance más cercano a la realidad, puede afirmarse que existe una articulación compleja con los otros habitantes de la zona de la Bahía más allá de una simple relación de vecindad. Así, las personas que colaboran con los servicios de alimentación y mantenimiento son habitantes autóctonos, con un alto sentido de pertenencia por el lugar12. De la misma forma la Reserva ha participado en los diagnósticos y elaboración de los planes de manejo del Parque Natural Regional La Sierpe y del Distrito de Manejo Integrado La Plata (Reserva Natural Juan de Dios 2015). La relación entre los promotores de la experiencia y la comunidad autóctona ha sido, en términos generales, armoniosa. En el 2015, durante el proceso de adjudicación y conformación del título colectivo para la comunidad de Chucheros13, Juan de Dios decidió estar por fuera de dicho acuerdo legal y mantener una relación como buenos vecinos de la comunidad. Así lo resume Marco González, líder de la propuesta y fundador de la playa:

    […] desde el principio creímos que podríamos conformar una comunidad, integrarnos, aprender de ellos, más que enseñarles algunas cosas directamente [...] sin ser pretenciosos decíamos que, con el tiempo, Juan de Dios podía ser un ejemplo si lo manejábamos bien. La mejor manera era el ejemplo, en el hacer [...] ir conociendo la comunidad, presentarnos y poco a poco se nos fue reconociendo como un grupo de personas ambientalistas. (Entrevista con Marco González)14

También es importante señalar cuáles son los diferentes tipos de personas que habitan Juan de Dios, aquellas personas que desde el comienzo de la experiencia han venido construyendo el paisaje y el territorio. Por un lado, están las personas a cargo, las que viven permanentemente en el lugar y quienes son los líderes del proceso; por el otro, también han hecho parte de la reserva cientosde personas que, siendo visitantes temporales —de larga estancia, por visitas recurrentes, o como voluntarios—, han transformado el paisaje y se han apropiado del territorio turístico con el fin de conservarlo.

En resumen, desde el punto de vista de lo social, hay una entidad territorial concreta que determinó el desarrollo de la experiencia y posibilitó la misma desde su nacimiento: la dinámica turística se lleva a cabo en un terreno particular. Por otra parte, además de la condición de separación producto del acceso y de la diferenciación en prácticas de manejo —especialmente en cuanto al tratamiento de residuos sólidos—, el lugar goza de condiciones favorables para un desarrollo particular que lo hacen único en la zona.

Finalmente, los aspectos tanto físicos como sociales anteriormente descritos propician el desarrollo de una dinámica socioespacial turística. En tal sentido, es importante abordar la actividad turística desde el aspecto ambiental, ya que su función es conjugar ambas aristas.

Aspectos ambientales: experiencia turística y mirada integral
Existe un doble interés por el tema del ambiente. Por un lado, está el uso del enfoque ambiental en el marco de la disciplina geográfica como uno de los posibles puentes de entendimiento entre las aristas física y humana (Reboratti 2011). Por otro lado, el interés que en los últimos años ha retomado la sociedad por la naturaleza, de la mano del turismo, pero no de manera tradicional, sino adaptado a los nuevos tiempos (Muñoz 2008).

La categoría de ambiente para tratar fenómenos espaciales siempre estuvo implícita en la disciplina. La geografía es en sí un campo disciplinario mixto, que aborda problemáticas tanto sociales como naturales con un referente espacial. Por ello, desde sus orígenes como campo disciplinario, la geografía ha estado vinculada de forma estrecha, tanto en términos conceptuales como prácticos, con la noción de ambiente, o más precisamente, con su dimensión territorial (Bocco y Urquijo 2013).

