No. 9 (2009): «ACTOS»
En el inicio mismo del psicoanálisis, Freud concedió un importante lugar a las funciones fallidas; tales manifestaciones fueron denominadas desde entonces actos fallidos. El calificativo de “fallido” pronto iba a revertirse en “logrado”, pues tales actos portaban ya el esbozo de un acto verdadero. El tema también dio lugar a formulaciones fundamentales en la obra de Jacques Lacan, quien distinguió al menos tres condiciones definitorias del acto: supone el franqueamiento de un límite, funda un comienzo y, conlleva una mutación subjetiva. Esta última implica entonces que en virtud del acto aparece un deseo nuevo: aquí mismo Lacan inscribirá una pregunta, aun abierta, relativa al “acto político”. Giros y transformaciones en el devenir histórico han tenido su fecha de comienzo; hicieron aparecer deseos hasta entonces no formulados, cuyo esbozo quizá habitaba ya en alguna parte. De modo que la cuestión del acto nos interesa vivamente pues concierne de manera general a “lo que se hace” y sus efectos; en tal sentido es que los asuntos relativos al acto resultan ser la materia misma de la ética.
Los actos pueden también tener sus perturbaciones: o bien se entretienen en una postergación sin término, o bien se escenifican en una mostración amortiguada del impasse que los determina. Una variante también central, en el trabajo clínico, es la maquinaria de lo que se distingue como “paso al acto”, cuyo paradigma más acabado es el suicidio. Para un analista siempre estará abierta la pregunta relativa a su operación ante tales urgencias subjetivas: ¿Qué acto entonces? Así el tema del acto persiste como interrogante fundamental en la entraña misma de la práctica analítica.
Este asunto puede conducirnos aún a otras preguntas: ¿qué nos aporta la noción aristotélica de acto? ¿Por qué la nominación de acto para lo que muestra el dramaturgo? ¿Y por qué también tal nominación para el acto sexual? ¿Qué va de la actuación al acto? ¿Qué es lo que “le hace” al poeta su acto? ¿Cuáles son las coordenadas de ese suicidio por honor denominado seppuku? ¿Qué decir de los pasos al acto en que, cada vez con mayor frecuencia, se ven comprometidos los adolescentes en el proceso de separación de sus familias? ¿De qué orden es la angustia que precipita el paso al acto y la que intenta resolverse con el acting-out ? Y también, dado que hay una relación entre el acto y la repetición, por qué hay actos que detienen una repetición y otros que la desencadenan, tal como ocurre respecto del asesinato, cuyas dimensiones colectivas es preciso considerar.