En el marco de esta investigación dicha categoría es útil, ya que si se considera el ambiente solamente como lo físico-natural, la relación con los aspectos sociales va a ser forzosamente antagónica, y la acción humana terminará por ser considerada como un ”disturbio“ o una ”intervención“. Sin embargo, a través de una visión más amplia del ambiente (Reboratti 2011), esa relación surge de las consecuencias de utilizarlo como fuente de recursos y servicios, además de ser un lugar de vivienda y actividad: ”[…] consideramos al ‘ambiente’ en el cual vivimos como el continuum de elementos naturales, naturales modificados y artificiales que constituyen el ámbito concreto que nos rodea“ (Reboratti 2011, 30). La razón principal para abordar el tema desde la lógica de la geografía y el ambiente es poder conciliar la relación entre una dinámica eminentemente humana de alteración del medio —como lo es habitar y prestar un servicio de turismo—, con el hecho de que esta actividad se lleva a cabo en un sitio enteramente rodeado por categorías de manejo de protección y conservación. Juan de Dios es un sitio que, como se ha visto, tiene características excepcionales. Esto no significa que la investigación deba limitarse al campo de la geografía ambiental propiamente dicha; la geografía con el adjetivo ”ambiental“ simplemente abre las posibilidades de interacción y acercamiento con otros campos enfocados en las problemáticas ambientales, todo ello sin abandonar la búsqueda de la unicidad geográfica (Bocco y Urquijo 2013), en este caso la geografía del turismo.

Ahora bien, existe de igual forma un interés por la naturaleza, genéricamente hablando, por parte de la sociedad actual y de la mano con el turismo15. El turismo es considerado un fenómeno socioeconómico complejo que genera múltiples y diversas interacciones con el medio ambiente, en todas sus dimensiones espacio temporales (González 2006), por lo tanto, hay una relación estrecha entre este y la calidad ambiental. El fenómeno del turismo está profundamente ligado con el medio ambiente, ya que la actividad turística depende de las características ambientales de un lugar y al mismo tiempo puede provocar deterioro de los recursos naturales (Salinas [2003] 2013). Para el caso de Juan de Dios —paralelamente al valor simbólico que tiene la construcción de territorio turístico como lugar—, a través de prácticas concretas como la presencia y el habitar, se logra mitigar la explotación y extracción de los recursos del lugar por parte de foráneos y vecinos. Adicionalmente, se han desarrollado actividades típicas de la lógica de la permacultura16 tales como la recolección de agua lluvia, saneamiento de aguas servidas, uso de baño seco compostero, siembra, ahorro de energía, manejo de residuos sólidos y bio-construcción o ecoarquitectura (figuras 7, 8, 9, y 10). Todo esto en concordancia con la dinámica turística de recibir visitantes, que es el eje y la principal actividad de la playa.

Figura 7. Manejo de residuos: baño seco compostero.
Fuente: Reserva Natural Juan de Dios 2015.

Figura 8. Siembra.
Fuente: Reserva Natural Juan de Dios 2015.

Figura 9. Manejo de residuos sólidos.
Fuente: Reserva Natural Juan de Dios 2015.

Figura 10. Eco-arquitectura (Bohío Om Tara).
Fotografía de Yessenia Naranjo, enero del 2014.

De cualquier forma, desde un escenario denominado turismo natural, turismo en espacios naturales o ecoturismo, el tema turístico puede ser considerado desde la categoría ambiental. Un análisis de este tipo —que conjuga las aristas tanto sociales como naturales, con un enfoque cultural—, puede tener mejores bases para profundizar en un estudio de caso determinado que las aproximaciones tradicionales de tinte meramente economicista. Afortunadamente, la geografía humana está tomando con seriedad el tema del ambiente y, en particular, el de la naturaleza desde el punto de vista conceptual: un camino sólido para este derrotero es el enfoque cultural (Bocco y Urquijo 2013).

Discusión de resultados

La primera conclusión producto de la investigación es la idea expresada en el artículo acerca de promover investigaciones turísticas de índole humanístico. Este constituye el primer resultado: el convencimiento de que vale la pena divulgar experiencias turísticas de carácter particular, como las que suceden en Juan de Dios, dado que son dinámicas con características especiales, que se pueden estudiar de manera acertada desde la nueva geografía del turismo.

A su vez, el lugar objeto de investigación se estudió con el fin de comprobar lo dicho por F. Fernández, cuando afirma que:

    […] el geógrafo que hace uso del enfoque cultural, tiene por tarea entender cómo están definidas las espacialidades del grupo social en que se interesa [y] para ello tiene que adentrarse en el estudio de la cultura de dicho grupo y en el recorrido sistemático de los espacios ordenados por ese grupo cultural. (2005, 102)

Por este motivo, los resultados de la investigación obedecen principalmente al análisis de las observaciones producto del trabajo de campo, así como al proceso de aprendizaje y los diversos conocimientos adquiridos que derivan de sucesivas visitas al lugar.

Se considera de alta relevancia la interacción con la población, así como el uso de herramientas de investigación como las entrevistas, que fueron realizadas a personas conocedoras de la experiencia en Juan de Dios, tanto personalmente como a través de medios electrónicos. Los resultados se centran en la definición de los lugares y las prácticas que caracterizan a los actores y el fenómeno.

Se encontró que la dinámica turística en Juan de Dios no se ciñe únicamente al turista. Las percepciones de lugar de los habitantes o fundadores de la experiencia y las de los visitantes —especialmente aquellos que han visitado la playa en varias ocasiones—, no están tajantemente separadas. Este factor tuvo una doble consecuencia. Por un lado la simplicidad a la hora del análisis, una especie de retrato conjunto que permite mostrar al paisaje como construido a partir de los imaginarios compartidos, tanto del habitante como del visitante. Por otro lado, una dificultad en términos de la caracterización de los actores. En efecto, la diferencia entre los fundadores —muchos de los cuales ya no hacen parte activa del proceso— o administradores del lugar, y las personas que visitan la playa de manera esporádica pero recurrente (por lo menos una vez al año) es operacional. En efecto, dicha relación se expresa en términos de los roles operativos de cada quien, pero no se manifiesta en cuanto a imaginarios o percepciones generales acerca del territorio turístico. Tanto unos como otros comparten en gran medida la visión de la Reserva como un lugar cuya función principal es conservar sus recursos naturales.

En términos de lugares con alto valor simbólico, los resultados arrojaron una similitud en general. Sitios como las playas, el manglar, el mirador y la casa misma fueron mencionados por casi todos los actores. También se encontraron como relevantes el fuego, los bohíos, La Loma y la tienda de Vicenta.

Por otra parte, en cuanto a las prácticas, se manifestaron diferencias algo más marcadas. Conjuntamente, entre los actores con roles de mayor liderazgo y experiencia en la playa, los visitantes que la conocen desde sus orígenes o algunos voluntarios, se destacan prácticas que muchos de los turistas no realizan. Dichas prácticas están relacionadas con actividades de limpieza de la playa y manejo de residuos, labores en la cocina o limpieza de la casa. De igual modo hubo otras actividades que solo se evidenciaron entre los turistas, como por ejemplo las comidas, las caminatas a las comunidades de La Loma y Chucheros, los juegos de mesa o los baños de sol17. Finalmente, actividades como el kayak, la lectura, el baño en el mar, la toma de fotografías, la observación de estrellas o la contemplación del atardecer fueron prácticas de alto valor simbólico por actores de todo tipo.

Respecto al turista como objeto de análisis, se puede vislumbrar un resultado en el sentido de que

    […] es visto cada vez más como un sujeto, portador de intenciones y agente activo, parte de una sociedad y cultura que dan sentidos a sus acciones, al tiempo que la propia práctica turística resignifica su cotidianeidad. (Bertoncello 2010, 18)

Los turistas o visitantes que acuden a Juan de Dios tienen una manera particular de percibir la actividad turística desde sus imaginarios de origen. Además, se hizo manifiesto, mediante varias conversaciones in situ, que no solamente los actores ayudan a transformar el paisaje en su rol de visitantes, sino que de igual modo el lugar los transforma a ellos. En este orden de ideas, el territorio turístico de Juan de Dios articula diferentes lugares e imaginarios de origen; así como también construye en el imaginario y percepción de los visitantes una diferenciación como lugar, en el marco de una construcción territorial.

Podría caracterizarse al tipo de turista de Juan de Dios (sin pretender hacer generalizaciones groseras) como uno que en algunos textos ha sido llamado ”posmoderno“18, diferenciándose del turista tradicional, familiar o moderno (Camarero 2002). Este estilo de turista busca la comunicación interpersonal en el lugar de destino, viaja con más frecuencia, hace un uso mayor de alojamientos distintos a un hotel, viaja con amigos, utiliza Internet como medio principal de planeación del viaje19, es un turista activo que no se limita a estar en los sitios sino que hace cosas y tiene un fuerte carácter naturalista (Camarero 2002). Lo cierto es que, paradójicamente, la característica principal del turista ”posmoderno“ dificulta el ejercicio mismo de la tipificación: en general se encuentra una mayor diversidad de comportamientos y un proceso de individualización de las características. Esta noción responde a una exaltación del individuo, característica importante que sería muy difícil investigar desde la ortodoxia de los estudios turísticos. El viajero posmoderno ”lleva al grado sumo la subjetividad. Desde el punto de vista antropológico su recorrido es solitario o con la compañía ocasional de una pareja o un amigo, pero sus vivencias son siempre reportadas como algo íntimo y personal“ (Duplancic 2005, 65). Es un viajero subjetivo y personal, con una mirada fragmentada y a la vez totalizadora, y con una postura irónica frente a la historia y los idealismos (Duplancic 2005).

Más allá de poder afirmar el asunto del turista posmoderno con autoridad, sí es posible decir que, definitivamente, uno de los resultados de la investigación gira en torno a la certeza de que el turista juega un rol supremamente activo. De ninguna otra forma que preguntándose por las visiones e imaginarios de los turistas respecto al territorio turístico, así como por sus lugares y prácticas recurrentes, hubiera sido posible caracterizar de manera correcta un lugar como el estudiado.

El turista no es una variable dependiente; no es un elemento neutral, por el contrario participa de manera activa, transformando el paisaje y construyendo el territorio.

    No estamos frente a una ”masa“ humana que pretende divertirse, sino frente a personas, a actores, a individuos que, en cualquier momento del acto turístico, están llamados a actuar, a intervenir, a presentarse frente al otro, entre otras maneras de actuar. (Hiernaux 2008b)

Igualmente se postula que los actores involucrados en la (re)construcción permanente de Juan de Dios como paisaje y territorio turístico —tanto habitantes como visitantes— tienen un imaginario social particular a partir del cual construyen e imaginan de determinada forma el lugar. Se entiende imaginario como ”el conjunto de creencias, imágenes y valoraciones que se definen en torno a una actividad, un espacio, un periodo o una persona (o sociedad) en un momento dado“ (Hiernaux 2002, 8). Esta investigación da cuenta del imaginario turístico, que es aquella porción del imaginario social referido al hecho turístico, es decir, a las numerosas manifestaciones del proceso societario de viajar (Hiernaux 2002). Juan de Dios tiene un imaginario turístico identificable, un modelo de apropiación del territorio que aboga por la protección de los recursos naturales, un imaginario que explícita o implícitamente ha sido compartido tanto por aquellos que han formado parte del proceso de construcción social, como por cualquier persona que haya visitado el lugar.

Por último, es importante preguntarse y discutir acerca del futuro de esta experiencia particular. Lo encontrado a partir de la investigación da cuenta del valor que tiene Juan de Dios para personas con determinado imaginario turístico, ya sea que conozcan personalmente el lugar o no. A esto debe sumársele la importancia de Juan de Dios desde el punto de vista de conservación ecosistémica. Sin embargo, pese a estas razones, su futuro no deja de ser incierto, pues depende única y exclusivamente de la voluntad de unas pocas personas. En sus manos —y en las de aquellas personas que lideren la dinámica posteriormente— está que la conformación del paisaje y la construcción del territorio de la Reserva Natural Juan de Dios sigan teniendo un alto valor simbólico y cultural, así como de conservación natural. Es una línea muy delgada la que separa una dinámica ambiental exitosa —o cuando menos aceptable—, de un escenario en el cual el territorio sigue siendo una isla, pero destinada a la explotación económica, con la degradación y contaminación subsecuentes.

Una buena parte de los resultados indica que es necesario continuar con los ejercicios de permacultura, y en la medida de lo posible fortalecerlos, al punto de que sigan (re)construyendo a Juan de Dios como territorio turístico y definiendo la identidad del mismo. Las prácticas y los lugares de alto valor simbólico rastreados en esta investigación, los cuales permitieron llegar a las conclusiones de este escrito, solo persistirán si no se abandona el postulado gracias al cual la conservación está por encima del lucro. El nodo de la discusión no debería ser que las personas que lideran este tipo de procesos dejen de hacerlo, sino que nuevas personas, en lugares nuevos, puedan iniciar procesos semejantes.

Conclusiones

Es importante promover la realización de trabajos exploratorios y evidenciar este tipo de dinámicas para explicar cuáles son las motivaciones de los actores que construyen lugares como el abordado en el presente artículo. En el caso de Juan de Dios, dichos actores son tanto las personas que en un principio han fomentado el proyecto, como los turistas, voluntarios, amigos y habitantes autóctonos que a través de los años han configurado su paisaje. Una de las razones gracias a las cuales se formuló el lugar objeto de estudio como relevante, se basa en la certeza de que otras experiencias similares tienen igualmente un gran valor y es pertinente que sean dadas a conocer. No es suficiente poner énfasis en el lugar turístico en sí mismo —en sus singularidades y excepcionalidades, que de acuerdo a las tradicionales geografías del turismo son las que definen la aptitud o vocación turística de un lugar— sino en su proceso de construcción geográfica e histórica (Almirón 2004). Este artículo no pretende mostrar a la Reserva en términos de vocación como destino, ni bajo algún eslogan pretencioso como ”lugar único en el mundo“. El objetivo del estudio es que a partir de la experiencia obtenida para la elaboración del mismo, sea utilizado o apoye eventuales relatos futuros que puedan ser abordados desde la misma metodología en lugares diferentes.

Es a raíz de percepciones con alto valor simbólico —por ejemplo, cariño o arraigo—, que se construyen lugares como Juan de Dios. Sería impensable estudiar topofilias desde perspectivas no humanistas; solo si un lugar es topofilia y las personas tienen un valor sentimental por el entorno, se puede asegurar la conservación efectiva de los recursos naturales, previendo su explotación y eventual desaparición. El turismo permite, por sus características como fuente de ingresos20, que las personas habiten entornos naturales y puedan vivir de ello. Pero la línea entre prestar servicios de turismo sin un ánimo primordial de lucro, y vender a como dé lugar un sitio de excepcionales características, es muy delgada. Que no se cruce dicha línea depende única y exclusivamente de las personas que lideren y administren este tipo de iniciativas. En efecto, la existencia de lugares como Juan de Dios y muchos otros depende de las personas, de sus motivaciones, de sus creencias y valores, de la subjetividad individual y colectiva. El valor de la nueva geografía del turismo está en la eficacia que puede tener este tipo de enfoque para hacer hincapié en la conservación y la protección de los ambientes naturales, distanciándose de la manera tradicional de estudiar el turismo.

Se habla de la supervivencia del entorno natural de la tierra. El turismo puede ser una buena vía de sustento; sin embargo, se sabe que los patrones de consumo contemporáneos son depredadores de la naturaleza, puesto que su explotación es lucrativa y mercantilizada para satisfacer las demandas, bien sea como materia prima o como lugar de placer. Las consecuencias de ambas prácticas son fácilmente reconocidas. Joan Nogué ya decía en 1989 que ”salvo pocas excepciones, el turismo de masas en este [España] y otros países no ha transformado el paisaje —como en última instancia hubiera sido deseable—, sino que lo ha destruido“ (Nogué 1989).

Si se entiende que en la actualidad el planeta se encuentra en la era del Antropoceno (Chaparro y Meneses 2015), se concluye que:

    […] a lo largo de las últimas décadas y en un periodo muy corto de tiempo, hemos modificado el territorio como nunca antes habíamos sido capaces de hacerlo y, en general, ello no ha redundado en una mejora de la calidad del paisaje, sino más bien lo contrario. Hemos asistido a un empobrecimiento paisajístico que ha arrojado por la borda buena parte de la idiosincrasia de muchos de nuestros paisajes. (Nogué 2010, 128)

Es importante realizar trabajos que exalten el valor de los entornos naturales, y al mismo tiempo, resaltar la pertinencia de abordar múltiples experiencias turísticas desde una perspectiva humanística. Es hora de aportar, desde la geografía, el alto valor que tienen los ”antropoclímax“ en el mundo contemporáneo21. Se necesita ”una geografía del turismo que se rinda a los encantos del conocimiento humanista“ (Gonçalves 2008, 12).

Finalmente, el asunto nodal no debe ser el debate sobre la propiedad privada. Este no tiene que ser ningún impedimento para llevar a cabo una serie de objetivos como los planteados en este texto. Vale la pena conservar el ecosistema, y es posible hacer turismo y vivir de ello sin que el norte sea enriquecerse. Esto es lo que comprueba la experiencia de la Reserva Natural Juan de Dios.


Notas

1 Para ser precisos, tanto cualitativa como cuantitativamente se encuentra muy por debajo del mar Caribe. En Colombia visitar el Pacífico constituye una verdadera aventura y un acto fuera de lo común desde el punto de vista de los habitantes del resto del país, en su mayoría andinos. Por supuesto, esta situación contrasta fuertemente con los escenarios de Ecuador, Perú y Chile.

2 De manera general, comodato se puede entender como un préstamo de carácter gratuito por el uso de un bien, en este caso una porción de territorio.

3 Método cualitativo mediante el cual el investigador acompaña a los sujetos en el desarrollo de sus prácticas directamente en el sitio.

4 Esta diferenciación cobra utilidad para la coherencia de la línea argumentativa y expositiva del texto; sin embargo, no pretende establecer un absoluto conceptual, ya que podría ser legítimamente controvertida.

5 Los temas son múltiples e interesantes. No en vano, existen numerosas facultades universitarias y centros dedicados exclusivamente al comportamiento del sector turístico. Pueden tratarse tópicos muy diversos, todos enfocados en el mercado, como por ejemplo: precios turísticos, creación de empresas hoteleras, desarrollo de destinos, política turística y política económica, rentabilidad y productividad, inversión en programas de innovación, aprovechamiento, competitividad, pautas de consumo y gestión de productos.

6 Al respecto véase Chaparro y Santana 2010, 2011.

7 La fenomenología ”[…] aboga por una mirada integral de los fenómenos que no separa las apariencias y las esencias, no establece escisión alguna entre objetividad y subjetividad, ni desliga la experiencia del mundo externo, puesto que toda experiencia siempre es experiencia de algo […] Filósofos como Marcel, Sartre o Merleau-Ponty dan gran importancia al cuerpo como modo de participación humana en el mundo cotidiano, de donde se deriva la importancia de su localización espacial como cuerpo que lo ocupa, y su posición en relación con otros cuerpos“ (Delgado 2003, 104).

8 La riqueza natural de Bahía Málaga es tal que hoy en día goza del reconocimiento total por parte de la mayoría de los estamentos del Estado. Esto se ha logrado tras la superación de un largo proceso, en el cual había fuertes intereses por parte de empresarios del sector privado y algunos sectores del gobierno para construir un puerto de aguas profundas. Como resultado de esta coyuntura, en agosto del 2010, se produjo oficialmente la declaratoria de Bahía Málaga como Parque Nacional Natural.

9 Uno de estos consejos comunitarios corresponde a la comunidad de Chucheros-Ensenada del Tigre, que colinda con el territorio turístico de Juan de Dios; históricamente esta es la población con la cual se relacionan directamente quienes han hecho parte de la experiencia.

10 Al respecto, vale la pena resaltar el debate actual sobre el ”ecoturismo y desarrollo sostenible“. En este sentido, se contradicen las nociones dominantes —de quienes abogan por la posibilidad de un equilibrio entre el aprovechamiento económico y la sostenibilidad ambiental o conservación, aunque generalmente interesados por el primero—, y quienes afirman que tales vías promueven la falacia de un crecimiento económico sostenible sobre la disponibilidad natural de la tierra (al respecto, véanse Cabrera 2002 y Segrelles 2009).

11 Una cantidad nada despreciable de visitantes, producto del viaje en lancha así como del imaginario simbólico gracias al cual los lugares ”paradisíacos“ se encuentran en una isla, creen que Juan de Dios se ubica en una. Esta situación se ve favorecida por la ausencia de mapas del sitio y agravada por la cultura ”poco cartográfica“ del viajero colombiano habitual.

12 Entrevista con Martha Gamboa realizada en abril del 2016, persona oriunda habitante de Juan de Dios, quien ejerce labores de oficio doméstico y mantenimiento en el lugar.

13 Adjudicación del título colectivo de ”tierras de las comunidades negras“ al consejo comunitario Chucheros Ensenada del Tigre a partir de la Resolución 00391 del 2015 del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER). Juan de Dios, dentro del marco de planteamiento del proceso, fue invitada para participar del mismo

14 Transcripción de una entrevista con Marco A. González realizada en abril del 2016, quien actualmente es el principal líder de la propuesta de habitar para conservar, y fundador de la playa como se conoce hoy en día.

15 En el contexto de una dinámica global que aboga por la conservación de los espacios naturales y la mitigación del daño ambiental provocado por las prácticas productivas del ser humano, el ecoturismo, ahora llamado ”turismo sostenible“, pero que en suma se refiere a las actividades turísticas que se realizan dentro de un medio natural, se ha consolidado como una actividad legítima, defendida e incluso lucrativa para el manejo de infinidad de territorios en el mundo contemporáneo. Es un concepto que si bien está sujeto a debate en cuanto a sus posibilidades de éxito o no, además de convertirse en una corriente muy popular, marca en la actualidad una diferencia con el turismo convencional (al respecto, véase Bertoni 2008).

16 La permacultura, término acuñado por primera vez en Australia en la década de los años setenta, consiste en una noción sistémica que pretende aplicar una visión holística a la relación entre las personas, el entorno natural y el modo como estas se organizan. La visión de la permacultura inició con la idea de agricultura permanente o sostenible, y hoy ha evolucionado hacia la visión de una cultura permanente o sostenible que aboga por la armonía entre la sociedad humana y el ecosistema natural.

17 Práctica ampliamente conocida mediante la cual las personas se postran bajo los rayos directos del sol, muchas veces con el fin de estimular la producción de melanina y como consecuencia oscurecer el tono de la piel.

18 Un turista que en palabras de Camarero (2002) es un reflejo fiel de los cambios culturales que caracterizan a la sociedad posmoderna. Dado que esta última, por lo general se relaciona con una valorización de las características propias del individuo, se sugiere que esta situación implica principalmente la fragmentación y el individualismo turístico.

19 Es importante tener en consideración procesos sociales marginales como la segregación digital al hablar del uso de Internet como medio principal para poder acceder a un abanico más amplio de oferta turística.

20 Debe tenerse en cuenta que como cualquier fuente de recursos, el turismo se puede convertir en una mina de oro y estar sujeto a las leyes del capitalismo más salvaje.

21 Nogué (1989, 41) afirma que ”[…] sin duda alguna, el impacto de la intervención humana es tal, que debe considerarse en todo momento y, para ello, se hace necesario adoptar un nuevo concepto, el de antropoclímax. La mayoría de los paisajes de nuestra biosfera han sido y son objeto de las acciones directas o indirectas del hombre y en muchos de estos paisajes se da un verdadero estado de equilibrio entre los elementos naturales y antrópicos, que es precisamente lo que pretende expresar la noción de antropoclímax. [...] Paisajes que mantienen un equilibrio secular hombre-naturaleza“.


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Cómo citar

APA

Ospina Niño, J. A. (2017). Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 26(2), 31–52. https://doi.org/10.15446/rcdg.v26n2.59192

ACM

[1]
Ospina Niño, J.A. 2017. Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía. 26, 2 (jul. 2017), 31–52. DOI:https://doi.org/10.15446/rcdg.v26n2.59192.

ACS

(1)
Ospina Niño, J. A. Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo. Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr. 2017, 26, 31-52.

ABNT

OSPINA NIÑO, J. A. Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, [S. l.], v. 26, n. 2, p. 31–52, 2017. DOI: 10.15446/rcdg.v26n2.59192. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/59192. Acesso em: 19 abr. 2024.

Chicago

Ospina Niño, José Alejandro. 2017. «Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo». Cuadernos De Geografía: Revista Colombiana De Geografía 26 (2):31-52. https://doi.org/10.15446/rcdg.v26n2.59192.

Harvard

Ospina Niño, J. A. (2017) «Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo», Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 26(2), pp. 31–52. doi: 10.15446/rcdg.v26n2.59192.

IEEE

[1]
J. A. Ospina Niño, «Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo», Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr., vol. 26, n.º 2, pp. 31–52, jul. 2017.

MLA

Ospina Niño, J. A. «Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo». Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, vol. 26, n.º 2, julio de 2017, pp. 31-52, doi:10.15446/rcdg.v26n2.59192.

Turabian

Ospina Niño, José Alejandro. «Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo». Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 26, no. 2 (julio 1, 2017): 31–52. Accedido abril 19, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/59192.

Vancouver

1.
Ospina Niño JA. Paisaje y territorio en la playa Juan de Dios, Bahía Málaga, Pacífico colombiano (2005-2016): una aproximación desde la nueva geografía del turismo. Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr. [Internet]. 1 de julio de 2017 [citado 19 de abril de 2024];26(2):31-52. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/59192

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